26.08.2014

Tertulia Política número 106 (2 de Enero de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • Consulta sobre los efectos de la tertulia.

 

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Me parece que nos toca hoy hacer un alto; un alto, no tanto para recapitulación como para consulta entre vosotros, respecto a lo de que éstos que llamo “descubrimientos”, y de los que he venido tratando de daros parte, especialmente estos últimos meses, hayan hecho algo; hayan hecho algo en vuestras almas, en la mía, por llamaros de esa manera; o, para decirlo de una manera más sencilla, que nos hayan cambiado la vida, un poco, sin exagerar; sin querer decir que esos descubrimientos acarreen consigo una especie de conversión, y por tanto dedicación a una nueva vida, cosas que, no hace falta decíroslo, son enteramente estrañas a la manera que aquí nos traemos de tratarnos.


Pero sí, ahí está el problema: es el problema aparentemente viejo de la relación que  pueda haber entre esto que se dice, o más bien que se niega (puesto que es la negación, como sabéis, lo único que por lo bajo sabe decir eso que nos queda de pueblo que no existe) la relación entre eso, y las andaduras de la vida corriente de cada uno, de cada persona, sus asuntos personales.  Es una relación que no puede plantearse así, en el sentido de que algo que se diga, una verdad en la que se ha venido a creer, una iluminación, pueda haceros cambiar de hábitos, de maneras de actuar, y os haga declarar que entráis en eso, en una nueva vida; eso es el efecto de lo que suele llamarse una profesión de Fe, a la que se llega en un momento dado; y esto no sólo es extraño a nuestra manera de hablar y de tratarnos, sino contrario, más que estraño todavía.


Pero por otra parte, negar la conexión, repercusión, interacción, que se pueda producir entre esas cosas que se dicen, y la manera de seguir hablando, andando, actuando, comportándose, en la vida corriente, eso tampoco se puede hacer, negar esa conexión siempre posible, y eso es lo que, sometiéndoos un poco a interrogatorio enseguida, voy a intentar palpar en esta sesión de hoy, en la que digo en este sentido que hacemos alto.


Porque presumo aquí que se trata de descubrimientos, en el honrado sentido negativo de la palabra; “destapamientos”, es decir, levantamiento de ideas que venían recubriendo lo que no se sabe, recubriendo misterios, horrores, o lo que sea, que se recubren y tapan de ordinario con eso, con ideas, con convicciones, con Fe; y descubrimiento es la labor contraria, la labor de desmontamiento de eso.


Pues bien, a veces me quedo en las tertulias con esta triste impresión de que algunos de los que acuden, no voy a decir todos, siguen tomando esto como si fuera una exposición de ideas que se someten a discusión, como en una tertulia de las que se llaman “tertulias”, como en una reunión, como en un congreso, para someterlas a discusión con otras ideas.......Y claro, eso es triste, porque cuando se toman así las cosas, las posibilidades, ya pocas, de que las palabras puedan estar haciendo algo, a lo largo de la hora de la tertulia, se vuelven mucho más escasas; por eso, cuando alguien en la tertulia enfrenta las cosas que digo como si fueran unas ideas que he expuesto, y que se pueden discutir, y ponerlas en relación con otras ideas que se traigan aquí, pues eso me encocora, me hace incluso ser maleducado, con frecuencia, en esas ocasiones, y es por eso; porque tenemos muy poco de rato, las posibilidades de que algo de lo que llamo descubrimientos puedan herir de verdad a uno, son escasas, y si entonces nos ponemos a discutir sobre ideas, pues esas posibilidades se restringen, perdemos la hora que tenemos entre manos.......De manera que lo primero que tengo que recordaros (aunque confío que muchos de vosotros ya lo sentís así) es que aquí se está tratando de hacer algo; no se está tratando de desarrollar una Filosofía o unas ideas acerca del Poder, de las cosas, de las personas, sino de hacer algo; habiendo reconocido que la forma de hacer que nos toca es hablar, dejarnos hablar.  Porque aunque el hablar no puede, al modo de las bombas o los ametralladores, derribar los edificios del Poder, sí puede derribar la Fe, y todos los edificios del Poder se sostienen sobre esa Fe; por eso es por lo que el hablar, el dejarse hablar, el decir “no”, el descubrir que era mentira, es el arma primera; cualquier cosa que se pueda hacer, contra el Poder, contra la mentira, contra la imposición de la Realidad, es decir, la mentira, contra la Muerte, cualquier cosa que se pueda hacer, tiene que ser partiendo de ahí: del hablar, del dejarse hablar; no desarrollar teorías, no tener ideas: hablar; dejarse hablar, por si la razón común que nos quede se escapa a favor de nuestro no querer intervenir, no querer sostener ideas, a favor de nuestra relativa ausencia personal, puede escapar también a través de nuestras bocas.


Ese es el sentido en que estimo que puede haber, y puede notarse y debe notarse, alguna relación, entre estos que llamo “descubrimientos”, “destapamientos”, de la mentira, y la manera de seguir viviendo que cada uno tengamos.  A mí desde luego estos que llamo “descubrimientos”, me hieren; a mí me salen del dolor, del miedo, del asco, y de todos los demás sentimiento que podáis imaginar que ante la Realidad, ante la Muerte, pueden producirse en uno; me salen de ahí, y contra ellos se lanzan, y desde luego me hieren, me hacen algo; no me cambian la vida en el sentido de que sigo al día siguiente haciendo más o menos lo mismo, comportándome más o menos igual; pero evidentemente, no tiene por qué ser igual; y mi deseo es que los que me acompañáis en esta tertulia política, en este intento de guerra contra la Realidad, experimentéis algo de eso, lo hayáis experimentado, lo padezcáis, sea como sea.


