26.08.2014

Tertulia Política número 140 (27 de Agosto de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


  • Anulación de los dos sentidos del Tiempo real
  • Dos hipótesis sobre el eje del tiovivo, del eje del giro
    1. Caso de cosas
    2. El nombre propio

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Cómo nos las habemos, cómo seguimos con el lío en que nos hemos metido, lo cual no quiere decir que nos hayamos metido en él aquí, en la tertulia, por culpa de nuestro afán de discernir, reflexionar, sobre el asunto, lo cual siempre suele traer consigo enredos, sino que estamos, de hecho, en realidad, metidos en el lío, y que lo que hacemos aquí consiste simplemente en darse cuenta de ello, porque desde luego de ordinario pasa desapercibido que estemos metidos en tanto lío, en un lío tan inextricable, tan lleno de contradicciones, como el que aquí nos va saliendo.


De manera que para ver cómo seguimos dándole vueltas al asunto, tengo que desde pronto solicitar vuestra ayuda, porque son muchos los elementos que han entrado a conjugarse estos últimos días en el planteamiento de la cuestión, y quiero ir más bien recorriéndolos uno por uno con vuestra ayuda y viendo lo que está claro, lo que se presta a confusiones y lo que sugiere por vuestra parte otras ocurrencias que pueda también ayudarnos a seguir penetrando en el asunto.


Por eso empiezo, por ejemplo, con lo último que se nos había ocurrido plantear que era la situación como de el tiovivo y el eje del tiovivo, que en la última tertulia salía al final. Pero quiero que esté claro un poco a qué viene esto: se trataba de que habíamos descubierto que la cuestión de la orientación -que nos ha tenido mucho tiempo enredados, los enantios o contrapuestos incongruentes, de los que son ejemplo nuestras manos izquierda y derecha- venía a resolvérsenos en el sentido de reducirlo a los dos sentidos contrapuestos que el Tiempo real tiene que tener, el cual, para estar costituido como funciona y como os lo cuentan y en lo que os meten, de pasado a futuro, por ejemplo, tiene que ir igualmente de futuro a pasado, porque para que haya un sentido no puede menos de haber el otro, si no, nos salimos de la Realidad: tiempo de veras, AHORA, que teniendo un solo sentido no tiene ninguno; en la Realidad tenemos que tener dos sentidos para tener uno: uno de izquierda a derecha, como en la representación ideal del Tiempo, de pasado a futuro, al mismo tiempo otro de derecha a izquierda, como en esa representación, de futuro a pasado.


Creo que se había visto bien, a lo largo de varias sesiones, cómo la cuestión de orientación espacial se reducía a ésta de la orientación temporal, de los dos sentidos del Tiempo. Pero la ocurrencia del tiovivo y su eje, es decir, una cierta manera de volver a la circularidad, venía sobre todo del hecho de que muchas veces, cuando nos descuidamos, hasta yendo por la calle, es verdad, pero de una manera especial en un rato de insomnio, donde se entresueña, todo lo que se llama ‘la vida de uno’ le da vueltas; le da vueltas en ese sentido, pero le da vueltas con una anulación completa de esos dos sentidos del Tiempo, con una anulación de la ordenación en línea o cronológica como la de los calendarios, de nuestra vida, porque ahí las figuras, los recuerdos, las impresiones de otros tiempos, le dan vueltas a uno en algo que parece un barullo, sin sentido ninguno, y completamente ajeno por tanto a esa ordenación. Las figuras, las ocurrencias de cosas que le hayan pasado a uno, que puedan pasarle, o cualesquiera otras figuraciones, se enredan unas con otras por asociaciones, sin duda borra eso que solía llamar -y de ello nos hemos burlado aquí- 'asociaciones libres', es decir involuntarias, ajenas a la voluntad de uno, determinadas por su cuenta.


De tal forma que lo que me importaba en este paso del experimento era eso de la anulación de la línea y lo que puede dar de fructuoso cuando se la sustituye por esta especie de tiovivo embarullado donde las cosas de alguna manera giran, circulan, se entrecruzan, pero sin orden, sin orden temporal, sin orden cronológico, por tanto sin relaciones de causa de las que la Ciencia y también la visión común del Mundo necesita, independientes... independientes de eso.


Bueno, pues en ésas estamos, y enseguida salía al final de la última sesión la cuestión del eje del tiovivo, del eje del giro, que plantea estos problemas que os vuelvo a plantear, porque por un lado el eje del giro, que tendría que ser uno, es decir ése al que le dan vueltas sin orden las cosas de su vida, de lo que llama 'su vida', ése podría elegir entre varias maneras de incluirse o enredarse en el asunto, una de ellas: pensando en un eje que forma parte de la maquinaria misma del tiovivo, es decir, que gira con el tiovivo, que está incluido en él como todo el resto de las cosas, que parece ser una forma de maquinación o maquinaria sensata y habitual, también en las ruedas de los vehículos a veces se da eso de que el eje esté sujeto a las ruedas o las ruedas al eje, de manera que entonces el giro tiene que producirse tanto del eje como de todo el resto fundándose en unos bujes exteriores; exteriores al eje y al uno que es el eje y al Mundo entero.


Esto tiene cierto atractivo por un lado, y aquí -como sabéis-, en la tertulia, cuando discutíamos la cuestión de uno mismo y la identidad personal, nos inclinábamos más bien a pensar en esta posibilidad como atrayente, la posibilidad de que uno esté atado indisolublemente a las cosas, incluido el eje en todas las cosas que con él giran. Ésta es una posibilidad que supongo que entendéis bien y que es atractiva. Aquí, en esta tertulia, lo ha sido, sobre todo por vía... por consideración negativa, porque estamos hartos de que se nos imponga una visión contraria, en la cual, sujeto y objeto -como dicen los filósofos- se contraponen, y una cosa son las cosas y otra cosa es uno. Ésta es la versión que más de ordinario rige.


De manera que, aunque nada más fuera por llevar la contra a esto que es la idea imperante, no dejaba de tener esta posibilidad un cierto atractivo; tiene el inconveniente de que desde luego ahí uno no pinta nada esencial, es decir, que todo el giro y el barullo está encomendado a un mecanismo externo, exterior, de la máquina que hace girar al eje con todo el resto, de forma que no puede de ninguna manera establecerse una relación de sujeto/objeto de ningún tipo que sea entre uno y las cosas.


