27.08.2014

Tertulia Política número 250 (6 de Octubre de 2010)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • Repaso de algunos problemas fundamentales que nunca acaba de resolver la Ciencia
  • Oposición entre Verdad y Cuántica.
  • La entidad de la partícula subatómica.  Intervención del tamaño en la Cuántica para estropear el anhelo de Verdad.
  •  Los problemas referentes al intento de cómo entender la palabra ‘tiempo’
  •  Mantenimiento a la vez de la Causa y del Libre Albedrío.
  •  Causas de la Gravitación Universal.

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

Estamos de luto, como muchos de vosotros sabrán, por la muerte, inesperada, de Miguel Ángel Velasco, un poeta, amigo.  Como amigo no lo tenemos aquí, no tenemos más que su luto, y como poeta hay que recordar que, no ‘era’: es, buen poeta; sobre todo tenía aquella facultad de fijarse en las cosas (una corteza de árbol, un pedrusco, una concha...), y desde ahí, pues sacar, a lo largo de unos cuantos versos, pues todo lo que le venía, y es sobre todo por esa atención a las cosas de su poesía por lo que quería aquí rememorarlo, y recordaros a los posibles lectores que aunque él no esté, ahí están esos libros que nos ha dejado.

Siguiendo con el curso de nuestros razonamientos, quiero plantearos una vez más la cosa de esta manera sencilla: partir de lo que pasa entre el tipo de cosas que nosotros somos, hombres, los famosos hombres, que tratan de separarse de las cosas.  Aún partiendo de ahí, ya recordáis cuál es la voz de la Autoridad, la voz del Padre por ejemplo, cuando algún niño o muchacho se rebela contra este mundo en que le ha tocado estar, y de una manera más o menos desmandada protesta y rabia, y la respuesta es “que las cosas son así”; y “las cosas son así”, cuando se mira un poco esa respuesta, pues viene a averiguarse que ‘cosas’ quiere decir ante todo ‘la cosa de las cosas’, es decir, el Dinero, o sea, el Futuro, o sea, la Muerte, con esta ecuación que rápidamente os rememoro, y es a lo que se refiere sobre todo esa proclamación: al Futuro.  Entonces, ante esa respuesta es ante la que aquí os vengo a hablar un rato.  Hay que animarle al niño, al muchacho, a que siga preguntando entonces cómo son.  “¿Cómo son?”, y un poco más allá, “¿por qué?”, “¿por qué tienen que ser así?”.  Os estoy llamando a que la pregunta, esta pregunta, quede siempre viva y no se deje amilanar por ninguna especie de respuesta que puedan darle, o los padres, o los Padres de la Patria, o la Ciencia al servicio del Poder, preguntar siempre “¿y cómo son las cosas?”, “¿y por qué tienen que ser así?”.  Es para eso para lo que nos ayudan de vez en cuando estos físicos y matemáticos, o filósofos de la Ciencia, de los que gracias a los desvelos de Caramés os traigo de vez en cuando aquí algunos retazos y testimonios, porque de lo que se trata para esta tertulia es sobre todo que a través de las intervenciones de físicos o físicos en ciernes frente a la esplicación dominante y vulgarizada de cómo son las cosas, se sienta todavía vivo el problema que detrás de esas respuestas se plantea, y para eso nos sirven, para reconocer, contra el engaño de la vulgarización a que estáis sometidos, que los problemas, las preguntas, siguen estando ahí vivos.  Eso es lo que importa para esta tertulia política.  No hay ninguna respuesta definitiva: en contra de todo lo que os hacen creer, los problemas fundamentales siguen estando siempre ahí, y vivos, como estos mismos físicos demuestran.  Os recuerdo en una breve lista por dónde andan esos problemas.

Uno podríamos enunciarlo diciendo “la oposición entre Verdad y Cuántica”, que es la forma actual y dominante de la Física.  ‘Verdad’ quiere decir algo como una Geometría. Aquí nos hemos ya asomado a ver cómo eso de Verdad sólo tiene un sentido para los entes o los hechos que se definen a sí mismos y que tienen su esencia en su propia definición, para ésos de los que, como decimos traduciendo las palabras de la Diosa de Parménides, se puede decir que ‘lo que son, es lo que son’, y que ‘los que son lo que son, son los que son lo que son’.  Es decir, formulaciones que no pueden aportar nada esterno a ellas, y ahí la cosa o ser a que se refieran está dado por su propia definición.  Y la tendencia de la Ciencia, pero en general de la Sociedad entera y del Dominio al que estamos sometidos, es hacernos creer que hay verdades en la Realidad.  Ésa es por tanto una de las obligaciones de la Ciencia, y por tanto la parte de la Ciencia que se dedica a esta labor de hacer creer en verdades en la Realidad, tomará la forma digamos así generalmente de una Geometría.  En la situación actual la Relatividad, la Teoría de la Relatividad, es una buena muestra de eso, aunque desde luego su formulación esté enturbiada, aparte de lo geométrico, por muchas entradas de cosas que sólo podrían referirse a la Realidad, pero en fin, a un espacio, o espacio/tiempo, por el que las cosas andarían moviéndose de una manera nunca absoluta o ‘per se’, sino relativamente las unas respecto a las otras.  Frente a eso os presento la Cuántica, la forma de la Física, la Mecánica Cuántica, con la que hoy tenemos que contar, para fijarme sobre todo en el elemento ‘cuanto’, que está en el nombre mismo.  El elemento ‘cuanto’ quiere aludir a algo que, tratando de la Verdad, no teníamos nada que decir: se trata efectivamente del más o menos, de las relaciones cuantitativas, de las propiedades cuantitativas que los entes en cuestión puedan tener, y eso se demuestra incompatible con el anhelo de Verdad, porque a lo que hay que atender es a los ‘cuanta’, y si para atender a los ‘cuanta’ hay que atender cada vez a los más pequeños, pues no importa: se irá por las regiones subatómicas hasta donde haya que llegar, pero siempre teniendo esta pretensión de la cuantificación, con la cual está tan ligado el problema de la medida que nos encontramos también a cada paso en esas intervenciones.  El cómputo y la medida, los cuantos.....  De manera que se establece así claramente un divorcio, una separación: como se ve claramente por las intervenciones que recogemos, no se ha llegado a ningún casamiento entre intentos como la teoría de la Relatividad, referente a ‘espacio/tiempo’, con la pretensión de la cuantificación llevada hasta sus estremos.  Ahí tenéis por tanto, en esa contraposición, una fuente de problemas con los que la Ciencia sigue debatiéndose, y nosotros, políticamente, tendríamos que seguir debatiéndonos.  Y ‘debatiéndonos’ quiere decir lo primero no creyéndonos nada de lo que nos cuentan.  Ésta es la primera manera de debatirse: que sepáis, por el testimonio mismo de los que tratan de penetrar en estos problemas, cómo la pregunta sigue viva, sin encontrar ninguna respuesta.

