27.08.2014

Tertulia Política número 233 (9 de Junio de 2010)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • La falta de motivo para que la repulsa del Hombre quede limitada a la defensa de los animales.
  • La lucha contra la Fe, una lucha contra la Administración de Muerte.
  • Tipos de lenguaje y grados de Fe. 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

Voy a hacer un entreacto antes de ver si me decido a seguir con lo del desprenderse del Hombre, desprendernos nosotros del Hombre y de uno mismo, si me animo a seguir con eso, si queréis ayudarme contestando, respondiendo a algunas cuestiones inmediatas que os plantee.  Una de ellas era ésta de qué pasaría si un día (por ejemplo hoy mismo, ¿por qué no?), no vengo, o vengo aquí y os digo “no se me ha ocurrido nada, no me acuerdo de por dónde iba la cosa, no tengo nada que deciros, no he pensao nada, no hemos quedao en qué diablos vamos a hacer...”.   ¿Qué pasaría?  Ésa es una de las cuestiones, y está ligada con éstas otras de ¿qué os lo que os hace, a los que estáis conmigo desde hace años, seguir viniendo aquí a lo mismo, aunque nunca sea lo mismo?  O a los que hoy han venido ocasionalmente, ¿qué es lo que les ha llamado a venir a esto?  Pues ésas son las preguntas, de manera que me quedo un rato antes de reanudar, esperando a lo que algunos tengan que decirme, a ver si me animáis; o me desanimáis del todo, que a lo mejor tampoco estaba mal, ¿no?  De manera que.......  Sí.

-Pues la primera pregunta depende de la tertulia, de la gente: si un día tu vienes y dices que no sabes qué decir, entonces, si la tertulia hubiera recogido realmente tu enseñanza, y fuera crítica y abierta, entonces habría temas que se tratarían con libertad siguiendo en parte lo que tú has enseñado, pero en parte no, y la cosa seguiría.  Si hubiera, como creo que hay a veces, gente muy ortodoxa de tu propio pensamiento, la tertulia se acaba.

A-Bueno, lo planteas, Javier, como una hipótesis irreal: “si la tertulia fuera como debe ser”, “si hubiera pasado esto o lo otro”...... , y ya comprendes que con eso no respondes mucho.  Yo estoy más bien tratando de imaginar qué es lo que pasaría esactamente en un trance como ése.  Y está la otra pregunta, de manera que sigo esperando voces.  Sí.

-Yo la primera vez que vine, hace un par de años, fue por curiosidad, y pensando que no vendría más que un día o dos, porque me sonaba a rollo todo esto de una tertulia, y del Ateneo y tal, y al principio me parecían una serie de barbaridades que no las entendía, y pensaba, “¿pero qué dice este hombre?”.   Luego estas cosas las he ido viendo que no eran tan esageradas,  y sobre todo me hace sentir bien el hecho de que aquí se esté hablando de otras cosas que no sean el trabajo y las cosas que comúnmente se hablan, y entonces me parece un respiro.  Y ná más.

A-Gracias. ¡Más, más voces, por favor!

-Pues a mí me hace gracia que preguntes justamente esto hoy, porque venía como con ganas de no sé, porque llevo un día con muchas dudas, y con mucho miedo, sintiendo mucho miedo, y tenía ganas de decirlo, que siento miedo, pues precisamente por todo ese desprendimiento que te va sucediendo, y entonces muchas veces acuden las dudas, y hoy curiosamente pues he tenido un día muy acuciado de esas dudas, de tener un miedo, de desprenderme del Humanismo éste, y de lo que conlleva, el abismo.....   Otras veces me da la alegría, pero hoy estoy con un miedo tremendo, y que no sé qué va a ser de mi vida, de mañana, de....

A-Dices miedo de tomarte en serio eso de desprenderse del Hombre, ¿no?

-Esacto.  Y luego por otro lado, la primera pregunta que has dicho, que no tenías nada que plantear, que no tenías nada que decir, a mí me parece una maravilla eso, porque surgen cosas imprevistas, como a lo mejor esta situación, que puede dar mucho de sí.

A-Bueno, ¡más!  Sí.

-A mí en cuanto a la segunda pregunta me pasa al revés que a Ester, que hoy precisamente es como que he sentido la realidad tan pesada, tan aburrida, que el venir aquí era como sentir un alivio, un desahogo, y por lo menos sentir que la Realidad no es todo lo que hay, dejarse escuchar, y dejarse sentir, y tenía muchas ganas de venir hoy.

A-¡Más!  ¡Más, por favor!

-Como acabas de preguntar que por qué viene cada uno de nosotros aquí, entonces yo, que llevo viniendo me parece desde que empezó esto, en el 97 o por ahí......

A-En el 97 empezó.  Llevamos 12 años y pico, sí.

-Pues yo, por decirlo así en corto y por derecho, vengo, si no suena demasiado pretencioso, para desconfiar de mí mismo.  Y enlazando con lo que dice Ester, yo ese miedo no lo siento.  Probablemente tengo otros más inconfesables, pero ése no lo siento, y ese miedo que siente ella, si lo interpreto bien, se aprende aquí ese miedo, se incorpora, como dicen los sicólogos, se mete en el cuerpo, y ese miedo es bienhadado y bendito, ese miedo es una bendición.

A-Bueno, no en cuanto miedo, tal vez.  ¡Más, más, por favor!  Es a lo que estoy, a oíros un poco, venga.  Que me animéis, o me desaniméis del todo,  me da igual.  ¡Venga!  Sí.

