11.02.2009

Tertulia Política número 164 (11 de Febrero de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 
  • La necesidad real de entender el movimiento como continuidad y discontinuidad.
  • Continuidad y discontinuidad en las lenguas.
  • Incompatibilidad de Física y lógica.
  • La verdad, comúnmente reducida a la verdad doméstica de la verdad policiaca.

 

  Tertu164-11-2-2009#Tertu164-11-2-2009.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

En el intento de entender esto de el movimiento es en lo que andábamos.  Esto del movimiento, que por un lado teníamos que reconocer como lo más real que se puede pensar, propio, fundamental para la Realidad, para las cosas, nosotros entre ellas, y que por otro lado es imposible, lógicamente imposible, según la fórmula de Zenón, o de cualquier otra manera que se quiera presentar.  Entender esto pues del movimiento era lo que nos traía a mal traer estos últimos ratos.  

Para eso tenemos que acudir a la intervención de un ideal, como otros con los que nos hemos encontrado, es decir, la presencia de entes que no existen, pero que rigen de alguna manera la existencia, o dicho de otra manera, la falsificación en que la Realidad consiste.  Pero estos ideales con los que nos las hemos habido, suelen ser del orden de ‘todo’, de ‘uno’, de ‘nada’, los números, por ejemplo, y para entender el movimiento hace falta algo un poco distinto.  Porque tenemos que pensar que la continuidad, inconcebible, estraña a la Realidad, en la cual la Realidad se hunde continuamente, nos hundimos continuamente, sin embargo desarrolla una especie de idea suprema de la continuidad, y un ideal de la continuidad, que es lo que entra a regir la Realidad.  

Así, que, como otras veces hemos encontrado por otras vías, esto de la Realidad, las cosas, nosotros, que es nativamente falso, se encuentra entre, por lo alto, una pretensión de verdad, a la que pertenecen esos entes ideales, que intervienen, como ‘todo’.....No puede haber en la Realidad ‘todo’, ni las cosas son todas, ni uno, de entre las cosas, puede ser del todo uno, pero he ahí el ‘todo’ interviniendo, lo mismo que ‘nada’, lo mismo que ‘uno’, y ahora también este especial modo del ideal, que es el de la continuidad.

Nos encontramos siempre entre esa pretensión de verdad de Arriba, de verdad de sí o no, de verdad de ser o no ser, de verdad de ‘todo’ o de ‘nada’, y por debajo nos encontramos con la verdad inconcebible, lo que de verdad pasa, que evidentemente no pasa dentro de la Realidad, puesto que es la Realidad la que está justamente pasando en esa verdad inconcebible.  Entonces, para entender el movimiento entre nosotros, entre las cosas, tenemos que pensar, por un lado, que eso de la continuidad del movimiento obedece a que de alguna manera, de la verdadera continuidad, de fuera, se nos está colando, por un sinfín de poros, por decirlo así (porque la Realidad y nosotros somos porosos, no estamos nunca bien hechos ni cerrados), se nos está colando esa impresión trivial de la continuidad.

Por otro lado, esa sensación, sentimiento, de la continuidad, inmediatamente, al entrar en la Realidad, tiene que hacerse una idea de sí misma, y entonces esa continuidad ya se trasforma en lo que sabéis: en Tiempo real, con sus momentos, que evidentemente son discontinuos, como las cosas de la Realidad (la Realidad es necesariamente discontinua), pero que en su sucesión de alguna manera imitan la verdadera continuidad. Esto es lo que entiendo por el influjo, o regencia, no de la continuidad verdadera, sino de la idea de la continuidad, ese ideal que entre nosotros se introduce.

De manera que, para acudir a lo más sencillo: eso del movimiento, en la medida que lo sentimos......Porque por mucho que estemos aquí destruyendo todos los días la idea de movimiento, declarándola imposible, sin embargo seguimos sintiéndolo el movimiento, y en la medida que lo sentimos, lo sentimos por influjo, a través de los poros sin fin, de la continuidad de veras en que la Realidad con nosotros está hundiéndose, perdiéndose, continuamente.  Y por otro lado, en cuanto que de ello nos hacemos una idea, estamos obedeciendo a los ideales de Arriba, y entre ellos damos entrada a una continuidad ideal que falsifica la continuidad de veras inconcebible, de una manera parecida a como pasa con la idea de ‘infinito’: ‘sin fin’ es verdad, la verdad es sin fin, la verdad es desconocida, la verdad es lo que no se sabe, y ahí no hay quien ponga ni fines ni límites de ninguna especie, pero al mismo tiempo dentro de la Realidad nos tenemos que hacer una idea de ‘infinito’, y ésa es la falsificación que todos conocéis, porque ha venido presentándose de maneras ilustres a lo largo de toda la Historia del Pensamiento, lo mismo Ciencia que Filosofía, o como se le quiera llamar; o ‘Teología’, en primer lugar.  Esa falsificación, que convierte lo sin fin de veras, lo inconcebible, en una idea de lo infinito.

De manera que hay ahí una contraposición, o una colaboración al mismo tiempo, entre ‘sentimiento’.......Sentimiento de la continuidad, que nos viene porque en esta caída o hundimiento continuo en el que estamos en la verdad desconocida no podemos menos de dejarnos invadir, a través de poros sin fin.  Por eso, ‘sentimiento del movimiento’, pero por otra parte Movimiento real, una idea del movimiento, que naturalmente tiene que desarrollar sus leyes, sean las de Newton o cualesquiera otras, o leyes de la interacción entre los cuerpos, leyes de la Gravedad (pero la Gravedad dentro de casa, dentro de la Realidad, entre cuerpos, o entre cosas, y demás), y entonces tenemos ya una idea del movimiento, que es falsa (la razón lo descubre), pero que al mismo tiempo no impide el sentimiento; no impide el sentimiento de la continuidad, y justamente en esa contradicción es en lo que se funda nuestro engaño, nuestra aceptación. y la Realidad misma, ni que decir tiene.

