26.08.2014

Tertulia Política número 148 (22 de Octubre de 2008)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


  • Los dos sentidos del Tiempo de la Realidad
  • Infinito y todo (el punto de la verdad=límite entre los opuestos)
  • La alegría del descubrimiento de que es mentira
  • ‘Liberador ¿de quién?’
  • AHORA

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Antes de seguir con el descubrimiento de las mentiras que costituyen la Realidad, es lo que nos toca, es a lo que hemos venido aquí, no se sabe de dónde ni por qué, pero vamos a seguir atacando a la Realidad y por el camino en que nos habíamos metido, que era el de los dos sentidos del Tiempo que la Realidad necesariamente tiene. Ya habíais visto algunas muestras de cómo es que esto es así, que no puede concebirse un sentido sin el otro, que normalmente es el sentido opuesto precisamente (sobre eso volveremos luego), de manera que hacia adelante/hacia atrás, hacia la izquierda/hacia la derecha, arriba/abajo, pero siempre en dos sentidos opuestos el uno al otro. Esto se nos aparecía como un costituyente primario de la Realidad, de la Realidad falsa –como sabéis- pero real, tan real como falsa, tan falsa como real, tal como aquí la estamos… la estamos tratando.


Respecto a eso de los dos sentidos, al salir de la última sesión Caramés me indicó que, aparte de aparecer esto en las cosas propiamente dichas, también aparecía con los números ?desde luego tomados como cosas de alguna manera?, en el cálculo infinitesimal especialmente en la busca de límite por series convergentes. Le dejo que os lo cuente un poco.


C – Bueno, yo lo que le recordé a Agustín fue que en esta actividad propia de los matemáticos de domesticar el infinito, según la fórmula que se usa en la tertulia, a mí se me aparecía de dos maneras: aparte de la consideración de la serie de los números como un todo, creando el infinito de los números naturales, estaba la creación de los infinitésimos, que va a dar lugar al infinito los números reales; y ahí se me aparecía que la costitución de estos infinitésimos se podía presentar como sucesiones monótonas convergentes en los dos sentidos (como seguramente algunos que han tenido que padecer los estudios de Bachillerato han estudiado): monótonas crecientes, monótonas decrecientes ?para hacerlo en forma pedagógica?, pero que sobre todo aparecía en las maneras que en cálculos matemáticos desarrollaban la noción de cortadura, en donde se suponía que esa cortadura era precisamente (ese corte) era la que se definía para entenderla como un proceso de dos límites, dos sucesiones, dos infinitésimos, uno por derecha y otro por izquierda ?digamos?. Hemos supuesto en esta segunda domesticación del infinito dos sucesiones, dos sentidos distintos en la flecha (como se dice en la fundamentación de los números reales, que es de lo que os estoy hablando ahora, de los números que algunos llaman números continuos), y esta forma de fundamentarlos se llama la de las cortaduras, y nace de una presentación de dos conjuntos que están definidos: uno que es el  de los números mayores que un número dado, y otro de los números menores que un numero dado. Esta forma de presentar la cosa inmediatamente se puede trasladar a los primeros números. O sea, que el número uno, por ejemplo, también se concibe con una expresión monótona creciente y una expresión monótona decreciente, simplemente se podrían interpretar como la flecha del tiempo, que son dos flechas, una contra la otra, para producir  nuevos números e interpretar los anteriores, y  el que nazca de la sucesión de los números también con un proceso de cortadura o de paso al límite es otra domesticación de lo sin fin. Bueno, éste era un poco el recuerdo que le traje a Agustín, que no me dio tiempo a decirlo al final de la última tertulia.


AGC – Sí, porque una vez establecidos también los números negativos para completar la serie, evidentemente que, o bien al cero o bien al uno, hay que atribuirles esa condición de límite de dos series convergentes en sentido precisamente opuesto; aparece de sobra… de sobra claro. Sobre la elección  entre cero o uno, no nos vamos a meter ahora porque no nos toca muy directamente al asunto.


Esto que se da con los números es pues algo que, como ya el otro día apuntábamos, se da también entre las cosas cuando se trata de manejar eso que en nuestra lengua se llama ‘Tiempo’, y el Tiempo se aparece con los dos sentidos. También hace unos días me pasaba Caramés un trabajo de un señor, Tumulka, en que proponía un modelo restringido, pequeño, lo presentaba él, remitido a determinadas condiciones, en que se proponía un (bueno, ‘se proponía’, es decir, como manera de salir del atolladero y lío que los físicos se han armado a propósito de la localidad y no localidad, a propósito de la imposibilidad de la simultaneidad, a propósito de la imposibilidad o no de la acción a distancia, a propósito de todo eso, en el modelo se proponía un… se mantenía el Tiempo, pero un Tiempo con dos flechas (lo decía explícitamente en el título del artículo: un Tiempo con dos flechas), es decir que en el sistema jugara ya esta oposición entre izquierda/derecha, entre sentidos opuestos, de la que os estaba hablando y con la que nos tenemos que meter.


Tanto si la cosa se refiere a cosas propiamente, como a números tratados desde luego ya como cosas para los fines de  la Ciencia, de lo que se trata es de encontrar un límite, un punto puro que de alguna manera sea compatible con la Realidad, pero que al mismo tiempo represente como la verdad, sea el punto de la verdad. Aquí naturalmente hemos descubierto despiadadamente que verdad es incompatible con Realidad, que la Realidad es esencialmente falsa, pero todas estas maquinaciones de matemáticos, físicos y otra gente tal vez menos respetable también, que se traen, consisten en encontrar una verdad, el punto de la verdad, que sería aquél en que los dos sentidos contrapuestos vienen a encontrarse; los dos sentidos contrapuestos del Tiempo. Es otra manera de encontrar la verdad que se complementa con aquéllla que… (a la que también acaba de hacer referencia Caramés), de tirar por la vía de lo sin fin considerado ya como ‘infinito’, con la negación incorporada dentro de la palabra para que no haga daño a nadie, y hacer que lo de ‘infinito’ sea compatible con ‘todo’. Porque evidentemente un sin fin, con la negación viva, a nadie le puede satisfacer ?quiero decir a nadie de los representantes del Poder le puede satisfacer como verdad?, eso sería una verdad que no acaba nunca de… no acaba nunca de alcanzarse y por tanto hay que declararlo como ‘todo’ al mismo tiempo que ‘infinito’ –‘todo’-. Es una trampa como la otra, una trampa clara, pero que se ve que es necesaria para cualesquiera manejos de los que tratan de sostener la Realidad contra nuestros ataques que les vengan desde abajo, contra esto que aquí pretendemos que salga de vez en cuando por nuestras bocas, voz del pueblo-que-no-existe y que no sabe decir más que NO a cualquier verdad que le echen encima. De manera que estos son… estos son casos de… casos de lo mismo.


Evidentemente el camino de el límite, el dar con el límite entre los opuestos, o el camino del todo, parece que son vías en algún sentido matemáticas, en todo caso son recursos a lo ideal, en este sentido vienen a corresponderse con lo que días anteriores hemos estao viendo que cuenta la diosa de Parménides cuando habla de que ‘lo que es lo que es es lo que es lo que es’ y que no hay más verdad que ésa. No hay más verdad que ésa, es decir: la pura confusión entre lo que lo dice y aquéllo que dice –lo que lo dice y aquello que dice?.


