30.06.2011

30 de Junio de 2011

30 de Junio de 2011

Agustín García Calvo en Sol


Sobre el miedo que nos está imbuido de lo que pasaría si el Sistema entero se derrumbara.

 

 

 

 

 

 

En esta última parte, la parte 5, AGC se dirige a los que estaban celebrando en Sol un "debate sobre el estado de la nación", como alternativa al debate que se estaba celebrando en el Congreso de los Diputados.

"La mala vía de la rebelión: adoptar los términos que el poder tiene ya establecidos (nación, estado de la nación; ponerse a discutir cuestiones realistas de jurisprudencia, sanidad, de la legislación del empleo, etc.) es meteros dentro del Orden. La rebelión que surgió era contra el Régimen del bienestar, sin más, caiga quien caiga.

Os desanimo de esta mala vía: no emplear los términos que el poder tiene establecidos, no os ocupéis de los temas de los que los Medios de Formación de Masas se ocupan, porque sólo con ocuparse de ellos estáis contribuyendo a la asimilación al Orden que este soplo, este aliento de rebelión trataba de derrumbar".


 
TRANSCRIPCIÓN:

…con las muestras de “oh lluvia, lluvia, lluvia de felicidad”, en el momento en el que empiezan a caer grandes billetes de banca por todas partes y la gente se muestra alborozada, pero antes de eso me conviene tal vez volver un poco al comienzo de esta comedia musical de Bobomundo, que sucede cuando este protagonista,  que es el bailarín mudo, que anda danzando de un lado para otro, ha acabado cayendo dormido en los peldaños del fondo de la casa consistorial, con sus grandes puertas,  y es entonces, cuando abriendo esas puertas de par en par aparece Aurora,  que es una fregona corpulenta,  con una gran escoba con la que va a barrer cualquier cosa que se tercie, incluso a este bulto allí tumbado y empieza cantando:

 

Á a-a-á  a-a-á.
Ya viene el día, ya viene
La jornada laboral.
Á a-a-á
Yo soy la Aurora
de dedos rosados como salchichas
de tanto fregar.
¡Arriba ya!
Yo soy la que saco a los autobuses
de su corral
y en el asfalto los echo a pastar
un día, un día,
un día más.
Yo despierto a las roncas sirenas
de la realidad.
Yo barro la puerta de sueños
que puedan quedar.
A-á, a-á,
¡arriba ya!
Y esto, ¿qué es este
desecho de la Sociedad,
tirao, tumbao, vagabundo,
sin hacer nada,
nada de ná?
¡Arriba, arriba y a currar!
Y si eres parao, ¡a la cola, a la cola,
a la cola a esperar!
O, si no, pues ¡afuera, afuera!
No manches el cuadro,
¡afuera ya!
Ya hoy es mañana.
Ya hoy es mañana:
La Aurora barriendo lo viene a cantar,
a-á, a-a-á.
(Aplausos)
-No parece que por lo pronto consigamos atraer público. De todas maneras, quisiera recordaros, algunos ya lo habrán cogido, la canción de más adelante cuando con una aventura que sucede con las damas de caridad que son los partidos y las oenegés deciden hacer caridad y al desgraciado este del bailarín mudo que está en un banco de un parque lo cargan con un ramo, un gran ramo de billetes de banca muchos, muchos, y se van satisfechas las oenegés, los ministros con el resto de las asociaciones caritativas. Entonces él, el monstruo, el monstruito mudo, no sabe nada de eso, empieza a tirar billetes de banca por la escena, por la sala y los tira, y al cabo de un poco, según va entrando gente del coro, que no es más que la gente corriente, toda la gente corriente, empieza a suceder el milagro, empiezan a caer del cielo enormes billetes de banca, primero unos pocos y luego un poco más y un poco más, y,  cuando ya es una lluvia,  el coro de la gente corriente levanta las manos al cielo y canta:
¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!
Cuando los judíos iban por
el desierto de
Sinaí,
el señor
Jehová,
que quería mucho a Moisés,
les echaba sin parar
miguitas de
pan.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!
Hoy, en pleno desarrollo ya,
la Administración
Celestial
echa un plan
de emisión
de papel del Sumo Poder,
y del cielo cae sin fin
dinero de
Dios.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!