¿Cómo os mostraría más?  Por ejemplo, pensad en el asunto de la partícula subatómica en general.  Voy a emplear el viejo nombre de ‘átomos’ para referirme a cualquier forma de partícula que pretende ser elemental, sin distinguir los electrones, ni siquiera los fotones y los ‘quark’.  Hay (lo he visto empleado en alguna de las entradas que Caramés me ha pasado), una Ontología del átomo en ese sentido, una Ontología de la partícula, porque efectivamente, bueno, después de todo, si se inventan entes como los átomos antiguos, o los electrones, o incluso los fotones, es para dar razón de las cosas que con ellos están montadas, de manera que la entidad de esas partículas es un problema serio.  Resulta que esas partículas por más que hagan no pueden menos de parecerse de vez en cuando a cosas.  Esto en principio no podría ser, porque esas partículas están para esplicar las cosas, para esplicar cómo están costituídas, para esplicar la Realidad, y si ellos mismos se dejan reducir a cosas, pues parece que ya no sirven.  Esto os lo he mostrado más de una vez respecto a nuestra más vieja Física atómica, la de Epicuro y Lucrecio, en la cual aparece el propio nombre ‘átomo’: la Realidad se esplica por, las cosas de la Realidad corriente se esplican por, algo que hay por debajo de ellas, que son átomos y vacío.  Vacío, es decir, el sitio donde los átomos moverse; no ‘estar’: moverse, caer, sin más.  Pero también allí de vez en cuando a los átomos mismos, en el poema de Lucrecio, se les llama ‘res’, se les llama ‘cosa’, y entonces efectivamente es una infracción flagrante del intento, porque ¿cómo van a esplicar las cosas, si ya ellos son cosas?  Esto se ve sobre todo introduciendo aquí otra vez la cuestión de la cuantificación, tal como se ve en estos físicos que recogemos: las partículas (las llamo ahora átomos en general), tienen que tener rasgos distintivos, no son todas la misma; si no, no serviría.  Tienen que tener rasgos distintivos unas de otras.  La regla, que como en alguno de estos físicos o matemáticos que hemos recogido, aparece, es que las cosas están compuestas de átomos, es decir, en principio indivisibles.  Que los átomos son de clases diferentes.  Que las clases de átomos son en número finito, pueden dar un repertorio cerrado.  Y que dentro de cada clase los átomos son, como se dice también en Lucrecio, ‘en número infinito’.  Bueno, pues esto, que se aparecía tan claro en la Física de Epicuro y de Lucrecio, reaparece justamente con las mismas formulaciones.   Se añade una cuarta muy endemoniada, que es que dentro de cada clase los átomos son indistinguibles.  Esto es lo que justamente afecta a la Ontología de una manera tremenda.  Fijaos bien lo que se quiere decir: las clases son distintas, y de esa manera hay átomos de una clase o de otra en número finito, pero dentro de cada clase los átomos, en número infinito, o como se quiera decir, es decir, incontables con los medios de cómputo habituales, son todos iguales, son todos absolutamente iguales, indistinguibles.  Y esto no puede ser, esto vuelve a introducir la cuestión de qué sentido tiene el decir de dos que son esactamente iguales, sin reconocer que son el mismo.  Y si son el mismo, entonces no hay manera de contarlos de una manera realista, y todo el aparato se nos va al carajo.  Esto se ve de una manera lo bastante clara supongo, ¿no?   Pues todos estos problemas resurgen una y otra vez.

¿Cómo entra aquí la cuantificación?   Esto creo que alguna vez os lo he dicho respecto a esta Física primitiva de Epicuro y Lucrecio que tomo por ejemplo o espejo de todas las Físicas que se puedan desarrollar: para que los átomos estén distribuidos en clases, tienen que diferenciarse los de una clase de los de otra por medio de rasgos, o tal vez había que atreverse a decir ‘propiedades’, que distinguen a los de una clase de los de otras.  Pero entonces el número de rasgos, como se ve en lo de Epicuro, amenaza con atentar a la propia entidad del átomo, porque efectivamente se pueden acumular sobre un átomo propiedades, rasgos distintos unos de otros, pero para que la distinción se pueda seguir manteniendo, los rasgos tienen que ser cada vez más, cada vez tiene que acudirse a más rasgos, y de esta manera es como la distinción, aparentemente lógica, de unos frente a otros, se convierte en una cuestión física, de tamaño, por decirlo así, de ‘cuanta’.  Porque si los átomos se siguen dotando de rasgos, no pueden menos de engrosar, hacerse cada vez más gordos, y el peligro está en que entonces un átomo pueda ser tan grande que se le pueda ver.  Podríamos añadir nosotros aquí, “sea por microscopio electrónico o de cualquier otra manera, o por el testimonio de las franjas del espectro en los esperimentos que se hagan”, pero corría el peligro de que se le pueda ver, y si se le puede ver, entonces ya otra vez es una cosa, y ya no sirve para esplicar las cosas.  Supongo que con esto os hago entrar un poco en cómo la cuestión cuántica, el tamaño, viene a intervenir en la cuestión ontológica, de la entidad misma de la partícula, aunque sea de una manera precipitada. 

Así es como nos encontramos con este problema, y claro, a estos físicos no se les ocurre lo que se le ocurrió al buen Lucrecio, que fue comparar los hechos físicos con los hechos de la lengua, y descubrir un paralelo.  Que se ve que a él mismo le asombraba, porque a lo largo del poema se repite seis o siete veces la comparación de que lo que llamamos en una lengua cualquiera ‘fonemas’, corresponden a las clases de átomos.  No ‘a los átomos’: a las clases de átomos, y efectivamente en consecuencia en cualquier lengua son los fonemas en número finito, son de 12 a 70 digamos groso modo según las lenguas, 23 en la lengua en que os estoy hablando.  Y cada fonema se produce sin cuento de veces cada vez que se habla.  Y cada vez que se habla, es un terreno que no puede estar sujeto a ninguna consideración cerrada, de suma, de totalidad, salvo por falsificación, de manera que en ese sentido son rigurosamente incontables, nunca se acaban las veces que una ‘p’ en castellano puede producirse para distinguir palabras, por lo menos hasta que la lengua haya cambiado y el fonema ‘p’, en el sentido en que hoy lo tengo, haya desaparecido.  Pero entretanto son incontables, y por tanto la correspondencia con lo que la Física descubre, es muy esacta, muy precisa: lo de los fonemas, que no existen porque nunca se puede producir de verdad un fonema, pertenece a la Ontología, a eso de ser el que se es, sin límites, y la producción y el uso de esos fonemas en el habla pertenecen ya a la cuantía, y en este caso a la cuantía justamente incontable, ¿no?  Esto es lo que nos puede aclarar bastante respecto a los problemas de la Física misma, de los cuales podría seguiros dando incontables ejemplos. 

