26.08.2014

Tertulia Política número 163 (4 de Febrero de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 
  • La duda de las Leyes de Natura, revolucionario.
  • Contra la interpretación realista de los descubrimientos.
  • La intervención de los pronombres personales en la conversión en realidades de lo que no era.

  Tertu163-4-2-2009#Tertu163-4-2-2009.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Para reanudar, un recuerdo del interés político que nos mueve aquí; un interés político en el sentido de la política que no hacen los políticos, sino la contraria, la de el pueblo-que-no-existe; ésa es la razón y sentido de esta tertulia, y algunos, de vez en cuando, como es natural, de los que vienen, o de los que llegan en un momento, se estrañan de cómo es que nos pasamos la mayor parte del tiempo tratando de cuestiones de Física, por ejemplo, tratando de descubrir y aprovechar las dudas, los errores y los engaños de los físicos, los científicos, los Doctores que tiene la Iglesia en este Régimen que nos ha tocado, por lo menos los principales de los doctores, y a la razón de eso es a lo que quería volver.

No es que aquí, poniendo en tela de juicio esas doctrinas en la medida de nuestras fuerzas, desengañándonos de las leyes (las de Newton, o las de la Mecánica Cuántica y demás), vayamos a conseguir esta revolución que consistiría en cambiar el curso de la luna, en que la luna se torciera y dejara de ir como va.  Evidentemente no se trata de eso, pero si tratamos de dedicarnos a lo más inmediato, es decir, a las relaciones sociales, políticas, a la lucha contra el Régimen que nos toca más de cerca y demás, no podemos olvidar que una y otra vez el Poder, el Poder político, se ha fundado en Natura, es decir, en las leyes físicas, y gracias a eso es como los Padres, y los Padres de la Patria, se pueden permitir decir a cualquier rebelde “eso es imposible”.  Hay unas leyes rígidas, y si queremos dedicarnos a desmentir esas leyes que rigen entre nosotros, a derrocar, en la medida que las palabras pueden hacerlo, la Fe que sostiene al Poder y al Dinero, desmentir las leyes económicas, sicológicas, a las que el Poder y sus servidores tratan de aludir una y otra vez, tenemos que intentar que por lo menos no puedan fundarse en la supuesta Naturaleza, que no puedan fundarse en las leyes que rigen las estrellas, que las estrellas dejen de intervenir, como intervienen costantemente, en las relaciones económicas, sicológicas, y en todo lo de más rastrero que nos pueda tocar.  Ése es el camino, es decir, el camino contrario al que el Poder sigue una y otra vez, tratando de hacer cada vez más científica la Economía, la Sicología, la Sociología, cualquier cosa, como medio (es bastante evidente), de sostener al Poder; de sostenerlo en sus cambios para seguir lo mismo, que es la manera de seguir lo mismo que el Poder tiene, ¿no?

Éste es el sentido en que cualquier reviviscencia de dudas acerca de las leyes físicas, cuánticas, astronómicas, está directamente siendo revolucionario, rebelde, respecto a lo más inmediato.  Hemos descubierto que, en contra de las pretensiones humanísticas, que colocan a eso que llaman ‘El Hombre’ enfrente de las cosas, como si él fuera el observador, el razonador, acerca de las cosas, por el contrario tenemos que reconocernos aquí como un simple caso de cosas nosotros mismos, una de las innumerables formas en que las cosas, y las relaciones entre las cosas, se presentan.  De manera que como somos hermanos todos dentro de esta mentira que es la Realidad, necesariamente falsa, mentirosa, pues somos hermanos inmediatos de las estrellas, y de los átomos, y de los strings de la teoría de las cuerdecitas, y de cualquier cosa que se nos presente.  Lo que atente a la pretensión de verdad que ellos tienen, las leyes físicas, está atentando, ayudando a atentar, a lo que nos toca más de inmediato, es decir, a la rebelión contra el Poder, al no reconocimiento de las mentiras que los Medios nos meten todos los días por los ojos y los oídos......, en fin, ya sabéis, a la lucha más inmediata.

Después todavía tendréis ocasión de decirme, en cuanto deje saltar la palabra, hasta qué punto esta conexión, a la que os vuelvo a invitar de esa manera, muestra la condición política que tienen todas estas cosas tan alejadas de que hablamos, se entiende bien, queda lo bastante clara.

