27.08.2014

Tertulia Política número 317 (18 de Enero de 2012)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

Trato de enlazar con lo que os decía el otro día de las cosas que me hacían temblar cuando consideraba el éxito, el poder, el dinero que mueve cualquier estupidez, cualquier idiocia o idiotez, con tal de que no sea algo que puede atacar de veras al poder, hacer daño. Tengo que decir, insistiendo con esto, ahora que se me ocurre partir de ahí justamente a las cosas del lenguaje y volver sobre ellas, otra idiotez notoria: me encuentro, cuando Isabel me lleva donde su casa a las Navas a ver una película más o menos rancia por vídeo, en CD, me encuentro que, cuando se da a elegir entre idiomas, hay una lista que dice portugués, danés, francés, alemán, inglés y castellano:  ¿vosotros habéis meditao en cómo se ha producido semejante cosa? Es como las cosas que estaba diciendo ahora, una pequeña tontería; pero una pequeña tontería que, en cuanto se considera, se vuelve reveladora. ¿Cómo ha pasado esto? ¿cómo ha triunfado semejante cosa? ¿cómo es que las otras lenguas oficiales, el anglofcont, el italofcont y demás se llaman como siempre, como está en los diccionarios: inglés, francés, alemán, danés, ruso, pero ésta se tiene que llamar castellano? Esto cuesta ¿eh?, porque los diccionarios y todo lo demás venían hablando del español como si tal cosa; de manera que es un triunfo considerable. La idiotez es notoria, pero el triunfo también es notorio. Eso es lo que os quería hacer notar. ¿Qué pensáis, antes de que siga, de esta tontería? Para que entremos en calor un poco, oyéndoos hablar, ¿qué pensáis de esa tontería? ¿Qué tal os ha sentao, cómo la sentís, cómo os la habéis tomado?
-A mí me la han colao: [] no me di cuenta.
-¿No te diste cuenta de que no se decía español?
-Sí, de ... que iba avanzando el castellano.
-¿Por qué? ¿Por qué? ¡Venga, más, por favor, acompañad un poco! Esto tenéis que haberlo visto muchos, tiene que haberos más o menos impresionao. ¿Eh?
-No, se me ocurría una cosa paralela pero en otro sentido: que, aunque el inglés se siga llamando inglés, muchas veces ya no se dice Inglaterra, sino que se dice Reino Unido,
-Sí.
-que ahí lo que han cambiao es el nombre del país en vez del nombre de la lengua.
-¡Ah! pero es muy distinto: eso es muy distinto.
-Y que lo dicen porque, claro, no vas a englobar en Inglaterra también Escocia e Irlanda, por el rollo éste de los nacionalismos.
-Porque... se les pone difícil, porque si por ejemplo a algunos suecos o galeses les diera por ponerse serios, pues ¿cómo iban a hacer para hablar del inglés, más que llamándolo inglés o english? Es un poco distinto.
-De hecho yo incluso he oído hablar, decir “es un hombre, o una mujer británica” para no decir inglés, porque, si resulta que es escocés, no vayas a llamarlo inglés. Es un lío que... vamos, supongo que el lío anda por ahí.
-Sí, ya. Y los que han promovido que en los cedés se diga castellano, ¿qué es lo que perseguían?, ¿y cómo es que lo han conseguido? Porque el español, de hace mucho mucho tiempo se llamaba español. ¿Qué es lo que perseguían, cómo lo han conseguido?
-Yo siempre pensé que eso era así porque en España hay más de una lengua y están reconocidas...
-Sí, sí: como en Francia, como en Inglaterra, como en los Estados Unidos, como en Rusia...
-...pero que aquí, por algún motivo, se había logrado...
-...dentro de los límites de cualesquiera de los estados, en cualesquiera que busquéis  hay una multitud de lenguas. ¿Por qué en Francia no se ha hecho?¿Por qué no en ruso?
-No lo sé.
 -¿Qué querían decir, qué buscaban? Estoy haciéndoos seguir los pasos de lo que llamo idiotez, al mismo tiempo que os hago costar su éxito. Desde luego, si no lo percibís, poco podéis asombraros del éxito consiguiente. Mi deseo es que sí, lo percibáis el grado de estupidez que eso requiere. Mientras seguís pensando, os saco otro ejemplo que a mí me cae al pie, es de la campaña antitabaco: “Fumar mata”. En algunos sitios no han lograo que en las cajetillas se suprima una cosa tan decidida como “Fumar mata”; aquí sigue viéndose, lo he visto el otro día: “Fumar mata” y toda la campaña antitabaco. No sé si veis la relación. Para mí es muy clara. Estamos persiguiendo los pasos de la idiotez, y al mismo tiempo su capacidad de dominación. ¿Qué tenéis que decirme de lo uno o de lo otro?
-Yo quería hablar, que acaba de salir una ley ahora en Cataluña que a todo personal que trabaje en un hospital está obligado a hablar en catalán más allá de como le conteste el enfermo.

