22.09.2011

22 de Septiembre de 2011

22 de Septiembre de 2011

AGC en Sol

 

 

 

 

 

TRASCRIPCIÓN:
 
 
Tengo que empezar volviendo a recordaros a los que me acompañáis de ordinario y diciéndoselo a los posibles transeúntes que se nos acerquen, recordando cómo era el sentido de esta ola de descontento y sublevación que surgió hace unos cuatro meses y en la cual seguimos viviendo, en la cual seguimos tratando de hacer algo que no sea hacer lo que ya está hecho,  que es justamente lo que el Orden nos manda que hagamos. Hay que reconocer,  tengo que recordarlo un poco detenidamente,  que muchos de los jóvenes  menos formados, de los “mal educados”,  que son los que pueden servir para algo, muchos de ellos,  y,  por desgracia -tendría que decir-  la mayoría se han ido desgastando a lo largo de estos cuatro meses, en actividades que ya sabéis cuáles son,  por afán de realismo y mantenimiento de la fe que nos han imbuido de que lo práctico es hacer algo para un fin, para mañana, siempre para mañana, movidos por esto,  han dedicado sus fuerzas a manifestaciones, protestas ante Congresos, Parlamentos, Ministerios y reclamaciones, reclamaciones hacia arriba.

Así han conseguido efectivamente estas mayorías de los menos formados -pero en este caso demasiado formados también-,  así han conseguido algunas actividades más o menos espectaculares de las que a la televisión por ejemplo le gusta recoger,  porque hacen noticia, y han conseguido cosas por el estilo como marchas hacia aquel centro, hacia Bruselas, siempre a esos marcos que son los centros del Poder autonómico, nacional o internacional, da lo mismo. Y  esto es lo que se ha conseguido: acciones que duran un rato, que son noticia,  y que al día siguiente han pasado y no han servido para nada. Pero, entre tanto, perdiéndose en ello muchas energías y sobre todo mucha claridad en cuanto al sentido de qué es esto que nos estaba pasando, qué es esto que estábamos haciendo.

Conviene entre nosotros recordar ahora que eso no tiene sentido, que al Poder ni se le pueden hacer reclamaciones ni peticiones ni exigencias de ningún tipo para conseguir algunos bienes que otros. Esto quiere decir acodarse de, estar pendiente de esos nortes que el Poder tiene establecidos, de esos Ministerios, de esos Congresos, de esas Organizaciones nacionales e internacionales de las que no merece la pena acordarse. No sólo no merece la pena acordarse, sino que acordarse es una pérdida de tiempo y un desastre y una equivocación. Esa manera nos está ya comiendo. Quien presta más atención y sigue haciendo sus reclamaciones dirigidas a los centros del Poder y a los personajones del Poder se está ya metiendo dentro del Orden mismo, está ya cediendo, se está metiendo dentro y colaborando –se puede decir-, colaborando con que los Organismos nacionales e internacionales o autonómicos o lo que sea se mejoren, recojan algunas de sus demandas, que algunas leyes se modifiquen un poco, siempre con el regateo consiguiente, consiguiendo algo de ese tipo para mejorar al Régimen.

Pero esta ola de sublevación y de descontento de la gente menos formada no venía a mejorar al Régimen, venía a decirle ¡no! al Régimen, sin más. El Régimen del Bienestar, que es el que nos ha tocado padecer, es inmejorable y no hay quien lo mejore. Es inmejorable no sólo porque es el más perfecto que Dios en las alturas ha inventado para tenernos sometidos, esta democracia desarrollada, este Régimen del Bienestar, sino porque no admite mejora ninguna. Cualquier  cambio que en él se introduzca no puede ser más que un cambio para seguir lo mismo. De manera que esto es lo que hay que recordar en primer lugar, y recordarlo por si llega también a los oídos de esas partes de los amigos o compañeros a los que he llamado “mayoría, mayoría llevada por el afán realista”, para que efectivamente vuelvan a acordarse y con nosotros o de otra manera tratar de recoger y mantener el hilo de la rebelión, que no se pierda en esas manifestaciones, esas reclamaciones, esas colaboraciones con el Orden, esos intentos de mejorarlo que, efectivamente, pueden conseguir mejorarlo un poco,  como él continuamente está cambiando para seguir igual y, mejorándolo un poco, hacerlo más soportable, y, por tanto, apagar el aliento que había en esta rebelión, que es la que lo declaraba “insoportable” como lo es,  intolerable. Cualquier Régimen es, para lo que nos queda de pueblo, intolerable, pero en esta ocasión se trataba justamente del Régimen del Bienestar. En este están representados todos los de la Historia.   Es el más perfecto,  y cualquier alteración, modificación, mejora que en él se produzca no puede servir sino para que sigua siendo lo mismo.

Aquí se trataba, se sigue tratando de decir ¡no! al Régimen, sin más: ¡no al Régimen! Esto es justamente lo que a lo largo de estos jueves durante estos cuatro meses nos ha tenido dedicados a descubrir lo que nos queda de miedo, lo que nos queda en las almas, también en cada uno, de miedo a decir ese ¡no!, del miedo a declarar ¡no! decididamente al Régimen del Bienestar, porque esta parecía la tarea más urgente y lo sigue siendo, y es a ella a la que os sigo invitando esta noche: descubrir aquí en público, en la calle, en esta plaza, descubrir lo que en la vida privada y  a cada uno le queda de miedo en ese sentido y le queda por tanto de fe, de creencia en que Estado, Capital, Dios, cualquier forma del Poder son necesarios, son necesarios y no hay manera de librarse de ellos.

