26.08.2014

Tertulia Política número 126 (21 de Mayo de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


  • LOS CONTRAPUESTOS INCONGRUENTES Y OTRAS FORMAS DE OPOSICIÓN.
  • DENTRO / FUERA.
  • ARRIBA / ABAJO.
  • LA REALIDAD, LAS COSAS, NOSOSTROS (LO CONOCIDO),  ESTAMOS CAYENDO, HUNDIÉNDONOS EN LO DESCONOCIDO.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Para seguir con esta guerra contra la Realidad, que es contra el Poder, voy, antes de nada, para cerrar un poco los líos, que espero que sustanciosos, en que nos ha metido el misterio de la simple oposición derecha/izquierda, voy a pedirle a Caramés (que al salir de la última sesión me estuvo comunicando algunas cosas que había encontrado registrando las tramas que se traen los teóricos de la Física sobre todo, y de los quánticos, con relación con esto) que vuelva a deciros también a vosotros esto mismo que me dijo a mí. Si me lo dices tal cual me lo dijiste a mí el otro día, yo creo que será provechoso para todos.


C - Es que no me acuerdo bien, es un lío, que, como estoy leyendo cosas de ésas, no sé muy bien qué podía ser útil. Yo sé que al final de la tertulia se planteó el problema del observador, o sea, la forma en que el observador se puede considerar, por una parte, fuera, pero fijando el objeto de observación; pero el objeto de observación, de alguna manera, en la medida en que lo fijamos implica una orientación que de alguna manera desde fuera se le está dando, unos ejes, y eso me llevaba a recordar cómo en todo el desarrollo de la Quántica nacía de lo que se llaman los grupos de simetría. ¿Por qué eran necesarios estos grupos? Porque se supone que el observador, que está fuera, en cualquier punto del espacio, él (si no hay más cosas, si no hay campos perversos ni nada) él puede estar en este punto o en el otro sin que perturbe al objeto de observación.


Entonces, esto implica que los movimientos, los trucos de rotación por ejemplo, no puedan perturbar para nada lo que se está observando. ¿Y qué llevaba eso? Al desarrollo de invariantes (que llaman los matemáticos o los físicos), y esos invariantes están (la complicación es bastante grande) en el origen del descubrimiento de eso que llaman ‘nuevas partículas’ o ‘nuevos elementos’ en la indagación del átomo, de  demás misterios de la Física Quántica.


Entonces, era un poco eso, cómo mucho de la previsión de nuevas partículas o de nuevos elementos explicativos de las partículas nacían de la consideración de grupo de simetría.


AGC - Sí, también en cuanto a la observación del propio sentido del espín en los casos en que se introduce también esta f-...


C - Sí. El espín es el primer gran lío. El invento del... (porque, de hecho, esto es bastante complicao, y seguramente os despisto, si es que yo soy capaz de decirlo bien) El espín es el primer gran lío, porque exige algo que es de alguna manera nuevo respecto a la Mecánica Clásica. Es decir, exige de alguna manera que lo que importa es la oposición arriba/abajo (si es que consideramos la rotación así, que también si la consideramos en este eje, pues es un lao opuesto a otro, se puede decir delante/atrás o izquierda/derecha). Y entonces, el desarrollo del espín en la Quántica es una de las cosas más apasionantes que hay. Y efectivamente ahí es donde incluso por ese camino se llegó a desarrollos, por supuesto implicando los números complejos, o sea son grupos en donde juegan ya las componentes complejas, los números complejos, o sea el número i, la unidad imaginaria [i cuadrado igual a menos uno]. Cuestiones de éstas que dan mucho juego desde el punto de vista de la Física, pero yo no sé muy bien cómo contarlo para que pueda usarse aquí ¿no?


AGC - Sí, sobre todo, cómo la presencia del problema de la orientación y el contar o no con un espacio llevan a estos casos extremos, como el descubrimiento del espín, a poner en juego una indiferencia respecto al sentido de los ejes arriba/abajo, derecha/izquierda o delante/detrás.


C - Sí. Yo pienso que lo que hay ahí en ese lío es de alguna manera que no sirve lo que pasa, en ese movimiento no sirven las orientaciones normales. Cuando metemos las tres orientaciones nuestras, cuando se mete el campo complejo, de alguna manera hay que jugar en cuatro (de alguna manera). En cuatro pero con una condición dentro. Entonces, eso complica mucho el cálculo y hace bastante difícil todo ¿no? ¿Qué es lo que es importante en esto del espín? Yo creo que lo que es fundamental del espín es que lo que importe es marcar una oposición (o arriba/abajo o izquierda/derecha), lo que importe es eso, frente a lo normal que era aparición de en las variables de la Física de números (que formaban parte de exponentes y demás) pero que no tenían que ser uno menos uno [1 -1], que podían ser pues 5, 4, 7; pero ahí lo importante es oponer a [+½] frente a [-½], cosas de ésas.


Entonces, eso hizo que el cálculo se hiciera complicao. De hecho, la otra parte (que tampoco yo domino) que es ¿por qué tuvieron que estudiar esto así? Porque cuando un átomo lo someten a calentamiento, a radiaciones, o lo que sea, pues produce emisión de energía que, después, con un prisma o lo que sea, lo descompone y produce el espectro (el espectro son las líneas que se relacionan con la longitud de onda -inverso del número de ondas- y cuyo cómputo permite la entrada del aparato matemático en el estudio de la dinámica del átomo). Entonces, en esas líneas tenían que reconocer que había -como si dijéramos- la misma línea que, después si le sometía a un cambio, se desdoblaba y empezaban a aparecer lo que se llama los ‘desdoblamientos’, que en Matemáticas (para los que sepan algo de Matemáticas, no sé si habrá alguien aquí, a lo mejor sí) quiere decir que si en una matriz buscamos diagonalizarla, muchas de ellas funcionan, pero otras son imposibles a ser diagonalizadas. Es decir, que el mismo autovalor aparece repetido varias veces. Y ese caso de los grupos (porque las matrices sirven para hacer movimiento, son formaciones que sirven para hacer movimiento -rotaciones, traslaciones y demás-), entonces, cuando buscando diagonalizar, si el mismo autovalor se repite, no hay forma de diagonalizar. Entonces, eso es una dificultad porque de alguna manera en esto del espectro la posibilidad de medir está unida a una diagonalización (posibilidad de medir), y medir es la posibilidad de conocer lo que pasa dentro del sistema atómico -digamos-, dentro del sistema que se ha desarrollao del núcleo con los electrones.


Yo ya digo que no me acuerdo bien de lo que te conté que te podía ser más útil...