El maná no se podía guardar:
se podría en un
santiamén;
pero yo
meteré
mi dinero en sana inversión
y mañana encontraré
que tengo allí
más.

¡Oh, oh lluvia, lluvia
de felicidad!
¡Mira, mira, mira cómo cae
nuestro maná!

(Aplausos)
 

-…que hable un poco de eso del miedo que le produce que se derrumbe la historia.

-Más que miedo, pánico.

-El miedo que se tiene a la palabra “bancarrota”, parece que se está vinculando el 15M  a la crisis, a superar la crisis, a hacer esfuerzos para que haya una salida a la crisis en un sentido o en otro, pero el miedo que hay a un derrumbe del sistema, a la bancarrota. Hoy por ejemplo El País le llamaba, caos, el caos, ¿no?

-Eso es uno de los miedos, los de la crisis y de esa supuesta bancarrota con los que nos entretienen, contra esos miedos he hablado por escrito a los lectores de El País o de La Vanguardia, no merecen( … ) Me estoy refiriendo al miedo que esta rebelión suscita de que todo el sistema se caiga, es decir, cómo se las arregla cada uno frente a lo que pasaría si no tuviéramos un gobierno, una ordenación  Ya sabéis que es el miedo impuesto por la necesidad que Estado y Capital tienen de creerse y hacerse creer necesarios.

-¿Me oís bien? ¿No hace falta el aparato? Bueno, por lo visto se está hablando del miedo. El miedo tiene dos caras. Uno es el que tú pierdes y otro es el que coge el que tú has perdido. Vamos a hablar por uno mismo, que es lo lógico, y vamos a hablar de cómo hemos perdido el miedo por este año en Madrid. Ha habido tres ocasiones de comprobarlo: la primera ha sido el asalto a la capilla de la ciudad universitaria de Madrid, un desafío en toda regla, sobre todo en sus formas; la segunda ocasión, al mes siguiente, que se perdió el miedo, fue cuando se convocó la procesión atea, la primera vez que se intenta hacer legalmente, un desafío a toda la mafia eclesiástica que todavía no se ha repuesto del susto. Ése ha sido el caldo de cultivo del siguiente mes aquí en Sol el 15M, esa pérdida del miedo, ese desafío de quedarse con la plaza, eso es lo que ha posibilitado la pérdida de los miedos anteriores.

-Bueno, yo no era de eso de lo que estaba hablando. Me hablas del miedo que pierden los valientes cuando hacen esas hazañas y otras de las que yo mismo tengo testimonio de ocasiones de haber perdido el miedo, no, lo que estaba hablando era de que esta rebelión y con las ocasiones que hayan dado unos u otros, pero que se ha producido inesperada a pesar de todo, y a pesar de esperada por mí por ejemplo desde hace 46 años, en que el Régimen se estableció, el miedo a lo que cada uno desde pequeños estamos obligados a tener de lo que pasaría si no hubiera un padre,  un Gobierno o un Capital que nos arreglara las cuentas y que nos hace vivir, hay que confesarlo, así de bien, de manera que es a ese miedo al  que estoy escarbando, porque tenéis que pensar que esta rebelión,   aunque muchos medios como veis por ahí, pues, la empequeñezcan, y la dediquen a protestas contra monigotes,  que  no merecen la pena, del sistema intercambiables, tiene un sentido profundo, y ese sentido profundo va contra el Régimen del Bienestar sin más, en cualquier sitio, en cualquiera de las naciones donde se produzca, por tanto es preciso plantearse, para que la propia persona de uno no sea un estorbo, cómo cada uno se las ha contra ese miedo, qué pasaría si no hubiera un gobierno, un orden como este del que estamos disputando. ¿Qué pasaría? Es eso sobre todo por lo que os pregunto. Adelante.

