16.11.2011
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
Tertu308-16-11-2011#Tertu308-16-11-2011.mp3
- Que decir “No” al Poder no implica decir “Sí” a ninguna otra cosa.
- Llamada a la sensibilidad respecto a los diferentes estratos de la lengua en la que hablamos: no se puede luchar contra el Poder con las armas que el Poder usa.
- Recordatorio de la prohibición sobre la que está asentado el Orden.
TRANSCRIPCIÓN:
Para reanudar esta guerra contra el Poder, contra la Realidad, contra la Fe, que de las tres maneras podéis decirlo, voy a recordaros un poco las cosas que, algo deprisa, el último día estuvimos sacando aquí a tela de juicio, o algo más que eso, para que enseguida me digáis, tocante a una cualquiera de ellas, cosas que se os hayan ocurrido, o que se os ocurran ahora.
Una era, recordáis, aquello de que lo de decir “No”, que es lo solo que el pueblo-que-no-existe sabe decir, pero que lo dice, eso de decir “No” se traducía en cosas como que el clamar desde abajo “¡muera el Capital!”, “¡muera el Estado!”, “¡muera la Democracia!”, eran cosas que pertenecían a esta guerra, pero que en cambio parece que no era el buen camino decir “¡viva!” a ninguna cosa. Os recordaba que sería muy fácil, de primeras, decir cosas como “¡viva la vida!”, “¡viva el pueblo!”, es decir, decir “¡viva!” a cosas que precisamente no existen; ésta es la diferencia, porque, en cambio, bien seguros estáis de que el Estado, el Capital, la Democracia, existen, y están ahí, existiendo sobre nosotros. De manera que nada de decir “¡viva!”: cuando se dice “¡viva!” a cualquier cosa de ésas, (por ejemplo las que me han salido, ‘vida’, ‘pueblo’, cualquier cosa ‘buena’, digamos), se está cometiendo el error de que se la convierte en algo positivo, y que por tanto queda ya por ello mismo incluida en la realidad, y ya no sirve para la función, que era la de decir “No” a la realidad que se nos ofrece.
Ante esta actitud o contradicción supongo que a muchos se os habrán ocurrido cosas que decir, ahora me las haréis saber. Otra de las cosa que salieron, segunda, fue una llamada a la SENSIBILIDAD respecto a los estratos diferentes de la lengua en la que hablamos, a los diferentes estratos, y cómo el uno está decididamente separado del otro, y que basta con que nosotros los hablantes nos ejercitemos en eso, en desarrollar una cierta sensibilidad a la diferencia, a la diferencia entre el lenguaje de tipo superior (científico, político, filosófico, o como queráis decir), el lenguaje que es mayormente también el de los Medios de Formación de Masas de Individuos, y que está lleno de latinajos y grecismos, de palabras cultas, de términos cultos, que se os presentan como si estuvieran tranquilamente hablando de cosas, de cosas palpables, para que os lo creáis, de manera que si os sacan cualquier término como IRPF, que os tiene muy preocupados, es como si la antigua Teología sacara el término ‘transustanciación’; el interés de la jerga consiste en que efectivamente toméis eso como si fueran palabras, corrientes, que se refieren a cosas, y comprendéis que ya con eso todo el Imperio del Poder se está imponiendo sobre vosotros. Si aceptáis esos términos, si os los tragáis como si tal cosa, como sin duda os los tragáis todos los días en los Medios de Formación de Masas, entonces estáis ya colaborando, simplemente estáis colaborando con el Poder, que justamente se sostiene en esa credulidad y en esa creencia en que esos términos valen como palabras. Lo cual se contrapone a la lengua corriente y moliente, que es en la que intento aquí hablar todos los días y en general, y cada vez más, desengañándome de cualquier uso de cultismos y de palabras que puedan venir de la jerga.
Es un ejercicio en el que por mi parte empecé desde luego partiendo, ¡cómo no!, de la poesía, de eso que se llama poesía, y desterrando de ella cualesquiera términos de ese tipo, tales como los podéis encontrar a pesar de todo hoy día en la poesía literaria que os venden por todas partes, y que también igualmente os tragáis, como os tragáis los artículos de los Medios, ¿no? Empecé por ahí, y después cada vez me he ido desnudando de la necesidad de emplear vocablos, emplear términos que pertenezcan a las jergas, políticas, filosóficas, literarias, lo que sea, para intentar decir lo que haya que decir en lengua corriente y moliente, la que se acerca a la común. Ya sabéis que la común de verdad, la lengua común de verdad, la razón común, ésa no nos es dada en este mundo: la razón común, la lengua común no aparece mas que en forma de idiomas y en forma de lenguas de Babel, y naturalmente el vocabulario (no la máquina: el vocabulario) de esas lenguas, está cargado ya de muchos prejuicios, de un comienzo de ideas que están para sostener la fe en la realidad; pero no hay comparación entre ese estrato de lenguaje vulgar y el de las jergas, que ya están íntegramente inventadas para engañar; inventadas para engañar, las filosóficas, las políticas, las de los Medios, o cualquiera otra forma de Literatura. De manera que era eso: una llamada a la sensibilidad más o menos dormida.
No quiero ponerme pedagógico, pero esto se puede intentar, y a veces lo he ensayado con ejercicios: coger un periódico, coger un libro cualquiera, y averiguar hasta qué punto distinguís o no distinguís lo que pertenece a un estrato u otro de la lengua. A esto os animo, como una labor política muy importante, porque ya digo que solo el aceptar los términos del Poder como si estuvieran de verdad diciendo algo, es ya una colaboración, es ya una entrega al Poder y una colaboración.
Pues de eso os hablaba. Os hablaba también, tercero, pero en relación con esto, de cómo eso mismo de aceptar para la lucha contra el Poder los términos que el Poder usa, como si dijéramos usar las armas del Poder contra el Poder, es algo que ha pervertido costantemente los movimientos más o menos revolucionarios que a lo largo de nuestros años se han producido, de tal forma que el resultado ha sido ése que rememorábamos el otro día de que generalmente las revoluciones, revueltas, o críticas contra el Poder, se refieren a un Poder de hace un siglo, de hace treinta años, de hace veinte años; costantemente la revolución se queda retrasada respecto a los propios avances del Poder. Recordáis que el Poder, para sostenerse, para seguir siendo el mismo, tiene que estar cambiando costantemente; el cambio es la necesidad del Poder, que tiene que estarse renovando, cambiando por ejemplo el sistema político............poco, cambiando de partido a partido, de una forma de legislación a otra, y todos esos cambios que os vierten por los Medios todos los días, con los que os entretienen, a lo que se dedican los debates y cosas por el estilo entre políticos. No puede menos, tienen que estar haciendo eso, haciendo como que cambian, es decir, cambiando, cambiando realmente, pero para seguir igual. Y entonces generalmente los rebeldes que una y otra vez han aparecido a lo largo de nuestra Historia, se quedan atrás; se quedan atrás, y los encontramos luchando contra fantasmas, luchando contra fantasmas que el propio progreso del Poder ha hecho desaparecer desde más o menos tiempo atrás, ¿no?, tenéis los ejemplos todos los días. Me acuerdo muy bien, es muy reciente, de que en aquel periodo de nuestro país que se llama ‘La Transición’, me encontraba con que los rebeldes en general de los partidos y demás revueltas no se habían enterado de cual era el régimen que nos estaba dominando por lo menos desde los años sesenta por todas partes, que es el mismo que nos domina hoy día: el régimen del Dinero, Capital igual a Estado, Dinero. No se habían enterado, y en cambio seguían luchando contra los fantasmas de la Dictadura, que había desaparecido hace no se cuanto, y con un miedo de que la Dictadura pudiera volver; y naturalmente, protegiéndose de la Dictadura por medio de la Democracia o cualquier otra invención, lo que hacían era naturalmente que contra el enemigo presente no solo no se hiciera nada, sino que se estuviera colaborando con su mantenimiento. Así han ido las cosas una y otra vez, esto no es ningún caso escepcional, es lo que suele pasar: generalmente los más o menos profesionales de la revuelta, o de la crítica social, se encuentran debatiéndose con fantasmas de años atrás, fantasmas que el Poder mismo se ha encargado de hacer desaparecer, de cambiarlos por otros. Ésta era pues la tercera cosa que os presentaba, y que os vuelvo a presentar, y para la cual pediré enseguida vuestras voces.
También había aquello, que nos lleva ya mucho más lejos, de recordar que todo este tinglado, todo este tinglado del Orden establecido, el Poder, contra el que aquí intentamos decir, es decir, hacer, algo, ése está asentado sobre la prohibición. El comienzo de la Historia, la Organización Social Histórica, se funda en la prohibición por ejemplo del incesto, de la relaciones entre machos y hembras de diferentes clanes de la tribu, y cosas por el estilo. La prohibición, el “no harás tal cosa”, es el fundamento. De manera que para que no nos armemos líos con lo de la negación, sépase bien que cuando aquí decimos que lo que el pueblo dice es “No”, “No” al Poder, “No” a la Realidad, le está diciendo “No” a algo que ya está establecido sobre la prohibición, sobre el “no” práctico, sin el cual no podéis ni imaginar un Estado ni una Istitución histórica que pueda establecerse. Ése es su fundamento, sobre esa prohibición se nos ha establecido este tinglado, y cuando nos negamos a él es como si dijéramos que nos estamos dedicando a la destrucción de la destrucción: estamos tratando de negar, de descubrir la falsedad de algo que de por sí aparece como prácticamente negativo, como prohibición justamente.