Esta fe, esta fe que nos han impuesto desde niños, va acompañada de ese miedo, y contra ella es contra la que estamos estos jueves como la tarea más urgente. Por eso hemos venido tratando de explorar entre los que estaban en el corrillo, los transeúntes que se acercaban, tratando de explorar qué es lo que había de fe todavía en que el Dinero es necesario. No se trataba tanto de imaginar una convivencia entre gente sin Dinero, se trata de reconocer que la necesidad es falsa, que las posibilidades de que la gente pueda convivir, entenderse más o menos, están abiertas, y de ninguna manera se puede empezar reconociendo que algo como el Dinero hace falta. Y con el Dinero va el resto del Régimen, porque el Régimen del Bienestar justamente se caracteriza porque es aquél en que Estado y Capital de la manera más descarada se han confundido de manera que nadie pueda ya distinguir entre los ejecutivos de la administración estatal, internacional o lo que sea,  y los ejecutivos de la banca y de las finanzas o cualquiera que sea. Son los mismos. Ninguna política de los políticos puede hacer nada, ni mover un dedo, en contra de los intereses del Capital. Es una cosa que todos conocéis justamente conmigo. No hace falta pregonarla demasiado.

Veníamos …también qué es lo que nos queda de creencia en que es preciso el Estado, que esa es la forma de convivencia no sí si más deseable pero en todo caso inevitable, que es la que nos ha tocado: un Estado, con sus fronteras bien definidas, con su capital, con su organización estatal, lo que nos quedaba de creencia en eso. No se trata de imaginar pero sí de descubrir que eso no es una necesidad verdadera, que la convivencia no exige Estados, ni siquiera pequeños, cuanto menos grandes ni fronteras ni reuniendo en un centro mucha cantidad de Poder. Eso es simplemente la forma de convivencia que nos han impuesto a la fuerza: no tiene nada de necesaria, es sustituible por cualesquiera otras posibilidades que se vayan inventando.

Esto (entre paréntesis recuerdo, esto del inventar) es también muy importante para lo que aquí estamos tratando de hacer o de que nos pase.    

Esta ola de rebelión contra el Poder no tiene futuro, el futuro es de ellos, el futuro está vendido, el futuro es del Dinero, el futuro es del Estado al servicio del Capital. Esos son los que tienen futuro, esos son los que le venden futuro a la gente menos formada y así le cambian las posibilidades de la vida por tener un futuro, por tener un futuro, hacerse un futuro, un mañana, siempre un mañana. Eso es lo que aquí no sólo es que no nos haga falta sino que nos estorba de primeras.

Esto no tiene un futuro. En ese sentido es que no hay más remedio que irlo inventando sobre la marcha, ir descubriendo las otras maneras de convivencia, tanteándolas, poniéndolas a prueba sobre la marcha. No hay más futuro que éste de irlo haciendo. Y para esto de ‘ir haciendo’ la falta de futuro es una condición indispensable: el futuro mata todo eso, mata la invención, mata el descubrimiento, mata los hallazgos de nuevas formas de convivencia.

Seguíamos también los últimos días viendo lo que nos quedaba de fe en una istitución que está también fielmente ligada con el Estado y con el Dinero como es la familia, la familia tal como se nos ha dado a conocer y como se nos ha impuesto y de cuyo seno han nacido la mayor parte de los aquí presentes. Contra la familia, es decir, descubriendo, tratando de hacer público aquí en la calle lo que nos queda de creencia en que la familia es necesaria, en que no hay otra forma de convivencia más que la familia.

Otra vez no se trata de ponernos a imaginar utopías, formas de convivencia utópicas sino simplemente de descubrir y reconocer que esa fe en la necesidad de la familia es falsa.

Esto de la familia, reanudo con lo del otro jueves, esto de la familia es algo que se demuestra inmediatamente ligado con la istitución misma del Poder en cualquiera de sus formas, del Estado. Aunque echéis una mirada a formas de familia más alejadas, de países no desarrollados e incluso de los que llamaban salvajes, descubriréis por todas partes las formas de esta peste y cómo está ligada con el Rey, con el Poder, con Dios, de una manera inestricable.

¿En qué consiste la familia como en la que en este sentido vamos? Consiste en reglamentación de las relaciones entre los dos sexos. No consiste en otra cosa: reglamentación de las relaciones. En estos países más alejados puede tratarse de una reglamentación de hasta qué punto uno de este clan se puede unir con ésa de otro clan, o si por el contrario tiene que elegir entre los clanes ‘b’ y ‘c’ y cosas por el estilo. En estas sociedades menos desarrolladas las reglamentaciones familiares han adquirido las formas más diversas y más abigarradas que podéis imaginaros, los etnógrafos os lo cuentan.