AGC - No, no: mucho de eso era, sí. No, yo creo que esto puede ser útil para mí y para cualesquiera de los que estamos metidos en este lío. Tened en cuenta que, respecto a esto último, que el espectro y las franjas y cambio de espectro es realmente lo único que directamente se observa, y de lo que se deduce, de lo que el físico deduce, pues lo que él supone que puede ser responsable de las diferencias habidas del espectro, y que se puede traducir en teorías como ésas que llevan a la introducción del espín, entre otras muchas. En definitiva, el gran problema es para ellos y para nosotros, en cierto modo, hasta qué punto si se cuenta con que la teoría está todavía queriendo dar razón de lo que pasa fuera, de lo que está haciendo Rerumnatura misma con las cosas,  el problema es si una oposición como la que aquí nos ha tenido y nos tiene liados, la de los contrapuestos incongruentes, y, entre otras cosas, la de la oposición entre mano izquierda y mano derecha, se puede también descubrir o atribuir a Rerumnatura, a las cosas en sí, o hasta qué punto puede considerarse que se refiere tan sólo al aparato... al aparato que trata de ellos, al aparato de observación y también, naturalmente, al dialecto matemático que se empleé para dar razón de estas cosas ¿no?


Esto era lo más importante para lo que quería que volvierais a, por lo menos por un momento, asomaros a lo que en los intentos de la Física y de la Quántica pueden llevar este misterio de las oposiciones de izquierda y derecha y las otras.


Seguiremos con ello un poco entonces, en el sentido de recordaros que aquí se trata frente a este caso de la oposición o -más bien- contraposición entre izquierda y derecha, es decir entre contrapuestos incongruentes como son mi mano derecha y mi mano izquierda, aparte de eso, pues están, digamos, las otras formas de oposición. Descubrimos que es costitutivo (aquí no hablamos naturalmente de Rerumnatura, de Naturaleza, ni nada de eso), es costitutivo de la Realidad la contradicción. Y la contradicción se puede manifestar de las formas o más lógicas o más físicas en cuestiones como ésas de los ejes de oposición y los sentidos de la oposición.


Uno de los ejes es el de dentro/fuera, en el que no habíamos parado mucho el otro día, pero que estaba implícito en ese problema del observador incluido o no en lo observado, dentro/fuera. ‘Dentro’ querría decir que yo (el que hablo, el que pienso, el observador, el lo que sea) no soy más que una cosa, he perdido toda aspiración a salirme de las cosas, no soy más que un tipo de cosa, que lo mismo que los caracoles tienen su concha, pues yo tengo esta habilidad para razonar incluso matemáticamente, y todo eso, pero nada más, una cualidad como otra cualquiera.


Mientras que ‘fuera’ es más bien la actitud tradicional, según la cual, mi Mundo es mío (en el sentido de que es el Mundo que yo conozco, sobre el que pienso, sobre el que hago esas teorías) y yo (naturalmente, que hablo de él y que razono acerca de él y de las cosas) estoy fuera, aparte de las cosas. Cosa que es imposible.  


Bueno, pues esto os lo que quería aproximaros a la situación de los  contrapuestos incongruentes, porque evidentemente estas dos actitudes, a las que parece que estamos llevados como por impulsos perfectamente opuestos (meternos dentro/salirnos fuera), estas dos actitudes, en efecto, son incasables, incompatibles entre sí (ahora me diréis si no estáis enteramente convencidos de que sea así la cosa) y al mismo tiempo, pues parece que para la costitución de la Realidad, de las cosas, son como necesarios, una Ley: la Ley de la contradicción.


La Ley de la contradicción que os estoy volviendo a presentar como si fuera la Ley Costitucional, la Ley de la costitución misma de la Realidad, tan real como falsa -según sabemos-, puesto que ‘falsa’ quiere decir: su pretensión de ser verdadera, o dicho de otra manera: de ser todo lo que hay.


No olvidéis, y especialmente los que no estabais conmigo por entonces, que todos estos descubrimientos vienen como desarrollándose a partir del descubrimiento, la perogrullada principal de descubrir que la Realidad no es todo lo que hay, que las cosas no son todas. Que la Realidad no es todo lo que hay, y al mismo tiempo está por un lado la pretensión de todo, de números, de uno, como una pretensión necesaria y al mismo tiempo incompatible con la Realidad (que nunca está cerrada, nunca puede ser todo, ni por tanto cada cosa puede ser una, ni uno de nosotros puede ser uno de verdad, puede ser el que es). Pero ahí está la contradicción entre esta pretensión de totalidad, de unicidad, y lo otro: la evidencia de que no es verdad, que no es así.


Esto es una manera de volver a enfrentarnos con el eje éste de dentro/fuera. Por supuesto, esto es menos físico que esos ejes que ya se nos aparecían que era el eje de delante/detrás, delante/atrás, cuando decíamos los contrapuestos incongruentes de mí con mi espejo, de mis manos con las manos del espejo, si yo fuera capaz de estar detrás en lugar de estar delante, desaparecerían como tales contrapuestos incongruentes. De manera que ahí es como si el eje delante/atrás estuviera curando a la contradicción que el eje izquierda/derecha estaba imponiendo.


Eso era delante/atrás, era mucho más físico, pero yo os había invitao a dar el paso hacia salirse de la Realidad, descubrir su falsedad, salirse, por el procedimiento de identificar lo del eje derecha/izquierda con la contraposición entre el Tiempo real y falso que nos rige, el cual tiene dos sentidos: uno, que es el que parece que se da como normal, de pasado a futuro (porque se va avanzando, progresamos, cosa más impuesta por todas partes no puede darse) y otro, que funciona igualmente del revés, porque es evidente que son las cosas que no son (las que no hay, las que no existen) las que se van convirtiendo en existentes y por tanto pasando al pasado. Ése es el otro sentido tan evidente para cualquier corazón o razón como el primero, pero los dos están ahí, y los dos por tanto son otra manifestación de esta incongruencia.


Cuando las cuestiones meramente espaciales (izquierda/derecha, delante/detrás) se trasladan a eso del Tiempo real, efectivamente estamos ya dando un paso para descubrir la mentira, la falsedad costitutiva de la Realidad, a través de verla claramente en eso que se nos impone y se nos vende como Tiempo, como Tiempo real, con su pasado y su futuro. Ese Tiempo al que a nosotros, entre las demás cosas, se nos cambia las posibilidades sin fin por Tiempo, por Futuro: ‘vivir’ como ‘tener Futuro’, es decir tener Muerte Futura siempre.


El gran cambiazo del que ya hemos hablado muchas veces, pero que convenía recordar para saltar, por un momento, de esta presentación lógica, logicofísica, de las cosas, a la presentación política, para que no se olvide que aquí estamos en una tertulia política, y cualquier cosa de éstas que estamos haciendo, que parecen muy alejadas de la guerra contra el Poder, pues no: están directamente dedicándose a esa guerra, y justamente el descubrimiento en el propio sufrimiento cotidiano de la sustitución de posibilidades sin fin por un Futuro cierto, el cambio de lo que se podía llamar vida por un Futuro, por tener Futuro, es algo que responde a todo lo que estamos diciendo de una manera aparentemente especulativa y logicofísica.


Volviendo otra vez a las apariencias más físicas de la contradicción tenemos la de arriba/abajo, ahora mismo, a propósito de los spinners, Caramés nos ha recordado que hay una especie de necesidad que se les ha impuesto de sustituir la orientación de alguna manera, de manera que la oposición principal sea la de ésa, la de arriba/abajo. Ésta es una en la que nos vamos a detener especialmente porque con ella volvemos de la manera más directa a la política, a la lucha contra el Poder.


