01.04.1987

El tren puede más

'El tren puede más', AGC. La Balsa de la Medusa. Nº 2. 1987. pp. 35-39

 

Agustín García Calvo - El tren puede más

 

Madrid, 7 de mayo de 1986

Coordinadora Estatal en Defensa del Ferrocarril

La balsa de la Medusa

 

Nota previa

Reproducimos aquí el texto del "Manifiesto de la Coordinadora en Defensa del Ferrocarril", escrito por Agustín García Calvo, como declaración de amor al tren, y por cierto, no declaración positiva, o sea, falsa, como él mismo dijo en otra parte ("que la declaración de tu amor sea sólo el No de tu odio"), sino de ese amor que se levanta contra aquello que lo impide y lo mata: el Capital, el Estado, el Dinero, el Automóvil, la Gasolina, la sustitución del camino por el Destino, la conversión de la vida en Tiempo vacío...

También se levanta contra la reducción del tren a lirismo y cultura, que es otro modo sutil de matarlo (por lo cual también esta republicación en una revista de Pensamiento será para él un albur: o la revista sirve acaso para la extensión del Manifiesto entre otros públicos o el Manifiesto queda integrado como objeto cultural en la revista), por eso ataca a esa Moral (Política) que desde pequeñitos nos impone una idea de oposición entre lo útil y lo agradable.

 

1. Razones de la lucha por el tren y la vía férrea

No se lucha por el ferrocarril por aquello de que sea bonito, romántico, del tiempo de los abuelos, y demás piropos envenenados que le digan Ellos, los que querrían, desde Arriba, condenarlo a la Historia y los Museos. ¡Museo y tumba para Ellos!

No se lucha por el ferrocarril tampoco porque seamos ferroviarios y nuestros intereses laborales estén ligados a su mantenimiento y desarrollo: de las reivindicaciones laborales de los ferroviarios ya se ocupan, a su manera, los Sindicatos. Aquí se trata de otra lucha. Y esta coordinadora tiene ciertamente entre sus hombres ferroviarios, que, como tales, conocen más de cerca los poderes y funciones del tren y de la vía, y conocen también los mecanismos de lucro y mala administración que, desde Arriba, impiden el desenvolvimiento y mejora del ferrocarril; pero están también en ella otros que no son ferroviarios, sino usuarios del tren y ciudadanos que sienten el desastre de la vigente política de transportes.

No estaríamos metidos en tal contienda ni nos pondríamos ahora a hablarle de ella al púbico, si no fuera por la simple razón de que el ferrocarril es útil y práctico, ahora y para todo el mundo; y son, por tanto, razones de utilidad, frente a la inutilidad y daño de los medios de transporte impuestos desde Arriba, las que alientan esta lucha, en la que se invita a participar a más gente que no quiera seguir dejándose engañar en este asunto.

 

2. Fundamento de esta lucha en el poder y utilidad del ferrocarril

El tren y la vía férrea son el invento capaz y poderoso para resolver cualesquiera de los problemas de transporte de viajeros o de mercancías que puedan presentarse.

Aún en la situación presente, en que la imposición de medios de transporte inferiores ha venido impidiendo y desviando el desarrollo de las posibilidades ilimitadas que el ferrocarril en sí tiene, la superioridad del invento es evidente para cualquiera: en la urbe, una red de tranvías y ferrocarriles subterráneos es capaz de resolver limpiamente, dejando las calles habitables y respirables para la gente, cualesquiera exigencias de circulación, a un coste siempre económico frente al barullo torpe y asfixiante del tráfico urbano que irracionalmente se nos impone. En el transporte por los campos, basta comparar las ineficaces y molestas recuas de camiones machacando autopista con el simple y poderoso tren de mercancías que puede en un momento reemplazar a la recua entera; o recordar el infierno del tráfico de autos, con las cifras de muertos que lo adornan (cifras inherentes a la estupidez misma del procedimiento, incorregibles con todas las medidas que se tomen para ordenar el caos) y pensar la facilidad con que el desarrollo normal de tramos de vía férrea y de doble vía y la multiplicación de trenes que haga falta pueden eliminar el enorme costo y tormento de las cansadas carreteras y caravanas de automóviles.