Pero quiero que la familia en la que habéis nacido y que padecéis y padecemos se reconozca como otro caso del mismo tipo, simplemente que ha tenido el éxito de ser la elegida por el Estado y Capital progresados y venir a ser la que aquí se reconozca: familia con padre, madre, hijos, reunidos en un hogar, que quiere decir normalmente una vivienda, y en cuyo seno se pueden desarrollar todas las cosas que el padre Freud descubrió con tanta pasión: los Edipos y las Electras y todo lo demás, porque efectivamente de eso se trata, es una reglamentación más de la prohibición del incesto,  que no es tan divertida y complicada como entre algunos salvajes pero que es lo mismo, pertenece al mismo tipo de cosas.

Esto es lo que yo os quería recordar para dar pie a que ahora, en cuanto deje pasar la voz por ahí, vayáis diciendo cada uno lo que sea.  

En ésas estamos, tenemos que seguir hablando un poco acerca de la familia (un poco o lo que haga falta, según lo que salga) en el sentido que antes he dicho: que cada uno, los que estáis en el corrillo, los transeúntes, cualquiera, que cada uno se atreva a declarar aquí en la calle lo que le queda de fe en que la familia es algo necesario, que declare lo que le cuesta imaginar cualquier forma de convivencia que no sea precisamente con esta reglamentación de las relaciones sexuales que arrastra también las económicas y demás.

Recordad que, como ya el otro día vimos, la relación con el Dinero es también, lo mismo que con el Estado,  inmediata. Es una unidad económica, el Capital lo sabe bien, es una unidad económica sobre todo, y en cuanto a la vida privada esto tiene la consecuencia de que, como se deben tanto unos a otros, algunos llegan a decir que los hijos les deben nada menos que la vida a los padres. Pero en todo caso les deben gastos de educación, comida y demás, y naturalmente esta deuda más o menos reconocida, más o menos escondida, se trasforma en odios, en resentimiento [].

Ligada así con el Estado y con el Capital, lo mismo da, os sigo preguntando por tanto ¿qué es lo que creéis de la familia?, ¿hasta qué punto seguís creyendo en su necesidad?, ¿hasta qué punto os declaráis libres de eso? De manera que ya está, que la pólvora vaya corriendo para…  a esta pregunta (Aplausos).

Cualquiera tiene algo que decir,  de manera que, por favor, que no sea por esta especie de pudor de hablar en la calle que hay que romper por lo que os calláis. Cualquiera tiene algo que decir sobre esto porque cualesquiera lo hemos sufrido dándolo como bueno.

-¡Qué tema! ¿eh?

-Por cualquier sitio que lo queráis coger, por cualquier sitio que lo queráis coger. ¿Hasta qué punto reconocéis vosotros mismos que seguís creyendo en la familia como una necesidad y como un modo de convivencia bueno o necesario?

-Yo tengo una familia muy grande y pienso que la familia no es necesaria, es más, pienso que es perjudicial.  Ya digo que yo tengo una familia grandísima. En principio, somos ocho hermanos. Todos estamos muy bien, vivimos bien. Pero me doy cuenta –yo tengo setenta años ahora-, a lo largo de la vida que la familia no sólo no es necesaria, sino que es dañina.

-Yo te pedía un poco de confesión de lo que te queda de fe todavía en que la familia es buena, que sirve para algo

-No, no es buena, para mí la familia es mala, a pesar de que, ya digo, tengo ocho hermanos, los padres, que han sufrido mucho por nosotros. Les robaron en la guerra, les robaron después de la guerra, les maltrataron porque ahora dicen que se roba mucho en la Puerta del Sol, me dijeron el otro día. Y yo dije: bueno, siempre han robado. Y más, cuanto más ricos los políticos, pues ya sabemos.  Pero ahora tienes la ventaja de poder denunciar, aunque no consigas nada,  pero cuando le robaron a mi padre, le dijeron si sigues investigando te van a acusar de comunista, ya sabes a dónde vas a ir. Tienes … hijos. Y decidió, ya que era el responsable, pienso yo, sacarnos adelante, pero a pesar de eso sigo pensando que la familia es dañina.

-Bueno pues venga ahora algunos de los formados como nosotros o de los menos formados que andáis por ahí pero que igualmente han padecido esto de la familia de una manera o de otra diga algo, confiese algo respecto a lo que sea.

-Hola, yo creo totalmente en la familia. Yo tengo fe en mis padres y en mi hermano. Y no sé por qué se va en contra de la familia.

-Alguien que no sea yo, porque estoy un poco cansado de ser yo, quiere responderle apoyándose en algo que se hablaba el otro día o de cualquier otra manera. Por favor, alguien. Hay que –a una declaración tan franca de fe en la familia-, hay que tomarla en serio y responderle.

-Yo antes de contestarle a nada le pregunto que qué es lo que crees de tus padres y de tu hermano y qué crees que es lo que  no podrías vivir sin ellos, para poderte contestar, porque has dicho “creo en mis padres y en mi hermano”, pero no sé si nos puedes decir algo más.

-Mis padres dinero no me dan porque no tienen un duro, así que lo único que me dan cariño, yo qué sé. Y mi hermano tiene ocho años, no se puede valer solo.

-No basta, no basta, te han pedido que expliques un poco más en qué consiste el fundamento de tu cariño y todo eso. Recordad que el otro día salían situaciones semejantes y dijimos: No hay que confundir el cariño que uno tenga por sus hermanas o por su padre o por su madre o lo que sea con lo que aquí se está discutiendo. Aquí se está discutiendo en común y para el común si la familia es necesaria, es la mejor forma de convivencia  como ellos nos la han impuesto o no. No hay que confundir, pero de todas maneras aun esas cosas sentimentales que dices tendrías tal vez, tienes que explicarlas un poco más. ¿Por qué, en qué consiste ese cariño y todo eso?

