27.08.2014

Tertulia Política número 310 (30 de Noviembre de 2011)

Agustín García Calvo


Ateneo de Madrid


 

[mp3]Tertu310-30-11-2011#Tertu310-30-11-2011.mp3[/mp3]

 

 

  •  Sobre las memorias del guerrillero José Moreno Salazar.

 


TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Me temo que hoy, contra la costumbre, esta sesión va a estar llena de personajes, de nombres, con diferentes motivos, de manera que tengo que empezar por ahí, porque son personajes que me tienen todo el día un poco.................tomado, ocupado, así que a ver si entre vosotros me libro y luego pasamos a otra cosa que no sean personas.

Pero empiezo con esto.  Bueno, lo primero, esta tarjeta que os han repartido se debe a que este amigo, Cumpián, en Málaga, mantiene un empeño en seguir manteniendo la tipografía al estilo antiguo, componiendo con letras de plomo, y entre otras cosas que le ha dao por hacer de esa manera ha sido ese librillo en el que figura mi alocución el 19 de Mayo a los del 15 de Mayo que se levantaban entonces.  Una alocución que se ha hecho tan pública por ahí (también los del periódico de la CNT la sacaron en primeras planas, fotografiándonos a José y a mí con el aparato y a los públicos, y tantos otros sitios), que me está dando la impresión de que parece que en todo el año no he dicho nada más que lo que dije en esa alocución improvisada en el momento, pero bueno, ¡qué se le va a hacer!, así son las cosas: caprichos, caprichos del aire, y entonces en ese librillo se ha recogido nuevamente esa alocución impresa a mano; impresa a mano, que es a lo que se os llama, para me parece que el 13 de Diciembre aquí en el Ateneo a esa sesión.

Otro es que esta mañana me han dado la noticia de que ha muerto uno de mis locos amigos, Miguel Ángel Casquero, que me llamaba todos los días por teléfono, me visitaba cada vez............  Alguno de vosotros, de los que me acompañan desde más antiguo, lo habrá conocido alguna vez que se ha presentado aquí, con su amable pinta de loco, tratando de intervenir, escapándose del Psiquiátrico de Zamora, donde estaba, una de sus hazañas.  Que se aprendía mis escritos, todos (pocos hay en este mundo que lo hayan hecho tanto), y trataba de entenderlos, los discutía conmigo; de manera que ya comprendéis que con todo ese trato de alguna manera lo voy a echar de menos mucho, y por ese motivo, para descargarme algo, es por lo que lo he sacado también aquí.

Hay algún otro amigo que me acaba de llamar desde Sevilla, otro de los amigos de la antigua horda de París, cuando nos juntábamos en “la Boule d’Or” alrededor de una botella de () con siete vasos para repartir para mantener toda aquella horda que por entonces éramos la gente sin hogar, sin Patria más bien, que nos reuníamos por allí.  Este Jesús Infante, llamando inesperadamente, me dice “¡tú eras la aguja que enhebraba todo aquello!”.  Probablemente, sí, tengo alguna habilidad de aguja para enhebrar cosas de las más dispares, pero sobre todo es lo inesperado de este recordatorio lo que me hace también sacarlo aquí.  

Y vamos a otro personaje más importante para la tertulia, supongo, y que espero que dé algo de sí.  En este caso se trata de que han hecho llegar a mis manos un libro que publica las memorias de José Moreno Salazar, un guerrillero que al final de la Guerra Civil se vio envuelto, con unos cuantos de ellos, una banda de guerrilleros, siendo él muy joven (17, 18, 19 años, el tiempo que duró aquello, hasta los veinte), con correrías por las estribaciones de Sierra Morena, por la campiña de Córdoba misma, donde a veces era más fácil pasar desapercibido de la Guardia Civil que no en la sierra, con desviaciones y fugas de un lado para el otro, a veces llegando hasta salirse de los límites de las provincias de Córdoba y Jaén, hasta Albacete o hasta Ciudad Real, pero en fin, manteniéndose en ese ámbito, y en continuas luchas, destrozos, desastres, con la Guardia Civil enfrente, hambres, caminatas increíbles, de 40 kilómetros en un día de un lado para otro........

Todo está en las memorias de José Moreno que me ha hecho llegar Juan Barceló, que no sé si por casualidad estará hoy entre nosotros, me parece que no.  Me lo ha hecho llegar, él fue el que se encargó de la edición, que tiene ese tacto de que las ha sacado de los pliegos y cuadernos que él mismo había escrito una vez que pasaron los años (es decir, después del 45) los años de persecución furibunda de los guerrilleros de por esos sitios.  Él mismo dice que había aprendido a escribir en la cárcel, las primeras veces que lo detuvieron, de entre las varias.  Lo dice como disculpándose, pero no tenía por qué, porque esas memorias, publicadas literalmente, solo corrigiendo Juan Barceló algunas faltas de ortografía, son un ejemplo de arte de contar, realmente le arrastran a uno a aquellos años, a aquellos sitios y a aquellas luchas, y bueno, es así.  A mí me ha parecido que el traer a recuerdo los años en que el antiguo Régimen estaba pereciendo, y concretamente esos de los fines de nuestra Guerra Civil, con el comienzo de lo que vino después, que es ya lo que estamos padeciendo ahora, podía ser oportuno para los fines de la tertulia.  Este hombre, José Salazar, no hace más que contar, es decir, saca estos pliegos cuando ya ha encontrado manera de arreglárselas para ir tirando en Madrid, a ratos huyendo a Valencia, algunos ratos que se encuentra libre, y generalmente lo que hace es contar: tiene una memoria prodigiosa, para fortuna nuestra, memoria para los sitios, los pueblos, los caseríos donde se refugiaban, y todo lo demás; y solo de vez en cuando interrumpiéndose en momentos decisivos para hacer un alto y algunas observaciones, como éstas que he copiado aquí, y que puedes tú mismo, Galín, leer, si ves bien.  Algunas observaciones, algunas filosofías de pueblo que le salían, y que no dejan de tener pertinencia.  Lee primero la segunda; lee la segunda, no la primera.

