05.01.2011
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
Tertu263-5-1-2011#Tertu263-5-1-2011.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
Reanudo el hilo con lo que veníamos tratando acerca de Información y Realidad y la reducción o identificación al menos de lo uno con lo otro. No me voy a detener mucho, porque quiero que pasemos a otras cosas, pero tomad nota y luego, si hay dudas interesantes, pues ya las sacaréis. Planteándolo al nivel inmediato de la Realidad, al nivel de nuestras vidas -que llaman-, o mejor dicho “nuestra existencia”, la cosa parece que se puede decir bastante clara y en pocas palabras, cómo es que la Realidad consiste en la Información. Porque ¿qué es la Realidad, nuestra realidad, las “vidas” que llaman, nuestra existencia? Consiste claramente en Tiempo, en Tiempo real a su vez, por supuesto, o sea: lo que va a pasar, lo que ha pasado, pasados y futuros: eso es la Realidad, nuestras vidas -¿no?. Ahora bien, de lo que va a pasar, ¿qué es lo que se sabe cuando se pretende que se sabe qué es? ¿en qué consiste el Futuro? Consiste en Información; o si no, ¿en qué? ¿Qué otra cosa puede ser lo futuro más que Información, es decir: un saber, unos cálculos, unos cómputos, acerca del tiempo venidero, de los años, las horas, los segundos que inmediatamente van a venir? ¿Dónde podéis encontrar alguna otra cosa que no sea eso, que sea algo más que eso? ¿Qué es vuestro futuro, qué es el futuro más que eso? ¿dónde está mas que ahí? ¿dónde está mas que ahí, en ese saber, en esa información? Lo pasado ¿dónde está? ¿dónde está?; porque, lo mismo que lo futuro, estar aquí, no está; así que ¿dónde está lo pasado? ¿en qué consiste? ¿en qué consiste lo pasado, en qué consisten las historias de cada uno de nosotros, del mundo, del universo, mas que en la información, los datos que acerca de ello se tienen, se estiman, los cómputos que se hagan igualmente en años, en eras zoológicas, en segundos de un movimiento cualquiera, que ha sucedido, un movimiento cualquiera que un laboratorio científico puede captar qué es, una información sobre lo que ha pasado? ¿Y en qué consiste lo que ha pasado más que en esa información? ¿dónde está?, os vuelvo a preguntar; ¿dónde está lo pasado mas que ahí? ¿en qué consiste? Pues ya véis: eso es todo. Bueno, eso es casi todo, porque queda AHORA, queda la continua trasformación que lo que va a pasar en lo que ha pasado, AHORA, AHORA que, cuando se dice “ahora”, ya no es AHORA; y eso, no: no consiste en información ninguna, porque no hay dios que sepa qué es ahora, qué es lo que está pasando ahora mismo y que, cuando se dice que está pasando, ya ha pasado. No consiste en información, pero al mismo tiempo ya sabéis: AHORA tampoco es real; AHORA se sale de la realidad. La realidad de las eras, de los universos, de vuestras vidas, no es eso: ahora está fuera de eso, precisamente por lo que tiene de inasible a cualquier información, por lo que tiene de que no se sabe, por lo que tiene de contradictorio en sí mismo, que cuando se dice ahora ya no es ahora. Eso nos saca de la realidad, de manera que, a primera vista, en este nivel corriente en que trato de poneros hoy, no habría más que añadir. La Realidad, futuros, pasados, el tiempo real, consiste sólo en información; consiste justamente en lo que de ello se sabe, y parece que cualquier intento de hacerla consistir en otra cosa, como ondas eléctricas, como cuerpos palpables, se denuncia inmediatamente como falsa, porque real de todo eso, de las ondas, de los cuerpos, no es más que la información acerca de ellos, lo que se sabe.
Esto se puede decir así en general, y no debéis equivocaros pensando que esto se refiere a un saber humano, a una información humana, como la que os venden todos los días, sino que es así en general, para la Realidad sin más: la realidad de las cosas, de nosotros como cosas, en cuanto formando parte de la realidad, no es más que información.
No hace falta pasar, yo creo, al campo político para hacer palpable lo que estoy diciendo, porque tenéis un testimonio constante de en qué consiste la Realidad, y que consiste en lo que la televisión, los periódicos, os dicen, es decir, que consiste en su información, y os está mandado que creáis que es verdad. Está mandado que creáis que es verdad, y desde luego es evidente que esa verdad no consiste más que en lo que os cuentan los medios, los padres que tienen una esperiencia más larga a sus hijos, cualesquiera otros entendidos acerca de existencia, de vidas, de realidad… En eso consiste. O si no, decidme dentro de un momento en qué otra cosa, en qué otra cosa consiste más que en eso la realidad, en la que estáis metidos, en la que falsamente vivís, en la que existís, como yo, en la que se os hace creer: Información. No en vano esto de la Información ha venido a ser la industria principal, la producción principal del Estado, del Capital en su desarrollo. No hay ninguna otra que le se pueda comparar ni aspirar a ello. La industria de la información por cualesquiera medios, desde la Ciencia a la Televisión diaria y cualquier otro sitio, es la producción más importante, la que en cierto modo se traga todas las demás, con la que podéis contar en este mundo.
Así son las cosas; pero, como tantas veces nos encontramos, así son las cosas, pero no son del todo así, porque “todo” en la Realidad no hay, la Realidad misma no es todo lo que hay, y no cabe más que por mentira, por imposición de mentira, la pretensión de “todo” en nada real, ninguna cosa, ningún conjunto de cosas, ningún mundo, ningún tipo de mundo, ni “nada” tampoco, ni la reducción tampoco a nada: ésos son puros ideales, impuestos desde arriba, pero, naturalmente, impuestos a la fuerza, para que os lo creáis y, por tanto, nunca del todo, nunca del todo. Y así como hemos visto que incluso en el progreso de la Ciencia, en el progreso de la Física, no pueden menos de asomar atisbos de este descubrimiento elemental, de que la Realidad es Información, así nos aprovechamos aquí. Tengo que recordároslo: la Ciencia, la Física a la cabeza, está al servicio del Poder, al servicio del Capital, al servicio del Estado, que así la promocionan, que así la pagan, pero al mismo tiempo la investigación, la pasión del descubrimiento, nunca acaba de quedar del todo domesticada, y así es como tiene sentido que aquí utilicemos de vez en cuando algunos de estos atisbos que nos llegan a través de los físicos. Aquí tenía, por ejemplo, uno de los muchos que Caramés me ha hecho llegar, una de las entradas en la Red de un señor Giacomo Mauro D’Adriano (para los que quieran interesarse por esto, porque yo no me voy a detener mucho) que se llama algo así como “La Física como procesamiento de los cuantos informativos o de la información cuántica” (es italiano pero está en inglés la entrada ésta): pues allí esplica (no puedo más que mencionarlo, sabiendo que no lo vais a entender –yo tampoco lo entiendo mucho, pero así, dicho de rápido, vosotros menos todavía) cómo las cosas que contaban en la Física más desarrollada, es decir, cosas como los Campos de la Relatividad, y también su aparición en la Mecánica Cuántica, como Campos cuánticos, se deducen -ellos dicen “emergen”: se dice mucho- emergen a partir simplemente de la Información Cuántica; de manera que cosas que todavía en la Física relativista o en la Cuántica parecían seguir siendo cosas reconocibles como tales emergen justamente de algo que ya es puramente información o cálculo: emergen por vía matemática sin necesidad de que haya ningún proceso de trasformación real.
Así por ejemplo, en esto que os cito al paso, o llegando incluso al gran problema, que es el de la Gravitación Universal, el no resuelto, el gran problema no resuelto, en el que también este señor D’Adriano trata de meterse un poco, por lo que deduzco (tal vez un poco demasiado atrevidamente), la noción misma de ‘masa’, masa de un cuerpo, de un corpúsculo, que es lo que creeríais que está más cerca de no ser puramente informativo sino de ser algo con lo que se puede uno tropezar, la masa misma, efectivamente, parece “emerger”, parece ser una emergencia a partir del propio cálculo informativo, de la cuantificación cuántica de los quanta informáticos de esta teoría. Emerger quiere decir que, dadas las ecuaciones y las formulaciones en Cuántica, se pueden deducir por vía matemática, se puede deducir la masa por ejemplo. Y claro, como esto enseguida a cualquiera le suena que literalmente no puede ser así, pues conviene ver cómo es que entonces la noción misma de ‘masa’ se ve puesta en tela de juicio. Y para no entreteneros con cosas que vais a entender a lo mejor peor que yo todavía, tengo que venir ahora a decir: habría que partir de que eso del peso, del caer, que parece ser lo propio de la Realidad (estamos, decimos de nosotros mismos como cosas que estamos continuamente cayéndonos, hundiéndonos en lo que no se sabe, deshaciéndonos; y esto puede valer igual para nosotros que para las otras cosas y para los fotones o los electrones), el peso, el caer, tiene que dividirse, porque hay una parte del peso que tiene que ver con la masa inercial, que tiene que ver a su vez con eso que hemos venido estos días llamando a veces “amor”, en todo caso la “interacción” entre las cosas ¿Recordáis cómo era? ¿recordáis como era? A lo mejor no. Lo recuerdo en un momento. Una de las cosas que descubríamos es que esto de hablar no es nada propio del hombre, no es nada nuestro, no es ninguna posesión peculiar, que las cosas hablan, cualesquiera cosas (naturalmente, cada una en su idioma). Ahí estáis tocando el límite entre masa, cosa, y hablar, es decir, información. Las cosas hablan, y una parte de ese habla es lo que os digo rápidamente que consiste en la interacción, en el amor, en que las cosas, por el mero hecho de no ser una y andar por ahí, aunque no estén definidas todavía, no pueden menos de actuar las unas sobre las otras; están, están las cosas y nosotros como cosas, en una perpetua interacción; y entonces, una parte del peso, del movimiento, de la caída, tiene que consistir en eso, pero hay otra parte en que no, hay otra parte en que la masa consistiría en la propia identidad de la cosa, del corpúsculo, aunque fuera subatómico, la propia identidad de él consigo mismo, de él consigo mismo.
