27.08.2014

Tertulia Política número 260 (15 de Diciembre de 2010)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • Reconocimiento en las cosas reales de un germen de Conciencia y Tiempo real.  Particularidad de las cosas humanas en una gran exageración de eso mismo.
  • Reflejo en los nombres de ‘Padre’ y ‘madre’, y, en definitiva, en la oposición sexual, de la antítesis fundamental Arriba/abajo.  La figura de Edipo como germen de dicha contradicción.
 

TRANSCRIPCIÓN:

Vamos a ver entonces si consigo sacar algo que os invite a hablar conmigo, que ya sabéis que esto es importante para que esta tertulia política siga adelante, que os tiente a hablar conmigo a algunos de vosotros, especialmente a aquellos que no son los que siempre hablan porque parece que ya tienen previsto ese papel, sino de los otros que no lo tienen previsto, ¿no?   Es importante, porque si no habláis conmigo este rato, me parece que yo tampoco estoy hablando con vosotros, o sea, que me dejáis solo, aunque sea un poco melodramático el decirlo así; me dejáis solo, y eso no marcha: en una tertulia política, en una política, ésta contra el Poder, esto de que no sean demasiao pocos, es decir, que no se acerquen a ser uno solo, es muy importante; no porque contemos con la Mayoría, como cuenta la Democracia, sino porque cuando son muchos los que están, muchos los que hablan, bastantes, no muy pocos, las probabilidades de que se les ocurra algo que valga la pena va creciendo inevitablemente, y ésa es la ventaja entre una gran asamblea cualquiera establecida más o menos improvisadamente, con ciento, con  200, 300, frente a una tertulia de amigotes, frente a una conversación familiar, frente a cualquier cosa así de poco número.  No sé yo si os interesa saber por qué esta ventaja de que no se sea demasiado pocos ni los que están ni los que hablen, pero si os interesa supongo que me lo preguntaréis también, porque además tiene esta gracia de que se parece y se contrapone a la táctica justamente de la Democracia, que cuenta convertir la Mayoría en todos, y lo que sugiero es que si somos demasiao pocos los que hablamos corremos peligros de venir a ser uno, y uno, como ya os sonará de lo mucho que se ha estao hablando aquí, es algo que enseguida se parece a Dios, es decir, se convierte en el Nombre mismo del Poder. Lo contrario que con esta periódica reunión que nos traemos desde hace más de 13 años, que trata de conseguir que lo que hable sea algo de lo que no es uno; de lo que no es uno, de lo que no es la opinión, la idea que uno tiene sobre el asunto, lo que ha pensado, incluso hasta en lo más íntimo de sí mismo, sino que hable eso otro que le queda a uno cuando no es uno, eso a lo que cautelosamente llamamos pueblo de vez en cuando, que quiere decir que no existe, no se cuenta, no tiene un número, pero que no por eso deja de haberlo, de estar ahí siempre, sufriendo, y respondiendo al sufrimiento, a la pasión.  De manera que si os he impresionado un poco en lo más esterno y duro de vuestras almas y eso os va animar a soltar un poco la lengua y dejaros hablar, dejar que el pueblo hable por vosotros, pues tanto mejor; y si no sucede, pues volveremos a casa hasta que pasen otros 7 días si el Señor nos deja, y seguiremos intentándolo, sin fin, porque esta guerra no lo tiene, no tiene fin, y por lo pronto básteme eso como incitación y como prólogo.

Conviene hilvanar con alguna de las cosas que nos venían saliendo esto que a muchos de vosotros ya os tiene que resultar conocido: la conciencia; la conciencia esa de uno, la que le hace a uno ser uno.  De alguna manera se da juntamente con, es inseparable de, el Tiempo, el Tiempo real, el de los relojes y calendarios.  Ya el otro día asomaba esto y tratábamos de razonarlo un poco; vuelvo ahora sobre ello.  Puede uno apoyarse incluso en aquella teoría de nuestro viejo amigo loco José Requejo que alguna vez os he recordado hace tiempo, cuando imaginaba el nacimiento, la génesis de la conciencia, de esa manera: como aplazamiento, como retardo.  Es decir, que imaginaba él algo al modo de una ameba, la ameba o protozoo elemental de los tratados de la Ciencia; una ameba que como cualquiera, pues tenía que tener por un lado piel, después lo que fuera dentro de la piel, pero de tal manera que lo de dentro respondiera a los roces de la piel de una manera inevitable, de manera que se suponía que lo primitivo es que cualquier choque, roce, contra la piel de la ameba, produjera inmediatamente una reacción, un repliegue, un contrachoque, un rechazo.  Esto sería inmediato precisamente de una manera ideal, porque ahí está ya interviniendo el Tiempo real, ése en el que como el otro día veíamos la Ciencia trata en vano de introducirle la simultaneidad, el istante, que no caben de veras nunca en el Tiempo real.  En el ideal sería como efectivamente en los átomos de Epicuro y Lucrecio que tantas veces nos hemos encontrado: efectivamente los átomos, que en principio no pueden hacer nada más que seguir su destino de caer verticalmente por así decir, sin embargo no pueden menos de chocar unos con otros, y la reacción al choque ahí es de veras inmediata: un átomo choca con otro, y las trayectorias resultantes que de ese choque se separan se producen sin intermisión alguna, inmediatamente, y en ese sentido no se altera para nada la velocidad insuperable con que los átomos caen, se desvían, vuelven a chocar, etc.  Pero ahora os estaba recordando con motivo de la imaginería de nuestro Requejo lo que pasa en la Realidad, que eso ya es otra cosa, y tratando de mostraros, apoyándome en ello, cómo el nacimiento de la conciencia de uno es simultáneo con el nacimiento del Tiempo, del Tiempo real, y naturalmente del Futuro en primer lugar, que es el origen, el fundamento del Tiempo real, el de los relojes y los calendarios.  Ahí sucede que en lugar de una reacción inmediata de la ameba ante el roce, ante el choque, pues de alguna manera se lo guarda en lo poquito que tenga, se guarda el choque, y aplaza la reacción; no reacciona como un átomo de Epicuro, inmediatamente, tarda en reaccionar.  Esto seguramente si lo pensáis bien os parecerá que es inevitable, dada la realidad, la masa, la palpabilidad, que a cualquier cosa como una ameba hay que atribuirle: se produce un aplazamiento, y en ese aplazamiento de la reacción es donde justamente están naciendo de una vez el Futuro y la Conciencia.  Yo creo que debería bastar con lo que acabo de deciros para que me siguierais en esto, pero por si no basta, pues os lo repito para que me obliguéis a aclararlo en el sentido que sea: es ahí, en ese retardamiento, en ese aplazamiento de la reacción entre lo uno y lo otro, entre ameba y ameba, entre cosa elemental y cosa elemental, donde tenemos que reconocer que nacen al mismo tiempo la conciencia de la ameba acerca de sí misma, y el Futuro, es decir, el Tiempo real.  Un poco perplejos os veo, de manera que me paro un momento para que sobre esto, y sin estendernos demasiao si es posible, podamos detenernos y sentir eso con una claridad deslumbrante como debía, o no; y cuando yo digo lo de deslumbrante, digo deslumbrante respecto a las ideas que traéis aquí; que traéis aquí de casa respecto a Tiempo, respecto a Conciencia, respecto a Alma, ¿no?, deslumbrante en ese sentido.