En vista de esto que acabo de deciros de cómo el tamaño interviene en la Cuántica estropeando el anhelo de la Verdad, ¿habría que decidir que tiene que haber dos Físicas, una para los pequeños y otra para los grandes?  Porque ésta es otra cuestión que aparece de hecho también en muchas de las entradas que encontramos: “¿es compatible la Física de Newton, la que se llama Física Clásica, con la Mecánica Cuántica, que justamente es la que tenemos que usar hoy como istrumento para esto?”,  “¿tendríamos que distinguir una Física Clásica, es decir, una Física que se ocupara de las cosas lo bastante gordas, como pedruscos, o como astros, y cosas por el estilo, y otra Física que sólo sirviera para los entes subatómicos desde un cierto nivel?”.  Pues actitudes ante esta cosa tan simple las encontramos también opuestas en las intervenciones que leemos, encontradas la una con la otra; ni siquiera este problema está decidido tampoco.

Recordad también lo que ya os he sacado alguna vez referente a lo que no puede menos de estar ligado con esto, que es el Tiempo, eso del Tiempo: los problemas referentes al intento de entender cómo emplear la palabra ‘Tiempo’ en Física siguen por todas partes vivos, y no hay más que asomarse un poco, si no a las bibliotecas, a la Red misma, para descubrir hasta qué punto no se sabe, no se está de acuerdo, y hasta qué punto cada año surgen propuestas, o teorías, o por lo menos aproximaciones, que tratan de corregir algunas de las visiones anteriores sobre eso de ‘Tiempo’.  El Tiempo, o más bien ‘tiempo/espacio’, que es lo que suele usarse hace mucho tiempo en Física.  Nos presentan la cuestión de la fisicidad del punto, vuelve otra vez la oposición entre una Geometría que busca la Verdad, y una Física que tiene que dar razón de la cuantía y del movimiento.  ‘Punto’.  ‘Punto,’ es de por sí un ente geométrico, no podría tener que ver nada con la Física, pero efectivamente la intención es introducir ese ente geométrico, el punto, en la Física, es decir, en el espacio/tiempo, puntos: puntos de localización en el espacio, puntos también de Tiempo, que podrían venir a coincidir el uno sobre el otro.  Cualquier solución es insatisfactoria, y para ‘Tiempo’ en concreto encuentro que en las últimas entradas que leo se ha estendido bastante la decisión de entender el Presente como el punto de convergencia o divergencia entre el Pasado y el Futuro.  Hay dos modos de hechos que se reconocen como tales: unos los hechos-hechos, es decir, el Pasado, y otros las posibilidades, que, como el Ente en Potencia de Aristóteles, se toman como hechos.  Evidentemente reconocemos en la Realidad que se está pasando costantemente de cosas futuras, de posibilidades, a hechos pasados, realizaciones, y piensan que el punto de convergencia o divergencia en que se da ese quiebro por el cual los llamados ‘hechos futuros’ se convierten en hechos-hechos, en hechos pasados, podía servir para entender lo de ‘el Presente’.  Pero el problema es naturalmente mucho más intratable, y yo creo que aquí en la tertulia lo conocemos bastante bien: el problema es el de AHORA.  AHORA.  En alguna de las entradas se encuentra incluso, en el título, “a locus for NOW”, “un lugar para AHORA”.  Es decir, que todo el intento es convertir a AHORA en un Presente o algo así, que por tanto esté ya dentro de la Realidad.  La actitud que tomamos aquí, no hace falta que os la recuerde, es que AHORA nos saca de la Realidad, es decir, que nos da una demostración de lo que venimos tomando aquí como punto de partida, que es que la Realidad no es todo lo que hay, que por tanto el intento de físicos o filósofos para meter AHORA, convirtiéndolo en ‘Un Ahora’, o en ‘El Ahora’, dentro de la Realidad, es una pretensión comprensible, muy humana, si me permitís decirlo así, pero por supuesto vana, falsificadora, ¿no?  No hay manera de meterlo dentro, y AHORA, cuando no se le somete a ese tratamiento, es una especie de demostración en vivo que tenéis a cada paso: AHORA, que cuando se dice ‘AHORA’, ya no es AHORA, es lo que nos saca de la Realidad y nos demuestra que la Realidad no es todo lo que hay de la manera más viva y más inmediata. 

¿Qué más cosas podría sacaros?  Pues por todas partes tengo la cabeza tan llena de asuntos de estos en que los físicos y los demás me meten con consideraciones de todo tipo, que no sé casi por dónde tirar.  Por supuesto con la cuestión de lo del tiempo está la cuestión de la causa, que nos remite a lo que al principio os dije de la pregunta insaciable a que se os invita de preguntar cómo son las cosas, y por qué son las cosas así, o algo por el estilo, ésta segunda forma de “¿por qué?”, naturalmente proviniendo ya de un niño o muchacho algo viciado por las convenciones que han introducido hasta en el lenguaje popular la causa, el por qué.  De una manera muy ejemplar Aristóteles mismo, en alguno de los trozos que recorrí cuando saqué el “Contra el Tiempo”, nos lo muestra claramente: como se trata de por un lado Geometría y por otro lado de cuantificación, como antes os he dicho, resulta que cuando en uno de sus tratados de Lógica se pone a hablar de causa, primero habla de una causa geométrica, que como se ve en seguida no es ninguna causa, no es más que la definición.  Por ejemplo dice: “¿por qué el triángulo inscrito sobre el diámetro de una circunferencia tiene que ser un recto?  “¿Por qué?”, y ya comprendéis en qué sentido se está aquí pervirtiendo la noción de causa para confundirnos, ¿no?: la causa ahí está en la propia definición de circunferencia y de triángulo, y por tanto no puede venir de ningún otro sitio, pero curiosamente de ahí, como después en general la Historia ha hecho, de estas causas, que no son más que definición y que se dan en el Reino de la Verdad, se pasa, como decía Aristóteles, al “diá tí?” (el ¿por qué? en nuestro sentido, el “tinón héneken?”, “¿por motivo de qué?”, “¿a fin de qué?”), se pasa a las causas motrices, al movimiento; a las causas motrices, de ahí es el primer motor, y a las causas finales, que son, como aquí hemos demostrado una y otra vez, la primera.  Veis bien el salto cómo se da de lo uno a lo otro.  De cómo entre los físicos y matemáticos actuales () la cuestión de mantener la causalidad, que después de todo sería una pretensión del orden geométrico, o renunciar a ella y por lo menos conseguir que el mundo tenga algo de (como he leído en uno de ellos), algo de (chersy) , es decir, de azaroso, de dotado de la gracia de que no se sabe lo que va pasar, del mero azar, de lo imprevisto, y como otras veces os he mostrado aquí se dice ‘el Libre Albedrío’, ‘el free will’, que desde nosotros hay que atribuirles a los fotones o los electrones mismos, ya entendéis cómo funcionan, ¿no?  Ésa es la contradicción fundamental: la Ciencia, el Saber en general, necesita eso de la causalidad, necesita causas, si no, no hay Ciencia; y por otra parte cualquier investigación honrada y desprevenida lleva a reconocer que la presencia de la indeterminación, llámesele (‘chersy’), azaroso, llámesele Libre Albedrío, se cuela por todas partes, entre las cosas y entre nosotros, ¿no?  Pues ésta es la situación respecto a causas.

