26.08.2014

Tertulia Política número 187 (22 de Julio de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 
  • Renovación del sicograma freudiano: Persona, yo, y Nombre Propio.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

  En esta guerra contra digamos “el uno”, en esta guerra, se me había ocurrido el otro día (recordáis los que estabais), utilizar el ejemplo de mi propia personalidad, la viva repulsa, desprecio o hartura de mi personalidad, como Don Agustín García Calvo, como Catedrático, como Intelectual......todo lo que queráis decir.  Ya os estuve recorriendo los motivos de repulsa, o de odio.  Y no me he quedao muy tranquilo de si entendíais bien, los que estabais, por qué eso lo enlazaba como con una especie de......posibilidad, o probabilidad, de que cualquier día me canse de esta guerra, de esta tertulia, y precisamente por eso mismo.  Así que antes de pasar a entrar al estudio del Uno, o contra el Uno, os voy a preguntar a propósito de ese ejemplo que saqué aquí a luz, cual os parece que era la relación que hay, qué relación hay entre que yo cualquier día abandone esta empresa de la tertulia, con el hecho referido del desprecio o repulsa de mi personalidad.  Una pregunta sencilla.   Os la hago en general, y para no señalar con el dedo de primeras, ¿quién quiere responder a esa pregunta?: ¿Cómo había entendido él, o ella, esa relación entre el abandono de esta tertulia........?

-Es que, como yo lo entiendo lo de la repulsa de la personalidad, y como lo has iniciao, como Catedrático, como todas esas cosas, pero no es menos cierto que nos llegan de vez en cuando también que precisamente todo eso bueno que parece uno juega en su contra, porque incluso eso bueno lo arrojan contra el que parece que tenía algo que estaba bien, e incluso se puede volver en su contra como que no está seguro uno porque sea queriendo decir que cuanto más arriba, más se le puede hacer daño, o incluso infundios, opiniones......

A-Si, creo que está en general un poco oscuro para los oyentes.  ¿Qué, contra qué?  ¿Qué cosa, contra qué cosa, de lo que has dicho?  ¿A qué te has referido cuando.....?

-Pues que si quieres como decías, como repulsa a tu persona, dejar las tertulias, me parece a mí que habrá quien no entienda eso cabalmente así, como una repulsa a la persona, sino....

A-Bueno, pero de momento la pregunta es cómo habíais entendido, o entendéis ahora, la relación entre lo uno y lo otro.   ¿Qué relación tiene el que a mí me de un ataque de repulsa contra mi personalidad, y lo que me permitía deciros de que cualquier día abandone la empresa esta de la tertulia?   Porque ahora no es más que eso.  Sí.

-Yo veo dos posibilidades.  Una, lo entendería como derrota, y otra, que es la que creo más acertada, como un sistema absolutamente coherente de negatividad del uno, que al mismo tiempo puede dar paso para superar y para mejorar el sistema de análisis.  Se me escapa el sentimiento ‘de’.

A-Tenéis que recordar que esta tertulia pretende ser una guerra contra el Poder, y por tanto contra la Realidad; por tanto contra la mentira y todo eso, y cuando hablo de abandonar, quiere decir abandonar eso; abandonar eso.  Y lo otro es la repulsa de mi personalidad.  ¿Quién más?

-Como se planteó el otro día, o como yo recuerdo que se planteó el otro día, era que tu eres el centro, tu eres el centro de la tertulia, tu eres el que abre, el que habla casi todo el rato, con lo cual en cierto modo estás repitiendo el papel por el que sientes repulsa, ¿no?, el papel de Catedrático, de subirse al estrado y todo eso, que ahora no es que estés en un estrado, pero estás de pie......como que diriges la cosa, ¿no?  Y que era, según yo entendí, la repulsa de eso lo que podía......

A-Sí, eso puede ser, puede que tenga algo que ver.  Busca, buscad más profundo.

-Pero no entiendo el sentimiento de repulsa.

A-Bueno, ahora se trata de la relación entre lo uno y lo otro.

-Me parece que aunque dejes la tertulia no vas a dejar de ser quien eres, o sea, que eso es una cosa si me apuras suplementaria, o secundaria.

A-Sí, pero eso es cuenta mía, eso no cuenta.  Lo que estoy preguntando es por la relación......

-Que luego aquí en la tertulia es verdad que tu llevas la voz cantante, pero tu no hablas por ser quien eres, sino por ser quien no eres.

A-¡Ah!   A ver, a ver....

-Por eso venimos.   Yo por lo menos no vengo aquí a que me cuentes la historia de tu vida.

A-Estupendo, eso entra más adentro.  ¿Qué más?  ¿Qué más respuestas?  Isabel, ¿cómo lo entendías tu?

-No, no, muchas gracias, me sobran argumentos

A-¿Cómo lo entendías tu?

-Que no, que te diga yo lo que te diga, va a ser para () lo contrario.

A-No, que cómo entiendes lo uno con lo otro.

-Si yo te digo cualquier cosa, tu la vas a vivir como.....

A-No, que cómo entiendes lo uno con lo otro.  La repulsa que manifesté de mi personalidad con eso del abandono de esta empresa de la tertulia.  Es muy sencillo.

A-Pues un acto de soberbia, nada más.

A-No, no, si yo digo la relación.  La relación no puede ser un acto de soberbia: ¿Qué tiene que ver lo uno con lo otro?

-El enlace, la relación.  Es una relación de juicio.

A-¿Qué tenía que ver para ti lo uno con lo otro?  Lo uno con lo otro.

-Pues tiene que ver que si algo de verdad, verdadero, tiene esta tertulia, pues debía de ser el contraveneno de todas esas otras cosas.  En el mismo momento en que.....

A-No te armes líos, por favor.

-¡Déjame que termine!

A-Pero dilo claro.

-Sí, del Catedrático, del Funcionario, y aquí vienes gratis, y tienes tu hora, y no viene el horario a decir la hora, pero casi, y bueno, como contrapunto o contraveneno de una serie de cosas que has hecho más bien por Administración Istitucional , y aquí las estás haciendo de otra manera, y en la medida en que tu encuentres una conexión o relación entre esto y el fundamento de tu alma de funcionario más o menos, lo primero que me parece que es escesivamente (vicioso), vamos, quiero decir que estás haciendo un juicio que te estás pasando veinte pueblos.

