26.08.2014

Tertulia Política número 108 (16 de Enero de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

 

  Tertu108-16-01-2008#Tertu108-16-01-2008.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Voy lo primero, si os parece, a recoger lo que ya muy a lo último de la sesión de hace siete días surgía a propósito de la entrada en la Red de estos señores Bub y Pitowsky, que ya os deletreaba entonces, sobre todo con el intento de que se entienda la relación que esto tiene, esto que se dice respecto al Estado Cuántico, con lo que nos venimos trayendo también al mismo tiempo ocupándonos de este tipo de cosas, no de electrones, sino de nosotros, y de su necesidad de ser cada uno distinto de todos los demás.


Bueno, lo que estos señores dicen, muy así por lo alto, y que os voy a aclarar con alguna cita literal, va en el sentido de explicar en qué consiste de veras el paso o salto de la Física clásica, llamada, a la Física cuántica, y a mostrar cómo el “Quantum State”, el “Estado Cuántico”, que es el terreno al que se refieren los problemas y los enredos que otras veces hemos sacado, respecto al comportamiento de, no digamos “partículas”, sino de lo que sea, no se puede sostener como un equivalente de lo que era el Estado Físico en la Física tradicional, siendo en este caso más radical que los seguidores de Everett, que sostienen la posición dominante hoy día, donde todavía creen encontrar en este “Quantum State” un equivalente válido del Estado físico tradicional, en cuanto a dar razón de las apariciones o no apariciones de “events”, de “sucesos”.


De manera que esto es, para que lo sigáis más de cerca, lo que dicen en un par de sitios: el salto ése de una Física a la otra no puede consistir en que el “Quantum State”, el “Estado Cuántico”, tenga una significancia ontológica (es decir, que presuponga algún tipo de entes), una significancia ontológica análoga a la significancia ontológica del Estado Cuántico, una significancia como siendo, ya el otro día os lo decía, el “truth maker”, “el hacedor de verdad”, que traduciendo el Inglés al Latín podíamos decir “el verificador”, “el que hace ser verdad”, “el que hace ser verdad lo que sea”, como un verificador para proposiciones acerca de la aparición o no aparición de “events”, de “sucesos”.


De manera que no vamos a insistir en eso, sino que el salto para estos señores ha de ser mucho más profundo, y lo que ellos sostienen consiste esencialmente en el principio del “no cloning”, es decir......(“cloning” es de “clon”, lo que se ha familiarizado en muchos sitios como la copia gemela o idéntica).  De manera que sostienen que aquí no hay ya ningún posible “cloning”; creo que lo dicen así: “no hay ninguna máquina universal de copia, de “cloning”, capaz de copiar el resultado de una fuente de información tomada arbitrariamente, cualquiera, de una fuente de infomación cualquiera”.


Bueno, esto era para más claridad lo que quería recordaros; ya el otro día os anunciaba que esta actitud implica que, puesto que la Mecánica Cuántica nos ofrece la única manera de abordar actualmente las cuestiones de relación entre la Información y aquello de que se informa, lo que está pasando, los sucesos o lo que sea, entonces con esta actitud nos quedamos desnudos de cualquier pretensión de que sea lo que está fuera (lo que está fuera de la operación sobre este “Quantum State”, sobre este “Estado Cuántico”, lo que está fuera, o sea, con nombre arcaico “Natura” misma, lo que no es la máquina informativa o el lenguaje que habla de ella) la esperanza de que Natura misma pueda funcionar como una “truth maker”, como una hacedora de verdad, es decir, como alguien que dirima la verdad de los resultados que de un esperimento puedan resultar, y por tanto de las proposiciones que sobre esos sucesos puedan formularse; nos quedamos sin poder acudir a eso.


Supongo que, aunque sea tan superficialmente, esto queda relativamente claro, y es en ese sentido como quería que estas actitudes de algunos de los físicos se ligaran con la problemática que en el plano social y moral, es decir, referido no a entes del tipo de electrones o de ondas, sino a nosotros, se pueda producir: nos quedamos sin posibilidad de copia exacta, de clon, de copia exacta, y efectivamente eso hace que ninguna formulación en este tipo de Física pueda corresponder con nada que esté fuera en Natura; porque las formulaciones de la Física y de los lenguajes corrientes tradicionales estában fundadas naturalmente en la admisión de nombres, o en general palabras de significado, comunes, las cuales implican que lo que se dice de un gato se pueda decir de otro gato, en la confianza de que “gato” significa algo preciso, y que simplemente para pasar de un gato a otro no hay más que referirse a lo que el nombre común “gato” dice de lo uno y de lo otro; esto es justamente lo que en la actitud que os refiero queda anulado, queda desaparecido; es en este sentido como, por decirlo en lenguaje arcaico, “Natura no puede dar razón de sí misma”, no puede ser la que declare la verdad.


Otra cosa que al final de la última sesión os sugería, es que lo que sucede en la práctica mayoritaria y habitual de la Física, de la Ciencia, lo que sucede es que hay un desentendimiento de este problema ontológico que a este par de hombres les inquieta, y hay una sustitución tácita, no declarada, de Natura como verificadora de verdad por el éxito como verificador suficiente de verdad.  Es decir, que el hecho de que la Mecánica Cuántica pueda desarrollar predicciones que sean exitosas por lo menos en un alto grado de éxito (aquí entra el cálculo de probabilidades), que pueda promover predicaciones con éxito, y en consecuencia también dar lugar a aplicaciones técnicas, que son ésas de las que vivimos, (por llamar vivir a esto), con las que vivimos en nuestros días, con todos los aparatos de que disponéis, como los móviles y demás que todos tenemos por ahí....esa posibilidad, comprobada por lo menos en alto grado de frecuencia de comprobaciones, de producir predicciones con éxito, es lo que de hecho, sin decirlo, viene a sustituir a Natura, a lo que está fuera, como hacedor de verdad; porque entonces parece como si se hubiera admitido que el éxito, aunque sea aproximativo, pero en un fabuloso grado de aproximación y de exactitud, tiene que bastar como verificador, como un anunciador de la verdad.