Esto… esto me recuerda también otra entrada en la red que Caramés acaba de pasarme de unos señores (si me acuerdo bien)Berti, Suárez y otro, que se preguntan (son filósofos de la Ciencia, es una cosa que cunde mucho en nuestros días y que no siempre está separada tajantemente de físicos; físicos o filósofos de la Ciencia), analizan la declaración de Kant (hace mucho tiempo) de que “la Matemática es una cognición ‘a priori’” (en el dialecto de Kant eso quiere decir que es anterior a cualesquiera convenciones que en tribus humanas se hayan podido establecer, que está dado ahí). Entonces, estos tres hombres toman la cosa por la vía de preguntarse “¿En qué mente?” (In Whose mind?), ¿en qué mente es la Matemática un ‘a priori’? en el sentido de… en el sentido de Kant. Para ello toman una declaración de hace cerca de un siglo de David Hilbert, una declaración de Hilbert que decía que (más o menos), “que todo problema matemático bien formulado tiene su solución” (más tarde o más temprano), y él proponía incluso ya entonces algunos ejemplos de problemas no resueltos de momento pero que evidentemente aspiraban a su solución.


Estos tres hombres analizan la cosa preguntándose por un matemático en un tiempo ‘t’  determinado. Luego van viendo que efectivamente presentada así la cosa, como si la mente fuera la de un matemático, la afirmación de Hilbert no marcha, siempre habrá un problema que para un matemático en un tiempo t represente una incapacidad de decidir si es resoluble o no resoluble el tal problema. Y así naturalmente para otro matemático del tiempo t1,  t2, etc.


Bueno, ya veis lo que es el ideal pués, que es a lo que iba. Evidentemente estos mismos descubren que de lo que se trata es de Dios, que el ‘a priori’ de Kant no puede referirse a ninguna mente más que a la de Dios mismo. Y este Dios mismo es el que os estaba relacionando con lo que la diosa de Parménides dice respecto a la pura verdad de que “Lo que es lo que es es lo que es lo que es”. Efectivamente eso toma las trazas… toma las trazas de Dios en algún sentido, se quiera o no, como si fuera una especie de mente total que, por tanto puede dar cuenta de ‘todos’ los problemas, que los tiene de alguna manera ‘todos’ presentes y con solución al lado.


(Si no os importa, sentaros como allí, por el suelo, pues oiréis mejor, porque ahí, entre los arcos, tenemos experiencia de que se oye bastante mal, además queda algún asiento por allí).


De manera que a esto os quería traer, a cómo se trata de la introducción de la verdad, ¿qué es la verdad?, pero dentro de la Realidad, dentro de las cosas y de los números también tratados como cosas. Importaba también para los dos sentidos que esto que Caramés ha vuelto a contaros acerca de las series convergentes y demás, plantea esta cuestión de la relación entre la escritura de lo que se dice y los dos sentidos de la escritura que son evidentemente o hacia la derecha o hacia la izquierda, con la posibilidad de que también sean hacia arriba o hacia abajo, o de abajo hacia arriba, y todo eso; esos sentidos contrapuestos que la escritura toma ?también en las formulaciones matemáticas, por supuesto? y que evidentemente tendría que ver con los supuestos dos sentidos del Tiempo real (del pasado al futuro/del futuro al pasado), los dos sentidos contrapuestos que aquí os estoy volviendo a mostrar cómo son necesarios para la costitución de la Realidad. Y tendría que ver porque, también del revés, tenéis que lo que se usa para representar el Tiempo en estos trances ?el Tiempo real? es una escritura, normalmente una línea con sus flechas ?con sus flechas? que, en aquella propuesta de Tumulka que os he citado, deben estar simultáneamente presentes en un sistema determinado para dar el juego que se desea.


La escritura del Tiempo es así: una línea con sus dos flechas de sentido, y por tanto es también normal que tomemos los sentidos de la escritura misma como si fueran referentes a, o idénticos con, los dos sentidos del Tiempo real (el Tiempo real).


Bueno, pues esto es el aparato que quería que repasáramos un poco, aunque fuera por lo alto, y es el aparato del Tiempo real, de sus dos sentidos, que es el aparato mismo de la Realidad, sobre el que la Realidad está montada: no hay ninguna cosa que sea anterior a esa cosa que se llaman ‘momentos’: la primera creación es la del Tiempo real mismo; la primera falsificación necesaria es la del Tiempo real mismo: los momentos, las veces ?una detrás de otra? son la primera creación. De manera que el aparato está claramente destinado a sostener la Realidad toda, en la que se nos hace creer todos los días.


Es eso lo que estábamos atacando, y conviene que sepáis bien qué es lo que estamos atacando. Y lo atacábamos dejándonos llevar por el corazón, que es lo mismo que la razón (la distinción entre lo uno y lo otro es ya una falsificación de la Realidad), dejándonos llevar por eso que sabe decir NO desde abajo; descubriendo que era mentira, como se hace evidente ya sólo por el recordatorio del aparato, que los dos sentidos son todo lo reales que queráis porque son necesarios para la costitución de la Realidad, pero que son falsos, que son mentira, que de verdad no habría más que un sentido: este sentido de aquéllo en que por cualquier punto las cosas se pierden, nos perdemos con ellas, y que siendo uno solo no es ninguno. Esto es lo que decíamos.


De manera que la alegría que os proponía ya el otro día es ésta: descubrir que esto no tiene sentido; porque al ser falsa la Realidad, con sus dos sentidos, y por tanto no pudiendo admitir más que un tiempo que ?por decirlo así? no nos arrastraría más que en un sentido, eso quiere decir ninguno (porque para que haya un sentido tiene que haber dos –esto creo que no hace falta razonarlo mucho?). De manera que es equivalente a descubrir que esto no tiene sentido. Y ésa era la alegría. Recordad que los dos sentidos de la Realidad son necesarios para nuestra esclavitud, para nuestro engaño, para nuestra Fe, sin la cual no hay Realidad. Por eso aquí hacemos lo que se puede hacer hablando, que es: destruir la Fe, atacar la Fe; sabiendo que de esa manera estamos atacando por el lado que podemos a la Realidad, y por tanto al Poder, en el sentido más político de la palabra o en cualquier otro.


Ésa era pués una alegría, es… os lo presentaba al menos como liberador; nuestra esclavitud es el estar condenados a creer en un Futuro hacia el cual vamos, hacia el cual van las cosas también, uno mismo, el Mundo (un sentido), y desde el cual, como causa final, se impone todo lo que se nos hace hacer y sentir (segundo sentido). Hacia delante y hacia atrás, ésa es la forma de nuestras rejas, cárcel, esclavitud.  A eso estamos… a eso estamos sometidos, y por tanto el descubrimiento de que es mentira ?“no hay sentido en esto”? es liberador.


Claro, ‘liberador ¿de quién?’ es otra cuestión; desde luego nos libera pero ese ‘nos’ es engañoso: ‘nos’ quiere de verdad decir ‘pueblo-que-no-existe’, eso que deseamos que en esta política desde abajo sea lo que esté hablando; evidentemente a eso lo libera, y no pensamos aquí, no pienso ni siento yo, que quepa ninguna política que no sea un engaño más que el de la liberación de eso que no existe, pero que lo hay por debajo de las personas, por debajo del Poder, por debajo de las costituciones, por debajo de la Realidad; ‘no existe’ quiere decir ‘no forma parte de la Realidad’, pero lo hay, gracias a que la Realidad no es total, no es todo lo que hay, y por tanto tampoco uno mismo ?como cosa que es? está nunca bien hecho del todo, siempre le queda algo que le estorba para ser el que es, para cumplir el ideal. Lo hay, no existe, lo hay, y desde luego eso es lo que el descubrimiento libera, a lo que deja libre; cualquier otra forma de liberación es mentira, es un cambio para seguir igual, como suelen ser las liberaciones de las personas.