Bueno, pues en ese sentido es como os someto en este alto a esta consulta, en la que os pido que respondáis los más posibles, de las maneras más diferentes que se pueda, que todo servirá para esto.  Os pido pues que vayáis diciendo algunos de vosotros algunos de estos que llamo “descubrimientos”, y que pretendo que pueden herir en el corazón, en uno.  ¿Cuál de ésos, en las últimas sesiones sobre todo, ha recogido, puede decir que le ha hecho algo?  O también, decir por el contrario que no lo ha dejado entrar porque no ha sabido bien por donde iba, y que no le ha hecho nada; también eso vale.  Lo de los últimos días se refiere sobre todo, ya sabéis, a esta forma de la guerra que hemos traído durante unas cuantas sesiones, en forma de “contra la Muerte”.  Ya recordáis el sentido político de esto: una vez que ya el tiempo os atrapa, habíamos venido descubriendo que la función del Poder (Estado, Capital y demás, la Persona Individual) la función del Poder es administrar la Muerte, administrarla, pues lógico que la guerra venga a esta fase en que se trata de hablar contra, dejarse hablar contra, la Muerte.   De ahí por tanto han salido las cuestiones de las ideas recibidas acerca de Alma y Cuerpo y Persona y Muerte y de Inmortalidad a las que hemos venido dando vueltas.  Creo hasta aquí haber descubierto, haberme desengañado de unas cuantas cosas; ahora os pido por tanto que saquéis, una por una, cualquiera de esas cosas, de esos descubrimientos, y los vayáis diciendo.


-Bueno, complicado; se siente que hay razón para el ataque a la Muerte, al Futuro, a la Inmortalidad; y hemos sacado aquí la cuestión del Nombre Propio, como que es ése que hace imposible a las cosas, haciéndolas suyas las hace que permanezcan en su indefinición, que permanezcan no siendo lo que son, es el que las hace ser lo que son, así lo entiendo yo; ese “mí mismo” al que apunta el Nombre Propio.  Y efectivamente, vemos que la manera de atacar es hablando, atacar a este ente que lleva mi nombre.  Entonces hemos sacado aquí la figura de Sócrates, el silogismo de Sócrates, y cómo en la última parte del silogismo se le condena a muerte, cuando precisamente nos ha llegado Sócrates como una voz, como una voz impertinente que se dedicaba a preguntar y a interrogar acerca de las ideas de su mundo; y de esa manera, Sócrates se ganó el nombre que probablemente hasta el momento del juicio y de la condena no tenía.  Quiero decir que el dejarse hablar lleva aparejado (le pasó a Sócrates, y parece que le pasa a algunos otros), que inmediatamente se le pegue el nombre para, como medio de matar lo que pueda haber de disolvente de las ideas y de destructor de las ideas que se nos imponen; entonces, que el dejarse hablar es en ese sentido contradictorio, porque precisamente a Sócrates le escribieron un panfleto después del juicio y de la muerte llamémosle “física” entre comillas, de Sócrates, en donde se le atribuían a otros personajes con su nombre propio.......Bueno, se lanzaban las culpas sobre el personaje Sócrates, por haber frecuentado a Sócrates, precisamente que se dedicaba a hablar, no hacía otra cosa prácticamente, más que hablar; entonces, que eso de hablar, cuando hay un medio ya bien instituido y viejo de colocarle el nombre al que habla como modo de no oír las razones, como modo de no.......No sé, que es paradójico y contradictorio.


AGC- Si, alguno supongo que te va a corregir en algunas de las observaciones: en lo de la relación de lo de el ente al que el nombre propio alude, y que no es ni cuerpo y alma, ni soy yo tampoco de verdad, la relación de eso con las cosas está un poco....


-......confusa, seguramente sí.


AGC- Sobre eso hay que volver, sí; en cuanto a lo demás, bueno, ya hemos visto; os recuerdo el último día, este ente al que el nombre propio trata de aludir, y que en el posesivo mí dice “mi cuerpo”, “mi alma”, “mi persona”, “mi dinero”, “mi mujer”, “mi fortuna”, “mi mundo”, ése desde luego, a ése le regalábamos la Muerte, la Inmortalidad, que es lo mismo.  Pero bueno, no voy a seguir tratando de recordaros, porque prefiero que recordéis vosotros.  Una segunda voz, antes de seguir adelante.


-Yo estoy hecho un lío con el uso que se hace de la palabra “muerte”.


AGC- Sí, puedes estar hecho todos los líos que quieras, pero recuerda que la consulta que os estoy haciendo es para palpar hasta qué punto las cosas que se dicen aquí, en lugar de tomarse como una especie de Filosofía, están haciendo algo, están hiriendo y están alterando la vida de uno.


-Eso es lo que digo, que en mi caso, el efecto ha sido un lío.


AGC- Sí, es un resultado inmediato; por desgracia, ya sabes que ese tipo de herida no es muy eficaz, los propios líos, que se convierten en una mera confusión, y eso al Poder le gusta mucho, le gusta mucho la confusión, le gustan los líos.


-Eso es lo que me hiere.


AGC- De manera que esa forma de la herida tiene que pasar más allá.  Por eso aquí hablamos y hablo, lo intento, con claridad y en lengua corriente, sin acudir a ninguna jerga, para evitar la confusión; pero que el resultado que se te produzca de momento sea un lío, bueno, no hay que pararse ahí; ya digo que no hay que pararse ahí, porque con los líos el Poder sabe muy bien qué hacer.


-Por ejemplo Mercedes acaba de decir que cuando......estará grabado y lo podemos oír...


-¿Pero lo ha dicho Mercedes?  Alguna cosa sí será de Mercedes, pero...


