27.08.2014

Tertulia Política número 194 (9 de Septiembre de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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TRANSCRIPCIÓN:

 


Lo primero deseo que entendáis bien cómo es que estos días en especial he estao pidiendo ayuda, sobre todo a aquellos de vosotros que son más o menos asiduos a la tertulia, que me acompañan desde hace tiempo, para ayudarme a darme cuenta hasta qué punto participáis, se participa, lo bastante en la actitud, que es también la mía, y que ahora os voy a recordar, respecto a esta llamada ‘tertulia’. De manera que no os extrañéis que vuelva a haceros como alguna pregunta para asegurarme mejor de con qué gente ando, por así decirlo, y si hay más o menos, no un acuerdo, aquí no se trata de esto, pero una cierta comodidad en cuanto a la actitud con que la tertulia se toma.

Aquí estamos haciendo algo, se trata de hacer, no se trata de decir. No es lo que importa lo que yo diga, en otras sesiones o en esta misma, ahora mismo, lo que yo diga; como no hay ninguna doctrina de la que enterarse, con la que ponerse de acuerdo. Esto conviene quitarlo del medio cuanto antes porque es una lacra que pesa todavía, no digo ya respecto a los nuevos que vienen aquí, sino también con los más asiduos. ‘Estamos haciendo algo’, se entiende: ‘hacer algo que no esté ya hecho’. Hacer algo que no esté ya hecho. Y esto es lo que puede decirse también que es una guerra; una guerra contra el Poder, pero ante todo contra la Fe. Contra la Fe, que es aquello que se puede atacar con palabras, sin tener que recurrir a ningunos medios ni violentos ni de otro tipo; y que, por otra parte, es aquello sin lo cual el Poder no puede hacer nada, si no es por medio de la Fe que, de una manera o de otra, es la que os predican cada día y en la que más o menos seguís, seguimos, todavía creyendo.

De manera que será muy impertinente siempre, cuando se presente aquí cualquier comienzo de tertulia donde parece que se dicen cosas, saltar enseguida a responder a eso como “lo creo”, “no lo creo”, “tú crees eso”,  “yo creo lo otro”, y tratar de reducir a eso a una tertulia que es el sitio donde se habla para pasar el tiempo. Ésta se llama tertulia, seguramente se llamó así por modestia, pero desde luego no tiene que ver nada con esa especie de entrecruce de opiniones, de doctrinas, que es lo que más odioso resulta cuando oigo que algunos de los viejos incluso de la tertulia se lo toman así, y responden a mis peticiones con “pues no es eso lo que yo creo, yo creo tal vez que se podría hacer otra cosa”: discusión literariofilosófica.

Supongo que entendéis bien a qué lacra es a la que estoy aludiendo, es muy pesada, es una impertinencia colocarnos en plan de tertulia de “yo lo creo”, “no lo creo”, “yo lo creo”, “tú lo crees”, “yo creo esto”, “tú crees lo otro”… cuando de lo que se está tratando es de luchar contra la Fe, contra toda Fe, contra todo ‘creo’. De manera que supongo que ahí se nota bien la impertinencia de reducir a eso a eso: a una tertulia, a una tertulia literariofilosófica.

Se está intentando matar la Fe, se ha visto que la Fe es lo que el Poder necesita para seguir haciendo lo que ya está hecho, y esto es un levantamiento de lo que nos queda de pueblo-que-no-existe contra el Poder; y el Poder no puede hacer nada si no es con la Fe; la Fe que no sólo es que esté establecida en algún sitio, sino que está predicada todos los días por los Medios, con la televisión a la cabeza, que cada día nos tienen que informar más y mejor de qué es la Realidad, y de cómo es, y qué explicación tiene. Se está contra toda Fe. De manera que es una impertinencia que frente a eso se hable de lo que “yo creo”, “tú crees”, o “Fulano de Tal creía”, y cosas por el estilo de las que suceden. Espero que no suceda más.

Estamos contra la Fe, sólo quedándonos en la pregunta, que es lo que estos días se proponía: quedarse en la pregunta, es decir, no matar la pregunta con una respuesta, con una explicación de cómo es el Mundo, de cómo funciona, y cosas por el estilo. Sólo quedándose en la pregunta se puede hacer algo que no sea hacer lo que ya está hecho; porque para hacer lo que ya está hecho tenéis la Fe en cualquiera de sus manifestaciones.

No se puede distinguir entre una y otra: cualquier cosa que sirve para que el Poder siga adelante haciendo su Futuro, es un sustituto de Dios. De manera que el mismo papel que hacía y hace todavía lo que hacía Jehová en los desastres del Antiguo Testamento, o lo mismo que hacía Alá en una cualquiera de las Guerras Santas, y que tal vez sigue haciendo, eso lo mismo lo hace cualquier cosa en nombre de la cual se fabrica esto o lo otro, se hace esta guerra o la otra. De manera que si es en nombre de la Humanidad, la Humanidad es Dios; si es en nombre de la paz, la paz es Dios: mentira. Igual si es en nombre del Dinero más o menos disimulado, el Dinero es Dios. De manera que no hay por qué distinguir entre unos y otros objetos de Fe: cualquier objeto de Fe tiene por modelo ése que Jehová y Alá nos presentan de una manera especialmente elocuente y horripilante en los restos de las Escrituras. Cualquier otro está haciendo en definitiva lo mismo.

Ése es el Poder. El Poder sólo puede hacer lo que puede; el Poder hace lo que puede, y lo que puede (el Estado, el Capital y cualquier forma de Poder), lo que puede es seguir haciendo lo que ya está hecho, no puede ninguna otra cosa; cualquier otra cosa sería mortal; mortal para Él. Su poder consiste en eso. El Poder no puede hacer más que sustitutos de lo bueno. El Poder no puede hacer nada bueno, por el contrario (ya hemos visto más de una vez que cualquier forma de Poder, religiosa o no religiosa, económica, de este tipo o del otro, todas son lo mismo), prohíbe lo bueno, y prohíbe más lo más bueno, y prohíbe especialmente lo muy bueno. El Poder no sólo no puede sino que está obligado a vivir de esa prohibición, ‘vivir lo bueno’, conseguir de las mayorías, de sus mayorías de feligreses, la conformidad con el sustituto, el contento con el sustituto.

Por si no os habíais dado cuenta, esto es lo que os están haciendo todos los días, si alguno cree que no, ahora me lo dirá, y me dirá qué motivos tiene para no sentirlo.