Sabéis que es una metáfora, si queréis llamarla así, pero que aquí se usa costantemente, ésta de arriba/abajo, en el sentido de que decimos ‘arriba’ (de lo Alto, en lo Alto) a todo lo que se refiere al Poder: el Capital, los Ideales que al Capital sirven, las ideas mismas con que las cosas se costituyen, todo lo que viene de ahí, todo lo que en tiempos del viejo Régimen se podía a veces intentar comprender bajo el nombre de Dios, todo eso es ‘arriba’, y tradicionalmente también en las viejas Religiones Dios estaba siempre ‘arriba’, no en otro sitio. Pero el Dios que mandaba ¿eh?: el Dios que mandaba; si había algún otro dios, como entre los persas o Mainyu Ahriman, que fuera el del mal y el de las tinieblas, a ése se le podía mandar ‘abajo’, pero, vamos, el que mandaba de verdad y el victorioso era siempre el que estaba arriba. Y naturalmente a nosotros las cosas nos caen de la manera más literal, es decir, las Órdenes ministeriales, las decisiones de la Banca respecto a cambiar el tipo de esto y de lo otro, los enredos que puedan traerse las Compañías para asociarse o desasociarse, y todo eso, y de esa manera cambiar el Mundo, el Mundo de las Finanzas que es después de todo quieren que sea el Mundo, el Mundo entero; todo eso nos viene de arriba; los Medios para la Formación de Masas de Individuos a los que estáis, estamos, sometidos están evidentemente lanzados desde arriba siempre, hay centros superiores que determinan cuáles son los programas, cuáles son las noticias que van a interesar al vulgo en cada momento, y es esa determinación desde arriba la que lo rige todo. Y así con todo lo demás. De manera que es una metáfora que parece que tiene un largo asiento y bastante razonable ¿no?


Mientras que, por el contrario, decimos de ‘abajo’ para las cosas que padecen eso (están debajo: lo padecen), lo sufren las cosas que padecen eso, es decir, las cosas que padecen eso son las que no están enteramente sometidas a las ideas de sí mismas, no cumplen nunca del todo ideales como el de ser cada una la que es y de ser una, no cumplen ideales como el de ser todas, sino que siguen obstinándose en estar medio perdidas en posibilidades abiertas, muy difíciles de regir, que se escapan siempre por los bordes, etc. Ahí está lo que en el directo político más inmediato llamamos ‘pueblo-que-no-existe’ (para contraponernos a los malos usos de la palabra que tantas veces se han hecho), pueblo-que-no-existe, gente que no existe, que tiene la virtud de no existir (que quiere decir: no haberse conformado a las ideas de sí mismo que desde arriba le han caído, eso es existir), que no existe, pero que evidentemente anda por ahí y haciendo algo y molestando costantemente al Poder. Eso que no sólo está por debajo de las poblaciones múltiples, sean de hombres o sean de otras cosas, por debajo de su intento de costitución exacta, definida, definitiva, anda siempre eso que no deja que sea nunca exacto, definitivo, definido, sino que también está dentro de cada uno, que es el otro ideal que se compagina con el de todo, y cada uno de nosotros (por ponernos como ejemplo de las cosas, porque es el que nos toca más de cerca), cada uno de nosotros aparte de tener arriba los centros superiores (que muchos incluso tienden a situar físicamente en la cabeza, por lo menos entre los modernos, y que es el sitio donde en cada uno están los representantes del Poder, es decir ‘la obediencia’), cada uno tiene el Poder que su obediencia le concede. Esto vale en todo lo demás. Poder es obedecer a la Ley de lo Alto. Y ahí están por tanto nuestra Fe, la Fe que los Medios de Formación de Masas os predican todos los días para que acabéis de creeros de una vez que la Realidad es la Realidad, y no se os ocurra sospechar que hay más, y que eso no es todo; ahí está la Fe, ahí está la conciencia, la buena conciencia, la mala conciencia, todos estos son las facultades superiores, ahí están los elementos que dictan los planes para la vida de cada uno (lo mismo que en otra parte se dictan los planes para la marcha de las poblaciones), los planes que uno se hace para su vida haciendo su porvenir, haciéndose cada uno su Futuro, ahí están las falsificaciones de todo tipo que uno tiene que imponerse para ir tirando: falsificaciones, creencias de todo tipo, tanto respecto a lo que ha pasado en la vida de uno como en la Historia, como también respecto a lo que está pasando hoy y lo que pueda pasar, y todo lo demás.


Bueno, y eso está ahí, eso es arriba, en cada uno; y en cada uno y a pesar de uno eso nunca es todo y nunca acaba de dominar algo que nos queda por debajo, que a uno le queda por debajo, algo en lo que uno a su pesar es algo como pueblo-que-no-existe, es las zonas de lo subcosciente, nunca del todo bien cerradas, nunca del todo bien regidas, de donde evidentemente surgen, de vez en cuando, a poco que las istancias superiores se descuiden, surgen descubrimientos inoportunos de la mentira con la que se vive, surgen protestas nunca satisfechas a pesar de todo lo que cada día los Medios predican y de todas las promesas de Futuro que se hagan, inconformidades con el Futuro que le venden a uno, faltas de resignación con la muerte-siempre-futura que se vende como lo real y lo inevitable. Y todo eso, de ahí os viene todo, de manera que si no queréis engañaros tenéis que examinar siempre a la vez esto que se da en el individuo -llamado así-, en uno, con lo que se está dando en el resto, en el pretendido conjunto de las poblaciones y de las cosas, que nunca es propiamente un conjunto en el sentido matemático, sino que está abierto a las posibilidades.


Bueno, hecho este recordatorio de la metáfora arriba y abajo, que evidentemente es metáfora en algún sentido, porque parece una cosa física y que uno no se resigna a que todo esto que os digo se pueda representar por una línea que baje del Polo Norte al Polo Sur, ni cosas por el estilo, pero que es en todo caso una manera de hablar muy arraigada entre la gente y, que, aquí, en la tertulia por tanto usamos sin mayor escrúpulo una y otra vez. Dicho esto, tenemos que volver a preguntarnos esto que se nos ha hecho evidente una vez y otra y que tiene que ver con ello, que es lo del ‘caer’, lo de que estamos cayendo, estamos hundiéndonos, que la verdad es en contra de todas las estabilidades que Estado, Capital, Dios, el Poder, quieren suministraros, la verdad que por debajo se siente es que estamos cayendo, estamos hundiéndonos, cayendo, y esta manera de hablar parece que implica también eso de abajo, y esto ya en alguna otra sesión ha ocasionado problemas, que hoy seguramente volverán a surgir y son los que tenemos que... sobre los que tenemos que volver.