No debería insistir más en esto; os lo dejo pendiente para que dentro de un momento, cuando deje correr la voz, me digáis qué es lo que en eso no se entiende bien, y por tanto si no entendéis bien, cómo es que paso ahora sin más al tratamiento de la cuestión entre nosotros; entre nosotros, es decir, a nivel de este tipo de cosa que somos, porque no somos más que un caso de cosas, como sabéis; no tengo que recordar ahora de repente toda nuestra execración de cualquier Humanismo, sino más bien volver a la consideración de nosotros mismos como eso, como un caso de cosa; pero bueno, un caso de cosa que por ser el que nos toca más de cerca, a diario, es el que parece que más importa o que más apasiona tratar y entender.


No olvidéis sin embargo la relación con los entes o la falta de entes en el Estado Cuántico, de la que acabo de daros alguna noticia.


De lo que se trata es de (el otro día salía anecdóticamente, y hoy lo vamos a prolongar), de lo que se trata es de la decisión de no vestirse como Fulano, la decisión de “yo no me visto como García Calvo, o como cualquier otro fulano”.  Aquí lo que está latiendo es una cosa muy importante, que es el miedo de dejar de ser el que es por el hecho de ser igual que otro; de forma que ya a este respecto estas declaraciones de estos cuánticos que os he citado: con la negación absoluta de todo “cloning”, de cualquier copia exacta de un suceso en otro, de un ente en otro, queda declarado ese miedo como vacío; es un miedo vano, pero sin embargo es un miedo que nos rige, y con el que quiero que insistamos: el miedo de, por ser igual que otro, perder el propio ser, por ser igual que otro, dejar de ser uno el que es.


Es un miedo muy costitutivo, y cuando en jornadas ya anteriores tratábamos del asunto, lo referíamos a éste que no es ni alma, ni cuerpo, ni es yo de verdad, sino que es aquel a quien apunta el Nombre Propio de cada uno.  Esa necesidad de ser uno el que su Nombre Propio dice, y no otro, y por tanto no poderse vestir como otro, no poder ser como otro, es algo que está rigiendo vuestras vidas y nuestras vidas costantemente, y que como se puede mostrar con un par de ejemplos, nos hace la puñeta abundantemente, y por tanto forma parte de los fantasmas que en esta tertulia política tienen que atacarse en primer lugar.


Os recuerdo entre esos ejemplos: lo de “imitar”, por ejemplo imitar al Maestro, imitar a alguien que se reconoce que lo hace mejor, era tradicionalmente el procedimiento que se seguía en asuntos que puedo llamar “menores”, por lo que diré luego, como las Artes, la Poesía, y demás; no había otra manera, lo primero era copiar al Maestro, imitarlo; eso era la entrada, y cualquiera de las Artes, con Poesía y demás incluida, no podía entenderse que pudiera avanzar y desarrollarse si no es partiendo de ahí, de la imitación: pintar como él, danzar como él, como ella, emplear los trucos que él emplea, poéticos por ejemplo, para producir tales o cuales efectos; esa era la manera habitual.


Os recuerdo esto como referente a asuntos que he llamado “menores”, porque desde luego tengo que advertir en un paréntesis, pero cuadrado, importante, que para lo que estamos haciendo aquí eso no vale; eso vale para las Artes, por ejemplo, es cosa bastante digna y reconocida; pero desde luego para la guerra, para la guerra contra la mentira, para la guerra contra el Poder, para la guerra contra la Realidad, que es lo que en esta tertulia política se está haciendo, para eso no vale lo mismo; para eso no vale lo mismo, yo creo que no hay que razonarlo, no es aquí como en las Artes que acabo de citaros, y podemos decir que para el desengaño no vale la imitación, sino sólo la comunidad, por así decir, lo que haya de común a pesar de todo entre nosotros, y que se reconozca por debajo de las personas como algo que efectivamente está sintiendo la mentira de la Realidad que se nos vende, y está por tanto desengañándose o en el camino del desengaño.  Este era el paréntesis importante, ¿eh?, que no se confunda; de manera que mis ejemplos se referían a cosas mucho más prácticas y cotidianas, como las Artes y la Poesía a las que me refería.


Pero hoy regía, y es importante ver cómo en el Régimen que hoy padecemos esto de alguna manera ha perdido su eficacia; el procedimiento de la imitación, de hacerlo en primer lugar como el Maestro, ya no se lleva, es evidente; nada más tengo que enunciároslo, porque en este Régimen se dan de la manera más estremada dos imperios contradictorios entre sí, que ya en tertulias anteriores habían surgido al tratar del asunto de la singularidad de uno, del Nombre Propio.


Uno de los estremos a que el Régimen ha llegado se refiere naturalmente a la aceptación masiva; la aceptación masiva de modos de vivir, de modos de vestirse, de uniformación en cualesquiera sentidos, por medio de los Medios del Poder, los poderosos Medios del Poder, que efectivamente exigen que este elemento que consideramos esencial para que el Poder pueda, que es la idiotez, la idiocia de cada cual, se estienda lo más posible, y por tanto venga a extenderse sobre cada uno con el mismo patrón de idiotez, de aceptación; aceptación masiva que como veis nos revela, como otra vez ya hemos visto, que eso de la Masa o las Masas, no se puede llamar así más que engañosamente, porque esas Masas están necesariamente hechas no de otra cosa que de Individuos particulares y particularísimos.


Pues el Régimen que ha llevado al extremo esta necesidad de la aceptación, Universal si es posible, total, en el Ideal del Régimen mismo, de unas mismas creencias, unas mismas modas, unos mismos estilos y todo eso, se compagina maravillosamente con la exigencia contraria, que también ha llegado a su extremo, que es la exigencia de la Personalidad y de la Creatividad de cada uno; que es la que impide evidentemente que siga funcionando el procedimiento tradicional de la imitación, de hacer como el Maestro; porque bajo nuestro Régimen ha llegado a su estremo el imperio de que cada uno sea cada uno, y que cada uno sea singular, propio, original, y creativo; y “creativo”.  No olvidéis que en las sesiones anteriores hemos visto claramente cómo ese bicho al que el Nombre Propio se refiere (no el cuerpo y alma de cada uno, no yo de verdad que no es nadie, sino el bicho al que se refiere el Nombre Propio, y que dice “mi cuerpo”, “mi alma”), ése lo mismo se puede llamar “Dios”, con un nombre general; y por tanto, el imperio del que estoy hablando, el imperio de la Originalidad de cada uno, de la Creatividad de cada uno, no hace más que reproducir lo que ya se sabe de Dios; porque no sé si entre vosotros se canturreaba en las Catequesis o en las Escuelas o algo, pero se decía: “¿Quién como Dios?”, para que la respuesta, o tácita o espresa, fuera naturalmente “nadie como Dios”.