-Yo recuerdo que sucedió un día que tu no viniste, y nos encontramos aquí unos cuantos, hace unos años, y que intentamos retomar la reunión, seguir hablando un poco, y creo recordar que no fuimos muy capaces, que caímos en el vicio de hablar de la Política como los políticos, y que por más que tratábamos de salir de ahí, pues la verdad es que fue la cosa un poquito digamos decepcionante.  Entonces, ¿por qué seguir viniendo?: pues porque queda mucho tiempo todavía para dejarse hablar.  Porque no conseguimos dejarnos hablar, y entonces....

A-Los fallos desde luego son los fallos de la táctica ésa que es dejarse hablar, confiar en lo que queda de voz que no es de uno, que si se la deja puede salir.  ¡Más!

-Pues como yo no me puedo imaginar ni que no estés ni que te calles, pues es como trabajar con una fantasía: imposible.

A-¡Venga, deja de decir tonterías!  Deja de hacer chistes, y di algo.

-Es que no me lo puedo imaginar, y no trabajo con futuribles.

A-¡Que dejes de hacer chistes!  ¿Por qué sigues viniendo tú aquí?  Es lo que he preguntao, ¿por qué seguís viniendo?

-Entre otras cosas porque voy a tu lao, y un pasito, y otro pasito, y cuando me doy cuenta estoy aquí.  Por pura inercia.  Rutina desengañá.

A-Nadie cree en la pura inercia, tienes que buscar otras cosas.

-Por rutina desengañá y por ayudarte a cruzar las aceras, por ayudarte a cruzar la calle.

A-Nadie se cree eso.  Mira a ver si dices algo que se pueda creer.

-Todo lo que ellos han dicho funciona también en mí, pero además de eso está esa otra cosa desengañá que cuando llega el miércoles empezamos a poner un pie detrás de otro, yo no sé por qué.  ¿Por qué hay que saber por qué, cuando uno está contra la finalidad?

A-No, yo hago la pregunta por si de la pregunta surge algo que a mí me anime o me desanime.

-Pero anterior a todo eso está la incapacidad de imaginar que te calles o no estés.

A-Bueno, venga, por favor, ¡chistes, no!  Esto estaría ya para cualquiera, y muerto como cualquiera, vamos, no digáis tonterías.  ¡A ver, más voces!

-Bueno, yo vengo hace muchos años, he dejado de venir un tiempo, pero al principio estaba como maravillada, vamos, como diciendo “¡me acaban de quitar un velo que no sé como lo voy a manejar esto!”.  Y esto ha sido un descubrimiento, pero al mismo tiempo yo traía un roe-roe de la Realidad, que es una cosa que te carcome, ¿no?, una inquietud.

A-Algo como un conejito, como un roedor.

-Sí, como un ratón, como un roe-roe, yo siempre le llamo roe-roe.  Pero a veces tengo que decirte que también salgo con ‘roe-roe’ de aquí, y el roe-roe que se junta con la Realidad y con lo que se dice aquí, a veces es que digo “¿adónde tiro?”

A-Perdona, pero esos dos roedores no se pueden llevar muy bien entre sí, ¿eh?

-No, se llevan muy mal.

A-Porque si uno tiene que ser el roedor A, tiene que ser casi lo contrario que el roedor B, normalmente.

-Y en cuanto a lo que ha dicho Ester de que ella hoy viene con mucho miedo, a mí me ha pasado una cosa peor que a ella, que es que vivo, no con miedo: aterrorizada; aterrorizada por la Realidad, y con los años que tengo, que tengo más que usté.  Pero la tertulia siempre me ha calmao, ¿eh?

A-De acuerdo.  ¡Más, más, por favor!

-Yo creo en mí, aunque yo no me satisfazca.  Otra cosa es que (), y muchas veces he metido la pata malamente, pero la cuestión es lo que has planteado: el abandono de la tribu, enseguida se sienten huérfanos, ha cundido el pánico.  Y ¿qué se puede esperar de la tribu?

A-¿De qué tribu?  ¿De ésta, o de la de fuera?

-() Ayer tuve un sueño, que es que tú estabas sentado ahí, hablando, y todos dando vueltas.

A-Un sueño complicao, ¿eh?, porque ¡menudo Sistema Planetario el que te montabas ahí!  Adelante.

-Que en cuanto a lo primero, como no se ha dao, pues no se sabe qué puede pasar, y ahí está la gracia.

A-Bueno, alguna vez se ha dao.

-O otra vez que pase, pues no se ha dao, así que ahí puede estar la gracia.

A-Bueno, la verdad es que muchas veces he venido sin dedicarme a practicar el tomar el hilo, el enlace, y las cosas a veces no han ido peor por ello.

-Como uno se da cuenta de que vive engañao, que está engañao en muchas cosas, y que aquí pues algunas se le desvelan o se le desengañan, pues vienen para eso, para seguir en ello.

A-¡Más!

-Yo, a la segunda pregunta tengo que decir que no todos los temas que se tocan aquí me gustan mucho, pero a lo largo del tiempo, desde los tiempos del Café Manuela y antes, pues has tratado tantos temas interesantes que de alguna manera han conformado mi pensamiento, de tal modo que estoy muy conectado a tu pensamiento, y me sigue interesando.

A-Bueno, no es mío.  Si es mío, no te conectes. Si es mío no te conectes, ten cuidao.  Los temas son muy diversos, pero desde luego yo creo que siempre es el mismo: contra la Fe, contra la Realidad.

-Como decía Don Antonio: “confiemos en que no sea verdad nada de lo que pensamos”

A-“Confiemos en que no será verdad nada de lo que ¡sabemos!”.  ¿No ves que no rima?  Dice: “confiamos en que no será verdad nada de lo que pensamos”, y añade en subjuntivo, eshortativo, “confiemos en que no será verdad nada de lo que sabemos”, que puede ser lo contrario de pensar, porque pensar es eso de dejarse pensar, de dejarse hablar, y eso desde luego va muy en contra de lo que sabemos.  ¡Más, para no distraernos mucho con esto!

