26.08.2014

Tertulia Política número 123 (30 de Abril de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • LA IMPLICACIÓN DE LA POSICIÓN EN LAS CONTRAPOSICIONES COSTITUTIVAS DE LA REALIDAD Y LA IMPLICACIÓN DEL OBSERVADOR EN LO OBSERVADO.
  • EL CAMPO EN QUE SE PRODUDEN ESTAS OPOSICIONES.
  • LA OPOSICIÓN  ‘IZQUIERDA/DERECHA’  (ESPACIAL) Y  LA OPOSICIÓN ‘ANTES/DESPUÉS (DEL TIEMPO REAL).
  • MOMENTO Y HUELLA (O CONCIENCIA). 

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Seguimos con este problema de la izquierda/derecha, esta forma de contraposición en la que nos hemos detenido y que desde luego parece que tiene algo que decirnos útil para esta lucha que, al mismo tiempo que consiste en el descubrimiento de la falsedad costitutiva de la Realidad, del Mundo, de las cosas, al mismo tiempo también tiene que implicar la de uno, el observador, el hablador acerca de las cosas, del Mundo, de la Realidad. Lo uno va con lo otro, y por supuesto que esta cuestión de la orientación a mano izquierda/a mano derecha tiene que atacar por un lado a lo uno y por otro lado a lo otro. Ya lo iba haciendo en nuestra última sesión y espero que con vuestra ayuda, ayuda de vuestras reflexiones, vuestras experiencias, vuestros sufrimientos, pues lo siga haciendo también durante esta sesión.


Os recuerdo, para hilar con lo que se venía diciendo, que desde luego esta contraposición, que parece para nosotros y para la Realidad tan fundamental, entre izquierda y derecha, la manera más evidente en que se manifiesta la contradicción costitutiva de la Realidad, de nosotros, pero la contradicción convertida de lógica -de contradicción lógica- en contradicción geométrica y con apariencias de física, esta cuestión desde luego dependía y depende de el que la esté considerando, como se suele decir entre los físicos, del observador. Porque está claro que no hace falta acudir al espejo para saber que si alguien considera la oposición entre esta mano izquierda y esta mano derecha desde enfrente de mí, inmediatamente reconocerá que mi izquierda es su derecha y mi derecha es su izquierda, y aparentemente lo reconocerá con bastante razón. De manera que he ahí cómo con la contraposición de derecha/izquierda, de izquierda/derecha se implica y se enreda una contraposición entre delante y detrás, la otra dirección o directriz aunque sea en la misma dimensión. Entre delante y detrás, porque está claro que la relación de mí a ti que me estás mirando, de enfrente a atrás, de atrás a enfrente, es la que vuelve del revés la relación derecha/izquierda.


De manera que ésa es la manera en que están inevitablemente enredadas las dos: una contraposición viene a enredarse con la otra contraposición. Si queréis verlo de una manera más dramática no tenéis más que recordar lo que el otro día salía (como primera aparición imposible en lo real de lo sin fin) con los dos espejos paralelos contrapuestos. Porque está claro que si estoy sentado en la barbería que ha tenido la ocurrencia de colocar por delante de mí y por detrás de mí dos láminas de espejo perfectamente paralelas, el espejo que tengo enfrente de mí estará reflejando mi cara (¡qué otra cosa va a hacer!), pero el espejo que está detrás de mí está reflejando mi cogote (¡qué otra cosa va a hacer!), y como el un espejo no puede menos de reflejar al otro espejo, pensad un momento, si es que podéis, a ver cómo se arreglan para resolver el asunto. Porque evidentemente ahí tiene que producirse una sobreposición de alguna manera entre mi cara y mi cogote, puesto que tanto la una como el otro están reflejados, aunque con espejos distintos, pero que a su vez se reflejan el uno con el otro. De manera que ¡cómo van a hacer! Desde luego, esto, yo que estoy ahí colocado y que soy objeto del experimento no puedo saberlo. Está claro que si os colocáis en esa posición no podéis ver ni lo de delante ni lo de detrás; no podéis dar la razón ni a lo que dice ‘cara’ ni a lo que dice ‘cogote’, ni por tanto descubrir esa necesaria sobreposición. Tengo que colocarme de lao, fuera, en otro sitio, para intentar ver qué es lo que pasa.


En vano también -como ahora discutiréis conmigo-, en vano también, pero en todo caso eso sería la intervención de otro -la intervención de un observador que fuera ajeno a mí que estoy sentado en el sillón y soy objeto de la observación- que estaría colocado aparentemente en otro plano de Realidad que no fuera el mismo en que estamos los espejos paralelos y yo.


Voy a pararme en esta evidencia de la implicación de la posición en la oposición izquierda/derecha y también de la implicación del observador en lo observado, porque deseo que a este propósito me saquéis las ocurrencias posibles, lo sometáis a discusión antes de seguir por otras vías dándole vueltas al problema. De manera que os dejo un momento con esto, y por tanto ya podéis empezar respecto al problema de derecha/izquierda, de posición delante y detrás, y de la presencia del observador y de lo observado, cualquier cosa que se os vaya ocurriendo. Sí.


- No sé si tiene algo que ver, pero justamente hoy estaba pensando en lo de derecha/izquierda y relacionándolo un poco con... con los crucificados a derecha/izquierda de Jesucristo. Y lo estaba relacionando un poco como... como la separación del bien y del mal. No sé si todo esto tiene algo que ver, pero...


AGC - Sí, en definitiva tiene que ver. Pero por ahora tenemos que meternos con el problema así al desnudo, no vamos de momento a perdernos en las implicaciones que eso trae consigo -políticas, religiosas, morales- que desde luego son evidentes. Porque aquí lo estamos tratando como costitutivo elemental de la Realidad: este problema es elemental y costitutivo con respecto a la Realidad sin más. Así que más, más entrando por ahí, por donde sea.


- Yo recuerdo la dificultad -que todavía tengo- de distinguir la derecha y la izquierda. Es que no... Es que... Y ahora: me dicen “A la derecha”, y entonces hago como si escribiese para saber para dónde tengo...


AGC - Ah, muy bien. ¿No estabas el otro día?


- No.