A nosotros como personas no; ?vamos? si queréis: nos libera de nosotros mismos; me libera a mí de mí mismo, eso sí. Si eso de alguna manera os satisface, y si no cometéis la indiscreción de preguntar qué es lo que queda, o por lo menos de preguntarlo enseguida, podemos decir: “Sí, nos libera de nosotros”, “me libera de mí mismo” [], si no, no hay posibilidad ni de rebelión, ni de liberación, ni de que el pueblo diga, haga, de verdad NO, que es de lo que se trata.


Esto quiere decir también que nos libera de los fines, porque el fin ?que para las cosas como somos nosotros, quiere decir ‘la muerte-siempre-futura’?, el fin es costitutivo (en un sentido y en el contrario), y nos libera del fin como separado de los medios para alcanzar un fin. Todo el mundo sabe que el Capital, por tanto los Estados a su servicio, por tanto los clientes del Capital y los súbditos del Estado, que somos cada uno de nosotros, justamente se sostiene en esa creencia en que las cosas se hacen para un fin: un Futuro ?es lo que se nos vende todos los días? y que simplemente empleamos medios para alcanzar ese fin. Es muy útil descubrir la mentira de eso, que para el sostenimiento de la Realidad y también de la de uno mismo es cierto, es así, para sostener la Realidad no hay otro procedimiento: emplear medios para alcanzar un fin.


Cualquiera que quiera sostenerse en este mundo, incluso progresar, avanzar, trepar en la pirámide del Poder, no tiene otro recurso: emplear los medios pertinentes para alcanzar un fin, es decir un Futuro que (como la muerte, a la que no se menciona de ordinario) está por delante; está por delante, es un Futuro al que ir y al que hay que sacrificar cualquier cosa con tal de que esto que estemos haciendo ahora se convierta en medios para alcanzar ese fin: medios útiles para alcanzar ese fin. Este es un programa que os venden todos los días; tengo que recordároslo por si no os dais cuenta lo bastante a fondo: os lo venden todos los días, eso están haciendo con vuestra vida, con nuestra vida, con este pregón o programa.


Y por supuesto el descubrimiento en contra de los dos sentidos de la Realidad, y el descubrimiento de que esto no tiene sentido, es liberador respecto a eso: libera de los fines. Nos enseña a reconocer una cosa que está a la mano de cualquiera, que es que los fines están en los medios; los fines están en los medios, en contra de lo que os predican; no hay una manera más esquemática de descubrir la inanidad de esa pretensión, de ese pregón: los fines están en los medios. Alguien puede creer que (por poner ejemplos groseros lo primero) una ametralladora, un cuchillo, son istrumentos y medios para alcanzar determinados fines. Esto es… esto es lo que se hace creer: ellos de por sí son medios. Entonces, claro, hay que imaginar a dos de nosotros, cualesquiera, o uno y una, o dos del mismo sexo, es igual, recluidos; recluidos en el fondo de un pozo de donde no tienen salida ni comunicación con el exterior, entre los cuales dos hay simplemente un cuchillo; no hay más que un cuchillo. Y una vez que imaginéis la situación no tenéis más que dejar correr Tiempo, del real. No tenéis más que dejar correr Tiempo del real.


En este experimento mental ?como suelen decir los físicos? encontraréis que naturalmente el cuchillo acaba haciendo lo que él ?el cuchillo? sabe y quiere. Hasta tal punto efectivamente los fines están incluidos en los medios.


Naturalmente, la visión contraria implica una tontería que es que uno con los cuchillos y con las ametralladoras hace él lo que quiere ?por supuesto?: la creencia en la subjetividad soberana, la creencia en la voluntad personal, y todo eso, están implicadas en el engaño, si no, no tendría sentido; por eso os llevo al experimento mental, para mostraros que no es así: las armas… las armas hacen; las armas hacen; los medios hacen; las armas hacen la guerra o lo que sea, por ejemplo; y es tonto pensar que ni ninguno de nosotros ni los poderosos y potentados son los que pueden manejar esas armas para sus fines, porque los fines los tienen las armas mismas; y por tanto es una distracción seguir fieles por un lado a la creencia en la propia voluntad y todo eso, que usan los medios para fines, y luego atribuírselo a determinadas mentes o voluntades, como a las de los potentes.


Esto que en ejemplo grosero se refiere a las armas ?a cuchillos, a ametralladoras?, desde luego lo podéis extender a cualesquiera otras formas de  medios, de medios que se empleen, incluso a los artilugios mentales, hasta matemáticos, sofisticados, que se emplean como medios para alcanzar un fin predeterminado al que se aspira. También ahí, del mismo modo, los fines están incluidos en los medios.


De esto nos libra también el descubrimiento: no hay fines; no hay sentido; no tenemos nada que hacer en Futuro, en contra de lo que os mandan: no tenemos nada que hacer mañana. La manera de que ahora estemos haciendo algo es no tener nada que hacer mañana, porque si tenemos algo que hacer mañana ése es el camino más seguro de que hoy no hagamos nada. Cualquiera con su experiencia más elemental, supongo que  reconoce…  reconoce esto como la situación que se nos da. En ese sentido es liberación también el descubrimiento: nos libera de eso, y nos libera de la línea del Tiempo por este camino, porque no se trata ya de los dos sentidos opuestos del Tiempo real, uno contra el otro, pero normalmente opuestos y haciendo una línea, una idea, pero una idea tan real, tan pesada, que nos impide salir disparaos por otra dirección cualquiera (por decirlo con esta imagen geométrica un poco grosera).


Está claro que la sumisión a la Fe en los dos sentidos contrapuestos que hacen por ello mismo línea (determina línea, determina Tiempo, determina que todo está ya hecho, que no hay más que aceptarlo ?si no puede, resignarse?) y está estorbando que suceda lo que puede siempre suceder: que salgamos por otra dirección cualquiera de la línea; que la oposición de izquierdas y derechas quede anulada, no porque se llegue a ningún compromiso entre ambas, como se suele, sino porque efectivamente se ha abandonado la línea en que esa oposición se establecía y nos hemos salido de la línea que se nos imponía, en la cual también políticamente se oponía izquierdas y derechas y demás engañifas… engañifas por el estilo.


Bueno, pues en ese sentido se puede decir el descubrimiento de que esto no tiene sentido, que es liberador; que esto a cada uno de vosotros, según que lo tome más arriba o más abajo,  le satisfaga o le escueza más o menos, es otra cuestión evidentemente secundaria.


Antes de… antes de seguir con más por ahí, me callo y dejo ya que surjan por ahí voces con cualesquiera contradicciones, ocurrencias. No sé quién de los dos ha sido primero.


- No, que  en la misma medida en que se dice “Entre dos que pelean, el cuchillo es el que manda”, que también recuerdo que Rafael Sánchez Ferlosio…


AGC- ¿“De dos que pelean…”?, perdón.


- “… el cuchillo es el que manda”. “Entre dos que pelean, el cuchillo es el que manda” (que era como lo formulaba Rafael en el discurso aquél que hizo precisamente acerca de esto), se podría decir también que “Entre dos que conversan,  el lenguaje es el que habla”, en el sentido en que…


AGC – Para sus fines.