Esto es lo que nos están haciendo todos los días: esta admisión del sustituto, y esto es lo que el Poder puede hacer. Esto, en esta especie de culminación de la Historia, que es la época que vivimos ahora, se nota de una manera especial. El Bienestar consiste en una distribución, prácticamente para todo el mundo, es decir, para inmensas mayorías, de bienes que son todos ellos necesariamente sustitutos y que se han establecido justamente en condición de sustitutos. ¿Qué es esa voz que se queda diciendo por lo bajo al disfrutar de algunos de los sustitutos del Bienestar?, se queda diciendo “Pero esto no era aquello”, “Pero no era esto” (lo que se deseaba, lo que se quería, lo que fuera). ¿Qué es esa voz del descontento, esa pregunta, venga de donde venga? Lo que importa es que sólo matando esa pregunta puede el Régimen seguir adelante. Sólo matando a esa pregunta y consiguiendo un contentamiento con la sustitución que sea de la mayoría. Y como en el Régimen Democrático el truco es que ‘la mayoría’ vale por ‘todos’ -¡qué le vamos a hacer!-, es en eso en lo que vivimos, y es eso contra lo que estamos, contra lo que esta llamada tertulia política está, contra eso: atacando por tanto la Fe en cualquiera de sus formas, que es la necesidad primaria del Poder, del Dinero, del Capital, de la Empresa, del individuo personal bien costituido, es decir, como buen hijo de Dios, como buen feligrés de la Sociedad del Bienestar. Ésa es la Fe que no sólo necesita el Capital para seguir funcionando, que la necesita porque el Dinero no es más que Tiempo, y el Tiempo es primariamente Futuro.

Y Futuro es lo que os venden en lugar de vida todos los días; y Futuro es aquello con lo que el Capital trabaja, el Dinero de verdad no es más que Futuro. El Dinero pequeñito que os dan, a lo mejor cada mes o cada día, es cosa de nada, es para un Futurito de enseguida, pero el gran Dinero, el Dinero de los 12 ó 20 ceros de cifras de eso, ése cuenta con un Futuro mucho más largo, y ése os lo venden todos los días los Medios, queriéndoos hacer creer que se pueden echar cuentas del 2027 ó, si hace falta, del 2054, da lo mismo, porque con eso es con lo que se tiene que contar, y es ese Futuro el que os están vendiendo como sustituto de la posible vida que podía haber, de algo bueno que podía haber, algo no mandado.

Bueno, atacar al Régimen por la vía de sus horrores, de sus destrozos tremebundos, de sus matanzas o asesinatos en masa y demás horrores que justamente los Medios del Poder, con la televisión a la cabeza, os muestran todos los días, siempre como referentes a otro Mundo (segundo, tercero, tribus maleducadas de África, mafias o juntas de drogotas: ajenos, pero que os los sirven todo los días), atacar al Régimen por ahí es una equivocación. Es una equivocación y es en eso en lo que más voy a insistir ahora durante un poco.

Lo hacen, se hace, evidentemente encontraréis cantidades, millares de bienintencionados en el seno del Régimen del Bienestar que se dedican justamente a intentar paliar esos errores, organizar ayudas por aquí y por allá, mejorar las condiciones de vida de el corazón de África o de los barrios de Madrid: tratar de paliar, encontrar remedios. Y no sólo eso, entre estos especialmente traidores, que son los que llaman ‘intelectuales’, encontraréis también algunos de vez en cuando que se dedican a declarar que “esto es un infierno”, este Régimen en el que vivimos, a declararlo y mostrarlo precisamente poniendo de relieve esos horrores de los que hablo. Precisamente porque sucede así y evidentemente no sirve para nada sino que sigue consintiendo que las cosas sigan igual, por eso es por lo que os digo que es una equivocación evidente.

Atacar al Régimen por sus horrores especiales y los más llamativos es algo así -si puedo emplear la comparación- como hacer una poda, hacer una poda a un árbol tratando de librarlo de sus ramas secas o podridas. Y ya sabéis que por ese camino lo que se consigue, con la poda, si la poda va bien, es que el árbol se refuerce, se refuerce por el contrario y tira para delante. De manera que este tipo de críticas y de rebeliones contra las que estoy hablando vienen a aparecerse a eso. Por ese camino no se consigue nada, sino que viene a formar parte de los mecanismos por los cuales los horrores del Régimen pueden ser un poco horribles por un lado, para volverse algo más horribles por el otro: cambiar. Cambiar, mejorar parcialmente, localmente, porque todo eso se puede conseguir, y todo eso no sólo no sirve, no va en el sentido del derrocamiento del Poder mismo, sino que por el contrario, le da salud a algo tan podrido como el Régimen, le da una cierta salud y una cierta fuerza.

De manera que ¡fuera! No oiréis en esta tertulia que tiramos mucho por esas vías. Si alguna vez aparecen las guerras, las matanzas, los horrores, los crímenes y todo eso, se presentará solamente como una especie de muestra que tiene que ir más… que tiene que ir más allá: se trata de atacar la Fe, puesto que hemos dicho que sin la Fe el Poder no puede hacer nada de eso, ni guerras (santas o como se las llame, da lo mismo, todas son santas para el Poder), ni guerras, ni empresas de producción de sustitutos, de cosas que nadie ha pedido, pero que nos imponen; nada de todos estos horrores más o menos cotidianos puede hacer el Poder.

Por tanto es en ese sentido como digo que no… (bueno, seguiré usando la comparación), no a la poda. No a la poda sino a las raíces, y las raíces son justamente la Fe. La Fe, y además tenemos la suerte de que el arma contra la Fe es simplemente hablar, es decir, no hablar como un loro repitiendo lo que ya está dicho, sino dejándose hablar, y con eso ya basta; hasta tal punto la lengua no es de nadie, y por tanto se puede escurrir del Poder, que con eso basta para que se contribuya a romper la Fe.

Claro, esto acompañado también de ese descontento sensitivo o sentimental de “Pero esto no era lo que…”. Este descubrimiento sensitivo de la mentira que, en la medida que a uno le queda algo todavía de niño vivo, sigue también presentándose, y que por tanto va, junto con los razonamientos, a la destrucción de los artículos de la Fe; a la denuncia de la mentira. A la denuncia de la mentira que nos rige y que cunde por todas partes.

Esto lo voy diciendo así de las manifestaciones sociales, pero no olvidéis que no distinguimos aquí entre lo público y lo privado, y nos hemos dedicado, entre los fantasmas a los que dirigir los ataques, también a uno mismo. Con uno mismo, igual. Si tratáis de curaros, de lo que sea, no sólo de enfermedades de la piel o los órganos, sino de depresión, de estrés, de semilocuras, de cualesquiera de las lacras que el Régimen trae consigo, podéis tirar, tirad tranquilamente todos los días por el camino de acudir a una Fe u otra; unos podéis acudir, por ejemplo en cuanto a salud, podéis acudir a la Medicina Oficial, porque evidentemente, por imbéciles que sean las proclamaciones que ella misma hace, no por eso va a dejar de tener un cierto tanto por ciento de éxito: la Seguridad Social, en el Régimen del Bienestar, marcha bastante bien.

De manera que ahí podéis de momento curaros de algunas de esas llagas, no hay inconveniente. Y si os gustan más las curanderas, que el otro día conmemorábamos, que quitan las verrugas contándolas, o si os gustan más las sectas más o menos orientales, que hablan de la meditación y de el centrarse en sí mismo o el desparramarse, o practicar el yoga, o el Reiki, o cosas por el estilo; si os gusta más eso, pues también, porque también por imbéciles que sean las proclamaciones, algún éxito consiguen, algo de alguna cosa podéis curaros por esos procedimientos. Podéis incluso curaros de la locura más o menos incipiente o desarrollada acudiendo a unos u otros medios de una u otra Fe, da lo mismo, de la Oficial o de otra. No hay muchas probabilidades de una buena curación ni de que los casos de curación sean todos, ni mucho menos, pero bueno, podéis tirar por ahí.