-Sí.

-Entonces es lo mismo ridículo que cuando el franquismo, para ningunear el resto de idiomas que había en España, dijo que aquí sólo se habla castellano. Por eso se ha quedado el castellano.

-Bueno, pero eso más que idiótico es patriótico. La patriotería, desde luego, es de por sí una idiotez...

-Pues de ahí viene.

-...cualquier patriotería es una traición al pueblo, es una idiotez y la comprendemos. Pero ahora estaba persiguiendo la idiotez por vías un poco más sutiles pero importantes. ¿Qué, que lo que quieren es que no se olvide que el catalán es también español? ¿Es ésa la intención? O ¿qué pensáis?

-Yo creo que es todo lo contrario: que no se confunda y que el catalán quede claro que no es español.

-¡Ah no! No, no: eso sería contraproducente.

-¿Sería contraproducente?

-Claro, porque cuando al español lo hacen llamarlo castellano, es para que se incluya o sepa que también el catalán es español. Sería lógico, pero ¿qué lógica vais a buscar en la idiotez? Buscadla ahí, buscad en la campaña exitosa ¿eh?, porque cuidao que ha tenido éxito, del “Fumar mata”.

-¿Pero no dicen que en latinoamérica hablan todo el mundo en eso que ellos dicen que es el castellano que es el español? El imperio ése de las lenguas... latinoamérica, que es el único sitio donde está estendido así...

-Sí, sí, pero no sé lo que me dices.

-Que si es una cuestión de distinción dentro del imperialismo o algo así. Tendrá que ver con cuestiones históricas. Las tonterías de la Academia se basan siempre en la Historia...

-Desde luego, los mejicanos hablan español como los estadounidenses hablan inglés,   sin ninguna distinción. De eso puedes estar segura: los mejicanos hablan español como los de más allá hablan inglés. Eso está claro.

-A mí no me la han colao, como decía allí una compañera. Yo sigo diciendo que lo que yo hablo se llama español y que yo soy española. Y por ello no soy facha, ni estoy a la derecha ni a la izquierda de Blas Piñar, que a veces no sé ya dónde estoy -¿eh? también te lo digo.

-Pero yo no sé si tú has cazao ...

-Pero yo sigo diciendo que lo que yo hablo es español, y lo que habla un uruguayo es español y lo que habla un catalán, él sabrá lo que habla, pero yo sé perfectamente que no existe ningún lomo que ponga ruso-catalán ni ruso-castellano.

-No no, no hace falta que acudas a testimonios tan íntimos, porque cualquier diccionario que cojáis sigue, todavía, sin haber obedecido ¿eh? En el diccionario sigue diciéndose Spanish-English o Español-Inglés, y no pasa nada.

-Y no hay ningún lomo de ningún diccionario en el cual ponga... español-inglés: no pone castellano.

-Pero ¿tú has cazao qué es lo que han perseguido con esta idiotez? ¿Tú lo has cazao o no?

-Yo sí: pues que es la segunda lengua más hablada, parloteada o lo que sea del mundo, después del chino, que no es el inglés desde hace muchos años, sino el español...

-No no no. ¿Qué es lo que perseguían los que han puesto...

