27.08.2014

Tertulia Política número 286 (15 de Junio de 2011)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • La ilusión de verdadero y natural en las cosas reales, y en las reales humanas en particular

 

TRANSCRIPCIÓN:
 
 
 Bueno, lo que importa es que hoy os lancéis un poco a hablarme, a poner pegas, a contribuir con lo mejor que podéis, que son las dudas, respecto a lo que os voy diciendo, porque si no la verdá es que no me quedo tranquilo, si no encuentro un poco más de respuesta.  Por ejemplo respecto a esto que parece un descubrimiento tan elemental como que estos términos de ‘Realidad’, o de ‘existir’, que nos han caído de Arriba como sabéis, que no son de la lengua de verdad, de la lengua común y corriente ‘existir’ y ‘Realidad’, que nos han caído desde la Teología, desde la Filosofía, desde las Escuelas, pero que se han divulgao mucho, y la gente tiende a usarlos, y generalmente los usa mal, cuando no hace falta, simplemente para decir “existen muchas razones”, o cualquier tontería de ésas, donde el verbo existir no hacía falta para nada, no hacía falta que lo hubieran inventao los teólogos, cuando la lengua corriente dice lo que sabe que tiene que decir: “hay”, que eso no lo han inventao ellos, o “no hay”, cosas de ésas, como “no hay Dios”, nunca eso de ‘existe’ o ‘no existe’, de “Dios, o el amor, ¿existe o no existe?”, en lugar de la negación pura y simple “no hay Dios”.

Pues ya que nos han caído encima y no podemos librarnos de ellas, la propuesta que aquí he tratado de presentaros, y en este sentido, descubrimiento: que la Realidad, la existencia, no es más que una lucha, no es más que un choque, y que cualquier otra manera de imaginar, idear, o pensar eso de la Realidad que no sea ésa, tira enseguida por mal camino, por los dos malos caminos que os voy a decir enseguida.  No es más que una guerra, una lucha, entre la Ley de ser el que es, de ser el que se es, que viene de Arriba (el Ideal, que el Dinero y los regímenes necesitan como primera función; el Ideal, lo mismo que la Teología, que viene de Arriba), y lo que queda por debajo, que nunca acaba de quedar muerto por las ideas, que se mantiene siempre vivo contra ellas, y eso es la Realidad, la existencia; la de las cosas cualesquiera, y entre las cosas la de nosotros, nuestra existencia, nuestra realidad.  Pues bueno, por ejemplo esto, que parece tan relativamente modesto y claro, es lo que querría que me dijerais algunos si de verdad lo sentís conmigo (porque entender es sentir), si encontráis algo que en vosotros se resiste a entender esto de la existencia o la Realidad así, como os lo presento, o cualquier otra forma de pega o de duda, sin la cual esto pues no tendría el sentido que tiene, que es el de dejarse hablar, y al dejarse hablar descubrir la mentira en que está asentada la Realidad humana en primer lugar, y su idea de la Realidad general también junto con ella.  Pues eso espero, que dentro de un momento me lo estéis ya diciendo.

Cuando esto no se entiende así...................... que por algo será supongo que en esta guerra me he apresurado a presentarlo antes que nada.  Cuando esto no se entiende así, se cae en que, o es verdadero, o es natural, por decirlo de una manera simple.  Esos son los dos caminos del error a los que en general desde el comienzo de la Historia, y sobre todo desde la fundación de la Filosofía o Ciencia, estamos entregados: tomarlo como verdadero, o tomarlo como natural.  No sé si sentís ya sin más a qué me estoy refiriendo, pero desde luego lo estáis sufriendo todos los días, y lo estáis oyendo, y hasta sabiendo por vuestras propias bocas, en cuanto no os deis cuenta: “es verdad”.  No hace falta llegar a casos estremos, como por ejemplo el del juicio, en donde se dice “la verdad, y toda y sola la verdad”, por ejemplo, en una de la fórmulas de juramento a cualesquiera de los sometidos al juicio.  Esto es un caso muy estremo, pero por ello mismo revelador.  No es del uso de todos los días, pero amigo, un juicio es una cosa seria, y ya veis que las películas que tratan de cosas de éstas suelen acabar terminando en un juicio donde se decide la condena o la absolución, es decir, donde se decide si era verdad o no era verdad aquello; pero en fin, cualesquiera otra cosa, cualesquiera investigación, policiaca o de otro orden, no pueden menos de tener este fin, que es el de descubrir si es verdad; si es verdad, y si no, no tienen sentido.  Y desde luego en una relación amorosa la verdad está costante en cuanto se trata de uno de esos amores que son como Dios, de los que existen, de los ideales, y entonces el decirme la verdad o el no decírmela, el engañarme o no engañarme respecto a verdad, se puede convertir en un crimen de primer orden.  Esto lo sabéis igual que yo, y ¡para qué os lo voy a contar más!: estamos invadidos costantemente por esa pretensión de verdad; que no tiene sentido, pero que estamos invadidos por ella.  