De esto hay muchas ilustraciones, de las que será bien acudir.  Por ejemplo en las imágenes y cálculos matemáticos, en una Geometría Algebraica: tenéis la línea, y la línea por una parte tiene que cumplir la función de ser continua, es decir, obedecer al suprarreal de la continuidad, al ideal de la continuidad que hoy hemos sacado aquí.  Tiene que ser continua, y por otro lado nadie le puede impedir tener cortes, porque si no, no serviría para nada en la Realidad una continuidad que no pudiera cortarse.  Y que esos cortes unas veces se conviertan en puntos, y hagan a la línea contradictoriamente discontinua, o que no se conviertan en (cortes), que se distinga entre la necesidad de cortar la línea y su interpretación como una sucesión de puntos de la línea, eso nos da un ejemplo creo bastante claro.  Si hay que volver sobre él, después Caramés nos ayudará respecto a esto de la continuidad y discontinuidad en la línea, que es muy ilustrativo.  

Por otra parte, ya en el libro de “¿Qué es lo que pasa?”, saqué el ejemplo lingüístico: el Tiempo real y falso se establece, se puede establecer, en varios planos, o niveles, a los que correspondían lo de los momentos y lo de los estados, y de esto, en esta lengua en la que estamos hablando, como en cualquier lengua, se nos presenta un buen ejemplo.  Está claro que estamos hablando, y por más que el campo en el que hablamos, con ‘yo’, ‘tú’, ‘aquí’, ‘ahora’, sea en principio estraño a la Realidad (porque no hay en la Realidad nadie que sea ‘yo’, no hay ningún Tiempo que sea ‘ahora’, no hay ningún sitio que sea ‘aquí’), a pesar de ello el curso de nuestro hablar, pues, como cualquier otro proceso, está sujeto a idearse como ‘Tiempo’: dura segundos, minutos, lo que tenga que durar, y ahí es donde se establece una forma de discontinuidad que sin embargo tiene que hacerse pasar como continuidad.  En realidad no paramos, cuando estamos hablando, pero hete aquí que esto que sucede en el subcosciente de los hablantes, se promueve ahí, y se produce así,  al mismo tiempo se puede considerar en otro nivel temporal (el del Tiempo de la Historia; no el de los momentos, sino el de los estados), y todo el mundo sabe que, si aparte de hablar en cualquier lengua, hablamos de esa lengua, de ella tomada como cosa, entonces no podemos por menos de observar que las lenguas cambian, que nunca son la misma, y entonces efectivamente cogemos un registro fonográfico de hace por ejemplo once años, de cuando empezó esta tertulia, y lo oímos ahora, y no notamos que el Español Oficial Contemporáneo haya cambiado para nada; podíamos estarle dando vueltas mucho rato para descubrir que ha cambiado algo en la Gramática, o en los mecanismos de la lengua.  Sin embargo, si al cabo de un siglo, o de dos, o de tres, el Español, como cualquier lengua, cambian de una manera notable y perceptible, es porque mientras estábamos hablando también estaba cambiando.  Lo cual dicho así es un absurdo, pero que es el absurdo que os presento para que entendáis los dos niveles en que la discontinuidad se disfraza de continuidad.  Se supone que el Tiempo de los siglos es un Tiempo continuo: que se ponen fechas, hitos, pero que eso es convencional, que de verdad el Tiempo real sigue continuo, y entonces tenemos que deducir que, mientras no nos damos cuenta de la Gramática actual que rige en español mientras estamos hablando, sin embargo hay una especie de comunidad de subcoscientes que va determinando, en otro nivel, los cambios que la Gramática tiene que sufrir para seguir adelante, y que se manifiestan a lo largo de siglos, pero que evidentemente, según las ideas habituales, tiene que estar trascurriendo en este mismo Tiempo real en que estamos hablando, discontinuo con la pretensión de ser continuo.

No voy a traer más ejemplos que estos de la línea, y estas observaciones sobre la lengua.  Supongo que esto puede ayudar a que se entienda bien el montaje que se nos hace con esto del movimiento.  En el movimiento estoy incluyendo naturalmente también el cambio; en un caso y en otro se da lo mismo: según uno va creciendo (por poner un ejemplo de cosas que sea uno de nosotros, ¿eh?, pero esto se refiere a las cosas en general), y pasando de ser niño a ser adulto, etc., evidentemente esto por un lado exige que uno, la cosa, siga siendo la misma; si no, no se podría decir de ella que fue niño, y que después fue adulto, y que después fue viejo, y hay que decirse eso, y por tanto no se quiere que el hilo se rompa, y se impone el ideal de la continuidad.  Por el otro lado, evidentemente, los cambios, como las demás cosas del mundo, no pueden menos de ser discontinuos, a golpes, según un ritmo, porque dentro de la Realidad no cabe continuidad ninguna de verdad, de manera que ahí nos encontramos lo mismo con esa contradicción.