-Apartarla. Y luego acomplejar a los tontos (como tú dices, que lo que hay es mucho tonto) acomplejar a los tontos, que les da vergüenza ser algo, ya que poco podemos ser, pero algo, todavía. Entonces pues a ésos se la cuelan, pero a mí, no.

-Pero no, no. Perdona: no me has aclarao. No se trata de que te hagan sentirte orgullosa de ser castellana, que a lo mejor ni lo eres ni por asomo.

-A mí no me acompleja decir que castellano dícese de uno que otea la Mancha a ver si llueve, debajo una boina. Eso es un castellano: oriundo de Castilla.

-Ni lo eres ni por asomo.

-Para mí que han querido coger la lengua como un elemento diferenciador, o sea: soy catalán y la lengua es lo que identifica que soy distinto al resto.

-Y ¿entonces?

-Pues entonces el estado, para consentir a los niños, ha dicho: ¡ah vale! pues sí: te lo vamos a dar. Quiero decir que ha sido un poco para...

-No, no, pero aquí de lo que se trata es de la retirada del término consagrado “español”, de la retirada de ese término.

-Sí, ha sido para contentar a las autonomías, para...

-No, no: no veo cómo, todavía.

-¿No?

-Yo creo que ha sido eso.

-No veo cuál es el contento.

-Para que no sea conflictivo: bueno ¿quieres ser diferente? pues vamos: vamos a ser distintos: tú eres catalán, hablas catalán; tú gallego y eres ya distinto.

-Creo que para parecer respetuoso, para parecer que es democrático, para parecer...

-Más demócratas que nadie.

-No: para parecer distinto, que tienen más clase, tienen...

-Yo creo que es lo contrario: que es para que los catalanes sean españoles, los gallegos sean españoles, y los castellanos...

-Debería ser: recordar que son españoles también. Bueno, pero como veis...

-No, que no. ¡Por aquí!

-...los caminos de lo que he llamado idiotez no están claros ni siquiera para vosotros, que sois gente aguda y reflexiva.

-No, que es que... imagináos las discusiones que han debido tener en la Academia y todos esos sitios a ver cuál era el verdadero nombre, ¡el verdadero nombre!, que se creen que las cosas son lo que son.

-Sí señor. ¡Lo que habrán gastao en Cataluña o donde sea o el País vasco para decidir que había que tomar la medida de por lo menos en los cedés (después ya veremos en los diccionarios) cambiar eso de español, retirarlo. La de discusiones que habrá habido...

-Y en los juicios, que cuando juzgan a un vasco tiene que ir un traductor de español.

-Que saben cómo se llama.

-A mí me parece una suprema idiotez que una empresa pretenda como rebautizar a la lengua con el nombre general que tenga. Es decir, que ellos cogen el nombre del  castellano, y así, como por capricho casi, frente al nombre así normal que tiene o a la duda que hay con el nombre, y le ponen castellano. Me recuerda un poco a las cosas de Humpty Dumpty, que quieren llamarle castellano por quedar así un poco finos y... por lo que sea.

-Porque creen que es su nombre.

-Evidentemente ellos desearían que la lengua... lo que yo llamo desde hace tiempo, como sabes, espofcont, español oficial contemporáneo, les jodía mucho que se llamara español. ¿Por qué? ¿cómo lo corregían? ¿porque también el catalán es español, o porque es el catalán el que tiene que ser el español? o ¿por qué? Bueno, no puedo detenerme mucho rato en esto; lo sacaba para haceros cuenta de que, aun siendo agudos y reflexivos como sois, se os pasa como si fuera natural muchas cosas que de natural no tienen nada. ¿Qué os parece (dejemos eso) del “fumar mata”?

-Pues lo mismo: que saben lo que es...

-Yo lo que pasa que no soy capaz de hilar el fumar mata con lo del idioma. Porque la relación que tiene... Pero vamos, lo del fumar mata es como decir “bueno, entonces no fumo y no me muero”.
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-Hay que intentarlo. Hay que intentar hilarlo porque, si lo he sacao, ha sido, yo creo, por algo de sentido común. Hay que hilarlo.

