27.08.2014

Tertulia Política número 204 (18 de Noviembre de 2009)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • ¿En qué consiste eso que llaman ‘nuestras vidas’?
  • La memoria
  • El Futuro
  • La muerte
  • AHORA
  • Los sustitutos
  • La Fe y la condena
  • Librarse de la muerte

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 
Vamos lo primero, si os parece, a asegurarnos (os voy a preguntar enseguida por tanto, voy a volver a someter la cosa a examen, no de opiniones sino de sentimientos) de aquello que ya hace dos sesiones se planteó aquí de una manera bastante clara, pero que tal vez no lo está tanto, o está demasiado clara: que es que en este tipo de cosas que somos los humanos, que pretendemos ser una cosa especial o única, pero que naturalmente nos engañamos por mero patriotismo, y en esta guerra que nos traemos contra el Poder y para dejar que hable quien puede, que es el pueblo-que-no-existe, tenemos que desmentirla costantemente. Pero volvamos un poco sobre todo sobre este tipo de cosa que somos: en este tipo de cosa que somos, eso que llaman ‘nuestras vidas’, ¿en qué consiste?, ésta es la pregunta.

La presentación que ya hace dos sesiones se hizo fue ésta ¿no?: consistiría por un lado en AHORA, en lo que está pasando, lo que pasa AHORA, pero, como hemos descubierto, AHORA no pertenece a la Existencia, no es de la Realidad, tiene esa virtud maravillosa que cuando se dice ya no es lo que era. De manera que, por un lado, eso; y por otro lado, todo lo demás que llaman ‘nuestras vidas’ (quitad eso que no pertenece a la Realidad), todo lo demás que llaman ‘nuestras vidas’ consiste en información: no está aquí evidentemente, no está aquí, consiste en información de lo que va a pasar, de lo que puede pasar, con nosotros, con cada uno; en información de lo que ha pasado o puede que haya pasado, con nosotros, con cada uno, nuestras vidas.

De manera que eso es lo que me importa que ahora conmigo volváis a tratar acudiendo a vuestros sentimientos de la cosa, que después de todo son los sentimientos los que pueden mover una razón que descubra la mentira de todo lo que se nos cuenta, y a eso es a lo que estamos: al descubrimiento de la mentira.

De manera que eso es (a ver cómo lo tomáis, esta descripción de lo que son nuestras vidas y la vida de cada uno): por un lado AHORA, lo que está pasando, pero eso no pertenece, porque no existe; por otro lado todo lo demás, y ‘todo lo demás’ que costituye nuestras vidas son esperanzas convertidas en proyectos, planes, informaciones de lo que va a pasar, informaciones a través de los Medios, a través de la Ciencia, a través de las ocurrencias de uno mismo, informaciones a través de lo que ha pasado, de lo que puede que haya pasado, si creemos a la Ciencia, si creemos a la Historia, si creemos las cosas que nos han contado de cuando éramos cada uno de nosotros niños, o después. Consiste nada más que en eso.

El darse cuenta de que en eso consisten nuestras vidas, me parece tan importante para la guerra que nos traemos que, por eso, ahora mismo me voy a detener y os voy a pedir que os dejéis hablar acerca de ello. Es tan importante reconocer esta cosa tan demasiado evidente, esta perogrullada, pero que, como suele suceder, no se dice. Y aquí estamos a que sí, a que se  diga. En eso consiste nuestras vidas, ¿no? o ¿sí?, o ¿cómo os lo tomáis? Adelante. Aquí corto antes de seguir más. De manera que hable quien sea capaz de dejarse hablar acerca de la cuestión. Sí.

    - Echaría en falta algunas cosas, [], pero una de las primeras sería la memoria.

    AGC - A ver.

    - La memoria que uno tiene de…

    AGC - No, yo he hablao de información.

    - ¿Es información también?

    AGC - No: la memoria ya hemos dicho que (bueno, hay algo muy viejo) la memoria consiste en dos memorias que están en lucha a muerte la una con la otra (a muerte, lucha a muerte): la memoria que no se sabe de qué, ésa es AHORA, nos asalta AHORA, a cada paso, no existe, entra dentro de AHORA; y luego la otra que es información. La otra es información -fechas, Historia, biografía, Historia de la humanidad, Historia de cualquier cosa que sea-. Dos memorias en lucha a muerte la una con la otra. A ver, ¿qué pasa?, en eso consiste nuestras vidas ¿o no?, o ¿cómo se puede uno tomar semejante perogrullada?

    - Lo que se suele decir es que el pasado nos pertenece, es lo único que nos pertenece. Eso dicen.

    AGC - Desde luego, y el Futuro también. Antes, el Futuro. Eso es lo que nos pertenece, es información. Pura información, que efectivamente es una información que está en los registros de uno, o en los registros de la Comunidad, o en los registros de la Humanidad, pero información, pura información, que es efectivamente pertenencia, posesión. Que no está aquí nunca, lo importante es que no la hay.

    - Pero cuando uno pide una memoria se encuentra con que muchas veces se equivoca, se equivoca en fechas, en datos…

    AGC - ¡Ah!, claro.

    - …Entre la memoria personal (o en ésa que no pertenecía…, que no tiene existencia) y la memoria oficial (que el día tal te bautizaron, el día cual entraste en la Universidad, o el día tal), entre ésas hay que… Uno cuando quiere recordar su propia vida, pues tienes tendencia a decir “Pues voy a consultar estos datos, que no me acuerdo bien si fue en el año 65 o en el 66”, cosas de ésas.

    AGC - Sí, sí.