Y por el otro lado estamos invadidos naturalmente por la pretensión, el resto de deseo, de que las cosas sean naturales; incluso las cosas humanas, las relaciones humanas, los actos humanos, que sean naturales, que nos los podamos tomar de una manera natural.  Hay detrás de eso alguna especie de idea inventada acerca de lo que es natural, de Naturaleza, y sobre ello volveremos luego, pero lo cierto es que rige, y todas las acciones, gestos, relaciones, de nuestra propia realidad humana, intentamos tomárnoslas como si fueran naturales (“es así”), y si os descuidáis podemos llegar al estremo: el hecho de que haya un Alcalde, un Gobernador, un Presidente, o cualquier cosa, y que la gente esté agrupada en Estados o en cualesquiera otros (), pues os parecerá natural.  ¿Cómo qué?: pues como lo más cercano: como una colmena de abejas, con la reina y con los súbditos, condenadas al Trabajo; porque los pobres animalillos de vez en cuando hasta nos proporcionan una especie de ejemplos o modelos que cualquiera de los que quieren creer en lo natural de lo humano aprovechan enseguida: natural como las abejas y como cualesquiera otros bichos, nos lo tomamos.  Pero sin llegar a ese estremo, seguro que os estáis tomando como naturales cantidad de las cosas que no son naturales ni nunca pueden serlo, que tienen un carácter tan claramente caricaturesco de lo natural, que con ello muestran su condición humana, la farsa en que ellos consisten, todos nuestros gestos, ordenaciones,...............Bueno, no podemos decir ‘todos’, pero los más de nuestros gestos, ordenaciones y costituciones, anímicas, físicas, etc., podéis verlos enseguida, si os dejáis llevar de este sentimiento, como una especie de farsas, de caricaturas, que sin embargo tienen la pretensión de ser naturales, de que es algo como lo natural.

No sé si tengo que insistiros en más, pero esto son las dos desviaciones, por lo cual era tan importante que yo os hiciera sentir conmigo que en realidad, en la existencia, no puede haber nada ni natural ni verdadero; que no hay nada ni natural ni verdadero, y que en cuanto tratándose de cosas reales, y incluso de realidades humanas, os saquen algo que se parezca a la verdad, o a lo natural, ya podéis estarlo rechazando, porque eso forma parte del engaño, forma parte de la mentira costitutiva en la que estamos establecidos.  Por eso no se me ocurría nada mejor que, a cambio de eso, entender ‘Realidad’ solo como una guerra; una guerra entre lo uno y lo otro, un encuentro, un choque, que en el caso de la realidad humana se presenta de la manera más hiriente, para nosotros por lo menos, más inmediata, pero que también se puede generalizar a la Realidad en general.  Pues sobre esto también es sobre lo que dentro de un momento estoy esperando que os decidáis a soltar cualesquiera tropiezos para sentir, para entender, o desacuerdos, falta de sintonía con lo que yo estoy diciendo, por así decir, o cualquiera otra forma de resistencia o de duda.  Ya comprendéis que es muy importante.

Uno puede llegar entre los hombres a tomarse como natural el mirarse al espejo, por ejemplo.  ¿Qué os parece?  Me voy a parar un momento en esto, porque estos días justamente me  ha entrao.......... me ha entrado una especie de............estrañamiento, al mirarme al espejo, ...de manera que por ahí podemos empezar nuestra disputa: un acto natural: “me miro al espejo”.  “Me miro al espejo”, ¿qué cosa más natural?  Ya pueden venir a contarnos que no parece que los animales, y menos los árboles, se miren al espejo, porque si nosotros vemos los chopos reflejados en el río, naturalmente nosotros los vemos reflejados, pero los chopos no parece que se vean reflejados.  Ya pueden veniros con esto, que es muy de sentido común, pero que seguramente no os servirá de nada, porque os parece natural que cada uno se mire al espejo.  Os parece tan natural que ni siquiera con la contracomparación a los animales o a los árboles os vais a quedar lo bastante desengañados de esa naturalidad.  A veces le entra esto a uno de una manera muy viva, esto es elemental: “sin darme cuenta de repente, al mirarme al espejo, me he encontrado estraño, me he estrañado a mí mismo”.  Me he estrañado a mí mismo, y la verdad es que parece que hay razón, la razón más elemental y profunda, para sentirse estrañado:  ¿cómo puedo yo mirarme al espejo (mirarme, es decir, que ése soy yo), cuando yo soy el que lo estoy mirando?  Esto es una perogrullada, pero por eso atención, porque son las que importan: ¿cómo puedo yo mirarme, es decir, ser ése al que miro, cuando soy yo el que lo estoy mirando?  La tercera vez: ¿cómo puedo yo mirarme, ser yo ése al que miro, cuando es claro que el que está mirando soy yo?

Bueno, pues nada, aquí voy a cortar, por aquí vamos a empezar, es una cosa que se presta bastante a esto.  Recordad que esto viene a esta lucha contra la ilusión de verdadero y de natural en las cosas reales, y en las reales humanas en particular, y que cualquier descubrimiento puede servir para desmentir esto, que es una creencia con la que cargáis, de que vuestros actos son naturales, como los de los chopos derramando simientes, los de las abejas, los de los cínifes, los de las estrellas.............

Se trata de una contraposición que ya en los escolásticos se presentaba: yo recuerdo que de adolescente, cuando empecé a sentir de la manera más viva el descontento con las creencias, después de haber ya, de poco más de niño, roto con la fe católica y cosas de ésas, pero después el descontento con la fe que sin embargo sentía que seguía reinando, aparte de la Iglesia, pues solía empezar por maldecir de la Naturaleza sin más, maldecir de la Naturaleza, de lo mal hechas que están las cosas.  El descontento tiene que encontrar su ().  Pero fue algún amigo más prudente el que me hizo recordar lo de los escolásticos, que distinguían entre Natura prima y Natura secunda, de forma que la Naturaleza a la que yo me refería, y contra la que maldecía, encerraba una cierta confusión, porque probablemente yo estaba maldiciendo de la Natura secunda, es decir, de la Humanidad, que se nos quiere vender como natural hasta el punto de que sucede lo que os he mostrado de que las cosas de nuestra existencia nos las tomamos como naturales, cuando no como verdaderas, y que por tanto debía dejar fuera lo otro.  