-A mí se me ocurría: lo de llamarlo castellano es como si acuden a un origen más antiguo y como que se dan más pote o más pisto, como que tiene más prestigio ir para atrás y llamarlo castellano o... Y eso lo ligaba con lo del fumar mata: pues coger eso de mata como en un alarde de sinceridad y de saltarse otro tipo de gradaciones y como “¡a la cuestión!: fumar mata. No me complico más la vida y voy como a las causas finales”

-Algo por ahí, pero tienes que procurar decirlo un poco más claro...

¬-Tomar la parte por el todo ¿no? Están tomando la parte por el todo...

-Eso no sería muy grave. Eso se hace a cada paso: es lo que se llama una sinécdoque en retórica. Eso cualquier poeta o hablante lo hace.
La idiotez consiste en saber, en creer que se sabe. Esto quería hacéroslo sentir, me temo que no lo he conseguido mucho; pero lo que estoy llamando idiotez quiere decir saber,  creer que se sabe. Los señores de la campaña eso de la Causa y el Efecto, vamos, se lo saben al dedillo: que fumar, mata. Hace falta seguridad, hace falta saber para decir eso en público, en una cajetilla de tabaco. Probablemente casi ningún médico normal sería capaz de decirlo; pero, amigo: aquí se trata de algo más importante, de una campaña destinada a hacernos creer que el Estado, nada menos, se ocupa de nuestra salud. Y los imbéciles, sean catalanes, andaluces, vascos o castellanos, se creen que saben lo que es una lengua y lo que es su lengua; sin tener ni puñetera idea. Para el sentido común, y también para cualquiera que ha estudiado, castellano era una lengua hasta el siglo XV, que conocemos bastante bien porque quedó escrita: de eso ni se acuerdan. Pues están convencidos de que saben.

Mirad a ver si me acompañáis en esto porque si no, no sigo: la idiotez consiste en eso, en el creer que se sabe; y desde luego su éxito, el poder, el dinero que mueve, está íntimamente ligado con eso. ¿Cómo no puede haberos sorprendido que haya llegado a tener tanto éxito, para hacernos tanto la puñeta y cambiar las vidas, la campaña antitabaco o en menor medida esto de los cedés con elección de castellano frente a chino o a danés? ¿Cómo puede haber llegado a tanto? Es que el creer que se sabe mueve siempre, mueve poder, mueve dinero, lleva al éxito. Nosotros que estamos contra el éxito (¿o no? Yo creo que aquí estamos contra el éxito ¿no?) pues nosotros que estamos contra el éxito parece que teníamos que estarnos dedicando aquí a no creer que sabemos, -es  lo lógico ¿no?- a no creer que sabemos, a no creer que sabemos. Así que miraos bien, hasta los forros, mirad cuánto os queda de creer que sabéis y entonces ahí reconoceréis la idiocia que es consiguiente a cada uno de nosotros en cuanto forma parte de una mayoría. Pasaré a cosas más amplias o importantes antes de seguiros dando la palabra.

Lengua, que es lo mismo que lógos, lo mismo que razón común, ‘lengua’ hemos venido a entenderlo en el sentido de que la lengua humana, la nuestra, es un caso de lengua, de lenguaje. Mientras que a su vez, claro está, los dialectos, y entre ellos el dialecto de la Ciencia o el de la Poesía, son un caso de la lengua humana. Lo primero, para los que me habéis acompañado algún tiempo, está claro: la lengua humana no es más que un caso de la lengua, porque... porque ¿qué? No es más que un caso de la lengua porque...

-Las cosas hablan.