Podéis hacer lo que os parezca, no voy aquí…, en esta tertulia nadie os va a prohibir que sigáis cayendo en esas prácticas curativas que resultan especialmente odiosas, porque en definitiva son mentira, pero nadie os va a prohibir nada. Aquí no se os prohíbe nada, lo que no desearía es que eso se confundiera con lo que aquí estamos haciendo, porque aquí no estamos haciendo nada que se parezca a eso, porque esto es una guerra justamente contra toda Fe, es una propuesta de quedarse en la pregunta y no matarla con la contestación. Y viene de ahí qué es lo que resulta.

De manera que, por favor, si podéis, los que me acompañáis, distinguir entre las cositas que leáis, o que hagáis, o que practiquéis con respecto a la curación de los males que a cada uno le pueden acusar en un momento, y que no podéis menos de emplearlos con una cierta Fe, no confundáis eso con esto que aquí, ya más de 11 años, miércoles tras miércoles, estamos haciendo o tratando de hacer, que es: dejar de creer. Dejar de creer, perder la Fe, que es algo que evidentemente resulta muy difícil. Y en la medida en que, como sucedía estos últimos días, se introduce una confusión, pues estáis haciéndole un mal servicio a esta siempre difícil lucha por perder la Fe, que es la que aquí nos traemos. De manera que esto quería recordaros de momento.

Antes de seguir, creo que voy a dejaros ya que, respecto a lo que habéis oído o cualquier cosa que traigáis de atrás, vayáis soltando lo que os venga a la boca, y que por tanto, pues nos ayude a aclararlo un poco más. De manera que ¡venga!

    - Pues yo iba a decir algo, como a veces pides que contemos lo que nos pasa a nosotros, pues en esto de escuchar o de estar… o sea, que es verdad, suena todo esto muy bien, ¿no?, lo de perder la Fe y todo eso, pero uno se encuentra con que te aparece el miedo, que aparece el miedo con la falta de los sustitutos: pues de repente empiezas a tener a veces insomnios, cosas así que te recuerdan, pues incluso cuando eras pequeño, estos miedos tan tremendos que te entraban. No sé, a mí pasa a veces eso.

    AGC - Al dejar, por ejemplo ¿de…? Dejando ¿qué sustitutos?

    - Pues al…

    AGC - Al dejar ¿qué sustitutos?

    - Pues al empezar a darte cuenta que todos estos son la mentira de la Realidad ¿no?, de que todo está basado en unos sustitutos, pues empiezas a desprenderte de cosas y… pues aparecen miedos; miedos a estar en una especie de abismo, y por la noche se despiertan como si fueran mostruos, porque se hace todo mucho más grande. No sé si les pasa a los demás esto también.

    AGC - Sí, seguro que sí, y además les pasa igual a los creyentes. De manera que no merece…

    - Es que como a veces se habla de lo de la alegría de…

    AGC - …no merece mucho la pena detenerse en ello. No es esos miedos los que nos pueden detener largo tiempo, sino el miedo que tenéis ahora, yo incluido. El miedo que tenemos ahora, que es simplemente el miedo de descubrir la mentira sobre la cual estamos viviendo. Éste es el miedo del que hemos hablao, con el que hay que contar. Es como cuando el otro día hablábamos contra el metro, recordábamos que no hay ninguna medida absoluta: que eso del hombre es un cuento; uno queda entonces suspendido en la falta de medida, y eso es un miedo, no hace falta estar dormido para sentirlo, se siente aquí, y eso es lo que hace la dificultad de esta guerra, por eso es tan difícil. Que efectivamente hay que perder la Fe para no tener miedo, pero para seguir luchando para perder la Fe hay que no tener miedo. De manera que no se sabe qué es lo que va delante y lo que va detrás; se hace lo que se puede: lo que se puede, que siempre es algo, al revés de lo que cree el Poder. El Poder cree que esto que estamos intentando hacer aquí es imposible, que no tiene sentido. Pero, claro, lo cree por la cuenta que le tiene, no hace falta detenerse más en ello. ¿Qué más?

    - Respecto a esto de la relación entre miedo y Fe, pues es que como los que nos hemos criao en aquella definición de Fe que consiste en creer en lo que no se ve, pues los miedos entonces eran creer en lo que no se ve, es decir, en los fantasmas, en las cosas invisibles; pero es que resulta que si ahora la Fe consiste en creer en lo que se ve, resulta que ahora el miedo se multiplica, porque todo es objeto de visión: la televisión, las imágenes, es decir, el mostruo se ha multiplicado porque la Fe… el carácter de la Fe ha tomado esa doble dirección tan tremenda.

    AGC - Bueno, no me extraña mucho. La Ciencia ya sabemos que es la Religión primera en el Régimen del Bienestar, que luego están todas las otras. Ya he dicho que cualesquiera otras Fes son de reducir a la misma, no hay por qué detenerse mucho en eso, sí.  

    - Pero hay que distinguir las dos Fes.

    AGC - Ya he puesto ejemplos de la identidad entre una Fe y otra con respecto a la Medicina: lo mismo da creer en la oficial, que es científica, que creer en la de los magos y los curanderos, da igual. Bueno, no vamos a distraernos con semejantes distingos. Más, por favor. Sí.

    - Pierde el deseo también; perder el deseo, eso…

    AGC - ¿“Perder el deseo”? 

    - El deseo que te entra, que te llevan al otro lado de la frontera, de la depresión, de cierta decadencia, el hombre desde  [Sirand]. Entonces tienes deseo de incidir sobre la Realidad: “tengo deseo de hacer una tesis doctoral”, pues si pierdo el deseo, entonces me quedo en la depresión…

    AGC - Un ejemplo, Javier, un poco tremebundo, porque tener deseo de hacer una tesis doctoral es algo que… Si tú me dices “Tengo deseo de tocarle el culo a esa chica que pasa por la calle”, pues a lo mejor me quedo un poco más parao, pero que dices que tienes deseo de hacer una tesis doctoral, pues la verdad es que no… no acabo de entenderlo…

    - Hay cosas que… hay una gama muy grande de término medio, entre lo de ‘culo’ y la ‘tesis’.

    AGC - …no acabo de entenderlo bien ¿no? Bueno, no cojo muy bien tu lenguaje. Se trata de perder…

    - Pues sí, tiene mucho que ver.

    AGC - …de perder la Fe. Tened en cuenta a este respecto que cualquiera…

    - Pero, si deseo…

    AGC - …yo no he hablao más que de la pregunta del descontento, “Pero esto no era aquello”, de lo que he hablao. Colocaros en ese sitio. Lo que se llaman ‘deseos positivos’ generalmente son, como en el ejemplo, simplemente voluntades, que quieren decir también ideas. Es decir, hay querencias establecidas ya con respecto a una cierta idea. Es muy difícil que una acción de uno esté movida por un deseo no mediado; lo normal es que todos están mediados por una idea, y por tanto se convierten en una voluntad.

    - Sí, pero efectivamente entre ese deseo que es voluntario, es la voluntad, está el otro deseo que es sin nombre, que es el deseo precisamente de algo que falta…

    AGC - Sí, estoy diciendo que es muy difícil…

    - …de la falta. Y esta falta está llena… ¿Puedo terminar?