    - Hay una contradicción…

    AGC - Por eso he dicho “lo que ha pasado”, o “lo que puede que haya pasado”, o “lo que puede que haya pasado” según los archivos, según la Ciencia y con frecuentes equivocaciones, por supuesto, no puede ser menos, está toda hecha de equivocaciones, la Historia. Pero no era eso lo que me importaba, el que hubiera equivocaciones o no, porque ninguna puede ser verdad. No puede haber una Historia verdadera, eso sería contradictorio con todo lo que hemos descubierto. No me importaba lo de que hubiera falsedades y equivocaciones, sino el reconocimiento de que es algo que no hay aquí, que es pura información, igual que los planes y los proyectos, igual. Y sobre eso sigo preguntando.

    - ¿Por qué no lo relacionas un poco con lo que hemos hablado otras veces de la continuidad de la Realidad, que la Realidad necesita ser continua y en ese sentido es falsa, pero necesita para costituirse de esa idea de continuidad? Entonces, respecto al AHORA, el pasado y el futuro, parece que nosotros, en tanto que somos seres reales, participamos de esa continuidad. Estás contemplando un amanecer, por ejemplo…

    AGC - Yo creo, perdona, creo que estás empleando el término un poco… Quieres decir ‘continuación’, yo creo.

    - Bueno, continuación.

    AGC - Continuación ¿no? Porque lo de ‘continuidad’ es otra cuestión: continuidad es como lo sin-fin, que hemos visto que es la verdad, AHORA; AHORA, que no es ningún momento sucesivo, es AHORA, que desaparece cuando se dice, pertenece a esa verdad inasequible de la continuidad, de lo sin-fin. Eso está escluido de la Realidad, está escluido de la Existencia. La Existencia efectivamente, como es Tiempo, requiere lo que has dicho, que  es una continuación: que las informaciones se enlacen de tal forma que estén primero las de los hechos pasados, que luego vengan los de los que van a venir, y que en medio, para guinda del pastel, estén los hechos presentes, esa tontería que remata la mentira, esa pretensión de continuación de lo uno con lo otro, sí. Sí, eso conviene tenerlo presente. ¿Qué más?, ¿qué más?, por favor. Es importante porque en esta guerra que nos traemos lo difícil es darse cuenta de las cosas más perogrullescas, más inmediatas, que generalmente están ocultas, y por tanto no me voy a quedar tranquilo hasta dentro de un rato mientras no vea hasta qué punto se está efectivamente…

    - Yo…

    AGC - Adelante.

    - Me parece que lo de información tiene un significado que yo lo siento ahora como un inconveniente: es como decir lo que pasa, narrar los hechos objetivamente. Está muy cargado de ese significado. No meteríamos, por ejemplo, en información, cosas como “Cada uno es cada uno”, y eso es el lío.

    AGC - ¿Por qué no?

    - Normalmente no se entiende eso por información.

    AGC - ¿Por qué no? ¿Por qué no? Hasta las… no voy a decir el pueblo, pero algunas personas de entre el pueblo, de vez en cuando, lo dicen “Cada uno es cada uno”, es decir que informan y se informan a sí mismos. Como le decía a Don Jorge el campesino de Jaén cuando se quejaba de las barrabasadas que había cometido uno u otro: “¿No ve usté, Don Jorge, que cá uno es cá uno y tiene que jacer su cauná”, “y tiene que jacer su cauná”: le informaba; le informaba a Don Jorge, que tal vez no se había dado cuenta, “¿No ve usté, Don Jorge, que cá uno es cá uno?”…

    - Sí, lo normal es que información no sea… no se llame información a esto, al menos la información de los Medios.

    AGC - ¡Ah!, bueno, eso es un tipo de información. Yo lo he dicho de la manera más general para indicar que no está aquí. “Cá uno es cá uno” será una información en la que este hombre del pueblo tenía que hacer creer al otro, pero desde luego no está aquí, ni se palpa, ni nada, es algo que pretende saberse. La información es una historia, es una filosofía, es un proyecto, es un plan, todo esto a lo mejor no sería nada malo, sino que eso es lo que costituye el total de nuestras vidas; lo que se nos vende como vida consiste en eso. El ‘total’, porque es casi el total, porque, aparte de eso, hay lo que pasa AHORA y que no hay quien lo coja, pero eso no cuenta en el cómputo de la Realidad naturalmente, el darse cuenta de que nuestras vidas consiste en eso, en pretendidos saberes, informaciones acerca de lo que va a pasar, de lo que ha pasado, con uno, con los hombres, con el mundo. Venga, me sigo callando porque hace falta más voces que respondan a una cuestión como ésta. Cuanto más simple es, más preciso será darle vueltas, todas las que haga falta. Sí.

    - Que ya que estamos en plan… ya que estamos en plan perogrulladas, pues allá seguramente va otra: yo creo que en nuestras vidas, eso que tú dices que es lo que llaman ‘nuestras vidas’, no es sino esperar a la desdentada, esperar a la muerte. Pero ahora me impresionó un poco… es decir, esperar, esperarla a ella, desesperar de ella, temerla, puesto que la muerte no es sino el miedo que se le tiene, eso parece que yo lo siento. Más que entenderlo, lo siento. Entonces, el problema… A mí me gustaría, quería decir, ¿cómo podemos ligar eso a lo que se dice aquí durante tantísimas semanas?

    AGC - ¿Cómo?

    - Que ¿cómo podemos ligar eso, que parece una perogrullada, y seguramente lo es…?

    AGC - ¿Cuál?, ¿cuál? Repite.

    - “Nuestras vidas”, entrecomillado, es esperar a la muerte. Nuestras vidas consiste en esperar a la muerte. A mí me impresionó una cosa que dijiste hace como un par de meses, y el otro día en un -como dices tú-, en un pantallazo de ordenador, me quedó como una cosa un poco pueril por mi parte, pero que en este caso hay que reducirlo a lo pueril: consultando biografías de personalidades y famosos en general, vi cómo ponía “Fulanito de Tal”, “Menganita”, y entones ponía, abría paréntesis, fecha de nacimiento “1935”, guioncito, espacio en blanco, se cierra el paréntesis. Entonces, lo de las lápidas, tú decías que eso había que invertirlo porque lo que pasa en verdad es que habría que poner: espacio en blanco, guión, y la fecha de la muerte [] aleatoriamente el dígito, que es lo de menos. Lo que sabemos desde que nacemos es que nos vamos a morir…

    AGC - ¿“Lo que sabemos”?