Los que me habéis acompañado podéis tal vez tener una intimación muy vulgar de todo esto recordando nuestra primera Física Atómica, la de Epicuro y Lucrecio, en la cual los átomos, los indivisibles invisibles, no pueden de por sí hacer más cosa que caer y, gracias a que esa caída nunca es del todo perfecta, siempre hay una desviación, chocar los unos con los otros, la interacción. Bueno, ahi tenéis por tanto más o menos un vislumbre de lo que os estoy diciendo: una parte del movimiento de los átomos consiste en el choque de los unos con los otros, está determinado por ese choque, y dando lugar a una red interminable de choques y entrechoques; pero luego además está el peso inherente al ser, el hecho ése del que se parte de que los átomos no pueden hacer más que, por sí, no pueden hacer más que caer, en perfecta vertical salvo esa desviación que dé lugar a los choques. Pues eso es lo que os estaba diciendo de una manera más astracta: para atacar el problema de la Gravitación Universal, no resuelto, la noción misma no ya de ‘masa’ sino de ‘peso’ tendría que escindirse entre aquello que se debe a la interacción y aquello que es inherente al ser del corpúsculo o cosa misma que se estudia.
Bueno, yo creo que de esto basta, me parece, por vuestras caras en general; y en todo caso, los que quieran penetrar más en esto pueden acudir a este trabajo del señor D’Adriano o cualquier otro, y además, después, en cuanto os deje la palabra suelta por ahi, pues podéis preguntarme por lo menos por lo más elemental, que es en lo que yo puedo entender algo. Pero lo que quería era pasar de ahí, partiendo de ahí, venir nuevamente a la cuestión de qué es lo que estamos haciendo aquí, en esta tertulia, y cómo es que esta tertulia se llama política. Esto me estaba pareciendo estos días que requería nuevamente una gran aclaración y, por tanto, a eso es a lo que paso.
Hay que entender que aquí no estamos para ningún fin, no estamos para conseguir nada. Lo hemos repetido muchas veces, pero yo creo que nunca acabará de entenderse lo bastante bien. Aquí no estamos pára, no estamos pára: no estamos para alcanzar un fin, por ejemplo para “pasar a la acción”, a la acción de lo que se pretende real y no informativo, la de las bombas y cosas así, ni para llegar a conclusiones, es decir, quedarnos tranquilos con una nueva teoría, una nueva filosofía que nos deje tranquilos, ni para ningún otro fin. No sólo para ningún otro fin público o político, sino también para ningún fin privado de cada uno de nosotros. Eso es lo que importa: tampoco venimos para conseguir nada que a ninguno de vosotros pueda importarle, como una educación, una habilidad para habérselas con el mundo, acrecentada; no, tampoco: tampoco para eso. En esta falta de para qué es importante incidir. Si no fuera así, estaríamos ya en el campo de la política realista real, en la cual lo que domina justamente es el fin, el Futuro. El futuro es de ellos por tanto -decimos más de una vez-, el futuro es de ellos, es de los que mandan, es del Poder, el futuro es del Capital, el futuro es del Estado, y por tanto, en una tertulia que pretende dejar ver cómo algo del pueblo que no existe habla algo en contra de ello, ese arma no puede utilizarse: ese arma del futuro es del enemigo, y por tanto esto no puede tener ningún futuro, es decir: desde el planteamiento mismo de que se trate de una política de abajo contra la imposición de los ideales desde arriba; eso mismo escluye cualquier forma de futuro.
El Sistema, por ejemplo este Estado del Bienestar, el Sistema, el Orden, se derrumbará, se derrumbará alguna vez. Se derrumbará como se están contínuamente hundiendo todas las demás cosas, de manera que este Sistema, este Estado del Bienestar, se derrumbará, se va a derrumbar alguna vez. Esto está en contra de la ilusión necesaria del Estado y del Capital, porque ellos tienen que actuar como si fueran a seguir siempre, igual, cambiando para seguir igual; ésta es la ilusión, eh?: si no, no habría ni Capital ni Estado que pervivieran. De manera que está muy en contra esta declaración sencilla, inevitable: en la Realidad cualquier cosa se derrumba, cualquier conjunto de cosas se derrumba; por tanto, este régimen que nos aprieta tanto, que nos engaña tanto, en el que se os hace existir bajo nombre de vida, en el que se os vende todo lo que el Capital quiera que se os venda, se derrumbará. Yo no lo voy a ver; ni los más jóvenes de vosotros tampoco, seguramente. No lo vamos a ver. No lo vamos a ver, y es peor todavía; es peor todavía, porque también no ya este régimen, sino la historia misma humana en general, desde el comienzo de la escritura, también ésa se va a deshacer, también ésa se va a hacer añicos, y no van a quedar ni archivos ni registros que den cuenta de ella, por más que se esté haciendo por conservarla; pero ahí no va a haber ni nosotros ni hombre ninguno para verlo; ningún hombre va a ver eso: sería contradictorio pensar en un hombre que ve derrumbarse la historia, en un hombre que ve terminar la historia; es una estupidez que apenas hace falta ni mencionar al paso. Entonces, cada uno de vosotros, yo mismo, no puede menos de tener que elegir: o lo que me importa es aquello que a mí puede afectarme, que yo puedo ver, que yo puedo comprender, concebir, y entonces lo que estamos haciendo aquí no me importa para nada, puesto que no voy a ver el derrumbamiento del Régimen, ni el desquicie de la Historia ni ningún verdadero revesamiento de esta ley que rige toda la Realidad... y lo mismo cualquiera de vosotros: si sois realistas, pues no os quedará más remedio que preocuparos de cosas que están al alcance de vuestro breve tiempo, de vuestro limitado entendimiento o visión, y desentenderse de todo lo demás. Claro que entonces vais a hacer lo que han hecho todos los revolucionarios realistas, es decir: tener un futuro, usar las armas del enemigo y, por tanto, acabar sirviendo para el cambio para que todo siga igual, para que después de una revolución o unas cuantas todo siga lo mismo, pero bueno, eso, por allá vosotros. Ésa es la elección que os cabe, y es irremediable. Aquí lo que se está haciendo es hablando ahora (ahora, ahora que no es ningún tiempo, que está fuera de la Realidad) contra las mentiras que el Poder necesita para sostenerse, lo de la Información, que decíamos al principio; nos dedicamos a hablar contra eso cogiéndolo desde todos los costados que podemos cogerlo, utilizando eso, hasta las investigaciones de los físicos, o utilizando cualquier suceso cotidiano del que los medios os den cuenta, siempre malamente, pero siempre hablando contra las mentiras. Esto, como no va a servir, dentro de lo que a mí se me alcanza, para nada, quiere decir que se supone que hay algo en nosotros, no nosotros en cuanto personas, porque uno como persona es súbdito del Capital, es un cliente del Capital, un súbdito de cualquier Estado, pero algo en nosotros que, sin más, sin ningún futuro, se rebela contra la mentira. Así de sencillo: hay algo en nosotros que se rebela contra la mentira a sabiendas de que no le van a pagar nada por ello, que es en lo que estoy insistiendo todo el tiempo, a sabiendas de que no va a encontrar una verdad que sustituya a la mentira, que siente tal vez que su función es, su verdad, es decir No a las verdades que le imponen, y que no hay otra.
Pues vosotros veréis. Por eso es por lo que, naturalmente, esta rebelión, este hacer del hablar que aquí nos traemos, no puede provenir de la persona de uno de ninguna manera, no puede provenir de su alma, del alma o personalidad de uno, sino de algo que hay a pesar de todo en nosotros, gracias a que no estamos del todo bien hechos y cerrados, y que no mira a ningún futuro, pero no aguanta las mentiras mientras puede todavía hablar y decirles No. Así de simple es la cuestión, salvo lo que vosotros veáis, lo que vosotros me hagáis sentir también. De momento se trata de eso: una parte de nosotros, la parte de arriba, “el alma” digamos, con ese término anticuado (la persona, la personalidad, o “el yo” sobre todo, con ese artículo mortífero que a mí se me pone cuando se habla de “el yo” y de “mi yo”, puede comprenderse tranquilamente en este término anticuado: el alma), el alma es, de por sí, obediente, contentadiza, le han enseñado un límite, que es el Futuro (“te vas a morir mañana”), ha aceptado, el alma ha aceptado esto, es parte de la fe -¿no?-, es parte de la fe esto, “te vas a morir mañana”, y de ahí se desprende todo lo demás, y por tanto no es de ahí de donde se puede esperar que venga nada contra el Orden, contra la mentira. Lo que pasa es que el alma, al alma le pasa... como le decía aquel maestro de obras que una vez le estaba haciendo a Isabel una casa (lo decía del agua): el alma también tiene el jocico muy fino (lo decía él del agua y de los males que hacía). El alma tiene el hocico muy fino, es decir, que naturalmente se va colando por todo el resto, y puede llegar a hacer las cosas más corporales que podáis imaginar, tanto en el plano de la enfermedad como en cualquier otro plano: de eso tenéis todos esperiencia. Lo que suele llamarse “enfermedades” es tal vez el ejemplo más claro de cómo el alma tiene un hocico muy fino y se cala hasta lo más hondo. Cualquiera de las contradicciones y aflicciones que son propias del alma de uno (porque no puede menos de tenerla, puesto que se nos hace vivir en la mentira, y viviendo en la mentira no se puede tener más que eso), cualquiera de esas aflicciones, contradicciones y conflictos del alma, se puede colar al hígado, a los riñones, a la punta de los pies y a cualquier sitio, y producir los efectos que todo el mundo conoce y que la medicina trata de curar (siempre mal, porque la toma por el medio, la toma cuando ya el alma se ha colado y ha hecho su mal, y por tanto ya en general es siempre muy tarde, muy tarde: no se parte de intentar matar la muerte, que estaba arriba) pero así es, y yo creo que podéis, sin necesidad de sacar más ejemplos, partir de éste de la enfermedad para entender lo que aquí se está diciendo.
