10.09.2008
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
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¿Por qué contra la Realidad?
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¿En qué consiste una política de abajo?
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Las mentiras de la Realidad
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Heráclito y Parménides
Tertu142-10-09-2008#Tertu142-10-09-2008.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
Vamos a ver, antes de proseguir en esta guerra, sobre todo teniendo en cuenta que estos últimos días hay algunos nuevos y todo eso, conviene, para ellos y para los que me acompañan desde hace más tiempo, volver a preguntarnos por qué, “¿por qué contra la Realidad?”, es decir, el motivo de esta tertulia. ¿Por qué contra la Realidad?, que es lo que a lo largo de los años, ya cerca de once, venimos haciendo en esta tertulia política. O de otra manera: ¿en qué consiste eso de una política de abajo?, que es a lo que la actividad de esta tertulia se refiere: una política de abajo, una política de pueblo-que-no-existe (‘existe’ es el verbo que corresponde al término ‘Realidad’), una política de pueblo-que-no-existe, que naturalmente es la política contraria de la política de aquello que es contrario al pueblo-que-no-existe, es decir, el Poder y la Existencia misma, y la Realidad.
¿Por qué contra esto?, ¿por qué pensamos que es ésta la única manera de política de veras que consista en hacer algo que no esté hecho, es decir, que no esté previsto, como son todas las cosas que el Poder hace?
Esto se entiende bien si simplemente los que estáis conmigo os dejáis sentir las heridas, la fealdad, los desastres, todo aquello que compone este Mundo en el que estamos metidos; porque cualquier gran desastre, cualquier gran fealdad, de las que se os pueden ofrecer por el Mundo, cuando se la estudia, cuando se la siente, viene a dar en lo mismo, viene a dar en que eso no es ningún accidente de la Realidad sino el fundamento mismo de la Realidad: que la Realidad es así. Porque cualquier fealdad, desastre, etc., está naturalmente fundado en la mentira costitutiva de la Realidad, de las cosas, de la Existencia.
De manera que vosotros, si tenéis ánimos, discutid conmigo dentro de un rato si os parece que esta actitud es de alguna manera irrazonable, no razonable, que cabe alguna otra forma de política, o si francamente estáis decididos a no hacer más política que la que os mandan, para lo cual no hace falta que vengáis aquí, porque ésa la hacéis de todas maneras todos los días, sin querer, sin proponéroslo ¿no? Es decir, la política que consiste por el contrario en volver a la Fe en la Realidad, en que ‘las cosas son como son’, y todo lo que cualquier padre le puede decir a cualquier hijo, o cualquier autoridad le puede decir a sus súbditos, y se lo dice por medio de los Medios o de cualquier otra manera todos los días ¿no?
Para eso no hace falta venir aquí, esa política, como personas reales que somos, ésa la seguimos haciendo por nuestra cuenta todos los días sin reconocer naturalmente que lo que hacemos con esa defensa de la Realidad (de la nuestra también de cada uno), lo que hacemos con esa defensa de la Realidad es simplemente contribuir a la Fe, al sostenimiento, a hacer la Política de Arriba, a hacer la Política de los que mandan, de una manera o de otra, la Política del Poder, la Política del Dinero, que en definitiva es la Política de la Realidad.
Si alguien todavía no siente esto claro y, que no cabe más política de abajo que la que viene a parar en descubrir la mentira de la Realidad, hará bien en decírmelo dentro de un rato. En todo caso aquí es a lo que nos dedicamos, pensando que contra las apariciones más concretas, por ejemplo, cementosas, metálicas, radiofónicas, digitales o cualquier otra cosa, no se puede hacer nada directamente, pero que en cambio contra la Fe que se requiere para sostener todas esas cosas digitales, cementosas, etc., contra la Fe sí si puede: no hay más que hablar, no hay más que dejarse hablar: es la acción.
La Fe tiene esa condición de que si uno se deja hablar, pues el hablar desmandado, improvisado, va sin más contra ella: desmiente; desmiente la mentira de la Realidad. Por eso es por lo que esto es lo práctico en contra de lo que os cuentan, es lo que se puede hacer contra la Fe: hablando, contra la Fe, hablando contra la Fe, dejándose hablar, dejándose pensar, dejándose s e n t i r, como os he hecho, porque basta con permanecer sensibles a eso, a las fealdades, los desastres y todos los demás costituyentes de la Realidad. Para no ser sensible a eso hace falta agarrarse a la Fe, creer de alguna manera que, “Bueno, las cosas son como son y qué se le va a hacer”. Eso es la Fe.
Bueno, pues ahora me lo diréis dentro de un poco, en cuanto os pase la palabra, esto que trata de recordaros a los que venís conmigo hace tiempo cuál el sentido político de esta tertulia y cómo no puede menos de venir a dar en eso que es el descubrir las mentiras de la Realidad. Las mentiras de la Realidad consisten (por resumirlo ahora en dos palabras) en que las cosas no son como son y al mismo tiempo tienen que creer que son lo que son.
Las cosas no son lo que son y al mismo tiempo tienen que creerlo que son, estos son los costituyentes de la Realidad. Si simplemente se tratara de que las cosas no son lo que son, no bastaría. Para que la mentira sea mentira eso tiene que componerse con ‘que al mismo tiempo tienen que creer... tienen que creer que son lo que son’. Esto es en dos palabras el esqueleto de la mentira de la cual se derivan o en la cual se fundan todas las demás mentiras que todos los días os cuentan.
Era en este sentido cómo en la última sesión venía a poneros bajo los nombres más bien simbólicos de prefilósofos -de Parménides por un lado, de Heráclito por el otro- estas ocasiones en que la lengua si se deja hablar, desmandada, la razón se deja razonar, se deja sentir y, entonces, naturalmente va y descubre la mentira costitutiva de la Realidad de esas maneras aparentemente opuestas, como el otro día os dije, una diciendo que “En los mismos ríos entramos y no entramos”, haciendo como si el ‘y’ fuera un anulador del tiempo que trascurre mientras se dice “En los mismos ríos entramos ‘y’ no entramos”, los dos términos contradictorios; y la otra que consiste en decir que “Lo que es es lo que es” y que no tiene sentido que lo que no es sea lo que es, ni tampoco que no sea lo que es y no sea lo que no es. Ésa es la virtud de la diosa de Parménides, no cabe más que para la verdad directamente “Lo que es es lo que es”.