AGC - Porque es que ahí conté yo justamente mi propio caso que coincide en el tuyo del todo. Era tan difícil para mí cuando estaba ya en una edad escolar, no era tan pequeño, que para orientarme tenía que acabar imaginando el mapa de España, y pensando que ya sabía que lo que caía para Cataluña era derecha y lo que caía para Galicia, izquierda. Naturalmente viendo el mapa de frente. No se me ocurría armarme el lío de ponerme detrás, porque entonces estaríamos en lo que estamos viendo ahora. Adelante. Evidentemente no es ninguna cuestión así natural. No es natural y es justamente, como no natural, como la estamos tratando como costitutiva de la Realidad. Nuestros descubrimientos respecto a Realidad vienen, entre otras cosas, a lanzar fuera, eliminar las nociones de ‘natural’, de ‘físico’ y todo eso. Más, más.


- Tampoco... tampoco estuve yo en la tertulia anterior ni la previa, no sé si habéis hablado de esta paradoja del espejo, que me parece más llamativa todavía: un espejo plano trasforma la derecha en la izquierda, y sin embargo no trasforma lo de arriba a abajo.


AGC - Sí, sí. Efectivamente está planteado desde el otro día. Está planteado; ahora he sacao lo de delante/detrás, porque parece que es más inmediato, más elemental, antes de volver a la cuestión de arriba/abajo, que ya se planteó, dijimos “Qué tontería, si parece que con girar la cabeza 90º lo de arriba/abajo es lo mismo que derecha/izquierda”, y sin embargo nadie se queda tranquilo con esa cosa, sobre la que sin duda tenemos que volver más tarde. Sí


- El otro día, me parece que relacionabas, aunque no recuerdo muy bien cómo, lo de la oposición con... con la identidad, que cambiando la posición, pues la identidad al reflejarse en el espejo de otra manera, se veía también, se podía pensar que era otra identidad. Y...


AGC - Sí. Sobre todo la maravilla del espejo consiste en eso: en que me pongo y mi mano derecha se reproduce tal cual es, esto es entidad: el ser, tal cual es, con todos sus rasgos, sus arrugas, sus colores, todo lo mismo ¿no? De forma que la única diferencia es que la del espejo en lugar de ser derecha es izquierda, pero parece que...


- Claro, lo que pasa es que lo de identidad, y al relacionarlo ahora con lo de... con lo del observador, pues parece que para saber el observador, que sea cosciente del cambio de identidad según la posición,  tiene que tener memoria. No sé, a mí me llama la atención lo de la memoria...


AGC - No: para ser cosciente de la permanencia de la identidad a pesar del cambio de posición.


- Bueno, valdría también tanto para la permanencia como para el cambio. Lo que a mí me llama la atención ahí es la relación que pueda haber...


AGC - No, no. Perdona, perdona. Es que aquí la identidad justamente se separa de la conversión de derecha/izquierda. Se mantiene la misma. Por tanto, en este caso no hay cambio, no está el problema del cambio de la entidad.


- Bueno, yo... yo lo estaba viendo respecto al observador. Respecto al observador que ve su identidad cambiada...


AGC - No, no.


- Bueno, el observador de fuera. Un tercero observador.


AGC - Ese tercero que he sacao ahora a propósito de eso, sería otro, pero entonces ya no puedes decir “Su identidad”...


- Bueno, a ver si puedo: de lo que se trata es que...


AGC - ... tienes que decir “La identidad del primero”. Tienes que decir “La identidad del primero cambiada en el segundo”, pero si dice eso será porque ha incluido en la identidad el rasgo de la orientación izquierda/derecha.


- Bueno, yo lo que quería o lo que estaba pensando en relacionar es identidad, observador y memoria. O sea, que para que haya un observador y haga un juicio -o llámalo como quieras-, o un cambio de identidad, o sea cosciente de esa identidad, parece que hay una memoria; una memoria de lo que ocurre, de lo que cambia, de lo que pasa, y ver la relación que pueda haber entre memoria y identidad.


AGC - Sí. Sobre eso vendremos. Pero en este caso no se presenta -¿eh?- todavía, porque ese tercer operador fantástico puede estar al mismo tiempo que yo me estoy viendo en el espejo como persona real y decidiendo si soy el mismo o no soy el mismo. No, de momento no necesita memoria. Sin embargo...


- No, pero sí necesita memoria también. O yo pienso que la puede necesitar, porque la memoria aparece inmediatamente en cuanto relacionas dos cosas, dos lo que sea: tú, el espejo; cuando hay relación o cuando hay pensamiento hay casi memoria ¿no?


AGC - Bueno. Bueno, es otra cosa. En todo caso, como la memoria efectivamente tiene mucho que ver con el asunto, y sobre ella estaba pensando volver, lo dejaremos para dentro de un rato. De momento no... de momento no hace falta. ¿Qué más? ¿Qué más ocurrencias, por favor? Sí. Sí.


- Que...


AGC - No sé. No sé quién de los dos.


- Sí. Me parece que la oposición es una operación del conocimiento, o sea, que no está necesariamente fuera del conocimiento y está en el lenguaje que lo capacita, pero para poder decir que dos cosas son opuestas hay que establecer primero que son iguales, porque no se puede decir lo opuesto a un cangrejo es un...


AGC - Ya, ya, pero no tratábamos de eso ahora. Desde luego un cangrejo puede estar a la derecha de una ostra sin ningún inconveniente. De manera que conviene no confundir los dos problemas.


- No, no, quiero decir que precisamente la operación de...


AGC - De eso ya habíamos tratao antes. Efectivamente la conversión de la diferencia en oposición implica que los opuestos sean iguales en todo menos en una cosa que era lo que lo distingue. Eso ya estaba y es desde ahí desde donde habíamos venido a este otro problema, al cual, de momento, directamente no le afecta ¿no? Efectivamente, continuamente...


- Pero que los...


AGC - ... continuamente están una a la derecha de otra, cosas perfectamente heterogéneas. No hay... no hay problema.


- Agustín: ¿nos plantearíamos este problema de izquierda/derecha y de delante y detrás, y de arriba y abajo, si tuviéramos un ojo hacia adelante y un ojo hacia detrás, o tres brazos, o fuéramos planos en lugar de longilíneos hacia arriba?


AGC - Sí, sólo que todavía peor. Más, todavía más problemático sin duda. Si nos metes esa imaginación, el problema no haría más que multiplicarse. Imagínate que en el ejemplo que he sacao con uno sentado delante del espejo de la barbería y que tiene un espejo que le refleja la cara y otro que le refleja el cogote, encima tuviera un ojo en el cogote y tuviera que dar cuenta del juego de los reflejos.


- Sí, pero ¿nos plantearíamos si lo de atrás es lo de atrás, si tuviéramos un ojo en la parte posterior?