Por ejemplo el gran problema que sigue vivo en la Física, es el de la Gravitación Universal.  La Gravitación Universal, por qué las cosas se mueven unas frente a las otras, o contra las otras, sea a la manera de Newton en razón directa de su masa y inversa al cuadrado de la distancia, o sea de cualquier otra manera.  ¿Cómo es, por qué es, cuál es, la causa de la gravitación?  Podría intentar decíroslo, y a lo mejor dentro de un momento antes de daros la palabra os lo digo todavía, pero el propósito de todo esto, que quede aquí claro para la tertulia política que nos traemos: lo que quiero sugeriros con estos desengaños de los que os doy una muestra tan rápida, es sólo el reconocimiento de que esto, la Realidad en la que estamos metidos, es una guerra, y concretamente una guerra entre lo de lo Alto, que es la pretensión de la Verdad, la imposición de la Fe, y lo de abajo, aquello que no está todavía regido por nada, pero que va a ser la víctima, el objeto, del regimiento desde Arriba.  Sólo entendiendo así, como os vengo invitando desde hace no sé cuantos días, como una guerra, y no de ninguna otra manera, la Realidad en la que estamos metidos, esto, sólo eso puede tener algunos visos de aclararnos, de hacernos descubrir las falsedades.  Cualquier otro camino, como se ve por las muestras que acabo de daros de físicos actuales y de físicos antiguos, no va más que, o al éxito, es decir, a la consecución de que una Teoría sea dominante y que aparentemente de lugar a aplicaciones prácticas, o a la desesperación inútil.  Sólo hay que entenderlo así.  Por ejemplo, como os he estado diciendo hace un momento, nos han enseñado bien hasta éstas propias investigaciones de físicos y matemáticos, que la separación entre el lenguaje (el propio lenguaje de la Física, aunque sea un lenguaje matemático, la propia Matemática de la Física), y los hechos a los que ese lenguaje parece referirse, es un error que da lugar a toda clase de consecuencias.  Más de una vez os he hecho notar cómo en muchas de estas entradas la identidad entre Física e Informática se establece de una manera bastante clara, como si no hubiera otras leyes físicas que las informáticas, de tal forma que la razón que da cuenta de las cosas no se distinga de las cosas de las que da cuenta.  Una tontería sobre la que hemos venido otras veces aquí......  Lo hemos aprendido mejor con los asomos, los harapos del pensamiento prefilosófico de Heráclito, por ejemplo: “la razón está al mismo tiempo dentro, pues que todas las cosas se hacen según esta razón, y fuera, porque lo que habla de algo no puede ser eso de lo que habla, por puro sentido común”. 

Pues partiendo de eso, si alguien te pregunta que cuál es la causa de la Gravitación Universal.......  Tú no sabes nada de Física, pero te pueden preguntar cuál es la causa de la Gravitación Universal, por qué es que las cosas tienen que ir las unas a las otras, y todo eso, y tenías que decir que la causa de la Gravitación Universal, es la causa, es decir, que ‘Gravitación Universal’  es un hecho físico, pero ‘causa’ es en cambio un hecho pretendidamente lógico.  Es la causa, y ello se puede desarrollar interminablemente si recordáis que estamos en la Realidad, que no es más que una guerra entre la imposición de la Verdad desde Arriba sobre aquello que nos quede de vivo y de indefinido y sin fin por abajo.  Si recordáis esto, entonces habría que decir que ese fenómeno aparente físico de la Gravitación (entiéndase como interacción o atracción de unas cosas por las otras, o hacia las otras), solamente se esplica por la presión de esa ideación.  Una vez más, imaginemos lo que no se puede imaginar: imaginemos las cosas antes de sufrir esta presión, antes de que la Realidad se establezca, las cosas por debajo de la Realidad, que como recordáis no tienen forma definida, no están costituídas (eso les va a pasar cuando se hagan realidades), y nos preguntamos “¿y esas cosas tienen peso?”, empleando ‘peso’ de la manera más vulgar y general.  Peso tienen que tener, ¿por qué no van a tener peso?  Por la simple razón de que si no pesaran más unas que otras, entonces todas pesarían igual, habría un equipondio, o como también se llama ‘un equilibrio’, y desde luego un equipondio, un equilibrio, es un puro ideal, eso no podemos nunca atribuírselo a las cosas, de manera que en ese sentido las cosas podrían tener peso o lo que quisieran, peso en ese sentido subreal, pero eso no tiene que ver con la Gravitación Universal, que es de la observación dentro de la Realidad, y ahí efectivamente parece que tenemos que decir que el hecho de que se produzca, es por que hay una necesidad de que los encuentros, los choques, las atracciones amorosas entre las cosas, se puedan medir, se puedan contar, es decir, que estén sujetas como a leyes dictadas desde Arriba, que son leyes matemáticas que la Ciencia tiene que utilizar, y entonces eso es lo que podría de alguna manera hacernos entender cómo las cosas nos lanzamos las unas a las otras de esa manera, y en relación con el peso ya real que a uno se le ha concedido: uno resulta que está más cargado de peso, y tiene que pesar sobre los otros, oprimirlos, mientras que los más ligeros tienen que salir disparados de esa presión, huyendo de todas las incontables maneras en que eso se puede producir.  No voy a rematar la seudoteoría de la Gravitación Universal que acabo de presentaros; ya comprendéis que aunque os la digo muy en serio, no deja de ser también una broma con respecto a lo que estamos diciendo. 