-“Estas cosas solo se ven en el cine, y no nos las creemos.  Pero yo me he visto ya en tantos trances de estos que creo que todo es posible, y que ese sino que tenemos marcados los seres nos hace continuar adelante sin desfallecer, y yo, mientras lo pueda seguir contando, me doy por satisfecho con mi sino y mi suerte.”

A-Esto son una de las reflexiones.  La cantidad de coincidencias, de encuentros inesperados, de venturas y desventuras son tales, que son como de cine (“pasan en el cine”, dice él, que apenas si lo conocería de durante los años de la guerra en su pueblo, ya comprendéis qué cine), hasta que a fuerza de acumular él mismo casualidades y desventuras llega a pensar eso de que todo es posible.  Sigue, por favor, Galín.  Lee ahora la primera.

-“Está visto que el que tiene mucho dinero, aunque se llame compañero, no lo es.  Seguimos y seguiremos siendo compañeros los mismos de siempre, los que nada tenemos que perder en este mundo de mentiras y falsedades”.

A-Después de un desengaño, ya en los años de Madrid y por ahí, con alguno de los amigos, de los afiliaos.  Él era, y toda la cuadrilla en la que él estuvo metido, eran anarquistas, era gente de la (FAI) y de la CNT, toda la cuadrilla.  Y cuando llegaron los años esos de relajo, desde el 45 en adelante, pues claro, él en Madrid acudía a compañeros, y, como se comprende bien, alguno de ellos pues le defraudó en sus esperanzas de encontrar un apoyo, y de ahí viene esa reflexión.  Estas reflexiones son muy pocas, y las intercala en momentos en que son como un quiebro en la narración: van a suceder o acaban de suceder cosas importantes, decisivas, y entonces es cuando con ese arte, que no sé de dónde sacaba, para un momento para decir cosas de estas; cosas de estas que, bueno, son muy de pueblo, pero......  Vuélvela a leer la misma, la primera.

-“Está visto........”.

A-Bueno, eso es, muy simple.  Bueno, vamos a terminar con la última.  Estos son años de esos ya después de que toda su guerrilla quedó aniquilada a tiros de la Guardia Civil en un caserío que se encontraba en un barranco, y por una traición de alguno fueron denunciados a la Guardia Civil y allí perecieron todos, a los cuales a algunos de ellos tanto admiraba, como Juan Rodríguez, que era como la inteligencia del grupo, y él quedó en unos escombros enterrado no se sabe cómo, y fue el único sobreviviente, el único sobreviviente de las guerrillas.  Son los años pues en que había sobrevivido ya metiéndose por aquí con otro nombre, por Madrid, y a veces saltando a Valencia.  Este párrafo pertenece a una ocasión en que, claro, él, con un amigo, andaban viajando, o andando largas caminatas o montándose en trenes de mercancías, o bien aprovechando que venía un tren Madrid-Valencia tan lleno de gente a tope que podían meterse sin peligro de que el revisor los viera, etcétera.  Ya podéis imaginar, ¿no?  Y en alguna de las ocasiones se bajaron del tren y vivieron unos días robando naranjas en los naranjales (¡qué cosa mejor!), y es respecto a eso esto que dice sobre los animalitos, es decir, supongo que chinches, piojos o pulgas.  Adelante.

-“Seguimos andando al otro día, y en cuanto nos hartamos de naranjas, en algún lugar cara al sol nos parábamos a desprendernos de los pasajeros que por las noches habían acudido al calor de nuestros cuerpos para chuparnos la poca sangre que nos iba quedando.  Al matarlos entre uñas me daba lástima de los pobres animalitos, ya que ellos querían tan solo comer y viajar sin billete como nosotros”.

A-Bueno, pues ahí tenéis, de estos personajes me quería desprender en un momento, y ahora ya os voy a dar la palabra pidiéndoos........eso, muy simple: vuestras reacciones respecto a lo que os he hecho sentir por un momento de las memorias de José Moreno.  Es importante que aquí en esta tertulia, que bajo el Estado del Bienestar se lanza contra la forma actual del Poder, que es la que nos interesa, porque es la actual y a la que tratamos de denunciar todos los días, de vez en cuando veamos cómo sentimos estas cosas...............al revés precisamente de lo que manda todo el cuento actual de la Memoria Histórica.  Os estoy presentando esto justamente como algo directamente en contra de esto.  ¿Hasta qué punto somos capaces de convivir con una situación tan lejana, tan del viejo Régimen, convivir con ella y tomarla como actual, como si siguiera siendo actual, como si el viejo Régimen, la Dictadura, la Guardia Civil y todo lo demás, y las guerrillas, estuvieran presentes en este mundo de alguna manera?  Lo contrario de los que se empeñan en honrar a los muertos por medio de esa traición que es la Memoria Histórica, es decir, reducir la memoria justamente a Historia, que es lo contrario de la memoria viva.  Por eso os estoy invitando a tomarnos esto de otra manera, y antes de seguir os dejo correr las voces, de manera que cualquiera.

