25.08.2014

Tertulia Política Número 16 (12 de Abril de 2006)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

[mp3]Tertu016-12-04-2006#Tertu016-12-04-2006.mp3[/mp3]

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Hoy vamos a seguir, si os parece, con la cuestión del éxito en la que nos habíamos enredao estos últimos días, tratando de saltar -como os recordáis- del análisis de ese fenómeno: el éxito en la Sociedad, en esta pequeña parte de la Realidad que son los hombres, saltando de ahí también al éxito en las Ciencias de la Realidad: el éxito de la predicción en la comprobación experimental y de la aplicación técnica, de la cual tenéis todos presente el enorme éxito que, teorías como la Mecánica Cuántica y otras, tienen entre nosotros en nuestros días, y queríamos ver cómo lo uno se relacionaba con lo otro; cómo el éxito de los negociantes, políticos y demás agentes del orden en la Sociedad podía establecer una relación pero eso es dar un paso al éxito en la Ciencia, es decir, referente no a esta pequeña Realidad humana sino a la Realidad sin más, a la Realidad en general y por tanto, al saber y al investigar sobre la Realidad llamada Física.


Esto nos había llevado, como recordáis los que estabais aquí, a ver que no había manera de explicarse este fenómeno del éxito (a mi entender) más que pensando que la Realidad es ella misma falsa (como desde otros puntos de vista hemos encontrado). Había insistido, (vuelvo a insistir ahora), en lo sorprendente, inexplicable, asombroso del éxito. El éxito de los que tienen éxito, de las empresas que tienen éxito en la Realidad política, económica, humana y decíamos que evidentemente, la Fe los mueve -como siempre-, recordábamos y poníamos así al fresco esta costatación tan vieja: Que la Fe mueve montañas y, así el asombroso... el asombroso éxito que alcanzan en finanzas, en organización social, en letras, en artes y en todas partes algunos, parecía que consistía en esa Fe en que, de alguna manera, estaban dotados de esa Fe que quería decir, sobre todo, una falta o una suma escasez de dudas, de preguntas respecto a lo que uno está haciendo, que eso es Fe, lo resuelto de antemano. Y podemos decir: así premia el Señor a sus buenos servidores, así premia el Señor la Fe (como siempre la ha premiado) en cualquiera otra época de esas que no están aquí, a la que queramos remontarnos, pero muy especial entre nosotros. Los ejecutivos -y más cuanto más alto en la organización, en la pirámide-, se caracterizan por tener una Fe lo más íntegra posible, lo más carente de dudas y de preguntas respecto a lo que se está haciendo: Sí, eso tiene su premio, sin más. Pero que eso tenga su premio y que la Fe mueva montañas, es algo que a su vez nos requería entendimiento: ¿cómo es que lo hace? la Fe. ¿Cómo es que la Fe mueve montañas? Y es en eso en lo que... en lo que estábamos enredados: los mecanismos por los cuales se cumple esto, que parece evidente, de que la Fe mueve montañas.
 

Voy a pasar, voy a propósito de esto, a enunciaros algo que me parece de sentido común y que por tanto, deberá servirnos como un ejemplo de qué quiere decir eso de sentido común o  razón común que enfrentamos costantemente a las ideas, a los saberes y también a los ideales, que igualmente costituyen la Realidad.


Porque, evidentemente, esa Fe -lo más íntegra posible- está fundada o consiste en  q u e  s e  s a b e  l o  q u e  n o  h a  p a s a d o, que se sabe lo futuro, es decir, que se toma el futuro como un pasado. Si os fijáis un poco: no hay cuentas en la Realidad social (y como luego volveremos a ver: tampoco en la Ciencia Física) no hay cuentas que se puedan echar si no es contando con eso, contando que de alguna manera, se sabe lo futuro, que se le puede manejar, que se le puede contar; y esto es tanto más evidente cuanto que (como sabéis, entre nosotros, la Realidad suma, la Realidad de las Realidades que es el Dinero), en cuanto se le mira detenidamente se ve que consiste en  t i e m p o  y que el tiempo a su vez quiere decir: Futuro. No hay Banca, no hay Finanzas, no hay Presupuestos Estatales, no hay nada en este mundo que se mueva si no es contando con alguna forma de saber de lo que no ha pasado. Alguna forma de saber del futuro. Sobre eso se establecen los proyectos, se establecen las estrategias en las Finanzas, en la Política, en cualquier sitio que ocasionalmente tienen éxito cuando la Fe de los que lo rigen no falla, cuando las preguntas o las dudas estorban lo menos posible: se cumple.


Espero que con esto estéis sintiendo conmigo. En eso consiste el éxito, se sabe lo que va a pasar, se calcula, se cuenta y entonces, contando con eso se procede y, en general, el éxito viene a coronar esa creencia, sin más. Fijaos hasta qué punto es imposible pensar que, por ejemplo, el funcionamiento de los Bancos, cualquier otra Entidad semejante, pueda concebirse si no es contando con que el futuro se puede contar, ¿qué se podría hacer? si todo es... si todo es en definitiva crédito, y crédito es el credo. Crédito quiere decir lo mismo que Fe y el Dinero no consiste más que en eso: en crédito. Ahora, el Dinero, el Dinero de verdad, no... no este Dinerillo que nos reparten por acá abajo para ir tirando, sino el Dinero de verdad, el de las grandes cifras, no consiste ni puede consistir en otra cosa más que en 'crédito'.


Bueno pues frente a esto, que creo que sentís conmigo, está lo que os anunciaba como una declaración que nos viene de abajo (si nos dejamos oírla) que es 'sentido común', 'razón común' y es ésta que es que: las cosas nunca pasan como se esperaban o se temía. (Da lo mismo, no hay por qué distinguir aquí entre esperanza y temor. En un caso y otro se trata de eso: del futuro). Esto es lo que yo pienso que el 'sentido común' dice (a mí me lo dice claramente): “las cosas nunca pasan como estaba previsto. Nunca pasan como se esperaba, nunca pasan como se temía”. Esta es... esta es la declaración que os presento como ejemplo de 'sentido común' y sobre la cual, por tanto, tengo que consultaros después, en cuanto os deje saltar... saltar la voz.


