26.03.2008
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
- Del interés político de una definición de “cosa”.
- Vuelta al intento de definición de “cosa”.
- “Hay”, y los demás índices que apuntan al campo en que se habla, que no es de la Realidad. Maneras de integración en la Realidad.
- Contradicción de que haya algo con que sea lo que es.
- Intervención de la cuantificación: los dos sentidos de “una cosa”.
- Vuelta al intento de definición de “cosa”.
Tertu118-26-03-2008#Tertu118-26-03-2008.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
Para seguir con el asunto de qué es “cosa” que nos traíamos estos días, conviene recordar sin embargo un poco, antes, el sentido que eso tiene, cómo eso entra en esto que llamamos una tertulia política, que se supone que intenta hacer lo contrario que hacen las tertulias de los Políticos, es decir, hacer algo que no sea hacer lo que ya está hecho; esto segundo es lo que los políticos al servicio del Poder procuran. Una guerra contra el Poder implica una guerra contra la Realidad, de forma que se está luchando contra la Fe, o creencia, en que la Realidad es todo lo que hay; porque si esta Fe se mantiene, debe quedar claro que no hay nada que hacer en el sentido que he dicho.
En la Realidad que se nos impone, en la Realidad en la que se nos hace creer, están por supuesto incluidos, no sólo los hechos más o menos configurados por la Historia y por la información de lo actual, por la información en general, sino también los que ellos se atreven a llamar hechos futuros; de forma que, estando incluidos los futuros en esa Realidad, está claro que no puede hacerse más que lo que ya está hecho, y que por tanto no hay ná que hacer. De ahí la necesidad y urgencia de insistir en esta lucha contra la Fe en que la Realidad es todo lo que hay, que las cosas son todas, que las cosas son lo que son sencillamente, que una cosa es lo que es. Es contra esto con lo que estamos estos días, de manera que si alguien no entiende bien clara esta conexión entre el análisis de qué es “cosa”, y la guerra contra el Poder, la política, pues debe decírmelo ahora, antes de pasar adelante. Cualesquiera dudas serán bienvenidas. Ya sabéis: siempre las habrá, siempre debe haberlas. ¿Entonces? (silencio en la sala)
Tal vez sea demasiado evidente, tal vez lo he dicho demasiado claro. Uno de los vicios que tengo es que suelo hablar demasiado claro, en contra de la confusión que es la regla en la comunicación y la información reinante; pero no hay por qué dejarse llevar por ello. Registrad en vuestros corazones las dudas que os puedan caber respecto a lo que os he dicho.
- Registrando en los bolsillos donde están las cosas, encuentro que la Realidad es coloquial, nos dicen; pero también se supone que hay cosas que no se han descubierto todavía, que no tienen palabra asignada, y ni siquiera son hechos puros, pero hay una confianza en que la investigación del Universo, a lo grande o a lo pequeño, dará descubrimientos nuevos. ¿Cómo forma parte de la Realidad esto que se da por desconocido todavía?
AGC- Esa duda no llega muy lejos () preguntarse: ¿se sabe cuales son, o no se sabe? Si no se sabe cuales son, si se admite que hay algunas, que puede haberlas, nada: eso queda fuera de la Realidad.
- Pero se mueven millones en investigación, y eso es muy real.
AGC- Sí, sí, no, eso ya es Futuro. Si ya va hacia un fin, y se convierte en fines de una investigación, eso ya queda dentro de la Realidad. De manera que una cosa es admitir, negativamente, que puede haber desconocido, y otra cosa es saber qué es, o convertirlo en fin para una investigación, con lo cual ya se le mete en la Realidad. Pero más respecto a eso.
- ()
AGC- “Hay” es, como volveremos a ver enseguida, mucho más que un verbo, se distingue de todos los otros verbos; y sobre su diferencia con “existir” vamos a volver en seguida, en cuanto volvamos a hacer, como al final de la última sesión, el intento de “definir”, entre comillas, qué es “cosa”. Por ahora sigamos con más posibles dudas que queden por ahí. Desde luego, “hay” no es “existe”, eso hay que adelantarlo; y así como decimos que esta guerra es contra la Fe en que las cosas sean todas, que una cosa sea una cosa y demás, podemos decir que es una guerra contra la existencia; no contra la vida ni cosas de esas que no sabemos lo que son: contra la existencia, que sí sabemos, y vamos a intentar saber todavía mejor qué es lo que son. Es una guerra contra la existencia; es una guerra que a mí personalmente por tanto, en cuanto existente, no puede importarme nada, e incluso me pone en peligro en cuanto existente, y supongo que lo mismo puedo decir de cualesquiera de vosotros los que os dejais incurrir en estas tentaciones: no puede tener interés ninguno para la Realidad, para los existentes, para las personas. “Hay” es otra cosa. Sí.
- Podemos decir que lo que existe lo hay, ¿no?
AGC- Entre otras cosas, sí.
- Que lo que existe es una categoría inferior , o digamos algo que está dentro de lo que hay.
AGC- Sí. Está dentro, con el inconveniente de que “hay”, no teniendo fuera, tampoco puede tener propiamente un “dentro” bien determinado. Pero se puede decir yo creo sin gran inconveniente: entre más que puede haber, hay también lo que existe, las cosas. A ver si tú mismo, o alguien, no ve esto con la bastante claridad.
