27.10.2010
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
Tertu253-27-10-2010#Tertu253-27-10-2010.mp3
- El sentido político de la tertulia
- Pueblo mezclado con personas
- El psicoanálisis lleva a descubrir la condición ideal de la persona de uno (la nada, el vacío)
- El tratamiento de los muertos y la Memoria histórica
- La memoria viva frente a la memoria histórica (muerta)
- ¿Qué hay que hacer con los muertos?:
TRANSCRIPCIÓN:
Para los que me acompañáis hace tiempo y también para los que hoy caigan aquí de paso más o menos, conviene recordar un poco cuáles son los términos en que esta guerra se plantea, esta guerra en la que estamos metidos, que es una guerra por supuesto contra la mentira, y siendo la mentira una necesidad del Poder que no puede vivir sin Fe, es decir sin mentira, está claro que es el sentido político de esta tertulia que nos traemos: estamos contra el Poder por el camino de, en primer lugar, acabar con la Fe, acabar con la mentira que lo rige todo, la mentira que en el plano físico, en el plano social y en el plano psicológico nos hace creer en lo que el Señor necesita o quiere, y que desde luego se deja atacar, se deja atacar con palabras, la razón todavía desmandada contra la razón convertida en ideas, en conocimientos, y ése es el sentido de esta guerra, por si alguno todavía tenía esto no lo bastante claro.
Dudas podéis tener, los que me acompañáis y los que estáis hoy aquí de paso, todas las que queráis: de las dudas se alimenta esta guerra, esta guerra contra la Fe, no hay que decirlo, todo el mundo sabe que son las dudas el enemigo activo de la Fe establecida. Pero conviene aclarar cuáles son los términos de esta táctica, estrategia, de esta guerra.
Así vamos descubriendo generalmente perogrulladas, simplicidades, cosas que cualquiera sabe si le dejaran saberlo, si le dejaran reconocer que lo sabe, declarar que lo sabe. Una de esas simplicidades que es la que últimamente estamos usando más es que este tipo de cosas que nosotros somos, los hombres, este tipo de cosas que nosotros aquí intentamos tratar como cosas en vez de la actitud normal que es poner al Hombre enfrente de las cosas como siendo él el que sabe y las cosas las que se dejan saber y cosas por el estilo, en este tipo de cosas que somos nos encontramos con que lo que hay es pueblo mezclado con personas.
Tengo que decirlo así de claro porque supongo que la confusión entre los significados de estas palabras, pueblo y persona, os ha alcanzado a todos, estáis más o menos viciados, condicionados, por esta confusión, y por lo tanto conviene decirlo así, es como somos: pueblo mezclado con personas.
Sabéis que eso de pueblo lo usamos en el sentido de que es lo que no se sabe, lo que no existe, pero que eso no le quita para dejar de estar ahí y haciendo lo que puede contra las ideas, la Fe del Poder establecido. En cambio, personas se supone que sí se sabe lo que son; se sabe naturalmente en falso, como en la Realidad se saben todas las cosas: en falso, y aquí, por un psicoanálisis de eso de la persona de uno, pensamos que se puede llegar a descubrir ¿qué?: a descubrir la nada, el vacío, la condición meramente abstracta o ideal de uno, de eso del uno y de la persona de uno, justamente en la pretensión que cada persona tiene de ser no una cosa como las cosas, sino algo bien distinto: justamente eso que sabe y que se sabe, por decirlo en breve, que es el que es, como Dios. De manera que es justamente de la práctica del psicoanálisis sobre esta pretensión de que cada uno crea que es el que es como se lleva a descubrir la nada, el vacío, cosa que naturalmente en esta tertulia política estimamos saludable.
Lo importante antes de seguir adelante es que recordéis que en la población humana en general se dan efectivamente personas y número de personas, esto es lo que el Poder sabe, lo que el Poder maneja, pero eso no es todo, porque queda también siempre (en la población y en cada uno), queda siempre algo de eso que no se sabe, algo de eso de pueblo, y se supone que una tertulia política es una manera de decir NO a eso, de descubrir la falsedad de la pretensión de que las personas, el número de personas, sea todo lo que hay en la población humana, por ejemplo. No, no es todo, porque siempre quedan esas roturas, esos desconciertos que se nos manifiestan a cada paso, a través de los cuales se manifiesta pueblo, el pueblo, lo que nos queda de pueblo-que-no-existe pero que está ahí.
Es en ese sentido como estamos aquí contra el individuo, contra el átomo (tomamos aquí la palabra en su sentido etimológico: la pretensión de ser uno y por tanto indivisible, átomos) y estamos contra el átomo, en primer lugar, aquí, en el tipo de cosas que somos, en cuanto a los entes humanos, estamos contra el individuo (la traducción latina del griego átomos), estamos contra el individuo; y estamos contra el individuo por la misma razón que estamos contra el todo, contra todo. Espero que a cualquiera esto se le aparezca claro cómo lo uno va con lo otro: así como nunca somos todos, así nunca cada uno es uno.
Ésta es la costatación, la simpleza que os estaba volviendo a presentar ahora y por tanto estamos contra el átomo igual que contra el todo porque justamente todo, uno, son esos ideales que desde Arriba se nos imponen (usando la palabra ‘Dios’ como solemos últimamente): son las cosas que manda Dios, las cosas que la Fe necesita: todos, que por tanto pueden contarse; uno, que es naturalmente, por un lado, uno entre los otros unos pero que por otra parte es único, singular, insustituible, con esta paradoja que nos hacen tragar todos los días. Descubrimos la condición puramente ideal de esto que se nos impone y en ese sentido nos revolvemos lo mismo que contra la noción totalitaria (propia del Poder, la noción de todo y todos) contra la noción de uno y la Fe en uno.