-Bueno yo solamente quería comentar los miedos de los que estamos hablando ¿no?, dejar caer palabras como “seguridad”, como “propiedad”... Son palabras a las que el sistema nos tiene bien acostumbrados. Durante años nos han hecho creer que somos pequeños propietarios, que disponemos, que somos dueños de cosas,  de algo, de lo que sea, de una pequeña casa, de un pequeño coche… Es todo mentira. No somos dueños de nada. La propia certidumbre se nos está cayendo como el propio sistema, a pedazos, porque en realidad no existe seguridad… para nadie. (Aplausos)

-Bueno, la verdad es que me parece que eres un poco descuidada en esta proclamación ¿no? Desde luego no hay otra seguridad que la que ellos te venden. ¿Qué quieres? Se llama seguridad a eso,  por ejemplo, a la Seguridad Social. Y querer tener otra seguridad,  buena, no, no es camino. Uno, si está seguro, es que es perfectamente idiota, y como nadie es perfectamente idiota, pues está inseguro, lleno de dudas, y eso es lo que nos corresponde a los que andamos por abajo, con esa corrección. También eres inexacta porque si tú tienes un  auto, tú eres la dueña de ese auto, aunque no te guste. Te lo han vendido. Te lo han vendido, lo tienes que cuidar, lo tienes que sacar a mear, aunque no te haga falta, para creerte tú misma que te sirve para algo, y todas las desgracias que con el auto vienen. Eso eres tú, la persona. Cuando os hago hablar del miedo,  es personalmente de lo que pasaría si el orden se derrumbara, si no hubiera un padre, si no hubiera un gobierno, pero no sólo por hablar de eso sino porque hay que reconocer que la persona de uno tal como está constituida por el orden y la educación es la principal dificultad para que la rebelión pueda florecer, es la persona de uno; por eso os estoy haciendo hablar del miedo ante lo que pasaría.

-Hola, nada, pues eso, lo que dice Agustín: que a mí lo que me da miedo es la persona de cada uno;  y cómo nos enfrentaríamos a eso, me imagino todo como mucha sangre, mucha guerra, mucho todo el mundo intentando defendernos y yo que sé, peleándonos. Y entonces eso es lo que me da miedo: la persona, las personas, y las ideas. Y también me da miedo que se destruya un sistema e inmediatamente se intente organizar otro sistema, casi que me da más miedo otro sistema,  y digo casi más vale lo malo conocido... Me da miedo todo eso.

-La rebelión, desde luego, es así. No es para ningún gobierno en particular, no es para, como se creen algunos de los que se dejan domesticar en la rebelión, para protestar contra una legislación laboral o lo que sea u otra, para protestar o de alguna manera llevar al gobierno a una democracia mejor o peor. Se trata de una rebelión contra el sistema  sin más, contra el Régimen del Bienestar, que es el que nos ha tocado, el régimen de Estado y Capital, que es el actual: Estado y Capital confundidos en lo mismo, por supuesto. De manera que hay que plantearse para tener alguna forma de valentía en esta rebelión contra el orden algo de ánimos, hay lo primero que hacerse cargo del miedo que uno personalmente tiene de que pase eso. ¿Qué pasaría si esto se hunde? ¡Por ese miedo estoy preguntando!

-¿Qué pasaría si esto se hunde?

-¡No lo sabemos!

-No veo que os animéis. Yo tengo que decir algo que a mí me ha pasado y supongo que a los demás os tuvo que haber pasado,  de plantearse efectivamente eso, de que de pronto el movimiento así como un río desbocado derrumbara todos estos tabiques en que está esto compartimentado, pues sí que si uno lo piensa cuando está a solas y es eso, un verdadero individuo, bueno, pero sin embargo a mí me parece o al menos sentí eso que cuando se está en la asamblea no hay miedo ninguno, ahí el miedo ese se pierde y es ese golpe de levantamiento el que no permite, y eso debe ser porque, a lo mejor, bastante de la persona de cada cual se diluye un poco sin saberlo, en el movimiento.
 