Y os anunciaba ya (sobre ello volveremos ahora) que estamos aquí entonces, como ellos (los que simbólicamente designamos como Parménides o Heráclito), estamos aquí haciendo todo lo contrario de lo que hace la Ciencia, la Filosofía, lo que hacía la Teología en el Régimen un poco más arcaico, que son sostenedores de la Fe, no son más que sostenedores de la Fe. No hay más remedio, esto es la guerra. Cuando se habla o se piensa: o se descubre esa contradicción y se deja formularla, aparte del miedo que a uno mismo puede invadirle ante el temor de perder su propia Realidad, pero por esa contradicción se deja uno decirlo o por el contrario, si no, vuelve a recaer en la Política de reafirmar la Fe, sostener la creencia por medio de saberes, por medio de especulaciones filosóficas, científicas, como sea ¿no? Y por eso os anunciaba ya también que naturalmente cuando en esa situación simbólica surge la voz de Heráclito que centra la contradicción en el ‘y’ que anula el tiempo, o la de la diosa de Parménides que centra la cosa en la cópula, en el ‘es’ que separa los dos términos, ya van contra siglos y siglos desde el comienzo de la Historia -digamos- de Fe y de creencia (naturalmente esas palabras no surgen así por las buenas, sino que surgen, como siempre, contra; contra la Fe dominante en las ciudades griegas del siglo V antes de Cristo, lo mismo que pueden ser entre nosotros), contra esa Fe dominante, desde el comienzo de la Historia, desde el establecimiento del Poder, desde la sumisión de las mujeres a los hombres, que es la primera forma de sumisión con la que comienza la Historia y la escritura (no la lengua, que ésa viene no se sabe dónde, pero la escritura, la Historia).
Contra todo eso surgen ya, y cuando después, muy poco después, en un par de generaciones, Platón y sobre todo Aristóteles vienen a despreciar estas apariciones del pensamiento desmandado, lo que hacen es volver a reafirmar la Fe y la Ciencia para muchos siglos (como sabéis), hasta llegar... hasta llegar a esta situación nuestra, en la cual, por ejemplo, tenéis una ocasión inmediata de ver cómo pasan las cosas con esta gran noticia de los últimos días que os ha llenado las páginas y las pantallas, que es la del nuevo gran acelerador de partículas. Os ha llenado las páginas y las pantallas porque para eso está en primer lugar, para crear una cantidad descomunal de información, y la información quiere decir Fe, vuelta a la Fe.
Os llenan de (según la ocasión), de miedos, de grandes miedos, como en los años 80 por ejemplo la guerra nuclear inminente del planeta entero, o de grandes esperanzas como estos del acelerador de partículas, que como dice en un suelto que me acaban de pasar como título “Un Universo sin misterios”. Es decir, donde os están prometiendo que por medio del aparato, sabiamente regido por quienes conocen la jerga en que el aparato habla (que es la jerga que ellos le han enseñado al aparato, por supuesto), ya se van a resolver todos los problemas fundamentales. Se va a resolver (eso os ha llegado por las emisiones de los Medios) por medio de la reproducción del pasado último, es decir, la millonésima de segundo siguiente al Big Bang o momento de la creación (todo esto os suena ¿eh?, el Big Bang, el momento de la millonésima de segundo inmediata). Con la reproducción de eso, naturalmente, lo que se hace es, como siempre, asegurar el Futuro: “Un Universo sin misterios”, es decir, asegurar el Futuro de la Ciencia, de la Fe, del Capital, del Dinero, que naturalmente asegura su Futuro por medio de esta reproducción del Big Bang. Lo asegura de la manera más inmediata, porque hace falta mover muchos miles de millones de euros o de dólares para producir un experimento de esas dimensiones, y naturalmente eso es mover Capital, y eso es porvenir del Capital (espero que la ligazón entre la reproducción del pasado último y el aseguramiento del Futuro se os aparece con esto lo bastante clara, si no, ahora ya... ya me lo contaréis... ya me lo contaréis también).
Pues examinad, no sólo así por fuera, los Medios, sino lo que vuestros corazones o magines han sentido al recibir noticias como ésta, o como podían ser las otras noticias aterradoras de la inminente guerra nuclear, da lo mismo. Examinad cómo la habéis recibido y notaréis por desgracia hasta qué punto somos sumisos y dispuestos a creer, a tragarnos lo que sea. Seguro que no os ha extrañado ni mucho menos todo lo que tenía que extrañaros, os parece natural. Y es hasta cierto punto natural en el sentido de que este acelerador de partículas no es más que una reproducción ampliada de lo que ya hace años se hizo, si no fue en Europa fue en América, con el otro acelerador de partículas que también tenía sus promesas. De manera que sí, es acostumbrado, estáis acostumbrados a que os mientan descaradamente y especialmente por todo lo Alto con las grandes noticias que mueven a los Medios y que mueven Dinero. Estamos por desgracia demasiado acostumbrados, y eso naturalmente no nos hace sentir la indignación que tenía que sentirse ante semejante cosa como es ésta: la gran falsificación, la gran mentira.
Pues si no sentís la gran mentira manifestándose espectacularmente en ocasiones como éstas, es que no estáis aquí todavía, no estáis conmigo. Porque evidentemente quien no siente ni siquiera en tan... en estas manifestaciones espectaculares la mentira en que la Realidad consiste, ése tampoco lo va a sentir en las manifestaciones familiares ni sociales, en los niveles más inmediatos, se tragará el que ‘las cosas son como son’ tranquilamente...
- Pero en este caso de las partículas es que no llega a ser mentira, si es que es una idiotez. Vamos, yo lo siento como una idiotez, pero...
AGC - No están en contra...
- ... lo digo porque...
AGC - ... la mentira es una idiotez.
- ... mi niño preguntaba hoy (estaba flipao viendo lo del acelerador), y yo le decía, “Pero, vamos a ver, ¿tú no te das cuenta de que para que hablen de principio, antes tienen que haberse inventao el Tiempo?”. Y me decía “Claro”. Y entonces le dije “Bueno, lo que importará será qué pasó la millonésima parte de tiempo antes del Big Bang, no después”. Y decía “Claro”. Y eso tampoco es tan difícil, digo yo...
AGC - No debería ser muy difícil...
- ... es bien simple, ¿no?...
AGC - No hace falta... No hace falta... no hace falta mucho...
- ... se sacan de la manga las partículas, el tiempo y todas las fichas, y con las fichas hacen lo que les da la gana. Pero eso es bien fácil de... -creo yo-, de...
AGC - Ellos hace ya años que han descubierto la fórmula de que no sólo es que en el Tiempo empiece el Universo, sino que empieza el Tiempo...
- El Tiempo empieza con él, ¿y antes, qué?