Bueno, los que me acompañáis estos últimos años ya habéis visto adonde ha venido a parar eso: efectivamente la maldición, el descontento, se ha centrado en el Hombre, en lo que sería la Natura secunda, que es justamente sobre todo de lo que estoy hablando, de tal forma que incluso lo otro no es más que una idea, humana, de la Naturaleza, y claro, como tal entra dentro de la Natura secunda: Natura prima se ha hecho Natura secunda en cuanto que la creencia habitual, la Ciencia, la Teología, la ha metido dentro de casa, por así decir, es decir, la ha hecho formar parte de la Humanidad, y por eso el amor de la Naturaleza que de vez en cuando los poetas o los pensadores proclaman, todo eso está ya falsificado debidamente, metido dentro de casa, de manera que por el contrario en sesiones ya desde hace tiempo de la tertulia veníamos a oponer contra cualquier forma de Humanismo esta táctica o abandono que consiste en dejarse ser como cosas; como cosas de las que no están denominadas y sabidas por los humanos, de las que no forman parte de su Ciencia.  De manera que también en esto tenemos si es preciso (), en esto de las dos Naturalezas, pero en lo que me interesaba aquí insistir sobre todo es en cómo queda algo en nosotros, siempre, que descubre la ilusión, es decir, que descubre que la Realidad era una ilusión, que la Realidad no era más que una creencia, que no había ninguna otra Naturaleza humana que la que está montada sobre esa falsificación.  Esto es en lo que querría que nos centráramos.  Y eso de que a pesar de todo haya algo o alguien que descubre, que sigue descubriendo, aquí o en otras ocasiones, la mentira de la verdad de la Realidad y la mentira de la naturaleza de la realidad humana, que hay algo que descubre eso, ya veis que os coloca otra vez delante del espejo, os viene a colocar otra vez en el problema que os había presentado, y que repito por cuarta vez: ¿cómo puede ser que yo me crea que me estoy mirando al espejo, y que por tanto ése soy yo, cuando es tan evidente que soy yo el que está mirándolo, que el que está mirándolo soy yo?

Antes de daros la voz, con un paso a la política, ya sabéis que eso de que haya algo, alguien, que sigue descubriendo una y otra vez la mentira de la verdad real y la mentira de la Naturaleza real, tiene que ver con lo que suele sentirse respecto a la rebelión contra el Estado, contra el Capital, etc: siempre hay algo por debajo que no está conforme, ésta es la relación: siempre hay algo por debajo que no está conforme, es decir, que por esa disconformidad sin más, aunque no tenga ninguna otra aspiración positiva, está dispuesto a lanzarse contra el Orden que le venden como verdadero, como natural, y a declarar que ni es natural ni es verdadero, y por tanto a decir NO a esa ordenación, que es como recordáis lo solo que de verdad dice eso que no existe, que no es de la Realidad, a lo que aquí se alude con ‘pueblo’, eso que no existe, no es de la Realidad, pero que habla, que sigue hablando, que sigue descubriendo la mentira, y que esta tertulia política desea que sea lo que de vez en cuando por lo menos hable, en lugar de las ideas de cada cual, que no tienen interés ninguno, ni siquiera para él, aunque él se lo crea, sino eso otro que por debajo de uno queda de desconocido, de pueblo, que sería lo que quedara de naturaleza sin nombre ninguno, de desconocido, todavía entre nosotros.  Naturaleza de verdad es la que no se sabe, la desconocida.

Todavía os recuerdo, antes de dejaros correr la voz, que algunos atisbos de estos se encuentran en los harapos del libro de Heraclíto a los que tantas veces acudimos.  Os los voy a citar nada más, y si alguno de los más curiosos de estas cosas quiere, ya los buscará en los libros.  En mi edición los he publicado, me he dao cuenta ahora, juntos, y ahora descubro que había una cierta razón.  Uno es el que dice “edizesámen emeoutón”, es decir “me investigué a mí mismo”.  Éste como veis nos coloca en la situación del espejo que estoy utilizando aquí otra vez.  No se parece nada al “gnozi seautón” que estaba en el frontón del Oráculo de Delfos, el “conócete a ti mismo”, porque la investigación del “me investigué a mi mismo” nunca puede llegar a dar en un conocimiento, si tiene alguna razón lo que os vengo sugiriendo de que verdad es lo desconocido, lo que no se sabe.  El otro fragmento..............”fúsis”, este término que entre los antiguos circulaba.  No se había inventado, porque esto no se inventó hasta la Edad Media, la Realidad y la existencia, que esto solo se inventó en las Escuelas medievales, los antiguos no tenían; no tenían de esto.  Circulaba “fúsis”, que por tanto lo mismo si lo llamas Realidad que si lo llamas Naturaleza te equivocas, estaba ahí.  “La manera de ser” (“la harnaz”, como dice el buen pueblo),  “ de las cosas y de cada cosa” (el fragmento díce “fúsis”), esto “krúpteszai filéi”, “gusta de esconderse”, o “suele esconderse”.  De manera que aunque el término fúsis nos saque fuera de la Realidad y la existencia modernas, de la filosofía y la vida moderna, sin embargo yo creo que percibís bien el contacto con lo de “me investigué a mí mismo”.  Pero el modo de ser de verdad, lo que es ni Realidad ni Naturaleza, eso “gusta de esconderse”, “tiene la costumbre de esconderse”, y con esa costumbre hay que contar.  De manera que os dejo eso sin más para que establezcáis, los que tengan por esto más curiosidad, los hilos que pueden enlazar lo uno con lo otro, pero ahora os pido volver a todo lo otro que os he estado diciendo respecto a la Realidad, la humana, y también la general en cuanto humana, entendidas como guerra, como contradicción, la repulsa de lo que cotidianamente padecemos, y padecemos más todavía en las altas esferas de la prensa, novelas policiacas, los juicios, de lo verdadero, las verdades en la Realidad, o esa otra ilusión de lo natural en las acciones y en los hechos humanos.  En el recordatorio cada uno podéis contribuir con cosas de las equivocaciones que responden a esto: equivocaciones en la vida real en que se habla de ‘verdad’, equivocaciones en la vida real en que se habla de ‘natural’.  Simplemente con esto, es decir, con buscar un poco entre vuestras llagas, ya estaréis contribuyendo lo más posible a esto............,y luego fijaos en ese caso de algo tan natural como lo de “me miro al espejo”.  Bueno, pues nada, ya con esto, sin pincharos más para que habléis, espero vuestras voces, y espero que me hagáis sentir mucho las dudas o dificultades o lo que sea, que siempre será lo más de agradecer en este intento de la tertulia.