-Bien, porque en una asamblea libre, que es aquella en que ya no se sabe cuántos son porque están entrando y saliendo y por tanto no puede nunca el poder contarlos ni pueden ellos votar, en una asamblea libre, que es lo único que la rebelión puede usar, quien se rebela no es desde luego la persona ni cada una de las personas de los asistentes. Personalmente, como habéis confesado alguno de vosotros, uno está hecho al miedo, a la necesidad del padre, a la necesidad de que le ordenen la vida, a la necesidad de la seguridad, de manera que la persona no se rebela; gracias a que estamos algo mal hechos siempre lo que se rebela es lo que queda por debajo de las personas, y eso es lo que a veces puede hablar en una asamblea y por tanto dar lugar a lo que Galín bien ha presentado, pero justamente por eso, porque la persona está tan esclava, está tan necesitada de un orden social que le suministren,  por eso al intentar profundizar en el sentido de esta rebelión hay que afrontar esa condición personal. Esta condición personal se opone a pueblo que no existe pero que lo hay, que habla. Hay que afrontar eso con este enemigo y por tanto, pues, estaría mejor recoger algún testimonio más de cómo se afronta este miedo, esta necesidad de que haya un orden impuesto desde arriba.

-Agustín, perdón, muy corto: me educaron con el miedo al infierno y llevo sesenta años y no me lo quito de encima… los curas.

-Sí, lo que pasa es que generalmente,   si tú no, casi todo el mundo  le ha quitado el miedo a eso,  ya no es el infierno… Ya sabéis lo que es tradicional ya desde Hobbes justificando después de todo a Leviatán.  Todos los que han sostenido la necesidad de una ordenación desde arriba, empezando desde Platón ya de mayor, ya menos socrático, siguiendo con Aristóteles y con todos los modernos, han utilizado eso. Es que, si no, ese orden… “El hombre es lobo para el hombre”:  hay una mala intención,  una especie de gusto por el asesinato personal que,  si se nos deja sueltos, se realiza. Justamente esta es la forma del miedo que se ha impuesto por todas partes. A ver cómo os lo creéis u os lo dejáis de creer. Pero desde luego está ahí y con eso hay que contar. No creáis tampoco entre los amigos que esto quiere decir que uno piense que lo que queda por debajo de las personas, pueblo que no existe, es decir, la gente cuando no son individuos, sea, por el contrario,  como el buen salvaje de Rousseau, sea gente capaz ya sin más de vivir de veras, bien,  como no nos dejan vivir, no hace falta creer eso tampoco, pero ¿hace falta creer que efectivamente si nos dejan sueltos vamos a empezar a maltratarnos y matarnos unos a otros? Eso es lo que se os pregunta.

-Buenas tardes a todos, yo he llegado un poco tarde pero yo estoy absolutamente de acuerdo… Estoy absolutamente harto pero no sé muy bien ni por qué, ni cómo, ni dónde ni cuándo. Lo que sí tengo claro aunque tampoco demasiado, pero sí un poco más, porque he pensado un ratito estos días, es que el otro día apareció un señor aquí, parecía un dirigente de estos…  Ah, aquí hay otro que todavía aquí, bueno aquí seguiremos mientras nos sostengan las piernas.   Había un señor aquí que parecía un dirigente sindical,  que se enfadó mucho con esta persona que hay aquí, bueno con esta persona no, con el compañero Agustín. Entonces, yo he pensando un poco sobre este asunto que me parece gravísimo. Este hombre creía que los medios no son malos en sí, sino que son malos en función de quién los usa. Hay que ser iluso. Hay que ser iluso para esto. Y lo defendía con un ardor que me recordaba a los años –yo soy mucho más joven que Agustín- de lucha contra el Gran Jefe, Gran Jefe digo como persona a la que era muy fácil atacar porque se le veía muy bien. Pero el verdadero problema sigue aquí. Ese hombre creía y me pareció entender, incluso vi hasta un poco de buena fe y ya termino,  en que Agustín no tuviera que estar 46 años en el Ateneo sino que,  si los medios los manejara él o su partido, Agustín estaría todo el día en la televisión. Hay que echarle huevos y hay que ser iluso y hay que ser mentiroso. Que esto lo diga la gente que encima se supone que son de izquierdas es el colmo. Buenas tardes. (Aplauso)

