03.09.2008
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
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La forma de mostrar la falsedad de la Realidad en Parménides y en Heráclito
Tertu141-03-09-2008#Tertu141-03-09-2008.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
No sé lo que habrá dado de sí la cuestión esta de los últimos días, de cómo es que en algún momento, en cualquier ocasión, las cosas de mi vida, los sucesos, me dan vueltas alrededor; mi mundo, el mundo, me da vueltas, en sucesos, en ordenes, en cosas; no necesariamente lo que se dice “pasadas”: puede ser también lo mismo imaginadas, previstas, intuidas, da igual. Pero a veces el mundo me da vueltas, las cosas del mundo, aparentemente sin fin, me dan vueltas, y hemos estado viendo a ver lo que daba de sí esta paradoja, estas paradojas del tiovivo que nos han estado saliendo, y que os recuerdo brevemente, sobre todo por si a los que andabais conmigo se os ha ocurrido algo que añadir.
El tiovivo tenía que tener de alguna manera un centro, en esto, hasta aquí, sólo hasta aquí, parecido a lo que el otro día os recitaba de la Diosa de Parménides, con “el que es lo que es” imaginado como una esfera perfecta, igual desde el centro en todo sentido, pero por lo demás sin ningún orden ni concierto, como correspondía: esta anulado en ese tiovivo desde luego el orden del ir en fila, el orden sucesivo, pero también la contraposición de los dos órdenes del giro, de las agujas del reloj, o en contra de las agujas del reloj, y al parecer los recuerdos, imágenes, cosas, entrecruzándoseme, lo mismo de acá para allá que de allá para acá, sin ningún orden ni concierto, en virtud de asociaciones que simplemente se me escapan, que no puedo controlar. Y las paradojas se planteaban sobre todo con respecto al eje del tiovivo; a ese centro, que por un lado podía optar por ser también una cosa; una cosa, y por tanto girar uno mismo, y yo mismo junto con las cosas de mi mundo, caso en el cual inevitablemente dejaba de ser propiamente el centro o eje del giro, por el hecho mismo de que formaba parte del giro; dejaba de ser el que lo dice, el que lo ve, que necesariamente tiene que estar fuera de aquello que dice o aquello que ve; y al estar así incorporado, naturalmente era cosa, existía como las cosas, pero dejaba de ser propiamente el eje o centro.
Pero por el contrario veíamos que para ser de veras el eje o centro tenía que, por así decir, afinarse hasta el límite, es decir, hasta el ideal; adelgazarse de Realidad hasta el punto de ser meramente ideal, uno mismo, yo mismo; lo cual también se podía decir, acudiendo a la velocidad, “su velocidad límite”, que sería aquella en que el punto A, al mismo tiempo que está empujando al punto B, está naturalmente huyendo del punto B que lo empuja, por así decir; una anulación de la velocidad en su límite que podría equivaler a la inmovilidad que el eje necesita. Y en esta segunda actitud que se podía tomar para mí mismo (se podía tomar el yo como para ser el centro o eje de las cosas de mi vida, de mi mundo), en esa actitud, uno, decíamos así un poco brevemente, perdía la existencia, que es lo mismo que Realidad, al ganar la Eternidad, que pertenece, como lo de la inmovilidad y como lo otro, a los ideales: ganaba la Eternidad, y con ello perdía la existencia, uno, uno mismo. Es la segunda actitud que elegir, y esto quería decir que uno quedaba reducido a ser su nombre propio, que en otras ocasiones hemos tratado, y que tiene estas condiciones de ser como el de Dios mismo: de ese orden ideal en que tiene sentido lo de “eterno”, pero que desde luego es ajeno a lo que llamamos existencia o Realidad.
Me contento con esto como recordatorio, por si después, dentro de un poco, alguno, respecto a estas paradojas del tiovivo ha tenido alguna otra ocurrencia, tiene algo que añadir. Pero por ahora quiero que sigamos adelante y pensemos un rato a qué viene todo esto. Y esto, para los que habéis estado conmigo es bastante fácil de ver, o de decir: esto viene a seguir intentando convencernos de que la Realidad es falsa, de que la Realidad es mentira. Porque naturalmente, esto es algo que ya durante muchos años, a lo largo de la tertulia, lo hemos descubierto y lo hemos dicho, y es fácil de decir; es fácil de decir, de decirlo aquí especialmente, en la tertulia: “la Realidad es falsa, la Realidad es mentira, las cosas son mentira; uno mismo, como una de las cosas, es mentira, es falso; la existencia o Realidad es necesariamente, definitoriamente, mentirosa, una falsía”.
De manera que es fácil decirlo, pero luego, ya se sabe, salimos de aquí (o muchos de vosotros a veces sin ni siquiera necesidad de salirse de aquí), tratando de rechazar este descubrimiento a toda prisa, pues vuelven a creer que es verdad lo que nos enseñan, lo que nos hacen creer todos los días: a creer que es verdad, que las cosas que pasan son verdad, que uno es verdad, que la Realidad, si empleamos el término, es verdad, tiene sentido, y que las medidas, declaraciones, que se hagan acerca de las cosas y de la Realidad pueden ser verdad o falsedad, según el criterio o canon con que se las tome, pero que evidentemente nada de ser falsas por esencia o antiesencia. Y se rechaza, sí, se vuelve otra vez a creer que eso de la verdad es compatible con la Realidad, lo que nos mandan, lo que nos enseñan todos los días, en lo que el Poder está fundado; lo que en una tertulia política tiene que combatirse lo primero: se está contra el Poder, se está contra esta pretensión de verdad en la Realidad. Esta pretensión es la que se trata de denunciar, y entre otras muchas cosas, todos los juegos que en la última sesión nos hemos traído, el último este del mundo dándome vueltas, o del tiovivo, todos vienen a tratar de ponérnoslo en evidencia, a ver si por un momento no se escapa uno del descubrimiento, deja por un momento de creer, de mantener la Fe que le está ordenada. Eso es política, es a la política que estamos aquí, a la política que es la contrapolítica: si por un momento por lo menos, o si puede ser, un ratito, se deja uno sorprender por la evidencia de este descubrimiento de la mentira de la verdad, y por tanto por un momento se olvida de su Fe, de la Fe que lo sostiene y que le hace creer que es compatible verdad con Realidad, eso ya es la lucha misma, y es todo lo que en política de abajo se puede hacer; en eso consiste.