Pues esto es en cada uno lo mismo que en Dios, se repite exactamente el mismo esquema; y prodigiosamente, bajo este Régimen de la aceptación masiva llega a la exacerbación estrema la necesidad de que cada uno sea cada uno.  Esto es ya por su lado una peste para cualquier cosa buena que a uno se le ocurra; os lo recordaré con algún ejemplo, antes de volver a ocuparnos de cómo es posible que bajo el Régimen se pueda compaginar esto con el evidente imperio de la aceptación masiva del mismo tipo y del mismo molde, pero se compagina.


Este segundo imperio es ya de por sí una peste, la Creatividad; en esos asuntos que he llamado menores, como son los de las Artes, la Literatura, la Poesía y demás, la Creatividad es el gran tropiezo, el gran estorbo, para que pueda hacerse de verdad nada bueno en este mundo.  No sé si cada uno lo entiende; probablemente yo a lo mejor lo he sufrido personalmente más que otros, pero yo creo que cualquiera puede imaginar cómo esto es así. ¿Qué es lo que hace que en la inmensa proliferación, y creciente, de las producciones Culturales de todo tipo (Poesía, Teatro, Música, Artes Plásticas por acá y por allá y todo lo demás) sea cada vez más difícil que se produzca nada bueno, casi ni por casualidad ni por milagro?.  Bueno, pues es eso, es lo que le decía a Don Jorge nuestro viejo campesino de Jaén: “¿no ve usted, Don Jorge, que ca uno es ca uno, y tiene que jazer su cauná?”.


“Ca uno es ca uno, y tiene que jazer su cauná”: pues esa es la peste; esa es la peste, y os la estoy contraponiendo de una manera decidida a aquella práctica de la imitación que nos parecía haber regido en otros tiempos de las Artes.  Efectivamente, ¿qué otra explicación vais a encontrar, ya me lo diréis, para que la proliferación inmensa, la atención del Capital y del Estado a las Artes de todo tipo, más generosa, más derrochona que nunca, se compagine con el hecho que el sentido común os descubre, de que sea tan difícil que surja algo bueno en medio de esa proliferación?  Si se os ocurre otra explicación ya me lo diréis; la que os estoy proponiendo es ésta: la explicación está en que ca uno es ca uno, y tiene que jazer su cauná, ésa es la cuestión.


Por ejemplo, acudiendo a mis padecimientos propios, intento ver si fabrico un artilugio de teatro que pueda danzar, dar juego, sobre la escena, sobre las tablas; intento, en medio de la balumba, en medio de la balumba cultural, en medio de la inmensidad de producciones, llevarlo a cabo, dejarlo que juegue sobre las tablas.  Desde luego, la propia balumba es ya una dificultad enorme, porque claro, somos tantos (vamos, éramos ya tantos, y encima parió mi abuela, que es lo que está sucediendo todos los días), somos tantos que en esa proliferación constante es muy difícil meter nariz de ningún tipo.  Pero supongamos que por trucos, constancia o paciencia, llega uno y mete el suyo; entonces lo tiene que poner en manos de algún representante de las Istituciones Teatrales bien establecidas en el Mundo; entonces lo primero que hará será entregarla a un “Mettéur en Scéne” o Director, que tenga que ser Creativo; es decir, que si uno había fabricado con tanto amor y cálculo aquel artilugio para que marchara y funcionara bien, tiene que venir alguien que para ponerlo en escena tiene que convertirlo también en una creación suya, él tiene que hacer “su Macbeth”; no hacer bien Macbeth como está indicado que se haga, o cualquier otra obra: él tiene que hacer su Macbeth, él tiene que poner su sello, eso es la creatividad.


Y esto que en caso estremo se puede dar en el Director de Escena, en el adaptador del artilugio que sea a las necesidades supuestas del Mercado, eso mismo lo podéis encontrar también yendo más abajo:  ¿cómo, los jodidos actores, puestas las cosas así, no van a ser creativos cada uno?; tienen que fabricar también, poner su sello; y la ejecución musical, ¿no veis en muchos sitios que las letras del ejecutor son mucho más grandes que las del propio creador originario, demostrando que efectivamente a lo que se está dando una importancia esencial es a ese estilo especial, esa manera especial que el ejecutante de la pieza musical le ponga?; no a quien la haga oir con la mayor fidelidad y humildad, interpretando lo que se supone que el creador quiso que sonara, sino al que le ponga algo más, su sello y todo lo demás.


Y lo que os digo en estas Artes, pues podéis estenderlo a las demás; la Creatividad es la gran peste, y efectivamente eso hace que junto con la proliferación costantemente creciente, se haga cada vez más imposible que se pueda decir algo de verdad o hacer algo bueno según el sentido común.  En el Ideal del Régimen por supuesto sería que fuera absolutamente imposible; con estos procedimiento se aspira hacia una meta que es como siempre para el Régimen la meta de la Totalidad: que fuera absolutamente imposible que se produjera nada verdadero, nada bueno, lo cual quiere decir “nada que hiciera sentir la falsedad de todo lo que nos venden, de la Realidad que nos venden”; algo que hiciera sentir eso, y que por tanto sería siempre peligroso; siempre peligroso para la marcha del Capital, siempre peligroso para el Estado; ése es el Ideal: el Ideal es que por un procedimiento y por el otro quedara acallado.  Pero es importante reconocer que esos dos procedimientos van a la par: aceptación masiva de una misma moda, y desarrollo hasta el estremo de la Originalidad y Creatividad de cada uno.