-A ver si me trasformo en los que normalmente hablan.

A-Me está alegrando mucho por eso mismo entre otras cosas, aparte de lo que se le ocurra a usté decir.

-Vamos a ver: muchas cosas que llevo leyendo de tus trabajos, y las veces que leo tus tertulias, y la participación de toda la gente, siempre tengo la sensación de que se resuelven problemas muy básicos, como el que estás planteando ahora, pero la continuación y el uso de esos conceptos exigen a veces otros pasos, otros conceptos, y me esplico: cuando se habla de que somos cosa, a mí me parece la mejor forma de situarnos dentro de la realidad elemental, en el sentido de que yo aprendí la Naturaleza como algo ajeno a mí, eso es lo que yo aprendí de pequeño, y me ha costado mucho trabajo sentirme cosa.  Lo que pasa es que con el tema de la conciencia me pasa lo mismo, que tengo ese concepto pero necesito algo más, porque el que las cosas se trasforman de alguna manera en relación con otras cosas, es necesario entrar en la evolución, en el Evolucionismo, en el sentido de que en el trabajo de Faustino Cordón lo que plantea es que hay unidades de integración, es decir, que nosotros tenemos dentro de nosotros todas las unidades o agentes que hay en la Naturaleza en el sentido de que estamos formados por células, las células están formadas por enzimas, las enzimas por moléculas, las moléculas por átomos, los átomos por algo que habrá abajo, y en ese sentido cada uno de estos agentes vive su vida, no tiene nada que ver con lo de arriba.  Nosotros incluso cuando comemos en el fondo estamos alimentando a lo de abajo sin saberlo; lo enfocamos como un placer propio, pero realmente estamos alimentando a lo de abajo.  Entonces todos estos agentes cada uno tiene su alma en el sentido de que no podemos pensar que nosotros tenemos alma si no se lo damos a lo de abajo.  De alguna manera ese alma es lo que permite acción y esperiencia, y eso de acción y esperiencia ya supone ese retardo que tú estás planteando.

A-Claro, para cada cosa: la ameba de que yo hablaba no era ningún hombre, era justamente uno cualquiera de ésos () de los que tú estabas hablando.  Sin embargo, aunque todos creo que agradecemos mucho la claridad con que lo dices, veo que lo que echas de menos en parte es lo que yo echo de más todavía, es decir, que hay mucho desarrollo de tipo científico o filosófico de lo que no tenía por qué haber tal desarrollo.  No olvides que aquí estamos en una tertulia  p o l í t i c a,  nada menos, pueblo contra el Poder, de manera que cuando un derrumbe se produce, hablando, como el que se refiere a esto del Tiempo futuro y de la Conciencia, el paso siguiente no es desarrollarlo en una nueva Filosofía o Ciencia, no: el paso siguiente es la acción, como dicen los políticos.  De ahí, de ese derrumbamiento se pasa a la acción, puesto que también la acción del Poder está fundada en la mentira, en la creencia, de manera que el paso siguiente al descubrimiento de la mentira no es ninguna Verdad, el paso siguiente es la acción.  Y ni siquiera ‘siguiente’: eso ya se convierte en una acción.  Pero bueno, por lo demás no sabes cómo agradezco que nos acompañes, a pesar de lo mucho que sabes, y que en la medida que pueda ser te vayas desprendiendo de ello.   ¿Qué más, por favor?  Sobre todo alguno de los que no suelen hablar, ¡venga!

-Me preguntaba antes, cuando has dicho esto de cuando se produce el aplazamiento, el surgimiento de la conciencia y del Tiempo: ¿y cómo es posible que se produzca aplazamiento si no hay conciencia?, ¿cómo se puede tomar la decisión de aplazar, si previamente no hay una conciencia de alguien que toma esa decisión?

A-No sé, desde luego Requejo cuando planteaba esto no se planteaba tal dificultad; para él, el hecho de que lo que imaginaba (y yo he dicho ‘ameba’ por ejemplo), fuera algo, no como un átomo, puntual, ideal, sino espeso, masivo, porque se está tratando de la Realidad, implicaba ya que no puede haber una inmediatez, que no puede haber al roce ningún resultado o respuesta inmediatos; era, como él habría dicho, natural: el retardamiento es hasta ahí natural, y en ese retardamiento natural ponía él lo que importa: al mismo tiempo el nacimiento de la Conciencia y del Futuro, del Tiempo.  Sí.

-En este caso ese aplazamiento al que se refiere Requejo sería el reverso del aplazamiento que propone Freud como la raíz de la educación.