¿Qué es ese ‘abajo’ adonde estamos cayendo, adonde la Realidad se está hundiendo continuamente?, una caída contra la que evidentemente las cosas, nosotros, se defienden con la Fe, volviendo a creer que están aquí, que son lo que son y todo eso. ¿Qué es eso de ‘abajo’ adonde las cosas, nosotros, estamos cayéndonos, nos estamos hundiendo? Ésa es la cuestión que vuelvo a presentar ante vosotros.


Hay desde luego que quitar de en medio, pues sugerencias que son evidentemente demasiado físicas también para la cosa. Está claro que todo esto de nuestro arriba y abajo parece que de la manera más inmediata está promovido (nos lo diría cualquier científico) por el hecho de la gravedad terrestre, es decir por el hecho de que este tipo de cosas que somos, nosotros y muchas otras cosas, se han criado justamente en esta cantidad... en esta sumisión a la gravedad terrestre; a la gravedad terrestre que es lo que parece que determina para nosotros el significado hasta de los verbos vulgares como ‘caer’. ‘Caer’ y caer hacia abajo ¿no? Vendrán luego los dialectos científicos a señalarnos el punto hacia el que las cosas caen, caemos, que es el centro de la Tierra, y luego naturalmente vendrán las teorías, las clásicas (como se llaman ahora, como las de Newton y demás) explicándonos las Leyes pretendidamente matemáticas por las cuales estos procesos de gravedad están regidos, saltando ya de la terrestre a concepciones de la gravedad que no se refieren a esto nuestro, sino que esto de la gravedad terrestre queda incluido en todo un ámbito de gravedad en cualquier sentido, que son Leyes; Leyes como las de Newton, por ejemplo, y demás.


Pero, claro, el que sospechemos que nuestra costumbre de hablar de abajo y arriba nos viene de nuestro sometimiento a la gravedad, yo creo que a nadie le va a convencer mucho nunca. Alguien pensará que la cosa viene de mucho más a fondo ¿no?


Es importante también ver cómo después de la Física y Astronomía clásicas, de Newton para acá, la propia investigación (la investigación honrada) y tratando de situar de otra manera y más general la noción de gravedad se ha encontrado con toda un ristra de problemas (de los cuales podéis tener noticias simplemente con asomaros a las entradas en la red), de tal forma que sigue siendo hoy un problema, para los quánticos en general por ejemplo sigue siendo un problema fundamental la noción de gravedad (gravedad universal) que supere naturalmente esa concepción newtoniana o por el estilo. Es útil ver cómo por ahí también en la investigación tiende a perderse la noción de gravedad, pero con ello tenemos que volver sobre esta situación nuestra.


Aquí, con estos descubrimientos de estos últimos años, a lo largo de las tertulias, si se descubre que la Realidad no es todo lo que hay, eso inmediatamente y sin necesidad de una teoría, ni Física ni nada, eso inmediatamente determina una dinámica, y una dinámica que se puede decir ‘una dinámica de caer’. Supongo que eso se irá entendiendo bien.


Desde luego, podemos tomar como herencia para esto algo de lo que en la propia Física ha nacido, especialmente en la Física antigua (la primera Física atómica, la de Lucrecio y Epicuro). Los que me habéis acompañado ya me habéis oído recordarlo una y otra vez tal como la teoría de Epicuro se presenta, sobre todo, en el poema de Lucrecio. Hace ya tiempo que traté de esto, pero desde luego algunos me acompañabais. Ya sabéis que para explicar las cosas propiamente dichas, la Realidad, no hay más que átomos (que son el ser mismo, absolutamente duros) y vacío. Absolutamente nada más.


 Y bien, decíamos, cuando saqué esto a colación a otro propósito, que la condición de vacío, de no haber nada, basta para determinar el movimiento de los átomos: la caída y su velocidad insuperable (que es lo que les pasa). De manera que uno un poco en broma, pero no tanto, os podía decir que el vacío es ahí el primer motor, por tanto, el Dios (Dios, para chasco de Aristóteles), el vacío es el primer motor, y no hace falta nada más. ¿Por qué?, porque simplemente si pensamos en un átomo o en unos cuantos átomos -los que se quiera, pero que son algo, que de repente son algo, son íntegramente algo- absolutamente vacíos, y tratamos de situarlos donde no hay nada, pues ya me diréis lo que pasa, sin que haya ninguna fuerza de gravedad especial. Un átomo, un cuerpo que es algo absolutamente, absolutamente duro no puede sostenerse, simplemente no puede sostenerse, es inconcebible que se sostenga. Si no se sostiene, pues ya está, ya se mueve. Si no se sostiene, ya se mueve.


De manera que eso es lo que os quería recordar, porque naturalmente aquí vamos a salirnos de la Física, la moderna y la antigua, y ver qué podemos tomar como herencia de esto para entender las cosas como aquí las vamos entendiendo. [Decimos] se nos hace evidente que las cosas no son todas. Si alguno de vosotros sigue creyendo todavía que hay una totalidad de cosas, sigue aceptando sin repugnancia lo que les cuentan en los Medios acerca del Universo y totalidades por el estilo, y cosas así, pues desde luego no tiene mucho que hacer en esta guerra. Ya sabéis que en esta guerra lo primero es perder la Fe, si uno se sigue tragando las cosas que le mandan desde arriba, pues no, no hay manera de hacer nada ¿no? Pero si reconocéis conmigo la evidencia de que las cosas no son todas -es decir que siempre hay más, no hay límite, siempre hay más, entran más, salen, cambian, no puede ser de otra manera, que sería absurdo el intento de suponer que las cosas quedan fijas, cada una, en ser la que es, y la totalidad en ser una totalidad- pues entonces ya está, esas cosas en las cuales estamos nosotros como una especie de cosa (porque hemos renunciado a mantener aquella creencia de estar fuera de las cosas para observarlas), esas cosas, y nosotros dentro de ellas, si tienen que estar, si tenemos que imaginarlas, ponerlas en algún dónde, en algún sitio (las cosas, no todas, pero cuantas haya y pueda haber, cuantas haya y pueda seguir habiendo, las cosas, nosotros entre ellas), si las ponemos, las imaginamos en algún sitio, o en el sentido físico o en un sentido más abstracto, ya veis dónde estarán situadas ¿no? ¿Dónde se sitúan las cosas? ¿Dónde se sitúan las cosas? ¿Dónde se sitúan las cosas cuantas haya y nosotros entre ellas? ¿Me decís?


- En el vacío.


AGC - No: el vacío es una cosa que pertenece a los físicos, y hemos aquí descubierto bien que vacío y nada son términos absolutos, abstractos, que son de arriba, pertenecen al Poder, con los que juegan con nosotros con todo y con nada. Nosotros no podemos hacer como el padre Lucrecio, no podemos acudir a ninguna forma de vacío, eso quedaría dentro de la Realidad. Eso quedaría dentro de la Realidad aunque fuera nada más como especulación, como una especulación de los físicos, que es también una forma de Realidad. ¿Dónde? ¿En dónde?


- Donde están ¿no?


AGC - ¿Eh?


- O sea, el espacio es lo que está entre las cosas ¿no?


AGC - Y el espacio que está entre las cosas, es de las cosas. Eso está incluido, es real.