    AGC - …es muy difícil. Hasta en el ejemplo de tocarle al pasar el culo a esa chica que va por la calle, hasta en eso hay que introducir dudas también. Hasta qué punto se te ha movido la mano sola. Si está movida la mano sola, no hay nada que decir, pero, amigo, es tan difícil llegar a ese desprendimiento…

    - Pero si pierdes la Fe, la Fe en lo que es un culo, lo que es una señora...

    AGC - Ya no: más distingos aristotélicos, no.

    - …Pues se te quitan las ganas.

    AGC - Más.

    - La Fe está relacionada con el deseo, Agustín.  

    AGC - Más. Otras cosas, por favor.

    - …Si pierdes la Fe en el culo y en la señora, y en la calle, pues tampoco.

    AGC - Más: otras cosas, otras cosas. Más.

    - Agustín.

    AGC - Sí.

    - El otro día me pareció que decías que las cosas…

    AGC - Fuerte: no te van a oír bien.

    - No se oye.

    - No, es que estaba pensando que cuando dijiste que las cosas se hacen amigas, unas de otras…

    AGC - No dije eso ¿eh?

    - Bueno, yo… ¿No dijiste que…?

    AGC - Dije que estamos contra Dios, pero que en cambio somos amigos de las cosas.

    - Que somos amigos de las cosas. Bueno, es que no lo entendí, pero hoy me comentaba un compañero de aquí, de la tertulia, que era muy creyente yo, porque yo no lo veía así, porque en cuanto que las cosas también… muchas cosas son propiedades… son independientes, lo que puedes es hacer, es desear esas cosas, pero no hacerte amigo, como algo más indefinido. Entonces, yo ahí…

    AGC - Yo creo que uno se hace amigo de las cosas simplemente cuando no cree en Dios. El otro día… el otro día os lo puse, hace un par de sesiones, con motivo de poetas románticos o eso, que ante las maravillas de lo que ellos llamaban ‘Naturaleza’, es decir, de las cosas más o menos desmandadas, se preguntaban “Ante esto, ¿quién no cree en Dios?”, y convertían toda esa Naturaleza y esas maravillas en Dios, en un objeto de Fe. En ese sentido digo: que nada más que se pierde la Fe en Dios, entonces se vuelve uno amigo de las cosas. De las cosas que son [] de todas clases hay efectivamente hasta declaraciones a la Hacienda Pública, eso es una cosa. Comprendéis que qué amor le vas tú a tener a una declaración personal a la Hacienda Pública de un sitio, y qué amor le vas a tener al Presidente de tal o cual República ¿no? Pero las cosas son incontables, innumerables; ‘se hace uno amigo de las cosas’ aquí simplemente está dejando de lado todas aquéllas que son representantes de Dios, se van quedando fuera solas, todas ellas representantes del Poder. Más.

    - A mí. A mí lo que más miedo me da es ver la cantidad de Fe que hay y lo arraigada que lo tiene la gente, y cómo por ver a cualquiera son capaces de pasar las mayores penalidades por ver a un ídolo de estos; por ver… y cómo se tragan las mayores tonterías que anuncian todos los días; y mueven millones y millones de personas por la mayor chorrada que, si te pones a pensar un poco, no hay forma de creérselo. A mí es eso lo que más me aterroriza, el ver cómo esa Fe...

    AGC - Sí, sí. Eso también. Ya sabéis, [], Dios se manifiesta también a través de sus santos, con la Virgen a la cabeza, en el viejo Régimen. Y lo que ahora te aterroriza tanto, si lo trasladaras a lo que nos cuentan, y que todavía pervive, de las peregrinaciones, tormentos y cualesquiera otras especies de llagas padecidas para alcanzar a tocar el borde del manto de un santo o de una virgen, no te extrañaría nada porque es lo mismo.

    - O un cantante, simplemente.

    AGC - Es lo mismo. Es el mismo fenómeno, aterrador. Efectivamente, y si a lo mejor esto del Poder de Dios, así, de repente y abstracto, no os llega bien, pues os puede llegar a través de eso, a través de las adoraciones millonarias de los ídolos del pop o del cine o de cualquier otro tipo de santos que se presenten. Todo está bien para llegar a percibir hasta qué punto estamos dominados, poseídos (nunca del todo) por la Fe. Más.

    - ¿Qué diferencia de grado habría, o de cualidad, entre tocar la orla de la Virgen del Rocío (de los caminantes estos que van al Rocío y que saltan la valla y todas esas cosas) o tocar el guante de Michael Jackson, este esperpento de ahora, de hace poco, que van miles y miles de gente? ¿Qué diferencia?, habrá alguna cualidad que lo diferencie ¿cuál es?

    AGC - Ninguna que nos interese aquí. Cualquier intento de hacer eso, sería la misma puñetería de introducir distingos aristotélicos. Es uno de los procedimientos que tenía Aristóteles para matar a la razón y producir una Ciencia que fuera objeto de Fe para muchos siglos. De manera que hay que guardarse de eso. 

    - Ha salido la cuestión ésa del… como el pequeño Dinero y el gran Dinero, y como que el pequeño no tenía demasiada importancia, y a mí, primero no sé muy bien dónde distinguir -¿no?- cuál es la cantidad de ceros que hace falta para que se trate del grande o del pequeño. Y luego se ve que la gente, según dónde le toque, puede estar en un sinvivir por muy poco Dinero o por un poco más, por… Que eso a la gente la mata: el tener que pagar las facturas, las hipotecas o lo que les toque en ese momento. Y que eso se lo puede… según la gente que sea, le puede tocar con más o menos poco Dinero ¿no? Desde luego no con una de esas cifras de 12 ó 20 ceros. Entonces, yo no le quitaría a eso importancia, si eso es lo que nos tiene, por ejemplo, matándonos a trabajar -¿no?- para poder… -yo qué sé- tener una casa o algo así.

    AGC - Sí. Yo presentaba la diferencia cuantitativa entre números de ceros para después…

    - Me dice a mí que no hable de cine y…

    AGC - …para después al mismo tiempo borrarla, como lo estás haciendo, porque lo que importaba era que en todos los casos, hasta en el Dinero más pequeño, se trata de Futuro; se trata de Futuro hasta en las perrillas. Hasta en el caso más limpio y más inocente que será el de un vagabundo que te pide una moneda, pues ni siquiera ahí es claro que no te la está pidiendo para algo (los hijos de los burgueses generalmente sospechan enseguida que es para droga, pero es igual), si te lo pide… si te lo pide para un bocadillo, el Futuro está lo mismo ahí también. Y no digamos en un trabajador o un funcionario, que efectivamente cobra o por días o por meses y que está cobrando para su Futuro costantemente. Costantemente para su Futuro. De manera que ahí está, no hay una diferencia de verdad. Yo sacaba la diferencia cuantitativa para que en todo lo Alto se perciba mejor hasta qué punto Dinero no es más que Futuro, es puramente ideal, puramente Futuro. Porque en los bajos niveles tal vez se distingue menos, hay lugar a dudas de si hay o no necesidades inmediatas, mientras que cuando te refieres al Dinero de las Empresas y de los Estados, ahí ya no queda ninguna, ahí no hay detrás del Dinero nada más que Tiempo -nada más que Tiempo-, puramente Tiempo: Futuro.

