27.08.2014

Tertulia Política número 195 (16 de Septiembre de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • La regulación de la conducta humana por normas o istrucciones, estatales o privadas.
  • La Realidad como Información.
  • Repercusión de la Información en la Ciencia, o reflejo de la necesidad de la fe en los ámbitos teológicos.

 

TRANSCRIPCIÓN:

 


Voy a seguir pidiéndoos alguna ayuda en este intento de que por lo menos muchos de vosotros, sobre todo los que me acompañan más asiduamente, no se hagan ideas respecto a qué es lo que en esta tertulia política se hace, que entiendan que se está haciendo, y que no se trata de Doctrinas, ideas que trasmitir, cosas que aprender.  No de lo que aquí se pueda decir, sino de lo que aquí se está haciendo.  Haciendo, en la medida que nos es dado hacer algo que no sea hacer lo que está hecho, que es justamente lo que está mandado que se haga.  En ese sentido es esto una tertulia política.

Siguiendo con el hilo del último día, insisto con vosotros lo primero en que con istruciones, normas que se dicten, no se puede hacer nada bueno; nada nuevo, nada bueno.  Las istrucciones no sirven para nada.  Son justamente el procedimiento que el Poder emplea, y por tanto, está claro, el que aquí no puede emplearse.  Dar istrucciones implica, pues una especie de seguridad en que efectivamente las Leyes se pueden cumplir, que se puede dictar la Ley, y entonces en la conducta, pues se cumple o no se cumple.  Esto es, como ya entendéis conmigo enseguida, una estupidez, pero es una estupidez reinante.  El Poder tiene esta especie de seguridad en que se pueden efectivamente dar Leyes, dar istrucciones, dar normas de conducta a las gentes, y que entonces las gentes van a obedecer, o desobedecer, pero en todo caso que las istrucciones pueden pasar a cumplimiento.  Esto no tiene sentido.

Y es importante que, como ya el otro día hacíamos ver, se entienda bien que esto que digo lo mismo rige para el Estado que para uno, es decir, sin ninguna distinción en las cuestiones de la vida llamada pública o de la llamada ‘privada’.  Lo mismo vale: con istrucciones, normas, higiénicas, gimnásticas, decisiones de perder peso, de ir local del Fitness y todo eso......, con eso no se puede nunca hacer nada bueno, en el Régimen de uno, en el Régimen más inmediato, referido a eso: a la salud, al comportamiento y la forma de uno en la vida privada.  Y quien dice esto de la gimnasia o la higiene, pues puede trasmitirlo a lo demás: propósitos de enmienda, arrepentimientos y decisiones para que el próximo año no haga lo mismo que el pasado, promesas matrimoniales, promesas de Amor Eterno......Todo eso son istrucciones, y nunca se cumplen, nunca valen para nada bueno.  Pero fijaos bien que tanto aquí como en las Leyes públicas y las Istituciones del Estado, esto, que no puede servir para nada bueno, sin embargo lo que hace es distraer mucho.  Distrae mucho.  Ocupa, distrae.  Es justamente para eso para lo que están, y distrae justamente de cosas como las que aquí intentamos hacer en contra del Poder, es decir, por el derrocamiento de la fe, sin la cual el Poder no puede dar un paso.

Lo mismo en el ámbito estatal o público en general: efectivamente, no sólo es que se sigan dictando leyes para que se cumplan, para que la gente las cumpla, sino que cada vez tienen que dictarse más, y la proliferación legislativa es uno de los fenómenos que a cualquiera de vosotros se os alcanza sin darle más vueltas, recordando su esperiencia: cada vez las leyes tienen que desarrollar más decretos, subdecretos, istrucciones, que desmenucen o espliquen el contenido de la Ley, y todo eso para que se cumpla, para que en la vida cotidiana se cumpla.  De manera que es una necesidad.  Para los que aquí estamos contra el Poder, desde luego el ver cómo las leyes no pueden menos de aumentar en número y de desmenuzarse en menudencias cada vez más, podría ser una cierta fuente de alegría: revela una cierta debilidad por parte de la legislación, y de esta fe en que la conducta humana puede regularse por normas o istruciones.  Bueno, una alegría relativa, pero bueno, así lo vemos. 

Desde luego, lo que al Estado le pasa, es que, como acabo de decir, no puede hacer nada sin fe.  Esto que os he dicho de las normas de comportamiento es una manifestación, pero en general la fe, el creer en, ‘el Crédito’, como se dice en la Banca, es una necesidad primaria, sin la cual ni el Estado ni el Capital pueden hacer nada.  Por eso es por lo que aquí, con palabras, tratando de dejarnos hablar, a lo que nos dedicamos es a descubrir la mentira de la fe, a derrocar la fe, y pensando que el Poder y la Realidad misma dependen de esa fe.  Dependen de esa fe, y sin ella no pueden hacer nada.  A los que andáis conmigo en esto desde hace años, a los que venís ahora mismo, es la obra, la acción que nos toca, a la que nos dedicamos.

Que la fe es una necesidad para el Capital, para el Estado, para el Poder en general, es evidente por muchos lados, pero ya os he hecho notar que lo más evidente es la predicación: a través de los Medios principalmente, a través de la televisión y de los demás Medios, la predicación costante de esa fe.  Es lo mismo que lo que se nos cuenta del antiguo Régimen, donde efectivamente la predicación de los artículos de la fe, por ejemplo católica, era una actividad fundamental que había que hacer todos los días.  Entre nosotros, en el Régimen del Bienestar que hoy padecemos, mucho más, mucho peor todavía.  Esto tampoco es algo que hiciera falta que os lo dijera, porque todos lo sentís, todos estáis padeciendo este torrente de predicación acerca la Realidad que los Medios os sirven costantemente.  Esto es justamente lo que otra vez nos da una pequeña alegría a los que estamos contra el Poder, porque si la Realidad fuera la Realidad, ¿para qué coños tendrían que andarlo predicando todos los días?  Es una cosa muy evidente, de manera que esta necesidad del recordatorio de la Realidad, de la predicación de la verdad de los hechos reales, es en ese sentido una rendija de alegría de la que podemos valernos.