AGC - No sólo... no sólo no resolvería el problema sino que simplemente lo multiplicaría de una manera clara.


- Yo esto de la identidad no lo entiendo. No entiendo que yo pueda ser idéntico a la imagen que se refleja en el espejo.


AGC - Idéntico quiere decir en cuanto a costituido por los rasgos que te costituyen. No puedes encontrar aparentemente ninguna diferencia por más que te mires. Por más que te mires...


- Con la vista no, con...


AGC - ... o el espejo no es fiel, y entonces se lo atribuyes al espejo, o, si no, eres exactamente igual. Eres exactamente igual y eso, claro, parece ser un costitutivo de identidad ¿no?


- Sí, pero con el sentido de la vista sí, pero por ejemplo, con el olfato no voy a ser idéntico, con el oído tampoco voy a ser idéntico, con el tacto tampoco voy a ser idéntico.


AGC - Sí, evidentemente uno que venga allí y te huela no se creerá que está oliendo a la imagen del espejo, normalmente, vamos, no creo que se arme ese lío. No es cuestión tal vez de detenerse mucho, pero no cuesta mucho trabajo recordar que lo mismo que a la vista (que es el sentido costitutivo por excelencia) se le presenta el problema mediante el espejo, a los otros sentidos se les puede representar a sus maneras, a sus maneras a cada uno, que es el problema de la distribución a un lado y a otro de cosas que por lo demás son la misma cosa, eso para ecos y ruidos, eso para otros tipos de los configurados. Claro, la cosa sólo se ve bien cuando la cosa está definida por rasgos. Los olores y incluso los sonidos suelen ser demasiado imprecisos para que puedan prestarse al planteamiento del problema, pero la diferencia no consiste más que en eso: que es que la vista es, por así decirlo, el sentido ideativo más costituido para recoger rasgos y establecer por tanto una definición de identidad, y nada más que por eso. El problema es más, más profundo que lo que nos pueda enseñar la imagen del espejo.


- Sí. A mí alguna vez me ha ocurrido, poco antes de despertar, con los ojos bien cerrados, y no saber dónde estaba, y luego ya cuando he situao la casa: “La cabeza, los pies a la derecha, entonces la ventana...”, abría los ojos, nunca conseguía acertar.  


AGC - ¿”Nunca”?


- Conseguía acertar. Es imposible. Para mí, me resultaba imposible orientarme con los ojos cerraos y situando en la habitación todo como tenía que estar en su sitio, es prácticamente imposible acertar qué orientación, cómo estás, hacia dónde estás orientado.


AGC - Hasta que abrías los ojos.


- Hasta que al abrir los ojos, ya...


AGC - Sí. Bueno, parece un poco exagerado, pero por supuesto. Yo tengo mucha experiencia de eso también, tengo la costumbre de dormir en varias casas diferentes donde sin duda la orientación del cuarto, pues cambia, y me confundo con frecuencia al despertar teniendo los ojos cerrados. Pero observa, observad, que, sin duda, en cuanto uno despierta está calculando ya una orientación del cuarto. Yo claramente me puedo equivocar porque, como compruebo después, he calculado una orientación que no era la que correspondía al caso. Y al despertarme compruebo que me he equivocado, pero me he equivocado porque había ya calculado una orientación. Hasta tal punto, aún con los ojos cerrados, la orientación está asumida y desde el momento en que sabes “Bueno, estoy aquí”, lo que se llama despertarse, ya te estás situando, y para situarte, pues no puedes menos de orientarte; orientarte y suponiendo que lo que ves inmediatamente es que “Aquí están los pies y aquí está la cabeza”, a continuación viene “Bueno, entonces ¿por dónde tengo que levantarme, por la derecha o por la izquierda?, ¿cómo está la cama, contra la pared por la izquierda o contra la pared por la derecha?” Empiezas a hacer un cálculo que muchas veces falla. Efectivamente falla, pero falla porque lo has hecho.


- Sí. Que ha salido la cuestión del cuerpo, y sí que parece que lo de derecha/izquierda tiene ese único punto de referencia, especialmente con respecto a las manos, y por eso decimos que, si te giras hacia un lado, lo de derecha/izquierda se convierte en delante y atrás. Y, entonces, parece que en ese sentido lo de derecha/izquierda sirve para organizar el Mundo, y luego por otro lado para organizar el propio cuerpo. Ya es una manera de entenderlo, de hacer una división primaria como en dos mitades tanto del Mundo como del cuerpo, pero que además va cambiando la del Mundo a medida que cambia mi posición en él.


AGC - Sí. Sí. Habría que preguntar “¿Cuál de las dos cosas es primera? ¿Cuál está antes que la otra?”. Ése es el problema. Esto me recuerda, hace años [] que sacaba un artículo respecto a la feminidad del camino y de la mano. Una cosa que sigue -debería seguir- sorprendiéndoos en español también, porque la mano es la única palabra que... la única palabra en ‘o’ que es femenina, que es del género femenino en español. La única palabra en ‘o’ que es del género femenino, y esto es sumamente notable ¿no? Y entonces esta persistencia en la consideración en la adscripción de la mano al género femenino me llevaba a retroceder a un sitio donde el género femenino no quiere decir sino la oposición de adverbios en ‘a’; de adverbios en ‘a’ con destra y sinistra, es decir que primero se dice “A izquierda/a derecha, y luego, secundariamente, de ahí viene a intervenir la Realidad: ‘la mano’, que resulta entonces adscrita al femenino porque los  nombres en ‘a’ se han identificao con esos adverbios y se han hecho femeninos. Bueno, lo digo para los que habéis leído un poco de esto, porque por lo demás es algo lioso.


Parece efectivamente que la orientación es antes, y que la aplicación a eso, al cuerpo de cada uno, simplemente se aprovecha de ello, pero que la orientación a derecha/izquierda, diferente de delante/detrás, diferente arriba/abajo, es costitutiva de la Realidad aunque no tuviéramos manos; aunque no tuviéramos manos, aunque no pudiéramos aplicarlo al propio cuerpo, salvo lo que encontréis de discutible en todo esto todavía. Sí.


- No, que digo que a mí lo que me parece con lo de la operación del espejo es que es algo más hondo siempre. Me dio la sensación de que es algo más hondo que la inversión de derecha/izquierda, sino que ahí pasa algo que tiene que ver con la propia disolución de la Realidad misma ¿no? No del cambio, sino de la disolución de la... no sé si la materia, pero, vamos, de la Realidad, de la Realidad. Y eso me dio la pista, pues esta especie de juego de que una palabra... bueno, de esta adivinanza que dice...