Este es el panorama que todos conocéis igual que yo, pero he querido presentaroslo de una manera relativamente rápida, y sobre la que ahora voy a dejar discurran vuestras voces.  De manera que sin más, y antes de pasar a otra cosa, adelante. 


- A mí me suena contradictorio eso de que por un lado la imitación parece fundamental para aprender las técnicas y las artes, y que por otro lado cuando la imitación más o menos regía da la impresión de que también la mayor parte de las producciones no valían mucho la pena, aunque se hicieran siguiendo la técnica de la imitación, o sea, que la mayoría de lo que se hacía no era de verdad descubridor, no tocaba teclas; había cosas, y también las sigue habiendo.


AGC- Si, la verdad es que siempre la ley de la mayoría ha regido, eso no lo podemos referir en esclusiva al Régimen que hoy padecemos; “la mayoría son feas”: eso ha debido ser siempre así desde mucho antes de la antigua Grecia; la mayoría son feas, qué se le va a hacer, tienes razón; se trata simplemente de una exageración estrema, porque notad que en cuanto a las producciones de otras épocas, el Régimen dedica cantidades inmensas a rescatar; a rescatar por ejemplo artes plásticas, a rescatar cuadros, esculturas, deteriorados, y hacerles surgir, con un valor inmenso, por el sólo hecho de que eran del tiempo de los impresionistas (¡no, eran del tiempo del Neoclasicismo!, ¡no, eran del tiempo del Renacimiento!, ¡no, eran de la Edad Media!, ¡no, eran.......!), y efectivamente eso es ley también del Mercado; la mayor parte de las cosas que se veneran, (no voy a decir que se ven o se disfrutan, que los turistas no están para ver ni para disfrutar) pero la mayor parte de las cosas que despiertan las enormes afluencias de público a Museos y Exposiciones, la mayor parte si uno las mira despiadadamente son como tú has dicho, son también malas, se podían haber quedado enterradas bajo tierra, no tendrían nada que hacer; su único valor es la exaltación que de ellas hace el Régimen actual.


Pero esto mismo revela, responde un poco a tu pregunta: ¿qué es lo que hace estremadamente difícil que aunque hoy también de vez en cuando se siga produciendo alguna cosa buena.....?  Precisamente entre la afluencia, entre la multiproducción, y por otro lado la aceptación de casi cualquier cosa con tal de que lleve un sello personal, se le hace, al pasivo disfrutador, se le hace casi imposible dar con ella; dará, de vez en cuando, pero es mucho más difícil.  Es decir, que a mí no me gusta hacer comparación de épocas, pero supongo que cuando en el Renacimiento, por ejemplo, los tiempos de Miguel Angel o de los demás, algo se ponía en los ámbitos públicos que había acertado, pues a la gente que iba, aunque fuera a la Capilla Sixtina, algo le podía pasar a alguna parte de la gente sin necesidad de tener mucha conciencia de ello; pero hoy día la propia propaganda, la propia concienciación de lo artístico, contribuye también a que eso sea sumamente difícil; ¿quién va a distinguir, quién va a desnudarse tanto, como para volverse sensible a lo que pueda por casualidad o por milagro aparecer de bueno?   Y aprovecho la ocasión para hacer notar que esa superproducción muchas veces consiste también en eso, en la elevación a maravillas de los productos que no tienen más mérito que haber sido de otra época.


- Pero dentro de las artes que se rigen o regían por la imitación parece que también hay que darle importancia a las salidas de la tradición, a equivocaciones a lo mejor, o a ocurrencias, que a lo mejor no tienen como finalidad la de ser creativo, pero que parece que tienen una parte muy importante en que luego algo pueda salir acertadamente, pueda llegarle a alguien.


AGC- Es cierto, sí, es una experiencia del sentido común; muchas veces, cuando dura la práctica de la imitación, una equivocación inintencionada en la copia puede resultar ser ella misma creativa, sin que el alumno en cuestión haya pretendido serlo; eso sucede muchas veces, y conviene tenerlo en cuenta, sí.  Bueno, más sobre este panorama que os he presentado.  Adelante.


- Digo que a mí si que me parece esta moda, esta imposición de la espontaneidad personal una cosa sangrienta en la Pedagogía actual; porque no es que se deje la creatividad como algo algo así que salga más o menos espontáneo, sino que se impone como Clases de Creatividad, Ludotecas, lugares específicos donde al niño se le va a enseñar eso que llaman creatividad, que consiste en hacer un poco como los monos, es decir, después de veintiún siglos de civilización o no se cuantos, pues acabar a que se espresen mucho; y cuando de parte de algunos pedagogos o didactas se les ha ocurrido la idea de por ejemplo una cosa tan bonita como era la caligrafía, que es realmente....eso ha sido como un sacrilegio, es decir, proponer que los niños aprendan a escribir bien, con una letra formal, que aunque luego no les valga, porque están los ordenadores y todo eso, pero el hecho mismo de la disciplina formal de ciertas técnicas, eso es, si lo dices es como si estuvieras hablando de algo realmente un sacrilegio tremendo; y a edades tempranas, como hoy día la Pedagogía empieza muy temprano en las guarderías de cero a tres años del ciclo inicial, el niño está cogido desde el principio por la imposición esta de la creatividad.


AGC- Respecto a la letra, recordad el hecho ese de que frente a lo que cuenta Isabel, de esa forma de imitación, que era la de la caligrafia, o sea, hacer buena letra, se contrapone el hecho innegable de que cada uno tiene que tener su letra, hasta el punto de que la Policía o el Funcionario de la Banca puede reconocerlo sólo por eso; hasta ese punto su letra tiene que ser su letra personal.  Desde luego, parece que en otros tiempos no había inconveniente en compaginar lo uno con lo otro, pero entre nosotros prima hasta tal punto la necesidad de que cada uno haga su letra, sea creativo en cualquier cosa, que......