-Confianza en un padre, no sé. A ver, la cuestión del dinero, no, pero me apoyan, aunque no tengan dinero. ¿Sabes? No me han dejado de lado. Un amigo, por ejemplo, te podría dejar de lado y no pasa ná, pero tus padres van a estar ahí siempre, hasta que se mueran.

-Si lo mismo que crees en la familia creyeras también, digamos, por ejemplo en el sindicato o en una mutua bien organizada, ¿también les cogerías cariño?

-Ellos te han fallao, alguna vez han fallao.

-En el supuesto de que no hayan fallado, tales como están ahí. Ellos también te apoyan. Ellos van a estar ahí hasta que se mueran ellos o te mueras tú, que es lo más probable. Y por tanto tienen las mismas condiciones: ¿les coges cariño a los de la mutua o del sindicato?

-Gratitud. Cariño es un conjunto. Mis padres son dos. A dos les puedo coger cariño.

-Pero no quiero ser yo.   Alguien más que pueda responder a esta evidencia que se da en muchos de eso: sentimiento, sentimiento de cariño para con la gente de la familia que le ha tocado a uno.

-A mí lo primero que me sale es por qué tiene que ser tu padre, por qué tiene que ser tu madre y por qué tienes que ser tú el hijo de ellos dos -¿no?.  Es la pregunta que sale: ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no pueden ser simplemente una mujer y un hombre cualquiera que por algún motivo, pues …  los por ahí y ya está, no?  Es la pregunta que sale, la primera ¿no? El problema en cuanto a lo que dices, el cariño que les coges claro es el problema es que está ligado -¿no?- el que está ahí poniendo la ley es el mismo que luego te está cuidando cuando estás malo -¿no?- Es una contradicción que, es verdad que tiene el Estado mismo -¿no?- . Entonces ese es el lío, el lío que confunde un poco a la gente. Pero vamos desde luego lo que sale es ya digo, repito,  es esto: ¿Por qué tiene que ser tu padre? ¿Por qué tiene que ser tu padre? ¿Por qué? ¿No?

-Te respondo otra vez: Mi padre no es mi padre biológico: es un hombre de la calle que me ha criado.

-Él lo que pregunta es que qué puede tener que ver eso del cariño o la gratitud con una condición que es, desde luego, padre-biológico o padre de adopción, da lo mismo, pero es una condición social, impuesta desde fuera, impuesta por el Orden, respecto a la cual se ha estado tratando de mostrar cómo esto de la familia estaba limpiamente ligado con el Estado y lo demás. Eso viene a preguntarte, eso viene a preguntarte: ¿Cuál es la relación que puede haber entre las comprensibles reacciones sentimentales y el hecho jurídico, social, de que tu padre sea tu padre? Creo. O algún otro más, por favor.

-Hola, yo creo que no es una cuestión de tu padre o de tu madre, o sea,   no todos tienen la suerte de tener el afecto -¿no?- de que a lo mejor te pueden profesar tus padres, la verdad, habrá otra gente que no, y que encuentra este afecto siempre en las plazas, entre la gente, y que nunca lo había encontrado. Pero yo creo que la crítica no va sobre esa línea -¿no?-,  que es más jurídica desde otro punto de vista, es decir, lo que aquí se critica es la institución familiar y cómo esa institución familiar  está constitucionalizada y la diferencia de derechos que eso supone.  Sin ir más lejos, las constituciones lógicas de Suecia, Dinamarca y cualquier país de estos es el individuo el sujeto de derechos, aquí, en cambio, no. Hay un reconocimiento constitucional a la familia. Eso ¿en qué se traduce a la larga? Eso ya la … hay diferentes formas de Estado de Bienestar. Dentro de esas formas de Estado de Bienestar, las que son características de los países del sur de Europa: Portugal,  Italia, Grecia y España, es eso, o sea, se caracterizan porque la religión católica fue muy importante y la institución familiar así también por correspondencia también lo fue -¿no? Entonces ¿qué pasa? Aquí, en estos países, lo que sucede es que Estados del Bienestar muy pobres, es la familia, la institución familiar, le acababan cubriendo los déficits del Estado del Bienestar. Y aquí llegamos a que es la mujer la que está cuidando a las abuelas o a los niños en vez de ser el Estado. Por ejemplo, en Suecia tienes derecho a cinco visitas domiciliarias a gente mayor de 65 años. Tienes una persona que te ayuda a levantarte, que te hace el desayuno. Luego otra que te visita a mediodía, por la mañana, otra por la tarde, otra por la noche, o sea, es un concepto totalmente distinto. Y eso ¿por qué? Porque no hay el concepto de la institución familiar como sujeto de derechos.  Esa es la diferencia.

-Creo que ya está claro. Desde luego,  te agradezco que contribuyas con el análisis a que nos  centremos en la institución tal como establecida y no nos quedemos en cosas sentimentales. No te acompaño y creo que pocos de los de aquí te acompañarán en cuanto a lo demás que has dicho, que es una especie de estudio sociológico de las diferencias entre las varias naciones del Régimen del Bienestar. No te acompañamos. Y te pregunto lo primero –no abandones la alcachofa-, te pregunto lo primero: Todas las naciones que has citado pertenecen, por supuesto, al Régimen del Bienestar,  ¿sí o no?