Es una necesidad del Estado, del Capital, esta de hacer creer, que la mayoría crea.  Se supone que si cree, ya lo de obedecer las istrucciones se da por añadidura.  Lo importante es que crea, que se trague lo que le cuentan.  Esta necesidad de hacer creer que rige a Capital, Estado, y al Poder en general, es una manifestación de un hecho que otras veces, en otras sesiones, utilizando sobre todo apariciones en la Física más o menos desmandada, hemos hecho notar: la Realidad es Información.  Fijaos cómo os suena este nombre en el Régimen que hoy padecemos, hasta qué punto tiene que resonaros de una manera prepotente y central: la Información.  La Realidad no es más que Información; Información y Realidad son la misma cosa.

 A lo mejor muchos de vosotros os engañáis, pues sintiendo como yo siento que hay cosas palpables, que no consisten en la información acerca de ellas, y esto es así.  Pero sin embargo, es una aparición que queda desbancada y sin importancia al considerar las realidades en general, las que se nos imponen, las que se nos venden.  Porque ¿qué cosa hay más real que el Futuro, que los hechos futuros?  No está aquí, pero ¿qué cosa hay más real?  ¿A qué cosas se refiere más costantemente la predicación por parte de los Medios?: a hechos futuros, que van desde la previsión del tiempo que va a hacer este fin de semana que viene, hasta las grandes previsiones para el 2027, el 2058, con que el Dinero por las alturas, el Gran Dinero, tiene que contar para moverse.  ¿Quién puede negar la realidad de todos esos llamados ‘hechos futuros’?  Que no son hechos, dice el sentido común, pero están ahí, y están operando, y están actuando.  Si tiráis por ahí, fijaros en este tipo de falsos hechos os guía ya en el reconocimiento de que Realidad es Información, de que la Realidad consiste en Información, de manera que todas las demás cosas, incluso las que nos parecían tan palpables, quedan reducidas a las otras. 

Esto es lo que todos los días padecéis conmigo cuando reconocéis cómo las cosas se convierten en Dinero con una pretensión de que no pasa nada grave en el trance, pero que pasa todo lo grave que aquí estoy diciendo: es la muerte, una aparición de la muerte. De las cosas y de la posible vida.  Se cambian por Dinero, y luego se nos dice que a cambio el Dinero puede cambiarse por cosas, por ejemplo en la galería del Supermercado.  Esas cosas ya están, ya han sido previamente cambiadas por Dinero, y el Dinero no puede en realidad comprar más que Dinero.  Ahora bien, Dinero de verdad no hay más que el futuro, el Crédito, y todo lo demás es filfa.  Filfa para distraer: Dinero de verdad es el futuro, y en ese sentido está claro que esta reducción de las cosas a Dinero sirve para que reconozcáis conmigo lo de que la Realidad es Información, en cuanto referida a esas cosas, ¿no?  Lo uno va con lo otro.  Si todavía en esto quedan algunas dudas, supongo que dentro de un poco, en cuanto os deje correr la voz, me lo haréis saber.  Es importante.

Entre paréntesis tengo que anotar, aunque hoy creo que no podremos dedicarnos mucho a esto, que tiene repercusiones en la Teología nuestra (que es la Física, y especialmente la Mecánica Cuántica por lo más alto), esto que os estoy diciendo respecto a la Realidad como Información.  Ya alguna vez, aprovechando algunas entradas de físicos en ciernes más o menos desmandados,  lo hemos hecho sentir. Recordaos los problemas, que el otro día por cierto sacábamos a propósito de la película esa que utilizaba la divulgación de los grandes problemas de la Cuántica para pasar después a sostener la Doctrina de que la voluntad o conciencia de uno, hasta el cerebro, el lóbulo frontal, puede influir directamente sobre las cosas.  Con ese motivo lo sacábamos, y ahora lo estamos sacando con otro, que es el que me traigo aquí: las informaciones que se nos dan, y que efectivamente rigen nuestra vida corriente, privada y pública, repercuten, como no pueden por menos, en la propia Teología, en la Ciencia en cuanto sometida al servicio del Capital y del Estado, como mayoritariamente está, a salvo de esas locuras que se puedan colar por las rendijas de vez en cuando.

Hablando en el plano  político inmediato, se trata de que el Futuro, los llamados ‘hechos futuros’, están costantemente influyendo sobre las actuaciones actuales, sobre lo que ahora se está haciendo o se podía hacer, de manera que, según cualquier teoría de causas, esos hechos futuros, que no están aquí, sin embargo serían la causa de los presentes, de los que están pasando ahora.  Pues bueno, esta es la inversión que repercute y se nota también en los campos de la Ciencia y de la Cuántica.  Todavía estos días, con motivo de algunos recados que sacados de la red me ha trasmitido Caramés, como de ordinario, encontramos cuestiones como la doble flecha del Tiempo, es decir, el descubrimiento o pretensión de que el Tiempo (como ellos dicen, porque creen en el Tiempo, claro, como si fuera una cosa), el Tiempo, lo mismo que marcha de atrás a adelante, también marcha de adelante a atrás.  Y esto es una cosa que tiene que aparecérseles sobre todo ante esperimentos de los más vulgares, como el de los dos orificios para las partículas subatómicas, que vienen a dar en eso de que uno de los electrones por ejemplo obedece a la información que otro le manda antes de recibirla.  Por decirlo de una manera muy vulgar, pero así es la cosa.  El problema de las dos flechas del Tiempo es por tanto una de las manifestaciones sublimes de esto que estoy diciendo a ras de tierra, pero viene a ser lo mismo.  En general los problemas de la medida, los problemas del libre albedrío que se le pueda atribuir o no a las partículas subatómicas, vienen a ser todos ellos reflejos de esto mismo.  No os puede estrañar: lo mismo que en el antiguo Régimen la Teología sublime estaba al servicio de los manejos de la Iglesia, del Capital, del Poder en general, pues entre nosotros las cosas siguen igual en ese sentido, y la Teología que sirve al sostenimiento de la fe contra la que estoy hablando, esa Teología es la Ciencia en sus formas más avanzadas. 

