26.08.2014

Tertulia Política número 130 (18 de Junio de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Vamos entonces reanudando esta guerra, en la especie de batalla que nos traíamos, que nos había hecho volver a parar un momento a los ensueños.  De manera que, para los que se quedaron con el encargo de pensar un poco sobre ello, a ver en qué quedamos por fin.   Lo uno: ¿hay en los ensueños público, en el sentido que parece que debe entenderse la cosa?  Recordáis que esto venía de que en uno de los restos del fragmento de Heráclito, se decía que para los que están despiertos el Mundo, el Orden, Cosmos, es uno y el mismo, pero que los que están dormidos cada uno se retira a lo privado, particular, suyo propio.   Un fragmento que enlazaba yo con el otro de que siendo la razón común (“común es a todos pensar”), la mayoría, “hoi polói”, viven, se lo pasan, como si tuvieran una sabiduría, una “frónesis”, propia suya, “idían”, como en el otro fragmento, “ídios”, privado, particular.  Eso nos llevaba, me llevaba, a consultaros de vuestras esperiencias de soñantes sobre esa cuestión: si en el sueño hay público que pueda responder a eso que ahí se dice.


Y la otra y contraria: si en el ensueño hay nombre propio, porque recordáis que el nombre propio se nos había aparecido como la istancia última y suprema que sostiene a eso del uno; por tanto también si en el ensueño hay nombre propio.  De manera que si alguno de vosotros ha recordado y recogido algo que pueda decirnos de su experiencia de sueños, sobre lo uno o sobre lo otro, eso será lo primero.


- Pues nada, que a mí el otro día me hizo recordar esto que yo, no sé si por deformación profesional o qué, pero me he sorprendido despertándome haciendo teatro, o sea, pensando como actriz, con un público, y otras veces como público asistiendo a representaciones, que además me he despertado y he dicho “esto es el teatro de verdad”, con una sensación de estar improvisando con el público, que vamos, es más, muchas veces que me ha pasado me he parado a escribirlo, y he estado releyendo para acordarme de ello, y realmente me he sentido muchísimo más viva, y haciendo un teatro mucho más vivo que el que se hace cuando estás trabajando.


AGC- Sí, esas experiencias parece que por lo menos de primeras atestiguan que hay público, que puede haber público, en el sueño, que no es verdad eso de que los que duermen se retira cada uno a lo suyo; porque esa es la contradicción.  Hay que recoger más.


- En cierta manera, yo creo que privado y público no son términos antagónicos, en el sentido de que comparten patrones de significación de las cosas; es decir, ambos tienen un sentido cultural, es decir, el lenguaje que comparten, ese origen, y por tanto son necesariamente compartidos, es decir, públicos.


AGC- Sí, y no sólo el lenguaje; no te metas con la lengua, porque ésa es aparte, pero comparten, sí, convenciones sociales, tratos, leyes......


- Porque lo privado está dentro de lo público


AGC-  Eso es atinado.  Ya sabéis que los términos son dos: en el otro fragmento, en lo de Heráclito, se decía “hay que seguir a lo público”, que traduzco así, que es “koinón”.  Y añade: “pues común es lo público”. “Común” es el otro adjetivo, “Xunón”.  Efectivamente, parece que público hay que entenderlo, como acabas de decir, como si fuera lo que parece que es, es decir, una composición, un conjunto de personas, de individuos personales, y en ese sentido no se contrapondría; salvo que entonces no tendría razón el fragmento que dice que común es lo público, puesto que es privado, y privado desde luego, ídios, privado, se opone decididamente a “xunón”, “común”, que es la razón, el pensar, que no es de nadie, la lengua, que no es de nadie.  A ver, más para este enredo, más testimonios.


- Aquí no se ha hablado de Kafka, y me ha venido la idea porque Kafka, sus historias, que son como sueños, son mucho más reales que la propia Realidad, o tienen esa impresión: son historias de culpabilidades y de cosas por el estilo, que no son sueños, pero que en la vida real son así, y que son más reales que....


AGC- No sé por qué dices eso, porque ya desde el otro día por lo menos habíamos quedado que los sueños son reales, desde luego: los sueños son reales, no se puede hacer una contraposición tan radical entre la Realidad soñada y la Realidad despierta; efectivamente,  lo uno y lo otro es real, lo uno y lo otro se contrapone a lo que puede haber de no real, que sería más bien lo común.  Dentro del trance mismo de soñar, también del de representar un actor, ya sabéis que la contraposición se hace entre el personaje del actor, el personaje que el actor representa, y luego otro que queda fuera, que es el actor, que no es nadie, que se agota en su acción.  Los ensueños son reales, por supuesto, no hay lugar a distinguir.  En efecto, los cuentos de Kafka lo mismo da que digas que son sueños que son realidades despiertas, porque es igual, son testimonios de Realidad, y la Realidad se da tanto en un sitio como en el otro; de dos maneras distintas y alternativas, pero desde luego ambas dentro de la Realidad: el sueño no nos saca de la Realidad; por eso decíamos lo vano que era hacer declaraciones como “la vida es sueño”, como si alguien hubiera pensado otra cosa.  El sueño es vida, por tanto la vida es sueño, y la palabra vida está mal usada, y hay que decir “reales”, “cosas”, “personas”, tanto lo uno como lo otro.  Más testimonios si es posible de esperiencias recordadas, si es posible, por ahora.


- Una cosa que hay bastante ausencia es el lenguaje mismo dentro de los sueños: el otro día nombraste que a veces oías una voz que te llamaba por tu nombre, pero....


AGC- Sí, perdona, antes que sigas: eso tenía que ver con la otra pregunta: ¿hay nombre propio en los ensueños?


- Yo digo que hay más incluso, que es como si la Realidad se diera sin su carácter semántico, sin su carácter de nombres, de definiciones de los nombres, que es en realidad la nota yo creo más evidente de la Realidad.


AGC- No se bien de qué hablas.  ¿Qué quieres decir, “nombres”?  No los propios: nombres comunes.


- Nombres comunes, porque la silla es la silla y la mesa es la mesa.  Que los sueños son mudos, quiero decir, que hay una predominancia fundamental de la figuración y del carácter figurativo, de la idea pura, pero como figura, no como nombre, no semánticamente.


AGC- Bueno, nada de pura, dejemos la.....