-Sí, pero hay tres o cuatro formas distintas de Regímenes.

-Ahora te pregunto lo común: son del Régimen del Bienestar. Yo antes he dicho, pretendiendo recoger el espíritu de esta ola de descontento,   que a lo que se viene es a decirle ¡no! al Régimen sin más, de manera que no creo que tu distinción sociológica vaya por el camino de descubrir las razones de este ¡no! y matar la fe que se sigue teniendo en las instituciones impuestas desde arriba. ¿Es que tú crees que una familia compuesta de un solo individuo deja de ser una familia?   No, hombre, no. Estamos hartos de conocer también en los países de herencia católica muchos casos en los que la familia es uno, pero da igual. Este ¡no! al Régimen del Bienestar, como más de una vez hemos dicho a otros propósitos, es también un ¡no! al individuo personal, de manera que si se ataca a la familia no es porque se crea en los individuos componentes sino porque al atacar a la familia o a cualquiera otra institución social impuesta y protectora desde arriba se está atacando al individuo personal.

El Régimen, como sabes tú y cualquiera, la democracia desarrollada hasta el máximo, tiene un gran interés en que el individuo crea en sí mismo. Por eso seguramente países como Suecia, desarrollan también instituciones que velan por, cuidan por cada uno, porque efectivamente esto del individuo para el Poder, para el Estado y el Capital es algo…

-Estoy de acuerdo con…  como lo aplicas en economía, pero lo que realmente se hace es vale, sí, son están reconocidos individuos pero los países que mejor gestionan esa riqueza común y que mejor revierten sobre los servicios sociales de un Régimen de Bienestar, que lo que hacen es garantizar el acceso libre y efectivo a esos derechos, derechos sociales que vienen de muchas luchas sociales a lo largo de mucho tiempo. Esos son los Regímenes del Bienestar. No nos tenemos que cargar el Bienestar, lo tenemos que reconstruir.

-Prefiero no seguir siendo yo, y que le replique, por favor, algún otro más dé la voz de decirle lo que haya que decir.

-Hola, buenas, yo creo que por ejemplo el tema de la familia el problema que puede tener es, digamos, lo que se nos ha enseñando es un modelo de convivencia. Quien no se adapta a este modelo de familia digamos que sería una persona que digamos… Sería motivo de que esa persona no se adapta o a esa persona hay que marginarla o expulsarla de la sociedad. Entonces esto de asumir,  digamos,  un modelo como es la familia que nos han enseñado no es muy práctico porque es una manera de marginar a la sociedad. Seguramente nos están enseñando una forma de comportarnos o de   estar o…

-Perdona, lo de “marginar” tienes que aclararlo. No lo entiendo bien. ¿Qué quieres decir?

-Lo que quiero decir es que lo que se nos está enseñando es, digamos, este modelo de familia en el cual hay que vivir ¿no?. Quien no se adapta a este modelo de familia que nos han enseñado es una persona a la que hay que expulsarla, o a la que nos están enseñando a expulsarla o a marginarla ¿no? Por eso creo que la familia a lo mejor no es una forma de convivencia lógica en una sociedad ¿no?

-Pero entonces parece que no me … yo mucho de lo que le respondía a ese otro muchacho antes. Que la atención al individuo, no a la familia, sino al individuo aislado, que un hombre es un voto, es primaria para el Estado del Bienestar, no puede uno  hacer un ataque de la familia defendiendo al individuo. Eso no puede ser. Si atacamos la familia  es porque con ello mismo estamos atacando, lo mismo que atacamos al Estado, estamos atacando al individuo personal, la persona individual.

-Bueno, yo por ejemplo si ataco a la familia la ataco como un modelo que nos han enseñado, que nos han impuesto y que no sirve. Es un modelo que nos han enseñado, que es del Estado al cual hay que adaptarse y el cual yo creo que no sirve para vivir de una manera en un sistema social, en la sociedad. Pero yo plantearía otro tema también. Creo que es importante.    Al principio yo creo que este movimiento relacionado, está un poco, se está dividiendo, se diluye -¿no?- porque nos hemos propuesto quizás algunos objetivos, porque algunos quizá intentan dirigir el movimiento hacia hacer algunas reclamaciones,  para hacer algunas reclamaciones, entonces intentan que  quieren conseguir objetivos o hacer algunas reclamaciones  y yo pienso que esto es un error porque el verdadero éxito que podía tener…

-No.

-…bueno la palabra éxito no sirve para nada. El verdadero éxito que podía tener…

-Lo que podía hacer algo.

-…es que podía ser algo imprevisto y que ataca realmente al propio sistema, un sistema que está corrupto, que está corrompido, y que no nos ha ayudado en una sociedad mínimamente justa, mínimamente social ¿no?

-Veo que no estabas al comienzo de esta asambleílla. Algo hay que decir, se te agradece,  lo mismo que yo estuve diciendo al principio. Se agradece la queja de desgaste y desviación que la mayoría de la gente menos formada que eran los que se levantaban hace cuatro meses ¿no? Efectivamente era esa tu misma queja, la misma  denuncia. Está bien. Y cuanto más se digan esas cosas,  mejor. De manera que gracias.