Pero ahí está por lo pronto, yo (y no sé si a alguno de vosotros le ha pasado alguna vez lo mismo) tenía y he seguido teniendo una superstición ligada con esto que quiero recordaros. La superstición es, por supuesto, como todas, es tonta, ingenua, pero desde luego está ligada inmediatamente con esta declaración de que 'las cosas nunca son como se espera'. La superstición consistía, pues eso, en que una vez que el 'sentido común' le decía ahora que las cosas nunca son exactamente como se espera; si por ejemplo, llegaba uno al trance de encontrarse delante de una puerta para acudir a una visita (a una entrevista que podía ser decisiva para mis... para mi vida, para mis negocios, para lo que fuera) y, mientras esperaba que abrieran la puerta, procuraba imaginar la cara del que o de la que fuera a abrirme, de las maneras más horribles posibles, es decir, de la manera más contraria a todas mis esperanzas, imaginando todo el posible furor, malhumor y mala cara y todo lo que podáis querer decir, de quien me iba a recibir.


La superstición estaba fundada en eso, en todo caso: nunca va a ser así. Si logro… si logro imaginarme esa cara, ese recibimiento de la manera más espantable posible, por lo menos, puedo estar seguro de que nunca va a ser exactamente así, nunca va a ser tanto, de manera que debe ser un poco menos. Como os digo, esa superstición (en la que no sé cuantos de vosotros, alguna vez, habrán participado, yo creo que, probablemente muchos de vosotros sí), es de por sí una inercia, es una tontería, como todas las supersticiones, pero tiene que ver con esta declaración. Y esta declaración ya no es una superstición, es 'sentido común'.


Las cosas nunca son, nunca pasan, nunca llegan a ser como estaba previsto, como se calculaba, como se esperaba o temía, etc. Es decir, que hay que hacer siempre un ajuste, un arreglito para poder decir: “Sucedió tal como me lo esperaba”. Eso... eso nunca puede ser verdad, eso... esa declaración: “Sucedió tal como me lo esperaba”, ha requerido un ajuste, un ajuste entre lo que esperaba y la realización inmediata que se ha producido y que no coincide. Es decir, se ha hecho como sí, como si fuera lo mismo.


Esto es (lo que ya, los que habéis seguido conmigo todo este tiempo conocéis muy bien) es la 'condición aproximativa' que la Realidad tiene necesariamente. La Realidad propiamente nunca puede ser cosa de 'sí o no' sino cosa de ‘más o menos’, y eso quiere decir: aproximación perpetua. Esto es una condición esencial o contraesencial (si queréis) de la Realidad. Tiene que ser así, lo mismo que 'la Realidad no es todo lo que hay' (esa es la  declaración de la que hemos partido para este viaje en el que pensamos podernos perder en lo desconocido descubriendo que la Realidad no tiene fin: no es todo. Que el fin que la Realidad tiene es un fin que ella misma se inventa pero nunca es un conjunto cerrado, siempre es un conjunto no cerrado) y lo que digo de la Realidad en general, por supuesto, se refiere a cada cosa con las personas incluidas: nunca puede ser la que es: ‘sí o no’; está condenada a una perpetua aproximación, a una perpetua vaguedad de límite y esta condición de la aproximación perpetua que parece esencia de la Realidad, está en contradicción con lo que aquí os he presentado estos días como 'ideales', que es a lo que constituye la Realidad 'aparte de' y 'junto con' las cosas. Porque los 'ideales' que son tales como: 'Todo', 'Nada'; que son tales como: 'número' (un número cualquiera de los llamados naturales); que son como: 'recta' ('línea recta'); que son como 'estado de reposo' y todos los demás que aquí hemos enumerado; los 'ideales' nunca pueden ser cosas, nunca se pueden realizar pero están costantemente rigiendo como 'ideales': falsos, continuamente rigiendo la costitución de la Realidad, haciendo que aquello que no es ni mucho menos 'todos' se tome como si fuera 'todos'. Que aquello que no es exactamente 'el mismo' se tome como si fuera 'el mismo'. Y así con todos los demás, incluidos los números: que aquello que nunca puede ser exactamente 'cinco' se tome como siendo 'cinco' y prescindiendo... prescindiendo de los residuos que la aproximación... que la aproximación pueda dejar: exactamente eso.


Bueno pues, esta condición aproximativa que os he recordado de la Realidad es lo que viene a dar razón, a esclarecer esa declaración de que 'las cosas nunca pasan como se preveía'. Porque evidentemente, evidentemente no cabe mismidad ni exactitud en ninguna parte y la consecuencia es, por tanto, que las cosas nunca pueden programarse, proyectarse, esperarse, temerse, anunciarse con exactitud, pero la pretensión de que sí, es costitutiva de esta mentira que es la Realidad: la pretensión de que sí. (No... no quiero poneros ahora ejemplos de los más chuscos como la previsión meteorológica por ejemplo, que todos conocéis, y que consiste en un perpetuo intento de aproximación a la  v e r d a d, es decir, a la exactitud, aunque nada más sea a... en futuro de veinticuatro horas, y que naturalmente, nunca puede, eso no cabe, pero se hacen ajustes, se hacen ajustes: “Bueno, después de todo, después de todo aproximadamente, ha resultado así” -cuando el fracaso no es muy tremendo, ¿no?-. Pero aparte ejemplos tan chuscos lo encontráis en todos los demás. ¿Cómo puede uno creer que un presupuesto estatal para el año que viene, pueda efectivamente contar con las cosas que van a suceder el año que viene?, eso es una estupidez. Pero esa estupidez es la que nos rige. Se cree en eso y luego viene el éxito relativo. Las cosas, a lo mejor, suceden con la suficiente aproximación para que el fulano que ha hecho la previsión pueda decir: “Hemos acertado; hemos acertado, efectivamente”. Dejando de lado los casos que se supone siempre minoritarios de fallos estrepitosos que no hay que... no hay que tomar tampoco en cuenta, ¿no? Y lo mismo en cualquier empresa financiera, en cualquier empresa comercial. Evidentemente es absurdo pensar que alguien puede prever cuál va ha ser el resultado del lanzamiento de tal producto en el estado actual del mercado y cuánto se va a vender, por tanto, dentro de tres meses. Nadie puede hacer eso, pero... hay que hacer como sí, y en eso consiste todo. Es lo que se está haciendo costantemente y entonces, pues, el resultado cuando se llega a ello, pues, se acerca más o menos y si la aproximación es lo bastante, pues se da eso que los matemáticos dicen: el paso al límite y se dice: “Sí, hemos acertado, ha sucedido tal como estaba previsto”. Cosa que el sentido común nos dice que nunca... que nunca puede suceder.


Esta... esta era la declaración de sentido común referente, en primer lugar como veis, a cosas de esta pequeña Realidad humana, pero que tenemos que generalizar, esto debe valer para cualesquiera forma de Realidades: para las cosas, y por tanto, esto tiene que aplicarse igualmente a la previsión, que es el método por excelencia de la Ciencia de la Física en nuestros días, a la predicción y su comprobación experimental, y también al caso del éxito tremendo de las aplicaciones técnicas de teorías que no podían de verdad prever nada respecto de esos resultados pero que tenían que hacer como sí se los pudiera prever.