Bueno, esto son una de las cosas que salían. Ya recordáis que todas estas últimas sesiones se encuadran más o menos bajo el descubrimiento de que uno (uno, que de por sí en realidad es el súbdito del Estado, el cliente del Capital, el comprador, el vendedor), que uno está necesariamente roto, que hay algo en uno al que le apetece la ordenación desde Arriba, que pide incluso al Poder que lo administre, que lo ordene, que lo encasille y lo coloque de una manera o de otra, y algo por lo bajo que desmiente eso, que se niega a tragar con las mentiras que el Poder necesita imponer para subsistir, y en esa lucha estamos. Cualquiera que describe la realidad de otra manera que no sea una contradicción entre lo de Arriba, el intento de imponer la Verdad desde las alturas de Dios matemático, y lo de abajo, lo desconocido, que se niega a reconocer esa verdad, cualquiera que describa la realidad de otra manera que no sea así, como contradicción, se está equivocando, se está engañando; y cuando la realidad se refiere a la realidad de uno, de la personita de uno, pues lo mismo, pero de una manera especialmente interesante para uno. Cualquier intento de hablar de identidad o de cualquier otra cosa de la persona, cualquier cosa que no sea descubrir que uno está roto, y que tiene que estar roto, porque en realidad lo está, y entre la Ley de Arriba, a la cual puede sentir temor y veneración, y lo que nos queda por abajo de vivo, de pueblo-que-no-existe, en esa contradicción es en lo que nos encontramos. La presunción de identidad personal es por tanto, para esta rebeldía contra el Poder, el pecado capital, por imitar el lenguaje de los curas, si pudiéramos. Es el pecado capital. Mientras no practiquemos este descubrimiento de la rotura de uno, de su contradicción, ¿qué diablos podemos estar haciendo aquí contra el Poder? Si uno se resigna a ser uno, es decir, el que está señalado por su muerte futura, si uno se resigna a ser por tanto un cliente del Capital, un súbdito del Estado, sea cual sea, no hay ná que hacer; desde ese momento no hay ná que hacer, y no se sabe para qué diablos estamos aquí.
Bueno, esto son algunas cosa que salieron, y como salieron un poco deprisa, por eso he vuelto sobre ellas, y por eso os pido ahora que me digáis las cosas que se os han ido ocurriendo, las dudas, oscuridades, perplejidades, objeciones, lo que sea, frente a cualquiera de ellas, de manera que espero ya vuestras voces sobre cualquiera de los puntos.
-Una de las cosas que ha dicho usted sobre frases que ya da un poco de vergüenza hablarlas, con respecto de la poca conciencia que hay ahora de clase, yo una de las cosas que mantengo desde el año 77 cuando legalizaron los partidos, que creíamos que eran de izquierdas y luego en los pactos de la Moncloa hubo esa traición, es la astención, la astención activa. En estas elecciones por ejemplo es una palabra que no se usa. No tradicionalmente de la CNT, que yo no estoy de acuerdo con esa forma, yo estoy más de acuerdo con la astención activa...............
A-¿Y cómo era eso de la astención activa?
-Pues igual que están haciendo ahora propaganda para que vayamos a votar, pues hacer propaganda la gente que decimos que somos de izquierda, de la izquierda que está en el Parlamento, hacer propaganda para que la gente no vaya a votar.
A-Perdón: equivocao; táctica equivocada.
-¿Mejor colaborar entonces con lo que criticamos?
A-Yo creo que después de lo que me has oído, tienes que haberlo reconocido: ponerse a hacer propaganda para no votar a ninguno de los partidos del régimen es hacer propaganda a los partidos del régimen, por más que se quiera ser negativo. No va por ahí la cosa: el pueblo, ante los partidos y las votaciones, se encoge de hombros, por no decirlo de una manera más grosera; le importa un carajo todo eso, y cualquier cosa que no sea el olvidarse, el borrar los partidos, las elecciones y los votos, como no siendo cosas de verdad, no sirve. Es lo que he dicho respecto de la sensibilidad para el lenguaje: para llevar a cabo esa astención activa teníais por fuerza que aceptar el mismo lenguaje de los que hacen la propaganda por la votación, y entonces estabais ya dentro; de manera que, ¡qué se va a hacer!, el “No” del pueblo-que-no-existe tiene que ser bastante mas decidido que eso. Bueno, pero sigamos, porque...................
-Yo el problema que veo, o voy viendo a lo largo de los años, con esto del lenguaje del Poder y la lengua corriente, y lo veo cada vez más, es que no quedan sitios donde usar la lengua corriente. Por lo menos para mí es muy difícil, no los encuentro.
A-Pocos. Fuera de aquí del Ateneo, si se trata de sitios públicos, pocos. Incluso en familia; hasta en familia es difícil, el imperio ése del vocabulario cala muy hondo; nunca exageraremos lo bastante ese peligro. Hablar de política, ¿qué sentido tiene, no solo ya para los poderosos, sino para vuestros amigos, vuestro tío, vuestros hermanos, vuestro padre? ¿Qué sentido tiene? Hablar de política quiere decir hablar empleando el lenguaje de los políticos; y naturalmente los políticos justamente están todos ellos hechos para sostener la fe en el Poder y en el cambio del Poder precisamente con trucos como la Democracia u otro; de manera que si hablar de política es eso, pues estás hablando siempre a favor, y aunque hables en contra estás hablando a favor, colaborando con el Poder. Pero no solo en política: en Ciencia, en Filosofía. ¿Qué se exige para una investigación seria de Física, de Psicología, de lo que sea?: se exige naturalmente que se encuadre en sus tiempos, que vaya con los tiempos, que esté al tanto de toda la inmensa bibliografía que sobre la cuestión se ha desarrollado entretanto; y entonces el pobre físico o filósofo rebelde que intentaba decir algo, se encuentra con que por esa carga no va a poder decir nada, mas que si lo dice en el lenguaje consagrado por las revistas científicas y por la Ciencia en general, y por tanto no va ya a decir nada. Aquella voz que intentaba rebelarse contra las falsas verdades de la Ciencia, quedará acallada por eso mismo, por el propio peso del lenguaje, de la bibliografía...... Bueno, y no quiero seguir sacando ejemplos: efectivamente, es raro encontrar un sitio donde la gente hable en lenguaje de la gente, en lenguaje corriente. Confío en que este sea, poco a poco, uno de esos sitios, donde no se dice nada ni de Política de políticos, ni de Filosofía, ni de Historia, ni de ninguna otra Ciencia, sino que se habla así, con el lenguaje corriente, de la calle. No sé a quién le toca.
-Que lo que pasa es que hoy día, con eso de los Medios de Formación de Masas de Individuos, los resquicios donde todavía el lenguaje naciera como desde abajo, como una especie, como tú decías, de un pensamiento niño, o un decir niño, eso está tan contaminado, tan contagiao por eso que llamamos la Información, por la imposición de noticias, que es imposible, porque incluso hasta en la entrada de un Ambulatorio, que es un sitio muy arriesgao, donde se juntan las mujeres y los hombres y hablan, de enfermedades o de cualquier cosa, ahí está toda la información ya dada, en la calle mismo, que está ocupada por los coches, y ya no son las gentes las que hablan, sino los conductores entre sí, todo son jergas, y incluso, como decía Rosa, es muy difícil encontrar un resquicio. El tema está en cómo es posible luchar contra toda esa información para dejarse hablar desde abajo.
A-Dejemos esa cuestión, veamos la cuestión misma: tu misma sabes muy bien eso que estás diciendo, no solo en el terreno de la Política, sino por ejemplo en el de la Sanidad, en el de la salud: ¿cómo sin información puede uno decir nada en Medicina? ¿Cómo sin información puede uno decir nada en Política? ‘Información’ no quiere decir más que eso que hemos llamado aquí vocabulario, vocabulario especialmente de las jergas superiores; eso es información, y eso es lo que se exige para inutilizar cualquier intento de decir, hacer algo, que sea de verdad “No” contra lo establecido, “No” contra la fe establecida, ¿no? La información por otra parte, como la propia investigación física descubre, se confunde con la realidad misma, y los físicos más o menos desmandados lo han visto cada vez más claro, de la misma manera que el vocabulario (no la lengua: el vocabulario de las lenguas) se confunde con la realidad misma, no es otra cosa distinta de lo que aquí estamos llamando realidad.
-Lo que pasa justamente es una cosa: que el procedimiento de preguntar por la cosa misma, que sería realmente lo que se le ocurre a un niño (“¿y esto qué es?”), con el reino de la Información esa pregunta está cortada de raíz desde el principio, porque se juega ya con una realidad costruída, en la cual Poder es Poder, Justicia es Justicia, Democracia es Democracia, y si tu le preguntas a alguien que eso de Democracia qué es, lo primero que piensan es que eres un...........
A-Bueno, vuelvo a insistir, Isabel, en la pregunta socrática que tantas veces hemos tratado, no solo de alabar, sino de imitar aquí, el “¿qué es?”, que es lo que Sócrates decía. Naturalmente este “¿qué es?” se puede presentar al nivel bajo, al nivel de la lengua corriente: un niño puede no saber, porque nunca lo ha visto, qué es una piscina, y preguntar qué es una piscina, y estamos todavía en un lenguaje relativamente corriente; o si le hablan de pescados, dice “¿qué es el mero?” que le sirven; nunca ha oído hablar del mero y dice “¿qué es el mero?”, porque eso no lo sabe. Pero naturalmente el “¿qué es?” tiene su función principal cuando se refiere a la Justicia, la Administración, la Democracia, el Ministerio de Tal o Cual, el IRPF.......... Cuando se pregunta qué es eso, si se tiene la osadía de preguntar qué es eso, entonces es cuando se está haciendo de verdad una labor “destructiva de la destrucción”, una labor de realmente decir “No”. Bueno, ¿qué más cosas, por favor, se os han ocurrido, respecto a cualquiera de los temas? Sí.
-Yo creo que si hablar de política supone utilizar el lenguaje de los políticos, y por tanto descolaborar con el Poder, entonces la alternativa es no hablar de política.
A-No, la alternativa la tienes aquí, que no estoy empleando el lenguaje de los políticos, y hablo, estoy hablando.
-Pero la pregunta mía va un poco más allá: es que me imagino que los que detentan el Poder se sentirán felices de que haya gente que no hable de esas cosas, que renuncie a hablar.
A-¡No, no, no, al contrario!: te aseguro por mi testimonio propio que les da mucha rabia que alguien pueda hablar sin la jerga. Mi caso puede servir de ejemplo: les da mucha rabia, no les gusta nada. Ellos, de una manera o de otra, tratan de ni siquiera enterarse de que en algún sitio se pueden decir cosas de sentido común en lengua común. Eso es un peligro, y ellos lo sienten; ellos solo tratan con gente que emplea su dialecto, que emplea su jerga; si no, no tratan. A ver.
