26.08.2014

Tertulia Política número 179 (27 de Mayo de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid



 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Me ha parecido ahora que, al reanudar esta guerra contra la Realidad, convenía pararse un momento a insistir, no sé si tanto para los que acompañáis en esto desde hace mucho tiempo, con más o menos costancia, o para los que caen de nuevas, pero insistir en que ESTO NO SIRVE PARA NADA.  Es importante.  Ya supongo que los que andáis con ello hace tiempo estaréis bastante desengañados, yo creo, pero siempre quedan, donde menos se espera, restos de Fe, de una manera o de otra, por tanto tentaciones de volver a poner la Fe en un sitio cuando se la han quitado a uno de otro, y por eso conviene que repitamos que esto no sirve para nada, es decir, que esto no tiene ningún por qué, o para qué. 

Desde luego, carece de toda aplicación, como las Teorías en general tienen su aplicación, como sabéis, a los propósitos técnicos, y “a la vida”, que dicen, en general.  Esto no tiene ninguna aplicación.  Desde luego, no puede servir para adquirir Cultura, para aumentar la Cultura que uno tenga.  Está claro que no puede servir para esto, porque aquí, si os encontráis con algo cada día que venís, es con un desmentimiento de las cosas en que se os hace creer, como ‘Filosofía’, como ‘Ciencia’, como ‘Poesía’, como ‘Arte’, como cualquiera de los elementos de la Cultura, de manera que difícilmente, si las cosas van como deben, se puede aquí adquirir ninguna especie de Cultura, conocimientos, esplicaciones del mundo.........Nada.  Hay continuamente, si la cosa marcha, descubrimientos de que no era verdad, y por ese camino está claro que no se va a ninguna parte.  Con el descubrimiento una y otra vez de que no era verdad, pues no se va a adquirir nada por el estilo.  Aquí, por el hecho de que yo así lo siento, el descubrimiento de que no era verdad se os ha presentado más bien como una alegría; incluso la única alegría honesta, o limpia, que se nos puede dar.  Pero eso no basta para que cualquiera sienta lo mismo, y por tanto necesite que se le desengañe: aquí no se aprende nada, aquí no se enseña nada, aquí no se adquiere ninguna forma de Cultura.  De manera que en total, con esa falta de aplicaciones, creo que se puede insistir tranquilamente en eso: esto no sirve para nada.  Aquí nos oponemos costantemente a esas formas de pensamiento, de acción, que sirven para algo, es decir, que si no tienen mucho sentido en sí mismas, es porque sirven para algo después.  Por ejemplo, se estudia, trabajosamente (la letra, con sangre entra), pero es para que eso después sirva para algo: para nuestra vida, para hacerse culto, para cualquier cosa, ¿no?  De manera que estamos en contra de eso a cada paso, y importa desprenderse de cualesquiera ilusiones que os puedan quedar.  Dentro de un rato me permitiré tantear un poco entre vosotros los posibles restos de Fe que a pesar de todo queden, pero quería empezar por advertirlo.

Nos contentamos con pensar que no es imposible que por medio de esto del hablar, o del dejarse hablar, se pierda un poco más de Fe, se destruya algo de lo que consideramos que es el sostén mismo del Dinero, del Poder, de todo aquello contra lo que se levanta la voz del pueblo-que-no-existe.  De manera que es ésa la única confianza, nadie nos ha demostrado lo contrario.  Puede ser que por convencidos que estéis, o que estemos, de que hay que hacer las cosas para un fin, para algo, cualquier cosa de las que aquí salen y se digan, cualesquiera descubrimientos más o menos imprevistos, pueden servir para derrumbar un poco de esa Fe, de esa creencia, desengañarse un poco más.  Y eso es todo el fruto y toda la confianza que puede traernos aquí, si es que no venimos engañados, creyendo que venimos a otra cosa.  Si no, pues no hay más que eso: estamos contra la muerte; eso es lo que se hace en esta tertulia.  Es decir, contra el Fin, contra la Fe en lo que no está aquí. 

Contra el Poder, en cualquiera de sus manifestaciones, porque el Poder es la muerte de las posibilidades.  Esto ha sonado aquí más de una vez, pero tiene que seguir sonando: el Poder es la muerte de las posibilidades.  No nos creemos que las cosas tengan que ser como son.  Más bien nos dejamos pensar que las posibilidades son sin fin, están siempre abiertas, y eso es la guerra contra el Poder, que por el contrario (Estado, Capital, la propia Persona de uno), a lo que aspira es a ese ideal de que todas las posibilidades estén cumplidas.  Sólo entonces el Poder reinaría, como Dios, para siempre.  El cumplimiento de las posibilidades, las anula.  Ya recordáis (es el arranque del que partía cuando hace años saqué el libro “Contra el Tiempo”), que cuando una cosa sucede, se registra, deja por ello mismo de ser posible: será siempre posible dar un paso, cruzar esta raya, pero si ha sucedido ya, ya no es posible.  Una de las muchas perogrulladas elementales con las que aquí nos sustentamos, en este sin para qué de esta tertulia contra el Poder que nos traemos.   De manera que eso es lo que quiere decir “estar contra la muerte”: liberar a las posibilidades sin fin del Poder, que las quiere reducir a un término, a un cumplimiento, a un fin.  Eso es contra la muerte. 