    - Ese Dinero se llama cosa enemiga ¿no? Podría valer como ejemplo de eso de cosa enemiga, divina, representante de Dios.

    AGC - Pero es cosa también. Uno cuando dice que al dejar de creer en Dios se hace amigo de las cosas, no puede empezar haciendo distinciones.

    - Pero ¿qué queda? Si uno dejara de creer ¿qué quedaría en el Dinero de lo que se podría ser amigo?, parece que no queda.

    AGC - Pero hay que esperar a que se desinfle. Porque si no, si empiezas por desinflar tú el Dinero o separarlo de las otras, estás haciendo lo que he dicho de podar en lugar de ir a las raíces. Simplemente hay que matar la Fe…

    - Hasta en la moneda más pequeña está la cara del César.

    AGC - …matar la Fe en uno, dejarse llevarlo por lo que en uno queda de común, de cualquiera, y luego, pues pasará lo que pase. A medida que esa pérdida de Fe cunda o no cunda el Dinero dejará de valer. Una cosa que se ve bien clara con respecto a la vida privada, en esto o en cualquier otra cosa, como en la salud: que no puede uno empezar por dictarse normas; no puede uno intentar curar sus llagas (que después de todo son una regla, un efecto de la regla que el Poder impone), curarlas por medio de reglas, normas; normas de fisioterapia, de medicina, de moral, de abstinencia, por ejemplo, “yo ya no hago esa oposición”, “ya no cobro el sueldo del mes que viene”, “ya no…”, reglas: no puede, no vale; no vale, eso es tratar de combatir la ley con la ley y las reglas con las reglas: eso no vale. Hay que perder la Fe lo más que se pueda. Creo que ya alguna vez os lo he dicho: en lugar de recomendaciones morales por ejemplo, todo lo que cabe es ir viendo estas cosas que aquí estamos diciendo, tan claras, que de verdad le hieran en el corazón. Entonces, si alguna vez uno ante un billete de Banca o más bien ante un anillo de desposada o cualquier cosa así, siente una repugnancia tal, siente un asco lo bastante profundo, que le ha venido seguramente del descubrimiento de la mentira, pero que se le ha convertido en un asco sensitivo, material, entonces ya no va a coger el anillo, ni el billete, ni va a sacar la entrada para cualquier festival de alguno de los santos que decíamos, pero no porque se lo haya mandado, no porque se haya impuesto una regla, sino porque le ha entrado asco. Le ha entrado asco y entonces naturalmente deja de hacerlo. Y, ya habéis visto, para eso ya no hacen falta reglas ni recomendaciones: se ha hecho solo. Eso es lo más que nos cabe, y en ese sentido, pues hay que tener esa paciencia. Sí.

    - Agustín, por favor, una pregunta: ¿matar la Fe implica inevitablemente matar la esperanza?

    AGC - El Futuro, sí, sí. Aquí solemos hablar a veces de una cosa que es la contra-Fe, que es la confianza, que se puede aclarar enseguida: quiere decir el haber descubierto que el Poder no puede todo, porque la Realidad no es todo lo que hay, y porque el Poder no puede todo y las posibilidades son sin fin. Se descubre esto, que es lo que aquí hemos estao haciendo con bastante claridad. Eso, sin más, esa labor negativa, quiere decir una confianza que consiste justamente en no creérselo, en no tener Fe. Ahora, si esa confianza se refiere al Futuro, se convierte en una esperanza del Futuro… entonces, ya, hemos vuelto a lo mismo.

    - Claro, yo tengo un pequeño temor, y es que si acabo con la esperanza del todo solamente tengo una posibilidad, que es la desesperación.

    AGC - No, no. Nada, nada: descarriao. He hablao… yo he hablao en lugar de esperanza de esa confianza que nace del mero descubrimiento de que era mentira, de la falta de Fe. Si eso lo refieres a Futuro: se acabó, ya estás otra vez debajo del Régimen y con todas las garras, igual te podías afiliar a alguna Religión…

    - Es que me resulta muy complicao quedarme en la pregunta…

    AGC - …Hay que guardarse mucho de que ese descubrimiento y esa confianza -que aquí es lo que decía estamos haciendo- se refiera otra vez a ningún Futuro: no hay Futuro, eso es un invento del Señor.

    - Agustín, respecto a eso que dice él, está bien la continuidad de Don Antonio Machado “El que espera desespera, / dice la voz popular. / ¡Qué verdad tan verdadera!”, y luego añade “mas la verdad es lo que es, / y sigue siendo verdad  / aunque se diga al revés”, es decir ‘quien desespera espera’.

    AGC - Muy bien. Muy bien citado una vez más, siempre viene bien, y ya está…

    - Por una sola vez…

    AGC - …Y ya está, para no distraernos más. Sí.

    - Ha salido lo de las cosas de Dios o cosas enemigas, no sé si otras veces, pero ahora acaba de salir. Yo no entiendo eso de las cosas amigas y las cosas enemigas. Podría entender que las cosas fuesen amigas y enemigas a la vez, pero eso de que haya unas que son amigas y otras que son enemigas suena como, no sé, como que hubiese una moral por ahí debajo luego.

    AGC - Pero eso es lo que he estao diciendo con respecto a las cosas que decían aquí []: uno al perder la Fe (ya sabes que Dios que es cualquier cosa en la que se cree), al dejar de creer en Dios, inmediatamente se vuelve amigo de las cosas, sin distinción. Y he estao corrigiendo eso, en principio, sin distinción: cualesquiera. Sólo a partir de esa pérdida de Fe se verá lo que pasa con el Dinero, con las presidencias de los Estados y con todas esas cosas que están especialmente incluidas de Fe en Dios. Pero por lo pronto lo que importa es esta contraposición: con la pérdida de Fe nace sin más un cierto amor, un cierto amor por las cosas. Sí.

    - Sin embargo, por aquí -vamos- sin haber perdido la Fe, también se siente, se siente a veces, ¿no?, se puede sentir esa especie de fascinación sin juicio ninguno, hasta por las cosas que en otro momento las ves de lo más irritantes y asquerosas ¿no?, pero hay veces que las ves como algo, pues fascinante, sin ese… Y ahí, claro, aquí estamos en una tertulia política, entonces no lo sé, porque cuando uno se coloca ahí…

    AGC - No podemos empezar haciendo nosotros distinciones. Hemos sacao aquí justamente algunas de las cosas llamadas artificiales, recordáis unas cuantas tertulias en que nos dedicamos a las maravillas de la Informática, incluso la del procedimiento adoptado por los móviles, o por lo menos por Vodafone, del Dicta, es decir, de la conversión de lengua hablada en escritura. Hemos sacado muchas cosas de ésas; hemos sacado también ecuaciones y descubrimientos de físicos, no porque creamos en ello, sino porque son cosas, han salido, son cosas de las que se habla. No se puede empezar por hacer ninguna distinción: uno contra sí mismo, contra el Poder que está en sí mismo, no puede hacer más que perder la Fe. Lo que de ahí resulte no puede uno decidirlo de antemano por una especie de crítica selectiva.

    - Tal vez los que van a esos conciertos, los que hacen meditación y yoga, van a esos sitios para perder su Fe. Nosotros aquí, a esta tertulia, llevamos mucho tiempo viniendo tratando de perder la Fe en todo lo demás menos en esta tertulia ¿no?