-Dicho en lengua elevada, yo creo que el problema está en la trascendencia, es decir, que se podría resolver tratando como de volver a una cierta inmanencia, o, dicho en términos más corrientes..........
A-Sí, la verdad es que debes decirlo en términos más corrientes, porque trascendencia e inmanencia son pura jerga; de manera que procura decirlo efectivamente en términos más corrientes, sí.
-En términos más corrientes la trascendencia sería que el hacer y el decir están separados, y la inmanencia sería volver a juntarlos.
A-Juntar ¿qué, con qué?
-O sea, el hacer y el decir están juntos, se han pegado, se han hecho inmanentes, y en ese sentido me viene a la mente, y siento de nuevo hablar de Autores, un personaje como Georges Bataille, que creo que entre otras cosas proponía la utilización de términos escatológicos que de alguna manera hicieran eso de romper esa trascendencia, y que de pronto se juntara, ¿no?
A-Bueno, no esta mal, pero vamos, yo no digo que haga falta decir todos los días “¡a tomar por culo!”, que sería un término escatológico. No viene mal, no viene mal de vez en cuando, el decir “¡nos están jodiendo!”, “¡a tomar por culo!” forma parte del lenguaje corriente, pero vamos, no tenemos por qué dedicarnos esclusivamente a eso. Basta con eso: efectivamente, como lo has sacao, decir es hacer, y en cualquiera de los dos sentidos: si se está diciendo (o aquí se intenta) “No” contra la mentira del Poder, ese decir es un hacer, y no hay ninguna otra forma de movimiento ni de acción revolucionaria que pueda llevarse a cabo sin eso lo primero, sin ese primer hacer que es el decir, y que trata de desbancar la fe en la que todo se funda. Y al revés: cuando no es así, como sucede no solo en los Medios, sino en el trato corriente, cuando se habla empleando el lenguaje de los políticos y demás, decir es hacer, porque con eso solo se está colaborando con el Poder, de manera que se está haciendo del derechas igualmente. De manera que en cualquier caso, en efecto, no hay que separar: decir es hacer; pa la izquierda, pa la derecha (por decirlo así), pero decir es ‘hacer’, siempre. Bueno, ¿qué más?
-Yo quería decir que la fe en el Poder tiene mucha ventaja porque se propaga muy rápido, un poco como lo de las empresas ésas que hablábamos que no se sabe por qué estraños mecanismos esa fe va haciendo más y más fe, con lo cual a los pocos descreídos que hay no les escucha nadie, y además tienen como dos velocidades distintas, porque lo que decíamos antes de atacar al Poder: el que no dice nada no tiene que pensar mucho para seguir hablando, mientras que uno que piensa se tiene que tomar su tiempo y siempre va por detrás de todas las tonterías que dicen otros.
A-Bueno, como me has oído, sobre todo va por detrás porque sigue creyendo en fantasmas del régimen anterior, no ha descreído lo bastante. La debilidad del “No” contra la fe, es sobre todo que siempre conservamos demasiado de fe, siempre nos creemos demasiadas cosas, y aunque aquí por ejemplo lo estemos intentando, descreer, esa labor es interminable, siempre la fe resucita de una manera o de otra. ¿Qué mas se os ha ocurrido respecto a cualquiera de esos temas, por favor?
-Es muy ventajoso para el Poder cuando cunde una frase como la de “no hables: actúa”, sobre todo en estos momentos en que tenemos unas Elecciones que nos van a caer encima y demás, y que parece que mucha gente cuando comentas que no tienes gran interés en ir a votar te contestan que algo hay que hacer, y ya pretenden con ello utilizarlo como argumento, y entonces ya ahí se ve que para la mayoría sigue estando decir y hacer separados. Y al mismo tiempo, ¿no sería también correcto decir que también hacer es un modo de decir?
A-Sí, en cuanto a lo primero, por supuesto: es terrible, pero normalmente, y sobre todo entre gente rebelde, eso de “no tanto hablar, vamos a hacer algo”, lo encontráis a cada paso. Hacer algo quiere decir, por ejemplo, pueeees........organizar una manifestación para que la Televisión se entere; o quiere decir aquello de negarse a las votaciones; o incluso romper las urnas, para más claridad. Son cosas que, en general, no sirven para nada más que para llamar la atención, vanamente; alguna vez pueden servir para algo, pero que en todo caso pierden justamente posibilidades de utilización para el “No” por el hecho de que no se ha perdido la fe, por el hecho de que se sigue distinguiendo, no se han dado cuenta de que decir es hacer, siguen creyendo que hacer es otra cosa, que viene después del decir, y eso evidentemente cunde de tal manera que por mucho que hablemos aquí, siempre será poco. En cuanto a lo segundo, por supuesto, es razonable: por otra parte cualquier forma de hacer, en esta tribu que somos, es un decir, y cualquier hacer que hagamos está diciendo algo con el mero hecho de hacerse. Eso conviene también recordarlo. ¿Qué más?
-Estaría bien que sacáramos a la luz entre los que estamos aquí esas falsas escusas que ponen al “No” de la gente.
A-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo está muy por todas partes lo de público/privado, esa diferencia, que es una antigualla de cuando había capitalistas y por el otro lado un Estado que mantenía servicios públicos, pues cómo se está manteniendo cuando eso ya no............ Incluso la diferencia entre ‘de pago’ y ‘gratis’ es una fantasmada también, como si hubiera algo gratis.
A-Es un buen ejemplo, la división público/privado. Evidentemente es ejemplo sobre todo de lo que he dicho antes: el cambio, el avance de la Democracia, el avance del régimen del Bienestar, hace ya no sé cuanto que se ha cargado eso, porque en el régimen del Bienestar Estado y Capital son literalmente lo mismo, y si unos ejecutivos se visten con uniforme de empleados del Estado y otros con el uniforme de empleados de la Empresa o de la Banca, da igual: todos están haciendo esactamente el mismo oficio. El régimen que nos ha tocado es el del Dinero, y ese régimen por tanto, desde que se ha establecido, digamos desde hace cuarenta y tantos años por lo menos en el mundo avanzado, hizo que la división entre público y privado no tuviera sentido, da lo mismo. Pues todavía anteayer, y no sé si hoy, tengo que seguir hablando de Televisión publica o estatal, y Televisión privada; tengo que seguir oyendo eso, y hartándome de oírlo, y lo mismo respecto a los trasportes, de personas o mercancías, y lo mismo respecto a cualquier cosa. ¿Qué más da? ¿Qué más da que sean públicos que privados, si están haciendo lo mismo? Si pasan de privados a públicos, o de públicos a privados, es justamente, pues para entretener; para entretener, porque así es como cambia el régimen para seguir lo mismo, pero desde luego para la gente no quiere de verdad decir nada, nada palpable.
-Sirve para tener a todo quisque hablando de dinero como si le fuera la vida en ello.
A-A ver cómo dices.
-Sí, digo que esos problemas de contraponer unas cosas que son de pago a otras cosas que son gratuitas, como si no fueran de pago también, que es lo que sirve para tener a todo quisque hablando de dinero como si le fuera la vida en ello.
A-Sí, sí, el mero hecho de hablar de cosas de ésas quiere decir efectivamente hablar de dinero, de donde está, y de cómo se reparte, lo cual evidentemente está sosteniendo la fe sea como sea, y en cualquier caso que se de. ¿Qué más?
-Pero lo más sangrante actualmente y lo más llamativo hoy día, es justamente que ese disimulo que se ha mantenido hasta hace poco entre Estado y Capital, ahora mismo precisamente en el lugar que se supone que era la cuna de la Democracia, como Grecia por ejemplo, se ve cómo han quitado al Presidente del Gobierno y han puesto al antiguo Director del Banco Nosequé, es decir, como una toma de poder, aunque incruenta, pero del Dinero, allí, y siguen todavía los sacerdotes de las Democracias, de los gobiernos democráticos, poniendo personajones que en definitiva no son na más que gente de Dinero, puro Dinero, pero manteniendo como una especie de disimulo de que el pueblo por un lao está representado por esos personajes democráticos, y lo que tratan es de arreglar los avances y la barbarie del Dinero, cuando resulta que ahora mismo en Grecia, que es lo más llamativo y lo más tremendo, ahí ahora mismo el que preside la Democracia griega es el Director del Banco Internacional, y que.................
A-Bueno, Isabel, muy enterada te veo de lo que pasa en Grecia, de lo que ha estado pasando estos días.
-¡Claro, tu, como no ves na más que fútbol, que te ves todos los partidos!
A-Yo no me había enterao prácticamente de nada, casi no me había enterado de nada, no sé si sería muy malo, pero te veo muy enterada. De paso, no metas la pata diciendo de Grecia que es la cuna de la Democracia, porque esto que ahora es Grecia, un Estado (no solo una Nación, sino un Estado con todas las de la ley), no tiene puñetera cosa que ver con algunos de los Estados griegos del siglo quinto, como Atenas, que inventaron el truco de la Democracia. No tiene nada que ver. En otros Estados no se implantó nunca tal cosa, pero en Atenas floreció durante un tiempo, y estuvo el bastante tiempo justamente para que en una restauración democrática se cargaran a Sócrates, como sabéis, que fue justamente el régimen avanzado, la Democracia. Pero no tiene nada que ver. En cuanto a lo que ahora está pasando en los Medios acerca de Grecia, pues tú misma lo sabes, yo no lo sé, y probablemente, pues........ De manera que es como todo lo demás: marear la perdiz, es decir, hacer creer que tal personaje representa a tal cosa y tal otro personaje representa tal otra cosa. No hay personajes, y ni el Directivo de la Banca Universal, ni Papandreu, ninguno de los dos pintan nada, porque los monigotes del Poder no son más que monigotes que sirven para engañar a la gente, pero ninguno pinta nada; lo único que pinta es el Dinero mismo de una forma o de otra. Bueno, venga, dejemos ya el asunto de actualidad. ¿Alguna cosa más?
