16.08.2002

Los Medios de Comunicación y ETA

"Los Medios de Comunicación y ETA", AGC, El Imposible.

Es clara, o tal vez sea demasiado claro, la cuenta que aquí sigue:


A. Eso que ustedes llaman ETA o IRA o BANDA TERRORISTA tiene su principal apoyo y munición de fuerzas en la Televisión y demás Medios de Formación de Masas Ninguno de sus recursos puede ni de lejos compararse en poder con la publicidad estrepitosa que esos Medios dedican a cada uno de sus gestos, fechorías y amenazas; y es evidente que, sin ese apoyo, si los Medios no se ocupasen de ella (o, a lo más, en algún rinconcito de sucesos), la Banda habría dejado enseguida de existir, como deja de existir todo lo que no aparece en Televisión.


B. En justa compensación, la Banda o como la llamen proporciona a los Medios, con la Televisión a la cabeza una cantidad de contenidos, materia o recursos para llenar páginas y espacios, de un valor enorme para ellos. Apenas si 'los más cacareados escándalos deportivos o los estruendos rockeros para juventud de estudio pueden competir con esos terroristas en generosa contribución de materiales con que llenar los vastos vacíos cotidianos.


Alguno más entendido en cuestiones financieras podrá evaluar en miles de millones el importe de lo que la ETA o Banda que sea aporta a la Industria de Producción de Noticias y a los espacios televisivos (B) y lo que los Medios, a su vez, le aportan en masa de poder y promoción a la dicha Banda (A), y hallará que, con algunos regateos de más o menos, el intercambio es equitativo y satisfactorio para ambas partes.


Pero las cifras del Dinero cantan; y lo que nadie puede ya creer es que ni la ETA esa esté de verdad contra el Capital o Estado y sus Medios ni los Medios del Estado o Capital estén de veras contra la Banda. Dos entidades que mantienen ese negocio con provecho mutuo, no pueden ser enemigas, sino del mismo Orden.


El negocio se monta, como siempre, a costa de la gente corriente y vaga, que no tiene grandes intereses en la Banda susodicha ni en la gestión de los Medios de Formación de Masas; a la cual se la engaña y entretiene y, si llega el caso, se la hace salir en manifestaciones levantando las manos y las protestas... ¿a quién?: no va a ser a los terroristas, que tienen el deber profesional de no oír nada, y que, con ese inocente barullo, se regocijan a la par que los Gerentes de la Televisión, y no va a ser al Poder, a las Autoridades y a los Medios de que viven ellos, que no tienen la culpa y que están tan compungidos como los ciudadanos. Al aire, al cielo.


¿Será posible que en uno de los periódicos del Régimen se deja todavía aparecer en un rincón una cuenta clara, una nota de sentido común, de lo que cualquiera de la gente siente por lo bajo?


Agustín García Calvo