A-¡No, no!, al contrario: la propuesta de Freud bien entendida es simplemente como un corolario de esto que en la teoría de Requejo se dice; es un corolario.  Este Requejo en su teoría se metía hasta el fondo, quería esponer el nacimiento, el génesis de la Conciencia, y Freud naturalmente lo estudia en desarrollos posteriores, y efectivamente la Cultura (o Civilización, o Organización Social), entre las cosas humanas consiste justamente en el aplazamiento del deseo, o como se quiera decir, por parte del (), nace de ahí, es lo mismo.

-Pero ahí no hay un automatismo, ahí hay un aplazamiento impuesto, que no nace del propio deseo.

A-Bueno, como digo es un desarrollo de lo que en esa teoría se trataba de decir a fondo.  Sí, ¿qué más?

-Voy a contar una esperiencia: que me he encontrado con una niña a la que suelo ver por las tardes, de unos dos años, y siempre los mayores vamos a hacerle cosas, y me sorprende y me llama la atención que siempre está paradita, con los ojos muy abiertos mirando, y claro, los mayores haciéndole gracias, haciéndole cosas para que ella responda, y desde luego me recordaba a la ameba esta niña, que mira todo como con mucha espectativa y mucho interés, y parece que los mayores ya la están reclamando, que se dé cuenta de quién es ella por un lado, y....

A-Que reaccione; quieren que reaccione, enseguida.

-Y por otro lado, que de las posibles respuestas elija una, y que actúe.

A-Sí, en un niño normal y corriente cualquier caricia, palabra, que se diga, cualquier roce, empujón, despierta reacciones........nunca de verdad inmediatas, como las de los átomos, porque eso no cabe, pero vamos, muy rápidas, bastante inmediatas, y esa niña tal vez tiene un mecanismo por el cual se lo está guardando para más tarde, y vaya usté a saber lo que sale de ahí; lo que sale de ahí precisamente por el propio aplazamiento.  ¿Bueno, qué más?  ¡Venga, por favor, algo tiene que heriros a vosotros, y aunque no sea tan inmediata la reacción, dar alguna reacción ya....!

-¿Pero la conciencia la estás entendiendo esclusivamente como algo de los seres vivos?  Porque si las cosas también hablan y también se están deshaciendo, también participan de lo mismo que participamos nosotros, esa indistinción que procuramos entender a veces, pues aquí con esta idea de Conciencia y de Tiempo en el retardo de la reacción más que ayudar parece que diferenciamos, ¿no?, entre lo vivo y lo....

A-Sí, es muy razonable, es una crítica que tengo que aprovechar.  Algunos no se contentarían con lo que has dicho de los seres vivos, y la restringirían la Conciencia propiamente a los humanos, a nosotros; es el sentido que se suele dar, y aunque yo no soy muy versado, pero creo que en tratados de Biología, Zoología, o Botánica, será raro encontrar que se hable de la conciencia de un olmo o de un sapo, ¿no?, no creo que sea muy corriente, la restricción suele llegar a esto, al tipo de cosas que nosotros somos.  Efectivamente, y aquí en esta lucha contra el Poder hemos llegado a descubrir la falsedad de cualquier Humanismo, y que lo más rápido que tenemos que hacer es dejarnos reconocer como cosas: “cosa soy, y nada de las cosas me es ajeno”, ésa es la cosa.  Por eso es por lo que la teoría de Requejo, pues es una teoría, ésta que os he vuelto a recordar, y que naturalmente confiaba en que retuviérais bien, pero es una teoría, es decir, que se parece a las teorías serias de la Ciencia o de una Filosofía cualquiera.  ¿Qué le pasa?: pues lo que hemos dicho ya en días pasados con respecto a cualquier forma de Ciencia en general: trata de esplicar el Mundo desde dentro del Mundo, la Realidad desde dentro de la Realidad; después de todo se encuentra con que la ameba y sus sucesos sean ya de alguna manera reales, y naturalmente desde dentro de la Realidad no se puede ni esplicar ni entender la Realidad; sólo gracias a que la Realidad no es todo lo que hay, hay siempre la posibilidad siempre abierta de entenderla, de descubrir la mentira en la que está costituída la Realidad; no desde dentro.  Evidentemente, cualquier teoría que se produzca dentro es lo mismo que cualquier legislación de los Poderes: está destinada a mantener la Realidad, a que se siga creyendo (con los cambios y las críticas incluidos), que se siga creyendo en la Realidad, que es de lo que se trata, y por esto no sirve.  No podemos por tanto tomar en serio esa teoría, pero es sin embargo importante la conexión que en ella se establece entre cosas tan opuestas aparentemente como lo de la Conciencia (un hecho subjetivo, que a lo mejor le corresponde a uno), y un hecho objetivo, como es el Futuro de los calendarios y de los relojes, fundamento de la Realidad humana misma, ¿no?  

Volvamos por tanto sobre aquello de que una vez que nos reconocemos humildemente como cosas entre las cosas, nos toca preguntarnos que, como las cosas a su vez se definen entre sí unas de otras, cuál es la característica que a este tipo de cosas que somos le corresponde.  Y como creo que ya alguna vez se ha dicho, no puede consistir en nada tajantemente distintivo, sino simplemente en una exageración; en una exageración de lo que podemos imaginar para las cosas en general, en un llevar al estremo o a la absurdidad lo que también con las cosas pase.  Quiero decir que, como en esa teoría se trataba de reflejar, ya en la costitución misma de las cosas cualesquiera como reales se da un germen de Conciencia y un germen de Futuro, un germen de Tiempo; si no, las cosas serían cosas libres y sueltas, no serían reales, y ahora se trata de cosas reales, y entre ellas nosotros, y por tanto en algún sentido a las cosas les pasa ya lo que nos pasa a nosotros, que es lo que se centra en esos dos términos que anulan la oposición de ‘subjetivo’ y ‘objetivo’: padecen ya de alguna manera un tiempo contable, y padecen de alguna manera de conciencia, () aplazamiento.  De manera que lo solo que nos distingue es que somos unos esageraos en eso, que llevamos eso al estremo; llevamos eso al estremo de la manera que sabéis, que es que a partir del Futuro y de la Conciencia venimos a convertirnos cada uno de nosotros en uno que es el que es, como Dios, y ésa es la conciencia humana, ésa no se la podemos atribuir a las pobres cosas; pero a uno sí, y ésa es la exageración llevada al límite de que os estaba hablando: uno tiene que seguir creyendo que es el que es, y el fin de uno (la muerte-siempre-futura, o como sea, el fin, es decir, el Futuro), se convierte en su vida toda; en la exageración. ‘toda’.  Toda su vida se convierte en Futuro, y naturalmente en el Progreso de nuestras Istituciones ése es el Ideal que rige; que evidentemente  no ha llegado, porque mañana no llega nunca, y seguimos aquí un rato vivos, pero vamos, el Ideal es claro: que no quede ni el menor rastro de algo que se llame vida y que no consista en Futuro, es decir, en distancia y trámites desde ahora hasta la muerte prometida, hasta la muerte-siempre-futura.  El Ideal es claro, lo estáis padeciendo, y es una de las maneras en que puedo describir el mostruo, el Leviatán contra el que aquí, con lo que nos queda de pueblo, estamos tratando de luchar; éste es el Ideal.