De manera que el alma es obediente, y carga por tanto con todos los conflictos que una mentira trae consigo, se los traga, los compone, mal que bien, con unas cuantas ideas que se hace para ir tirando hasta que llega el cumplimiento de la promesa, la muerte, de la que nacía todo -¿no?. No es de ahí. Y del cuerpo sólo puede partir algo de esta repugnancia contra la mentira, esta rebelión contra la mentira que la Realidad nos impone, cuando no está del todo enfermo. Si está penetrado, como he mostrado, por el alma, que lo penetra todo, tampoco del cuerpo puede venir nada nuevo. De manera que nuestra única confianza, lo que aquí nos mueve, es que el proceso ése de imposición de la mentira, de los ideales, de las verdades, sobre la Realidad, no está terminado nunca, ni en general, ni en cada una de las cosas, ni en cada uno de nosotros: no está terminado nunca; nunca se acaba de estar perfectamente enfermo, obediente, sumiso, creyente; nunca se consigue del todo. Esto ya lo hemos recordado varias veces, está demostrado: por los medios tienen que predicaros la Realidad todos los días; ¿por qué? ¿por qué tienen que desarrollar cada vez más Televisión y más cosas por el estilo para contaros cada día cómo es la Realidad, la futura y la pasada, da lo mismo, toda? Pues porque no están del todo nunca seguros de que la Fe se ha cumplido y de que os lo creéis de verdad del todo. De manera que esta misma necesidad de la renovación de la información os da el testimonio más inmediato que puede ayudar en esta confianza de que nada está hecho del todo, nunca, que siempre quedan residuos, y es de eso, de lo que nos queda de (no lo llamaré ya “cuerpo” que es como lo llama el alma), lo que nos queda de cosa, no del todo sometida, más o menos desconocida, es de ahí de donde puede venir esta rebelión y este juego que aquí nos traemos de decir ahora No a las mentiras que nos están diciendo Sí. Sólo de ahí. De manera que, si tiráis por este camino, si tiráis por el mal camino, dad gracias de que no estáis bien hechos del todo. Bueno, con esto me voy a callar. Hay bastante para que hayan surgido, supongo, muchas protestas o curiosidades o lo que sea, que permitan que os oiga hablar un poco de cualquiera de las cosas que he ido sacando.
-¿Hay alguna posibilidad de que la crítica de la Realidad que hace la Ciencia actual, como discurso nuevo, sin precedentes -¿no?-, atente o desenmascare la mentira del Sistema?
A. –Sí; por eso es por lo que aquí, con ayuda de Caramés, no hago más que usar entradas en la Red, más que libros, más que libros y más que artículos en la prensa seria, pero entradas en la red, muchas; es decir: que lo que estamos aprovechando aquí justamente es justamente que tampoco la formación de un físico tiene por qué estar acabada y haber caído en la creencia; la pasión de la investigación puede acarrear cosas de ésas. Tú tienes alguna esperiencia de esto -¿no?-, tú mismo directamente tienes alguna esperiencia de cómo esto puede ser así, ¿no?
-Sobre todo a través del Principio de Incertidumbre, que realmente es una duda existencial de la Realidad que está en el corazón mismo del discurso matemático
A.-Lo que pasa es que es una herida que, desde luego, los físicos y matemáticos de derechas lo que hacen es tratar de curarla enseguida; y por tanto tiene que volverse la duda a presentar. El principio de incertidumbre ya tiene que estarse renovando con cosas como éstas de las que os he traído hoy, como lo que hemos traído otras veces de el descubrimiento de que al corpúsculo subatómico, al átomo verdadero último, hay que colocarlo en el mismo plano que el observador y por tanto atribuírle cosas como un libre albedrío y cosas así; nuevos descubrimientos de los físicos, pero que atestiguan lo que digo: que aunque los medios y la vulgarización trate de haceros creer que la Iglesia ha llegado a una Doctrina, las propias manifestaciones de muchos de los que se lanzan a esa investigación demuestran que no es así. Bueno, más, por favor! Sí
-Una pregunta, por favor: antes has mencionado a Giacomo D´Adriano, pero no me ha dado tiempo a coger su primer apellido: ¿me lo puedes decir?
A.-No, no: él tiene... creo que son dos nombres, se llama Giacomo Mauro, pero el apellido debe de ser D’Adriano. Es uno de los múltiples que Caramés me ha traído. bueno, me he detenido en él...
C.-Sobre esta cuestión es que no me acordé de decírtelo: en realidad encontré como diez días antes que había sacado otro que se titulaba directamente “La Física como información”, mucho más largo, y después sacó el más corto que creo se titula “La Física como procesamiento de la Información Cuántica”, algo así, pero éste es más corto.
A.-Más atrevido, sí.
C.-Yo lo he visto por encima, y trata un poco de las mismas cuestiones pero no lo he leído, así que no te puedo decir. No sé si se llama D’Adriano, D’Asiano...
A. -Creo que es D’Adriano, creo que no me equivoco.
C.-¿Con D? Sí, es posible.
A.-Bueno más, venga, por favor!
-Yo venía esta tarde a hablar del gato de Schrödinger, que parece ser que es un gato que está dentro de una caja, hay una espita que libera un gas tóxico, y como la caja está cerrada, no se sabe si el gato está muerto o está vivo. Parece que esto plantea una paradoja a la Física Clásica, imposible de resolver. Pero me interesa más, si me permites, y sin querer cambiar el tema, el tema de la enfermedad, el cómo el Poder utiliza la enfermedad para acojonar a todo el pueblo, para introducir la Muerte como una amenaza (la amenaza de muerte es lo peor) y precisamente hoy ha fallecido mi madre, y bueno, pues da mucho que pensar. Yo te quería agradecer todo lo que nos has enseñado. De todo lo que nos has enseñado, yo creo que he aprendido muy poco, porque no consigo asimilarlo, pero, investigando un poco sobre los nombres de la Muerte, y como tú eres el mejor etimólogo que conozco y seguramente que el mejor de toda la historia, porque “el que yo conozco” no es mucho decir, entonces te quería preguntar: esta frasecita que ponen al final de un historial médico, que dice exitus letalis, cuando investigas sobre la palabra ‘exitus’ parece ser que significa ‘salida’ y ‘letalis’ pues ‘salida por muerte’. De momento y hasta hoy la muerte, aunque sea tan temida y tan odiada, pues es la única solución conocida a todo tipo de enfermedades; entonces, quería saber, ya para concretar, y siendo este el tema sobre todo, que me parece que es utilizada la enfermedad y la muerte como una amenaza para someter a la gente, si exitum tiene que ver algo con ‘éxito’, que tanto nos gusta a todos el éxito, si la raíz, digamos, es la misma.
A.-Exitus. Es la misma palabra, sí. El gato de Schrödinger lo hemos usado aquí. Si tienes curiosidad, a través de estas copias que ha ido haciendo Teresa y los amigos, podrás encontrarlo (alguna vez lo estuvimos usando de una manera muy pertinente). Te acompaño, te acompañamos en el sentimiento, como suele decirse; y respecto a lo del exitus, es efectivamente ‘salida’, no quiere decir más que eso. Se ve que, cuando los médicos han decidido añadir letalis, es que exitus, que ya se usaba como eufemismo (también los latinos decían obitus, otra vez con la misma raíz del verbo ‘ir’, ob-itus, con otro prefijo), valía para eso, pero, por si había equívoco, han añadido ese adjetivo letalis que ya encierra un nombre muy curioso, segundo nombre de la muerte en latín, que es letum, aparte de mors mortis.
Y lo importante: no es la simple amenaza de la muerte, es la declaración de la muerte futura lo que nos imbuye la fe, la fe en que las cosas son como está mandado que sean, sin más; y entre ellas, en el caso de la enfermedad, la cosa se vuelve flagrante: te han hecho creer en el cuerpo, en el cuerpo ya denominado por el alma, te han enseñado, los médicos han aprendido a tratar los órganos uno tras otro y todo eso; y esto, efectivamente, está hecho para proteger del descubrimiento (un sicoanálisis verdaderamente despiadado iría por ahí), el descubrimiento de los conflictos del alma de los que nacen todas esas enfermedades. Te distraen; lo mismo que te distraen con la compra y la venta de cosas que ya no son cosas porque son productos de venta del Capital, te distraen con las enfermedades, y es una distracción tremebunda. Los medios están llenos de eso, y las conversaciones familiares están a veces más llenas todavía de enfermedad, y se habla con los términos más o menos médicos, es decir, que está sirviendo para proteger de otros descubrimientos y sirviendo para mantener la fe en lo que está mandado, esa fe en la que todo nace de la promesa del futuro, la muerte real, que es la que nunca está aquí, la que nunca está aquí; para cada uno es futura, más o menos inminente, y cuando de uno se dice que se cumple, ése ya no está, él ya no está, él ya pertenece al pasado, se ha dado el trance ese de trasformación de lo futuro en lo pasado de que antes hablábamos. Bueno, más, más cosas que tiene que haber, supongo.
-Se me ocurría comparar la producción de información de que hablabas antes con la producción de historia, si puede tener alguna relación lo uno con lo otro.
A.-No, no es comparar: es que la historia forma parte, la historia forma parte, y creo que cuando lo espuse lo dije bastante claro. La historia forma parte de la información, de la información en general. Es decir, como tantas veces hemos dicho, ahora puede que nos queden, ahora que no es ningún tiempo, que nos queden recuerdos ahora, recuerdos que estén vivos ahora, pero la historia se encarga de convertirlos en una información bien medida, bien contada, con sus años, sus siglos, sus eras y todo eso, de manera que cumple todas las funciones de la información, mortíferas. ¿Qué más?
-Bueno, yo quería sacar una cosa que se me está ocurriendo y la voy a soltar Y es que, cuando caen los átomos de Epicuro, y como no son perfectos se desvían y chocan, y has hablado de relación y de amor, que me preguntaba yo también si esa misma relación y amor no podría ser, dar también incomodidad, odio, o sea...
A.-Ah, sí sí, por supuesto: la interacción, a la que he llamado amor, pues puede muchas veces ser un amor desastroso, para uno o para dos de los contendientes; no está calificada así como así. Lo de los átomos, lo esencial en este problema nunca resuelto, que yo os lo saqué para que viérais la posibilidad de que, partiendo de esa manera tan ingenua de la teoría atómica, se vea cómo hay en lo que se suele llamarse “peso”, “masa inercial”, algo que se debe a la interacción, que tiene que ver con la interacción, y luego hay que suponer (y ahí está el secreto de la Gravitación Universal) algo que no, sino que está dado por la propia necesidad del átomo de ser el que es, de seguir siendo el que es, lo cual nunca puede ser porque la realidad se está derrumbando contínuamente, pero eso no quita para que cada uno de los entes tenga una necesidad de ser el que es, mantener su identidad. Esto es todavía muy vago, lo digo como una especie de tentáculos atrevidos hacia el problema de la Gravitación Universal, pero no tenéis porqué hacerme demasiado caso. Bueno, tampoco en lo demás tenéis que hacerme ningún caso, pero vamos, en fin. Bueno, más, por favor!
-Que has estado hablando antes con respecto a lo que se interpreta por vida -¿no?-, que...
A.-Se vende, sobre todo, por vida
-...que es el pasado y el futuro; en síntesis, información. Pero de vez en cuando también se tienen recuerdos ahora, o sea, en algo que no es ni pasado ni futuro, y bueno, pues lo has vivido o bueno sentimos que lo hemos vivido, que hemos tenido ese recuerdo vivo. Pero es que ese recuerdo vivo también se pasa, es decir, seguimos... eso se pierde. Y esos recuerdos vivos que se tienen en ese momento, ¿eso quiere decir que se ha vivido en el ahora o ...