-Porque las cosas hablan. Esto es lo que seguramente nos seguirá costando algún trabajo reconocer debidamente, pero es a lo que vengo: las cosas hablan, cada una en su idioma, a su manera. Nunca machacaremos bastante en contra del patriotismo humano, del humanismo, que se niega a admitir semejante cosa. Aquí, como no somos el Hombre, somos pueblo que no es nadie, naturalmente estamos abiertos al reconocer que las cosas, cualesquiera, hablan, en su lengua; y que esta nuestra, de la que tanto presumimos, no es más que nuestro idioma, el idioma humano, un caso, un caso de lengua. Las cosas hablan. Esto nos hace entrar en las cuestiones de los físicos: no voy a decir cuestiones físicas, sino las cuestiones de que los físicos tratan hoy día, porque nuevamente, gracias a Caramés con su infalible tino para encontrar en la red o en cualquier librajo algo revelador a este respecto, hemos tenido también un par de contribuciones más. Una de un señor Wallace que en su artículo, en su entrada muy esmerada, pues trata de esplicar, como él dice en el título, cómo ha llegado a enamorarse del F.A.P.P. Éste es un principio que los que me acompañan ya reconocen de hace tiempo, es el For All Practical Purposes, es decir, “Para todos los efectos prácticos”: ése es el F.A.P.P. Y a partir de esto, con eso también está relacionada la entrada de este otro señor, que es de nombre alemán, Römer, porque, de diferentes maneras en un caso o en otro, se trata de presentar la diferencia reinante entre los descubrimientos de la Mecánica Cuántica, que pasan por ser nuestra forma más avanzada del saber de las cosas, y la Física corriente, es decir, la manera en que de ordinario se conciben las cosas y las relaciones del mundo; y una vez presentado esto, hacer ver, en un caso, cómo puede salvarse de algún modo esa división (porque no vamos a quedarnos contentos viviendo en un mundo en que por un lado se nos dicen cosas muy penetrantes y verdaderas al modo de la Mecánica Cuántica, y por otro lado se nos siguen diciendo las cosas habituales acerca de las cosas reales y demás), bien sea descubriendo (éste es el caso del señor Wallace) que efectivamente uno puede admitir las conclusiones que resultan de la M.C. y sus operaciones, incluso el desparramamiento de los resultados en un resultado elegido frente a otros que pertenecían a otros mundos,  y desentendernos de lo demás, porque eso es lo que nos basta como verdad, es lo que nos basta “para todos los efectos prácticos”.

Bueno, aquí lo que querría es haceros volver rápidamente sobre la actitud que aquí nos traemos: no se da cuenta en este caso que también cuando nosotros hablamos de lobos o de almejas nos estamos contentando con lo que en eso haya de verdad “para todos los efectos prácticos”. De manera que hacen, intentan hacer, en este caso, un hermanamiento entre las formas cuánticas de ver las cosas y las formas habituales o clásicas de verlas, sin darse cuenta de que vendría bien hacerlas al revés. La famosa declaración F.A.P.P. propiamente lo que es es una declaración de renuncia a la verdad (supongo que esto lo entendéis cualquiera sin necesidad de esplicarlo); y esto por un lado, según lo que aquí hemos hablado, es muy razonable, porque hemos dicho no sé cuántas veces que en la Realidad verdad no cabe. Sólo que eso se refiere a lo que aquí hemos llegado a descubrir con precisión como Realidad. No es eso lo que figura en los físicos, ellos raramente hablan de la Realidad, una realidad: prefieren hablar de algo que es evidentemente mucho más comprometido, ‘world’, prefieren hablar de ‘mundo’. Sobre esto volveremos luego.

Y bueno, luego el otro señor, el señor Römer, lo que intenta es desarrollar una especie de Mecánica Cuántica generalizada de tal forma que este tinglado, esta M.C., no sólo tenga que aplicarse a los elementos subatómicos a los que la Física Cuántica se dedica, sino que pueda también aplicarse a los macroscópicos, como suelen decir, a las cosas corrientes y molientes. No me voy a detener en esto más por ahora, porque me interesa seguir pasando a cosas más generales; pero tenedlo presente.