Es importante lo que os he presentado respecto al sentimiento del movimiento, ‘sentimiento’, ‘sensación’, del movimiento, y a la ideación del movimiento.  Esto se traduce en esta costatación, a la que por muchas vías hemos llegado; una costatación desoladora, pero al mismo tiempo alegre para los que no tienen nada que perder, que se supone que somos los que estamos aquí, y que por tanto no les importa que caiga quien caiga: la costatación de que Física y lógica son incompatibles.  ‘Física’, es decir, ‘semántica’, ‘significados’..........porque ya sabéis que la Realidad, o una Realidad determinada, es lo mismo que el vocabulario semántico de un idioma, del idioma que corresponde a esa tribu y a esa Realidad.  De manera que tenemos la Realidad hecha de significados, y ésa es la Física, la Realidad física, y por otra parte tenemos lo que nos está pasando aquí estos días, que es que seguimos pensando acerca de ello, acerca de eso mismo, es decir, la lógica sigue viva, por defuera de la Realidad: razón común, que habla de la Realidad, no puede estar dentro de la Realidad; si no, no podría hablar de ella.  De manera que razón sigue razonando, la lógica sigue funcionando, y por tanto por un lado montando realidades, pero al mismo tiempo descubriendo la falsedad, teniéndolas que cambiar por otras, volviendo a descubrir la falsedad en estas nuevas, etc.

Esto quiere decir que en la Realidad, en nosotros, no cabe verdad, no hay verdad.  En la Realidad no cabe verdad, y todo esto que a propósito del movimiento, o de lo que sea, estamos sacando aquí, y con lo que nos estamos debatiendo, a lo que viene a dar es en esto, que es el sentido político de esta tertulia: el descubrimiento de que en la Realidad, en las cosas, en nosotros, no cabe verdad, no hay nada verdadero en la Realidad.  El enfrentamiento de la Física, o Semántica, con la lógica o razonamiento, nos está descubriendo justamente eso: que en la Realidad no caben más que contradicciones, falsedad que se puede manifestar como contradicciones, pero eso no es ninguna verdad; una verdad es justamente la que no se sabe......De manera que éste es el sentido político, porque no tengo que deciros que por el contrario costantemente nos están insistiendo en que hay verdades dentro de la Realidad, y en que hay cosas verdaderas, procesos verdaderos, y que un suceso es verdad o no es verdad, y cualquier otra cosa por el estilo.  De manera que esto   supongo que os dice sin más cual es el sentido político de todos estos razonamientos que nos traemos.  No creo que tenga que recordaros lo que sufrís conmigo todos los días: la afirmación costante de verdades, la necesidad......(pequeña interrupción)

Digo que no hace falta que os recuerde, porque estáis conmigo sufriendo todos los días, la insistencia insaciable en la afirmación de verdad respecto a ciertas cosas o sucesos: hay sucesos que son verdad, hay por tanto afirmaciones, dichos, que son verdad, y otros que no lo son, de manera que la invasión es tremenda, no creo que haga falta insistir en ello.  A lo mejor estoy hablando de algo demasiado simple para que se entienda, pero vamos, yo creo que está en el sufrimiento de cualquiera.  

El otro día, con Isabel, aquí presente precisamente, nos tocó ver una película que se llama (“Doubt”), (“La Duda”, le han puesto), una película de mucho éxito actualmente, a pesar de que en el momento de entrar me enteré de que tenía nosecuantas propuestas de Óscares y eso, lo cual desanima a cualquiera, pero bueno, a pesar de todo entramos y nos la vimos.  Pues es un ejemplo de esto que os estoy diciendo que es cotidiano: es una película de monjas y de alumnos de un colegio de monjas, y toda la trama consiste en una sospecha de que el cura tenga por un alumno negro, adolescente, una escesiva simpatía, una simpatía que a la directora, a la monja, se le vuelve muy sospechosa, y se trata de averiguar si es verdad. El cura por supuesto dice que no, y empiezan a combatirse la monja y el cura de una manera muy tremenda para saberse si es verdad que el cura tiene intenciones pedófilas o algo así, y todo eso, o si por el contrario es verdad que la sospecha de la monja es enteramente falsa, se la ha inventao para hacer.......trucos, trucos subcoscientes tal vez para imponer () y la disciplina, sostener su verdad .   Pues ésta es la lucha de toda la película, no pasa de ahí.  Queda así, y por fortuna, y sin declararse para el público cuál es la verdad de las dos, pero la lucha es por la verdad toda la película.  Pues esta es la miseria habitual: que eso de ‘verdad’, que debería ser lo que aquí precisamente, como desconocido, nos está lanzando a descubrir la falsedad de las realidades, y de la Realidad, eso se vuelve doméstico, se mete en casa, y resulta que la verdad consiste en que el cura sea pedófilo o la monja sea una endemoniada.  Esto es lo que se llama ‘verdad’; es lo que se llama ‘verdad’, y esto es lo que sufrís todos los días, por decirlo con un término....Es la verdad de la novela policiaca, el descubrimiento de quién mató a la Marquesa, quién de entre los muchos que pudieron matarla fue de verdad el que la mató; eso es lo que se llama ‘verdad’: la verdad policiaca, para decirlo brevemente; ésa es la miseria a la que nos tienen condenados.  A lo mejor muchos de vosotros piensan que no tiene importancia, que nos carguen de verdades todos los días, y que así vamos tirando, y que ¡qué remedio, que es la Realidad!  Los que no sientan la repugnancia de esta reducción de  la verdad a verdad policiaca, pues no tienen mucho que hacer en esta tertulia, ¿eh?, por supuesto.  Esta tertulia está fundada en corazones, o mientes, que no aguantan semejante falsificación, que no aguantan que nos hagan creer en verdades policiacas todos los días, de manera que ahí tenéis el sentido político de la cosa.  Ahora me diréis qué sentís.