-Sí
-...de la realidad pero eso ya no forma parte de tu vida? ¿o forma parte de tu vida como una información que te queda ahí de recuerdo (que yo una vez tuve un recuerdo-¿no?), o cómo es eso?
A.-Ahora no forma parte de la vida, ahora nos saca de la vida, de la realidad; sin embargo como acabo de decir antes, ahora, efectivamente, puede estar recordando ahora, pero con un recuerdo que es ahora, mientras estoy recordando. Lo podéis mejor imaginar pensando en los ahoras en un sueño, que es una cosa de lo más absurdo que uno puede pensar. Lo mismo que en un recuerdo que pueda producírsenos en la realidad corriente, un ahora en un sueño, si pudiera alguien concebir un ahora en un sueño, pues sería el ahora en que se está soñando aquello que se esté soñando. Y efectivamente eso se desvanece istantáneamente, no forma parte de la realidad. Por eso, como tú misma has dicho, no se puede distinguir en algo que ahora me esté pasando si es que lo estoy imaginando, deseando o recordando; simplemente sé que es algo que anda por ahí, que de alguna manera tiene que ver conmigo, que ahora mismo me viene, o que ahora mismo en el sueño me viene, pero que no es parte de la vida. No se disipa, como nada se disipa tranquilamente: se convierte en algo sabido. Ése es el ejemplo que nos da la recordación, la anamnesis de un sueño. Evidentemente, no se ha disipado, no se ha disipado del todo, aquello istantáneo; pero se ha convertido en algo que se puede contar, que se puede escribir, y que por tanto ya forma parte de la realidad. Así es como los restos de memoria viva que tenemos, normalmente se van matando, van quedando convertidos en historia, en información.
-Bueno, quería decir algo que me ha pasado cuando venía aquí: yo venía caminando, y para pasar a la calle peatonal pensaba que, para cruzarla, tendría que meterme en una estación del metro y salir por la otra, como hago siempre que vengo desde Barquillo para acá, pero la calle estaba llena de gente y no había ningún coche; entonces yo, de pronto, me encontré con eso y como que me quedé... en ese istante me dio una felicidad y una sensación de poder (¡que les hemos podido a los coches: no es posible!), y fue algo como que todo mi cuerpo vibró. Todavía cuando lo recuerdo, ahora tenía frío y de pronto tengo calor. Y estaba viviendo este algo...
A.-Bueno, me alegro. Me alegro de la alegría que te viniera en ese momento. La verdad es que alguien malintencionado aquí mismo te diría: entonces tienes que darle gracias de esa pretendida victoria y de esa liberación de los autos, tienes que darle gracias a la Autoridad, al Ayuntamiento, que es lo que ha suspendido el tráfico con motivo a lo mejor de la Cabalgata de los Reyes, lo cual ya condenaría tu alegría a una tristeza de lo más profundo. Alguien te lo diría, porque evidentemente eso no se ha producido por ninguna rebelión popular sino por una decisión del Ayuntamiento.
-Pero me lo diría...
A.-Tienes que darle gracias, no por supuesto al Ayuntamiento...
-...si nunca hubiera tenido esa esperiencia, pero si la había tenido ese alguien, no me podría decir eso, porque era algo como un flas...
A.-Sí te lo diría; a continuación sí, te lo podría decir.
-Pero yo le diría: pobrecito de tí, que no sabes lo que es
A.-...sí sí: te lo podría decir. No importa que la esperiencia fuera muy viva y que la recuerdes como muy viva, no importa. Alguien después te podría decir eso; además te lo diría casi inevitablemente.
-Claro, pero ¡qué más da!, ¡qué más da lo que digan los demás! Los demás siempre están en la realidad o casi siempre.
-Y en cierto modo para librarse de esa molesta interpretación hay que decir que sí, que tienes que darle gracias al Ayuntamiento, que se equivoca, que no toma siempre disposiciones mortíferas. Es en ese sentido como de vez en cuando le podemos dar gracias a la autoridad. Naturalmente basta con que no siempre dicten disposiciones mortíferas, basta con que se descuiden y puedan dar ocasión a que María tenga una esperiencia maravillosa: ya con eso tenemos que darles gracias, no a ellos, pero sí a su siempre posible desviación o torcimiento, gracias a ello. ¿Qué más?
-La automatización de la información o la informática, pues condiciona bastante la forma de fabricar o de cualquier proceso que se realice. Condiciona, pero bueno, en algunas cosas sí puede mejorar, pero no va a la vez... pues lo que antes se hacía de forma manual a lo que se hace de forma automática, pues cada vez son procesos más automatizados. Y yo le veo una relación con las leyes que se dictan a veces, que también están como muy limitadas, como muy impuestas... como si la información estuviera... como cuando vas a sacar un billete de tren y te dicen...
A.-Eso es propio de las leyes. Desde luego, el progreso al que te refieres de la intervención de la informática cada vez más en los procesos de fabricación y de uso, eso es notable porque tiene que ver con lo que hemos dicho. Se supone que las técnicas informáticas están alimentadas por una visión de la realidad, que justamente trata de encontrar su triunfo, que es la Fe, justamente por medio de esas aplicaciones técnicas, por medio del éxito de las aplicaciones técnicas. Sí.
-Yo quería preguntar que entonces, según he entendido yo, digamos, el ahora estaría fuera de...
A.-El ahora no es ahora.
-Vale. No, pero venga, para decir la pregunta ¿no?
A.-Trata de decirlo sin decir “el ahora”.
-Vale. El pasado y el futuro formarían parte de los parámetros espacio-tiempo ¿no?; y por esto, cuando lo relacionamos con la Física Cuántica, que, creo que ha demostrado que espacio-tiempo como tal, como lo entendemos, no existe...
A.-No eso no lo dicen ellos así, no. Ellos descubren contradicciones y paradojas como las que hoy he sacado, pero no llegan a declaraciones como lo de... pueden llegar a discusiones acerca de si el tiempo hay que atribuírselo al observador, es decir, que depende únicamente de las almas de los observadores (eso no es no existir: es existir de otra manera), o si sigue teniendo un fundamento pretendidamente físico (para los físicos que no han llegado a asomarse a eso de que la Física sea información, etc). Eso puede decirse, pero no importa: sigue.
-No, entonces no... Si eso era así, entonces quería preguntar que si el ahora quizás podría entrar, podría existir, digamos, donde están llegando los físicos, en ese lugar...
A.-Sí sí: el ahora existe, pero el ahora no es ahora: el ahora existe, es lo que llaman el presente, tonterías por el estilo; eso forma parte de la realidad, pero eso es el ahora; pero el ahora no es ahora.
-No, claro: no es ahora, porque es pasados y futuros dentro de la realidad.
A.-No, no: no es ahora porque ahora no hay manera de que lo coja nadie, ni lo nombre, ni le ponga un artículo. Si se lo pones, el ahora ya es una cosa, el ahora es una cosa corriente como las demás. No tiene nada que ver. Una vez más recuerdo que esto es lo mismo que se da con yo-conmigo-a mí y el Yo: el yo no soy yo; el yo, naturalmente, y mi yo y tu yo, son reales, son el alma, lo que he llamado el alma; pero yo, no; yo, tú, a mí, no. Lo mismo con ahora. Más! Sí.
-Yo quería otra vez volver a esto de lo de los átomos: están entonces los que chocan, y se da el amor o el accidente o lo que sea, y luego, alguno habrá que no, alguno habrá que caiga y que nada, que eso es inconcebible.
A.-No, no puede ser. Dado que en la teoría de Epicuro el espacio, o sea, el vacío (que es lo único que hay aparte de los átomos, no hay más: el ser positivo y el negativo), es sin fin, ya comprendes que disponiendo de un tiempo sin fin y de un espacio sin fin, cualquier átomo tiene que venir a chocar más tarde o más temprano: no hay manera de escluírlo.
-Entonces con esto que has empezado hablándonos de que este régimen tarde o temprano se tendrá que ir al traste, la cosa es ¿bien porque muera envenenado por su propio veneno, de lo malo que es, y entonces eso sea lo que le haga caer? ¿o cabe alguna otra cosa ahí en esto? El por qué se tiene que fulminar..., que caerá porque no se sostiene, (vamos, ahora mismo, cualquiera ve que no se sostiene bien, que está todo bastante hueco, como un gigante con pies de barro), pero que si... Para mí la cuestión es ésa: si ese derrumbe del que has hablado vendrá porque, efectivamente, el mal que tiene en sí, el daño que hace, la desgracia que se manifiesta por todos los lados, vendrá a dar en que se lo comerá todo la enfermedad y la muerte y el futuro, o si lo decías por otra cosa lo del derrumbe.
A.-Sí, creo que entiendo bien lo que dices. Evidentemente, la observación, la sensación inmediata de la Realidad, nos dice que el mundo, el régimen, da señales de derrumbe, y además, lo que el otro día volvíamos a recordar: en el progreso tiene que conseguirse que cada cambio para seguir igual haga que aquello, la nueva ley, el nuevo edificio, el nuevo chisme, tenga que cumplir aquellas condiciones que decíamos: que no sirva para nada bueno, que mueva mucho capital y que sea más feo que el anterior. Son las condiciones que observábamos y que efectivamente parece que el Progreso cumple indefectiblemente. Así que bien podría pensarse que es por sus propios conflictos, contradicciones, cada vez peor llevados, cada vez más manifiestos, como está condenado al derrumbamiento; pero eso me recuerda que aquellos viejos del régimen anterior, de la dictadura, pensaban más o menos lo mismo: estaba la economía en los años del dictador tan desastrosa, todo iba tan mal, que no podía menos de derrumbarse. Y no, no: no se derrumbó, porque empezaron a entrar tecnócratas de la nueva ola, lo hicieron durar y, claro, ya no era la dictadura pero seguía durando aquello y todo eso. De manera que no podemos decirlo así también: el decirlo así implica que nosotros a nuestra vez estamos creyendo demasiado en causas; y las causas (como otro día volveremos a ver, porque hoy ya es muy tarde), las causas, desde luego, son, como las leyes mismas en general, son un invento que está impuesto como ideal, como verdad, pero que no hay tal verdad dentro de la Realidad.