- … el fin del lenguaje es…


AGC – Sí. Ya he dicho que cualquier…  (no me paré en el lenguaje), [] formas de lenguaje especialmente sofisticadas, el que habla…


- Por lo cual quiere decirse que es aprovechable.


AGC- … el que habla entre dos que disputan, conversan, se dicen amores, es el idioma; es decir…


-  No, no: se podría decir que también es el lenguaje el que habla.                                   


AGC –… un intento… Perdona. Es un inten-… No la lengua, no la lengua de verdad, es un idioma. Es el idioma en que ambos componentes de la tribu se entienden; y que de por sí está por tanto ?lleva en sí sus fines? y está  costituyendo y recostituyendo la Realidad en que ambos tienen que creer: ése es el idioma…


- Pero eso es la comunicación dentro del lenguaje, pero luego está la lengua.


AGC- …El idioma con su vocabulario. La única salida de esto es la que el otro día veíamos: cuando la lengua en un idioma hace esto, al mismo tiempo no puede menos que hacer de rebote lo contrario, es decir desgastarse con el uso y por tanto desmontar la precisión y validez de los significados.  


- Sí. Es que yo… está bien esto de que nos repitas lo de que la Realidad es falsa y tal, pero yo en mí misma es como que yo ya me veo bastante desconectada de la Realidad,  o casi totalmente desconectada de la Realidad.


AGC- ¿Por qué procedimiento?


- ¿Perdón?


AGC- ¿Por qué procedimiento?, ¿de qué modo?


- Pues que no creo en el principio y en el fin, no… no… o sea, no me creo nada en principio; no sé, es que estoy aquí… Vamos, no me creo nada. Entonces, estoy bastante desconectada y a mí lo que me preocupa es lo desconectada que estoy. Porque… o sea, yo estoy como al rev-… en el otro lao: en el proceso éste que hablabas tú de inacción ¿no? Estoy un poco en ese punto…


AGC- ¿De qué?


- Inacción.


- Yo, me gustaría tener más vínculos con la Realidad en realidad. Y no sé cómo hacerlo.


AGC – Bueno, en primer lugar no tienes por qué presumir de que estás desconectada ¿eh?


- No, no: no presumo.


AGC – No: ‘no tienes por qué presumir’ quizás… no tienes por qué  pretender estar desconectada del todo, porque cualquiera que te oiga se toma en serio que efectivamente eso quiere decir ‘del todo’, y eso no puede ser. Eso no puede ser, es un engaño: nadie puede estar fuera de la Realidad mientras se mantiene siendo real.


- No, no, claro.


AGC – Eso es lo primero. De manera que tal vez eso responde también un poco a lo segundo: si no es así, si hay algo que dice NO en uno, y que efectivamente va contra su Fe, y desvirtúa, destruye su Fe día tras día, pero nunca se acaba, al mismo tiempo hay uno que tiene que subsistir como ente real, y por desgracia coinciden y están el uno contra el otro. Y ésa es la guerra que se da lo mismo fuera que dentro de uno; por tanto ningún lugar para la inacción. Lo que se llama ‘acción’ en la Realidad es lo que hemos dicho: hacer algo mañana, y poner hoy los fines para que se haga algo mañana. Eso es lo que se llama ‘acción’, y que desde luego es simplemente no hacer más que lo que ya está hecho: sostener la Realidad. Naturalmente el descubrimiento te lleva por el lao contrario: por fuerza… por fuerza si has desmentido esa noción de la Realidad, entonces estás con ello mismo ?con el desmentimiento? estás ya haciendo algo lo primero.


- Ya, pero a mí me preocupa estar tan desconectada, porque al final la Realidad está por encima…


AGC- ¿Por qué tan desconectada?


- Estás hablando, ¿te parece poco?


- Porque no tiene ilusión por nada.


- Bueno, pues porque aquí, en esta Realidad, hay que hacer una serie de cosas…


AGC – Claro, claro.


- … para funcionar, y yo me veo que no termin-…, o sea, me gustaría funcionar mejor de lo que… de lo que…


AGC- ¿Funcionar mejor en la Realidad?


- Es que no funcio-… yo me veo que no funciono bien.


- Yo… yo entiendo. Lo que ella dice es que cuando tú descubres… de repente empiezas a descubrir que tú… o sea, que… de que no tienes nada que ver con ello, o sea, descubres la mentira, pues en un principio nada más descubrirse empiezas a ver que no sabes cómo manejarte, cómo sobrevivir, cómo… muchas cosas.


- ¿Cómo se sobrevive si no…? O sea, ¿cómo se sobrevive sin un fin?, y por otro lao tampoco crees en ese fin, con lo cual… es un… [sin sentido], no sé.


- Poco a poco a lo mejor ya te vas alegrando, pero…


AGC – No sé. No sé si acabo de entenderos bien.


- … lo del principio es casi []…


AGC  - Es que…


- … en el abismo, ¿no?


AGC- ¿Cómo?


- Que lo primero que tú empiezas a sentir… bueno, no sé, yo te comprendo lo que dices, que… que te sientes pues en un abismo, en un abismo. Luego ya vendrá por otro lado la alegría de descubrir ciertas cosas…


AGC – No, no. Me parece que ella decía algo más concreto: se encuentra en la Realidad muy desvalida para hacer las cosas que tiene que hacer para sostenerse ¿no? Creo que se refería a algo más concreto. Cosa que muchos pueden sentir también ¿no? Hombre, desde luego lo primero que tenéis que hacer es abandonar la creencia en la unidad; si no sois capaces de reconocer la guerra dentro, no hay qué hacer. Si seguís creyendo en uno mismo y os preguntáis por lo que le pasa a uno mismo, manteniendo la unidad, no hay nada que hacer. Uno mismo está mal hecho y es contradictorio, y tiene algo que le queda de pueblo vivo, y luego tiene una persona, pesada, que tiene que sostenerse y todo eso…


- Pero, claro, [] con esa contradicción…


AGC- … Y entonces… entonces, claro, si se pregunta ¿política de veras?: política del pueblo, sin más, contra eso. Si luego se pregunta “Bueno, y ¿qué hacemos con este otro que tiene que sostenerse y arreglarse en el mundo como pueda? Eso ya es otra cuestión. Ya es una cuestión real, respecto a la cual no hay más que dar pues consejos sumamente reales, decir “Mira, uno no puede ponerse a negar todos los imperativos sociales de repente, porque efectivamente eso ya se sabe que es desastroso, y entonces tampoco para lo otro conviene”. “Hay que ser económico, es decir, resolver esos asuntos al menor costo posible: que puedas conseguir… que puedas conseguir algo de comida, algo de cobijo, lo mínimo que haga falta sin pagar por ello… sin pagar por ello nada precioso. Es decir, sin pagar por ello ninguna rendición… ninguna rendición a esto: sin venderte ?en otra palabra? y eso es posible”...


- ¿Es posible eso?, es que creo que es imposible eso.