- Yo soy muy soñadora, tú lo sabes, y es muy raro que se pueda mantener un discurso, y ni siquiera una contestación, una pregunta/respuesta en un sueño


AGC- Pero no introduzcamos confusiones, ¿eh?: semántico, significados, que es lo mismo que ideas, es la Realidad despierta y la dormida por igual; la Realidad es así, está hecha, como recordáis, de la colaboración de significados con cuantificadores, no hay otra forma de Realidad; y siendo el sueño real, pues naturalmente, las cosas y personas que aparecen en el sueño, pues están hechas así, con significados, con ideas, de una manera algo distinta que en la Realidad despierta, pero esencialmente la misma.  Las dos preguntas, ¿nombres propios en cambio?  ¿público?


- Yo no sé si este testimonio mío puede valer, porque es precisamente de ahora, porque al salir de la tertulia pasada, pues yo me quedé pensando en lo de los nombres propios sobre todo, y como me parecía que sí que se podía soñar con nombres propios, pero no me acordaba de ningún caso, digo: “bueno, pues voy a intentar acordarme de los sueños que tenga”.   Y yo creo que me he sugestionado, y he estado soñando con nombres propios.......


AGC- ¿De qué manera?


- En tres ocasiones: en la primera fue un nombre propio más dudoso: de medicamentos, y en esa misma noche.....


AGC- Perdona: ¿alguien se llamaba así en el sueño, o que se veía la etiqueta.....?


- Estaba con una amiga a la que le dolía la boca, y entonces yo pensaba en darle ese medicamento que yo he usado alguna vez para los dolores de muelas.  Y pensaba el nombre, pero a ella le decía “unas pastillas”, no le decía el nombre.   Y luego salía un nombre propio de lugar, que era “Atatocha”, que era un monte por el que habíamos estado, y alguien nos decía: “¡pero si eso es Atatocha!”.  Y dije: “no, pero hace falta que sea un nombre de persona”, y entonces ya al cabo de un par de minutos soñé con un nombre de persona: fui a casa de un amigo donde primero se decía que habían estado otros amigos, luego eran mi madre y mi hermana las que habían estado, y había una nota en un banco cerca de la casa, que decía “hola, soy Ju”, que mi hermana se llama Julia, y entonces a veces la llamamos Ju.  Bueno, y yo creo que ya por rizar el rizo, otra noche salió lo que algunas veces hemos comentado aquí de que también hay nombres propios de tiempo, y entonces iba con un amigo también como por un monte, y alguien lo felicitaba, y decía: “es que es 1 de Julio, es tu cumpleaños”.  Pero es que ha sido como si estuviera haciendo los deberes, vamos.


AGC- Sí, completa, una serie completa.  Muchas gracias, es admirable cómo puede obedecer tu soñante, sea quien sea, a los requerimientos del despierto.


- No sé si puede valer de algo.


AGC- Sí, sí que puede valernos, no cabe duda, sobre todo si hay otras experiencias que contradigan o que reinterpreten estos datos de otra manera a como lo venimos haciendo hasta aquí.  Sí


- Yo tengo una experiencia que no sé si tiene que ver, como siempre: cuando yo era muy niño, veíamos en un bar, porque no teníamos televisión, la serie “Bonanza”, y había cuatro protagonistas; nos sabíamos el nombre de tres de ellos, y del actor que hacía de hermano mayor, no lo sabíamos.  Entonces yo recuerdo que mi hermano “he soñado con le serie, y entonces me he fijao en el nombre”; pero en realidad no es cierto, era Pernell Roberts, que es del único nombre que me acuerdo, pero no es cierto, mi hermano no ha soñado “Pernell Roberts”.   


AGC- ¿Sino otro?


- No sé qué ha soñó..


AGC- Ah!, ¿no te acuerdas si dijo un nombre?


- No, no recuerdo, creo que no lo recordaba.    Soñó adrede para ver si veía el nombre del actor, qué curioso.  Se me quedó grabado.


AGC- No, no, el que fuera falso no importa nada.


- Es que no sé qué nombre soñó.  No, no recordaba ninguno.  Creo que no.  Pero lo bueno es soñar pa pillar el nombre.


AGC- Bueno, los de Virginia están  muy claros por lo pronto, éste lo dejamos en duda, porque no sabemos si tu hermano soñaría un nombre o no.  No olvidéis que las preguntas son dos, ¿eh?, esta de nombres propios, y la contraria, que es la de si hay público.


- Yo recuerdo que hace tiempo una vez soñé, perdidos en la montaña un grupo de amigos, estábamos buscando un sitio donde cobijarnos, un refugio, y todos coincidíamos en nombrar a Miguel, que era un amigo que en ese momento yo tenía, y que además estaba más acostumbrado a la montaña, y sabía orientarse mejor, decidimos entre todos dar su nombre en el sentido de que confiábamos en él como responsable de llevarnos al refugio.  Eso, por un lado, y entonces el nombre aparecía claramente en el sueño.


AGC- Alguien lo llamaba por su nombre.


- Lo llegamos a llamar incluso entre varios de nosotros, porque lo designamos como la especie del líder para salir del atolladero.


AGC- Ah, en tercera persona: hay que llamar a Miguel.


- Pero luego también, con respecto a lo público, parecía como que este grupo de personas que éramos nosotros en el sueño, que buscábamos ese refugio, se estaba comportando en realidad como una persona, en el sentido de que ese líder y los  demás teníamos una serie de funciones más o menos ya asignadas que garantizaban que unos seguían al líder, el líder decidía, y parecía que lo publico en ese sueño era más bien a pesar de que esto fuera un grupo de personas, una cuestión privada en el sueño.


AGC- Bueno, varias cuestiones privadas, en el conjunto, ¿no?  Es decir, que como en un público corriente, había diversidades dentro del grupo, ¿no?, o.......¿Qué más?


- Yo soñé que bajaba en tren de Oviedo a Sevilla en el Ruta de la Plata de antaño, y entonces yo llevaba un gato y un oso, y cuando llegué a Corrales, mi tío me tenía dos burros preparaos, pero ya venía en el AVE y no los pude traer.


AGC- ¿no los pudiste traer a...?


- A Madrid.


AGC- Ah!, a Madrid, no a Sevilla.


- Y el oso, sí, y el gato también.


AGC- No, no, no, pero eso no son nombres propios.  ¿O los llamabas de alguna manera al gato, al oso, a los burros?


- A los burricos, sí: Platero.  Y el gato y el oso, no.


AGC- Platero hecho nombre común.  No, no vale.  Más cosas que se atengan a lo que buscamos.


- ¿El tren Ruta  Villa de la Plata es un nombre propio? ¿O no?