-Cuando tú dices “me miro al espejo”, ¿estás investigando sobre ti mismo?  ¿O lo que ves es lo que los otros te han............?

A-Habla, por favor, en primera persona.

-¿Lo que yo veo en el espejo, es lo que se ha formado en mí por los otros, o es una imagen que desconozco, que es una investigación sobre mí misma?

A-¿Qué te parece a ti?

-Es que lo pregunto porque yo no lo sé.

A-Parece que ninguna de las dos cosas que has dicho es muy satisfactoria, pero recojamos más.  ¡Venga, más!

-Yo quería hablar sobre esto de la lucha entre lo de Arriba y lo de abajo, y las mentiras.  Es que hoy estaba en mi casa hablando con alguien sobre lo de la dictadura del Dinero, y se me ha ocurrido empezar hablar como en un discurso, y “¡eh, cuidao con lo que vas a decir, que si no está bien fundamentao, o no tienes datos..........!”.  y claro, yo sé que es otra mentira más, lo de los datos y la información, pero para mí todavía es como una bofetada, y me quedo a veces como diciendo que eso es una gran mentira, y que podemos decir “esto no..........”

A-Se puede decir NO sin tener ninguna verdad, ¿eh?  Te piden que sostengas una actitud o teoría fundamentada positivamente, que tenga su razón, y para decir NO, no hace falta tener ninguna verdad, basta con descubrir las mentiras, y eso no hay que buscarlo, eso se nos da, es lo que os estoy diciendo que se nos da todos los días, y espero que me sigáis dando casos de eso.  Sí.

-Es que a mí me parece muy interesante, no sé si lo he entendido todo, y quería hacerle una pregunta: si nos montamos una ilusión con palabras, pero al fin y al cabo también son un espejo de la Realidad, o de lo que sé que se da en Realidad, ¿no se está fundamentando también de alguna manera una teoría del mundo justo basada en las palabras?

A-¡Pues no!  No, pero está bien que me lo preguntes.  Y no es que me lo preguntes, es que tú lo que haces es enunciar una sospecha que encuentro bastante razonable, por no decir ‘natural’.  No, no es así, y tiene que ver con lo que acabo de decir de que para decir NO, no hace falta tener ninguna verdad detrás.  De la lengua, lo que se parece a un espejo de la Realidad es solamente el vocabulario semántico, es decir, las palabras con significado, que no son ni mucho menos las más usuales.  Eso es lo que en las tribus humanas costituye la Realidad, y cada tribu tiene su Realidad, que es lo mismo que su vocabulario.  No “que la lengua”: que es lo mismo que su vocabulario semántico.  La lengua es una máquina, una máquina compleja, flexible al mismo tiempo, y una de las cosas que puede hacer es desmontar el significado de las palabras que lo tienen, y eso es lo que se está haciendo aquí.  No con otros significados de repuesto, sino simplemente con los que se tienen, con los que he sacado aquí (Realidad, existencia), con los que nos están dados o impuestos, y con eso ya basta para atacar el resto de la lengua, y el razonar, el dejarse hablar, puede desmentir, desmontar esos significados, si es que lo tienen, ver que estaban costruídos engañosamente, que estaban costruídos para la mentira, y eso desde luego no implica que a su vez se creen otro significados nuevos, y no habrás oído que yo haya propuesto mucho en ese sentido.  Tal vez choque lo de ‘contradicción’, pero no es mucho invento, es decir, reconocer que la Realidad o existencia es un choque o encuentro entre esas dos cosas.  No hay por qué inventar ninguna otra teoría, ningunos otros significados, y es muy importante distinguir entre el vocabulario semántico y la lengua, que es una máquina mucho más rica y mucho más complicada.  ¿Qué más había?

-Que digo que es que el espejo es una cosa especial, () pero no ahora a última hora, sino que tu mismo has dicho que una de las primeras estrañezas del niño es cuando se mira al espejo y dice “ése no soy yo”.

A-No, perdona.  Luego te dejo seguir, pero no es de las primeras estrañezas: es de las primeras rebeliones de un niño que apenas ha aprendido a hablar: lo llevan ante el espejo, y los padres o quien sea le dicen: “¡mírate, mira qué guapa estás con ese lacito, Fulanita!”.  Y hay algo (no siempre ni todo), hay algo que rebulle y dice “¡pero ésa no soy yo!”.

-Pero esa cosa que a uno le pasa de vez en cuando, que a ti también te ha pasado de mayorcito, es una cosa que nos pasa con mucha frecuencia, lo de mirarse al espejo y estrañarse.  A mí me pasa mucho.

A-¡Si tú lo dices!  Si me das tu palabra de honor, lo creeré, pero me temo que no sucede mucho.