Bueno, yo creo que con esto basta.  Os recuerdo: lo que he tenido que encontrar de nuevo es la formación de ideales que justamente están fundados en lo sin fin: el ideal de la continuidad, y todo lo que eso representa, y que descubre la contradicción de la Realidad, y por tanto descubre que no hay verdad; no hay verdad en la Realidad, no hay verdad posible.  Con esto me voy a parar por ahora, y voy a dejar que salgan las cosas que se os ocurran, y luego volveremos sobre ello.  A ver, adelante.

-Con esto que cuentas de la miseria a la que queda reducida la verdad, me recordaba cuando eras pequeño la presión que sentías de tu propia madre, ya desde pequeño, de “¡dime la verdad, dime la verdad!”.  Entonces yo creo que ahí empieza un poco el trance al que te refieres.

A-Sí, sí, por supuesto: la invasión es continua, desde la infancia es así; es así.  Por ejemplo, eso, las sospechas de la madre, o del padre, respecto a los manejos sexuales que puede tener el niño, están hechas de ideas de los adultos, pero pueden llegar a () a los niños, a que se les exija que digan la verdad.  O si no, en el confesionario, con la pregunta de siempre del confesor: “¿Cuántas veces?”.   Porque “¿cuántas veces?” quiere decir que cada vez es una vez, es decir, que como siempre en la Realidad, la colaboración entre lo semántico y los números es costante, de manera que “¿cuántas veces?” convierte ese tipo de pecado en una sustancia bien definida, por el número, ¿no?  Otro ejemplo.  Bueno, y nos hartaríamos, porque es la vida que nos dan.  No olvidéis que en esta tertulia se está hablando contra las Personas al mismo tiempo que se habla contra el Estado, contra el Poder y demás, porque suponemos que la persona en sí está hecha de esto, está hecha de esta mentira.  Se está hablando contra las Personas para que tenga sentido cualquier rebelión contra el Poder, el Estado, el Capital, o lo que sea, dejando hablar, como antes he dicho, por los poros sin fin que tenemos, y que no pueden menos de influirnos, hacernos fluir dentro, cosas del sin fin, de la verdad desconocida, lo que también llamo aquí a veces “pueblo-que-no-existe”, todo eso puede efectivamente decir, es decir, algo contra el Poder establecido justamente por la mentira.  Adelante.

-Que cuando un cura pregunta “¿Cuántas veces?”, es porque efectivamente anterior a eso están los números, y la introducción de los números en la Realidad es lo que da la razón de verdadero o falso la primera, que dos y dos son cuatro.

A-Es la que crea la falsa verdad.

-Por tanto, antes que el cura está la Aritmética.

A-Como he dicho antes, está al mismo tiempo lo semántico y los números; las falsedades de la Realidad se fundan así: haciendo creer que cada cosa es cada cosa, cada pecado es cada pecado, y que por tanto se les puede contar.  Porque justamente, y según la paradoja real habitual, el que cada cosa sea cada cosa no impide, sino por el contrario, permite, que las varias cosas de las cuales cada una es cada una, sin embargo sean la misma para que se las pueda contar; ésta es la manera en que está establecido nuestro mundo.

-Pero eso está enlazao directamente con el significado de las cosas, porque tú mismo dices que no hay ovejas mientras no haya......Pero quiero decir que entonces el problema está en que antes de todo esto hay una cosa que se llama ‘verdad’, un nombre, y una cosa que se llama ‘cierto’, que habría que distinguir entre ‘cierto’ y ‘verdadero’, porque no tiene por qué ser verdadero lo cierto, ni lo cierto verdadero.

A-Dentro de la verdad no hay.  No a nada de antes, porque ahora mismo lo tienes fuera, colándose por nuestros poros, colándose para intentar desmentir nuestras ideas de la cosa.  Generalmente, sin conseguirlo.

-Pero entonces hay que eliminar del vocabulario esa pretensión de verdadero o falso.

A-¡Ah, no, no!: verdad hay, lo que pasa es que no existe; la Realidad es falsa toda, entera.

-¿Y por qué está en el lenguaje mismo, en la práctica del lenguaje mismo, que todo...?

A-Porque nuestro lenguaje, como el de cualquier idioma, está sometido a la necesidad de defensa: defensa de la tribu, defensa de cada uno, defensa de las cosas mismas, y esa defensa consiste en falsificar la verdad, domesticarla, convertirla en verdaditas de ése tipo, con las que se va tirando.  Es una necesidad.

-Pero es anterior todavía a la revisión lingüística del término, que en todos los idiomas tenga que haber un término que se refiera a eso que se supone verdad; ésa es la revisión.

A-Claro, claro.  Eso es testimonio de que por los poros nos entra una especie de amor o razón que nos dice que hay verdad.  Y al mismo tiempo en todos los idiomas, sea cual sea la palabra elegida, está falsificada debidamente, y reducida a lo semántico, y a las verdaditas de para ir tirando.  Así es la cosa.

-Lo mismo que sí o no: tampoco.

A-Sí o no, es de los ideales.

-Yo quería, con esto de la película, que la he visto, y me sorprendió muy agradablemente, porque deja esa verdad que se introduce en la Realidad y que nos maneja todos los días, y me gustó mucho por eso.  Pero luego la gente...

A-Has hecho mal en que te gustara, ¿eh?   Arrepiéntete.  Bueno, sigue, es una broma.