AGC- Bueno, pero eso a lo mejor lo ha dicho ahora.  ¿Tú lo llamabas en el sueño “ voy a coger el Villa de la Plata”?


- No, el tren, yo iba a coger el tren.  De pequeña había hecho esa ruta, y de mayor, pues ya no es la ruta esa.


AGC- Ya.  Más.


- A mí hay algo que me desconcierta en el tema del sueño, situaciones de la vida real, que resulta que hay momentos en que veo que las he soñado, o sea, que hay algo que lo encuentro como premonitorio.


AGC- Sí, eso, Freud mismo se dedicó a analizar esos casos en torno al fenómeno del “dejá vú” y cosas por el estilo, como la que tú dices, “me está pasando ahora lo que soñé ya una vez”.  No se puede uno fiar, es decir, la necesidad de componer y de arreglar los recuerdos es tal, que evidentemente es una cosa que se dice después.  Desde luego, si es verdad que no hay que contraponer Realidad con sueños, sino que los sueños son reales, no hay ningún inconveniente para que haya una intercomunicación entre recuerdos o huellas en la Realidad soñada que aparezcan en la Realidad despierta; no hay ningún inconveniente.  El revés es precisamente en lo que consiste el sueño: utilizar huellas de la Realidad despierta para fabricar sueños, según esas operaciones del subcosciente de las que tantas veces hemos hablado; así que no hay mayor dificultad ni misterio, ¿no?


- Es una cosa muy rara, pero a mí me sucedió una vez de una forma tremenda lo de los números, soñar con números, en el sentido de que yo de pequeña, como me decían que contando borreguitos te quedabas dormida, pues si no me conseguía dormir, pues contaba borreguitos.  Pero en mi sueño ese recuerdo que seguí contando dormida.  O sea, era una cosa tan angustiosa, porque eso era un sinfín tal que yo decía “y se acabó”.  Pero seguía soñando, soñando, soñando, y me despertó la angustia de seguir contando números y no pasarme como con lo de los borreguitos.  Pero eso sí que realmente yo creo que es algo que tiene también que ver con la cuestión de lo común, creo yo que tiene que tener algo que ver, porque eso es una angustia muy de lo común, está en el pálpito de lo más originario, es anterior a la persona, esa angustia de por un lado querer numerar, y por el otro lado perderse en la infinitud de los números.


AGC- Bueno, no es de creer desde luego que tú después de dormirte siguieras contando con números como antes de dormirte, ¿eh?   Eso así no es de creer, pero puede ser, hay experiencias, de las que Caramés me recordaba el otro día una, de gente que ha resuelto problemas mucho más complicados que contar en sueños.


- Hay algunos matemáticos, yo creo que esto puede tener relación y puede interesar, que se han dedicado a pedir que otros matemáticos narren sus sueños, por el problema que los matemáticos consideran muy importante, que es el de la creación, y hasta qué punto es cosciente, colabora, en demostrar teoremas matemáticos.  Y cosas de esas, con las que fantasean mucho.  Entonces hay algunos, pocos, artículos, y algún librillo, de matemático ilustre, que narra experiencias de sueños de matemáticos, y uno de los más famosos es de (Halamar), un matemático ilustre que se murió ya hace más de cuarenta años, y éste cuenta que otro matemático americano, también ilustre, (Digson), decía que su madre, y la hermana de la madre, iban a un colegio, y dormían juntas en la misma habitación.  En el colegio habían puesto un problema, y no les había salido.  El profesor dijo “hacedlo en casa”.  Se habían pasado toda la tarde las dos hermanas intentando hacer el problema.  Entonces se echaron a dormir, y la madre de este (Digson) soñó en alta voz, resolviendo el problema, y su hermana, despierta, parece que tomó nota de los resultados, y al día siguiente presentó esa solución.  Eso lo cuenta (Digson), no sé si será verdad o no, pero es un testimonio curioso.


AGC- Cosas parecidas se cuentan, sí.  Además es importante ahí el trance de hablar, en sueños, al que no le hemos prestado atención especial, ni al sonambulismo tampoco, pero que desde luego respecto a nuestro problema deberían merecer un poco de atención también, esas maneras singulares de soñar que son por un lado hablar en voz alta, y por otro, moverse.


- Hay muchos relatos sobre los inventos sacados a partir de sueños, ¿no?, por ejemplo ahora recuerdo el de la máquina de coser.  El tipo que la inventó contaba que, o el que la patentó por lo menos, que había soñado con una tribu que le perseguía con lanzas, y que las lanzas estrañamente estaban huecas en la punta, y tenían una cuerda anudada, y dice que de ahí sacó la idea la máquina de coser.   Eso por una parte.  Por otra, hay una cosa curiosa en relación con los sueños, y es que en América supongo que sabéis que hay dos lotería de los sueños, una en el Caribe, en Cuba, que viene de China, la Charada China, que a cada número se le asocia un símbolo, un nombre propio, o una figura, el uno al caballo, por ejemplo.  Y sobre todo en Argentina y Uruguay, está la lotería que procede de Nápoles, que se llama        (La Esmofia), que se relaciona también, es un gran comercio popular o tradicional, cada número con un símbolo, que puede ser el Papa, la sandía, los conjuntos son muy divertidos.  Uno de los números más populares se dice todavía en italiano, porque procede de Nápoles, es el “morto que parla”.  Entonces, si sueñas con alguien, con un amigo, o con un famoso, lo que sea, pero que esté muerto, si te habla es un número, si está callado es otro número; hasta ese punto llega la relación.........


AGC- ¿Y te habla el muerto en el sueño?


- Sí, sí, un muerto que te habla, “el morto que parla”, se dice, es un número concreto, y se hace una lotería, y eso está comercializado.  Incluso hay un Santo especial para ese tipo de lotería.  Hay () populares que se venden en los quioscos, y hasta un Santo dedicado a esa lotería, que se llama San Cono.


AGC- Bueno, no entramos mucho con eso tampoco en los problemas.


- Bueno, yo quería dos cosas o tres: una la de Luis, que contó el relato de un matemático; a mí me pasó también, pero no que alguien me escuchara, sino que resolví el problema, me desperté, lo apunté, y seguí durmiendo. Tiempo ha.  Otro, que a mí no me pasó nunca lo que te pasó a ti, y que posiblemente le haya pasado a todo el mundo, nunca escuché mi nombre en sueños, nunca me desperté porque alguien me nombrara.......