AGC - ... Empieza el Tiempo, y entonces eso. Bueno, pues no es nada difícil, efectivamente, como tú misma dices, o por cualquier otro procedimiento, darse [cuenta], pero si no se siente, si no se siente hasta qué punto esto es una estafa, una mentira descarada, evidentemente uno no va a sentirlo tampoco en otras ocasiones menores, y esto es lo que os estoy... os estoy recordando aquí. Tenéis que contar con que, como personas reales que somos, estamos siempre demasiao dispuestos a creernos lo que sea, la capacidad para reconocer la mentira, o por lo menos las grandes mentiras, no se tiene así tan a la mano, estamos mal hechos, como corresponde a nuestra condición real, somos siempre demasiado sumisos.
En todo caso, supongo que queda claro después de lo dicho (enseguida os seguiré dejando pasar la palabra) que lo que en esta tertulia política (de política del pueblo-que-no-existe contra el Poder) se está haciendo no es alcanzar una explicación del Universo, lo cual nos suena ya desde su promulgación misma como inserto en la falsificación: explicar el origen, explicar la costitución del Universo. A lo que estamos es la tarea negativa que nos corresponde que es d e s c u b r i r, descubrir la mentira de la Realidad; la verdad nos es ajena, la verdad es lo que no se sabe; cualquier saber no puede menos de ser una falsificación, y por tanto aquí, desde nuestra Realidad, la única forma de lucha, de guerra, que nos cabe es ésa: el d e s c u b r i r la Realidad, salga lo que salga. De ninguna manera confundir con la explicación del Universo ¿eh? Llegar a haber sentido claramente que también Universo, lo mismo que familia, lo mismo que armas nucleares, lo mismo que cafetera mecánica, lo mismo que cualquier Realidad, es necesariamente falso, con la falsedad que antes os he anunciado. Desde luego grados, no de falsedad porque todo es falso, pero grados de importancia de la falsedad para el Poder y contra la gente. Hay grandes mentiras, como estas espectaculares que ahora os he recordado, y otras más cotidianas, pero cualquier forma de Realidad requiere Fe, es decir, es falsa, y por tanto requiere Fe. De manera que: no confundamos.
Y volviendo a los entes simbólicos, no confundir los descubrimientos en las fórmulas de Heráclito o de Parménides con la costrucción de nuevas formas de explicación del Mundo a lo platónico, o a lo aristotélico o a lo moderno [].
Me paro ahora para insistir en lo de la indiferencia a que lo que la gran mentira propone a través de los Medios sea una esperanza de llegar a saberlo todo, o que sea un miedo tremendo de que nos reduzcamos a la nada. Todas estas cosas, ‘todo’ y ‘nada’, pertenecen a los ideales que son los que intervienen en la falsificación de las cosas, y por eso naturalmente los manejan indiferentemente desde Arriba, según la ocasión. Con el uno y con el otro lo que se trata de conseguir es que la Fe, la Realidad, el Dinero, sigan funcionando tal cual, y se consigue con lo uno y con lo otro, con cualquier forma de engaño, sea del color de la esperanza o sea del color del miedo. Lo digo porque, al mismo tiempo que me llegaban de lejos, tortuosamente, esta noticia de los Medios sobre el gran acelerador, estaba leyendo una novela de una señora llamada Carolyn See (S-e-e, como el verbo ver) donde saca centralmente sus experiencias de Los Ángeles, alrededor de Los Ángeles, Hollywood, etc., en los años 80, que debió ser en Norteamérica el momento del gran miedo de la guerra nuclear, de la inminente guerra nuclear. Cuenta allí la cosa bastante a ras de tierra a veces, cuenta la espectacular sociedad que debía ser la de Los Ángeles y alrededores ya en aquellos años, y supongo que lo seguirá siendo, barullo de nombres famosos y de quintas por las costas, por los montes, y gente de acá para allá viniendo, y entre ellos alguna ama de casa típica (la novela naturalmente está como suelen estar las novelas de señoras en inglés que yo me leo, está dirigida contra los hombres, en el sentido de los masculinos, esto es lo normal), y lo que ella con más o menos razón hace es contraponer a los varios machos que saca (todos enormemente -desde luego en su visión- modorros... modorros y idióticos detestables) con lo que les pasa a algunas de las amas de casa (las mujeres de esos hombres) que son las que ella presenta como sujetos por excelencia del gran miedo. Pinta los casos y muy eficazmente de alguna mujer que está poseída del miedo (por ella, por sus hijos, por lo que sea, por el Mundo) de que aquello va a terminar inmediatamente, a la vuelta de la esquina, que va a venir la gran guerra nuclear y que va a venir la aniquilación. Hace... hace contraste entre la actitud de una mujer como ésta que, por otra parte, pues está ya como acostumbrada y harto a las imbecilidades y superficialidades del marido ejecutivo que le ha tocao, lo pone en contraste con la actitud general, que al mismo tiempo admite, por los Medios, cree en ese Futuro inminente de la guerra nuclear, y al mismo tiempo hace como si no, y sigue con todos los enormes festejos y industrias y manejos de Los Ángeles y sus entornos.
Me parecía que está bien recordarlo para contraste con esta otra manera de mentira, de gran mentira, que nos ha ofrecido también la aceleración de partículas y su gran nuevo mostruo ¿no?
Bueno, pues con esto me paro por ahora, y entonces os voy a dejar ya sobre todo ello seguir soltando lo que os venga. Desde luego prefiero que no os dediquéis tan solo a lo más visible como es lo de la aceleración y todo eso, sino también al sentido de la política de pueblo-que-no-existe que he tratado de recordaros. Que si hay dudas, las saquéis. Adelante.
- Agustín, es que yo creo que entiendo lo que dices de Heráclito, que las cosas son y no son, cuando ese ‘y’ está anulando el Tiempo, pero no entiendo bien lo de Parménides, o sea, lo que es es lo que es, pero eso es un poco lo que luchamos contra ello. Las cosas son lo que son y se creen que son lo que son. Entonces, ¿por qué dices que Parménides lucha contra la Realidad cuando [] lo que es es lo que es? Eso no lo entiendo.