    - Desde que nacemos es que nos vamos a morir. Es decir, vamos a ver, a ver si me explico con claridad: la muerte es coextensiva de la Realidad, en el sentido que tú empleas la palabra ¿no? Es lo mismo. Sustantivamente es la Realidad misma. De modo que nuestra vida, en ese sentido, no es más que muerte. No sé cómo se liga ello al asunto de la tertulia. No, no: muerte, miedo a la muerte, es decir, muerte: la desdentada, vaya. Por volver a los versos de Machado, aquellos que conocerás perfectamente de “Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita / todas las desesperantes posturas que ponemos / para esperar… Pero Ella no faltará a la cita”.

Bueno, pues no sé cómo se podría…

    AGC - Sí, bueno, yo creo que has hecho bien en sacar todas estas cosas que en términos semejantes hemos estao tratando a lo largo de los años. Bueno, es la primera información, ¿eh? Hemos dicho tantas veces imaginando un niño que represente a cualesquiera niños, que apenas ha terminado la guerra con la lengua de los padres, al año y medio, dos años, con la victoria normal de la lengua de los padres, del idioma que le haya tocado al niño, ésa es la primera información que recibe: “Te vas a morir”, “Estás condenado a muerte”. De manera que, en efecto, lo que he dicho de información con respecto a lo llamado Futuro podéis centrarlo y resumirlo en eso (que es la primera, y de la cual, de ese saber de la muerte futura que nunca está aquí -nunca está aquí- es siempre información, siempre futuro), eso explica y desarrolla, y con eso desarrolla todo lo demás: las operaciones del Dinero, del Capital,  la de los Estados, la Historia entera, de los pueblos, la ordenación de la biografía de uno, los matrimonios, todo se ordena con respecto a ese fin previamente sabido. Estamos luchando contra esto, esta tertulia política es una guerra contra la muerte, y queriendo ‘muerte’ decir precisamente lo que acabamos de decir. Un breve paréntesis: estamos tratando del tipo de cosas que somos nosotros, suponemos que a las otras cosas no les pasa esto, carecen de una información de su muerte futura. Y así como aquí estamos luchando contra el Poder, que nos costituye y nos mata juntamente, así tenemos naturalmente que luchar contra esa información, esa Fe, lo primero. Nosotros decimos a veces “parecernos a las demás cosas”, que parece que no lo tienen; que parece que no lo tienen, que no tienen esa muerte como perpetua información de lo futuro. Más.

    - Sí.

    AGC - Sí.

    - Perdón. Lo que pasa es que con lo que se ha dicho anteriormente, como ha dicho él, la muerte es el miedo a la muerte. Y entonces, si no existe miedo a la muerte, no existe muerte. Yo puedo decir, bueno, se puede decir con Epicuro, que, bueno, que la muerte no es nada, y por consiguiente no hay ningún miedo a la muerte, porque la muerte…, o sea, ¿qué miedo podemos tener a cuando no tengamos ninguna sensación, ninguno, no existe nada?, y si no existe el miedo a la muerte, toda esa concepción de la muerte, todo esto desaparece.

    AGC - Bueno, la verdad es que, como ves, vuelves a filosofar. Aquí no se filosofa, aquí se está matando a la muerte. Filosofando la cosa se estropea siempre un poco. No, no, la muerte no es el miedo a la muerte, es un saber, lo primero: una información del futuro. Miedo se puede tener de cosas que no tienen nada que ver con eso, pero el miedo a la muerte es un miedo específico, es un miedo condicionado por la información; te han dejado la incertidumbre de la fecha, pero lo que te dan desde niño es la seguridad de que estás condenado a eso, y por tanto no es un miedo cualquiera, es justamente un miedo fundado en la información de lo futuro, y todos los futuros proceden de ahí.

    - Ya, pero yo también lo que veo es que está mezclada la historia o la vida de uno con otros momentos o otras sensaciones que no son ni futuro ni pasado sino que surgen. Por ejemplo, uno se propone ir una tarde a un museo y le empieza a dar un dolor de estómago terrible que deja de ir al museo. Entonces, algo está sintiendo en ese momento que no es información, le duele y dice “Yo no voy a ir”, pero ¿quién lo siente?, ¿quién siente el dolor de estómago y quién es el que hace el plan de futuro de ir al museo? O sea, que es un lío. Un lío.

    AGC - ¿Y quién es el que deja de ir por culpa del dolor?

    - ¿Eh?

    AGC - ¿Y quién es el que deja de ir por culpa del dolor?

    - Claro, claro. Y así con todas las historias de la vida…

    AGC - Sobre eso…

    - …que estás mezclando en el momento, y otras cosas que pertenecen al pasado. ¿Y quién es el que siente y quién es el que hace planes?

    AGC - Su vida es el ir a ir al museo, y el haber ido al museo. Eso son nuestras vidas, lo demás...

    - ¿Y el dolor de estómago? 

    AGC - …Lo demás, que eso tenga una condición de futuro cumplido como pasado o que no llegue a tenerlo, es accidental. Es accidental. O dolor de estómago, esto nos distrae mucho, pero un paréntesis: (naturalmente, ni siquiera este tipo de cosas que somos puede estar seguro de que un dolor de estómago no consista en una información, porque estamos hartos de ver cómo nuestras enfermedades en general están todas ellas efectivamente fundadas en informaciones, falsas naturalmente, como todas, no hay ninguna información verdadera). Pero, luego, sobre lo que ha sacao Teresa, dentro de un rato, cuando coja más voces, volveremos, se puede hacer como una especie de diálogo entre el que va a hacer una cosa y el que pregunta.