- Pero aún hoy es muy curioso lo que les pasa con la letra, porque luego () caligrafía () en la pizarra, y se quedan asombrados, y quieren que les hagas todo el abecedario en esa letra de caligrafía inglesa que uno aprendió cuando era pequeño.....


- Hay una necesidad desde abajo, desde los propios niños, de seguir esas pautas, esas huellas rítmicas...


- Que se les prohíbe eso, yo no se por qué, pero a ellos les cautiva eso, cuando lo ven en la pizarra se quedan asombrados.


AGC- Bueno, más, volvamos! Recordad que el misterio esencial es cómo nos las habemos con esa doble necesidad del imperio de la aceptación llamada masiva, y la imposición del “ca uno es ca uno”.


- Se me ocurre que la única manera para una persona de no ser creativo, de no caer en el vicio este de la creatividad, sería estar haciendo algo que ella misma no le dé ninguna importancia; es decir, que en el momento en que la persona considera que eso es importante, e importante parece que es el ser, pues uno quiere demostrar quién es; y a lo mejor en aquellas cosas en las que pensamos que no nos estamos jugando el ser, es donde a lo mejor podemos no ser creativos, que parece que en este contexto sería el hacer algo.....Bueno, si uno no le da importancia a cantar, o no le da importancia a su letra, pues ahí a lo mejor le sale algo, pero si le da importancia, ya la fastidió.


AGC- Si, desde luego, lo bueno.......(tiene una relación con lo de las equivocaciones que sacaba Virginia), lo bueno desde luego hay que buscarlo, que no se puede buscar, por debajo de la conciencia; si todo este proceso se presenta a nivel cosciente, por tanto “intencionado”, “deliberado”, por tanto “estimativo”, pues las cosas andan ya muy complicadas y torcidas; de lo que más ciertos podemos estar de que es bueno es de aquello de lo que no nos damos cuenta; es un poco paradójico decir “estar cierto de aquello de que no nos damos cuenta”, pero bueno, con esa paradoja vivimos.  ¿Qué más?


- Hablas de lo bueno como sin preparación ninguna, sin estudio previo, sin concentración, emoción   ()lo hermoso, lo bueno....¿Qué valor das al haber estudiado, a la preparación, al esfuerzo, al conocer de qué se trata para luego valorar las cosas?


AGC- Bueno, en primer lugar ya sabéis que cuando digo (por lo menos los que me acompañáis algún tiempo debéis saberlo) cuando digo “lo verdadero”, “lo bueno”, estoy queriendo decir “lo que no se sabe”; porque a diferencia de los bienes que Capital y Estado manejan, que son bienes que se saben y se cuentan, se piensa que “bueno” es justamente aquello que ni se sabe ni se cuenta, no tiene precio en el Mercado; en eso se nota: no tiene precio en el Mercado, y que “verdad” es aquello que no se sabe, precisamente, a diferencia de las verdades que funcionan en este mundo, que son justamente verdades sabidas, las verdades que se saben.  Eso como aclaración, por si alguno todavía podía sorprenderse de que emplee tan así de sopetón, para oponerme a todo lo demás, lo de “lo bueno”, “algo bueno”, o “algo verdadero”.


Nada, respecto a lo otro, pues ya sabéis: el estudio mismo, es decir, la preparación, la propedéutica incluso, para meterlo más en el campo de la enseñanza, pues está entregado a la misma contradicción y a la misma ambigüedad que todo lo demás.  Hay desde luego formas de estudio, de preparación, que consisten en  la mera repetición, con la confianza de que cuanto más se repita, menos va a tener que poner uno ni conciencia ni voluntad en hacerlo, y que por tanto las probabilidades de que salga bien, aumentan; esta es la más elemental; esta es lo que en Latín se llama “meditari”, en Griego “meletan”, entre nosotros tal vez “ensayar”; es decir, este proceso de repetición múltiple que efectivamente parece que merece cierta confianza, porque vemos que frente a la torpeza de cuando se hace la primera vez (la primera vez que se toca una pieza, en el arpa o donde sea, la primera vez que se recitan unos versos) frente a la torpeza de eso, cuando está rigiendo mucho la conciencia y la voluntad, con la repetición puede llegarse a hacer maquinal, y cuanto más maquinal, con más probabilidades de que resulte bien, y “bien” aquí quiere claramente decir “independiente de la voluntad de uno”, y por tanto de su creatividad y lo demás. 


Esto es el “meletan”, el “meditari”, la preparación inmediata; después, el estudio y la preparación técnica, pues es algo mucho más amplio, que como decía está entregado a la misma contradicción y ambigüedad: una gran parte del estudio tal como hoy mismo se practica, efectivamente está destinado a la sumisión, a procurar que lo que se haga nunca vaya a resultar sorprendente de verdad; podrá ser muy creativo, pero desde luego dentro de las normas de lo que se entiende por tal cosa o tal arte.  Y hay otra parte a la que no se le puede negar utilidad, que se puede identificar con lo del ensayo, y que efectivamente facilita el que funcionen en uno resortes cada vez más involuntarios y profundos, que luego se manifiesten en la producción; que tal vez se le pueden dar más vueltas, pero tampoco podemos yo creo entretenernos demasiado. ¿Qué más por ahí?


- Otro aspecto que creo que alumbra es el que aunque sea artes subvencionadas, y se acceda a ellas gratuita o casi gratuitamente, son mercancías; o sea la confusión de valor con precio, la necesidad de renovación continua para que se siga vendiendo me parece que es una parte de la máquina importante; y esto acompañado de que nadie estudia lo suficiente como para poder distinguir, o sea, que acepta lo que le dan ya con su precio, y precio sería en este caso el nombre del autor, o la marca conocida, o lo que tenga garantía de ser bueno y se acepte como tal.