Bueno, pues aunque nos parezca que no, de momento, a eso iba lo último que el otro día sacábamos, y con lo que se cortó la tertulia: recordáis que veníamos ya en las dos últimas tertulias dándole vueltas a eso de la identidad y la diferencia, y tratando de descubrir las posibilidades de que la oposición entre identidad y diferencia se anule, que nos quedemos indiferentes a lo uno y a lo otro juntamente, como siendo lo mismo, y dejándonos reducirse a su confusión.  A propósito de esto se me ocurrió a última hora traeros el dicho, refrán, que había recogido días antes, cuando estaba en una especie de mitin con los libertarios de Lorca, en Murcia: aquel dicho que me dijo alguno “las mujeres, como las cosas, o las tienes, o las gozas”.  Eso, sin tiempo ya para discutirlo, lo dejamos.  Pues esto es lo que tiene que ver con la cuestión de las posibilidades contra el Poder.  Conviene acostumbrarse a dar el salto de lo más inmediato a lo más astracto, y si no, no hacemos nada.

El dicho, sobre el que vuelvo ahora, evidentemente, tal como está formulado, es un dicho de hombre, se le ha ocurrido a hombres, puesto que habla de mujeres, entre las cosas.  Es un dicho de hombres, y esto podría ser un inconveniente para que lo tomáramos como verdaderamente popular, verdaderamente anónimo, verdaderamente nacido de eso de el pueblo-que-no-existe: en el pueblo-que-no-existe no hay sexos, por ejemplo, ni otras divisiones por el estilo.  Pero no importa: evidentemente es, como suelen ser los refranes y los dichos, algo nacido entre los avatares de la Realidad; nacido por bocas de hombres, pero desengañado; desengañado respecto a cualesquiera de las cosas que se imponen o venden, en contra de lo que se hace creer, que es justamente el casamiento, la convivencia, de ‘tener’ con ‘gozar’, y cosas por el estilo, y en ese sentido, creo que no importa que esté formulado como por boca de hombre.   ¡Qué se le va a hacer!, está dicho en una lengua real, en un idioma, pero supongo que el desengaño que encierra vale igual para hombres que para mujeres, porque viene de más hondo de la diferencia entre sexos, y eso es lo que aquí nos importa: las cosas, las mujeres como las cosas, o las tienes, o las gozas; o la tienes, o la gozas. 

Ahora os dejaré correr la voz enseguida, para que me digáis todavía hasta qué punto sentís como verdaderamente venido de abajo, popular, este dicho, y revelador de las cosas que aquí nos traemos.  Pero conviene que nos fijemos en que, en principio, se trata de que la Realidad, la existencia, está costituída precisamente por esa confusión: la compatibilidad entre ‘tener’, y lo otro, a lo que el dicho alude como ‘gozar’, vaya usté a saber quién.  Está hecha sobre esa confusión, es necesaria la confusión para el sostenimiento de cualquier Istitución de las que nos oprimen o nos matan, ¿no?  En el tener se implica, como recordáis, primero, que uno tiene, es decir, que uno es posesor, que tiene condiciones para poseer: es la asimetría entre el elemento activo y el pasivo, el que posee, y lo poseído.   Cualquier cosa que sea lo poseído, sean mujeres, o sean cosas de otra clase, queda en el otro lado: uno es el posesor, el que tiene. 

Y luego, así indirectamente, uno se declara con ello un servidor del Poder, porque a ver quién le ha dado a uno esa facultad de poseer, de tener, si no es precisamente desde Arriba: Dios, la Ley, lo que sea.  No hay otra manera de posesión.  O si alguno de vosotros cree que hay alguna compatibilidad entre la sin ley, el goce, y la posesión, que lo diga, que yo por supuesto tranquilamente os digo que no hay tal compatibilidad, que no hay más posesión que la ordenada por la Ley; que la noción misma de ‘poseer’, sin la Ley, pierde todo sentido.  Sólo se sostiene precisamente gracias a eso, de forma que no tenemos que estrañarnos demasiado de que después lo que la desgraciada Historia de la Humanidad revela, es el progreso de esta colaboración entre el Poder, Estado, Capital (con las leyes que dicta, y con la manera en que reparte los terrenos, y las herencias, y los capitales), y los sujetos, hombres, o mujeres.  Los sujetos personales, que se declaran posesores, y que por tanto participan así: obedeciendo a la Ley, ganan Poder; cada uno, sometiéndose a esa Ley, gana Poder, y no hay otra manera de adquisición, de posesión, más que esa.  De manera que eso es lo que importa.

Lo que se le contrapone, “o la gozas”, bueno, ¡qué se le va a hacer!, está dicho en un idioma, y ninguna palabra de un idioma puede ser todo lo buena, clara, precisa, que debía.  El goce está sometido a toda clase de perversiones teóricas y prácticas juntamente, que hacen que se tome una vez más por goce lo que no era, pero la intención del dicho se revela clara cuando se contrapone al tener: lo que se declara es ésa contraposición, y por tanto lo importante del dicho es la disyuntiva cerrada, el “o........o...”.  El “o........o...”, eso es lo importante, es decir, una negación implícita a la confusión y a la compatibilidad entre lo uno y lo otro.  Efectivamente, esto se da: el posesor se sabe quién; justamente es quien, es alguien, porque tiene dinero, porque tiene esclavos; porque tiene, por eso es alguien.  Uno normalmente, si no tiene dinero en el bolsillo, o en la cartera, no sabe quién es, pierde inmediatamente la identidad, por ejemplo, de manera que lo uno va con lo otro.  En cambio, el que goza, o gozaría, o gozase, o pudiera gozar, ése no es ningún sujeto al que podamos agarrar; ése, en cuanto justamente se sale de las leyes de la posesión, empieza a no ser nadie; a no ser nadie de quien se pueda decir que hace esto, o que le pasa lo otro.