 

3. Equivocación del progreso y venta de un futuro falso

Parece como si lo que Ellos pretendieran fuese la conversión de los campos en desiertos (esas estaciones estúpidamente abandonadas, que daban vida a tantos pueblos) y de las ciudades en conglomerados de bloques y de pistas, donde sólo pueden vivir los automóviles. Y quieren hacer creer a la gente que eso es necesario, que es lo que los tiempos mandan, y que a tal futuro estamos condenados.
Reina una equivocación de la idea de 'progreso': era progreso inventar y mejorar las máquinas que servían para el uso y disfrute de la gente, para aliviar sus trabajos y hacer placenteras sus andanzas: el dominio del Estado y el Capital ha vuelto del revés la cosa, y convertida la idea de 'progreso' (o de 'desarrollo') en medio de renovar las formas de esclavitud, hace que la imposición y venta y atenciones de más y más máquinas inútiles vuelva cada vez más agobiantes el trabajo y la diversión al mismo tiempo.

Y esa equivocación y engaño quieren Ellos hacérnoslo pasar por Futuro inevitable, por Destino de la Humanidad. Y todavía, cuando ya el acelerado agotamiento de sus recursos de venta de inutilidades les fuerza a multiplicar a toda prisa sus despilfarros y la idiotez de la burocracia y propaganda que los promueven, quieren seguir vendiéndonos como dinámica marcha hacia el Futuro lo que no son más que espasmos de una economía y política decrépita y enloquecida.

Pero acá abajo sabemos que no hay ningún Futuro ni nada fatal en ello, sino intereses de Capital y Estado, que ya sólo por el despilfarro acelerado pueden sostenerse y a los que la mentira sirve. Y es contra esos intereses y mentira contra los que defendemos el ferrocarril, atacando la imposición de medios de transporte más inhábiles y menos poderosos, pero que no lo dejan desarrollarse según sus posibilidades de utilidad para la gente.

Contra la idea de un Futuro trazado de antemano, levantamos la voz para clamar que hay vías que no están trazadas, que no hay más caminos que los que vayamos abriendo en lo desconocido.

 

4. La mentira de la libertad personal con auto, y cómo la imposición se convierte en gusto personal

La gran ventaja con que la propaganda trata de seguir imponiendo el automóvil (con dispendios millonarios ya sólo de propaganda para mantener la fe en que siguen saliendo autos nuevos y hay por tanto que comprarse otro) consiste en aquello de que el auto sirve para la libertad personal, para que cada uno vaya adonde quiera. La mentira de esa pretensión (muy propia, por cierto, de la falsificación de la noción de 'libertad' en los regímenes democráticos) estalla ya a los ojos de cualquiera, especialmente si es uno a quien le han vendido otro cochecito personal y ha experimentado la esclavitud que con él le han vendido. Ya es hora de proclamar lo que cualquiera siente: que el auto nos condena a todos a ser chóferes y mecánicos, sirvientes del dominio y el engaño: el tren nos vuelve a todos libres y señores.

Pero es que la imposición desde Arriba de esa falsificación del Progreso y de los medios de transporte más inútiles se realiza sobre todo por medio del siguiente truco: la implantación de la idea en el almita de cada súbdito y cliente, de modo que él crea que la idea y los gustos que allí se le han imbuido son su idea y sus gustos propios y personales de cada uno. Esto es lo que hace más difícil esta lucha por el tren y la vía férrea contra los medios de transporte inferiores impuestos a las poblaciones, contra el auto y sus autopistas y también contra el empeño en desarrollar fuera de necesidad el avión mismo.