Así como la lengua humana no es más que un caso de la lengua porque las cosas hablan... y las cosas hablan porque, como la propia Física no puede menos de descubrir, la intercomunicación entre las cosas de la Realidad en mi sentido es inevitable: cualquier cosa está de alguna manera en comunicación con cualquiera otra, o más de cerca o más de lejos, pero qué es lo que puede impedir [sic], como no sea una ley arbitraria, que la comunicación esté limitada a ciertas cosas o a ciertas relaciones: no tenemos derecho, no tenemos ninguna ley previa. De manera que, volviendo a mi manera de hablar, en esto de la Realidad, que es una guerra y no puede describirse de otra manera que como una guerra, las cosas están cualesquiera con cualesquiera comunicándose, encontrándose, viéndose, enfrentándose, en la lucha por la existencia que es la Realidad; y no sé si alguno de vosotros [asentiría] a no llamar a eso comunicación. Para mí es claro que eso es comunicación, y eso es una de las cosas que a la lengua humana se le atribuyen: comunicación, los valores espresivos e impresivos que decíamos un tiempo. Incluso en alguna ocasión hemos tenido que venir a reconocer, en los tratos entre los animales o entre otros tipos de cosas, que lo esencial de una lengua, que es la astracción, también se da, es decir: se da un desentendimiento de datos para centrarse en los pocos que a la lucha por la existencia le hagan falta al zorro, a la ballena o cualquier otra de las cosas reales. Eso es hablar, y nuestra manera de hablar, fundada en la astracción, tal como en la fonémica, sirviendo a la comunicación, a la espresión, a la impresión, es un caso, es claramente un caso.

Así como la lengua humana la tomamos como un caso de la lengua, así la lengua de la Ciencia o de la Poesía, las tomamos como un caso, un dialecto de la lengua humana. Y esto es importante, porque más de una vez hemos hecho notar que lo que hace que la Poesía en general, la poesía literaria, fracase en el intento de descubrir algo de verdad, y que la Física fracase en el intento de descubrir algo de verdad, consiste justamente en que se olvidan de que son un caso de lenguaje, un caso de lengua. ¿Qué físico, qué poeta se va a acordar de que lo que está haciendo es practicar una lengua determinada? Sin embargo así es. En el caso de la Poesía es tal vez más claro, pero en el de la Ciencia también. Hay esta observación: aspira la Física a que su lenguaje, en definitiva, sea matemático;  con lo cual evidentemente, si lo fuera así puramente, dejaría de tener que ver con la Realidad en el sentido que lo decimos: estaría en el reino donde las verdades tautológicas dan lugar al juego interminable que sabéis, pero no tendría contacto con, no tendría que ver con la Realidad. Sin embargo por los ejemplos que os he adelantado ya veis que, aunque efectivamente el lenguaje en que habla una mecánica cuántica sea esencialmente matemático, eso no quita para que siga pretendiendo referirse de una manera o de otra a la Realidad, y dando lugar por tanto a alguno de los líos que os presento.

Creo que tendré que interrumpir para daros la voz, pero tengo que seguir todavía un poco más atando algunos cabos. La división fundamental es entre lo que habla y aquello de lo que habla. Pensadlo un poco porque es demasiado simple y, si tratáis de traducirlo a alguna otra fórmula, seguramente corréis peligro de equivocaros: entre lo que habla y aquello de que habla. Lo que habla, por supuesto, es la lengua. No nos armemos líos ¿eh?: lo que habla es la lengua. Que no se os entrometa por ahí ‘el que habla’, porque el que habla no tiene nada que ver: el que habla es alguien que pretende usar la lengua para sus fines, para conseguir lo que sea, y no es de verdad el que habla, es el que somete el hablar a esas intenciones o fines, pero la que habla de por sí, según sus reglas, con su gramática, aunque sea idiomática, de un idioma o de otro, es la lengua. Todos los chicos que me han acompañado y se han sometido incluso a ejercicios con los Elementos Gramaticales reconocen bien la distinción, con el trivial ejemplo de, estando comensales a la mesa, decir uno “¿Me pasa usted el azúcar?”, donde evidentemente el que habla tiene una clara intención de conseguir que el otro le pase el azúcar y al mismo tiempo tiene la clara intención de ser fino, de no ofender, como lo haría empleando el imperativo. Eso está claro: son cosas del que habla; pero la pregunta es una pregunta, y eso es de la lengua: “¿Me pasa usted el azúcar?” dicho así, con su entonación, eso es una pregunta; y eso no es del que habla, eso es de lo que habla: de la lengua. Ahí la tenéis, y si os hace falta más ejemplo pues ya lo buscaréis, en los Elementos o donde sea.