    - Agustín, siguiendo con lo que decía Teresa, a mí se me ocurría, pues ese paréntesis entre el pasado y el futuro, por ejemplo, en vez de un dolor de estómago, estás en el hospital, no ahora, que ya lo sabemos, pero hace 20 años, estabas esperando que tu mujer diera a luz, no sabías si era niño o niña. Ese istante, que no sabes si aparece niño o niña, eso representa ¿qué?, esa, esa… pues yo que sé, esa esplosión, pues de gozo del padre, de tal…

    AGC - ¿De no saber?

    - De no saber…

    AGC - ¿El gozo de no saber?

    - Sí, de no saber. De estar ahí esperando el momento que aparezca eso que no sabes. O sea, es una alegría, pero no sabes si va a ser niño o niña, y te dicen “niño”. Bueno, a partir de ese momento ya es información, pero un istante antes, ¿qué ha habido ahí?

    AGC - Hombre, información. Sabes que tu mujer va a parir y además estás seguro de que es tu mujer y que normalmente lo que va a parir es una criatura humana, normalmente, salvo accidente…

    - Pero lo que estás sintiendo…

    AGC - …Y uno puede pasarse todo ese rato…       

    - Eso es la Fe en creer que vas a ser padre.

    - Pero, hostia, entonces no tenemos salvación por ningún lao.

    AGC - …puede pasarse todo ese rato en grandes especulaciones y dudas sobre lo que va a pasar. Pero, vamos, eso no le hace a ese istante ser ningún istante distinto de todos los demás de la Realidad, el hecho de que haya dudas o que uno se sienta invadido de una alegría de lo que va a venir. Efectivamente, pertenecerá a este diálogo en el que entraremos, que le decía a Teresa, entre el que declara que va a hacer una cosa y que eso le vuelve feliz, y uno que le responde “¡Hombre!”. Ese diálogo es el que dentro de un rato volveremos a sacar. Pero querría más sobre la perogrullada misma del reconocimiento de que nuestras vidas consisten todo en eso, quitando lo que está pasando AHORA, que eso no nos pertenece. Sobre el reconocimiento de esto es lo que quería recoger, que haya más voces. Sí

    - Agustín…

    AGC - No sé: uno de lo dos.

    - Bueno, a mí me parece que el falseamiento se ve muy claro cuando…

    AGC - Fuerte, por favor.

    - Más alto.

    - …Sí. Que el falseamiento se ve muy claro cuando se le hace notar a alguien eso, de AHORA, y le dice que sí, que efectivamente AHORA…, que la vida es una sucesión de AHORAS, y...

    AGC - No: si te dicen eso, ya es que se están defendiendo ¿eh?

    - No, no: que el falseamiento se nota cuando le contestan eso a uno.

    AGC - …Si te dicen eso, ya se están defendiendo, porque no es verdad que sea ninguna sucesión de AHORAS.

    - Por eso, pero a eso me refiero: alguien le hace notar a otra persona que AHORA le saca de todo lo conocido, y la contestación suele ser “Efectivamente, la vida es una sucesión de AHORAS, no sé qué…”, una domesticación de esa cosa que se sale de lo conocido.

    AGC - Es una defensa, sí, muy normal. Porque es… te lo remiten al Tiempo, que es la Realidad. Le haces notar que eso no pertenece a la Realidad, pero te lo convierte en Tiempo, por ejemplo, lo que has dicho: una sucesión de momentos. Como si AHORA pudiera ser ‘el ahora’, como si AHORA pudiera ser ‘un ahora’, pero, hombre, AHORA no es el ahora, y AHORA no es un ahora, lo mismo que yo no soy ‘un yo’, ni yo soy ‘el yo’, soy yo, y no se me pueden confundir con el yo ni con un yo ninguno, no. Pero efectivamente, tienes razón, ésa es la defensa, eso te encuentras normalmente: la imposibilidad de reconocer que hay AHORA, que se sale de toda Realidad, porque eso implicaría volverse a nuestras vidas y reconocer que todo lo demás son ideas, información, saberes, Fe, que nunca hay nada que esté aquí.

    - Bueno, a mí me chirría un poco el planteamiento éste que has hecho, porque me da la sensación de que estás poniendo lo que pasa y lo que es la información como si fueran las dos caras de una moneda ¿no?, como si hubiese una totalidad de la vida, y sabemos que ‘todo’ no lo hay.

    AGC - No, no, es que… tal vez yo me he… No he sido lo bastante claro: AHORA no pertenece a la Realidad, no hay ningún total. No hay ningún total. Cuando he dicho que… el reconocimiento implica reconocer que “la casi totalidad de nuestras vidas”… he querido decir que eso del más, el vivir de veras, es una rotura del total, es el defecto del total, no que de ninguna manera pertenezca por suma al total []. AHORA es yo cuando no soy el yo ni un yo ni nada. AHORA es el defecto de la totalidad, es la denuncia de que es mentira lo que nos quieren hacer creer, es decir, que las cosas son todas, que la Realidad es todo lo que hay. Más. ¿Nada?, venga, por favor.

    (Voces procedentes de al lado de la sala de la tertulia)

    - (Un poquito más bajo, que no se oye nada)

    AGC - ¿Eh?

    - (Un poquito más… Gracias)

    - (Te están llamando la atención…)

    AGC - ¿Qué les pasa?

    - A ver si bajan la voz.

    - Están informándose.

    AGC - Les ha entrao algún entusiasmo conversacional. Bueno…

    - Están informándose porque no viven la Realidad.

    AGC - La charleta []. Bueno, vamos a la…

    - Agustín: que me preguntaba lo de el ahora, que no se puede coger, dices…

    AGC - “El ahora” no: AHORA. El ahora no es AHORA.