Esa es la contraposición, y tan honda está como el “o........o...” del dicho lo indica: “o la tienes, o la gozas”, sin ninguna posibilidad intermedia.   Si de esto os queda alguna duda, ya me lo diréis.  En todo caso, aquí encontramos lo que podemos dar por ley general de la Dominación entre los humanos, que es justamente la ley del sustituto; la ley del sustituto, que consiste justamente en tomar lo uno por lo otro.  Por ejemplo, tomar la posesión por goce.  Y la posesión no hace falta que sea de una mujer: puede ser de dinero, de tal forma que en efecto, la adquisición de dinero, el ver subir en la pantalla las cifras de las acciones de uno en la Bolsa, le produzca una especie de sursum corda, es decir, como una satisfacción y un placer increíbles, ¿no?  Ésa es la confusión, y ésa es la Ley: es la ley del sustituto. 

Todos los días asistís, asistimos, al dominio de esta ley del sustituto; tanto que yo, sólo con acordarme de ello y echar la vista alrededor, casi me quedo sin fuerzas para seguir hablando; porque el dominio de esto, la aceptación, casi universal, del sustituto por todas partes, es justamente lo más aterrador, lo que más puede sumirle a uno en el desánimo para intentar cualquier cosa como ésta, es decir, descubrir la mentira en que el Poder está sustentado.  Son tantos, es, como se dice vulgarmente, “tól mundo”, el que acepta vivir de sustitutos, acepta que estar aquí, estar allá, se lo cambien por un piso en un bloque, y tranquilo, tomado como si aquello fuera, pues Natura misma: “es un piso en un bloque que el Capital ha costruído alrededor de una urbe, pero ¡qué se le va a hacer!, está mandao, pues esto será, para mí, aquí, y allá, así que me ha tocao, y por tanto aquí estoy, ¿no?”.  

Y quien acepta el sustituto en la localidad, lo acepta en todo lo demás: por ejemplo, en el estado actual de las cosas en nuestro mundo, ya todo el mundo más o menos puede comer lubina, o salmón, o dorada por lo menos.  Ya sabéis cómo, ya veis cómo se ha conseguido esto.  Estos peces, sin remontarnos mucho a la Prehistoria, eran de los peces más ricos que había; eran peces bravíos, luchadores, la trucha, el salmón, y por tanto estaban muy ricos de comer, vamos, pero resultaban muy caros.  Pues hoy podéis encontrar en un restaurante barato lubina, salmón, dorada, trucha no digamos.........Y ya está.  Y si os creéis que estáis comiendo de verdad trucha, salmón y lubina, pues estáis cumpliendo con la Ley.  Mentira: son bichos de criadero, que no tienen ninguna de las condiciones debidas, pero es que así tiene que ser, porque si no, ¿qué Democracia es ésta, si no conseguimos que tól mundo pueda comer salmón?  Incluso los oficinistas de bajo estatuto, ¿no?, que pueden aspirar a comer en un pequeño restaurante. 

Localidades, peces, todo lo demás: la confusión entre el amor y el Matrimonio, que parece que en tiempos de mis abuelos, vuestros bisabuelos, se había empezado a derrumbar, cuando los anarcos sacaban por ahí el amor libre, y atacaban denodadamente la Familia y el Matrimonio, nos aparece, mayoritariamente, más impuesta, más pesada, y más creída que nunca.  No tenéis más que ver los anuncios de bodorrios por todas partes, en los cuales el Poder, el Capital, tiene un interés estremadamente agudo, porque le va en ello la vida, al Capital, en que haya muchos miles de bodorrios, en locales rurales, y en cualquier otro sitio que se invente, y donde se gaste mucho y muchísimo.  Pues veréis en las tarjetas de invitación que se os sigue hablando de amor, y hasta si se descuidan os presentan al novio y a la novia con caritas de enamorados uno frente a otro, tal como en las películas está mandado, ¿no?: eso es el amor.  La Fe es tan tremenda, que si después resulta que ese enlace (o) mutua posesión se convierte, como de ordinario sucede, en un tormento, en una especie de continua denigración del uno por el otro, pues ya, se hará como si no, porque el amor era eso; el amor no era más que el compromiso y el Matrimonio, y el Futuro común a que ambos aspirábamos.  Se nos habrán quitado a ti y a mí las ganas incluso de morirnos juntos, pero no importa tampoco; no importa tampoco, porque de todas formas estamos aquí con nuestra condena a muerte y a la posesión, y estamos enlazados por la ley, y eso es el amor, no hay otra cosa, no hay nada más que eso; eso es el amor.

Bueno, para qué os voy a dar más ejemplos.  Ya os digo que sólo de hablar de esto, y recordar el peso de la mayoría inmensa que acepta los sustitutos, me entra una tristeza que es casi como para quitarme las ganas de hablar.  Bueno, pues éstas son las cosas que aquí tratamos de destapar, de descubrir.  Y si alguno os pregunta todavía “¿por qué?”, “¿para qué?”, pues más vale que no os detengáis a responder ni a discutir, porque no tiene ni mucho sentido, porque quien es capaz de preguntar todavía “¿por qué?”, o “¿para qué?”, es que está esperando ya que se le diga que se hace para, por ese camino, pues mejorar las cosas, alcanzar una nueva Realidad, una Realidad más verdadera.......Y con una persona que está pensando esas cosas, pues a mí, a vosotros, la verdá es que no nos toca hablar, no tiene mucho sentido hablar.  A veces está uno obligado, pero cuanto menos, mejor.  Si alguien pregunta todavía “¿por qué?”, o “¿para qué?” se hace esto, se descubren estas mentiras, mejor dejarlo por su camino, porque desde luego esto no tiene aplicación, ni va al descubrimiento de ninguna Realidad verdadera, porque Realidad no hay más que ésta, la Realidad, que aquí lo que se trata es de desmontarla, no de fabricar ninguna otra, y bueno, el “¿por qué?”, y el “¿para qué?”, dejan de tener sentido.  Como al principio os lo recordaba, esto era. 