A-¿Tiene relación lo uno con lo otro, o es un capricho mío?

-No, no es un capricho, es un juicio soberbio.  No tienes por qué relacionarlos.

A-No, no, digo la relación; la relación del abandono con la repulsa.

-Parte de lo que ha dicho Virginia lleva muchísima razón, porque realmente, aunque aquí no haces de Funcionario, ni con sueldo, y esto sea gratis et amore, realmente la administración del saber viene de tu lado, y los demás hablan cuando pueden, y en mi caso ni puedo hablar.

A-Relación de la repulsa con......

-Es como si estuviera en la escuela y con la palmeta; el maestro me pega con la palmeta.

A-Relación de la repulsa con el abandono.

-Bueno, pues a lo mejor es que resulta que tu no quieres llamar ya más la atención...

A-Si no es eso, sino la relación:  ¿hay relación lógica?, ¿o es un capricho?

-Porque te ha entrao la........

A-No, no, si eso no es una relación, eso soy yo.  Relación entre la repulsa y el abandono.

-Que no veo una relación coherente.

A-Es comprensible que no la veas.  Algunos te la han dicho ya bastante claro.  ¡Más!

-Puede ser también porque a esta tertulia, a pesar de que se la llame una tertulia política, la gente la suele llamar la tertulia de Agustín García Calvo, y que hay ahí un Nombre Propio por el que puedas sentir repulsa que esté asociado a esta tertulia tan descaradamente.

A-Ya que la tertulia política.....Ya que la tertulia política.........

-Es del pueblo.

A-........pretendía no poder ser eso.  Sí, eso también entra.  ¡Más!

-Pues yo entendí que normalmente en esta tertulia se dice que se deja hablar a lo común, al pueblo-que-no-existe, y entonces está en contradicción, si tu estás de figurón en la tertulia, con tu Nombre Propio y tu historia.

A-Y está en contradicción con......

-Con lo que se deja hablar.

A-Con lo común, vamos; lo común, para no emplear la palabra peligrosa ‘pueblo’.  Con lo común.  ¿Alguno más?

-Pero Heráclito mismo dice lo de “Zeus quiere y no quiere llamarse Zeus”.

A-Literatura, no.

-Y es que ahí pasa, en el propio Zeus está la contradicción.

A-Literatura, no.  Respecto a la relación de la repulsa con el abandono, que ya se han dicho cosas bastante claras, ¿alguna más?

-¿Sería también ello una defensa o reacción de la propia personalidad, como apoderándose de uno?

A-No. Mi personalidad yo creo que tiene mucho motivo para estar muy contenta en esta tertulia: tengo una compañía durante cerca de doce años de cerca de cien personas cada Miércoles.....No, mi personalidad por ese lao tendría que estar más inflada que la de cualquiera de los políticos que reúnen de una vez.......de una vez, pero miles.

-Lo que dice Ricardo me parece que va por buen camino, y es que al costituirse, o no costituirse, o al estar en trance la asamblea donde está funcionando el razonamiento, si alguien, cualquiera de ellos (no solo tu, sino cualquiera de los asistentes), piensa que por un rechazo personal puede abandonar el combate, en otros órdenes se llama traición.  Es decir, porque es para poder afirmar su estructura como persona, y no ir dejándose caer más y más, y que se vaya disolviendo ese nombre que está en el mercado y que está ahí.  Entonces, ese abandono se puede considerar como que tiene que salvar uno su personita, y aquí la asamblea le está causando daño a su formación y costitución.

A-Bueno, algo puede tener que ver.  Creo que alguno lo ha dicho por aquí de una manera algo más simple.  Más; más reacciones o.....

-Yo hará meses que no vengo a la tertulia, y entonces no sé lo que pasó ni en la anterior ni en las anteriores tertulias, pero mi compañero me ha dado pie, que como hace tiempo que no veo a la gente, y sobre todo no te veo a ti, te noto con hastío, o como ha dicho alguno por ahí, con ganas de tirar la toalla, pero sobre todo lo que sí me gustaría, que no me lo vas a decir, es saber por qué motivo esa desidia, política o no política.

A-Tinuca, por favor, si eso es lo que estoy preguntando.  ¿Por qué me devuelves la pregunta?

-¿Qué me lo estás preguntando a mí?   Pero si tu eres el sabio.  Yo soy una alumna.

A-¿Por qué me devuelves la pregunta?  Eso es lo que estoy preguntando.  Y eso de tirar la toalla, por ejemplo ahora no tengo ninguna gana de tirar la toalla.  Otro rato me puede entrar.  El otro día lo que hice fue una especie de confesión, porque me había entrado muy vivamente, con circunstancias que dije, y entonces eso me sirvió para ponerme de ejemplo, porque estaba intentando que en esto de luchar contra uno no se cayera en hablar del uno, y pusiera uno su propia carne, por así decir, en el asador.  Entonces puse la mía; puse la mía.  Esa es la cosa, y lo que estoy preguntando es si existe alguna relación entre esa repulsa de la propia persona, y el abandono de la guerra.

-Podría ser.  Es un combate, todo.