-()

A-No, déjate de Literatura: que le pase a uno eso, y que se quede tan estrañao como yo me he quedado estos días, lo siento, pero no debe de ser muy frecuente.

-Es frecuentísimo, pero es quizá por tus rasgos ()

A-Si me das tu palabra de honor, te creeré, pero si no, simplemente te escucho.

-Es que cuando digo que lo del reflejo del espejo es una cosa muy complicada, es una investigación que lo primero que te chocas es con la reducción a espacial de algo que mides tu como algo inasible y temporal: uno se siente como algo que nunca (), y el espejo es como un acto de aparición, como un fantasma, y cambia el registro de la temporalidad, y aquí está incluido lo de la izquierda y la derecha, la mano, que eso es muy importante para......

A-Si, ya has sacao muchas cosas (espacialidad, temporalidad), pero vamos, yo lo que estaba sobre todo era pidiendo esperiencias inmediatas: ¿qué es lo que le pasaba a Heráclito Heraclíto cuando escribió “me investigué a mí mismo”?

-Sí, pero que no se refiere a lo que se está hablando ahora.

A-Yo lo he puesto en paralelo.  ¿Qué crees que le pasaba?

-Que no estaba conforme () del autorretrato, y entonces investigar quiere decir que no hay límites ().

A-Veo que efectivamente estás muy tocada por el problema, pero trata de seguir empleando términos tópicos.   A ver, ¿alguien quería decir algo más?

-Y la imagen de algo, ¿no es la cosa?

A-Pero aquí se trata de MI.  En este caso no es ‘cosa’, es MI.  A ver.

-Sobre la Realidad, la crudeza de la verdad, sobre lo auténtico que se sobrepone a la ocultación, hacemos de la imagen auténtica del hombre que se mira a sí mismo, y que no puede equivocarse y que no puede autoengañarse, pues el hombre que ve en el fondo de su alma..............

A-¡No, por favor, el Hombre, no!

-...............cuál es su auténtico cristal, su auténtica lente, ese hombre no se equivoca, tiene la verdad dentro de sí mismo, y en ella basa no solamente su pensamiento y sus sentimientos.....

A-Por favor............

-.........basa todo el paisaje panorámico que ve solamente con mirar dentro de sí mismo, y ahí está el espejo...............

A-Sí, querido amigo, estás esponiendo en términos así místico-filosóficos, la ilusión que he estao todo el rato atacando, o sea que lo siento, pero no has oído.  Has revuelto, has traído muchos más términos positivos todavía que Isabel.  ¿Qué más por ahí?

-Estas dos formulaciones de “investígate, o conócete, a ti mismo”, son distintas, pero ninguna de las dos cuestiona...........

A-La primera no es “investígate”, es “me investigué”.

-Bueno, me da lo mismo.

A-Pues no debe.

-Es que ninguna de las dos cuestiona al “yo mismo”, a la persona, a la conciencia que uno tiene de sí mismo.  Que creo que eso nos remite un poco al tema del espejo, porque uno se estraña, o no se estraña, porque tiene la conciencia de sí mismo, y se reconoce o no se reconoce, que eso me pasó a mí el otro día con una foto antigua, que me tuvo que decir mi madre “éste eres tú”.  En el espejo me reconozco, pero en una foto antigua ya igual no, y eso tiene que ver con la conciencia que uno tiene de sí mismo a la hora de conocerse, o intentar conocerse, o investigarse.

A-Respecto a lo primero, hay que aclarar que desde luego lo que manda el Oráculo de Delfos, “conócete a ti mismo”, está hecho en una confianza en que (un moderno lo diría) “el Yo, es el Yo”, que uno es el que es, porque si no, no tendría sentido que le dijera “conócete”.  ‘Conócete’, ahí en la fórmula del Oráculo está presentado como algo razonable, moral, que se puede dar como recomendación moral: “conócete a ti mismo”.  Es después de todo lo que la Iglesia siglos más tarde llamaría “examen de conciencia y confesión de boca”.  En el Sacramento de la Penitencia la cosa estaba clara: examen de conciencia, que quiere decir “reconoce tus faltas, conócete a ti mismo, y decláralo en la confesión”.  “Me investigué a mí mismo” no parece que implique nada de eso, porque la investigación efectivamente tiene que partir de El Yo, es decir, de lo conocido, partir de ello, tomarlo como objeto de investigación.  Y al tomar eso como objeto de investigación, ya veis a lo que se llega: a que El Yo se descubre que era efectivamente un montaje; que El Yo, como El Hombre, como El Uno, era un montaje para sostener la Realidad, pero que en realidad desde la Realidad lo que se descubre con una investigación desinteresada, desenfrenada, es que efectivamente era mentira: que era mentira el Yo, que era mentira la Realidad, y todo eso.  Sí.

-En el investigarse a uno mismo, o en el mirarse al espejo, el que se mira es el Yo, y la imagen que te devuelve pienso yo que es algo incluso más real que la imagen que se ha proyectado, pero en ese proceso creo yo que se produce un movimiento que sí evidencia la mentira, y a mí a este respecto me viene a la cabeza continuamente una película que yo he visto 70 veces o más, de Bergman, que se titula justamente “como en un espejo”, que son muy poquitos personajes, una familia en la cual una chica muy joven ha perdido la razón, o la está perdiendo, y termina perdiéndola del todo, y esa sinrazón de ella es la que hace que al final cada personaje se vea como el mostruo que es, y que ha conducido a esta mujer a ese lugar.  Pero es un proceso de retroalimentación, o sea, que ella ha llegado a ese lugar gracias a la mostruosidad que la rodea, y esa () de ella es la que hace que los otros por un momento se vean como tales mostruos.  Y en ese momento aparece una verdad muy efímera, porque rápidamente vuelven en lo que son, pero por un momento algo se mueve ahí, y ahí es la sinrazón de ella lo que funciona como espejo.  Yo lo traía aquí porque es algo que no puedo dejar de ver, es una película que veré toda mi vida, y eso está ahí muy bien trazao, porque realmente tiene un magnetismo impresionante.