- En el mundo simbólico.


AGC - Es real.


- En el mundo simbólico se situarían. Saluste decía que el Mundo es un objeto simbólico.


AGC – “Simbólico”, no sé qué quieres decir.


-Pues que las cosas son una costrucción simbólica, la Realidad es una costrucción simbólica.


AGC - No, no. Bueno, eso ya está dicho que está dentro, vamos. Los símbolos, como es natural, están dentro. Y efectivamente sabemos (dejando la palabra ‘símbolo’) que las cosas se costituyen con el significado de las palabras, aparte de la cuantificación por otro lado, con el significado de las palabras, eso está dentro. Eso está dentro de la Rea-... eso es real, eso está dentro de la Realidad.


- En lo desconocido.


AGC - ¿Eh?


- En lo sin fin, en lo desconocido.


- Fuera.


- Arriba.


AGC - En lo que no se sabe, en lo desconocido. Es muy sencillo. Realidad es lo que se conoce; la Realidad es lo que se conoce falsamente, por supuesto. No hay otra forma de conocimiento, verdad no cabe. Pero Realidad es lo que se conoce; por tanto, si te preguntan ¿dónde está lo que se conoce?, tendrás que decir que está en lo que no se conoce: en lo desconocido. Una vez que se ha descubierto que las cosas no son todo lo que hay, está claro que tienes que verlas, imaginarlas, pensarlas, ahí, en lo desconocido. No sé si está lo bastante claro, ahora me lo diréis el rato que nos quede.


Y eso, naturalmente, quiere decir también ya, como herencia de la visión de la Física de Epicuro y Lucrecio, eso quiere decir ya una dinámica, es decir que evidentemente están las cosas, estamos, en ese sentido, cayendo. Pero, claro, tenemos ya que librarnos de una vez de lo de abajo/arriba, y naturalmente si decimos “Estamos cayendo, hundiéndonos”, lo cual es inevitable, porque si las cosas, nosotros, cuanto se conoce, cuanto tiene nombre, está en lo desconocido porque no es todo lo que hay, no, simplemente no es todo lo que hay. No es todo lo que hay, sino que ‘hay’ abarca mucho más que eso. Desde ese momento, ya está, ya están, estamos, cayendo; están, estamos, cayendo pero no hace falta decir ‘abajo’, porque había que decir “estamos cayendo, hundiéndonos por doquiera”, por así decir. Estamos hundiéndonos y cayendo por doquiera, por cualquiera, por cualquier sitio, confundiéndose arriba/abajo y todo lo demás, dejando las contradicciones arriba/abajo, junto con las otras, dentro. Han quedado ya dentro de la Realidad, reducidas a mera Realidad.


De manera que sí, efectivamente estamos cayéndonos, hundiéndonos por donde quiera, por donde quiera. Lo que no podemos ni imaginar por un momento es que estemos la Realidad y nosotros ahí, estables, siendo evidente que nunca son lo que son, que nunca somos lo que somos. Pensar que están ahí, quietas, estables, no tiene ni sentido una vez que hasta de la manera más evidente les hemos reconocido la necesidad del cambio perpetuo. Y también, dentro del cambio perpetuo, el movimiento local, pero -vamos- antes que nada el cambio. Como no son lo que son no podemos menos de estar cambiando también cada uno perpetuamente, costantemente. Una vez que hemos reconocido eso está claro que suponer alguna forma de estabilidad, o algo estático, no tiene ningún sentido. Es esa negación en lo que consiste la dinámica: estamos cayéndonos, ahora, estamos cayendo, hundiéndonos, en lo desconocido, en lo que no se sabe.


Pero tengo que recordar que al mismo tiempo las cosas, nosotros, estamos defendiéndonos; defendiéndonos de este descubrimiento, volviendo a aferrarnos a una Fe o a otra. Pero, de momento, lo que nos importaba era intentar aclarar un poco el sentido de la caída.


Sí, os voy a dejar ya que respecto a todo esto vengáis sacando cualesquiera ocurrencias, contrariedades, dudas, que os hayan venido, así que...


- Lo que pasa que al mismo tiempo como que lo desconocido se sitúa también en lo conocido, y entonces, como que esa contradicción de fuerzas, parece que eso que se está hundiendo y que está cayendo al mismo tiempo tendería a subir, para arriba, ¿no?


AGC - Sigue a aclarar un poco más qué entiendes por eso de que se sitúa lo desconocido también.


- Sí, porque... o sea, tú has respuesto que... que nos has preguntado que dónde se situaba lo conocido, las cosas. Han contestado por aquí que en lo desconocido. Pues al mismo tiempo lo desconocido ¿dónde se sitúa?


AGC - No, no. Eso ya no tiene sentido.


- ¿No tiene sentido?


AGC - No, no. Pero es que tú has dicho otra cosa, has dicho que...


- []


AGC - ... has dicho que también lo desconocido se situaba dentro de la Realidad. ¿O he oído mal?


- Sí. O sea, la Realidad como lo conocido. O sea, que al mismo tiempo que las cosas tienen esa caída en lo desconocido -digamos, ¿no?-, lo desconocido al mismo tiempo ¿dónde se sitúa? O sea...


AGC - Pero []. ¿Cómo vas a preguntarle a lo desconocido dónde se sitúa?


- Es que está mal formulada la pregunta. Pero lo que quiero decir...


AGC - No, no. No: es absurda, pero no está mal formulada. No, no es que esté mal formulada, es simplemente absurda. Es decir, a lo que no se sabe lo que es no se le pregunta dónde está, a la Realidad si. A la Realidad se le puede preguntar dónde está, porque la Realidad es lo conocido, pero a lo que no se sabe qué es no se le puede preguntar dónde está. Eso es evidente. Es que creía, al oírte, que es que habías aludido a una especie de invasión de lo desconocido dentro de la Realidad y de nosotros, lo cual tiene su sentido.


- Claro, es lo que ha dicho.


AGC - Efectivamente, ‘fuera’ también, el eje de oposición dentro/fuera. Hemos empezao por presentar el problema como si la Realidad, así, de cuantas cosas hay, cayera por fuera en lo desconocido. Pero cae por doquiera y quiere decir por dentro. Lo desconocido dentro de la Realidad no es más que una cosa: mentira; es una presencia. Aquí hemos estao viendo hoy y volviendo a ver que la contradicción de las cosas, de la Realidad, es costitutiva. De manera que se puede decir, en un cierto sentido, que lo desconocido se está al mismo tiempo colando dentro de la Realidad, y se está colando precisamente en forma de mentiras, en forma de falsedades, que exigen su desmontamiento, su descubrimiento, a lo que nos dedicamos aquí.


No sé si está claro, pero si no, ya lo diréis, o más cosas. O más cosas que hayan surgido. Sí.