-¿Qué es lo que sabemos?

A-Lo que sabemos, la Realidad.

-Yo estaba pensando ahora que vengo aquí porque no tengo nada mejor que hacer, y entonces pensaba que esto se puede aplicar un poco a la idea de que es el intento de no ser uno, y de venir por lo tanto, y al mismo tiempo la contradicción de que el que viene es uno.  Vienes aquí intentando dejar de ser el que eres, pero el que viene es costantemente otra vez el que vuelves a ser, y entonces al final eso de que es porque no tienes nada mejor que hacer también lo relacionaría con la Realidad, que en la Realidad no hay otra cosa, pero piensas que puede haber otra cosa, lo que aquí hemos sacado otras veces de que no es todo lo que hay.

A-O sea, que quieres decir que te parece que las demás cosas que puedes hacer no te animan mucho, y entonces ésta dices “¡menos mal, ésta no me desanima tanto!”.  Traduzco, más o menos, ¿no?  ¡Más!

-Pero está claro que yo sé que soy la que soy porque vengo los miércoles.

-Si de verdad se siguiera la Filosofía de aquí, de la tertulia.....

A-¡Aquí no hay!  No hay.

-Pero si sólo viniéramos a dejarnos hablar realmente, no pasaría absolutamente nada, todo estaría igual, no importaría que estuvieras o no, pero lo difícil es dejarse hablar, porque la otra persona querrá defender su propia realidad, y entonces estaría ahí el problema.

A-Y uno la suya.  Tan difícil, tan difícil, que eso de que no pasaría nada, no: sería la revolución, si de verdad se llegara a semejante cosa, tan difícil es.  ¡Más!

-Yo lo que me trae aquí es que es el único sitio donde se puede oír o decir algo distinto, algo que no es lo que vas a encontrarte fuera de aquí precisamente.  Y luego me ha pasado con el tiempo algo que comentaban por ahí, que es que si vienes por aquí, claro, ya vienes a eso los miércoles, y parece que vienes a lo que tienes que venir, y entonces parece que eso sí va contaminando de Realidad.  Entonces yo ya he decidido que los miércoles vengo aquí a tomarme un vino, y de paso me paso por aquí.

A-¡Ah, eso está muy bien!  Quitarle la condición de finalidad a esto sería de lo más deseable.  Hay algunos que vienen por obligación.  Adelante.

-Quería matizar un poco más lo de antes, y que bueno, que como tú bien dices es como un consuelo venir aquí a oír algo diferente, lo que pasa es que la Realidad, al estar oyendo también ese canto a que no todo es lo que hay, pues la Realidad a veces se te empieza a hacer más pesada, y entonces a mí me pasa a veces que empiezo a hacer las cosas cada vez con menos entre comillas ‘ilusión’, de no poner ilusión a las cosas, y esto es lo que por otro lado se me tiñe de una cosa como tirando a depresiva o no sé como decirlo, pero es que a mí me gusta hacer las cosas con ilusión.  No tener ilusión en metas y todo eso, pero como ponerle......

A-Sí, lo has precisao bastante bien, Ester, y desde luego sería muy lamentable que el resultado de desprenderse de la Fe, de tus Ilusiones, trajera consigo eso, una falta de alegría para hacer las cosas.  Creo que no tiene por qué, pero sería lamentable si se produjera en ese sentido.  La liberación de cualesquiera ilusiones, de cualesquiera mentiras, nunca podría ni desanimar, ni deprimir, ni nada;  al contrario: siempre puede pasar, siempre se puede hacer algo que no sea lo que ya está hecho.  Las ilusiones, las esperanzas, son siempre encaminadas a un fin, y el perder la ilusión respecto a los fines debería despertar una alegría para otros modos de hacer o de pasar que no tienen fin.  Pero bueno, ¡más, en todo caso!

-Con relación a lo de Ester, a mí me produce un efecto todo lo contrario, porque aquí no se persigue un objetivo, y cuando persigues un objetivo, es la persecución de ese objetivo lo que te produce frustración, y es la Realidad lo que produce frustración, y si aquí venimos a desmontar la Realidad el proceso sería al revés, no hay un objetivo, si no hay muchos, y entonces....

A-Sí, el resultado debería ser al revés, pero la verdad es que no estamos tan bien costruídos que no se puedan confundir unas regiones del Alma con las otras, de manera que es normal que a Ester y a otros les pueda suceder algo.  Otros puede que tengan tanto miedo de que les pase eso de que pierdan las ilusiones, que entonces ni siquiera se enteran, no sea que les vaya a pasar.

-Yo la verdá es que vengo aquí, en pocas palabras, porque aprendo, y me gusta aprender, y descubro mundos no solamente por tu parte, sino también por parte de Isabelita, que he descubierto en ella un mundo de sensibilidad que desconocía, a través de su poesía....

-Muchas gracias, amado público.

-Y por tu parte, porque me abres ventanas a otro mundo que eran desconocidas para mí.

A-La verdá es que ya sabéis que aquí lo que se pretendía más bien era de un orden negativo, ¿eh?: se dice ‘desaprender’.  Por desgracia sabemos siempre demasiado, y me gustaría que más bien te dejaras decir en el otro sentido, en el negativo: desaprender.

-No, si todo lo aprendido lo tengo en crisis, lo he puesto en tela de juicio.

A-¡Pero sabes tantas cosas!  ¡Tienes tantas otras aprendidas!  ¿Qué más?