Pues bueno, en lo que estábamos metidos era justamente en un descubrimiento, unos descubrimientos, acerca de algo que es costitutivo de esa mentira que es la Realidad, a saber: el movimiento, entre las otras cosas que vienen con él.  Recuerdo a los que estabais, y digo a los que no, que a esto veníamos a parar después de haber tanteado las posibilidades de que el problema, no resuelto, de el tiempo, ni entre los físicos ni entre los filósofos, el problema no resuelto de la gravedad (no la terrestre, no simplemente la formulada en las leyes de Newton, sino la gravedad en general), pudiesen reducirse al mismo problema.   Naturalmente, las palabras ‘Tiempo’, ‘Gravedad’,  y otras, como ‘Masa’, están hechas, se han formado, dentro de la Realidad, para designar cosas reales, cosas que son cosas, y cuando nos lanzamos a este descubrimiento, nos estamos saliendo fuera de la Realidad.   Esto es bastante claro, y lo que importaba sobre todo era que no se confundiera, que no confundiéramos, este descubrimiento respecto a la gravedad, no de las cosas, sino la gravedad costitutiva de la Realidad misma, el tiempo no real, no el Tiempo con Pasados y Futuros y para remate de la fiesta un Presente, sino un tiempo verdadero que por tanto queda fuera de la Realidad, porque el Tiempo real es necesariamente falso, una ilusión, una falsificación.  De manera que ahí, ahí fuera, propiamente, las palabras ‘Tiempo’, ‘Gravedad’, pues no tienen aplicación: tenemos que usarlas aquí para dar cuenta de este descubrimiento, pero sabiendo que justamente al salirnos han perdido su significado propio; su significado era el que tenían aquí en casa, entre nosotros.

Importa por tanto corregir lo que en muchas de vuestras mientes pueda haber surgido de realista en el entendimiento de esos descubrimientos: siempre se tiende a interpretar cualquier cosa que se diga o descubra de una manera realista.   (pequeña interrupción).

A eso me estoy dedicando: a corregir el realismo.  Tengo que sospechar, sin pensar mal de vosotros, que os pasa, como a mí mismo, que cuando se descubre algo en el sentido que digo, cuando se descubre esa verdad que no consiste mas que en el descubrimiento de la mentira, porque no se nos da otra, pero ésa se nos da (no podemos decir nunca la verdad, pero podemos siempre descubrir la mentira de las cosas que nos cuentan) cuando se hace eso se tiende a, a su vez, esa verdad interpretarla como real, realistamente, y entonces no hemos hecho nada.  Eso es lo que estoy tratando de corregir.

Entre paréntesis os recuerdo, volviendo a la política más inmediata, cómo más de una vez hemos estado hablando también contra el realismo en la acción política: las rebeliones, las revoluciones, se pierden siempre precisamente porque caen en el error de ser realistas; por querer conseguir algo dentro de la Realidad, acaban negociando, más o menos abiertamente, con el Poder, y contribuyendo a el cambio para seguir igual, el cambio de Estructuras, de Istituciones, de lo que sea, para que el Poder en general siga igual.

Terminado el paréntesis, vuelvo al realismo en la interpretación de los descubrimientos que se nos estaban presentando estos días.  Efectivamente, si se dice “el Tiempo real, y falso, con una dirección  y un sentido”, tal como se representa en cualquier esquema (una raya, generalmente recta, con una flecha, o con dos flechas, pero advirtiendo enseguida que de los dos sentidos, el Tiempo sólo marcha en uno, es decir, de Pasado a Futuro, aunque sea evidente para cualquier niño que al mismo tiempo está marchando de Futuro a Pasado), cuando se nos presentan esas cosas así, decimos “eso dentro de la Realidad no se esplica, eso tiene que venir de fuera, de un tiempo inconcebible, continuo, sin dirección, sin sentido, que ha actuado como motor para que dentro de la Realidad se desarrolle ese Tiempo falso”, y de la misma manera, cuando vemos  a los Planetas, o a los átomos de cualquier Teoría, moverse de esa manera, según esas leyes, tenemos que decir que el movimiento mismo al que todas esas leyes tratan de referirse, dentro de la Realidad no se entiende; tiene que venir de fuera, es decir, de una especie de gravedad que ya no se puede llamar así, que es lo que hemos descubierto otras veces simplemente al descubrir que las cosas, nosotros entre ellas, estamos cayendo, decíamos, hundiéndonos: la Realidad está deshaciéndose; al mismo tiempo que tratando costantemente de rehacerse, pero se está deshaciendo, perdiendo, en algo que no es la Realidad.  Porque está el descubrimiento de arranque: la Realidad no es todo lo que hay (esto es lo que se nos ha hecho evidente), y por tanto cada cosa nunca es del todo la cosa que es.

Cuando se nos dan estos descubrimientos así, sea respecto al tiempo que ya no puede llamarse ‘Tiempo’, o la gravedad que ya no puede llamarse ‘Gravedad’, nuestra costitución realista nos mueve a visualizarlo, a concebirlo, a idearlo.  Es decir, tal como aquí, si nos descuidamos, se nos convierte en cosas como “el Universo en espansión” de los físicos teóricos, o cosas por el estilo.  Esto es justamente lo que en una tertulia política, rebelde al Poder, no se puede hacer: no se trata de esplicar el Universo dentro del Universo, como los físicos y sus filósofos intentan, con ‘Universo en espansión’ y cosas por el estilo.  De manera que lo que os he estado recordando como descubrimientos no puede concebirse, no puede idearse, porque eso sería tratar de volver a entender la Realidad dentro de la Realidad; la Realidad, que de por sí, dentro de sí, es ininteligible, inesplicable, volver a meterla de esa manera dentro, y con ello contribuir a lo que solemos decir que son las dos fuerzas (otra vez una palabra que pierde significado aquí), las dos fuerzas contradictorias: una que es eso de que nos estamos perdiendo por todas partes, cayendo hacia cualquier sitio continuamente, lo cual es inconcebible, y al mismo tiempo y en contra de eso, cada cosa, cada uno de nosotros como cosas que somos, está costantemente rehaciéndose, defendiéndose, volviendo a creer en sí misma, volviendo a creer en la Realidad.  Ésas son las dos fuerzas, que ya no pueden llamarse ‘fuerzas’, con las que tratamos de desmentir (que es lo que aquí hacemos: desmentir) la Fe, las Creencias, las Teorías, acerca de la Realidad en cualquiera de sus niveles.