A-No, ‘todo’, no: es lo uno con lo otro.  ¿Qué más?  Bueno, yo creo que algunas de las cosas que habéis dicho van por el camino.  Se supone que aquí se viene a ver si sucede eso, que es desde luego improbable, pero siempre posible, de que en lugar de hablar uno personalmente, soltar sus opiniones, ideas, razonarlas, etc., a través de uno, por las grietas de uno, porque uno está mal hecho, surja algo de eso que decimos ‘voz del común’, ‘voz común’, ‘voz de pueblo-que-no-existe’.   Para eso estamos, porque si no, no estaríamos aquí, estaríamos en una tertulia normal, o en una reunión de políticos, donde cada uno lleva sus ideas, y se ponen de acuerdo, en desacuerdo, y discuten.......Yo creo que si venimos aquí, yo si vengo aquí tanto tiempo, es por esa posibilidad, improbable, de que en lugar de soltar uno sus ideas, y su criterio, y sus cosas, se deje hablar; se deje hablar.   Se deje hablar, y entonces acierte esa voz común a romper, derrocar, algo de la Realidad reinante, que desde luego está hecha de personas; de personas entre otras cosas, cada una con sus ideas, cada una con su derecho a opinar, porque estamos en Democracia.   De manera que era eso.  De manera que evidentemente, si vengo aquí y me encuentro mucho rato con que en lugar de salirme nada por esta boca que suene a común, y que a cada uno le toque en el corazón y le hiera, porque es común, porque no es de nadie, se está oyendo a Don Agustín García, sus pareceres, sus opiniones, entonces eso es lo que me puede llevar al desánimo total, porque desde luego así no es; así no es.   Seguidme diciendo lo que os parezca.   Isabel misma tiene la costumbre, como la veis todos los días, de, apenas termino, dedicarse a una cosa que es clara, que es tomar lo que he dicho como una serie de opiniones, filosofías, tal, y como Isabel tiene el mismo derecho que Agustín a decir lo que le parece, pues sacar otra cosa........Es decir, reducir lo que podía haber sucedido de que algo de voz común acertara a tocar los corazones, en lugar de eso, otra vez a discutir opiniones, pareceres, filosofías, cada uno acertando más o menos........Eso es el fundamento del desánimo.  Desde luego ahora os pediré que ayudéis todavía un poco más.  Si yo me doy cuenta de que (no voy a decir todos, pero mayoritariamente), me parece que lo que estáis haciendo aquí es oír a Don Agustín García, las cosas que se le ocurran, las cosas que dice, eso estropea todo; lo estropea todo, y es muy difícil evitarlo, porque yo tengo una personalidad, cada cual la tiene.  Es muy difícil evitar que se crea que se está oyendo a un señor que está soltando sus pareceres, sus opiniones, sus teorías.   Y si es difícil que a mí se me oiga así, difícil que los que habláis conmigo también se os oiga como diciendo algo que viene de abajo, de lo que no existe.   Esa es la relación.  Es un tremendo peso.  La personalidad se puede hacer un tremendo peso.  Si se toma lo que digo como una serie de cosas que se han dicho, espuesto, porque a este señor se le ha ocurrido, y a mí se me puede ocurrir lo otro, y.........se acabó: entonces estamos en una tertulia de café o reunión de políticos, y se acabó lo que podía haber de distinto en este intento de venir aquí a dejarse hablar, y que en lugar de hablar uno hable lo que nos quede de pueblo, aunque sea a través de la boca de uno.  Sí.  

-Yo veo que es muy difícil salir de eso que acabas de esplicar ahora, y voy a intentar esplicar por qué.  Porque de alguna manera no es tanto lo que tu dices, sino la metodología que empleas en lo que dices, lo que nos atrae, por lo menos a mí, en muchísimas ocasiones, y entonces, si tengo que manifestar una opinión en relación a lo que tu dices, tengo que entrar en tu propia metodología, tengo que entender, para empezar esa negatividad, etc., etc.   Entonces, es muy difícil no caer en el aprendizaje en relación al Maestro; aunque tu tengas la impresión de que es una tertulia, de alguna manera estamos aprendiendo de tu metodología.

A-Bueno, en lo del método esageras: el método se reduce en esto: dejarse hablar; en lugar de soltar ideas, ni doctrinas, ni nada, dejarse hablar.  Si yo no consigo que se me oiga (por lo menos muchos, mucho rato), como ese dejarse hablar, sino que se está tomando todo como eso, la Doctrina de un señor, las ideas que un señor tiene, entonces el desánimo es grande, total.  

-Yo creo que una de las cosas que desde luego todo el mundo sabemos que has enseñao, y la gente lo ha captao bastante bien, ha costao bastante, es a dejarse escuchar.   O sea, más difícil todavía que hablar es el escuchar, que como decía Don Antonio Machado, “para dialogar, escuchar primero, después preguntar”.  

A-No, no, lo has dicho al revés.   Al revés de orden, digo.

-Bueno, pues al revés, al revés también vale.  Quiero decir que lo más importante es escuchar, y aquí hay muchísima gente, yo creo que la mayoría, que se han aprendido lo que él llama método, y yo llamaría escucha, han aprendido a escuchar.  Y que luego después el enunciar o formular aquello que se ha entendido, o malentendido, después de haber escuchado, exige de hecho lo que se llama método para no caer en opiniones, sino en decir algo que sea del común...

A-Dejarse decir, sí.

-.....en eso no hay quizá tanta maestría, porque uno no es del todo maestro, siempre es aprendiz.  Intenta.  De hecho la gente intenta hablar después de haber aprendido a escuchar, en la mayoría de la gente, y si hay alguno que no ha aprendido, ya te encargas tu de soltarle el rapapolvo.  O sea, que te quiero decir que no eres tu precisamente un maestro (benévolo).

A-Bueno, perdona, no hace falta darme muchas esplicaciones: efectivamente, si mi descontento con esto fuera total, ya habría dejado de venir, de manera que no hace falta insistir.  Efectivamente, con muchos me siento a ratos verdaderamente en compañía, es decir, oyendo como yo oigo, dejándose oír, y a veces hablando como yo hablo, dejándome hablar.  Mi descontento evidentemente no es total, porque estoy aquí, pero evidentemente la amenaza, que se me presenta de vez en cuando, de ver que en lugar de seguirse dejando hablar, la cosa se tiende a convertir en un cruce de opiniones, pareceres, de un señor y del otro, y cosas de esas, eso es lo que lleva al desánimo.   Bueno, no voy a insistir mucho más, porque quiero pasar otra vez al grano.  ¿Hay alguna cosa más?

-Yo era decir que a mí se me había pasao por la cabeza la misma relación del hartazgo de lo mío propio con lo de dejar de venir, je, je, como diciendo que con tanto conocimiento parece que no puede salir lo otro.  Se le habrá ocurrido a más gente, también.

A-Con más o menos claridad, sí.

-Sí, a gente que a lo mejor venía y ya no viene....

A-Hay que partir de esto: estamos contra la Realidad.   La Realidad son, en su manifestación humana, ideas; ideas hechas, mentiras.  De esto partimos.  En esto nos encontramos metidos.  El sentido de la tertulia es descubrir lo más despiadadamente posible esta condición real en la que nos encontramos metidos, los presentes, y cada uno por su cuenta.  Descubrir esa relación, y naturalmente dejar que hable contra ella lo sometido, lo que nos queda de pueblo, que hable contra ella, y caiga quien caiga por encima.  Ese es el sentido de esto, porque partimos de la Realidad, y la Realidad, Ana, está costruída, hecha de mentiras, y la Política, y la Economía, y las Ciencias, y las Filosofías....Todas ellas están hechas así, y por tanto no podemos aquí venir a hacer otra Moral, otra Filosofía, otra Ciencia, porque justamente a lo que estamos es a ver si se rompe por ahí, si se rompe por lo menos ese amurallamiento o aplastamiento de ideas en el que estamos costituídos, ¿no?