-Luego, luego, ahora no estoy en acto de contrición, déjame.  Luego había gente que como quiere certezas, porque yo no sé si la palabra verdad ahora se ha convertido más en certezas, que quieres certezas, y la película lo deja en el aire, pero había gente a la que le fastidiaba tanto no encontrar al asesino, que dice “¿pero tú no veías que el cura tenía una cara rara?”

A-Continuaban la película, buscando la verdad.

-Entonces, yo decía “¿pero qué estás diciendo de que tenía una cara rara?”

-Los dos son rarillos, la monja y el cura, a los dos los han puesto raros.

A-Efectivamente, el único mérito de la película es que por lo menos no dice quién es el asesino, lo deja en duda.  Por cierto, que el que la película se llame “Doubt” precisamente, se llame “duda”, cuando aquí en la tertulia estamos, no voy a decir “haciendo un culto”, pero apreciando todo lo posible cualquier aparición de dudas, eso ya quiere decir que no es que la verdad se reduzca a la verdad doméstica de la verdad policiaca: es que la duda se reduce a una duda entre una verdad y otra verdad, de manera que este arma maravillosa que tenemos aquí, que es la duda, que es el no saber, el quedarse en la duda, queda también domesticada de la misma manera.  Bueno, más, por favor.

-Igual lo has contestado un poco cuando has dicho que verdad hay, pero a mí, cuando se plantea aquí la cuestión de que en la Realidad no se puede decir verdad, siempre me surge aquello que decía el pastor aquel de Úbeda, creo que era, de que si no esageras no dices ni gota de verdad, y cuando sale esto siempre me surge lo otro.

A-Bueno, desde luego de ninguna manera vas a decir la verdad, pero la táctica de la esageración sin duda, como se demuestra bien en una comedia que de verdad funcione como tal comedia, pues puede ser útil para poner justamente de relieve, y al descubierto, la mentira con la que se nos hace vivir, ¿eh?  Y para eso está la comedia, para eso está un chiste bueno, y la esageración en general.  ¿Qué más?

-Hay varias ideas.  En principio yo tengo una base matemática, no filosófica, y entonces uno define una recta como la distancia que hay entre dos puntos, lo que quiere decir que esa distancia entre dos puntos puede ser infinitesimal, o puede medir quinientos kilómetros, pero siempre que haya dos puntos hay un espacio y hay una línea recta, a no ser que sólo hubiera un punto, que entonces no habría recta.  Entonces, que sean las rectas discontinuas, no, porque el propio concepto de ‘recta’ incluye la diferencia simplemente que hay a dos puntos.  Entonces, ¿es discontinua la recta?: no.   ¿Se puede hablar de que una recta está formada por dos puntos que tienen una distancia infinitesimal?: si, bien, perfecto, pero no existe tal discontinuidad.

A-No estás enterándote de la cuestión.  La cuestión no es la de la definición de la recta en sí, sino lo interno a la recta.

-La cuestión consiste en que yo, como humano, animal a fin de cuentas, tengo un principio y un fin, y entonces eso tampoco es discontinuo.

A-Bueno, bueno, perdona, eso no tiene nada que ver con la Matemática.  No has venido a corromperte a esta tertulia hasta hace poco, porque si no, habrías sabido que el fin es lo primero, que a uno lo fabrican precisamente declarándole “te vas a morir mañana”, y que todo lo demás se deduce de ahí.  Ahora dejaré a Caramés que diga algo más de la recta, o de la línea, pero conviene también acordarse de que justamente esto de la Realidad determinada por el fin, y el problema que aquí estamos tratando del movimiento, da lugar a consideraciones que bueno, no sé si las podremos deselucubrar después, o para otro día.  No sé si se te ha ocurrido algo acerca de la línea.

C-Que no se puede definir ‘recta’ como la distancia entre dos puntos, evidentemente.  No es así.

-Entonces, ¿qué es una recta, perdón?

C-Normalmente, los matemáticos que no quieren verse metidos en líos, la dan como axiomas, dadas directamente rectas, que constan de puntos, es decir, un conjunto de puntos, con una determinación dada.  Lo que sí se da normalmente en las Geometrías, y en la más ilustre, la de Euclides, es que dos puntos determinan una recta; eso es así, pero no es que la recta esté en la distancia entre dos puntos, porque eso evidentemente plantearía conflictos.

A-No, aparte de que el sacar la palabra ‘distancia’, no creas que te lleva más lejos que la palabra ‘recta’, no.  La palabra ‘distancia’ tiene los mismos problemas.

-Entonces yo lo que pregunto es que no entiendo lo que es una recta.

C-Lo normal es que se presente como hacen los matemáticos de Geometrías axiomáticas, que parten de una serie de nociones primeras.

-Es que si no, no puedes trabajar.

-Te quedas en el paro.

-Esto es así, que nadie lo discute, y a partir de ahí ()

-Por supuesto, pero es de necesidad imperiosa, como que la palabra ‘verdad’, en vez de llamarse ‘verdad’, la podíamos llamar ‘gato’.  Lo importante es el concepto que hay detrás de la palabra.  A mí cómo se llame me da lo mismo.

C-Bueno, pero sobre todo quería corregirte esto, ¿no?  Ya sabes que después están las geometrías , donde las rectas no son las rectas que normalmente en la Realidad pretendemos que son.