De manera que, de ‘movimiento’ (utilizando esa palabra, desarrollada ‘dentro’, como todas las demás), decimos que el movimiento al mismo tiempo es necesario, la primera necesidad para la Realidad (no cabe dentro de la Realidad ningún reposo absoluto, no hay quietud, la Realidad es movimiento antes que nada.  Vamos, por tanto ‘Tiempo’, ‘Gravedad’; pero ahora estoy comprendiendo lo de ‘Tiempo’ y ‘Gravedad’ dentro de esto), y al mismo tiempo es imposible, según algunos Maestros desengañados nos han enseñado desde muy antiguo.  Esta doble necesidad, que viene de dos sitios opuestos, es la que tenemos que hacer vivir en nosotros; no concibiendo, no haciendo idea de lo que estoy diciendo, pero viviéndolo, sintiéndolo: ‘movimiento’, es la primera necesidad de la Realidad / ‘movimiento’, es imposible.

Bueno, esto segundo, lo de “movimiento, es imposible”, cuando aludo a viejos Maestros, ya sabéis: está claramente descubierto desde Zenón de Elea, con cuyas declaraciones hemos estado jugando más de una vez en esta tertulia, sin tener que acudir a Aquiles y la tortuga, ni a la flecha ni nada, recordando siempre la casi sola cita literal que de Zenón de Elea nos queda: “un móvil no se mueve, ni donde está, ni donde no está”.  Esto, que puede llegar a formular algún Maestro desengañado, es simplemente sentido común; es sentido común, no es ninguna Teoría que se pueda refutar, es la evidencia inmediata: está claro que lo que se mueve, cualquier cosa que se mueve dentro de la Realidad, no se mueve ni donde está ni donde no está, y que desde luego no hay un tertium, no hay un compromiso entre lo uno y lo otro: simplemente no se mueve, ni donde está, ni donde no está.

Esto, aquí en las sesiones ya últimas de la tertulia he tratado de hacerlo evidente tratando el Tiempo real, dejándome decir que en lo que ha pasado no pasa nada; no pasa nada, no hay movimiento.  En lo que ha pasado no pasa nada, y menos todavía pasa en lo que no ha pasado todavía, en esa cosa que llaman ‘Futuro’, y que es el primer costituyente de la Realidad.  No pasa nada.  Y ‘ahora’ (cuando no nos dejamos reducirlo, por realismo, a un trozo de Presente, a un trocito de Presente, es decir, a ‘un ahora’, que es lo contrario de ‘ahora’), ‘ahora’, como sabéis tiene esa virtud de que cuando se dice ‘ahora’ no es ahora, y con esa virtud simplemente nos saca fuera de la Realidad; nos saca fuera de la Realidad: no se trata de ningún Presente, ni de ningún Pasado, ni de ningún Futuro, de manera que ahí tenéis la glosa de la fórmula de Zenón.  Está claro que el movimiento es imposible.

Para que un supuesto movimiento en cosas pasadas, la Historia (Historia de una combinación atómica, o Historia de unas batallas de la Humanidad, da igual), para que ese movimiento se demostrara, había que decirle “pues ‘ahora”.  Y sabemos (esto lo saben hasta los científicos), que un esperimento propiamente no se puede repetir; nada propiamente se puede repetir del todo, de manera que la demostración de que haya movimiento en el Pasado queda imposibilitada de por sí, y ‘Futuro’ para el sentido común, para el pueblo-que-no-existe, quiere decir simplemente ‘lo que no ha pasado’; no tiene ningún otro contenido.  Me diréis, porque lo sufrís como yo, que el Poder, los Medios, os lo está llenando de tal modo de contenido, que ese Futuro donde no pasa nada se ha vuelto todo lo que os pasa, o todo lo que se os quiere permitir que os pase, sin que ninguna otra cosa pueda pasaros, ¿no?  Pero el sentido común lo dice: “ahí no pasa nada”.  Y ‘ahora’ nos saca fuera de la Realidad, a ese mismo sitio donde están un tiempo verdadero que ha perdido su nombre, una gravedad verdadera que ha perdido el suyo. 