No: lo que yo dije antes es que el Sistema se derrumbará como cualesquiera cosas, conjuntos de cosas o estructuras reales: todas se derrumban. De manera que hay una motivación tan profunda que ya no se puede llamar causa. De manera que ¿los procedimientos por los que este régimen se derrumbe?: pueden ser muy curiosos para algún historiador futuro que quiera estudiarlos, pero no son lo fundamental. El Régimen se va a derrumbar de todas las maneras, sean cualesquiera cambios y los trucos y lo mal o lo bien que lo lleven; como cualesquiera cosas, conjuntos reales de cosas, estructuras reales, como cualquier forma de realidad, está condenado a derrumbarse. No podéis escluíros eh?- del dilema en que os he puesto a partir de ahí: o a uno le interesa sólo aquello que pueda abarcarse dentro de la realidad, y entonces aquí no tiene nada que hacer, o no, o puede sentirse animado a eso de rebelarse contra la mentira sin para qué ninguno, porque es mentira, sin más.
-Parece que sí, que según lo que estamos oyendo durante muchos días, muchas semanas aquí, todas las cosas acaban cayendo, derrumbándose y tal; pero ¿y el ideal?; el ideal que sostiene todo esto, ¿ése quién lo hace caer? ¿de qué manera cae? o ¿cuándo cae?
-Cuando eso cayera, querría decir que efectivamente el pueblo había llegado a su liberación, porque en efecto eso mismo habría hecho caer a cualesquiera realidades, no la de este régimen, que puede cambiarse por otro, sino cualesquiera realidades y, naturalmente, al caer las realidades, los ideales que las imponen como verdad se habrían desmentido del todo y el pueblo, las cosas, serían libres. Esto naturalmente no puede ser ni siquiera una imaginación o fantasía. Incluso el tenerlo que enunciar así tiene sus peligros. Hay que volver más, de manera que, sea para lo que sea, acabe como acabe, hay algo en uno que, sin más razones, no consiente que le cuenten mentiras y no consiente que las mentiras se impongan así. Bueno, se ha hecho muy tarde, me parece; de manera que os dejamos por hoy y, si el señor nos deja, dentro de 7 días volveremos a ello.
Esto se puede decir así en general, y no debéis equivocaros pensando que esto se refiere a un saber humano, a una información humana, como la que os venden todos los días, sino que es así en general, para la Realidad sin más: la realidad de las cosas, de nosotros como cosas, en cuanto formando parte de la realidad, no es más que información.
No hace falta pasar, yo creo, al campo político para hacer palpable lo que estoy diciendo, porque tenéis un testimonio constante de en qué consiste la Realidad, y que consiste en lo que la televisión, los periódicos, os dicen, es decir, que consiste en su información, y os está mandado que creáis que es verdad. Está mandado que creáis que es verdad, y desde luego es evidente que esa verdad no consiste más que en lo que os cuentan los medios, los padres que tienen una esperiencia más larga a sus hijos, cualesquiera otros entendidos acerca de existencia, de vidas, de realidad… En eso consiste. O si no, decidme dentro de un momento en qué otra cosa, en qué otra cosa consiste más que en eso la realidad, en la que estáis metidos, en la que falsamente vivís, en la que existís, como yo, en la que se os hace creer: Información. No en vano esto de la Información ha venido a ser la industria principal, la producción principal del Estado, del Capital en su desarrollo. No hay ninguna otra que le se pueda comparar ni aspirar a ello. La industria de la información por cualesquiera medios, desde la Ciencia a la Televisión diaria y cualquier otro sitio, es la producción más importante, la que en cierto modo se traga todas las demás, con la que podéis contar en este mundo.
Así son las cosas; pero, como tantas veces nos encontramos, así son las cosas, pero no son del todo así, porque “todo” en la Realidad no hay, la Realidad misma no es todo lo que hay, y no cabe más que por mentira, por imposición de mentira, la pretensión de “todo” en nada real, ninguna cosa, ningún conjunto de cosas, ningún mundo, ningún tipo de mundo, ni “nada” tampoco, ni la reducción tampoco a nada: ésos son puros ideales, impuestos desde arriba, pero, naturalmente, impuestos a la fuerza, para que os lo creáis y, por tanto, nunca del todo, nunca del todo. Y así como hemos visto que incluso en el progreso de la Ciencia, en el progreso de la Física, no pueden menos de asomar atisbos de este descubrimiento elemental, de que la Realidad es Información, así nos aprovechamos aquí. Tengo que recordároslo: la Ciencia, la Física a la cabeza, está al servicio del Poder, al servicio del Capital, al servicio del Estado, que así la promocionan, que así la pagan, pero al mismo tiempo la investigación, la pasión del descubrimiento, nunca acaba de quedar del todo domesticada, y así es como tiene sentido que aquí utilicemos de vez en cuando algunos de estos atisbos que nos llegan a través de los físicos. Aquí tenía, por ejemplo, uno de los muchos que Caramés me ha hecho llegar, una de las entradas en la Red de un señor Giacomo Mauro D’Adriano (para los que quieran interesarse por esto, porque yo no me voy a detener mucho) que se llama algo así como “La Física como procesamiento de los cuantos informativos o de la información cuántica” (es italiano pero está en inglés la entrada ésta): pues allí esplica (no puedo más que mencionarlo, sabiendo que no lo vais a entender –yo tampoco lo entiendo mucho, pero así, dicho de rápido, vosotros menos todavía) cómo las cosas que contaban en la Física más desarrollada, es decir, cosas como los Campos de la Relatividad, y también su aparición en la Mecánica Cuántica, como Campos cuánticos, se deducen -ellos dicen “emergen”: se dice mucho- emergen a partir simplemente de la Información Cuántica; de manera que cosas que todavía en la Física relativista o en la Cuántica parecían seguir siendo cosas reconocibles como tales emergen justamente de algo que ya es puramente información o cálculo: emergen por vía matemática sin necesidad de que haya ningún proceso de trasformación real.
Así por ejemplo, en esto que os cito al paso, o llegando incluso al gran problema, que es el de la Gravitación Universal, el no resuelto, el gran problema no resuelto, en el que también este señor D’Adriano trata de meterse un poco, por lo que deduzco (tal vez un poco demasiado atrevidamente), la noción misma de ‘masa’, masa de un cuerpo, de un corpúsculo, que es lo que creeríais que está más cerca de no ser puramente informativo sino de ser algo con lo que se puede uno tropezar, la masa misma, efectivamente, parece “emerger”, parece ser una emergencia a partir del propio cálculo informativo, de la cuantificación cuántica de los quanta informáticos de esta teoría. Emerger quiere decir que, dadas las ecuaciones y las formulaciones en Cuántica, se pueden deducir por vía matemática, se puede deducir la masa por ejemplo. Y claro, como esto enseguida a cualquiera le suena que literalmente no puede ser así, pues conviene ver cómo es que entonces la noción misma de ‘masa’ se ve puesta en tela de juicio. Y para no entreteneros con cosas que vais a entender a lo mejor peor que yo todavía, tengo que venir ahora a decir: habría que partir de que eso del peso, del caer, que parece ser lo propio de la Realidad (estamos, decimos de nosotros mismos como cosas que estamos continuamente cayéndonos, hundiéndonos en lo que no se sabe, deshaciéndonos; y esto puede valer igual para nosotros que para las otras cosas y para los fotones o los electrones), el peso, el caer, tiene que dividirse, porque hay una parte del peso que tiene que ver con la masa inercial, que tiene que ver a su vez con eso que hemos venido estos días llamando a veces “amor”, en todo caso la “interacción” entre las cosas ¿Recordáis cómo era? ¿recordáis como era? A lo mejor no. Lo recuerdo en un momento. Una de las cosas que descubríamos es que esto de hablar no es nada propio del hombre, no es nada nuestro, no es ninguna posesión peculiar, que las cosas hablan, cualesquiera cosas (naturalmente, cada una en su idioma). Ahí estáis tocando el límite entre masa, cosa, y hablar, es decir, información. Las cosas hablan, y una parte de ese habla es lo que os digo rápidamente que consiste en la interacción, en el amor, en que las cosas, por el mero hecho de no ser una y andar por ahí, aunque no estén definidas todavía, no pueden menos de actuar las unas sobre las otras; están, están las cosas y nosotros como cosas, en una perpetua interacción; y entonces, una parte del peso, del movimiento, de la caída, tiene que consistir en eso, pero hay otra parte en que no, hay otra parte en que la masa consistiría en la propia identidad de la cosa, del corpúsculo, aunque fuera subatómico, la propia identidad de él consigo mismo, de él consigo mismo.
Los que me habéis acompañado podéis tal vez tener una intimación muy vulgar de todo esto recordando nuestra primera Física Atómica, la de Epicuro y Lucrecio, en la cual los átomos, los indivisibles invisibles, no pueden de por sí hacer más cosa que caer y, gracias a que esa caída nunca es del todo perfecta, siempre hay una desviación, chocar los unos con los otros, la interacción. Bueno, ahi tenéis por tanto más o menos un vislumbre de lo que os estoy diciendo: una parte del movimiento de los átomos consiste en el choque de los unos con los otros, está determinado por ese choque, y dando lugar a una red interminable de choques y entrechoques; pero luego además está el peso inherente al ser, el hecho ése del que se parte de que los átomos no pueden hacer más que, por sí, no pueden hacer más que caer, en perfecta vertical salvo esa desviación que dé lugar a los choques. Pues eso es lo que os estaba diciendo de una manera más astracta: para atacar el problema de la Gravitación Universal, no resuelto, la noción misma no ya de ‘masa’ sino de ‘peso’ tendría que escindirse entre aquello que se debe a la interacción y aquello que es inherente al ser del corpúsculo o cosa misma que se estudia.
Bueno, yo creo que de esto basta, me parece, por vuestras caras en general; y en todo caso, los que quieran penetrar más en esto pueden acudir a este trabajo del señor D’Adriano o cualquier otro, y además, después, en cuanto os deje la palabra suelta por ahi, pues podéis preguntarme por lo menos por lo más elemental, que es en lo que yo puedo entender algo. Pero lo que quería era pasar de ahí, partiendo de ahí, venir nuevamente a la cuestión de qué es lo que estamos haciendo aquí, en esta tertulia, y cómo es que esta tertulia se llama política. Esto me estaba pareciendo estos días que requería nuevamente una gran aclaración y, por tanto, a eso es a lo que paso.