    AGC - Pues si vas y vuelves a alguno de esos sitios y le dices “Bueno, yo aquí a lo que vengo es a perder la Fe”, ya verás cómo te reciben.

    - Se podría…

    AGC - Ya verás cómo te reciben. Tendrías que traducírselo inmediatamente a su jerga, y si no, no te lo admiten.

    - No. Pero se podría decir que aquí hay unas reglas y que…

    AGC - No: aquí, nada. Aquí no se compara con nada.

    - Pero hay que hablar desde lo que queda de pueblo…

    AGC - Aquí no se compara con nada.

    - …desde lo que se llama sentido común…

    AGC - Aquí no se compara con nada.

    - …verdad y pueblo ¿no? Esas son las normas.

    AGC - Aquí no se compara con nada. Me delimito a atacar los otros. Si vas a algunos y les dices eso, verás lo que pasa si no te molestas en traducirlo a su jerga. Aquí, en cambio, puedes decir lo que te salga, como se demuestra.

    - ¡Menos yo! ¡Menos yo! Yo no puedo decir lo que me sale…  

    AGC - Ahí hay algunos que dicen impertinencias y nos las tragamos una tras otra.

    - …Yo sólo lo que es políticamente incorrecto.

    AGC - Aquí nos tragamos todo lo que sea. Tratamos de seguir luchando contra esos obstáculos, porque se trata de esa lucha constante por perder Fe.

    - Lo que pasa que, claro, uno no va a ver al cantante a perder la Fe, pero sí puede ocurrir que el cantante desentone o le pase cualquier cosa y realmente pierda alguno la Fe. Será más eficaz que poner empeño en perder la Fe de verdad.

    AGC - Sí. Las cosas, los sustitutos que el  Régimen vende están de por sí tan mal hechos que, con gran frecuencia, ayudan. Eso hay que reconocerlo. [Están tan mal hechos que] con frecuencia ayudan, pero no hay que fiarse porque otras veces funcionan. ¡Qué le vamos a hacer! Desde luego es algo intolerable que por necesidad del movimiento del Capital, de repente,  dentro de un mes o no sé cuándo, ya no pueda haber bombillas de Edison, sino que tengamos que tener la luz de consumo económico retardado, una estupidez. Eso no lo ha pedido nadie en ninguna parte, como ninguna cosa, pero de repente te viene, y te viene como una orden en que el Capital y el Estado acompañan. Pues ahí está, ahí tenéis un ejemplo. De manera que sí, las cosas se ponen con frecuencia… fallan; los ordenadores fallan con relativa frecuencia; muchas veces las expediciones de billetes son mucho más lentas que cuando regía el procedimiento manual, pero no basta con eso, es preciso lo que antes os proponía: que, a fuerza de descubrir la mentira de lo que nos venden, se desarrolle en uno un cierto asco espontáneo. Y entonces, ya, ni toca la cosa, ni hace lo que está mandado. Hay que esperar a que eso se produzca.
    
    - Con respecto a esto del asco, verdaderamente tuve un ataque de repugnancia y fue contra el Real Madrid, pero total, contra el Real Madrid y las estrellas y los Dineros y todo eso, pero hasta tal punto que es algo inevitable que cuando oigo, y sobre todo cuando veo en la televisión el que aparece, automáticamente me doy la vuelta: es repugnancia total. Que es de las pocas cosas que lo he sentido así.

    AGC - Bueno, pero, si en cambio…

    - Clara, y con el Atleti ¿qué te pasa?, ¿eh?

    AGC - …si en cambio con el Futbol Club Barcelona no te pasa nada de eso…

    - Pues también. Ya, de ida, pues con todos, menos con el Atleti.

    AGC - Sí. Por esos procedimientos es por lo que se deja de comprar una entrada para un sitio, de hacer algo de lo que estaba mandado.

    - Sí.
    
    - Perdona, Agustín.

    - Perdón.

    - Sí, [] una pregunta.

    AGC - No sé muy bien.

    - Él. Él. Él.

    - Me gustaría que explicaras, porque no tengo muy claro, que has dicho que para atacar el Poder tenemos las palabras. Pero las palabras…

    AGC - ¿Para qué?

    - Para atacar el Poder, que lo podemos hacer mediante las palabras. Pero las palabras son también Poder, son un método que utiliza el Poder.

    AGC - No.

    - No sé si distingues diversos usos de las palabras o…

    AGC - Sí, sí. Sí, puede que haya alguno que también tenga esa duda, de manera que, gracias. No, no, ya sabéis que la lengua de por sí no es de nadie: buena rabia le da al Estado y al Capital tenerlo que reconocer, pero la lengua de por sí, incluso, no la lengua así común que no pertenece a la Realidad, sino la lengua manifestada como uno cualquiera de los idiomas -como éste mismo en que estamos hablando- no es de nadie, no pertenece a nadie, es gratuita, se le da a cualquiera sin ninguna distinción, falla a todas las reglas del Capital y del Estado, la lengua, la lengua de por si. De manera que eso a lo que te refieres como ‘lengua’ no son más que los modos de retórica, de tergiversación de vocabulario que, efectivamente los Medios, la Iglesia en otros tiempos, hoy los otros usan, eso no es la lengua, eso es justamente una falsificación de la lengua. La única lengua de verdad es la no escrita, la lengua hablada, la que no sabemos desde cuándo se está hablando en este mundo. La lengua escrita, la lengua culta, la lengua de los Medios, de la retórica oficial, es un lenguaje. Es una confusión en que tristemente caían también las feministas que cuando atacaban al lenguaje y decían que era machista es porque no se les había ocurrido distinguir entre lo que es la lengua viva de verdad y lo que es el vocabulario, algunas zonas de vocabulario, algunos usos retóricos más o menos, que es a lo que el Poder puede llegar. El Poder en esos manejos está apoyado por la Academia -ya sabéis ¿eh?-. Está apoyado por la Academia, todo eso es la falsificación de la lengua, la confusión entre la lengua viva que se escapa por todas partes y los lenguajes al servicio del Poder, que efectivamente lo están; lo están y mucho: todos los días los Medios os están predicando en esa jerga la verdad de la Realidad: la gran mentira []. Espero que eso se distinga bien, si no, algún otro día tendremos todavía que volver sobre ello. Sí.

    - Sí, Agustín. Entonces, si he entendido bien, que no lo sé, la conclusión final sería que el Poder se sustenta…

    - La voz, la voz.

    - …que el Poder se sustenta fundamentalmente en una de las virtudes teologales: la Fe.

    AGC - Sí. Sin Fe no puede hacer nada.

    - O sea, el Poder está sujeto ahí -digamos- o anclado ahí.

    AGC - Bueno, no es la manera: no puede hacer nada.