De manera que éste es el intento a que os muevo de procurar entender lo que se dice en estos descubrimientos, sentirlo, pero no idearlo, no convertirlo en ninguna forma de Teoría, porque eso ya sería meterlo dentro de la Realidad, y que ya no pudiera hacer nada políticamente.  Y mientras no se le meta, está haciendo; está haciendo ahora mismo aquí, es decir, está sembrando dudas, duren lo que duren, descubriendo contradicciones en cada uno de vosotros, y ésta es la acción política, la acción contra la Fe, en la que se pueden resumir cualesquiera cosas que aquí estemos haciendo.

Esto os quería pues recordar antes de seguir adelante, y aquí me voy a parar para que, como sin duda habrá choques, dudas, oscuridades, objeciones, en lo que habéis oído, pues vayan saliendo, que es lo que nos importa; que vayan saliendo, que no sea sólo por mi boca, y adelante.

-Otro razonamiento para negar el movimiento podría ser el decir que yo, si no soy del todo el que soy, pues mucho menos voy a poder hacer cualquier cosa, o venir aquí, o moverme, ¿no?

A-Parece que lo has dicho un poco como al revés, pero está bien.  Lo has dicho un poco al revés: yo, cuando no soy el que soy, cuando no soy nadie, soy lo mismo que pueblo-que-no-existe, y ése es el que hace, porque está fuera de la Realidad.  Yo, cuando no soy el que soy, me he salido fuera, como ‘ahora’ y como lo demás que he dicho; me he salido fuera, y por tanto soy el que puedo estar siempre haciendo algo, y lo estoy haciendo.  Es lo mismo.  En cambio, en el movimiento real, ‘yo’, como estoy fuera, ‘yo’ ahí ya no tengo nada que hacer: dentro de la Realidad yo soy un tipo, de tal sexo, de tal edad, incluso de tal nombre propio, y efectivamente, yo soy un Agente de Bolsa, como cualquier otro; soy un Agente de Bolsa, soy un Ministro de esto o de lo otro, soy el que hago las cosas que se hacen dentro de la Realidad, que son no hacer nada, es decir, no hacer nada más que lo que está hecho.  Ésa es la procura, no sólo del Ministro y del Agente de Bolsa, sino de la persona simplemente de uno, que está luchando desesperadamente para que el descubrimiento de su mentira no le impida seguir siendo quien es, existiendo; es la lucha por la existencia, la lucha contra el entendimiento.  Adelante.

-Yo quería preguntar que parecería más en consonancia con lo que decía Mairena de la naranjita que corría debajo del sofá, y se entendía que se había movido, puesto que se reconocía como idéntica a la otra naranjita que entró por el otro lado del sofá, pues que no habría Realidad si no hay movimiento en el sentido de que si las cosas no se reconocen como ‘la cosa’, no habría Realidad, también se quedaría eso totalmente en el aire.

A-El movimiento, tal como he usado la palabra, saliéndome, incluye movimiento y cambio.  La paradoja de Juan de Mairena no utiliza por cierto sofá ninguno, sino solamente una cuestecita por la que la naranja va rodando, y según rueda se descascarilla, y descubre Mairena para sus alumnos que, o se descascarilla, y entonces no es la que es, y entonces no se mueve, o se mueve, y sigue siendo la que es, y entonces no se descascarilla.  Movimiento y cambio.  Un buen golpe de sentido común.  En la noción de ‘movimiento’ que he estrapolado, que he sacao fuera, está incluido movimiento y cambio, lo uno con lo otro.  Hay que tratar con precisión la manera en que se combinan esos contradictorios, pero ahora no es momento; ya volveremos sobre ello.  Sí.

-Hay una Teoría que he oído recientemente que me ha fascinado, y quisiera saber su opinión: dice que el cerebro no está interesado tanto en la verdad como en sobrevivir.  Yo creo que eso encaja con lo que está diciendo usté.

A-Sí, encaja, pero de una manera muy realista.  Yo desde luego no tengo ninguna opinión; tengo un sentido común que dice que eso, como tú misma has dicho, es una Teoría, y todas las Teorías son falsas, aunque nada más sea por pretender ser realistas.  El cerebro es una maldición; el cerebro, ‘brain’, ha estropeado qué se yo cuantos descubrimientos posibles entre físicos, entre sicólogos, y donde sea.  Lo que aquí se ha dicho es que como cada cosa nunca puede ser del todo la que es, y por tanto está continuamente amenazada por el peligro de descubrirlo, uno de nosotros, como otra cosa cualquiera, al mismo tiempo que de verdad está continuamente perdiéndose, desmintiéndose, está por el lado contrario tratando de defenderse contra ese descubrimiento, tratando de existir.  Le parece a él que el descubrir eso, uno, sería mortal para uno, porque confunde la existencia con la vida desconocida.  Pero efectivamente, ese descubrimiento amenaza, no su vida, sino su existencia, y toda cosa está, al mismo tiempo que deshaciéndose continuamente, costantemente defendiéndose de deshacerse, tratando de subsistir, existir.  Eso no es una Teoría, es un descubrimiento.  Si se le convierte en ‘cerebro’, en cosas de ésas, ya estamos perdidos.  Venga.