AGC - ¿Qué te parece? Pues tú lo verías enseguida, casi has estao a punto verlo. Por eso, superficialmente, aparentemente, se dice que son contrarios. Y, efectivamente, en uno de los trozos del poema que se nos ha conservado está claro que la diosa está metiéndose no sólo contra los que dicen que ‘lo que no es es lo que es’, o que ‘lo que es es lo que no es’, sino también contra los que dicen que ‘lo es y no lo es’, es decir, Heráclito más o menos. Hay una contradicción aparente pero está claro que la actitud de “lo que es lo que es es lo que es lo que es” (para desarrollar completo la cópula, centrando todo en el ‘es’; en el ‘es’ que no era nada como el ‘y’, que no es ninguna palabra. ‘Es’ no era en nuestra lengua, ni lo es, ninguna palabra: la cópula es como el ‘y’, no tiene nada de palabra, es puro índice), pero centrándolo en él “lo que es lo que es es lo que es lo que es”, eso efectivamente lo dice la diosa de la verdad que es la que le habla a Parménides: es la verdad. Es la verdad, y naturalmente el insistir, descubrir e insistir en que ésa es la sola forma de verdad posible, que es la sola verdad que cabe, se vuelve inmediatamente contra la creencia en la Realidad. Naturalmente todas las cosas funcionan en que al mismo tiempo no son lo que son y al mismo tiempo creen que son lo que son. Si se las somete a la regla de la diosa todas fracasan, no hay ninguna cosa que valga -no hay ninguna cosa que valga-, queda solamente la cúpula ‘es’, de manera que el centrarse en la verdad y que es la sola verdad, es decir, centrarse en el puro ideal para la verdad, es indirectamente y sin más un ataque contra la Realidad. Lo es, [] en los fragmentos del poema que nos han quedado, naturalmente hay unos que al final “Por tanto, tendrán que ser todo puro nombre”, o sea, significado de las palabras en los idiomas. Todo lo que los mortales dicen de que nace tal cosa, empieza a ser, deja de ser o muere, se mueve, anda de acá para allá, cambia de color, etc., era todo puro nombre, es decir, mentira.
Creo que se entiende bien ¿no? Sí (la declaración de la verdad). Adelante.
- Perdona. La fórmula de Parménides ¿no podía ser equivalente al dicho de la masa (podía ser de la masa) “las cosas son lo que son”? ¿No podía ser de alguna manera equivalente?
AGC - Sí. Sí. Sólo que tomado en serio, sí. Efectivamente la gente dice... bueno, dice “las cosas son como son”, pero también puede aparecer “las cosas son lo que son”, “la Realidad es lo que es”, “el Dinero es lo que es”. Estas fórmulas pueden aparecer. Efectivamente son proclamaciones de verdad, que si se las toma en serio, inmediatamente se vuelven contra, se vuelven contra ellos, porque es evidente que mientras se está diciendo ni el Dinero es lo que es, ni la Realidad es lo que es, ni el que lo dice personalmente es el que es, ni nada.
- Pero tampoco lo que es es lo que es.
AGC - ¿Cómo?
- Tampoco lo que es es lo que es.
AGC - No, no, eso simplemente... el tomar... el tomar eso que dices que puede surgir entre... entre las personas, tomarlo en serio y convertirlo en una especie de mostración de la única verdad posible, como si fuera verdad. Lo que es lo que es es lo que es lo que es. Digamos así, esto funciona en toda abstracción como es preciso, como puro ideal, de una manera que no puede funcionar ni con cosas, ni con Dinero, ni con Realidad. ‘Es’, desaparecen las cosas, y como verdad queda la mera cúpula ‘es’ convertida en lo que no era, en palabra. Adelante, más cuestiones.
- Agustín, ¿se puede... puedes explicar cómo se produce esa trasformación, ese cambio, de la cópula a palabra con significado?, ¿en el uso en algún momento, por virtud que ya tenía antes por el hecho de ser cópula?
AGC - ¿Cómo?
- ¿Porque era una capacidad que tenía el hecho de ser cópula y que tuviese esa posibilidad de desarrollo?
AGC - Hombre, porque la posibilidad se demuestra en que efectivamente Parménides o su diosa pudieron hacerlo. De manera que eso demuestra que una capacidad había. Creo que ya os he dicho (bueno, también en el libro De Dios a propósito sobre todo del hebreo he sacado esta cuestión contraponiendo): las lenguas del mundo, las lenguas de Babel, no tienen por qué tener una cópula, una cópula exenta, es decir que se pueda pronunciar aparte. Esto ya lo sabéis ¿no? Para decir “Di a tu hermano loco”, no hace falta ninguna cópula. “El negocio que empezábamos, al carajo”, no hace falta ninguna cópula. Y así es como se habla generalmente en la mayor parte de las lenguas. Tampoco el hebreo tenía, pero el hebreo tenía un índice [ki] que fue el que permitió a Moisés oír la palabra del Señor. Ésa que literalmente sería ante la pregunta de “¿Quién eres? o ¿quién hay ahí?”: “El que aquí, aquí”, repitiendo la partícula, ¿no? Es otro procedimiento en el cual se funda todo el desarrollo filosófico posterior de el ‘existir’; llegaba mucho más tarde, vamos. Y en griego o en latín, en estas lenguas, la cópula había tomado desde la Prehistoria esta forma fonémica exenta especialmente, ‘es’, o solamente la ‘s’ otras veces, pero en todo caso aparte. Esto ya es la primera condición para que se pudiera seguir el procedimiento. Generalmente cuando las lenguas desarrollan una cópula lo hacen partiendo de un indicador al campo ‘en que’; un indicador del tiempo de ‘esto’, ‘eso’, ‘ahí’, etc. Se trasforma en ese sentido. De manera que de un giro que sería como “Casa ésa negra” –“Casa ésa negra”- (si permitís abreviar) donde figura de la manera que veis en ‘ésa’ el indicador al campo ‘en que’, de ahí se puede trasladar el sentido y hacer que eso se convierta en una cúpula, en un ‘es’. (El ‘ese’, ‘eso’ español no tiene nada que ver con la raíz de la partícula, es una casualidad, no haya líos). Ahora, supongo que entendéis ¿no? De la misma manera para el valor de esti como localizador, que dicen “Casa ahí niños” -“Casa ahí niños”-. Ese ‘ahí’ fácilmente se puede convertir en un ‘hay en’: “Hay en casa niños”; igual al revés “Niños hay en casa”, “Los niños están en casa”, “Niños ahí casa”. Supongo que os suena de cualquier lengua: “Niños ahí casa”, “Los niños están en casa”, con todas las añadiduras que necesite. Bueno, pues en esa situación, en griego concretamente, la cópula había tomado un uso que se distinguía porque llevaba acento, se decía ésti, con acento en la primera, y eso vino a tomar el valor de ‘está’ -’está’- hoy. Y por otra parte seguía funcionando la cópula como cópula, sin acento, normalmente distinta; y es ésa, la cópula sin acento, la que en el discurso de la diosa adquiere como si fuera un valor, un valor aparte, y permite el juego y lo usamos de esa manera “Lo que es lo que es es lo que es lo que es”. No sé si está lo bastante claro, se puede explicar más, y no sé si tampoco nos distrae demasiado, pero sea como sea. Más.