Por eso es interesante (paso ahora a otra cuestión relacionada con ésta que para mí es apasionante), es importante que nos detengamos a fijarnos qué es lo que hacemos con nuestros muertos, a fijarnos un rato en el tratamiento de los muertos, porque esto puede ser revelador. Os llamo la atención y os voy a preguntar enseguida qué es lo que cada uno siente (mejor que opina, siente) acerca del asunto. Llamo la atención sobre esto que conocéis en nuestros días por todos los Medios, por todos los procedimientos de divulgación referente a eso del tratamiento de los muertos; me refiero a los fenómenos con los que todos los días os encontráis de que así como en cuanto a los creadores supuestamente vivos todavía se les exalta y el nombre, la firma, viene a ser el valor mismo de la cosa (como todos sabéis, en el terreno de las Artes, en el terreno de cualesquiera otras producciones), así también les aplicamos la receta a los muertos y la exaltación de los muertos ilustres os acompaña todos los días como un peso del que ahora me vais a dar cuenta: la exaltación de los muertos, los centenarios, los cincuentenarios, los tres cuartos de centenario, con que cada uno de los nombres del sabio o del poeta o del cualquier ilustre se celebra con un despliegue que a todos, como a mí, os tendrán sorprendidos, de Medios, de Congresos, de tomos de conmemoración de las gracias del muerto correspondiente, etc.; es lo que también oís llamar todos los días Memoria histórica. Memoria histórica. Ya sabéis cómo es y aquí se os muestran cosas como los desenterramientos de los fusilados de la Guerra Civil y cosas por el estilo.
De manera que no digáis que no sabéis de qué os estoy hablando porque os estoy hablando de eso, de este síntoma, de este fenómeno, y es sobre él sobre el que, antes de seguir, os pregunto, quiero que muchos de vosotros me digáis cómo se toman esto, porque puedo asegurar que todos los que estáis aquí lo padecéis igual que yo, eso lo doy por descontado, muchos de vosotros hasta verán la tele y los que no, por lo menos, pues a través de los otros Medios o como sea, están bien informados del asunto. De manera que es por eso que querría que muchos respondieran a esto. ¿Cómo os tomáis esto de la conmemoración de los muertos gloriosos y esto de la Memoria histórica? Así que empezad los que más animados se sientan a lanzarse a ello y que les sigan también los que estén menos animados, pero, venga, empezad ya, enseguida, a decirme vuestros sentimientos. ¡Vamos!
- Parece que están celebrando que están muertos, y parece que con eso ya son suyos, que pueden hacer con ellos lo que quieran, como que no va a protestar nadie…
AGC - Que ellos no tenían que celebrar eso. Pero, bueno, está bien que manifiestes tu sospecha. Más, por favor. ¡Venga!, ¿cómo os tomáis esto?, ¿cómo no vais a decirme como una cosa que tenéis todos los días ahí no os la tomáis de una manera o de otra?, de alguna manera tenéis que tomárosla.
- Pues mal, ¿cómo lo vamos a tomar?: si esos muertos tan gloriosos son los que utiliza el Poder pa ponernos en deuda con el Poder, es decir lo que le debemos a sus muertos, a los caídos o a los que no son caídos, vamos.
AGC - Porque…
- Porque somos lo que somos gracias a ellos, que se dejaron la vida por nosotros, como Jesucristo.
AGC - ¡Ah!, sí. Es decir que les atribuyes a los muertos que celebran la condición de colaboradores con el Progreso del Poder que ha venido a darnos esto que nosotros tenemos.
- Claro, claro.
AGC - Algunos de los muertos, desde luego, si hablaran se sentirían bastante disgustaos con esa colaboración, yo creo…
- Bueno, pero es que los muertos cuando están muertos ya son de quien sea.
AGC - …pero como no hablan. Adelante, más, más.
- Sí. Pues yo quería decir que a mí cuando salió el tema éste de la Memoria histórica yo me sentí un poco molesta…
- No se oye.
- No se oye por aquí.
- Digo que cuando salió el tema de la Memoria histórica yo me sentí un poco molesta porque, pues yo creo que andar desenterrando muertos, sean del bando que sean, es un poco desagradable. Y a mí me parece que la Memoria histórica… los muertos donde tienen que estar es aquí, entre los vivos. O sea, que quiero decir que pues el Presidente que sea, si lo que quiere saber es qué pasó con los muertos, yo creo que lo que tiene que hacer es ver qué es lo que está pasando ahora, mirando hacia atrás, no desenterrando cadáveres. Eso es lo que quiero decir. Pues eso es lo que siento: a mí me molesta mucho lo del desenterramiento de los cadáveres…
AGC - Está bastante claro. Está bastante claro, lo recogemos. Más.
- Sí, Agustín: a consecuencia de esto que ha dicho esta compañera, ¿no?, pero es que uno no está muerto hasta que no le ponen un nombre a unos huesos o a una calavera…
AGC - Sí, bueno.
- …Eso de desenterrar los muertos para saber quiénes son los muertos es un poco contradictorio, me parece, ¿no?
AGC - ¿Aparte de, cómo ella dice, desagradable, te parece que es algo más?
- Sí.
AGC - Es algo más que desagradable, sí. Más, por favor. Sí.
- Pues una cosa que te pone bastante negro, ¿no?, pues es que parece que uno cuando se muere, uno de estos ilustres, pues pasa a ser como Gloria nacional, o sea, que puede estar arrinconado, a nadie le interesa nada, se muere y ya… Pues hace unos días, por ejemplo, con el caso que hemos tenido del amigo Miguel Ángel Velasco, ¿no?, pues que ya sabemos todos lo que ha pasado y tal, pues ahí en el Facebook y estas cosas que andan por la red, pues constantemente veías todo el mundo ya le encantaba poner compartir en su muro porque no sé qué poesías… y haciéndole elogios cuando a lo mejor tal. Y mismamente me atrevo a decir que incluso pues, yo qué sé, si algún día te toca a ti antes que…
- Eso hay que verlo.
- …No, bueno, es verdad, pero quiero decir que estas cosas que uno a lo mejor algo está marginado y ya… le hacen a uno Gloria nacional.
AGC - No puede uno menos ante esto que apelar también a la cuestión de grado, porque, al fin y al cabo, Miguel Ángel Velasco ha sufrido una celebración modesta, relativamente modesta, nada más tienes que comparar con una cosa que me tocó cazar por radio al pasar con la de Miguel Hernández. Eso ha sido…
- Como el [Tomás añejo].