-Yo recuerdo las cosas que me contaban en el pueblo de los comunistas, que yo eso no lo viví, lo conozco por boca de abuelos, papás, etcétera.  Y de esas cosas que contaban, aparte de la cosa política, recuerdo el odio acérrimo que tenían a los curánganos, se centraba todo ese odio ahí en la cosa de los curas.  Entonces por casualidad el otro día vi una película que se llama “habemus Papas”, y yo no sabía cómo se hacía eso de la elección de los Papas, y lo hacen democráticamente.  Quiero decir que ese odio que le tiene la gente a lo religioso también tiene un fundamento democrático, o como se llame.

A-Sí, bien, gracias Arturo.  ¿Qué más?  Venga, vamos, no nos distraigamos mucho.  A ver, otras ocurrencias que hayan surgido respecto a esto.

-Contrastando lo que decías de Memoria Histórica, que es un poco paradoja, lo de la memoria y la Historia ahí mezclados, los párrafos de este hombre en realidad es una memoria viva suya, en el momento en que lo escribía era realmente su memoria, ahí todavía no estaba haciendo Historia, él estaba viviendo.............

A-No, no, lo que tenéis en el libro son sus memorias escritas de la manera que he dicho: como un escribiente que había aprendido a escribir en la cárcel, y que aprovechó los años que le dejaron un poco libre después de pasado lo peor para escribir en unos pliegos todo esto, y que este editor emérito, Juan Barceló, los ha sacado así tal cual.  No era más que eso.  Eran sus memorias, lo estaba viviendo cada vez que lo escribía, y eso se siente: cada vez que veis correr, aunque sean desconocidos, como por ejemplo para mí, los pueblos, los caseríos que menciona, los sitios, y no sepamos esactamente los caminos y las trochas por las que la guerrilla tiraba, pero lo está ahí viviendo, es lo contrario de una Historia, ¿no?  Sí.

-Yo al escucharlo me venía la contradicción también, desde fuera un poco, de la viveza con la que describe todas las situaciones, que en los escasos párrafos que hemos escuchado ya se palpa lo que para él efectivamente era palpable, que era esa compasión por los pequeños bichitos.  Sin embargo también me viene la contradicción, quizá por lo que he visto un poco desde lejos, de que también estaba sirviendo a su causa, de que tenía una pequeña fe en que con una metralleta en las manos podía conseguir algo, y con falta de fe desde luego nadie coge una metralleta.

A-Sí, por supuesto, estos hombres eran de Bujalance, en la provincia de Córdoba, allí los cogió la Guerra Civil, y allí pasaron las que pudieron.  Éste entonces era muy joven y lo evacuaron un tiempo a Córdoba; y luego, nada, en cuanto terminó la guerra (“¡la guerra ha terminado!”, el parte final), se formaron las guerrillas, entre otras la de gente de este pueblo y alrededores, y éste, que era entonces de quince  o dieciséis años, estuvo sirviendo de enlace para conseguirles comida y cosas así por la campiña, y luego ya, sólo más tarde, se incorporó él mismo a la guerrilla, creo que a los 17 años, de manera que así es como eran las cosas, sí.

-Pero habla también de un sino, no se la apropia su condición de (), sino que es algo que le acontece.

A-Bueno, desde luego hay que contar con eso: a algunos nos puede parecer, sobre todo desde aquí, una debilidad, puesto que es una fe: ellos se habían apuntao a la CNT, a la AIT, y por tanto desde luego pensaban de alguna manera que la anarquía, el deseo de la anarquía, tenía un sentido en este mundo, y que a un Régimen claramente peor, como era el de la sublevación de los nacionales contra la República, se le podía derribar por medios violentos.  Lo importante sobre todo sin embargo no es eso, es simplemente que las guerrillas continuaban la guerra contra viento y marea. Ése es el empeño, fueran cuales fueran las ideas o los ideales con los que tengamos que cargarles: lo importante es que no se habían resignado al final de la guerra, y que por tanto la continúan por su cuenta; la continuaban por su cuenta, esta cuadrilla y otras muchas, que aquí, como también los maquis en Francia después, tenían esta condición de que no se resignaban a que la guerra hubiera terminado.  Bueno, más ocurrencias, por favor, venga.

-Los que creen en la Historia suelen decir una frase que siempre me llama la atención, que es que cuando hay un asunto reciente más o menos ligao, y hay versiones contradictorias, que unos dicen una cosa y otros dicen otra, se dice “bueno, es que ha pasado poco tiempo, ya la Historia pondrá la cosa en su sitio y nos dirá esactamente lo que ha pasado”.  Y esto es un poco sorprendente, porque si dos días después de que pasa la cosa no hay manera de ponerse de acuerdo, y no digamos ya si hay intereses contrapuestos, de partido o lo que sea, que no se sabe lo que ha pasado nunca y es un follón, ¿por qué diablos luego dentro de veinte años, consultando no se qué papeles, vas a decir que es que lo que pasó fue esto?