-Solo matizar que como ha comentado usted de la intención de no votar o romper las urnas, yo no he dicho “romper las urnas”, que quede claro.
A-No, yo lo decía exagerando un poco, pero vamos, es lo mismo.
-Yo decía que había que astenerse, porque............
A-¡Ahora no hay que astenerse! ¡Ahora hay que olvidarse de que haya tal cosa como una votación! ¡Olvidarse! ¡Borrar!
-Es que parece que usted está dando una charla didáctica para que no hagamos nada. Es que usted está dando a entender que no hay que hacer nada.
A-¡Olvidarse! ¡Aunque te parezca mentira, puede uno no leer la Prensa, no ver la Televisión, no hablar con los amigos con el lenguaje de Ellos! ¡Olvidarse!
-Y por eso no hay que hacer nada, olvidarse. Cuando se trabajaba hace un siglo 14 horas diarias, había que olvidarse y no luchar para que nos concedieran ocho horas, y ahora hay que olvidarse otra vez para volver a las 14 horas.
A-¡Que noooo! ¡Que de Arriba no puede venir nada bueno, hombre! ¡Que de Arriba no puede caer nada bueno! ¡No andes ni votando ni dejando de votar!
-No hacer nada, para volver a las 14 horas. Yo me he sorprendido de que usted opine así, desde luego. Yo sí le veo que usted colabora más con el Capital que los que estamos aquí.
A-Bueno, bueno, deja, deja. ¡Más, por favor! ¡Vamos, que se nos acaba el rato!
-Yo soy muy refranera, y a mí el refrán de “obras son amores, y no buenas razones” me gustaba mucho, pero tu me lo acabas de desmontar.
A-“Obras son amores, y no buenas razones”, es un refrán, y parece popular. ¿Qué os parece? Es un refrán que parece ‘popular’, como suele decirse, ¿no?, y desde luego está un poco en contra de lo que he estao diciendo. ¿Qué os parece?
-Pues que trabajes y te calles.
-Pero también se dice “a Dios rogando y con el mazo dando”. Es que las dos cosas están unidas.
A-Aunque desde luego tengamos que estar siempre prefiriendo la lengua común, corriente, contra las jergas, no podéis fiaros tampoco de lo que se llama ‘popular’. De los refranes que nos han llegado se puede decir que sucede como en la población: la mayoría siempre es reaccionaria; la mayoría de los refranes populares son reaccionarios, y tenéis ejemplos por todas partes, llegando al estremo de “a la mujer y a la burra, cada día una zurra”, por si queréis alguno más claro, que es también un lenguaje.......... Bueno, la mayoría: si alguno tiene curiosidad, en la revista esta de los de Sevilla que se llama “Demófilo”, que era el seudónimo del padre de los Machado, que se dedicó a reunir cosas de estas por todas partes, me he dedicado a coger unos cuantos, unas cuantas docenas de refranes, y tratar de descubrir los que son de la mayoría, y por tanto reaccionarios. Desde luego no se puede uno meter mucho con este refrán, porque “buenas razones” se dice ahí en el sentido de las razones que son justificaciones, promesas, que no son desde luego esa razón común que aquí tratamos de que diga “No”: son más bien promesas, justificaciones, y ésas desde luego están condenadas por lo mismo que todo lo demás práctico que hemos dicho, ¿no? Hay un motivo de que a la gente le haya dado por decir “obras son amores, y no buenas razones”, porque ‘obras’ ahí no es que sea lo práctico ni lo activamente político, sino que se contrapone a las buenas razones que no son razones, sino que son justificaciones, promesas, y cualquiera de esos trucos de la lengua, también la corriente, esos trucos que sirven para resignarse, para aguantarse con la vida que se nos da, para engañarnos, para engañar también en la lengua corriente. Podéis sacar más ejemplos, si a alguno se os ocurre, de eso o de cualquier otra cosa.
-Pues a mí una contraposición tan clara entre hablar y hacer en esa cosa cuando “a Dios rezando y con el mazo dando”, pues es que las dos cosas están juntas.......
A-¡Eso!
-Y uno puede, con la mano derecha y con la mano izquierda........
A-Son dos manos derechas, como lo sabes muy bien, tanto la de trabajar como la de rezar. Las dos son manos derechas; ahí la mano izquierda ha desaparecido, y efectivamente con buen motivo: son dos manos derechas. Venga, aparte de esos entretenimientos, ¿qué más?
-Yo quería decir que lo que ha dicho Milagros a mí me ha recordado alguna cosa que has dicho tu con respecto a las parejas, el novio o la novia que dicen “¡que te quiero!, ¿eh?”.
A-No lo recordaba yo eso.
-Eso quiere decir cómo se deben de comportar, o sea, que está esperando acciones de ella, o de él.
A-Eso es una amenaza, eso no son tampoco buenas razones de verdad. Es para las cosas que sirve la lengua, también la corriente: promesas, amenazas, y ésa es una amenaza: “¡ten cuidado, que te quiero!”. Sí.
-Para mí, la mayor amenaza que uno oye habitualmente es “bueno, vamos a ver si nos llevamos bien”, que quiere decir que o tragas con lo que yo te digo, o tienes zurriagazo.
A-Bueno, es un poco ambiguo.
-Yo cada vez que he oído “vamos a ver si nos llevamos bien”, me he puesto a temblar, y he pensado “ya la estamos fastidiando”.
A-Eso, más que refrán, es una manera de hablar, no es un refrán propiamente. Pero que en una discusión se trate de poner paz, o de suscitar guerra, ¿qué os parece? Pues ninguna de las dos cosas se puede tomar como una regla: a veces el suscitar más guerra en la discusión no sirve de nada, y más vale llevarse bien un rato, y otras veces no, otras veces efectivamente el llevarse bien quiere decir resignarse para seguir tirando como se puede. ¿Qué más respecto a cualquiera de los puntos, que se nos acaba este rato, por favor?
-Respecto a lo que dice Jaime, hay otra cosa todavía más perversa, que es lo de “hablando se entiende la gente”, que cuando te lo dicen ya te puedes dar por destruido, porque van a poner su idioma..........
A-No.
-¡Cómo que no! A mí cada vez que me dicen eso me echan una artillería de lenguaje encima con la que no puedo, y me voy apabullada.
A-No, creo que te acuerdas mal, Rosa, de las ocasiones: “hablando se entiende la gente” revela una cierta confianza en la lengua común, en la discusión...........ambigua, por tanto ambigua: se entiende para ir tirando, y se entiende para ponernos de acuerdo en la revuelta, vaya usté a saber. Bueno, ¿qué más?
-..........................
A-Bueno, entonces tenemos que cortar aquí, aprovechando este silencio. Sí.
-Yo quería decir una cosa que me había llamado mucho la atención, porque has dicho que el Poder, el poderío del Poder, está siempre cambiando, de tal forma que en ese cambio la reacción que podamos tener a él con el cambio estamos siempre atrás, porque nosotros somos la Historia, y Él va siempre por delante. Ese cambio, esa metamorfosis, es propia de los seres vivos, y solamente lo vivo cambia para seguir vivo.
A-¿De dónde sacas ese axioma? ¿De dónde te lo sacas?
-Es que yo siempre he visto que lo muerto no cambia, lo inerte.
A-¡Pero si los muertos se están pudriendo, por ejemplo, igual que los demás! ¿Cómo dices eso? No, creo que querías sacar lo de ‘vivo’, lo de la vida, a “mientras que los Sistemas Políticos están tan vivos, en el peor sentido, como las ranas y como las rosas, y cambian lo mismo”.
-Bueno, pues en ese sentido de que están tan vivos como las ranas o las rosas, ¿cómo vamos a descubrir cuál es el Poder actual, si nosotros siempre descubrimos un Poder pasado?
A-¡Ah, no, no, no! Yo tengo la herida, yo sé lo que a mí me duele; yo, que no leo casi Información ni me entero de los fantasmas que pueda haber, sé lo que ahora mismo me está jodiendo profundamente dondequiera que me lo encuentro, en la vida privada, en la pública, o en cualquier sitio. No hay ningún engaño: la herida de lo actual, de lo inmediato, se siente, basta con quitarse lo otro, olvidarse de fantasmas o resentimientos de cosas que no vienen a cuento. También habría que pedir eso. ¿Algo más?
-Pero pasa una cosa: que si decimos que pueblo en su indefinición es aquello solamente que sufre el Poder, en el hecho de la disolución, o del atacar al Poder, es como pedirle esa disolución. Ese ataque para poder destruir el Poder parece que está exigiendo una condición “sine qua non”, que es que lo haya, que haya Poder.
A-Partimos de la realidad: nos han hecho nacer (falsamente dicho, pero nos han hecho y costituído dentro de la realidad), y en ese sentido se puede decir un poco descaradamente que hemos nacido en la cárcel, de manera que no hay que molestarse en más: de ahí se parte, de que lo hay, de que el Poder lo hay, que oprime, y de que pueblo lo hay, porque simplemente el pueblo en cambio solo está definido por Arriba, es decir, justamente como aquello a lo que el Poder se opone y a lo que el Poder oprime. Por abajo ni se sabe lo que es. Bueno, tenemos que.... Sí.
-Que a propósito de la división entre vida y muerte que ha sacado la compañera, que se usa corrientemente de una manera muy pervertida también, porque ya se da por supuesto que hay cosas que están muertas, y que no pueden vivir, y hay una oposición entre cosas que viven y otras que no viven, y que ya han vivido, y entonces se nota ahí bastante claramente cuando uno se pone a distinguir, o a intentar distinguir, que no, que eso no funciona.
A-Sí, eso es una cesión; una cesión a creencias que rigen. Ya no hay tiempo para volver sobre eso, pero los que me acompañáis hace tiempo ya sabéis lo que hay de general en esto, que es la lucha que decían (muy mal) “por la vida”, pero aquí decimos “la lucha por la existencia”, que es una cosa a la que obedecen las cosas, los animales, los astros, nosotros........ Eso es general, y luego vienen las perversiones humanas propiamente dichas, que son contra las que hablamos, pero la ley de que la realidad sea para cualesquiera bichos, cualesquiera cosas, una lucha, una lucha por subsistir, ésa es una ley general.