AGC - …Miguel Hernández han debido ser días y tal vez meses de congresos y publicación de tomazos de memorias de Miguel Hernández y su poesía. Todo…
- Y hace nada lo de El Quijote.
AGC - …Todo sirve, pero fijémonos en los casos más exageraos. Más, más, más…
- Agustín. Agustín, mira: si me salgo de esta Cultura, en Madagascar se les hace bailar de vez en cuando.
- ¿A quién?, ¿a los muertos se les hace bailar?
- Es decir que de vez en cuando dicen “Bueno, pues que participen”, cada cien años, cada ciento cincuenta, en otra Cultura. Yo qué sé, yo vi Hitchcock…
AGC - ¿Los invitan a bailar?
- Hombre, los sacan, los pasean, los visten…
AGC - O sea, que ellos se dejan llevar al baile.
- Bueno, eso yo no…
AGC - No se sabe.
- …Eso yo no puedo responder…
AGC - Bueno, bien.
- …Yo sé lo de Hitchcock, que el hijo dice que la madre no ha muerto y la perpetúa. Es otra; es otra.
AGC - Desde luego desde que conocemos a esta especie humana, desde que la conocemos, es decir desde el comienzo de la Historia, desde hace unos diez mil años, siempre ha habido algo, algo de una manera o de otra, del culto a los muertos, y no tengo por qué recordaros todas las formas de fe que se han desarrollado en los pueblos antiguos acerca de ello, lo que pasa es que efectivamente la cosa progresa como las demás. En la situación que os estoy conmemorando hemos llegado a una exageración aplastante, porque si a la Sociedad y a sus dirigentes se les pudiera aplicar motes psicológicos, habría que decir que tiene el carácter de una obsesión, es una verdadera obsesión social, y especialmente una obsesión de los políticos tal vez como nunca se ha conocido, esta celebración de los muertos. Más, por favor, sí. Sí.
- Nada, que ahora mismo se me ha ocurrido que todos estos cuadros que hay aquí al lao, en un montón de diferentes estilos y gentes de diferentes culturas pero parece que lo que les une a todos ellos es que están muertos.
AGC - Sí, lo que pasa es que compara una vez más: estos pobrecillos casi no le hacen daño a nadie, pero en cambio…
- Pero a la vista sí.
AGC - …Pero en cambio ponte al oído o al audio o al visu de cualquiera de las celebraciones tanto de los artistos ilustres como de los fusilados de la Guerra Civil: eso es una invasión, es como si estos señores se salieran de los marcos y se nos echaran encima; se nos echaran encima, porque eso es lo que sufrís con este fenómeno que os estoy presentando y por el que sigo preguntándoos. Más.
- Agustín: como nos has preguntado nuestro sentir, en mí hay como tres partes: primero me toca de cerca porque a mi madre sí la avisaron cierta gente para desenterrar muertos o buscar sus huesos…
AGC - “Que la” ¿qué?
- La requirieron las asociaciones porque tiene desaparecidos y muertos en algún lao.
AGC - Y la requirieron para descubrir el sitio.
- No, para que [] y cosas de éstas, sí; para descubrir. Bueno, creo que tengo una madre bastante sensata y como dijo ella “a los muertos no hay que desenterrarlos, que descansen donde estén”. Y luego, por otro lao, a mí me… sé que tengo… por un lao me causa desasosiego, indignación, todo lo que está pasando, pero por otro lao sé que tengo que pasar, es algo que me están utilizando, lo tengo claro que me están utilizando; me están utilizando, el Poder utiliza todo esto para matar moscas con el rabo… espantarlas.
AGC - Pero ¿por qué dices “por otro lado”?
- No. Por otro lado en mí. Lo que yo siento, por ejemplo, cuando veo una noticias de éstas, una cosa [], casi indignación, o sea, indignación total y absoluta; pero por otro lado y la otra es que tengo que pasar, sé que tengo que pasar de eso, o sea, es algo que mi cabeza me tiene que dejar…
AGC - Pero es el mismo lado. Pero no es otro lado, es el mismo lado.
- Sí, bueno, son dos aspectos: por un lao siento indignación y por otro lao lo tengo que olvidar porque sé que es una utilización.
AGC - Pero es lo mismo. Hombre, si no te gusta sufrir indignación y asco, pues uno de los recursos es…
- Sí, pero que lo tengo que olvidar…
AGC - …uno de los recursos es olvidar, no es mal recurso.
- …que no puedo escuchar las noticias, normalmente apago el telediario, paso de los periódicos, eso sé que tengo que obviarlo, no lo puedo recoger.
AGC - Muy difícil. Muy difícil que se pueda contraponer ese olvido porque la invasión es…
- Grande.
AGC - …como has dicho, de tal manera que entra en las vidas por todas partes: es muy difícil, hasta yo, que ni veo televisión ni oigo la radio ni nada, de vez en cuando pues puedo ver una plana de un periódico, coger una ráfaga de radio al paso, y me basta; me basta para saber lo que están haciendo conmigo y con los muertos. ¿Qué más?, por favor. Más.
- [Profesor], que quiero decir algo.
- Pues ¡venga, habla!
- Que decías lo de qué sentía, qué opinaba sobre lo del día de los muertos; el día de los muertos es el cumpleaños de mi madre, ¿no?, y, claro, yo digo “Bueno, pues dentro de poco”, y luego está también el asunto que, bueno, el día de los muertos lo asociaba a lo que estabas contando del pueblo y [], entonces yo me acuerdo de mí y de mi madre, que el día de los muertos es el cumpleaños de mi madre; y después me acuerdo de mi abuelo, ¿no?, que, claro, por parte de mi padre dice que mi abuelo murió en la Tabacalera justo cuando entraron los nacionales, y por parte de mi madre, que se llevó muy mal con la familia de mi padre, pues dice que no, que eso es mentira. Entonces mi recuerdo directo de familia es contradictorio porque hay una ruptura clara: mi madre evitó la familia de mi padre, y entonces yo tengo mis recuerdos…
AGC - ¿“Evitó la”…?