-Tu propia carrera vital digamos, muestra cómo tu, pese a esa Filosofía o modo de ver que tienes de las cosas, estás haciendo cosas y estás razonablemente contento, salvo algunos momentos que tengas bajos, como hoy quizás.  Pero de alguna manera tú estás funcionando, y es muy interesante ver un modo de ver que destruye muchas cosas, y conserva no ostante una especie de potencia vital que te permite hacer cosas.  Yo creo que el error de algunas personas contigo es que te toman como un Maestro Espiritual, como un Maestro de Vida, en vez de tomarte como una especie de elemento que disuelve la suciedad, como el (feiri).

A-Bueno, de ésos que me toman como un Maestro de Vida no creo que haya muchos aquí, pero en todo caso lo primero que has dicho viene a ser un poco consuelo y corrección de las cosas que a Ester o a otros le pueden pasar:  efectivamente, yo no sé hasta que punto habré perdido toda la Fe que debía perder, pero que eso no me ha quitao de hacer cosas impertinentes por toas partes, y de seguirlas haciendo, eso es seguro.  Eso es seguro, si el ejemplo puede servir.  ¿Y qué más?

-¿Y por qué da miedo la soledad?  Es que parece que el trasfondo de todo lo que se habla es que hay un temor a enfrentarse uno a su propio vacío, y como que uno viene aquí esperando algo.

A-Bueno, y por lo pronto corrigiendo esa condición de la soledad, ¿no?  Otra vez citando a Don Antonio Machado, “en mi soledad /he visto cosas muy claras/ que no son verdad”.  De manera que ésa es la ventaja de lo público, porque lo público, como decía Heraclíto, es lo común, de manera que sin darte cuenta al huir de tu verdad íntima, de las verdades, con algo de público, estás en el camino de eso de la razón común, a la cual vamos a volver dentro de un momento, salvo que haya todavía otras......

-A mí me gustaría empalmar con este muchacho sobre la soledad.

A-Vamos a volver sobre ello, no te molestes.  ¿Por lo demás?

-..........

A-Bueno, se ve que no me habéis acabao de desanimar, porque por ahora......  A lo mejor lo estoy deseando, que un día me llegarais a desanimar del todo; no porque esto sea ningún trabajo, porque es para mí lo contrario, casi el rato que más cerca se puede decir que vivo, de alguna manera, pero de todas maneras, pues hay en uno esa faceta que se cansa precisamente de vivir, de pensar, que uno no se acaba nunca de librar de ella.  Todos la tenemos.  Bueno, pues como no me habéis desanimao del todo, entonces reanudo.  El.....

-Es que me ha surgido una cuestión ahora: el amor.  Aquí nadie viene por dinero, ni tú ni nosotros.  No sé si algo tiene que ver con eso, ¿no?  

A- El amor de lo común.  Evidentemente no puede tratarse de un amor personal, salvo alguno que venga ya con alguna por casualidad y los demás nos enteramos, pero como no puede tratarse de eso, es amor a lo común, como decías, y sobre ello volveremos.

Reanudo con lo del desprenderse del Hombre, y a través de eso, también de uno mismo, pero pasando por esto del Hombre.  Intentar devolverles a las cosas la razón común que les hemos quitado por el orgullo o Patriotismo de ser de verdad el que razona, el que habla, ser hombres.  Es el proceso en el que andamos, y sobre el que pienso que podemos seguir un rato.  Voy a intercalar un recado para nuestro amigo Oier y sus amigos, que en Donostia y por los alrededores se reúnen justamente en una especie de lucha o disputa a favor de los animales, contra el Hombre, naturalmente, mostrando todo aquello a lo que el Hombre ha reducido a los animales, y hasta qué punto si uno pone oído les puede sentir hablar y hacer de maneras que tal vez pueden ser tan sabias como las humanas......  Todo eso, ya sabéis.  Hay algunos más amigos por ahí desperdigados que se dedican a esto, pero me he acordado de él porque me lo ha recordao Isabel, que está también en contacto con él, este Oier y estos amigos de Donosti.  Esto no puedo menos de alabarlo, y desde luego os animo, sea a través de la Red o como sea, a participar en campañas como éstas por los animales contra el Hombre.  Dicho esto, ahora lo que me toca decir es ‘PERO’.  Hay un reparo a esta actitud, que confío en que no sirva para desanimaros de colaborar de buen ánimo con cualquiera de estas empresas a favor de los animales.  Que no os desanime de eso, sino que sirva para aclarar en qué sentido, en qué otro sentido estamos tratando aquí la cuestión de destronar al Hombre y a Uno.  En qué otro sentido. Porque centrarse en los animales, en esta lucha, tiene un inconveniente, que es que se parecen demasiado a nosotros.  Se parecen demasiado a nosotros: los animales en general, y algunos en particular, son demasiado parecidos a nosotros, y entonces, si uno empieza la lucha ahí y se queda ahí, resulta que podemos caer en un Patriotismo de onda algo más amplia que la del Humanismo, de manera que no habremos hecho más que ampliar un poco la dignidad humana supuesta a los confines animales, y la verdá es que no veo por qué tiene que ser así.  