Ya sabéis que cuando se dice esto no puede uno olvidarse de que esta Ciencia, sublime, coincide con toda clase de supersticiones y de creencias venidas de los antepasados, o del Oriente, o de cualquier sitio, que se mantienen tranquilamente en compañía con la Ciencia sublime, lo cual revela mucho en los dos sentidos: revela mucho de lo que son esas supersticiones o creencias, que tienen que apelar en último término (Parapsicología y demás ) a la Ciencia, a los esperimentos, a las reglas de la Ciencia, y dice mucho igualmente de lo que es esa Ciencia sublime y vulgarizada que consiente la convivencia con todos estos restos de religiones y de creencias más o menos viejas o más o menos orientales.  Dice mucho, es revelador, y os lo propongo para que cavéis en esa revelación, que está muy a la mano.

Esto es el recordatorio que quería haceros, casi como entre paréntesis, de cómo lo que estoy diciendo acerca de la necesidad de la fe, en la vida cotidiana y en la llamada ‘pública’, se refleja igualmente en los ámbitos teológicos.  No podía ser por menos.  No puedo insistir en ello más, y mi intención sería seguir más a fondo con esto, aprovechando estas entradas en la red de estos hombres, pero bueno, no quiero tampoco que nos distraigamos demasiao del planteamiento a ras de tierra, que es el que aquí estaba trayendo, de manera que sigo con esto.

Así que lo que aquí se está haciendo, si se está haciendo algo, es una lucha contra la fe, un descubrimiento de la mentira de lo que nos predican, en cualquier manera en que aparezca.  Hemos descubierto por nuestra parte que la verdad no cabe en la Realidad, que la Realidad nunca puede ser verdadera.  Pero pretende serlo, esto es lo importante, y en esto consiste la fe: pretende serlo, pretende que se pueda confundir tranquilamente Realidad con verdad, y es justamente contra esa pretensión, que es el fundamento de la Fe, contra la que aquí estamos todos los días.  De manera que volviendo a la vida privada que cada uno os traigáis, para hacer algo de lo que aquí intentamos, las previsiones, los proyectos, las creencias en el Futuro que esto tenga o deje de tener, no valen para nada.  No valen para nada, pero en cambio son estorbos pesados, distraen mucho.  Distraen mucho, y por eso me esfuerzo en borrarlas lo más rápido que pueda.   Esto no quiere decir que aquí se den normas.  ¿Cómo va a querer decir eso, si aquí estoy hablando contra las normas?  Vosotros, en vuestra vida privada, cada uno, podéis hacer lo que se os antoje, como suele decirse.  Por ejemplo para curaros del estrés, de la depresión, de los callos en los pies, de la obesidad inoportuna, de cualquier cosa, podéis acudir, según el tipo de fe que más os guste, o a la Medicina Oficial (los hay creyentes de la Medicina Oficial), o a cualquiera de las sectas que proporcionan otros remedios más exotéricos y más sutiles para lo mismo, y que también tienen sus éxitos, también tienen su tanto por ciento de éxitos, y por tanto sus creyentes.  De manera que podéis tranquilamente dedicaros a todo esto, con tal de que no nos estorbe demasiado para lo que aquí estamos intentando hacer.

Podéis dedicaros a todas esas cosas.  Ya sabéis: no hay aquí ninguna norma, a nadie se le recomienda hacer nada con su vida, a nadie se le prohíbe hacer nada con su vida.......La vida está perdida, pertenece a la Realidad, la vida de uno, no tiene que ver con lo que aquí estamos haciendo.  Nada se recomienda por ahí.  Únicamente seguir haciendo, para curaros de vuestros males, cualesquiera prácticas, oficiales, o minoritarias, o lo que sea, por lo menos hasta que os venga la desgana.  En esto insistíamos el otro día.  ‘Asco’, me parece que os decía en la última sesión.  Desde luego, a fuerza de venir aquí, a sitios peligrosos como este, puede uno empezar a perder muchas ganas de seguirse dedicando a todas esas cositas que os digo, ¿no?, y entonces bueno, si os sucede, pues bien, miel sobre hojuelas, pero tiene que empezar así: por mera desgana.  Por mera desgana: cuando uno, a fuerza de darse cuenta de la mentira en que se insertan todas esas istrucciones, todas esas prácticas, pues pierde todo deseo de seguirse dedicando a ello, y le entra asco, le entra la desgana, que desde luego es muy bendita para con todas esas cosas.  Uno no puede hacer nada, o le viene o no le viene, con el amor no se pueden hacer istrucciones, ni con el odio.  No se pueden hacer istrucciones, de manera que o le viene o no le viene la desgana, y ahí termina todo.  Lo que aquí se está haciendo a uno personalmente no puede servirle para nada, más de una vez os lo he recordado.  No puede por tanto nunca confundirse lo que aquí hagamos con cualesquiera de esas prácticas, mayoritarias o minoritarias, que os he recordado.  Esto no sirve para nada.  Lo que aquí se está haciendo no se hace para uno, para que a uno se le resuelvan los problemas.  Para eso tenéis ya médicos y magos.  No se hace para que a uno se le resuelvan los problemas, se hace para el pueblo-que-no-existe.  Para el pueblo-que-no-existe, es decir, aquello que no somos nosotros en cuanto individuos formantes de poblaciones, de colectividades.  Se hace para el pueblo-que-no-existe, y naturalmente es él el que lo hace, lo que nos queda de resquicios, de residuos, por debajo de la persona, que (gracias por ello), nunca acaba de estar bien hecha del todo.  Ni siquiera con la vejez más estrema, ni siquiera con el más tremendo ascenso a los puestos del Poder acaba de estar hecha del todo, de manera que eso es lo que está luchando contra todo lo demás, y por tanto no implica ninguna fe, no tiene ningún Futuro, sino que simplemente está haciendo en contra de eso.