-Te lo he oído a ti, no sé.  Cuando se murió Sócrates, o digamos su muerte física.....algo así como que no se sabe lo que es la muerte, si se murió o no se murió, si es el nombre propio, si Fulano de tal.....pues veo que la confusión no es sólo mía.


AGC- ¿Porqué?   Hombre, no , tal vez en lo que ella ha dicho se han mezclado unas cuantas cosas, pero confusión no creo que haya.  Ella ha hablado sobre todo de una cosa de la que no es de las que aquí hemos hablado; ha hablado de cómo parece ser que la consecuencia de dejarse hablar, de preguntar “¿qué es?”, (que según el testimonio de Aristóteles es lo que Sócrates preguntaba, es la pregunta Socrática, “¿qué es?”, que es lo más destructivo que se puede hacer), que una consecuencia de eso parece ser que lo condena a muerte como el Jurado Democrático Ateniense lo hizo, y con consecuencias incluso post mortem, que ella ha recordado, como que se afeaba a algunos haber estado hablando con Sócrates; eso no tiene nada de confuso; no es de lo que estábamos hablando aquí; aquí el nombre “Sócrates”, aunque siguiendo la mala intención del silogismo aristotélico, se ha tomado como ejemplo de Nombre Propio: Sócrates está condenado a la inmortalidad, como cualquiera de ésos a los que los nombres propios aluden.  No sé si en esto hay algo demasiao confuso , pero bueno, ya tú o algún otro lo dirá.


-Bueno, esto de los descubrimientos que aquí se van realizando, o se van produciendo, y lo que puede ocasionarle a uno en el choque, en el encuentro con la Realidad, y lo sangrante que puede ser eso, o unas veces más liberador, otras veces más sangrante, desde luego para mí la cosa especialmente sangrante, y que tiene que ver mucho con la tertulia y con lo que aquí hablamos, ha sido entre otras cosas cuando se ha hablado de la cuestión de la Autoridad, se le de el nombre que se le de, sea el Poder o sea, y una cuestión especialmente sangrante, y que ahora mismo no puedo evitar de hablar, que fue una experiencia que tuvimos contigo, Agustín, que fue la cuestión de hacer pública, de contar un cuento que tú habías publicado, y que aquello lo que nos encontramos en realidad fue que por los vericuetos más estraños lo que se impuso en realidad fue la Autoridad de () .  Y eso ha sido especialmente sangrante para mí, cuando la guerra es contra la Autoridad.


AGC- Bueno, sí, desde luego está bien recordarlo, es la censura que dimana del mantenimiento de la Fe, que después de todo no quiere decir más que “miedo”; ésa por todas partes nos la encontramos, no sólo en ese caso, sino en otros muchos, y es cosa bien triste.  Pero bueno, perdona que no me detenga mucho por ahí, porque hoy estamos tratando de lo de los últimos días, que era justamente el “contra la Muerte”, para lo cual nos habíamos visto obligados, o llevados, a separar de eso que es lo que está costantemente viviendo y muriéndose, cuerpo y alma juntamente, sin distinción alguna, y a lo que el Poder no le deja vivir de ninguna otra manera, separándolo de ese otro ente que es Don Agustín, Sócrates, el nombre propio; también veíamos el último día que esto se puede aplicar a los nombres de lugar, los topónimos, y a los cronónimos, a los nombres de tiempo; separándolo; y separándolo también de algo que claramente no existe, ni como ideal, que soy yo en cuanto que no soy nadie, porque dependo del acto de hablar; por tanto yo no es nadie, desde el momento en que es cualquiera que está hablando; no es nadie; ni yo ni tú.  Y era a ése que dice “mi cuerpo”, “mi alma”, “mi vida”, “mi carrera”, “mi marido”, “mis hijos”, era ése al que le atribuíamos la condición de ser inmortal, al ser él la muerte misma, que quiere decir el Futuro, lo que no hay; lo que no hay, pero que de esa manera domina todo aquello que podía estar por debajo vivo, y viviendo; y de ése es del que el último día os decía “paradójicamente, es él el que tiene de verdad miedo a la muerte, siendo él la muerte misma; tiene que tener miedo al Futuro, siendo él puro Futuro, porque evidentemente, si el Futuro se cumple, deja de ser Futuro, y entonces él ya no tiene nada que hacer”.  Estas eran algunas de las cosas que os rememoro, antes de seguir recogiendo, pero por favor, respecto a estos asuntos sobre todo, alguna voz más.


-Yo es que a veces pienso que hay cosas que nos hieren menos, porque también sospechamos de lo que nos hiere; la idea de quién es el que se siente herido; si es Pepito Pérez, pues es el indivíduo, vuelves a pensar que eres tú mismo.  Lo de la Administración de Muerte, que el Estado administra Muerte, pues lo sientes también contigo, parece que la Persona y el Individuo también se dedica continuamente en su vida a administrar su muerte, y eso lo estás haciendo continuamente; entonces, cuando te hiere algo, pues es como si el enemigo te estuviera haciendo esa misma herida, y eso hace que no vayas más allá por pura desconfianza también.  Y luego no sé, te puede llevar también a que te hiera menos que no sabes si lo que te hiere es porque tú eres así, o porque tú eres así eso te hiere.  ¿Qué viene antes o qué viene después?  Que puede parecer que quizá es vano o que no tiene mucho sentido, pero yo sí que le doy bastantes vueltas a si lo que me hiere es por todo lo que yo soy, o eso no tiene nada que ver, y verdaderamente, a pesar de todo lo que yo soy, me puede herir algo.