    - No, para mí esto es un poco raro. Yo pensaba que tenía más columnas…

    AGC - No puede hacer nada. Para que el Poder haga lo que hace, que es hacer lo que está hecho, necesita Fe; sin Fe no puede hacer nada. No hay ningún movimiento de Capital que podáis imaginar, no hay ninguna aspiración política, ni luchas de partidos, ni toma de Presidencias, no hay absolutamente ninguna cosa de los movimientos que costituyen las guerras de la Realidad y todo eso, que se pueda hacer sin Fe, sin creer. Ya veis, hasta en el nivel inferior, en cualquier escuela de Marketing, lo primero que te predican es “Fe en la empresa”, por supuesto, “Fe en el Dinero”, por supuesto, “Fe en el Futuro” por tanto, pero sobre todo “Fe en ti mismo”; se le dice al ejecutivo en ciernes “Fe en ti mismo”. De manera que está bien claro la función, y por eso cualquier otro medio de atacar es una distracción, una mera poda, y el único ataque que tiene sentido es éste: a la raíz.

    - Felipe tenía la palabra.

    - No, lo que has dicho antes de que la muestra de los horrores no es un verdadero ataque contra el Poder. Bueno, no sé, por supuesto dejando de lao esos horrores que nos muestran en la televisión o en los periódicos, pero, no sé, parece como que hay una denuncia de los horrores que hay por debajo, que está haciendo gente así, de una manera muy modesta, y bueno, sin demasiada repercusión, y a lo mejor es mejor que sea así incluso, y que lo hace de una manera muy frontal, muy desnuda, muy descarnada, y que el Poder obstaculiza ese tipo de denuncias en la medida en que puede, con lo cual, si es tan incómodo para el Poder, debe ser por algo. Lo que quiero decir con esto es que no todas las muestras de horrores pueden ser tan… -digamos- como una especie de poda de ese árbol que has dicho, sino que hay algunas que parece que sí que son verdaderamente incómodas para el Poder.

    AGC - Bueno, está bien que hagas esa defensa. Tengo naturalmente que intentar desvirtuarla en medida que se puede. En primer lugar, que al Estado y al Capital les parezcan tan mal, como dices, no lo veo; tiene que ser algún caso de [denuncia] muy extravagante, y que le parezca mal sobre todo y no encuentre apoyo por lo extravagante, porque por lo demás, cualquier ONG, cualquier Asociación, está bastante bien vista, encuentra apoyo del Capital, y desde luego tenemos ahí el ejemplo de que los Bancos mismos nos ofrecen todos los días maneras de contribuir a alguna de esas acciones contra algunos de los horrores. Esto es lo primero, pero en general, respecto a esas cosas, yo no digo que esté mal, ¿cómo voy a decir yo que está mal?, sería introducir aquí lo que no he dicho, es una prohibición. Tengo que decir lo mismo que he dicho antes respecto al cuidado de la salud de uno mismo: está bien, acude a las curanderas si te gustan más que los médicos; acude a los médicos si te gustan más que las curanderas, a lo mejor tienes un cierto éxito, te puedes hacer un poco bien; acude a la más limpia de las Asociaciones y la más directa, a lo mejor consigues en efecto paliar un poco del hambre de alguna que otra tribu del corazón de África, puedes conseguirlo. No olvides que bajo el antiguo Régimen también los Jesuitas y las monjas conseguían algo de esto en muchos sitios (no nos pensemos que esto es propio del Régimen laico), también tenían sus éxitos. De manera, claro: cualquier cosa de ésas, si te llama, puede que hagas algo bien. Lo que importa es que no confundas eso con lo que aquí estamos haciendo (lo mismo que decía en el caso de la salud de uno): que no se confunda eso con lo que aquí estamos haciendo. Eso, después de todo, aunque haga algún bien, va a tener la condición de ‘poda’ que he dicho, no puede por menos: porque no has atacao; no has atacao la raíz, y el Poder seguirá desarrollando, curándose de esos pequeños desperfectos que le hayas hecho, seguirá curándose y desarrollándose más potente. [] Así es, y esto no tiene por qué desanimarle a uno: hay gente que se dedica a curarse por Medicina, y los hay efectivamente que se pueden hacer misioneros todavía al estilo antiguo, aunque sea laico, y conseguir hacer algún bien acá o allá, ¿por qué no?, a nadie hay que quitarle eso, lo que importa es no hacerse ilusiones. No hacerse ilusiones, saber bien qué es lo que se está haciendo y hasta dónde llega, y nada más.

    - Sí, efectivamente sí hay un servicio que alienta al Poder, que sostiene el Poder, que es lo de dar este Mundo Primero, que tenemos nosotros, del Régimen, como el lugar donde no sucede lo mostruoso, donde estamos a salvo de eso, y por lo tanto la poda consiste en que nos tranquiliza, y nos dice “Ah, lo malo sucede en otra parte”…

    - No: eso con Yugoslavia ya… ni aún eso.

    - …Pero lo que está claro que también hay un sentimiento de injusticia muy por debajo de todo eso, que tú no puedes paralizar de entrada en función de estarte pensando si eso va o no secundariamente a podar al Poder…

    AGC - Deja, deja. Deja el sermón.

    - …porque entonces…

    AGC - Deja el sermón.

    - …ninguna… Mira, déjame que termine…

    AGC - Deja la justicia. Déjame la justicia ahora. Déjame en paz.

    - …Un niño muy pequeño, cualquier cosa que ve, una situación…

    AGC - ¿Por qué tienes que estorbar tanto, Isabel?

    - Porque estoy hablando.

    AGC - ¿Por qué tienes que estorbar tanto?

    - Porque estoy hablando…

    AGC - Distrayendo. ¿Por qué tienes que estar…?

    - …Es que lo que no se puede es, por el efecto secundario, ¿eh?, quedarte en la más absoluta de las parálisis. No puede ser tampoco.

    AGC - ¿Por qué?, ¿por qué distraernos tanto? Respecto a esto de que no se puede hacer nada de verdad contra el Poder más que atacando a la Fe, eso debe quedar claro. Las demás cosas deben tomarse aparte ¿no?, efectivamente uno puede tener hasta sentimientos muy… lo mismo que puede tener uno un sentimiento muy poderoso que le lleva hacia tener que tomar una droga u otra, puede tener un sentimiento de la justicia que le lleva a lanzarse de misionero, y está bien, a lo mejor…

    - Pero que no tiene que ver con las misiones, hombre.

    AGC - …A lo mejor hace algún bien…

    - Es muchísimo más directo…

    AGC - …Hasta incluso…

    - … y no hay que ir al otro mundo de ninguna misión.

    AGC - …Hasta incluso, no hay por qué decirlo, cuando un Banco te pide Dinero para sostener una leprosería en Indonesia, ese Dinero está llegando, y efectivamente, seguramente está llegando y haciendo bien a algunos leprosos, ¿qué tiene eso que ver?, lo importante es no hacerse ilusiones, todo lo demás es secundario. Lo importante es no hacerse ilusiones con respecto a eso, si no, estamos cayendo en las mismas. Sí.

    - Pero estamos en la pregunta…

    - Pero es que lo que tampoco se puede decir es que la única manera de atacar la Fe sea  la de la tertulia.

    AGC - No.

    - O sea, la de la tertulia es, pero no sólo en el ámbito tertuliano -digamos, ¿no?, de las ocho y media de los miércoles-, que eso se puede dar fuera. Y se da.