- Evitó la familia de mi padre porque…
AGC - ¿“La”…?
- Evitó a la familia de mi padre, la evitó. Entonces yo nunca cocí a toda la parte de mi padre, a sus hermanas, a mis abuelas… Que, bueno, mi abuelo murió en la Tabacalera y dice que le llevaron al campo del Moscardó, que llevaron a los que eran de izquierdas, y parece que murió ahí, digamos, olvidado, ¿no? Eso dice mi padre, pero, claro, mi padre también dice que estuvo en la batalla de Alhucemas, no sé qué, en fin. Te quiero decir, en el pueblo el recuerdo, el individuo, yo como nueva generación intento recordar mi pasado, mi memoria histórica, y es una memoria surrealista…
AGC - ¿“Una memoria”…?
- Una memoria surrealista, es una memoria donde yo no puedo tener un peso claro de que alguien me haya dicho algo claro. Entonces mis recuerdos, dicho por mi padre, pues son esos, ¿no?, los de mi madre también. Y termino…
AGC - Ya, Sí, más vale que…
- …Termino, sólo decir una cosa…
AGC - …no emplees el término ‘surrealista’ para eso, di embrollao. Y por lo que se ve das un testimonio muy apreciable de cómo eso que estoy…
- …el hecho de que el olvido está aquí y está ahora. Entonces…
AGC - …de cómo eso que estoy planteando en público, en este caso ha penetrado también dentro de la familia misma, que se ve obligada a si averiguar o no averiguar y casi plantear un juicio interno de la familia para decidir cómo…
- …No, no. Sólo quiero decir una cosa: y ése es el vacío…
AGC - …cómo fue la muerte del muerto.
- …entre el pueblo…
AGC - Sí, ya, hemos recogido tu caso. Y en cuanto a lo otro, en cuanto a la celebración cercana de Todos los Santos no hay que confundirlo...
- No, no, desde luego.
AGC - …Eso no tiene gran cosa que ver con lo que estamos diciendo, porque después de todo, dentro de lo que eran las ceremonias de la Iglesia en el antiguo Régimen, la celebración de Todos los Santos (en lugar del santo de cada uno, aunque naturalmente haciéndolo compatible con ello) era una especie de intento de apelar a la comunidad de la muerte, a la muerte no como algo particular y propio de cada uno, sino común: cualquiera debería ir al cementerio, por ejemplo, a celebrar a los muertos en general, a los muertos sin nombre. Y desde luego eso se sale bastante del fenómeno que estaba presentando y sobre el cual sigo preguntando un poco todavía. Sí.
- Sí. Vamos, yo no sé, nos estamos o me estoy cuestionando yo como persona y hago caso a todo este ruido que hacen por ahí. Pero es que no entiendo cómo en esta tertulia hablamos de este ruido tan ficticio cuando…
AGC - ¿“Hablamos”?…
- Hablamos de ese ruido que hacen por ahí cuando me estoy cuestionando el yo como persona: si yo no me siento como persona, fíjate después: pues igual de absurdo.
AGC - No te he seguido, perdón.
- Yo me estoy cuestionando el tema del individuo, del átomo, de que yo sea una persona o sea… o no sé lo que soy, y ahora salen… salimos, sales tú con todo este ruido que hacen de cosas, que si yo no sé lo que soy, fíjate todo lo otro; es que es un ruido…
AGC - “Fíjate todo lo otro”, no lo entiendo…
- Es el ruido que están haciendo sobre los muertos, sobre…
AGC - Sí, pero no entiendo cómo enlazas las dos cuestiones, se me escapa del todo. ¿Qué tiene que ver eso con la cuestión del átomo o individuo?
- Vamos a ver: yo me cuestiono si existo como persona…
AGC - Bueno, aunque no quisieras, te he obligao a cuestionártelo aquí y además te he dicho que la actitud aquí es que estamos contra el individuo sin más, porque el individuo es como Dios; es como Dios, es decir, es una creencia en que uno es el que es, y por tanto, como aquí estamos contra la Fe, estamos contra la Fe; más bien tendemos a lo contrario: a no creer y a dejarnos ser como cosas…
- Claro.
AGC - …las cuales no tendrían ningún conflicto de…
- Claro, y entramos al trapo de estas otras cosas que…
AGC - No, no, así entramos como personas. Precisamente entramos como personas: porque las masas de que los Medios viven son masas hechas de personitas contadas en número; cada cual, tú mismo, aunque te pese, yo mismo, eres un número en el sentido de una unidad de los números. Son ésas las que se lo tragan, son ésas las que tienen Fe, son ésas; si quieres, tengo que decir que dado lo que es el Régimen Democrático: la mayoría, pero al Capital le basta; al Capital le basta aunque sean la mayoría, porque, si son la mayoría, entonces ya es muy fácil para dar el paso al límite y hacer que la mayoría valga por todos y ya está, entonces ya no tenemos nada ni que sentir ni de qué quejarnos ni nada por el estilo. Más.
- Yo tengo una pregunta.
AGC - Sí.
- Es que…
- A ver…
AGC - Perdón, no sé quién.
- A tu espalda.
AGC - Bueno, ahí mismo.
- No, que a mí esto de la celebración de los muertos me parece un mecanismo casi perfecto, porque los muertos se elevan a modelos, ¿no?: a un muerto se le pueden aplicar ideas que no puede contradecir con sus acciones, y así los mártires, los artistas ilustres, ¿no?
AGC - Sí, sí. Ya he dicho antes que esto se hace también con los vivos, llamados vivos, estos que se supone que estamos viviendo: se procura que cada uno sea el que es y que se lo crea, es decir que por tanto tenga esas condiciones, lo que pasa es que se lo trasladamos a los muertos, y, claro, si entre los vivos hay posibilidad de que algo de pueblo que nos quede replique y diga “NO, yo no soy ése”, “no soy del todo así”, entre los muertos es más difícil. A los muertos (digamos piadosamente), si tienen que protestar, les costará bastante más trabajo. A nosotros lo mismo nos cuesta ya mucho, pero se supone que a los muertos bastante más, sí.