A-Pues por desgracia es así, es mayoritariamente así: “la Historia nos dirá la verdad”.  Esta estupidez es sin embargo una estupidez reinante, y reinante en todos los medios culturales.  La gente piensa efectivamente que por ejemplo la Historia puede decirnos la verdad y aclarar sobre las contradicciones.  Es por supuesto la misma estúpida fe que rige para las ciencias, para el resto de las ciencias: hay una confianza en que la Ciencia nos va a decir de verdad cómo es el mundo.  Aquí hemos descubierto que en la Realidad no cabe verdad, y que la verdad cuando se mete en la Realidad no es más que una engañifa, pero ¿quién se da cuenta de esto?  En los ámbitos académicos, científicos, históricos, la Historia es una cosa seria, y efectivamente se creen que va a decir la verdad, se creen que nuestra Historia de las luchas de Octavio y Marco Antonio en el I antes de Cristo ahora la entendemos mejor porque han pasado veinte siglos, una barbaridad, y ahora ya sabemos cómo era, ¿no?  Los que nos metemos por ejemplo en ese momento, nos metemos con los datos todavía vivos y eso, nos damos cuenta de que efectivamente, en lugar de haber mejorado las entendederas, lo que se ha perdido es por lo menos las contradicciones vivas que en el momento se daban y que no permitían hacerse una idea del asunto.  Pero bueno, está bien, esa Fe reina, ¡qué le vamos a hacer!  ¿Qué más, por favor?

-A mí me interesa sobre todo la dimensión mítica, o si se quiere trágica, que tiene esta historia, pero en el sentido más vivo del término, porque yo creo que tanto lo mítico como lo trágico se puede entender en términos de que uno lo está viviendo y lo está esperimentando, y por tanto “mitopoyético”, estás creando un mito, y está esta prueba de que hay esta cosa del Destino, y de estar sometido a las fuerzas de lo trágico y de lo natural en el fondo, de lo que pasa.

A-Bueno, parece que no es que crea mucho en un sino propiamente dicho, sino en la suerte que combina los acontecimientos de tal manera que puede ser que en una vida, en una corta vida como la suya, a él le hayan sucedido tantas casualidades increíbles, tantos encuentros inesperados, ¿no?  Eso es lo que le hace decir lo de “todo es posible”, no creo que se le pueda atribuir una creencia en un sino.  No, no creo, por lo que dice.  Yo lo he sacao porque sencillamente cabe esa sospecha, pero por la manera en que lo saca yo creo que simplemente, eso: trata de deducir de la riqueza de las casualidades algo como eso de que cualquier cosa es posible.

-Pero yo creo que esto en definitiva no deja de ser como personalizar un héroe, o sea, que el está viviendo su vida como un Ulises al que le pasa todo, y que en definitiva se ve arrastrado por las fuerzas del Destino o de la Naturaleza, llámesele como se quiera.

A-Bueno, él es muy honrao: mientras cuenta las actividades de la guerrilla hasta la aniquilación por la Guardia Civil, él generalmente se cuida de que cada uno de los otros, y los que mejores ocurrencias tienen en el libro figuren, y él muchas veces se presenta como el jovencillo de la panda, el que no tiene nada que hacer.  Evidentemente es el protagonista, pero por una simple razón: porque es el único que quedó vivo.  Esto es así, de manera que lo que le puede hacer protagonista no es la importancia que él se de en el escrito (que se pinta entre los demás, y además con bastante modestia), sino el hecho inevitable de que él fue el que quedó para escribirlo, fue el único que quedó para escribirlo, ¡qué se le va a hacer!  Bueno, más ocurrencias, que supongo que lo merece.

-A mí siempre me ha llamado la atención eso de La Internacional de “agrupémonos todos en la lucha final”

A-Eso no sé de donde lo sacas, porque no viene a cuento, ¿eh?  En todo este libro no oirás nunca decir eso, ni “¡agrupémonos!”, ni sobre todo “todos”.  No es eso. Eso es un Ideal que hemos condenado aquí muchas veces, y que en el libro por fortuna no aparece; lo que aparece en el libro es la testarudez en no dar por terminada la guerra y seguir adelante sea como sea, ¿no? ¡Venga, más ocurrencias, por favor!

-Yo a este chico no lo conozco, pero vosotros tampoco conoceréis a otro que se llama Foncellas, que fue un guerrillero gallego que en el año 51 lo mataron a garrote vil en La Coruña en la celda número uno (yo estuve en la 3), y cuando cayó Foncellas, que mi madre era la maestra de aquella aldea, la desterraron con sus cuatro hijos al último pueblo de España por la parte de la frontera aragonesa con Francia, simplemente porque había caído Foncellas, y Foncellas iba por esa aldea.  Estos guerrilleros eran puramente campesinos, y todos sus planteamientos eran puramente campesinos.  Al desaparecer estos guerrilleros que ya llevaban después de la guerra no se dieron por vencidos nunca.  Conocí a alguno en el año 65 ó 66 que estuvo con Foncellas, y ellos decían que seguían siendo guerrilleros y que lo que defendían era el campo gallego y las costumbres de siempre y eso.  De Foncellas se decía que era anarquista, y estaban coordinados más bien entre ellos, pero no había una coordinación peninsular, porque debían de ser difíciles las comunicaciones.

A-Era difícil, sí.  A ver.

-Bueno, en Valladolid, que era un sitio donde no creo que quedase un maqui, ni lo hubo nunca por la Meseta, porque no tenían dónde, era imposible casi pensarlo, pues había una familia que había venido de Asturias, donde sí que había muchos maquis por la cuenca minera, habían sido machacados, y debía de haber denunciado a cantidad de gente de la cuenca minera, y claro, venían a Valladolid amparados por el Régimen a un sitio muy cómodo para ellos, que era muy conocido, no me acuerdo ahora cómo se llamaba, a un niño que tenían de cuatro o cinco años...............

