23.04.2008

Tertulia Política número 122 (23 de Abril de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


  • La oposición como costitutiva de las cosas.
  • Intervención del ideal en el paso de diferencia a oposición.
  • Izquierda/derecha como caso más inmediato de oposición.
  • La cuestión izquierda/derecha, planteada en los dos sentidos de una dirección. 

 

  Tertu122-23-04-2008#Tertu122-23-04-2008.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Vamos entonces a seguir con esta guerra contra la Realidad en el punto en que habíamos venido a caer, tocante a las cuestiones de la oposición como costitutiva de las cosas, de los hechos reales; un punto que no deja de ser problemático, por supuesto para mí también, en el cual por tanto espero que en esta sesión ayudéis lo más posible con vuestras propias dudas, oscuridades, objeciones, respecto a lo que os vaya recordando, os vaya diciendo.


Ya sabéis que el ánimo de esta tertulia contra el Poder reside sobre todo en eso, en las dudas, que son una especie de emanación del no saber, del ser capaz uno de darse cuenta de que no sabe; y es para eso justamente para lo que pido vuestra ayuda, porque nunca ni yo mismo ni nadie puede estar seguro de no caer en esa tentación de creer que sabe, que es justamente lo que el Poder necesita para seguir siendo el Poder y para seguir manteniendo la Fe, sin la cual no hay Realidad que se sostenga; y es por tanto contra lo primero que tenemos que ir, y en lo cual se muestra claramente lo que por tantos lados sabemos: que al luchar contra el Poder está uno luchando contra sí mismo también, porque lo uno es lo otro.


Os recuerdo pues que la necesidad de la diferencia, aunque sea relativa, para sostener la identidad, aunque sea relativa, es propio de las cosas, de cualquiera de las cosas, y naturalmente, como aquí no distinguimos, de nosotros en cuanto no somos más que un tipo de cosas entre los demás; la propia discontinuidad, que hemos descubierto que era como la necesidad primaria de las cosas, de la Realidad, tiene que introducir la diferencia de unas con otras como único medio de sostener la pretensión de identidad de una consigo misma.


Lo que veíamos el último día sobre todo es que esa diferencia, esa necesidad de la diferencia, viene a convertirse en lo que hemos llamado “oposición”, usando el término tal como se usa en Gramática, en Fonémica, tal como viene acuñado desde Trubetzkoy, en el sentido de que A es lo mismo que B, salvo en un punto en el cual A decididamente no es B.  Esta manera de convertirse la diferencia en oposición os hace asistir a algo con lo que ya nos hemos encontrado por otras vías, que es la intervención del ideal en los manejos y movimientos de la Realidad.  Los ideales son esos entes que no existen, del tipo de “todo”, “nada”, “uno”, “único”; que no existen, pero que intervienen costantemente en la Realidad en cuanto que sirven para establecer una de las dos condiciones que hemos descubierto como necesarias para entender qué es eso de “cosa” (incluidas entre las cosas las personas, etc., no hay que decirlo), que recordáis que eran: una, que lo haya, que haya algo de eso, y la otra, que sea lo que es.  Recordáis que poníamos estas condiciones como costitutivas de la Realidad, como costitutivas de cada cosa de la Realidad.  Que lo haya quiere decirse independientemente de que se nombre o que se piense en ello, y que sea lo que es.  Esta segunda es la que hace entrar al ideal en los movimientos, cambios y manejos de la Realidad.  Esas dos condiciones, declarábamos enseguida, son entre sí incasables, incompatibles (la de que lo haya y la de que sea lo que es), y de esta manera es como decíamos que es esa contradición entre ambas condiciones lo que costituye las cosas, cada cosa, la Realidad.  Es costitutiva la contradición, esa contradición es costitutiva de la Realidad, de cada cosa, de cada uno de nosotros, y mientras esta evidencia no aparece clara, no se puede dar un paso.


Pues bien: cuando la diferencia entre cosas se convierte en oposición, que quiere decir que la una sea lo mismo que la otra, salvo en un punto en que del todo, radicalmente, la una no es la otra, con esta definición por intervención del “no”, es donde estáis asistiendo a una de esas entradas de los ideales en las cosas, en la Realidad: la conversión de la diferencia, que podría ser simplemente real, relativa, en oposición, que es radical, de sí o no; ahí es donde el ideal interviene.


(No tenemos pues que) dedicarnos a volver sobre los casos de esa oposición que parecen presentársenos en la Realidad, y también por supuesto en los idiomas, (en la organización) de la lengua, como el otro día lo veíamos.  Y esto nos va a llevar (me ha llevado a mí, y creo que debe llevarnos) a volver sobre el misterio de la izquierda/derecha, que es tal vez la manera más inmediata en que la entrada de la oposición se manifiesta entre las cosas y entre nosotros.  Ya el otro día sacamos unos cuantos ejemplos, unas cuantas apariciones de estas entradas; vuelvo sobre ellas brevemente: la aparición del tipo de los polos de la electricidad (polo positivo/polo negativo) es peculiar, sobre todo en el sentido de que plantea la cuestión de cómo la diferencia, que es de por sí un hecho lógico (no somos el mismo, tú eres diferente que yo: un hecho lógico), viene a traducirse, a interpretarse, como una separación por distancia, y cómo esa separación por distancia viene a producir, viene a manifestarse, en un hecho como digamos la chispa eléctrica, la corriente eléctrica, en la cual al mismo tiempo interviene el problema de la diferencia entre el campo y lo que pasa en el campo.  El campo os lo he introducido como la conversión de diferencia en distancia.  Desde luego, no es nada ni evidente ni inmediato que el campo eléctrico o el electromagnético y el fenómeno de la chispa de la corriente puedan tan lindamente separarse como sucede en las cosas de la Realidad, en que parece que el espacio en que suceden se separa de las cosas sin más problema; cualquiera que se haya metido un poco en esos problemas ve que esto no es así.