-Gracias por la diatriba. Bueno, te recuerdo con precisión que hace 46 años lo del Gran Jefe ya era una cosa que no quedaba más que, como decían los marxistas, en la supraestructura. Cuando en el 65 y antes del 65 la gente se levantó por California o hasta en Madrid,  se levantaba  ya contra este régimen, contra este, este de cuyo derrumbamiento estamos hablando, el Régimen del Estado confundido con el Capital, el Régimen del dinero, el llamado Régimen del Bienestar. Ahí mismo os han repartido una cosa que,  mucho antes, cuando yo estaba en Sevilla en el 61 o el 62,  saqué, todavía en plena dictadura, que es justamente mi primer ataque a la democracia, lleno de cosas de las que después me he desengañado,  pero que de todas formas era un ataque ya contra la democracia, a pesar de que la dictadura todavía siguiera por lo alto. Ese es el Régimen que se estaba estableciendo. Contra él se levantaron los estudiantes desmandados por Tokio, por California, después por Alemania, al final en Francia y ahora aquí... Este es el régimen contra el que estos amigos nuestros, esta gente tan bien desmandada y descontenta se está rebelando, aunque muchos de ellos se crean otra cosa y se equivoquen, se están levantando contra este régimen, y es este régimen  en la forma de Leviatán que nos toca, y la justificación es siempre la misma. Si no estuviéramos aquí nosotros, si no hubiera unas finanzas y unas bancas bien ordenadas, si no se dispusiera de medios para el servicio del ciudadano, tan buenos como aquellos de que disfrutamos, si no tuviéramos un padre, una organización que nos salvara la vida ¿qué iba a ser de nosotros? ¿Nos volveríamos como fieras y comeríamos, seríamos unos buenecitos como en la imagen de Rousseau?  El miedo de lo que puede pasar es por lo que estoy preguntando y sigo todavía un poco,  de manera  que cada uno, si  se plantee de verdad que esta rebelión tiene el sentido del derrumbamiento del orden del régimen entero ¿cómo se las arregla frente a este miedo que se nos ha hecho ya natural, personal? .
   
-No es el miedo al pasado, es al futuro.

-De la naturaleza no vale, mejor no hablar, para que sea algo bueno justamente tiene que ser desconocido. Esto que él mismo registra entre parte de los que están reunidos … muestra de cómo se cuela dentro también dentro hasta de las asambleas no siempre no todas el miedo … Si esta rebelión que surgió con lo de mayo y todo eso no se organizara, si no hubiera también aquí un padre, unos regidores, unos que saben cómo nombrar comisiones , qué medidas son las que hay que tomar, si a la asamblea hay que preguntarle para que vote si ir al Congreso o a lo otro, si no hubiera señores así, si no hubiera organización así ¿se nos perdería la rebelión, la rebelión se perdería? Esa es la santa desconfianza de lo que nos queda de pueblo que nunca puede disolverse del todo ni acabar y es testimonio del miedo también dentro de rebelión y su necesidad de organizarse para el futuro. Eso es el arma de ellos, el futuro.  Con eso nos quieren hacer creer en la seguridad y que nos tienen regida la vida. Tomar eso,  que es propio del enemigo, el futuro,  y aplicarlo a la rebelión no tiene sentido, es echar a perder la  rebelión misma. Ya lo he dicho más de una vez: para que esto haga algo, si no repentinamente a lo largo de años o siglos, para que esto haga algo la primera condición es que no tenga futuro, no tenga futuro, porque el futuro en sí la muerte es cosa de ellos. ¿Algún testimonio más? Sobre todo sobre la manera de afrontar cada uno este necesario miedo que nos tienen impuesto.

-Yo ha he dicho todo lo que tenía que decir.