Bueno, y con esto y con haber tenido que recordar tanto rato el dominio de la aceptación del sustituto, me voy a callar enseguida, pero más bien que dejaros correr tranquilamente la voz, lo que voy a hacer es dirigiros en conjunto alguna pregunta.  Ya sé que va a ser difícil que me lancéis respuestas de las que llaman malamente ‘sinceras’, o séase, desprevenidas, libres, pero hay que hacerlo. No hay por qué avergonzarse de nada, porque ya sospecho que en vosotros, lo mismo que en mí mismo, y lo compruebo todos los días, siempre quedan residuos de Fe, de manera que si con una pregunta se os hurga en esos residuos de Fe, y tenéis que decir “pues sí, todavía creo”, pues nada mejor que dejarse decirlo, ¿no?, no pasa nada de particular; no vamos aquí a aspirar a una conformidad, o a una unanimidad, como si nos creyéramos que ya de repente somos todos buenos, como los apóstoles en Pentecostés, cuando a todos y cada uno les había llovido la llama del Espíritu desde Arriba, ¿no?

De manera que bueno, con esa prevención.......Una, la más elemental, por ejemplo: ¿Crees que un Gobierno es necesario?  ¿Crees que es necesario, que hace falta, un Gobierno, de la forma que sea, alguna forma de gobernación, algún Gobierno?   ¿Crees que algún Gobierno es necesario?   Bueno, pues de esa manera querría que pareciéramos, de manera que quien se atreva a decir lo que sea, que lo diga.  Sí. 

-A mí se me ocurre que esa pregunta también se puede hacer como “¿crees que es necesaria la Realidad?”.

A-Ya, ya, pero yo he preferido empezar por esta, pa no.........

-Pero que digo que es lo mismo.

A-No, no, es más familiar, es una pregunta que se hace, que se ha hecho siempre, y por tanto, vamos a no meter el término ‘Realidad’, y utilizamos el término ‘Gobierno’, que se usa y padece más directamente, y entonces, ¿crees que hace falta un Gobierno?, ¿crees que es necesario un Gobierno?

-Necesario no es, evidentemente, pero el 99% de la gente es imbécil, y necesitan esos sustitutos de los que tú hablabas antes, ¿no?, que piensen por ellos, y entonces tenemos que aceptar que el 99% de la gente es imbécil, incluso la mayoría de nosotros no vivimos como tú planteas la vida, y no somos capaces de vivir sin esos compromisos, y tenemos que aceptar cargar con el Gobierno.   Con el Gobierno,  y con la Sociedad en general, con la gente que te encuentras por la calle.

A-Entonces, es necesario; es necesario un Gobierno.

-No es necesario.  Vamos, para mí, no.

A-Yo no sé si tú te quieres sacar del 92%, pero eres un poco presuntuoso: yo no me sacaría del 92%; por lo menos, tan deprisa.

-He dicho una cifra esagerada para dramatizar más la......

A-Es una manera de decir que es necesario, me temo. Porque si es necesario para la mayoría, y como la mayoría es la mayoría, pues es que es necesario.

-Te relacionas con la gente, y te das cuenta de que ellos solos no piensan; sólo repiten frases hechas, refranes, tópicos políticamente correctos......

A-Sí, sí, que la idiotez es una ley de toda Democracia, eso se sabe: sin idiotez no hay, ni súbditos, ni Estado.  Pero ahora no se trataba de eso, porque si se declara que para esos idiotas, que son la mayoría, hace falta, es que hace falta, y entonces el Gobierno es necesario.

-Es que ellos lo necesitan, ellos no sabrían vivir sin ese...

A-Por tanto, es necesario.

-Yo, como persona, necesito el Gobierno.  Como persona, como alguien que está en la Realidad, necesito ese Gobierno.  Si consiguiera salirme de la Realidad, a lo mejor.  Lo que sí puedo hacer es lo que hacemos aquí: la crítica....

A-‘Necesario’ quiere decir precisamente que no puedes salirte de la Realidad, porque eso, a pesar de la necesidad, hay que tomarla en serio; de manera que cuando se pregunta “¿es necesario?”, y respondes de esa manera, se está implicando que es necesario, porque tu Realidad, la Realidad, es necesaria, y no hay manera de salirse de ella.  Más.

-A mí es que me parece muy difícil imaginármelo, porque me imagino que se cayeran todos esos Gobiernos, y como hay tal adiestramiento y costumbre, otros intentarían tomar la posesión.  Entonces, me resulta difícil imaginarlo, pero la verdad que....

A-Imaginar, ¿qué?

-Que desaparecieran.

A-Pero es que no se te pregunta eso.  Se te pregunta si es necesario, o no.

-A mí me parece que no es necesario, que sería una maravilla poderse librar de todo eso.  Pero para eso nos tenemos que librar de nosotros mismos, porque este Gobierno está ya ahí mismamente arraigado en la persona de cada uno, o sea.....

A-Pero tú no puedes imaginar la falta de Gobierno.

-No la puedo imaginar, no creo que podamos liberarnos de esa parte.

A-¿Quién te manda imaginarla?

-Pues a lo mejor esa parte que está arraigada en mí.