Ya que lo digo así (y espero que haya quedao claro, y si no me lo diréis), cabe que volvamos una vez y otra a preguntarnos, siendo así las cosas, y siendo así el tipo de cosas que somos los hombres, de qué sirve lo que estamos intentando hacer aquí, es decir, descubrir la falsedad, la mentira de las cosas que nos han contado acerca del mundo, y que nos vuelven a contar todos los días; que es la acción que se puede hacer hablando, no hay ninguna acción antes que ésa de descubrir la mentira de lo que nos han venido contando.  ¿De qué puede servir, si estamos tan costituídos en ese Ideal, el Ideal de la Muerte, es decir, del Futuro, el Ideal de que uno es uno, el que es, la exacerbación de la Conciencia hasta el final?  Bueno, ya sabéis que no podemos intentar aquí de repente romper con eso, dejar de ser del todo de repente (eso no procede), sino reconociendo algo que del revés se refiere a lo que en la introducción de hoy os decía sobre número y la importancia de que se sean muchos o sean pocos: no se puede conseguir nada definitivo, pero dado que es mentira que haya ‘todo’, ni que haya ‘todos’, ni que haya ‘uno’, dado que descubrimos que eso es mentira, siempre se puede ser menos; siempre se puede ser menos: un resultado muy práctico, muy humilde, pero que evidentemente cabe.  No hace falta venir a esta tertulia para que ese resultado se produzca: ciertos acontecimientos, cuando caen bien, en un buen momento, ciertas cosas pueden naturalmente venir a dar en eso, en, no una exacerbación de la persona de uno, sino lo contrario, un ser menos; ser menos, creérselo menos, o como queráis decir.  Cuando no se tiene, como no se tiene en esta lucha, ninguna Ley, ningún Código, ni nada que nos guíe contra el Poder, se puede decir ese adagio de que “ser buenos, es ser menos”.  Ser buenos no tiene en este momento ningún otro sentido más que el de ser menos: ser menos uno, ser menos en general; ser menos, es decir, obedecer un poco menos, creer un poco menos, o como queráis decirlo de la manera que sea.   Éste es, no el Ideal, que aquí no tenemos, pero sí naturalmente el asomo de confianza que nos pueda hacer seguir hablando, haciendo, lo que se pueda hacer.   

Se me ocurre compararlo con, contraponerlo con, los ideales del El Hombre que a lo largo de la Historia se han desarrollado, también por parte de teólogos, filósofos......  Tal vez sea útil.  Me viene por ejemplo en forma de un par de versitos de Horacio:  “si fractus inlabatur orbis,/ impauidum ferient ruinae”.  Es la imagen del sabio, estóico o algo así, en todo caso imperturbable; imperturbable, el ideal de la Ataraxia, la Imperturbabilidad: “si roto se desploma el Orbe.....”.  Es que estaba queriendo hacer los versos, es un poco difícil, en el eneasílabo alcaico y el decasílabo alcáico: “si roto se desploma el Orbe,/ ¡caigan impávido en él las ruinas!”, “¡hiéranlo impávido a él las ruinas!”, “¡a él le herirán impávido las ruinas!”, “¡a él le herirá impávido el derrumbe!”.  Bueno, ésa es la situación que a Horacio se le imaginaba: derrumbamiento del Orbe, derrumbamiento del Mundo, y él, el Sabio, imperturbable: “si roto se desploma el Orbe/ ¡hiéranlo a él impávido las ruinas!”.  Bueno, me paro un poco para preguntaros, porque esto es muy elemental y cualquiera puede responder, cuál es vuestra reacción más o menos rápida, aunque no inmediata, ante este ideal del sabio imperturbable tal como os lo he vuelto a presentar ahí.  ¿Qué es lo que tenéis que decir?, ¿qué es lo que os hace?, ¿qué es lo primero que os despierta?  ¡Venga, por favor, acompañad un poco!

-Parece como que uno, cuanto menos uno sea, más bueno es.

A-Eso es lo otro que estábamos diciendo.

-Pero el sabio este parece que lo que hace es ser muy objetivo, como que debe ser muy poco uno, en resumidas cuentas.

A-¿Para estar imperturbable?

-Cuanto más uno seas, más perturbable eres, y cuanto menos uno seas, más imperturbable, y más sabio, y más bueno.

A-Pero si eres de verdad uno Uno, como Dios Todopoderoso, ¿cómo eso te va a hacer perturbable?  

-Totalmente perturbable.  Vamos, por lo que parece.

A-Vamos, eso Dios no se lo creía en ningún caso; eso tú lo dices.  Pero es interesante que se te haya ocurrido en todo caso, es decir, que lo contrapones al hecho de que podía yo decir que por el contrario cuando yo me vuelva zarrapastroso hasta lo más que una mera cosa, que no es más que cosa, entonces es cuando sería imperturbable.   Eso sería lo contrario, pero eso es discusión, y por tanto para eso espero más reacciones.