Bueno pues esto nos hace volver otra vez a la Ciencia, a la Física, teniendo en cuenta la tacha que ya os he anunciado: se olvida de que es una lengua. Aun cuando la cosa se complique un poco por la intromisión de la voluntad de que la lengua de la Física sea matemática puramente, lo cual no puede ser, porque si no, no se referiría a la Realidad. Pues bien, ahí, perdonad que me meta y luego a lo mejor Caramés o Ricardo ayudarán a esplicarlo o alguno más.
De entre los hallazgos de la M.C. que llenan nuestras vidas desde hace ya bastantes años, ¿cuál podríamos atrevernos a decir que es el más notable, [parando ahí]? Es, yo creo que el más notable consiste en el reconocimiento, en principio entre los entes subatómicos a que esa mecánica se refiere, el reconocimiento de que la medición, el medirlo, afecta la relación o acto mismo que se trata de medir. A todos os suena un poco de esto ¿no? De manera que efectivamente, tratando con alguno de estos entes subatómicos, fotones, la relación entre ellos, su posible disposición mutua de un fotón respecto a otro, cabe esperimentar (si no hay esperimento no hay Ciencia), se esperimenta; y esperimentar no puede venir a dar en otra cosa que en medir (no debería hacer falta añadir “numéricamente”, porque alguien a lo mejor se puede distraer y tomar lo de medición como un contínuo o algo por el estilo, lo cual es insensato), medir numéricamente, y en ese momento el lío, el entanglement como suelen decir, que había entre los fotones, de momento se deshace y, efectivamente, no el resultado sino un resultado de la medición es que aparece una forma de la relación o acto que se parece a,  o es idéntica, a las relaciones que se dan en la Física Clásica. Es en ese momento donde a partir de hace ya muchos años, con la teoría de Everett, se suponía que esto se acompaña de otros resultados, otras ramas o ramificaciones pero que no son ya las que pertenecen a este mundo.

Pues esto nos trae a nuestra lengua corriente de una manera bastante clara: ¿qué es eso de que la medición determine, de alguna manera o aunque sólo sea electivamente, pero determine lo que pasa con la cosa o con las cosas? Pues lo mismo que con la lengua humana y en los idiomas corrientes se produce por la imposición del significado. No sé si, tan deprisa como vamos, me arreglo a haceros ver el paralelo, pero confío en que sí o en que, si no, algunos me ayuden más. Allí efectivamente se produce el mismo milagro. Se produce el mismo milagro: la decisión no sólo de que “eso es un lobo” sino de que “ahí hay tres lobos”, ni más ni menos, trae consigo que efectivamente nuestra convicción de que los lobos son lobos y un lobo es un lobo se refuerce, se sienta asentada. Ya lo habéis oído muchas veces: sin al mismo tiempo significado y cómputo no hay realidad que valga, no hay realidad que valga. De manera que me permito decir que el milagro viene a ser el mismo.

Añado que los físicos se han armado un lío considerable, precisamente por aquello que decía de que se confunde lo que habla con el que habla: es el lío del Observador. No se les ha aparecido claro al principio que la medición, el acto de medir, del que acabamos de hablar, podría no ser de nadie, que no haría falta que hubiera ningún Medidor, que la trasformación o milagro se da sin eso. Pero no: siguiendo en esto la manera de pensar más corriente, la medición introduce al medidor: el Observador; el observador, que entonces resulta que se encuentra en el dilema en que nos encontramos cualquiera: o que es una persona, el observador, real, un empleado por ejemplo, una empleada, o que es pura y solamente el que es, caso en el cual su capacidad para observar la realidad se volvería bastante dudosa ¿no?

