01.11.2007

Carta a E. Tierno Galván

Carta a E. Tierno Galván

 

CARTA A ENRIQUE TIERNO GALVÁN

Agustín Garcia Calvo

ahora, 1 de Noviembre de 2007

     Debería haber tratado más veces contigo, pero, como no ha podido ser, quiero ahora rememorar las pocas que nuestros pasos se cruzaron, la una (¿te acuerdas de tan lejos? ) de cuando en Salamanca, por los años ´50 del pasado siglo, habías convertido el seminario de tu Cátedra de Derecho político en un refugio para la pobre izquierda general que rebullía por aquel entonces, que hasta acogiste benévolo en su boletín mis pesadas despotricaciones contra aquel docto alemán que quería desmenuzar a Platón o el corpus Platonicum entre muchos pequeños autores ocultos, como si a mí (ni a él tampoco) nos importara tanto la cuestión del autor y nombre de las obras y los diálogos, la segunda vez y la más grande (porque no sé si a ti te pasará, pero yo sigo viviendo de aquel imprevisto despertar de unos pocos miles  de estudiantes del  ´65, el trance en que el Régimen que hoy padecemos, el del Estado descaradamente entregado al servicio del Capital, empezaba a imponérsenos por el mundo) de cuando al día siguiente de nuestra marcha silenciosa del 25 de Febrero acudiste de Salamanca a Madrid para estar todavía en alguna de las últimas grandes asambleas y jugarte, de paso, la Cátedra en el asunto; y la tercera de cuando en el ¿´ 4, tomando el poder Joaquín Leguina y los otros amigos socialistas en el recién montado y último Ente Autonómico, el de Madrid, tuvieron la ocurrencia de encargarme que hiciera el himno correspondiente, como lo hice, acompañándome (bendito sea) Pablo Sorozabal Serrano con su música, para que, habiendo surgido a lo largo del verano, dificultades de los que me lo pedían con cierta estremosidades de mi letra, acudieron a ti como el más respetado de su partido y propio para hacerme una censura persuasiva, como lo hiciste en larga y amable carta , centrando el reparo en dos puntos del himno en que se decía “nada”, que, reconociendo al punto lo razonable del reparo y que en ese caso la censura iba a mejorar la poesía, reformé esos dos pasajes (a lo que todavía me escribiste en largo agradecimiento y alabanza) y así es que en ese himno,  que aunque las autoridades naturalmente prefieren que no suene la letra, sigue siendo el de Madrid Autónomo, no figura la nada para nada, de modo que bien puede decirse que, gracias a ese par de sugerencias, entre tus muchas otras obras mayores y memorables, eres también coautor del himno de Madrid, te lo tomes o no, desde donde andes, con benévola sonrisa y valga ello para lo que valga.

Agustín García Calvo