AGC- … Esos son consejos reales: es posible: no hace falta venderse. Desde luego, venderse para los fines del Poder y los de uno, es lo mejor: te vendes, y se acabó. Pero no hace falta venderse para resolver estos resquemores que uno…


- Pero alquilarse a veces…


AGC- … se encuentra. Naturalmente es una cosa que en cada caso y situación tiene sus variedades, sus maneras, pero en conjunto es así. No hay que ponerse furibundo en la Realidad y declararse completamente en desacuerdo y contra todo lo que le venden a uno: no; no: hay que evitar… hay que evitar ahí, como en tantas otras cosas, hay que evitar guerras inútiles, pérdidas de tiempo, incluso pueden hacer daño para la política, y se cede económico: resolverlo al menor costo. Y ésta es la única recomendación: no hace falta venderse. Para ir tirando (que es lo que nos toca), para ir tirando (y además ir tirando hasta con cierta decencia) no hace falta venderse; no hace falta venderse del todo: hay artimañas –artimañas-, artimañas de menos costo que resuelven el problema.


- Normalmente la gente sí parece que dice que si se venden es para conseguir  como esas condiciones mínimas de supervivencia; y no sé si es que algunos se ven obligados por sus soluciones, y otros, menos; o…


AGC – Sí, es posible. Ya he dicho que cada caso puede ser una variedad, pero desde luego lo de que “no hace falta venderse del todo”, eso sigue siendo verdad. Simplemente porque como la Realidad no es todo lo que hay, como el Poder nunca está bien costituido del todo, como siempre quedan resquicios, para eso están nuestras artimañas: para aprovechar los resquicios, para más o menos colarte con más o menos suerte. Desde luego si uno es tan desgraciao que llega a la conclusión de que para comer, por ejemplo, tiene que venderse, pues qué le vamos a hacer, le ha caído esa desgracia, pero ha caído en una mentira, porque no es verdad, nunca es verdad. Nunca es verdad que haya que venderse.


- Siempre se puede uno buscar la fórmula ésa que dice “Para no venderse cara, se metió a puta la desgraciada”.


AGC – Bueno, vamos a ver…


- Eso lo decían en mi pueblo... 


AGC – A ver qué más hay por ahí. 


- … [] “Para no venderse cara, se metió a puta la desgraciada”. Siempre hay modos más baratitos de venderse.


AGC- ¿Qué más otra cosa había por ahí? Sí.


- Ha habido antes una alusión a una cuestión muy importante (que me ha parecido que tú la has tocao pero luego no hemos insistido en ella), que es el problema de ‘no tener nada que hacer’. Normalmente cuando dicen de alguien “Es que tú que no tienes nada que hacer” es porque ya te están preparando una tarea, esto lo primero; y es sobre todo un istrumento que se utiliza para meterle en cintura, para meter en cintura. Y ‘no tener nada que hacer’, que sería un ideal: no tener nada que hacer, sin embargo parece algo peyorativo, quiere decirse que inmediatamente tiene una serie de connotaciones muy peyorativas, y luego tiene una intención, que es la de decir: “Como tú no tienes nada que hacer, ¿por qué no te dedicas ahora a ararme mi huerto o a limpiarme las malas hierbas?, y encima te doy un entretenimiento con lo que disfrutas…”


AGC – Aprovechamiento.


- “… haces ejercicio, y te… y tal”.


AGC – Que coste que yo por otra parte aquí no he estao predicando el dolce far niente, es decir, el dedicarse (como se puede decir), dedicarse a no hacer nada, porque eso es una aspiración que se da: dedicarse a no hacer nada. Eso es un engaño como otro cualquiera, porque así como uno no es dueño de sus acciones, tampoco de esa acción del ‘no hacer nada’ es dueño. De manera que es una… es una tontería. Lo que he estao diciendo es que quitarse de encima el fin, ‘lo que hay que hacer mañana’, es la condición primera y el verdadero motor de cualquier acción: quitarse de encima lo de tener que hacer algo mañana. Esto es lo que abre las puertas a que ahora se haga algo; con lo otro, pues ya veis lo que pasa: en política, de una manera ejemplar, como se mantiene la creencia en un fin, pues se lucha… se lucha por cambiar o hasta derribar un Poder para nada, es decir, para poner otro en su lugar y que las cosas sigan lo mismo ¿no? Ésa es la condición de lo que se llama ‘acción’ de ordinario. La primera condición es no tener Futuro; no tener Futuro, no tener nada que hacer; si luego en el plano real uno tiene que levantarse a las ocho para ir a la oficina, pues qué se le va a hacer, de eso no estamos hablando aquí, ya se sabe que con eso no va a hacer nada más que ir a la oficina, y pretendidamente con eso, pues ganarse… ganarse un poco de dinero ¿no? Pero para hacer de verdad (cosa que siempre es posible; recordad que en la última sesión empecé declarándoos esto de que “las posibilidades son sin fin, que siempre se puede hacer algo, y que  la declaración que los representantes de la Realidad te hacen como “Es imposible” es una declaración justamente al servicio del Poder, no hay tal cosa como ‘es imposible’. ‘Es imposible’ quiere decir, pues ‘Cuando usted me lo demuestre, en el fin de los tiempos ?que a lo mejor no hay’?”).


- Si no he entendido mal, para que haya sentido es necesario establecer un punto límite del que parte el sentido, hacia adelante y hacia atrás, izquierda/derecha, ¿no?


AGC – Sin duda hacen falta dos. Lo primero es que hace falta dos.


- Y el fin.


AGC- ¿Eh?


- Y un fin.


AGC – Si, sí, pero lo primero es que hace falta dos: no hay un sentido si no hay dos.


- Ah, bueno, sí: estableces dos; uno en un sentido y [] hacia el otro. Entonces, estaba pensando en el sentido de un discurso, que también es lineal en el Tiempo, también puede tener un fin. Entonces me pregunto ¿cuál es el punto límite del que parte ese discurso?


AGC – El origen.


- Eso es.


AGC – El origen.


-  Y… y había otra cosa pero se me ha olvidao.


AGC – Sí. Un hablar que… un hablar como el que se pretende que aquí sería el que nos trajéramos, es decir un hablar que no va más que a desmentir (labor puramente negativa), a desmentir las mentiras de la Realidad y que no tiene ningún fin, es decir: imponer una idea, imponer otra Fe, sino que las niega; se dedica simplemente al decir NO, ése al mismo tiempo no tiene por qué saberse de dónde viene y dónde ha empezado (cosa que por otra parte no habría manera de saber) pero, desde el momento en que carece de fin, pierde también lo otro. Esto es la condición de lo que pasa de verdad, que al ir las cosas sólo en un sentido, no van en ninguno: si no hay fin, no hay origen. Recordad que los dos sentidos son así, de esa manera que una vez os presentaba con lo del espejo ambulante a lo largo del camino, que recordáis (esto salió con lo de izquierda/derecha): un sentido en el sentido en que el espejo avanza (el espejo somos nosotros, cualquiera, el momento de la Realidad), y otro es el sentido que el espejo desdice, el sentido que se dirige a un fin, que evidentemente… eh, perdón: que se dirige a un principio lejano que, con el avance hacia el fin, naturalmente está cada vez más lejos. Todo esto para la tragedia de dentro de la Realidad, pero saliéndose hay que decir eso así: si se pierde el fin, si no se sabe para qué se está hablando aquí, excepto que se está hablando en contra de esto y de lo otro, la cuestión del origen de dónde viene esto también queda perdida al mismo tiempo.


- Pero, cuando se habla… no un dejarse hablar como decimos aquí, sino expresar ideas que sí tienen un fin concreto, ¿cuál es el origen de ese sentido? Y la otra cosa, que era ¿dónde está el contrasentido?, o sea, el sentido opuesto del sentido del discurso, o si lo tiene.