Es preciso generalizar, ya recordáis que esto de los hombres no es más que un caso particular de 'cosa', que nos engañamos costantemente porque creemos que este tipo de cosa, que son los hombres, es algo muy singular o muy importante pero que para librarnos de esta falacia de que efectivamente puede tomarse sin retintín lo de que el hombre es medida de todas las cosas, para librarnos de esto tenemos que estar siempre generalizando: lo que nos pasa a nosotros (y es lo que sentimos de la manera más inmediata en el Dinero, en la organización de los Gobiernos, de las Leyes, de la vida), eso hay que atribuírselo a las cosas, a la Realidad misma. No tiene... no tiene sentido... no tiene sentido pensar que son... que son hombres, ejecutivos del Poder, los que inventan la Realidad, están 'incluidos en' y 'ayudados por' la Realidad que por lo tanto, tiene que ser de alguna manera igual de falsa que lo que se nos aparece como falso en el manejo del Dinero, en el movimiento del Capital, en el movimiento de los Estados y en todo lo demás, o si no, no se entiende nada.


Pero antes de pasar a esto y de vuelta... y volver, por tanto a la Realidad en sus apariciones físicas os voy a dejar ya la palabra para que soltéis lo que se os haya venido ocurriendo tanto respecto a la declaración: sentido común; [...] como respecto a cualquiera de las cosas, lo que os haya venido. Sí.


- Respecto a esto que estabas diciendo este tipo de cosa que es el hombre, yo creo como todos [...] es que está costituido por una limitada capacidad de incertidumbre y entonces,  ahí es donde la Fe y el éxito con tal de que le vendan cierta seguridad, vamos, va contra el sentido común más absoluto. Entonces ¿por qué esa limitada capacidad de incertidumbre...? [perdón] se me ha perdido, tampoco sé [cómo] seguir.


AGC - No, no, ya he dicho que Fe quiere decir falta de dudas, falta de preguntas...


- Bueno, exactamente.


AGC - No quiere decir otra cosa...


- Pero que vuelvo a retomar esto...


AGC - Falta de dudas, falta de preguntas


- Sobre la falta de dudas (yo lo llamo incertidumbre), bueno, que es como lo más...


AGC - Falta de dudas, falta de preguntas, eso es lo que el Señor premia como Fe. Quien se lo cree... Pero ahora, fijaros bien que lo que yo os he presentao quiere decir que: lo que el Señor premia (lo que produce el éxito en la Realidad) es que ese arreglito, ese ajuste de que os he hablao, se realice con una seguridad no asaltada por ninguna duda. Por debajo me dice algo: no ha sido exactamente así. Pero hago como sí. Hago como sí, corto por lo sano, mano militari, y entonces, quien es capaz de hacer eso, quien es capaz de hacer ese arreglo de la aproximación hacia el 'sí' o 'no', quien es capaz -de la manera menos impedida por dudas- de dar el paso al límite, ese es el que tiene éxito. Es así como hoy os he vuelto a presentar la cosa. Adelante.


- ... ante cualquier barbaridad dan el paso adelante y lo hacen, cualquier barbaridad, la justifican. 


AGC - Bueno, pero sobre todo, [algunos de] ellos calculan, calculan que las cosas vayan a seguir siendo como son, más o menos; que no va a pasar nada del otro mundo, eso lo primero, ¿eh?. Eso lo primero porque sospechar que puede nunca pasar algo del otro mundo, sería la ruina de todos los negocios del mundo, eso no cabe duda.


- Pero puede partir...


AGC - Hay que partir de que no puede pasar nada del otro mundo. Y entonces hacen sus cálculos, hacen sus cálculos a veces muy bien informados, incluso con frecuencia muy bien informados, muy llenos de datos y todo eso, y sobre todo, una vez que se han lanzado a ejecutar su proyecto, si no les sale exactamente igual, son capaces de decir: “Sí, esto era lo que preveíamos, esto era lo que preveíamos y así nos han premiado”. Más, más, sobre eso tiene que haber seguramente a su vez dudas y dificultades. Sí.


- A mí se me ocurren ejemplos muy triviales, así, realistas en lo que se cumplen las expectativas, o sea, el que espera aprobar un examen y lo aprueba, el que se teme que lo echen, ¡que se acierta!, a lo mejor de casualidad, que se espera que lo echen del trabajo, se lo ve venir y al final acaban echándolo, cuando en las próxima elecciones, pues dices: “Esto tiene toda la pinta que va a salir tal partido”, y sale. No sé, muchas cosas de ese estilo. No sé eso cómo cuadrarlo...


AGC - ¡Ah!, no, no. No se trata de cuadrar nada, no. Se trata de palparlo. De si... si ahí no se da la condición que... que he puesto desde el sentido común: que hace siempre falta un arreglito, una aproximación.


- Si por ejemplo, en un examen, que sólo se da la posibilidad ya mandada del aprobado o el suspenso. Es que hasta se puede esperar aprobar o suspender y lo más fácil es acertar: o apruebas o suspendes.


AGC - Sí.


- Lo difícil sería que... que ni se aprobara ni se suspendiera.


- Se puede perder el examen.


AGC - Sí, efectivamente. Es una... es una cuestión, a su vez, bastante de sentido común, de manera que la voy a dejar para que los demás digan qué le parece respecto a la cuestión porque por supuesto, está... está en contra de esa proclamación que el sentido común ha pretendido hacer por mi boca:   d e   q u e   n u n c a   n a d a   p a s a   t a l   c o m o   e s t a b a    p r e v i s t o.  ¿Qué piensan los demás respecto a esto?


- Se puede quemar el examen, se puede quemar la Universidad, no sé, es que pueden pasar muchas cosas.


- No, no, lo que aquí se ha dicho es que nunca pasan. Yo no digo que necesariamente uno vaya a saber si esto es lo que va a pasar. Pero...


- Creo que la Realidad cuenta con ello como...


- Que nunca se acierte parece que...


AGC - No, no.


- Que no, que [...]


AGC - No, no. No, no, eso es trampa porque aquí se ha supuesto que lo que se espera estrictamente es aprobar frente a suspender; que luego llega normalmente...


- Aparte, la Realidad, yo creo, cuenta con un margen de error, que ello... la Realidad misma ya cuenta con ello.


AGC - ¿Qué más?, ¿qué más?