-Desde mi punto de vista de aficionadísima, es decir, inculta en el tema, yo soy la que soy, sin descubrir que al mismo tiempo puedo ser o no ser lo que de alguna forma elijo ser en cada momento o no ser, dentro de mis limitaciones.

A-Eso es lo mismo.   Has dicho dos cosas que son la misma.

-Por supuesto, pero entonces digamos que para mí, el ser en un momento determinado, en cuanto yo decido qué es lo que soy, automáticamente estoy dejando atrás lo que no soy.  Entonces, en cada momento elijo ser, o dejar de ser, lo que de alguna forma puedo, y me dejan, por supuesto.  Está claro que la idea de que uno es lo que es, hasta donde puede uno serlo, y no está mal del todo.  Pero bueno, eso es una verdad que al final yo creo que hay algo muy real: yo llamo por teléfono, yo voy a comprar el pan, y eso es una realidad.  La realidad de todos los días, es la que de alguna forma poco importa lo que soy, sino que tengo que hacer las cosas.  Entonces, lo que no acabo de entender es cómo subsiste una Realidad cotidiana, en la que pasa el Tiempo, en la que existen unas cuentas por pagar, y unas compras por hacer, al mismo tiempo que el sistema contradictorio de ser y no ser, existir el Tiempo pero no existir el tiempo, etc.

A-Te armas unos líos un poco inútiles.  Desde luego, has entendido muy bien, pero has dado un ejemplo del segundo movimiento que he dicho, que es, ante el peligro de descubrir la mentira de uno, defenderse con uñas y dientes, volver a sacar decisiones, o teorías, que rehagan su personalidad o su Realidad, que le hagan subsistir, seguir existiendo.  Tú has dicho “yo no veo nada malo en eso”, y claro, efectivamente, cuando la que está hablando es un ser real, te llames como te llames, pues claro, ¿qué vas a ver de malo en eso, si en eso justamente está asentada tu identidad y tu existencia?  Para alguien que no necesita razones para estar contra la mentira, que le basta para ponerse en marcha descubrir que es mentira  y no lo soporta, para ése, que desde luego no es nadie real, sí que es malo: es el sostenimiento de la falsedad misma.  A cualquier ente real no le importa que la Realidad sea falsa.  ¿Cómo le va a importar, si él es falso?  Pero como ni la Realidad es todo lo que hay, ni uno es del todo el que hay, a ti misma que dices eso, al mismo tiempo que lo dices, como defensa de tu subsistencia, le queda más que no ha acabao de estar domesticao; le queda más que no puede menos de oír razones al sentido común, y en eso te pareces a cualquier cosa, que al mismo tiempo se está perdiendo, deshaciendo, y al mismo tiempo está por todos los medios tratando de no descubrir eso, de defenderse, de seguir existiendo, de seguir mintiendo.  Por eso la política es contra la mentira; contra la Fe y contra la mentira.  A quien evidentemente le va muy bien en este mundo, como ser real que es, no le cabe más Política que la de los políticos, es decir, contribuir a que todo siga igual por el procedimiento de cambio.  En lo que nos queda que no es así, pues no, al revés: eso es justamente lo que se ataca, la mentira, la Fe, y caiga quien caiga. ¿Cae uno?: ya se sabe; pero uno ni es del todo lo que hay, ni los conjuntos de unos son todos, ni la Realidad es toda.  Ése es el sentido de una política, una rebelión, contra la mentira, que es la contraria de la que, no sólo Agentes de Bolsa y Ministros, sino cada uno personalmente, está condenado a hacer para subsistir personalmente.   ¿Qué más?

-Hoy he descubierto algo la mentira que en la clase anterior te pregunté si no había un movimiento que hace una hora yo estaba en un sitio, y eso era un Pasado, y me había puesto en movimiento, y había venido aquí, y ya era el Presente, pero que el Presente este era el Futuro, y me dijiste “bah, bisagras de Presente, Futuro, esto no arregla nada”.  Hoy, siguiendo tu istrucción de ayudar a salirnos de la Realidad, y de la verdad esa aparente, descubro que no estoy aquí, sino que mi cerebro está aquí.  Yo estoy viajando por un montón de sitios, estoy pensando, recordando sitios, y realmente yo pienso que dónde estoy.  Que es también otro realismo: “¿pero dónde estás?, que estás en las batuecas”.  Pues es confuso todo esto, realmente no sé dónde estoy.

A-Es aparentemente un poco complicado, pero la verdad es que si uno se deja oír, es muy simple.  Dejo la alusión al cerebro, porque ya sabes que los que creen en el cerebro, creen que es el que sueña, el que se va a otra parte, y todo eso.  Respecto a lo que el otro día decía, ya lo has visto: es que la Realidad es eso, es movimiento antes que nada, y ahí acarrea consigo el Tiempo ése real y falso, y acarrea las leyes de la gravitación y todo lo demás.  Respecto a lo que dices de “yo, no estoy aquí”, pues depende.  Esto nos va a dar lugar a otra cosa que quería sacaros hoy, que es la intervención de los pronombres personales en el asunto que nos traemos, que ya quedó apuntada el otro día.