A-No sé, porque efectivamente, si es así, si se declara en serio inimaginable, eso está queriendo decir que está fuera de toda Realidad, incluso la imaginaria, y entonces, salvo que uno crea que la Realidad no es todo lo que hay, sería necesario el Gobierno, porque si no está este, vendría otro.  Esa es la reflexión.

-Yo es que creo que planteas una pregunta que la respuesta es como (dos respuestas).

A-A ver, a ver.

-Es decir, tú siempre dices “yo denuncio lo que son creencias, que creemos, pero no son verdaderas, pero no digo cómo hay que hacer las cosas.  Cada uno.....”

A-Esta pregunta no tiene mucho que ver, ¿eh?  Es una pregunta vulgar; se ha hecho siempre, desde los tiempos de los abuelos.  Sobre todo desde que florecían por ahí pretensiones de Anarquía, y así esta pregunta se ha hecho siempre: ¿es, o no, necesario, un Gobierno, del tipo que sea?   Ésa es la pregunta.  No puedes escurrirte.

-Pero cuando estás hablando de Gobierno, estás hablando de ‘Gobierno’.

A-Sí, de un Gobierno cualquiera.

-Cuando estás hablando de Gobierno, estás hablando de Gobierno, y si hay que gobernar las cosas, y hay Gobierno, ya es necesario un Gobierno.

A-Sí, sí, y es lo que pregunto si eso es necesario.

-Si queremos gobernar las cosas, sí.  Y en el ejemplo que ponías antes, que a mí me parecía muy bonito, la frase de los ácratas, que yo creo que está hecha con un sentido lúdico, es decir, o tienes las cosas, o las gozas, el tener efectivamente supone una dominación y un Poder, y también una servidumbre para mantenerlas.  Pero gozarlas lleva una contradicción en sí misma, porque en la medida en que las gozas, las querrás mantener, porque las gozas.

A-Te cargas el “o.......o....”.   No era tal vez muy necesario volver a eso, porque efectivamente eso es lo que vulgarmente le pasa a cualquiera: se carga el “o.......o.....”, y quiere creer que sí, que es compatible; que es compatible lo que ha descubierto que no lo es.   Pero ahora la pregunta abierta era simplemente si crees que es necesario un Gobierno.   Parece que dices que sí, porque tú le tienes cierta simpatía al término ‘gobernar’, y si hay que gobernar, hace falta un Gobierno, lo cual.......

-No, digo que si hay que gobernar las cosas, alguien tiene que gobernar.

A-Sí, que si hay que gobernar las cosas, alguien tiene que gobernar.  Bueno, está bien, me alegro mucho, porque nos están saliendo muchos restos de Fe.  Sí.

-Bueno, es la primera vez que le escucho, y me es muy interesante el tema que usted trata, y de bastante calado para abordar, ¿no?  Eso en primer lugar.  Tengo un placer de poder continuar los miércoles.   Por otro lado, respecto a lo que es un Gobierno, es una utopía pensar que nunca a lo largo de la Historia ha habido civilizaciones sin Gobierno.  Siempre lo hubo, menos en la época de los Cátaros, en que aquellos hombres y mujeres vivían por los montes, y vivían del trueque.  Ellos eran felices a su aire: “tú haces carpintería y yo hago el pan, tú para mí esto, yo para ti lo otro”.  Y era la armonía, aquello era una felicidad.

A-Bueno, gracias en nombre de los Cátaros, que aunque fallecieron de una manera bastante desastrosa, pero dejémoslos de lado a los Cátaros.  Lo que has dicho en astracto es que......

-Pues únicamente en esa civilización no hubo Gobierno, y en el resto de la Historia ha tenido siempre que haber un Gobierno, porque la Sociedad es tan débil, y tan frágil, que está obligada a tener normas, leyes.

A-¿Y fuera de la Historia?

-Pues es que la Civilización tiene una Historia, y no se puede olvidar.

A-Sí, sí, ¿y fuera de la Civilización histórica?

-Todas ellas las tienen.  ¿Y cual no está dentro de la Historia?  Si vivieron, tienen Historia.

A-Tú lo has dicho con una doble negación que se te saltó: no ha habido, en la Historia, en la Prehistoria, nunca, un no-Gobierno, una situación de no-Gobierno.  Luego te acordaste de los Cátaros, ¡qué se le va a hacer!, pero bueno, ya dejándolos de lado, tú lo que has declarado en conjunto es que nunca ha habido una situación de no-Gobierno, que es una manera de decir que crees efectivamente que el Gobierno es una necesidad.

-()

A-No, no me hables de la Humanidad.

-Hay que tener un poco de condición de mandato para ()

A-Sí, lo que antes otro decía.

-Lo que pasa es que los ha habido muy malos, muy buenos, regulares, y eso es lo malo de la Humanidad, que caemos en esos Gobiernos que nos manipulan, y esa es la existencia.

A-¿Ah, que hay que ir a uno mejor?

-Pues por supuesto que habrá que  ().

A-Ya tu Fe está clarísima, es mucha Fe.  ¿Cómo no vas a creer que nunca ha habido singobierno?

-()

A-Bueno, bueno, ya lo has declarao; no me hace falta que hagas tu declaración de Fe demasiado amplia, porque ya la has hecho lo bastante: crees que es necesario; crees que es necesario, aunque pueda ser un poco....

-Digo yo que el creer o no creer, si es necesario el Gobierno, es algo que ni siquiera me lo puedo plantear.  Plantear en el sentido de que me supera el tema.  Aunque yo te diga que no es necesario, siempre tengo la sensación de que todo lo timonea el rayo, lo que dice Heráclito.

A-¡Ay madre!   Eso no.  Eso no.