AGC- Vamos a pararnos aquí: ¿alguno de vosotros sí recuerda que le hayan llamado por su nombre en sueños, sin despertarse?  Porque mi único recuerdo, que ya saqué el otro día, es un par de veces estar durmiendo, y oír desde allá mi nombre propio me ha despertado. Alguien que lo haya soñado dentro del sueño.  Estoy haciendo esta pregunta: ¿hay alguna experiencia...?


- Mi madre llamándome también.


AGC- Llamándote dentro del sueño por tu nombre.  Más.


- A mí, sí, mi madre me ha llamado siempre, y me sigue llamando.


AGC- Dentro del sueño.  No te has despertao; te han dicho “¡Isabelita!”, y has seguido durmiendo.


- Si al despertarme lo he recordado, será porque me ha hecho el oficio de despertarme.


AGC- ¿En qué quedamos? Ah, ¿que te ha hecho el  oficio de despertarte?


- Hombre, en ese istante, no, pero que lo que más recuerde sea eso...


AGC- Ah, no, no, estamos dentro del sueño.  ¿Qué más?


- La madre, muchas veces llama la madre, tu propia madre.


AGC- ¿Te llama por tu nombre?.


- Te despiertas porque tu madre te llama.  Unas veces por tu nombre, y otras diciéndote “hijo”, “hija”.


AGC- Pero por tu nombre también. 


- Y otra ya, que eran tres cosas.  La otra es de tipo mecánico, que me sucedió no hace mucho.  Se ve que me iba a tirar de un sitio, me tiré de la cama.  Eso no sería estraño, pero lo que me pareció un poco estraño, a pesar de haberme dado una ostia de cojones en las rodillas, lo que fue curioso es que casi reboto, caigo, me hago daño y reboto, todo en fracciones, y estoy otra vez en la cama y sigo soñando.           


AGC- Ya.  Bueno, perdonar, voy a cortar, porque esto está demasiado divertido, y ya comprendéis que no se trata de esto.  De manera que lo siento, vamos a cortar la diversión, porque no creo que yo por lo menos sea capaz de descubrir mucho decisivo respecto a la cuestión con todas estas experiencias, envidiables para mí, que apenas me acuerdo de soñar y de los sueños, pero no creo que se pueda sacar nada muy decisivo.


-  ¿Y el caso de cuando estás aprendiendo otra lengua?  Es que esto puede ser orientativo.   Yo cuando me fui a Francia esos dos años a vivir allí, yo soñaba en castellano, pero a medida que iba aprendiendo la lengua, soñaba en francés, hablaba en francés, y me entendían en francés, y es curioso esto.   Y eso sí que es público, el trato lingüístico con los demás. 


AGC- Claro, claro, sí, sí, cualquiera que habla otra lengua le pasa eso.   Cualquiera que habla otras lenguas puede encontrar que.....


- ¿Pero porqué esto por la noche?  De día no sabía hablar, hablaba fatal, y de noche era un encanto.


AGC- Ah, eso ya, ahí entra el Narcisismo, o Isabelitismo, que ya te adornaba.  Eso ya es un ingrediente de Isabelitismo, eso ya.....


- Yo conozco una experiencia de una persona que era incapaz de aprender un idioma, y por la noche soñaba, y hablaba el idioma, y lo hablaba perfectamente.


AGC- Hablaba bien.  Bueno, no nos distraigamos, como digo, más.  Recordad los términos del problema que nos traemos aquí....


- Un testimonio de nombres propios: conocí este fin de semana a una chica que se apellidaba Oliver García, y cuando oí el apellido me quedé como diciendo “me suena”.  Y el caso es que al día siguiente, justo cuando despertaba, me vino: “García Oliver, el artista”. Y luego, me ha debido pasar lo mismo que a Virginia, porque ayer por la mañana, en un sueño que me eché, una siesta matinal, soñé que llegaba a un pueblo y preguntaba por el nombre, y me daba como vergüenza preguntar por el nombre, y pensaba “si es que lo sabes”.  El caso es que no me respondío, pero recordé como que lo había visto, y empezaba por Achsi, o cosa así.  El caso es que saqué el mapa, y me puse a ver el mapa con ellos.  Sabía que era Navarra, pero no vi nada escrito, y había un nombre que era “lo que fuera, o lo que fuera”, y nos entró la risa.  Sin embargo, sí que había otros nombres, no escritos, pero que se sabía que eran esos nombres.  Y luego había otro que era “Conlootro”, se llamaba así el pueblo.  Y luego soñé con una figura tuya, que era Agustín, y estaba haciendo unas cosas, y llegaba yo, y se acercaba otro que yo no conocía, y Agustín le decía “hola, Pepe”, y yo pensaba, “mira el condenao, con la mala vista que tiene , qué bien lo ha reconocido”.


AGC- Bueno, desde luego, como los de Virginia, son sueños que han venido un poco a consecuencia de haberse sacado eso aquí, pero bueno, eso no les quita valor.  A ver.


- ¿Queréis oír una anécdota fuerte, que os va a poner los pelos de punta?  En el año setenta, Guillermo Montoria marcha a Argentina, compañero mío de la Multinacional, y está en Argentina unos años.  Un buen día, una fuerza estraña le tira de la cama como un muñeco, de tal manera que se dio una ostia impresionante, y dijo “Miguel Redondo Bellido se ha matado , voy a llamar a España”.   Llama a los padres, y efectivamente Redondo Bellido se mata en el alud de Montilla a las doce de la noche con un SIMCA 1000, cuyo SIMCA 1000 era de Guillermo.  Esto era tal como os lo cuento.  Ahora, interpretación, pues......


AGC- Eso es más como lo del “dejá vú”.  Freud también se ocupó de vez en cuando de esas cosas, no podía por menos, de las telepatías y cosas así, y la verdad es que hay que tomárselo un poco así con cuidao por lo menos, sino con desconfianza.  Somos tan aptos, estamos tan decididos a figurar y desfigurar nuestros recuerdos y nuestras condiciones y nuestros cómputos del tiempo, que esas cosas no tienen averiguación.  Te las puedes creer, y te las crees gratuitamente, puedes desconfiar de ellas por motivos como los que estoy diciendo, pero desde luego tampoco puedes tener una refutación clara.  Y en la actitud de Freud mismo, pues es más o menos eso como se da.


- Acerca de los nombres propios y los sueños: hay un método, desarrollado por un tal señor Kaiser, que no se exactamente quién es, pero que funciona a la hora de interpretar sueños, que dice que hay que intentar simplificar en un máximo de seis palabras, evitando siempre los nombres propios.  Yo eso lo hago muy a menudo, y el sentido del sueño aflora por sí solo, si se hace el ejercicio, esa simplificación, evitando los nombres propios.