- Sí, aquí tengo una pregunta…
AGC - Sí, pero es que había antes una aquí, me parece.
- Era yo el que había pedido la palabra. Yo creo que surge un poco por la necesidad del ser humano siempre de buscar la identidad en lo que no es, es decir: la vida solamente hay una manera de resaltarla y es comparándola con la muerte; surge esa necesidad que lleva lustros desde prácticamente que existe la Cultura y queda en esa conciencia de todos, ahora se istrumentaliza y ahora quiere otros significados, pero desde la antigüedad estos eran unos días especiales, los únicos días a lo largo del año en que el limbo, en que el más allá, se podía atravesar ese limbo, que era la frontera con el más allá, y visitar ese mundo luminoso que no tenemos capacidad de conocerlo habitualmente. Entonces el ser humano siempre busca ese potencial, ese no ser, porque yo creo que va en la conciencia…
AGC - Te hemos oído: nos has soltao una filosofía, una filosofía acompañada de una interpretación de la Historia bastante conocida. No sé si tú te quedas a gusto con eso.
- Hombre…
AGC - No debías. No debes quedarte a gusto porque efectivamente eso es una manera de discurrir acerca de lo propiamente contradictorio y desconocido que se desarrolla, como cualesquiera otras filosofías, para quedarse relativamente tranquilo creyendo que se ha comprendido el problema. De manera que tienes que estar aquí unos cuantos días más, y cuando te enteres de que la muerte real es la que nunca está aquí: la futura, y que, en cambio, nosotros como cosas estamos deshaciéndonos continuamente, sin ninguna muerte futura que valga; entonces tal vez se te derrumban un poco las ideas en las que perdona que no entre mucho porque son bastante conocidas y tienen ese sentido que digo. Sí, perdona, había aquí… Sí, Isabel.
- Bueno, que digo que el Poder se las apañó siempre para celebrar la muerte, de ahí nace la escritura, de poner los nombres sobre las piedras, y en los que tienen Poder identidad y nombre propio; es una celebración del nombre propio unida a la muerte que es esto, el canto al individuo, por un lao; pero hay…. (Que cuando no eres tú lo que me bufa es la máquina). Pero no es eso sólo, es que va más allá; va más allá el Poder: el Poder celebra la muerte como el hecho mejor que nos puede pasar a los vivos. De eso tenemos muestras porque no solamente se celebra la muerte de Napoleón o la muerte de un gran general o la muerte de Unamuno, o la muerte de un sargento muy conocido, sino también hay una llama permanente al soldado desconocido, es decir al muerto anónimo como que lo mejor que ha podido hacer es morir en aras de eso que llaman Patria, sin nombre, sin nombre. Es decir, hay como una celebración que va más allá todavía del nombre propio, no se escapa ni Dios ni los anónimos: es una celebración de la muerte como diciendo “Lo que uno tiene que hacer más digno en este mundo es morirse, se llame premio Nobel o sea un muerto de carretera”.
AGC - En este…
- Pero no es del todo anónimo porque tiene un número...
- Sí, es un número, es un número.
- …Cinco mil muertos… Tiene un número, ¿no?
AGC - En este último trance…
- Sí, está sustituido por el número…
- Por el número, ¿no?
- …Tantos muertos de carretera…
AGC - En este último trance te has esforzao demasiao en establecer una congruencia y empeñando en que también a lo desconocido se lo adora como a la llama del soldado… A lo desconocido no se le adora…
- A lo desconocido no: a los que han muerto en aras de la heroicidad de la que sea: ir en carretera es un acto heroico.
AGC - …Aunque se le llame ‘soldado desconocido’ se vuelve en una persona a la cual justamente cantaba…
- Es lo mismo, los muertos de carretera, son actos heroicos, porque uno saben que lo pueden matar.
AGC - …cantaba Brassens en su canción, que seguramente recuerdas, donde entre otros casos ilustres era la canción de Quand je pense à Fernande, donde el estribillo desarrolla unos cuantos nombres de chicas, de mujeres…
- No viene a cuento eso.
AGC - …y saca de cuando se le pone tiesa y cuándo no...
- Fíjate…
AGC - …Ésa es la canción de Brassens que podéis encontrar…
- Eso es salirse por la curva, no por la tangente.
AGC - …traducida, y pretende que ése va a ser el himno de los solitarios, lo presenta como el himno de los solitarios. Y entonces entre otros que desarrolla, pues el farero aislado en su faro, el monaguillo arrodillado en su tal, presenta al soldado desconocido con su llama y todo, ahí también está. También es ése el que canta la misma canción, de manera que lejos de mantenerse como desconocido, el soldado desconocido y su llama es una personificación como una casa. Bueno, una cosa por lo demás… Gracias. Por lo demás una cosa que había que corregir en lo que has dicho, que sacaste una teoría del comienzo de la escritura que no vale, dijiste que la escritura nace para ponerle…
- Darle nombre a los muertos.
AGC - …las señas al muerto, y no es así. La escritura probablemente nace para contar las reses de ganado; y una vez que se cuentan las reses de ganado, también los cautivos que el rey ha cogido en la batalla y cosas por el estilo. Es para lo que sin duda se inventa la escritura, que en ese estadio no son más que unos palotes, unos palotes para indicar los números. Lo que sí es cierto es que no en la Historia, que nace con la escritura, sino en la pre-historia, nos vemos obligados a suponer que la presencia de los muertos conocidos era una costante, y yo por lo menos me veo obligado por muchas cosas a pensar que es así, que venía de antes de la Historia y que justamente la primera aparición de eso que después se llamó el alma o de diversas maneras es justamente en la forma de ánima del difunto o ánimas de los muertos, y ésas deben venir de algo antes de la Historia, si no me engaño. Pero no nos distraigamos demasiao con filosofías ni con historias. Más impresiones.
- En La divina comedia los muertos están más vivos que los vivos, Agustín.