- A mí me quedó la duda cuando decíamos la tertulia pasada que para que haya cosas la primera condición es que haya algo que sea independiente de lo que se diga sobre ello. ¿No hay ningún caso de cosa que se escape de eso? Yo pensaba en inventos todavía no realizados, en la máquina del tiempo por ejemplo, o el teléfono antes de que el teléfono se inventara, o cosas así, que a lo mejor hasta ya se estaba pensando en ello. ¿Dónde está ahí el haber, y cómo se relaciona la cosa misma con el que se hable de ella, se piense sobre ella?
AGC- Sí, eso te pregunto: ¿porqué piensas que no lo hay, que no hay una máquina del tiempo, o que no había un teléfono antes de inventarse?
- Lo había, pero en la medida en que se hablaba de ello, me da a mí la impresión. ¿Independientemente de que se hablara de ello......?
AGC- Si se hablaba de ello, ya hacía mucho más que haberlo: ya empezaba a ser una realidad.
- Y, independientemente de que se hablara de ello, ¿qué es lo que había por ahí...?
AGC- Eso de lo que se hablaba tenía por debajo algo que había.
- O sea, a algo se refería de lo que ya había antes.
AGC- Sobre algo se montaba ese hablar acerca de hablarse a distancia, y cosas por el estilo, sí. Que no es una cosa todavía, claro, no es un teléfono, pero que evidentemente da lugar a ideas y a hablares acerca de “comunicación a distancia”, de “teléfono”, y todos lo demás.
- Luego esas ideas van () a las cosas, a “teléfono”, a ...
AGC- Evidentemente ideas que se convierten en fines a realizar, y entonces hay algunos que van y, más o menos, las realizan; las realizan, es decir, las convierten en cosas de las ordinarias, de las no futuras; sucede a cada paso; en esa Realidad estamos.
- Pero es que hay una cosa muy curiosa todavía que yo creo que es muy operativa para esta definición, que es la cuestión de cuando la negación se () cuando uno dice por ejemplo “¡No hay Dios!”, o “no hay corazón”, como el romance ese de (). Ese “no”, junto con el “hay”, parece que.....
AGC- El “no” no puede aludir a nada: “no”, es una acción, de manera que esas frases o proclamaciones lo único que hacen es estar quitándole, queriéndole quitar, a tales cosas como la caridad, o el corazón, esa condición de que lo haya; inútilmente, porque haberlo, aunque sea de una manera ficticia, lo hay; pero las frases, las proclamaciones con el “no”, lo que están haciendo, o queriendo hacer, es privarlos de habencia, privarlos de que de verdad los haya. ¿Y qué más?
- Si las cosas son una componenda de algo que haya ahí () un trocito de lo que hay, o es algo totalmente indefinido?
AGC- Sí, no puede ser un trocito, porque si no sería ya una cosa. Bueno, esto es adelantar ya la cuenta que pretendía sobre ese intento de “definición”, entre comillas, de “cosa”. Pero no sé si antes, respecto a la ligazón con la acción política, la posibilidad de hacer algo que no sea hacer lo que ya está hecho, quedan algunas dudas.
- Combatir a la Iglesia Católica () en el poder de la Iglesia Católica se combinan información y Dinero.
AGC- Bueno, como cualquier otro Poder.
- ¿Se puede hacer algo para que ()?
AGC- Con tal de que no nos creamos que la Realidad es todo lo que hay. Porque la Iglesia Católica, igual que cualquier otra Empresa, no hay la menor diferencia esencial, está fundada en la Fe de que saben lo que hay, por tanto lo que hay que hacer. Saben; por eso es el sentido político de esta negación que aquí proseguimos como una guerra.
- Es que me estaba acordando de la relación entre “algo” y “cosa”, esa cosa tan irreverente y elocuente que le puede pasar a cualquier niño, pero en este caso cuando lo cuenta el propio Unamuno, cuando de pequeño le dicen “Miguel, dí algo”, y dice “algo”.
AGC- No nos distraigamos, porque ya a propósito del dicho de Unamuno, ya al final de la tertulia anterior te inventaste de repente, para estropear el intento de definición de cosa, te inventaste una aplicación de eso mismo al caso del “veo, veo”; de manera que vamos a dejarlo, que ya estuvo bastante bien. Es muy distinto lo que cuenta Unamuno de su niño, y lo que tú querías hacer. El caso del niño de Unamuno es que cuando le dicen “dí algo”, él, para salir del apuro, toma la palabra “algo”, la toma, con mucho motivo, como si fuera una cosa, y dice “ya la tengo”. No da el menor pie para pasar a tu invento del otro día. Bueno, ¿qué más?
- Yo quería decir que las cosas, o la Realidad, cuando uno las percibe muy cercano, generan tensiones.
AGC- ¿Las cosas, de por sí?
- Las cosas, la Realidad, genera tensión, mucha tensión a veces. Y entonces, ¿cómo se puede intentar rebajar esa tensión?
AGC- Es que yo tal vez no percibo bien cómo piensas la tensión que las cosas de por sí producen.
- Al individuo.
AGC- El individuo es una cosa, ¿eh?
- Entonces, como cosa que es, esa cosa, enfrentada con otra cosa, genera una tensión.
AGC- Genera tensión, choques, amores, creaciones mutuas, () mutuas, asesinatos; crea todo tipo de relaciones entre cosas que a su vez son cosas; todo tipo de cosas, no tensiones necesariamente.
- ......las cosas buenas, son buenas, y entonces no nos generan conflicto.