A mí, si he de deciros la verdad, los animales no son de las cosas que me caen más simpáticas.  Me caen más simpáticas algunas mucho más lejanas, los árboles por ejemplo, los grandes árboles, que están más lejos, que quedan más allá; me caen más simpáticos.  Los animales me parecen en general demasiado gritones, demasiado escandalosos muchas veces, de colores, de ruidos, lo que sea.  Algunas veces le he cogido de adolescente mucho cariño a una gata, y ahora al entrar en la vejez a un burro (que me mató un auto, como alguno de vosotros recordará), pero casos aislados, ¿no?  No me caen especialmente simpáticos; y esto no prueba nada, porque mi simpatía desde luego no puede ser ninguna especie de guía, pero lo digo.   Cosas más alejadas, como los árboles y otras me caen más simpáticas, me laten más de cerca en este trance en el que me encuentro: el lucero (de la tarde o de la mañana, que son el mismo), o las nubes, que no me canso nunca, cómo inventan poemas según corren de un lado para otro..... Cosas mucho más alejadas, y ¿para qué citar más?  De manera que no hay ningún motivo para que la repulsa del Hombre se quede referida a los animales, y por tanto consista en una ampliación del Patriotismo que condenamos.  Porque si se me dice que bueno, pero que es que hay que empezar por los animales, que es lo que está más cerca, tendré que decirles que entonces caemos en una revolución por etapas, es decir, “primero liberamos a los animales, una vez que los hemos liberado liberamos a las plantas, luego de ahí pasamos y liberamos a las rocas, o a los astros, etc.”, y ¡no!: la revolución no puede ir por etapas, porque sería ya una revolución histórica, muerta.  De manera que no hay disculpa, no hay por qué empezar y seguir por etapas ningunas en este desbancamiento, destronamiento de la Fe del Hombre en Sí mismo, y en Sí mismo como observador de las demás cosas.  

Mientras que, ¡es tan sencillo lo que intento aquí con vosotros!, que es remontarse sin más a lo más alto, a lo más astracto, y volver del revés la oposición entre la inteligencia y lo inteligido, entre lo subjetivo y lo objetivo, como dicen los filósofos; volverlo del revés.  Es esta maldita oposición a la que estamos sometidos la que está por debajo de la Fe del Hombre en Sí mismo y su contraposición con las cosas, y es por tanto a esa condición astracta, general, a la que se trata de ir sin más, sin etapas de revolución ninguna.  Por emplear una metáfora, aunque no me gusta mucho: si se arranca la raíz, todo lo demás va a caer, y la raíz se puede arrancar sin más yendo directamente al engaño ése de la oposición entre sujetos y objetos, entre el que ve y lo visto, entre el que entiende y lo entendido, etc., etc., que viene a dar ‘el Hombre/las cosas’, ‘Yo/los otros’.  Se puede, es tan fácil, como sabéis, porque ésa no es una revolución que se pueda hacer ni por etapas ni directamente: lo que aquí estamos haciendo es una denegación, un desmentimiento de la Fe, descubriendo que esa Fe, esa oposición entre sujeto y objeto y demás, es mentirosa, es falsa; es falsa de raíz, está justamente ahí para sostener todo lo demás que tratamos de atacar, de manera que mientras aquí hablando no se puede ni siquiera salvar a los gorrioncitos o a los peces, como a uno le gustaría (para eso hay que actuar, a lo mejor hasta hacer una manifestación para prohibir los criaderos de lubinas y de truchas, y cosas por el estilo), aquí no se puede hacer nada, ni aquí ni al salir de aquí, pero hablando, dejándose hablar, es como se ataca la Fe, por ejemplo ésa, ése artículo de la Fe que consiste en la oposición entre el que entiende y lo entendido, el que ve y lo visto, y todo lo demás: entre sujeto y objeto.  Eso se puede atacar, y es lo que estos días pasados veníamos intentando, y ahora en esta reanudación os sigo invitando a que intentéis desprenderos de esto.  Si uno se desprende, aunque sea trabajosamente, aunque nunca sea del todo, de algo de esta Fe, estará ya con eso devolviendo la razón a las cosas, porque ya no hay un observador de las cosas, y luego las cosas observadas: hay sencillamente cosas, y los propios observadores no somos más que un tipo de cosas, y no podemos presumir de ser más, de manera que se está así devolviendo la razón, común verdaderamente, a las cosas.  Las cosas hablan, las cosas son inteligentes, y si a nosotros nos corresponde, nos toca, hablar más o menos bien, ser más o menos inteligentes, no es gracias a que seamos ni Hombre ni Uno, sino gracias a que también somos cosas y participamos en eso.  Por tanto, con este destronamiento de esa verdad supuesta que opone al observador y a lo observado, se está devolviendo la razón a las cosas, haciéndola de verdad común.  

Ya sabéis que esto de ‘común’ lo decimos primariamente para lo que nos toca más de cerca, que es el pueblo-que-no-existe, frente a las personas costituídas como servidores del Poder, como clientes del Capital, pero que gracias a que nunca están bien hechas del todo les queda por bajo algo de pueblo-que-no-existe, que no tiene nombres, ni número, y a eso es a lo que inmediatamente llamamos ‘común’.  Pero con esto que os estoy diciendo ya veis que lo de ‘común’ se alarga para salirse de la raza humana y de la animal y todo lo que quieras, y devolvérsela directamente a las cosas.  Esto es posible, y si alguien os dice que no se puede, pues pedidle que os demuestre que es que no sólo las cosas son así, sino que tienen que ser así.  Ellos tienen para esto preparados sus istrumentos, pero basta con hacérselos emplear para que normalmente queden en ridículo esas demostraciones de la necesidad del mal.  Nos ispiramos en esta lucha contra la Fe en los resultados de esa Fe, entre los que hemos nacido y que hemos venido padeciendo, de manera que no sólo es las mentiras que nos hacen tragar, sino las miserias propias y ajenas.  No es sólo las tonterías que tenemos que creer, no es sólo la obediencia repugnante a que uno se ve condenado con respeto al Trabajo, a la Compra, a la Familia y demás, sino también las penas de pueblos lejanos, de los pueblos muertos también, las penas propias de uno, la miseria.......  Es juntamente con la mentira lo que está ispirando naturalmente este ataque contra la Fe fundamental.  