A-A ver, que no sé si me he armado un poco de lío: ¿quién denunciaba anarquistas?

-Este señor que vino a Valladolid, que era un cirujano, y que trabajaba en..............

A-O sea, que él mismo contaba que él había estao...............

-Bueno, él mismo no iba a contar que era un denunciante, pero era uno de los peores que hubo para los maquis.

A-Bueno, bien, déjalo ya, no nos vamos a enredar demasiado, que ya tenemos con lo de José Moreno demasiao, y yo estoy preguntando sobre todo por vuestro sentimiento en esta contraposición en que os he metido entre estas memorias y el Régimen actual al que estamos sometidos.  Eso es lo que más me importa, así que venga, más.

-Sobre la frase ésa que leyó de que los que tienen dinero no pueden ser nunca compañeros, porque si hay algo que perder, pues ya se fastidió, quería preguntar si tu crees que el dinero es realmente tan importante, porque todo el mundo, aunque no tenga dinero, tiene sus ideas, su persona................

A-Él lo ha dicho de una manera muy simple, pero aquí lo estamos diciendo todos los días de una manera más “astracta”, si queréis, y el otro día lo estábamos diciendo; os recuerdo un momento cómo era el tenor de la última tertulia: era en el sentido de mostrar cómo la aniquilación de las cosas, reducidas a dinero, cosa de las cosas, y que ya no es ninguna cosa palpable, se acompaña de la aniquilación de lo que nos queda de vivo, de gente, a nosotros.  Es efectivamente así de importante, es decir, en el Ideal sería la aniquilación total de las cosas y de los sentidos de la gente.  La aniquilación total, ése es el Ideal al que la Empresa, el Capital y los Estados a su servicio tienden costantemente.  Por fortuna estamos aquí, se ve que el Ideal no se ha cumplido del todo, o por lo menos no nos lo creemos, pero el Ideal es tremendo, aplastante, y es el que nos está guiando.  Si os fijáis, en Política lo mismo que en Economía (porque vienen a reducirse a la misma cosa) no hay un dedo que se mueva, una acción que se tome, si no es en el sentido de ese Ideal: todo reducido a dinero (las cosas, la política, los sentimientos, los sentidos...), todo convertido a algo que se pueda comprar y vender.  Sólo eso puede satisfacer al Capital, ése es el Ideal.  Si alguno de vosotros no lo siente, debería sentirlo; debería sentirlo, para que algo de lo que nos queda a nosotros de pueblo pudiera levantarse contra ello.  ¡Más!

-Me parece también interesante lo que has dicho de que él lo que hace sobre todo es contar, no filosofar.

A-Solo estas pequeñas paraditas que hace, además con ese arte: en momentos decisivos, en que hace falta, antes de la tragedia ().

-Y esto me interesa de alguna manera, volviendo a lo del mito, porque ese cambio que se opera en el paso del mito al lógos en cierto modo está ahí, ¿no?: de alguna manera él parece que quiere como regresar al mito, o no caer en el lógos, no caer en la esplicación, sino hablar de una cosa que es suya propia, vivida, y que no tiene.............

A-Bueno, tal vez lo adornas con términos y cosas que no corresponden mucho.  Desde luego, el tener una memoria tan poderosa y ser fiel a esa memoria, como evidentemente lo es (no se puede dudar que no se ha inventao nada, y si se ha equivocao alguna vez habrá sido por casualidad), eso ya de por sí efectivamente es revelación, es revelación de la mentira de la Realidad, que por el contrario se nos da como entretejida con toda clase de embustes, de ideas, de ideales, y todo eso.  En esa desnudez es en donde se puede ver algo de eso.  Bueno, venga, más, por favor, que yo creo que tenía que suscitar a más de entre vosotros esto.............

-No sé si lo he entendido bien, pero me ha parecido oír que no maldice su suerte, sino que le ha venido a las manos.  No reniega, sino que parece que le ha tocao eso y se afana en.........

A-Bueno, él desde luego se lamenta mucho de los casos en que efectivamente a veces, por equivocaciones de él mismo o de otro de los compañeros, se ha visto en apuros, en tremendos apuros; los lamenta y maldice, pero al final está ya fuera y de alguna manera se alegra de haber vivido para contarlo, como se dice, ¿no?, “haber vivido para contarlo”.  ¡Más, por favor!

-Haciendo un paralelismo, un poco burdo quizás, de compararlo con el Régimen que tenemos ahora, el hecho de que él se niegue a reconocer históricamente o vivencialmente el fin de la guerra, que dice “¿cómo se va a acabar la guerra, si yo todavía estoy luchando?”.  Y ahora podríamos preguntarnos un poco igual, que el Progreso, y el Futuro, todo se vende y está cerrado, pero ¿cómo va a estar cerrado si se sigue por lo bajo?

A-Hombre, eso, adornándolo mucho, podríamos decir que por eso estamos aquí de guerrilleros, porque no damos por cumplido el Ideal, en eso se nos conoce.  El Individuo bien sometido, el Súbdito del Estado, el Cliente del Capital como Dios manda, ése da por cumplido el fin: “no hay nada que hacer”; no hay nada que hacer, efectivamente el Futuro es el Futuro, y está trazado, porque te lo cuentan los Medios, saben cómo va a andar el Dinero en el año 2030, lo saben todo, lo tienen ya, y el súbdito resignado desde luego se lo cree, eso es lo que le caracteriza. De manera que en la medida en que aquí no nos lo creemos, efectivamente participamos de esa testarudez de los guerrilleros en no dar por cumplido el Ideal del Poder.  No darlo por cumplido, esto es elemental, es elemental para esta guerra.  A ver.