Esta es una de las apariciones de la oposición, en la que quería que volvierais a poner atención un momento.  Otra, que creo que ya salió también el otro día, es también una ilustración venida de la Ciencia: es aquella en que para distinguir ciertas clases de cuerpos, de entes, digamos, pero físicos, se les oponía como levógiros y destrógiros, es decir, aquellos que tienen la virtud de girar hacia la izquierda y de girar hacia la derecha: destrógiros y levógiros.   Esto, después de todo, viene a ser lo mismo que encontráis cuando os explican muchas cosas acudiendo a las manecillas del reloj, y os dicen: “en el sentido de las manecillas del reloj”, o “en el sentido contrario de las manecillas del reloj”; aparición más evidente de ese tipo de oposición izquierda/derecha, no puede darse.


También entrando en imaginerías más avanzadas, más sutiles, de la Física, creo que os traía el caso, sí, del Spin, referente a seres pretendidamente más elementales; sí, recuerdo que Caramés me recordó al salir que el “spin”, y por tanto el giro, la trasformación, en este caso no suele representarse como izquierda/derecha, derecha/izquierda, sino de arriba/abajo, de abajo/arriba; es decir, que el spin se suele representar como un trance por el cual “arriba” se cambia por “abajo”, y “abajo” se cambia por “arriba”.  Estas son unas cuantas de las apariciones, y también ésta, al tratar de plantearnos la diferencia entre la oposición izquierda/derecha y la oposición abajo/arriba, tendrá que darnos me temo bastante que roer, hoy mismo y en las sesiones que vengan; de momento, la aceptamos así.


Bueno, pues de esa manera es como venimos a encontrarnos una vez más con el misterio del espejo, el misterio palpable, real, del espejo.  Cada uno de vosotros está acostumbrado a tomárselo como una cosa natural, qué remedio nos queda: de alguna manera, cualquier cosa que se nos presenta tenemos que tomárnoslo como algo natural, que es así porque tiene que ser así, porque tememos  que si no nos lo tomamos de esa manera, pues eso puede ser peligroso para nuestra subsistencia, es decir, para esa necesidad de mantener el equilibrio, la contradición, entre estar ahí, que lo haya, y ser el que es; equilibrio y contradición que son imposibles, y que con cualquier duda un poco profunda pueden aparecérsenos como imposibles y amenazar nuestra costitución; por eso nos tomamos, os tomáis, vuestra aparición en el espejo y las situaciones singulares como algo natural.  Pero yo por mi parte desde luego no lo entiendo, no lo entiendo bien; es decir, que se produzca eso de que por el hecho de la reflexión, del reflejo, mi mano derecha, conservando toda su entidad como tal, todas sus características sin perder una sola, sin embargo se comporte como izquierda, y mi izquierda de la misma manera se comporte como derecha, es una cosa que, aunque veo que estoy obligado a creer que pasa, sin embargo no puedo acabar de creérmelo del todo, porque no acabo de entenderlo del todo; y parece que ahí la falta de entendimiento está contraponiéndose a la Fe. 


¿En qué consiste pues esta oposición izquierda/derecha?   Desde luego, lo primero que a uno se le ocurre preguntar, tanto respecto a la consideración de un esperimento con destrógiros y levógiros como respecto al fenómeno mismo del espejo, es que eso tiene que ser con respecto a “quién”, con respecto a alguien: con respecto a alguien, porque evidentemente, si uno se pone delante del fenómeno caracterizado por “giro izquierda”/”giro derecha”, no le pasará lo mismo que si se pone detrás y mira por detrás; evidentemente ellas a su vez, la derecha y la izquierda, como en el caso del espejo, se habrán trastocado, y el problema que al que estaba delante se le presentaba como problema izquierda/derecha, al que se ponga detrás se le presentará como problema derecha/izquierda.  Y alguien dirá que el problema es el mismo, pero con qué derecho, si uno tiene que ponerse delante una vez y ponerse detrás otra para que eso produzca aparentemente dos resultados distintos.


Respecto a “quién”: para mi reflejo en el espejo mismo, si quisiera resolver la cuestión de quién tiene razón, si el del espejo, que llama derecha a lo que yo llamo izquierda, y viceversa, o yo, que lo llamo como se suele llamar para decir eso, tendría que recurrir a un tercero que no estuviera ni en mi puesto ni en el puesto de la imagen del espejo, porque si no, no serviría para nada; y mientras sea con respecto a A, cada uno naturalmente tendrá que sostener su convicción, que depende de su posición, de una manera absoluta: yo, que estoy delante del espejo, la verdad es que ésta es mi derecha, y ésta es mi izquierda, y el que está en el espejo reflejado, no menos real por el hecho de ser reflejado, sostendrá por su cuenta la convicción de que efectivamente, su derecha es su izquierda¿, pero que son al revés que las mías, y lo sostendrá con la misma convicción.