- Sí, a mí me parece que ahí hay algo; hay algo, sospecho como así como de... de que da... como si se siente una especie de... de abstracción de la cosa, ¿no?, como que obvian muchas cosas para... para quedarse con el acierto, algo así, ¿no?, como... en verdad, en verdad 


AGC - Por ejemplo, el caso como el que dice Virginia.


- Siento que las cosas nunca pasan como se esperan pero hay cosas que, o bien por su elementalidad o... no sé, o ausencia de complejidad como más o menos en este caso: aprobao o suspenso, así a secas, a palo seco no se cómo... cómo [...] pero hasta un suspenso algún aspecto no me lo cubre, si de verdad [.../...] sino que más bien tienen, hay algo, ¿no?, como que obvia, para poder decir: “Pasó tal como yo creía”. O pasa algo [.../...]


AGC - Bueno, está bien, es una contribución. Más, más, más frente al -sin salirnos de este... de esta objeción que Virginia ha presentado.


- Que esta objeción, yo lo que veo es que... que hay como dos... como dos cosas diferentes: [] que por ejemplo un examen, una vez que te has presentado ya está hecho, efectivamente luego, se puede adivinar si  apruebas o suspendes, pero la cuestión es el examen, el propio ejercicio del examen ya está hecho, el aprobao o el suspenso está incluido dentro del examen, ¿no? Los partidos políticos aunque te dicen quién va a ganar, el propio sistema por el que se rigen las elecciones, pues está ahí. Otra cosa sería, yo lo que veo ahí, lo que no se puede adivinar nunca, lo que nunca es como uno espera son las consecuencias de cualquier situación. Porque más allá del aprobado, aparte de un título que evidentemente también está incluido en el sistema, luego las consecuencias ¿a dónde vas tú con ese aprobado? [...] a pasar, las consecuencias de los actos, es lo que nunca es como uno se espera pero estos actos en concreto [...] es que están incluidos ya en el mero hecho de [...],


AGC - ¿Responde?, ¿qué dices a estas cosas?


- No lo sé si [...] por ejemplo, [...] el examen nunca es como te lo esperas, no es... no son cosas así, pero...


AGC - Vamos, la objeción, de la manera más clara es ésta, ¿eh?: parece haber una coincidencia exacta entre el aprobao que yo espero y el aprobao que me dan. Ésta es la... ésta es la forma precisa de la objeción. De manera que...


- O entre... lo mismo, entre que me temo que vuelvan a ganar los mismos o que las elecciones sigan funcionando y, luego, realmente sigan funcionando.


AGC - Sí, bueno, ahí tal vez, es menos estricto y menos claro, pero vamos, con un ejemplo como el del aprobao y suspenso, nos basta. Si os parece, las cosas, ¿sentís como de sentido común que las cosas nunca pasan como se espera?, y entonces, si lo sentís así, ¿qué hacemos con esto de que parece costantemente a cada paso que uno aspira a, proyecta, espera, teme cosas y que luego (en algunos casos, de una manera exacta: aprobao, suspenso) resultan tal como uno las esperaba o temía?


 - No resulta igual, vamos, yo hace... hace unos años tenía una agenda [...] decía -bueno, me entretenía- pensando en lo que iba a hacer dos días después y lo escribía: voy a ir a tal sitio, voy a tal, tal y luego escribía lo que había pasao ese día y no coincidía nunca.


AGC - Eso... eso es lo que digo que es de sentido común, pero conviene a atender a objeciones como éstas, se puede poner alguna objeción más extrema todavía: Estoy ante la puerta, veo un botón para tocar al timbre, toco (esperando, desde luego, que va a sonar el timbre) y, efectivamente, suena. “¡Oh! maravilla, suena! Tal como yo lo esperaba”. Entonces, entonces ¿qué?, ¿qué hacemos con... qué hacemos con eso? Fijaos bien que he ligao la aseveración de sentido común de que nunca puede ser verdad eso: de que "las cosas nunca pueden pasar como estaba previsto", lo he ligado con la condición aproximativa de la Realidad, de toda Realidad; de la Realidad en general y de cada cosa en particular: que nunca pueden ser lo que son, sino aproximativos, aproximaciones.


- La exposición que dices, Agustín, del timbre, y tú estás ahí esperando como si fueras un condenao a muerte -pareces expresar-, ¿no será que la imaginación, ahí es donde... donde se desata y, entonces, tú quieres tener esa [certeza], la imaginación es la que juega el papel [...].
 

AGC - No sé si entiendo bien. Aquí, lo que estamos diciendo simplemente, que acudes a uno de los implementos técnicos cualquiera, lo aprietas el botón, esperando -por supuesto- que eso tenga como resultado que suene el timbre, y va el timbre, y suena. Incluso puedes hacerlo más largo: te puedes poner el despertador a las seis en punto, y si no pasa nada del otro mundo, pues a las seis, suena el despertador, -si lo has puesto bien-. Se trata de estos casos en que parece que efectivamente, en contra de lo dicho, las cosas han sucedido como estaba previsto.


- ¿No dices eso de que la imaginación es la boca de las vacas?


AGC - Sí, pero esto no tiene demasiado que ver, Isabel. Estamos viendo a  ver esta... la  cuestión de si, de si efectivamente la previsión (la pre-visión, el proyecto y todo eso) puede cumplirse de verdad nunca.


- Son siempre cuestiones de sí o no.


AGC - ¿Uh?


- Son siempre cuestiones de sí o no.


AGC - Son cuestiones sí...


- [...] de que se apruebe o no se apruebe.


AGC - Sí, no, no, claro, es que es donde se ve más claro. Por eso se te ha ocurrido, porque es el sitio donde se puede ver más clara la objeción a eso de que las cosas nunca son como...

- Porque son cosas reguladas también: el examen está fijao para tal día y está fijao que hay un suspenso y un aprobao, el timbre está hecho para sonar, entonces, en este supuesto de cosas así, sí que es más probable que el timbre funcione...


AGC - ¿Es más probable o sucede de verdad?, esa es la cuestión.


- Es más probable, porque a veces no funciona y tienes que llamar con los nudillos.


AGC - Sí.


- Y que también suene, es que a veces suena por nudillos y es bueno también.


AGC - Sí, también puede fallar. Más, más. Si.


- Para que suc-... para que suceda de verdad tendríamos que saber el futuro porque si no, no sabemos de verdad.


AGC - Sí, sí. He presentado el éxito condicionado por eso: por el saber del futuro.


- [...] no podemos saber el futuro... no sabemos si esa es la verdad. O sea, no sabemos si el aprobao como tal es la verdad que esperábamos, o sea que, ahora decimos: “Esto es el aprobao”.