AGC - Ay, madre, madre... Venga, sigue, sigue.


- ... De que Cuando se mira al espejo Adán / ¿qué será lo que verá? Y el resultao, como se ve, de la palabra ‘Adán’ es ‘nada’. Y yo creo que, en el fondo, lo que pasa con el espejo es que en una superficie, sí, parece que hay una inversión, pero en el fondo...


AGC - Ay, madre, madre.   


- ... lo que pasa es que hay una desrealización, por eso los niños -ahí Lacan lo estudia muy bien en el estadío del espejo, y yo creo que otras veces también lo has tratao tú-, ahí pasa algo mucho más profundo desde el punto de vista de la desrealización misma. No me extraña que haya un montón de tradiciones -como la de los vampiros, a que los muertos no se reflejan en los espejos- que atentan mucho más a la costitución misma de la Realidad que a la inversión de derecha/izquierda.


AGC - Bueno, parece que, como hemos estao tratando de ver antes,... (Si no os encontráis demasiao incómodos, podéis sentaros en el suelo como allí. No hay sillas. Porque ahí se oye muy mal. De manera que no os pese. Además, para escapar hay otra puerta allí. De manera que no os pese demasiao ¿no? Allí hay bastante sitio en el estrado). No, lo que nos ha llamado la atención en el espejo es que, a juicio de la vista (rey ideativo de los sentidos), la entidad se mantiene escrupulosamente hasta el punto de que si hay la menor diferencia se la atribuimos al espejo...


- A simple vista...


AGC - ... Al espejo, que tiene...


- ... pero ¿tú no has visto lo perplejo que nos mira el espejo?


AGC - ... que no está bien tratado y todo eso.


- Es propio del espejo el mirarte tan perplejo. No te mira tan perplejo como tú al espejo.


AGC - El ejemplito de Adán reflejado como nada, lejos de habernos metido, como pretendías, en cuestiones más profundas, ha sacado la cosa a lo más superficial, que es la escritura con sus dos convenciones de: izquierda/derecha (no se sabe por qué), derecha/izquierda como entre hebreos, árabes y demás. Nuestra convención tardó bastante en establecerse; en las inscripciones griegas podéis encontrar que se escribe de las dos maneras y además también bustro-fedón, es decir cambiando de orientación a cada línea. De manera que el carácter convencional se demuestra de una manera muy clara. Bueno, sigamos tratando el asunto en sí. Más, por favor.


- A mí me parecía que ahí, para la orientación, lo que está rigiendo es el ente ideal de límite -derecha/izquierda-, si no se mete ahí, no nos podríamos situar nunca     -¿no?-, no tendríamos ni derecha ni izquierda, ni delante/atrás. Hay que marcar un límite.


AGC - Sí, sí. Es cierto, es cierto. Hay un momento en que se pasa de derecha a izquierda porque si no, no se entendería. Ése es el problema que se plantea a la relación de orientación en el momento en que se la quiere trasladar a la Realidad misma, a la visión de la Realidad. Si la haces a la orientación no una mera relación de oposición sino una Realidad, entonces te encuentras con eso. Bueno, si eso es real, en algún punto tiene que pasarse de derecha a izquierda y pasarse de derecha a izquierda, y entonces eso costituye, tiene que costituir, un eje, un límite. Y desde luego eso plantea todos los problemas que en general plantea, en Física y donde quiera, la noción de límite y la noción de eje, sobre la que tal vez podamos volver todavía hoy un rato. Pero recojo todavía alguna sugerencia más.


- ¿Tiene que ver esto también con lo de la discontinuidad de la Realidad?


AGC - Bueno, tiene que ver profundamente. Desde luego partimos de que las cosas mientras que por un lado no son todas, la Realidad no es todo lo que hay, por otro lado tienen que ser diferentes, y todas estas sesiones últimas han partido de ahí: la discontinuidad obligaba a la diferencia. Obligaba a la diferencia: las cosas tienen que ser distintas unas de otras. La discontinuidad es costitutiva por la sencilla razón de que en la Realidad, entre nosotros, lo continuo no cabe, no tiene sentido la continuidad, lo mismo que no tiene sentido la infinitud: la Realidad es discontinua. Esa necesaria discontinuidad arrastra consigo la diferencia; la diferencia por intervención de los entes ideales se convierte a veces en oposición (que es lo que estos días últimos tratábamos); la oposición nos ofrece este ejemplo de la orientación en los dos sentidos -izquierda/derecha- con el que ahora nos estamos debatiendo y que está por tanto en vivo en este momento. ¿Qué más?


- Otros casos que habíamos estao viendo de oposición había algo de... o bueno, no, que como que tenían todas las notas en común excepto una ¿no? O sea... y aquí, cuando la semana pasada nos acercábamos a lo de derecha/izquierda, parecía que no se podía hablar de unas notas ¿no?, de una definición, sin embargo ahora se me está ocurriendo que se suele utilizar para cosas que son aparentemente iguales, o que... de manera que el distintivo o la manera de distinguirlas más fácil es como meter casi dentro de las notas el que esté a la derecha o a la izquierda.


AGC - Sí, sí. Se convierte -es otra manera, como lo del eje, es una manera de conversión en Realidad- en costitutivo: “Es el mismo pero está a la izquierda en lugar de estar a la derecha”. En algunos tratamientos de la Realidad eso pasa, en otros no pasa. En otros la diferencia de estar a la izquierda o la derecha no cuenta: si es el mismo, es el mismo. Pero hay casos en que efectivamente cuenta, se cuenta la orientación, en un sentido o en el otro, como si fuera una nota, como si fuera una nota de la cosa, como si la pudiera distinguir. Ésta es otra aparición de la realización de la orientación. ¿Qué más?


- Agustín.


AGC - Sí.


- Tenemos una manera de mirarnos al espejo, asumida, para cosas cotidianas, como lavarnos la cara, peinarnos, pues dando por hecho que esa imagen es la nuestra, pero de repente hay como momentos en el que uno se mira, se pára a mirarse, y es algo sumamente inquietante, sobrecogedor, y es como que uno no se reconoce en esa imagen.