-Es que yo no me entero: ¿qué significa ‘imperturbable’?

A-¿Te resulta estraño el término?  Pues está muy divulgado, y seguro que tú misma lo has empleado unas cuantas veces.

-Ya, pero eso no quiere decir que sepa lo que quiere decir.

A-Ya.  Entonces tienes que esforzarte en esplicar qué te ha pasado para no entender eso en el sentido corriente en que se entiende.

-Pues mira, te lo cuento: ha venido una niña de 16 años preñada al Istituto esta mañana y me ha dicho que viene de hacer un legrado, mi padre me ha montao una bronca, y que mi madre también, y me dice “voy a faltar una semana después porque tengo que ir a hablar todos los días con una trabajadora social”.  Y a mí eso me ha perturbado muchísimo, o me ha preocupado, y entonces yo no sé si perturbar y preocupar es lo mismo.

A-Es lo mismo, es lo mismo.  Está muy bien que me hayas traído tu esperiencia matutina, pero vamos, evidentemente te has perturbado, y si en cambio te hubieras quedado completamente insensitiva, fría hasta el estremo, serías imperturbable.  Tú lo sabes muy bien que eso es lo que quiere decir, y en la imagen del estoico que Horacio ha traído lo es, no ante la preñez de una niña, sino ante el derrumbe del Universo, imperturbable el sabio, y es por lo que estoy preguntando.  Sí.

-¿Es la importancia de lo colectivo frente al individuo, de alguna manera?

A-¿Por qué?  A ver, no lo entiendo.

-¿En qué medida te puedes quedar imperturbable ante un drama como el que estás planteando, si consideras que el Individuo es el valor supremo?  Eso no es posible, mientras que si consideras que el valor supremo por ejemplo es la Ciudad, o la Colectividad, en ese momento sí te puedes quedar imperturbable.

A-Bueno, ten en cuenta que aquí el Mundo no es solamente la colectividad de una (): es el Mundo, el Orbe, el Universo.

-Cuando yo digo ‘la Ciudad’ me refiero a la ciudad griega.

A-No, no: el Orbe, el Universo físico, no sólo la Sociedad.  No se refiere a imperturbabilidad respecto a lo que les pase a las otras personas, sino imperturbabilidad respecto al derrumbe del mundo mismo, físico y todo.

-¿Pero más o menos no es eso lo que le pasa a la gente normal, que le da todo lo mismo?  Quiero decir que ir al Corte Inglés a comprar compulsivamente, pues también son imperturbables.

A-No, mentira, mentira, no es así, la gente está costantemente perturbada; en todo caso está perturbada por el anuncio de una nueva colonia que resulta que podía ser más barata que la que compró el mes pasao, o está perturbado completamente al descubrir que podía haberse comprado el mes pasado la colonia 5 euros más barata.  Cuando los filósofos, o filosofantes, como estos estoicos, sacan un ideal, es porque reconocen que lo que a la gente le pasa es que están costantemente perturbados (‘taráxein’, alborotar, perturbar), y por tanto proponen la Ataraxía, la Imperturbabilidad, como un ideal, que es por lo que estoy preguntando.

-¿Pero los estoicos no desaparecen precisamente después de las guerras y destrucción de las ciudades griegas, y dan paso al pensamiento de Zenón, en que lo importante es el indivíduo, el cachondeo, el no va más, el canibalismo, etc.?

A-¿Qué tienen que ver las ciudades griegas con el derrumbamiento, con el Big Crunch, como dicen hoy los físicos, del Universo mismo?  ¿Qué coños pintan las ciudades griegas y toda la antigüedad?  A ver.

-A mí me parece que lo de tratar de ser imperturbable se parece a querer ser como otra cosa, otro tipo de cosas, menos, una piedra........

A-Pensando mal de las piedras, pensando que las piedras son insensitivas, como no se qué poeta decía, pero no es verdad: si nosotros nos hacemos como cosas, al mismo tiempo las cosas no pueden menos de hacerse algo como lo que nosotros creíamos que éramos, por ejemplo sensibles, y ya al principio he dicho que el desarrollo ese de la conciencia hay que atribuírselo a las cosas.  Pero sigue.

-Es que entonces no sé si es parecerse, porque si son también sensitivas.

A-Parecerse en ese ideal, todo el mundo lo sabe, es parecerse a ......

-A Dios.

A-¡A Dios!  ¡A Dios, coño, todo el mundo lo sabe!  Parecerse a Dios, porque el Ideal de que uno sea uno puede llevar a eso: uno es el que es, por tanto uno es Dios.  Puedes preguntarte si Dios, una vez que lo hemos descubierto, se queda imperturbable ante el derrumbamiento de toda su creación, del Universo entero.

-Pero a Dios no se le suele pintar como imperturbable, ¿no?

A-¿Y seguiría siendo imperturbable después de el derrumbamiento, el Juicio Final, y todo eso?  ¿No le preocuparía siquiera que entonces ya no tendría nada que hacer, que iba a plantearle un problema grave?  O preguntado desde el otro lao, ¿no os impresiona de alguna manera lo de el derrumbamiento, el desplome, del Universo?  No os lo deberíais haber tomado como algo tan decible, tan inteligible.

-Es que estaba pensando que ahí lo dice con un poco de cachondeo, porque está lo otro, el Epodo 16, que se pone como loco cuando Roma por sus propias fuerzas se va a la ruina, y entonces es un poco contradictorio que por un lado el mundo se vaya al carajo, y por el otro Roma se está cayendo, y se pone él desquiciado, ¿no?

A-No, Horacio no es ni mucho menos una persona así, unitaria: cuando en el Epodo 16 saca lo de el lamento, el desesperado por Roma destrozándose a sí misma, está tomando una actitud, y cuando en esta oda está presentando el Ideal, que no es el suyo, sino el del estoico, el del sabio, está tomando otra actitud que no tiene nada que ver.

-Sí, pero con un cierto cachondeo, ¿no?

A-No, no, él la presenta en serio; es una de las odas serias, y lo presenta como el Ideal de la Imperturbabilidad.  Pero volved a fijaros en el derrumbe del mundo mismo.