AGC- Sí, sí; eso yo creo que es una observación importante; es coger el propio descubrimiento, y aplicarlo para eso del dejarse oír, del dejarse hablar, del dejarse herir; evidentemente cabe hacer eso.  Desde luego, es un truco del que yo creo que te puedo librar fácilmente; y con mi propia experiencia: yo digo que a mí esos descubrimientos que voy haciendo, así como me salen del dolor, de la no resignación, del propio miedo y demás, así son capaces de herirme; pero desde luego, en lo que no me hieren para nada es en eso que se llama “mi cuerpo y mi alma”; no tienen nada que ver; no tienen nada que ver, por lo menos directamente; es decir, que por ahí no va, la herida por ahí no va; a lo que llamas “tu cuerpo y tu alma”, a eso no lo hiere para nada; al contrario, en todo caso, puesto que la sumisión a tu nombre propio, el ser “tu cuerpo”, “mi cuerpo”, “tu alma”, “mi alma”, de alguna manera lo condena, pues tal vez la herida contribuya a dejarlo un poco de lado; vamos, quiero decir que desde luego lo que no puedo esperar en ningún momento es que ningún descubrimiento que haga me altere en el gusto de respirar aire limpio, de beber agua fría en el verano, o de cualquier otra cosa de las que se puedan aplicar a eso, ni tampoco en cuanto a mis sentimientos, por pasar al alma, sean amorosos, o lo que sea.  Por ahí no va, así que el tiro no va por ahí; en cuanto a ti cuando no eres nadie, yo cuando no soy nadie, eso ni hablar; ni hablar, porque eso, como está fuera de la existencia, está fuera de recibir cualquier forma de herida; eso ni es mortal, ni es inmortal: está fuera; de manera que, gracias a no ser nadie, yo, o tú, cuando no somos nadie, tampoco podemos recibir esa herida.  Por tanto, no te queda más que reconocer que es ese ente tuyo propio, al que no se puede por menos de aludir, el que la recibe; y si se retuerce, que es una noticia, bienvenida, aquí, si se retuerce, pues bueno, algo debe estar haciendo, si se retuerce el fulanito, si el fulanito se retuerce.  Alguna otra cosa, sí. 36


-Es que parece que es cambiar de tema, pero yo estos días () algunas tertulias también me he sentido bastante removida, pues porque en las tertulias se ha tocado este tema, que es la autoría, el tema que ha sacado Carlos ahora también, y es porque hay veces que se hablan cosas en la tertulia, y entonces yo me siento como con una cierta falsedad, de que se vienen a atacar unas cosas, y luego las padecemos en nuestras vidas cotidianas, o privadas; y entonces te lo encuentras, y pues yo también me he sentido muy removida por esta cuestión, porque al final me he encontrado que tu obra también tiene un nombre propio que tiene su........Y no solamente esto: también me he visto removida, porque también aquí otro tema que se ataca es por ejemplo el Dinero; entonces, últimamente he decidido no tomarme un vino con algunos colegas de la tertulia que a veces íbamos, porque hay problemas a la hora de pagar; es otro ejemplo.  Entonces, me decepciona que vengamos aquí a hablar de una serie de cosas (de que uno no es nadie, de que si una obra merece la pena es cuando no le pertenece a nadie; incluso tú por ejemplo en tu obra lo pones entre interrogantes.  Y luego, pues uno se encuentra con que no, con que........Pero o sea, distanciadamente, poder hablar de ello, porque te toca que por mucho que se tengan buenas intenciones y aquí se venga a hablar de eso, pues luego nos parecemos en la Realidad.   Entonces, que se cambie de tema, como el otro día me ocurrió a mí, me sentí fatal, y que hoy se vuelva a cambiar, pues....


AGC- No es cambiar, no, Ester, es que efectivamente, ni Carlos ni tú habéis estado mucho los últimos días.  Lo de la autoría no hay por qué no reconocerlo en un largo paréntesis; efectivamente, el hecho de que uno, por lo que sea, por motivaciones de las que se llaman “prácticas”, se vea obligado a publicar sus libros bajo su nombre, aunque lo encierre en interrogantes y todo eso, es una condena; es efectivamente una condena, estropea las cosas, y bueno, lo que ha pasado con el cuento aquel, pues es una muestra, una muestra de que efectivamente parecía que no se podían separar o desgarrar lo que el cuento estaba haciendo y el nombre del autor que figuraba en la tapa, y del que se sabían cosas de su vida privada; () caso muy triste y todo eso.  Pero no es por cambiar de tema, porque entonces podemos alargar el paréntesis, sino que es que no habéis estado estos días, y ahora es lo que estoy tratando de recoger sobre todo; la cosa estaba muy caliente; lo que no aguantaría, hablando de autoría es que, todas estas cosas que en la tertulia salgan, también se os ocurriera, o se les ocurriera al prójimo, achacarlas a mí como Fulano de Tal, a mí como Don Agustín García Calvo, condenarlas a Autor; ya sabéis que si para los cuentos y las poesías y demás, eso es malo, para esta labor de estar haciendo algo, es directamente fatal; de manera que es muy necesario que vosotros estéis sintiendo conmigo que todo esto que me sale por la boca no es.......”Todo” es mucho decir, pero que mucho de lo que me sale por la boca, evidentemente no procede de mí personalmente bajo mi nombre, porque si no, estaría ya sujeto a todo el rollo, y no habría manera de que os sirviera, de que os hiriera, a nadie.  Bueno, seguimos con más.


-Yo, lo del cumplimiento del Futuro, no lo veo cómo puede cumplirse el Futuro; y por otro lado, cuando hablamos de la condena a muerte, parece que ese cumplimiento del Futuro sirve también como condena a muerte a nosotros.  Eso es como un bar que había una calavera que decía: “como te ves, yo una vez me vi; como me ves, una vez te verás”.