AGC- ¿Pero qué quiere decir? ¿Escribir un sueño?


- Sintetizas un sueño que has tenido en un máximo de nueve palabras, evitando nombres propios y lugares, y entonces normalmente, y es verdad, y yo lo he hecho muchísimas veces, normalmente aflora el sentido de ese sueño.


AGC- ¿Y él no dice por qué recomienda eso?


- No; creo que tiene muchísimos escritos, y yo sólo he leído uno sobre la interpretación de sueños, lo he seguido muchos años ese método, el de síntesis, y funciona muy bien.


AGC- Bueno, cortando pues.  En esta guerra contra la Realidad, todo esto viene a cuento, usando los harapos del libro de Heráclito, para ver si los sueños, lo que pasa en los sueños, puede enseñarnos algo, no sobre la Realidad despierta, sino sobre la Realidad en general, lo que aquí hemos tomado como Realidad, y cuya falsedad, costitutiva, nos dedicamos a descubrir por todos los medios como forma de destrucción del Poder y de todo lo que va con ello y del reino de la muerte.  Para eso es para lo que acudíamos a estas esperiencias, y para ver si entendemos así mejor qué era eso de público y común; público, que en el fragmento de Heráclito se da por lo menos como equivalente a común, “koinón” a “xunón”, y que desde luego se contrapone a lo de el uno mismo y propio, al “ídion” o “ídios”.  Esta es la cuestión que nos traemos, porque ya sabéis que en esta guerra contra el Poder hay que contar con que el Poder se apoya en uno mismo, en cada uno de nosotros, y en la condición privada y particular de cada uno; esto de la manera más clara en la forma actual de Poder, que es la Democracia.  De manera que es por eso la importancia que estas esploraciones puedan tener.


Parece que los muñecos del sueño no pueden contraponerse de verdad al que los está soñando, al durmiente que los elabora para usarlos; no pueden: si alguno de los muñecos del sueño, la figura del propio durmiente u otro, se contrapusiera decididamente, eso llevaría a anular el sueño, a despertar.  De manera que yo creo que por ahí es por donde hay que darle vueltas a la cosa: ¿porqué en el fragmento de Heráclito se dice que lo público es común, y que por eso hay que seguir a lo público, en contraposición a lo privado de cada uno?  


Parece que el público, en la vida despierta (esta reunión, cualesquiera otras reuniones, familiares, políticas, laborales, del orden que sea), tiene esta virtud de la contraposición de actitudes de que los unos están contra los otros, y cada uno está contra cada uno de los demás, que parece que en el sueño, en la fabricación del sueño, no se da; salvo que se dé, y entonces se despierta el durmiente, porque los sueños están compuestos para aterrar, divertir o lo que sea, según como sea el sueño, pero desde luego para mantener al durmiente dormido; esa es la utilidad de los sueños, por lo menos la utilidad primera, aunque después le puedan sacar otras, ¿no?


Entonces, tenemos que preguntarnos cuál es la virtud de lo público, si entendemos bien esos harapos de Heráclito: ¿cuál es la virtud de lo público, que le hace decir “común es lo público”?  Evidentemente, esto no se puede entender de una manera positiva en el sentido de que un público es el que tiene razón, o el público es el que tiene razón; no de una manera positiva, sino de una manera negativa, en el sentido de que por la necesidad de esas contraposiciones, y de que cada uno tenga que ser cada uno, hay una especie de choques necesarios entre los componentes, que impiden que uno se retire a sí mismo, a lo privado, de alguna manera, que es justamente lo que en los fragmentos se diría que sucede cuando uno duerme y se entrega al sueño.


Fijaos bien que el Régimen, el Poder, y desde luego de la manera más esplendorosa la Democracia desarrollada, precisamente lo que cultiva es la fe en uno mismo, es decir, que cada uno crea que sabe qué quiere, adonde va, qué compra, qué vota...Este es el fundamento de este Régimen, el más mortífero de todos, porque hasta ahora no se ha inventado otro que se le pueda comparar.  De manera que justamente parece que en esa frase se aprecian las contradicciones, en el sentido de que pueda impedir que uno se retire a sí mismo, y que crea de verdad en sí mismo, que es lo que el Poder manda: que cada uno crea en sí mismo para poder creer en Dios, es decir, en el Capital, el Estado, que es lo que el Poder manda.


De manera que sólo en ese sentido se podría decir que se pudiera explicar la preferencia por lo “koinón”, “publico”; porque después de todo, lo “koinón”, indirectamente, en virtud  de esa negación, lo “koinón” sería “xunón”: común, que no quiere decir sino lo contrario de “personal”: “común”, no personal, de nadie; de nadie, como lo es la lengua, que no es de nadie, la máquina de la lengua; de nadie, como es el pensar, “común a todos es pensar”, y eso es “xunón”, “común”.


Naturalmente, aquí, en esta tertulia política, se habla, es decir, se actúa, a partir de eso que nos quede de común, que no sea lo personal, y desde luego, desde ahí es como se habla y se actúa contra la fe en uno mismo, que es lo mismo que la fe en el Poder, la fe en Dios; desde ahí, desde eso que nos pueda quedar de común.  De manera que yo, antes de pasar a otra cosa, os propongo entender así el sentido de la relación entre público y privado.  Pero antes de pasar, os doy todavía otra vez la voz con respecto a esto en concreto, por si tenéis alguna duda útil.  46


- Yo creo sin embargo creo que no hay nombres propios, sino que 


AGC- Cuando los bautizan.


-


AGC- Es posible.


-


AGC- Es posible.


- es de uno sólo, es decir, cuando lo cuentas, nadie conoce ese mundo tuyo, conocen al personaje   , que ese comparte en la vida de despierto contigo


AGC- Sí, dando razón a lo de “los durmientes, cada uno se retira a lo suyo”.  Es posible; desde luego, la desconfianza que a propósito de estos fenómenos he sacao antes, se puede estender a esos recuerdos de nombres propios en los sueños, que a lo mejor efectivamente pertenecen también a la recordación del sueño.


- Volviendo un poquito a lo de la lingüística   del otro día, ella decía que el signo lingüístico es arbitrario, porque no hay nada que haga que esto tenga que ser un sillón, simplemente es arbitrario.  Entonces, yo creo que esa oposición entre público y privado tiene que ver con que en común esto es un sillón, pero en el mundo de los sueños la nomenclatura, incluso las caras, o las figuras, no tendría que ver con....