Os voy a dar la palabra, pero solamente añadir esto, que es volver un poco al arranque: rompiendo con esta Fe, que es la raíz, evidentemente cualquier pretensión del Hombre va a caer; cualquier mantenimiento de ese Patriotismo al que se llama Humanismo, pero también la Fe en Uno personalmente, porque recordad que el desprendimiento del Hombre no va más que en el sentido de penetrar más adentro y venir a dar en un desprendimiento de uno mismo.  La falta de Fe en Uno mismo, que es como la falta de Fe en Dios; es la misma.  La falta de Fe en Uno mismo, de manera que pueda quedar uno, no teniendo ya Uno mismo, en la condición de las cosas; no sólo los animales, que no tienen una muerte futura, no sólo las rosas, que no tienen una muerte futura, no sólo la Luna, que debería saber que algún día se va a morir, pero que parece que no le importa, sigue circulando mientras no le pasa nada de eso.  Porque esta lucha, como recordáis, es una lucha contra la muerte, y contra la muerte humana, que es la futura, y esa muerte futura, como otros días hemos visto, está ligada inmediatamente a la creencia en Uno Mismo, a la Fe en Uno Mismo como singular, como un verdadero representante de Dios, de Dios Padre.  Es a la que se refiere este ataque de la Fe en último término: contra la muerte futura, que es la que de una manera o de otra está impidiendo, de las maneras que decía Lucrecio pintorescamente, cualquier gozo, cualquier posibilidad de vida.  Pero hay que añadir que las está impidiendo por la vía de la Administración, la Administración de Muerte, que son las funciones justamente del Capital, y de los Estados al servicio del Capital.  Administración de Futuro, es decir, Administración de Muerte, que es lo único que hacen.  Pues entonces una lucha contra esa muerte que anula las posibilidades de vida, implica naturalmente el desprendimiento de Uno Mismo: si uno mismo pierde su Nombre Propio y pierde su Fe en sí mismo, no hay muerte; no hay muerte futura que valga, no hay más que irse muriendo, como se van muriendo todas las cosas y haciéndose de unas otras, como se sabe, como cualesquiera de ellas (incluso los animales, al menos los no muy corrompidos por nosotros), sabe, pero que no implica ninguna futuridad, ningún temor de algo que no sea inmediato.  De manera que en ese sentido digo que esta lucha contra la Fe, y en este caso contra el Artículo de oposición entre el inteligente y lo inteligido, entre uno y cosas, es una lucha a muerte. Contra la Administración de Muerte en primer lugar, que es el sentido que esta tertulia tiene o debía tener desde el principio.  Con esto pues me callo y espero vuestras contribuciones de un tipo o de otro.

-Has empezado diciendo que nos animas a todos a que nos hagamos o protejamos a esas asociaciones a favor de los animales, y creo que en España va a ser muy difícil, más que en cualquier otro país, y voy a esplicar por qué: vivimos con una Religión Católica, y la Católica, la Judía y la del Islam, las tres monoteístas, son las tres únicas Religiones del mundo que al contrario que las de Oriente desprecian a los animales, y de hecho no hay imágenes, iconografía por sí solo de animales, que siempre van acompañados de Santos, de Beatos.....  ¿Comprendes a lo que voy?

A-Sí, pero no tienes mucha razón, lo siento.  Evidentemente, mal está la cosa bajo el Régimen Católico, mal está bajo el Islámico, mal está bajo los grandes monoteísmos, pero la verdad es que los católicos están llenos en sus templos de animales, empezando por el Agnus Dei, empezando por el Cordero, entre otras muchas cosas.   Y en cuanto a los animalitos que se entran a la iglesia para que los bendiga San Antón, pues la verdad es que sí que San Antón está ahí, y los fieles están (), y allí los bendiga San Antón, de manera que esageras un poco, ¿eh?  Es difícil evidentemente la defensa de los animales, porque alguno se contenta con defender por ejemplo a los toros contra las corridas, y se olvidan de los degolladeros millonarios de vacas, de manera que no hace falta ser ni católico ni islámico para padecer todas estas mostruosidades, ¿no?

-Tú mismo has dicho, no que desprecias a los animales, pero que los tienes en segundo plano, y que a las plantas les das más importancia.  Tú mismo lo has dicho.

A-Bueno, no tiene mucha importancia.  Es muy difícil, pero yo en lo que he querido insistir hoy, es en que no se puede empezar por ahí y quedarse ahí, y si se hacen cosas en ese sentido, ‘cosas prácticas’, como se dice (que os he propuesto antes una manifestación contra los criaderos de lubinas), si se hace algo, que se haga con conciencia de que eso no puede ser el camino, por así decir, porque la revolución, la revuelta contra la Fe no tiene caminos, no tiene etapas; de manera que se haga lo que se pueda, pero sin creerse que se está haciendo lo que hace falta.

-A mí me parece que lo que uno estima, o admira, o le maravilla de las otras cosas que no es uno, las animales, las plantas, los minerales y todo eso, es lo desconocido, es lo que se estima como Sagrado, el grado de desconocimiento que nos pueden ofrecer estos otros órganos, o organismos, o lo que sea eso.  Entonces, lo que pasa es que en los animales hay como una especie de enfermedad parecida a la de los humanos, que hay no te digo un saber de la muerte, pero sí como un presentimiento que hace que muchas especies imiten comportamientos humanos, pero no sólo porque un perro está al lado del humano y se contagia, sino como si hubiera una especie de miedo o de no querer afrontar este presentimiento de la muerte.

A-No sé cómo has hilado esto con lo primero que estabas sacando.

-¿Me puedes dejar terminar?

A-Sí, pero es que diste un salto que no sé cómo lo has hecho.

-No, pero es que si yo doy un salto mortal, es para la cosa.

A-Ya, para lo que sea; por hablar.  