- Si no hay otra cosa inmediata, insistir sobre ello: ese cambio (que no consigo explicar bien como has explicado tú, no consigo entender bien), hay momentos en que se carga de significado, de... el ‘es’ es casi, casi []...
AGC - Sí. No se le puede atribuir al lenguaje de la diosa eso de que se ha cargado de significado, pero a los filósofos que vienen detrás, sí, a todos. Se ha convertido en ‘el ser’. ‘El ser’ es un término filosófico y pretende tener un significado. En el uso de la diosa no se puede decir tanto, pero desde luego se prestaba a que en la recostrucción de la Realidad eso se convirtiera en lo que os dicen los manuales de Filosofía: ‘el ser’. Ya se sabe qué es ‘el ser’ ¿no?
- Sí, eso sería lo mejor la pregunta. Si se puede entender esa traducción que hacemos de la diosa, a partir del uso del ‘es’ y del ‘estar’ que tenemos ahora, o si...
AGC - De la cópula misma. A partir de la cópula misma tomada en sí. Verdad, ni en sujeto ni en predicado, como dicen los escolásticos: en la cópula. Pues ésa es la cosa, lo que antes he estado desarrollando. Más.
- Entonces, parece que ese significado de ese ‘ser’, de ese ‘es’, uno es de mera unión y el otro parece que ocupa sitio, o que...
AGC - ¿Cuál? ¿Cuál sitio?
- Pues el que más tarde se va a utilizar para decir ‘es’, ‘está’, “Los niños están”.
AGC - Sí, ocupa sitio como el ‘y’ en la fórmula heraclitana, ocupa sitio. Ocupa sitio pero al mismo tiempo no es nada ¿no? En ‘el que es lo que es es el que es lo que es’, ‘lo que es lo que es es lo que es lo que es’, el ‘es’ del medio ocupa sitio, claro, está ahí. Y si se emplea simplemente la fórmula de la diosa, la fórmula de que dice simplemente que no hay más posibilidad que decir que “lo es” (tó esti), lo mismo: el esti está ahí, y está ocupando sitio; está ocupando sitio en el discurso, pero evidentemente eso no impide los juegos ni con el ‘es’ ni con el ‘y’ que hemos dicho. Más.
- No sé, yo quería peguntar, pero es que no sé si tiene algo que ver. Vamos a ver, el tema de cuando uno se sorprende, como sin querer, pensando en las cosas sin mí, es decir, sin tiempo, es la primera sensación de que cuando están sin mí es como que se ha perdido el hecho de...
AGC - Que ¿“cuando están”?
- Sin mí, sin mí. Es decir, las cosas sin mí. Uno está acostumbrado a que las cosas que le vienen a la cabeza y luego se hacen palabras o así, o palabras que se están pensando o lo que sea, están como automáticamente cargadas de tiempo -cargadas de tiempo, como que están ahí-, pues que no hacen... que no hacen rotura con uno mismo, que parece que está cargado de tiempo también. Y lo que pasa que de vez en cuando, como sin querer, sucede como que hubiera cosas o a uno le da por pensar cosas sin tiempo, sin mí, o sea, como rotas, como que están ahí independientemente de que yo las esté pensando ¿no? Y ¿eso serían las cosas que son las que son, según la diosa de Parménides, que no tendrían que ver con?...
AGC - No, no, no.
- ... ¿Que no tendrían que ver con el tiempo ni con la Realidad?
AGC - No, no. Las de la diosa de Parménides no son cosas. La diosa presenta justamente eso para que la mentira de las cosas aparezca clara, de cualesquiera cosas ¿eh?...
- ¿Por qué sucede ese fenómeno?
AGC - En cuanto al problema de mí, o del observador, no hace falta volverlo a sacar mucho porque aquí ha salido ya. Pero evidentemente...
- Pero es muy importante, es definitivo, el tema de mí.
AGC - ... Evidentemente, si eso de que en días pasados saqué (supongo que te habrás dao cuenta) con el tiovivo y el eje del tiovivo, y las opciones que yo tenía de estar entre las cosas: moverme con el tiovivo, o de estar fuera y entonces adelgazarme hasta no ser más que mi nombre propio, es decir, nada real. Supongo que es eso, es también lo que otras veces hemos visto en esa aspiración de que al desaparecer uno, entonces las cosas se volvieran verdaderas, porque en lugar de ser cosas empezarían a hablar. Eso es lo que en una interpretación, que después paleográficamente Antonio Fernández me ha mostrao que era más bien dudosa, se podía desprender de un inédito de Don Antonio Machado, aquél que decía “Finé...
- [], que era un jueguecito francés.
AGC - ... qué gran maravilla... “Finé (no me acuerdo cómo es...), “Finé, qué gran maravilla...”. No, no: “Finé (falta una palabra), “Finé, por todas partes asoman ojos que miran”, eso es lo esencial. Es decir, esa especie de especulación o aspiración de que mi desaparición -finé- se tradujera en una conversión de las cosas del Mundo en no-cosas sino ojos que miran, lenguas que hablan, al revés. Bueno, todo esto es la cuestión que hemos debatido muchas veces de objeto/sujeto, del observador de los físicos, y todo lo demás. Tal vez no es momento de volver sobre ello aunque sí de recordarlo.
- Agustín, por favor.
AGC - A ver.
- Mira, a ver si sé exponerlo. Es que he intentao comprender lo que has dicho: yo vuelvo a un lugar después de siete años y me encuentro al mismo panadero haciendo el mismo pan. Digo “¿Pues será posible que en siete años este tío esté haciendo el pan?”. O sea, yo me sorprendo, siete años por ahí y vuelvo y está el tío mismo haciendo el mismo pan. ¿Será real eso?
- El mismo pan.
AGC - No, no: real desde luego es. Real, eso por supuesto.
- Es que la ausencia (lo que decía esta mujer), la ausencia de ti...
AGC - No, no. No. No tiene que ver con eso. No, evidentemente eso es lo que es real, lo que pasa que está en contraste...
- ...el mismo pan siempre...
AGC - ... en contraste con las grandes mentiras de Arriba, que parece que nos aseguran de que inminentemente todo eso va unido, todo va a cambiar. En contra de eso, tu panadero, pues viene bien, y cosas mucho más asombrosas. Uno descubre a lo largo de cantidades de años que siguen funcionando igual, como si no se hubieran enterado de nada. Esa contradicción... esa contradicción está por todas partes.
- Pero el problema es que inmediatamente el pan te dice que tú eres, que tú eres y no eres el mismo...
AGC - Sí.
- ... Es que el problema está en que hay siempre esa...
AGC - Uno en cuanto real...
- ...ese espejismo entre el pan y uno.