-A mí me ha gustado mucho la imagen del guerrillero con el chinche, la imagen de que tanto él como el chinche son compañeros de viaje, un viaje en la pobreza, en la miseria, de unas personas que en un momento dado tuvieron un proyecto personal de viaje.

A-¿Por qué “personal”?  No lo entiendo.

-Porque cuando usté ha dicho que si comparamos más o menos esto que han leído con la actualidad de las personas, yo lo que he pensado en ese momento es que realmente esa idea de viaje, de trasformación, era mucho más clara igual en esos momentos, o en otros momentos de la Historia, que no ahora que con esta situación de que estamos tan esclavizados a ciertas cosas, a que nos intentan influenciar por tantos lados, con tanta publicidad, con tantas cosas, que realmente para mí creo que este proyecto de viaje personal en muchos casos se aborta.

A-Perdona, pero tienes que aprender a hablar un poco más a lo bruto, porque si lo dices con esta delicadeza y rodeos no lo estás diciendo como se debe.  Tienes que aprender, aunque sea (), a hablar un poco más a lo bruto, como yo mismo lo entiendo.  No, no, hay muchas equivocaciones ahí.  ¿Que dices de la actualidad, de que estamos sujetos a esto y lo otro?: ¡todo cristo viajando de un lado a otro del planeta, dándole vueltas!  ¿Qué más viajes quieres?  Eso son viajes personales, hablando en contra de tu empleo del término ‘personal’.  Eso son viajes personales, donde cada viajero tiene su ticket que la Agencia le ha proporcionado, y así es como puede irse al Cabo de Buena Esperanza o a Ceilán o adonde le parezca en tres horas.  Estamos en el Régimen del Bienestar, y con la libertad cada uno, personalmente, hace lo que quiere; el abanico de posibilidades que se nos abre por todas partes en cuanto a viajes, en cuanto a productos y en cuanto a lo demás, es tan grande, tan abierto, que nadie puede quejarse.  Un buen ciudadano del Régimen del Bienestar no puede quejarse de la cantidad de posibilidades que se le abren personalmente.  

En cuanto al chiste de José Moreno (hace muy pocos, ¿eh?, se ve que tenía su sentido del humor, pero hace pocos chistes) lo importante, y por lo que lo he sacado, es porque compadece a las chinches porque ellas lo que quieren es también comer y viajar sin billete; viajar sin billete, es decir, como ellos justamente en los trenes.  Este paralelo es lo que salía el otro día con eso de que la aniquilación de las cosas en dinero coincide con la aniquilación de los sentidos, y que por tanto separar cosas de personas, la suerte de las cosas y la suerte de las personas en nuestro Régimen, es una equivocación grave, porque ya sabéis que van juntas.  A este hombre se le ocurre decirlo de las chinches en chiste, pero es así: las dos cosas van juntas, las personas son lo mismo que los animalitos, lo mismo que las cosas, en el sentido de que el Régimen del Dinero acaba con las cosas en el Ideal, y acaba al mismo tiempo con lo que nos queda de pueblo, nos reduce justamente (otra vez contra tu uso del término ‘persona’), nos reduce justamente a personas, que es lo contrario de pueblo, porque el pueblo no son personas, el pueblo no se sabe cuántos somos; no se sabe cuántos somos, y empieza a ser pueblo cuando empieza a no saberse cuántos somos, y por tanto a no saberse quién es cada uno; lo contrario del Régimen: cada uno con su Documento Personal para que se nos pueda contar a todos.  La guerra contra el Poder tiene que ser ante todo impersonal, y cualquiera que no haya visto hasta qué punto se la está jugando la persona, el ser, en esta guerra, no puede de verdad participar.  Esta guerra es impersonal; que quiere decir “de pueblo-que-no-existe”, pero primero lo negativo: impersonal.  Las personas no se salvan, las personas siempre quieren........un cambio, un cambio de Régimen para vivir algo mejor, y eso es lo que el Capital y el Estado les dan, les proporcionan: un poco mejor.  Sí.

-Acerca de la reflexión del dinero que hace, de que un compañero no puede ser compañero si tiene dinero, por alguna desgracia que les ha sucedido, supongo que te acuerdas del portero, Juanjo, de la Rúe Saint Dennis, donde íbamos a hacer los jueves libertarios, que me contó que en una fuga que hicieron de el Penal de El Dueso, o de Ocaña, que fue una época muy increíble, porque primero los cogieron pero luego se volvieron a escapar, pues decía de un recurso que hicieron los compañeros a alguien que tenía dinero aquí en Madrid, y que les había fallado.  Quiero decir que por casualidad coincide con este activista también anarquista de la FAI que era Juanjo.

A-Él se atreve a generalizar en este pequeño momento de reflexión: “no hay compañero si tiene dinero, nadie que tenga dinero puede ser compañero; somos compañeros los que no tenemos nada que perder en este mundo, como siempre”.  Somos compañeros los que no tenemos nada que perder en este mundo, y esto se refiere a lo que veníamos diciendo de la necesaria pérdida de las personas en la guerra.  Adelante.