AGC - Sí, pero el espejo ahí no hace más que revelarle a uno lo que es uno. Es decir que lo inquietante no es lo que veo en el espejo sino mi propia cara. Es mi propia cara que, efectivamente, es algo que, a poco que uno esté vivo, de vez en cuando le resulta intrigante, insoportable, intolerable, como necesidad y todo lo que queráis. De manera que aquél que la mire en el espejo, lo único que hace, es confirmármelo de una manera así muy inmediata. Para eso sirven a veces los espejos, sí. Pero, vamos, aún sin el espejo, basta con que uno se mire en el sentido abstracto para que se encuentre intolerable como necesidad de ser, para que se asombre de que puede seguir creyendo que es el que es, y todo lo demás que queráis añadir. ¿Qué más? Sí.


- ¿No parecería en las oposiciones derecha/izquierda y arriba/abajo como que hay un término que está como marcado, como que no es totalmente simétrico, como que la derecha siempre es preferente o marcada sobre la izquierda, el arriba sobre el abajo, y sin embargo en las cuestiones del tiempo, entre el antes y el después, sí se daría una simetría total en el sentido de que no parece que haya un término de entre los dos que esté marcado?


AGC - Hay una diferencia en este tratamiento. Desde luego entre derecha/izquierda de ordinario no parece que haya intento de término marcado. Lo que he dicho de la escritura y hasta qué punto cuesta trabajo decidirse por una convención o la otra, es ya una muestra bastante clara. No hay de por sí preferencia ni marca, cuesta mucho trabajo tomar una decisión tan moderna, tan superficial, como para nuestra escritura el decidir que se haga de izquierda a derecha, y para otra escritura que se haga de derecha a izquierda. En cambio, efectivamente en delante y detrás y sobre todo arriba y abajo parece que la tendencia a la diferenciación es más inmediata. Vamos a pasar a eso, luego creo que nos dé tiempo a recoger más voces.


Aparte del problema de el que mira todo esto desde fuera (todo esto que hemos dicho como costituyente de la Realidad) ahora tenemos que recordar lo que ya el otro día se decía: el establecimiento de una oposición como ésa (izquierda/derecha) implica que se establece un campo (por así decir) en el que esa oposición se da, y un campo en el que se da también la de delante/atrás o la de arriba/abajo.


Este campo es de por sí una cuestión bastante misteriosa, porque el campo mismo pretende ser -el soporte de las oposiciones-, pretende ser a su vez una cosa, volverse algo físico, y eso, como saben bien los estudiosos de Física, trae consigo problemas interminables. El campo en que estas contraposiciones se producen (la de izquierda/derecha entre ellas) es un campo que, llevado a la Realidad en general, tal vez, nos presenta el problema de la manera más clara o descarada, porque si decimos “La Realidad está costituida en esas dimensiones y con esas contraposiciones”, entonces ¿dónde está la Realidad y qué sentido tiene para eso -donde la Realidad está- el pensar en arriba y abajo, en derecha/izquierda saliéndonos de la Realidad de otra manera distinta de como nos salimos cuando pensamos en el problema del observador? Son los dos los que me gustaría atacar este rato un momento, el uno con el otro, si no nos armamos demasiado lío.


El campo dentro de la Realidad en que se producen estas oposiciones es desde luego un campo que es espacial. De ordinario se entiende como un espacio en el que está lo de derecha/izquierda, en el que está lo de delante/atrás, está lo de arriba/abajo, y se contrapone a Tiempo, esa otra cosa que forma parte también, como Tiempo falso, de la costitución de la Realidad. Bueno, pues es con esa contraposición con la que querría meterme aquí para ver cómo la oposición, que parece tan espacial ‘izquierda/derecha’, se puede dar también para eso que se llama Tiempo real, y os lo voy a mostrar con alguna imagen.


Desde luego, ya sabéis que cuando lingüistas, físicos, cualquier pensador trata de pensar el Tiempo real -se entiende: real y falso-, generalmente lo que hace es convertirlo en un trazo de línea. Convertirlo en un trazo de línea al que le da sentido, normalmente le atribuye dos sentidos con flecha, de los cuales en realidad sólo se puede seguir uno, pero lo ha convertido en una línea y por tanto, por ejemplo, se conviene que el Tiempo va hacia el Futuro, quiere decir va hacia adelante y quiere decir va hacia la derecha. El Tiempo va hacia pasado quiere decir que va hacia la izquierda (según la representación) que desde luego se podía hacer exactamente igual del revés, pero bueno, el caso es que se da esa reducción y eso ya os introduce un poco, aunque sea de una manera harto superficial, en esa reducción del antes/después del Tiempo real y falso al derecha/izquierda.


Bueno, también cuando saqué, después de los primeros descubrimientos de estos años, un libro que se llamaba ¿Qué es lo que pasa?, donde trataba de dar cuenta de esto, en una parte hacia el final, intenté jugar con el espejo de esta manera que alguno de vosotros recordará y, por si acaso, os la recuerdo... por si acaso os la recuerdo: Se partía de que el Tiempo éste falso, costitutivo de la Realidad -tan costitutivo que decimos que en la, digamos, creación de cosas la primera cosa que se crea son los momentos, el Tiempo real; son la primera forma de cosa y sólo después de ésa se crean las demás-, bueno, pues se partía de que propiamente ese Tiempo real costa de estas dos falsificaciones, no una sola: una, que es la del momento, que consiste en que simplemente como las cosas no pueden dejar de entrar y salir, hacerse y deshacerse discontinuamente, porque la continuidad no cabe, tiene que hacerse a golpes, discontinuamente, entonces, naturalmente eso ya establece los momentos como primera falsificación costitutiva: el Tiempo real. Pero, luego, además, el cada momento está cargado de una especie de huella (en el caso de las cosas humanas, digamos, conciencia) del recorrido; del recorrido, es decir de lo que pasó antes de lo que va a pasar después.


Entonces, ahí viene lo de los dos pretendidos sentidos del Tiempo, que se reducen de esta manera a derecha/izquierda. En ese momento de la exposición cabe pensar “Cada momento (en el recorrido del Tiempo real), cada momento lleva montado un espejo para indicar eso que he dicho de huella o conciencia”. Cada momento no puede menos de llevar montado un espejo, un espejo que naturalmente afronta el camino que se ha ido recorriendo. Si el móvil, la persona, va avanzando de momento en momento así, naturalmente el espejo que la va acompañando va avanzando así. Y ése es uno de los dos sentidos del Tiempo real, el Tiempo en que se va pasando de lo que ha pasado a lo que no ha pasado todavía, a lo que después el Poder llamará Futuro, queriéndonos hacer creer que hay lo que no hay, pero va pasando en ese sentido: de lo que ya ha pasado a lo que no ha pasado todavía, y el espejo va recorriendo el camino en ese sentido.