De manera que eso es lo que tiene que pagar el amor de las cosas que aquí, en esta tertulia política, tantas veces nos ha animado: el amor de las cosas, la vía de dejarse uno perder en las cosas, y no ser -ni uno ni los humanos- más que casos de cosa entre las cosas: extraviarse, pagar de esa manera, desde luego con la renuncia a todo eso que nos pueden imponer para llevar la vida y la Historia tal como las venimos llevando.


Ésta es una posibilidad, la otra es que el mecanismo sea del otro... del otro sentido: el eje sea inmóvil; que el eje sea inmóvil y en virtud de la fuerza exterior que sea, sean las cosas de mi vida, los recuerdos, sentimientos, figuras de mi vida, las que me dan vuelta a mí, inmóvil, alrededor. Ésta es la otra posibilidad.


Hay que preguntarse por qué digo que se mueven alrededor de mí, y una vez que esta pregunta se plantea es bastante fácil descubrir que eso se debe al solo hecho de que no pueden saberse, decirse, ser, al mismo tiempo todas, tienen que... tienen que estar condenadas a esa especie de orientación temporal -aquí la orientación derecha/izquierda ha venido a quedar reducida a la orientación circular en el sentido de el sentido de las agujas del reloj o el sentido contrario al de las agujas del reloj, pero de todas maneras está presente de esa manera- y es la imposibilidad de la simultaneidad de las cosas, porque si fueran a la vez todas, serían una, y es evidente que no lo son. Es eso lo que nos hace sentir y decir que giran alrededor de mí, que giran alrededor de uno, aunque sea en esa forma embarullada o desordenada que en este tiovivo se nos está presentando.


Solamente por eso, pero notad que entonces, en esta hipótesis, el eje alrededor del cual uno tendría que adelgazarse hasta el límite, hacerse tan fino que efectivamente no fuera ninguna cosa. El camino para que el eje pueda sufrir ese adelgazamiento al límite o a la separación, en la última tertulia se nos aparecía utilizando la velocidad: al tiovivo le atribuimos una velocidad tal que cuando 'a' está huyendo de 'b', en el mismo instante 'a' está persiguiendo a 'b'. Ése es el límite de la velocidad. Es el límite de la velocidad y ese límite de la velocidad coincide con este momento último del afinamiento o adelgazamiento de mí mismo hasta no tener... hasta no tener cuerpo, densidad, presencia real de ninguna especie.


Esto es, llevado a sus extremas consecuencias, lo que la imaginación habitual nos manda, pero estamos diciendo [] cuáles son esas consecuencias, qué es lo que nos tiene que venir a pagarse: uno desaparece como cosa. Esto lo encontrábamos, hace ya muchas sesiones, cuando al preguntarnos por la identidad personal, por la identidad personal de uno, veíamos que renunciando a sus descripciones reales -un tipo alto, casado con Fulana, nacido entre tales y cuales años,y cosas por el estilo- nos reducíamos a lo esencial, que es el nombre propio; el nombre propio que no tiene en cambio significado ninguno, que por tanto no puede representar ninguna realidad, pero que por ello mismo representaba al uno reducido a esta extremidad que estoy diciendo, reduciendo al límite del ser uno, que es el que le hace no ser nada real. De esta manera uno, con su nombre propio, inintercambiable, absolutamente propio, se gana la eternidad y pierde la existencia (por decirlo empleando términos un poco teológicos, pero -bueno- por una vez que no nos quemen demasiado).


Efectivamente, tiene la eternidad, el nombre propio es como Dios (ya en aquellos días lo veíamos), Dios, el primer ejemplo de paso de nombre real o común a nombre con mayúscula, a nombre propio, es lo que se da para cada uno. De manera que en ese sentido se dice que así se gana la eternidad al mismo tiempo que se pierde la existencia, porque la contraposición entre lo uno y lo otro creo que no hace falta insistir mucho más en ello.


Bueno, pues de eso es de lo que se trata volviendo a la utilización de esta imaginería del tiovivo y su eje; de esto es de lo que se trata con ese afinamiento hasta el extremo del uno, del ser uno, del eje alrededor del cual giran las cosas.


Éstas eran pués las dos maneras contrapuestas que os quería presentar aquí claramente para que inmediatamente podáis discutir conmigo un poco acerca de ellas, pero os tengo que recordar que aparte de el uno que se pierde y que va con las cosas, y el uno que no es ninguna cosa, aparte de eso estoy yo que lo estoy diciendo, o está -por hablar como los físicos- el observador que está observando al tiovivo y a su eje. Y éste otro, como sabéis ya, yo de verdad, ése el que lo dice, el último que observa, el último que habla de cualquiera de las cosas observadas, ése está fuera, no sólo de la Realidad sino del juego con los ideales como uno, como todo, que sin ser existentes están costantemente interviniendo en la Realidad y en sus relaciones.


Ése que dice, ése que lo dice y que lo observa desde fuera, inmediatamente en cuanto hablo de él, como en este momento lo estoy haciendo, ya ha sufrido esa metamorfosis, ya se ha convertido de 'yo' en 'él', ya es otra vez un observador, se le ha metido dentro de la Realidad: un observador real, y por tanto ya no nos sirve para nada, ya no sirve para nada.


Había que recordar simplemente que antes de este trance, que parece inevitable, de que al hablar de 'mí' (último observador) se me convierta en 'él' (un señor que lo dice), antes de pasar ese trance inevitable, se da el momento de no pasarlo, de no haberlo pasado, y que conviene tener en cuenta para cuando desde fuera nos dediquemos a estudiar más esa contraposición entre las dos posibilidades del eje que os he presentado y sobre las cuales os pregunto, para las cuales me callo un poco. De manera que, si es posible, refiriéndose a eso, o por lo menos no irse enseguida por los cerros de una Úbeda demasiado lejana, pues os dejo ya que las voces se os pasen y me digáis respecto a las posibilidades del eje del giro de todas las cosas de mi vida que en un momento de insomnio o en cualquier momento de sorpresa y descuido me están dando vueltas imparablemente, incontablemente, y sobre todo sin orden cronológico y en un aparente barullo total, y cómo eso puede entenderse en relación con las imaginaciones del eje. Así que, adelante, pido vuestra ayuda ya, venga de donde venga. Si en lugar de venir de vuestras personitas, que como la mía no tienen importancia ninguna, viene de otro sitio, pues tanto mejor, a eso estamos aquí, por si algunas veces puede suceder eso. Adelante, pués.


- Sí. Yo  veo que si bien en el caso de que... en el caso de que el eje sea el que gire porque el eje sea en el punto sobre el que... o la línea sobre... sobre la que se produce el giro, lo que se puede...