C - Quizá tanga que ver con esto, una cosa que me olvidé contar, sobre lo que había hablao contigo al principio, es el problema (que puede tener que ver con esto, a ver si tiene el uso) de el lío entre las partículas y las antipartículas en la Física, la necesidad de que hayan tenido que predecir que aparte de que haya un electrón, tiene que haber un antielectrón que le llamaron positrón. Esto que es evidente parece que tiene algo que ver con la cuestión de la necesidad de oponer a lo que es átomo o partícula, algo que no es pero acaba siendo. Bueno, esto tiene que ver con todo lo del espín y demás, que no quiero volver a...

 


AGC - No, pero al mismo tiempo tiene que ver efectivamente con esto que hemos dicho de la contradicción costitutiva.


C - Pero, la cuestión ésta, que trae muchos líos, la predicción de que haya una antipartícula del positrón, que acaban descubriéndola, vino porque se introdujo en la Quántica la relatividad. Es decir, se introdujo la velocidad de la luz como un límite que no se puede pasar. Y esto les llevó (esto, que por eso me acordé), les llevó a decir que en realidad el positrón era un electrón que iba hacia atrás en el tiempo.


AGC - Ya, en el tiempo.


C - Volviendo a la contradicción de los sentidos del Tiempo.


AGC - Sí.


C - Es decir, como más primigenia... 

 


AGC - Volviendo a someterlo a esa contradicción que estuve diciendo, la del pasado al futuro. Sí, pero se pasa de lo futuro a lo pasado. Hasta la investigación lo descubre. Cosas con las que os alimentan todos los días como la antimateria, cosas por el estilo. Los divulgadores que son unos infames de ordinario, pues responden justamente al intento de reducir la contradicción costitutiva a algo ya perfectamente doméstico. Porque si la Física puede tratar con la antimateria o con la materia negra lo mismo que con la otra ¿a quién le va a hacer daño?, ¿a quién le va a hacer daño la antimateria? Ahí no hay peligro que se descubra nada peligroso para el Poder. Más, más.


- Me traje una frase escrita desde casa; no sé si cabe, pero es como que el planteo sería “Un hombre finito está metido en un proyecto infinito”. Y de ahí la apertura hacia todas las dudas...


AGC - ¿“La apertura”?


- Hacia todas las dudas. Ese hombre finito, que sabe que va a morir, sexuado, parlante, está inscripto en un proyecto del lenguaje, que hasta ahora, tiende hacia lo infinito, es decir, hacia una perdurabilidad. ¿Qué me lo demuestra?: el hecho de que el lenguaje estaba vivo antes de que yo naciera, y el hecho de que el lenguaje va a seguir vivo después que yo no esté. “Un hombre finito metido en un proyecto infinito”


AGC - Sí. Todo lo demás, todo lo demás, excepto esto, es bastante razonable, aunque un poco patriótico, un poco. Aquí nos hemos desentendido del humanismo como... nos hemos desentendido del humanismo como un tipo de patriotismo, y te confieso que el hombre pues ha dejado de interesarnos mucho más que como un tipo de cosas. No, el error que te quería denunciar es que está en lo de ‘finito’: Una vez que se ha dicho “cuantas cosas hay y que no son todas”, llamar finito a eso no tiene sentido. La Realidad no es tampoco finita (no es desde luego sin fin de verdad, como lo que no se sabe, que eso sí que es sin fin), pero la Realidad no es finita, porque finita querría decir cerrada, un todo, y eso no lo es. Bueno, ¿qué más, aparte de eso?


- Agustín.


AGC - Sí.


- Has dicho que no somos sino cosas, y con un cierto no conformarse, pero...


- No se oye.


- Ni res.


- Sí. Que somos cosas también, no somos sino cosas...


AGC - Un tipo de cosas, sí.


- ... Pero como si hubiese otra opción. ¿Qué sería lo contrario de ser cosa?


AGC - Lo contrario de ser cosa, de ser real, dicho de otra manera...


- Como si hubiese una... o sea, una elección posible.


AGC - ... lo contrario de ser real quiere decir, naturalmente, dejar de ser, dejar de serlo: la negación. No hay ninguna cosa contraria, que sea de verdad contraria, más que la negación. Porque si eso lo haces de una manera positiva, ya está dentro de la Realidad, ya no es contraria.


- Sí. Pero, lo has presentado como si hubiese otra opción. No sé si opuesta o no opuesta.


AGC - No, no. Dentro de la Realidad la única opción es el cambio, y te cambias de una cosa a la otra costantemente, pero no es lo contrario de verdad. Contrario de verdad quiere decir: la negación.


- No, es que parecía que era como que no ser cosa fuese el yo-que-no-existe, o el -no sé- como el sujeto, o el que está fuera...


AGC - Ah, ya, ya. Pero eso ya no somos nosotros, soy yo. Sí, eso conviene aclararlo (bueno, aunque para los que me habéis acompañao no hace falta), pero conviene aclararlo: se trata en esto de la declaración de que somos, esto de los hombres, somos un tipo de cosas, y por tanto nos negamos a lo de dentro y fuera, se trata de los hombres, de ‘nosotros’ tomado en el sentido de los hombres, pero ya se sabe que aparte de eso, aparte de los elementos que tienen significado real en los idiomas, está yo, tú, que no es nadie, que no es rigurosamente nadie, y ése no tiene que ver ni con los hombres ni con las cosas. Yo, tú, esa lengua que no puede morir nunca (de la que de otra manera hablabas tú antes), no es que sea contrario, es que es sencillamente no atañe a, no toca a la Realidad, a las cosas.


- Leo Dante, es decir, a alguien que escribió hace quinientos años atrás, es admirable. Quiero decir, algo continúa en el hombre...


AGC - Eso es nada.


- Sí. Que digo que...


AGC - Sí, un momento, voy a aclarar una cosa y enseguida te doy la voz.


- Se refiere a esto.


AGC - Un momento, enseguida.


- Pues, entonces, nada.


AGC - Caer en lo desconocido por doquiera es algo que tiene que recordar lo que dice en uno de los restos del libro de Heráclito (que he ordenado en mi edición -el último o el penúltimo- los dos últimos) de que le esperan a uno al haber muerto cuantas cosas no espera, todas las cosas que no espera. Es una manera de decir (aquí no nos vamos a referir a la muerte, sino a este ‘caer’ en general, es muy distinto pero se puede aplicar) la condición de lo desconocido es justamente la condición de lo inesperado. Porque cualquier cosa que se espere respecto a esa caída, está ya metida dentro. Y como dice bien, aunque sea respecto a la muerte, en el fragmento, “lo que le espera son cuantas cosas no espera”. Se encuentra con cuantas cosas no espera. De manera que la condición estricta de encontrar algo es ‘no esperarlo’, ‘no esperado’. Eso es lo que convenía recordar. Lógico, porque padeciendo el Estado, el Capital y todo lo demás de la mentira de la Realidad, sabemos que lo primero es el Futuro, todo se reduce a Futuro, al principio lo he dicho. Todo se reduce al Futuro, todo lo que os venden es esperanza, previsión, profilaxis. Todo es Futuro, y por tanto está claro que la caída tiene que ser justamente en una negación de eso: cuantas cosas no sean eso, cuantas cosas no sean Futuro, que no sean por tanto propiamente cosas.