Pues a esto de hacernos creer, de convencernos de que la Realidad es mentira, es a lo que vienen todos estos diversos juegos, por si alguno se había despistao y pensaba que podían venir a alguna otra cosa; que sepa que vienen precisamente a esto. Y por eso os anunciaba ya en la última sesión que esto nos iba a llevar enseguida a volver sobre las dos maneras, aparentemente contrapuestas, en que el pensamiento, lo que nos queda de lengua común, de razón común, había descubierto y formulado esa falsedad de la Realidad como aparece de manera notoria sobre todo bajo los nombres de Heráclito y de Parménides, respectivamente.
Sobre esto es pues a lo que sin duda nos toca volver. Por acudir, y al mismo tiempo desmentir, nuestra Historia del Pensamiento, eso sucedía justamente antes de que en nuestro mundo se fundara una Filosofía, o lo que es lo mismo, una Ciencia: no la había. Colocaros en esa situación. Como veremos enseguida, justamente la Filosofía y la Ciencia se fundan para curarse de esta herida; se fundan con otros científicos, como Anaxágoras, como Epicuro mismo, seguido por Lucrecio, pero se fundan sobre todo con Platón y Aristóteles, los fundadores de la Filosofía o Ciencia de la que después todos los siglos han seguido viviendo.
De manera que así es como tenéis que considerar todo lo que os venden por doquiera, en la Educación, en la Divulgación: como Filosofía, como Ciencia: surgió como una huída del descubrimiento, una cura de la herida. Por tanto, si estos descubrimientos, en la doble formulación, al estilo de Heráclito, al estilo de Parménides, iban contra lo que ya la gente creía desde el comienzo de la Historia, porque tenía que creerlo, al mismo tiempo siguen yendo con toda la Historia de la Filosofía y Ciencia que después se inventó. Es decir, que por ejemplo, si alguien creía que las cosas no son lo que son, (pero que) también las hay ( y evidentemente esto se venía creyendo desde el comienzo de la Historia: ¿quién no va a contar con que hay cosas que no son la que es la otra cosa, y que no son ella misma la que es o la que era?: esto se ha creído siempre),
pues nada, esos descubrimientos, como en las formulaciones de la Diosa de Parménides, muestran que esto no puede ser, que esto es mentira. Y entonces naturalmente Platón, y sobre todo Aristóteles, tienen que arreglarlo y volver a dar razón a la Fe que ya se tenía de que efectivamente hay que contar que hay también cosas que no son lo que son, pero que las hay, por emplear el lenguaje moderno.
Esto que no me gusta mucho hacer, que es utilizar, aunque sea para desmentir, la Historia del Pensamiento, lo hago por si algunos de vosotros, por sus lecturas, su educación, están ya engañados en ese sentido. Os propongo que os situéis de la manera que acabo de presentaros. Y antes de entrar por esas dos vías aparentemente contrapuestas de descubrimiento de la mentira de la Realidad, pues me callo ahora, y con respecto a lo que os he recordado respecto al mundo dándome vueltas, respecto al eje de ese giro, respecto a la situación de los descubrimientos del tipo Heráclito y del tipo Parménides, con respecto al desarrollo de la Ciencia, en fin, de cualquier cosa de las que os he soltado, pues os dejo que os vengan a la boca, a los pensamientos, las ocurrencias que puedan ser más pertinentes, más útiles para esto, así que adelante ya sin más. También si algo de lo que he dicho no se ha entendido, porque yo, claro, trato de hablar con lengua corriente y en sintaxis clara, pero a pesar de todo la resistencia a entender estas cosas tiene que ser muy grande, de manera que si alguien no está seguro de haber oído bien, pues también, que lo diga.
- ¿Podrías situar la autoría de la mentira de la verdad, o la motivación de la autoría?
AGC- Dios, Dios. Esos son los autores: los mentirosos, es decir, de los que tienen interés en que se sostenga el mundo: el Poder, el Estado, el Capital, Dios, el Dinero; esos son los autores, que para sostenerse necesitan evidentemente esa mentira. No es que tenga mucha gracia tener que llamarlos autores, pero a veces se les ha llamado así, y por tanto, bueno, pues podemos hacerlo. Es el Poder el que tiene necesidad de creer en esto, porque su función es administrar la muerte; y si uno descubre esto que estoy diciendo, la muerte se va al carajo, y por tanto el Poder también. De manera que si el culpable es el autor o el autor es el culpable, me da lo mismo, pues el Poder, Dios, el Dinero, la Personita de uno mismo, todo eso es el culpable y el autor. Dejando autores: ¿qué más oscuridades o ocurrencias?
- Sobre la cuestión del lenguaje en sí mismo es muy simple, ¿no?, si nos atenemos a la formulación “la Realidad es falsa”, y ‘falsa’ forma parte de la Realidad, luego ‘falsa’ es falsa también. Quiero decir que ahí hay un enredo que no sé hasta qué punto se puede....
AGC- Sí, solo que yo no lo he entendido, no lo he cogido. Repite, repite.
- La Realidad es falsa. Y yo digo: ¿y ‘falsa’, qué es? Es un vocablo de la Realidad.
AGC- Sí.
- Entonces, si estoy diciendo que ‘falsa’ ya es Realidad, pues también es falso.
AGC- ¿Cómo que falsa.....?
- El término “falsa”.
AGC- ¡Ah! La falsedad es una realidad, sí.
- Pero lo falso es real, y la Realidad es falsa. Pues esa tautología se retroalimenta de tal manera.....
AGC- No, no, eso lo entiendes muy bien. Abandona si quieres los términos astractos de Realidad, y habla de cosas: evidentemente, es falso que una cosa sea la que es, pero si a esa cosa le dices que es falsa, también esa falsedad es una falsedad falsa. Para que lo entiendas, ahí, en términos corrientes, ¿eh?, sin armarse líos.
- Sí, pues ya está. ¿Y qué pasa con eso?
AGC- Bien. Ahora, ¿qué pasa? En vista de eso, ¿qué pasa?
- Pues que no podríamos formularlo así, habría que buscar un modo......
AGC- ¿Por qué? Yo acabo de formularlo como te lo he dicho. ¿Te gusta más, como te lo acabo de decir?
- No tiene autoridad esa palabra.....