AGC- Las cosas generan todas esas cosas; no generan de por sí en especial conflicto. Dan lugar a todo tipo de relaciones, y es justamente la ordenación de las relaciones las que producen conflicto. Yo no puedo imaginar cómo a uno, siendo una cosa, o al alma de uno, que es una cosa, le pueden las cosas de por sí producir ninguna especie de esa otra cosa que se llama tensión; sólo lo entiendo cuando se produce en todo el barullo en que se produce de ordinario, es decir, cuando se intenta que esa cosa esté relacionada con otra de una determinada manera, que esté relacionada con la cosa que es uno de una determinada manera, cuando quiere hacer eso compatible con otro tipo de relación, cuando de alguna manera puede poner en peligro la tranquilidad de la creencia en su propia existencia......Las cosas, sólo así: por el barullo de relaciones; de forma que tampoco le podemos (sobre eso nos tocará volver) tampoco le podemos atribuir ninguna condición de causa a ninguna cosa; todo tenemos que recogerlo como se nos da: en el barullo, en la multitud de relaciones y de influencias contradictorias de unas cosas con otras, entre las cuales cosas estamos incluidos nosotros, cada uno de nosotros o de nuestra alma realísima; solamente así.
- Pero cuando las cosas producen un conflicto del carácter de una guerra de Religión () y la guerra entre los Servios y los Croatas es por la influencia católica sobre los Croatas. () ha querido poner el pie ahí, ha querido deshacer una estructura política para crear otra y ampliar su espacio de dominio.
AGC- Gracias por el recuerdo a la información, Javier: volveremos (ahora lo estaba haciendo ya) sobre la noción de “causa”, que desde luego tiene que ver, aunque sea un poco del revés, porque como sabéis, etimológicamente, la palabra ésta vulgar en la que estamos poniendo todo nuestro empeño, “cosa”, originariamente era “causa”, en latín, y esta otra palabra latina, tomada en la lengua escrita y culta, nos ha venido a proporcionar la causa, que es más bien a lo que estás aludiendo: las ideas que se toman como causas, y que pueden producir efectivamente todo resultado de relaciones en el barullo que he dicho: guerras, proyectos, de una entidad o de otra, conflictos entre esas entidades.......Todo lo que la Información nos suministra cada día.
La Información nos lo suministra, no inocentemente, ¿eh?, porque la Información pretende hacernos ver por la pequeña pantalla la Realidad; pero precisamente al pretenderlo, como esto es falso, está contribuyendo ella misma, como cosa, al barullo de la Realidad en una proporción incalculable. La pretensión es que la Información, la de los Medios por ejemplo, o la de la Ciencia, nos informe de la Realidad; esto, como hemos visto y seguiremos viendo, no puede ser verdad, pero la pretensión de ello está tratando de contribuir a la creencia contra la que aquí luchamos: que la Realidad es todo lo que hay, que se sabe y todo lo demás.
Evidentemente estamos, como cualquiera, más o menos revoltosos, contra la Guerra, contra la Información, contra la Televisión, contra el Automóvil.......Pero para poder estar de verdad en guerra contra ello, que es lo que estaba diciendo hoy, tenemos que estar en primer lugar en guerra contra la Fe en que la Realidad es todo lo que hay, en que las cosas son simplemente lo que son, en que una cosa es una cosa, etc. ¿Qué más?
- Parece un intento de los políticos que hacen la Política de lo que ya está hecho, incluso meterse en ese terreno de lo que no se sabe, como para cortar todas las posibilidades que podía haber, y conectarse de esa manera con ese discurso de hacer lo que ya está hecho; meterse en lo que no se sabe por medio de la Realidad.
AGC- Sí, te refieres a los casos en que los Medios te proporcionan informaciones acerca de el Universo, y de cómo es el Universo, o acerca de las vías místicas por las cuales () no nos ha llegado, o acerca de los Misterios del más allá y todo eso, ¿no? Sí, sí, en esos casos están convirtiendo en cosas aquello que a lo mejor se había escapado, pero que desde ese momento ya no. Desde el momento en que te hablan del Universo, el Universo es una cosa; desde el momento en que te hablan del Big Bang, el Big Bang no es más que una cosa, y no puede dejar de serlo; desde el momento en que te hablan del arrobo místico en cualquier Cultura, el arrobo místico es una cosa, y no puede dejar de serlo; desde el momento en que te hablan del Misterio, de una clase o de la otra, ese Misterio ya se está convirtiendo en una cosa......Nada más, estamos en ello. Efectivamente, sí, la pretensión es abarcar hasta el más allá y el Misterio, porque es una manera conducente a la pretensión que digo del Poder: que la Realidad sea todo lo que hay.
- ....a la hora de definir y redefinir la Realidad, parece que juegan con lo conocido y con lo no conocido, con lo ordenado y con el barullo creciente, con recordarnos cada vez más cosas, pero a la vez también hacernos olvidarlas cada vez antes; porque dan mucha información, pero a la vez cada vez antes parece que pretenden que olvidemos lo que.......
AGC- Mucha pretensión de definir la Realidad (que es una cosa que sería muy filosófica), precisamente la encuentras en los Medios corrientes; en su uso, en su práctica, lo que te encuentras es formas múltiples de engaño, una de las cuales es esta a la que hemos aludido; otra de las cuales es cuando te hacen creer, más restringidamente, que hay cosas que son Realidad, y otras que son fantasías, sueños, utopías, con la pretensión de que el oyente o televidente se ajuste a la primera, a la Realidad, que pretenden que es la verdadera; un engaño; como si las fantasías, los sueños y todo eso, no fueran también cosas que formaran parte de la Realidad. Pero con esa práctica ya te dan una noción de Realidad restringida, que aquí estamos destruyendo; y te la dan también con la misma intención de confundirte y mantener en el otro sentido, del revés (no por extensión, sino por restricción), la Realidad.