-Yo no sé si las memorias éstas cuentan algo de lo que voy a decir o no, pero yo soy asturiano, y en el pueblo donde me crié y en los montes estaba muy viva la historia de “los fugaos”, que allí son “los fugaos”, y entonces a mí lo que siempre me ha llamado la atención de este tipo de cosas es las muestras de apoyo y la colaboración, no anónima, sino clandestina en la época, de los pueblos donde estaban, y jugándose la vida, porque aquella colaboración significaba jugarse la vida pura y duramente.  Entonces me parece que este tipo de cosas y algunas como los valores que encarnaban los propios guerrilleros y la gente de la zona es lo que se debería poner de relieve, si hay algún tipo de memoria en vez de los Nombres y Apellidos de las lápidas o no sé qué historias de la Memoria Histórica.  Yo recuerdo no solo esto, sino incluso valores como la hospitalidad en los pueblos, que ahora hay Turismo Rural y entonces sencillamente llegaba cualquier caminante por la casa y había que hacerle sitio en la casa o en el pajar, pero no se podía permitir que aquel hombre estuviese a la intemperie.  Cosas de este tipo, que no son ninguna historia, y que yo incluso las he conocido de pequeño, forman parte de mi vida, están aquí conmigo. Cuento solo y termino, como anecdotario, cuando subía de pequeño con mi abuelo al monte allí por Pajares, que de repente desaparecían cosas que mi abuela nos preparaba, y entonces mi abuelo me contaba que es que entraban ladrones y lo robaban.  Con el tiempo me di cuenta de que efectivamente lo que ocurría es que dejaban comida en las cabañas, que estaban todas habitadas, para que los fugados pudiesen comer, y no nos lo podían contar a los niños por temor a que la Guardia Civil nos tirara de la lengua.

A-Sí, me alegro mucho de que saques este paralelo de las Asturias, porque efectivamente en estas memorias de José Moreno todo esto que Palacios ha recordado sale a cada caso.  Él es imparcial, y presenta toda esa actitud de los caseros, de los caseros sobre todo de los muchos caseríos y pobladillos de por Córdoba y Jaén, que en la mayor parte de los casos que él presenta son así, como Palacios ha dicho: una actitud de acogida y de ayuda, muchas veces a sabiendas de lo caro que les puede costar eso.  De hecho por ejemplo la mayor parte de las mujeres de la familia de Juan Moreno y de toda la familia de alrededor acabaron en la cárcel, todos estaban en la cárcel, pasaron años en la cárcel los que no murieron, y muchos de los caseros.  Él es imparcial, y cuenta igualmente los casos en que esta gente del pueblo fallaban, o que incluso a veces les traicionaban, que el miedo de la Guardia Civil era más, y él los cuenta igualmente.  Es imparcial, y las memorias alegran porque la mayor parte de las cosas que cuenta son en ese sentido de acogida y de jugárselas junto con los guerrilleros, igual que ellos, simplemente con la acogida, con el enviar comida y demás, ¿no?  Este muchacho antes de incorporarse a la guerrilla estuvo de muchacho en esos años haciendo ese oficio de buscar sitios donde pudieran dejar comida para que después bajaran un momento los guerrilleros y la recogieran, ¿no?  ¡Más!

-A mí me ha llamado la atención cuando dice eso de “los que no tenemos nada que perder”: ¿él no ha estado contando con que pueda perder la vida?

A-No, y hace muy bien, porque la vida no es una posesión.  Eso es lo que quieren que creamos, que la vida es de uno, pero ¡amigo!, cuando mi vida es mía, cuando la vida es de uno, ya ni es vida ni nada, es pura Historia Personal, la que el Documento de Identidad dice, la que representan los Títulos, los Puestos en que se coloca uno...........lo que no es vida, sino mera Historia.  La vida no es de uno, eso de vida tiene la gracia de que no sabe qué coños es, y cuando te lo hacen saber te están mintiendo descaradamente, cuando te hacen saber lo que es, en Ciencia o en Política o donde sea.  Tiene esa gracia de que la vida no se sabe qué es, y cuando dice “los que nada tienen que perder”, con ‘nada’ no incluye la vida, quiere decir “los bienes reducidos a dinero”; dinero, eso es ‘nada’: “los que nada tienen que perder”, es decir, los que no están al servicio del Dinero ni obligados por el Dinero.  ¿Qué más?

-A mí una cosa que me ha dado es un poco de envidia por la de cosas que no había entonces como de penas añadidas, y por eso, por lo de andar por los montes, por poderse encontrar un sitio donde hacerse naranjas.

A-Era más sencilla la guerra, ¿no?

-Y lo de andar a salto de mata siempre, que parece que tendría más alegría que........

A-“Da envidia”, se dice, y Anita tiene hasta cierto punto su razón: con todas las penalidades que podéis ver ahí, con todos los riesgos de muerte, de cárcel, de cualquier cosa, la guerra era más fácil que ahora.  La guerra era más fácil que ahora: efectivamente ésta que aquí intentamos desde luego de momento ni es tan peligrosa ni implica caer muerto en cualquier momento, ni hay tiros, pero es más dura, más difícil, porque la población ha sufrido sesenta años suplementarios de sumisión al...... Bueno, me he quedao corto: cien, casi cien de sumisión, después de todo aquello de las Dictaduras, de sumisión al Régimen actual, y esto quiere decir que encontrar oídos, corazones, que respondan todavía a cosas como éstas, que no estén ya sometidos a la Fe que nos está impuesta, es difícil, bien lo percibís, y no se sabe cuánto de eso tenemos aquí mismo, de manera que no digamos en otras partes.  Bueno, más, por favor, que se nos va el poco rato.