Pues habría que, partiendo de alguna cosa de esas, volver sobre la situación actual que padecemos. A ver si me mantengo con algo de humor y el Señor no me mata rápidamente, y dentro de 7 días nos volvemos a ver con ello, y a ver qué pasa.
Una era, recordáis, aquello de que lo de decir “No”, que es lo solo que el pueblo-que-no-existe sabe decir, pero que lo dice, eso de decir “No” se traducía en cosas como que el clamar desde abajo “¡muera el Capital!”, “¡muera el Estado!”, “¡muera la Democracia!”, eran cosas que pertenecían a esta guerra, pero que en cambio parece que no era el buen camino decir “¡viva!” a ninguna cosa. Os recordaba que sería muy fácil, de primeras, decir cosas como “¡viva la vida!”, “¡viva el pueblo!”, es decir, decir “¡viva!” a cosas que precisamente no existen; ésta es la diferencia, porque, en cambio, bien seguros estáis de que el Estado, el Capital, la Democracia, existen, y están ahí, existiendo sobre nosotros. De manera que nada de decir “¡viva!”: cuando se dice “¡viva!” a cualquier cosa de ésas, (por ejemplo las que me han salido, ‘vida’, ‘pueblo’, cualquier cosa ‘buena’, digamos), se está cometiendo el error de que se la convierte en algo positivo, y que por tanto queda ya por ello mismo incluida en la realidad, y ya no sirve para la función, que era la de decir “No” a la realidad que se nos ofrece.
Ante esta actitud o contradicción supongo que a muchos se os habrán ocurrido cosas que decir, ahora me las haréis saber. Otra de las cosa que salieron, segunda, fue una llamada a la SENSIBILIDAD respecto a los estratos diferentes de la lengua en la que hablamos, a los diferentes estratos, y cómo el uno está decididamente separado del otro, y que basta con que nosotros los hablantes nos ejercitemos en eso, en desarrollar una cierta sensibilidad a la diferencia, a la diferencia entre el lenguaje de tipo superior (científico, político, filosófico, o como queráis decir), el lenguaje que es mayormente también el de los Medios de Formación de Masas de Individuos, y que está lleno de latinajos y grecismos, de palabras cultas, de términos cultos, que se os presentan como si estuvieran tranquilamente hablando de cosas, de cosas palpables, para que os lo creáis, de manera que si os sacan cualquier término como IRPF, que os tiene muy preocupados, es como si la antigua Teología sacara el término ‘transustanciación’; el interés de la jerga consiste en que efectivamente toméis eso como si fueran palabras, corrientes, que se refieren a cosas, y comprendéis que ya con eso todo el Imperio del Poder se está imponiendo sobre vosotros. Si aceptáis esos términos, si os los tragáis como si tal cosa, como sin duda os los tragáis todos los días en los Medios de Formación de Masas, entonces estáis ya colaborando, simplemente estáis colaborando con el Poder, que justamente se sostiene en esa credulidad y en esa creencia en que esos términos valen como palabras. Lo cual se contrapone a la lengua corriente y moliente, que es en la que intento aquí hablar todos los días y en general, y cada vez más, desengañándome de cualquier uso de cultismos y de palabras que puedan venir de la jerga.
Es un ejercicio en el que por mi parte empecé desde luego partiendo, ¡cómo no!, de la poesía, de eso que se llama poesía, y desterrando de ella cualesquiera términos de ese tipo, tales como los podéis encontrar a pesar de todo hoy día en la poesía literaria que os venden por todas partes, y que también igualmente os tragáis, como os tragáis los artículos de los Medios, ¿no? Empecé por ahí, y después cada vez me he ido desnudando de la necesidad de emplear vocablos, emplear términos que pertenezcan a las jergas, políticas, filosóficas, literarias, lo que sea, para intentar decir lo que haya que decir en lengua corriente y moliente, la que se acerca a la común. Ya sabéis que la común de verdad, la lengua común de verdad, la razón común, ésa no nos es dada en este mundo: la razón común, la lengua común no aparece mas que en forma de idiomas y en forma de lenguas de Babel, y naturalmente el vocabulario (no la máquina: el vocabulario) de esas lenguas, está cargado ya de muchos prejuicios, de un comienzo de ideas que están para sostener la fe en la realidad; pero no hay comparación entre ese estrato de lenguaje vulgar y el de las jergas, que ya están íntegramente inventadas para engañar; inventadas para engañar, las filosóficas, las políticas, las de los Medios, o cualquiera otra forma de Literatura. De manera que era eso: una llamada a la sensibilidad más o menos dormida.
No quiero ponerme pedagógico, pero esto se puede intentar, y a veces lo he ensayado con ejercicios: coger un periódico, coger un libro cualquiera, y averiguar hasta qué punto distinguís o no distinguís lo que pertenece a un estrato u otro de la lengua. A esto os animo, como una labor política muy importante, porque ya digo que solo el aceptar los términos del Poder como si estuvieran de verdad diciendo algo, es ya una colaboración, es ya una entrega al Poder y una colaboración.
Pues de eso os hablaba. Os hablaba también, tercero, pero en relación con esto, de cómo eso mismo de aceptar para la lucha contra el Poder los términos que el Poder usa, como si dijéramos usar las armas del Poder contra el Poder, es algo que ha pervertido costantemente los movimientos más o menos revolucionarios que a lo largo de nuestros años se han producido, de tal forma que el resultado ha sido ése que rememorábamos el otro día de que generalmente las revoluciones, revueltas, o críticas contra el Poder, se refieren a un Poder de hace un siglo, de hace treinta años, de hace veinte años; costantemente la revolución se queda retrasada respecto a los propios avances del Poder. Recordáis que el Poder, para sostenerse, para seguir siendo el mismo, tiene que estar cambiando costantemente; el cambio es la necesidad del Poder, que tiene que estarse renovando, cambiando por ejemplo el sistema político............poco, cambiando de partido a partido, de una forma de legislación a otra, y todos esos cambios que os vierten por los Medios todos los días, con los que os entretienen, a lo que se dedican los debates y cosas por el estilo entre políticos. No puede menos, tienen que estar haciendo eso, haciendo como que cambian, es decir, cambiando, cambiando realmente, pero para seguir igual. Y entonces generalmente los rebeldes que una y otra vez han aparecido a lo largo de nuestra Historia, se quedan atrás; se quedan atrás, y los encontramos luchando contra fantasmas, luchando contra fantasmas que el propio progreso del Poder ha hecho desaparecer desde más o menos tiempo atrás, ¿no?, tenéis los ejemplos todos los días. Me acuerdo muy bien, es muy reciente, de que en aquel periodo de nuestro país que se llama ‘La Transición’, me encontraba con que los rebeldes en general de los partidos y demás revueltas no se habían enterado de cual era el régimen que nos estaba dominando por lo menos desde los años sesenta por todas partes, que es el mismo que nos domina hoy día: el régimen del Dinero, Capital igual a Estado, Dinero. No se habían enterado, y en cambio seguían luchando contra los fantasmas de la Dictadura, que había desaparecido hace no se cuanto, y con un miedo de que la Dictadura pudiera volver; y naturalmente, protegiéndose de la Dictadura por medio de la Democracia o cualquier otra invención, lo que hacían era naturalmente que contra el enemigo presente no solo no se hiciera nada, sino que se estuviera colaborando con su mantenimiento. Así han ido las cosas una y otra vez, esto no es ningún caso escepcional, es lo que suele pasar: generalmente los más o menos profesionales de la revuelta, o de la crítica social, se encuentran debatiéndose con fantasmas de años atrás, fantasmas que el Poder mismo se ha encargado de hacer desaparecer, de cambiarlos por otros. Ésta era pues la tercera cosa que os presentaba, y que os vuelvo a presentar, y para la cual pediré enseguida vuestras voces.
También había aquello, que nos lleva ya mucho más lejos, de recordar que todo este tinglado, todo este tinglado del Orden establecido, el Poder, contra el que aquí intentamos decir, es decir, hacer, algo, ése está asentado sobre la prohibición. El comienzo de la Historia, la Organización Social Histórica, se funda en la prohibición por ejemplo del incesto, de la relaciones entre machos y hembras de diferentes clanes de la tribu, y cosas por el estilo. La prohibición, el “no harás tal cosa”, es el fundamento. De manera que para que no nos armemos líos con lo de la negación, sépase bien que cuando aquí decimos que lo que el pueblo dice es “No”, “No” al Poder, “No” a la Realidad, le está diciendo “No” a algo que ya está establecido sobre la prohibición, sobre el “no” práctico, sin el cual no podéis ni imaginar un Estado ni una Istitución histórica que pueda establecerse. Ése es su fundamento, sobre esa prohibición se nos ha establecido este tinglado, y cuando nos negamos a él es como si dijéramos que nos estamos dedicando a la destrucción de la destrucción: estamos tratando de negar, de descubrir la falsedad de algo que de por sí aparece como prácticamente negativo, como prohibición justamente.