Hay que entender que aquí no estamos para ningún fin, no estamos para conseguir nada. Lo hemos repetido muchas veces, pero yo creo que nunca acabará de entenderse lo bastante bien. Aquí no estamos pára, no estamos pára: no estamos para alcanzar un fin, por ejemplo para “pasar a la acción”, a la acción de lo que se pretende real y no informativo, la de las bombas y cosas así, ni para llegar a conclusiones, es decir, quedarnos tranquilos con una nueva teoría, una nueva filosofía que nos deje tranquilos, ni para ningún otro fin. No sólo para ningún otro fin público o político, sino también para ningún fin privado de cada uno de nosotros. Eso es lo que importa: tampoco venimos para conseguir nada que a ninguno de vosotros pueda importarle, como una educación, una habilidad para habérselas con el mundo, acrecentada; no, tampoco: tampoco para eso. En esta falta de para qué es importante incidir. Si no fuera así, estaríamos ya en el campo de la política realista real, en la cual lo que domina justamente es el fin, el Futuro. El futuro es de ellos por tanto -decimos más de una vez-, el futuro es de ellos, es de los que mandan, es del Poder, el futuro es del Capital, el futuro es del Estado, y por tanto, en una tertulia que pretende dejar ver cómo algo del pueblo que no existe habla algo en contra de ello, ese arma no puede utilizarse: ese arma del futuro es del enemigo, y por tanto esto no puede tener ningún futuro, es decir: desde el planteamiento mismo de que se trate de una política de abajo contra la imposición de los ideales desde arriba; eso mismo escluye cualquier forma de futuro.
El Sistema, por ejemplo este Estado del Bienestar, el Sistema, el Orden, se derrumbará, se derrumbará alguna vez. Se derrumbará como se están contínuamente hundiendo todas las demás cosas, de manera que este Sistema, este Estado del Bienestar, se derrumbará, se va a derrumbar alguna vez. Esto está en contra de la ilusión necesaria del Estado y del Capital, porque ellos tienen que actuar como si fueran a seguir siempre, igual, cambiando para seguir igual; ésta es la ilusión, eh?: si no, no habría ni Capital ni Estado que pervivieran. De manera que está muy en contra esta declaración sencilla, inevitable: en la Realidad cualquier cosa se derrumba, cualquier conjunto de cosas se derrumba; por tanto, este régimen que nos aprieta tanto, que nos engaña tanto, en el que se os hace existir bajo nombre de vida, en el que se os vende todo lo que el Capital quiera que se os venda, se derrumbará. Yo no lo voy a ver; ni los más jóvenes de vosotros tampoco, seguramente. No lo vamos a ver. No lo vamos a ver, y es peor todavía; es peor todavía, porque también no ya este régimen, sino la historia misma humana en general, desde el comienzo de la escritura, también ésa se va a deshacer, también ésa se va a hacer añicos, y no van a quedar ni archivos ni registros que den cuenta de ella, por más que se esté haciendo por conservarla; pero ahí no va a haber ni nosotros ni hombre ninguno para verlo; ningún hombre va a ver eso: sería contradictorio pensar en un hombre que ve derrumbarse la historia, en un hombre que ve terminar la historia; es una estupidez que apenas hace falta ni mencionar al paso. Entonces, cada uno de vosotros, yo mismo, no puede menos de tener que elegir: o lo que me importa es aquello que a mí puede afectarme, que yo puedo ver, que yo puedo comprender, concebir, y entonces lo que estamos haciendo aquí no me importa para nada, puesto que no voy a ver el derrumbamiento del Régimen, ni el desquicie de la Historia ni ningún verdadero revesamiento de esta ley que rige toda la Realidad... y lo mismo cualquiera de vosotros: si sois realistas, pues no os quedará más remedio que preocuparos de cosas que están al alcance de vuestro breve tiempo, de vuestro limitado entendimiento o visión, y desentenderse de todo lo demás. Claro que entonces vais a hacer lo que han hecho todos los revolucionarios realistas, es decir: tener un futuro, usar las armas del enemigo y, por tanto, acabar sirviendo para el cambio para que todo siga igual, para que después de una revolución o unas cuantas todo siga lo mismo, pero bueno, eso, por allá vosotros. Ésa es la elección que os cabe, y es irremediable. Aquí lo que se está haciendo es hablando ahora (ahora, ahora que no es ningún tiempo, que está fuera de la Realidad) contra las mentiras que el Poder necesita para sostenerse, lo de la Información, que decíamos al principio; nos dedicamos a hablar contra eso cogiéndolo desde todos los costados que podemos cogerlo, utilizando eso, hasta las investigaciones de los físicos, o utilizando cualquier suceso cotidiano del que los medios os den cuenta, siempre malamente, pero siempre hablando contra las mentiras. Esto, como no va a servir, dentro de lo que a mí se me alcanza, para nada, quiere decir que se supone que hay algo en nosotros, no nosotros en cuanto personas, porque uno como persona es súbdito del Capital, es un cliente del Capital, un súbdito de cualquier Estado, pero algo en nosotros que, sin más, sin ningún futuro, se rebela contra la mentira. Así de sencillo: hay algo en nosotros que se rebela contra la mentira a sabiendas de que no le van a pagar nada por ello, que es en lo que estoy insistiendo todo el tiempo, a sabiendas de que no va a encontrar una verdad que sustituya a la mentira, que siente tal vez que su función es, su verdad, es decir No a las verdades que le imponen, y que no hay otra.
Pues vosotros veréis. Por eso es por lo que, naturalmente, esta rebelión, este hacer del hablar que aquí nos traemos, no puede provenir de la persona de uno de ninguna manera, no puede provenir de su alma, del alma o personalidad de uno, sino de algo que hay a pesar de todo en nosotros, gracias a que no estamos del todo bien hechos y cerrados, y que no mira a ningún futuro, pero no aguanta las mentiras mientras puede todavía hablar y decirles No. Así de simple es la cuestión, salvo lo que vosotros veáis, lo que vosotros me hagáis sentir también. De momento se trata de eso: una parte de nosotros, la parte de arriba, “el alma” digamos, con ese término anticuado (la persona, la personalidad, o “el yo” sobre todo, con ese artículo mortífero que a mí se me pone cuando se habla de “el yo” y de “mi yo”, puede comprenderse tranquilamente en este término anticuado: el alma), el alma es, de por sí, obediente, contentadiza, le han enseñado un límite, que es el Futuro (“te vas a morir mañana”), ha aceptado, el alma ha aceptado esto, es parte de la fe -¿no?-, es parte de la fe esto, “te vas a morir mañana”, y de ahí se desprende todo lo demás, y por tanto no es de ahí de donde se puede esperar que venga nada contra el Orden, contra la mentira. Lo que pasa es que el alma, al alma le pasa... como le decía aquel maestro de obras que una vez le estaba haciendo a Isabel una casa (lo decía del agua): el alma también tiene el jocico muy fino (lo decía él del agua y de los males que hacía). El alma tiene el hocico muy fino, es decir, que naturalmente se va colando por todo el resto, y puede llegar a hacer las cosas más corporales que podáis imaginar, tanto en el plano de la enfermedad como en cualquier otro plano: de eso tenéis todos esperiencia. Lo que suele llamarse “enfermedades” es tal vez el ejemplo más claro de cómo el alma tiene un hocico muy fino y se cala hasta lo más hondo. Cualquiera de las contradicciones y aflicciones que son propias del alma de uno (porque no puede menos de tenerla, puesto que se nos hace vivir en la mentira, y viviendo en la mentira no se puede tener más que eso), cualquiera de esas aflicciones, contradicciones y conflictos del alma, se puede colar al hígado, a los riñones, a la punta de los pies y a cualquier sitio, y producir los efectos que todo el mundo conoce y que la medicina trata de curar (siempre mal, porque la toma por el medio, la toma cuando ya el alma se ha colado y ha hecho su mal, y por tanto ya en general es siempre muy tarde, muy tarde: no se parte de intentar matar la muerte, que estaba arriba) pero así es, y yo creo que podéis, sin necesidad de sacar más ejemplos, partir de éste de la enfermedad para entender lo que aquí se está diciendo.
De manera que el alma es obediente, y carga por tanto con todos los conflictos que una mentira trae consigo, se los traga, los compone, mal que bien, con unas cuantas ideas que se hace para ir tirando hasta que llega el cumplimiento de la promesa, la muerte, de la que nacía todo -¿no?. No es de ahí. Y del cuerpo sólo puede partir algo de esta repugnancia contra la mentira, esta rebelión contra la mentira que la Realidad nos impone, cuando no está del todo enfermo. Si está penetrado, como he mostrado, por el alma, que lo penetra todo, tampoco del cuerpo puede venir nada nuevo. De manera que nuestra única confianza, lo que aquí nos mueve, es que el proceso ése de imposición de la mentira, de los ideales, de las verdades, sobre la Realidad, no está terminado nunca, ni en general, ni en cada una de las cosas, ni en cada uno de nosotros: no está terminado nunca; nunca se acaba de estar perfectamente enfermo, obediente, sumiso, creyente; nunca se consigue del todo. Esto ya lo hemos recordado varias veces, está demostrado: por los medios tienen que predicaros la Realidad todos los días; ¿por qué? ¿por qué tienen que desarrollar cada vez más Televisión y más cosas por el estilo para contaros cada día cómo es la Realidad, la futura y la pasada, da lo mismo, toda? Pues porque no están del todo nunca seguros de que la Fe se ha cumplido y de que os lo creéis de verdad del todo. De manera que esta misma necesidad de la renovación de la información os da el testimonio más inmediato que puede ayudar en esta confianza de que nada está hecho del todo, nunca, que siempre quedan residuos, y es de eso, de lo que nos queda de (no lo llamaré ya “cuerpo” que es como lo llama el alma), lo que nos queda de cosa, no del todo sometida, más o menos desconocida, es de ahí de donde puede venir esta rebelión y este juego que aquí nos traemos de decir ahora No a las mentiras que nos están diciendo Sí. Sólo de ahí. De manera que, si tiráis por este camino, si tiráis por el mal camino, dad gracias de que no estáis bien hechos del todo. Bueno, con esto me voy a callar. Hay bastante para que hayan surgido, supongo, muchas protestas o curiosidades o lo que sea, que permitan que os oiga hablar un poco de cualquiera de las cosas que he ido sacando.
-¿Hay alguna posibilidad de que la crítica de la Realidad que hace la Ciencia actual, como discurso nuevo, sin precedentes -¿no?-, atente o desenmascare la mentira del Sistema?
A. –Sí; por eso es por lo que aquí, con ayuda de Caramés, no hago más que usar entradas en la Red, más que libros, más que libros y más que artículos en la prensa seria, pero entradas en la red, muchas; es decir: que lo que estamos aprovechando aquí justamente es justamente que tampoco la formación de un físico tiene por qué estar acabada y haber caído en la creencia; la pasión de la investigación puede acarrear cosas de ésas. Tú tienes alguna esperiencia de esto -¿no?-, tú mismo directamente tienes alguna esperiencia de cómo esto puede ser así, ¿no?