- Si la Realidad es todo lo que hay.....
AGC- “Si la Realidad es todo lo que hay, que es lo que pretende el Poder....”
- Si la Realidad es todo lo que hay, entonces, el cambio, ¿forma parte, o es posible, digamos, como formando parte de todo lo que hay, o el cambio por definición tiene que ser algo que esté más allá de todo lo que hay?
AGC- No, por el contrario: cuando antes he llegado a hablar de barullo y eso, debía quedar claro: no sólo es que el cambio, y los cambios, queden dentro de la Realidad, sino que son necesarios. Eso, en el nivel político más elemental, como he dicho aquí hablando de Gobiernos y cosas por el estilo, diciendo que tienen que cambiar para seguir siendo lo mismo, esa es la condición; es un truco esencial hasta los niveles más elementales; bien lo tenéis en el Régimen que padecéis hoy, que es el Régimen del cambio perpetuo; si os asomáis a cualquiera de los Medios, todos los días encontráis, no sólo cambios: encontráis revoluciones: revoluciones en la música, en las artes, en las ideas políticas de esto y de lo otro; todos los días. Cuanto más se hace necesario predicar la totalidad de la Realidad, más se hace necesario el cambio incesante para seguir lo mismo; están dentro de la Realidad, los cambios; son parte integrante y necesaria de la Realidad.
- Si la Realidad es una proyección, y una proyección es un engaño, la Realidad es un engaño, vivimos en el engaño, vivimos en la ilusión, vivimos en el sueño. ¿Y a partir de ahí entonces, qué hacemos?: pues entonces lo que yo pienso, y si pienso ya he vivido, entonces el lenguaje nos limita a unos niveles que si no sobrepasamos los niveles del lenguaje, nos vamos a quedar en la Realidad, y nos vamos a quedar en el engaño.
AGC- Bueno, al lenguaje no le eches la culpa, porque no ha salido aquí, y no ha salido aquí por una razón muy simple como objeto: porque es lo que está sonando cuando hablas, lo que está sonando cuando hablo. De manera que cuidao con él; no lo metas en el saco tan deprisa, porque además no te hace falta. Meterlo en el saco tan deprisa es otro de los trucos que también el Poder utiliza: también las palabras, las combinaciones de palabras, también eso son objetos en el Mercado: se premia los artículos, las poesías y todo eso.
- Pero si la palabra es el pensamiento materializado, cuando la Realidad no da....Si esa totalidad de la que Vd. habla, que con el derrumbe de los paradigmas y el arribo de la Posmodernidad, nos deja fracturados, el lenguaje también está fracturado, porque el pensamiento está fracturado, y es a través del lenguaje que nos espresamos; o sea que si el pensamiento está fracturado, si no hay alternativa, si buscamos desesperadamente respuestas que aparentemente no se dan, especialmente en el Primer Mundo, entonces el lenguaje sí que tiene que ver ahí, porque el lenguaje es la materia del pensamiento, con él espresamos el pensamiento.
AGC- Nos has traído ahí un manojo de cosas como filosóficas, que atentan un poco a la guerra ésta descarada que nos traemos usando solamente la lengua vulgar. Te voy a recordar en un momento algunas, para que podamos evitarlas: “el pensamiento materializado”: ¿qué coños podrá ser el pensamiento materializado? Aquí simplemente no distinguimos pa nada entre lengua y razón, lengua común y razón común; no lo confundimos con lo que son lenguas diversas, idiomas de cada uno, pero no distinguimos para nada lengua y pensamiento. Aquí la Realidad ni está fracturada ni nada: nos estamos metiendo contra ello: es la que reina, es la que se impone, es las cosas: nada de “fracturación”, nada de “Posmoderno”, nada de ninguna de las cosas que nos has sacado: nos estamos habiendo con la Realidad tal como se nos da y como se nos vende, y estamos atacando a la Realidad y a la creencia en ella, y la atacamos de corazón y de razón, hablando; de corazón y de razón, dejándonos hablar. Porque a la lengua, o razón, o pensamiento, como quieras llamarle, se la puede meter en el saco, se la mete a cada paso; se la hace una cosa. Pero mientras está actuando, no hay quien la coja; mientras está actuando como ahora mismo no hay quien la coja, y está actuando contra toda clase de Realidades, incluido el propio pensamiento convertido en Realidad, o Filosofía, o Ciencia, o lo que sea; mientras está actuando no hay quien la coja. Solamente es después cuando se la puede, en otro contesto, en otro hablar, convertirlo en una realidad; inutilizarlo, que es lo que esta tertulia, que consiste en hablar, trata de evitar por todos los medios. Que siga funcionando, y que siga sonando y diciendo lo que pueda en esta negación de lo que nos venden como Realidad, como cosas, etc.
- Pero cuando hablamos de la Realidad, ¿quién es el Poder? ¿No somos nosotros mismos el Poder?
AGC- Sí, uno mismo es Poder. Por supuesto el Capital y el Estado y todo eso; pero uno también es Poder.
- Y yo entiendo que la Realidad es una cárcel, y estamos en esa cárcel, y la única manera de salir de esa cárcel es que o te suicidas, o te vuelves loco.