Bueno, esto son una de las cosas que salían. Ya recordáis que todas estas últimas sesiones se encuadran más o menos bajo el descubrimiento de que uno (uno, que de por sí en realidad es el súbdito del Estado, el cliente del Capital, el comprador, el vendedor), que uno está necesariamente roto, que hay algo en uno al que le apetece la ordenación desde Arriba, que pide incluso al Poder que lo administre, que lo ordene, que lo encasille y lo coloque de una manera o de otra, y algo por lo bajo que desmiente eso, que se niega a tragar con las mentiras que el Poder necesita imponer para subsistir, y en esa lucha estamos. Cualquiera que describe la realidad de otra manera que no sea una contradicción entre lo de Arriba, el intento de imponer la Verdad desde las alturas de Dios matemático, y lo de abajo, lo desconocido, que se niega a reconocer esa verdad, cualquiera que describa la realidad de otra manera que no sea así, como contradicción, se está equivocando, se está engañando; y cuando la realidad se refiere a la realidad de uno, de la personita de uno, pues lo mismo, pero de una manera especialmente interesante para uno. Cualquier intento de hablar de identidad o de cualquier otra cosa de la persona, cualquier cosa que no sea descubrir que uno está roto, y que tiene que estar roto, porque en realidad lo está, y entre la Ley de Arriba, a la cual puede sentir temor y veneración, y lo que nos queda por abajo de vivo, de pueblo-que-no-existe, en esa contradicción es en lo que nos encontramos. La presunción de identidad personal es por tanto, para esta rebeldía contra el Poder, el pecado capital, por imitar el lenguaje de los curas, si pudiéramos. Es el pecado capital. Mientras no practiquemos este descubrimiento de la rotura de uno, de su contradicción, ¿qué diablos podemos estar haciendo aquí contra el Poder? Si uno se resigna a ser uno, es decir, el que está señalado por su muerte futura, si uno se resigna a ser por tanto un cliente del Capital, un súbdito del Estado, sea cual sea, no hay ná que hacer; desde ese momento no hay ná que hacer, y no se sabe para qué diablos estamos aquí.
Bueno, esto son algunas cosa que salieron, y como salieron un poco deprisa, por eso he vuelto sobre ellas, y por eso os pido ahora que me digáis las cosas que se os han ido ocurriendo, las dudas, oscuridades, perplejidades, objeciones, lo que sea, frente a cualquiera de ellas, de manera que espero ya vuestras voces sobre cualquiera de los puntos.
-Una de las cosas que ha dicho usted sobre frases que ya da un poco de vergüenza hablarlas, con respecto de la poca conciencia que hay ahora de clase, yo una de las cosas que mantengo desde el año 77 cuando legalizaron los partidos, que creíamos que eran de izquierdas y luego en los pactos de la Moncloa hubo esa traición, es la astención, la astención activa. En estas elecciones por ejemplo es una palabra que no se usa. No tradicionalmente de la CNT, que yo no estoy de acuerdo con esa forma, yo estoy más de acuerdo con la astención activa...............
A-¿Y cómo era eso de la astención activa?
-Pues igual que están haciendo ahora propaganda para que vayamos a votar, pues hacer propaganda la gente que decimos que somos de izquierda, de la izquierda que está en el Parlamento, hacer propaganda para que la gente no vaya a votar.
A-Perdón: equivocao; táctica equivocada.
-¿Mejor colaborar entonces con lo que criticamos?
A-Yo creo que después de lo que me has oído, tienes que haberlo reconocido: ponerse a hacer propaganda para no votar a ninguno de los partidos del régimen es hacer propaganda a los partidos del régimen, por más que se quiera ser negativo. No va por ahí la cosa: el pueblo, ante los partidos y las votaciones, se encoge de hombros, por no decirlo de una manera más grosera; le importa un carajo todo eso, y cualquier cosa que no sea el olvidarse, el borrar los partidos, las elecciones y los votos, como no siendo cosas de verdad, no sirve. Es lo que he dicho respecto de la sensibilidad para el lenguaje: para llevar a cabo esa astención activa teníais por fuerza que aceptar el mismo lenguaje de los que hacen la propaganda por la votación, y entonces estabais ya dentro; de manera que, ¡qué se va a hacer!, el “No” del pueblo-que-no-existe tiene que ser bastante mas decidido que eso. Bueno, pero sigamos, porque...................
-Yo el problema que veo, o voy viendo a lo largo de los años, con esto del lenguaje del Poder y la lengua corriente, y lo veo cada vez más, es que no quedan sitios donde usar la lengua corriente. Por lo menos para mí es muy difícil, no los encuentro.
A-Pocos. Fuera de aquí del Ateneo, si se trata de sitios públicos, pocos. Incluso en familia; hasta en familia es difícil, el imperio ése del vocabulario cala muy hondo; nunca exageraremos lo bastante ese peligro. Hablar de política, ¿qué sentido tiene, no solo ya para los poderosos, sino para vuestros amigos, vuestro tío, vuestros hermanos, vuestro padre? ¿Qué sentido tiene? Hablar de política quiere decir hablar empleando el lenguaje de los políticos; y naturalmente los políticos justamente están todos ellos hechos para sostener la fe en el Poder y en el cambio del Poder precisamente con trucos como la Democracia u otro; de manera que si hablar de política es eso, pues estás hablando siempre a favor, y aunque hables en contra estás hablando a favor, colaborando con el Poder. Pero no solo en política: en Ciencia, en Filosofía. ¿Qué se exige para una investigación seria de Física, de Psicología, de lo que sea?: se exige naturalmente que se encuadre en sus tiempos, que vaya con los tiempos, que esté al tanto de toda la inmensa bibliografía que sobre la cuestión se ha desarrollado entretanto; y entonces el pobre físico o filósofo rebelde que intentaba decir algo, se encuentra con que por esa carga no va a poder decir nada, mas que si lo dice en el lenguaje consagrado por las revistas científicas y por la Ciencia en general, y por tanto no va ya a decir nada. Aquella voz que intentaba rebelarse contra las falsas verdades de la Ciencia, quedará acallada por eso mismo, por el propio peso del lenguaje, de la bibliografía...... Bueno, y no quiero seguir sacando ejemplos: efectivamente, es raro encontrar un sitio donde la gente hable en lenguaje de la gente, en lenguaje corriente. Confío en que este sea, poco a poco, uno de esos sitios, donde no se dice nada ni de Política de políticos, ni de Filosofía, ni de Historia, ni de ninguna otra Ciencia, sino que se habla así, con el lenguaje corriente, de la calle. No sé a quién le toca.
-Que lo que pasa es que hoy día, con eso de los Medios de Formación de Masas de Individuos, los resquicios donde todavía el lenguaje naciera como desde abajo, como una especie, como tú decías, de un pensamiento niño, o un decir niño, eso está tan contaminado, tan contagiao por eso que llamamos la Información, por la imposición de noticias, que es imposible, porque incluso hasta en la entrada de un Ambulatorio, que es un sitio muy arriesgao, donde se juntan las mujeres y los hombres y hablan, de enfermedades o de cualquier cosa, ahí está toda la información ya dada, en la calle mismo, que está ocupada por los coches, y ya no son las gentes las que hablan, sino los conductores entre sí, todo son jergas, y incluso, como decía Rosa, es muy difícil encontrar un resquicio. El tema está en cómo es posible luchar contra toda esa información para dejarse hablar desde abajo.
A-Dejemos esa cuestión, veamos la cuestión misma: tu misma sabes muy bien eso que estás diciendo, no solo en el terreno de la Política, sino por ejemplo en el de la Sanidad, en el de la salud: ¿cómo sin información puede uno decir nada en Medicina? ¿Cómo sin información puede uno decir nada en Política? ‘Información’ no quiere decir más que eso que hemos llamado aquí vocabulario, vocabulario especialmente de las jergas superiores; eso es información, y eso es lo que se exige para inutilizar cualquier intento de decir, hacer algo, que sea de verdad “No” contra lo establecido, “No” contra la fe establecida, ¿no? La información por otra parte, como la propia investigación física descubre, se confunde con la realidad misma, y los físicos más o menos desmandados lo han visto cada vez más claro, de la misma manera que el vocabulario (no la lengua: el vocabulario de las lenguas) se confunde con la realidad misma, no es otra cosa distinta de lo que aquí estamos llamando realidad.
-Lo que pasa justamente es una cosa: que el procedimiento de preguntar por la cosa misma, que sería realmente lo que se le ocurre a un niño (“¿y esto qué es?”), con el reino de la Información esa pregunta está cortada de raíz desde el principio, porque se juega ya con una realidad costruída, en la cual Poder es Poder, Justicia es Justicia, Democracia es Democracia, y si tu le preguntas a alguien que eso de Democracia qué es, lo primero que piensan es que eres un...........
A-Bueno, vuelvo a insistir, Isabel, en la pregunta socrática que tantas veces hemos tratado, no solo de alabar, sino de imitar aquí, el “¿qué es?”, que es lo que Sócrates decía. Naturalmente este “¿qué es?” se puede presentar al nivel bajo, al nivel de la lengua corriente: un niño puede no saber, porque nunca lo ha visto, qué es una piscina, y preguntar qué es una piscina, y estamos todavía en un lenguaje relativamente corriente; o si le hablan de pescados, dice “¿qué es el mero?” que le sirven; nunca ha oído hablar del mero y dice “¿qué es el mero?”, porque eso no lo sabe. Pero naturalmente el “¿qué es?” tiene su función principal cuando se refiere a la Justicia, la Administración, la Democracia, el Ministerio de Tal o Cual, el IRPF.......... Cuando se pregunta qué es eso, si se tiene la osadía de preguntar qué es eso, entonces es cuando se está haciendo de verdad una labor “destructiva de la destrucción”, una labor de realmente decir “No”. Bueno, ¿qué más cosas, por favor, se os han ocurrido, respecto a cualquiera de los temas? Sí.
-Yo creo que si hablar de política supone utilizar el lenguaje de los políticos, y por tanto descolaborar con el Poder, entonces la alternativa es no hablar de política.
A-No, la alternativa la tienes aquí, que no estoy empleando el lenguaje de los políticos, y hablo, estoy hablando.
-Pero la pregunta mía va un poco más allá: es que me imagino que los que detentan el Poder se sentirán felices de que haya gente que no hable de esas cosas, que renuncie a hablar.
A-¡No, no, no, al contrario!: te aseguro por mi testimonio propio que les da mucha rabia que alguien pueda hablar sin la jerga. Mi caso puede servir de ejemplo: les da mucha rabia, no les gusta nada. Ellos, de una manera o de otra, tratan de ni siquiera enterarse de que en algún sitio se pueden decir cosas de sentido común en lengua común. Eso es un peligro, y ellos lo sienten; ellos solo tratan con gente que emplea su dialecto, que emplea su jerga; si no, no tratan. A ver.
-Dicho en lengua elevada, yo creo que el problema está en la trascendencia, es decir, que se podría resolver tratando como de volver a una cierta inmanencia, o, dicho en términos más corrientes..........