AGC- ¿Quieres decir el caso en que está pegao a las cosas, o no?


- En el caso en que está pegao a las cosas y en el caso en que no está pegao a las cosas.


AGC- Ah, no, no. Hay que distinguirlos.


- Bueno, sí. En los dos casos me parece que lo que se puede producir es un movimiento, pero no... sin embargo no entra el factor espacio, no necesariamente; o el desplazamiento...


AGC- Ya, porque lo hemos... porque el espacio nos lo hemos cargado por la vía de reducirlo al Tiempo. Y cuando hemos reducido izquierda/derecha e incluso giro del reloj en un sentido o en el otro, lo hemos reducido a la costitución esencial del Tiempo real, que es dos sentidos: pasado a futuro, futuro a pasado, ya nos lo hemos cargao. De manera que... Y además, lo que queda aquí de movimiento y de tiovivo y de eje, es por supuesto imaginería ¿eh?, está hecho para que... para que podamos penetrar en esto de una manera tal vez más blanda y más propia para los niños que somos, que si queremos atacarlo como la diosa de Parménides, por la vía derecha -sobre la cual volveremos- y en total abstracción, no son más que imaginerías para ayudar a esto.


- Pero yo seguiría: y cuando ya nos lo hemos cargao por la vía del Tiempo y ha aparecido el concepto de eternidad...


AGC- No, no, no, no. Ése ha aparecido de una manera muy especial, en uno de los dos casos nada más...


- Vale, pero...


AGC- ... Si el eje está pegao a las cosas de la vida del giro, si uno no es más que un caso de las cosas, está en su vida, entonces no hay cuidao, está entregao a la misma falsificación, cambio, anulación, movimiento, de las cosas, y no le pasa nada más. Es en el otro caso, cuando el eje está inmóvil y alrededor de él giran las cosas, cuando al someterlo -como no podemos por menos- al proceso del límite y llevarlo al afinamiento total, se produce eso de que no queda más que el nombre propio, como el nombre de Dios, y se gana de esa manera la eternidad al mismo tiempo que se renuncia a la Existencia, que es la Realidad, ¿eh?, en este caso.


- Y a mí me recuerda la frase de Santa Teresa de que ella muere precisamente porque no logra encontrar la eternidad, porque no logra vivir en la eternidad...


AGC- No lo dice ella eso...


- ... muere porque no muere.


AGC- ... Ella no habla de la eternidad. La verdad es que para disculparla, aunque en otras muchas cosas puede que no se la pueda disculpar, pero la verdad es que en los versitos esos no mienta para nada la eternidad; no mienta para nada la eternidad, ni siquiera... ni siquiera el Tiempo, salvo que lo mienta de la manera primera que es como futuro "Tan alta vida espero". Ahí es donde... ahí es donde la monjita, como todos los demás, se pierde. Porque resulta que está presentando... está presentando la esperanza esa aparición del Tiempo, esa aparición primaria del Tiempo que es el futuro, que es la esperanza. Y con eso, la gracia que puede tener el que "Muero porque no muero", pues queda bastante desvirtuada, sí, la verdad. Porque nos hace pensar que está pensando en la muerte de la manera que se suele pensar, que es como el fin de la vida, que es como cosas de ésas, y aquí a eso le hemos dado tan cantidad de vueltas que no podemos creernos ya casi nada. Bueno, más. Sí.


- Yo había pensado que podía ser que en el caso en el que el eje aparezca como fijo, en que uno aparezca como fijado, y las cosas pues bombardeándole así, a diestro y siniestro, que tendría que ver con... con el caso en que uno esté orientao hacia un fin, que piense en dormirse, o vaya hacia a algún sitio, si va por la calle. Pensaba que... que tendría que ver con eso, como estarse... estar como fijao por ahí...


AGC- Es un poco contradictorio...


- ... por el quererse dormir o...


AGC- Es un poco contradictorio lo que propones. Eso puede pasar mientras no se ha llega-... no se haya llegado al límite del afinamiento del uno. Entre tanto puede tener un fin, por tanto un futuro, y por tanto ser real. Eso es todavía existir. Pero lo que he querido... lo que he querido hacer entender es que no podemos por menos de llevar el giro a la velocidad límite, que es la desaparición en el giro de los dos sentidos de la velocidad porque cuando 'a' huye de 'b' está ya persiguiendo  a 'b', y por tanto el sumo afinamiento del eje hasta su desaparición como real. Porque quien va a un fin determinado, ése todavía, sí, tendrá su nombre propio, pero además tiene mucha Realidad todavía ¿no?, tiene que acabarla perdiendo del todo, que no quede nada más que el puro nombre propio, como el de Dios. Ése es el límite. Bueno, ¿qué más?


- El AHORA. Pensaba yo en el AHORA, esa desaparición en el eje. Vamos, si en la espaciación del Tiempo el AHORA se va como viendo... bueno, el eje sería ahí a lo mejor esa aparición del AHORA.


AGC- No. No, yo creo que algunos de los que me habéis acompañao sabéis responder a esto que dice Félix, que es por otra parte muy razonable ¿no? AHORA es como yo; ése yo que antes he tratado de presentaros antes de que al hablar otro de él lo vuelva a reducir a 'él': está fuera de la Realidad y de los ideales; de la Realidad, de las cosas, y de los ideales que sin existir están confirmando las cosas, uno de los cuales es uno, el nombre propio, otro es eternidad, siempre y cosas así. AHORA es fuera y todos los días hacemos como deberíais hacer con vosotros mismos y con cualquier niño que os encontréis, todos los días, el experimento inmediato: que AHORA tiene esta virtud de que cuando se dice, ya no es AHORA, y por tanto es el tiempo de verdad, el que no tiene más que un sentido, y por tanto no tiene ninguno, en el que toda la Realidad con los ideales se está hundiendo, y que por tanto no corresponde con eternidad, ni con todo, ni con uno, sino que se sale fuera de todo ello, es la desaparición del Tiempo real. Esta desaparición que la tenéis a mano a cada momento, basta con decir AHORA y darse cuenta de que cuando se ha dicho, ya no es AHORA. Esto en la Realidad no pasa, pero fuera de la Realidad pasa. Y está pasando a cada momento en que os dejéis... que os dejéis oírlo. Bien. Sí.