-Es que se puede pensar que cuando venimos aquí, o alguien puede hablar de ti como Maestro en este sentido, lo diga pensando, no en Agustín García Calvo como Nombre Propio, como ser personal, sino que Agustín García Calvo es el lugar donde la razón común digamos aparece, y entonces se le considera Maestro digamos indirectamente a la persona Agustín García Calvo precisamente porque se da digamos.......no sé cómo espresarlo.....

A-Sí, que es un lugar en que eso se da con una cierta facilidad.  Es un lugar en que eso florece con una cierta facilidad.

-Entonces, aunque se de este rodeo, no te puedes quitar , pero sí porque en ti, por dejarte hablar, florece la razón común.

A-A mí eso no es lo que me desanima.  A mí, el que se  hable, por lo menos en la primera parte de cada sesión, a través de mi laringe y de mi lengua, o también a través de mis habilidades y maestría, a mí eso no me desanima, y desde luego, a quién me diga que ha aprendido algo de esas maestrías, y hasta del manejo de la voz, pues no me molesta nada si me llaman Maestro por eso, eso no estorba.  Es la personalidad en otro sentido lo que aniquila, es el hecho efectivamente de que lo que se oiga, se oiga como procediendo de, naciendo de mi persona, y que por tanto, pues vale igual, en buena Democracia, que la opinión de cualquier otro.  Eso es lo que aniquila.  El hecho de que haya que contar con esto del cuerpo, de las costumbres y las habilidades, eso no es un primer estorbo.

Pero esto me trae ya a la cuestión; abandono el aprovechamiento de mi cosa del otro día, y vamos a seguir la guerra contra uno; la guerra contra uno.  Si os acordáis de que el uno lo he ejemplificado poniendo mi carne en el asador, pues tanto mejor, y que cada uno ponga la suya, pero seguimos en la guerra contra uno, que es efectivamente un ataque político primario, de primera importancia.   

Tal vez algunos de vosotros os hayáis dao cuenta de que esto, y lo que ha venido saliendo en muchas sesiones ya, nos está llevando a una renovación de la sicografía, digamos, es decir, de la grafía, del dibujo, de eso que se llamaba Alma, y que ahora estoy llamando Personalidad.  Muchos de vosotros saben, y lo han leído, y especialmente algunos de los amigos sicoanalistas que nos acompañan, que Freud mismo ensayó esto de la sicografía; lo ensayó, y en algunas de las obras figuran efectivamente esquemas; esquemas dibujados por él mismo, ¿no?  De manera que es a una renovación desde luego muy profunda, muy revolvedora, a lo que me estoy refiriendo ahora.

La sicografía de Freud ha dado lugar a consecuencias muy indeseables, como todo el mundo sabe, las cuales se manifiestan sobre todo en esa manera en que se han hecho......por así decir ‘populares’, el Yo, y el Ello, el Incosciente confundido con lo subcosciente, y demás: se han hecho desastrosamente populares, en los medios cultos, y no tan cultos, y por tanto a consecuencia del propio Sicoanálisis y la Sicología consiguiente, pues en el cinematógrafo, las novelas, la poesía, y todo eso.  Por parte de Freud (evidentemente ya sabéis mi agradecimiento por su memoria, que siempre mantengo), era un intento de romper, eso de intentar dibujar el Alma, la Personalidad.  No puede estrañarnos que después de casi un siglo, habiéndonos pasado tantas cosas, tantas desgracias, tantos desastres, y llevando nuestra tertulia casi doce años de darle vueltas, pues hayamos podido ver algunas de las deficiencias o errores de esa sicografía, y que tratemos de mejorarla, remplazarla por otra cosa.


En esta sesión voy a empezar ayudando (el rato que se pueda hacerlo, si no ya seguiremos) ayudando en ese sentido.  Bueno, lo primero: hay que separar lo real de uno.  

Voy a seguir diciendo ‘uno’, ¿eh?  Tened en cuenta que me aprovecho de un detalle que es propio de esta lengua nuestra, pero también del inglés en gran medida, que es que la palabra sirve para decir uno como el numeral 1, uno, o uno solo, y al mismo tiempo se usa como índice de persona.  Uno aquí no sabe que hacer; uno aquí no sabe qué hacer.    Eso se hace también con ‘one’ en inglés.  Y me aprovecho de esta coincidencia entre cosas tan radicalmente distintas como uno, uno único, uno solo, y uno como impersonal.   Y lo sigo llamando uno mientras la sicografía no se remate un poco más.

Hay que separar el uno, lo real, lo que uno es cosa, lo que uno tiene de cosa, de cosa propiamente real.  Aquello de que uno es una cosa como cualquier otra cosa, solo que perteneciendo a su tipo de cosa particular, por ejemplo el de los hombres, pero por lo demás siendo una cosa como cualquier cosa.  Ahí están todo lo que suele llamarse cuerpo y alma, que son reales, son Realidad, como las de las cosas, es decir, donde se comprenden los miembros y órganos palpables, las costumbres adquiridas, (éthos), y los arranques de humor, (páthos), y cualquiera de las cosas que suelen atribuirse a Alma, y todo eso, y tan reales como el cuerpo.  Cuerpo, las partes más palpables de eso influyendo sobre las actitudes, costumbres, ideas, que pertenecen al Alma, y viceversa, ella, de una manera mucho más eficaz, sometiendo lo que nos queda de cuerpo a su servicio, que es la situación normal.  Todo el mundo conoce esto: son arranques que pueden venir de cosas muy como se dice ‘istintivas’, y que pueden afectar a la sique, y al revés la situación normal en que la sique, que ya se está pareciendo a lo que llamo ‘la Personalidad’, tiene sometido al cuerpo.  Pero todo esto pasa dentro de la Realidad, todo esto es real, hasta ahí no tenemos por qué diferenciarnos para nada ni de un animal ni de una cosa cualquiera, al cual a un animal tenemos que atribuir lo mismo, porque lo mismo está la parte de miembros y de órganos, y las costumbres, y las actitudes, y los humores, y los caprichos incluso que caracterizan al animal, ya sea en su especie o ya sea a cada individuo de la especie, ¿eh?, que siempre hay algún gato salvaje más o menos loco, más loco, más caprichoso que otros, con eso hay que contar, ¿no?, eso es.......  Y lo mismo que a los animales, pues a los árboles, con todos su caprichos y virtudes, y a los astros que andan por el cielo, y a los cristales de roca, y a cualquier cosa: no tenemos por qué distinguir.  En todos los casos tenemos que reconocer que hay por lo menos en nosotros una parte que es cosa, simplemente, una parte que es simplemente real, es cosa.  Y bueno, con esto ya sabéis que la sicografía deja de ser descripción del Alma, porque este término ya lo hemos metido dentro de la Realidad, pero vamos a seguir haciendo una sicografía de uno, en la cual esto, el núcleo real, tiene ya su parte, sin que nos toque mucho dentro de ella distinguir entre lo que suele llamarse corporal y lo que suele llamarse anímico, contar con las relaciones íntimas entre lo uno y lo otro, pero todo ello dentro de la Realidad de uno, formando parte.