A-Sí, está bien, Rosa, pero ahora ¿puedes decir en lenguaje vulgar cómo relacionas eso que has visto en la película con lo que estábamos diciendo del mirarse en el espejo?

-Es que la investigación de uno mismo no es voluntaria, pero el estrañamiento tiene que venirte porque hay algo, en este caso esta muchacha, que es la que produce ese estrañamiento.

A-Sí, el estrañamiento viene desde luego de que hay algo en uno que no está conforme con que se esté mirando al espejo, con que ése sea yo; ése es el punto esencial: que no está conforme con que ése sea yo.  Yo os lo había dicho de esa manera: ¿cómo voy a ser yo ése, si yo soy el que lo estoy mirando?  Yo lo que querría es que ahondarais en esta perogrullada, que sin embargo, perogrullada como es, pasa desapercibida por toas partes.

-Porque el del espejo no nos mira, ¿no?, el del espejo no nos puede mirar.

A-Yo creo que en lo que ha dicho Rosa, en parte sucedía con la película algo de eso, es decir, que se da un trastrueque.  A mí, con alguna foto, la verdad es que me parece, cuando la miro, que me mira, y que incluso le cambia la mirada, siendo imposible.  Es decir, que esa contrailusión yo creo que está bastante estendida, no creo que sea muy peculiar de mí: como no estás conforme con que ése al que veo sea yo, puesto que yo lo estoy viendo, pues hay que dar la vuelta, y decir que será él el que me mira a mí.  Y el resultado de esta investigación no deja de ser curioso, es decir, que me reduce a la Realidad: notad que el Yo (que no soy ‘yo’, porque ‘yo’ no soy el Yo), es el objeto sobre el que la investigación, la mirada investigativa, se lanza, es el que se tiene que descubrir la mentira de esa Realidad del Yo, e incluso puede dar lugar a ese curioso trastrueque de que sea la imagen la que me mira a mí y me reduce a ser mera realidad, mera imagen; mera realidad, mera ilusión.  Seguid dándole vueltas a esto.  Sí.

-Yo vuelvo a la cuestión de la Realidad como guerra entre lo que es y lo que no se sabe, porque esa cuestión se traduce bajo el tópico de guerra entre lo de Arriba y lo de abajo, y yo creo (y de alguna manera tiene que ver con el espejo) que esa espacialización, para hablar “a lo Isabel”, es un poco falsificadora.  El otro día en la reunión de Sol también se apeló, y la gente entendió que era una lucha entre lo de Arriba (humanos) contra lo de abajo (humanos), y evidentemente si el planteamiento es la Realidad como guerra, no puede ser entre humanos y humanos, sino algo que no es humano, que es cosa, que está luchando contra eso.  Y por eso quizá habría que retomar esa manera de decirlo, sobre todo porque hay una especie de manía de traducirlo en la oposición Arriba/abajo, que evidentemente implica la de izquierda/derecha, si se plantea en el espejo, espacialmente.

A-Bueno, dejando el espejo, lo de Arriba y abajo efectivamente es razonable lo que dices, pero yo no me animaría a alterar eso, y simplemente lo único que hay que pedir cuando se den esas equivocaciones que denuncias es hacer ver que se quedan cortos, que está bien, pero que hay un paso más allá.  Quiero decir que desde luego la metáfora tópica ésta de Arriba y abajo parte en lo más inmediato de que los que mandan se dice que son los de Arriba, las leyes vienen de Arriba, y caen sobre los de abajo, que somos la gente; eso es lo corriente, y eso dentro de la realidad humana es así, y los de Arriba son los de Arriba, y los de abajo somos los de abajo.  Lo que pasa es que si alguien se queda ahí, entonces se queda metido en la mera realidad humana, y eso se falsifica otra vez, porque hay que hacer enseguida constar que un paso más allá está el Hombre, con las cosas, que también el Hombre es lo de Arriba, sin distinción de clases ni de Sociedades, ni nada: que el Hombre es lo de Arriba, y que eso se está imponiendo sobre aquello que eran cosas no humanas, y que por tanto estaban fuera de la Realidad.  Y luego, todavía más allá, hasta Dios matemático y el sin fin sobre el que lo de Arriba se contrapone.  Sí, el mal que a ti te ha llamado la atención es simplemente el quedarse cortos. Sí, si, lo de Arriba y abajo ya se sabe que es lo primero el Alcalde y el pueblo, pero no vamos a quedarnos ahí.  A ver.

-Yo creo que esa mirada al espejo como la que tu parece que has esperimentado ayer ocurre pocas veces.  Es como quitarse la máscara, porque hay una máscara con la que nos miramos todos los días al espejo, y esa máscara te está diciendo (), y de repente esa máscara desaparece, y ahí hay una investigación.  

A-No, la investigación es la que la hace desaparecer.  ¿Eso quieres decir?  O no entiendo.

-Vamos a ver, () eso es bastante corriente.

A-Eso es una investigación como la de los científicos conformes con el Estado, y es una investigación que viene a dar en la conformidad: “Yo soy eso”.  Y luego, es una investigación que puede funcionar al revés, y entonces descubrir; descubrir que aquello, lo del espejo, era una máscara, y entonces yo que lo miro.............  Tu has anunciao que ahí había una investigación, y la hay, pero tal vez todavía no la has visto con claridad.  ¡Más!