Cómo es esto es algo que se puede generalizar todavía pensando en los dos sentidos de una dirección; ésto nos trae, una vez más, a recordar uno de los fragmentos del libro de Heráclito de Éfeso que muchos de vosotros sin duda recuerdan: aquel que dice “ODÓS ÁNW KÁTW MÍA WVTH “, es decir, “camino arriba, camino abajo, son uno y el mismo”.  Supongo que no me diréis que salto demasiado cuando la cuestión de la derecha/izquierda la planteo también en los dos sentidos de una misma dirección; efectivamente, el descubrimiento en esta fórmula de Heráclito es bastante claro: “el camino es uno y el mismo”, dice.   Evidentemente, quien va hacia la ciudad, y va por tanto, recorre el camino, “ánw”, va en un sentido, no estará de acuerdo en que el camino sea el mismo que el que baja de la ciudad al mar y sigue por tanto el camino abajo, va camino abajo.   Alguien que se coloca fuera, (y parece que aquí la razón común, aunque sea a través de Heráclito, se coloca fuera) dice “son uno y el mismo”.  ¿Qué quiere decir esto? ¿De dónde viene esta declaración? ¿Dónde se ha colocado aquel que no va ni en un sentido ni en otro, sino que, por contrareal que esto parezca, va al mismo tiempo en los dos sentidos, y por eso, considerando los dos a la vez, declara que el camino de todas formas, la dirección, no es más que una y la misma en cualquiera de los dos sentidos? Aquí, por (lo que vamos viendo), tendríamos que añadir que es precisamente una gracias a la contradicción de que tiene dos sentidos; no sólo “a pesar de” los dos sentidos, sino en el sentido que con los otros ejemplos también creo que ha amanecido un poco: es la contradicción que la oposición introduce aquella que trata de sostener la unidad y la mismidad de la cosa; sólo en eso se sostiene.


Y me están dando muchas ganas de seguir, porque el misterio es apasionante, como siempre, pero quiero que participéis un poco más en él, así que voy a cortar; me voy a parar y voy a dejar correr las voces, para que respecto a cualesquiera de los ejemplos o de las formulaciones astractas que he empleado, pues soltéis lo que os salga por esas bocas, tanto más si no es personal ni filosófico, ni literario, sino que os sale como eso que sucede cuando uno se deja hablar; pero también, si no es así, pues de la contradicción vivimos, no pasa nada.  Así que de una manera o de otra, pues adelante.  Respecto a los ejemplos, especialmente cómo os tomáis lo de la oposición izquierda/ derecha cada uno de vosotros, en sus manifestaciones, y el resto de las formulaciones que he empleado.


- Entonces, la cuestión del giro, para centrar la cosa en la manera en que los () y los físicos lo usan, el giro, jugando de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda, se puede (se supone que se da en un plano), se puede reemplazar por el eje de giro; el eje de giro, si está en dirección hacia arriba toma el sentido izquierda/derecha, y si está en dirección hacia abajo, o en sentido hacia abajo, toma derecha/izquierda.  Y eso solamente se da jugando evidentemente con las tres dimensiones; ésa es la cuestión que podía ser necesario sacar.  Es decir, que en un reloj, por ejemplo, o en una circunferencia, si nosotros hacemos girar un punto de izquierda a derecha, suponemos que ese giro va a estar decidido por un vector perpendicular al plano donde está la circunferencia, hacia arriba; y si lo queremos girar en el otro sentido, lo determinaremos con un vector hacia abajo.  Esa necesidad de oponer vector a plano, al mismo tiempo es la manera de definir un plano, porque estamos en tres dimensiones; todo vector admite un plano exactamente perpendicular a él, pero que siendo el mismo vale el vector hacia arriba y el vector hacia abajo.  No sé si complico la cosa, pero puede venir a servir, sobre todo por.....


AGC-  Sí.   La necesidad del vector y de la introducción de una tercera dimensión, tal vez haya que esplicarla más a fondo.  Desde luego, cuando uno toma izquierda/derecha y por otro lado toma arriba/abajo, como con respecto a un giro, de lo que sea, uno dice “¿cómo no va a dar lo mismo el problema izquierda/derecha y el problema arriba/abajo, si basta con que yo tuerza el punto de vista noventa grados para que el arriba/abajo sea un izquierda/derecha?”  De la manera más ingenua y torpe esto es así, porque efectivamente, nos parece, nos sigue pareciendo, que (no) son cuestiones distintas las de derecha/izquierda, incluso los dos sentidos de un camino, y la cuestión de arriba/abajo, una cuestión arriba/abajo, si yo, el punto de observación de alguna manera gira a su vez; no los hechos: el punto de observación, si gira a su vez por así decir noventa grados, está claro que arriba/abajo se convierte en izquierda/derecha, y viceversa, claro.


- Pero de un intento de formulación en el plano y el espacio, si queremos convertir el vector que señala el eje con el vector que señala el giro, necesitamos unir el punto de inicio del vector del eje con el punto de inicio del giro; por tanto, la circunferencia, donde gira, tiene que dejar de ser circunferencia para casi convertirse en punto; esa es la cuestión.


AGC- Sí, ése es el motivo, aparentemente muy pujante, sí, para que el problema nos haga saltar del plano a una tercera dimensión, porque de alguna manera, como creo que Caramés ya antes lo dijo también, es justamente ese salto el que paradójicamente puede sostener el plano mismo.  Bueno, bien, más, más vueltas a los muchos misterios que trae esto. Adelante.