AGC - Sí. No deja de conmemorarlos, por desgracia. Dante los llama a todos con su nombre y cuenta las historias y las comidillas y las triquiñuelas que se traían todos los güelfos y los gibelinos en su momento; bueno, por lo demás, sí, la poesía hace… ¿Qué más?, ¿qué más impresiones, sobre todo contradictorias con las que han aparecido hasta ahora? Sí.
- A ver, yo creo que puede haber una celebración de la muerte pero hay una separación, porque la muerte ahora mismo se da en los hospitales, es como lejana, muy poca gente se muere en casa y muy pocas veces vemos morir a alguien, está como prohibido, hay un tabú de muerte, no se puede ni brindar por un muerto aunque sea un amigo. Entonces creo que hay una separación fuerte.
AGC - Eres un poco exagerada, ¿eh?
- Bueno…
AGC - Hombre, porque aparte de los hospitales, en los cruces de carreteras y de autopistas, supongo que…
- Sí, sí, hay mucha muerte ahí. O sea, la muerte está totalmente presente, pero la separamos.
AGC - …Hombre, tú a lo mejor, claro, si no eres enfermera o policía no los ves, pero se ven, harto se ven las muertes. No, no: no tiene mucha importancia eso, ¿no?, la muerte está presente de otra manera, no hace falta verla…
- ¿Por qué?
AGC - …No hace falta verla, es la muerte siempre futura, la que nunca está aquí, ésa es la real, la que siempre por orden de Dios está amenazando, la que nunca está aquí. Ésa es la real, no hace falta verla, no se la puede ver, pero actúa, pero ¡cómo actúa!
- Yo quería hacer un comentario sobre un ámbito en el cual es muy mecánico todo el tema de aprovechar para el negocio, aprovechar para determinados intereses los dos numeritos de nacimiento y de muerte: en los ámbitos musicales es muy habitual las programaciones de la música de un señor que cumple doscientos años que ha nacido o cien años que se ha muerto, indistintamente, y hay todo un negocio que rueda mecánicamente alrededor de eso, y no sé casi si alguien sabe exactamente por qué, alguien sabe que es el año Mozart y que es todo muy mecánico.
AGC - Sí. No, no, pero es mecánico o lo que quieras, pero, vamos, forma parte del fenómeno de las celebraciones que no sólo se restringe a los centenarios de los músicos, ¿eh?, se ha estendido por doquiera. Es verdad que es un caso donde por la manera de la práctica que has mencionado se nota especialmente, pero es un caso general, es por el que estamos preguntándonos: la conmemoración, la conmemoración histórica, porque se cuenta por años, cien, doscientos, cincuenta, setenta y cinco. Es el fenómeno con el que nos estamos debatiendo.
- Pero yo veo que hay como unos mecanismos paralelos en el Poder, por ejemplo: con los vivos es la administración de muerte, el hecho de que todo lo que esté vivo tiene que morirse o por lo menos administrarle la muerte; y es como un mecanismo de compensación diríamos de culpa o algo así que hace que todo muerto tengan que darle la apariencia de revivirlo. Es como un mecanismo compensatorio.
AGC - Sí, hay algo de eso, pero más que eso: ¿por qué?, ¿qué se supone que la gente saca de estas conmemoraciones?
- Pues revivirlo, se sacan las efigies…
AGC - Es algo más.
- …lo que les gustaba de comer…
AGC - Es algo más: la muerte que nos rige desde Arriba es ésa, la muerte que nunca está aquí, la siempre futura, pero en cualquier Régimen, en el actual y en el antiguo con el dominio de la Iglesia y en cualquiera, naturalmente no se puede consentir que esa muerte aparezca como ese Futuro desnudo irremediable, de una manera o de otra se la tiene que atenuar, dorar, ilustrar, de diferentes maneras, y si no es por la Gloria eterna, por lo menos es por la perduración en la fama. Si te celebran a Miguel Hernández, pretendiendo que con eso se le está haciendo un favor, se le hace pervivir, te están sugiriendo que a ti cuando te mueras no te va a pasar nada del otro mundo porque también te van a celebrar y por tanto tendrás una muerte tan doméstica como la de Miguel Hernández. Eso es lo terrible.
- Bueno, mientras más putadas, mientras más se le haya matao, mayor sea la dosis de evidente muerte, como es el fusilamiento de Lorca o el meter en la cárcel a este hombre, mientras más putadas le haya hecho el Poder de turno, efectivamente están más en la obligación de celebrar más al muerto, hay esa proporción bien estudiada.
AGC - Bueno, aparte. Aparte de las jerarquías. Aparte de jerarquías, no sé si queda alguna cosa más, que voy a tener que seguir un poco, porque si no se nos va a hacer demasiao tarde…
- Yo estaba pensando que en eso de los enterramientos (que yo, por cierto, me acabo de enterar ahora que está de moda en los Medios eso), que ahí…
AGC - ¡Qué suerte tienes!, eres mucho más casta que yo: no te ves ni un periódico jamás, ¿no?
- Pues no, la verdad, pero bueno…
AGC - Bueno, bueno: ¡enhorabuena!, sigue.
- Bueno, que estaba pensando que ahí, en ese culto a los muertos, interviene mucho la necesidad de encontrar la verdad, que hay un ideal de verdad, que tienen esa justificación para desenterrarlos hasta el punto de que están llevando la contraria a un principio del culto a los muertos tradicional, que es la ley ésa no escrita de que hay que enterrarlos a los muertos, y todo por un afán de verdad, de información, de conseguir el total de toda la información de la Guerra Civil española o lo que sea, como si fueran a conseguir los datos de todas las personas que participaron allí o algo así.
AGC - No es el problema central que estamos tratando pero es una desviación que se refiere a este caso particular y tan ilustre de los desenterramientos, y que desde luego tiene que ver con el tema central: la verdad histórica, porque se trata de ésa y yo no te puedo hablar de otra: la verdad histórica. Aquí en la tertulia una de las simplezas que hemos descubierto es que no hay casamiento posible entre Realidad con Historia. Pero sobre eso volveré en un momento, si tenemos tiempo y una vez que recoja alguna…
- Eso que decía Virginia que incluso hay algunos santos y tal, que hay un brazo o cosas así, sin enterrar trozos, que puedes ver el brazo.