-Yo me he estrañado a mí misma al mirarme en un espejo, y a mí me han dado taquicardias en las tres veces que lo he sentido más fuerte en mi vida una sensación de punto de inflexión en el momento, y a partir de ese momento algo cambia, y me ha ocurrido estar en una reunión y entonces vas al servicio a lavarte las manos y te da la taquicardia (“¿quién es eso que está ahí?”), y no tiene nada que ver ni con la meditación ni con la introspección.  Me estoy enrollando, pero me pregunto que después de esa estrañeza, ¿qué ocurre?

A-Bueno, sí, en general te has enrollado un poco.  Yo querría que contribuyerais con dudas más claras.  Desde luego mi esperiencia más impresiva no me ha producido taquicardias ni nada, es simplemente el reconocimiento de la evidencia: “es como si de ordinario yo estuviera viviendo conforme, porque no hay otra manera de vivir en un mundo humano, es decir, de espejos, estar viviendo en la conformidad de que cada mañana, cada tarde, me miro al espejo.  Y de repente,  pues me ha sucedido algo, un fallo del mecanismo, que me produce eso que he llamado estrañamiento, a falta de término mejor”, y por el que os estoy preguntando, por ese trance, a cada uno de vosotros.  Sí.

-¿El estrañamiento consistiría en preguntarse por qué se está mirando uno en el espejo?

A-“¿Por qué?”, es muy complicao.  Creo que es más simple, más directo.  Es como si esto que he enunciao, a la larga, de ¿cómo voy a ser yo ése, si yo soy el que lo estoy mirando?, eso se tradujera en un sentimiento, y eso está prohibido, porque decirlo así en una frase todavía se consiente, porque mientras dura la frase uno tiene tiempo de volverse atrás para desdecir “¿cómo voy a ser yo ése al que estoy viendo, cuando soy yo el que lo estoy viendo?”.  Y bueno, así, mal que bien, pasa, aunque desde luego si lo entendiéramos, pero diciéndolo del todo, el efecto sería igualmente devastador, pero es como si en ese momento por el truco del espejo se te descubriera esa contradicción: “¿Cómo voy a ser yo ése, si yo soy el que lo estoy viendo?  ¿En qué quedamos?  ¿Ése soy yo, y entonces me conformo con la Realidad, o yo me estoy mirando, pero no sé quién soy?  ¿En qué quedamos?”.  Sí.

-Yo es que he estado intentando meterme en situación, y ver cuando me pongo ante el espejo qué pienso, y no veo que diga precisamente que soy yo ni nada parecido, sino que digo “mira, hoy estoy así”, o...........

A-No, has hecho trampa.  Es que no hace falta que lo digas, porque se da como natural, y hasta tal punto esto de estrañarse poco se ha hecho natural, que no hace falta que lo digas, se da por supuesto; si no, no tendría sentido ni siquiera la frase “me miro al espejo”; que lo tiene, y pasa, y a nadie le estraña.

-(), y yo no creo que sea la misma cuando me miro al espejo, porque un día me veo de una forma,  y otro día de otra, y creo que si me miro es para ver en qué he cambiado, o algo así.

A-Hombre, y para arreglarte el pelo, o darte un poco de color en las mejillas, ¿no?, para esas cosas.  Don Antonio Machado sacaba esto en un proverbio, poniendo en lugar del espejo al prójimo, y decía “busca en tu prójimo espejo/ pero no para pintarte/ ni para teñirte el pelo”.  Es justamente como lo decía, y esto introduce una cosa que no hemos introducido, que ya antes la sacamos por aquí, no como prójimo, sino como ese tipo de prójimo que es el retrato, un retrato que por la inversión que decíamos puede ponerse a mirarte a ti.  Bueno, no insisto más en esto.  Virginia.

-Que estaba yo pensando en otras maneras en que se podía dar ese mismo conflicto, y se me ocurría por ejemplo si se da si me rasco, o si me lavo la cara, o, caso más grave, si me pongo a hablar de mí misma y digo “a mí me gustan las sardinas”, o incluso “tengo hambre”.  ¿Es eso mismo?  Vamos, o si me pongo a intentar encontrarme a mí misma, que ya eso es el colmo.

A-Cualquier forma de las formas que se llaman reflexivas en la gramática de las lenguas que las tienen, efectivamente es un caso de espejo, que por algo ‘reflejo’ se dice del espejo y se dice de las otras ocasiones de reflexibilidad, ¿no?  El espejo únicamente tiene la virtud de que lo presenta de una manera muy nítida y muy impresiva, pero efectivamente en cualquier reflexibilidad aparece el problema: “¿soy yo el que me estoy comiendo esta chuleta?”.

-Pero “me como una chuleta” no es lo mismo que “me lavo la cara”.  “Me estoy comiendo” sería si me mordiera.

A-No, no es lo mismo.  Lo que pasa en “me estoy comiendo una chuleta” parece que no presenta problemas de momento, pero “me lavo la cara”, sí, porque yo estoy seguro que el que me lavo soy yo, y al que lavo, también.  Y en “yo me estoy comiendo una chuleta”, yo desde luego la como, pero amigo, algo así como que “la como para mí”, eso ya es una cosa de lo más presuntuoso.  En cualquier reflexibilidad.

-Me refiero también al caso en que no haya una doble aparición del pronombre, pero que pudiera decir “yo lo que quiero es salir ya de aquí”, donde estoy hablando de mí, que supongo que quien habla y aquel de quien se habla son el mismo, sin necesidad de que la frase sea reflexiva.  A mí eso es lo que me plantea más contradicción.