- Lo de oposición lo hemos definido así muy estrictamente, como oposiciones privativas, y en las oposiciones privativas un término tiene que carecer de alguna de las características que tiene el otro  término; eso de izquierda y derecha, por ejemplo, ¿cuál sería el término carente?


AGC- No es lo mismo, es un caso de oposición distinto: lo uno es un caso de oposición, lo otro también, he presentado varios casos de oposición, pero desde luego no es lo mismo; a lo mismo se reduce si uno precisamente trata de tomar la oposición izquierda/derecha de una manera absoluta, “verdadera” por así decir, y trata de definir; entonces, si trata de definir y le preguntan “¿qué es tu izquierda?”, dice: “lo que no es mi derecha”; sólo en ese caso, si, viene a acercarse al mismo tipo de oposición que en el caso de la oposición privativa, pero evidentemente hay que dar ese paso.  Desde luego, en uno y otro caso se trata de una intervención de entes ideales, porque para que una izquierda se pueda rigurosamente oponer a una derecha es preciso que la línea que los une o separe sea perfectamente recta; si da bandazos, ya comprendéis que la oposición rigurosa izquierda/derecha inmediatamente se empieza a hacer real y a perderse; para que la oposición sea rigurosa tiene que ser de alguna manera matemática, y naturalmente en la Realidad como sabemos no hay línea recta, eso son ideales; en la Realidad no hay líneas rectas, no hay puntos, no hay movimiento rectilíneo uniforme, de manera que es ahí donde se muestra que el problema de la oposición rigurosa representa una intervención más de los ideales.


- No sé si esto va a distraer o va a aportar un poco más de confusión, pero se me ocurre el ejemplo de un libro, que uno lo coge y mira la parte de adelante y mira la pasta, y si mira la parte de atrás mira la parte donde están todas las referencias al Autor.  Pero una vez que se pone a leer el libro, si quiere avanzar hacia delante tiene que ir hacia atrás, y si quiere ir hacia atrás tiene que ir hacia la parte de delante del  libro.


AGC-  Sí, sin contar con que puede ser un libro hebreo, o árabe, donde justamente las cosas se dan como has dicho, solo que al revés; se dan exactamente lo mismo solo que al revés, porque ahí efectivamente la portada y la tapa están ocupando las funciones contradictorias.  Sí, puede que quede algo más, cualquier cosa que venga de vuestro sufrimiento, de vuestra experiencia, sufrimientos más o menos tenues con la oposición reinante, con la contradicción como costitutiva de la Realidad


- Yo no sé si tiene algo que ver, pero cuando una rueda de un carro avanza hacia delante el efecto óptico es que va para atrás.  No sé si eso tiene una explicación.


AGC- Sí, yo supongo que sí; es efectivamente una de las cosas que llaman, eso, que llaman “errores  ópticos”.  No sé si de una manera constante, no sé si ese engaño se percibe siempre y cualquiera, pero vamos, por lo menos muy frecuentemente se da, uno reacciona contra la evidencia de que los radios van por ejemplo en el sentido de las manecillas del reloj, reacciona contra esa evidencia, viéndolos volverse del revés.  Puede que ahí lejanamente subyaga la contradicción costitutiva, pero como no sé lo que los ópticos dicen exactamente respecto a ese efecto, pues no puedo precisar más.


- Yo creo que es que lo que veo es que en el sentido de las manecillas, y en contra de las manecillas del reloj, en la Física y en las Matemáticas se califica , y una dirección se entiende que es positiva y la otra se entiende que es negativa; o sea, +1/2 y –1/2, el spin; y yo siempre he tenido confusión en cuanto a la dirección, he estado siempre confundido entre derecha/izquierda e izquierda/derecha.   Y siempre la imagen que yo tengo es algo más o menos parecido a lo que ha apuntado Luis, que es que cuando una tuerca sale, porque la aflojas, sube para arriba, y cuando el tornillo lo introduces en la tuerca va para abajo; o sea, que no es el punto ideal, pero es lo que me ayuda a mí para poder situarme; pero la verdad es que es muy complicado, y por más que la Realidad te ponga unos signos al contrario o a favor de las manecillas del reloj, la cosa no queda nada clara.


AGC- No, no queda nada claro.  Hay que recordar lo que pasa con un niño; yo recuerdo una vez más lo que me pasó a mí de niño; es muy difícil, cuesta mucho trabajo, aprender, tragarse lo de derecha/izquierda, es muy difícil saber cuál es el sentido a derechas y el sentido hacia izquierdas.  Yo recuerdo todavía que era tan complicado, que teniendo sin duda ya una edad escolar, una edad de cinco o seis años, para casos de apuro tenía que acordarme del mapa de España que estaba en el muro de la Escuela, porque entonces decía “el Este quiere decir a la derecha, Cataluña quiere decir a la derecha, Portugal quiere decir a la izquierda”.  Cosa inaudita que hubiese que llegar a cosas tan artificiales para poder habérselas con algo tan natural como parece decidir pa donde está la izquierda y pa donde la derecha, pero esa es la experiencia mía.  ¿Qué más, por favor?


- Sin embargo parece que la oposición arriba/abajo es más clara desde ese punto de vista.  A lo mejor tiene que ver con la simetría, ¿no?, que tenemos una simetría que es con un eje, y de esa manera es más difícil distinguir la derecha y la izquierda; pero yo creo que lo de arriba y abajo yo creo como que ahí no se (juzgan) nunca, parece.