AGC - Sí. No, pero ella se refería sobre todo al caso de desenterramientos que están regidos por la pretensión de saber qué pasó de verdad, saber cuál fue la realidad. Este muchacho nos contó antes cómo dentro de su familia había entrado esa necesidad de averiguar lo que era verdad entre las versiones contradictorias que le podían haber llegao.
- Una cuestión: yo es que lo de la Realidad y la Memoria histórica, la Realidad que planteas tú y en la Historia, a mí me plantea lo mismo: que hay un espacio de vacío donde ¿dónde está el pueblo?, ¿dónde está el individuo? O sea, yo no sé dónde está el pueblo, yo no sé dónde está el individuo.
AGC - Bueno, aquí hemos partido de esa simpleza (ya otro día te habrás acostumbrao): hay en la población personas y las personas no son todo. En ese ‘no ser todo’ está el pueblo. En ese ‘no ser todo’ está el pueblo, para no andarlo buscando más allá.
- Agustín.
AGC - Sí.
- Es que acabas de decir que…
AGC - ¡Ah!, perdón.
- …que lo que se ha descubierto es que no hay casamiento entre Realidad e Historia, creo que te referías a Realidad con verdad. Ése es el no casamiento.
AGC - Realidad, que es lo mismo que Historia, con verdad.
- Eso es.
AGC - No hay verdad en la Historia, porque no hay verdad en la Realidad. Sobre eso volveremos ahora.
- Que yo me he perdido el comienzo, entonces no sé si lo que voy a decir estaba ya dicho o lo que sea, pero parece que esto de rememorar a los muertos como que sirve de… bueno, pues evidentemente de recordatorio a los vivos o los presuntamente vivos que lo tienen que pasar como todos por tal manera, ¿no?, y entonces que se vuelve ello como una especie de recordatorio de la propia muerte de uno, para que, por si acaso se le olvidara, se ocupe de eso y no se deje abandonar ahora.
AGC - Sí, eso del pasado histórico y su certeza efectivamente sirve para sostener la Fe principal que es el Futuro -el Futuro, la muerte, el Dinero-, el Futuro, ¿no? Sobre eso también entraremos un poco, y voy a tener ya que dejar de recoger, salvo alguna urgencia…
- Y también la relación que mencionaba antes, ¿no?, con los números, que es que siempre hay como una búsqueda de la exactitud, ¿no?: cinco mil heridos y cincuenta mil muertos y veinte en estado crítico, ¿no?
AGC - Eso es la verdad. Verdad quiere decir exactamente eso; verdad es la imposición de entes ideales como todo, como uno, como números. Eso es verdad, eso es lo que no se da ni se puede dar nunca en Realidad, pero…
- Y hay también como un morbo, una enfermedad, como una recreación del número, ¿no?, como diciendo cincuenta mil, ¿no?, como diciéndolo con gusto un poco, ¿no?
AGC - Sí, sí, es el gusto ése de la exactitud en la Realidad: “He descubierto de verdad quién es”; “He descubierto quién es el asesino”, “He descubierto cuántos eran exactamente”, “He descubierto cuántos cautivos se llevó el rey”, “Sé cuántas vacas tenía”. Todo eso es efectivamente la pretensión de aplicar a la Realidad eso de la verdad que no le corresponde.
Bueno, ahora, aparte de vuestras manifestaciones vamos a comportarnos un poco como…
- Que hay otra pregunta aquí, Agustín, de este señor.
- Sí, y ahí hay otra. Hay dos, dos palabras. Que hable la primera.
AGC - A ver.
- Que yo no comprendo realmente la postura tuya…
AGC - Perdona: no he oído.
- Hablando de Miguel Hernández otra vez, o sea, ¿de qué te quejas?: de que se le ha celebrao demasiao, ¿no?
AGC - ¿Qué pregunto yo?, que ¿cómo te sienta eso a ti?
- No, no, pero yo te pregunto a ti ahora, porque, por ejemplo…
AGC - Te he preguntao que cómo te ha sentao eso a ti.
- Pues, mira, te voy a decir: concretamente a mí me ha parecido hasta justo, porque casualmente mi padre que estaba en Ocaña con Miguel Hernández cuando murió tuberculoso, porque no comía más que un montón de garbancitos en agua. Entonces, si te sabes esa historia, resulta que piensas que… o sea, morir un chico de 25 años así, que luego casualmente ha escrito versos… (no, no: los escribió antes, vamos), pues es que me parece absolutamente normal...
AGC - Ya.
- ¿Y a ti te parece mucho mejor que no se diga nada?
AGC - Alguna sospecha te dará el hecho de que habrá muchos de 25 años que hayan muerto así y peor a los cuales no se conmemora. El Poder tiene que elegir. Aquí no se trata de la desgracia (de la desgracia, de la forma de la muerte, de los fusilamientos), se trata de lo que se está haciendo ahora con nosotros, no con Miguel Hernández. Lo que se está haciendo ahora con nosotros, eso es por lo que pregunto, con esto de las celebraciones. ¿Qué más?, ¿cuál era la otra voz?
- Sí. Eras tú, ¿no?
- Sí.
- Habla.
- Bueno, en fin, simplemente a mí me gustaría volver al tema de la Memoria histórica…
- Alto.
- Más alto. Más alto.
- Me gustaría simplemente volver al tema de la Memoria histórica. Yo no he seguido personalmente pues el tema a través de las conmemoraciones o a través de la televisión, etc., simplemente por mi situación de hispanista que vive fuera de España, pero con mis alumnos hemos tenido la posibilidad de seguir este tema…
- ¿Puedes alzar un poquito la voz?