A-Es tal vez otra forma de contradicción, no es ‘más’.  Es otra forma de contradicción.  En casos como los que tu has dicho está la intervención del Tiempo: se trata de un proyecto que uno tiene, pero en otros casos puede referirse al Pasado: simplemente, si se está haciendo una narración “estaba yo debajo de una farola”, donde una cosa es el que lo dice, ahora, y otra cosa es el que está debajo de la farola, y hay una identificación.  Supongo que te refieres a cosas de ésas, ¿no?  A ver.

-Que el espejo te está reflejando algo que forma parte de uno, del que se está mirando, igual que los demás te reflejan algo que hay en uno mismo también.

A-El proverbio de Machado parece que casi pide que se le tome así, “toma a tu prójimo como un espejo”, pero esto nos saca muy lejos del problema, ¿no?  Eso es la cuestión de si respetamos mucho lo de esa relación a la que se alude con ‘prójimos’ o no, que tal vez no es hora de respetarlo mucho ahora.  ¿Qué más, que se nos va el tiempo?

-Cada persona de la Realidad es un espejo para ti mismo, que es en la que costantemente te estás reflejando, y las opiniones que esas personas dan sobre ti ya son una reflexión, una reflexión que viene de fuera.

A-A medias, a medias, Jaime; eso no es una reflexión, porque efectivamente tu te puedes tomar las opiniones del prójimo, la cara buena o mala que te ponen, pero lo mismo la puedes tomar para mantener la tuya, tu cara, que para cambiarla, porque ().  Con un espejo no puedes jugar a eso de ordinario, y con el prójimo si.

-() fingiendo unas cualidades, unas aptitudes, que con el espejo no.

A-Yo es que no quería entrar tan tarde en este problema.  Desde luego, aquí está el problema de uno solo, uno al que se refiere esto de el yo, del “me investigué”, “me miro al espejo”, y el caso del ‘yo’, que son muchos yoes, y que los prójimos son, tienen conmigo algo de común, que es el Hombre, y entonces en esa condición, para atacar la cuestión de los prójimos, no hay más remedio que volverse contra la cuestión del Hombre, que parece que es un término que nos somete al prójimo y a mí, y que gracias a eso nos permite hacer ese juego.  Sí.

-Lo que te quería decir es lo siguiente: el término investigar a mi juicio, sobre todo cuando se refiere al espejo, digamos que tiene un tinte tan científico o tan policiaco, que no es lo propio cuando lo ligamos con lo del espejo; el espejo más bien, cuando se trata de investigar o de esplorar, habría que decir “me atravesé a mí mismo”.  Tu no tienes más que ver que a lo que te invita el espejo es a poder atravesarlo, como en la película de Cocteau.

A-Cuando sucede eso, es cuando le da a uno un estrañamiento, con taquicardia o sin ella.  De ordinario la palabra investigación.............

-¿Puedo terminar?  () a través del espejo, no es un reflejo espacial de una figura, es un atravesarse, un atravesar eso que sería el reflejo o el retrato de los límites.  En la película de Cocteau pasa igual, y cuando Machado dice “gracias petenera mía,/ en tus ojos me he perdido/ que era lo que yo quería”, lo que está hablando es, no de mirarse en el cristal ni en el espejo, sino atravesarlo.

A-Los demás te habrán agradecido todas tus citas de películas, de poesías y todo eso, pero la verdad es que no va más allá.

-¿Pero la gente del pueblo cómo va a decir eso de “me investigué a mí mismo”?  ¿Cómo se traduciría?  Pues “me curioseé a mí mismo”, “me atravesé a mí mismo”, “me esploré a mí mismo”.........

A-‘Investigar’ no ha entrado, pero ‘estudiar’, sí: “me estudié a mí mismo, me busqué”. El verbo investigar, para terminar con esto, lo inventaron los latinos para traducirse del ‘dízsemai’ del griego, y ya veis en encierra la palabra ‘uestigium’, es decir, ‘huella’, de manera que, si lo predicáis en el sentido etimológico, investigar quiere decir “hacer como el policía que por las huellas busca al asesino”, y en este caso “delante del espejo” querría decir que tomando aquello como una huella, trato de deducir cómo soy, eso es lo vulgar: veo que aquello tiene una mancha en la mejilla, y de ahí deduzco que yo la tengo también, y hasta ahí no ha pasao nada estraordinario.  Lo que pasa es que la investigación, en vez de contentarse con eso, pues puede entrar más a fondo, y entonces acarrear todos los desastres que aquí hemos sacado.......... y que tenemos que dejar abiertos, porque se ha hecho muy tarde, de manera que.................

-¿Y no surge el estrañamiento cuando lo sin fin se enfrenta a lo limitado, cuando lo ilimitado y lo limitado se encuentran?  Porque el estrañamiento no se da cuando uno se identifica con lo limitado, eso sí, está fastidiado porque se ve cada vez más viejo, y..........

A-En la Realidad se juntan y chocan la pretensión de ‘todo’, ‘nada’, ‘del todo’, ‘esactamente’, lo limitado, y la presencia de lo sin fin que queda por debajo.  Trasladándolo a lo más general, a lo que antes decía Caramés, a Dios matemático, eso es ‘todo’, ‘nada’, ‘definido’, el ser lo que se es, y la desconocida por debajo, que es lo sin fin.  Ninguna de las dos cosas están en la Realidad, no puede haber en la Realidad ni natural ni verdadero, pero la Realidad justamente debe consistir en el encuentro o choque entre lo uno y lo otro.  Era de lo que se trataba.

Han quedado muchos misterios abiertos respecto a ‘espejo’ y demás, y me alegro, porque así es como deben quedar las cosas, de manera que si el Señor no se enfada demasiado, dentro de 7 días nos volvemos a ver por aquí tratando estas cosas.