Por lo demás, hemos oído varias declaraciones de resistencia a lo de la destrucción de la familia, es decir, a la destrucción de la fe en que es el mejor modo de convivencia que podemos tener, que no se puede inventar otro. No he visto ya resistencia y…  recoger ahora alguna más y algunos otros toméis la voz para responder.

-Buenas,  soy turista, mi nombre es Rodolfo Silva. Encuentro muy interesante el tópico de discusión de esta noche. No comparto la opinión del caballero acá. Pienso que la familia ha sido la base que nos ha traído hasta el punto en que vivimos hoy día,  gracias a esa célula familiar en los últimos treinta y cinco mil años el ser humano como especie hemos llegado a lo que vivimos hoy día. Y gracias a esos primeros años de formación que son bastantes para criar a un ser humano, los primeros dieciocho años de mi vida, defiendo esa célula. Imaginémonos ahora en base a qué otro modelo podemos formar. No sé.

-Antes quiero que alguno que no sea yo te replique a lo que has dicho hasta ahora.

-Date cuenta de lo que es la formación esa que parece que agradeces como ser humano que dices, porque puedes mirar a tu alrededor  y ver lo terrible que es esto de que se muevan tantos seres humanos unos al lado de otros, cada uno con su dinero en el bolsillo, que en eso consiste más o menos la formación de las personas, que tengan cada uno su dinero, su opinión, su voto, lo que estábamos diciendo –un hombre, un voto- y que no sean capaces entre ellos de sacudirse el absurdo del régimen del Estado que tenemos encima con sus cárceles, con sus policías, con sus leyes. Date cuenta de lo terrible que es el imperio que tiene la familia sobre las criaturas que caen en su poder, porque legalmente son suyos, los niños, y cómo, por el medio de ese poder, los ponen a disposición de todas las instituciones que hay para enseñarles para ser personas normales, y si no, lo que ha dicho por ahí uno, pues, si no consiguen  formar personas normales, más o menos uniformes,  pues a meterlos en psiquiátricos por lo menos en Madrid y todos estos sitios están plagadas las familias de tratamientos psiquiátricos para los pobres chicos que ya no saben cómo habérselas con ese lío que tienen en sus casas, en sus padres, en sus madres,  la televisión que está en todas las casas,  porque el Estado que trata directamente con las familias, el Capital, se dedica a venderles chismes a las familias para contribuir a esa formación que parece que tenemos que agradecer, pues no, no lo agradecemos y precisamente eso nos ha traído aquí y por eso estamos diciéndole que no.

-Ahora, ahora te voy a dejar, espera. Ana,  yo creo que es que también él -lo ha demostrado- tiene una especie de fe en la Historia, ha dicho que hemos llegado hasta aquí. Ah no,  por más que turista y eso no se te puede consentir. Eso es como creer en el Tiempo, en el Futuro. Aquí se trata justamente de una rebelión contra toda esa Historia, directamente contra el Régimen del Bienestar porque es lo que tenemos encima, pero ese Régimen representa todos los Regímenes desde que empezó la Historia. He recordado formas de familia también en países más alejados del ámbito del Bienestar, y es una rebelión contra la Historia entera. No puede uno aceptar la fe que ellos tienen y que predican todos los días de que hemos llegado hasta aquí, los logros que hemos alcanzado, porque eso quiere decir los que vamos a alcanzar mañana, eso sería volver a caer en la fe contra la que aquí se lucha. Esto creo que también le pasaba, y ahora, sea lo que sea, como ibas a decir otra  cosa más…

-Creo que tiene que ver mucho también este Estado con el excedente poblacional, las personas hoy día en el planeta comparado con la capacidad y todo va ligado. Ahora mismo “habemos” más, más votos, más opiniones y más disparidades y efectivamente se escucha más lo que hablamos porque todos tenemos derecho a opinar hoy día.

-Y a ti qué te parece que esa superpoblación ha surgido así como las flores o que tiene alguna relación con el propio Régimen del Bienestar y con el movimiento de la Banca y del Dinero, ¿las dejas independientes? ¿crees que la superpoblación nos ha venido así de la tierra o del cielo o qué?

-Ha sido producto de la ciencia y de los avances tecnológicos y de…

-…de la ciencia que está al servicio del Poder… No sigas siendo tan turista, quédate con nosotros de vez en cuando, y no creas en las cosas que cuentan en los medios, la manera en que tratan la superpoblación, el problema de la superpoblación y cómo resolverlo. Esos son cuentos de la televisión, de la prensa del día. No podemos creer nada de eso. Aquí se trata justamente de seguir con este hilo de rebelión,  que iba contra toda esa fe en tantas cosas que el Poder nos tiene impuesta. Pero más por favor, antes de que se nos escape este ratillo.

-Hola, a mí esto de la familia, hay una frase que se la oí a Benito Mussolini –todos sabemos quién era, ¿no?- que decía que la familia era la célula de la sociedad fascista. Y esta misma frase se la he oído a un político español que es demócrata, que se llama Manuel Fraga, sin la palabra fascista; decía “La familia es la célula de la sociedad”. Y me chocaba esa coincidencia ¿no? Y seguro que muchísima gente, y se la acabo de oír a este chico que es la célula de la sociedad, y es verdad: es la célula de esta mierda de sociedad, entiendo yo.