Bueno: en este tipo de cosas que nosotros los hombres somos, contra los cuales aquí estamos por tanto lanzándonos de una manera especial, sobre esto se ha operado y se opera de dos maneras distintas, en dos sentidos distintos: uno es porque en nuestra especie de lengua (lo digo porque ya sabéis que las cosas todas hablan, cada una en su idioma, solo que no las entendemos, o mal) en nuestra especie de idioma, en nuestra especie de lengua, hemos desarrollado estos índices deícticos, del tipo ‘yo’, del tipo ‘tu’, y demás, que en el acto de hablar refieren lo que se está diciendo, y por tanto la Realidad de la que se está hablando, a puntos del campo en que se habla, que no es propiamente esa Realidad, sino que no es más que el campo definido por el hecho de que se está hablando en él, y así de una manera primera y central el índice yo: el índice yo, me, etc., es un índice que refiere las cosas que se están diciendo a uno, que en este caso es evidentemente uno cualquiera, porque es simplemente el que está hablando en ese momento, y eso no es ninguna personalidad, desde luego; eso no es ninguna personalidad.

 El índice ‘yo’ es tan popular, tan de pueblo, que apunta literalmente a cualquiera, y a nadie se le puede negar ese uso, y por tanto tenemos ya aquello que pueda haber de real, de cosa en nosotros, dirigido (esto ya modificando el sicograma), dirigido al campo en que se está hablando, por medio de los índices propios de nuestra lengua.   De manera que esa diferencia de las que ya tantas veces nos habréis oído hablar entre ‘campo de que se habla’, es decir, el Mundo, la Realidad, y ‘campo en el que se habla’, esa diferencia es la que evidentemente se traduce en cuanto a esta .....Uno, aparte de ser una cosa, es también ‘yo’, queriendo decir ‘el que está hablando en cada momento’.  Que no es lo mismo.

Bueno.   Pues esto por un lado.  Pero por el otro, sobre la cosa real que uno sea, se opera por así decir desde Arriba (es decir, desde el Reino de los Ideales, que no existen, que no son cosas, pero que están costantemente rigiendo las cosas, rigiendo la Realidad), desde ahí, a través ante todo de este recurso, también específicamente humano, del Nombre Propio; del Nombre Propio, al que nos hemos referido todos los días.  De manera que está claro que esto es otra cosa.  El Nombre Propio (no voy a insistir mucho en ello, porque ha salido en las últimas sesiones), el Nombre Propio quiere decir ‘la singularidad de uno’.  Aquí uno desde luego ya no es uno cualquiera que está hablando, ya no es uno que uno no sabe lo que está haciendo aquí: es uno, único, singular.  Y ser uno único, singular, pues quiere decir ‘ser como Dios’.  Ya hemos insistido en ello, porque Dios es nuestro ejemplo máximo: en Él, el nombre común que se refería  a cosas, se ha convertido en propio, y cualquier Nombre Propio estaba ya destinado a venir a dar en el nombre de Dios, porque la singularidad de uno efectivamente implica, como la singularidad de Dios, implica la Eternidad.    En las últimas sesiones insistimos, para que esto se sienta claro, en que lo inconcebible que es la muerte de uno (que como persona real la tiene asumida, su Futuro, y se traga todo lo que sea, pero que por otra parte le resulta inconcebible), tiene que ver con esta cuestión del Nombre Propio como Dios, porque algo que es singular, que es Él sólo, y nada más que Él, eso está exento ya de cualquier muerte futura, ni de irse muriendo ni nada: es eterno, es decir, el Tiempo Todo.  En la singularidad de uno está incluido el Tiempo Todo, que es lo mismo.  Por eso mi muerte, en cuanto mía, es inconcebible.

De manera que ésta es la otra operación que se ha hecho, y con esto, de momento, el sicograma de uno se va completando, como veis, ¿no?  Es decir, frente a la cosa que uno sea, Cuerpo y alma, etc., y sus relaciones, y al lado de este uso de referencia al campo en que se habla (yo, me), aparte de eso está mi Nombre Propio, de manera que uno es desde luego esa especie de cosa que se llama persona, con su cuerpo y alma y todo lo bendito que se diga, uno es ‘yo’, porque es uno cualquiera que está hablando, y uno es Don Agustín García, o quien Dios mande, que es efectivamente único, y singular, y eterno, en virtud de la aplicación de ese procedimiento.