AGC-   Sí, hay algo en eso que va en contra de lo que antes he dicho: que basta que el aparato de observación gire noventa grados para que lo uno sea lo otro.  En contra de eso, efectivamente, quedan evidencias de que sin embargo no es lo mismo, o no es del todo lo mismo.


- Desde luego, partiendo de lo que decía Jaime de que lo de izquierda/derecha crea muchas confusiones entre la gente y tienden a confundirlo, parece que la cosa, la oposición en este caso, estriba un poco en lo que tú decías de que la oposición izquierda/derecha , puestos a reducirla al plano lógico, acaba siendo eso, que la izquierda es lo que no es la derecha, y la derecha lo que no es la izquierda.  Y sin embargo, en el caso de los fonemas, de las oposiciones privativas, leche, ningún hablante se equivoca con una “p” y con una “b”, la gente hablando no se equivoca, una p es una p, y una b es una b.


AGC- Las oposiciones fonémicas son rigurosas, sí, están reducidas al sí o no.  “T” es lo mismo que “c”, excepto en un punto: que c es lo que llamamos fricativa, y t no lo es; y “d” no es ni t ni c, porque es lo mismo, salvo en un punto, que es que tiene eso de jugar con las cuerdas vocales que llaman la sonoridad: sí o no. 


- En las oposiciones privativas de la fonémica entra una tercera cosa en juego, que es la sonoridad, la fricación, etc.,  Para las oposiciones privativas entra una tercera cosa, se salta de nivel, ya no es la oposición entre la p y la b, sino que entra en juego el rasgo sordo/sonoro, y en izquierda/derecha no hay una tercera cosa.


AGC-   (Se trata de) simplemente llegar a ese rigor.  Sí, parece que es así, que es más simple la imposición del rigor en izquierda/derecha.  Claro, que en el caso de las oposiciones privativas de la fonémica lo que hacen es que cuando introduce rasgos como “fricativa” o “sonora” está saltando de idioma, saltando a otro grado de astracción, y claro, eso se podría hacer en “camino arriba y camino abajo”, se podría hacer también.  Bueno, ¿y qué os parece de eso, o de cualquier otra cosa? Más.


- Vamos, yo creo que no se está confundiendo, pero parece que se esté confundiendo un poco lo diferente de lo opuesto o contrario; es decir, hay cosas que pueden ser diferentes, porque tienen oposiciones privativas, o marcadores negativos que podríamos escribir como +/-, pero cosas diferentes, siendo diferentes no tienen por qué ser opuestos: un móvil es distinto de una lavativa, pero no son opuestos, no son contrarios; sí que se oponen por ejemplo el blanco al negro.  ¿Cómo podríamos definir “oposición”?: pues quizá como el conjunto de elementos cuyos conjuntos de marcadores son completamente diferentes, todos; sería la diferencia máxima; y yo creo que confundimos un poco lo diferente.  Derecha e izquierda no son diferentes, son opuestos.


AGC- Sí, no, gracias, es que no sé por qué vuelves al comienzo de lo que hemos estado tratando hoy, porque es que hemos empezado por ahí.


- Porque como estamos en un árbol con distintas ramas, pues tiene que ser democrático el árbol.


AGC- No, aquí de Democracia, nada.  Es que hemos empezado por ahí.  Yo estuve tratando, al principio, de recordar cómo el descubrimiento de la discontinuidad imponía la diferencia como dije “relativa”, simplemente la real, a la que tú aludes, y que luego viene una fase de intervención de los entes ideales con la que nos estamos metiendo todo el rato, que es cuando la diferencia se convierte en oposición del tipo que hemos dicho, en el sentido de que lo uno no es lo otro y la oposición se vuelve de sí o no.  Ahí es como intervienen en la Realidad esas cosas que no existen, pero que costantemente la rigen, como “el todo”, “la nada”, “el sí”, “el no”, el “del todo”, el “en absoluto”, y cosas por el estilo, ¿no?  Esto es de lo que estábamos tratando; y las oposiciones privativas de la fonémica son oposiciones, no son diferencias, y lo que tú has sacado como ejemplos son diferencias, en efecto, que habíamos dejado ya para atrás al entrar en......


- ¿La b y la c son opuestas?


AGC- Son opuestas.


- ¿Pero son contrarias?


AGC- Contrarias; opuestas, para no confundirnos.


- Bueno, pues eso es un error técnico; si hay algún lingüista en la sala....(carcajada general en la idem, n. del t.)


AGC- No, no, es simplemente el descubrimiento de Trubetzkoy.


- Es un error técnico; yo soy Filólogo Hispánico y sé lo que hago, y por eso quería la solidaridad técnica de otra persona que lo fuera, pero veo que no la hay.


AGC- ¡Ah, muchas gracias, muchas gracias! Por mi parte me he dedicao......


- O sea, que es una aportación, digamos, “propedéutica”, no es una opinión, opinión da el que no sabe; el que sabe es “didáctico”, y yo lo que estoy diciendo es que hasta donde sabemos hoy, b y c no son opuestos; son fonemas diferentes, porque los rasgos y los marcadores son distintos en uno y en otro; son opuestos lo blanco y lo negro, lo bueno y lo malo, lo otro....


AGC- Perdona: no te voy a pedir que te leas mis tres tomos acerca del lenguaje ni nada de eso, pero por lo menos léete los principios de Trubetzkoy, y te desengañarás de todas esas tonterías: es una oposición justamente lo que ahí juega, y la que él llamaba “privativa”.