AGC- Sí, eso  () desde los padres de la Edad Media. En cuanto a lo primero, efectivamente el otro día lo estuve presentando, quizá no con mucha claridad, pero sé que es muy contra ideas; pero al mismo tiempo utiliza una idea corriente: ¿qué quiere decir, una vez que se descubre que la muerte es futura, qué quiere decir “el cumplimiento del Futuro”?   Pues quiere decir el momento de la Muerte, según la idea habitual; es muy absurdo, pero así es; y en ese momento el Futuro deja de ser Futuro, está claro; y la Muerte no era más que Futuro; y al no ser nada más que Futuro......y este nombre inmortal, mi nombre propio, Agustín, estaba viviendo de Futuro, de ése y de más allá; de manera que eso quiere decir que puede en algún sentido sentir terror, el propio ente del Nombre Propio, puede sentir terror de la muerte, siendo él inmortal, siendo él la Muerte misma.


-Pues que yo siento que en realidad solamente tengo temores veniales, que llamabas tú en la otra tertulia, porque yo miedo a la muerte no siento, siento a los veniales que tú decías, al dolor, a la muerte de otros, o sea, quiero tenerlo conmigo en la realidad a la gente que quiero, y entonces, con respecto a estos descubrimientos de la tertulia, pues yo también me he pillado, pues para utilizarlos a fines prácticos; yo actualmente tengo una condena, o una amenaza, encima, y entonces yo me digo....Una amenaza, o sea, que es para un futuro, aunque lo tengo ya muy cerca, pero bueno, todavía no ha pasado.   Entonces yo lo que me digo es que las posibilidades son sin fin, y con eso me conformo; vamos, quiero decir, que no me pongo a llorar ni nada de eso, ni me veo con un temor terrorífico, pero se me pasa luego al rato, ¿eh?, y otra vez me viene el peso ese.  Entonces yo digo que estos descubrimientos son, como me ha sucedido a mí, pues para fines prácticos, es decir “no sufras ahora por eso, porque las posibilidades son sin fin”.  Y lo del miedo a la muerte, que yo no lo siento tan....


AGC- Sí, eso es lo más importante de tu declaración; efectivamente, de ordinario nadie siente mas que lo que tú has dicho que sientes; incluso respecto a su propia muerte tal como se la pintan, pues sus temores son veniales como tú has dicho: miedo de que se lo pase mal, miedo de que la enfermedad que se lo lleve sea más plácida o sea más tremenda, y lo mismo que le duelen la muerte de los otros, la muerte de los prójimos; pero esos son veniales.  De vez en cuando, y eso ya en tertulias lejanas lo estuve haciendo notar, de vez en cuando siempre hay una punzada instantánea, insufrible, que es el reconocimiento de verdad del miedo de la muerte como estando aquí, que es de alguna manera tan incompatible con el modo en que estamos organizados para ir tirando, que no se puede soportar ni un istante; ése es otro; ése es otro, y los que muchas veces han tratado de hablar acerca de la muerte, del miedo a la muerte, entre ellos Don Miguel de Unamuno mismo, por recordar de mi adolescencia algunas de las páginas que más me hirieron entonces, pues se han equivocado inevitablemente, han confundido.  Por eso, extrayendo de los miedos veniales que acabas de recordarnos muy bien y que todos sentimos, ese istante que no puede durar, de insoportable reconocimiento, de veras, de verdad, de la Muerte, eso teníamos que atribuírselo, no a nada que sean de estas cosas que son cosas, cuerpo y alma, aunque se diga “mi”, para estropearlas, no podíamos atribuírselo a eso (ni a mí que no soy nadie, claro, en cuanto que soy cualquiera que está hablando), sino precisamente al que está sosteniéndose en la Muerte, como inmortal, que es Fulano de Tal, es aquello a lo que         (el nombre propio nada más hace que aludir), que es en definitiva Dios, porque es lo mismo.  Ya el otro día lo hice notar bien: no hay que pararse mucho en la aparente aparición individual (Juan Pérez, Felisa Rodríguez), y la aparición general, Dios, porque es lo mismo; es lo mismo, y eso es eso que justamente sólo se sostiene como Futuro, eso que es inmortal, porque es Muerte; lo que de verdad es el sitio de ese miedo intolerable.   No hay más que una manera de acabar con ese miedo, que no consiste desde luego en morirse, ni en hacerle ninguna putada al pobre cuerpo y a la pobre alma; no consiste en eso, sino en de alguna manera desbaratar este bicho al que estábamos estos días dándole caza, y teniendo con esto sentido esta caza como “contra la Muerte”.  Todo esto puede aparecer tal vez por demasiado claro, o demasiado intragable también para muchos.  Sigo recogiendo voces, porque es a lo que estábamos hoy.  Sí.


-Yo he pensado estos días, y más aquí, estando hoy aquí , que hay una cosa que me ha herido, pero no me he percatado de ello hasta este momento, y es por ejemplo relativo a esto, y lo asocio con la Administración de Muerte; por ejemplo, el momento máximo fueron las doce de la noche del día 31 de Diciembre: millones de personas con la boca abierta, comiéndonos las uvas; para mí eso es un reflejo, o es una Administración de Muerte total.  Podemos seguir con más cosas: luego a continuación bailaron y cantaron, con trajes brillantes y tal, más Administración de Muerte.  Y luego ya la siguiente es: hoy día dos, resulta que oigo en la radio que el Señor Ministro del Interior nos da una estadística de las muertes en la carretera, que el año pasado han sido menores que en los años anteriores, el año 2007 menores que 2006, que el cinco, que el cuatro; entonces eso se me representa eso, como una Administración de la Muerte, no sé si real, o de la muerte puesta allá arriba por el Poder, por el Capital, por el Dinero, para barrer al pueblo.