-Sí, no está mal. Cualquier representante del Régimen, es decir, cualquier servidor del Capital, que ocupe puestos políticos, acaba por tener que decir lo mismo. Por desgracia tengo que recordar que a pesar de la…  simpatía de los últimos años setenta,  Fidel Castro, una vez que estableció el Régimen en Cuba, tuvo que venir a decir lo mismo que Mussolini y que Fraga, es decir, volver a tener que proclamar: trabajo, familia, … eso de nacer, ya se sabe que las revoluciones, por más que se las estime como honradas,  suelen acabar viniendo a parar al establecimiento y por tanto a repetir los mismos artículos de fe que cualquier otro Régimen … mañana, y por eso es por lo que nos podemos preguntar si hace falta la familia para convivir buenamente entre la gente, pero si esta rebelión se convirtiera en un partido del Poder y accediera al Poder o lo intentara, ten por seguro que en los carteles volvería a aparecer otra vez el trabajo, la familia y la patria, si hace falta: trabajo, familia y patria. Por eso no nos dejamos convertir en un partido ni en un organismo del Poder.

Pero más, antes de que se nos acabe. Más, sobre todo de confesiones de fe en la familia, restos de creencia de que hace falta, de que a la gente le hace falta.   Recordad que estamos mostrando, por si hacía falta, que, desde luego,  al Capital, al Estado, que son lo mismo, les hace falta, sea la familia al estilo este nuestro, sea al estilo sueco, que este hombre recordaba antes, la familia individual, al Estado, al Capital les hace falta, no pueden subsistir sin una organización como se ha dicho antes, como célula, una organización fundamental con la cual establecer todo lo demás. Hace falta eso. Y como al Estado y al Capital les hace falta evidentemente, está claro que a esta rebelión contra Estado y Capital no le hace falta ninguna. Pero sobre esto, sin duda, alguno tiene todavía algo que decir.

-Muy brevemente, a mí me gustaría preguntarle aquí al compañero que antes ha dicho que una de las cosas que veía la familia como cosa necesaria o algo así,  que se sentía apoyado por la familia, apoyado -¿no?-, esa es la cosa, entonces me gustaría preguntarle, si está dispuesto a contestar, que qué es eso -¿no?-, porque, por ejemplo,  imaginemos que se rompe una tubería -¿no?- del fregadero, y dices bueno, pues necesito apoyo, pues  podría ser por alguien que sepa arreglar la tubería -¿no?-. Necesita apoyo, por ejemplo,  porque vemos que hay gente que sabe, qué se yo,  cantar muy bien y te arrimas a ese -¿no?- a ver si tú mismo…  etcétera -¿no?- entonces la cuestión está en qué quiere decir el apoyo de un padre o de una madre o un tal, para qué se necesita que te apoye expresamente un padre o una madre o tus hermanos. No sé si me… Con este ejemplo creo que queda claro lo que pregunto…   

-La verdad es que no sé.

-¿Para qué?

-¿Pa qué el apoyo?

-El apoyo es cuando lo estoy pasando mal.

-¿Qué te pasa?

-No, no me pasa nada ahora mismo, pero… ¿la tubería?

-¿Por qué tiene que ser tu padre?

-Bueno, también podría ser un amigo, pero ¿y si no tengo amigos? Están mis padres ¿no? A ver, lo último que falla es la familia.

-Sí, efectivamente, el que haya familias no sólo no favorece que haya amigos de esos a los que puedes confiar sino que, más bien, lo entorpece. Si a la familia le presentas un amigo muy íntimo tuyo, que de verdad te cuida y demuestra quererte, la familia le echa para afuera inmediatamente. No es de la familia. No es nuestro. Bueno.

-Me hace gracia que lo que has dicho es lo que cualquiera dice cuando dice “yo me crié con el apoyo de la familia, la familia siempre estará ahí”. Eso siempre lleva por detrás creer para cuando uno se siente mal, le pasa algo, es decir, se tiene un sufrimiento, y luego lo otro que se dice siempre es al dinero. Si no tengo, pues a ver si la familia tiene y me echa un cable. Pero vamos en el caso del dinero está claro, siempre se cree que la familia está ahí para ver si me echa un cable, y luego nunca echa un cable la familia. Es lo único que a lo mejor puede hacer bien la familia, el echar un cable en el dinero, pero en el caso de cuando se encuentra uno mal yo, lo que me sale decirte es que todos los que estamos aquí, diría, todos los que estamos aquí, si nos ponemos a pensar cuáles son nuestros mayores sufrimientos de la vida nos vienen dados por la familia. Con lo cual, todo, cuando te sientes mal, va a la familia, y la familia, y siempre está ahí, claro, pá joder.

-Pues seré yo el único que se lleva bien con su familia.

-No, no, no, por favor. Otra vez te pido que no confundas tu familia,  muy respetable y querida,  con la Familia. Por favor, no te aferres a tu experiencia personal… Aquí se está hablando de la Familia, no de la tuya.  No se te olvide.

-También escuché antes a alguien por aquí que estaba a defender la familia diciendo que años hace que está la familia. Entonces si alguien podría responder a eso y cuántos años hace que está la familia.

-Unos diez mil años, sí, desde el comienzo de la Historia. Era este hombre al que le dije que lo que le pasaba es que creía mucho en la Historia, que habíamos llegado hasta aquí gracias a una familia, como si se pudiera saber qué es lo que habría pasado hasta aquí si no hubiera habido familia. Estas son las imbecilidades que por la literatura … nos las meten todos los días.