AGC- No es que no estudie, sino lo contrario: ha estudiado demasiao, es decir, se ha informado; se ha informado mucho antes de entrar, antes de ir al Museo; se ha informado tanto que es imposible que después pueda percibir nada.  La información en este sentido, que forma parte de la formación de los gustos y de las opiniones, pues está jugando ahí.  Y desde luego, no importa para nada que la entrada al Museo sea gratuita, no importa para nada; efectivamente, el Capital funciona igualmente con entradas gratuitas, y el mundo, bajo el Régimen, está lleno de repartición gratuita, es decir,  no dineraria, de bienes, que sin embargo están en la cadena del Mercado de una manera evidente; no olvidéis que bajo el Régimen que padecemos se trata de que cualesquiera cosas, aunque no tomen la forma de billetes de banco, se conviertan de hecho en una forma de Dinero; ése es el ideal del Régimen, y eso aquí se produce como en tantos otros sitios, sí.  ¿Y qué más?


- Entonces la creatividad sería una forma de no decir lo que realmente se quiere, que es tener más valor de Dinero, del Mercado; sería como una...


AGC- A ver, a ver, repite.....


- Cuando un artista dice que quiere ser creativo lo que está diciendo es “quiero tener más valor en el Mercado”, pero de otra forma, para ocultar ese....


AGC- Bueno, no, pero es porque rige primero la tasa, ¿eh?, rige la tasa, hay una alta tasa para la creatividad; eso luego a nivel personal puede suceder, pero lo primero es que rige esa tasa, que uno de los dos imperios del Régimen es justamente ése, el aprecio de la creatividad personal.  Entonces sí, entonces efectivamente un Director, un Artista, sabe ya que eso de ser creativo vale mucho, vale mucho Dinero.  Pero lo que aquí nos debía estar asombrando y tratando de explicarnos, es que pueda regir esa tasación de la creatividad, de la personalidad, de la originalidad, junto con y complementándose con, la necesidad de la aceptación masiva; ambas cosas hacen mover el Capital, sostienen el Régimen.


- Que digo que esto de la creatividad es un invento americano de hace aproximadamente un siglo y medio, es una invención del Guilford y esta gente, bastante cortitos, pero que es un invento americano que coincide con una cosa que no es inocente, la coincidencia con la prepotencia de lo sicológico, de la instauración de la Sicología como la Física actual, el hecho de dar culto a la originalidad de la persona, al alma, a eso de yo, tú, el nombre propio, yo no soy como tú y cada uno es cada uno.   Y coincide la creatividad con eso, con ese nacimiento de la......


AGC- Bueno, ¿qué más, por favor?


- A mí se me ocurre, Agustín, que esto que estabas hablando antes del arte, del éxito de la creatividad, originalidad, es lo mismo que hablabas la semana pasada del tema de la teoría cuántica y de la sustitución de la verdad o de la búsqueda de la verdad por el éxito.


AGC- Sí, lo he vuelto a recordar hoy a propósito de la Física; es decir, la necesidad de reconocer que no tenemos ya una madre o un padre ahí fuera que pueda dar razón a nuestras predicaciones o proposiciones, parece compensarse y sostenerse al mismo tiempo porque el éxito de la predicción y de la aplicación ha venido a tomarse como suficiente para la verdad, suficiente para el bien. Sí, esto efectivamente en el nivel de las personas y de las creaciones personales se repite también, como has visto.  ¿Qué más?


- Que parece que esto de la creatividad de las personas está bastante relacionado con una conciencia muy grande que hay ahora, y cada vez más, como del avance de las artes, o sea, de las artes de la Historia del Arte que va avanzando; esto a mí se me aparece un poco misterioso, esta cosa de que todo el mundo dice que las sinfonías de Mozart son maravillosas, pero si viniese un tipo ahora y compusiese una sinfonía a lo Mozart, parecida a las de Mozart, igual de buenas que las de Mozart, dirían que aquello era una mierda porque eso ya está superado; quiero decir que no nos queda otro remedio que situarnos en la cresta de la ola del arte, y hacer avanzar esa cosa, y nada de ponerse a hacer sinfonías de Mozart ni sonetos de Petrarca.


AGC- No, no, efectivamente; eso forma parte como hemos visto de la afluencia al Mercado, pero en su sitio, como reviviscencias de otra época; uno no puede ahora hacer eso; estamos avanzando, y cada año, cada día casi, si miráis los Medios, se producen revoluciones en las Artes, ¿no os habéis dado cuenta?: en música, en pintura, en poesía, cada año, cada día se producen revoluciones; si miráis las críticas de cualquier cosa, de la coreografía, de la ejecución musical, de la literatura, os daréis cuenta de que cada día se están produciendo revoluciones; no sólo avance, sino revoluciones de verdad.  Y esto vuelve otra vez a colocarnos en el mismo dilema, porque por otro lado es muy notable que en la retrospectiva, que forma parte también del Régimen, las generaciones, el pertenecer a un grupo, el ser de los veintisiete o de los cincuenta se considere como un rasgo que para nada se contrapone a la creatividad de cada uno; pero están en su generación, están al mismo tiempo encerrados, delimitados, por su generación, de alguna manera clasificados, se puede decir.  Más.


- Es que tengo una duda en relación a lo que has explicado antes de la cuántica y el cambio este de criterio en relación al éxito: ¿esto no es una característica clásica de la Ciencia, es decir, que el éxito de la predicción es lo que determina que la teoría funciona?  Es decir, anterior a la cuántica, o sea, que ya en clásica.....


AGC- Bueno, sí, desde luego es posible que por lo menos desde mucho tiempo antes viniera inmiscuyéndose, por lo menos, el criterio del éxito de la predicción como sustituto de (); pero la Fe, la Fe en Natura como quien decide la verdad del resultado de un experimento seguía fuerte, seguía firme; no es fácil que ni siquiera hace veinte años se encontraran entradas en la Red como las que he utilizado aquí, donde se llega a declaraciones tan desnudas de esa pérdida del otro criterio.  Ellos no dicen lo de la sustitución, eso lo he dicho yo; pero ellos se dedican a declarar que efectivamente no tiene sentido para un “quantum state” apelar, como se supone que en un estado físico tradicional se apelaba, a ese estado como decididor de la verdad de una hipótesis, de una teoría.  Eso ha avanzado, por lo demás, como siempre, gradualmente. Tienes razón: desde mucho tiempo atrás, sin duda desde la fundación misma de la Ciencia, desde que Arquímedes descubría su principio al mismo tiempo que ayudaba a fabricar máquinas para incendiar murallas, probablemente desde entonces y desde antes, desde el establecimiento mismo de la Ciencia, está inmiscuyéndose al menos esta validación por el éxito, que a duras penas se hace compaginar con la pretensión de verdad.