A-Se trata de afrontar ese descubrimiento de que no cabe compatibilidad entre Física y lógica, y ese descubrimiento es el descubrimiento de que no hay verdades en la Realidad; la Realidad, por el contrario, se está perdiendo continuamente en la verdad desconocida, en lo que no se sabe.  Quien tenga mucho empeño en creer que sabe lo que son las cosas en la Realidad, que lo sabe de verdad, no puede hacer nada aquí.  Lo primero es ser capaz de desprenderse de esa necesidad, por lo menos un rato.  Bueno, más.

-Yo trabajaba como educador, concretamente con chavales.  Concretamente es cuando se presenta un brote sicótico, que uno de sus síntomas es una ruptura en la continuidad en la biografía del sujeto.  Y una de las sensaciones que yo tengo es como una obsesión continua por parte de sicólogos y de siquiatras de trabajar con estos chavales, en ver que toda su vida, todo tiene que estar ajustado una parte a la otra, sin ser sometida a contradicciones, y la formación de un Yo estable.  Yo me he planteado muchas dudas de que no dejan lugar a la duda, es un confesionario, se puede decir ‘laico’, que a mí me resulta muy horrendo y que formo parte de ello.  Entonces, yo pregunto para qué es esto, y quien soy yo, que es una pregunta que me la hago.........He venido poco a esta tertulia, pero la respuesta que se da por parte de los sicólogos es que se tiene que plantear una respuesta como un Yo siempre verdadero, y que no dejan lugar.......O sea, que se puede decir que si la verdad es desconocida, aquí la verdad se somete por seguridad y para no dar lugar a más pregunta.  Se puede decir que es por cobardía, y me gustaría conocer tu opinión concretamente..

A-No, ‘opinión’, no.

-....o lo que fuese a la Sicología y a la Siquiatria como están planteadas.

A-La esperiencia que nos traes es desde luego sumamente útil y reveladora, si hacía falta: efectivamente, un sicólogo, un siquiatra, tiene que tener por misión restablecer la fe en la continuidad del individuo; eso se desprende de lo que hemos estado diciendo aquí.  Solamente puede darse el cambio del que la Realidad vive, si es un cambio sobre la continuidad; si la continuidad se rompe, por decirlo así con una imagen, si la línea de la vida de ese niño o de ese sujeto queda rota, estamos en peligro.  Estamos en peligro, de manera que es normal: un siquiatra, un sicólogo, está al servicio del Poder, como lo están incluso los científicos, y lo mismo que los padres también, pero de una manera más especializada, tienen que dedicarse a ese restablecimiento de la Realidad.  ‘Yo’ de verdad, como ‘aquí’, como ‘ahora’, no pertenece a la Realidad, y luego la Persona, como he dicho, es algo contra lo que hay que estar aquí.  Claro, desde luego si uno tiene miedo de que el sicólogo lo declare entonces roto, inconexo, entonces no hay nada que hacer, pero vamos, si se busca algún truco para no hacer caso de los sicólogos ni de los padres, y dejarse descubrir sin embargo la mentira costitutiva de uno y de la Realidad, pues a eso estamos, en esa guerra estamos.  Gracias por tu sufrimiento y tu esperiencia.  Más.

-¿Qué tiene que ver la continuidad con lo del pensar, que parece que es una cosa que no se para, pero que tampoco parece que sea una cosa continua?

A-¿Pero lo ves lo del pensar como diferente del hablar?

-No.  Lo de hablar ya lo hemos sacado, pero lo estaba pensando por ese lado de que es una cosa que no para.

A-No para, no.

-Pero tampoco podemos decir que sea continuo.

A-Tiene que pretenderlo, y sin embargo está claro que es discontinua.  Vamos a ver: hay lugar otra vez a ver los dos tipos de ideales combinándose para fabricar la Realidad.  El habla, en cualquier lengua que sea, es discontinua, empezando por los fonemas, que son entes astractos, que se suceden uno a otro, pero que evidentemente son distintos uno de otro, los que una buena escritura escribiría con letras, un número corto de letras, que se pueden combinar en las sucesiones.  Desde ahí es discontinuo.  Sin embargo, la necesidad de que estos fonemas estén atados por un hilo continuo, por supuesto se manifiesta de mil maneras, y ahí tenemos cómo un tipo de ente ideal, como son los fonemas, que son ‘t’, o no son ‘t’, sí o no, y que por tanto propiamente no podrían aparecer en la Realidad, se combina y combate con este otro tipo de ideal, que es el de creer en la continuidad, en el hilo.

-Pero no es lo mismo ‘continuidad’ que ‘sucesión’, ¿no?

A-No, no: la sucesión discontinua es elemental, es lo que se nos da todos los días, pero muchas sucesiones tienen que interpretarse por fuerza como continuidades; ésa es la forma de mentira de la que tratamos.

-Pero no ‘muchas’, sino ‘todas’.  O sea, una sucesión quiere decir que una cosa va detrás de otra, enlazada con la anterior.  O sea, la pura discontinuidad sería lo mismo que la continuidad.

A-No, en la Realidad se pueden presentar sucesiones, claramente discontinuas, por ejemplo los capítulos de una novela, las escenas de una obra de teatro.... Evidentemente son discontinuas, lo que pasa es que la discontinuidad ahí no ha desaparecido; se admite, pero bueno, eso no quita para que se crea que eso forma parte de un proceso más o menos visible, que ata en continuidad los momentos discontinuos.

-O sea, que en la Realidad, a lo que se llama ‘continuidad’ es a una discontinuidad sucesiva.