- Bien, ¿me puedes explicar la diferencia entre diferencia y oposición?


AGC- ¿Otra vez? ¿Otra vez?  ¡Si es lo que hemos estado todo el rato....!   He introducido primero la diferencia como un resultado de la discontinuidad, que es una necesidad de las cosas, sin más, porque las cosas están entrando más y más, costantemente; la discontinuidad implica la diferencia, relativa, para que las unas no sean las otras; eso es diferencia.   Y luego viene la entrada de los entes ideales, que costantemente están, sin existir, interviniendo en la Realidad, las nociones de “todo”, “nada”, “uno”.......Y por tanto, eso es lo que hace que las diferencias, en ocasiones, se conviertan en oposiciones; oposiciones definidas por sí o no un término respecto a otro.  Eso es lo que hemos estado aquí planteando.  Bueno, más, por favor.


- En el caso del espejo, parece que el problema es que el que se está mirando mira desde dos puntos a la vez; para que se te presente el problema, tienes que ser tú el que está mirando desde ti mismo el reflejo, y a la vez saliendo fuera para ver que el que está mirando y el del reflejo son el mismo.  Parece que ahí hay algo....


AGC- Sí, efectivamente, si uno está tan convencido de que lo que él ve, toca, y piensa, es la verdad, no se le plantea el problema.  Pero si se le ocurre ponerse en el lugar del otro, y decir “¿no tendrá ese también su motivo para lo mismo que lo tengo yo?”, entonces ya, claro, empieza a colocarse fuera, y entonces es cuando se siente la contradicción, cuando se descubre que efectivamente izquierda y derecha son lo mismo, pero por el hecho de que se ve que en un caso la izquierda es derecha y la derecha izquierda, según como se mire. ¿Alguna cosa más?


- Es que la imposibilidad () del plano de que estás mirando desde dos lugares a la vez: se supone que tienes que estar mirando desde ti mismo, por así decirlo, y desde un tercer punto.


AGC- Sí, en cierto modo.  Está más simple en lo que he dicho del “jodós ánw kátw”: para poder decir, descubrir, que camino arriba y camino abajo son uno y el mismo, de alguna manera hay que situarse fuera de toda Realidad, porque en la Realidad, para cualquier caminante, uno es el camino arriba y otro es el camino abajo; tienes colocarte fuera, salirte.....


- En un aparatito de esos como si fuera un tornillo helicoidal, por ejemplo cuando gira a la derecha pongamos por caso, podría recoger agua, y esto podríamos decir que es hacia arriba; y cuando gira a la izquierda podría recoger otra cosa, y el camino parece que es el mismo.   Es decir, está ahí puesto, giran los helicoides, atrapan por ejemplo un poco de agua girando a la derecha, girando de derecha a izquierda, y luego sueltan otra cosa, o atrapan otra cosa, girando de izquierda a derecha; pero el camino siempre es el mismo, ¿no?, el arriba/abajo sigue siendo el mismo.


AGC- Sí, es el caso de las manillas del reloj, el del helicoide, pero más complicado, ¿no?  ¡Ah, porque además introduce, entra la otra dimensión!


- Claro, y entonces hace “ran, ran”, y está...


AGC- Sí, ese ejemplo puede ser muy sugerente, sí, para la cuestión  que todavía hemos dejao pendiente de arriba/abajo frente a izquierda/derecha.  


- Siguiendo con el ejemplo del espejo, a todos nos habrá pasado: en un portal hay un espejo paralelo a otro, te pones en el medio y te ves infinitamente, y es una situación muy curiosa.


AGC- Sí, evidentemente, aunque parezca que está muy lejos, algo debe tener que ver con el asunto de la contradicción.  Lo mismo que he dicho que cuando uno se coloca en los dos sitios a la vez, eso ya de alguna manera le hace saltar, lo pone en peligro de saltar fuera de la Realidad, esa observación de los espejos paralelos podría ser confirmadora, porque ya sabéis que una amenaza de sin fin quiere decir “salto fuera de la Realidad”; es lo que aquí estamos todos los días tratando de palpar y descubrir. 


- Pero aparte de este ejemplo que ha puesto él, que desde luego viene muy bien, el de los dos espejos enfrentados, el tema también que produce un efecto de irrealidad tremendo, y que plantea muy bien esto de la contradicción de la derecha y la izquierda, es cuando se rebobina una figura humana en una película, si le das para detrás, sobre todo cuando es de uno mismo, y todos los movimientos que uno hace hacia atrás, por lo del camino que va y viene, y luego lo giras otra vez hacia delante y otra vez hacia detrás; esto es un efecto que te choca, porque lo consideras como una imposibilidad, y sin embargo te das cuenta que es lo mismo....


AGC- ¿ Lo mismo que qué?


- Arriba/abajo, delante/detrás.....