AGC- ¿Te gusta más como te lo acabo de decir?
- Que entonces no estamos diciendo nada, porque si decimos que la Realidad es falsa, y falsa quiere decir que es real, como tampoco puede ser una definición de nada....
AGC- Estamos diciendo que la Realidad, las cosas, son costitutivamente falsas. Lo he tenido que aclarar así, a lo mejor a alguien más le viene bien: una cosa evidentemente es falsa (yo mismo, tú misma, en cuanto cosas, somos falsos), pero evidentemente con la condición de que si alguien nos califica de falsos, como naturalmente este término también pertenece a la Realidad, también esa falsedad es falsa. No tenemos ningún inconveniente. No por eso dejamos de ser falsos; no por el hecho de que la falsedad sea falsa dejamos tú y yo de ser falsos; es así de sencillo. Pero esto es justamente lo que forma parte del descubrimiento de cuya herida se trata enseguida de huir. Estamos atacando la creencia impuesta que hace compatible “verdad”, por tanto también “falsedad absoluta”, con “Realidad”. Estamos atacando esa creencia; a ver si no se nos escapa.
- Cuando los “autores”, digamos, de esa mentira, tratan de vendérnosla, no utilizan el término de “verdad” para vendernos la verdad, o si lo utilizan lo utilizan de un modo muy concreto, por ejemplo, “uno mas uno son dos”; esto es verdad, pero está dentro de la Realidad, con lo cual nos enfrentamos a la cuestión dialéctica que ha dicho ella. Lo que pasa es que si intentan vendernos la verdad, ¿de qué modo intentan hacerlo? Esa es mi pregunta: ¿qué vehículo utilizan para vendernos la verdad, para hacernos tragar la verdad?
AGC- Ya sabéis: todo el aparato; todo el aparato, empezando por el propio lenguaje, que no es la lengua común, sino un idioma, que está ya de por sí cargado de falsedad y de presupuestos, por lo que antes he dicho de que antes de los descubrimientos de Parménides y de Heráclito, desde el comienzo de la Historia, la gente está cargada de creencias en verdades; desde el comienzo de la Historia. No voy más allá. Lo cual quiere decir que sus lenguas, sus idiomas, las lenguas de Babel, están ya cargadas de falsificación. Eso para empezar. Y después, los desarrollos del lenguaje: la escritura, el desarrollo de las técnicas de medición y de cómputo, y bueno, todo el abanico que pesa sobre vosotros todos los días. Podría buscar ejemplos a montones, pero no hace falta volver a más. Eso lo utiliza el Poder, eso lo utilizan los Medios, eso lo utiliza la Educación, y efectivamente todos ellos tratan de confirmar la Fe, es decir, curar la sospecha, que cualquier niño desprevenido tiene, de que es mentira.
- Pero aparte del niño, si no hay (esa herida), ¿hay lenguaje? . Lo digo porque en el poema habla la Diosa y dice: “aquí pongo término a mi segura razón, mi pensamiento, acerca de la verdad. A partir de aquí, aprende los pareceres de los que se nutren los mortales, oyendo el orden engañoso de mis palabras”.
AGC- ¿Por qué no has usao mi traducción, que está en verso?
- Jo, porque no la tenía a mano.
AGC- Ah, bueno. Pues no sólo es que esté en verso, como el de Parménides, sino que tal vez está más claro. Sobre eso volveremos, sí; esa actitud de la Diosa nos tiene que hacer volver después. En sustancia dice: “tienes también que enterarte de cómo son las falsedades que te cuentan, ¿qué se le va a hacer?”. Eso le viene a decir: “tienes también que enterarte de las falsedades que te cuentan”. Evidentemente, hay que sobreentender “aunque nada más sea para poder rebatirlas”. ¿Qué más ocurrencias, o.......? Tiene que haber oscuridades, dudas, ¿no?
- Lo has dicho, pero a lo mejor lo podías esplicar mejor: no ya cada lengua, sino el lenguaje, entraña ya manejar la falsedad; cuando se acepta la estructura gramatical, se aceptan los pronombres, se aceptan las palabras con significado, se acepta todo, en el puro manejo de la lengua ya está la mentira istalada.
AGC- Bueno, es un poco penoso tener que volver sobre esto. Ya sabéis que los fundadores propiamente de la mentira de la Realidad son sólo las palabras semánticas, el vocabulario, o sea, la parte más superficial, casi la espuma, de una lengua cualquiera. Cuanto más a fondo vas, menos daño hacen los mecanismos de la lengua; si vas muy a fondo, el mecanismo ‘no’, no sólo no contribuye para nada, de por sí, a la Fe, sino que es el que estamos usando, porque decimos que lo que de verdad dice el pueblo- que- no- existe es “no” . Es decir, ‘yo’, y ‘tú’, mientras ‘yo’ se aplica como se aplica, sin que nadie tenga propiedad de ello, porque nadie puede tener propiedad del pronombre ‘yo’, ni del pronombre ‘tú’, tampoco hace ningún mal; todo eso no hace ningún mal. La Realidad se costituye con vocablos de significado, que son propios de cada idioma, que son la parte más superficial; por eso la gente, cuando habla de lenguaje, muchas veces piensa en la tapadera, en la espuma, justamente en los vocablos de significado, acompañados de los cuantificadores, que evidentemente costituyen la Realidad. De manera que no es la lengua de por sí, sino estas condiciones de los idiomas, especialmente el desarrollo de los significados junto con los cuantificadores: son los costitutores propiamente dichos de la Realidad, y los sostenedores, y son ellos los que también los doctos, la Filosofía y la Ciencia, usan para volver a mantener el engaño. Por eso ya sabéis que la Ciencia, que tiene que usar un lenguaje matemático, pues no usa ‘yo’, ni usa ‘tú’, y en cierto modo no usa ‘no’, es decir, de las cosas más verdaderas que la lengua tiene; tiene que limitarse a la cuantificación por medio de los entes ideales, números, ‘1’, ‘todo’. Y no digamos las Filosofías más así......menos formales, que en lo que consisten es en volver a reducir todo a significados: cogeros un manual cualquiera, y os encontraréis con que cualquier descubrimiento del orden que digo se ha convertido ya en una cosa de la que se habla, una especie de Doctrina; se ha vuelto a reducir a significados, y por tanto a recostituir la Realidad puesta en peligro por un momento. A ver.