- No, digo que siguiendo con la imaginería ésa del tiovivo, a mí lo que me gustaría es llevarlo ya a sus últimas consecuencias, y ver que precisamente, no se sabe porqué, en todas las ferias el tiovivo, el eje, está forrado poliédricamente de espejos, que a su vez están reflejando las fieras de afuera, es decir, los caballos con las fauces abiertas y los niños chillando, que están reflejándose siempre en ese eje vertical. Y era lo que a mí, por lo menos de pequeña...


AGC- Depende de cómo estén los espejos ¿eh?


- ... era lo que más me gustaba.


AGC- Depende de cómo estén colocaos los espejos, porque no tienen porqué hacer eso ¿eh?


- Bueno, pero quiero decir que el eje, si seguimos...


AGC- Era un caso.


- ... Vamos a ver. ¿Me quieres terminar de oír?


AGC- Sí, sí. Pero tengo que corregir la imaginería.


- ... Bueno, quiero decir que si seguimos trabajando con la imaginería de eso, sucede que resulta que en ese eje inmóvil llamado 'inmóvil', luego tú pretendes...


AGC- Una de las dos opciones.


- ... que se mueve, se está moviendo en sí, y en eso consiste precisamente, en que se mueve pero a una especie de enantio, porque se mueve imitando o reflejando aquellas cosas intemporales de tu vida que están caóticamente sucediendo, no se sabe porqué, ni siquiera temporalmente, porque además el tiovivo, efectivamente, va más lejos; va más lejos sin salirse de la rueda, pero sin embargo está reflejándose en el eje con una especie de entidad que anula la inmovilidad, la hace también a su vez tiempo vivo. No sé, yo lo veo así, no sé.


AGC- Bueno, gracias por el esfuerzo; por el esfuerzo de entender que no hay que decir...


- Es por aclarar, por simplificar un poco la...


AGC- ... que no hay que decir que no ha alcanzao ningún éxito ¿eh? No ha alcanzao ningún éxito. Yo por lo menos no entiendo lo que has dicho...


- Pero es que es recíproco, porque a mí me pasa lo mismo cuando tú lo explicas, que no entiendo bien...


AGC- ... ni en qué sentido eso puede ser llevar el problema a sus últimas consecuencias...


- ... es un juego de espejos. Le pasa igual que a ti.


AGC- No, puede que alguien te entienda mejor que yo, pero, vamos, yo no lo entiendo.


- Yo lo entiendo tanto como tú le atribuyes esa inmovilidad...


AGC- Esto es, lejos de llevar la cosa... 


- ... a ningún eje.


AGC- ... lejos de llevar la cosa a las últimas consecuencias, lo que haces es retraerla... retraer a la imaginería real de un elemento de feria que no tiene mucho que hacer.


- Claro, es que tú eres el que ha dado precisamente la metáfora del tiovivo, y hay que ser consecuente...


AGC- Bueno, yo he tratao de...


- ... con lo que se hace.


AGC- ... he tratao de hacer ver que la imaginería ésta no está más que para lo que está...


- Sí, con calzador...


AGC- ... no está más que para lo que está...


- ... pues yo con calzador te contesto.


AGC- ... sólo está para lo que está. Bueno, te demos gracias por el esfuerzo de entender. Alguna vez...


- De nada, tiovivo.


AGC- ... Alguna vez puede que suceda. Venga, ¿qué más por ahí? Sí.


- A mí se me ocurre que hablar del eje como una posibilidad contrapuesta a la disolución de la cosa entre las cosas, pues...


AGC- No, no: ése es un tipo de eje. No, no: son dos tipos; dos tipos de eje: en uno está incluido con las cosas.


- Se me complica rápidamente como... como posibilidad con la idea de múltiples ejes en los que el caballo gira en torno a un supuesto eje y otra cosa, pero todo el tiovivo gira en torno al caballo, y esa multiplicidad de ejes extraños lo hacen como muy caótico como para...


AGC- Bueno, lo hacen muy rico geométricamente, porque efectivamente se pueden hacer, son multiplicidad de ejes, pero la verdad es que no sé para qué sirven en cuanto a nuestro problema, no sé qué se gana, no se gana. Efectivamente se puede hacer, se puede aumentar, se puede complicar la imaginería del eje recordando que puede haber...


- Sirve para invalidar esa idea de que las cosas pueden girar en torno a un eje, y permitir con la idea del eje la disolución del mismo eje, como cosa también.


AGC- Pero si ésa es la primera posibilidad, la he enunciao:...


- Exactamente.


AGC- ... hay un tipo de giro en que el eje está pegao a las cosas, y además la he recordao en el sentido de que en muchas de las desesperaciones que aquí nos hemos encontrado, a veces un amor nos llevaba simplemente a eso de perderse en las cosas y renunciar por tanto a la cuestión de uno mismo. Es un amor ¿no? Y os lo he vuelto a recordar así, y he recordao lo que ese amor cuesta, pero ha salido muchas veces ¿no? La otra imaginería en que efectivamente el eje -como 'el sujeto' de los filósofos- se opone a las cosas que giran alrededor de él, es la que se presta a esas otras consecuencias que hemos visto. De todas formas no olvidéis que esto del eje es uno, y que todo este planteamiento está hecho de la experiencia que he dado por común de que de vez en cuando, no en la vida real cotidiana, pero de vez en cuando, en momento de descuido y sobre todo en un insomnio algo largo, el Mundo le da vueltas, todas las cosas, las cosas sin fin que se llaman 'su vida' le dan vueltas, y he dado por supuesto que esto le pasa a cualquiera. Y es de esa experiencia inmediata de la que parte toda esta imaginación y este estudio. Más.


- Agustín, no sé si vale para algo, pero se puede decir que el eje no gira.


AGC- Ésa es una de las posibilidades.


- El eje... no, no: no porque no gire es que no dé vueltas, sino que el eje es un ente geométrico que no tiene realidad posible. El eje es una entidad geométrica.


AGC- Bueno, eso pues puede ser que vaya en el sentido que he dicho de llevarlo al adelgazamiento total, último. Puede que vaya en ese sentido. Y yo ahí, en ese momento, más bien que pensar en la pura línea, que no tiene más que una extensión, he preferido pensar en el nombre propio y recordar lo que sobre eso habíamos descubierto en tiempos ¿no? Es decir, la Realidad se ha perdido (la Realidad de uno), aunque desde luego a cambio se gana la eternidad, de eso no cabe duda, como sucede con la reducción de uno a cualquier forma de ente ideal: pierde su Realidad, gana la eternidad; si uno se convierte en una esfera  -como la de Parménides de hace dos días y sobre la que volveremos- pasa lo mismo: uno pierde la Realidad o Existencia y a cambio, claro, pues gana los ideales: ser uno de verdad, uno y solo, ser el que es, sin vuelta de hoja, ser total, ser perfectamente redondo, como la esfera de la diosa, ser absolutamente delgado, cualquiera de los entes ideales que os podáis imaginar. Eso es lo que propiamente os venden cuando os venden el nombre propio, lo que pasa es que, claro, que os lo venden mezclado con la Realidad y con los juegos de las cosas y del Dinero, en ese... en ese cambalache, en esa contradicción o confusión que es necesaria para la Realidad de uno y la Realidad en general. Más, por favor.