AGC - ¡Chist!: con sus alumnos han tenido, a pesar de eso, la posibilidad…
- La posibilidad entonces, repito, de seguir el tema a través de los recortes de prensa que nos llegan, sea pues, en fin, una prensa u otra. Y para nosotros, o sea, la conclusión que hemos sacado, en fin, con todo el respeto que tenemos por las personas que perdieron su familia o alguien de la familia, etc., durante esta época, es simplemente ubicarlo con lo que está pasando en España los últimos años, y llegamos a la conclusión finalmente de que es una recuperación más que otra cosa. Y para…
AGC - Una recuperación…
- Una recuperación política, una recuperación…
AGC - ¡Ah!, claro. Claro.
- Sí. Y eso pues nos empujó a también preguntarnos ¿por qué, por ejemplo, pues esto ha surgido últimamente, no ha surgido por ejemplo a partir de o después de la transición con los primeros gobiernos socialista también, etc.? Y, en fin, aquí estoy también para por si acaso, pues escuchar…
AGC - Bueno, esta última curiosidad es tal vez un poco…
- …Y la segunda, por favor, y me callo, es la relación con muerte, ¿eh?, me gustaría saber cuál es la percepción que tiene…
AGC - Sí, sí, a eso vamos a entrar. Respecto a lo último: lo que les pase a los tejemanejes de los políticos, eso déjalo de lao porque eso es muy superficial, pero la impresión a la que vosotros habéis sacao… llegao a través de los recortes es apreciable, la hemos recibido. Y sobre la relación voy a ver si queda un poco de tiempo para que pueda deciros lo que siento. Os invito a comportarnos ante el asunto como no creyentes, como descreídos. Yo ya sé que no es verdad, como nada en la Realidad es verdad, que los que estamos aquí, ni yo mismo tampoco, seamos del todo descreídos, no hay nada del todo, pero os invito a plantear la cuestión con el mayor descreimiento posible que le quepa a uno, porque entonces lo que aparece claro es que con las conmemoraciones y la Memoria histórica de los fusilados, etc., nos estamos sirviendo de los muertos, estamos poniendo a los muertos al servicio. Esto es lo importante, porque ya sabéis que la Realidad está dominada por el Dinero, el Capital, la reducción de las cosas a Dinero, y por tanto cuando yo digo “al servicio” estoy diciéndoos una cosa descaradamente económica, financiera, y que esto es evidente creo que no tengo que razonarlo mucho. Precisamente la profusión de los Medios dedicados a la celebración lo está demostrando: cuanto tanto se gasta es porque tanto se cree que se está ganando. Son las leyes económicas de las que los muertos a lo mejor ellos pensaban haberse escapado pero que naturalmente con la conmemoración los traemos a la Realidad, y la Realidad es la del Capital y no otro.
El derroche para con los muertos es viejo, desde el comienzo de la Historia, recordad las Pirámides, recordad la joyas, los derroches de joyas en cualesquiera de los pueblos romanos pobres, pues esto que está pasando aquí, este obsequio de los Medios desatados para la celebración, este desarrollo de campaña de desenterramiento, todo esto tan caro que mueve tanto Dinero, lo único que está diciendo es que se está usando a los muertos descaradamente para este movimiento del Capital como si fuera una industria notablemente productiva entre las otras industrias. La industria de los muertos es efectivamente productiva, mueve Dinero. Y esto es lo más inmediato, lo más doloroso también, que uno puede recibir cuando se comporta ante esto como no creyente en todo lo posible, cuando se ha desengañado de todas las ideas acerca de los muertos y demás. Los ponemos al servicio del Dinero en último término, con lo cual efectivamente los hacemos resucitar no a la vida, que eso no se sabe lo que es, pero sí los hacemos resucitar al ser: porque el Dinero está en esa relación inmediata con el alma, con el ser el que se es.
Y esto tiene que ver con lo que salía de la verdad: efectivamente les devolvemos a esta situación de ser los que son (los que eran, pero los que son), una Fe que padecemos todos para nosotros mismos pero que en ellos se encuentra con que no hay defensa, no hay duda (se supone), ellos tienen que dejarse hacer, tienen que dejarse manejar. Bien sabemos que el Capital se arregla para manejarnos a los llamados vivos tranquilamente por sus mayorías y todo eso, pero todavía entre estos que no están hechos del todo por su muerte futura cabe algún resquicio, algún resabio de rebelión, de duda, de decir “No es verdad”, y se supone que los muertos no son capaces, que tienen que dejarse hacer, tienen que dejarse hacer, y tienen que dejarse hacer justamente en el sentido de ser, mucho más que en vida ahora ser los que son; como si se creyera que la muerte nos ha dado el derecho de confirmar su ser tranquilamente y sin ninguna duda ni defensa.
Hace mucho tiempo que se me había hecho claro que eso de la memoria son dos memorias que se combaten entre sí, se combaten a muerte implacablemente, a las cuales se las confunde bajo el nombre ‘memoria’. Cuando estos infames han sacado lo de Memoria histórica han dado la muestra más estrema de cómo se quiere llegar a confundirnos; entre Historia y memoria no cabe casamiento: Historia quiere decir la memoria reducida a fechas, a documentos, esa pretensión de que los que fusilaron se fusilaron en tal día y de tal manera, y que eran quienes eran y con el nombre que se llamaban: fechas, documentos, esto es Historia, el archivo; ésta es la memoria muerta. Y como no es eso todo lo que hay como memoria (cualquiera de vosotros lo siente conmigo), hay una memoria viva que es la memoria que no sabe de qué precisamente es memoria y mucho menos sabe de cuándo es ni con precisión de dónde; es una memoria imprecisa pero que nos asalta de vez en cuando (digamos, cuando más descuidados estamos), nos asalta de vez en cuando y nos hace vivir aquello, lo mismo si el resultado es que nos conmueve en un deliquio amoroso que si es que nos hace venir las lágrimas a los ojos estando solos. De una manera o de otra el caso es que la memoria demuestra su vida actual entre nosotros y es ésa a la que se mata cuando se la hace Historia.
Mucho más en general ya recordáis que esto se refiere a la cuestión del nacimiento que otras veces hemos sacado: hay hasta (normalmente entre los seres humanos), hasta el año y medio hay un periodo en