    - AHORA tengo un pañuelo en la mano, AHORA, AHORA, AHORA… ¿no está siempre…?

    AGC - Cada vez que lo dices, desaparece. Cada vez que lo dices deja de ser verdad.

    - Pero, ¿sigue siendo AHORA, o…?

    AGC - No, no. No creo, ¡qué va a ser! Eso es ya coger los AHORAS sucesivos como si se pudiera sumarlos, lo que decíamos antes, pero no hay manera de sumar AHORAS. No hay manera de sumar AHORAS y siempre hay que hacerlo paralelo conmigo mismo, yo, que no es el yo. No hay manera de sumar. No hay manera de sumar yoes cuando yo son yo; yo está fuera de la Realidad, AHORA está fuera de la Realidad, lo sinfín está fuera de la Realidad, son el defecto y la rotura, el reconocimiento de que la Realidad no es todo lo que hay. Y lo que dices, pues es eso, es la defensa natural: convertimos AHORA en ‘un ahora’, pero, hombre, AHORA no es un ahora, es AHORA, y AHORA no es ni un ahora ni el ahora...

    - Pero ¿cuándo deja de ser AHORA?

    AGC - En el momento de decirlo.

    - …De querer decir AHORA, ya no es AHORA.

    AGC - En el momento de decirlo, tú lo vas diciendo. Como se dice en lenguaje vulgar: no te da tiempo ninguno; con el decirlo ya… Eso sería vivir de verdad, fuera de la Realidad. Para eso es para lo que tenemos que reconocer que la casi totalidad de nuestras vidas consiste en lo otro, en creernos que sí, que tenemos fechas de nacimiento, de muerte, de…, que podemos sumar meses, sumar cumpleaños, todas esas cosas.

    - Pero, se me ocurre a lo que se está diciendo, que en vez de centrarnos en lo diferente que es AHORA de el ahora o de un ahora, vamos a fijarnos en lo que tienen que ver, y obviamente cada AHORA (este AHORA, AHORA) es recordado de alguna manera, y esto que está aquí recuerda AHORAS (ya son AHORAS, es cierto y digamos), y entonces hay una relación entre AHORA y esos AHORAS que uno recuerda, y sí que hay una relación, aunque sea semántica, entre AHORA y los AHORAS.

    AGC - Hay una relación, es muy sencilla además: el ahora es la muerte de AHORA. El ahora es justamente la muerte de AHORA, de la misma manera que bajo el Régimen que padecemos el yo es mi muerte. El yo es la muerte de mí que no escapa a nada, de la misma manera. Exactamente, la relación es un lío. Es muy clara, harto clara.

    - Pero no sólo ésa, hay también…

    AGC - ¿Eh?

    - No sólo ésa, hay también otras relaciones, yo diría.

    AGC - Se acabó. Ésa es la esencial. El ahora, el momento, los momentos de la Historia, los momentos de mi vida, las fechas, son muerte. Son todo representaciones de muerte destinados a evitar el peligro de que se viva AHORA, un peligro que para el Poder es mortífero. Recordad que nos apoyamos, aunque con dudas, en las demás cosas a las cuales no parece que se les dé esto de la información respecto a la muerte futura, ni por tanto nuestro tipo de informaciones.

Vamos con ese diálogo, entonces, que antes se me ocurría que podía darse. Es simplemente esto que tiene que ver sobre todo con las cosas que se hablaban el último día. Es decir, uno que piensa que el Dinero nunca puede dar nada bueno, que de Arriba nunca puede venir nada bueno, que por tanto las pretensiones de felicidad, de pasárselo bien y cosas por el estilo, en vidas como las nuestras, son engaños por sustitución y por aceptación de lo que el Dinero sí puede dar, que son los sustitutos, buen sustituto de aquello que se deseaba. Lo que el otro día decíamos, motor de esta política que nos traemos, son los deseos no realizados, porque los deseos realizados son precisamente lo que se vende, lo que costituye toda esta vida nuestra contada a partir de la muerte; a partir de la muerte para atrás.

Pues hay uno que piensa así, más o menos, otro que por el contrario pretende que él puede conseguir, tiene medios para lograr ser feliz (ser feliz, por decirlo así; por decirlo así, usando el término más habitual), dice “Pues mira, yo ahora voy, me voy a tomar una cerveza que tengo muchas ganas y no sabes cómo va a saber de bien y te vas a ir al carajo porque yo puedo pagar la cerveza, puedo acercarme al bar, tomármela y bebérmela, así”, o “Pues mira, ahora puedo cogerme un rato con una puta, y ya verás cómo me lo voy a pasar, y tú te vas a quedar ahí retorciéndote con todas tus mandangas y todos tus [], y ya verás. Yo puedo pagarlo, puedo ir, puedo… Ya verás cómo me lo paso, y tal”. Luego te dice “Pues mira, aquí, ya ves, me voy a comprar una casita en el campo, dentro de un mes me la tienen, y ya verás cuando estemos en la casita del campo, yo con los niños y eso, cómo vamos a vivir, y no como aquí en esta peste en la que estás sumido, tal”, o “Pues, mira, me voy a comprar un viaje a las Bahamas, de siete días en las Bahamas, y nada más tienes que mirar los carteles, ya verás cómo se lo pasa uno en las Bahamas cuando no tiene nada que hacer, y allí tranquilo, y cómo voy a disfrutar de la vida verdaderamente”.