- Pero, si no se pretendiese esa transformación, ese adelgazamiento extremo, sino que se renunciase por completo a separar lo que es un concepto, definición o la explicación del giro, y lo que está girando, si uno saliese... separase por completo la lógica de la física, sería alguno... O sea, no... Renunciar a la pretensión de que la física y la lógica coincidan.


AGC- Bueno, vamos a ver si sigo eso. Supongamos que aceptamos la segunda hipótesis dominante y que el eje está inmóvil, pero no hemos procedido a su adelgazamiento total, fuera un poste, de momento es un poste inmóvil...


- Sí, pero estamos llamando un eje al poste, cuando el eje es otra cosa, es una entelequia...


AGC- Sí, estamos llamando eje al poste. Llamamos eje al poste. De manera que cabe pensarlo (yo me lo he saltao), cabe pensar el momento en que en la segunda hipótesis el eje está fijo, pero es un poste; es un poste, tiene una Realidad. Esto efectivamente no puede ser (es lo que por tu lao has visto), y eso es lo que me hacía inmediatamente pasar: para que cumpla eso tenemos que hacerle ser uno al límite, y hacerle ser uno al límite trae ya consigo todo lo demás: su reducción a puro ideal, su pérdida de Existencia, mientras se mantiene la pretensión de que las Realidades, las cosas de mi vida, giran alrededor de mí, pero yo no soy ya más que Dios, mi nombre propio, eterno.


- Esta... esta expresión, que no sé si es correcta...


AGC- Fuerte.


- ... si esta expresión, que no sé si es correcta o no, si se da o no -no, no sé-, pero ahora me ha venido. O sea, la expresión de... de "marasmática". La expresión "marasmática".


AGC- ¿Cómo?


- Expresión "marasmática". Existe esa expresión ¿no? Me parece que es una actitud... actitud marasmática.


AGC- Está inventable. Existe 'marasma', por tanto nadie te priva de inventar el adjetivo 'marasmático'. Existe el nombre 'marasma', funciona el adjetivo '-ático', por tanto, 'marasmático'. Pero es una creación, una creación. No sé para qué puede servir, pero desde luego es así, y en lugar de decir 'embarullado', en muchas de las ocasiones podía haber dicho 'marasmático', con un neologismo, si es que lo es, da igual. ¿Qué más?


- Parece que unas veces...


- Es una expresión un poco [] ¿no?


AGC- ¿Perdón?


- Perdón, imponente ¿no? 


AGC- ¿"Que es un poco"?


-  La actitud 'marasmática', que parece que como impone ¿no?, o sea, da un poco de... es tan extraña, es tan... es tan insólita...


AGC- ¿La actitud?


- La actitud, sí, porque... sí, actitud, sí. Porque hay una confrontación muy fuerte, vamos, muy intensa, entre el concepto de marasmo y el concepto de actitud, pero en realidad ambas cosas están de alguna forma presentes.


  AGC - Sí. Bueno, la verdad es que es lo que nos pasa en la vida corriente ¿eh?, uno está 'marasmático', al mismo tiempo que pretende estar muy decente y compuesto, pero no por eso deja de estar marasmático. Eso es... quién no, ¿no?


- La palabra es esdrújula...


AGC- ¿Eh?


- ... y es antipática.


AGC- Es corriente ¿no? Es corriente [], esto es lo que nos pasa.


- Es corriente, pero...


AGC- Bueno, ¿qué más? Sí


- No sé si tendrá mucho que ver, pero en el lenguaje técnico a los robots se les mide por el número de ejes, y según el número de ejes tiene grados de libertad, de movimiento, un brazo, por ejemplo. Número de ejes: número de grados de libertad...


AGC- Sí, efectivamente.


- ... como un brazo humano, pero en un robot...


AGC- Sí, sí, No, en abstracto se dice. La complicación de las posibilidades se hace pasar por libertad. Recordad que hace ya dos o tres sesiones estuvimos sacando la cuestión de libertad aquí precisamente, y a este propósito, sin desviarnos demasiado, sobre todo apoyándonos en lo que algunos físicos de los que se ocupan de estas cosas han intentado de atribuir el free will -el libre albedrío, la libertad- a las cosas, es decir, a las cosas que ellos manejan, es decir, los entes subatómicos a los que... a los que ellos dedican estas cosas, entre ellas estábamos viendo que free will (libre albedrío, libertad) ahí lo único que quiere decir es 'involuntaria', es decir, que no depende de la voluntad del fotón y por tanto ni de la de uno, que este derrotero de la Ciencia ha venido aquí por el hecho de tenerse que contraponer a la causa, a la procesión de causas determinantes por las cuales lo que vaya a suceder estaría determinado por todo lo que ha sucedido, de una manera rígida, determinismo total. Es en contra esto como la Mecánica Cuántica y otras tendencias han venido a encontrarse con esta salida. De manera que efectivamente se niega que el resultado del experimento esté totalmente dado por el aparato, su estado, el programa y la situación anterior de las partículas; se niega que esté dado íntegramente por eso. Esto se llama 'libertad', pero que en verdad quiere decir 'involuntariedad' (esto ya no lo dicen los físicos, esto lo añado yo). Quiere decir involuntario, y creo que os recordaba ya en ese sentido que nuestra primera física atómica, la de Epicuro-Lucrecio, hace aparecer la libertad también de esa manera, como mera incertidumbre. Todos lo recordáis conmigo: es preciso para que haya cosas, que en un momento dado, los átomos no caigan absolutamente derechos, sino que se desvíen, en un momento incierto y en un lugar incierto, para que de esa manera puedan chocar, porque si no chocaran entre sí, no habría cosas; para que puedan chocar, pues tienen que hacer eso. Y el propio Lucrecio se engaña también un poco como los físicos, porque entonces deduce de ahí que los átomos tienen una especie de libre determinación o albedrío como para desviarse, cosa que aquí negamos: eso no quiere decir, al contrario; al contrario: los fotones, los átomos de Lucrecio y cualesquiera, en cuanto tengan una Realidad, están tan determinados como el resto de las cosas, y su decisión voluntaria está tan determinada como la de todos los demás elementos, y si deja de estar totalmente determinada es por algo que ni al fotón, ni a mí, ni al átomo de Lucrecio le sucede; es porque efectivamente no es verdad que haya tal determinación, y que efectivamente el principio de incertidumbre tiene que entenderse de una manera sin trabas, sin volverlo a reducir a algo de determinación voluntaria.