-Hay algo que lo timonea el rayo, que hay un rayo que lo timonea todo.  Por ejemplo, tú dices que algo se ha movido, y preguntas cómo se ha movido, y yo no, porque ni creo en la transformación: hay algo, un rayo, que lo ha timoneao.  Me supera a mí, no es una cuestión de creer o no creer.  Porque además otra cosa: es una pregunta sofística, es una pregunta vana, en el sentido de que en el momento en que yo use el verbo ‘creer’, y use el verbo ‘cosas’, estoy condenada a usar el término ‘Gobierno’.  Son del mismo rango. 

A-Tú no has hecho una declaración de Fe como ella.  Eres bastante más hipócrita, y le estás dando vueltas.....

-()

A-Lo que sí te agradeceré es el respeto de que no utilices para sostener tu creencia, o modo de escurrirte, las palabras del libro de Heráclito, porque “todas las cosas timonea el rayo”, no sólo no tiene que ver nada con el Gobierno, sino que es al revés: es un descubrimiento de mentira.  Nada me ha convencido de que la pregunta te supere.  Ni te supera, ni nada.  Tú dices que no es cuestión de creer, y lo que has hecho es una declaración de creencia.

-De no creer en la pregunta.

A-No, no.  Y en contra de tu intención, has respondido, y has respondido positivamente.

-No, no he hecho ningún positrón.

A-Positivamente.  Todas las cosas suceden......

-He dicho que no creo en la pregunta.

A-Eso son sólo maneras de escurrirte propiamente sofísticas.  En contra de tu intención, has hecho una declaración de Fe, porque crees que cualquier cosa que suceda está efectivamente....

-Gobernada por el rayo.

A-¡Deja el rayo!  Está efectivamente regida por alguna forma de Poder, o de Gobierno.

-Por el trueno por lo menos.  Y el trueno se oye.

A-Por favor, deja de escurrirte tanto.  Has hecho una declaración de Fe.  Basta.  Basta.

-No.  He hecho una declaración de contraFe.  La pregunta es insostenible.

A-No, no, deja la pregunta en paz, porque la has respondido, aunque no quisieras.  Deja de escurrirte, ya has contestado.

-No, no he contestado, has contestado tú.  He hecho una pregunta a la pregunta.

A-A ver, ¿cuál?

-Por ejemplo: ¿cómo puede ser tan falsa una pregunta que dice si es necesario el Gobierno, o no?

A-¿Cómo puede ser tan falsa?

-Primero, ¿qué es Gobierno?, ¿qué es cosa?

-Yo no creo que sea falsa.  Se puede contestar, y se puede creer, y se puede decir, que no hace falta Gobierno.  Lo menos que se puede decir es que no hace falta.  Además es que no hace falta ni económicamente: los sistemas económicos anteceden a los sistemas legislativos.

A-Sí, parece que tú más o menos tomas una actitud semejante a la mía.  Desde luego, yo no creo, me niego a creer, que sea necesario un Gobierno, de cualquier tipo que sea, y luego me quedo por lo bajo con lo que queda de persona obediente, que me contradice, porque a cada paso me hace comportarme como si creyera que sí.  Supongo que tu actitud es más o menos esa, y bueno, es más o menos la mía.  Aquí se trata de ver si a fuerza de días y de paciencia, la negación de la Fe, el descubrimiento de que es mentira, puede ir calando cada vez más, y hacerle a uno, en la práctica, algo menos creyente de lo que siempre es, porque tú, yo, y cualquiera, siempre, en la práctica, denunciamos la Fe que tenemos, somos demasiado creyentes.  Pero bueno, es una declaración.  Más.  Sí. 

-Yo quería hacer una pregunta parecida: ¿Es necesario que haya Dios?

A-Él proponía que en realidad efectivamente son intercambiables, pero es que la manera en que yo la he hecho tiene la ventaja de que es tradicional, está en lenguaje vulgar, se la han hecho, no sólo los anarcos de cualquier clase, y entonces, pienso que por ella se puede pasar más bien a la Realidad, o a Dios.  Pero decir “¿crees que hace falta alguna forma de Gobierno?”, me parece que es de momento lo que tenemos más a la mano.

-Y otra cosa que quería preguntar....

A-¡Ah, pero no me respondes!

-La otra cosa que quería decir es que hay una como respuesta: “Necesitamos la Dictadura de un hombre honrado”.

A-Por ejemplo, una forma de Gobierno u otra.  No, no, pero la pregunta está abierta, Joaquín: ¿crees que es necesario, o no?

-A mí se me ocurren las dos respuestas.  La de sí es necesario la diría yo como Mauricio, como persona.  Y la de no es necesario, si algún día perdiera la Fe.  El que pierda la Fe, es el que puede decir que no es necesario.

A-No, no.  Él toma la actitud de que dentro......

-() que si la Realidad fuera todo lo que hay, entonces sí, la necesidad de administrar() tiene que ser la suma de la creencia en uno mismo, particular, y que sea la Democracia una e intrasferible, y a la vez que sea un totum revolutum en la urna.  Pero como la Realidad hemos dicho que no era todo lo que hay, entonces hay algo distinto, como puede ser lo público, que eso no necesita ningún tipo de Gobierno.