 


AGC- No    sin embargo, ¿eh?: común es la lengua, la razón, común, y esa no aparece en la Realidad nunca; en la Realidad sólo aparecen idiomas, lenguas de Babel, y en las lenguas de Babel el vocabulario es propio de cada uno, de manera que no es común en el verdadero sentido de que sea del pueblo y de nadie, pero pertenece efectivamente, el vocabulario, a una tribu, es común a una tribu.  Y el vocabulario es, como recordáis, la Realidad, con ayuda de la cuantificación. Pero el vocabulario semántico es la Realidad, o sea que no confundamos, ¿eh?: las designaciones de vocabulario de significado son idiomáticas, no las podemos poner en el plano del resto de la maquinaria de la lengua, que ésa puede estar mucho más lejos de pertenecer ni a tribus ni a personas.


- Luego está la cuestión de que cuando uno intenta interpretar el sueño, lo que intenta es traducir esos signos que no son arbitrarios a un discurso entendible dentro de la mentalidad común.


AGC- Bueno, no, es una traducción bastante trivial, y como todas, infiel; como todas las traducciones, infieles, pero vamos, así es como se tira en la vida despierta también, entre unas (traducciones) y otras.  A ver, Virginia.


- A mí siempre me ha dejado perpleja         en el metro, o en el autobús, que cada uno vaya pensando


AGC- Es un descubrimiento, eso, de la contradicción, en la que pongo la virtud negativa de lo público,  es decir: “¿entonces, cada uno tiene su mundo?” “¿Y entonces, yo (), y mi mundo es el verdadero?” “¿Y qué pasa entonces con los otros?”   Ésta es la traslación a la Realidad despierta, ¿no?


- Parece que la forma más fácil de entender () es que lo común es la facultad de pensar, y lo privado es como el contenido, que cada uno piensa una cosa; todos tienen capacidad para pensar, pero luego cada uno piensa en sus cosas; pero yo no sé qué.....


AGC- Sí, y más, y más: y cada uno cree que tiene su mundo, que es a lo que íbamos ahora, a la noción del Cosmos relacionado con lo de “personal”.  Pero lo que importaba era el trance en que lo público, en el sentido corriente, se aprecia como valiendo para el descubrimiento común, valiendo negativamente para el desengaño de lo personal, y por tanto el descubrimiento () a lo común.


- Pero entonces, Agustín, cuando decíamos el otro día que el durmiente está fuera de la Realidad, y que por lo tanto no tiene memoria......


AGC- No, no: el soñante.


- El soñante, que está fuera de la Realidad, y que no tiene memoria: ¿ese “fuera de la Realidad”, se puede decir que es lo común, como la lengua, y no el idioma? ¿Sería la misma relación, que lo que está fuera de la Realidad es lo común?


AGC- Sí.  Evidentemente, está fuera, a la manera de la lengua misma, de la razón, el soñante que no es nadie, el actor, que no es nadie; y alguien que en la vida despierta pueda corresponder a las funciones del soñante, o del actor, no pueden corresponder: que no es nadie.  Lo definitorio de “común” es esa negación: “no es nadie”, “no es de nadie”; como la lengua, la máquina de la lengua en general: “no es de nadie”; “no es de nadie” en el sentido de que es gratuita, es de por sí estraña al Dinero, por tanto estraña a la Realidad, y todo eso se desprende de la condición de común en el sentido de “de nadie”, de nadie determinado.53


- La intervención de aquella señorita me ha dado pie a desarrollar el siguiente pensamiento: () sería yo y no el conductor,  la redefinición o la división del yo, es decir, el yo personal, el yo intimista, el yo social,  publico, que vemos cientos de miles de caras al día, no nos van ni nos vienen, porque tampoco nuestra mente ni nuestras capacidades determinarían ningún provecho con revisar esas caras físicas, no hay capacidad en el ordenador mental humano para capitalizar esos hechos. Entonces digo que de lo público a lo privado, si pasamos....


AGC- Bueno, no nos has acompañao mucho.  Precisamente ese asunto, la disolución del alma, o sea, sicoanálisis en el sentido propio, es una cosa a la que nos hemos dedicado aquí largamente.  Desde luego, te engañas, porque como he dicho antes, poniendo el ejemplo supremo de la Democracia, lo público en el sentido de sometido, la tribu, el Estado, el Capital, es justamente lo privado: al Poder, a Dios, le gusta que cada uno crea en sí mismo, que cada uno crea que tiene su mundo, y tal vez estas experiencias, estos choques, es lo que puede servir negativamente para curarnos un poco de semejante creencia, creer en que cada uno es cada uno.  Este cada uno no se puede sostener sólo por descripciones de cuerpos, de almas, de caracteres, sino que tiene que venir este ente ideal que es el nombre propio para intentar asegurarlo como único, singular, incompatible, incomparable con ningún otro, ¿no?  Y es justamente eso lo que tal vez los choques públicos pueden contribuir a deshacer, por tanto abrir el camino a lo de verdad común.


- Pero si atendemos a la clasificación canónica de Freud de los tres planos de lo que él llama incosciente, el superyo, y luego lo subcosciente, y si atendemos a que ese subcosciente parece que está hecho por la  () de lo intolerable de la vida, o de lo que viene de arriba también, no solamente de lo que viene de abajo, sino de lo que viene de arriba, y en esta bolsa subcosciente o precosciente se dan, entrando todas esas istancias que parece que pasan por la conciencia, pero que luego van al subcosciente, algún que otro subcosciente tendría que estar superplagado de istancias superiores o de nombres propios.


AGC- Bueno, mira, con la topografía supuestamente de Freud te has armado bastante lío.  Por supuesto, los ensueños......


- Me parece a mi que cuando se quiere poner, si no como igual, como parecido lo de público a común, que esta asamblea, como cualquier otra que atacara a uno mismo, y por tanto al Poder, no podría ser, aunque estuviera despierto, en un a modo de ensoñación, como suele decirse, en una paja mental.....


AGC- Como se está en las reuniones de los Ejecutivos de cualquier tipo, sí  57


- Eso.  Entonces es decir, supongo yo, que el decir lo público, es lo que más pudiera parecerse, cuando uno deja esa fe en lo privado, ir pareciéndose a lo común que no es de nadie.