AGC- Así, es: son manifestaciones las que has citado un poco espectaculares, pero vamos, desde luego estamos llenos de ellas todos los días; efectivamente, los motivos para descubrir esa función como esencial, creo que nos sobran; por parte del Capital, por parte del Estado, por cualquier forma de Poder, y también por parte de la propia persona, autoría, de uno, la función esencial es “administración”: Administración de Futuro, es decir, Administración de Muerte, porque no hay más futuro que la Muerte: Administración de Futuro, Administración de Muerte.  Los casos que has sacado son ilustrativos.


Tengo que recordar, a propósito de las doce de la noche del 31 de Diciembre, lo que el otro día os dije, que no conviene dejarlo del todo de lado: este truco del prosopónimo o nombre personal, está ligado con los trucos de los topónimos, de los nombres de lugar, en que los sitios de la tierra (aparte de la tierra, y las casas, y los habitantes, y todo), quedan sometidos igualmente al nombre propio, que es inmortal; y los cronónimos, por ejemplo “31 de Diciembre de 2007 después de Cristo”: es igualmente un ente inmortal, lo mismo, está relacionado () con lo demás.


-Sí, a propósito de lo que has dicho de las uvas, a mí me hirió mucho ayer una cosa que llegué a saber de esto, y es que alguien comentó por la radio que por lo visto es una costumbre que se ha introducido hace menos de un siglo, porque los viticultores tenían una cosecha que les sobraba; entonces a mí esto me hirió mucho, y pensé que por qué, y es que es esa idea de que sobra de todo, y que como sobra de todo, pues tenemos que consumir eso, y que está eso en contra de la vida, que sería......O sea, la representación  de cada uno tomándonos las uvas porque a otros les sobra, esto, no sé, tuve una percepción muy dolorosa de ese........no sabía de dónde venía la costumbre, preferiría no haberlo sabido.


AGC- Ya; por otra parte, eso que has sabido, no es más que una cosa muy superficial; es como una de las mil tonterías que cuentan en general para explicar el establecimiento de costumbres de mucho éxito como ésa, que generalmente no tienen ni fundamento.  Eso ha sido para ocultar lo que las doce uvas de verdad representan; es tan evidente que de eso no se habla: lo que las doce uvas representan de verdad, consiste en que son doce, es decir, que es una ratificación de las campanadas del reloj; ya las campanadas del reloj de por sí se las traen, en cuanto que se trata de contar el tiempo, y el punto de transición de un año a otro, todo este cuento, todo este tinglado infame en el que tratan de meteros; pero encima, os hacen tragar las campanadas; os hacen tragar las campanadas una por una, es decir, que digiráis bien, si es posible, eso del Tiempo, para que no se os pueda volver a entrar, no os puedan volver a asaltar dudas y cosas por el estilo.  Más.


-Que parece que hay motivo de gozo en eso de que tu alma, o mi alma, estén incesantemente cambiando, transformándose, o mis deseos o mis gustos, y que de alguna manera, por eso no muera nunca; pero que lo que parece ser que duele es que detrás de todo eso hay algo, que puede ser eso a que alude el nombre propio, que subsiste a todo eso como algo fijado, situado de una vez por todas, y que de alguna manera se contrapone a todo eso del cambio gozoso, o por lo menos no doloroso, y que por eso, eso a lo que alude el nombre propio, ese tener que ser ése, ésa, lo que tu nombre propio indica, y no otro, y además de una vez por todas y situado de una vez por todas, es lo que verdaderamente causa terror, y de alguna manera se aterroriza....


AGC- En todo caso, ese descubrimiento y esa división, la has sacado muy bien, y conviene aclararlo siempre, cada vez más: eso de cuerpo y alma son cosas, y al igual que las demás cosas, es algo que no puede de por sí tener ninguna muerte futura, porque se está muriendo; costantemente se está muriendo, se está cambiando por otro, y una cosa que está muriéndose, que está viviendo, no puede tener ningún Futuro, no puede tener muerte ninguna futura; en ese sentido, “cuerpo”, “alma”, “cosas”, son estrañas a la idea de Muerte, en cuanto que “Muerte” quiera decir “Futuro”; estarse muriendo, estar cambiando, es lo que les toca; en cambio, el otro es inmortal; ése que dice “mi cuerpo”, “mi alma”, con el posesivo, ése lo que es, es inmortal, es la Muerte, ése es otra cosa distinta; ése es inmortal, que es lo mismo que decir que es la propia Muerte; estriba en el propio Futuro.


-Vamos a ver; es que justamente, yo veo todavía dificultades para llegar a entender esto, porque se ha dicho de las cosas, ya en sesiones lejanas, que el mecanismo de alteración obedecía a la defensa, era su mecanismo de defensa, o sea, se alteraban; entonces, ¿de qué se están defendiendo las cosas?; si se están muriendo.......Me lo ha sugerido la idea de “cambio gozoso”, “un cambio gozoso”, “una muerte gozosa”, o un morirse gozosamente; cuando hemos visto que el procedimiento de cambiar es para llegar a ser la que se es, el que se es, la cosa que se es; entonces, yo no sé si por ese lado también falla lo de que no hay muerte en las cosas.