- Sí, pero además de las palabras con significado, perdona que vuelva a cosas habladas aquí, pero el verbo o cópula, ‘ser’, ya no sé si tiene significado o no, pero.......
AGC- No, no, no tiene. Para que no haya dudas, no tiene, desde luego; la cópula no tiene significado.
- Y sin embargo, tiene una potencia de falsedad inmensa, ¿no?: el mero hecho de preguntarse “¿qué es esto?”, o sea, como si la esencia en el terreno de la ontología tuviese algún interés, o....
AGC- Ya no estás hablando de la cópula; estás hablando del Ser, como los filósofos, y ese es el salto que justamente a propósito de Parménides tenemos que volver a tratar. Eso es lo que veremos. La cópula de por sí no tiene significado, y además no hace puñetera falta que la haya: la mayor parte de las lenguas del mundo no tienen cópula; es un accidente de estas Indoeuropeas que hayan desarrollado una cópula, el ‘es’, que luego incluso ha venido propiamente a confundirse con un verbo con significado, dando lugar a todos los líos. Pero las lenguas no tienen: simplemente hacen predicaciones, ponen el tema del que van a hablar: ‘casa’, y luego ponen lo que quieren decir de ella, ‘negra’: ‘casa negra’. Y la casa es negra, está negra, y así funcionan las lenguas, y ni siquiera aparece la cópula. Pero es efectivamente característico de esta familia de lenguas (también en parte de las semíticas, hebreo y árabe, pero en especial de la nuestra) el que la bisagra de esas formulaciones haya llegado a adquirir un cierto cuerpecillo, y por tanto dao lugar a toda clase de confusiones, de semantizaciones. Sí, ¿qué más había por ahí?
- Efectivamente, es que si vamos al lenguaje corriente, la gente cuando introduce términos como “verdadero”, o “falso”, pues siempre se refieren a cuestiones semánticas, porque por ejemplo a nadie se le ocurriría decir “es una melodía verdadera”, o “es una melodía falsa”. Cuestiones como la música, que se escapan del significado, no suelen tener esas designaciones.
AGC- Bueno, te sales del uso, porque los músicos aplican muchas veces “falso” justamente a .....
- Bueno, se puede decir “ha dado una nota falsa”, sí.
AGC- Claro, o un acorde. Bueno, ¿a qué viene eso?
- Que parece que hay una necesaria conesión entre la semanticidad y la falsedad.
AGC- La falsificación se hace por significadores y cuantificadores.
- Y la Realidad está efectivamente hecha de cosas semánticas, pero también está hecho de enlaces, que no son semánticos, que son cuantificadores, deícticos, ......
AGC- Cuantificadores. Los enlaces, como la cópula que acabamos de mencionar, y otros enlaces que yo he escluido en parte de la culpa, son justamente los que tendremos que tratar cuando volvamos a lo de los descubrimientos de Heráclito y de Parménides. ¿Qué más, antes de llegar a ello?
- A mí me parece que cuando Parménides habla de conocimiento de la Realidad, que se va aprendiendo cosas, yo creo que va marcando.....
AGC- El fragmento que ha citado Rosina.
- Yo creo que al conocer cosas, cambia la naturaleza del sujeto que conoce las cosas.
AGC- No, no, no, no, lo que la Diosa le dice es “también tienes que aprender falsedades”. Se lo dice claramente: “tienes que aprender las ideas que los hombres, que los mortales, tienen acerca de las cosas, que son falsas (dice espresamente), en las cuales no cabe verdad alguna; pero tienes que aprenderlas, porque (ya no lo dice tan espresamente) de todas formas forman parte de esta Realidad con la que te vas a encontrar, y pueden por tanto engañarte”.
- Y ese conocimiento imprime un carácter al sujeto, a la cópula, que ya no es tan cópula.
AGC- No, no, a la cópula, nada. Y al sujeto, tampoco. Esos conocimientos nos imprimen un carácter a ti y a mi como personas, a los entes reales. Eso es lo que nos imprimen, porque evidentemente es como lo de mi mundo: para creerme yo que soy el que soy, naturalmente estoy obligado a saber las cosas y creer que cada una de ellas es la que es; si no, estoy perdido. Eso es lo que costituye al “sujeto”, como dicen los filósofos, “de conocimiento”, precisamente por el objeto del conocimiento: “tengo que creer que las cosas son lo que son; si no, ¿qué va a ser de mi? Si dejo de creer que las cosas son lo que son, ¿qué va a ser de mi? ¿Con qué derecho (por volver a la imagen del tiovio) me voy a salir de eso?: sólo convirtiéndome en el eje afinado hasta el límite, con lo cual pierdo la existencia y soy mi puro nombre propio, que no es nada”. ¿Qué más?
- He llegado tarde, pero he visto en las notas de Vicente que te has referido al principio a no tomarse las cosas en serio, y....
AGC- ¿Hoy?
- ¿Ah, no?
AGC- Os lo habré dicho muchas veces, pero vamos, no te preocupes, sigue; si eso te interesa.....
- Sí, es por la importancia de no tomarse las cosas en serio. Es que yo tengo un amigo que.....Es que a veces lo que tú estás leyendo, sesudo, en libros, novelas y tal, él de repente lo siente, y te suelta cosas que dices “joder, esto es la tesis que está desarrollando Fulano, y este la dice, pues así”. Y entonces me decía: “no me gusta la gente que se toma demasiado en serio”. Entonces es que casi ahí está todo, porque si no te tomas las cosas en serio, ¿qué te van a vender?