A-¡Eso!  La continuidad es una continuidad que viene de una idea de ‘continuidad’, un ideal de ‘continuidad’.   Pero esto al mismo tiempo no quita para que, como porosos que somos, nos entre una especie de sentimiento, o sensación, de la continuidad verdadera, inconcebible.   De manera que así estamos hechos, ¿no?  No podemos evitar esto.  Lo del movimiento, a mí al menos me resulta inesplicable, si no cuento con esos dos factores: primero, que si lo sentimos como movimiento es porque nos queda algo que () en la Realidad, y segundo, tenemos que idearlo como perteneciente al Tiempo real, como discontinuo, como con tramos, que al mismo tiempo vienen a tratarse de enlazar con el ideal de la continuidad.  No sé si es un poco demasiao complicado; yo no encuentro de momento manera más sencilla.

-Es que lo del pensamiento me causaba dudas también, porque como a veces decimos que lo que piensa las cosas tiene que estar fuera de las cosas, como hablando de una razón fuera de la Realidad, y al mismo tiempo parece que lo que está fuera de la Realidad es lo continuo, pero una razón continua no es algo que pueda entender, por eso me causa dudas.

A-Desde luego, la razón que razona acerca de las cosas, no puede pertenecer a las cosas; lo que habla de la Realidad, no puede estar dentro de la Realidad; eso es la costatación.  Pero la función de la razón es al mismo tiempo contradictoria, porque es ella, es la razón la que está intentando costantemente convertirse en ideas que sirvan para el mantenimiento y recreación de la Realidad.  De manera que aunque sea indirectamente, es ella la fabricante de ideas, y por tanto de cosas.  La lengua común, de por sí, no podría tener ni ideas, ni vocabularios, ni nada, pero desde luego es ella el motor que hace que se desarrollen ideas, significados, y eso quiere decir ‘cosas’.  Luego, por otra parte, como sigue pensando, eso viene a dar en un descubrimiento de la mentira de lo que ha hecho.  Y en esas estamos.  De manera que aquí, en cuanto a la función política, tenemos que decir que por supuesto, si nos dejamos hablar es porque confiamos que de vez en cuando, gracias a nuestra propia imperfección, se diga algo que sea de verdad de sentido común, razón común.  Y eso evidentemente va a destruir la Fe, las creencias en la Realidad.  Al mismo tiempo, con eso parece que estamos denunciando la fabricación de la Realidad en total, que por un lado pertenece a la propia razón, y que estamos luchando por la libertad, que (), por la verdad, que no está aquí. Estamos tratando de lanzarnos contra esto, en lugar de lo habitual, que es defendernos y defender las cosas, que costituyen ideas, y que costituyen Realidad.  ¡Más!

-Parece que estamos descubriendo que la Realidad también es contradictoria, ¿no?, que por una parte necesita todo lo que ya sabemos, que está perfectamente acabada, definida, sabiendo bien lo que es, y por otro lao permanentemente necesita la imperfección para que suba digamos eso de verdad de ahí, que luego a su vez realiza, y lo idealiza, y lo falsea.  Parece también que tertulia a tertulia vamos descubriendo también el carácter de falsedad de la Realidad, pero yo que vengo de forma discontinua, me asalta siempre una pregunta, no sé si una queja, una duda, no sé como llamarlo: ¿Por qué en general nosotros, la gente, nos istalamos tan bien, tan a gusto en la Realidad?  Pese a todo, pese a descubrir esas cosas con tanta claridad.

A-Eso tiene su respuesta, Palacios: porque somos reales.  Las personas son reales; por eso digo que aquí tenemos que hablar contra la Persona; con la Persona está muy a gusto.

-Pero es que yo digo que deberíamos estar haciendo tertulia permanente.

-¡Ahí, Palacios, ahí!

A-Bueno, no hay por qué planteárselo tan así, porque evidentemente de lo que se trata es de una guerra y un juego, a ver si por si acaso se acierta a decir algo de forma que se rompa la Fe en uno, en varios, en muchos, y eso lo mismo puede suceder con muchas muchas tertulias, que con pocas; depende de muchos factores.  Lo que tengo que corregir es en lo que has dicho al principio: la contradición no consiste ya en que siendo la Realidad falsa tenga poros, y a través de ahí se cuele la verdad y se descubra su falsedad; no: es que internamente la Realidad tiene necesidades contradictorias, que son las que he estado poniendo de relieve: la necesidad del movimiento entendido como continuidad y discontinuidad; es contradictoria ya internamente.  Una prueba de su falsedad costitutiva, que es lo que permite que viniendo de fuera se denuncie esa falsedad.

-Que digo que un caso esagerado en que se ve ese juego contradictorio que hay entre una discontinuidá esagerada,  y una ilusión de continuidad que viene de no se sabe dónde, y que parece que se impone ahí, es por ejemplo cuando vemos el cine mudo, el cine mudo antiguo, el cine a saltitos, que es algo que en un momento determinado te produce el descubrimiento de la marioneta mecánica de la discontinuidad, de los gestos, de esto que llamamos vida, y que tiene sentido y tal, incluso te ríes de cualquier cosa dramática, una tragedia, uno que se cae en una cáscara de plátano porque lo hace a saltitos.  Es decir, de alguna manera estás ahí viéndole como si dijéramos las entretelas a la falsedad.  Pero inmediatamente hay como una especie de mecanismo de sentido que no sé si viene de uno, de la percepción, o viene de la ilusión de discontinuidad misma, que inmediatamente, lejos de ahondar en este escándalo, pues lo que hace es que inmediatamente te lo domestica, y lo conviertes en Realidad, en la Realidad esta de los veinticuatro fotogramas por segundo, que es la cotidiana.  Entonces esto es una cosa donde se ve muy bien ese juego.