-Sobre todo a través del Principio de Incertidumbre, que realmente es una duda existencial de la Realidad que está en el corazón mismo del discurso matemático
A.-Lo que pasa es que es una herida que, desde luego, los físicos y matemáticos de derechas lo que hacen es tratar de curarla enseguida; y por tanto tiene que volverse la duda a presentar. El principio de incertidumbre ya tiene que estarse renovando con cosas como éstas de las que os he traído hoy, como lo que hemos traído otras veces de el descubrimiento de que al corpúsculo subatómico, al átomo verdadero último, hay que colocarlo en el mismo plano que el observador y por tanto atribuírle cosas como un libre albedrío y cosas así; nuevos descubrimientos de los físicos, pero que atestiguan lo que digo: que aunque los medios y la vulgarización trate de haceros creer que la Iglesia ha llegado a una Doctrina, las propias manifestaciones de muchos de los que se lanzan a esa investigación demuestran que no es así. Bueno, más, por favor! Sí
-Una pregunta, por favor: antes has mencionado a Giacomo D´Adriano, pero no me ha dado tiempo a coger su primer apellido: ¿me lo puedes decir?
A.-No, no: él tiene... creo que son dos nombres, se llama Giacomo Mauro, pero el apellido debe de ser D’Adriano. Es uno de los múltiples que Caramés me ha traído. bueno, me he detenido en él...
C.-Sobre esta cuestión es que no me acordé de decírtelo: en realidad encontré como diez días antes que había sacado otro que se titulaba directamente “La Física como información”, mucho más largo, y después sacó el más corto que creo se titula “La Física como procesamiento de la Información Cuántica”, algo así, pero éste es más corto.
A.-Más atrevido, sí.
C.-Yo lo he visto por encima, y trata un poco de las mismas cuestiones pero no lo he leído, así que no te puedo decir. No sé si se llama D’Adriano, D’Asiano...
A. -Creo que es D’Adriano, creo que no me equivoco.
C.-¿Con D? Sí, es posible.
A.-Bueno más, venga, por favor!
-Yo venía esta tarde a hablar del gato de Schrödinger, que parece ser que es un gato que está dentro de una caja, hay una espita que libera un gas tóxico, y como la caja está cerrada, no se sabe si el gato está muerto o está vivo. Parece que esto plantea una paradoja a la Física Clásica, imposible de resolver. Pero me interesa más, si me permites, y sin querer cambiar el tema, el tema de la enfermedad, el cómo el Poder utiliza la enfermedad para acojonar a todo el pueblo, para introducir la Muerte como una amenaza (la amenaza de muerte es lo peor) y precisamente hoy ha fallecido mi madre, y bueno, pues da mucho que pensar. Yo te quería agradecer todo lo que nos has enseñado. De todo lo que nos has enseñado, yo creo que he aprendido muy poco, porque no consigo asimilarlo, pero, investigando un poco sobre los nombres de la Muerte, y como tú eres el mejor etimólogo que conozco y seguramente que el mejor de toda la historia, porque “el que yo conozco” no es mucho decir, entonces te quería preguntar: esta frasecita que ponen al final de un historial médico, que dice exitus letalis, cuando investigas sobre la palabra ‘exitus’ parece ser que significa ‘salida’ y ‘letalis’ pues ‘salida por muerte’. De momento y hasta hoy la muerte, aunque sea tan temida y tan odiada, pues es la única solución conocida a todo tipo de enfermedades; entonces, quería saber, ya para concretar, y siendo este el tema sobre todo, que me parece que es utilizada la enfermedad y la muerte como una amenaza para someter a la gente, si exitum tiene que ver algo con ‘éxito’, que tanto nos gusta a todos el éxito, si la raíz, digamos, es la misma.
A.-Exitus. Es la misma palabra, sí. El gato de Schrödinger lo hemos usado aquí. Si tienes curiosidad, a través de estas copias que ha ido haciendo Teresa y los amigos, podrás encontrarlo (alguna vez lo estuvimos usando de una manera muy pertinente). Te acompaño, te acompañamos en el sentimiento, como suele decirse; y respecto a lo del exitus, es efectivamente ‘salida’, no quiere decir más que eso. Se ve que, cuando los médicos han decidido añadir letalis, es que exitus, que ya se usaba como eufemismo (también los latinos decían obitus, otra vez con la misma raíz del verbo ‘ir’, ob-itus, con otro prefijo), valía para eso, pero, por si había equívoco, han añadido ese adjetivo letalis que ya encierra un nombre muy curioso, segundo nombre de la muerte en latín, que es letum, aparte de mors mortis.
Y lo importante: no es la simple amenaza de la muerte, es la declaración de la muerte futura lo que nos imbuye la fe, la fe en que las cosas son como está mandado que sean, sin más; y entre ellas, en el caso de la enfermedad, la cosa se vuelve flagrante: te han hecho creer en el cuerpo, en el cuerpo ya denominado por el alma, te han enseñado, los médicos han aprendido a tratar los órganos uno tras otro y todo eso; y esto, efectivamente, está hecho para proteger del descubrimiento (un sicoanálisis verdaderamente despiadado iría por ahí), el descubrimiento de los conflictos del alma de los que nacen todas esas enfermedades. Te distraen; lo mismo que te distraen con la compra y la venta de cosas que ya no son cosas porque son productos de venta del Capital, te distraen con las enfermedades, y es una distracción tremebunda. Los medios están llenos de eso, y las conversaciones familiares están a veces más llenas todavía de enfermedad, y se habla con los términos más o menos médicos, es decir, que está sirviendo para proteger de otros descubrimientos y sirviendo para mantener la fe en lo que está mandado, esa fe en la que todo nace de la promesa del futuro, la muerte real, que es la que nunca está aquí, la que nunca está aquí; para cada uno es futura, más o menos inminente, y cuando de uno se dice que se cumple, ése ya no está, él ya no está, él ya pertenece al pasado, se ha dado el trance ese de trasformación de lo futuro en lo pasado de que antes hablábamos. Bueno, más, más cosas que tiene que haber, supongo.
-Se me ocurría comparar la producción de información de que hablabas antes con la producción de historia, si puede tener alguna relación lo uno con lo otro.
A.-No, no es comparar: es que la historia forma parte, la historia forma parte, y creo que cuando lo espuse lo dije bastante claro. La historia forma parte de la información, de la información en general. Es decir, como tantas veces hemos dicho, ahora puede que nos queden, ahora que no es ningún tiempo, que nos queden recuerdos ahora, recuerdos que estén vivos ahora, pero la historia se encarga de convertirlos en una información bien medida, bien contada, con sus años, sus siglos, sus eras y todo eso, de manera que cumple todas las funciones de la información, mortíferas. ¿Qué más?
-Bueno, yo quería sacar una cosa que se me está ocurriendo y la voy a soltar Y es que, cuando caen los átomos de Epicuro, y como no son perfectos se desvían y chocan, y has hablado de relación y de amor, que me preguntaba yo también si esa misma relación y amor no podría ser, dar también incomodidad, odio, o sea...
A.-Ah, sí sí, por supuesto: la interacción, a la que he llamado amor, pues puede muchas veces ser un amor desastroso, para uno o para dos de los contendientes; no está calificada así como así. Lo de los átomos, lo esencial en este problema nunca resuelto, que yo os lo saqué para que viérais la posibilidad de que, partiendo de esa manera tan ingenua de la teoría atómica, se vea cómo hay en lo que se suele llamarse “peso”, “masa inercial”, algo que se debe a la interacción, que tiene que ver con la interacción, y luego hay que suponer (y ahí está el secreto de la Gravitación Universal) algo que no, sino que está dado por la propia necesidad del átomo de ser el que es, de seguir siendo el que es, lo cual nunca puede ser porque la realidad se está derrumbando contínuamente, pero eso no quita para que cada uno de los entes tenga una necesidad de ser el que es, mantener su identidad. Esto es todavía muy vago, lo digo como una especie de tentáculos atrevidos hacia el problema de la Gravitación Universal, pero no tenéis porqué hacerme demasiado caso. Bueno, tampoco en lo demás tenéis que hacerme ningún caso, pero vamos, en fin. Bueno, más, por favor!
-Que has estado hablando antes con respecto a lo que se interpreta por vida -¿no?-, que...
A.-Se vende, sobre todo, por vida
-...que es el pasado y el futuro; en síntesis, información. Pero de vez en cuando también se tienen recuerdos ahora, o sea, en algo que no es ni pasado ni futuro, y bueno, pues lo has vivido o bueno sentimos que lo hemos vivido, que hemos tenido ese recuerdo vivo. Pero es que ese recuerdo vivo también se pasa, es decir, seguimos... eso se pierde. Y esos recuerdos vivos que se tienen en ese momento, ¿eso quiere decir que se ha vivido en el ahora o ...
-Sí
-...de la realidad pero eso ya no forma parte de tu vida? ¿o forma parte de tu vida como una información que te queda ahí de recuerdo (que yo una vez tuve un recuerdo-¿no?), o cómo es eso?
A.-Ahora no forma parte de la vida, ahora nos saca de la vida, de la realidad; sin embargo como acabo de decir antes, ahora, efectivamente, puede estar recordando ahora, pero con un recuerdo que es ahora, mientras estoy recordando. Lo podéis mejor imaginar pensando en los ahoras en un sueño, que es una cosa de lo más absurdo que uno puede pensar. Lo mismo que en un recuerdo que pueda producírsenos en la realidad corriente, un ahora en un sueño, si pudiera alguien concebir un ahora en un sueño, pues sería el ahora en que se está soñando aquello que se esté soñando. Y efectivamente eso se desvanece istantáneamente, no forma parte de la realidad. Por eso, como tú misma has dicho, no se puede distinguir en algo que ahora me esté pasando si es que lo estoy imaginando, deseando o recordando; simplemente sé que es algo que anda por ahí, que de alguna manera tiene que ver conmigo, que ahora mismo me viene, o que ahora mismo en el sueño me viene, pero que no es parte de la vida. No se disipa, como nada se disipa tranquilamente: se convierte en algo sabido. Ése es el ejemplo que nos da la recordación, la anamnesis de un sueño. Evidentemente, no se ha disipado, no se ha disipado del todo, aquello istantáneo; pero se ha convertido en algo que se puede contar, que se puede escribir, y que por tanto ya forma parte de la realidad. Así es como los restos de memoria viva que tenemos, normalmente se van matando, van quedando convertidos en historia, en información.