AGC - A ver, sí. Es por ahí, desarrolla eso un poco más, porque creo que... que por ahí es por donde el sentido común debe contestar, ¿no?


- Dice nunca, que lo que estaba haciendo el ajuste es a que eso que esperábamos (porque el futuro no lo podemos determinar), entonces, ahora lo estamos haciendo el ajuste que tú decías, o sea, ha sucedido y lo ajustamos más o menos con el aprobao, pero que no podíamos saber antes qué era el aprobao: que era el seis. O sea, que es el seis, lo determinamos ahora, digo: “Efectivamente ahora eso es el seis”, ¿no?, o sea, decimos que la verdad es lo que va a pasar, eso es algo imposible.


AGC - Sí.


- Cuando pasa, entonces ya, ya no es futuro. Entonces ya, en ese momento, no podemos decir que está coincidiendo; en el momento que está pasando deja de ser lo que habíamos previsto como futuro (que no sabíamos lo que era, porque no podíamos saberlo).


AGC - Es otra cosa, y sin embargo, hacemos como si fuera la misma,


- Tenemos que hacer el [apaño].


AGC - Sí, eso, por supuesto, pienso que es la manera en que [...] como se puede decir, habría... habría que decir: lo que espero como aprobado, no es verdad que coincida con lo que me dan como aprobado al día siguiente, pero hago como sí. Hago como si fuera lo mismo. Lo que pasa es que si decimos esto, fijaos que os comprometéis, nada menos, a que las cosas definidas por 'sí o no', exactas, y entre ellas: los números, tengan también que someterse a esta duda de que: no son lo mismo ahora, que lo estoy previendo; que mañana cuando sucedan. Porque para las cosas corrientes esto es normal, efectivamente, como en la superstición de la cara que voy a poner: ahí cabe de todo, ¿no?, por lo menos puedo... puede decir: nunca puede haber un ajuste. Pero que respecto a cinco, respecto a aprobado o suspenso, respecto a cualquier cosa definida por 'sí o no', haya que sostener lo mismo, nos compromete mucho, ¿no?. Nos compromete a nada menos que a pensar que eso de la aproximación como esencial o contraesencial de la Realidad se extiende también a esas formas de Realidad que están ajustadas por números, por decisiones de 'sí' o 'no'. Es decir, no es... no es ninguna cosa, incluso de las que se dice 'sí' o 'no', es de verdad de 'sí' o 'no'. Nunca blanco es blanco, nunca negro es negro, pero ni siquiera, nunca cinco son cinco. Y ni siquiera, por tanto, aprobado es aprobado y suspenso es suspenso.


A esto nos compromete la cosa, a esto nos compromete la cosa. A mí desde luego, no me... no me pesa: la aventura en la que estamos metidos, pero conviene... conviene que se note así, perfectamente. No puede... no puede haber coincidencia porque los futuros, sean cuales sean, forman parte de esas no-cosas, sino 'ideales', que decimos que no se realizan nunca pero que están rigiendo la Realidad y la Fe en la Realidad. Y en cambio, las cosas que pasan, esas no son justamente nada ideal, sino son cosas: las que están pasando, por tanto, hay que hacerles violencia para ajustarlas al futuro previsto, hay que hacerles violencia porque las cosas que están pasando  ahora mismo, por ejemplo, en tu caso de recibir un aprobado, son cosas que están pasando, es decir, que no hay manera de agarrarlas todas juntas, que están relacionadas -sin embargo- unas con otras, y que por tanto, no hay entre ellas... no solo no hay nada definido como 'aprobado', si no hay nada definido como 'persona', como 'mi' que lo recibo; eso es propio de las cosas que pasan, no es  propio de los ideales. De manera que para que a cosas que pasan se les atribuya una igualdad con cosas previstas: 'ideales', hace falta hacer fuerza, lo que he llamado siempre: un arreglito, un ajuste, ¿no?. 


No olvidéis que lo sacaba por esto, porque entiendo que es la facilidad, la falta de dudas respecto a realizar esa... ese casamiento; a hacer como si lo sumamente aproximado fuera lo mismo que el 'sí' o 'no', dar el paso al límite: es la condición del éxito. Es así como (no voy a decir ahora el Señor, sino la Realidad misma) premia a los que creen en ella. Creen en ella, por tanto, implica que creen que las cosas van a seguir pasando como han pasado. Que se toman... que se toman los futuros como pasados, porque si no, no hay manera de saberlos. Todo ello está implicado lo uno con lo otro.


Pero tal vez, ¿se os han ocurrido, entre tanto, más cosas?


- Sí.


AGC - Sí.


- [...] una cosa que se me ocurrió. Referente al tema de los ideales, parece como que... que esto de... de... del orden que se refiere a la técnica artística, como el ritmo, como el ritmo que podemos contraponer al orden... al orden de la Realidad o al ordenamiento de la Realidad, de alguna manera, [hay alguno que llama] o sea, que parece como que quieren decir que esto se mueve con ideales, ¿no? también. Que por ejemplo, el ideal de la belleza, el ideal de la estética (bueno, no sé si la estética podría ser un ideal pero lo estético [y la belleza]parece que es un poco lo mismo


AGC - Ideales [típicos].


- Ideales. Entonces, en verdad... en verdad no parece que esto tuviese que ser así, ¿no?, por ejemplo, no parece que sea (aunque en la mayoría de los casos fuera así), pero [] no parece que se tengan que hacer las cosas relativas a ese... a ese ordenamiento [.../...] que se tengan que hacer movidos por ningún tipo de ideal.


AGC - ¿Por qué no?, ¿porque son artes? No. Lo primero que hay que (respecto a eso) hay que recordar que es así, y que las artes y todo lo demás no se diferencian ni se salen del resto de los negocios de la Realidad; eso es lo primero. Luego ya, tenemos todas las excepciones. Esto lo veis muy claro en la cuestión... en la cuestión de la ejecución musical y de la ejecución rítmica. Es imposible que ningún cantante haga exactamente nunca el intervalo de quinta Do-Sol: perfecto, limpio. Y sobre todo, en cuestión del ritmo, es imposible asegurarse de que las percusiones o los pies de una bailarina han tenido que tener, como manda el esquema pués: 32 por unidad, o 16 por unidad (en un compás normal de 16 ó 32 partes), pero hay una apreciación estética, un oído estético (no natural) que hace el ajuste, que hace el ajuste. De manera que la suma aproximación tanto en la ejecución del intervalo de quinta como en la ejecución por percusión o pies de tal, la ejecución suficientemente aproximada se hace valer como sí; como si dijera: “Eso, eso era. Esa era la exactitud”. Nunca puede ser. No sólo nunca puede ser exactos los pies de un bailarín ni las cuerdas vocales de un cantante, no; es que ni siquiera un reloj puede ser nunca exacto, tampoco ninguno de los otros instrumentos, eso sería contra la Realidad: Es sólo idealmente exacto. Sólo idealmente está sometido a la condición de 'sí o no', a la condición de 'todo' o 'nada', a la condición de 'números', ¿no?, pero ¿qué hacemos para ir tirando en este mundo?, ¿para mantener la Realidad humana y después las otras Realidades a través de la Ciencia?, pues hacer como sí, hacer como sí. Hacer como si una aproximación suma fuera efectivamente el 'sí' o 'no'.