A-Sí, pero no hace falta acudir al cine mudo, ¿eh?: el cinematógrafo en sí es esto.  Naturalmente, el cine mudo que Isabel recuerda, es simplemente que no había progresado, es decir, que en las películas de esa época costaba más trabajo lo que hace falta hacer, que es, al mismo tiempo que percibes los saltos, al mismo tiempo interpretarlos como una continuidad de gestos, porque si no, no hay película.  Simplemente no había progresado, y el progreso ha consistido en hacer eso tan fácil, que es casi inevitable: la continuidad evidente de los fotogramas sucesivos y discretos, produciendo una ilusión de continuidad, que es la que todos conocemos.  Esto ya lo he sacao otras veces.   El cinematógrafo es así, efectivamente, un maestro para la vida, para la Realidad corriente, porque eso es sin duda lo que nos pasa en la Realidad corriente; eso es lo que pasa en la Realidad corriente, solo que en el cinematógrafo lo vemos de una manera especialmente notable y caricaturesca, pero debe ser revelador de lo que pasa en la Realidad en general; debe entenderse así.  ¿Y qué más?

-Quizás sirve para ver un poco estas contradiciones de continuidad y discontinuidad en lo que se llama ‘la recta del continuo’, ‘la recta de los números reales’, que cómo en contra de la sensación de continuidad que se tiene en el trazo de la recta, y en lo que es la recta de los reales, donde digamos que no hay cortes, no hay paréntesis dentro de esa recta, cómo por otro lado parece que no se puede decidir de dos puntos que uno sea contiguo del otro, o que los dos números reales que representen dos puntos, que uno esté antes o después del otro.  Parece que cuando se repiensa otra vez esa recta, parece que esa continuidad no es una sucesión, sino que en esa sucesión algo pasa en la que no se puede hablar de un antes y un después.

A-Es que hay Geometrías y cálculos muy diversos, que se han tomado la recta de maneras bastante diferentes, ¿eh?  No se les puede confundir; los intentos de los matemáticos en ese sentido han sido muy variados.  Desde luego, prohibir que la recta tenga cortes, en sí, es imposible; eso no da lugar a ningún cálculo ni nada, porque se impediría lo más elemental, que es que dos rectas se cruzaran, y efectivamente, gracias a que dos rectas se cruzan, luego puede venir todo un desarrollo de la Geometría; si no, no hay.  Que ese corte se interprete como discontinuidad, y que por tanto venga a equivaler a un punto, eso es otra cosa.  Algunas formas del cálculo y la Geometría lo hacen, y otras no.

C-No entiendo bien .  Yo creo que lo primero había que recordar que esto de la recta continua, que lo toma la Geometría del invento del cálculo infinitesimal, del invento de los infinitésimos.  Tú antes has sacado lo del infinito como una creación para domesticar lo sin fin, lo continuo como una ideación que plantea el problema del movimiento, y el papel del infinitésimo de alguna manera, el invento del infinitésimo, que en cierto sentido es la manera en que el cálculo interviene; interviene para poder ser operativo, ¿no?, para producir límites, para producir las ecuaciones del movimiento, para sacar resultados.  Claramente un cálculo matemático puede desentenderse de todos estos líos y jugar con las rectas de otra manera, al estilo por ejemplo de Euclides, o entrar a considerar ya que las rectas están formadas por puntos, que esos puntos están organizados mediante relaciones de orden total y continuidad, con lo cual tenemos el abismo que antes sacabas: que no hay posibilidad de situar dos puntos claramente, porque entre dos puntos nos cae el abismo.

A-Pero el desarrollo de infinitésimos para la recta, para la línea, depende de la aplicación, es decir, de que el cálculo en cuestión trate de ser aplicable de una manera más eficaz a los problemas físicos, a los problemas del movimiento en primer lugar.

-Sí, sí. Yo cuando lo decía estaba pensando.....

A-Porque en Euclices, claro.........una pura Geometría, si lo fuera, esa se desentiende.

C-De hecho después han desarrollado, cuando yo saqué antes, quizás distrayendo a la gente, de Geometrías axiomáticas, es que se inventan Geometrías que (no voy a citar bien, porque no me acuerdo ahora), puede ser que tengan cinco rectas y cuatro puntos, sólo, y que no salgan de ahí; ‘Geometría’, va a ser eso.  Entonces tienen sus axiomas: “por dos puntos pasa una recta”, “el punto tercero puede admitir, o no, paralela”, y todo lo demás.  Yo pensaba, y ya lo dejo, que cuando aquí decimos “ahora’, nos saca fuera de la Realidad”, de alguna manera el pillar ese ‘ahora’ yo creo que en cierto sentido es una de las formas de introducir los infinitésimos.

A-Claro, convirtiendo ‘ahora’ en ‘un momento’.  Y más, no ‘un momento’: hay que decirlo como se dice de ordinario: convirtiendo ‘ahora’ en ‘el ahora’.  ‘Ahora’ no hay quien lo pille, pero ‘el ahora’, amigo, eso ya......

C-Sí, que no sólo ‘el ahora’ ya se pilla, sino que puede permitir un paso al límite, y puede permitir una integración, es decir, funciona como un cálculo, con las dos operaciones centrales (que es) lo que los matemáticos llaman “el cálculo de continuidades”, ¿no?

A-Bueno, me parece que se nos ha hecho muy tarde, ¿no?   A esto hay que seguirle dando, ya lo veis, no hace falta que lo diga yo, así que si el Señor nos deja, pues dentro de siete días nos vemos.