- Hay una cosa que no acabo de entender, que es el otro criterio, exactamente en qué consiste.  O sea, decir, tal como lo decías ahora: “este estado a mí me sirve de criterio de validación”.  O sea, es que no entiendo bien qué quiere decir.


AGC- Sí, supongo que en un estado clásico se suponía que había allí, se presentaba allí una especie de condicionamiento natural, que aparte de lo que los manejos, la maquinación de () pudiera hacer, desde luego, el estado (que incluía incluso cosas tan tradicionales como las nociones de espacio y tiempo) estaba de alguna manera promovido también, sostenido, por algo de fuera, algo natural; y eso es lo que sostenía la confianza en que lo que se dijera respecto a ese estado podría comprobarse gracias a que ese estado mismo tenía también una voz que era independiente del lenguaje en que se hablara de él.  Más, que sin duda quedan cosas.


- Lo mío es más bien una pregunta, que no acabo de entender cómo el proceso ese de imitación tradicional en el cual el discípulo imita al Maestro conscientemente al principio por lo menos, y de que ese procedimiento luego pueda surgir algo verdadero, algo que verdaderamente merezca la pena, y sin embargo ha sido un proceso imitativo cosciente, se contrapone a esas creaciones sobre todo actuales artísticas de los artistas actuales que quieren ser personales, que quieren hacer algo único, algo rabiosamente personal como ellos mismos dicen muchas veces, y sin embargo son los que a la postre hacen producciones que prácticamente son idénticas las unas a las otras, o sea que prácticamente es ahí donde está la imitación, y precisamente cuando el no es cosciente.


AGC- Sí, bueno, de qué manera, de qué maneras, hay que analizarlo.  Desde luego, respecto a lo que hemos presentado de la imitación tradicional, (hacerlo como él, que es el que sabe), el momento de cosciencia y de intención es el inicial, el ponerse a ello, el entrar en el taller del Maestro; porque como hemos dicho, después lo dicho respecto al proceso del “meditari”, al proceso del ensayo: la repetición hace que eso se vuelva maquinal y que cada vez más el discípulo lo haga sin pensar en lo que está haciendo, y todo eso favorece la producción de cosas.  Lo que haces notar respecto a lo de que la liberación, incluso frenética, rabiosa, de cualesquiera cadenas discipulares o de otro orden puede llevar a dar una imitación, yo creo que lo tenéis bien representado en el ejemplo que se me ocurre ahora de la práctica de lo que todavía se llama canción en los grandes escenarios o estadios por parte de los grupos y de las figuras del grupo: ahí la pérdida de cualquier noción de lo que se llamaba “arte”, del desarrollo de cualquier cosa que se pudiese llamar arte en música, en danza o en lo que fuera, ha desaparecido totalmente: el frenesí, la rabia, sólo que con su guitarra eléctrica tirando para arriba y para abajo, con los bocinazos pegados en el micrófono y todo lo demás se desarrolla la cosa, es efectivamente una muestra de las más claras de la destrucción de cualquier cosa que se pudiera llamar música, o danza, o canción o nada.  Bueno, pues efectivamente: esa forma de producción cuya única gracia consiste en el ruido con el acompañamiento de algunos reflejos de la luminotécnica y los saltos arriba y abajo y la repetición desesperada de una idiotez mil veces, una y mil veces la misma, todo eso que parece que es efectivamente el frenesí de la libertad personal, ya veis, se convierte en una receta; en una receta que sin grandes variedades de un grupo a otro la podéis encontrar repetida; es decir, pueden llegar a reproducirse las maneras de saltar o de meterse en el vientre la guitarra eléctrica un determinado astro de ese tipo de producciones.  Creo que el ejemplo es ilustrativo y sobrecogedor.  ¿Qué más?


- Al principio decías que no se podía tomar la tertulia como caso de imitación o de aprendizaje de ninguna técnica, y esto me recordaba un poco, me ponía en la situación de que a veces fuera de la tertulia, hablando con alguien, pues resulta que le vienen a uno fórmulas de las que se dicen aquí; y a mí lo que me pasó cuando eso sucedió algunas veces es como....Por una parte pienso: “bueno, no tengo por qué tener reparo en utilizar una formula que me parece redonda, que me parece que invita a pensar, que me parece buena”; pero había algo de incomodidad en repetir una fórmula.  Y no sé si puede tener que ver también con el que eso convirtiese lo que hacemos aquí en algo de doctrina; no sé en qué términos, pero...... 


AGC- En todo caso has hecho muy bien en sacar el problema, porque supongo que será algo que a muchos se les presenta también, aunque no sea con tanta claridad. Desde luego, nada de sentir el menor reparo en repetir una formulación, nada; no hace falta citar al autor, pero desde luego, si no encuentra uno una manera más precisa de decirlo, se repite y sin más; eso por supuesto, que no haya efectivamente ningún reparo.  Entiendo la resistencia, el reparo lo entiendo, porque efectivamente ahí está lo de que cada uno tiene que hacer su letra, y “¿cómo voy yo a repetir así en crudo estás palabras que recuerdo, sin poner algo de mi sal y mi pimienta, y cambiarlas para aquí o para allá?”  Hay algunos especialistas en la inexactitud en la reproducción que me ponen negro, por lo mismo; de manera que nada de eso, ningún reparo.  Pero esto no quiere decir que eso pueda ser el método de la guerra contra la Realidad; ahí hay que volver a decir “no es como en las Artes”; no es como en las artes, porque eso querría decir que esta empresa era también una empresa personal en la que uno podía ir incorporándose más o menos al modelo o a la moda del grupo, y esto no es así.  La contraposición que he hecho a lo mejor no es muy clara, pero la vuelvo a repetir, a lo mejor demasiado clara: para eso no cabe la imitación, sino la comunidad, es decir, que nada de lo que se haga contra la mentira de la Realidad, contra el Poder, nada puede valer si no sale de algo que nos quede de común por debajo de las personas.