AGC- Ah, bueno, sí, es del mismo orden.  En el libro “Contra el Tiempo” me dediqué en uno de los ataques a usar justamente el rebobinado de una película en ese sentido.  Ahí lo usaba sobre todo para una cosa a la que pensaba pasar, y que paso ya ahora antes de que se nos vaya el tiempo, que es que una vez que se ha introducido lo de izquierda/derecha, esta oposición, de una manera espacial, como el tiempo real no es más que un espacio, inmediatamente se le trasfiere al tiempo, de manera que los dos sentidos de la línea del tiempo, falso, y real, que son del Pasado al Futuro, y del Futuro al Pasado, esos dos sentidos son una especie de elaboración del mismo misterio de izquierda/derecha.  En el ataque este de “Contra el Tiempo” naturalmente sacaba el ejemplo sobre todo para meterme con la equivocación de aquellos que justamente entienden que a lo que ahí se le da la vuelta es al tiempo, como si el tiempo marchara en la película normal en un sentido, y luego, en el rebobinado, marchara en el sentido contrario; es una aberración que nace de hasta qué punto se ha llegado a creer en esto del tiempo real, que es esencialmente falso.  En verdad lo que pasa es simplemente lo que Isabel ha dicho con respecto a las figuras y las cosas: estamos acostumbrados a un orden en la sucesión de los hechos, en los movimientos de las figuras, y entonces en el rebobinado naturalmente vemos alterado ese orden; pero por supuesto no el tiempo, sino simplemente la ordenación de los sucesos es lo que está alterado: no es normal que la gente baje una escalera de espaldas, eso no suele hacerse, y menos si es deprisa, y entonces, cuando en un rebobinado ves a gente que está bajando muy deprisa una escalera, dices, “esto no debe ser el orden originario, el orden real, sino un fruto de la inversión del orden”.  Pero fijaos bien que en muchos casos, si una grabación cinematográfica por ejemplo graba el desarrollo y despliegue de una flor y luego te lo enseña, y te lo vuelven a enseñar en rebobinado, no tendrás muchos motivos para decidir si lo que te están enseñando es una flor abriéndose o una flor cerrándose, porque las dos cosas son posibles, ahí que falle el orden de los movimientos (no cabe, no se da).  Esto nos distrae un poco, pero evidentemente esta introducción de la aplicación al tiempo me interesaba, iba a ello, y el rato que nos quede voy a entrar ahí.


- Yo quería comentar que parece que los conceptos estos de derecha e izquierda van asociados a un eje (), y que para que exista la contradicción o la perplejidad frente al espejo, es necesaria la observación simultanea de ambos planos, el que está a éste y al otro lado del espejo, con una dirección perpendicular.  Tiene que aparecer esa visión espacial, con lo cual, lo que se ha venido aquí a marcar con el vector normal a un plano o como el tornillo que marca esa dirección, aparece como la presentación de la necesidad del juego de las dos dimensiones, plana y espacial, como la necesidad de alguna manera, para que el misterio del espejo funcione; porque puestos a un lado, puestos al otro, siempre tendríamos una posibilidad de justificación independiente idéntica.


AGC- No: habría que salirse, tomar la postura del observador que está en los dos sitios al mismo tiempo, que parece que está prohibido para los entes reales, pero ese es problema......Desde luego hay una vía, que es darle la vuelta a lo que he dicho de cómo la convención, la convicción izquierda/derecha, espacial, se traslada al tiempo falso, al tiempo real, al tiempo de la Realidad; darle la vuelta, y decir que a esa condición se ha venido a dar justamente partiendo de los dos sentidos en que siempre se puede producir un movimiento: partiendo de la dinámica, un camino se recorre en un sentido o se recorre en el contrario, y eso se puede trasladar a una imagen espacial.


- No sé si a lo mejor lo que se refería él es que precisamente cuando estás mirando al espejo y dices “ésta es mi derecha”, al estar mirando al reflejo, no sé, es cuando puede que no haya contradicción; precisamente hay que salirse fuera y ver a otro diciendo eso mirándose a un espejo también.


AGC- No lo veo bien.


- Sí, están mirándose a un espejo, y dice “ésta es mi derecha”, verás a un hombre ahí que dice que su mano izquierda es la derecha, eso sí, pero que lo que no te ves es digamos a ti mismo.


AGC- No es tan fácil, no es tan fácil.  Es que aquí la oposición que se trata de sugerir es el problema que por todas partes nos encontramos entre “entidad” y “posición”; porque yo veo que mi mano derecha está allí reflejada con una gran exactitud: tiene las mismas arrugas, las mismas pecas, las mismas roturas de las uñas......pero vamos, punto por punto: tiene un anillo si se lo he puesto......y por tanto es esta, es mi mano derecha, puesto que mi mano derecha está definida por todos esos rasgos; y sin embargo el otro me dice que es su mano izquierda; entonces hay un desgajamiento entre “entidad”, “identidad”, y “posición”, que es justamente el problema que aquí nos traemos, sí.


- Yo he venido, éste es el segundo día, veo que se hace un ejercicio que es interesante, y por eso he vuelto, y volveré, amenazo, pero se hace un ejercicio de mezclar cosas que está muy bien, a mí me atrae mezclar cosas.  Pero el problema es el siguiente, Agustín: cuando personas inteligentes como tú y muchos de los presentes mezclamos cosas, pues se corre peligro; por ejemplo: podemos explicar el problema del espejo....... sugieren poemas, sugiere un poema muy bonito, que se puede explicar incluso la presbicia con un poema también, y decimos una metáfora muy socorrida: “tiene la vista cansada”, cuando sabemos que eso en poesía se llama sinestesia, y ya está; la vista no está cansada, es que el músculo que acomoda la imagen a la retina está flojo, y el músculo no acomoda.  Es decir, si estamos hablando de problemas de Optimetría, que es lo del espejo que lo explican perfectamente, y sin embargo estamos intentando  y no podemos explicar desde la Filosofía y desde la poesía un problema que es problema de un optómetra, que nos diría “lo que ocurre es esto”, con fórmulas además que todo el mundo entendería.