Pues ésta es la trágica sicografía de uno, pienso que lo bastante desengañada, o despiadada, para que me podáis acompañar con ella un rato. Ahora os dejaré decir lo que sea.    Pero está claro que para esos efectos de intentar hacer algo contra el Poder, algo contra Dios, el Poder que mata las posibilidades abiertas, el Futuro, la condena al Tiempo sabido, al Futuro y demás, para esa guerra, que es la de esta tertulia, o la que debía haber en esta tertulia, desde luego lo que estorba, como ya antes salía a propósito del ejemplo, no es mucho ni la cara de uno, ni su laringe, ni su lengua carnal, ni tampoco estorba mucho el uso de los deícticos que pueda hacer diciendo ‘yo’ de vez en cuando, porque así es como la gente habla: lo que estorba es el Nombre Propio:  es lo primero desde luego contra lo que en esta guerra lógicamente se tiene que ir.  Después habrá que reconocer que todo lo demás le está de alguna manera sometido.  Por ejemplo, una cara, ¿para qué está hecha?: una cara está hecha para que se la pueda fotografiar y ponerse en un Documento Nacional de Identidad, es decir, haciendo de Nombre Propio.  Uno tendrá que reconocer eso: efectivamente, la cara de por sí no tenía por qué estorbar, pero claro, si la cara se ha convertido en un rasgo de personalidad, y es efectivamente un Nombre Propio, o peor que el Nombre Propio, pues claro, ya no.   Hay que empezar atacando esta aparición del uno como único, singular, eterno en su Nombre Propio, para que después puedan liberarse hasta cierto punto los usos lingüísticos pragmáticos, de los deícticos, ‘yo’ y todo eso, y puedan liberarse las carnes, los miembros, las caras, las lenguas de los que hablen, que si no fuera por eso no tendrían que estorbar tanto, ¿no?  

Bueno, pues ésta es la iniciación (porque hoy, con lo que tengamos que hablar ahora un rato, no vamos a tener tiempo para más), la iniciación de esta renovación de la sicografía, o del dibujo de uno que quería presentaros.  Ya sabéis que por un lado puede parecer molesto que no haya aquí una pizarra donde se hubiera podido pintar con mucha facilidad todo lo que os he dicho, pero por otra parte tal vez hay que alegrarse de que no haya una pizarra, y que se haya seguido lo bastante.  Esto que me ha venido ahora es en una gran medida resumen o recogida de cosas que han salido en tertulias a lo largo de varios años.   Muchos de los que habéis seguido lo habrán reconocido enseguida.  Bueno, pues entonces, aparte de lo que pueda salir otro día, ahora ya os dejo para que respecto a lo dicho vayáis dejando hablar a lo que os quede de pueblo-que-no-existe respecto a todo esto.  También, si es preciso, defendiendo la Fe, pero más bien intentando de momento que esto que os he dicho resuene, parezca que queda, no claro racionalmente, sino eso: resonante respecto a cosas que cualquiera puede o podía sospechar por lo hondo.  Sí.

-Lo que es cierto es que si uno quiere huir del Nombre Propio, lo tiene muy difícil, porque la gente te identifica por la cara, te identifica hasta por los andares, te identifica por la voz, e inmediatamente te atribuye una serie de cualidades, las que sean, e inmediatamente ese nombre ya te condiciona toda tu vida, y si quisieras huir del Nombre Propio, si quisieras huir de ser la tertulia de Don Agustín, o de...., tendrías que retirarte del mundo prácticamente, y tampoco lo lograrías, porque siempre tendrías que acudir alguna vez a un bar a que te prepararan una comida, habría que hablar con alguien, y entonces inmediatamente volvería a salir Fulanito, el Nombre Propio, e inmediatamente te volverían a coger en la rueda.

A-Es muy difícil, Jaime, no hace falta que nos lo cuentes.  Es muy difícil.  Tampoco hace falta esagerar: ¿tu crees que no habrá por ahí por el mundo algún bar donde un forastero que caiga completamente desconocido y hambriento se acerque a la barra y pida de comer, no encontrará que le den algo?  No hay que esagerar, ¿eh?, no hay que esagerar lo de las necesidades.  Efectivamente, y lo normal es eso, pero no hay que llevarlo.....

-Tendrías que ir un día a cada bar de esos.  Como vayas dos veces al mismo te dicen: “¿qué tal?, ¿le gusto a usté ayer la comida?”

A-No hay que llevarlo a la totalidad.  Es lo normal, no hay que llevar a la totalidad las cosas.  Es así, es muy difícil, pero como bien has recordado, no sólo es que esté el Nombre Propio este del tipo ‘Don Agustín García’, sino que está eso: el sometimiento de la cara misma al reconocimiento, y todo eso.  Es muy difícil, pero desde luego, si no fuera muy difícil, ¿por qué coños teníamos que estar aquí doce años debatiéndonos contra la Realidad?  Estar contra la Realidad, es sumamente difícil.  De imposible, nada.   Dejadme un momento a ver si........Sí, por ejemplo: trasladaos un poco a esa cosa tan prostituída, pero bueno, que está ahí, que se llama ‘poesía’:  imaginad una poesía que alguien le llamaría ‘de amor’; bueno, en todo caso, en que se está hablando a ti, donde estoy hablando de ti.  Estáis imaginando ya las cosas que pueden surgir ahí que no sean pedantes, cursis, que no sean sentimientos ya machacados por las Istituciones y convertidos en.......No, la poesía está esplayándose de amor a ti.  Imaginad que ahí se cuela el Nombre Propio del amado o de la amada: ya notáis el estallido de ridículo que en ese momento resulta; cualquiera lo siente.  Bueno, pues ésta es una de las cosas que se me ocurren para mostraros que evidentemente es muy difícil, pero que se intenta por ahí, no solo en esta tertulia, se está intentando, y que algunas posibilidades hay, ¿no?   Notad que en el caso que he puesto, el Nombre Propio ha desaparecido, porque parecía que en cambio ‘tu’, el deíctico de segunda persona, ése podía decirse sin peligro ni ridículo, ¿no?, el que trae consigo la presencia del Nombre Propio, intolerable en esos casos.   

-Entonces el poema ese que dice “tu que no tienes apellido, que no sé si eres pájaro o alcándara”, ¿cómo luego se le dice “tu eres mi Dios, y mis Padres, y mi Patria”?  ¿Por qué se le hace ese regalito un poco tremendo al tu, que no tienes apellidos?

A-Estaba pensando en otra mucho más vulgar, pero esa está bien: “se creen (ellos, la Realidad, se anota en el poema), que tu no eres nada”.  “Se creen que tu no eres nada”, y efectivamente este final del poema, “se creen que tu no eres nada”, revela la manera por la cual el Poder (Padres, Patria, Dios....) matan a ‘tu’ con el Nombre Propio, que efectivamente es ‘nada’; es una nada de eternidad y de singularidad recubierta.   Bueno, más.