Bueno, retahílas, me he cansao demasiao, pero tenía que recordaros a qué suenan las retahílas de ordinario. Entonces el otro, ante toda la retahíla, tiene que decirle “Pero, hombre, ¿cómo puedes pasártelo bien ni con la cerveza, ni con esa mujer, ni con…?, ¿cómo puedes hacer eso?, ¿es que puedes olvidarte de que el mundo está lleno de hambrientos, de miserables, de desgraciaos?, que todos los días te los cuentan por los Medios, pero que es verdad; es verdad, porque es una información en la que tienes que creer, que está lleno el mundo de todos esos desgraciaos, esas hambres, esas enfermedades, ¿cómo puedes tú hacer abstracción de eso para pasártelo bien? ¿No te das cuenta que no puede ser, que, a poco que seas sensible y racional, la cerveza se te va a estropear en cuanto te acuerdes de todo eso?, se te va a estropear, no vas a poder disfrutar, porque para poder disfrutar tendrías que hacer eso, olvidarte, engañarte, ¿cómo te vas a engañar tan descaradamente, no?”. Bueno, pues esas cosas. Esas cosas caen de muy lejos, sí, efectivamente, puedes demostrarme que el Capital está siempre manchado, o peor todavía: que la miseria de los miserables está inserta en la moneda misma del Capital, en la moneda con que pago la cerveza, con que pago la casita, está la miseria. Puedes decir “Bueno, pero de todas formas eso me cae demasiado lejos, el caso es que yo…” (y vuelve a decir la []) “Yo voy y me lo voy a pasar de puta madre y no hay quien me lo quite, y no sé qué”. Bueno, no te… le dice “Pero, hombre, ¿cómo puedes ir a hacer eso y pensar que te lo vas a pasar bien?, ¿es que te olvidas que tu padre se ha muerto y que no puede asistir por tanto de ninguna manera a esa felicidad de la que vas a disfrutar con la cerveza, alegrándose o reconcomiéndose?”, o “¿No te das cuenta de que anteayer se ha muerto tu amigo, tu amigo que efectivamente tampoco va a participar en esto?, ¿y cómo esas muertes te las vas a quitar de encima?, esas muertes están ahí, necesariamente tienen que estropearte cualquier disfrute que pudieras tener, no puedes ser tan insensato, tan falto de sensibilidad, están ahí…”. Dice “Bueno, vas a tener amigos, pero son otros”. “Después de todo eso me cae demasiao lejos, yo ahora voy con lo que a mí me queda, con lo que puedo, y verás como me lo paso allí, tal”. Dice “Pero, hombre, más de cerca, pero ¿no te das cuenta que tienes una llaga enconada en el pulgar de la mano izquierda, que seguramente te está produciendo hasta fiebre, y que según está te tiene que doler?, ¿cómo, con esa pupa enconada en el pulgar, vas a pasártelo bien con la cerveza ni con la puta ni con nada?, ¿y quién sabe si dentro de un mes, cuando tengas la casita, no se te habrá puesto peor todavía? Pero ahora por lo pronto tú tienes eso, tienes ese mal, por poner un ejemplo, eso te lo dice cualquiera, de manera que eso por fuerza te tiene que estropear la felicidad, uno no puede dedicarse a ser feliz mientras se le está hinchando el dedo y le está doliendo de esa manera, eso no puede ser ¿no?”. “Bueno, también desentenderme incluso de eso”. Le dice “De todas maneras ¿no te das cuenta de que el que dice que se va a tomar una cerveza dentro de un rato no es el mismo que se va a tomar la cerveza?, por más vueltas []. Tú, ¿cómo puedes decir “me lo voy a pasar de puta madre tomándome esta cerveza o dentro de un mes comprándome la casita”, cuando es evidente que no eres el mismo, que eso lo dices ahora porque lo estás diciendo ahora, porque te haces una idea acerca del porvenir  de dentro de diez minutos o de dentro de un mes, pero que el que disfrute, ése ya no vas a ser tú, es evidente que no vas a ser tú, y a lo mejor, ése que se encuentre con la casita o con lo otro, ya no piensa lo mismo acerca de la felicidad, puede muy bien haberse cambiado todo ¿no?”. Y, bueno, ahí termina, más allá no se puede ir: el reconocimiento de que efectivamente el autor de la propuesta de ser feliz de ninguna manera puede responder de ser el mismo que el que en ese Futuro va estando… va siendo feliz ¿no?

Una muestra de cómo el proyecto, el fin, la futuridad de lo propuesto mata cualesquiera posibilidades, lleva implícita en sí la muerte: el fin mata, y nuestra guerra es, hasta fundándonos un poco dudosamente en las otras cosas, incluso animales, que no tienen Futuro, que no tienen un fin al que dirigirse, nuestra guerra es contra eso: si algo se puede hacer contra el Poder, es decir, contra la Fe, es decir contra la mentira, es desde luego renunciando a cualquier forma de proyecto, de Futuro, de fin. Porque cualquier forma de proyecto o de futuro o de fin es como el de que piensa que se lo va a pasar de puta madre dentro de un rato, es una equivocación, una mentira, una muerte.

Se puede esto hacer sentir también, aparte de la vida corriente, también en la Literatura, por ejemplo. Hace tiempo que leyendo alguna de las novelas de las buenas, digamos, de una de esas damas inglesas que me caen entre manos, me di cuenta (una novela larga) de que mientras me estaban contando cómo eran las calles, qué cara tenían los personajes que estaban en las habitaciones, me estaban metiendo por una ciudad desconocida y pintándome casas, y pintándome figuras, pues bueno, estaba como en la vida corriente: pasándomelo bien en el sentido corriente de que podía incluso a lo mejor disfrutar de aquella ciudad, de aquellas calles, de aquellos tipos extraños que me salían, hasta que empezaba asomar el argumento…

    - ¿“El”?