Termino haciéndoos recordar que una vez que aquí nos hemos librado, espero, del Hombre, es decir, de la pretensión de que el Hombre es la razón que razona las cosas, es el observador que observa las cosas, que está fuera de las cosas, y reconociendo la falsedad de esto nos hemos avenido a reconocer que somos cosas como las otras cosas y que cualquier pretensión de singularidad humana es un puro patriotismo, falso como todos, una vez que hemos visto esto, si nos consideramos a este tipo de cosas que nosotros somos y vemos qué es lo que nos pasa con la Gravitación Universal, esto nos puede servir como un ejemplo del revés para que lo que pasa con las cosas en general pueda entenderse.  ¿Qué es lo que nos mueve a los choques, a las presiones mutuas en la Sociedad, a los encuentros amorosos más o menos desmandados, más o menos reglamentados?  ¿Qué es lo que nos hace ir por ahí?  Pues sin duda lo que os estoy diciendo: la presión de el ser el que se es, de la Verdad, entrechocándose y tratando de contraponerse a la evidencia, que es sensitiva, que por otro lado tenemos de que eso no es verdad, que no es así, que nunca hay nada verdadero, que hay un sin fin, y todo eso.  Si reconocéis la posición social de cada cual, su grado de personalidad, su peso social, y lo ponéis en relación con esa presión desde Arriba y este descubrimiento desde abajo, yo creo que podréis fácilmente reconocer cuáles son los orígenes de las guerras entre los hombres, los orígenes del amor entre los hombres, y todo eso. Y una vez que lo hayamos sentido así, pues esto nos puede servir como espejo del revés para entender mejor lo que de una manera muy rápida os he estao contando acerca de la Gravitación Universal entre las cosas.  Y con esto me paro ya para que nos quede un buen rato de tiempo y podáis ir soltando respecto a lo que hayáis oído o lo que sea cualquier ocurrencia que os venga, que siempre será bienvenida, como sabéis.

-Yo cuando oigo siete notas y elijo el sí bemol, no sé por qué lo elijo, o cuando veo siete colores y elijo el verde, no entiendo por qué lo elijo.  Es decir, hay una oferta, que yo no puedo esplicarlo.

A-Es un caso de lo que he llamado ‘amor’, como podrías poner un caso contrario del odio.  Ya lo entiendes un poco, ¿no?, ya ves de dónde te viene, ya he esplicao de dónde viene: hay una Verdad que está presionando en ti contra lo que en ti tienes de no-Verdad, de vivo, de sensitivo, y las predilecciones no pueden venir más que de ahí.  Las predilecciones, los amores, los odios, las guerras......  ¡Más, por favor!

-Eso de que las cosas se muevan, o choquen, por ser las que son.....¿No podría ser también por no serlo?

A-Es que es la presión por ser las que son, combinándose con la resistencia sin fin de lo que por debajo hay, y que no se presta a ningún tipo de verdad. La contradicción.  Si hubiera que utilizar una palabra, tendría que decir un poco a la heraclitana que la Gravitación Universal es el fruto de la contradicción, y precisamente de la contradicción entre necesidad de ser el que se es, y por otra parte resistencia sin fin a ese reconocimiento, porque no es verdad.  Porque no es verdad.  ¡Vamos!

-Dentro de este maremagnum de contradicciones de cosa y no cosa, que aparece la cosa, desaparece la cosa, ¿dónde situamos la Materia?

A-Bueno, yo de ‘no-cosas’ no he hablao, ¿eh?: he hablao de cosas antes de la Realidad, que no es lo mismo, y luego las cosas en la Realidad.  Y la Materia, la pobre, pues ¡qué se le va a hacer!: la Materia es un caso ilustre de imposición de la Idea desde Arriba, ya comprendes que es una de las ideas más astractas que se nos han dado, y que se la debemos también en gran medida a Aristóteles, ¿no?, esa necesidad de la Materia tratando de imponerse sobre lo que hay abajo.  En vano, porque de lo único que podemos hablar es de Realidad.   Ni Materia, ni Ostias: Realidad.  Y lo mismo da que la Realidad sea espiritual, que sea material, que sea síquica, que sea física, porque todas son Realidad cuando se han costituído como tales.  La Materia es una pura idealidad que ha dado mucha guerra, porque parece que efectivamente, siendo lo más astracto que hay, está enseñándoos algo de cómo son las cosas, y no hace más que desorientarte, como ha desorientado durante siglos y siglos.  Ésa es la Materia, la pobre, sí.  ¿Qué más?

-Uno hace una búsqueda de la Verdad, pero de la verdad del conocimiento de uno mismo, y llega la luz.  ¿Encontraríamos el correcto funcionamiento del mundo a través de eso?

A-Se engañarían más que los prójimos en general, se engañarían de una manera especial, hay muchos que pretenden eso.  Cuando se practica, como aquí hacemos de vez en cuando, abusando del término, el Sicoanálisis, tanto el del Mundo como el de Uno, tratamos efectivamente de profundizar, cavar, no llegar a ninguna Iluminación.  Más bien piénsalo como un pozo, y adonde llegamos es al sitio donde ya no está uno.   Podemos llegar a descubrir que la Realidad no es más que un convenio, y la de uno, como la de todas las demás cosas, es un convenio, y que por debajo hay mucho de mí que yo no sé, ni podré saber nunca, pero es lo que está vivo.  ¡Más, por favor!.  Sí.

-Las dos maneras de imponerse los ideales, que se puede decir como geométrica y aritmética, a la hora de dominar las cosas parece como si por un lado se separasen lugares de cosas, y por otro lado intentasen casar las diferencias entre las cosas, que se vuelvan geométricas, y que intervenga luego a la vez la cuantificación, como has dicho tú, en la determinación de las clases de átomos, esa cuestión estaría bien que se aclarara, porque.....

A-Son dos cuestiones, yo creo: una se refiere a lo de los entes, incluso tomados como puntos, y el espacio/tiempo, o ‘campo’.  La disputa entre si un punto es algo que está en un punto, o si es el punto mismo sin más, es una disputa que no cesa por todas partes. En cuanto a la diferencia de lenguaje matemático entre Geometría y Aritmética, no voy a entrar aquí.  Yo creo que cuando saqué el “De los Números”, en un apéndice traté de mostrar que había una progresiva invasión del cómputo de la Aritmética sobre la Geometría, que en principio no tendría que ver nada con el cómputo, ni con el tamaño, ni con nada por el estilo.  Efectivamente un geómetra antiguo normal reconoce que.....  Cuando hablo de triángulos semejantes, está como queriendo decir que los triángulos son algo real, que por tanto tiene tamaño, pero en realidad eso sale para negarlo, porque desde luego ningún Teorema puede hacer ninguna utilización de la diferencia entre los varios triángulos semejantes, que en cuanto que sean semejantes, son el mismo.  Esto toca, aunque sea Geometría, al punto ése de la Física de que todos los átomos de la misma clase son indistinguibles unos de otros, viene a tocar ahí.  ¿Qué más, por favor?  Sí.