AGC- ¿En el discurso? Bueno, lo he dicho con lo de la escritura antes, con izquierda y derecha, sí. Bueno, vamos por partes: lo primero… lo primero, efectivamente, el hablar corriente (no digamos ya el de los políticos y  los científicos y los juristas, que son ya casos exagerados por demás), pero incluso el hablar corriente generalmente es para algo; generalmente es para algo, para conseguir algo: por ejemplo, la conversación que Jaime sacaba de “Tú, que no tienes nada que hacer” se está diciendo para llegar a un fin, para sacar algo, y por tanto el sitio de donde viene, pues naturalmente la persona de uno que tiene que sostenerse. El hablar falso nace de la persona, para que haya algo que sea ese NO que dice el pueblo-que-no-existe, la persona tiene que quitarse de en medio. Desde la persona no puede surgir más que un hablar servil, destinado a conseguir determinados fines. ¿Qué era lo otro?


- El sentido opuesto de ese sentido del discurso.


AGC – Ah, pues sí, es mirado desde el fin: el fin crea; es el fin el que está produciendo el discurso; no hace falta insistir mucho en ello. El discurso efectivamente marcha de izquierda a derecha, pero como el fin está ahí presente, ese fin lo está produciendo en el sentido opuesto: como los fines producen, como los fines están produciendo los medios costantemente, sí. ¿Qué más había por ahí?


- Yo.


AGC – No sé quién lo ha dicho antes. Bueno, ahí.


- Bueno, lo que voy a decir en realidad no es hacer una pregunta, creo que ni siquiera es una reflexión, una observación, pero que si en algún momento tenía cabida, creo que es hoy, con respecto al Tiempo y demás… 


AGC – Que “en algún momento”, ¿qué?


- Tenía cabida.


- Que si en algún momento, en alguna ocasión tenía más cabida, era hoy, que se estaba tocando el tema del Tiempo y demás.


AGC – A ver.


- Yo, de entrada, creo que ?bueno?, como se ha hecho aquí, me parece bien la formulación de ‘la verdad es lo desconocido’, o sea que para mí es un poco como decir que la verdad es inalcanzable, o sea, siempre será lo desconocido ?para mí, tengo esa intuición?…


AGC – No, no: es así. Es lo que hemos dicho aquí. No tengas reparos. Adelante.


-   No sé, yo básicamente…


AGC – Está claro, para ti y para mí, quiere decir ?¿eh??, para Dios no sería inalcanzable, pero por eso que hemos dicho antes, ésa es la imagen de los esos, de los que se creen que hay una mente… una mente total. Desde luego es inalcanzable la verdad en el sentido de que no puede entrar nunca en la Realidad: la Realidad es incompatible con verdad; la Realidad no puede tener la verdad dentro. Y ahora sigue.


- Que ?bueno? esto es como un preámbulo, pero es que mi actitud con respecto a la Realidad es como de profunda extrañeza y convencimiento de que nunca llegaré a… por eso me he referido ya en algún momento a aproximaciones a la Realidad, que para mí son simplemente grados mayor de abordar la complejidad, que para mí la Realidad está llena de complejidad. Pero lo que quería decir era decir que entre todas las cosas que… que me dejan un tanto desconcertado, estupefacto, o extrañado, como estaba diciendo, es la idea de que según un poco el concepto del que se está hablando aquí lineal del Tiempo y del principio y fin, o sea, se supone que ahora mismo, en este preciso istante, estamos aquí igual que… o sea, estamos viviendo en el último istante de la Historia del Tiempo Cósmico o como queramos llamarlo. Eso a mí me deja alucinado [].


AGC – Yo no sé por qué sacas esas fábulas aquí de “Tiempos Cósmicos” y eso, porque aquí hemos hablao con vocabulario mucho más sencillo, no conviene irse por las ramas.


- Bueno, da igual. Era…


AGC – AHORA no pertenece a la Realidad. Si nos hubieras acompañao hace algo más tiempo, habrías… habrías visto que esto es también de lo primero: AHORA no pertenece a la Realidad; AHORA es eso que cuando se dice, ya no es AHORA. De manera que eso ya lo descarta. La Realidad tiene su sentido, tiene sus lunes y miércoles y domingos, tiene sus horas del reloj, tiene un antes y después respecto a esas horas, tiene todo eso, pero AHORA no.


- Bueno, no sé si de todas formas conseguí trasmitir…


AGC – No. No sé si esto está claro, ¿eh?: que AHORA no es el presente ni nada, ni un ratito; AHORA quiere decir AHORA, y AHORA es incompatible con la Realidad.


- Ya, bueno, pero, sí, entiendo que lo que nos está diciendo es que no existe… o sea, que enmarcar el presente es un poco raro.


AGC – No existe, en el sentido de que ‘existir’ se dice de la Realidad: no es real, no existe.


- O sea, no somos capaces de cómo… son como demasiado [fotográficos] y somos incapaces de retener []. Pero, en cualquier caso, lo que estoy diciendo es que se supone un poco que estamos galopando sobre el último… la cabeza del pelotón del Tiempo ¿no?, ‘ahora’ precisamente.


AGC- ¿Por qué?


- Sí, porque []


AGC – Pero si AHORA es AHORA, no [tienes por qué]… Es que te lo estás poniendo como si fuera un fin del Tiempo real.


- No, no, es algo que parece muy extraño.


AGC – Mira ?perdona?, tienes demasiadas ideas ¿eh? Tienes que hacer un poco de limpia ?digamos? porque tú crees que son impresiones o sensaciones tuyas, pero no, son más que eso: son ideas que te quedan todavía. AHORA no tiene por qué ser ningún fin, ni lo último, ni nada de eso; eso son cosas de las viej-… AHORA simplemente es AHORA, y es una demostración inmediata de que la Realidad no es todo lo que hay. La Realidad sigue mientras tanto, este rato de la tertulia, y todo lo demás, en cambio AHORA, no; AHORA, AHORA nos saca, saca de la Realidad. Y no porque no seamos capaces, como sugerías, de que no retengamos AHORA, no, no: es que simplemente es incompatible con la Realidad: la Realidad no admite tal cosa como eso: un AHORA destruiría; un AHORA destruiría el Tiempo real del que hemos estao hablando, de una manera inmediata; lo destruiría inmediatamente: no cabe; sólo falsificándolo, convirtiéndolo en el punto del presente, esa cosa que también…


- ¿Usted cree que existe simplemente ahora un Futuro?


AGC- ¿Perdón?


- Que si Usted cree que existe en este momento un Futuro, que no es ahora.


AGC – Es lo que hay sobre todo. El Futuro es lo más que hay, es lo que nos echan encima todos los días.


- Lo que él está diciendo, yo sí lo entiendo y lo he sentido hace mucho, mucho tiempo; quizá ahora no, porque ya estoy como muy versada y sé muchas cosas; pero lo que él está comentando tiene que ver con lo que dice Jung cuando afirma que “nadie puede decir que mañana va a salir del sol”. En ese sentido, yo creo que tú te refieres al último…


AGC – Bueno, por favor, no: no creo, no. No creo…


- … Ahora, que no sepa todavía si el campo de lo que hablo []…


AGC – Pero que no es exactamente lo que…


-  … entonces, el muchacho no se lo sabe. Pero yo sí entiendo lo que está diciendo.