    AGC - El argumento de la novela, el argumento. Hasta que se empezaba a ver que aquello iba hacia algún sitio, que aquella novela efectivamente iba a tener un fin, y estaba dirigida hacia ese fin, y que las cosas que se me contaban todas estaban dirigidas hacia ese fin, en ese momento empezaba ya a aburrirme, si seguía leyendo la novela era un poco por pereza de cortar, por obligación, pero la presencia ya del argumento, de la finalidad, del fin, arrastraba consigo ya un elemento que antes no había en aquel disfrute de novedades que la novela me traía: un tiempo vacío, un aburrimiento. Un aburrimiento justamente traído del tiempo vacío, o sea, de lo que va desde ahora, que están pasando las cosas, hasta el fin de la novela y al desenlace que dé una especie de razón de todas las cosas que han pasado antes. O sea, al revés de lo que el Orden manda, porque el Orden manda que con lo que te diviertas y te lo pases bien sea con el suspense, lo contrario justamente: que sea la película o la novela que te hace estar pendiente de lo que va a pasar después, del fin que va a venir, lo que supone que hace sentirte encandilao y gozoso.

Para darse cuenta de cómo es la mentira de ese gozo que los Medios proporcionan y la Literatura normal y las películas normales, supongo que el ejemplo basta. Cuando uno se mantiene simple es al revés: basta que se empiece a ver que hay un fin, y que la novela, la película, va hacia ese fin, que el desenlace lo va a explicar todo lo que ha pasado, cuando viene ya, lo mismo que en la vida corriente: tiempo vacío…

    - Pues no. Agustín: algo más… No, no, no. No, para nada.

    AGC - …tiempo vacío, aburrimiento. De manera que saco la novela para que fácilmente, cualquiera lo puede hacer, para…

    - Puedes leer a Dickens quinientas veces, y saber la historia, y…

    AGC - …para (un momento, por favor), para que cualquiera lo puede hacer, lance esto sobre la vida corriente, pero no lo he dicho como si la novela fuera un caso especial. Es para que, a partir de la novela, se entienda mejor cómo es esto que en la vida corriente…

    - Pero no se puede, porque la novela es lo contrario: aunque haya fin te pierdes cada vez que lees la novela. Pasa en Dickens, pasa en Flaubert, y pasa… y te da igual saberte la historia de Grandes esperanzas, que la vas a leer trescientas mil veces sabiendo paso a paso lo que va a pasar…

    - Eso quiere decir que el argumento no importa.

    AGC - No sé si te sigo bien. A ver, sí, dilo otra vez. Dilo otra vez.

    - …Y sabes paso a paso lo que va a pasar. Justamente en la novela pasa eso,  y lo lees doscientas veces. A Dickens lo puedes leer toda la vida. 

    AGC - No te entiendo.

    - Eso indica que el argumento no importa.

    AGC - ¿Eh?

    - Significa que el argumento no importa.

    - Pues eso, lo que estoy diciendo. Que es justamente… Entonces la novela no vale como ejemplo para la vida real, es precisamente lo contrario.

    AGC - No entiendo. No entiendo lo que quieres decir, Rosa.

    - Sí: tú pones el ejemplo de que en el momento en que presientes el argumento en una historia, desaparece el encanto de la historia. Y yo te digo “No, en Dickens tú sabes cómo es lo que va a pasar, y puedes leer trescientas veces la novela, sabiendo lo que va a pasar…

    AGC - Sí, claro, claro.

    - …y no desaparece la magia de Dickens nunca”.

    - Está en otro lado…

    AGC - Sí, puedes repetir []…  

    - Está en el argumento…

    - No, no, pero entonces que aclare qué es lo que está mandao, pero eso no es lo que pasa con la Literatura, ni mucho menos.

    AGC - …acordarte más o menos bien. Desde luego cuando se inventó (mucho antes de inventarse la novela)…

    - Y en Madame Bovary me encanta.

    AGC - …Mucho antes de inventarse la novela, cuando se inventó el teatro, por el siglo V antes de Cristo, la gente sabía el argumento de ordinario, porque les ponían en escena mitos, de Hércules, o de las [], la gente sabía. Sí, pero lo que yo no veo cuál es la contradicción. Puedes efectivamente repetir y puedes disfrutar…

    - La contradicción la veo en que pones como ejemplo para explicar la Realidad algo que está totalmente fuera de eso.

    AGC - …Puedes disfrutar no sólo a pesar de, sino tal vez mejor, porque no tienes que preocuparte, porque ya sabes lo que va a pasar. Pero yo estaba diciendo lo contrario, es decir, que en una novela que te introduce en sitios desconocidos, el encanto dura mientras no aparece el argumento, que todavía no sabes cuál es, pero es como en la vida corriente: lo seguro que te dan desde pequeño es la muerte. Las circustancias y las fechas, eso no te lo dan, no te lo escriben, se limitan a escribirte lo fundamental que es el fin. Y es de eso de lo que estaba hablando. Como cualesquiera cosa que aquí nos pueda salir, hacer contra el Poder, tiene que partir de esa condición de renunciar, renunciar a cualquier fin. No, no la repetición… También en la vida podrás practicar la repetición, unas veces puede dar frutos, otras no, pero así es la vida, nunca se sabe cuándo va a saltar la liebre.

    - Pero entonces, es que me ha sugerido, cuando estabas contando esto de la novela, me he acordao inmediatamente de los sueños ¿no? Los sueños no parece que tengan un argumento, no tengan un fin, y sin embargo siempre hemos dicho que lo que se sueña es tan real como la vida despierta.