-Si tenemos 36 grados en el cuerpo, y 38 es fiebre, y 35, te mueres, ¿cómo es eso?  Hay un baremo.  ¿Cómo se cuantifica?

A-Pues para eso están, no sólo la Medicina, sino la Ciencia: para contarte y medirte.  Luego vete a preguntar en qué consiste la medida y te encontrarás sorpresas, pero para ir tirando, para curarte la fiebre, si se puede, desde luego cualquier forma de cuantificación basta.  Basta con que se haya aceptado, generalizado.  Sí.

-¿No le parece a usted que la obligación de la poesía es justamente intentar mostrarle a la comunidad las trampas a las que conduce el lenguaje?  Es precisamente la dicotomía que se presenta con la Física Cuántica versus la Física Clásica, es decir, la del sentido común y la del sentido de la diferencia.

A-Bueno, en primer lugar lo que yo he hecho es poner de relieve que la disputa entre Física Clásica y Física Cuántica, es uno de los dilemas con los que la Física se encuentra, pero que de ninguna manera hay que darle una importancia como si a su vez fuera verdad que hay una oposición entre la una y la otra.  Eso por un lado.  En cuanto a la poesía, la pobrecilla, pues es casi peor que la Materia.  En cuanto a la poesía desde luego, nadie le puede poner obligaciones, nadie que sea un poco decente.  Desde luego se le imponen obligaciones por ejemplo dinerarias, con los Premios y todo eso, pero eso vamos a dejarlo de lado, porque nos da mucha vergüenza, ¿no?, no queremos acordarnos de que la poesía es una cosa que entra en Certámenes, se compra y se vende, y todo eso.  Pero obligaciones de otro tipo, nada.  La única pregunta que hay (“¿cómo?”, “¿por qué?”), es la que lleva al descubrimiento de la mentira, y ésa vale igual para un matemático que para un poeta.  Vale igual. Lo único que puede vivir es un resto de eso que nos queda de niño, de no dominado, de no sometido a la convención, y que sabe preguntar y descubrir la falsedad, tratando, como la poesía generalmente trata, con la Realidad.  Pero está tratando con ella, no para confirmarla y contar lo bien que está, o lo mal que está, sino para desmontar esa Realidad, descubrir lo que hay por debajo de todo ese convenio.  Eso podría ser una función. La pobre poesía está convertida en Literatura, casi no es nada.  En comparación desde luego la Física, o la Matemática, está mucho más viva, porque la poesía efectivamente mayormente lo que es, es Literatura, es decir, hecha para llenar el Tiempo, crear Cultura, hacer cultos a algunos de la Elíte de las poblaciones.......  Pero bueno, en caso de que hubiera algo que fuera poesía, lo que digo: el arranque estaría en esa pregunta viva, que es la misma siempre.  Sí.

-A lo mejor no tiene mucha importancia.  Lo que se ha dicho al principio de que el número de rasgos se multiplicaba infinitamente, en base a.......

A-¡No, no, ‘infinitamente’, no he dicho!

-Bueno, que había infinito número de rasgos.

A-Era la manera en que entiendo que lo sacaba Epicuro: que como siempre habría que añadir más rasgos......

-Pero ¿por qué?

A-Porque se agotan las posibilidades combinatorias.  Así es como lo presenta Lucrecio, lo puedes ver.  Seguramente no es muy razonable, pero es como presenta Lucrecio la Teoría de Epicuro: las posibilidades combinatorias se agotan para la finalidad de la distinción, y hay que añadir un rasgo más, y eso aumenta el tamaño.  Una vez que has agotado las posibilidades combinatorias de 7 rasgos, entonces se te agotan, y necesitarías un octavo rasgo.

-¡Pero si las clases son finitas, y los rasgos su combinación es lo que se supone que da lugar a las clases!

A-Se ve que ellos piensan que tienen que ser muchísimas, de todas maneras.  Por lo menos así es como el buen Lucrecio lo presenta, supongo que con fidelidad.  Se ve que se requieren muchos rasgos, que la combinatoria de unos pocos no basta, y eso hace que haya que añadir más.  Lo que he dicho en remate de eso del peligro de que entonces el átomo se vuelva visible, cosa que no puede ser, es un añadido por mi parte, eso no lo dice Lucrecio.

-¿Cómo esplica Lucrecio el que los rasgos supongan tamaño?

A-Es lo que acabo de decir: si se parte de que haya 7 rasgos y que se combinen, cuando las posibilidades combinatorias se acaben, hay que añadir otro.

-Pero eso no está relacionado con el tamaño.  ¿Por qué eso supone más tamaño?

A-Claro, cuantos más rasgos, más tamaño.  Ellos no están pensando en átomos ‘inmateriales’, como dicen, ¿no?  No cabe duda, no hay otros rasgos.

-Pero que tenga diez mil colores no quiere decir que tenga que ser más gordo que si tuviese dos mil, o cinco.

A-¿Qué el color no engorda?  No sé.  De todas formas, no te entretengas demasiao con esto, porque efectivamente he sido yo el que he sacado ese ejemplo para mostrar cómo efectivamente partiendo de la necesidad de ‘la Verdad atómica’, como se la llama en la Realidad, se puede venir a incidir en la Cuántica, y por tanto en que la cuestión de tamaño, que no debía tener importancia ninguna, la tenga.

-Por el lado de los rasgos se podía llegar a que los átomos tienen que estar compuestos de otros elementos más pequeños todavía.

A-He empleado la palabra ‘átomo’ de tal manera que no se presta a ningún juego de ésos.  ‘Átomo’ quiere decir como quería decir etimológicamente: ‘indivisible’.  ‘Átomos’ quiere decir (), o como se les llame, pero quiere decir indivisibles.  Han llegado a un fin, y esos indivisibles son los mismos que tienen que ser invisibles para poder esplicar las cosas visibles.  Bueno, ya sabéis que yo os cuento estas cosas de las físicos antiguos con mucha simpatía y amor, pero simplemente sobre todo porque las uso como espejo para darme cuenta mejor de lo que hacen los físicos actuales, no os las vayáis a tomar tampoco demasiado en serio, no vayáis a creer que se os quiere hacer creer en la Teoría física de Epicuro, ¿no?, no hace falta.

-Has opuesto me parece la Cuántica a la Verdad como sustrato de la Geometría, como propiedad de la Geometría.