Pero ahora pensad en lo que el espejo va reflejando según va recorriendo ese camino y os daréis cuenta que lo que refleja inmediatamente es el momento inmediato anterior, y, sólo después de él, va reflejando los momentos anteriores, anteriores, anteriores, hasta donde pueda llegar el reflejo del espejo antes de perderse. De manera que si el recorrer el móvil con su espejo el camino en un sentido se llama ‘ir de derecha a izquierda’, evidentemente el recorrido que el espejo refleja tendría que llamarse de ‘izquierda a derecha’ de la misma manera.


No sé si habéis seguido bien (si no, pues lo tendréis que intentar leer y corregir) esta manera de reducción a espacio y de reducción a orientación izquierda/derecha de aquéllo que pueden ser los… que se llama… que se nos vende como ‘los dos sentidos del Tiempo’, ya que recordáis que esto es efectivamente fundamental, costitutivo para la Fe en la Realidad, contra la que en esta tertulia nos debatimos todos los días. Es fundamental para la Fe, para la Fe en la Realidad. Te someten a una ideación, a una imaginación de Tiempo que tiene un pasado y un futuro, que por tanto podría recorrer en los dos sentidos, pero que de hecho sólo se recorre en uno: yendo hacia el Futuro, que es justamente lo que le interesa, mientras que aquí, en esta rebeldía, decimos justamente “Esa anteposición del Futuro es lo primero”, es el Futuro lo que nos mata ahora, es la lucha contra la muerte que nos traemos, contra la muerte-siempre-futura. Y naturalmente sólo después viene la condenación a muerta Historia de todo lo que ha pasado, justamente en el sentido contrario.


De manera que el acostumbrarse a habérselas con esos dos sentidos del Tiempo real, el que nos venden y el que en verdad se implica en esa imposición, eso es muy fundamental. Me paro otro momento, porque a lo mejor puede haber en esto cosas oscuras o también ocurrencias nuevas, así que adelante.


- Agustín.


AGC - Sí.


- Estaba pensando en El Quijote, que tiene...


AGC - ¿En? 


- En El Quijote, que tiene una imprecisión en cuanto al “No ha mucho tiempo”, cuando narra en qué momento, el “No ha mucho tiempo” es como el ahora, es un... no es preciso de tiempo; y también “En un lugar que no quiero acordarme” también... tampoco describe el lugar, pero sin embargo cuando le da... al personaje le da nombre, entonces parece ser que todo coge una densidad de espacio-tiempo inevitablemente. O sea, que cuando ya cuenta cómo es Don Quijote, y cómo es Sancho, cuando ya se mete en harina, entonces ya te empiezas a situar aunque no lo quieras.


AGC - Sí. Bueno, la...


- En lo que él no ha pretendido.


AGC - ... la huída o supresión de el lugar preciso y de la fecha precisa es desde luego un mero truco retórico, no cabe duda, pero su motivo... su motivo debe tener. Lo que has notado es que por ese truco, por esa actitud que el narrador toma, se rehuyen los nombres propios de lugar y de fecha, lo que llamo topónimos y cronónimos, esos son los que se eluden. Se elude esa forma de fijar la Realidad. Estamos, yo creo, ya bien cansados de ver que la Realidad -como muestran las lenguas, la nuestra misma- se establece por dos procedimientos: uno, que es el del vocabulario con significado de un idioma y sus combinaciones, y otro, que son los nombres propios, que están fuera de la Realidad. De manera que se rehuye el topónimo, se rehuye el cronónimo, y en cambio, como has dicho, cuando se pasa a la narración, los datos reales de cómo son las armas, de las armas abandonadas, de cómo son las ropas, de cómo es la casa, ahí ya no se rehuye nada, y desde luego cuando se llega al nombre propio, de persona, al prosopónimo, ése tampoco se rehuye. Por no detenernos más en estos...


- Hay ciertas dudas... Quijano. No, no dice...


AGC - ¿Cómo?


- No, que el nombre propio tampoco lo precisa mucho Cervantes.


AGC - Bueno, juega, juega con...


- [] Quijano, [], creo que dice.


AGC - ... juega con una trasformación de un supuesto apellido, Quijano, no se sabe muy bien cómo, que queda convertido en esa otra cosa. Bueno, en todo caso no nos detengamos más, son trucos bastante reveladores por otra parte de las maneras de habérselas con las fijaciones de la Realidad por un procedimiento y por el otro, no nos desvíe demasiao de la cuestión. Sigamos en los dos sentidos del Tiempo y todo eso.


- Yo vuelvo a lo de antes con esta imagen que has puesto del espejo que va acompañando el recorrido. Y es que a mí me pasa que me quedo perpleja con esas imágenes que supuestamente son escenas de mi vida. Y me ha pasado a veces, me pasa muchas veces en el camerino, tengo imágenes de a veces estar en un camerino, y recuerdo, con 18 años, que yo trabajaba en la Revista, pues con plumas, pestañas postizas, el bikini, esperando a salir a escena y de repente verme allí y decir “Pero, ¿ésa soy yo?”. Y con esta misma distancia...


AGC - Sí. No, por supuesto...


- ... puede sorprenderte con todo lo vivido.


AGC - ... Por supuesto, la memoria de uno puede dar saltos y por asociaciones, como en el caso que dices, pues pararse en un momento complejo. Pero [] que he expuesto está por debajo de eso. El espejo -huella, conciencia- que no puede menos de acompañar momento por momento, no puede reflejar otra cosa que los momentos que han pasado, y reflejarlos naturalmente en orden inverso. Éste es el desengaño. Podéis añadir “El espejo por detrás es absolutamente opaco”. En contra de todo lo que os cuenten de Futuro, tenéis que decir eso: “El espejo por detrás es opaco”. Lo que nos cuentan son cuentos que están ya metidos en estos momentos. El espejo refleja lo que puede, que es lo que ha ido pasando; de hecho se mueve en el sentido de hacia el Futuro y naturalmente refleja del revés.


- Pero, para entendernos, entonces ¿es como un espejo retrovisor, como el de los coches?


- No, al revés.


- Claro, está puesto en la esquina...


- Si se pone en el espejo...


- ... y por detrás es opaco y tira para detrás.


- Que no es cosa del espejo, porque si el espejo se pone en el sentido opuesto, está reflejando lo que viene.