-Hola,  yo también soy turista, aunque turista local, del sur. Y me ha parecido muy interesante porque en mi ciudad no tenemos estas manifestaciones públicas. Quiero decir que son muy enriquecedoras, estos debates públicos, y, bueno, yo estoy aprendiendo mucho y me enriquezco. Creo que hay un problema y es qué entendemos por familia y se ha dado una definición que es una norma que regula las relaciones sexuales entre hombres y mujeres, y a partir de ahí se configura la célula en la que estamos acostumbrados a vivir. Antropológicamente no siempre ha sido así, de hecho los seres humanos nos parecemos más al modelo de convivencia de los chimpancés que de los orangutanes, que viven en pareja mientras que los chimpancés no, y digamos nuestros ancestros de hace doscientos mil, trescientos mil años, no vivían en familias como las que conocemos ahora. Yo estoy contento con mi familia, no tengo familia, digamos propia,  de hijos y tal, pero sí tengo a mi familia, que me ha dado sufrimientos, también me ha dado muchas alegrías. Para mí es muy importante mi familia, aunque reconozco que no es el único modelo y probablemente no sea el mejor. Y lo que no acabo de entender es el razonamiento intelectual de muchas de las intervenciones por el cual se achaca a ese modelo de sociedad, o a esa célula, se achaca todos los males que hay: o sea, la pobreza, la desigualdad social, la injusticia… ¿Es todo culpa de la familia? ¿Cuál es el razonamiento intelectual que vincula una cosa con la otra?   

-Perdona, no sé si has estado todo el rato porque…

-Todo el rato no he estado.

-Se ha estado demostrado que es como la institución que está indisolublemente ligada con el Estado y el Capital, es decir, con el Régimen que la necesita, y como esta es una rebelión contra el Régimen, pues ya te puedes imaginar todo lo demás. No es que a la familia particularmente se le achaquen todos los males, que no hay “todos”. Y por tanto me alegro de que vengas, turista del sur, y si esto te parece que puede servir para algo y si te tienes que marchar,  lleva para allá la posibilidad de que en cualquier calle, en cualquier plaza, se proceda de esta manera, es decir, sacando a la luz pública,   de hecho a los adoquines, al aire, lo que de ordinario se esconde en las vidas privadas. …los orangutanes y  los chimpanceses, por favor, porque aquello contra lo que estamos aquí empieza la Historia, de lo de fuera de la Historia no sabemos más que los cuentos  que la ciencia nos cuenta… la Historia y el Régimen del Bienestar, que es la culminación de la Historia entera, y contra la cual aquí estamos hablando, haciendo lo que se pueda.

-Bueno, a lo mejor para entender el razonamiento, puede ayudar a aclarar la pregunta de para qué sirve un padre o cuál es la labor o tarea de un buen padre, porque parece que, por ejemplo, un buen padre lo que tiene que hacer es que sus hijos se coloquen en sociedad, se coloquen bien, por lo menos que sepa que puedan aguantar en ella. Ahora bien, bien comprobado tenemos que la Sociedad del Bienestar precisa, si algo promueve,  es la miseria, bueno, y aquí se dice a menudo la muerte -¿no?-, la muerte de las posibilidades. Además, una familia en rigor lo que hace es eso, acostumbrar a los que llegan nuevos a abrazarse a esto, sea bueno o malo. Eso es independiente. Entonces a lo que te acostumbras es a pensar que no hay otra manera, que esta es la manera que hay y que lo único que merece es  adaptarse a ella y, si acaso, retocarla, darle algún retoque, pero eso al final te reduce en nuestro caso a que uno tiene que buscarse un puesto de trabajo, un sueldo fijo, o más o menos fijo, unos ingresos con los cuales aguantar y comprar sus cosas y esperar a que lo entierren en el trascurso

-Sí, algo de eso se ha planteado. La familia con todo su amor educa para que el niño tenga un porvenir… un futuro, como antes dije, es lo que nos venden en lugar de posibilidades de vida. Nos están metiendo en la administración de muerte, que es la labor del Capital y del Estado, y, desde luego, una familia no se rebela contra el Estado y el Capital, lo más que puede hacer es huelgas, reclamaciones hacia arriba, para conseguir un poco más de subsidios o de ayudas familiares, pero rebelarse contra el Estado, contra el Dinero, una familia no se rebela jamás. Está, por el contrario, hecha,  como hemos dicho, para condicionar a los niños que vayan viniendo  a que se sacrifiquen y se sometan al futuro que les está destinado. Así de triste es. No menos que triste. Conviene recordarlo.  

Se me ha hecho algo tarde, se nos ha pasado este rato. Ni siquiera la cuestión de la familia ha quedado todavía lo bastante bien debatida, pero bueno, sea siguiendo con ella o sacando otras de las que afectan a la rebelión contra el Régimen del Bienestar, si seguimos con ánimos y si el Señor no se opone demasiado, el jueves que viene volveremos a encontrarnos por aquí tratando de sacar a las losas, al público aquello que el Dinero esconde en las charlas familiares o en las charlas entre amigotes o en algunas manifestaciones de las bien domesticadas. Ánimos para seguir con esto dentro de siete días. ¡Salud! (Aplausos)