A-Sí, he puesto la Verdad en principio de parte de la Teoría de la Relatividad, y la he contrapuesto con la necesidad de la esplicación del movimiento en la Cuántica, sí. 

-Me parece que ‘cuanto’ no supone la Aritmética frente a la Geometría, sino que fundamentalmente lo que dice es que lo continuo no se presenta, sino lo discreto.

A-Lo de la Geometría lo he dicho para aludir a la verdad, a la pretensión de verdad en la Realidad, no de ninguna manera estricta.  Y en cuanto a la Cuántica, desde luego tampoco se le podría llamar Aritmética a lo que he dicho aquí, ni mucho menos: es Cuántica en un sentido de ‘cuanto’ mucho más amplio y general.  Sí.

-Yo no entiendo nada de Física, y a esto le encuentro cierto atractivo, aunque no entiendo nada.  La Cuántica, ¿ha desordenado algo la Realidad?  ¿No ha desordenado nada la manera de ver la Realidad, la Mecánica Cuántica?

A-¡No sabes lo que ha hecho!  ¡No sabes lo que ha hecho en los años que lleva, que es apenas un siglo!  En principio piensa que es ella la que es origen y responsable de algunos de los cálculos que han tenido un éxito fulminante y enorme en las aplicaciones prácticas, de manera que apenas tienes en tu casa y encima de ti nada que no esté ya hecho gracias a los cálculos que proceden de ahí, de manera que si a eso llamas ‘deformar’, pues llámalo como quieras (deformar o conformar la Realidad), pero a través del éxito práctico.  Menos mal que después, cuando se busca la relación entre estos cálculos destinados a la práctica y el fundamento de la Teoría, pues uno se encuentra con todos los problemas que hemos dicho.  No deben venir de la verdad pura esos cálculos que tienen tanto éxito, vendrán de algún otro lado, pero desde luego a través de la aplicación práctica ha conformado y deformado como nada en este mundo.  ¿Qué más?

-Quería preguntarte sobre el papel de la Fe en esta guerra, o dentro del casamiento de lo uno con lo otro.

A-Es lo fundamental que el Poder pretende.  Es lo que pretende, lo que pide, lo que impone.  A las cosas y a nosotros entre las cosas, es decir, que se crea que es verdad.  Por eso en una política contra el Poder como la que aquí nos traemos lo primero es descubrir que en la Realidad no hay verdad, no hay verdades, porque la pretensión es ésa, y no hay por tanto que distinguir entre Fe y Saber, porque Fe quiere decir, ese ‘creer’ quiere decir justamente tomar como sabido y como verdadero aquello que se nos enseña desde Arriba, a través de los Medios o de cualquier manera que sea, ¿no?  Eso es Fe, y eso ha sido siempre Fe, lo que se llamaba Fe en el antiguo Régimen, con la Teología, con Dios, y todo lo demás, y eso sigue siendo Fe entre nosotros.  ¡Más!

-Me parece muy humano esto de que en el momento en que se han descubierto cosas que hay por debajo de la Realidad que sirven para esplicar la Realidad, pues que vuelvan otra vez a la Realidad a cargarle con las características propias de las cosas reales, ¿no?  Esto de la invisibilidad de los entes ideales, pues parece que se hace insoportable, y se le tiende a cargar de cosas.  Por citar un ejemplo así un poco banal, me leí un tratado de Fonología Generativa hace ya veinte o treinta años, y sin llegar a decir que el problema se les había disuelto, pero cuando llegaban a las reglas de producción, de la ‘t’ por ejemplo, pues contaban las variantes del habla, contaban ya con las variantes del habla de la Realidad, y bueno, se me iba un poco la cosa a humanización de entes ideales en religiones, etc.

A-Bueno, pero está bien que hayas sacado el paralelo ése con la Gramática, porque efectivamente es ilustrativo reconocer que los entes astractos están aquí mezclados con los otros, que los fonemas, que no existen, están sin embargo aquí,  y están manifestándose en el uso de una lengua cualquiera continuamente.  Efectivamente, hasta a un fonólogo se ve que le resulta muy duro reconocer la presencia de entes que no existen, pero que actúan, se manifiestan costantemente en las producciones en que se emplean la ‘r’, la ‘p’, la ‘o’, la ‘u’, etc., que de por sí no existen.  Es muy útil el paralelo, porque si pasáis a la Física veréis que es justamente lo que allí también pasa: hay efectivamente una necesidad de realizar cualquier cosa que te dicen.  Realizar.  Aquí por ejemplo, en esta lucha política, no se puede hacer nada más, nada que valga la pena, si no es partiendo de que esta Realidad es una guerra entre la presión de los ideales impuestos desde Arriba y lo que de verdad hay por abajo sin fin.  Pues ¿cuantos de vosotros habrán conseguido no convertir en una realidad lo de Arriba y lo de abajo, después del reconocimiento de que la Realidad está en medio, y que no es más que una guerra, y que por tanto no cabe?   ¿Cuántos no habrán caído en la tentación de realizar eso a su vez, y que esto sea una Doctrina en que se hable de los ideales que están Arriba, y en que se hable de lo sin fin que hay por debajo?  Por eso volvía a insistiros en la necesidad de partir de que la Realidad no es más que esta guerra, esta contradicción, entre lo uno y lo otro, a la cual se le llegan a atribuir incluso cosas como ‘Gravitación Universal’.   Pero que no es todo lo que hay, como descubrimos a cada momento; que no es todo lo que hay, y que por tanto hay que acostumbrarse a no afanarse enseguida en realizar, en convertir en realidades, en ideas, cualquier cosa que se oiga.  Hay que dejarse desmentir.  Desmentir, es decir, perder esa pretensión de la Realidad como un objeto de Saber y de Fe.  Sí.

-El éxito de la Realidad, caso de cosas que es el Hombre, nunca se les podría aplicar a las otras cosas.  Aunque les pasaran cosas, no se podría hablar nunca de éxito en las cosas.

A-Sería enteramente impropio.  Éxito quiere decir Futuro, es decir, realización de hechos futuros, ideados como futuros, y eso es un pecado esclusivo nuestro, eso sí que nos distingue.  No podemos cometer la avilantez de atribuirles a las cosas algo parecido, aunque de ordinario lo hacemos también, lo hacemos también muchas veces, ¿no?  Las demás cosas no pueden perseguir la realización de un Futuro, porque no tienen Futuro, no tienen muerte.  La muerte-siempre-futura es nuestra, es un invento que el Señor ha desarrollado justamente para nosotros, y las demás cosas, como también nosotros cuando nos dejamos, se mueren, incluso se matan o se comen unas a otras, da lo mismo, pero desde luego una muerte futura no tienen, y nosotros sí, nosotros tenemos esa muerte futura, que es el fundamento mismo de la Realidad, el Futuro, que es la primera forma de la Realidad.  Sí.