Así que no podemos esperar, no puedo yo esperar que por ejemplo los ámbitos culturales o políticos del mundo dediquen a mis despotricaciones, en verso o en prosa o en tertulia, alguna atención y algún reconocimiento.  Eso sería contra los intereses del Estado y del Capital de una manera tan clara que sería insensato pretenderlo.  No puedo esperar un reconocimiento de prójimos ni mayorías.  Ya es para mí mucha alegría que pueda contar con que llevamos unos cuantos años viniendo gente que lejos de aburrirse con lo que aquí se hace, por el contrario: demuestra que efectivamente le queda algo de ese veneno, de esa no existencia por debajo de su persona, pero nunca puede uno esperar el reconocimiento.  Esto no puede tener Futuro, eso es de ellos, todo eso es de ellos, de manera que el renunciar a esas esperanzas desde luego es fundamental. 

Para sustituirlas (y con esto voy a pasaros ya enseguida la palabra), para sustituirlas con lo que aquí contamos es con las cosas.  Una vez que nos hemos dedicado a reconocer esta pretensión de los hombres de ser un caso especial, y ser el centro y el ojo del observador respecto al resto de las cosas, y hemos descubierto que es una pretensión patriótica, vana, y que en verdad nosotros somos un caso de cosa entre los casos de cosas, una vez que hemos descubierto eso, efectivamente, en lugar de esperar un reconocimiento de los ámbitos del Poder, de las Mayorías, de la Cultura, pues tenemos eso: tenemos las cosas, que no son la Realidad costituída de la manera que he dicho, sino las cosas que no saben lo que son.  Que no saben lo que son, como ninguno de nosotros sabe de verdad quién es.  Que no saben lo que son, pero que justamente en eso nos acompañan y nos dan fuerzas: son ellas las que en cuanto siguen volando, aleteando, sin saber lo que son ni lo que hacen, nos están revelando que nunca la Ley de la Muerte ha podido vencer del todo, que nunca el Poder, a pesar de los intentos continuados, ha podido acabar con ellas: (no) ha podido acabar con lo que a cada uno de nosotros nos queda de cosa por debajo de la persona.  Nunca ha podido acabar con ellas, nunca ha podido matarlas del todo.  Esto es una revelación de que, en contra de la pretensión de los Señores del Futuro, que ponen la muerte como la necesidad primaria, pues descubrimos que no hay de verdad muerte, que las cosas siguen ahí.  Y además, como no creemos en el Tiempo, las cosas que ahora están por ahí aleteando más o menos lejos se acompañan con las que se supone que ya no están, o que son meras posibilidades, que todas ellas forman parte de este enjambre en el que uno no puede menos de sentirse metido y acompañado en cuanto renuncia a las otras pretensiones, a las istruciones, a la fe, a la creencia en el Futuro.

Bueno, pues aquí me paro, y como habrá supongo, aparte de otras contribuciones, algunas dificultades, pues ya os doy la voz.   Sí.

-Es obvio esto de la fe: por ejemplo el valor de una Sociedad, en las acciones que tiene, depende totalmente de la fe que el mundo tiene en ellas, y eso se ve en la Bolsa cuando la misma Sociedad, con la misma gente, de día a día varía su valor, puesto que se tiene más fe o se tiene menos fe, y eso está clarísimo.

A-O la fe se traslada de unas acciones a otras.

-Sí, sí, por supuesto, hay un baile, es decir, las acciones de una Compañía valen lo que se cree que valen.  De acuerdo que esa fe determina su valor, y es clarísimo que eso también depende de la Información, como dices, porque esa Información es la que sabiendo algo, entonces dices “como sé que va a ocurrir tal cosa, entonces esto vale más, y entonces compro y vendo”.  Eso está clarísimo.

A-Y además te lo pone en la pantalla o te lo mandan por carta impreso: informaciones con las que se cuenta, y que efectivamente por ello mismo son como dices un sostenimiento de la fe, sí.

-Y las buenas, las especialmente buenas, son ilegales, porque te dan demasiada ventaja, lógicamente.  En eso estoy muy de acuerdo.  Ahora, esas alusiones al Oriente, que ya te he oído otras veces, me parecen fuera de lugar.  Del Oriente ha venido la pólvora, ha venido el papel, han venido métricas esquisitas, ha venido la lengua por ejemplo, la lengua escrita, el sumerio y cosas así, y han venido también ideologías y pensamientos que yo creo que en la tendencia digamos que en esta tertulia se predica, son más útiles que las otras, es decir, dejan a veces las cosas mucho menos definidas para que emerjan cosas.  Es decir, del Oriente ha venido muchísimo y debe venir más, justamente un poco para romper esta especie de cáscara que es la que tu llamas la Realidad.  Y por otra parte, ya para acabar, digamos que te reitero lo que te he dicho otros años: tu deseo de destruir la Realidad se parece mucho, mucho, mucho, a las negaciones de la Realidad como apariencia de mil filosofías y místicas.