AGC- Sí, la verdad es que yo, por afán de aclarar, como siempre, al simplificar demasiado, he dado lugar a que pueda colarse la confusión.  He dicho “de por sí”; a eso de cuerpo y alma, como a las cosas, “de por sí”, que no les cabría nada como Muerte Futura, que están costantemente cambiando, muriéndose, viviendo. Bueno, pero hay que recordar, sí, lo que ya en sesiones lejanas hemos visto, cuando descubríamos lo que es “Realidad”, lo que son cosas cualesquiera; y descubríamos que la Realidad es mentira; y esto respecto a una cosa cualquiera se traduce en que no es lo que es, esta es la falsedad; pero claro, desde luego, las cosas entendidas, como nunca debe decirse, como “bruta materia”, o algo, nunca podría tener nada de esto; pero la mentira de que no son lo que son, se debe evidentemente a que en la Realidad, entre las cosas, hay una intervención, perpetua, de estos que hemos llamado “ideales”, entre los que hemos citado como primero justamente lo de ser el que es, este ente ideal, y junto a él lo de “uno”, “ser uno”, y lo de “todo”, o “todos”, o “del todo”, cosas que no pueden ser cosas nunca; nunca pueden ser cosas, pero que están interviniendo en las cosas, y que son los que hacen que las cosas padezcan una necesidad de ser lo que son, cada cosa una necesidad de ser lo que es, que, como falla costantemente, obliga a la defensa, que se (alude) como el cambio, que no es desde luego ya ninguna liberación, sino el pasar a otra pretensión de ser lo que es, que igualmente va a fallar, y a dar lugar a un intento de defensa, vano, que traiga consigo una nueva Fe o una nueva intervención del ideal, del ser el que es.  De manera que así es, recordándolo con precisión, como se da lo de la Realidad.


Alguien me preguntaba el otro día si este bicho al que hemos perseguido debe contarse entre los ideales, y le dije: “sí, ocupa una posición central también ése al que trata de designar el nombre propio, el que dice “mí” de las cosas en general, y del Dinero, y de mi cuerpo, y de mi alma”; también ése es un ente ideal, es el Futuro, es la Muerte, y podemos contarlo entre ellos, lo mismo que la necesidad de ser el que es, el todo, la nada, entes ideales todos ellos, que intervienen en la Realidad.


-Sí, es que se me ocurría que en animales muy elementales, como por ejemplo una lagartija, cuando pierde el rabo, parece como que no está su......que su tendencia es a reponer el rabo para seguir siendo lagartija; no sé si lo hace gozosamente o no, eso es lo que no sé.  Quiero decir que en los hacerse y deshacerse hay una pugna, no hay nada que yo creo que se deshaga, si no es contando con un hacerse; y por eso digo que las cosas perseveran en su ser, incluso en el desasimiento.


AGC- A mí desde luego me encantaría conocer la lengua de las lagartijas, y poder tener una tertulia política de lagartijas, porque entonces podríamos tratar eso; pero no olvidéis aquí, en estos días en especial, que hemos estado tratando con este tipo de cosas que son las personas, los humanos y todo eso.


-Sí, pero tú, como dices que todas las cosas, alma, cuerpo, y las cosas en general parece que les acontecen cosas parecidas.......


AGC- Sí, sí, sí, las cosas se deshacen, no hay por qué repetirlo, haciéndose se deshacen, cambian como medio de defensa: haciéndose se deshacen, deshaciéndose se hacen.  Bueno, eso ya, lo hemos dejado fuera; a eso no lo podía tocar para nada la Muerte; menos todavía si es una lagartija, claro, pero incluso en este tipo de seres que somos, a eso no lo puede tocar para nada la Muerte, que es puro Futuro.


-Recuerdo cuando tú ponías ejemplo lo de la ameba de Requejo, eso era todavía más complicao.


AGC- Sí, sí, pero no me voy a distraer ahora con eso.  Más con respecto a posibles heridas de estos últimos descubrimientos.


-Escucha una cosa: tú dices que uno si uno es un yo cualquiera, no es susceptible del ideal, y entonces, en la medida en que nos pongamos yo cualquiera.....


AGC- ¿Cómo, cómo?


-Acabas de decir hace un rato que no es susceptible de vida el yo que habla, o el yo indefinido......


AGC-  Ni de vida ni de Muerte; (yo) está fuera, está fuera de la Realidad, no existe


-La pregunta es contradictoria, Agustín: cuando tú entras aquí y dices: “quiero saber quién ha quedado más herido, y con qué flecha y con qué clase de veneno”, y entonces, claro, tú coges y dices, tú: “no me atrevo, porque en la medida en que yo sea uno cualquiera y me deje hablar, no puedo ser susceptible de herida, ni de muerte, y por tanto ni siquiera puedo hablar”.


AGC- ¡Exacto!......Sí, sí, hablas, hablas.


-No, no, ya no hablo.  Quiero decir que es una trampa lo que pides.


AGC- No, no.  Trampa es esta. Todo el mundo viene aquí, como vengo yo, como venimos tú, hecho un lío, un enredo, como dicen los físicos, porque efectivamente arrastramos este cuerpo, estas costumbres, estos sentimientos, estas maneras de ser que llamamos cuerpo y alma, y que los decimos “míos”, traemos eso; venimos aquí, traemos eso, traemos también nuestro nombre propio, aunque muchos no los conozcamos, pero sí unos cuantos de los de los de los otros, pero en todo caso lo traemos, y si es preciso demostrarlo, basta que venga la Policía, y que pida el Documento Nacional de Identidad, y entonces se verá hasta qué punto lo traemos también eso otro; y al mismo tiempo también naturalmente, cómo por debajo de las personas queda algo de pueblo que no existe (yo, tú, cuando no somos nadie), eso viene también, porque viene a cada acto de hablar; y en ese lío estamos; y por lo tanto yo cuando pregunto no me dirijo a ninguno de los presentes en especial: me dirijo a este lío, a este enredo que cada uno es, para que por esas bocas, como por la mía, salga lo que pueda salir; así de sencillo, y sin trampas.  Más.