AGC - Sí, sí. Va así. Lo que he dicho es que va así. Que lo que pasa es eso. Yo he estao con eso además exponiendo qué es lo que pasa en la Realidad.


- Pero, para entenderme yo, si no, no me entero.


- Sí. No, es que es eso lo que no entiendo yo muy bien. ¿Por qué se refleja primero el último momento, el momento inmediatamente anterior? Porque me imagino un espejo normal y corriente (a lo mejor no debería) que parece que refleja todo a la vez.


- Es un retrovisor.


AGC - ¿Se refleja a la vez? ¿Y qué es lo que recorres si consideras el camino recorrido?


- Claro, todo el camino que ha quedao atrás hasta donde llegue la capacidad de reflejar, parece que se refleja a la vez.


- Pero el primer plano...


AGC - Reflejarse, se refleja cualquier cosa, pero si tú en ese momento recorres lo que estás viendo, lo que estás viendo reflejado, pues...


- ¿Si te das la vuelta?


AGC - No hace falta, para eso tienes el espejo. Tú no tienes vuelta, no he puesto...


- Vale. Si alguien se pusiera a ver lo que se refleja en ese espejo -¿no?-, pues se vería...


AGC - Sí, sí. “Va saliendo, ahora va saliendo esto, después allá, allá, más allá, más allá sale lo otro”. Fijáos bien que al móvil o persona no le he dao una posición. Evidentemente puede estar vuelto hacia el espejo, mirando al espejo, y además es normal. Es normal que él esté volviendo hacia el espejo porque es su conciencia. Está mirándose al espejo y ve que en el espejo va saliendo lo que acaba de pasar, y luego a partir de ahí, como deduciendo, arrastrando lo que pasa más allá y más allá, más allá, más allá, en el espejo.


- Pero, entonces ¿el sujeto está parao o está moviéndose?


AGC - No, el sujeto va en el... es el momento.


- ¿Va conduciendo?


AGC - Momento por momento. Momento por momento.


- Pero ¿está parao, como el que va conduciendo...


AGC - Momento por momento.


- ... pero al mismo tiempo está avanzando el coche?


AGC - No, no: momento por momento.


- Pero es que lo veo como un espejo retrovisor.


AGC - Sí, sí. Momento por momento. ¿Qué más?


- Es que a mí me parece una metáfora un poco curiosa.


AGC - Sí, es un espejo retrovisor, sí. ¿Qué?


- Pues dilo, “Es un espejo retrovisor”, y ya está.


AGC - ¿Qué pasa?


- Que no lo entiendo. ¿Si el sujeto está parao o también va avanzando ante un tercer sujeto?


AGC - Pero, por favor: momento por momento; momento por momento. Es el recorrido lo que he estao explicando.


- A mí sí me parece que tiene sentido lo que estás diciendo, de que en el momento que lanzas la vista hacia el pasado, mirando al espejo, no cabe la posibilidad de que mires ese momento del pasado directamente, sino a través de todos los momentos que has ido viviendo. Y es algo así ¿no?


AGC - Sí. Aunque no quita... aunque no quita que en este tipo de conciencia o huella que somos nosotros, evidentemente se puedan dar -como antes le decía a Ester- saltos por asociaciones diversas y reordenaciones en el recuerdo, no quita. Pero lo que trato de presentar es el fenómeno más elemental. Imaginad que no es uno de nosotros, imaginad que la huella se refiere a una ostra, se refiere a un cacho de granito, es lo mismo: la huella que va dejando lo que ha pasado. Evidentemente son capas, como se ve en el tronco de un árbol, se acumula primero la primera capa de lo que ha pasado, después las otras y las otras, y todas esas cosas por el estilo, quedando al final las más viejas en el centro, del revés. ¿Qué más? ¿Qué más?


- ¿No parece que por otro lao el Tiempo que por un...? O sea, la imagen convencional del Tiempo, falsa por supuesto, es que el Tiempo avanza...


AGC - Ah, sí.


- ... pero luego, por otro lado, parecería como que son las cosas futuras, o sea, las que se convierten en pasado...


AGC - Sí.


- ... Entonces parecería como que ese espejo tendría que tener dos caras, y de alguna manera estar reflejando ya -por supuesto, falsamente- el Futuro como un todo para que ese Futuro de alguna manera se pudiera...


AGC - No, no, no, no. No refleja ningún Futuro. No puede dar conciencia ni tener huella más que de lo que ha pasado.


- Sí, pero en el sentido de que son las cosas futuras las que se convierten en pasado en el transcurrir del Tiempo.


AGC - No, no: ése es el otro sentido. Ése es el primer sentido. Eso es porque va andando momento por momento. Momento por momento es un sentido del Tiempo que efectivamente es el que se cuenta: se va pasando de pasado a Futuro, pero el espejo que acompaña opera del revés. Y, efectivamente, también tenemos hasta experiencias: al intentar recordar un sueño, lo normal es que uno se aferre a la cosita del último momento que le ha quedado, y después de ella vaya hilvanando y tratando de eso. Pero nosotros somos un caso de cosas, no hay que darnos demasiada importancia. Puede ser  eso, puede ser un caracol, un trozo de cuarzo, las huellas... las huellas que... la forma en que va acumulando las huellas de lo pasado según va pasando.


- Pero el caracol es más decente porque va dejando el cristalito él solito.


AGC - Bueno, bueno.


- Lo va dejando [] el espejito.


AGC - Bien. [Vale] por el caracol. Venga.


- Se me está ocurriendo, no sé si lo sé formular bien. Esto de la visión que has dicho, para la cuestión de eliminar la derecha y la izquierda, que es lo que costituye la Realidad, me remitía un poco a lo de Edipo y Tiresias y todos estos que se sacan los ojos para... como para tener otra lucidez de ver percepción de las cosas. No sé si...


AGC - Sí. Hombre, a veces...


- ... si hubiera algo ahí, en la visión...


AGC - Sí, a veces hay. Se ha dao muchas veces rebelión contra la vista precisamente porque es el rey, pero la verdad es que ya antes he dicho que con los otros sentidos no se ganaría mucho si el problema se plantea de la manera fundamental que lo estoy planteando: la vista es simplemente la manera de ideación que se impone sobre todas las demás, y que por tanto costituye...


- Sí, lo que quería decir, que a lo mejor precisamente la vista es lo que nos hace entender, concebir las cosas con ese límite entre derecha/izquierda.