Yo, tú, como entes reales, estamos aquí igual que el sofá y así, ni más ni menos; de manera que en cuanto uno es un ente real, pues puede decir tranquilamente que está aquí.  Lo que te pasa no es nada de tu cerebro, que es tan real como todo el resto de ti......(pequeña interrupción).

Aprovecho pues antes de seguir para pasar a esto que ya el otro día quedaba apuntado: la conversión de eso que no sabemos, de fuera, que es un tiempo que ya no se puede llamar ‘Tiempo’, que es una gravedad que ya no se puede llamar ‘Gravedad’, la conversión de eso, como pretendemos, dentro de la Realidad, en Tiempo real, en movimiento, en Tiempo real, en leyes de gravitación, leyes de interacción, y todo lo demás, se hace por dos caminos, o en dos etapas.  La una es simplemente la existencia: las cosas, para seguir pretendiendo ser la que son, a pesar de que sea mentira, necesitan que se establezca así esa contradicción entre el peligro de perderse y la defensa contra el peligro.  Pero además, las cosas hablan, y nosotros hablamos de una manera que corresponde al tipo de cosas que somos, simplemente; nada de las presuntuosidades de que este tipo de cosa somos los únicos que hablamos: las cosas hablan de alguna manera, cada una en su idioma, ininteligible por supuesto para nosotros, y nosotros hablamos en el nuestro.

 Y en el nuestro, la reducción a movimiento se da en este segundo piso, o paso, que es que, aparte de que el movimiento de lo que haya pasado o pueda pasar, (que es mentira, porque en lo pasado y en lo que pueda pasar no pasa nada, no está pasando nada), de que eso tenga que convertirse en Tiempo real, en Movimiento real, luego, al contarlo, al contar lo que pasaba......Es igual si no ha pasado, si está inventado, o si es un mero proyecto, pero al contarlo, por el sólo hecho de la sucesividad, ordenada, de nuestra lengua, eso adquiere un segundo movimiento; es como si se pusiera otra vez en movimiento, y en ese segundo movimiento es donde juegan estos índices que con tu intervención me recordabas. 

‘Yo’, ‘tú’, como decíamos antes, si de verdad no es nadie (porque puede ser absolutamente cualquiera que hable, y cualquiera habla, sea persona o cosa), entonces se sale fuera de la Realidad.  Pero antes de venir a ser una realidad cada uno de nosotros (Fulano de Tal, Mengana de Cual, con tal profesión, edad, sexo, y todo lo demás), está esta narración del movimiento, que yo cuento y que tú oyes, en la cual narración inmediatamente intervienen estos índices personales (‘me’, ‘mi’, te’, ‘ti’, y ‘yo’, ‘tú’, etc.), y entonces éstos de alguna manera no son reales íntegramente, no se han reducido del todo a Realidad, pero están ya apuntando a ese hilo de la conversación, del parlamento, a un punto ‘yo’, a un punto ‘tú’, y esos puntos ‘yo’ y ‘tú’ están por tanto ocupando una zona intermedia.  No son realidades, pero son situaciones, y eso ya hace fácil que a continuación ‘yo’, que apunta adonde está ‘yo’, que es el que habla, se crea que apunta hacia Fulano de Tal con todas sus realidades, y ése ‘tú’ al que se habla, que apunta al punto ‘tú’ del parlamento que se está produciendo, se identifique con una persona Fulana de Cual a la que le estoy hablando, etc., etc. 

De manera que ése es el truco intermedio en el que quería insistir: para el entendimiento lo más preciso posible de cómo la verdad desconocida de que las cosas y nosotros nos estemos hundiendo y cayendo hacia cualquier sitio, contrarrestada con la costante defensa contra ese peligro que las cosas tienen, para entender cómo eso, ése tiempo que se sale del Tiempo, esa gravedad que (se sale) intervenga, es decir, se mueva desde fuera produciendo el movimiento de dentro, hay que entender estos saltos por los cuales progresivamente aquello que no era real, y que venía de fuera, se viene convirtiendo en Realidades.  El caso de ‘yo’, o ‘tú’, es, a ese respecto, ejemplar, en cualquier idioma: antes de dejar de ser del todo verdad (‘verdad’ quiere decir ‘lo inconcebible’, ‘lo que no se sabe’, y ‘yo’ es inconcebible en la medida en que sea ‘yo’ que no sea nada, y ‘tú’ es inconcebible en la medida que no sea nadie, ni el uno ni el otro), ésos, en el uso de la lengua, se convierten en referencias a puntos del acto de hablar, y el acto de hablar se produce dentro de la Realidad, de la misma manera que la lengua que habla de la Realidad sólo se manifiesta como idiomas, lenguas de Babel, delante de la Realidad.  De manera que ahí ya se está apuntando, desde la narración de los hechos, al punto ‘yo’ y al punto’tú’, y ésos ya están convirtiéndose en reales: basta un paso más para que se conviertan en Fulano y Mengano, es decir, se sometan enteramente a la condición de la Realidad y de la falsedad de la Realidad.  Se puede decir que las mentiras de la Realidad son más o menos mentira; desde luego, las más mentira son las que están más arriba; cuanto más arriba, más mentira, pero hasta en la conversación entre gente corriente, esa sumisión de los índices ‘yo’ y ‘tú’ a puntos del habla real que se está produciendo, es un paso que se da, un camino hacia la realificación de lo que no era real, un camino hacia la mentira.  ¿Qué más, por ahí?