-..................................

A-¿No?  ¿Nada?  ¿Qué ibas a decir tú, que se te ve con ganas de ir a decir algo?

-No, más bien con ganas de que alguien diga algo, porque yo he llegado tarde y me he perdido bastante.  Pero que no sé, que cuando uno se mete en cosas de Historia y ve que la gente que la estudia te habla de los méritos de cada época y comentan las grandes épocas de Paz, uno se atreve a verlas como algo más bien desolador, da a entender un abatimiento como el que podamos sentir en las calles hoy día.

A-Me alegro de que lo saques, porque coincide con algo que yo estaba estos días viendo.  Antes, cuando os recordé la guerra de Octavio y Marco Antonio en el I antes de Cristo, me venía por ahí, porque fue en esos años de las guerras civiles, en el siglo I antes de Cristo, un barullo, un barullo por todas partes, la República romana se estaba deshaciendo y no se sabía bien cómo, y fue en esa época donde florecieron y escribieron sus primeros versos Horacio y Virgilio. Lo que viene después es justamente lo que él ha dicho: viene la Pax Augústea, y es una desolación, y desde luego ni Horacio ni Virgilio volverán siquiera a escribir un solo verso que merezca la pena en esa Paz.  Conviene recordar eso.  Fijaos que cuando los historiadores cuentan las guerras..........  ¿Qué digo los historiadores?: los cronistas de los Medios, cuando os cuentan las guerras, dan por supuestos, por un lado, los ejércitos o muchedumbres o conjuntos de personas por ejemplo que emprenden la misión, que la cumplen, que caen destrozaos, y todo eso se cuenta en números.  Y frente a ello, el Nombre de los grandes estrategas o dirigentes que están llevando a la muerte a todos esos miles o cientos de miles de gentes, como en otros tiempos Napoleón por ejemplo, llevando a la muerte a todos esos miles de gente, ¿no?  Ésa es la cosa, tenéis que notarlo así: la contraposición entre la numeración de los conjuntos de personas, que son las que hacen falta para formar un ejército o asentar un Poder cualquiera, y la pretensión de que hay caras, cerebros, que están rigiendo todo el tinglao, ¿no?  Es la misma que rige también en la Paz, en las Empresas del Capital y en el Estado, pero cuando se narran guerras tal vez se siente todavía de una manera más clara.  Y eso, el Ideal, el Ideal de una guerra, que es naturalmente la Paz: estáis viviendo en la Paz hace mucho tiempo, muchos de vosotros seguramente han nacido ya en la Paz, en la Paz del Primer Mundo, y los demás llevamos la mayor parte de la vida viviendo en la Paz.  Pues esto es la Paz, esto es el Ideal por el cual se hicieron los grandes destrozos de las últimas guerras y demás.  Bueno, ¿qué más?

-Me ha parecido entender que el señor este, el maquis, era poco letrado, o analfabeto incluso.  ¿Lo escribió él, o lo dictó?

A-¿Moreno?  Nos dice él, disculpándose, cuando empezó a escribir sus pliegos, “yo aprendí a leer en la cárcel.  Tienen que disculparme, aprendí a leer y a escribir en la cárcel, y mi cultura tiene que ser por tanto muy escasa, nunca he podido tener mucho tiempo para eso”.  Lo decía como disculpándose, y en parte innecesariamente, porque según dice este Barceló que lo editó, lo único que le quedaba son algunas faltas de ortografía, que seguramente hacía muy bien en cometerlas, y nada más, pero que en cuanto a la sintaxis y a la ordenación..............

-Te lo preguntaba porque quería comentar que los que no saben escribir parece que tienen mejor memoria de alguna manera, porque la escritura parece que es una especie de memoria postiza, y que cuando se nos da una cosa que nos permite hacer algo con mayor facilidad, que continuamente nos están dando cosas de ese estilo, algo perdemos, y yo creo que ahí en este caso es evidente que.............

A-Eso que dices contradice a primera vista lo que ya aparece en Platón en uno de los diálogos, donde la invención de la escritura, que algunos alaban, otros por ejemplo la deploran, porque eso significa la pérdida de la memoria.  Y efectivamente: el tomar apuntes y el llevar las cosas por escrito desde luego va haciendo perder memoria, y el caso de este hombre es escepcional, porque resulta que se pone a escribir cuando tiene ya treinta y tantos o cuarenta años, no había escrito antes, y escribe cosas de diez, de quince años atrás, como si las estuviera viviendo.  No sé de dónde le vendría tan buena memoria, pero es evidente que le funcionó en el momento de ponerse a escribir, porque él no llevaba notas ni fichas, fue sacándolo así por las buenas.  Bueno, ¿qué pasa?, parece que hace demasiao calor y que ya les hemos dao vueltas a estos personajes lo bastante, de manera que si no hay nada más..........

-En esa memoria de cronista que acabas de relatar ¿se puede introducir, puede llegar a estorbar de alguna manera la memoria viva?

A-El afán mortífero de la Historia, del saber las cosas, puede fallar, sucede, y aparecen entonces efectivamente, afloran, las contradicciones, es decir, lo que es la Realidad de mentira y de contradicción.  Sucede, y no todos los cronistas ni todos los historiadores son tan acérrimos defensores de la Fe ésa en que se sabe.

Pues entonces, si no nos pasa nada grave y si el Señor nos deja, dentro de 7 días seguimos dándole vueltas a lo que sea.