Pero también en contra de esa dificultad de que cada individuo de las masas tenga que creer personalmente lo que le mandan y que pueda llegar a contestar tan convencido que a él le gusta el auto, y el autocar con vídeo, y el ambiente de aeropuerto y las filas de camiones por la noche, contra eso de que el enorme peso de los intereses de Arriba se traduzcan en gusto y en idea dentro de cada alma, también contra eso se levantan nuestras voces y nuestros brazos.

 

5. Que la guerra por los mejores medios de transporte es posible hoy y siempre

Y esta guerra por devolver a la gente los medios de transporte útiles, que es guerra por un progreso verdadero, a pesar de las presiones que de Arriba se ejerzan y del engaño que domine en cada número de la Mesa, esta guerra no está perdida hasta que se pierda.

Más bien, en estos días, la aceleración de la locura de Ellos, cada vez más evidente, no deja de dar algún aliento de confianza para proseguirla.

 

6. Que no caben componendas ni debe esperarse nada de reclamaciones hacia Arriba

Ha de rechazarse en esta guerra la consabida componenda de El ferrocarril para sus sitios y funciones, el auto para los suyos y las suyas: porque hace más de medio siglo que el auto viene ocupando los sitios y funciones del ferrocarril.

Ni cabe esperar que los Organismos de Gobierno encargados (por Ellos mismos) de la política de transportes, ni tampoco los de la RENFE misma, puedan hacer nunca nada por remediar estos errores, sino seguir haciendo lo que está hecho: dominados están Ellos por la idea de Desarrollo equivocada y por su falsa imagen de Futuro (nadie tiene más necesidad de engañarse que los propios dirigentes encargados de engañar a las poblaciones), y así, no podrán más que seguir promoviendo los estúpidos desastres previsibles: suprimir líneas férreas con el ridículo pretexto de la rentabilidad, que copian servilmente de la Empresa de construcción o producción de inutilidades, en vez de multiplicar las líneas anchas o estrechas, seguir haciendo la doble vía por donde haga falta, y aumentando y mejorando los servicios de trenes de viajeros y mercancías, llevando vida a pueblos y ciudades; y en cambio, seguir invirtiendo miles y miles de millones en la promoción de las viejas y mortíferas empresas de la gasolina, del auto y de la autopista, y la RENFE misma traicionando descaradamente al ferrocarril, al sustituir los servicios que abandona por autocares que lleven, para más insulto, el rótulo de RENFE y que contribuyan al desastre de la carretera y al aburrimiento de los viajes; o si se acuerdan Ellos del ferrocarril en sus planes de inversiones, será sólo para lo que está mandado, competir con el avión y el autocar, especialmente en velocidad, que se supone que nos hace tanta falta a todos (y aun eso, claro, para unos cuantos trenes de un par de líneas entre tres o cuatro centros sobredesarrollados a costa del abandono de campos y ciudades), en vez de seguir desarrollando la vía y el tren precisamente en las ventajas incomparables que el invento del camino de hierro y de la ristra de vagones tiene como propias y con las que nunca pueden competir autocares, ni cochecitos, ni aviones.

 

7. Luchar por el ferrocarril es luchar por el progreso verdadero

Y es así que reconociendo lo inevitable de ese abandono y traición del ferrocarril desde Arriba, desesperando de toda reclamación que hacia Arriba, RENFE o Ministerios o Consejerías, pueda dirigirse, tenemos por tanto que ponernos desde abajo, de entre la gente, ferroviarios o usuarios de transportes, a luchar por el ferrocarril por los varios procedimientos que se nos ocurran. A lo que esta Coordinadora invita a cualesquiera que sientan la utilidad del ferrocarril y estén hartos de sufrir el desastre y el engaño de la vigente política de transportes.

Luchar por el ferrocarril y contra los medios de traslado que, sostenidos sólo por enormes intereses, agobian y dificultan nuestras vidas, es lo mismo que luchar por el progreso y la utilidad de veras contra el falso Futuro que se nos quiere seguir vendiendo.

 

Testo cogido de www.grijalvo.com