-Pero ahí está, Agustín, la idea de que todo lo que puede ser pensado, se acaba por pensar, ¿no?: la idea del sabio es el que se hace una idea de las cosas, y cuando se ha hecho esa idea de las cosas, o que las conoce, no se puede dar por alterado y dejar que sus sentidos afecten a lo que ya había pensado al respecto.  Está haciendo una exageración con lo de la caída del Orbe, pero al fin y al cabo es la idea de que lo más allá que pueda llegar el pensamiento es lo que existe, lo que hay, lo que se puede pensar, y ése sería el límite, que es un límite al mismo tiempo que te tiene que chocar, porque es un poco ininteligible, como decías, la idea de que el Orbe se pueda caer y tú estés viendo cómo se te cae encima, y además impávido, pero al mismo tiempo es el sabio que llega hasta los límites, si es que los hubiera, ¿no?, coinciden un poco las dos cosas.

A-No, muy bien, tú mismo te has armao el lío, que es el que está ahí, de manera que lo has hecho bastante bien.  Es decir, pensando a lo humano tendríamos que decir “seguía imperturbable porque lo tenía previsto”, según tú.  Ése es el Ideal Político y Financiero que nos rige cada día, de manera que ¿qué es lo que os hacen buscar y pagar a buen dinero?: la seguridad; la seguridad, que quiere decir el Futuro seguro, es decir, tenerlo sabido de antemano, porque piensan que de esa manera ya efectivamente no vais a preocuparos, vais a estar tranquilos, imperturbables, contando con un futuro bien asegurado, perfecto.  Es una mentira como una casa, pero como veis hace falta decirla, porque no parece que se diga mucho por ahí, ni que se luzca mucho la mentira de esto: es que sobre esa mentira que en la palabra ‘seguridad’ se funda es sobre lo que el Régimen nos rige y a lo que estamos sometidos: seguridad futura, seguridad del Futuro.  Sí.

-Pero el rasgo esencial, por lo menos el que escandaliza más de Dios, es el rasgo de la Providencia, de tal manera que cuando ves un derrumbamiento como la muerte injusta de un niño por ejemplo, y ves los rostros implorando a Dios de por qué esto, parece como si el otro te dijera “ya lo sabía”, y por tanto la Imperturbabilidad de Dios es el saber de antemano todo, porque si ha hecho todo eso, ha creao a ese niño de esa manera tan alegre, y era la felicidad de la familia y de repente lo derrumba con un tajo, la imperturbabilidad nace esclusivamente de la Providencia.

A-¿Y nace razonablemente?  ¿Tú crees que nace?  ¿No será que tú crees en la seguridad del Futuro?

-Bueno, son imitaciones.

A-Son imitaciones, pero que no te caen mal, no.

-Son imitaciones del Estado y del Dinero, imitaciones de los dioses más exagerados.

A-Ya veo por donde vas, y para librarnos de semejante tentación volvamos un poco a la imagen: uno cuando es uno de verdad, cuando es el que es, es lo mismo que Dios, no hay la menor diferencia.  Ahora bien: ¿qué le pasa a uno que es como Dios ante el derrumbamiento del Universo?  Ya sabéis que la única actitud lógica de uno que cree que es el que es, que se cree que es el que es, es la del Solipsismo, es decir, que con su muerte el mundo entero se viene abajo al mismo tiempo, y un verdadero creyente no puede hacer ninguna distinción ni quedarse imperturbable ante ningún derrumbamiento del mundo, porque su propia muerte-siempre-futura lo implica: “el mundo se derrumba en el momento que yo me derrumbo, y entonces ¿quién coños va a quedarse imperturbable?”.   La formulación misma lo escluye, de manera que .......

-Pero el mismo suicida que decide adelantar su muerte cree que adelanta su muerte por puro albedrío, ¿no?, porque a lo mejor le quedan unos añitos más de sufrir, pero sin embargo decide terminar el juego.

A-Él busca la seguridad; no la ha buscado por la vía normal de iscribirse y pagar una cuota y asegurar su vejez, que es lo corriente, pero ha buscado la seguridad por otra vía; ha buscado la seguridad por otra vía, porque sigue siendo un creyente en la muerte, y naturalmente piensa que si se quita de en medio el problema va a terminar.  Tan mentira como lo otro: el problema sigue igual de vivo, pero él se lo cree, y él ha buscado una certidumbre.  ¿Qué más cuestiones?

-Y ante un derrumbe el no hacer nada, el quedarse ahí, ¿no proporcionaría la mayor tranquilidad?

A-Ahora, dices.

-No, ante un derrumbe, ante un hecho que pide una reacción.

A-¿Pero no ante ese derrumbe total?

-No, ante un hecho cualquiera, como puede ser un espectáculo de un tipo u otro.

A-Ya.  Sí, la verdad es que ese ideal lleva al estremo justamente lo que se entiende, pero es también una mentira, ¿no?, porque no puede ser, no tiene ningún sentido en la Realidad; la Realidad está hecha justamente de perturbaciones mutuas, y uno verdaderamente insensible del todo, imperturbable del todo, se sale con eso mismo de este mundo, se sale de la Realidad, no se puede evitar.  Como en todo lo demás, hay más y hay menos: se puede perturbar más, se puede perturbar menos, pero la imperturbabilidad absoluta es un puro ideal, y uno no puede no hacer nada, porque en la Realidad ni hay todo ni hay nada, son mentiras; uno no puede de verdad no hacer nada, es decir, uno está condenado a hacer unas cosas y otras.  Aquí lo que creemos es que lo que uno tenga que hacer no tiene por fuerza que ser lo que el Alcalde mande, o el Padre, o Dios, o el Poder, que pueden hacerse otras cosas que no son ésas, y que son contrarias, pero desde luego no se puede no hacer nada, eso no tiene yo creo ni sentido, si entendemos bien en qué consiste esta contradicción perpetua de la Realidad.