Creo que ya en algún día pasado hablando de cosas de Matemáticas, os presenté esto en la forma de la diferencia entre 'último' y 'límite'. La diferencia entre 'el último' y 'límite', es así donde se da de la manera más pura esa confusión: en una progresión o en una sucesión cualquiera, efectivamente, se está aspirando (la progresión está aspirando) hacia un 'límite' -vamos a decir un 'límite finito' para no armar ahora muchos líos- está aproximándose a uno, por ejemplo, (va avanzando), y la cuestión está en si el último término de la aproximación es lo mismo que el límite al que aspira, o si siempre entre el último término y el límite hay un hueco, hay un hueco insalvable. Eso es la manera en que también, las Matemáticas mismas, entran en... entran en la cuestión -como os anunciaba, ¿no?-. Porque hay que tomar una decisión: O piensas que el último término es el límite o estás manteniendo una separación insalvable entre el último (por ultimísimo que sea y venga otro que sea más último todavía) y lo que es el límite: Uno. [] con el desarrollo decimal mismo, ¿no?: Si... si cogéis una periódica pura y un cero noventa y nueve, noventa y nueve, noventa y nueve... etc, etc, ya sabéis lo que se presenta ahí, evidentemente cuanto más nueves aparezcan en los decimales, está ahí más cerca de ser uno.


Y ahí, ¿qué hacemos?, la repaso y decir: Bueno, hay tantos nueves que ya, tantos 0,999 que ya me da lo mismo, ya digo: 1. O no, o está prohibido, o hay una distinción (que es lo que aquí estoy sosteniendo) entre la aproximación (característica de la Realidad y también de este tipo de Matemáticas) y el ideal: 'sí' o 'no' de 'límite' y que, por tanto, no se puede saltar de lo uno a lo otro.


- [...] Sócrates, de aquello de que como Sócrates era humano: era mortal, ¿no?, entonces luego, ¿cuál es el ideal de la muerte?, porque es cierto que Sócrates se murió, no más o menos muerto: se murió. Y eso es una previsión que tenemos para todos en la Realidad y no nos vamos a morir más o menos: nos vamos a morir. A lo mejor...


AGC - Bueno,


- Es imposible determinar el momento exacto pero...


AGC - Yo creo que estabas esos otros días cuando lo dije explícitamente, ¿no?: Nunca se puede llegar a la muerte. La muerte es un ideal. No, no recuerdas  -no recordáis- que hemos [estado diciendo] desde siempre, ¿qué es lo que uno le costituye como uno?: Muerte; la declaración o condena de su muerte siempre futura. Siempre futura. Es por tanto irrealizable (como todo lo futuro), es de orden puramente ideal. De manera que ya me puedo estar muriendo, muriendo, muriendo, agotándome hasta la... y: con eso no puedo llegar a la muerte. Con eso no puedo llegar a la muerte, ¡ah!, tengo que hacer como sí: Sí, efectivamente, desde que me lo anuncian tengo que hacer como sí, desde que me lo anuncian, y creer en el paso al límite, desde que me lo anuncian, y creer que eso de la muerte es un hecho, un hecho de las cosas que pasan, -cuando evidentemente, no lo es; es de un orden... de un orden ideal igual que el límite en el caso de la sucesión que... en la sucesión que he dicho, ¿no?-.


Es imposible que los términos de una lengua (para no enredarme demasiado) puedan ser exactos: Nunca los significados de un idioma pueden ser exactos, porque los significados de un idioma son lo mismo que una Realidad: la Realidad correspondiente a ese idioma; son lo mismo, y lo que decimos de la necesaria inexactitud aproximatividad perpetua de las cosas, tenemos que decirlo de los términos del vocabulario de un idioma cualquiera: nunca pueden ser exactos, nunca pueden alcanzar una definición por ejemplo: Nunca puedes decir con exactitud que Sócrates ha muerto. Eso implicaría, (dejando a Sócrates y su nombre propio fuera de la cuestión) pero implicaría respecto a 'ha muerto' una exactitud -en el uso del término- inasequible; en cualquier lengua... en cualquier lengua que se diga: inasequible.


De manera que esto -creo- es lo que puede ayudar a entender lo que estoy diciendo, fijaos que nunca ningún término puede ser exacto. Ahora, ¿cuál es la pretensión (precisamente de negociantes pero también de científicos y de académicos)?: creer que pueden definir... que pueden definir el significado de un término y que además, lo pueden definir en un número finito de pasos, es decir, en una definición terminable o cerrada; esta es la creencia.


(Luego me vuelvo a meter en las Matemáticas), pero había un par de cosas. A ver.


- Si, se me ha ocurrido: los místicos y los locos [que hemos visto muchísimas veces] tienen una relación diferente [...] Realidad, en la cual, soportan mejor la duda y andan en otro lugar, en el cual, parece que aquí nos desviamos un poco de... de esa especie de maravilla, ¿no?, que podría ser un místico y un loco.


AGC - No sé si te sigo bien. Desde luego, con respecto al éxito la cosa no está nada clara. Efectivamente, lo normal es que los... gente del tipo que dices, de los locos y los místicos, no sean de las... de las que tienen más éxitos, especialmente bajo el Régimen que padecemos, ¿no?, pero de vez en  cuando, también. De vez en cuando también hay locos y místicos que tienen mucho éxito, ¿qué le vas a hacer? De manera que eso les autoriza un poco como algo de... como algo realmente del otro mundo, ¿no? Todo el mundo sabe que, efectivamente, dadas ciertas condiciones económicas, sociales; unas ciertas formas de enloquecimiento o de arrebato místico pueden... puede ser una manera de éxito, ¿no?, y se entiende bien. Me interesa más el camino recto que viene a dar en la Ciencia y en la Matemática, pero estas desviaciones tampoco... tampoco se salen, al parecer.


- ¿Y el éxito después de muerto?, como Van Gogh y tal. Gente que [...] lo mismo que el éxito ¿cuando uno vive?