AGC - No, no: es la Existencia misma la que nos obliga. Es la Existencia misma, la falsedad de nuestra Existencia la que nos obliga a creer cosas tan absurdas como lo del Tiempo que va con el Futuro y cosas por el estilo. Es condición de la Realidad, es costitutivo de la Realidad. ¿Qué más?


- Agustín, hay una cuestión, que cuando se hace un juego óptico, de fotografía, y cambias el tiempo de exposición, lo hace muy grande, entonces, puede producirse el hecho de que veas todas las huellas de los coches que han pasao, con todos los faros, sobre todo en una fotografía nocturna, y se ve exactamente lo mismo: se ve todos los coches, los cientos y cientos de coches que han pasado, las distintas tonalidades de los faros, y sin embargo queda ahí eso, porque luego queda la istantánea de los coches que en ese momento hay.


AGC - No, lo importante es que la fotografía o registro digital, o lo que sea, a su vez lo puedes recorrer en los dos sentidos: puedes coger y decir... dice el policía “Ahora voy a recorrer esto desde el final, desde el último coche que ha pasado hasta donde llegue”. Y puede decir otro “No, no, voy a cogerlo desde el comienzo -cortando- desde el comienzo de la lista”. Se puede recorrer porque a su vez la cinta o registro digital, o lo que sea, se ha convertido en una cosa, en una realidad, sujeta a los dos... a la ley de los dos sentidos. Más.


- Derecha/izquierda ¿son cosas que están en ese campo que hemos dicho antes, o forman parte del campo, o...?


AGC - Parece que tanto ésa como las otras dos oposiciones -antes y después, arriba y abajo- requieren, implican un campo; este campo no podría... no podría tener, por así decir, esas dimensiones, porque entonces el campo a su vez sería una cosa, como las cosas. Y, entonces, eso le desbancaría de su posición de campo. Y eso es lo que digo que es lo que se refleja en tantos problemas que después se presentan respecto a eso. Y decía que para que estalle el problema del campo hay que plantearlo entonces en general. Hay que plantearlo en general y respecto a todo esto que estamos describiendo de la Realidad, continuamente creándose sin límites precisos, ¿dónde se da y cómo para ella -para la Realidad- cómo planteo antes/después, izquierda/derecha y ninguna cosa por el estilo? Entonces se ve lo absurdo.


- Agustín -si bien un poco apabullado porque no sigo muchas veces todo el discurso, y no sé muy bien qué es el antes y el después-, antes creo que hablabas, que establecías que la identidad se produce porque hay una ruptura en la materia, porque no hay continuidad. Si bien el Tiempo sí que te parece continuo, y por tanto tenemos que fraccionarlo también para encontrar la identidad del Tiempo, es decir...


AGC -Sí, por eso mismo...


- ... nacemos y morimos y así nos separamos en el Tiempo y encontramos una identidad...


AGC - Es lo mismo...


- ... pero, pero...


AGC - ... Es lo mismo que respecto al Tiempo ¿eh? Es que...


- ... ¿no son todo... no son todo  humanizaciones de las dimensiones?


AGC - ... Es que tal vez no lo dije bien. Efectivamente, la discontinuidad necesaria de la Realidad, es decir el hecho de que las cosas, sin ser todas, tienen que ser múltiples, implica la diferencia. Sólo de la diferencia entre unas y otras puedes pasar a hablar de identidad. Implica la diferencia, y es esa diferencia la que después puede convertirse en oposiciones de sí o no, como izquierda/derecha y cosas por el estilo ¿no? Y desde luego con los momentos pasa como las otras cosas. En cuanto a nosotros, vamos, ni morimos ni nacemos: no morimos porque estamos aquí, y no nacemos porque no hemos nacido nunca. Eso es una cosa que ya otra vez... que otras veces hemos visto y que seguramente no estabas (ya recordaremos) y que es muy evidente. Se trata de la necesidad de la Existencia que compartimos, la necesidad de la Realidad -nada de vida, ni Futuros, ni pasados, ni naceres, ni tal-, la necesidad de la Realidad que compartimos con las ostras, las estrellas, las nubes y cualesquiera otro tipo de cosa y que es de las que estamos aquí tratando de descubrir y desmontar en la medida de lo posible, sí.


- Entonces, entiendo (y es una pregunta) que tú estableces que no hay un antes ni un después.


AGC - ¿En dónde?


- En el Tiempo.
 
AGC - Pero bueno, es lo que he dicho: el Tiempo real y falso, que es el de los momentos y además el [principio] de los momentos, pretenden y te lo cuentan todos los días que tiene dos sentidos: uno que es de pasado a Futuro, y entonces se llama ‘antes y después’. Y luego, otro, que es de Futuro a pasado y que es de verdad el que se recorre, porque las cosas futuras se convierten en pasadas. De manera que hay antes y después...


- ¿Ése es el Tiempo real?


AGC - ¿Eh?


- Ése es el Tiempo real.


AGC - Ése es Tiempo real y falso, que es el que estamos aquí describiendo, al que se refieren todas estas imágenes ¿eh?, no del que no sabemos, del real, del que sabemos y al que se aplican el antes y después que he tratado de reducir a izquierda/derecha y todo lo demás. A ver.


- Es una pena que no da tiempo hoy, pero es tan interesante lo que acabas de decir del campo. O sea, algo que no es cosa, que de repente para que funcione tiene que marca-... hay que marcarle, y hay que ponerle estacas, hay que marcar los ejes y distancias, otras cuestiones. ¿Cómo se da ese salto de lo que es neutro o isótropo a marca-....? ¿Cómo se puede marcar direcciones, distancias en lo que es campo?


AGC - Claro, esa necesidad es lo que he dicho, que es la necesidad de marcar en las estacas y todos esos... de tratarlo como cosa al campo lo que trae consigo los problemas insolubles a los que me he referido, y que, efectivamente, tal vez otro día habrá que tratar. No olvidéis que lo dejamos aquí, en el momento en que tenemos que plantearnos, aparte de que me ayudéis a seguir entendiendo la costitución de la Realidad y del Tiempo real y todas las demás mentiras, lo dejamos en el momento en que nos preguntamos respecto a la Realidad dónde está y dónde viene todo el problema de lo que solemos decir que ‘nos estamos hundiendo continuamente en no se sabe qué’, y cómo esto se puede contraponer con lo que decimos respecto a Realidad.


Tenemos que cortar aquí, es ya algo tarde, de manera que si el Señor nos deja, pues seguimos dentro de siete diítas.