A-Sí, la verdad es que debes decirlo en términos más corrientes, porque trascendencia e inmanencia son pura jerga; de manera que procura decirlo efectivamente en términos más corrientes, sí.
-En términos más corrientes la trascendencia sería que el hacer y el decir están separados, y la inmanencia sería volver a juntarlos.
A-Juntar ¿qué, con qué?
-O sea, el hacer y el decir están juntos, se han pegado, se han hecho inmanentes, y en ese sentido me viene a la mente, y siento de nuevo hablar de Autores, un personaje como Georges Bataille, que creo que entre otras cosas proponía la utilización de términos escatológicos que de alguna manera hicieran eso de romper esa trascendencia, y que de pronto se juntara, ¿no?
A-Bueno, no esta mal, pero vamos, yo no digo que haga falta decir todos los días “¡a tomar por culo!”, que sería un término escatológico. No viene mal, no viene mal de vez en cuando, el decir “¡nos están jodiendo!”, “¡a tomar por culo!” forma parte del lenguaje corriente, pero vamos, no tenemos por qué dedicarnos esclusivamente a eso. Basta con eso: efectivamente, como lo has sacao, decir es hacer, y en cualquiera de los dos sentidos: si se está diciendo (o aquí se intenta) “No” contra la mentira del Poder, ese decir es un hacer, y no hay ninguna otra forma de movimiento ni de acción revolucionaria que pueda llevarse a cabo sin eso lo primero, sin ese primer hacer que es el decir, y que trata de desbancar la fe en la que todo se funda. Y al revés: cuando no es así, como sucede no solo en los Medios, sino en el trato corriente, cuando se habla empleando el lenguaje de los políticos y demás, decir es hacer, porque con eso solo se está colaborando con el Poder, de manera que se está haciendo del derechas igualmente. De manera que en cualquier caso, en efecto, no hay que separar: decir es hacer; pa la izquierda, pa la derecha (por decirlo así), pero decir es ‘hacer’, siempre. Bueno, ¿qué más?
-Yo quería decir que la fe en el Poder tiene mucha ventaja porque se propaga muy rápido, un poco como lo de las empresas ésas que hablábamos que no se sabe por qué estraños mecanismos esa fe va haciendo más y más fe, con lo cual a los pocos descreídos que hay no les escucha nadie, y además tienen como dos velocidades distintas, porque lo que decíamos antes de atacar al Poder: el que no dice nada no tiene que pensar mucho para seguir hablando, mientras que uno que piensa se tiene que tomar su tiempo y siempre va por detrás de todas las tonterías que dicen otros.
A-Bueno, como me has oído, sobre todo va por detrás porque sigue creyendo en fantasmas del régimen anterior, no ha descreído lo bastante. La debilidad del “No” contra la fe, es sobre todo que siempre conservamos demasiado de fe, siempre nos creemos demasiadas cosas, y aunque aquí por ejemplo lo estemos intentando, descreer, esa labor es interminable, siempre la fe resucita de una manera o de otra. ¿Qué mas se os ha ocurrido respecto a cualquiera de esos temas, por favor?
-Es muy ventajoso para el Poder cuando cunde una frase como la de “no hables: actúa”, sobre todo en estos momentos en que tenemos unas Elecciones que nos van a caer encima y demás, y que parece que mucha gente cuando comentas que no tienes gran interés en ir a votar te contestan que algo hay que hacer, y ya pretenden con ello utilizarlo como argumento, y entonces ya ahí se ve que para la mayoría sigue estando decir y hacer separados. Y al mismo tiempo, ¿no sería también correcto decir que también hacer es un modo de decir?
A-Sí, en cuanto a lo primero, por supuesto: es terrible, pero normalmente, y sobre todo entre gente rebelde, eso de “no tanto hablar, vamos a hacer algo”, lo encontráis a cada paso. Hacer algo quiere decir, por ejemplo, pueeees........organizar una manifestación para que la Televisión se entere; o quiere decir aquello de negarse a las votaciones; o incluso romper las urnas, para más claridad. Son cosas que, en general, no sirven para nada más que para llamar la atención, vanamente; alguna vez pueden servir para algo, pero que en todo caso pierden justamente posibilidades de utilización para el “No” por el hecho de que no se ha perdido la fe, por el hecho de que se sigue distinguiendo, no se han dado cuenta de que decir es hacer, siguen creyendo que hacer es otra cosa, que viene después del decir, y eso evidentemente cunde de tal manera que por mucho que hablemos aquí, siempre será poco. En cuanto a lo segundo, por supuesto, es razonable: por otra parte cualquier forma de hacer, en esta tribu que somos, es un decir, y cualquier hacer que hagamos está diciendo algo con el mero hecho de hacerse. Eso conviene también recordarlo. ¿Qué más?
-Estaría bien que sacáramos a la luz entre los que estamos aquí esas falsas escusas que ponen al “No” de la gente.
A-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo está muy por todas partes lo de público/privado, esa diferencia, que es una antigualla de cuando había capitalistas y por el otro lado un Estado que mantenía servicios públicos, pues cómo se está manteniendo cuando eso ya no............ Incluso la diferencia entre ‘de pago’ y ‘gratis’ es una fantasmada también, como si hubiera algo gratis.
A-Es un buen ejemplo, la división público/privado. Evidentemente es ejemplo sobre todo de lo que he dicho antes: el cambio, el avance de la Democracia, el avance del régimen del Bienestar, hace ya no sé cuanto que se ha cargado eso, porque en el régimen del Bienestar Estado y Capital son literalmente lo mismo, y si unos ejecutivos se visten con uniforme de empleados del Estado y otros con el uniforme de empleados de la Empresa o de la Banca, da igual: todos están haciendo esactamente el mismo oficio. El régimen que nos ha tocado es el del Dinero, y ese régimen por tanto, desde que se ha establecido, digamos desde hace cuarenta y tantos años por lo menos en el mundo avanzado, hizo que la división entre público y privado no tuviera sentido, da lo mismo. Pues todavía anteayer, y no sé si hoy, tengo que seguir hablando de Televisión publica o estatal, y Televisión privada; tengo que seguir oyendo eso, y hartándome de oírlo, y lo mismo respecto a los trasportes, de personas o mercancías, y lo mismo respecto a cualquier cosa. ¿Qué más da? ¿Qué más da que sean públicos que privados, si están haciendo lo mismo? Si pasan de privados a públicos, o de públicos a privados, es justamente, pues para entretener; para entretener, porque así es como cambia el régimen para seguir lo mismo, pero desde luego para la gente no quiere de verdad decir nada, nada palpable.
-Sirve para tener a todo quisque hablando de dinero como si le fuera la vida en ello.
A-A ver cómo dices.
-Sí, digo que esos problemas de contraponer unas cosas que son de pago a otras cosas que son gratuitas, como si no fueran de pago también, que es lo que sirve para tener a todo quisque hablando de dinero como si le fuera la vida en ello.
A-Sí, sí, el mero hecho de hablar de cosas de ésas quiere decir efectivamente hablar de dinero, de donde está, y de cómo se reparte, lo cual evidentemente está sosteniendo la fe sea como sea, y en cualquier caso que se de. ¿Qué más?
-Pero lo más sangrante actualmente y lo más llamativo hoy día, es justamente que ese disimulo que se ha mantenido hasta hace poco entre Estado y Capital, ahora mismo precisamente en el lugar que se supone que era la cuna de la Democracia, como Grecia por ejemplo, se ve cómo han quitado al Presidente del Gobierno y han puesto al antiguo Director del Banco Nosequé, es decir, como una toma de poder, aunque incruenta, pero del Dinero, allí, y siguen todavía los sacerdotes de las Democracias, de los gobiernos democráticos, poniendo personajones que en definitiva no son na más que gente de Dinero, puro Dinero, pero manteniendo como una especie de disimulo de que el pueblo por un lao está representado por esos personajes democráticos, y lo que tratan es de arreglar los avances y la barbarie del Dinero, cuando resulta que ahora mismo en Grecia, que es lo más llamativo y lo más tremendo, ahí ahora mismo el que preside la Democracia griega es el Director del Banco Internacional, y que.................
A-Bueno, Isabel, muy enterada te veo de lo que pasa en Grecia, de lo que ha estado pasando estos días.
-¡Claro, tu, como no ves na más que fútbol, que te ves todos los partidos!
A-Yo no me había enterao prácticamente de nada, casi no me había enterado de nada, no sé si sería muy malo, pero te veo muy enterada. De paso, no metas la pata diciendo de Grecia que es la cuna de la Democracia, porque esto que ahora es Grecia, un Estado (no solo una Nación, sino un Estado con todas las de la ley), no tiene puñetera cosa que ver con algunos de los Estados griegos del siglo quinto, como Atenas, que inventaron el truco de la Democracia. No tiene nada que ver. En otros Estados no se implantó nunca tal cosa, pero en Atenas floreció durante un tiempo, y estuvo el bastante tiempo justamente para que en una restauración democrática se cargaran a Sócrates, como sabéis, que fue justamente el régimen avanzado, la Democracia. Pero no tiene nada que ver. En cuanto a lo que ahora está pasando en los Medios acerca de Grecia, pues tú misma lo sabes, yo no lo sé, y probablemente, pues........ De manera que es como todo lo demás: marear la perdiz, es decir, hacer creer que tal personaje representa a tal cosa y tal otro personaje representa tal otra cosa. No hay personajes, y ni el Directivo de la Banca Universal, ni Papandreu, ninguno de los dos pintan nada, porque los monigotes del Poder no son más que monigotes que sirven para engañar a la gente, pero ninguno pinta nada; lo único que pinta es el Dinero mismo de una forma o de otra. Bueno, venga, dejemos ya el asunto de actualidad. ¿Alguna cosa más?
-Solo matizar que como ha comentado usted de la intención de no votar o romper las urnas, yo no he dicho “romper las urnas”, que quede claro.
A-No, yo lo decía exagerando un poco, pero vamos, es lo mismo.
-Yo decía que había que astenerse, porque............
A-¡Ahora no hay que astenerse! ¡Ahora hay que olvidarse de que haya tal cosa como una votación! ¡Olvidarse! ¡Borrar!