-Lo que te quiero decir es que a lo mejor a algunos les consuela más ése otro grado de ajenidad, de lo ajeno en que uno ya es muy difícil que se reconozca en una piedra, o....... ‘Reconocer’ no es la palabra: que tiene que haber también un latido rítmico.  No es un reconocimiento de la Humanidad en el otro, sino dependiente del latido mismo del vivir, y desde luego te reconoces más en el calor de un animal.  Tu ya sabemos que no puedes tocar nada que tenga pelo, pero un conejito, o un pollito o algo así de recién nacido, o incluso un burro, como tú hacías, ya le sientes el latido y le sientes que tiene algo que ver con tu latido de tu vida.  Esto, quieras que no, me parece que es menos desconocido que el lucerito de la mañana, o de las nubes.  Tiene una capacidad de prendimiento más fuerte, y de eso hay un montón de ejemplos, no solo en la poesía, en cualquier cosa, y en la vida misma hay más prendimiento precisamente......

A- ¡Ay, madre!  ¡Dejémoslo!

-......porque tiene la capacidad de la traición, son traidores; los animales son traidores, tienen mala idea muchas veces, tienen la idea.

A-¡Qué le vamos a hacer!

-Quiero decir que da mucho sosiego mirarte en el agua que se va de un río, o en una nube que se diluye, pero el grado de prendimiento que puede dar un animal fiero, los ojos de un gato por ejemplo, están en otro estamento.

A-¡Un pez!   ¡Una pulga!

-Un pez me parece casi como si fuera el agua misma.

A-¡Isabel, por favor! ¿Me permites, Isabel?  Tienes que guardarte del peligro de lo elocuente que eres, porque te lanzas y se te ocurren tales cosas que las vas lanzando una tras otra como si estuvieran enlazadas, y no están, y entonces nos perturbas mucho.  Algunas de tus observaciones están bien, pero en cuanto a lo del desconocido, que era la principal de la que partiste, no es razonable.  A mí para desconocimiento no me hacen falta ni siquiera los animales, me basta contigo: tú.  Si te miro bien y piadosamente, me basta contigo, si te desconozco un poco.  Venga, ¿algo más, por favor?

-Este problema que has sacado sobre la distinción entre sujeto y objeto, por resumirlo de alguna manera, como se ve ya de muchas intervenciones, creo yo que de lo que hay que guardarse es de identificar las cosas tal y como las nombramos nosotros y las tenemos divididas o separadas unas de otras con nuestro lenguaje, porque creo que eso es una trampa también en la que podemos caer fácilmente.

A-Sí, alguna vez lo hemos sacao, pero haces muy bien en sacarlo, porque antes de que se nos vaya el tiempo hay que volverlo a plantear: la lucha es contra la Fe, pero la Fe tiene grados.  Hay Fés de las más domésticas y humildes hasta las Supremas y Divinas, y naturalmente no se pueden tratar igual.  Desde luego yo os he hablao de las cosas, y he puesto incluso ejemplos de cosas utilizando los nombres del idioma que me ha tocado, lo cual efectivamente, como has dicho, pues es ya un elemento de sospecha, porque sabemos que los vocabularios son de cada tribu, y que cada tribu tiene su Realidad, y que por tanto con la ascripción a idiomas y significados  determinados se está efectivamente traicionando a las cosas, que de por sí no tienen que tener nada de eso, ¿no?  Bueno, hay que decir que efectivamente así es: no voy a decir ‘hemos nacido’, pero ‘estamos hechos’, se nos ha hecho, desde que aprendimos a hablar, desde el año y medio o dos años, en una Realidad, determinada por un idioma, con unos significados de palabra que corresponden a ese idioma y por tanto con una Realidad, y no tenemos más remedio que partir de ahí; no hay otra manera de llegar a dejarse hablar que acudiendo al idioma que le ha tocado a uno, y a los fallos que ese idioma no puede menos de tener si uno se deja hablar.  No le queda más remedio.  Pero bueno, éste es el grado más modesto de Fe, es decir, aceptar el nombre de las cosas que se les da en el vocabulario corriente de la tribu que a uno le corresponda.  Es el grado más modesto de Fe.  Es inevitable usarlo, por ser tan modesto no hace mucho daño.......  Ahora, id ascendiendo en el vocabulario, pasad de la lengua corriente a los lenguajes cultos, de los que saben, los lenguajes de las Religiones, de la Ciencia, que están ya en otro plano: para creer en esas cosas naturalmente ya hace falta otro tipo de Fe.  Ahí hay que creer de una manera mucho más imperiosa, poniendo empeño, que es al mismo tiempo obediencia, en esa creencia, aceptando esa Fe, para trepar en la Escala Social, para mantenerse a flote.  Es una Fe ya mucho más dañosa: cualesquiera términos que no sean de la lengua corriente.  Fijaos que cuando de lo Alto, de la lengua de Arriba, le caen desde la Escritura a la gente términos cultos, en el uso corriente pierden todo su veneno: aunque se acepte ‘idiota’, o ‘individuo’, eso si se acepta en la lengua corriente ya deja de significar lo que en su esfera significaba.  En esa esfera que tenemos ahí, y que se nos presenta como una ocasión para escalar puestos en la subsistencia, en la Sociedad, están esas creencias en cosas que no sólo es, como se decía en el Catecismo del viejo Régimen, ‘que no hemos visto’.......  El Catecismo, el Astete, el que me metían a mí, decía: “¿Qué es Fe? / Creer lo que no vimos. / ¿Visteis vos nacer a Jesucristo? / No, Padre / ¿Creéislo? / Sí lo creo. / ¿Por qué lo creéis? / Porque Dios Nuestro Señor así lo ha revelado, y la Santa Madre Iglesia así nos lo enseña.”  Etc., etc., y los otros Misterios.  No sólo lo digo en ese sentido, sino en el que a nuestro Régimen corresponde de verdad, que es creer lo que vemos; y creer lo que vemos no quiere decir que el Poder nos mande ver, que no hace falta, sino que creamos que lo que vemos es eso, que tiene ese  nombre en el Régimen que sea.  Así nos hacen ver ya seres de orden bastante () ideal por la Televisión, por la Literatura, por cualquier manera, y entonces naturalmente el veneno de la Fe es ahí mucho más fuerte, y por ese camino se llega ya a los estremos más altos:  el ser o no ser, el Sí o No del todo, el nada, los ideales que rigen todo, y los números mismos, que en el nivel más inmediato (como hemos visto en días pasados a propósito del pirhán), no todas las lenguas desarrollan siquiera, pero que en todo caso se desarrollan como istrumentos; istrumentos para contar vacas, o ovejas, que acaban igualmente convirtiéndose en un objeto de orden superior igual que los demás, en un objeto de Fe.  De manera que esta gradación de la Fe es lo que se me ocurría decir para responder a tu cuestión, y a ver si nos queda un rato para que me digáis algo más, o si no, nos marchamos.