- No, que digo, que en el lenguaje corriente, cuando uno se quiere descolgar del estatuto de cosa, pues parece que diciendo “No somos nadie”, o “Uno no es nada”, o “Yo no soy nada”, o “nadie”, parece que se está diciendo algo que es como un descuelgue de la cosa o de la Realidad, pero es ficticio, en el sentido que parece que la nada no es el revés de lo que es, sino que es otro estatuto que viene a -como si dijéramos- a rellenar la Realidad desde unas antípodas que costituyen, colaboran a la Realidad misma.


AGC - Eso ya lo hemos dicho. Todo, nada, nadie, esos son ideales.


- No, pero me refiero cuando uno intenta desde el punto del...


AGC - Son ideales, que se ve que la gente cuando dice esas co-...


- ... del lenguaje corriente,...


AGC - ... La gente cuando dice esas cosas...


- ... hacer un salto.


AGC - … La gente cuando dice esas cosas está haciendo Metafísica, Teología, es decir, está cayendo en la trampa de los ideales...


- Claro.


AGC - ... Y hace muy mal, porque si...


- Pero es el recurso tan socorrido.


AGC - ... porque si dijera, en lugar de eso, “Somos una cosilla”, “Somos una cosilla como cualquier otra”, “Somos cosillas como cualesquiera otras”, pero decir “No somos nadie”, ¡hombre, no ha dicho Vd. nada! ¡No ha dicho Vd. nada al decir “nadie”, “no somos nadie”! Es efectivamente una obediencia al lenguaje de la escuela, donde se piensa que hay absolutos como todo o nada y todo eso. Eso es un fallo, sí.


- Pero nadie dice “Soy algo”. ‘Algo’ sería lo más correcto. “Soy algo” o “Casi ná”. Pero el estatuto de algo, antes de formalizarse en cosa, parece que roza un poco eso, lo de ‘algo’. Parece que roza un poco ese lado...


AGC -No, no. Lo roza...


- ... del revés de la cosa.


AGC - ... lo roza para contradecirlo. ‘Algo’ tendría que ser algo de cualquier cosa que no se espera, que no se sabe. Pero, en cambio, todo y nada están arriba.


- No, pero digo el uso práctico...


AGC - El uso práctico es eso, es una equivocación que ante la declaración... (en eso no se puede menos de reconocerlo como así, como algo de alabar por sensibilidad) en medio de la declaración de la miseria, de la tristeza, de la trampa, el reconocimiento de todo eso, pues en vez de declararlo así, por las buenas, como aquí lo hacemos, dejándose perder o desdibujar en las cosas, perdiendo la definición, pues se acude al lenguaje sublime donde se dice “todo”, se dice “nada”, “nadie”.


- Pero en algunas lenguas cosa y nada es lo mismo, es res ¿no?


AGC - Ay, por favor, Isabel.


- No: explícalo eso, para los que no te siguen fielmente.


AGC - Sí. Pero, bueno, pero yo creo que todo el mundo sabe lo que pasa, hombre, por favor.


-No, no. No todo el mundo, ni res.


AGC - Pero ¿tú no has oído nunca que en tu lengua misma la palabra ‘nada’ no es más...


- Te digo res.


AGC - ... la palabra ‘nada’ no es más que una abreviatura de res nata? ¿Nunca has oído esto?


- Nunca lo dije, res nata, para decir ‘nada’, yo...


AGC - ¿Nunca, nunca has oído esto?


- Sí, hombre, te lo he oído a ti...


AGC - La palabra ‘nada’...


- ... Pero yo digo a la gente, que es lo que me interesa, la gente de la calle.


AGC - ... La palabra ‘nada’ castellana es simplemente un acortamiento de la locución res nata. En catalán y en francés se ha mantenido en res, sin el nata, en nominativo; y en francés rien se ha mantenido rem, en el acusativo, sin nata. La locución era res nata, rem natam, y en castellano lo que se ha mantenido es la segunda parte.


- Que sí, que la gente no lo sabe. Gracias a Dios, no lo sabe.


AGC - ¿Qué?


- Que la gente no lo sabe, gracias a Dios. Lo dice así porque sí.


AGC - ¿Por qué?, ¿porque tiene?... No, digo de los... Hombre, de los cultos que están presentes. No digo la gente. Me molestaba tener que explicar esta...


- Hombre, de los elegidos, sí. Que a mí lo que me interesa es en la aplicación práctica del lenguaje...


AGC - ... esta tontería etimológica.


- ... en la calle, no aquí.


AGC – ‘Nada’ surgió así. ‘Nada’ surgió así “cosa nacida”... (muy fácil), “cosa nacida”... naturalmente como con una negación que estaba por ahí para decir “No hay”, “No hay cosa nacida”. Y como ha pasado en francés, donde dices... donde se dice rien y no tienes que poner otra negación. Y tienes personne en francés todavía, dices personne, y personne que se  vuelve como...


- Fíjate tú, lo más parecido a ‘persona’...


AGC - ... como incorporador de la negación él mismo, igual que en nata. Son cosas que pasan en los idiomas, son las lenguas de Babel, les pasan cositas de éstas, que no tienen por qué desanimarnos ni desesperarnos mucho. Bueno, ¿alguna cosa más? Sí.


 Agustín, si... (por lo que estás diciendo), si la Realidad está compuesta de las cosas más lo desconocido...


AGC - No, no, no. No: la Realidad no es más que las cosas. Las cosas es lo conocido, la Realidad es lo conocido.


- Lo desconocido venía a formar parte de una Realidad ignorada, por lo...


AGC - No, no, no, no. No, no. Si llamamos Realidad a la que se conoce (a la Realidad real, a la real y corriente: las cosas, las cosas con las personas incluidas), no, no, lo otro ya no es ninguna Realidad, lo otro es en lo que cae la Realidad: desconocido. Eso ya no es ninguna Realidad. Lo desconocido no es una Realidad, no puede ser ninguna Realidad. Sí.


- Que en la tertulia pasada yo había entendido que nos recomendabas –o, bueno- a renunciar al puesto del observador (cuando estábamos hablando del observador y lo observado ¿no?), y entonces, yo entendí ‘hacerse cosa’, o sentirte como cosa, o hacerse cosa ¿no?, pero hoy me ha parecido oírte decir “salirse de la Realidad”, ¿no es un poco contradictorio?


AGC – “Salirse”, ¿en qué momento he dicho eso? Sí, es posible, no me acuerdo muy bien, es posible que lo haya dicho, y hay que corregirlo y disculparlo. Es en el sentido que he dicho antes ¿no? Uno desde luego no se sale, si lo dije con descuido, hay que disculpar, porque uno no se sale. Uno no se sale de la Realidad, uno puede desarrollar esta modestia de renunciar al puesto de observador, a estar fuera, pero no se sale. Quien se sale deja de ser el que es (es algo como lo que hemos dicho de yo, tú, que no es nadie). De manera que ‘salirse’ quiere decir inmediatamente dejar de ser el que es, no hay otra manera de salirse. No me acuerdo exactamente en el contexto en que salía... Pero, solamente así puede entenderse decentemente, sí.