    AGC - Forma parte de la Realidad, sí. Sí. Sí. Tiene este inconveniente, ya sabes que de ellos no sabemos más que lo que recordamos de despiertos. Es una cosa tremebunda, no hay quien pueda… no hay quien pueda ahora colocarse dentro de un sueño y ver lo que pasa. Y, claro, recordándolos a posteriori, pues ya no es lo mismo ¿no? Desde luego puede uno no encontrarle a aquello ni pies ni cabeza, por tanto, una serie de… recuerda una serie de sucesos oníricos que no parecían ir a ninguna parte, puede recordarlo así. O puede… no, o puede interpretar, ponerse enseguida a interpretar y entonces atribuirle al subcosciente que ha proporcionado esas imágenes alguna forma de intención, una intención en el subcosciente que las ha hecho surgir. Vamos, pero es lo de menos; desde luego los sueños, aunque no los podamos conocer más que así, por una información, ya casi interpretación a posteriori, son igual que el resto de la Realidad ¿no?: pueden presentarse de tal forma que desborden de cualquier intento de finalidad, de sometimiento, o pueden quedar sometidos en su curso a aquello, como pasa en la vida corriente. En la vida corriente estamos en principio condenados a muerte. Eso es lo que hemos dicho, es contra lo que esta política está. Estar condenados a muerte no quiere decir (en contra de lo que ellos creen) la seguridad que ellos creen tener. Los que tienen Fe son ellos, los de Arriba, el Poder mismo. Nosotros estamos por aquí intentando hacer algo gracias a que por otro lado sentimos que eso les falla a cada paso, que el proyecto, el fin antepuesto no es necesariamente una Fe, es una condena, pero que desde luego, lo de que sea fatal, que está ya hecha la muerte de antemano, eso es una Fe de ellos, aquí no tenemos por qué creerlo, y por eso estamos… por eso estamos metidos en esta guerra ¿no? Ya recordáis lo que hemos dicho de una manera más trivial: el hecho de que todos los días los predicadores por los Medios tengan que estaros recordando la muerte, es decir, el fin, es decir el argumento de la Historia, es decir, la Realidad, es una especie de sugerencia de que no están seguros, de que la Fe no es tan segura, y es justamente gracias a eso cómo aquí podemos andar metidos en este intento de hacer algo que no sea lo que ya está hecho, lo que está ordenado desde la muerte.

    - Agustín. Que te vas cargando todo, y me da un poco de miedo. Pero vamos a ver, cojamos algo que respetas obviamente, como algunos poemas que tú citas de alguna manera con respeto, entonces, ¿de qué manera esos poemas que tú respetas se libran de esa muerte y de alguna manera se salvan de ella?

    AGC - Bueno, en principio de la misma manera que cualquiera (como acabo de decir), a pesar de la condena a muerte, en principio, puede descuidarse y en un momento, cuando menos lo podía esperar, cuando menos se piensa salta la liebre: es feliz fuera del Tiempo, fuera de sí mismo, le puede pasar. Bueno, a lo largo de un poema a veces se puede añadir también, como respecto a la vida corriente, raras veces sucede que en contra probablemente de la intención que el poeta podía tener (porque si hay intención, se acabó), pero en contra de eso, pues acierta, por el propio juego de las palabras, unas contra otras, a dar eso que no es significar, que no está condicionado por ninguna intención, que es un des-cubrimiento, des-tapamiento de la mentira. Eso en algunos de los versos que nos ha llegado hasta por escrito que, como dices, respeto, como también en algunos de los razonamientos que nos han llegado incluso por escrito y que también respeto o aprovecho: como en la vida corriente: puede darse gracias a que la Fe falla, por eso tienen que predicarla todos los días. La condena está ahí, ésa es la costitución misma del Poder y de la Realidad, pero que se lo crean ellos, que se lo crea Dios mismo, el que crea en sí mismo, aquí no tenemos por qué, gracias a que nunca estamos bien hechos del todo, que no somos uno de verdad, y todo eso.

    - Sí… Digo que ¿no se podría relacionar esto que hemos hecho aquí varias veces de decir que la negación no es lo contrario de la afirmación, que negar algo no es decir que hay otra cosa, o que decir que no hay verdad no quiere decir que sabemos qué es la verdad? No sé, darle la… Que lo estaba intentando relacionar con lo que estábamos hablando del Tiempo, del AHORA y del Tiempo. Entonces la idea ésta de que todo lo que se hace no tiene por qué ser precisamente un plan de Futuro: todo lo que se hace respecto a lo que sucede o lo que sea ahora inasible o lo que sucedió, no quiere decir que sea siempre de cara a hacer algo que venga por delante. Lo de aquello de Heráclito de libertad en la huida…

    AGC - Sí, sí. Eso es contra lo que [] justamente: eso es lo que sería intentar usar las armas del enemigo, que efectivamente vive del fin, vive del Futuro. Lo del NO tiene que ver con lo que decíamos ahora del ocasional destapamiento, descubrimiento. No implica ninguna sustitución por otro Futuro, el Futuro es la muerte, el Futuro es del Poder, de los que mandan. No implica ninguna sustitución por otro Futuro, es simplemente descubrimiento de la mentira. Descubrimiento de la mentira. Es lo que queda en nosotros de pueblo-que-no-existe sabe decir y sigue diciendo siempre: NO, NO. “No lo creo”, “no es verdad”, una y otra vez.  

    - Agustín.

    AGC - Sí.

    - En esta guerra vamos con desventaja: resulta que el Poder nos condena, y nos condena a muerte y, por lo que vemos, casi siempre acierta.

    AGC - ¡Ah!, no, no: es mucho peor que eso. Uy, si fuera eso, eso todavía sería cosa de Futuro. No, no: es que nos condena…

    - Solamente nos queda el NO.

    AGC - …nos condena y nos costituye: nos hace creer a cada uno en sí mismo, que, como sabemos, es lo peor de todo. Ésa es la muerte. Ésa es la muerte y no la por venir, la muerte que quiere decir incapacidad para descubrir y para sentir nada AHORA. Ése es, como sabemos, el uno que es lo mismo que el todo. Ése es el objeto de ataque con esto que nos quede de pueblo que sólo sabe decir NO.

Bueno, se ha hecho muy tarde, así que seguimos diciendo NO o aprendiendo a decirlo un poco mejor, si el Señor nos deja, si no se ofende demasiado, dentro de unos siete días.