AGC- Sí, sí, es lo que he propuesto, tal vez esa vía negativa: no puede menos, si no está uno absolutamente cerrado en una obediencia al Señor, que nunca se da del todo, de no ser así, hay siempre choques, inevitables, cada uno descubre, el que creía tener un mundo, ve que también el otro tiene un mundo, que las dos cosas no pueden ser, y todo eso arrastra consigo descrédito, ayuda a descreer en esa mentira fundamental que es la del yo.


- ¿Pero porqué no pueden ser las dos cosas, si precisamente en los sueños lo que te trastorna y escandaliza es que pueden darse al mismo tiempo y el mismo latido, lo público y lo privado? En el mismo istante.


AGC- No entiendo.  ¿Ya sabes lo que es público y privado?


- Sí, precisamente a través de los sueños, uno siente que no hay incompatibilidad entre lo público y lo privado, no hay enfrentamiento.  Lo que pasa en la Realidad es que estamos siempre intentando establecer esa separación, pero precisamente los sueños vienen a decirte que es una separación....


AGC- Bueno, mi propuesta era (recordando que la función del sueño es que el durmiente siga dormido), que si hubiera dentro del sueño alguien que contradijera, contrapusiera, al durmiente, se despertaría; que, cualesquiera cosas que pasen, no hay....


- ....porque no hay tal contraposición, a lo mejor...


AGC- ...el ensueño, y eso es lo que hace que se ponga como ejemplo de lo que pasa cuando en la Realidad despierta estamos dormidos, es decir, retirados como el durmiente cada uno a su mundo.  Por fortuna está el público, que con sus choques te desanima de ello.


- ¿No está en el sueño metido lo público mismo y lo privado mismo?


AGC-  Lo que hemos estao preguntando todo el rato.  Bueno, déjalo, déjalo. Hemos hecho un recorrido de eso.  De manera que esto es probablemente con respecto a cómo puede efectivamente entenderse que el dedicarse a dormir, lanzarse al sueño, es un retirarse a sí mismo, y que eso en la Realidad despierta se da: uno se retira a sí mismo; eso es además lo que el Señor quiere, que cada uno crea en sí mismo, pero piensa que por fortuna en la Realidad despierta se dan choques, se dan contradicciones, costantes, entre unos y otros, y eso puede ayudar a lo importante, que es descreer de uno mismo, lo cual soñando desde luego no se da.


- ..retirarse a dormir a su habitación, a su cama, a la oscuridad, el desconectar de la conciencia o lo que sea, no está luchando en un apartarse en sí mismo, simplemente va a descansar, pero ahí suceden por igual los dos fenómenos: va a retirarse a descansar, pero al mismo tiempo va a abrirse a otra función, que es lo común, que es precisamente lo público.


AGC- ¡Vaya por Dios!  Venga, a ver.


- A mí me parece un choque bastante interesante precisamente el que se da entre los sueños, y lo que pasa cuando uno está despierto, que eso también es un  choque de cuya contradicción puede venir un descubrimiento.


AGC- Sí, sí.  Sí, y que además tiene que ver con lo del otro fragmento que no he vuelto a citar, que es el de la cita indirecta de Marco Aurelio, que también los que están durmiendo son fabricantes y colaboradores del Cosmos o del Mundo.  Esa es una de las maneras en que los hombres pueden ser colaboradores en la costrucción del Cosmos u Orden, que es como podía decir Heráclito esto.  Nosotros lo decimos con el nombre moderno de “Realidad”, pero es lo mismo: Cosmos u Orden falso, costitutivamente falso, y contra el que aquí estamos actuando una y otra vez.


- ..reformulación de la frase de Heráclito, lo de cambiar....


AGC- Sí, sí, otro fragmento, es una cita de Marco Aurelio.


- Esta contraposición que intentamos establecer entre lo público y lo privado, estando dormidos o estando despiertos, la veo contradictoria con cualquier intento que se haya hecho, sobre todo a partir de Freud, de una interpretación de los sueños: si cabe interpretarlos, no es porque todos sean singulares y únicos, sino         por lo que puedan tener en común que permita descifrar su significado.


AGC- No, no, nadie dice que los sueños sean singulares y únicos: quiere decir que son de cada uno, que uno se retira, (es lo que se está criticando), se retira al sueño, a su mundo propio y personal, de manera que....


- Pero anteriormente, la interpretación de los sueños daba que era sumergirse en algo que estaba mucho más allá de lo que decida la tribu, o del terreno de lo mítico.


AGC- No, hombre, pertenece a la tribu en el sentido de que en el sueño aparecen cosas, personas, y esas están hechas con los significados de la lengua de la tribu.  Si uno aprende otro idioma, están hechos con los significados de otro idioma, pero sólo en ese sentido.  La subcosciencia lingüística sigue funcionando en el sueño.


- Pero no sólo la lengua propia, sino otras...


AGC- Otra lengua que aprenda uno, eso, están hechas así: la Realidad de los sueños está hecha de esa manera, está hecha con la colaboración de la subcosciencia, de la subcosciencia lingüística por una parte, y por otra parte de la subcosciencia de la censura.


- Lo espongo como contraposición, ¿es más privado, o es más público el soñar?


AGC- No, no, lo que simplemente decimos es que ahí se da el retirarse a lo privado, a lo particular, a lo propio, cosa que hemos supuesto que se da mientras una contradicción muy grave no le haga despertar.  Y justamente es el ejemplo que da para que entre los despiertos no pase algo semejante.


- .....cuando la contradicción


AGC- Cuando aparezca una insoportable.


- ¿Cuándo es insoportable te despiertas?  No, todo lo contrario: cuando te viene una de esas te tendrías que sumergir más.....


AGC- Claro, porque no ha sucedido, no ha habido una contradicción tan grave.  A ver.


- Quizás pudiera ser interesante recordar que estas discusiones acerca del Sicoanálisis () normalmente los matemáticos declaran que la Matemática es un tipo de Ciencia pura, crítica; y en cambio, al Sicoanálisis, en vez de llamarle Ciencia, declaran que (), en el sentido de que aquí no vale cualquier cosa, cualquier explicación, frente al razonar, que se supone que tiene que estar libre del principio de contradicción y demás.  Eso quizá pueda (venir), porque de alguna manera han excluido que independientemente de esos poquitos casos, que haya de verdad sueños matemáticos que den resultados...