AGC – Pero, vamos, por favor: la existencia del Futuro es algo tan tremendo que es como si quisierais negar nuestra esclavitud de un plumazo; es lo que tenemos encima: es la muerte-siempre-futura. ¿Cómo se puede ni por un momento negarlo? Que uno acierte en la adivinación del tiempo que va a hacer ¿qué coños importa?, lo importante es que hay un mañana que te está impidiendo hacer nada hoy; y lo hay en lo físico, en lo social, en lo económico, en cualquier cosa.


- Pero lo hay y no lo hay, porque no se sabe. Yo pienso que []…


AGC – No, no, no, no, no: se sabe que lo hay: lo tienes encima, y te lo cuentan… si no te lo cuentan en forma del tiempo que hará mañana, te lo cuentan en forma del crédito o de la hipoteca que te vence, o en forma del matrimonio de tu prima que va a ser el mes que viene.


- Pero hay que estar muy enterao de eso. Este chico [] menos enterao de todo eso y está muy bien que [].


- No, no. No, no. Perdona, pero creo que no…


AGC – No, no. Él iba por otro camino.


- No: no va por ahí el tema. Creo que ni Agustín ni usted me han entendido lo que he querido decir: no hablo del último momento del Tiempo como que tenga un fin en sí mismo, hablo de un hecho que es, lo veamos como lo veamos, absolutamente extraño, desde mi punto de vista, y es que estemos vivos ahora. O sea…


AGC – Sí, la Realidad…


- … que es el momento que estamos viviendo ?planteamientos aparte, tal? creemos que ha existido el año I después de Cristo, creemos en esas cosas y estamos viviendo en el año 2008, creemos en ese… en ese trascurso sin sentido del Tiempo, pero la cuestión es que éste es el último, ¿o no?


AGC – Pero ¿por qué?


- El último ahora. Claro, dentro del Tiempo real, sí.


- No, pero el último hasta ahora.


AGC- ¿Por qué? Tú me estás queriendo hablar…


- El ahora, me refiero.


AGC – No, no, no, no; no señor: tú me estás queriendo meter el AHORA en el Tiempo real. A ver si de una vez se aclara esto: estás buscando lo que antes en los artilugios matemáticos buscábamos, estás buscando el límite; quieres encontrar el límite: “¿Dónde el sentido pasado-futuro se encuentra con el sentido futuro-pasado en un punto?”. No, hombre, no: eso es justamente lo que hasta los matemáticos hacen, pero al servicio de la Ciencia para falsificar. AHORA no es ningún punto entre un sentido y el otro de la Realidad: está fuera de la Realidad; la Realidad no es todo lo que hay, y AHORA está fuera, como SIN FIN está fuera, como NO SABER está fuera: la Realidad no es todo lo que hay. 


- Sí, pero ¿por qué para saber todos los que estamos aquí ahora, por ejemplo, a qué nos referimos cuando decimos “AHORA” parece que la forma más directa o más verdadera es negar precisamente que sea o bien pasado o bien futuro?, ¿por qué parece que hace falta usar nociones de la Realidad para hablar de lo que no es real?


AGC – Es muy… es una negación muy escasa, es la que él proponía: la que se contenta con negar futuro y negar pasado; hay que negar presente, que es la última creación del engaño: hay que negar presente también; y negando presente como aquí se hace. Los que hablan como tú dices, simplemente es que confunden AHORA con la actualidad, el presente, que es lo que se hace de ordinario en el habla corriente y en la científica: confundir; pero basta con recurrir a decir “AHORA” para que la mentira se derrumbe. No sé a quién antes… tú.


- Lo mío es una reflexión sencilla, es simplemente ¿cómo no dudar de la Realidad si realmente dependemos de unos sentidos que nos están engañando continuamente, un cerebro que es muy fácil de engañar por nuestros sentidos, lo que vemos es simplemente una ilusión óptica, como se demuestra con las ilusiones ópticas, lo que oímos simplemente es el susurro de unos huesecillos golpeándose, y no oímos ni infrasonidos ni ultrasonidos, con lo cual percibimos una parte de la Realidad sonora; lo que tocamos nos engaña también, etc.? Y existen ahora un montón de teorías como la teoría de la retracción,  los solipsismos, las dudas metódicas. La teoría de la retracción viene a decir que en realidad la Realidad la configuramos con la mente. Y, bueno, pues es como si estuviéramos en una gran escena teatral llena de decorados y de personajes y se estuviera interpretando una obra distinta a la que pensamos ?¿no??, porque muchas veces la Realidad va por una manera y nosotros pensamos que va por otra.


AGC – Muy venial. Muy venial es eso; no basta. No basta, estás todavía demasiao fiel a las ideas que te han trasmitido. Pensar que a la Realidad se la puede negar como ilusión óptica, o como imaginaciones de nuestra mente, como fantasmagorías, es quedarse con la Realidad, porque las ilusiones de nuestra mente y las fantasmagorías y los cerebros y todo eso son Realidad. De manera que es Realidad del mismo orden, no distinto.


- Pero los sentidos nos engañan.


AGC- ¿Eh?


- Que los sentidos nos engañan.


AGC – Los sentidos, y la mente, y el cerebro, y las células, y todo son parte de la Realidad. De manera que no podemos salvar a la Realidad por esas vías, se ha intentado muchas veces y es una manera de mantener la Realidad. Es la Realidad, con el sujeto incluido, con la mente incluida, con el cerebro incluido, con todo el aparato incluido la que se descubre falsa, toda ella, que no es nunca toda, la Realidad; la Realidad sin más. No se puede uno quedar… no se puede uno quedar por esos andurriales, hay que seguir dudando mucho más, mucho más a fondo de las creencias que te han imbuido.


- Pero en cualquier caso es desconcertante que todos los sentidos y las referencias que tengamos estén falseadas de alguna manera.


AGC – Sí, sí. No, pero no que estén falseadas con respecto a otra forma de Realidad verdadera, no, no. No, no: la otra forma de Realidad verdadera está igualmente falseada, eso es lo que importa y no distraerse con el cambio de una Realidad por otra. ¿Qué más? Sí.


- Bueno, yo, lo que observo sobre la cuestión del Tiempo y la medición del Tiempo, es que hay muchas veces que se emplean dos palabras que son precisas, por ejemplo la palabra ‘hoy’ y la palabra ‘en día’ o ‘día’, y se emplean juntos, y al emplearse juntos pierden el sentido de un hecho concreto y fijan en el Tiempo; por ejemplo “Hoy en día” es poco más o menos que decir AHORA


AGC – No, no, no, no, no. No, no, no, no: ‘hoy’ es una parte de la Realidad.


- Sí, el ‘día’ también.


- ‘Hoy en día’ más


AGC – Y ‘día’ también. Y ‘hoy día’, tú sabes que en latín justamente lo que decía… lo que decía era eso: ‘hoy’ no es más que una ligera modificación de hoc die, es decir ‘en este día’ (hoc die). De manera que cuando ahora decimos “Hoy en día” volvemos a añadir lo que estaba ya en latín, pero son reales, sí. ‘Hoy’ es un intervalo del Tiempo…


- Y peor, y peor que eso.


AGC- … Es un intervalo del Tiempo real, no se puede confundir con eso que no existe; ‘hoy’ existe, es un intervalo del Tiempo real. ¿Qué más?


- Que es peor que eso: cuando se dice “Hoy en día” es como cuando se habla de…  cuando los políticos, los del Poder, hablan de ‘hoy’ se refieren a la actualidad, no es ‘este día’, es ‘estos días’, ya hacen la abstracción [], es actualidad, es una idea enorme.