AGC- Está un poco lioso eso, aunque te parezca tan sencillo: evidentemente, no hace falta que seáis lectores de Ciencia ni de Filosofía: las Doctrinas están en la Televisión, están en los Medios, todos los días; Doctrina es todo: los Medios son los Predicadores en el Régimen actual, y todos los días os están predicando, convenciendo (como los filósofos, pero a lo vulgar), convenciéndoos de que la Realidad es verdad, y que las cosas que pasan son verdad, y que incluso ellos pueden deciros la verdad de lo que ha pasado, en tal accidente o en la guerra de hace cien años; están predicándoos todos los días. De manera que efectivamente, es ante eso ante lo que tendría que estallar la risa, ante la pretensión de verdad; precisamente ante eso. Lo que pasa es que hay una risa que es una risilla; y una risa que es una risilla, es una risa que dice “bueno, cada uno a lo suyo, ¿qué más da? Me desentiendo, lo dejo pasar.......”. Entonces, eso no, efectivamente, porque eso no es más que contribuir y colaborar. Reirse de veras; reirse de veras, que recuerda lo que decía Gorgias el sofista, y tenemos que estarlo haciendo a cada paso: matar la seriedad con la risa, y la risa con la seriedad. Esa era la recomendación del santo sofista, y conviene tenerla siempre presente. A cada paso hay ocasiones de poner esto en práctica. Yo, aquí mismo, o en cualquier sitio, no hago mas que intentar poner en práctica eso, esas dos cosas: matar la seriedad con la risa, y la risa con la seriedad. Porque esto segundo se refiere a esa risa consentidora; la risa que viene de abajo, la risa del pueblo, es efectivamente destructora, limpiadora; es una risa contra las mentiras que le cuentan. Pero no surge mucho; surge más bien eso que he llamado ‘la risilla’, y la risilla ya es consentidora, deja de tener ningún sentido político; es esa a la que tiene que volvérsela a matar con la seriedad. No sé si nos hemos.........No, nunca nos desviamos demasiado. ¿Hay alguna cuestión más, alguna oscuridad sobre todo, respecto a las cosas que os he presentado? Sí.
- Has hablado del tiovivo, y ha sido como una metáfora del eje y de lo de fuera, de las cosas que dan vueltas en torno. ¿Se puede trasponer el ejemplo al uso de una frase que comience por ‘yo’, o sea, que istaura el sujeto, el ‘yo veo’, o ‘yo corro’, ‘yo hablo’, tal? ¿O es muy distinto del ejemplo del tiovivo?
AGC- Si ‘yo’ quiere decir un tipo real, no es nada distinto. Si se refiere a alguien, es lo mismo.
- El ejemplo del tiovivo sería una descripción de las capacidades del lenguaje, que permite establecer al ‘yo’ sujeto.
AGC- Permite en primer lugar que ‘yo’, en lugar de ser meramente una cosa que apunta al sitio donde se está hablando, sea una persona; permite en primer lugar esa trasformación (). Por cierto que te has olvidado de citar a continuación el otro ejemplo, que es el ‘cógito, ergo sum”, el “yo pienso”, que sirvió para toda esa trapacería que tanto ha dao de sí en la Filosofía: como prueba de la existencia, o de la existencia con ser, de mi, el hecho de que yo piense. No vuelvo sobre ello, porque ya en la tertulia esta especie de trampa se ha usado, y no creo que ahora venga muy a punto volverla a sacar.
- Cuando hablas de la reducción de uno a nombre propio......Es que no estuve en unas cuantas tertulias cuando se habló de lo del tiovivo, igual es repetirse, pero me gustaría sentirlo. Lo entiendo como proceso lógico, pero me gustaría sentirlo más cercano, más palpable, hacerlo más sensible.
AGC- Puede que la imaginería sea más complicada de lo que yo creía. En todo caso, para huir de que uno, el poste del centro, sea una cosa que ya también de vueltas con todas ellas, (cosa indeseable, porque entonces ¿cómo voy a decir que las cosas me dan vueltas, si yo estoy dando vueltas con las cosas?), para huir de eso es para lo que tengo que declararme eje, y por tanto salirme del asunto; y ese salirme del asunto es el que nos trae a la purificación; en el sentido del ideal, pero del ideal justamente del tipo del nombre propio: el eje ese, que no tiene ya realidad, presencia real, se ha afinado hasta el estremo, su velocidad se ha hecho inmovilidad al llegar al límite, y tiene esa condición de los entes ideales de este tipo, como Dios: ganar la eternidad al perder la esistencia. No sé si tendría que buscar maneras de decirlo más claro, de manera que alguna vez lo haré.
- No es que piense que no está dicho claramente, sino que me gustaría ver en qué situaciones se podía atisbar eso más desde la Realidad, cuándo uno podría tener esa sensación de afinamiento. No me imagino por dónde.
AGC- Yo eso no lo hice más que para introducción: os presenté eso como “le pasa a uno en un momento de entresueños; solo, en silencio, por la noche, que no se duerme, pero que no está soñando por tanto, y entonces se le ponen a recordársele las cosas de cualquier sitio de su vida, de uno y de otro”. Esa esperiencia, si se la mantiene, si no la corta uno por motivos “higiénicos”, pues da una especie de enloquecimiento, y ese enloquecimiento es el que yo usé como introducción para toda la imaginería; después ya me olvidé de él, claro. Pero esa presencia real e inmediata está ahí. Bueno.
- Sobre esa imaginería, sobre todo cuando pasas al ideal, uno adelgazarse hasta volverse eje, uno se pregunta si en ese ideal, habría que caer en el eje propiamente, en la línea, o en el punto. Eso tiene un problema evidentemente en matemáticas sobre la interpretación de los movimientos circulares. Pero, ¿en qué caeríamos?: ¿en mantenernos todavía como línea de alguna manera, o quedar situados como el centro puntual?.
AGC- Como la imaginería surge de la Realidad (a través) de esperiencias como esas, habría que decir: si somos bichos de dos planos, desde luego es el punto; si somos bichos de dos dimensiones, perfectamente planos, entonces es el punto. Si somos bichos de tres dimensiones, entonces el eje tiene que ser la recta ya. Creo; dependiendo del tipo de Realidad de que partamos, ¿no?
- Pero el ideal de recta parece que está sostenido por una forma de cuantificación más seria que el punto.
- Pero no sería el punto centro del círculo, sino el punto centro de la esfera.
AGC- Sobre todo, “centro del disco”, que sin embargo adquiere.......En un disco que gira, naturalmente las cosas van al revés: la velocidad es mayor cuanto más afuera está el punto; pero la propuesta ésta está invirtiendo la progresión de la velocidad, de tal forma que sea el punto el que concentra la velocidad hasta la rapidez insuperable, y por tanto lo reduce a la inmovilidad. Esa es la cuestión.
- Eso normalmente se formula así: se supone que hay velocidades circulares y velocidad lineal. Podemos sostener que la velocidad circular es infinita, pero como no hay estensión, no hay velocidad lineal; por tanto no hay propiamente movimiento, y ese girar del eje sobre sí mismo.....
