17.02.2017

Nuestra despedida a Jaime Pozas, “Prenda de la buena compañía”

Nuestra despedida a Jaime Pozas, “Prenda de la buena compañía”, que nos ha dejado estos días, recordando su inmensa generosidad:

generosidad en su acción impecable y constante contra el Orden y las mentiras de este mundo; en su asistencia a las tertulias, desde aquéllas de los años ’60 en el café La India en la calle Montera y otros, en ésos años medio clandestinos, antes de su encarcelamiento. Y todos estos últimos años en las Tertulias del Ateneo de Madrid;

generosidad en su amistad desde hace tantísimos años, desde cuando acudíamos a la Academia Elba de la calle Desengaño, a reunirnos con Agustín y otros amigos y que ha sabido mantener con todos ellos hasta hoy;

y, cómo no, generosidad con ésta siempre moribunda Editorial Lucina a la que estuvo haciendo aportaciones, para que se pudiera seguir publicando (Casos y Mentiras principales).

Gracias siempre, Jaime!

Añadimos la “Balada estival de las cárceles madrileñas”, de 1968, cantada por Chicho Sánchez Ferlosio, en su primera versión, de letra y de canto, y grabada en el magnetofón en ése mismo año.

***

BALADA ESTIVAL DE LAS CARCELES MADRILEÑAS, 1968

 

En la trena lo tienen aún
              a Jaime, la prenda
       de la buena compañía;
    en chirona está Paco Gil,
           que así se sonreía;
     y Miguel en Carabanchel,
     y en las Ventas las tres Marías;
para Izquierdo, Aldecoa y Giral
               y Emilio y David 
           son números los días;
    y también a la sombra está
               Josefa García.
 
Los jüeces, como es natural,
              se van a la Toja,
       o si no, a Fuenterrabía;
    su permiso irá a disfrutar
           el blanco policía:
    la Justicia descansa al sol;
    pero no muere todavía:
generales, ministros y Dios
               tostándose están
           las panzas respectivas.
    Y también a la sombra está
              Josefa García.
 
 La señora que va de bazar,
               jarrones, visillos,
       sábanas, mantelerías;
   la empleada el Sábado, al fin,
          el tren de cercanías:
   cada cual en su condición,
   todo el mundo a vivir su vida;
y en el apartamento dos mil,
              con hielo y con gin,
           el disco se vacía.
   Y también a la sombra está
             Josefa García.
 
No están ni por fu ni por fa,
              ni culpa ni causa,
       ni pasión ni ideología,
   sino porque guerra la paz,
          porque la noche día:
   por la misma razón que aún
    cruje el arco y gime la lira:
aquel hombre que vive a jornal
               y aquélla que ya
            más flores no le envían.
      Y por eso a la sombra está
               Josefa García.

Porque llaman amor a la ley
              y ley a la fuerza
        y verdad a la mentira;
     y por eso el sol sabe a hiel
            y el pan a cobardía,
     y los libros a muerto y
     a sin sal la sabiduría,
  y los besos de hombre y mujer
                a cal, y el amor
            a reja y celosía,
     desde que ella a la sombra está,
               Josefa García.

En el patio central del penal
              hay una morera
       que florece a mediodía
   de palabra al vuelo que va
         por esas galerías:
   “Libertad no sabéis lo que es,
   pero sí penitenciaría.
El que quiera romper la prisión,
             que encuentre la luz
         negando cielo arriba
 que en el cielo Dios y a la sombra esté
            Josefa García".

Canción 68 de Canciones y soliloquios

GARCÍA CALVO, Agustín: Canciones y soliloquios. Zamora: Ed. Lucina, 1993 (3ª Ed.).
págs. 132-135.
 

Chicho S. Ferlosio: En la trena