A-Bueno, hay un poco de lío.  Si la Realidad fuera todo lo que hay, no sólo es que el Gobierno sería necesario, sino que encima no haría falta ninguna clase de Gobierno, porque ya todo estaría cumplido.  Lo que estamos luchando aquí es contra la muerte, y el descubrimiento de que la Realidad no es todo lo que hay, es justamente el descubrimiento de la mentira de eso, de que la Realidad es todo lo que hay.  Descubrir esa mentira, en la cual está basado todo.  Aquí esta pregunta se lanza entre personas reales, y algunos creemos que en medio de la Realidad, ya que uno está costituído como un ente real, aunque le reviente, aunque no le guste, cabe sin embargo, con lo que no está bien costituído, decir, “no lo creo.  He descubierto que esa necesidad es una mentira que me imponen.  No creo que haga falta Gobierno; no está fundado en nada.”.   Aunque después, como digamos en la práctica, tengamos que seguir mostrando los restos de Fe que nos hacen falta para subsistir.  Pero no hace falta esperar a ningún día en que uno se desprenda de eso.  No, no: aquí actuamos en plena confusión entre lo uno y lo otro, en plena Realidad.

-Yo creo que no podemos avanzar en el debate, porque no somos capaces de negar la Realidad.  Para mí, el Gobierno está definido por tres características: el Poder, el Antagonismo, el Individualismo.  De manera que si negamos la Realidad, tenemos que ser capaces también ().  Entonces, el Poder se transformaría en (Decisión personal), el Antagonismo se transformaría en Cooperación, y el Individualismo se transformaría en Colectivo.

A-No sé si es el primer día que caes por aquí.  ¿Es el primer día que caes por aquí?

-No.

A-Entonces no te han hecho mucho daño nuestras palabras.  Es decir, que lo que has hecho es una declaración de Fe, no sólo en la necesidad de Gobierno: has llamado a esto “un debate que no puede avanzar”, que es como hablan los políticos, para empezar.  Esto no es ningún debate que esté avanzando hacia ningún sitio, como ves.  Es una especie de entrecruce de respuestas a una pregunta, y no va hacia ningún sitio.  Y no sólo crees, aunque no lo creas, en la necesidad del Gobierno, sino que () más bien Democrática, con tus subdivisiones, y todo eso que te han enseñado, y cuando acabas con el Autogobierno, pues no te has salido para nada de eso, porque lo presentas como un Progreso al cual pudiera llegar por ejemplo una Democracia.  ¡No! ¡Ni Autogobierno, ni ostias! No hay ninguna distinción entre ‘Autogobierno’ y ‘Gobierno’ en general, tal como aquí lo presento.  De manera que si ahora te preguntan de tal forma que la palabra ‘Gobierno’ encierre dentro de sí ‘Democrático’, de acá para allá, y ‘Autogobierno’, y te preguntan ¿crees que es necesario, sí, o no?, tendrás que decir, hoy por ejemplo, “sí”.  Confío en que a lo mejor dentro de unos días no, pero hoy tendrás que decir “sí; creo que sí”, porque de alguna manera lo has dicho.

-Es que es muy difícil imaginarse un no-Gobierno.

A-Es que te vuelvo a decir, Ester, que nadie te manda.  La imaginación es una ().

-()

A-No los he contado.  No lo sé.  Lo que he estado hablando antes, ya te acuerdas: de la pesadez, del dominio, de la aceptación de los sustitutos.  Es algo que me hunde, que hunde a cualquiera, pero eso no es más que la mayoría.  Nunca puede ser todos, porque es el truco de la Democracia, y de cualquier poder: hacer que la mayoría sea todo, y no es todo, y por tanto mi pregunta tiene sentido.  No hay cómputo que valga: aquí llevamos va para doce años juntándonos, no siempre los mismos, pero unas veces sí y otras no los mismos, setenta, ochenta, ciento a veces, tal, todos los miércoles.......¿Podemos decir que ni siquiera de esos, que serían ya un buen número de centenares, se puede decir que no crean?: no. Yo no lo diría.  Por eso he planteado hoy mismo la pregunta.  Pero es posible que algunos crean muy poco; que crean muy poco, y que sigan perdiendo la Fe, y eso, dentro de la balumba, del maremagnum de los creyentes, desde luego parece casi nada, y le hunde a uno.  Pero no tenemos más alegría que ver que no son todos, descubrir que no son todos; no tenemos ninguna otra.   () lo que pasa con cada uno.

-()

A-No, no, si no tienes que aceptar nada.

-Es una utopía.

A-No, no, yo lo que te digo es una pregunta, no puede ser ninguna utopía.  Una pregunta nunca puede ser una utopía.

-Para mí, todos los que estamos aquí estamos en tránsito finito, por lo cual tenemos que tener por obligación sustituto en todos los niveles y contestos, con lo cual el sustituto está obligado.

A-Bueno, te he dicho que no te empeñaras en multiplicar tu declaración de Fe.  Te hemos oído.  Te hemos oído: sí, sí: crees que es necesario.   Ellos, los que están más conmigo, te harán en seguida ver que eso quiere decir que crees que la Realidad es todo lo que hay, o que crees en Dios.  Te lo harán ver enseguida.  Pero en todo caso tu declaración es clara: crees que es necesario.  ¿Qué más?

-Un ejemplo muy clarividente para probar que efectivamente es necesario el Gobierno: los lobos, la manada de lobos tienen lo que se llama “Factor Organizador” de esas manadas, o sea, de esa Sociedad.  ¿Porqué ()?: porque se necesita un concepto organizativo.  Es así por lo que la Sociedad Humana necesita un concepto organizativo.  Entiendo que está probada la necesidad de Gobierno.

A-Bueno, de que esté probada, vamos, te lo crees también, pero en todo caso....

-()

A-Mira, al que tiene Fe, no le hacen falta pruebas, de manera que te podías haber, como yo, guardado los lobitos, y la demostración, que no es prueba de nada, y haber declarado tranquilamente “sí, es necesario”.  Haciendo una declaración de Fe, porque a eso es a lo que se reduce lo que has dicho, y desde luego, las manadas de lobos no te aportan ninguna prueba.  Pero repito: al que cree, no le hacen falta pruebas, así que no te molestes, ¿no?