AGC- Claro, no olvides que el eje ha tratado de eximirse del mundo de las cosas de mi vida que me circundan, las cuales evidentemente no guardan orden ni concierto; no guardan orden ni concierto, pero sin embargo el eje quiere imponérselo, ¿no?. Pero sí, eso requeriría efectivamente tal vez formularlo con más precisiones, no sé. ¿Quién más?
- En un mundo en que todo es relativo, y en el que se supone que nada es verdad........; o todo es verdad, porque todo es Realidad......
AGC- No debes hablar así, ¿eh? Aquí está escluido lo de decir ‘todo’ y ‘nada, porque ‘todo’ y ‘nada’ son ideales, y no pertenecen a la Realidad.
- Pues en un mundo sometido a la Realidad.....
AGC- No, no, el mundo es la Realidad, no hagas distinciones: “en la Realidad”.
- Vale. Pues estando nosotros en la Realidad, y siendo coscientes de la existencia de la verdad...
AGC- No, la verdad no existe.
- ......pero siendo ajenos a ella.
AGC- Sí, somos reales, sí, como las cosas. Falsos.
- Vale. Pues dentro de eso, ¿qué sentido tiene valorar la vida?
AGC- ¿La vida? ¿La vida de uno? Pues muy poco sentido; la vida de uno, muy poco sentido: la vida de nadie, queriendo decir “la muerte de la muerte”, eso es otra cosa; eso es otra cosa. Pero la vida de uno, pues qué le vamos a hacer: la vida de uno es una cosita como las demás cositas, no la podemos tomar demasiao en serio, ¿no? Y naturalmente, es una falsedad; la vida de uno es una falsedad, y generalmente es una falsedad como una torre; es una falsedad como una torre de bien hecha, con sus ordenaciones cronológicas, y los datos de identidad personal que tratan de acumularse, y el Dinero, que con la vejez le va formando una caparazón cada vez más perfecta a la vida.....Bueno, para qué os voy a contar, todos sabéis lo que es la vida, ¿no? La vida de uno es una cosa muy triste, y contra eso estamos aquí.
- La vida como tal, como concepto, no la vida dentro de la serie de sucesos...
AGC- No la vida de uno.
- No, la vida como tal, como concepto.
AGC- Pero no la vida de uno.
- No, la de uno, no.
AGC- No, de “concepto”, nada: la vida de la otra manera que te he dicho: “la vida de nadie”. No digas nada de “concepto”, dejemos de usar palabras técnicas: “la vida de nadie”. La vida de nadie he dicho que efectivamente es aquí como un arma; un arma que tenemos, porque es el arma contra la muerte, simplemente. No porque sepamos nada de lo que es la vida, ni porque podamos saberlo ni nos interese, sino porque sabemos qué es la muerte; eso sí lo sabemos, porque es costitutiva de la Realidad, y por tanto contra eso que sabemos y que se nos impone y en lo que todo el Poder se funda (en el Futuro, que es muerte, la muerte, que es futura), contra eso cualquier cosa que tiene la gracia de que no se sabe qué es, como la vida, es un arma, y eso merece la pena. Pero a condición de que no sea la mía, ni la tuya, que no sea la vida de nadie; que no sea ninguna vida real, que sea la vida que no se sabe. ¡Más!
- La incapacidad de despegarnos de lo que se nos ha impuesto como verdad, si bien se esplica en parte por el advenimiento de paradigmas que yo creo que se van heredando de forma sistemática, y que no están controlados por nadie, ¿no obedece también en gran medida a la propia incapacidad cognitiva que tenemos los humanos? O sea, yo creo que hasta donde he llegado a intuir algo sobre esto, sólo he llegado a tener una esperiencia de verdad en un discurso continuado, en una reflesión continuada de asociaciones muy libres, de las que normalmente no dispongo, porque está fuera de las condiciones normales, casi fisiológicas, de las personas. Quiero decir: usted hace un ejercicio de reflesión continuada donde por momentos, por un lapso de tiempo (que como usted bien decía, saldremos de aquí la mayoría y volveremos a cambiar de chip), en esos momentos de trance a través de un ejercicio, somos capaces de aprosimarnos a algo más parecido a la verdad; pero lo que más nos limita a poder salir de esta inducción es, sin restarle causalidad a paradigmas y cosas, nuestra propia condición de máquinas biológicas limitadas absolutamente.
AGC- Deja en paz a la Biología: tu propia condición de máquina social, y por tanto de esclavo del Poder, y por tanto de sometido a la necesidad de que tu vida sea tuya, y de que te lo creas, y que tus ideas sean tuyas y que te lo creas, porque eso le conviene a la Democracia, y que cuentes tus años a partir de tu muerte futura, y que juntes Dinero, etc. Deja a la Biología de lado, que aquí poco tiene que hacer; deja la Biología de lado, porque eso es lo primero. Lo de la Biología y eso son ya cuentos de la Ciencia. Eso está por debajo, no sabemos nada. Pero de lo que sí sabemos es de lo que te acabo de contar ahora, en pocas palabras. Eso es efectivamente el impedimento; eso es lo que impone la Fe en la Realidad tal como se impone, y lo que dificulta de esa manera que te llama la atención, dificulta efectivamente el reconocimiento de que es mentira, y hace que en cuanto uno pueda escapar vuelva a creer en la verdad de lo que le cuentan y lo que le venden. Esa es la condición. Renuncia. Las visiones de lo que es el Hombre, o lo de las condiciones de nuestra Biología, están subordinadas a todo esto, forman parte ya de las teorías costitutivas del Orden Social, de la Realidad; no descubren la mentira de la Realidad: la reafirman con nuevas mentiras acerca de lo natural, lo biológico y todo lo demás. ¿Qué más?
- No sé muy bien cómo lo formulabas, pero decías que la verdad no existe, o.....
AGC- No, yo eso no lo he dicho. Pero sí, se puede decir, puesto que existencia quiere decir lo mismo que Realidad; puedes decirlo; existir en este sentido preciso, no existe la verdad.
- Pero si hablamos, no de la verdad, sino de verdades, ¿ahí sí podemos hablar de existencia, o no?