Bueno, espero que no haya venido mal el recuerdo, es de hace -me parece- tres días, cuando estuvimos tratando esta cuestión, pero puede que no esté mal recordarlo. Y efectivamente, lo de los múltiples ejes de un robot, que decía Chema, pues va en el mismo sentido: se piensa que con multiplicar las decisiones de acuerdo ante situaciones dadas, uno se está acercando a la libertad. En realidad ya estáis viendo que simplemente no está haciendo más que aumentar su determinación causal por medio de toda la multiplicación de las posibilidades programadas (si no hay programa, no hay robot, desde luego), de todas las decisiones programadas previamente y de la multiplicación de los ejes de giro. Bueno, ¿qué más?


- ¿Puedo entrar?


AGC- Sí.


- En el primer caso no habría la necesidad de que nada... de que ninguna de las cosas fuera la que es, pero en el...


AGC- ¿El qué?


- Que nada tendría que ser lo que es, en el primer caso...


AGC- No te he oí-... Ah, en el primer caso.


- ... en el que el eje gira con las demás cosas, pero sin embargo... sin embargo, en el segundo caso sí que existiría esa necesidad, o por lo menos sería como una exigencia, que cada cosa fuera la que es. Eso sería un poco una diferencia entre el primer caso y el segundo.


AGC- No. Tal vez hay en eso un poco de confusión. En los dos casos las cosas son cosas. Las cosas son cosas, son las cosas de mi vida; y éstas están... éstas están sometidas... están sometidas a lo que sabemos, a la falsedad costitutiva de la Realidad, es decir, que tienen que ser lo que son y al mismo tiempo no pueden ser lo que son. Eso, en uno y otro caso se pasa por 'las cosas son las cosas', y nosotros entre las cosas, pues lo mismo. Si el eje está pegado a las cosas, pues está entre ellas. Y en cambio el segundo, en la segunda hipótesis es cuando llevamos al eje hasta su límite, entonces, claro, ése ya viene a reunir las condiciones del ideal: es el que es, sin contradicción. Eso quiere decir ganar la... ganar la absolutitud, ganar la eternidad, hacerse como Dios en el viejo sentido. Pero sólo es en el momento de pasar al límite. Mientras las cosas sean cosas en cualquier hipótesis, están condenadas a la contradicción: las cosas tienen que ser lo que son y no pueden ser lo que son. Una vaca está condenada a ser vaca y al mismo tiempo nunca puede ser la vaca, nunca puede cumplir el ideal. Eso son las condiciones de las cosas. ¿Queda algo más por ahí? Sí.


- Parece que se dan las dos posibilidades: unas veces, uno se pierde con las cosas y el eje gira, y otras veces parece que pone orden, y el eje como que se para. Se podrían dar las dos.


AGC- De ordinario he dicho que la dominante es la segunda, aunque aquí la hemos puesto en el trance de llevarla a las últimas consecuencias, pero sin eso, es la actitud dominante, lo que se impone. Es decir, que uno sin dejar de ser el que es como ente real, sin dejar de existir, al mismo tiempo interviene en las otras cosas, las maneja, toma decisiones respecto a ellas, se deja influir por las otras cosas y demás, de manera que uno está fuera de las cosas porque uno es el sujeto, a uno es al que le pasa eso de que las cosas de su vida le están dando vueltas, pero él no es las cosas de su vida, él es al que le pasa eso, sigue siendo uno, y al mismo tiempo, pues no por eso deja de perder o pretende no perder su Realidad. Nos acercamos, me parece... Sí.


- Pero bueno, si el mismo da vueltas alrededor de uno, es una de las cosas que le están pasando a uno...


AGC- Sí.


- ... con lo cual, de alguna manera eso salta afuera       –digamos-, que es en el caso de la segunda hipótesis, nada puede... nada puede verdaderamente girar...


AGC- No lo han llevao a sus últimas consecuencias, se han creído que el eje, al mismo tiempo de estar inmóvil, puede ser un poste. Pero yo creo que os he mostrao claramente que no puede ser, que esta hipótesis está condenada a ir a sus últimas consecuencias, y que el poste se adelgace hasta ser el puro eje, el puro nombre propio.


- Cuando hablamos de llevar la velocidad al límite, que hablamos la vez pasada de las ruedas del coche; las ruedas del coche que se mueven pero que a su vez puede ser que el [] se mueva de manera inversa, o la tapa del coche se mueva de manera inversa.


AGC- Sí. Sí, en los dos sentidos, sí.


- ¿En los dos sentidos, y eso pasa?


AGC- Sí, sí. Eso forma... eso forma parte. Y de hecho, en el entresueño ése, no sólo es que se pierda el orden cronológico o de las cosas de mi vida, sino que pueden circular en el orden directo y en el inverso sin ningún inconveniente, vamos. Se lo carga... se lo carga todo eso. Y en la hipótesis del tiovivo, efectivamente, se supone que el giro implica, como en el reloj, que lo de derecha/izquierda se ha convertido en el sentido del giro de las agujas del reloj o el sentido contrario. Es lo mismo, sólo que al llevar a últimas consecuencias esto y sufrir el eje su extremo adelgazamiento tenemos que ir al límite de la velocidad que aquí se nos aparece de una manera (ya os habréis dado cuenta) que es muy distinta de como se aparece en las teorías, en la relatividad de Einstein y en las demás ¿no?, pero que no deja de ser el límite de la velocidad. Ya os he dicho: si a uno le parece que las cosas de su vida le dan vueltas alrededor es porque no pueden presentarse todas al mismo tiempo, la insimultaneidad de las cosas arrastra consigo esa separación.