AGC- Esas son las que desde luego no sirven, porque los cadáveres están en sus tumbas, y los locos están en sus manicomios, y forman parte de la Realidad, y a nadie le hacen daño. Esas son las maneras que desde luego no sirven.
- ¿Y porqué dijo Aldous Huxley “conocerás la verdad, y te volverás loco”?
AGC- Vamos a dejar eso, porque no has estado otros días. A la verdad no hay quien la conozca () la frase, vamos; la verdad no hay quien la conozca, en días pasados lo hemos estado viendo, siento que no hayas estado: verdad no casa con Realidad ni con nuestro saber; verdad es desconocida, no se plantea la cuestión. A ver, más dudas, por favor, dudas verdaderas.
- Basta nombrar algo, asignarle palabra, y ya se ha hecho cosa, ya ha entrado en la Realidad. Pero no será lo mismo que lo diga yo a que lo diga un periódico, a que lo diga una tribu más grande..... Es decir, que la operación potentísima de traer a la Realidad por el mero hecho de nombrar, tendrá sus medidas, dependerá quien nombre y qué extensión tenga su tribu.
AGC- ¿La “qué” de la Realidad? : ¿la potencia, el éxito, el poder de () unas cosas o de otras? Sí, sí: desde luego, el paso.....
- Que no será igual de cosa lo que yo estoy viendo aquí y no se lo he dicho a nadie, lo que se lo digo a un amigo, que lo que ya se estiende..... O sea, que el tamaño de...
AGC- Sí, sí, hay grados. Sobre la cuantificación teníamos que volver hoy también, no sé si nos dará tiempo. Desde luego, la condición que has enunciado, yo creo, esa es necesaria: hay que pasar por un idioma, sea el de una tribu, sea el de uno mismo, sea el de la Ciencia, sea el de una Religión, sea el de cualquier Partido Político...... Hay que pasar por un idioma. Para desvirtuar la fuerza que la lengua puede tener para descubrir la mentira de la Realidad, tiene que pasar por idiomas, reducirse a idiomas, y dar lugar efectivamente a significados establecidos como dices, en cerco más pequeño, en cerco más amplio, y, dependiendo de ello, que esos significados, y por tanto cosas, se impongan con más o menos fuerza, con más o menos éxito.
- ¿El pasar por un idioma quiere decir entonces también que pueda ser compartido, no?
AGC- Compartido de la manera que se comparte la comida y las casas en la Realidad: lo contrario de lo que aludimos como “comunidad”, que no es la Participación ni la Solidaridad. Las lenguas nacionales se comparten hasta cierto punto como se comparte la comida y las casas; la lengua de verdad no se comparte, porque es común; esa es la que a pesar de los idiomas y a través de los idiomas puede estar hablando, y por tanto desmintiendo lo que ahora te preocupaba: desmintiendo los significados que en un idioma o en otro se les hayan dado a las palabras y establecido cosas.
- Cuando decía Isabel lo de “no hay Dios”, “no hay corazón”, parece que lo que suena ahí es una queja, y más que el intento de destruir el significado de las palabras “Dios”, y “corazón”, es el intento de buscarles un significado más hondo, y decir que eso que significa “Dios”, y eso que significa “corazón”, no se da en lo que existe, pero que sin embargo es bueno, ¿no?; parece que es lo que resuena ahí. Con lo cual, en ese juego de “no hay”, de queja, parece que suena eso.
AGC- Sí, pero esas quejas o gritos son bastante poco eficaces por esa razón que acabas de decir claramente: al hacer esas quejas, parece como si por lo bajo hubiera un presupuesto de que “si hubiera de verdad caridad, si hubiera de verdad Dios”. Por eso dije que “intentan”; intentan quitarlo de en medio, intentan una queja, y no muy eficaces por ese motivo.
- Sí, pero sin embargo hay otras (“el jefe manda”: “no, no hay jefe”) que es la costatación de que de verdad no hay eso que se pretende que manda sobre las cosas.
AGC- “No hay jefe”. ¿En qué situación?
- “No hay gobierno”: nadie manda, no hay eso.
AGC- Es lo mismo, es lo mismo, no te equivoques. Si alguien dice “no hay Gobierno”, le está conservando a la palabra Gobierno un posible buen sentido: “si viniera otra cosa, eso ya lo llamaría yo Gobierno; de momento no hay Gobierno”; es el mismo caso.
- Yo siento más ahí, oigo más ahí, la destrucción de la pretensión de Gobierno: que se creen que mandan, pero que no mandan.
AGC- No, no, es lo mismo que la de “Dios” o la de “caridad”: como una intención que está contradicha por no ser lo bastante eficaz la manera que se ha elegido. Bueno, ¿qué más?
Bueno, pues si no, volvemos a repetir el intento de “definición” entre comillas de “cosa”. Este era así (alguno de vosotros me lo ha recordado), tenía que reunir esas dos condiciones: una, eso, que lo haya, donde jugaba el “hay”, que salía también de paso en la discusión, y sobre lo que volveremos: que lo haya. Que lo haya, que implica que lo hay, sin, aparte de, independientemente, de que se lo nombre, se lo mencione. Que lo haya, que haya algo, en ese sentido. Y segunda condición: que sea lo que es, es decir, que la cosa en cuestión sea lo que es. Esto se puede enunciar así, y nos ahorramos emplear ningún término culto ni filosófico; acudimos simplemente al implemento “hay” de la lengua vulgar, y al uso de la cópula “es”, tal como se usa. Que lo haya, y que sea lo que es. A la vez, al mismo tiempo; y esto, como ya a veces hemos visto, no puede ser, es un casamiento imposible. Es bastante fácil descubrir cómo es un casamiento imposible, pero es justamente esa contradicción lo que costituye las cosas, la Realidad en general. Vamos a ver entonces si todos estos tramos de razonamiento son para todos eficaces, o están cargados de tropiezos o no.