- []


- Allá.


- Agustín, yo, cuando ha hablao Luís del tema del espín, el espín es una cosa fascinante porque es un descubrimiento de los 50, y cuando lo que a mí me fascina, a mí del espín (o por lo menos me fascinaba cuando era muy joven) pues era el concepto de... la convención, el convenio del [más, menos un medio], o sea, la unidad partido por dos, con un signo más y un signo menos, que por inercia uno tiende a entender que es el cero. O sea, que la unidad...


AGC - Ah.


- No, no: por inercia. Pero...


AGC - Ya, ya, sí, sí.


- ... Pero quiero decirte que... y me lo ha recordao más este asunto cuando... cuando he visto que se ha hablao del “Que os esperaréis a la muerte todas las cosas que no esperáis” (una cosa así). Esto es algo que me recuerda también...


- Que no espera, que no espera. No: que no espera.


- “Que no esperéis”, claro.


- Que no espera. Que no espera.


- “Que no espera”. Entonces, esto me recuerda un poco al dicho ése típico del anarquista que le van a fusilar o que le van a ejecutar, dice “Voy a conocer por fin el misterio”.


AGC - ¡Jo! Está bien, está bien... Está bien, quiero decir en el sentido de que es muy... es muy conmovedor, pero desde luego “conocer el misterio” no tiene ningún sentido.


- No, conocer el misterio es imposible. Pero son las contradicciones de...


AGC - No, ningún sentido. Está bien que lo hayas sacao. Lo de medium, medio, efectivamente, es que ahí la oposición de positivos y negativos, en la teoría del espín, si entiendo bien, ha tomado otro sentido. Es posible que ya el desarrollo de los llamados ‘números negativos’ fuera en sus tiempos una aplicación a los hechos matemáticos de la contradicción que se da en la Realidad, pero, de todas formas, en la aplicación al espín hay otra cosa.


- Sí, sí, claro.


C - Sí, bueno, fundamentalmente que en la clasificación de los elementos periódicos aparecían duplicados, y había necesidad de prever que había otra situación, y eso dio nacimiento claramente a que siendo uno era dos, y entonces se vuelve ½  -½, claramente opuestos, que hizo que en el desarrollo se planteara, por ejemplo arriba/abajo o izquierda/derecha, da lo mismo, lo que importaba era que se añadía una variable más en el conocimiento del comportamiento del electrón, porque esto es el espín del electrón, es ½, no es... a las otras partículas algunas tienen espín que es ½, 3/2 y otras tienen números enteros. Yo no me acuerdo bien si el fotón, creo que tiene espín uno (es el mesón que tiene espín cero), ahora mismo, como no... no lo... no me acuerdo bien. Y otros tienen espín (también ½), el protón, creo. De manera que lo fundamental ahí es que cuando se coge el electrón, porque el electrón es un caso muy lioso, ya que el electrón está moviéndose, no es como el núcleo del átomo, que está en el centro el protón, sino que el electrón está moviéndose, y ese movimiento con carga crea un campo magnético y organiza del punto de vista del control, de la orientación y demás, unos grandes líos. Y lo que importaba ahí es que en ese movimiento de rotación dominara la oposición clásica de arriba/abajo (o, si se quiere, derecha/izquierda). Y eso es ½, y -½ es del electrón.


AGC - Que la contradicción todavía con apariencia física utiliza la oposición ya bien establecida de números positivos y negativos para expresarse, para manifestarse de la manera que Caramés ha dicho.


C - Podía colocarse entre 3 y 4 exactamente... entre 3 y 4, en 7/2, en 3,5. Porque entonces el centro estaría hacia un lado ½ y hacia el otro lado -½.


AGC -Es para evitar eso para lo que se usa. ¿Y qué más?


- Perdón.


AGC - Sí.


- Es que no entendí muy bien lo que dijiste antes de que lo de desconocido que se cuela en la Realidad lo hace en forma de mentira.


AGC - Sí. La aparición de lo desconocido en la Realidad es simplemente el hecho de que la Realidad nunca está bien hecha. La Realidad nunca está bien hecha, nunca uno es el que es, nunca una cosa es la que es, y, al mismo tiempo, para sostenerse tiene que creer que sí: eso es la mentira. Eso es la mentira, porque si no hay una Fe, un creer que sí, no se puede hablar propiamente de mentira.


- Ya, pero la mentira es la Fe, el creer en...


AGC - Es que en la Realidad no se puede dar lo uno sin lo otro: se cuela lo desconocido porque la Realidad no es todo lo que hay, y por tanto está llena de grietas y nunca una cosa es la que es. Eso, de por sí, no sería mentira, pero como eso no puede subsistir sin creer que sí, que sí se puede, que uno es el que es, que las cosas son las que son, eso ya es una mentira. Sí, yo lo dije un poco precipitado.


- Es que eso es a lo que me refería yo antes cuando hablabas de que las cosas caían, que al mismo tiempo esas filtraciones -digamos- que hay de lo desconocido en las cosas para su desmoronamiento, hacía precisamente como un encontronazo ahí de fuerzas ¿no? Como que a lo mejor no le terminaba de dejar caer a la cosa.


AGC - No, no: es puramente negativo. Es el hecho de que la Realidad nunca está del todo bien hecha, ni uno está nunca del todo bien hecho. Eso es lo que...


- Y aún así ¿podemos seguir cayendo? O sea, quiero decir, ¿aún así?


AGC - Eso es. Y por tanto se está cayendo en el descubrimiento de eso y defendiéndonos, defendiéndonos con la mentira, defendiéndose las cosas y nosotros con la mentira.


- Agustín.


AGC - Sí. 


- En la metáfora del “caer” decías que no necesariamente tiene que haber el suelo, o la atracción gravitatoria en arriba/abajo, pero ¿podría incluir lo probable, o lo inevitable, o lo inapelable, ese campo de conceptos?


AGC - No sé. Yo desde luego lo de la gravedad terrestre y lo de la teoría de los primeros físicos antiguos, lo he dicho como que nos hemos educado en eso y que hay que tener en cuenta que nuestra tendencia a decir “caer” está muy condicionada por eso, pero nada más. Después he tratao de...


- Pero como dicen evitable o inevitable, o...


AGC – ‘Inevitable’ e ‘imposible’ son términos del ideal, de los impuestos dentro de la Realidad, a los que se contraponen las posibilidades sin fin –claro- que están fuera de la Realidad. Las posibilidades sin fin están fuera de la Realidad, pero el Estado tiene siempre que declarar que determinadas cosas son imposibles. ‘Que determinadas cosas son imposibles’ aquí no nos lo creemos, y no nos creemos la orden de “Es imposible”, viene de arriba, igual que la orden de “Es inevitable”, igual que la orden de “Es necesario”, no nos lo creemos. Y en ese “no creer” pues está el arranque de toda guerra.


Bueno, pues aquí tendremos que cortar esta batalla, esta guerra, y, si nos deja el Señor, nos vemos dentro de siete días.