AGC - ... Uno en cuanto real, lo mismo que el pan en cuanto pan, son pues una mentira [], porque ni uno es el que es, pero tiene que creerse que sí; ni el pan es el que es, pero tiene que creerse que sí.
- Sí y no. Tiene que creer que sí y que no, los dos.
AGC - ¿Qué?
- Creen que sí y creen que no.
AGC - No, no, no. No.
- Cree que sí pero sabe que no. Cree que no pero sabe que sí.
AGC - No, no, no. No, no: cree que sí. La condición de la Fe es la positiva, es la que manda: cree que sí. Cree que sí. Y luego le... como estamos -por fortuna- no rematadamente hechos del todo, pues nos quedan las posibilidades a las que os he llamado hoy nuevamente de sentir, que por debajo de esa proclamación de que “Soy el que soy”, de que “las cosas son las que son”, hay algo más que no casa, que eso es mentira. Eso se siente con lo que a uno le queda de vivo. Con lo que tiene de persona no, no siente nada, se lo traga todo. Eso está claro. ¿Qué más?
- Yo, en cuanto a esto de las grandes mentiras, que recibimos a diario, sí distingo dos... como dos tipos grandes de mentiras ¿no?: las que son de tipo a lo mejor social, como las istituciones familiares, el Estado, etc., ésas las veo muy claras, que son una imposición, una elaboración, etc., pero luego estas otras que a lo mejor atañen a cosas como el Universo, la formación, la materia, y tal, para mí mismo, para mí el primero, cuentan con el prestigio de que.. de que pues algo debe haber ahí, de que... como que no dependen de nosotros. Y en ese sentido pues a mí me hacen dudar. Yo, hay algo que siento de rechazo o de no creérmelo, por ejemplo esto del acelerador de partículas, pero a la vez digo “Claro, si es que fíjate lo que habrá o si empiezas a analizar y a profundizar o empiezas a examinar los cielos, etc.”. Y entonces para mí es un poco la duda que tengo con estas cosas que cuentan... tienes el prestigio de decir “Coño, es que algo tiene que haber, o algo habrá que explique o que este asombro que nos produce el Universo o el agua, la materia...”. No sé.
AGC- No. Ya veis, eso es una actitud digamos normal. He estao hablando contra ella desde el principio ¿eh? He tratao de explicar que efectivamente no puede uno hacer ese distingo, que si uno no siente la falsedad de las grandes mentiras, por ejemplo físicas o teológicas, tampoco va a sentir de verdad la mentira de las más inmediatas sociales y personales. No hay tal diferencia, la Fe es la Fe, la Teología siempre ha sido la Teología, la Ciencia siempre es la Ciencia, y no se puede distinguir. Las causas físicas son un invento que se han buscado las causas jurídicas para sostenerse a sí mismas, pero que al mismo tiempo pues funcionan como una falsedad de onda más amplia: las causas físicas, las leyes naturales. Efectivamente aparte de la tendencia a tragarse uno cualquier cosa que de Arriba con grandes medios, con mucho movimiento de Dinero, le cuenten (una triste tendencia con la que tenemos que contar en cada uno) aparte de eso, luego está lo otro, está el hormiguillo de que efectivamente esto de la Realidad no hay quien lo entienda, y eso vale, eso vale: no hay quien lo entienda. Cualquier saber es una falsificación, pero evidentemente hay que reconocer que la Ciencia de Dios no va por ese camino, no, va por el camino contrario; va por el camino de como decían en el titular de ese periódico “Un Universo sin misterios”. Por fortuna siguen vivos los misterios, sigue viva la sensación de que de verdad no sabemos lo que pasa, ni cómo somos ni nada de eso. Y ésa es la que se trata de resucitar en esta guerra: esa sensación o sentimiento. Más.
- ¿No había preguntas por ahí?
- Puede ser que cuando, o sea, cuando él se expresa y está diciendo lo que le pasa, lo primero que se ve es la necesidad que... que siente cualquier ser humano de saber, o no sólo necesidad sino simplemente el no querer resignarse, aunque él sienta esa mentira y la vea clara, y diga “Vale, sí, esto es mentira, pero no quiero que sea mentira”. O sea, siempre la negación, o sea, cuando se supone que tú ves claro en un principio (o ‘claro’ no), o sea, lógicamente nunca es algo que para ti sea cierto; o cuando ves que algo no es cierto al menos, tu primer impulso siempre es ése, tú siempre necesitas al menos en un primer momento. Es posible que en algún momento logremos de verdad liberarnos de la necesidad de creer y de la necesidad de la Fe, pero en cuanto esa necesidad está ahí y la tenemos todos, también el que maneja, porque el que maneja también está creyendo del todo...
AGC - El que más. Cuanto más Arriba, más.
- Por eso. Cuando hay esa necesidad se supone que lo primero que tendrías que hacer para empezar a analizar la mentira en sí, o sin [] analizarla, para aceptar que eso es una mentira y vivir sin ella, tendría que ser eliminar tu necesidad de creer en algo y de intentar comprenderlo, porque si realmente te planteas que vas a... “Voy a comprender nada”, dices “Vale, genial”. Quiero decir, o sea, la necesidad es necesaria...
AGC - No, no. Sí. No, no. Ya he dicho que era una exposición normal la que él hizo. Simplemente no hay que confundir. Efectivamente uno puede simplemente llevar esa necesidad de saber de una vez cómo son las cosas, puede llevarla al extremo, y entonces nunca se saciará (eso es lo que debe recordar). Nunca se saciará, es decir, nunca se creerá más que una Teología o una Ciencia le va a dar la solución, que por ese camino, no. De manera que esa necesidad de saber de verdad por fin, está ahí, no hay que empequeñecerla, no hay que someterla, hay que llevarla hasta el extremo, porque en el extremo efectivamente en lo que da es en que nunca vas a saberlo, y ésa es la verdad. La verdad es el no... el no saber. Pero en el plano real lo que nos toca, lo inmediato, son las mentiras, y eso es mucho más fácil...
- Yo, en cuanto a eso tengo una duda.
AGC - ... Eso es mucho más fácil, porque evidentemente lo primero es mantener la sensibilidad para las mentiras, si no, todo lo demás, el ansia de saber, encuentra ya su ruta y queda asimilada. Lo primero es mantener la sensación, la extrañeza de las mentiras, y especialmente de las grandes, eso es lo primero.
- Pero aún así, en cierto modo, la mentira... mucha gente... O sea, ¿la mentira es necesaria o nos hacen pensar que nos es necesaria dentro de la mentira?