A-Bueno, vamos a meternos con tu segunda parte, porque a tu intervención le pasa como en general le pasa a todos los libros: no sé si os habréis dado cuenta de que hay una primera parte del libro que es buena, que apasiona, que es la negativa, y luego viene una segunda parte, que es la positiva, donde se dicen cosas que te aburren y que destruyen todo lo que se había hecho en la primera.  Esto, a poca esperiencia que tengáis, es una Ley de los libros que yo tengo desde pequeño.  Bueno, contra el Oriente yo no tengo nada, porque ni siquiera creo.  Recuerda lo que he dicho respecto a las cosas: las que se llaman pasadas están aquí también.  Están aquí también, y de dónde hayan venido nos importa poco.  Lo que tú has puesto es más bien una información histórica que estropea la cosa.  Yo desde luego para esta lucha cojo de donde puedo, y lo mismo que de vez en cuando me acuerdo de Heráclito y de alguno de los pensadores de antes de la fundación de la Filosofía, me acuerdo igualmente de enseñanzas que se atribuyen a los viejos sabios chinos o indios.  No, no importa nada venga de donde venga.  Lo que no puede hacerse es tomar eso como una Historia de la que tenemos que aprovecharnos, no, no: es que estamos aquí ahora, y todo eso, en la medida en que vale pa algo, está aquí, y venga de dónde venga.   No debía haber dicho siquiera ‘orientales’; lo he dicho porque efectivamente, entre las múltiples sectas que conviven con la Ciencia, pues las que pretenden tener un origen en enseñanzas orientales, pues abundan, pero vamos, no tiene importancia, eso es igual. Luego hay otras que no: por ejemplo, ahora que he visto que los Círculos (Gourdief) anuncian unas sesiones dentro de unos días aquí en Madrid por uno de sus predicadores, me acuerdo porque por un amigo que entró en eso me tuve que leer en tiempos lejanos el libro de (), que trata del asunto, que (Gourdief) decía “Occidente, Oriente, dos mierdas; dos clases de la misma mierda”.  Eso es la cosa.  Ese no era, no pretendía ser de los orientalistas.  No es que yo me entretenga en decir cosas de estas, pero bueno, con esto ya está.

-¿Vale?

A-Sí, pero no seas elocuente, por favor, Isabel.

-Te pareces a la Virgen de Fátima, de morao.

A-No seas elocuente, Isabel.  Es que.....

-En la medida en que todas las cosas son Dinero, y el Dinero es la cosa de las cosas, ¿dónde están esas cosas de las que enamorarse que no valen nada, que no cuestan nada porque valen mucho?  ¿De qué podríamos hablar?   De la lengua no, porque la lengua, en el momento en que la lengua hace cosas, vale, todas las cosas, porque las formula, pero en el mismo momento en que las está formulando se convierten en Dinero también.  Quiero decir, ¿dónde está esa frontera en que yo puedo enamorarme de una cosa, cuando todas las cosas son Dinero?

A-Ya.  Muy bien, gracias, Isabel, has hecho una pregunta muy bien hecha, muchas gracias, por una vez no te has puesto a hacer una discusión doctrinal.   Dónde están es lo que he dicho cuando he hablao de ese nombramiento: son las cosas palpables en el sentido de que a pesar de todo el Poder no ha conseguido matarlas totalmente.  Esto es lo que nos anima.  El invento de la lengua que no es de nadie por supuesto es una de ellas, pero yo me estaba refiriendo más directamente a las cosas sensitivas y palpables que a pesar de todo quedan.  Es decir, que en efecto, los trámites para imponer la Ley de la Muerte son tremebundos, nos aplastan, parece que no nos dejan vivir cosa alguna, y sin embargo, de vez en cuando, todavía pasa por debajo algo que no coincide con la idea de la cosa, es decir, que sentimos, palpamos, nos dejamos llevar, uno mismo, a ratos.  Se palpa, y por tanto se desconoce.  Se desconoce en la medida que se palpa y se deja de saber quién es. A eso es a lo que me estoy refiriendo: a los residuos, muchos, que por todas partes encontramos, que quedan de la imposición de la Ley de la Muerte.  Salvo que uno sea un creyente, porque entonces claro, ya no hay nada que decirle: él da ya por hecho que todas las cosas están reducidas a ideas, a Dinero.

-Continúo con la observación, porque es importante.  Por ejemplo, tenemos el caso del olfato, que quizás sea el más indefinido de nuestros sentidos palpables, porque es el más fuerte, el más rectilíneo, el más antiguo.....Por ejemplo, si yo huelo a rosas, inmediatamente que yo huelo a rosas estoy pensando en las rosas, nombrando las rosas, y me compro además al pasar por un escaparate agua de rosas de Adolfo Romínguez.

A-Sí, eso para otro rato, Isabel, la segunda parte, que es que eres una........Tú es que eres una creyente y no sientes, Isabel.  Tú es que no sientes, es lo que te pasa.  Bueno, se acabó, que tiene que hablar más gente.  Vamos, adelante.

-Yo quería hacer una intervención delirante, sin esclamar y sin pegar gritos, basándome, si hay que citar a alguien por darse autoridad y todo esto, en una frase cuyo autor no voy a citar, que dice que la locura (y yo pongo el delirio, aunque la locura y el delirio para mí no son lo mismo, que yo soy () y estoy medicado), la locura es el precio de la libertad.  Lo dice en el sentido de que si uno no se atreve a estar loco difícilmente será libre.  Eso es la introducción, pero lo que quiero decir es que yo vengo de Barcelona (soy madrileño pero estoy viviendo allí), y entonces allí se han puesto de moda unos cócteles de sectas que son como el juego este de la oca que siempre jugábamos, y la cuestión es como que “de secta en secta, y tiro porque me afecta”, una especie de chantaje muy divertido y doloroso en el cual se mezcla el Trosquismo con el Taoismo, la Masonería con la magia negra, y todo el mundo está muy preocupado porque le proteja alguien, y entonces se dan unas cosas realmente estrambóticas.  La pregunta es: ¿consideras que se puede vivir al margen de cualquier secta?