AGC- Sí, antes habían salido en alguno de los ejemplos, por ejemplo apariciones de números, que aparecen números en los sueños, el contar; sueña uno hasta con la esfera del reloj puesto en una hora determinada, y pudiendo leer la esfera del reloj, y pensar que va a llegar tarde al tren, y todo eso puede estar dentro del sueño también; lo que pasa es que claro, que sueños puramente matemáticos, si de verdad la matemática fuera pura, no se podrían dar, porque el sueño requiere que tenga un subcosciente lleno de ideas, ideas sumergidas, que son las del vocabulario de la tribu.  Claro, si no lo hay, pues es difícil que con la pura actuación, el puro juego, se pueda dar un sueño.


Se nos va a acabar el tiempo, y hay muchas cosas más a partir de aquí.  A ver si para aclararnos un poco más en esto vale que me he acordado hace un rato otra vez de un par de coplas de Don Antonio Machado.  Se entiende bien que nos acompañamos con frecuencia de los pocos muertos vivos que nos quieren acompañar; no creemos para nada en los filósofos (hay algunos descastaos que hasta a Heráclito le llaman “un filósofo”) ni en los poetas, ni por tanto en Heráclito ni en Machado; nos importan poco.  Nos acompañan en cuanto efectivamente forman parte de ese público, también; los muertos forman parte de ese público, no cabe duda, y hay algunos que a través de la escritura, o por la tradición que sea, siguen hablando con nosotros, diciendo cosas, por tanto participando en la tertulia.  Y cualquiera cita que se haga, las de Heráclito, las de Machado, tienen que tener este sentido, y si no, sucede que venimos a divertirnos, pues como se hace en los círculos literarios citando a poetas, o citando a filósofos, lo contrario de la guerra que aquí nos traemos. 


Advertencia: las dos coplas de las que me he acordado parecen un poco contradictorias, pero vienen a nuestro propósito.  Una la conocéis todos, la recordáis bien: “En mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que no son verdad”.  Ésta respecto al retirarse a lo propio, a lo de uno mismo, que evidentemente sería la soledad.  No puede pensarse en una soledad sublime, es una soledad corriente; es una soledad corriente en que uno personalmente está solo, y en esas condiciones, con la meditación, “he visto cosas muy claras, que no son verdad”.  He ahí la intervención de lo público, porque evidentemente, si no fuera en mi soledad, seguramente no habría llegado a ver esas cosas tan claras que no son verdad, la interferencia de los otros que no son yo.


La otra copla, que parece contraria a esta, dice: “tengo a mis amigos/ en mi soledad;/ cuando estoy con ellos,/ ¡qué lejos están!”.  Que parece de primeras que se contradice: “tengo a mis amigos/ en mi soledad;/ cuando estoy con ellos,/ ¡qué lejos están!”   De manera que a ver cómo esa contradicción entre la una y la otra se os aparece.  La primera está clara, ya la he......”en mi soledad”, vuelve a decir, “tengo a mis amigos/ en mi soledad;/ cuando estoy con ellos,/ ¡qué lejos están!”.  Desde luego aquí da la impresión, si no nos hemos perdido demasiado, que las palabras son esactas también, pero el tono estaría equivocado, porque evidentemente, cualquiera que oye eso, lo entiende como una queja de la compañía de los amigos, y ahí yo creo que el tono se equivoca; lo cual no quita para que lo que dice la copla siga siendo razonable.


“Tengo a mis amigos en mi soledad”, eso supongo que lo entendéis todos; no lo decimos ya como si fuera la parte positiva de la cosa, lo decimos simplemente como si no dijera ni para bien ni para mal: “tengo a mis amigos en mi soledad”.  Efectivamente, en mi soledad, que es lo “ídion”,  lo privado, lo particular, puedo hacer con ellos lo que quiera, de manera que pueden estar conmigo y no me van a molestar para nada, para ser amigos míos.  Y en cambio, “cuando estoy con ellos, ¡qué lejos están!”, es público, es la virtud esa negativa de lo público, porque entonces ya efectivamente no los domino, ya no son como yo quiero, ya son cada uno como a cada uno le da a entender su capricho o su razón, y ¡qué lejos están entonces!, ¡cómo se me alejan y se me dispersan!  Como veis, estoy manteniendo las palabras, pero dándole la vuelta al tono, porque, no hay que disimularlo, cualquiera que de primeras oye la copla, lo entiende como si fuera una alabanza de la soledad, donde de verdad viven los amigos, y una maldición de la compañía pública y real, donde los amigos se alejan.  De manera que quitando esta sugerencia de tono, oyéndola con el tono contrario, supongo que ya todos habéis entendido qué es lo que entiendo que dice la copla, ¿no?  ¿O no? ¿O quedan dudas?  73


- Cuando dice “mi soledad”, es la soledad de la persona, ¿no?


AGC- No hay que entender nada sublime: es la soledad de la persona.


- Es que lo que yo veo es que en este razonamiento que has hecho tú de que cuando estoy con ellos ya no los puedo digamos de alguna manera “dominar”, es decir, ya no son lo que yo quiero, verdaderamente lo que pasa es que yo no soy quien verdaderamente yo quiero ser.


AGC- “No me dejan, tampoco”.   No lo dice ya, pero nosotros lo hemos enunciado como la virtud positiva del público: “no me dejan ser como yo quiero ser, no me dejan retirarme a la condición o a la fe en mí mismo”.  Efectivamente, es la reacción de vuelta, “se alejan, se me alejan, mis amigos ya no son como yo quiero que sean, y como consecuencia, eso es molesto para mí, porque eso implica que no me dejan....”.  Cuando estoy recluido, me he retirado a “tó ídion”, a lo privado, particular, recluido en mí, en mi soledad, entonces hago con mis amigos lo que bien me parezca, me costruyo mi mundo, no hay problema, los entiendo como yo debo entenderlos para poder seguir tranquilamente viviendo.  Y entonces, claro, ya no hay una verdadera contraposición con la otra copla, “en mi soledad/ he visto cosas muy claras/ que  no son verdad”.  Aquí el tono está en el sentido en el que he puesto también la segunda: como una especie de lamentación o maldición de la soledad, queriendo decir “retirada a uno mismo”, “vuelta a la fe en uno mismo”.


Tenemos que seguir en esta guerra, salen muchas cosas más, se ha hecho muy tarde, pero no olvidéis que el retiro al uno mismo, a lo privado, es lo que el Poder manda, lo que a Dios le gusta, especialmente cuando el Poder toma la forma de una Democracia desarrollada, y que naturalmente por ahí tiene que ir el sentido de esta lucha que nos traemos contra el Poder en general.  Así que si no pasa nada