-Bueno, yo no siento mucho el miedo de que se pierda el Estado o de que nos quedemos sin padre, no lo siento mucho. Siento demasiado horror y hartura y asco del estado que tenemos y de cómo destroza las posibilidades de llevar una vida hermosa de que no tengo miedo de que caiga el Estado, tengo más miedo de que siga con su plan, de que siga cargándose a los niños a fuerza de educación y de deportes, de que siga destruyendo eso, lo que digo, las posibilidades de la gente, de que sigamos teniendo que aguantar la semana laboral y luego el fin de semana de la diversión así y todavía más, para qué, si ya hemos visto lo que da de sí. Ya sabemos lo que es. Entonces yo tengo miedo de la capacidad de aburrirnos que está produciendo el tinglado este. Entonces tengo tantas ganas que, no sé lo que pasaría, pero de verlo derrumbarse  o de sentirlo cómo se pierde y cómo la gente se levanta  contra él que el otro miedo que podía tener de que me falte lo que tengo de ordinario no lo siento musió (Aplausos)

-Sí, la alegría de ver que algo se levanta contra esto, a pesar de los siglos y el peso de la conformidad, es una alegría. Este soplo mismo que ha venido de los acampados del quince de mayo es un soplo, es una alegría.  Lo que Ana ha llamado miedo, claro,  no es miedo, lo ha llamado también mejor hartura, el miedo propiamente es siempre del futuro, y por lo que estoy preguntando qué va a pasar si esto se hunde. Ana ha explicado muy bien luego que la vida es ese miedo es hartura, un no aguantar más al ver que esto sigue y que se mantiene y que se repite bajo diferentes formas lo mismo cambiando para seguir igual. Es hartura efectivamente no puede ser un remedio contra el miedo que, sin embargo, estoy registrando como necesario. Cada uno tiene que tener miedo de que el Régimen se hunda; si no, ¿dónde os han criado? Os han criado muy mal si no tenéis miedo. Por eso os estoy preguntando por él.

-Lo que realmente produce miedo no es el que venga la autoridad o la represión que pueda haber, lo que produce miedo es que se repita el fenómeno autoritario que está dominando. El mismo fenómeno, que vuelva a establecerse una escala de líderes y de  representantes, que estos representantes asesoren a los políticos para que hagan las cosas que sean convenientes para mantener el sistema dentro del parlamento, eso es lo que se tiene miedo. Se tiene miedo a que aparezcan figuras que sustituyan a las figuras que ya se han ido quemando y vengan otras. Yo lo que tengo miedo es a que desaparezca el movimiento. Eso es lo que me da miedo, y me da miedo porque lo veo muy posible. Veo que cada vez la gente ha dedicado un esfuerzo enorme para lanzarlo, ha venido con un calor en los primeros momentos, pero que ese calor se va restringiéndose y en un momento dado pueden empezar a aparecer las figuras de los portavoces, las comisiones, las no-sé-qué,  sustituir a estos y esos siempre van a ser incorporables a la vida política y van a ser unos políticos más, más modernos, que no es la primera vez que se produce, se produjo en Holanda con un grupo en el 62 que se tomó el poder incluso, que estuvo en el gobierno. Se produjo en muchos más países, no es una cosa nueva. Esto hay que tenerlo cuidado porque no se puede permitir que se produzca otra vez. Yo también estuve en las asambleas del 65 y me acuerdo de aquellos momentos y lo primero que hizo el régimen, el régimen que había, es convocar a los delegados de la facultad en una junta en Villacastín,  y a Villacastín fueron todos, todos los delegados de las distintas facultades. Y me acuerdo que yo fui a decirles que qué caramba estaban haciendo allí con el Vicesecretario General del Movimiento    en conversaciones en nombre de quién estaban hablando, y me dijeron que no me recibían. Inmediatamente fui al parador de Villacastín y le dije al guarda que iba a volver dentro de dos horas y cuando volví a las dos horas todos los delegados habían huido, y eso que tenían previsto estar reunidos cuatro días más. Ni que decir tiene que esas personas que estaban entonces han sido políticos muy conocidos en la etapa de la transición, políticos conocidísimos. Y eso ya lo he vivido y me da miedo volverlo a vivir otra vez. No me gustaría nada. Esto es simplemente una experiencia, y ese es el miedo que yo tengo, el miedo, Agustín, mío es ese. (Aplausos)  