A-¿Que si se puede vivir?  Claro, las posibilidades están siempre abiertas.  Para demostrarte que no puedes tiene que venir el mazo, que te demuestra que no puedes, pero que previamente digas que es imposible, y que las sectas son una necesidad, no, no hay ninguna posibilidad que esté cerrada.  Se puede.  Y si luego resulta que no puedes, amigo, es que ha venido el mazo y te ha dicho “pues mira, no, se ve que tú no estabas para vivir sin sectas”.  Pero eso te lo tienen que demostrar.  Siempre es posible.  No sólo no hacen falta las sectas, sino que aquí nos preguntábamos el otro día, y es fundamental para esta acción de la tertulia, os preguntaba si.....Bueno, no había mucha gente, porque era todavía verano, pero hubo unas cuantas respuestas, algunos lo recuerdan. “¿Crees que el Gobierno es necesario de alguna manera?”  Y naturalmente, uno no cree que el Gobierno sea necesario.  Y si no cree que el Gobierno sea necesario, ¿cómo va a creer que las sectas lo son?  De ninguna manera, ¿no?, lo uno va con lo otro.  Siempre se puede hacer algo más para romper con la fe que nos queda.  Nunca se acaba, pero siempre se puede hacer algo más.  En cuanto a tu cita, ha salido aquí unas cuantas veces: no se puede tampoco sobrestimar a los locos, ¿no?  Esto es algo que se nos enseña una y otra vez, ¿no? Con la frase parece como si efectivamente se diera a entender (“es el precio de la libertad”), se diera a entender que el loco ha comprado a ese precio la libertad, y no es verdad: un loco de cualquier tipo que sea está tan sometido, tan súbdito, como cualquiera de los normales, y por tanto no se puede confiar en eso.  Otra cosa es que uno reconozca la locura, como la desgracia en general, como una especie de flor que nace justamente de la fe, y del sometimiento a la fe, y que por tanto le ayude a uno a aprender.  A aprender en la prosecución de esta lucha contra la fe.  Eso sí.  Pero los locos están tan sometidos a las Leyes, entre ellas la Ley del Capricho Personal, como lo está cualquier hijo de vecino, sin grandes diferencias, de manera que bueno, esa corrección valga.  ¿Qué más había por ahí?, que seguramente habrá cosas que.......A ver.

-Lo que decías antes de la lucha contra el Futuro parece que es un arma de doble filo, porque te acaba perjudicando, ¿no?  En la escuela tienes exámenes continuamente, y parece que si no estudias para el examen.......Yo lo he hecho: “para este examen no voy a estudiar.  Ya veré a ver lo que sé, y lo hago sin estudiar, y a ver lo que pasa”.  Y pasa, pues que el resultado es un 5, un 6, pero no es el esperado.  O el caso más cotidiano de que si uno no prepara la comida del día siguiente acaba comiendo una lata de sardinas, da igual.  O sea, que te acaba afectando esa no previsión, ¿no?

A-Bueno, ya recordáis lo que he dicho al principio: sois libres para arreglároslas como os parezca.  Eso son cuestiones de la vida cotidiana.  Lo importante es no creer que eso tiene nada que ver con esta lucha que aquí nos traemos.  Puedes arreglártelas como te salga.  Unos se las arreglan sometiéndose más o menos hipócritamente a las notas de los exámenes y tirando palante, otros tiran por otro camino y confían en que se las pueden arreglar sin someterse a eso........Depende, no se le puede dar ni quitar la razón a nadie, pero son maneras de arreglárselas de una manera o de otra.  Lo que aquí estamos haciendo es desmontar la fe.  Si en vista de eso a uno acaban por entrarle vehementes desganas de hacer lo que estaba haciendo, pues bueno, pero tiene que ser así, no porque uno decida “¡pues no me examino!”.  No, las decisiones no, sino porque efectivamente le había entrado tal asco, tal desgana, que sin proponérselo deja, con resultados......

-Oye, y el que usa chuletas para aprobar, ¿qué está haciendo?  Yo uso chuletas para aprobar.

A-Cada uno tiene sus arreglitos, sí, muy bien.  ¡Más, por favor!

-Uno de los inconvenientes que tiene esta Teoría del Poder.....

A-Esto no es una Teoría, ¿eh?  No es una Teoría.

-Bueno, pero es que puede ser paralizante:  “el Poder es una especie de hidra que todo lo ocupa, que tiene la culpa de todo, y que todo lo que nos pasa es culpa de lo que nos viene de fuera”, lo cual al final puede llegar a resultar hasta paralizante y nocivo en el sentido de que.....

A-¿Cuál de las dos cosas?: ¿El que el Poder lo ocupe todo, o el que tú no creas en el Poder?

-No, es que si resulta que todo lo que nos pasa es culpa del Poder, pues entonces apaga y vamonos.