AGC- ¿Verdades referentes a cosas, o personas? Imposible, todo eso es falso; es a eso a lo que nos referimos cuando decimos que es incompatible la verdad con la Realidad. Pasan como verdades todos los días, y así os las venden, pues algo que podría llamarse “aprosimaciones al ideal”, donde la verdad está; pero aprosimaciones, y por tanto, medidas; y cuentan como verdades porque la medición por diferentes motivos de esa aprosimación es mayor que la de otra formulación que está en rivalidad con ella; y ese es el juego en Política y en Comercio todos los días: te venden como verdades cositas así. Pero no es inocente cuando se pretende que no es que sea un poco menos mentira, lo cual podría ir pasando, sino que se pretende que es verdad; se pretende que es verdad, y eso ya es efectivamente reincidir en esta Fe maldita de la que hablamos. Generalmente los científicos, pues no suelen decir descaradamente que la fórmula que han encontrado es la verdadera; suelen esaminar ventajas y desventajas de la formulación con respecto a otras que pululan, y encontrar que en la que ellos proponen hay menos errores, menos desviaciones, es más económica en el sentido de no esigir tantas suposiciones, etc, ¿no? Pero en la lengua más corriente muchas veces se pretende llamar verdad a lo que podía ser un poquito menos mentira, o algo menos descaradamente mentira.
- Respecto a esto que dice ella, es que ya, cuando hacemos la formulación esa de “Realidad no es todo lo que hay”, parece como si hubiera una especie de fisura o resquicio en el que eso que no es todo Realidad pudiera ser esa otra cosa que se llama “verdad”, y se podría ver así, como una contraposición.
AGC- Ella no se acordaba de esto, porque me parece que ni siquiera estaba con nosotros cuando el descubrimiento que ha citado ella de que la Realidad no es todo lo que hay, que es un descubrimiento efectivamente muy elemental. Sí, sí, eso ya a los que me acompañáis hace tiempo os es sabido, efectivamente: aquello en que la Realidad se está perdiendo costantemente, y nosotros con ella, que es lo sin fin (aplicamos la negación sin componenda alguna), eso mismo es la verdad. ¿Por qué?: porque no se sabe; y como la verdad no cabe en la Realidad, está claro que se puede decir tranquilamente “verdad es lo que no se sabe”; eso efectivamente se puede decir así, es decir, tiene esa condición: verdad es lo que no se sabe. Dentro de lo que se sabe, dentro de la Realidad, no cabe.
Me parece que casi no vamos a tener tiempo de volver sobre lo de las formulaciones de Heráclito y Parménides. Vamos a empezarlo sin embargo antes de marcharnos hoy, y a pesar de que sigue haciendo bastante calor, y sobre todo los que estáis en sillones y os movéis menos a lo mejor tenéis más todavía, pero bueno, vamos a intentarlo.
Las formulaciones de los restos del libro de Heráclito, a muchos de los que me acompañáis os son ya conocidas; las hemos usao casi a cada dos por tres. La táctica que la razón común usa en esos casos, es la de decir “es, y no es”; como por ejemplo en varios sitios, pero en el fragmento de los ríos: “en unos mismos ríos entramos y no entramos, estamos y no estamos”. Ese es un ejemplo bastante típico. Otras veces se hace más esplícito: “camino arriba y camino abajo, uno y el mismo”. Es decir, que la conjunción ‘y’, que aquí funciona como eje de las formulaciones (“entramos y no entramos”), la conjunción ‘y’ se toma como si fuera una anuladora del tiempo que trascurre desde el primer término al segundo término; porque evidentemente, si no, si no tuviera esa pretensión, la táctica no tendría ni sentido; que aunque es imposible en una lengua decir al mismo tiempo entramos/no entramos, las dos cosas juntas, es/no es, aunque es imposible, la conjunción ‘y’ se hace valer como si lo permitiera, porque lo que se quiere sugerir es que al mismo tiempo entramos, y al mismo tiempo, no entramos. La conjunción no tiene por qué ser ‘y’ en el sentido precisamente copulativo que viene a dar en el signo ‘+’ de la Aritmética: puede hacérsele equivalente también a un ‘o’, si ‘o’ quiere decir “o lo mismo me da decir”: sería entonces también lo mismo: “entramos o (lo mismo me da decir) no entramos”. No hay que insistir por tanto en la condición de suma, sino sobre todo en esa condición de anulación de la sucesión de los dos términos. Esa es la.......Aunque la estoy simplificando mucho, el día que viene esto se precisará en más ejemplos, si llegamos a tanto, pero esa es la táctica.....ya sabéis para qué: la táctica para descubrir y atacar la mentira de la Realidad; en este caso, antes de haberse empezado a inventar como cura la Filosofía o Ciencia, es decir, descubrimiento relativamente limpio. Que venía sin embargo desde toda la Historia de atrás, en que todas las Religiones, y los Imperios, y todo lo demás, estaban fundados en la mentira, lo mismo que los que han seguido después, ¿eh?,no nos armemos líos con eso. Pero como rebelión contra ello, este descubrimiento. Es decir, que hacer sentir que las cosas son al mismo tiempo lo que son y al mismo tiempo no son lo que son, es como descubrir de la manera más evidente la contradicción, y por tanto la falsedad; la falsedad de la Realidad, lo imposible de que ninguna cosa real sea verdadera. Bueno, esto, para abreviar, es la táctica que podemos poner bajo título de Heráclito.
- Esto que has dicho me recordaba que hace unos años estuve en Marruecos, y el color índigo, que es el azul de los bereberes que están en el desierto, es un color respetado por ellos, porque es el que aleja el calor y les protege y tal. Y si tú les preguntas, “¿y cuál es el azul índigo?” Pues te dicen “pues es ese, pero no es”. Y siempre, el azul índigo, incluso teniendo allí la piedra de pigmento, que la venden en los mercados, dicen: “ese es el azul índigo; es, pero no es”. Y a mí eso siempre me chocaba un montón.
AGC- Sí, pero no es verdad, porque pretendían que el que tenían en su tela era distinto, a pesar de todo.
- Lo presentaban como un color
AGC- ¿Pero entonces, el “no es”, se refería, al modelo, o a la tela?
- No, no, al color.