No os acordéis de momento de cosas que ya se han mencionado al pasar, como existir, o existencia, porque estos, lo mismo que el adjetivo “real”, los tomamos como si fueran los verbos y adjetivos correspondientes al término “Realidad”, y por tanto al término “cosa”, y no nos aportan por tanto nada nuevo. Lo que he dicho de que la condición contradictoria, ese casamiento imposible, costituye la cosa, se puede decir en lenguaje más culto diciendo que costituye la existencia; costituye la existencia de cualquier cosa. Desde este momento ya el existir se ha metido dentro de la noción de Realidad, y ha dejado de tener que ver con la condición “lo hay”, que quedaba fuera y formando parte de esto.
De manera que es así, en esas estamos, y no sé si hace falta recordaros de paso que aquí hemos roto hace tiempo con cualquier forma de Humanismo y de Humanidad, convenciéndonos de que lo de Protágoras de que el Hombre es la medida de las cosas, es simplemente una enunciación del Poder bajo el cual vivimos, que hace que efectivamente nosotros los hombres seamos la medida de todas las cosas. Y nos hemos puesto por delante el deseo de una gran humildad que nos haga reconocer a nosotros hombres como cosas, como un caso de cosas, cada uno de nosotros en cuanto real, existente, como un caso de “cosa”, y por tanto quedamos con todas las demás incluidos en todo lo que se ha dicho respecto a las condiciones de existencia de las cosas, de ninguna manera fuera; las diferencias entre lo observado y el observador, el pensador y lo que piensa, han quedado todas dentro: también el pensador, en cuanto persona real, está dentro, y el observador, en cuanto persona real, está dentro, y forma parte por tanto de las cosas, cuya existencia estamos aquí tratando de cazar con la mayor precisión posible. De manera que vamos a ver las pegas que se oponen a ello.
Vamos a ver con la condición “lo hay”. Bueno, todos recordáis que este implemento nuestro, que es mucho más que un verbo, “hay”, tiene en la “y” final, un índice que remite al campo en que se habla, lo mismo que sucede en el “il y a” francés con la “y” segunda, que remite al campo en que se habla, o sucede en inglés con “there is”, con el “there”, todos los cuales remiten al campo en que se está hablando, están encerrados ahí.
Hay una confusión costante, que justamente tiene que ver con el truco que a otros propósitos hemos tratado hoy de meter dentro del saco aquello que en principio estaba fuera; y meterlo dentro del saco para eso mismo, para que venga a costituir y confirmar Realidad: “hay”, gracias a esa referencia al campo en que se habla, no es nada de “existe” ni nada por el estilo, ni ningún otro verbo: de por sí, salvo por el hecho de estar en nuestra lengua en presente, como se dice, no remitiría a ese campo del que se habla. Entonces, el campo en el que se habla no es de la Realidad; podemos después cogerlo y meterlo, pero no es: mientras se está hablando, no es de la Realidad. Esto es un poco demasiado duro y demasiado simple, pero por supuesto hay que aceptarlo.
Para no usar el “y” de “hay”, voy a volver a usar una cosa que hemos usado ya hace tiempo aquí muchas veces, que es el índice “ahora”. Cuando andábamos en estos descubrimientos hace tiempo, nos dábamos cuenta de que “ahora” tiene esta virtud singular de que ahora nunca puede ser de verdad ahora; tiene la virtud singular de que cuando se ha dicho ya no es ahora. Creo que esto es evidente para cualquiera, ¿no?: cuando se ha dicho, ya no es ahora; eso que supera todas las nociones de velocidad en la desaparición, eso es lo que nos coloca sin más, lo de “ahora”, fuera de la Realidad.
¿Cómo se le mete en el saco?: muy fácil: en una lengua como la nuestra se habla de “el ahora”, “el presente”, y eso ya no le hace daño a nadie; porque “el ahora”, o “el presente”, ya son cosas, ya están metidos en la Realidad, ya no son “ahora”; ya no son “ahora”, se les ha metido en la Realidad, son un trozo de tiempo real, más o menos presente, más o menos pasajero, cosas por el estilo, más o menos presuroso (“ahora mismo te lo traigo”, “ahora acabo de verlo”), pero cosas del tiempo real, que ya no tienen que hacer daño a nadie; sólo es “ahora”, apuntando de verdad, lo que nos lanza fuera. Nos lanza fuera, pero nos lanza; una sensación más inmediata de cómo la Realidad no es todo, no sé cómo se puede dar.
Y lo que se dice de “ahora”, se puede decir de cualquiera de los índices de la lengua que apuntan al campo en que se habla y a los que todavía no se les ha cogido y se les ha metido dentro. No tengo que recordaros, yo creo, que lo mismo sucede con índices como “yo/me”, “tú/te” y demás, que de por sí no apuntan a ninguna Realidad, porque “yo”, “tú”, no son nadie; no son nadie, sencillamente porque dependen de lo mismo, dependen del acto de hablar; del acto de hablar en cualquier momento; no son Fulano y Mengano, son “yo” y “tu”, y “yo” y “tú” dependen de cualquier acto de hablar en cualquier momento, y por tanto no existen; no existen, están fuera de la Realidad.