AGC – Pero es que la población vive en esa misma creencia, vive en la creencia entre los días, entre que hoy es lunes, mañana martes. Viven en esa misma creencia. De manera que el Poder no hace más que apoderarse, aprovecharse, de esa creencia que está extendida. Hoy es como mañana y como ayer, son partes de la línea ésa del Tiempo real contra la que hemos estao debatiéndonos. Sí. Ah, no sé.


- No, que referente a eso del no tener nada que hacer, que sea ?digamos? la manera de que hoy, de que ahora, se pueda hacer algo, y tal vez… (no sé si yo he entendido bien), pero una cosa sería el no saber qué se va a hacer mañana y otra cosa tener una certeza, que puede ser paralizante, de que ‘no se tiene nada que hacer’; porque esa certeza, como todas las certezas, puede hacer que precisamente ahora mismo tampoco hagas nada.


AGC – Sí, hay grados.


- Tal vez una distinción que, bueno, no venga muy a cuento, pero podría ser reveladora ¿no?: una cosa es no saber muy bien qué se va a hacer mañana, pero saber que algo va a surgir por ahí; pero otra muy diferente es no tener nada que hacer mañana, eso es una certeza vertiginosa.


AGC – Sí, hay grados en la Fe, desde luego cuanto más certidumbre, peor. Cuanto más certidumbre se le atribuya a las acciones de mañana, peor; una cierta vaguedad es más venial ?digamos?, es una diferencia de grados ¿eh? Es decir, la idea de no tener nada que hacer mañana no es la que sacaba Jaime; Jaime sacaba ‘no tener nada que hacer hoy’ para que después te obliguen a hacer algo mañana. Pero, de una manera o de la otra, contar con que ‘hay que hacer algo mañana’ paraliza, ocupa cualesquiera deseos y fuerzas de hacer algo ahora, y desde luego lo ocupa más cuanto más cierta es esa Fe en qué es lo que va a ser lo que se hace mañana. No es muy grave, porque como uno nunca sabe lo que hace de verdad, el que está seguro de qué es lo que tiene que hacer mañana no está tan distinto del que tiene una vaga idea de lo que va a hacer mañana, porque probablemente se va a equivocar en su previsión de qué es lo que tiene que hacer mañana. Así que: grados, pero ?vamos? no tiene tanta importancia.


- Me había quedado pensando en lo de venderse, que ?vamos? desde luego que es posible no venderse, pero que me parece que la presión en contra es muy grande, que no es tan fácil como se estaba diciendo. Me parece que la manera de venderse más habitual (o, bueno, una así de eximia) es la de trabajar ¿no?, porque lo que pudiera ser… lo que pudiéramos llamar vida lo tenemos que  cambiar  en trabajo, y el tiempo del trabajo lo tenemos que cambiar por el dinero. Y, bueno, yo conozco a gente que se las apaña más o menos sin trabajar o trabajando muy poco, pero la mayoría de la gente trabaja y parece que es que se dice que eso se necesita para conseguir esas cosas básicas, porque, si no, se caería en el otro lado de pasarlo demasiado mal, de caer un poco en el lao de tratarse mal, que tampoco es cuestión de eso ¿no?, o de andar negando demasiado, andar metiéndose en guerras que a lo mejor hasta llegarían a ser otro trabajo. Entonces…


AGC – Sí, ya lo estuvimos discutiendo, es una cuestión de…


- Parece como una negociación…


AGC – Lo importante es…


- … de venderse poco…


AGC- … Lo importante es lo que he dicho: que no es necesario venderse, que el Mundo está lo bastante mal hecho para que las artimañas puedan servir para ir tirando sin necesidad de venderse. Desde luego la creencia dominante, la de la mayoría que has dicho, es que efectivamente de lo que se trata en este mundo es de… bueno, lo que el padre Marx decía en El Capital: “Vender la fuerza de trabajo” (vaya usted a saber lo que él quería decir, pero, bueno), “Vender la fuerza de trabajo” que es efectivamente la manera que en el Capital marche ¿no? Eso es lo que se cree, y lo peor es que no por eso uno se cree que se ha vendido, no, no: para que pueda asomarle el horror de que se ha vendido hay que llegar a extremos como el de la prostitución (más bien la prostitución en otros tiempos en que no se había convertido en un trabajo digno, y casi sindicado ¿no?, pero, bueno), hay que llegar a casos como esos, es una creencia, generalmente a uno le parece que uno se va a emplear, va a hacer su oposición, va a emplearse, va a fundar un hogar, va a tener un niño, y todo eso no le va a impedir seguir haciendo cualquier cosa; normalmente uno se cree que uno sigue siendo libre; ésa es la condición mayoritaria ¿no? El descubrir hasta qué punto uno se vende con esos fines lleva ya tiempo, requiere un poco de perforación, sí.


- Sí, ¿a mí? Pero, digo, que esto es que es muy complejo: la cuestión del trabajo muchas veces le pasa lo mismo que a lo del Dinero: uno está en contra del trabajo, por supuesto, cómo no, y también en contra del Dinero, por supuesto, cómo no, pero es que resulta que pasa con el trabajo a veces como con el Dinero, que es lo más… que lo mismo que el Dinero a veces es lo más barato, el trabajo es lo más desengañado, porque hay que ver si uno se para a pensar cómo se sustituye ese hueco del trozo de vida que no se vende marxianamente al trabajo, por el trabajo, cómo se sustituye de qué maneras mucho más bárbaras cuando uno se costituye precisamente en lo que se llama un marginado con todas las de la ley, o un pobre con todas las de la ley, o un vago con todas las de la ley; es que es a veces más bárbaro y sangrante, o tanto por lo menos, que el del currito ¿no? Pasa igual que con el Dinero. Entonces, quiero decir ¿qué pasa con eso?, ¿cómo se hace ese hueco?, ¿por qué?


AGC – Sí. Forman parte de la Realidad también los vagabundos, y hay que decir que si uno se pone…


- Pero []…


AGC- … Y hay que decir que si uno se pone a examinar a los vagabundos, hay de todo: uno encuentra vagabundos torpes, igual que trabajadores torpes, y luego encuentra vagabundos muy listos, que lo hacen muy bien, y que más bien le dan a uno envidia; los otros le dan efectivamente un escalofrío de “¿Qué es esto?, ¡peor que trabajar!”; pero hay algunos listos que simplemente, si eres honrado, lo único que te dan es envidia: “¿Cómo este hombre, esta mujer, ha podido… ha podido de esta manera tan sencilla, saliéndose de la ley, y no vive mal?”. No vive mal ni es más torpe, ni es más estúpido, ni se pone más feo… De manera que hay de todo. Como antes hemos dicho, y es la tercera vez ya: en estas cuestiones de que se refieren ya a la Realidad no hay más que el ten con ten y las tácticas para cada caso. Pero es que importa saber que NO hace falta, NO es necesario venderse. Lo demás ya son tácticas para los casos.


- Agustín.


AGC – Sí. Perdona, que es que había antes…


- Vale.


- No, era sólo sobre eso de venderse ¿no?, lo apropiada que es la expresión ésa ‘el Mercado Laboral’,  que se dice ¿no?, lo dramático que es quedarse al margen del Mercao Laboral, que son esta gente que dice Isabel, que no sé si trabajan o no pero están fuera del Mercao Laboral…


AGC – Hace falta… hace falta mucho dado lo impositivo que es el Mercado Laboral, que parece que te lo quieren prese