AGC - Claro, es real. Es costitutiva de la Realidad. Es que no hay Realidad más que ésta, y la nuestra de cada uno también, es necesaria para eso, la Realidad. Efectivamente esta guerra que nos traemos es una guerra contra la Fe, pero eso quiere decir una guerra contra la Realidad, porque sin Fe, sin mentira, no hay Realidad -no hay Realidad-, eso nos jugamos aquí. Sí.
- Yo quería preguntar: si lo que es es lo que es debido a que es lo que es pero también a que no es lo que no es...
AGC - No, no. No.
- ...Por la misma regla de tres sería así: yo soy lo que soy porque no soy lo que no soy.
AGC - Sí. Lo de la identidad y la diferencia es el problema que aquí hemos sacado otras veces ¿no? La actitud de la diosa de Parménides es que excluye esa manera de identidad, que la toma como si fuera absoluta: lo que es es lo que es, y basta, y no hay ninguna cosa que no sea... que no sea lo que es, ni ninguna cosa que sea lo que no es. Al excluir eso naturalmente ya se vuelve contra la Realidad, porque la Realidad efectivamente sucede así, que la identidad de una cosa, o la tuya, está sostenida en la diferencia. Eso es así.
- Y las palabras de la diosa ¿son lo que son porque son lo que son?
AGC - Ahí lo lleva de tal manera que no, porque excluye y repite una y otra vez.
- Pero ¿no podría ser que al igual que ahora el acelerador de partículas, el descubrimiento del Big Bang, es mentira, las palabras de la diosa en su tiempo también lo fueran?
AGC - Bueno, eso es casi una cosa que se vuelve contra sí misma, porque lo que se pregunta en el poema es la proclamación de verdad; una proclamación de verdad que echa para fuera cualquier posibilidad de Realidad, de Doctrina, de creencia, ni nada.
- Por lo tanto, para descubrir la mentira hemos de creernos algo que nos han dado como [verdad].
AGC - Bueno, no. Ése es un procedimiento. Otro procedimiento es el que presentábamos con nombre de Heráclito. Para descubrir la mentira de una manera más sencilla lo que importa es seguir estando no rematadamente hecho, seguir siendo algo pueblo, algo niño, algo mujer, es decir, de esas cosas que no son lo que son, y que se nota que eso no es lo que son. Seguir algo de eso y es de ese sentimiento de donde nace, como la razón sigue. La razón encuentra unas maneras u otras para hacer evidente la falsedad de la Fe, pero nace en primer lugar de sentimiento [].
- Pero es curioso que lo que (por lo menos a mí me pasa, yo no sé si... me imagino que al resto igual), lo que descubre la mentira es la voluntad de verdad que tiene la noticia. O sea, si a mí lo del acelerador me lo cuentan como una aproximación o como una hipótesis, es una maravilla...
AGC - Más modestamente.
- Claro. Y entonces sí que tiene...
AGC - No. Bueno, no sé si es una maravilla, pero vamos, desde luego...
- Sí, a mí como una imaginería me parece -bueno- pues una aproximación, bueno, ¿a qué?, pues no se sabe, pero hay una elaboración...
AGC - Juego.
- ... ahí, al menos curiosa...
AGC - Un juego. No, no, es que...
- ... Lo malo es que te dicen “Es que esto es así”, y ahí es donde te ponen enfermo, y dices “No puede ser”.
AGC - ... No, no, es que eso se requiere. Eso se requiere, si no, el acelerador no produce noticia. Si el acelerador se...
- Pero es curioso, porque...
AGC - ... Si el acelerador se presenta...
- ... eso lo desmonta.
AGC - Bueno, primero no produce noticia, pero empieza por no conquistar dólares o euros.
- Ah, claro, la pasta es otra... Eso requiere la verdad, claro, claro.
AGC - Pues empieza por eso. Empieza por ahí. De manera que esa pretensión de verdad es costitutiva de las grandes mentiras como éstas ¿no?
- De todas formas, Agustín, o sea, no sé si es que he leído otro artículo, pero parece que algunos científicos reconocen que no saben lo que se van a encontrar cuando lo pongan en marcha, que los que lo han puesto en marcha...
AGC- Sí, yo también lo he oído en un cacho de radio que [] esta mañana...
- ...Porque lo han puesto en marcha, lo han puesto en marcha en un sentido, pero lo tienen que poner en el otro para que choque, y eso...
AGC- Pues...
- . .. y eso pasan meses y dicen que no saben lo que va a ocurrir ahí...
AGC – Pues mucho....
- ... No saben nada.
AGC - ... mucho ojo, porque evidentemente en un experimento complicao no hace falta estar en el ajo para saberlo. En un experimento tan complicao, con tantas vueltas y revueltas, es inevitable que, aunque la voluntad del experimento sea confirmar las presuposiciones que se hacía uno acerca del Universo, surjan cosas que no están de acuerdo, surjan desconciertos, surjan roturas. Pues tened la seguridad de que aunque esto es así y que van a surgir del experimento subproductos que revelen que las cosas no son como estaba previsto, de eso no os vais a enterar jamás, ni tampoco... De eso no os vais a enterar jamás, os vais a enterar sólo de la parte en que el experimento confirme, y que si descubre algo nuevo sea lo nuevo viejo: algo nuevo que entra dentro de... que entra dentro de lo previsto. Pero si hay una amenaza de descubrimiento de algo de verdad imprevisto, de eso no se va a enterar ni Dios (bueno, Dios menos que nadie), no se va a enterar nadie. No se va a enterar nadie.
- No, pues a Dios también lo metían. No sé si lo has leído tú en ese artículo que has leído, que dicen que van a encontrar a Dios.
AGC – ¿Perdón?
- Que dicen que van a encontrar la molécula de Dios.
- La partícula. Lo llaman ‘la partícula de Dios’.
AGC – Bueno, a ver si me dejas. A ver si me dejas...
- Es que le llaman la partícula de Dios.
AGC - ... si me dejas oír.
- Es que le llaman la partícula de Dios.
- Ya te lo ha dicho Isabel: que van a encontrar a Dios.
AGC – Ah, sí, sí, sí, sí. Sí, sí...
- ... Que es la arrogancia de decir que van a encontrar a Dios.
AGC – Sí, lo pueden encontrar, además es normal. Con el Big Bang y el millonésimo de la Creación ya están en camino.
- No, que la... que le domina el sentido del Progreso y por lo tanto de ir descubriendo poco a poco los misterios de eso que llaman materia. Y como hay aceleradores más pequeños que han conseguido confirmar teorías anteriores, el haber hecho la longitud del acelerador en vez de ser de 4 millas es de 17 millas, confían en que ya no se van a confirmar ahí los tipos de partículas que confirmaron antes sino que se va a encontrar esa partícula que se les escapa. La que, como se les escapa siempre, le han llamado la partícula divina o de Dios y demás los divulgadores de la Ciencia.