-Ha salido ya el tema de las teorías científicas, y yo sí quisiera preguntar que qué hay que decir a todos aquellos científicos, o filósofos de la Ciencia por lo general, que afirman que no hay libertad, que la libertad no existe.  Que no somos libres, vaya.

A-Que no existe, desde luego; de existir, nada, porque ‘existir’ es el verbo que empleamos justamente para la Realidad, y quiere decir “no hay verdad dentro de la Realidad”.  Evidentemente, si ellos, como he estado criticando al principio, intentan encontrar una esplicación de la Realidad realista, dentro de la Realidad, pues claro, tienen mucha razón para darse cuenta de que ahí no cabe verdad ninguna, que no caben más que Teorías sucesivas.  Pero luego, verdad quiere decir ‘lo que no sabemos’.  Y libertad, de la misma manera, es algo que no se puede tener más que como negativo, es decir, que lo único que son reales son las prisiones; nos han montado, por no decir que nos han hecho nacer, en una cárcel, y eso es lo real, las prisiones, y ‘libertad’, dentro de la Realidad, no tiene sentido ninguno; no tiene sentido ninguno: ‘libertad’ no quiere decir más que liberarte de la Realidad, de la tuya como persona, y de la Realidad y de la Fe en general, es decir, echarte fuera.  En fin, ésta es la lucha contra la Fe.  Supongo que entiendes, entendéis, bien, cómo esta lucha contra la Fe es una lucha por la libertad, que implica, desde luego, caiga quien caiga, el descubrimiento de la mentira de las cosas en general, y de uno en particular.  ¡Más!

-Comentaba ahorita sobre el hablar, la conversación, ese truco, me recuerda sobre lo que dices en tu libro de que el actor de la antigüedad a hoy, que parece que ese truco se escapa del Tiempo, porque se escapa del tiempo regulado, del tiempo de la palabra, y no se puede medir, es un tiempo que se escapa de la medición.

A-Sí, pero hay que tener en cuenta que dentro de la Realidad hay múltiples maneras de establecer tiempos que no sean el cotidiano y normal.  Las Teorías físicas que sostienen el Tiempo, pues naturalmente lo convierten en otra cosa: ‘Tiempo’ ya no puede, en las ecuaciones de Einstein, ser lo mismo que se entendía en las leyes de Newton, esto está claro.  Y en un sueño, en una ensoñación, pues lo mismo: se establece otro Tiempo, que se estira y se encoge de diferente manera, pero que no deja de ser real, porque los sueños son reales.  Otra cosa es el acto mismo de soñar, de decir, de actuar, sobre una escena de teatro.  Eso lo hemos tratado en otras ocasiones, y los que me acompañan se aburrirían si se lo volviera a recordar, otro día volveremos sobre ello.  Efectivamente, soñando, por ejemplo dormido (vamos, también despierto, pero por si es más sencillo con la dormición), soñando está el que está tumbao en la cama, y del cual se dice que es el que sueña, porque duerme.  Eso se dice de él, ¿quién se lo va a quitar?  Y ése es una forma de Realidad.  Y luego están las figuras de lo que sueña, entre las cuales puede haber una que, más o menos, se identifique con la del que está tumbao en el jergón y durmiendo, que se parezca por lo menos, ¿no?  De manera que ésa es otra Realidad, y tan real como la primera.  La de fuera del sueño, la de dentro del sueño, son reales; lo que pasa es que la relación entre la una y la otra es aquello a lo que tenemos que aludir como ‘el que sueña’.   Y está claro, como en la fórmula de Zenón para el movimiento, que el que sueña no puede ser ni el que está dormido, ni el soñado: el que está dormido, está dormido, y ése es imposible que pueda hacer nada del otro mundo; y el que está soñando, pues también está a lo suyo, está ocupao con las cosas de sus sueños.  ‘El que sueña’ es algo que decimos, pero evidentemente que no hay manera de asirlo, está fuera de la Realidad, está ahí, lo mismo que están ahí las cosas que son verdad, pero que no son.....’yo’, ‘tú’, ‘ahora’; están ahí, y nos sacan fuera de la Realidad. 