-Una cuestión: que la analogía entre la esplicación de Lucrecio y de Epicuro y la moderna, es que el átomo como partícula elemental estaba cayendo continuamente en el vacío, pero en las partículas éstas que ha desarrollao la Cuántica lo primero que se plantea es que la partícula elemental es una especie de contradicción entre onda y corpúsculo, es decir, que en cierto sentido ella (la elemental, no digo yo ya después el átomo como lo entendemos ahora, que es casi como un sistema planetario) esa cuestión del paquete de onda que es el fotón, o la imposibilidad de separar la cosa en sí, o la entidad en sí de la propia vibración, es un asunto que como elemento esplicativo no sé ya si necesita estar cargada más de realidad de movimiento, el ente esplicativo.

A-Bueno, en primer lugar, no sé si me equivoco, pero eso es inseparable de la cuestión del campo en que se produce.

-Sí, ésa es la otra contradicción.  Ésa no la saqué, pero es la misma: las partículas de alguna manera las deducen de la presuposición de que hay campos y hay que unificarlos, de la unificación de campos: precisamente el campo electromagnético se va a esplicar por el surgimiento del fotón como el elemento que esplica cómo un campo eléctrico produce un campo magnético.

A-Pero sobre todo en principio necesidad de la cuestión de ‘campo’, y eso es algo que diferencia tal vez notablemente con respecto a la atómica de Epicuro y Lucrecio, porque ahí no se podría decir que ‘vacío’, que es lo único que hay (o si queréis, ‘que no hay’, junto al ‘haber’ de los átomos), se pueda identificar con la cuestión de ‘campo’.  ‘Vacío’ justamente quiere decir introducir en ese submundo esplicativo la negación como costituyente, es decir, que hay átomos, y luego además ‘lo que no hay’. Hay átomos, porque no hay más que átomos, y además ‘lo que no hay’. Y en cuanto a la aproximación y definición respecto a ‘campo’, yo creo que alguna vez ya los que me acompañáis recordáis que había presentado eso del ‘vacío’ como el primer motor, por decirlo (a la esotérica), es decir, es justamente lo que mueve, es decir, lo que mueve a una caída a velocidad insuperable a los átomos; no tiene ningún otro motivo.  No tiene ningún otro motivo más que eso, y claro, el planteamiento difiere bastante del moderno, sí, en efecto.  Sí.

-Y sin embargo cuando dice que caen.....

A-Bueno, sí, es una manera de decir.  No hay arriba y abajo y todo eso, porque eso sería ya de la Realidad, pero también aquí empleamos como metáfora lo de Arriba y abajo, y no nos pasa nada.

-Pero en cualquier caso quiere decir ‘campo’.

A-No, en realidad quiere decir que un átomo no puede estarse quieto.

-Pero sí hay una fuerza, hay una tendencia actuando.......

A-Eso es lo que en mi interpretación le atribuyo al ‘no haber’, al vacío.  El vacío como primer motor, no se mueven más que por eso.

-Es que en la Física actual ‘campo’ quiere decir algo más.

-()

A-Es mucho más simple y decisivo, ¿no?  No es que Epicuro dijera nunca lo del primer motor, que eso lo digo yo cómo debe ser, pero es así: no hay ningún otro motivo para el movimiento de los átomos más que el vacío, el no haber; el no haber otra cosa.  Sí.

-Lo que ha salido antes de que las cosas se atraigan, o choquen, o caigan, por ser, o por no ser, ¿por qué?  O sea, ¿no puede ser que les pase, simplemente?   O sea, que yo no acabo de ver que lo que pueda haber por debajo de la Ley de la Gravedad tenga por qué obedecer al Ser.

A-Con ‘por debajo’, ¿quieres decir las cosas cuando todavía no están costituídas?

-Cuando todavía no se ha creado eso de la Ley de la Gravedad, cuando no están costituídas como cosas.

A-Pero ahí no se ha dicho nunca que tengan ningún movimiento gravitatorio ni nada.  La Gravitación Universal es dentro de la Realidad, es de la Realidad, y he tratado de esplicarla por la contradicción.

-Pero en la Realidad no se mueve nada.  ¿No estábamos diciendo el otro día que la Realidad era como un mapa, con Pasado, Futuro, donde no pasa nada?

A-No, no, el Tiempo es efectivamente de reducir a un espacio, pero el hecho de que no haya un movimiento temporal, en el Tiempo, no quiere decir que como Ley que rige la Realidad no esté la Gravitación Universal, porque eso sería como si dijeras que entonces tampoco cualquier movimiento de una cosa hacia otra tiene sentido porque efectivamente el tiempo en que se realiza no es de verdad tiempo, no es más que Tiempo real.   Estamos dentro de la Realidad, y por tanto en una Física cualquiera, que no es más que una prolongación de la creencia habitual, aparece inevitablemente eso, la Gravedad Terrestre y la Gravitación Universal, y entonces es a eso a lo que trato de darle su sentido (¿por qué les viene eso?), y entonces es cuando ya, saliendo a la Realidad y tratando de confundir la razón que lo dice con aquello que lo está diciendo, atribuyo eso a la contradicción, reduzco la cuestión física de la Gravitación Universal a una cuestión lógica.  Como dije al principio, si te preguntan cuál es la causa de la Gravitación Universal, diré que la causa, es la causa.  La causa, es la causa, es decir, esa traslación a la contradicción que efectivamente reina en la Realidad, ¿no?

-Yo creo que hemos perdido en el paso de atribuirle eso a las cosas.

A-No, a las cosas, no: las cosas.........

-Entonces es una cosa de la Ciencia.

A-Lo que dije de las cosas que andaban por debajo, es que si dices “y entonces, ¿no tenían peso?”.  Tenían peso, pero un peso que no tiene que ver nada con la Gravitación Universal, un peso que lo deduces simplemente del hecho de que no pueden pesar igual unas que otras, porque eso sería el equilibrio, el equipondio, que es un ideal, pero ya se ve claramente que el que se le atribuya peso, o formas informes, o cambiantes, o lo que se quiera, en esta imaginación imposible, desde luego eso no tiene que ver con la cuestión física de la Gravitación Universal.  Vamos, es que la noción ésta basta de ‘peso’ que se emplea no tiene ni sentido siquiera.  ¿Algo más por ahí, por favor?   Bueno, pues entonces, si se nos permite vernos, dentro de 7 días seguiremos con ello.