    AGC - No: la única manera es, no la de la tertulia en concreto, sino la que en la tertulia trata de usarse y que se ha usado en muchos sitios y se sigue usando, que es esas dos cosas, primero: lo que nos queda de pueblo o más bien de niño, que sigue reconociendo la llaga, el descontento, decir “Esto no era aquello; esto es mentira”, y eso se da donde se dé. Y acompañado con eso, pues esto: la lengua, la lengua libre que nadie puede sujetar, la razón libre, que efectivamente descubre también la mentira de todo lo que nos cuentan. Eso, donde se dé, donde se haya dado. Pero evidentemente no se da ni la mayor parte de los ratos, ni en la mayor parte del Mundo, pero evidentemente se da. El caso de esta tertulia no es único, sin duda: se puede dar en cualquier… Vamos, es un poco único porque llevamos más de 11 años haciendo esto y eso…

    - Tú que estás contra el Tiempo, siempre estás contabilizando.

    AGC - …y eso seguramente no ha sucedido en ninguna parte del mundo, lo cual puede tener una cierta gracia. Pero desde luego no se trata más de que el método que hemos aprendido de cualquiera que sufre y que lo siente, por un lado, y que hemos aprendido hasta por lecturas de los pocos sabios que en el mundo han sido, y que de vez en cuando han venido a hacer descubrimientos respecto a la mentira de esto ¿no?

    - Sí, Agustín.

    AGC - Sí, perdón, que ya he perdido un poco… Sí

    - Yo si sigo teniendo animadversión hacia alguna cosa en concreto…

    AGC - Perdón, perdón: es que había a varias bandas. Ahora va. Ahora va.

    - …para mí significa que sigue habiendo algo de Fe, que sigo teniendo Fe en algo…

    AGC - Claro, nunca… nunca se acaba.

    - …Si yo rechazo algo, a mí me produce asco, me produce lo que sea, ¿no?, cualquier cosa, no voy a decir qué, ése ha dicho lo del Real Madrid, el otro puede decir, pues yo qué sé, aquella persona, cualquier cosa de las que haya…

    - El Gobierno.

    - …Me da lo mismo, es indiferente. Entonces, pregunto ¿hay algo ahí de Fe?...

    AGC - ¿En qué?

    - …¿no hay algo de …?

    AGC - ¿En qué? ¿En qué?

    - En eso: estoy esperando algo, y entonces esa animadversión implica que hay un rechazo, hay algo que…

    AGC - No, no. No, no: la animadversión no requiere ninguna Fe. Para…

    - O, si no, sería una indiferencia. Es una pregunta.

    AGC - Para odiar la mentira no hace falta tener ninguna verdad. Lo hemos dicho muchas veces y, como os engañarán una y otra vez por ese camino, conviene recordarlo. Para odiar a la mentira no hace falta ninguna verdad.

    - El asco implica Fe de alguna manera.

    AGC - No hace falta ninguna verdad. Sí, ahora.

    - [] yo muchas veces sí que me veo que soy descontentadiza, pero no sé si ese sentir de descontentadiza es que una… no hay manera, o que ciertamente, pues se hace algo, bien un viaje, bien una compra, pues dices “No, no: esto no es lo que yo quería”, esa sensación de estar en descontento. Pero que eso también es un poco amargo ¿no?, esa cosa.

    AGC - Vamos, sobre todo que no distingues, y yo tampoco; yo tampoco distingo en las cosas que me suceden, cuándo se trata de un verdadero rechazo que viene de lo hondo o se trata de una inconveniencia, que a mí me viene mejor una marca de producto que otra marca, y cosas por el estilo: no hay un límite. Yo no puedo de antemano distinguir. Sí

    - Con respecto a lo que han dicho por ahí, ¿no sería diferente lo de…? O sea, sentir que la mentira de… sentir la mentira, ¿no sería diferente a rechazar algo, a odiar algo?, porque odiar algo implicaría saber lo que es ese algo, lo que es esa cosa; rechazar a una persona o sentir asco por una persona quiere decir que tú sabes, conoces a esa persona…

    AGC - Claro, claro. Que la Realidad está he-…

    - …Sin embargo sentir la mentira es otra cosa.

    AGC - …la Realidad está hecha conocimiento. Todo aquello que te viene a despertar odio es una mentira costituida precisamente porque te la han vendido como una verdad, está ya dicha. Está ya dicha. El odio no se refiere a ningún sinfín, se refiere a la mentira real, a la costitución real de las cosas.

    - Agustín.

    AGC - Sí.

    - Según esto tal vez los que pasan hambre estén más cerca de descubrir la mentira, vamos, más lejos de la Fe que nosotros incluso.

    AGC - No vale mucho. No vale mucho y se ha probado muchas veces. Se ha probado muchas veces, incluso ha habido formas de accésit que van en ese sentido, ¿es un hambriento o es uno harto, o hasta indigesto, el que está más cerca de cogerle asco a la Realidad?: no se sabe. No hay ningún condicionamiento fijo, se han probado todo tipo de formas de accésit, incluso entre los maestros indios, y daban de las más contrarias en ese sentido. No, por desgracia, el hambre no tiene una virtud especial, no, y el padecimiento de la miseria extrema tampoco; es decir, que no tiene más probabilidades un súbdito de uno de esos horribles Estados negros del corazón de África sometido hasta lo más bajo, no tiene más probabilidades, por desgracia, que cualquiera de vosotros, súbditos del Bienestar: no tiene más probabilidades, depende de tal cantidad de factores el que eso se produzca o no, que no se pueden echar cuentas [].

    - Agustín, ¿puedo hacer una pregunta?

    AGC - Sí.

    - Si perdemos la Fe ¿qué nos puede pasar?

    - []

    - Algo pasará.

    AGC - La amenaza del Poder está claro: si pierdes la Fe…

    - Prueba, prueba: a ver qué te pasa.

    - Adelgazas.

    AGC - …te pierdes, te quedas sin porvenir. Tú fíjate bien que el Estado tiene respuesta a eso, yo no, pero el Estado y el Capital sí, tienen respuesta. Así que fíjate en ella.

    - No, que a propósito de esto de los altruismos si de verdad nacen de un sentimiento vivo y directo del corazón, o si bien orquestado desde Arriba. Quería aportar una anécdota de mi hija donde además entra en el juego la compasión y el odio, o por lo menos un cierto deseo justiciero: resulta que le debieron… llegó un día a casa diciendo que quería escribir a su primo, que vive en Brasil, una carta para que evitaran la tala de árboles en el Amazonas. Digo  “Pero, bueno, y esto ¿de dónde te ha salido, Lucía?”, dice “No, es que en el colegio nos han contado…” (yo no sé si ya con documental televisivo incorporado) pues los desastres que estaban produciendo allí con la tala de árboles indiscriminada, etc. En fin, que venía concienciada, y no se le ocurrió otra cosa que responsabilizar, o por lo menos cargar con parte del papel, pues a su pobre primo para que hablara con quien tuviera que hablar para ayudar allí a…

    AGC - Muy lógico. Y, ya sabéis, que hasta…

    - Sí, porque está orquestado desde Arriba.

    AGC - …hasta esa carta, si se hubiera llegado a escribirse a lo mejor podría haber tenido algún efecto en la tala de árboles. No se trata del éxito que eso pueda tener, se trata de no confundir eso con el descubrimiento de la mentira. Se trata de no ilusiones. Bueno, se ha hecho muy tarde, si nos deja el Señor, dentro de siete días volveremos a vernos las caras.