AGC - Sí, con la diferencia de que en las condiciones en que uno queda después de estar muerto, tiene muy pocas probabilidades de preguntar dudas, presentar dudas y que le entren dudas, ¿no?, eso...


- Pero porque a gente llena de dudas y tal, luego, luego, pues se ha muerto y resulta que ha triunfado muchísimo.


AGC - Ya, ya, que en ese momento, claro, parece que ha dejado de tener dudas ¿no?


- (Risas).


AGC - Y entonces, como ha dejado de tener dudas, pues los otros, los agentes del comercio se aprovechan, claro: éste ya no nos va... éste ya no nos va a molestar demasiao, no nos va a salir... no nos va a salir con nada inesperado: todo lo que ha hecho, ya nos arreglaremos nosotros para explicarlo, para explicarlo y para ajustarlo a las normas de la Realidad. En todo caso, parece que lo de que le entren muchas dudas y se revuelva, esté excluido, ¿no?   Sí.


- [...]


AGC - No sé [...]


- Bueno, sí, vamos a ver, yo lo que veo es que cuando nos plantean algo, tenemos que elegir los gestores de la Realidad [...] y tenemos que elegir, siempre tenemos la idea de que vamos a elegir lo mejor, siempre parece una situación [...] y por eso hay [...] pero eso nos llevaría que como se costata que el mundo no está ahora mejor que hace treinta años, ni hay menos hambre en el mundo, ni hay menos guerras, ni hay menos torturas [.../...] de minorías, esas cosas; esto nos lleva a poner en cuestión dos cosas muy importantes en la cultura anglosajona (que es la fundamentalmente democrática, la actual, la que domina hoy en día) que es el hecho de los hechos: los 'facts' -que dicen- que hay que atenernos [...] y luego también...


AGC - Sí, pero hay interés de querer: hechos. Esa es la cuestión: Facts.


- Claro, claro, que ya es admitir mucho. Y lue-...


AGC - ¿Eh?


- Que hay que admitir...


AGC - Hay que... por supuesto, se está llamando 'hechos'... se está llamando 'hechos' a algo que sirve para el futuro, si no, no sirve...


- Claro.


AGC - Todo eso,


- Y luego, además, otra cosa, que es que creer que la Historia evoluciona positivamente, que en el mundo [...] lo que realmente es una contradicción. Entonces yo creo que cuando la gente abandona el sentido común, y se decide a entrar en una Realidad, entonces el [...] es duro…


AGC - Si, bueno, las apariciones tal vez, son un poco demasiado realistas, según tú mismo las formulas: crees mucho en la comparación entre épocas diversas, entre que si las guerras son buenas o son malas, si cosas por el estilo, a las que cualquiera podía venir y decirte que no, que lo bueno es que haya cuantas más guerras mejor, y cosas por el estilo. Pero, salvando una... una cierta adhesión, todavía realista al vocabulario que usas, lo importante, efectivamente, es eso que has sacao respecto a la noción de 'facts': de 'hechos'; que según lo que he dicho, importa que es que se entiendan que son calculables, previsibles -es decir, se refieren al futuro- y sólo desde ahí, vienen a confirmar como hechos, los que ya... los que ya han pasado. No olvidéis que el futuro es... el futuro es 'antes'.


Ahora reacuerdo, no me acuerdo cuál de estos físicos a los que he estado leyendo por las entradas en la red, se ocupaba de ese término: Fact, en Física y desentendiéndose de otras formas de definición que, evidentemente, eran muy intratables, decía: "Un hecho es una aserción comprobable".


Y efectivamente, para la Física no hay mejor definición, si se quiere emplear el término. No se puede separar del lenguaje (es por tanto una aserción), nada de que sea algo exterior al lenguaje y está sometida al futuro: comprobable -por experiencia-. Eso es... eso es un hecho y efectivamente, estas maneras de concebir la cosa, es lo que condiciona el éxito en las finanzas, en los negocios y en todo lo demás, ¿no?, del color que sean. Sí.


- Muchas veces, pues, no se admite la... la incertidumbre [...] parece que más mentira y te hacen comulgar ahí con lo que les dé la gana. Pues, no sé, yo es que no me acuerdo de algún ejemplo, pero hay muchos, pero es que no... no admiten la duda.


AGC - No, no, no...


- Ellos no tienen... o es así o ya está.


AGC - Pero eso es lo que estaba -a propósito de lo que decía Jaime- estamos progresando, es que, si no progresamos nos hundimos. Es decir, que esta mentira de la Realidad está condenada a progresar porque si no, se hunde. Esta es la... esta es la cuestión. Una vez que... una vez que es tan dudosa (como he estado mostrando) la posibilidad de que se prevea futuro ninguno, que hay que hacer tales ajustes, tales trampas, para irse arreglando con ella y ir tirando con los negocios de este mundo, ¿cómo no temer? (por parte de los ejecutivos, de los servidores del Señor), ¿cómo no temer que toda esta mentira se descubra, se hunda? La manera más eficaz que ha descubierto el Régimen es 'progresar'. Y progresar quiere decir: Creérselo cada vez más. Y por tanto, tratar de inventar más y más demostraciones de que 'las cosas son como son'.


Fijaos bien que para los que estamos aquí, en una tertulia política, donde se intenta dejar hablar algo de lo que nos queda de 'pueblo', esto es un aliento. Esto es un aliento, porque efectivamente, es una... es una -diré- 'prueba', en el sentido matemático, pero es una sugerencia viva de la inseguridad que requiere el Progreso como remedio; que requiere el aumento y el perfeccionamiento sucesivo de ideas, de previsiones, que efectivamente, no hacen más que aumentar y presionar, ¿no?, en todos los sentidos, por ejemplo, en la extensión de la previsión: Si no basta con tenernos previstos hasta el año 2024  -que a lo mejor es muy poco-, pues se intentará tenernos previstos hasta el 2078, porque efectivamente, es así, estamos... estamos para eso, para que la previsión y la seguridad en el futuro se alargue lo más posible ahí. Pero, aparte de la aserción: en las maneras. En las maneras y en los ímpetus que se ponen y no hay otra forma de previsión. No nos puede extrañarnos nada: es una  n e c e s i d a d. Es una necesidad.
 

La Realidad, (según la aventura en la que nos hemos dejado meter), se está continuamente hundiendo en lo que no se sabe. Como a una mentira tiene que sucederla; y tiene que defenderse, y otras veces, se han desarrollado otras maneras de mentira: Cercos, regidos, cárceles, censura; o, hay esta otra manera dinámica que es progresar. De momento, en nuestra Realidad y a este nivel, es la más eficaz de todas. Si no se pára un momento, si uno tiene que hacerlo cada vez mejor, al día siguiente, no hay mucho peligro que te descubran lo mal hecho que estaba el día anterior, ¿no?