Lo mismo era con el actor de teatro, ¿eh?: el actor de teatro nos presenta esta ocasión de que él al mismo tiempo es un actor, más o menos conocido, tiene su nombre en el cartel, incluso pues figura en las revistas del corazón con aventuras diversas, cobra un sueldo más o menos........es perfectamente real, ¿no?, y por otra parte, el personaje que representa, si está representando un personaje, pues es igualmente real, pertenece a la Realidad de la ficción.  Lo que pasa es que lo que relaciona lo uno con lo otro, nos echa otra vez fuera: el que actúa, el que representa, no es ni el actor.......Hombre, ya sabéis que se da el caso de los actores que tiran por una línea desacreditada, pero que desde luego es la dominante, que buscan la identificación con los personajes, y al mismo tiempo mantienen con ella su personalidad, pero vamos, la verdad es que el actor, en cuanto persona que cobra su sueldo, que tiene aventuras en las revistas del corazón, ése no es el que actúa, ¿eh?, eso es evidente: ése está estorbando costantemente; está costantemente estorbando: un actor que se acuerde de sus aventuras sentimentales, o del sueldo que le deben, evidentemente está cargando con un estorbo real y tremendo, y desde luego, la figura del personaje de la otra Realidad tampoco puede hacer de por sí nada, más que las cosas que hace, las batallas que da, los enredos amorosos en que se mete.....De manera que el que actúa, el que (representa), otra vez nos saca de la Realidad, no es nadie real.  Está actuando; esa acción se da, pero inconcebiblemente, y cualquier Teoría que trate de esplicar esto, que yo no esplico, queda condenada a ser una Teoría, y por tanto a meter la cosa dentro de la Realidad.  Sí.

-Yo quería abundar un poco en el tema de lo de las repeticiones, porque a mí me parece que el fenómeno de la repetición, o por lo menos el fenómeno de la ilusión de la repetición de veces de las cosas, o de apariciones de las cosas, de hechos, pues que es como lo que más fundamenta la Realidad, y que todo eso del Pasado y del Futuro en realidad se fundamenta sobre eso que es mucho más fáctico, más físico, que es un cierto testimonio de que hay cosas que se repiten.  Por ejemplo, si yo digo “de tanto verte, un día te vi”, parece que es como si la certificación más honda del ver es de tanto verte, de tanto repetir el verte; que sería lo contrario: te puede pasar por borrartelo.  Pero sin embargo, hay esta ilusión de lo contrario.

A-Ahora, dilo otra vez.

-“Una vez, de tanto verte, un día te vi”.

A-¿Y esto que has repetido ahora, es esactamente lo que dijiste antes?

-Más o menos.

A-Es más o menos.  Bueno, pues ahora termina si te queda más, venga.

-Pero también Don Antonio Machado, cuando le preguntan que qué es amor, dice también “haberte visto una vez, y creer que.....”  ¿Cómo era el versito, que es muy bonito?  Es que también fundamenta el sentimiento, esta ilusión de haberte visto otra vez.

A-¿Y si lo dices otra vez? ¿Tú has repetido lo mismo que Machado?  Bueno, efectivamente, lo interesante de eso está en algo que incluso los científicos han descubierto, y que es a lo que he aludido antes: un esperimento es de verdad irrepetible.  Ésta es una de las grandes pegas que a los científicos......Porque, por supuesto, para establecer una Teoría......(¡qué digo, una Teoría!: un cálculo, meramente un cálculo de probabilidades que fundamente otras actuaciones), es preciso contar con que el esperimento puede repetirse, el mismo, porque si no efectivamente el cálculo no se puede establecer, ni ninguna Teoría.  De manera que hasta en la Ciencia se da: no hay repetición de verdad, como ninguna cosa es del todo la que es.  Eso queda dentro de lo mismo, como has visto en el hecho mismo de que te he hecho repetir una frase y lo has tenido que decir más o menos.  Más o menos se repiten las cosas, pero lo tremendo de esto es la contradicción: no hay sí o no en las cosas, no hay identidades, todo eso viene de Arriba, el uno, el todo: ideales; ideales, de cuya intervención hemos hablado otros días más de una vez.  No hay mas que más o menos, pero está lo otro, la otra condición de la existencia, que es pretender que sí; pretender que sí, creer que sí; si no, no hay existencia.  Efectivamente, si no crees en la repetición, la existencia se te pierde.

-Pero justo cuando se confirma la Fe en eso es a través del lenguaje: cuando yo tengo que narrar “una vez, de tanto verte, te vi”....Es decir, cuando yo lo digo, cuando entran ya los pronombres personales, y el hecho del verbo......

A-No, no, no armes líos, no hace falta.  Yo lo he usao como trampolín para pasar a la repetición en general, la repetición sin más.  No hay repetición: hay la pretensión, y la Fe, en que sí, en que las cosas se repiten, y esa pretensión o Fe, es necesaria: lo mismo tienes que creer que el mensaje lo has pronunciao las dos veces igual, lo mismo tienes que creer que una cosa que ha pasado ha vuelto a pasar.....Eso es cosa de la Fe, de la creencia.

Bueno, se ha hecho muy tarde, me parece, de manera que tenemos que cortar, entre el Tiempo y el calor, y nada, si nos deja el Señor, pues dentro de siete días, pues seguimos dándole.