-Lo que está claro que la Sociología más positiva siempre ha usao contra las teorías rusonianas lo de “homo hómini lupus”, y se les llenaba la boca, cosa que nadie ha visto nunca, una Sociedad sin Gobierno, porque como no tenemos esperiencia de ello, es lo desconocido, es como si te cuentan....

A-La () ha heredado algo de esto.  Al que cree, no le hacen falta pruebas.

-Lo que me preocupa es la formulación del hombre este de “las mujeres, como las cosas, o las tienes, o las gozas”, y es que yo creo que realmente aquí estamos haciendo una interpretación (), pero como le he oído decir a (), en realidad lo que me venía dar a entender es que las cosas que se poseen se distinguen de las que no se poseen por dos tipos de amor, porque con las que no se poseen se tiene amor, y con las que se posee se tiene ‘amorcitación’.

A-¡Madre!

-Y lo que realmente te lía, y hace que aquello no lo sueltes, no es tanto el amor como el dinero que te va costando, tanto el mantenimiento de la cosa como de la huerta, y entonces esto es lo que realmente impedía el goce, el hecho de la amorcitación.

A-Teníamos que venir a dar en el juego de palabras; en la fórmula ‘amorcitación’, ¡qué le vamos a hacer!  No tenías que aportarme ningún falso testimonio.  Ese hombre lo dijo en público, y no me interesa lo que tú hablaras en privado, porque desprecio la conversación privada.  Este hombre la sacó en público precisamente porque yo estaba hablando de algo en este sentido de contraponer la Realidad, la persona, o la posesión, con algo bueno y verdadero, y la sacó así sin más.  Y esto lo que importa es que, a propósito de algo que se decía antes, no es algo que diga nadie, el pueblo-que-no-existe, y que no es la mayoría.  La mayoría nunca estaría de acuerdo con este refrán que le ha salido, desde abajo.  La mayoría tendría que estar por el contrario haciendo cositas como esas que acaba de decir Isabel: haciendo juegos para hacer compatible la idea de amor con la de posesión, amor de una clase, amor de otro.  La mayoría nunca aceptaría este “o.......o....”, que es la gracia del dicho.  Pero esa es la prueba de que la mayoría no son todos.  Que incluso lo mismo que a uno personalmente, en contra de la práctica que la condene a una cierta Fe, le puede salir el descubrimiento y declaración de que no es verdad que sea necesario, así también en la población: pese al inmenso peso de la aceptación de la Fe, de la Creencia, pues surgen de vez en cuando cosas como esas, que no ha dicho nadie, pero que se dejan decir de boca en boca, y que contradicen desde luego la Fe dominante, la creencia en la necesidad.  Es la noción de ‘necesidad’ la que aquí está en juego.  Había una voz más por ahí.  Venga.

-Era simplemente decir que pienso que no es necesario el Gobierno, puesto que las Sociedades justamente () se van creando determinados mitos siempre desde el Poder, y eso es lo que sustenta realmente unas determinadas Sociedades para que pervivan, pero siempre desde mitos desde el Poder, desde engaños.  Con lo cual, no es necesario un Gobierno.

A-No, es que tú llamas ‘Gobierno’ a eso.  ¡Mujer, no, no hay derecho!: eso que has descrito es Gobierno.  Aquí hemos dicho un Gobierno de cualquier clase que fuera.   Eso que has descrito es Gobierno.

-Es lo que estoy diciendo: que las Sociedades se sustentan de eso, y yo lo que estoy diciendo es que eso no es necesario, que eso es lo que está en nuestras creencias.  Pero si rompemos esas creencias, realmente nos daremos cuenta de que no es necesario el Gobierno.

A-‘Nos daremos cuenta’, no: es ahora, por desgracia.  O nos damos cuenta, o no nos damos, ahora.  Ahora, en este istante.  Sigue.  Te había entendido mal, perdona, porque creí que estabas queriendo contraponer el gobierno habitual a ese otro tipo que has descrito, que es efectivamente una forma de Gobierno general.  Sí.

-()

A-No puedes.  No puedes, por desgracia.  Ahí no hay transigencia, porque te dicen que sí, está dicho que sí.  Está dicho que sí, y además está dicho que sí hasta lo más hondo, y como fundamento de cualquier cosa.  De manera que eso ya condena al ‘no se sabe’, que es efectivamente lo más honrado de todo, a ser una manera de aceptación.  Pero aquí no se trata de preguntarte una opinión, si es verdad o no que sea necesaria una forma de Gobierno.  La pregunta es “¿crees que es necesario?”  Y a ese “¿crees?” no le puedes decir “no sé si creo o no creo”, ¿no?

-A mí lo único que se me ocurre decir es “no de la manera en que lo conocemos”.  Si se me pregunta de qué manera podía ser necesario, pues no lo sé.  Sé que de la manera actual no es necesario, en la medida en que las relaciones de Poder no se......

A-Sí, pero lo siento, Ricardo, porque yo he dicho “de cualquier manera que fuera”.  La pregunta era ( “¿crees en el Gobierno?”), de cualquier manera que fuera. 

Bueno, me parece que, no sé por qué razón, nos han dado hoy la hora.  Esta pregunta o otra por el estilo que sea muy elemental, y que a lo mejor a alguno de vosotros se os puede ocurrir que dé juego.  De manera que si nos deja seguir con el juego el Señor, dentro de unos siete días, pues seguiremos.