-Es que no he terminado.  Que digo que precisamente es curioso, pero cuanto más nos acercamos a ese pueblo, o a las clases populares, o agrícolas, o campesinas, hay más tendencia, no solamente a los Nombres Propios, sino a los motes: nadie se libra del mote, del mote familiar o del mote personal.  Es que te lo ponen enseguida, y eso, aunque te quiten el Nombre Propio, el mote va....

A-Sí, señor, muy difícil, sí, muy difícil.  Hay el nombre de pila, el patronímico, el apodo, el alias que tanto le gusta reconocer a la Policía.......Toda esa carga, y todo eso es contra lo que luchamos al luchar contra el Nombre Propio.

-¿Cómo era lo de Don Antonio Machado que trajo el otro día Antonio, de que no guardes tu nombre hasta el final, y todo eso? , que era muy ocurrente.

A-¿La recuerdas mejor que yo?  “Sorpresas tiene la vida, Guiomar, del Alma y del Cuerpo...”

-“Que no guardes tu nombre hasta el final, y que no puedas serlo”, o algo así.  Estaba muy bien dicho, pero se me ha olvidao.

A-Sí, lástima.  ¿Nadie....?

-¡A ver, Antonio!

A-No, no tiene por qué, tenía que acordarme yo, no sé por qué han pasado unos meses y lo he descuidao.

-“Que nadie se crea que es el nombre que le pusieron”, ¿no?

A-“Que nadie guarde hasta el fin el nombre que le pusieron”.   “Que nadie crea que es uno.....”

-Dice “hasta el final el nombre le pusieron”

A-“Nadie crea que es quien dicen que es, ni que pueda serlo”.  Eso.  ¡Ya está, ya está!  ¡Buf!  “Nadie crea que es quien dicen que es, ni que pueda serlo.  Que nadie guarde hasta el fin el Nombre que le pusieron”.  ¡Buf!  Los fallos de la memoria......Bueno, que no es que sea del todo pertinente al caso, pero bueno, ya que a Isabel le gusta distraernos un poco de vez en cuando, pues......Al pueblo-que-no-existe, precisamente no se puede uno acercar más que por la disolución, por el deshacimiento; por el deshacimiento de las personas costituídas, de manera que lo que se suele llamar popular, se llama popular, pues con mucha transigencia.   No es que sea con tan mala leche como lo dicen los políticos, pero vamos, con demasiada transigencia incluso en esas costumbres de los motes, en esa aparición de los Nombres Propios en las coplas........Ya sabéis que el pueblo, en cuanto vulgo, está tan lleno de personas y de Nombres Propios como los cultos; por desgracia, esto es así.  No podemos esperar () a lo que quedan de pueblos del Antiguo Régimen encontrar grandes diferencias; tal vez maneras menos aplastantes que las que hoy padecemos de Poder y de denominación.  Pero en cambio hay que añadir en disculpa del vulgo, que saca coplas y refranes de esos, que muchas veces acierta a emplear los Nombres Propios al revés de su uso, es decir, que los vuelve justamente de manera que ni se sabe quién es Manolo en el refrán, ni Tiburcio, ni Inés, ni nadie, sino que aquello aparece, en una copla, o en un refrán, casi como una burla del empleo normal del Nombre Propio.  Dicho sea en disculpa de las producciones vulgares, anónimas, que a veces se.......

Entre paréntesis: como no podemos esperar encontrar en poblaciones algo que sea pueblo, pueblo -de-veras-que-no-existe, en cambio sí que se puede aludir a ello, a sus tradiciones, a sus creaciones, con la nota de ‘anónimo’, que viene justamente al caso de lo que aquí estamos diciendo.  En tiempos de las tradiciones de poesía, los romances, las baladas, no los fabricaba nadie, ninguna persona: se fabricaban a fuerza de variaciones y de contradicciones, de manera que resultaba que eso por lo menos tiene de pueblo esto: que no tiene Nombre Propio, anónimo.   Precisamente anónimo, que es lo que venía a cuento de esto.

-Sí, pero que es una paradoja, Agustín, pensar que es anónimo como autor (no creador, porque no hay creación, sino ejecución de las variantes), y sin embargo la masa, o los contenidos de las historias, están basados siempre en nombres.

A-¡Eso!

-El nombre del que mató a fulano, del topónimo del pueblo, de la nosequé........

A-Sí, señora, eso: muchas veces, como he dicho, se convierten o aciertan a convertirse en comunes.  Bueno, pero vamos a dejar de culpar o disculpar al vulgo, porque eso nos va a distraer mucho, y dentro de un momento vamos a caer en la Literatura, de manera que cortando y a otra cosa.  A ver, más ocurrencias por ahí.

-Cuando decimos que las cosas tienen también un lenguaje, como nosotros, un lenguaje que no entendemos, ¿se puede suponer que en ese lenguaje existe algo semejante o análogo a los índices que nosotros tenemos, al yo, al deíctico por una parte, y por otra algo semejante a lo más importante, a este dejarse hablar para llegar a razón común?

A-Bueno, dejemos esto último, que es ya una especulación.  Respecto a lo otro, efectivamente, tanto la Istitución o costumbre de los deícticos como referencia al campo en que se habla, como también la Istitución mortífera de los Nombres Propios, los he presentado como humanos, como si pertenecieran a este tipo de lengua y de manera de ser que es la nuestra de los hombres.  Se podría dudar, se pueden establecer dudas.  Desde luego, acudiendo a las cosas que se dicen más parecidas a nosotros, más cercanas, a los animales, respecto al uso de referencias al campo en que se habla difícilmente podría la observación encontrar algo semejante, que fuera una lengua que estuviera dotada de deícticos, y que distinguiera en sus referencias al que está hablando, yo, de los demás de quien está hablando.   Eso no suena mucho.  La cuestión de los Nombres Propios es un poco más complicada, porque todo el mundo sabe que hay muchos bichos que tienen capacidad de marcar en el ámbito (con una meada o cualquier cosa por el estilo), marcar el sitio suyo, que es de uno, y eso desde luego se parece ya bastante al Nombre Propio.  Aunque desde luego está muy condicionado por la referencia a la localidad, al sitio, pero bueno, podría establecerse un parecido hasta cierto punto sin pensar que los animales que hacen tal cosa están invadidos por el ideal que tengan una muerte futura y concebible porque tienen una singularidad y eternidad como la nuestra, como la que nosotros tenemos.   Esto en todo caso sería un parecido un poco lejano.   