-Es que parece que usted está dando una charla didáctica para que no hagamos nada. Es que usted está dando a entender que no hay que hacer nada.
A-¡Olvidarse! ¡Aunque te parezca mentira, puede uno no leer la Prensa, no ver la Televisión, no hablar con los amigos con el lenguaje de Ellos! ¡Olvidarse!
-Y por eso no hay que hacer nada, olvidarse. Cuando se trabajaba hace un siglo 14 horas diarias, había que olvidarse y no luchar para que nos concedieran ocho horas, y ahora hay que olvidarse otra vez para volver a las 14 horas.
A-¡Que noooo! ¡Que de Arriba no puede venir nada bueno, hombre! ¡Que de Arriba no puede caer nada bueno! ¡No andes ni votando ni dejando de votar!
-No hacer nada, para volver a las 14 horas. Yo me he sorprendido de que usted opine así, desde luego. Yo sí le veo que usted colabora más con el Capital que los que estamos aquí.
A-Bueno, bueno, deja, deja. ¡Más, por favor! ¡Vamos, que se nos acaba el rato!
-Yo soy muy refranera, y a mí el refrán de “obras son amores, y no buenas razones” me gustaba mucho, pero tu me lo acabas de desmontar.
A-“Obras son amores, y no buenas razones”, es un refrán, y parece popular. ¿Qué os parece? Es un refrán que parece ‘popular’, como suele decirse, ¿no?, y desde luego está un poco en contra de lo que he estao diciendo. ¿Qué os parece?
-Pues que trabajes y te calles.
-Pero también se dice “a Dios rogando y con el mazo dando”. Es que las dos cosas están unidas.
A-Aunque desde luego tengamos que estar siempre prefiriendo la lengua común, corriente, contra las jergas, no podéis fiaros tampoco de lo que se llama ‘popular’. De los refranes que nos han llegado se puede decir que sucede como en la población: la mayoría siempre es reaccionaria; la mayoría de los refranes populares son reaccionarios, y tenéis ejemplos por todas partes, llegando al estremo de “a la mujer y a la burra, cada día una zurra”, por si queréis alguno más claro, que es también un lenguaje.......... Bueno, la mayoría: si alguno tiene curiosidad, en la revista esta de los de Sevilla que se llama “Demófilo”, que era el seudónimo del padre de los Machado, que se dedicó a reunir cosas de estas por todas partes, me he dedicado a coger unos cuantos, unas cuantas docenas de refranes, y tratar de descubrir los que son de la mayoría, y por tanto reaccionarios. Desde luego no se puede uno meter mucho con este refrán, porque “buenas razones” se dice ahí en el sentido de las razones que son justificaciones, promesas, que no son desde luego esa razón común que aquí tratamos de que diga “No”: son más bien promesas, justificaciones, y ésas desde luego están condenadas por lo mismo que todo lo demás práctico que hemos dicho, ¿no? Hay un motivo de que a la gente le haya dado por decir “obras son amores, y no buenas razones”, porque ‘obras’ ahí no es que sea lo práctico ni lo activamente político, sino que se contrapone a las buenas razones que no son razones, sino que son justificaciones, promesas, y cualquiera de esos trucos de la lengua, también la corriente, esos trucos que sirven para resignarse, para aguantarse con la vida que se nos da, para engañarnos, para engañar también en la lengua corriente. Podéis sacar más ejemplos, si a alguno se os ocurre, de eso o de cualquier otra cosa.
-Pues a mí una contraposición tan clara entre hablar y hacer en esa cosa cuando “a Dios rezando y con el mazo dando”, pues es que las dos cosas están juntas.......
A-¡Eso!
-Y uno puede, con la mano derecha y con la mano izquierda........
A-Son dos manos derechas, como lo sabes muy bien, tanto la de trabajar como la de rezar. Las dos son manos derechas; ahí la mano izquierda ha desaparecido, y efectivamente con buen motivo: son dos manos derechas. Venga, aparte de esos entretenimientos, ¿qué más?
-Yo quería decir que lo que ha dicho Milagros a mí me ha recordado alguna cosa que has dicho tu con respecto a las parejas, el novio o la novia que dicen “¡que te quiero!, ¿eh?”.
A-No lo recordaba yo eso.
-Eso quiere decir cómo se deben de comportar, o sea, que está esperando acciones de ella, o de él.
A-Eso es una amenaza, eso no son tampoco buenas razones de verdad. Es para las cosas que sirve la lengua, también la corriente: promesas, amenazas, y ésa es una amenaza: “¡ten cuidado, que te quiero!”. Sí.
-Para mí, la mayor amenaza que uno oye habitualmente es “bueno, vamos a ver si nos llevamos bien”, que quiere decir que o tragas con lo que yo te digo, o tienes zurriagazo.
A-Bueno, es un poco ambiguo.
-Yo cada vez que he oído “vamos a ver si nos llevamos bien”, me he puesto a temblar, y he pensado “ya la estamos fastidiando”.
A-Eso, más que refrán, es una manera de hablar, no es un refrán propiamente. Pero que en una discusión se trate de poner paz, o de suscitar guerra, ¿qué os parece? Pues ninguna de las dos cosas se puede tomar como una regla: a veces el suscitar más guerra en la discusión no sirve de nada, y más vale llevarse bien un rato, y otras veces no, otras veces efectivamente el llevarse bien quiere decir resignarse para seguir tirando como se puede. ¿Qué más respecto a cualquiera de los puntos, que se nos acaba este rato, por favor?
-Respecto a lo que dice Jaime, hay otra cosa todavía más perversa, que es lo de “hablando se entiende la gente”, que cuando te lo dicen ya te puedes dar por destruido, porque van a poner su idioma..........
A-No.
-¡Cómo que no! A mí cada vez que me dicen eso me echan una artillería de lenguaje encima con la que no puedo, y me voy apabullada.
A-No, creo que te acuerdas mal, Rosa, de las ocasiones: “hablando se entiende la gente” revela una cierta confianza en la lengua común, en la discusión...........ambigua, por tanto ambigua: se entiende para ir tirando, y se entiende para ponernos de acuerdo en la revuelta, vaya usté a saber. Bueno, ¿qué más?
-..........................
A-Bueno, entonces tenemos que cortar aquí, aprovechando este silencio. Sí.
-Yo quería decir una cosa que me había llamado mucho la atención, porque has dicho que el Poder, el poderío del Poder, está siempre cambiando, de tal forma que en ese cambio la reacción que podamos tener a él con el cambio estamos siempre atrás, porque nosotros somos la Historia, y Él va siempre por delante. Ese cambio, esa metamorfosis, es propia de los seres vivos, y solamente lo vivo cambia para seguir vivo.
A-¿De dónde sacas ese axioma? ¿De dónde te lo sacas?
-Es que yo siempre he visto que lo muerto no cambia, lo inerte.
A-¡Pero si los muertos se están pudriendo, por ejemplo, igual que los demás! ¿Cómo dices eso? No, creo que querías sacar lo de ‘vivo’, lo de la vida, a “mientras que los Sistemas Políticos están tan vivos, en el peor sentido, como las ranas y como las rosas, y cambian lo mismo”.
-Bueno, pues en ese sentido de que están tan vivos como las ranas o las rosas, ¿cómo vamos a descubrir cuál es el Poder actual, si nosotros siempre descubrimos un Poder pasado?
A-¡Ah, no, no, no! Yo tengo la herida, yo sé lo que a mí me duele; yo, que no leo casi Información ni me entero de los fantasmas que pueda haber, sé lo que ahora mismo me está jodiendo profundamente dondequiera que me lo encuentro, en la vida privada, en la pública, o en cualquier sitio. No hay ningún engaño: la herida de lo actual, de lo inmediato, se siente, basta con quitarse lo otro, olvidarse de fantasmas o resentimientos de cosas que no vienen a cuento. También habría que pedir eso. ¿Algo más?
-Pero pasa una cosa: que si decimos que pueblo en su indefinición es aquello solamente que sufre el Poder, en el hecho de la disolución, o del atacar al Poder, es como pedirle esa disolución. Ese ataque para poder destruir el Poder parece que está exigiendo una condición “sine qua non”, que es que lo haya, que haya Poder.
A-Partimos de la realidad: nos han hecho nacer (falsamente dicho, pero nos han hecho y costituído dentro de la realidad), y en ese sentido se puede decir un poco descaradamente que hemos nacido en la cárcel, de manera que no hay que molestarse en más: de ahí se parte, de que lo hay, de que el Poder lo hay, que oprime, y de que pueblo lo hay, porque simplemente el pueblo en cambio solo está definido por Arriba, es decir, justamente como aquello a lo que el Poder se opone y a lo que el Poder oprime. Por abajo ni se sabe lo que es. Bueno, tenemos que.... Sí.
-Que a propósito de la división entre vida y muerte que ha sacado la compañera, que se usa corrientemente de una manera muy pervertida también, porque ya se da por supuesto que hay cosas que están muertas, y que no pueden vivir, y hay una oposición entre cosas que viven y otras que no viven, y que ya han vivido, y entonces se nota ahí bastante claramente cuando uno se pone a distinguir, o a intentar distinguir, que no, que eso no funciona.
A-Sí, eso es una cesión; una cesión a creencias que rigen. Ya no hay tiempo para volver sobre eso, pero los que me acompañáis hace tiempo ya sabéis lo que hay de general en esto, que es la lucha que decían (muy mal) “por la vida”, pero aquí decimos “la lucha por la existencia”, que es una cosa a la que obedecen las cosas, los animales, los astros, nosotros........ Eso es general, y luego vienen las perversiones humanas propiamente dichas, que son contra las que hablamos, pero la ley de que la realidad sea para cualesquiera bichos, cualesquiera cosas, una lucha, una lucha por subsistir, ésa es una ley general.
Pues habría que, partiendo de alguna cosa de esas, volver sobre la situación actual que padecemos. A ver si me mantengo con algo de humor y el Señor no me mata rápidamente, y dentro de 7 días nos volvemos a ver con ello, y a ver qué pasa.