() meterlos en el saco; es también muy fácil meterlos en el saco: si por un lado se les confunde con un nombre propio, como Fulano y Mengano, o por otro lado se hace eso ya filosófico o sicoanalítico de hablar de “el yo”, y cosas por el estilo, aprosimándolo más o menos a lo que antaño se decía del alma y así, entonces ya está dentro: “el yo”, “el tú”, lo que haga falta, ya no son “yo” ni “tú”, y simplemente, si me creo que “yo” es lo mismo que Don Agustín, y que “tú” es lo mismo que Doña Berta, entonces tampoco hay peligro; tampoco hay peligro, esos ya están dentro de la Realidad, ya no son de verdad “yo” ni “tú”; no son de verdad, y por tanto están fuera de la Realidad, son no-existentes. Confío en que se siga esto bien, lo mismo que para el caso de “ahora”, o para el “y” de “hay”. De manera que ahora supongo que la primera condición se entiende con más precisión: “lo hay” quiere decir “fuera de lo que está dentro del hablar”; (se refiere) al campo sin fin en que se habla.
Pero aquí hay una dificultad: a ese campo en el que se habla se le pueden asignar puntos, o lugares, que en lengua vulgar serían simplemente como “aquí”, “allí”, “acá”, “allá”, campo en el que se habla, y que podrían también pasar al caso en que el espacio de ese campo es un espacio temporal, y se dice “hoy”, “mañana”. Se le pueden señalar puntos, y entonces eso ya de alguna manera nos acerca a la existencia, y por tanto nos exime de la sencilla condición de que lo hay, que lo haya, que estábamos poniendo.
Eso me recuerda una diatriba filosófica que a veces también......creo que antes de los tiempos en que Sartre y compañía sacaron esa especie de cosa del Existencialismo: en Alemán no hay una cosa que sea del todo parecida al “there is”, “il y a”, “hay”; no la hay; pero hay una combinación de uno de esos indicadores hacia fuera, que es “da”, que es como “ahí”, “allá”, y la cópula, “sein”: “dasein”. Y entonces, este “dasein” puede efectivamente colocarnos en esa condición de fijación en un punto o lugar en el campo en que se habla. Esto es lo que ha permitido que ese “dasein”, que sería más bien un “estar ahí”, se haya podido equiparar a un caso como el de “existe”, como el de “existir”; injustamente, con imprecisión, pero se ha hecho; porque ya veis aquí que lo de “existe” tiene otra condición, es muy distinto.
Justamente cuando estábamos usando el otro día este artículo de Düring y de Isham acerca de lo de “¿qué es una cosa?”, que trataban de relacionar con una teoría física, o sub-física, que eliminara algunos de los problemas y contradicciones de la cuántica, salía esto también, porque estos hombres pretendían que este artificio del que ellos se valen venía a corresponder con el uso de la palabra “cosa”; y nos traían por eso aquí un testo de Heidegger, de una conferencia que se titulaba “¿qué es una cosa?”; y esa era la pretensión.
Tal vez es un poco tarde para que veamos en qué consistía esta especie de truco y de equivocación. No sé si pedirle a Caramés, que nos ha hecho el favor de estudiarse la noción de “topos” que estos físicos utilizan, para que nos de unas líneas a los profanos medianamente claras sobre eso de “topos”. La palabra ya de por sí, es, ya sabéis, la griega para “lugar”. Mira a ver si se te ocurre algo.
- Es verdaderamente difícil; es un término que los matemáticos han adoptado, y es bastante difícil. Hay que partir del topos más fácil, que tendría que presumir que vosotros hubiérais padecido lo de la teoría de conjuntos, y supierais que los conjuntos son el caso más elemental de “topos”, es decir, objetos: los objetos son los conjuntos, y aplicaciones que son morfismos, y después se esige operaciones con conjuntos que van a ser unión y producto cartesiano de, pues un conjunto vacio y un conjunto “uno”, o “total”, o “terminal”. () además, para que sea “topos”, esto primero que está dentro de la teoría de conjuntos, esige una especie de clasificación de objetos, es decir, que dentro de un objeto yo pueda definir una parte como un subobjeto. Por ejemplo, yo tengo el conjunto de los españoles, y dentro de ello tengo el subconjunto de los madrileños; evidentemente, para uno que sepa un poquito de teoría de conjuntos, eso se puede confundir con lo que se llama “una aplicación de una función característica”: si cojo un español y le aplico el uno, es madrileño, y si le aplico el cero, es que es de los españoles que no son madrileños; o sea, el complementario del conjunto.
Bueno, pues esto es los conjuntos; si en lugar de tener unos objetos tan primarios como conjuntos, que serían como puntos, se empieza a coger objetos que sean flechas (y las flechas implicaría que la flecha tiene un punto inicial y un punto final), y después tengo que tener conjuntos de flechas con puntos que se aplican en un conjunto de flechas con puntos, complico las cosas mucho más, y estos lo que hacen es coger una especie de topos en que juegan con una estructura que llaman ellos “prehaces”, y es muy lioso.
AGC- Recuerda cómo vienen, a partir de ahí, a pensar que eso justifica lo de que pueden encontrar un uso para la palabra “cosa”.