AGC – Que será uno de esos hallazgos pues que digo ‘aparentemente nuevo’ porque serían siempre viejos: una confirmación. El nombre de Dios está en su sentido bien empleao ahí, claro. Porque no sería ninguna partícula ni descubrimiento ajeno a la costrucción de la Realidad por el Creador, al contrario. De manera que se les puede dejar que lo empleen con un poco de descaro el nombre, eso a nosotros... eso de Dios nos suena ya, nos suena mucho de otros. .. de otros usos.
Parece ridículo que efectivamente en los Medios le presenten al vulgo el progreso de la manera que Caramés ha recordado: “El que fabricaron en los 60’ los norteamericanos, el acelerador, tenía 4 millas de circuito, éste tiene 17”. Parece que es que nos están tomando por tontos descaradamente sólo con decirnos eso ¿no?, pues nos toman. Nos toman y nos lo tragamos ¿no?, eso es lo importante. Hacen sentir eso como si efectivamente fuera una garantía de progreso hacia la verdad y hacia el bien. ¡Qué vamos a hacerle!
- Agustín, pues no sé si te has enterao de otra noticia que salió el miércoles pasado en El País, a doble página, que es que habían descubierto que... habían dado una explicación también a la infidelidad en el hombre...
- Ah, sí, sí, en Estocolmo. Sí, sí, sí, en Estocolmo.
- ... Se debe a un gen maligno que lo porta, no sé si el 55 ó el 60% de los hombres. Y bueno, pues esto es...
AGC- No, no. Es característico. Además eso también funciona mucho ¿eh? Esa creencia... esa creencia en el análisis de tipos biológicos y eso, funciona todo lo que se quiera, ¿no? Es otra, otra de las grandes mentiras; no se la puede despreciar para nada. Habría... habría que. .. a ver qué es lo que la señora See, de la novela que me estoy leyendo de Los Ángeles, piensa de esa explicación respecto de lo estúpidos o infieles y lo malos que son los hombres por medio de esa remisión a lo orgánico. Hay que darse cuenta ¿eh?: cualquier explicación está reafirmando y sosteniendo la Realidad y que las cosas son como son. Aquí sabemos que la Historia empieza con el hecho de que uno de los sexos (que todavía no son sexos) queda condenado a sustentar el Poder, ir a la guerra, vender, y naturalmente el otro lo padece. El otro sexo pues queda... queda convertido en el objeto del ataque y de la compra ¿no? Es el comienzo de la Historia, y no, no, no puede uno imaginar: de la Historia ¿eh?, es decir, hace unos diez mil añitos nada más, nada del otro mundo, nada del otro mundo. Es el comienzo de la Historia. Pero cualquier explicación fisiológica (lo que antes decía de la diferencia entre los dos tipos de Realidad, la física y la jurídica, ahí lo tienes ¿no?), cualquier explicación que se vaya hacia lo físico o biológico, que encuentre causas naturales, está disculpando inmediatamente a las causas jurídicas y a la estructura social entera, sin más, de una manera directa.
- Pero ahora... Pero Agustín, entonces ahora por la imitación que hacen las mujeres a los hombres en esto del Progreso del Régimen del Bienestar, el que las mujeres se van haciendo hombres imitando [], ¿lo del gen también lo coge?
AGC- Tiene que entrarles un virus que les modifica el gen. Es que a ésas...
- No, pero están en la obligación de coger el gen. Si no cogen el gen...
AGC - ... a ésas... a ésas por contagio –por contagio- les ha entrao un virus que trastrueca los genes, que trastrueca, y que les ha hecho participar...
- No, no. A ver si van a coger todo lo malo y se van a quedar...
AGC- Esas estupideces. Esas estupideces.
- ... y lo bueno no lo van a coger, porque ésas son capaces, somos masoquistas. A lo mejor cogen y eso no lo cogen.
AGC- Bueno, me parece que se ha hecho...
- Perdón. Lo de Estocolmo de [] está basado en estadística, cuidado...
AGC - ¿Lo de qué?
- No, digo que eso de que genes de la infidelidad, que era pura estadística. O sea, que [], en zulús no se da eso, cuidao. Han hecho una estadística en los escandinavos.
AGC- Bueno, es posible. Hay sitios donde el Poder ha establecido sus redes de otras maneras, su relación, y otros que tú conoces donde no tanto, donde no tanto pero nunca, nunca lleguemos a liberar a nadie, ni siquiera a los trobriandos bienaventurados que en el sigo XIX descubrían todavía algunos de los exploradores en las islitas de Oceanía. ¿Sí?, sí.
- Una cosita pequeñita.
AGC- Sí.
- No sé si habéis oído cómo. No sé si habéis oído cómo usa la gente lo del acelerador de partículas, porque ya lo pusieron en rueda hace tiempo, y la gente lo dice cuando se les toca conducir, algún pobre, pues cuando van a entrar a una autopista grande, dicen “Vamos a llegar al acelerador de partículas”.
AGC- “Acelerador de partículas”, pues sí. Y ¿qué va a creer la gente?, si es que es así. Les presentan esto que llaman todavía (por lo menos algunos de ellos) ‘partículas’, son unos entes... son unos entes que para enterarse un poco de lo complejos y de lo muy cercanos a la idealidad, es decir, a la pura matemática, que son la mayor parte de ellos, basta con leer algunas de las entradas que hemos recorrido, pero lo descubre, y no ya sólo es que haya un antiprotón, hay los bosones y los fermiones, que son entidades de este tipo que digo. Que uno simplemente con que lea un poco cosas de los físicos actuales se da cuenta de hasta qué punto son impalpables y que solicitan la duda respecto a si la supuesta realidad que está debajo se identifica o no con la denominación y con el tratamiento teórico que se hace. Bueno, llega la divulgación: te presentan todo eso como partículas. Entonces, ¿la gente qué va a entender? Pues cree que le están hablando de cosas, porque ¿de qué otras cosas...?: se habla de cosas. Entonces, ésas tienen un nombre: bosón; y por otra parte, tienen la garantía de que hay unos señores (Doctores tiene la Iglesia) que saben lo que se hace con eso. Entonces, tiene todas las condiciones de ser una cosa. Así que por milagro resulta que ahí está una cosa nueva, y la gente cree que le están hablando de algo concreto, de una cosa, y así funciona la divulgación de la Ciencia: de la Fe.
Bueno, se ha hecho muy tarde, tenemos que cortar, y le seguiremos dando vueltas a cosas de este tipo. De manera que, si nos deja el Señor de los aceleradores de todas las partículas, nos vemos..