- Pero, ¿no pasa, por ejemplo, que cada cosa, eso que llamamos cosas de la vida de... cosas de la vida de uno..?, ¿no es a su vez algo que en la fabricación de aquella cosa siempre ha sucedido el mismo juego de espejos que está sucediendo ahora y..., es decir, dentro de ese otro juego también igual? Es decir, yo no encuentro ninguna cosa tan desnuda de voluntad de cosa, ni siquiera por fuera, es decir, no sé lo que llamas 'cosas de la vida', 'cosas de la vida de uno'.


AGC- Los sucesos, las figuras...


- Pero todos los sucesos están a su vez costruidos de esa manera, no hay ninguno que se escape, a no ser que sea un tropezón o un lapsus linguae. Un tropezón o estornudo...


AGC- No, no. Y además ya he dicho que pueden ser incluso...


- ... Puede ser que un estornudo sea una cosa desprovista, un automatismo. Pero cualquier cosa...


AGC- No, no. Si no te preocupes por eso. Ya he dicho incluso que pueden ser cosas que no han sucedido, que se mezclan con las otras.


- Bueno, pero, vamos... ¿Son cosas que han sucedido o que no han sucedido?


AGC- Son cosas como las otras, son ideas que...


- Es que tienes que aclararte un poco, eso es muy diferente.


AGC- ... ideas que uno tiene de las cosas. Las cosas son así de complicadas. No hay...


- Yo lo que digo que un estornudo es lo único que se salva...


AGC- No, no, ni siquiera. Nada, ni un estornudo, no, no. No busques...


- ... como un caso de automatismo. Pero cualquier cosa. Eso que llamas tú 'escenas de la...'


AGC- ... No busques excepciones. No busques excepciones.


- ... incluso escenas de la infancia.


AGC- No busques excepciones: ni el estornudo. La Realidad es así de complicada, efectivamente. Como consecuencia de que las cosas consisten en que por un lado son lo que son y por otro lado no pueden serlo, la consecuencia de eso es una vaguedad, complicación, confusión, constante; y naturalmente reflexión sobre la cosa que se convierte en cosa, idea de la cosa que se convierte en cosa, todo eso es la Realidad...


- Pues ya está, sería como [mil] tiovivos por cada cosa.


AGC- ... Todo eso es la Realidad y cuando al insomne le dan vueltas las cosas, lo mismo le dan vueltas las...


- Y cuando te tomas una copita de más también te dan vueltas las cosas.


AGC- ... lo mismo le dan vueltas las cosas elementales que...


- Tú tómate dos copitas de más, ya verás cómo te dan vueltitas las cosas también. O sea, que no entiendo lo que quieres decir...


AGC- Pues no hace falta...


- ... 'dan vueltas las cosas'.


AGC- ... Ya he dicho que no hace falta insomne. El otro día, cuando Anita a la salida me dijo que también yendo por la calle que a uno le puede pasar eso de repente que se ponga a []


- ... Hombre, es que aquí nos pueden pasar cosas muy raras, que te lo digo yo...


AGC- Pero no sé a qué viene.


- ... Sobre todo si salimos de aquí.


AGC- Pero que no sé a qué viene.


- Que... que lo de dar vueltas, no sé qué quieres decir 'dar vueltas'...


AGC- No.


- ... Las cosas de uno separadas de... ¿Dónde está esa limpieza, como no sean automatismos como un estornudo?


AGC- ¿Qué limpieza?


- Ese intento de separar las cosas de uno de esa cosa como se ha fabricao esa cosa.


AGC- No, no, si no hay porqué. Porque muchas de las cosas que se te ocurren pueden ser efectivamente procesos de fabricación de las cosas. Y ahora, [], "el momento aquél que tuve ya la ocurrencia de creerme que Fulana iba a hacer esto y luego no lo hizo". Todo eso son cosas. Eso son cosas.


- Sí, sí, claro. Pero eso ya Freud lo analizó bastante bien sin el tiovivo.


AGC- Todo eso son cosas. La Realidad es así de complicada. No sé a qué te preocupas por eso. La Realidad es así de complicada, y es importante recordar que esta complicación que seguiría infinita (mal, mal dicho, porque en la Realidad no hay infinito), pero esta complicación procede de la contradicción fundamental: la cosa tiene que ser la que es, uno tiene que ser el que es, y por el otro lado: no puede ser de verdad la que es, y uno no puede ser de verdad es el que es. Y de ahí todas las vaguedades, confusiones y complicaciones.


- Sí, porque si se entiende el eje como... como límite, como casi como línea, como algo que verdaderamente no forma parte de la Realidad, parece que ahí no puede haber giro ninguno, porque el girar es girar alrededor de algo. Y, bueno, se suponía...


AGC- Se le deja a las cosas el giro.


- ¿Eh?


AGC- Se le deja a las cosas el giro, y el eje en ese caso queda inmóvil...


- El eje en ese caso como que desaparece...


AGC- ... queda inmóvil.


- ... Entonces, por un lao, bueno, parece que... que ahí hay... ahí no se puede reducir ni a nombre propio, ni a uno, ni a nada. Y que verdaderamente...


AGC- Sí. Sí. Es eso. Sí, sí. Es que el nombre propio...


- ... no se puede hablar de que en los ideales tiren de las cosas...


AGC- No, no. Es que...


- ... porque ahí el ideal, verdaderamente es un ideal límite.


AGC- Sí, sí, es un ideal, y el nombre propio también. El nombre propio también, a diferencia de los existentes. No, simplemente lo del girar, en esa hipótesis, se les deja a las cosas: "Son las otras las que giran" –"Y con usted también". Dice "Bueno, yo cuando... yo cuando era así o asao. No, pero la verdad es que yo propiamente no giro nunca, yo soy inmóvil, porque para eso las cosas giran alrededor de mí". Ésta es la... ésa es la actitud... la actitud normal, que es la que hemos tratao de analizar aquí.


- Yo, por ejemplo, esta tarde, cuando venía para acá, me he puesto a... me he puesto a (a, ¿cómo se llama?) a estornudar siete, ocho o nueve veces -¿no?- y no tenía ningunos antecedentes.


AGC- ¿De?


- No tenía antecedentes ni ganas de hacerlo ¿no?


AGC- ¿De qué?


- La necesidad de estornudar...


- Que se ha puesto a estornudar [] sin antecedentes, sin ganas.


- ... Y he estornudao ocho o nueve veces sin sensación de frío ni de calor ni de nada ¿no? O sea, ha sido un acto inexplicable, no se puede... no se puede...


 AGC – Es que las palabras están muy cerradas. Ella había dicho 'estornudar', tú la has obedecido, ¡cómo no!