-Respecto a lo que decías de la revolución por etapas, muchas veces uno tiene que recurrir a esperar la revolución del más sometido bajo el Poder, y por eso recuerdo que tú hacías al final de “¿Qué es el Estado?” una llamada a las mujeres para la revolución, y también se pedía en ciertos sitios que hubiese una revolución de la gente oprimida, de la gente más de abajo, y los niños también.....

A-Estabas el otro día aquí, ¿no?  Estuvimos hablando de eso.

-Estoy ahora aquí.  Quiero decir que de alguna manera, cuando se dice de animales, o de territorios, o de lo que sea, los especialmente sometidos o deprimidos por el Patriotismo Humanístico éste del que hablamos, pues es muy legítimo también hacerlo por etapas.

A-Yo no he dicho que no sea legítimo: he animado a la gente a que colabore en eso, pero que no se crea que es el camino, porque no hay Camino.  Isabel ha recordao lo que dijimos el otro día, pero lo ha recordao un poco del revés.  Lo que yo estuve sacando, para desánimo de esas creencias, son los ejemplos tradicionales.  Uno era el de la actitud de Marx, que la confianza para la revolución estaba en el proletariado porque la propia sumisión al grado máximo, la reducción a cosas, la cosificación, es justamente la condición de la que él veía surgir la rebelión.  En otras ocasiones cualesquiera hemos confiado en las mujeres, con cuya sumisión empieza la Historia, como agentes de la rebelión contra el Poder.  Os mostraba cómo en un caso y en el otro la Historia nos hace caernos por los suelos: ¡adónde ha venido el proletariado, y adónde han venido las mujeres, para esta rebelión!  Es un espectáculo que en fases sucesivas podemos verlo, es decir, que no parece que fuera razonable esperar que en los grados más inmediatos de sumisión se encontrara la agencia para la rebelión.  La rebelión se hacía realista, los proletarios se hacen funcionarios, empleados del Régimen del Bienestar, las mujeres se hacen hombres si se las deja, y vuelven a repetir la misma estupidez de los  hombres, y se acabó el intento, ¿no?  Y comentaba el otro día, sobre todo acordándome de los niños (que es lo que me traía el otro día desolado de verdad), lo que están haciendo, lo que son las Mayorías del Régimen que padecemos: la necesaria idiotez y creencia de los mayores por todas partes, de manera que los niños van a nacer y van a estar necesariamente entregados a esos educadores, a esos formadores.  Eso es lo que me hacía tanto desesperar de la evidente alegría que trae cualquier niño a este mundo cuando todavía no está hecho, donde los asomos de ingenio y de descubrimiento aparecen por todas partes, hasta que después de al año y medio o dos someterlo a la primera y modesta Fe, que es aprender el idioma que le toca y los significados de las palabras, se le va a seguir educando para los fines que los mayores saben, que son los fines que vosotros sabéis cómo tienen que ser de sumisos, falsos, idiotas en el sentido propio.  Desolador para los niños.

-Pero la pregunta del niño de uno tiene que venir precisamente de debajo de algún rastro animal o huella que podemos llamarlo ‘lo niño’, pero es lo animal, es lo fiera.

A-Sí, sí, lo que le queda a uno de niño.  Lo que le queda de niño, lo que le queda de animal, lo que le queda de cosa, lo que....  Todo eso, ya se sabe, lo que no es uno. (), pero lo principal es desbancar al Hombre, para por ahí desbancarse a uno mismo.  Bueno, creo que se ha hecho muy tarde, ¿no?

-Yo quería decir que como varias veces hoy te he oído hablar de cómo lo Humano tiene que desaparecer, entonces el humano inventó la dualidad ‘hombre/mujer’, o sea, el hombre, que la mujer no inventó la dualidad, es el hombre quien la inventó.

A-El Hombre inventó antes la dualidad ‘Hombre/cosa’.  Ésa es la primera, y todas las demás son secundarias, que es contra la que me he estao metiendo.  La de las mujeres/hombres es la escala secundaria respecto a esa.  La primaria es que se cargó a las cosas, les quitó la razón a las cosas, y después efectivamente eso a lo que te refieres.  Ésa es la cuestión, no es que el Hombre le pusiera ningún........

-Pero es el hijo de ésas cosas.

A-¿De qué cosas? ¡Ah, no, no, aquí no negamos nada de hijos, no!  Aquí estamos negando la contraposición: no fue el Hombre el que les puso el nombre a las mujeres.

-Hay que acabar con la dualidad, y volver a la unidad.

A-Volverla del revés, porque la tenemos del derechas, ¡qué se le va a hacer!  Si no la tuviéramos del derechas, no habría que volverla del revés.  

Bueno, si no pasa nada, si el Señor nos deja, y si se os ocurre cualquier cosa tanto con respecto a esto como a las cosas que al principio os he planteado, pues nada, aquí nos veremos dentro de siete días.