AGC- Pero no nos distraigas.  Aquí se mezclará o no se mezclará, pero a lo que estamos es una guerra contra el Poder que llevamos derecha, y no hacemos ni literaturas ni filosofías ni nada por el estilo.  Y lo de mezclar, tal vez te parezca a ti; aquí tratamos de corregirlo, pero procuro hacer que las experiencias de cada uno y lo que a uno se le ocurra vaya en el mismo sentido.  Déjalo, no nos distraigas. 


- ¡No distraigo, coño, qué voy a distraer!  Yo es que no soy discípulo de nadie, yo no creo en ningún Dios, ni en ti tampoco.  Nadie pone en duda tu inteligencia, pero discípulo, no.


- Esa apelación que has hecho a la Matemática y a la Física es falsa.  Efectivamente, ese problema queda....


- ¡Otro discípulo!


- ¡Es igual que sea discípulo o no, déjalo ya, haz el favor!


- ¡Oye, a mí no me subas la voz!


- Que independientemente de que me desautorices como “discípulo”, o incluso “esclavo”........


- Sí, también esclavo.  ¡Pero si no sois los únicos, hay gente que piensa igual que yo, pero no se atreven a manifestarlo porque está el Mesías!  Esto es lo mismo que () llevado al nivel de secta.  Y no me manda ningún poder para boicotear nada. 


AGC- Por favor, no tienes derecho a distraernos más.  Aquí estamos tratando de hacer algo, y tú vienes aquí a distraerte, o a librarte de cualquier tentación de pensar, que a cualquiera le pueden entrar. ¿No quedaba nada más por ahí, verdad?


- Yo quería decir que para establecer esa diferencia que se convierta en oposición, yo entiendo que tiene que haber una mecánica interna en lo que sucede en la cosa, que le impulsa como una fuerza hacia donde sea, y entonces () Si lo esencial decimos derecha o izquierda, pues yo me pongo frente a un espejo, y veo mi reflejo, yo entiendo que lo único que sucede es un acto inerte, para mí muerto.


AGC- Bueno, bueno, tú estás queriendo no habértelas con el misterio que he tratado de sacar, de forma que es normal, forma parte de la defensa, pero procura no tomártelo tan tranquilamente.  Adelante.


- En la paradoja del espejo se le ha olvidado lo que para mí es algo muy importante, y que se ha insinuado por ahí, que es el efecto multiplicador que tienen los espejos.  Yo me declaro Lorquiano, y con frase que Borges atribuye a Miguel Casares, y espero que () soy de los que consideran que los espejos y la cópula son abominables, porque tienen el efecto de multiplicar a los hombres


AGC- Está bien, gracias, pero la verdad es que esto también nos distrae un poco.  El aspecto interesante ya salió efectivamente, y se refería al tipo de multiplicación por espejos rigurosamente paralelos, que amenaza con meter en la Realidad lo que no cabe en ella, que es justamente lo sin fin.


Os voy a decir por donde iba la cosa en lo que ahora me estaban entrando a mí ganas de que fuera, pero que no nos va a dar tiempo ya porque me dicen que además tenemos a  menos cinco que atender a una campanilla.  Esto es así: aquí, sobre todo estos últimos años, vinimos a un descubrimiento clave de perogrulladas tales como que la Realidad no es todo lo que hay, que las cosas no son todas, que la Realidad no es todo lo que hay y que costantemente están entrando cosas en la Realidad que modifican también inevitablemente a las que estaban antes, y que este proceso hace que las cosas de la Realidad no puedan ser ni en número determinado ni estar delimitadas por nada. 


Descubierto así en qué consiste esto en lo que estamos nosotros metidos como cosas, a lo que llamamos Realidad, parece que trae consigo que tengamos que pensar, por lo menos acostumbrados como estamos a un pensamiento realista, que la Realidad entonces está a su vez en un campo; que está en un campo, que está en algún sitio. (Y si) decimos “caemos, estamos cayendo, nos hundimos, nosotros y las cosas, en lo sin fin”, entonces, la tentación es pensar que eso de lo sin fin en lo que la Realidad se está costantemente hundiendo, lo sin fin, lo continuo, lo que no cabe en la Realidad, se tome como una especie de campo, con lo cual la cosa no tiene sentido. 


Es preciso descubrir cómo esto es justamente una proyección de nuestra manera habitual de pensar en campos de los sucesos, nuestra manera de atribuírselo a la Realidad en general (no puedo decir total, sino a la Realidad sin límite), en la cual continuamente están entrando cosas.  Decimos “caer, hundirse, de arriba abajo”.  ¿Qué hacemos con ese arriba/abajo?: ¿será efectivamente de reducir sin más, como hemos hecho con los que se daban dentro de la Realidad, a la misma oposición izquierda/ derecha? ¿O arriba/abajo en este caso de cuando decimos “caemos”, “nos hundimos”, tiene un sentido?.  Desde luego lo inmediato es pensar que esto lo decimos, (nos pasa), porque estamos acostumbrados a lo que llaman “la gravedad terrestre”, y que esto del caer los pesos y nosotros hacia el centro de la tierra lo trasladamos adonde no se debe. 


Esta es la aberración con la que nos tocaba meternos ahora, y nos meteremos con vuestra ayuda dentro de siete días, si el Señor no se enfada demasiado y nos deja llegar hasta tanto.  De manera que llevad presente por donde pienso que tiene que tirar la cosa ahora, y nada, con eso os dejo, a ver qué pasa.