- Bueno, claro, eso sí, el estornudo ha sido matérico. Os lo aseguro, porque se han vuelto varias cabezas. Yo, efectivamente, estaba mirando un poco impávido también.


AGC- Sí.


- Como hablamos de que las cosas giran o no, esto que hacen lo tienen muy de moda, que hablan de déjà vu o algo así, que de repente uno esté en un lugar y nunca has ido, no lo conoces, y dices, piensas "Yo he estado aquí alguna vez", o "Alguna vez he estado en este lugar".


AGC- Sí, el déjà vu, ya estuvimos el otro día sacándolo.


- Sí, incluso hacen películas de esto, que...


AGC- Pero, cuando uno... cuando uno llega a sentir esta complejidad de las relaciones entre las cosas, estos fenómenos que se llaman extraordinarios, pues dejan de... dejan de extrañar, dejan de tomárselos así. Porque, efectivamente, en la inmensa cantidad de complicaciones y combinaciones cabe cualquier impresión como la del déjà vu, cabe cualquier impresión como la de que en un sueño... en un sueño se ha previsto lo que va a pasar al día siguiente. O como... o como en el caso -¿de quién?-, que era que recibió aviso al revés, que el soñar que se iba a tropezar con la mampara baja de un sitio...


- Se bajó, el del caballo.


AGC- ¿Eh?


- Al del caballo que...


AGC- Al del caballo...


- []


AGC- ... Le sirvió para que al día siguiente, al llegar cerca de la mampara, agachara la cabeza y no... Bueno, todas esas cosas entran dentro de la Realidad, y la verdad es que en general... en general fijarse mucho en esas cosas extrañas es una manera de distraerse del asunto. Nuestro camino en la tertulia es aprender a reconocer como extrañas las cosas más corrientes y habituales; reconocer que no teníamos ni idea... no teníamos ni idea de lo que nos creíamos que la teníamos ¿no? En ese sentido es por lo que más vale no prestar demasiada atención a los fenómenos raros o extraños.


- Agustín, a mí esto... esto que estás diciendo, hace poco... sí, hasta hace poco pensaba que efectivamente eran momentos de memoria involuntaria [], de casualidades, que estas cosas pasaban, pero hace un tiempo que a mí me olió siempre esto que estás diciendo en algo muy común, que es simplemente cuando hablas con alguien de un recuerdo, pasa mucho con la familia porque es con los que más has vivido [], y cada uno lo recuerda de una manera "¿Te acuerdas cuando vinimos de tal sitio?". "Sí, y paramos en tal hotel". "Que no, que paramos en aquel otro". Y cada uno tiene una historia [], pero al final todo el mundo dice "Bueno, da igual". Ahí es donde yo he sentido últimamente más ese desvanecimiento -digamos- y con mucho gusto además, pero sin... sin... como esa confusión o ese... esa falta de [], y que a todo el mundo le da lo mismo además.


AGC- Sí, sí. No. Descubrimiento de que entre otras cosas las cosas se costruyen y todo eso.


- Pero, vamos, una historia clarísima. Y al final no hay ninguna bien.


AGC- Imagínate al lado de eso lo que pasa con los que hablan de poderse... de poder escribir una historia objetiva o imparcial. Ésa es...


- [] cuando ve que la gente normal se da cuenta de que ni historia, ni objetiva, ni imparcial, ni nada.


AGC- Esas experiencias desde luego lo desaniman a uno mucho, sí. Sí.


- Sí, cuando hablamos de las cosas de la vida que le dan vueltas a uno, hay que... cuando estás diciendo 'las cosas de la vida' ya hay que partir de que hay cosas distintas. Entonces, si uno ya reconoce cosas distintas, ya están presididas por la idea esas cosas. Y en ese sentido yo creo que ya es indiferente si uno está fijo o gira...


AGC- Ah, no. No, no, no. No, no, no: las cosas siempre están hechas con ideas, ya sabes. Aparte de la intervención de los ideales, están hechas de ideas o significados, en una hipótesis y en la otra. Eso... eso es igual.


- Esto se me ocurría a raíz de... estaba pensando, por ejemplo, en un retablo en un iglesia ¿no?, donde tienes un montón de imágenes, todas muy distintas, las que si tú no tienes una idea sobre lo que te están contando, vas de una imagen a otra sin ningún orden, pero claro, no deja de ser una imagen, otra, otra, otra. Deja de ser distintas imágenes que representan algo, que eso sí que estará presidido por una idea.


AGC- Bueno, lo que pasa es que ahí había un orden que tú lo has convertido por ignorancia o descuido en barullo. Pero yo me estaba refiriendo al caso en que el barullo se presenta sin más, sin que haya ninguna especie de orden previo al que haya que desordenar. Bueno, siempre hay, efectivamente. Siempre uno cree tener la historia de su vida hecha y saber qué es lo que le ha pasado, algunos incluso intentan hacer la historia objetiva de su propia vida, y por eso estas experiencias de que las cosas le dan vueltas a uno hasta marearlo en el sentido que aquí nos estamos mareando, pero razonablemente. Eso es lo que puede servir para corregir esa ordenación falsa con la que se nos trata de educar.


Ya os anuncié el otro día que todo esto venía para volver a utilizar también los versos de la diosa de Parménides y de Heráclito porque, a propósito de los nombres, están como representadas dos actitudes que parecen netamente contrapuestas, que los historiadores de la Filosofía contraponen generalmente de una manera muy torpe, y que a mí se me presentaba ya, desde el otro día o del anterior, se me presentaba que venían a poder entenderse mucho mejor así. Lo que pasa es que hoy se nos ha hecho muy tarde, de manera que no puedo hacer más que anunciaros que, si no nos pasa nada, vamos a entrar... vamos a entrar en eso ¿no?


Se trata de (ya sabéis que es la manera normal que se contrapone) Heráclito, bueno, hay muchos que todavía vulgarizan mucho más, dicen Heráclito incluido, pero bueno, pero los que entienden algo más, Heráclito presenta la contradicción de las cosas "En los mismos ríos entramos y no entramos", "Estamos y no estamos", utilizando el 'y'. Y cuando Parménides le ispira su poema... a Parmenides le ispira su poema la diosa, parece que le está diciendo lo contrario, le está hablando de que "Lo que es es lo que es" y que no hay que darle vueltas.


Bueno, pues nada, si el Señor en su Altura o en su Profundidad no se enfada demasiado y no nos lanza alguna maldición demasiado severa, pues dentro de siete días nos seguiremos metiendo en eso y dándole vueltas.