-Bueno, quería decir algo que me ha pasado cuando venía aquí: yo venía caminando, y para pasar a la calle peatonal pensaba que, para cruzarla, tendría que meterme en una estación del metro y salir por la otra, como hago siempre que vengo desde Barquillo para acá, pero la calle estaba llena de gente y no había ningún coche; entonces yo, de pronto, me encontré con eso y como que me quedé... en ese istante me dio una felicidad y una sensación de poder (¡que les hemos podido a los coches: no es posible!), y fue algo como que todo mi cuerpo vibró. Todavía cuando lo recuerdo, ahora tenía frío y de pronto tengo calor. Y estaba viviendo este algo...
A.-Bueno, me alegro. Me alegro de la alegría que te viniera en ese momento. La verdad es que alguien malintencionado aquí mismo te diría: entonces tienes que darle gracias de esa pretendida victoria y de esa liberación de los autos, tienes que darle gracias a la Autoridad, al Ayuntamiento, que es lo que ha suspendido el tráfico con motivo a lo mejor de la Cabalgata de los Reyes, lo cual ya condenaría tu alegría a una tristeza de lo más profundo. Alguien te lo diría, porque evidentemente eso no se ha producido por ninguna rebelión popular sino por una decisión del Ayuntamiento.
-Pero me lo diría...
A.-Tienes que darle gracias, no por supuesto al Ayuntamiento...
-...si nunca hubiera tenido esa esperiencia, pero si la había tenido ese alguien, no me podría decir eso, porque era algo como un flas...
A.-Sí te lo diría; a continuación sí, te lo podría decir.
-Pero yo le diría: pobrecito de tí, que no sabes lo que es
A.-...sí sí: te lo podría decir. No importa que la esperiencia fuera muy viva y que la recuerdes como muy viva, no importa. Alguien después te podría decir eso; además te lo diría casi inevitablemente.
-Claro, pero ¡qué más da!, ¡qué más da lo que digan los demás! Los demás siempre están en la realidad o casi siempre.
-Y en cierto modo para librarse de esa molesta interpretación hay que decir que sí, que tienes que darle gracias al Ayuntamiento, que se equivoca, que no toma siempre disposiciones mortíferas. Es en ese sentido como de vez en cuando le podemos dar gracias a la autoridad. Naturalmente basta con que no siempre dicten disposiciones mortíferas, basta con que se descuiden y puedan dar ocasión a que María tenga una esperiencia maravillosa: ya con eso tenemos que darles gracias, no a ellos, pero sí a su siempre posible desviación o torcimiento, gracias a ello. ¿Qué más?
-La automatización de la información o la informática, pues condiciona bastante la forma de fabricar o de cualquier proceso que se realice. Condiciona, pero bueno, en algunas cosas sí puede mejorar, pero no va a la vez... pues lo que antes se hacía de forma manual a lo que se hace de forma automática, pues cada vez son procesos más automatizados. Y yo le veo una relación con las leyes que se dictan a veces, que también están como muy limitadas, como muy impuestas... como si la información estuviera... como cuando vas a sacar un billete de tren y te dicen...
A.-Eso es propio de las leyes. Desde luego, el progreso al que te refieres de la intervención de la informática cada vez más en los procesos de fabricación y de uso, eso es notable porque tiene que ver con lo que hemos dicho. Se supone que las técnicas informáticas están alimentadas por una visión de la realidad, que justamente trata de encontrar su triunfo, que es la Fe, justamente por medio de esas aplicaciones técnicas, por medio del éxito de las aplicaciones técnicas. Sí.
-Yo quería preguntar que entonces, según he entendido yo, digamos, el ahora estaría fuera de...
A.-El ahora no es ahora.
-Vale. No, pero venga, para decir la pregunta ¿no?
A.-Trata de decirlo sin decir “el ahora”.
-Vale. El pasado y el futuro formarían parte de los parámetros espacio-tiempo ¿no?; y por esto, cuando lo relacionamos con la Física Cuántica, que, creo que ha demostrado que espacio-tiempo como tal, como lo entendemos, no existe...
A.-No eso no lo dicen ellos así, no. Ellos descubren contradicciones y paradojas como las que hoy he sacado, pero no llegan a declaraciones como lo de... pueden llegar a discusiones acerca de si el tiempo hay que atribuírselo al observador, es decir, que depende únicamente de las almas de los observadores (eso no es no existir: es existir de otra manera), o si sigue teniendo un fundamento pretendidamente físico (para los físicos que no han llegado a asomarse a eso de que la Física sea información, etc). Eso puede decirse, pero no importa: sigue.
-No, entonces no... Si eso era así, entonces quería preguntar que si el ahora quizás podría entrar, podría existir, digamos, donde están llegando los físicos, en ese lugar...
A.-Sí sí: el ahora existe, pero el ahora no es ahora: el ahora existe, es lo que llaman el presente, tonterías por el estilo; eso forma parte de la realidad, pero eso es el ahora; pero el ahora no es ahora.
-No, claro: no es ahora, porque es pasados y futuros dentro de la realidad.
A.-No, no: no es ahora porque ahora no hay manera de que lo coja nadie, ni lo nombre, ni le ponga un artículo. Si se lo pones, el ahora ya es una cosa, el ahora es una cosa corriente como las demás. No tiene nada que ver. Una vez más recuerdo que esto es lo mismo que se da con yo-conmigo-a mí y el Yo: el yo no soy yo; el yo, naturalmente, y mi yo y tu yo, son reales, son el alma, lo que he llamado el alma; pero yo, no; yo, tú, a mí, no. Lo mismo con ahora. Más! Sí.
-Yo quería otra vez volver a esto de lo de los átomos: están entonces los que chocan, y se da el amor o el accidente o lo que sea, y luego, alguno habrá que no, alguno habrá que caiga y que nada, que eso es inconcebible.
A.-No, no puede ser. Dado que en la teoría de Epicuro el espacio, o sea, el vacío (que es lo único que hay aparte de los átomos, no hay más: el ser positivo y el negativo), es sin fin, ya comprendes que disponiendo de un tiempo sin fin y de un espacio sin fin, cualquier átomo tiene que venir a chocar más tarde o más temprano: no hay manera de escluírlo.
-Entonces con esto que has empezado hablándonos de que este régimen tarde o temprano se tendrá que ir al traste, la cosa es ¿bien porque muera envenenado por su propio veneno, de lo malo que es, y entonces eso sea lo que le haga caer? ¿o cabe alguna otra cosa ahí en esto? El por qué se tiene que fulminar..., que caerá porque no se sostiene, (vamos, ahora mismo, cualquiera ve que no se sostiene bien, que está todo bastante hueco, como un gigante con pies de barro), pero que si... Para mí la cuestión es ésa: si ese derrumbe del que has hablado vendrá porque, efectivamente, el mal que tiene en sí, el daño que hace, la desgracia que se manifiesta por todos los lados, vendrá a dar en que se lo comerá todo la enfermedad y la muerte y el futuro, o si lo decías por otra cosa lo del derrumbe.
A.-Sí, creo que entiendo bien lo que dices. Evidentemente, la observación, la sensación inmediata de la Realidad, nos dice que el mundo, el régimen, da señales de derrumbe, y además, lo que el otro día volvíamos a recordar: en el progreso tiene que conseguirse que cada cambio para seguir igual haga que aquello, la nueva ley, el nuevo edificio, el nuevo chisme, tenga que cumplir aquellas condiciones que decíamos: que no sirva para nada bueno, que mueva mucho capital y que sea más feo que el anterior. Son las condiciones que observábamos y que efectivamente parece que el Progreso cumple indefectiblemente. Así que bien podría pensarse que es por sus propios conflictos, contradicciones, cada vez peor llevados, cada vez más manifiestos, como está condenado al derrumbamiento; pero eso me recuerda que aquellos viejos del régimen anterior, de la dictadura, pensaban más o menos lo mismo: estaba la economía en los años del dictador tan desastrosa, todo iba tan mal, que no podía menos de derrumbarse. Y no, no: no se derrumbó, porque empezaron a entrar tecnócratas de la nueva ola, lo hicieron durar y, claro, ya no era la dictadura pero seguía durando aquello y todo eso. De manera que no podemos decirlo así también: el decirlo así implica que nosotros a nuestra vez estamos creyendo demasiado en causas; y las causas (como otro día volveremos a ver, porque hoy ya es muy tarde), las causas, desde luego, son, como las leyes mismas en general, son un invento que está impuesto como ideal, como verdad, pero que no hay tal verdad dentro de la Realidad.
No: lo que yo dije antes es que el Sistema se derrumbará como cualesquiera cosas, conjuntos de cosas o estructuras reales: todas se derrumban. De manera que hay una motivación tan profunda que ya no se puede llamar causa. De manera que ¿los procedimientos por los que este régimen se derrumbe?: pueden ser muy curiosos para algún historiador futuro que quiera estudiarlos, pero no son lo fundamental. El Régimen se va a derrumbar de todas las maneras, sean cualesquiera cambios y los trucos y lo mal o lo bien que lo lleven; como cualesquiera cosas, conjuntos reales de cosas, estructuras reales, como cualquier forma de realidad, está condenado a derrumbarse. No podéis escluíros eh?- del dilema en que os he puesto a partir de ahí: o a uno le interesa sólo aquello que pueda abarcarse dentro de la realidad, y entonces aquí no tiene nada que hacer, o no, o puede sentirse animado a eso de rebelarse contra la mentira sin para qué ninguno, porque es mentira, sin más.
-Parece que sí, que según lo que estamos oyendo durante muchos días, muchas semanas aquí, todas las cosas acaban cayendo, derrumbándose y tal; pero ¿y el ideal?; el ideal que sostiene todo esto, ¿ése quién lo hace caer? ¿de qué manera cae? o ¿cuándo cae?
-Cuando eso cayera, querría decir que efectivamente el pueblo había llegado a su liberación, porque en efecto eso mismo habría hecho caer a cualesquiera realidades, no la de este régimen, que puede cambiarse por otro, sino cualesquiera realidades y, naturalmente, al caer las realidades, los ideales que las imponen como verdad se habrían desmentido del todo y el pueblo, las cosas, serían libres. Esto naturalmente no puede ser ni siquiera una imaginación o fantasía. Incluso el tenerlo que enunciar así tiene sus peligros. Hay que volver más, de manera que, sea para lo que sea, acabe como acabe, hay algo en uno que, sin más razones, no consiente que le cuenten mentiras y no consiente que las mentiras se impongan así. Bueno, se ha hecho muy tarde, me parece; de manera que os dejamos por hoy y, si el señor nos deja, dentro de 7 días volveremos a ello.