-Otra cosa que no aparece clara es cómo el nombre propio se transforma en Dinero, en el Crédito, en la Firma y en el Cheque, y luego a la vez el nombre propio, aunque esté muerto, por ejemplo Picasso, sigue teniendo Futuro, porque puede cambiarse por Dinero.  Esa relación entre el nombre propio y lo real, el Futuro y la Muerte y el Dinero, no.......


AGC- Tú lo has expuesto bien, no sé por qué te armas líos: “Dinero” es efectivamente la manifestación principal de eso que llamamos Administración de Muerte; lo que se está administrando es Muerte.  ¿Qué tiene de extraño que con eso, que es esencialmente Muerte, lo mismo que inmortalidad, ligado con los nombres propios, la Banca y el Dinero juegue, y se trueque lo uno por lo otro?   Forma parte de esta función que descubrimos como esencial: “administración”; eso se llama administración, y en la administración está entre otras cosas el reducir las cosas cualesquiera a Dinero, que es la cosa de las cosas; y en ella está también que todo, el principio de todo, que es el ideal, el principio de todo esté en el Fin, el Futuro; el Dinero es Futuro, eso lo sabe todo el mundo; el Dinero no es más que Crédito; el Dinero es Futuro, es tiempo vacío, Futuro; eso forma parte de la administración, y por tanto, que con los nombres inmortales, y también los más corrientes, se juegue, pues.......También con los más corrientes, ¿eh?, porque recordad que en la firma de un cheque, sin ser ningún cuadro de Picasso, también se está demostrando lo mismo: la conexión entre el Dinero y el nombre propio.  No veo dificultad para entender en principio esto que descubrimos como función del Poder, Administración de Muerte; a esto llamamos “Capital”, a esto le llamamos “Estado”, y el principio en que se funda todo es el Fin, el principio es el Fin; el principio es el Fin: la Muerte, futura.  Bueno, tendría que recoger más cosas; tal vez se ha hecho tarde.


-Una cuestión última: las cosas se hacen, se deshacen, tratando de mantenerse, en una pretensión de reversibilidad.


AGC- De reversibilidad, no.


-De mantenerse, y mantenerse es....


AGC- Están obligadas, por el ideal, a ser cada una lo que es, cosa que no puede; resultado: cambio, para repetir.


-Pero la irreversibilidad es consustancial; pero hay irreversibilidades más grandes que otras, y pienso que una de las que podemos tener los mortales es la Muerte, sea de lo que sea; no he oído hablar de ese concepto, de la reversibilidad e irreversibilidad de....


AGC- El tiempo falso, el de la Realidad, tiene dos sentidos, hacia la izquierda y hacia la derecha; el de verdad no tiene ninguno, porque no tiene más que uno, que es por ejemplo esto en que nos estamos hundiendo ahora mismo, el tiempo de “ahora”, que no es ningún momento; “ahora”, que cuando se dice ya no es ahora, ése no tiene dos, no tiene patrás y palante, pa delante y patrás, de manera que las cuestiones de irreversibilidad, o reversibilidad, sólo pertenecen a este tiempo falso, y así se manifiesta en Física, y en todo lo demás.


-Bastaría entonces estar absolutamente convencido de esto para que ni miedo a la Muerte, ni nada de nada.


AGC- No, no, no, no, mira, recetas, no!  Lo que debías seguramente acordarte, porque estabas, es que hace ya, pues qué sé yo, tal vez cerca de un año, sacábamos en una tertulia lo de la liberación de los muertos, que tiene que ver con el asunto; y la liberación de los muertos evidentemente tiene que formar parte de la guerra contra la Muerte, porque si no, si fuéramos sólo a luchar contra la muerte de los vivos, ¿qué especie de política sería esta, tan restringida?   Hay que luchar también contra la muerte de los muertos; recordáis cómo era, y si no, pues en alguna de las transcripciones que han hecho por aquí.......Tenemos que suponer que cada uno de los muertos dijo “ahora”, que ya no es “ahora” de verdad, que era el de.....Tenemos que suponer que dijo “ahora”, y se lo cambiaron en Futuro; el Futuro en que se lo cambiaron es tan falso como éste en el que nos lo cambian a nosotros, el mismo; de manera que si por el medio de destruir la idea de Futuro podemos nosotros hacer algo, podemos hacerlo igualmente también por los muertos: destruir la idea de Futuro; destruir la Fe, acabar la Fe. 


-Bueno, sí, era sobre el lío este que se organiza en los tres entes estos que tenemos, que llevamos consigo, y la herida que se abre ahí; lo que a mí más me ha afectado es que no es la cuestión ya de los descubrimientos que se hayan hecho en concreto, sino el propio mecanismo de hacer los descubrimientos, que eso es como un veneno que a uno se le inocula, y se va manifestando contra todo lo que uno se encuentra en la Realidad; entonces, el lío está en que uno necesita, o tiene, la obligación de seguir siendo real, y no hacer real lo bueno que pueda encontrar y no tragarse las mentiras, y compatibilizarlo con la Realidad, y tirar de alguna manera con eso.  Pero el problema es el mecanismo de razonamiento, que no....


AGC- Sí, es muy acertado y muy de agradecer; yo te agradezco que declares que efectivamente eso es lo que importa, ese veneno; ese veneno, y por lo demás no hay que preocuparse, y ya he dicho que lo que estaba consultando era: “de ninguna manera esto puede ser una especie de Doctrina en la que se acabe creyendo, y por tanto surja una conversión y ajuste su conducta a la nueva Fe”.  Pero negar toda conexión de estos descubrimientos de la mentira y la vida corriente que llevamos, tampoco; tampoco.  Algo puede pasar de la forma que sea, y hemos tenido unos cuantos testimonios, y gracias, y si el Señor no se enfada demasiao, pues seguiremos tratando de esto dentro de siete días.