A-No sé si te das cuentas, pero estás contradiciéndote.  Gracias, porque has hecho una formulación del pesimismo que es bastante estensible a muchos, ¿no?   No sé si te das cuenta: si todo estuviera () al Poder, ¿a qué coños iba a paralizarte, si ya estabas paralizado?  Eso es una contradictio in adiecto que suele pasar desapercibida: si piensas que puede paralizarte, es porque piensas que no estás paralizado, es decir, que lejos de la resignación, pues al contrario: descubres que las posibilidades nunca están cerradas, que es mentira.  La mentira de lo que has dicho, de ese pesimismo, está en la palabra ‘todo’.  No hay todo.  Los que me acompañan aquí lo sabéis muy bien el descubrimiento de que la Realidad no es todo lo que hay, que las posibilidades no son todas, que las cosas no son todas, que ni siquiera es verdad que la población de seres vivos de tal o cual sea nunca toda, hasta que la matan y hacen que no sea ninguna.  Quien ha descubierto esto no puede ya nunca más emplear el ‘todo’ para el Poder.  El Poder lo hace porque tiene ideales, y no vive sin ideales.  Ya os he recordado (para que los que no lo ven, que debían verlo, en la práctica actual del Régimen, lo vean en otra), que la fe del Nacional Socialismo era que podía acabar con todos los judíos, y esa creencia en ‘todo’ es la que rige lo que he dicho respecto a las istrucciones que pretenden regir la conducta.  Pero desconoce el Poder que los factores que intervienen en cualquier manera de actuar son tantos, tan innumerables, que pensar que una istrucción, por mucho desmenuzamiento burocrático que le echen (por mucha ‘casuística’, como se decía en el viejo Régimen), puede llegar a determinar eso, es estúpido a todas luces.  No hay todo.  Por tanto se acabó tu pesimismo, supongo que para siempre.   Adelante.

-Quería preguntar, aunque a lo mejor lo habéis hablado al principio, sobre las relación entre la cosas y la Realidad, si forman las cosas parte de la Realidad, o si son reales, o si son reales en parte, o si no lo son en absoluto, por eso que se ha dicho del amor a las cosas, pero la lucha contra la Realidad.

A-Hoy no lo he repetido, pero efectivamente como recuerdas hemos venido tratando de eso.  Es una cosa que se me ha hecho clara hace poco: efectivamente, de lo que os he hablao al principio es de la Realidad tal y como está costituída por la fe y por el Poder.  Luego he terminado llamándoos una vez más a las cosas, que no son ya la Realidad, porque nunca están bien hechas del todo, nunca del todo contadas, nunca del todo sometidas.  De manera que esa es la diferencia que os animo a seguir manteniendo: el término Realidad, que es un término culto, dediquémoslo sobre todo a la Realidad bien costituída, según la pretensión del Poder, por medio de la intervención de ideales, y la fe,  y las istrucciones, y luego hablemos de cosas.

-Pero no sería propiamente ideal tampoco, la Realidad: sería ni cosas, ni ideal, sino una especie de.....

A-Sí, intervención de la Realidad, es decir, imposición de la Ley de Muerte, evidentemente sobre cosas que están vivas todavía, porque si no, no tendría sentido hablar de la imposición de la Ley de Muerte, imposición del ideal.  No es que la Realidad sea ideal, sino que está.......

-O pueden distinguirse en las cosas como partes más sometidas o partes más libres en cada cosa, igual que en cada persona.

A-Sí, con la diferencia de que para someter a las cosas y a nosotros, ellos creen que se las puede contar y hacerlas todas, y naturalmente eso es mentira, porque cuando saliéndonos de la Realidad hablamos de las cosas, ya es porque se ha visto que ni se las puede contar del todo, ni nunca están del todo hechas, y cosas por el estilo.

-Entonces, ¿estamos llamando Realidad a la fe, o como a los efectos de la fe sobre el mundo, o....?

A-En la intervención de hoy he tratado de hacer casar lo uno con lo otro: he dicho ‘Información’, pero es lo mismo que si dices ‘fe’: la Realidad es Información.  Es Información, y eso creo que aclara las cosas bastante bien, y ya os he mostrado cómo, para evitar que nos molesten en el reconocimiento de esto las cosas palpables que nos quedan, es mejor empezar por las dominantes, por los hechos futuros y cosas por el estilo, para darse cuenta de que es lo mismo Realidad que Información.  Es decir, que la Realidad de los manejos bancarios del año 2024 es lo mismo que su información, y eso más o menos trata de trasladarse a todas las cosas mas palpables.  Sí.

-Con esto de ‘todos’ se me ocurre una pregunta que no sé si está bien formulada o no, y es por ejemplo: “en la tertulia estamos todos los que estamos en la tertulia”.

A-No puede ser, es imposible, eso nunca se da.  Eso, para una reunión corriente tienes que creértelo, porque tienes que contar por ejemplo los votos, y si no crees que están todos los que están, pues estás aviao, ¿no?  Pero aquí no hace falta, aquí nadie vota, no tenemos que decidir nada, y entonces los grados en que cualquiera está más o menos, son infinitos: hay algunos que están muy poco, otros que están más, y además algunos que entran o se salen, y por tanto, pues......Eso fue el descubrimiento para mí del año ’65, que me ha enseñado la mayor parte de lo que he venido haciendo, con el levantamiento de estudiantes en el establecimiento del Régimen.  Casi son los abuelos de los más jóvenes (no tanto, pero cerca), los que se levantaban en aquel entonces, cuando el Régimen se estaba estableciendo.  Las grandes asambleas, en Madrid mismo, asambleas que la Prensa contaba por cuatro mil (aunque no solía publicarlo), cinco mil, y hasta seis mil.  Y entonces, claro, yo allí me encontraba como viviendo y flotando en la novedad del levantamiento, del asunto, y naturalmente la pretensión de imponer a las asambleas una Democracia era fatal.   Algunos de los que me acompañaban en la mesa, como eran muchachos entonces de Partidos, que habían contribuido, pues tenían la tendencia enseguida a imitar al Poder: Democracia, votos, decisiones......Me dí cuenta entonces y aprendí para siempre que eso había que evitarlo como fuera, ¿no?  De manera que no se podía votar: lo que allí se estuviera haciendo se hacía, pues por los rumores y los movimientos de la gente, de los miles que allí estuvieron.  Era imposible votar, no se podía saber cuantos éramos en cada tertulia.  Eso era fatal: el pensar que se podía contar a la gente, a las asambleas, como se contaba a los miembros del Senado o cosa por el estilo, o a las almas de la población de Madrid, era en ese sentido fatal.  Bueno, pues con eso sigo aquí, ¿no?: no hay cómputo, no hay votos personales.  Fijaos bien que en el Régimen que padecemos la gran trampa de la Burocracia está en eso: en la fe en el uno, en la fe en el libre albedrío, mucho peor que en los tiempos de la Iglesia.  Se cree que cada uno sabe lo que quiere, lo que compra, lo que busca, lo que hace, y entonces se suman los votos y ya está.  Esa estupidez es también simple, se descubre, pero al mismo tiempo es pesada hasta el estremo.  Descreer de eso es duro, de las cosas que () nos tocan.  A ver.