Aquí cuando decimos: “la técnica de esta tertulia es dejarse hablar en lugar de hablar uno y soltar sus ideas”; cuando decimos esto, pues estamos aludiendo a eso; es el sitio de confianza, lo que nos pueda quedar de común, de no personal, de no propio, de no particular; claramente de ahí la tertulia puede servir para limpieza, para desmontaje, de algunas de las cosas que estorban que surja eso, que estorban que hable quien sabe, que no soy yo, que no es nadie personal; puede servir para el desmontaje de eso, y bueno, por eso tal vez estamos; pero desde luego, el método para de verdad estar descubriendo, de verdad estar atacando la mentira del Poder, no puede ser imitativo nunca. 


Porque entonces esto se convertiría en una Congregación, uno adquiriría una Fe, y entonces no estaría de ninguna manera pudiendo descubrir ni atacar nada, porque estaría contento con su Fe, y aquí no tenemos ninguna Fe en la que agarrarnos, y en cualquier forma que sea un ataque de la Realidad.  En ese sentido, pero has hecho bien en sacarlo y comprendo bien la resistencia, y eso hay que ver de dónde viene , la resistencia a lo de usar una y otra vez una formulación.


- Ahora cuando te estaba escuchando se me estaba ocurriendo que hasta qué punto es muy importante para la tertulia lo bien que hablas, en el sentido de las cadencias, de algo incluso a veces retórico, de organizar el discurso, y eso sí que podría ser algo técnico, y eso creo que ayuda también a la guerra de alguna manera.


AGC- Confío en que puede ayudar; desde luego, ya sabéis, porque muchas veces al llegar a trances como éste lo he citado, lo de las beatas al salir de la misa diciendo: “¡qué bien habla el Padre Rodríguez!”; de manera que hay que andar con un poco de......


- No lo ha dicho en ese sentido.


AGC- No, no, no, no.  Por lo demás yo creo que efectivamente puede ayudar, y en este arte lo que vale es como en las otras artes: lo que vale es sobre todo lo negativo: ¿porqué es por lo que de ordinario la mayor parte de la gente habla francamente mal, teniendo una lengua, como tiene cualquiera, precisa, exacta y que le guía si se deja hablar?   Pues porque se estorba, se estorba uno a sí mismo, se estorba mucho; se estorba uno mucho, y esto me ha pasado a mí desde pequeño y más o menos me he ido desprendiendo de ello como le pasa a cualquiera; se estorba uno mucho, y entonces se siente responsable de lo que está diciendo, tiene por tanto vergüenza, tiene miedo, tiene cualquier cosa personal, y desde luego así no hay quien pueda hablar, mientras eso se presente así no hay manera de hablar; de manera que bueno, efectivamente, esa es una parte del arte que se puede tal vez ir aprendiendo, hasta....más que por imitación por repetición, por ensayo, por descubrimiento de eso, de en qué consiste el error: “¿porqué me sale así de mal?”; porque es otro camino por el que volvemos a encontrarnos con este enemigo, el del Nombre Propio, contra el que estamos luchando.


- Pero como diría Sócrates: “en la asamblea del pueblo sólo los chupatintas aprenden técnicas para llevar el agua a su molino”.  Digo yo que diría algo así.


AGC- La asamblea del pueblo por otra parte es lo contrario de la Asamblea Democrática que condenó a Sócrates, ya que lo citas. Asamblea del pueblo quiere decir un sitio donde no se sabe cuantos son ni quienes son.  Bueno, creo que se ha hecho muy tarde, ¿no?


- Me estaba acordando de que en las artes tradicionales, aparte de la imitación del Maestro está también, al menos en las artes plásticas, lo de la imitación de la Realidad, y que eso era incluso un criterio de bondad para la gente más corriente: “¡pues qué bien hecho está, cuanto se parece, si sólo le falta hablar!”; y que eso se ve ahora como una tontada, como una cosa demasiado ingenua; y eso me estaba recordando, no sé si tiene que ver, a lo que decíamos hace poco del hacernos como cosas, un poco en contra de la pretensión de originalidad de la especie humana, una imitación de la realidad de los hombres, el volverse como las cosas; y lo estaba relacionando con eso de la imitación, pues en un cuadro, de las manzanas, de.......


AGC- Bueno, está muy bien que lo hayas sacado; hay algunas cosillas que corregir: primero, el Régimen tiene tal ambición cultural, tiene que mover tanto Capital, que tiene sitio para todo; ahí también, si buscas, en la Red o donde sea, hay también formas de neonaturalismo que pueden adquirir un alto aprecio, e incluso eso de pintura compitiendo con la fotografía como nunca.  Bueno, eso es lo de menos; en general desde luego lo que se aprecia son los borrones, las letrujas y los espachurramientos que revelan, como en el caso del cantautor antes citado, la genialidad del creador; eso es desde luego lo que domina.  Lo que se me ocurrió recomendarle a los visitantes del Museo: “si le parece a Vd. que es una mierda pinchá en un palo, es que es una mierda pinchá en un palo”, como única regla de aprecio artístico; es lo que domina.  La copia del natural, yo creo que es una de las muchas cosas que la pintura puede hacer, una de ellas; y desde luego, tiene la ventaja de desarrollar una humildad que lo libre a uno de la genialidad de los borrones; eso sí se puede..... el someterse; no es que sea eso lo que tenga que hacer la pintura, yo no creo que sea eso lo que tenga que hacer, pero el someterse a eso desde luego puede ser una vía de eso, de someter la persona, ese indómito Nombre Propio, y que valga para lo que sea.  Sí, en ese sentido, aunque lejanamente, tiene que ver con lo que aquí descubrimos como una aspiración, volvernos como cosas.


Bueno, pues nada, si no nos matan antes de siete días, nos vemos aquí.


- La sustitución, en la Ciencia, de Natura por el éxito en la predicción como anunciador de la verdad.


- La convivencia entre la aceptación masiva de modos de vivir y la necesidad de que cada uno sea cada uno.