AGC- Pero cuando se comparaba, la tela o lo que fuera, con el modelo, con la piedra, y se dice “no es”, se puede, del de la tela, es lo lógico, decir “sí, es ese, el de la piedra, pero no, no lo es”. Esa es una manera. Yo creo que lo entendía más bien así. Hombre, desde luego, pues si hubieras estado a tiempo, podrías haberle hecho un juego mejor, porque le podías haber preguntado “Bueno, ¿eso es azul, o es verde?; porque mire, yo en mi lenguaje no tengo mas que ‘azul’ y ‘verde’”. Para que el hombre, viéndose en el apuro, llegara a contestar con ‘y’, que anula la......: azul y verde, pero juntos; es azul y verde, pero sin distinguirse uno del otro; azul y verde; eso se parece a la formulación heraclitana.
- Hay otras veces que Heráclito dice que es azul, que es verde, y es uno; las dos posibilidades, y luego viene a decir que es una; que las cosas serían esto y lo otro, pero solo una; es que recuerdo una, que no sé si está en tu libro o si es apócrifa, que dice “en el batán, el camino del tornillo es recto, y es curvo, y es uno”.
AGC- No, busca el fragmento, no. No, lo de que es uno y el mismo está dicho en “camino arriba, camino abajo”. Lo que pasa es que el movimiento del batán, en mi ordenación, está a continuación de ese, y por tanto para ponerlo como ejemplo de lo mismo. Lo que importa: se está contra la verdad en la Realidad; todo esto surge contra la verdad en la Realidad. Por tanto, lo que esta táctica trata de conseguir es hacer evidente la contradicción que costituye cada cosa, cada persona, cualquier forma de Realidad. Llevado a su estremo esto, puede tratar de aplicarse a “logos” mismo, a razón, ésta que está hablando: está fuera, como el eje del giro que hemos dicho, y está dentro, porque está costituyendo las cosas de la Realidad. Por llevar al último estremo la práctica del ‘y’. Sobre eso volveremos.
Bueno, hoy no llego mas que a contraponer. La táctica de Parménides, la que en el poema se pone en los largos fragmentos en que la Diosa le habla (la Diosa, que es como una representación de la verdad, es decir, de una boca que no puede decir más que verdad), le habla, y la táctica, esta vez, es la que muchas veces me habéis oído aquí usar también simplificadamente: “lo que es, es lo que es”. La Diosa aspira a darle a Parménides la evidencia de qué es lo que es verdad; y verdad es una formulación del estilo de esta: “lo que es, es lo que es”. Aquí, como veis, la bisagra o eje consiste en la cópula, la que está en el medio; la que está en el medio entre dos cosas iguales: “lo que es, es lo que es”, “A=A”. A=A, pero quitándole un uso cuantitativo especial: cuando “igual” quiere decir ‘es’; no quiere decir nada de medida, sino que quiere decir simplemente ‘es’: A es A; lo que es, es lo que es. Como veis aquí, se ha tenido que luchar lo mismo contra el lenguaje, porque el primer ‘lo que es’, por ser primero, no es el mismo que el segundo ‘lo que es’, por ser segundo; pero la cópula que los une trata de conseguir que lo sean, como si efectivamente fueran el mismo ‘lo que es’: “se ha dicho dos veces, pero eso es por el lenguaje de los hombres: son el mismo; son el mismo, no ha pasado tiempo ninguno: ‘lo que es, es lo que es’”. Y esta es la táctica que os quería ya de antemano contraponer. De manera que se trata de que aquello de que se hable, sea lo mismo que de ello se diga, sin distinción. Podéis prolongarlo un poco, ¿eh?, podéis decir “lo que es lo que es”, para más claridad, ¿eh?: “lo que es lo que es, es lo mismo que el predicado que dice ‘lo que es lo que es’”: “lo que es lo que es, es lo que es lo que es”. Porque está más en castellano corriente, aunque se prolongue un poco; deja menos restos de dialecto filosófico.
¿Para qué esto?: la Diosa le está haciendo evidencia de cuales son las condiciones de la verdad, lo está llevando al ideal: “la verdad es así, y no puede ser de otra manera”. Ya comprendéis que esto, que muchas veces entre los historiadores del pensamiento y tal pasa por una contraposición, se vuelve una identidad, porque evidentemente, enseñarle a uno qué es la verdad de esta manera tan brutal y radical, implica desanimarle para siempre de que llame verdaderas a las cosas de la Realidad. Es otra táctica: está enseñando el sitio donde la verdad se da, que es en los ideales; en los entes ideales, porque efectivamente eso es otra manera de venir a hacer evidente la falsedad de las verdades de la Realidad. Aquí nos vamos a tener que cortar, pero.....
- Había una pequeña cosa, que es que de alguna manera me estaba recordando el fragmento este de Heráclito que dice: “aunque todas las cosas humo se hicieran, ya habría narices que dijeran “sándalo, hiberbabuena, romero o albahaca”. Es decir, que aunque humo sea todo, no dice ya ni siquera bocas: habrá ya narices que digan que esto es esto, y esto es sándalo...”. Como que hay una especie de necesaria inevitabilidad en la designación.
AGC- No es muy esacta la cita: “ si no hubiera un sistema como el del lenguaje humano para decir las cosas y distinguirlas semánticamente, otro tipo de narices habría”. Esto es para la costitución de la Realidad; no tiene mucho que ver, no viene mucho a cuento, pero bueno.
- Pero él dice que hasta por olfato se costituiría una Realidad, un lenguaje,
AGC- No, sí, sí: “no hace falta, para costituir la mentira de la Realidad, algo tan específico como el lenguaje humano: otro istrumento habría que serviría”; porque él reconoce en el fragmento que la Realidad padece esta necesidad de crearse, y de distinguirse, y de establecer significaciones y todo eso. No sé muy bien a qué venía, pero bueno, bien está recordar los restos.......
- Habla del humo, que en realidad () todas las cosas convertidas en humo, para que se quemen en el fuego heraclitano, resulta que son distinguidas.
AGC- No, no, perdona, no nos perdamos más todavía; dejemos el humo y el fuego, y quedémonos con lo que creo que no sé si he presentado con la bastante claridad en cuanto a estas dos tácticas. Muchos podéis entretanto dedicaros a informaros de lo que dicen los restos de Heráclito y de Parménides de verdad, ¿eh? Tenéis medios para verlo.
Pues sobre ello volveremos, naturalmente si el Señor de la Realidad o Ens Realissimum no se enfada demasiado y nos deja seguir aquí dentro de siete días.