- Yo, en relación con lo que ha dicho Vd. sobre la Física Cuántica [...] que es una aserción comprobable.


AGC - ¿El qué?


- El... lo que comentaba Vd. sobre la Física Cuántica, ¿no?


AGC - Yo me estaba refiriendo, sobre todo, a la relación con las aplicaciones.


- Sí, bueno, sí. En relación a eso que el... el eliminar la duda, en esa... en esa aserción comprobable, ¿no?, cuando se tiene, se llega a esa aserción, ya podemos decir, podemos eliminar la duda. No hay mucha diferencia, me parece, con respecto a... a la moral judeo-cristiana o las filosofías neoplatónicas, lo que hacen... -lo que comentaba otra tertuliana- de que el... (otro tertuliano -que digo-) que la civilización anglosajona ha impuesto eso. Entonces yo, por ejemplo, veo a Santo Tomás, a Tomas cogiendo la vida de Cristo y dudando de lo que decían que había resucitado. Entonces, Tomás es... (Santo Tomas, [...]) es [], es despreciado porque duda de la Fe [...] moral cristiana y [.../...]


AGC - No, no, no. No siempre, no siempre. Ahí los pragmatistas y todo eso, muchas veces se han puesto de lado de Santo Tomás, sí. Es que precisamente eso no es tan seguro. Lo que es cierto es que no podemos atribuir -esto que estamos diciendo- a formas de pensamiento o de culturas especiales, porque en todas es lo mismo: la Realidad está padeciendo costantemente esta necesidad de mentir; es decir, de hacer como si la aproximación fuera el 'si' o 'no'. Eso no es nada propio de una religión, ni de una actitud; cambia de maneras. Nosotros percibimos de la manera más inmediata el Régimen que ahora mismo estamos padeciendo, en el cual, efectivamente por ejemplo, el truco del progreso es dominante sobre cualesquiera otros, pero no podemos... no podemos hacer esto como algo exclusivo. En cualesquiera épocas de la Historia ha estado sucediendo lo mismo que está sucediendo ahora. Las otras épocas están aquí, ¿no?


Sobre... sobre Santo Tomás -ya que lo has sacao-, me decía este... este nieto mío que me ha salido, que pensaba sacar en... en 'La Razón' (el lunes, creo que lo sacaban), aprovechando la conmemoración de la Pascua, una reflexión respecto a las órdenes contradictorias que reciben la Magdalena y Santo Tomás, después de la Resurrección. A la una le dice: "No me toques" y a Santo Tomás le dice: "Tócame", para que, una vez… una vez comprobado por tacto el hueco entre las costillas, pues pueda decir: “Creo”, ¿no?, “creo”.


Bueno, pero no voy a entreteneros porque tampoco sé muy bien cómo lo ha hecho. De manera que sí, sí -ya que te has acordao de Santo Tomás- pero, en general, quiere decir que eso enreda la cuestión de la comprobación experimental, porque efectivamente ese es el criterio rey en la Ciencia de nuestros días, como en... como en la definición ésta de no me acuerdo quién, no me acuerdo qué físico, de que 'hechos son aserciones comprobables'. El criterio es efectivamente, la comprobación experimental, que evidentemente, si es verdad lo que el sentido común nos dice, necesariamente se produce con trampa; es decir, el resultado del experimento, se parece tanto, se aproxima tanto a lo que estaba previsto en la teoría, que podemos decir: “Comprobada la aserción”. Comprobada la aserción, pero evidentemente, también en Física y hasta en Matemáticas misma, hay que volver a aplicarles lo mismo: necesariamente hay trampa, hay arreglo, hay ajuste, hay falacia, en todo eso. Sí.


- Yo, con respecto a esto del progreso, se me ocurrió una vez, que se parece bastante. Una vez, alguien me dijo: pero conforme se va haciendo uno mayor, o la gente mayor, las personas mayores, se... se aprende [...], me salió tal cual: se aprende en la maldad, me salió así.


AGC - ¿Se aprende?


- En la maldad, en la []. Entonces parecería como que eso también se podría aplicar un poco a esto del progreso, ¿no? Parecería como que es que progresar o progreso es como malicioso, o sea, descaradamente...


AGC - Si, pero no... no marcha con el mismo ritmo, no. El proceso normal en la vejez es el que, efectivamente, cada vez se sabe más, es decir, cada vez uno tiene menos dudas, cada vez se lo cree más, eso es lo normal. No es que esto le pase a todos lo viejos ni a ningún viejo le pase de una manera segura, pero vamos, lo normal, lo que pasa con la experiencia, es eso: Se toman la comprobación experimental por los propios sufrimientos como una comprobación de ideas que le han metido, ¿no?, y efectivamente, lo normal es que los viejos cada vez se lo crean más. Pero no siempre pasa así. No siempre pasa así, se puede... la cosa se puede volver del revés siempre en cualquier momento, es decir, que en lugar de aprovechar el tiempo para saber más, se aproveche para desengañarse de lo que se sabía. Esas son... son cosas que pueden... que pueden suceder, ¿no?, de vez en cuando.


No, el progreso... el ritmo del progreso impuesto por el Régimen que hoy padecemos es una cosa distinta, es un progreso, efectivamente, que consiste en una aceleración, una velocidad acelerada -como podéis comprobar- y que revela de esa manera, -como una especie de sugerencia de aliento para los que estamos abajo-, que la inseguridad del Régimen y, por tanto, de... del orden de la Realidad necesita cada vez más el truco; el truco de la progresión perpetua: de la Fe, es decir, hacernos creer que se puede comprobar... se pueden comprobar las cuentas que ahora se echan por anticipado. Esto es fundamental porque si no, nada marcha. Si no se puede calcular lo que se va a ganar dentro de tres años... y calcularlo con una exactitud suficiente para que llegados los tres años se pueda decir: hemos acertado; entonces esa empresa se viene abajo y si eso les pasa a las demás empresas, pues, corre el riego de venirse abajo todo; de manera que se entiende bien esa necesidad, ¿no?


Pensaba... pensaba pasar más detenidamente a cómo esto se puede referir a... a las Matemáticas, donde no parece que sea aplicable directamente por la -tal vez- falta de objeto; pero se nos ha hecho muy tarde. De manera que lo voy a cortar aquí y dejaremos eso, si el Señor nos deja... nos deja seguir viviendo. Dejaremos eso para dentro de siete días, de manera que ya traeréis todas las objeciones que, mientras tanto, se os vayan ocurriendo.