-Hay que agradecer a Jaime que nos haya sacado aquí la triste historia. Eso se llama la triste historia. Bueno, pues no es justamente el miedo en el que yo pensaba, pero desde luego participo de un temor bien fundado de que cualquier rebelión, cualquier soplo como este que nos ha traído hasta acá,  estará condenado a la organización, a las comisiones, a la votación, a la democracia, es decir, a los mismos procedimientos del Régimen contra el que trataba de levantarse, con la consecuencia de que efectivamente como del 65 recuerda Jaime los gobiernos se apresuren a encontrar enlace,  maneras de dar gusto las comisiones, …  pero por lo que estamos aquí todavía hoy es que eso nunca es así del todo, la realidad nunca es así del todo. Es decir que, también aquí, en medio de los antiguos acampados y los rebeldes en general,  la mayoría haya tirado por el camino de la triste historia y haya vuelto a repetir lo eso no quiere decir que haya sucedido con todos. Hay, aunque no sean mayoría, y aunque muchos de ellos estén más bien….  hay muchos que no han caído en esa trampa. No son tantos como los que han caído en la trampa, la historia es así, pero desde luego hay que tenerlos en cuenta y bueno, aunque este uno prevenido, de que las cosas vayan por las vías no podemos darnos por desentendidos de ese aliento de que siga soplando también rebelión.

-Bueno, me parece que ese miedo personal es el miedo a lo que ya sabemos, a lo conocido, es el miedo que pone la televisión en un país, es el miedo a la guerra, a que te hieran, a pasar hambre, a no tener agua, a lo que nos venden, miedo a morirte. Ese es el miedo personal porque de lo otro la verdad es que si no hubiera mandarines es que no sabemos, desde siempre hemos conocido pues esto, lo que hay, y al palo y a la ley, pues lo otro, si uno mira hacia adentro, pues no sé, el miedo es  a lo que nos han vendido, a lo que está en la televisión y en los periódicos, que es un desastre, claro.

-Sí, te refieres a los desastres que suceden en los otros mundos, en los mundos terceros o por ahí, que no han tenido la habilidad de pasar a incorporarse al Régimen del Bienestar, entonces se lo pasan muy mal y claro, que la televisión os lo enseñe lo mal que se lo pasan, y os dé una lección para que os atengáis al Régimen que os ha tocado, el del Bienestar, y os contentéis con él, natural, es natural, no podía (…) a otra cosa ¿no?  Hay un miedo más profundo si unos e desentiende de esas propagandas y se plantea ningún régimen, ningún gobierno. ¿Qué pasa? Esto nos tocará si seguimos  pudiendo verlo también por este otro lado: cómo en la Realidad de este Régimen, bajo este régimen,  las desgracias y los crímenes y todas las infelicidades que se producen os vienen de allá o las produce el Régimen mismo. Comprendéis que sería un tema interesante.  Hoy no hemos conseguido que haya gran pequeña asamblea. Seguramente  en parte a muchos de los asistentes posibles nos los ha robado esta parodia del estado de la nación que se está todavía celebrando allá abajo y que parece más seria, más formal.   No sé, por tanto,  si el jueves que viene conseguiremos o no otra cosa,  ¿no?,  algo distinto. Para que haya un poco de gran asamblea hay que ser bastante desde luego heterogéneo, no demasiado familiar,  y conviene que se siga la regla de que se llegue al número de que no se sabe cuántos son,  para que se evite cualquier derivación hacia el cruce de opiniones personales, hasta la votación, si hace falta. Yo voy a intentar por mi parte seguir volviendo según la promesa hecha el jueves que viene a ver si hay más suerte, a ver si se reúne un poco más de gente, lo cual no quiere decir que no me alegre y os agradezca el haber estado juntos todo este rato aunque no nos quede la gracia de ser muchos, qué se le va a hacer. No puede uno fabricarse esa gracia de ser muchos. Frente al miedo desde luego hay que recordar que todo lo que ellos sustentan, el sustento de Leviatán,  el hombre lobo para el hombre y todo lo demás,  es una cosa que desde luego nunca nadie ha visto. En la realidad.  No sabemos, no sabemos lo que pasaría,  por supuesto. Si alguno de vosotros conserva un miedo a lo desconocido, al no saber, entonces no tiene mucho que hacer en una rebelión contra el orden. El miedo que os han imbuido es un miedo justamente, sí,  a lo sabido, aunque sea mal sabido, con sus ideas de la historia y la prehistoria humana, cuentos con los que os  han metido miedo. Los niños no tienen miedo de lo desconocido, no tienen miedo de la oscuridad sin más; tienen siempre miedo de fantasmas, de duendes, de genios (…) que son los que los padres les han proporcionado. Perdido el miedo a lo simplemente desconocido, no tener miedo a lo desconocido, curarse así del miedo de los fantasmas que os han hecho conocer, parece que es la primera condición para que intentemos seguir manteniendo la continuidad esta rebelión.  Por si acaso el jueves que viene tenemos más suerte, somos unos pocos más muchos, esto lo dejaremos por hoy. Buenas noches.