-Pero ése es el refinamiento tremendo al que se ha llegado por ejemplo en la televisión con la retrasmisión de las desgracias del mundo, que es que se ha conseguido llegar a una especie de parálisis que tiene por otro lao ciertos visos de perturbabilidad, porque efectivamente parece que uno siente cuando ve cómo una niña se va hundiendo en el fango en lo de El Salvador, en aquella riada de barro y la niña hundiéndose y todo aquello, que el mundo se quedó absolutamente perturbao, pero nadie se movía de su sitio mientras que la niña iba hundiéndose, ni siquiera los de la cámara de las fotografías.  Es decir, que pasa al mismo tiempo perturbabilidad y imperturbabilidad.

A-Bueno, eso está un poco confuso; efectivamente es lo que he estado diciendo de que no se puede no hacer nada, pero claro, evidentemente se puede hacer cosas en sentidos distintos.  Lo que dice Isabel efectivamente no es que de verdad el espectador de televisión se quede imperturbable; que no se quede imperturbable con eso, lo mismo que no se quede imperturbable con el anuncio de la colonia que antes estábamos diciendo.  Está continuamente perturbado, lo que pasa es que está perturbado, amigo, según las reglas a las que la televisión misma obedece y él también, perturbado en cierto sentido: ya tiene el sentimiento digerido, ya tiene el sentimiento dirigido a un fin determinado, ¿no?, y en este sentido, claro, está libre de sentir otra cosa que a alguien más desprevenido le puede pasar, que es que pueda efectivamente ese mismo espectáculo, no por televisión, sino en directo, hundirlo en la miseria más profunda.  El espectador de las desgracias del mundo en general está salvaguardado, y para eso está el Padre, para eso está el Orbe que nos guarda: nos dice cómo hay que entender los males del mundo.  Lo decían los curas en el antiguo Régimen, esplicaban cómo podía ser que diciéndose que Dios es la suma bondad podía estar el mundo lleno de miserias, y eso mismo que los curas decían, pues es lo que os siguen contando todos los días por televisión y demás, os presentan como algo real, natural, las desgracias, las de Haití y todas las demás.  ¿Qué más?

-Hay una idea de Dios, que dices siempre que uno cuanto más uno es, es más Dios, y entonces el concepto son muchos dioses, soy más uno, el otro es más uno........

A-Perdona, no, te estás liando, porque ahí no hay más ni menos: ser el que es, sí o no, sin más ni menos, es ser Dios.

-Pero que habría un montón de unos muy unos, y un montón de dioses muy dioses.

A-Bueno, cada uno es cada uno, y uno es todos.

-Es que Dios es el Dinero, Dios es el Poder, Dios es Uno, Dios es Todo, pero debajo de este cada uno, debajo de este Dios Uno, hay algo que siempre decías que no se sabe, pero se sabe, porque puede ser a lo mejor común a todos los debajos de cada uno, y que a lo mejor es algo.

A-No, por ahí no se puede tirar.  Efectivamente hay algo debajo por la simple razón de que el Poder tiene que imponerse sobre algo, el Dinero tiene que estropear algo, tiene que haber siempre por debajo algo que está estropeando, de manera que cualquier forma de Poder, o de Banca, o de Dinero, tiene que estar operando sobre algo, y ese algo no es los números, ni es uno, ni es nada que forme entidades de veras.  Ése es el conflicto de la.......

-Entonces hablar de dioses sería mucho más plural que hablar......

A-No, ‘mucho más plural’, no: es plural; es plural en lugar de singular, y no se ve qué adelantamos.

-Es que personalmente quiero entender que siempre que te oigo decir ‘Dios’, escucho ‘dioses’, y así lo entiendo mejor.

A-Pues no lo entiendo; no lo entiendo yo.  Dioses solamente puede tener sentido cuando ninguno de los dioses es Dios, eso es una cosa evidente.  Antes de inventarse, por ejemplo entre los antiguos, Dios, está claro que Atena, Apolo, y los demás, cada uno podía ser dios, pero con la condición de que ninguno de ellos era Dios; se limitaban simplemente a diferenciarse de los hombres por ser inmortales, pero cuando Dios se inventa arrambla con todos los dioses, no hay más que uno, de manera que no hay compatibilidad entre singular y plural.

(Pequeña interrupción).  

Bueno, entonces vengo a plantear, aunque no de mucho tiempo para desarrollarlo, algo que está inmediatamente ligado con todo esto; es algo que voy a intentar sacarlo si me sale el Martes que viene en la columna de La Razón, pero me voy a ensayar ahora en ello.  Se trata de algo que tiene que ver con eso de que la Realidad está costituída por lo que desde Arriba -por emplear este término tópico- se impone, y aquello sobre lo que se impone, que evidentemente son lo más opuesto que se puede pensar, es decir, que el Poder, la Ley, frente a aquello que sufre la Ley, que sufre el Poder, no se puede dar una antítesis más clara.  Y sin embargo esa antítesis en las imaginaciones míticas, filosóficas, científicas, está también como incluida dentro de la Realidad en los nombres de Padre y madre.  Supongo que ya vais viendo cómo sin que yo lo esplique demasiado.  El Padre es el Poder, la Ley, el Orden, y todo lo demás que queráis decir por el mismo estilo; la madre, no, en principio.  Se supone que hasta imaginativamente el Padre viene de Arriba, del Cielo, tal como aparece imaginado entre los creyentes; no el cielo sin fin, sino el Cielo de las nubes y poco más allá, ése es masculino, el Padre viene de ahí, cae sobre lo que hay debajo; cae sobre lo que hay debajo, que más o menos va a ser eso, la madre, a lo que aludimos como ‘madre’.  De manera que la pugna esta costitutiva de la Realidad entre lo uno y lo otro llega a presentarse en la forma de la oposición entre los dos sexos.  No sé si lo veis con la bastante claridad, siempre ha sido así.  ¿No?

-...............................  