- Sí, porque yo creo que lo que intentan es, en la Mecánica Cuántica (no quiero liar, sobre todo a los que no están habituados a la jerga de los físicos) separar “estado” (estado de una cosa, digamos), del observable: el observable pasa a ser como algo que no es cosa, y entonces, ellos quieren de alguna manera hacer que el observable (inventan una especie de definición de “daseinisation”), pueda ser tratado como cosa.
AGC- Porque a través del artilugio que nos has puesto, le meten lo del “dasein”.
- Sí, sí, se inventan un palabro inglés que se llama “daseinisation”....
AGC- Ah, sí, pero derivado del alemán.
- Sí, y cogen los objetos y los aplican en otro conjunto......Dicho de otra manera: lo que quieren es que por lo menos cierto tipo de cosas que en la cuántica se escapan, se controlen mucho mejor, y se les puedan asociar medidas mucho más claramente, sin que nos perdamos en el problema de la indeterminación y demás. Eso es un poco.........No sé si esto es demasiado vago.
AGC- No, muchas gracias, bastante claro yo creo que para muchos; por lo menos nos ayuda a penetrar un poco en la intención de ese artilugio, de ese tipo de topos tan especial. Y ya veis que entonces, seguramente porque el propio Heidegger en la conferencia acudía para lo de “¿qué es una cosa?” al término “dasein”, del que hemos estado hablando, estos físicos también piensan que pueden introducir esa referencia al “campo en que” que está en el “da” de “dasein”, por medio del artilugio del que Caramés nos ha dado algunas líneas lo bastante claras.
Nos hemos detenido tal vez mucho en esta entrada o intento de utilizar la palabra “cosa”, porque los científicos de ordinario no emplean la palabra “cosa”, rara vez la encontraréis; ni “cosa”, ni “thing”, ni “chose” ni nada de eso aparece como término científico; porque era un poco excepcional este intento, fundado en la conferencia de Heidegger, que a su vez también es excepcional, porque tampoco los filósofos suelen hablar de “cosa”, desde los antiguos. Y yo lo traía para que podamos percibir, mal que bien, cómo el intento no puede de verdad, mientras trate de dar cuenta de “Realidad” o “Existencia”, (y está claro que una Física tiene que seguir intentando dar cuenta de “Realidad”, o de “Existencia” de las cosas), no puede introducir el “y” de “hay”, el “ahora” indecible, inasible; el lenguaje de la física no puede ser más que matemático en definitiva, y el idioma matemático, los idiomas matemáticos, no tienen indicadores del tipo de “y” ni de “ahora”, ni en una formulación matemática (escrita, por supuesto) se puede encontrar una utilización del momento en que se está escribiendo o el lector la está leyendo, sería absurdo. No tiene sentido, y por tanto no cabe que se pueda atrapar dentro de ningún razonamiento acerca de existencia estos elementos de los que estoy hablando, y que costituían la primera condición de “cosa” que estábamos viendo. Supongo que esto queda lo bastante claro; si hay que volver sobre ello volveremos ya luego, o el día que viene, pero ahora hay que pasar un poco a percibir bien la contradición con la segunda condición: que la cosa sea lo que es; esa es la cuestión.
Supongo que ya se os aparece claro que el que la cosa sea la que es tiene que implicar que las cosas son todas, en contra de lo que estábamos descubriendo. Porque solo en un conjunto propiamente dicho, cerrado en un todo, tiene sentido una distribución tal que cada cosa sea una en el sentido de “justamente la que es y la misma que es”; de manera que esa es la condición del “es la que es”, que de ninguna manera de por sí puede pertenecer a las cosas. Las cosas, según esta “definición” entre comillas, ni puede sencillamente haberlas (tienen que existir), ni pueden de verdad ser las que son; tienen que cumplir las dos condiciones a la vez, y esas dos condiciones a la vez costituyen esa contradicción en la que existimos, entre todas las demás cosas. Una cosa no puede ser una en ese sentido de ser la misma que es.
Todo esto que hemos dicho es en torno a la propia noción de “cosa”; pero luego sabemos, por otras muchas exploraciones, que no hay Realidad o Existencia sin cuantificación; es decir, que aquí no hemos tratado de la cuestión de “una cosa” y de “una cosa”; y “una cosa”, con nuestro artículo indefinido, quiere decir lo contrario de “la cosa”, lo mismo que “una oveja” quiere decir lo contrario de “aquella oveja”, “la oveja que tú sabes”; y entonces tampoco una, con el numeral, como no puede ser ni dos, ni tres, ni cinco, ni siete, no puede ser una; las dos maneras de cuantificación que tantas veces se nos han contrapuesto aquí la una a la otra. De manera que tenemos que pasar (una vez que me digáis que esos descubrimientos respecto a qué es cosa son relativamente eficaces, sensibles y manejables), pasemos también a la cuestión de “una cosa” en los dos sentidos: de “una cosa” con artículo indeterminante, de “una cosa” con numeral. A eso podemos pasar, pero claro, ya me doy cuenta que se nos ha hecho muy tarde.
- ¿Podrías repetir lo de la dificultad de ser, la necesidad del conjunto cerrado?
AGC- Sí: para que una cosa sea la que es, eso implica que las cosas tienen que ser todas; sólo un conjunto cerrado puede hacer que se distribuya la condición de “uno”, en el sentido numeral, a sus componentes.
Se nos ha hecho un poco tarde, de manera que cortamos. Confiamos en que el Señor no se enfade demasiado y nos deje seguir, y entonces nos veamos dentro de siete días, y seguimos con esto.