Desde luego, en cuanto a lo otro, cualquier cosa, nosotros entre ellas, no puede menos de contradecirse costantemente consigo misma, porque como ya sabéis (el otro día una vez más lo recordábamos), con lo que nos encontramos es primero con que nos estamos deshaciendo sin cesar.   Cualesquiera cosas, y nosotros entre ellas, sin ninguna diferencia.  Un deshacimiento perpétuo.   Y por otra parte, una lucha, que mana desde luego de la orden del ideal de defenderse contra eso, de que uno, persona humana o cosa, siga siendo, subsista, exista, en el sentido propio.  Es, no la lucha por la vida, sino eso: la lucha por la existencia, la resistencia al deshacimiento.   Y esa contradicción desde luego nos hace hermanos con cualesquiera cosas: por sofisticada que nuestra manera de contradecirnos se haya vuelto, no podemos menos de reconocérsela también a cualesquiera de las otras cosas.  ¿Qué más había por ahí, que si no se va haciendo tarde con esta calor que nos echa?

-La sicografía ésta, que me estaba recordando necesariamente a las sicografías de los sicoanalistas, y parece que viene a coincidir, al menos en parte, con eso de lo incosciente, el Yo, el Superyo, y parece que, al menos como lo plantean los sicoanalistas, el Yo no es una cosa que se dé ahí de por sí, sino que es una especie de costrucción que se va creando, que en el niño en principio eso no está, o no está por lo menos como está en la persona adulta.  No sé si en esto que ha salido ahora también hay que pensar en algo así, que es una costrución que se va creando como hemos dicho a veces a base de comunicarle al niño su Futuro mortal, si eso tiene que ver con una imposición del Nombre Propio sobre algo que está por debajo de lo real, y luego eso cómo se puede relacionar con la Realidad de las cosas.

A-Sí, bueno, algo de eso no.......Empecé por atacar, por lamentar, la falsificación a que el Sicoanálisis ha venido a dar, por el empleo sobre todo del artículo determinante, alemán, inglés o español, el ‘das’, el ‘the’, el ‘I’, el ‘yo’, el ‘ello’, y todo eso.   Eso es lo que hace que en el sicograma freudiano falsificado ni figuren los deíciticos ni figure ninguna referencia al campo en que se habla, que queda fuera, ni figure tampoco con una atención especial el Nombre Propio.  Eso ya muestra hasta qué punto este sicograma del uno que presento desborda completamente.   La falsificación consiste en que el Yo es naturalmente lo que he venido llamando ‘la Personalidad’, el uno al que ().  El Superyo no tiene que ver, no forma parte del uno, sino que es el Imperio del ideal que está rigiendo las cosas, de manera que de allá Arriba viene.  Y en cuanto al Ello, es el peor de todos los errores, porque el Ello convierte el sinfín de las posibilidades que hay en algo ya más o menos costituído, se parece a ‘el infinito’ de los usos de los físicos.   Todo eso, ¿no?  Y por tanto claro, aunque yo he utilizado y he aprendido del uso de los términos ‘incosciente’ y ‘subcosciente’.........Separándolos desde luego con una claridad con que de ordinario no se separan, ¿eh?: llamando subcosciente solamente a aquello que ha sido cosciente y que ha quedado reducido al uso automático.  Lo otro, lo no cosciente es (ello), es decir, eso que alguna vez a los sicoanalistas les he dicho “miren, para incosciente, las secreciones del hígado sobre el intestino, si ustedes quieren”.   Eso es incosciente.  Lo demás son ya cuentos de todo tipo, ¿no?  De manera que sí: lejanamente ispirado, pero desde luego esta grafía, este sicograma del uno desborda mucho, y yo creo que.......corrige eficazmente muchos de los errores, que no es que hayan nacido del Sicoanálisis, sino que se han impuesto a pesar del Sicoanálisis, a pesar del descubrimiento del Sicoanálisis, abarcándolo a él también.  

-Sí, pero lo que me interesaba sobre todo es eso de si la persona es una costrución, un proceso más o menos que se da acompañando al crecimiento del niño y todo eso, y si eso le pasa al resto de las cosas, que tengan una Historia que las costituya como cosas.

A-No sé si te sigo bien.

-A ver, yo lo que no entiendo es que se diga que eso de la cosa, el Cuerpo y el Alma, es lo mismo que las demás cosas, que es una cosa entre las cosas, porque parece que la cosa de los hombres es el resultado de un proceso, de una enseñanza, de la imposición de unos ideales, mientras que en el resto de las cosas yo no veo eso en principio.

A-No, no: en principio lo otro, la referencia al campo en que se habla, ‘yo’, y el Nombre Propio, he dicho que eso no se lo atribuyo a las demás cosas, eso lo he puesto como específicamente humano.  Y en cuanto a lo que me parece que te preocupa, yo creo que lo he dicho también: lo primero, esta intervención del ideal con el Nombre Propio.  Habéis de ir contra eso, porque eso tiene a su vez sometido todo lo que pueda haber de meramente real, de persona real, la cara, que se convierte en un Nombre Propio, y lo que sugieres de cómo una Educación viene a utilizar Cuerpo y Alma juntamente, utilizar tanto las carnes como las laringes, la lengua, como las voluntades y los caprichos de los niños, para fabricar la personalidad.

-Pero es que según eso habría cosas sin intervención de los ideales.  ¿Habría cosas de por sí, y luego los ideales intervendrían?

A-Claro, claro.   Por eso decía que si estuvieran de por sí el Cuerpo, el Alma, la laringe, la lengua....., eso no tenía por qué estorbar mucho para la empresa de que la razón común hablara entre nosotros.  Ya se sabe: estamos en la Realidad, nos hemos encontrado metidos en la Realidad, y con eso tenemos que contar, con que somos esa especie de cosas, y tenemos esos condicionamientos.......Eso, si fuera de por sí, no estorbaría gran cosa; pero no es de por sí, sino que está sometido a eso de la persona bien costituída, del uno que es el que es, y sólo el que es, gracias al Nombre Propio y a los ideales.

Bueno, pues si os parece cortamos, que estoy un poco cansao de sudar entre otras cosas, y entonces si el Señor nos deja creo que hay mucha tela aquí cortada para seguir con todo lo del sicograma este del uno.    Seguimos.