-Vamos, como cada jueves al acabar la asamblea esta, a cantar el himno de la comunidad autónoma de  Madrid, sobre todo porque, aunque es oficial, no lo cantan los de arriba, y eso nos hace gracia:


Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe
ya se hacen estado los pueblos,
y aquí de vacío girando
sola me quedo.

Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto.

Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.

Somosierra me guarda del Norte,
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto
yo soy el Ente Autónomo Último,
el puro y sincero.

¡Viva mi dueño
que, sólo por ser algo
soy madrileño!

Y en medio del medio,
capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metropol ideal
del dios del Progreso!

Lo que pasa por ahí,
todo pasa en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
 y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.

Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
De Madrid, al cielo.
 
Más vídeos:
 
himno de Madrid, subido por edicionesCaseras:

 

 

 

 

Alocución de Agustín García Calvo a los que celebraban el “debate del pueblo sobre el estado de la nación” en la Puerta del Sol:

 

Vengo aquí un momento, después de dar por terminada la pequeña asamblea libre, que estábamos haciendo como cada jueves, allá arriba, junto al oso y el madroño, y vengo aquí este momento para deciros sencillamente que con esto a lo que habéis venido aquí os estáis metiendo por la mala vía de la rebelión. Vengo a presentar en tres palabras esta crítica. Adoptar los términos que el poder tiene ya establecidos: nación, estado de la nación, ponerse a discutir cuestiones reales, realistas de jurisprudencia, de sanidad, de la legislación del empleo, de esto, de lo otro, esto es meteros dentro del orden. (Aplausos) La rebelión que surgió era contra el Régimen del Bienestar sin más, caiga quien caiga, y, por tanto, os desanimo de esta mala vía: no emplear los términos que el Poder tiene establecidos, no ocuparos de los temas de los que los medios de formación de masas se ocupan, porque sólo con ocuparse de ellos estáis contribuyendo a la asimilación al orden que este soplo, este aliento de rebelión,  trataba de derrumbar.

No creo que tenga que decir mucho más para tocaros un poco por así decirlo en vuestros corazones, es decir, debajo de vuestras ideas, en los cuales ya estabais sospechando que efectivamente   esta vía pretendidamente realista, que pretende tener un futuro,  es justamente la mala vía, lo que no deja permanecer vivo el aliento de la rebelión.

Frente a esta mala vía, de una manera muy modesta, estamos haciendo aquí cada jueves,  a las ocho y media, al pie del oso y el madroño, estamos reuniendo asambleas improvisadas, sin orden ni concierto, sin comisiones, sin autoridades de ningún tipo, sin control ninguno del tiempo, y ahí nos estamos ocupando de cosas como esta que hoy nos tocaba, por ejemplo,  que era cómo afrontar el miedo personal que necesariamente nos tienen imbuidos desde niños, de qué es lo que pasaría si el Régimen se hundiera, si no hubiera un gobierno, si no hubiera un padre;  pues a atacar ese miedo entre otras cosas es a lo que nos dedicamos, es decir, mantener de verdad la continuidad que el soplo este de rebelión, de verdad contra el régimen sin más,  mantenerlo y, por supuesto que a cualesquiera que se sientan animados a este intento de profundizar cada jueves en asamblea libre sin orden ni concierto en el sentido que esta rebelión tenía y sigue teniendo, cualesquiera que se sientan animados a eso, estáis invitados y si seguimos vivos, si el poder no se opone demasiado, allí nos veremos el próximo jueves. (Aplausos).