A-La pugna es a muerte.  Casi no hace falta que os recuerde que...... iba a decir “el Padre Freud”, pero ahora no puedo decirlo, por lo que estoy diciendo.  Digamos ‘el hermano Freud’, que es un buen nombre, como si fuese un hermano de los frailes de los conventos.  El hermano Freud tuvo a bien usar la fábula antigua de Edipo y darle un sentido en esto de la costitución de la Realidad sobre la oposición sexual de Padre y madre.  Edipo es asesino del Padre por un lado, asesina al Padre sin saber quién es el Padre, Layo, y es por el otro lado amante de su madre.  Es así, la conoce, pero sin saber que lo es, sin saber que es su madre también.  Dos maneras distintas de no saber, pero que enfrentan claramente el asesinato por un lado y el amor desmedido, desmandado, por el otro, ¿no?   Ésta es la figura que os muestra bien la oposición.  El hermano Freud pone esto claramente donde debe: en el germen de Alma, que no es Alma todavía, de un niño, y un niño está costituído en esa cruz; un niño está costituído en esa cruz, y cuando digo ‘costituído’ quiero decir entrando en la Realidad propiamente dicha; está costituído en esa cruz, es decir, está condenado a asesinar a su padre, a lanzarse contra su padre con todas su fuerzas, y por otro lado a caer en el seno de, en brazos de, su madre, y bueno, en todo esto hay mucho de descubrimiento y de muy útil.  Me paro un momento para que me saquéis los que conocéis algo de esto o los que no lo conocéis alguna duda respecto a la cuestión antes de que pueda seguir.

-...................................

A-No me acompañáis mucho, bueno.  No sé qué voy a hacer.  Desde luego, la presentación del hermano Freud es defectuosa claramente; defectuosa, deficiente.  ¿Por qué?, ¿por qué esta presentación de la costitución del Alma de un niño entre ese asesinato y ese amor, es deficiente?

-......................................

A-Bueno, si no sois capaces de decirme, entonces no sé qué voy a pensar.

-¿Lo puedes repetir, que no se ha entendido?

A-En esta presentación del germen del niño, que va a ser su costitución, como costituído por la necesidad, el impulso, de matar al Padre y de caer en el seno, en los brazos de la madre, digo que hay mucho de descubridor, de útil.  Evidentemente esta presentación es deficiente de una manera clara; deficiente, le falta algo.  Cuando os lo diga os vais a quedar asombrados de hasta qué punto la costumbre de las Literaturas o Filosofías no os deja entender lo más elemental.  ¿Por qué es deficiente esta presentación?

-¿Por qué es deficiente, el qué?  ¿Por qué es deficiente el niño?

A-¡La presentación, coño, del hermano Freud, lo he dicho tres veces!   ¡La figura consagrada, que llevamos siglo y medio de Psicoanálisis, que se ha usao a cada paso, y todo el mundo está harto de Literatura acerca de Edipo y demás!

-De momento falta la mujer.

A-Falta, ¿dónde?

-En ese mito de Edipo.

A-Aclara un poco más.  En el esquema que os he presentado.....

-A mí esto me ha parecido siempre Ciencia Ficción.

A-¡No, no!: en el esquema que os he presentado.......

-¿Que es un niño en vez de una niña?

A-¡Claro!  ¡Es que el esquema se refiere a un niño, a un niño varón!  ¿A que os quedáis asombrados de lo difícil que es descubrir lo más elemental?  El esquema es en principio deficiente sobre todo porque dicho así como os lo he vuelto a repetir (“asesino del Padre”, “amante de la madre”), eso sólo se refiere al niño varón, sólo se refiere a un niño varón, de manera que .........

-¿Pero por la ausencia de conciencia?

A-¡Un niño varón!

-Sí, ¿pero es deficiente la esplicación....?

A-¡Es deficiente porque no están las niñas, porque la mitad de la humanidad queda sin esplicar, porque la mitad de la humanidad son niñas, y no entran en el complejo!   Si presentamos a la figura de Edipo como germen de la contradicción, que es lo que estaba haciendo, entre lo que viene de Arriba (el Cielo, el Padre), y lo que viene de abajo, que es aquello sobre lo que el Cielo cae, entonces el esquema vale hasta cierto punto, hasta que se trata de volver a la realidad y descubrir que la mitad de las personas no están hechas así precisamente, que sólo una parte de las personas, una mitad, está hecha así.

-Pero el niño al que se refiere Freud es un niño asexuado.

A-¡Déjate en paz de tonterías, no quieras decir tonterías, venga!

-Es un niño que no tiene conciencia de sexo, el sexo se produce precisamente por el complejo de Edipo; antes de eso es ‘lo niño’.

A-¡Anda, anda!  ¿Qué más se os ocurre respecto........?

-A mí se me ocurre que suele decirse que hay que superar el complejo para integrarse bien, para estar bien integrado.

A-Yo creo que no de esa manera precisamente, por esa vía.  Primero hay que reconocer lo penetrante de esto para germen del Alma en general del niño, y luego reconocer que la presentación es parcial, lo cual nos la invalida del todo, y por ahí venir a parar a esto que os quería traer y que me parece que se ha hecho muy tarde y con mucho calor, que es reconocer cómo efectivamente el Padre está también dentro de las niñas.  Esto es otra cosa sumamente elemental, pero que hace falta también decirla tal vez por muy elemental que es: está dentro de las niñas.  No hace falta llegar (aunque también conviene sacarlas a luz) a las exageraciones estremas que la evolución de la vida actual nos proporciona, como son la sumisión de las mujeres islámicas por ejemplo a una machada como es el Islam, y como lo son en general todas las religiones de los Padres, pero por ejemplo ésa, ¿no?  Y peor todavía en el Régimen del Bienestar: las mujeres en su gran mayoría aceptando el destino de servir a Dios, es decir, al Dinero, al Capital, servir al Estado y a los Capitales de Dios, y ser, colaborando. como Ejecutivas; Ejecutivas de lo que Dios manda desde Arriba.  ¿Dónde ha quedado, dónde anda perdido, aquello sobre lo que el Poder se establecía, cuando uno repiensa así el esquema?    Eso es de lo que si el Señor Padre nos deja volveremos a hablar dentro de 7 días, si puede ser.