-Yo he sentido muchas cosas en el discurrir de hoy, y me ha parecido como una glosa de bastantes tertulias, y me he quedado con la cuestión de la voluntad tal como la has tratao: cómo hacen con ella la Realidad para convertirla en Información, cómo esa voluntad, mezcla de cuerpo y espíritu, mueve y sabe lo que las cosas son.  Es otra vez el Hombre centrao y como fuera de todo viéndolo.

A-Hay que ser algo más claro.  Sobre todo cuando uno conserva términos que heredamos del Régimen, como el término ‘voluntad’ y todo eso, pues hay que intentar ser más claro.  Voluntad de uno es la muerte de los deseos que podían asaltarle.  Es la muerte.  Si empieza a saber qué es lo que quiere, ya no es verdad que lo quiera.  No es verdad que lo quiera, puesto que lo sabe.  Es la misma historia de siempre en el.......

-Sí, pues esa estupidez: tratar la voluntad como si fuera un reactivo o una cosa que va a conseguir....

A-No, no: efectivamente la voluntad pueden tratarla así, porque la voluntad es muerte, y forma parte de la Ley de la Muerte.  Por eso pueden contar las voluntades personales, y efectivamente determinar las mayorías, y decidir que la mayoría es lo mismo que todos, que es lo que hace el Régimen.  Con la voluntad pueden contar.  En cambio con aquello que no se sabe qué es lo que le pasa a uno, con eso no pueden contar.  Con eso no pueden contar.  Sí.

-Estaba pensando que precisamente desde los Medios de Formación de Masas la operación de la Información es precisamente una operación de fe generalizada que tiene la ventaja respecto a la fe anterior de que la individualiza en el sujeto, es decir, que lo forma de entrada, porque si un niño desde pequeñito está sometido a esta información de que las cosas son lo que son, entonces no es necesario pertenecer a una fe administrada por la fe de tus mayores.  Es que es la fe dominante, porque es la fe típica de los Medios de Formación de Masas, y es un grado de fe estremo, mucho más refinado desde luego que los anteriores, porque......

A-Hay que reconocer la convivencia de diferentes procedimientos para esta operación mortífera, ¿no?: efectivamente hay informaciones que se dan todavía a conjuntos, como las de la Escuela, y de alguna manera también los televidentes forman un cuerpo, se cuenta con ellos como un cuerpo aunque estén dispersos, y luego hay informaciones privadas.  En una pareja mismo, en un matrimonio, una vez que el amor se perdió allá hace no se sabe cuanto, el cruce de informaciones es costante, de uno al otro y del otro al uno.  No hacen más que tratarse de informar: como si la escuela y la televisión no bastaran, enseguida viene toavía el marido, o la señora, a dar información.  Sí, adelante. 

-Yo quería insistir un poco en la relación entre la Información y la Legislación, que además nos es dado casi verlo todos los días, que apenas sacan una noticia, al poco hay una Ley que pretende regular aquello, o venir a salirle al paso, que hasta parece a veces que la información se la han inventado o ha sido una escenificación para producir la Ley.  El tinglao que se padece es como si consistiera en eso: en Información y Legislación.

A-Sí señor.  Vienen a confundirse, y la cosa está en la presencia del Futuro: el Futuro tiene que ser la causa de lo que se haga ahora o no se haga, Tiempo del revés, ¿no?  Entonces resulta que cualquier información en que te hagan creer respecto a Futuro, es ya una istrucción que te están dando para tu comportamiento, aunque no la hagan esplícita, y efectivamente vienen a confundirse lo uno con lo otro. 

-Quería hacerte una alusión: que tú haces como (Gourdief), que se murió diciendo “os dejo en un buen lío”, y tú haces lo mismo: rompes las creencias que hay, como él hacía, y entonces después dices “¡ah, yo no os digo nada!”, y nos dejas en el lío.

A-No, no, yo no.  Sería demasiado presumir decir “yo os dejo”, ese “yo os dejo”, como si yo estuviera aquí representando a algo sin lo cual vais a quedar abandonaditos, ¿no?  No, soy mucho más humilde que todo eso.

-Esto es un círculo esotérico también.

A-Eres un creyente.  Bueno, ¿qué más?  Bueno, por lo que veo se ha hecho demasiao tarde, de manera que....

-Yo es que tenía entendido que la palabra ‘Información’ más o menos venía a ser como ‘dar forma a la Realidad’, y tú hoy dices que no se trata de dar forma, o que sería lo mismo dar forma que ser, que costituír.

A-Que costituírla.  Sí, sí, darle forma, costituírla, y en ese sentido la Información se vuelve equivalente de la Realidad misma, sí.  Le da forma, le da idea, introduce los ideales en las cosas, las mata para eso, y las costituye en cosas más o menos obedientes.

Bueno, si el Señor de la fe y de la Realidad nos deja, dentro de siete días seguimos por aquí. 

-Que así sea.