Pero, quitando al observador, efectivamente ya véis que la relación con lo que pasa en la lengua corriente, la imposición del significado junto con el cómputo produce la maravilla de la ordenación real. Eso queda -confío- lo bastante claro, y por tanto  hermana -yo creo- o reduce los hallazgos de la Física más avanzada a lo que podrían ser hallazgos sobre la lengua corriente de una manera más eficaz tal vez que en los intentos de que he podido poner ejemplo del señor Wallace o del señor Römer.

Termino antes de dejaros pasar la voz volviendo sobre algo que he dicho de pasada. De pasada he vuelto a recordaros la manera que aquí hemos llegado a encontrar para tratar de la Realidad sin engañarnos demasiado: sólo se puede tratarla como una contradicción, como una guerra; y esta guerra es, como recordáis, entre los ideales, los entes sublimes, Todo, Nada, Números, etc., Uno, que tratan de imponerse a la Realidad, y la resistencia que queda siempre por debajo, la resistencia espesa, brutal -se puede decir-, que se niega una y otra vez a admitir esa reducción. Realidad está, se dice, en cierto modo en el medio; pero en todo caso no se puede intentar describir de otra manera sin engañarse. Ya os dije que los físicos, incluso estos últimos, siguen prefiriendo usar la palabra ‘world’, la palabra ‘mundo’, ‘world’; de  manera que voy a terminar para poderos dejar hablar un rato, voy a terminar metiéndome contra el mundo.

Por qué el mundo, por qué este significado que la Física misma sigue usando es una palabra dañosa, mentirosa, errónea, o como queráis decir, es algo que se entiende muy bien. Desde luego la heredamos de los antiguos, -ya sabéis- con ‘cosmos’ y todo eso, pero eso no la hace menos mentirosa. Voy a [delimitar/ al imitar? al] un razonamiento que parte de donde el poeta Lucrecio lo dejaba en su canto:
-Nada puede impedir que haya varios mundos. Esto es lo primero y más elemental: nada puede impedir que haya varios mundos. Esto no sólo lo reconocían Epicuro y Lucrecio sino que se sigue reconociendo: es lo que ellos llaman ahora ‘multiverso’, un multiverso que se derivaría justamente de la manera literal de entender la teoría de Everett a la que antes he hecho referencia. Reconocen normalmente multiversos varios, muchos, múltiples mundos.
Fijaros que mi razonamiento está en esto: no hay nada que pueda impedir; es decir, se funda en que no se ve ni consideración real o realista ni consideración puramente lógica que pueda impedirlo. Nada puede impedir que haya múltiples mundos. ¿Qué podría ser, una decisión de que el mundo no es más que un mundo, o...? Tomarlo como queráis.
Segundo grado:
-Nada puede impedir que los varios mundos sean innumerables. ¿Qué podría impedirlo? El número de universos, de mundos, tiene que ser innumerable, sin fin, no en el sentido del sin fin de verdad, pero sin fin como los números, como los números de la serie. Tiene que ser así, porque nada puede impedirlo: no hay ningún sitio en que la lógica o algo pueda poner límite; así que los mundos tienen que ser en número innumerable, porque nada puede impedir que lo sean.
Tercer grado:
-Nada puede impedir que, siendo así innumerables como son y pudiendo producirse, según el cálculo de probabilidades, lo que en esas condiciones de sin fin se produzca, nada puede impedir que haya dos que sean iguales; nada puede impedir que haya dos que sean el mismo. Recordáis cómo [vamos] a parar en esto, cuando se dice: se tira al aire todas las letras del Quijote: ¿cómo se va a esperar que caigan puestas en el orden del Quijote? A fuerza de tiempo, disponiendo de tiempo sin fin, de tiempo incontable, no sólo es que pueda suceder, sino que tiene que suceder. Hay que tomarse lo incontable del tiempo [de una vez] en serio ¿no?. Así que de vez en cuando tienen que producirse dos mundos que sean iguales el uno con el otro, porque nada puede impedirlo.
Y cuarto grado (ya supongo que lo habéis adivinado):
-Nada puede impedir que esto suceda innumerables veces. Nada puede impedir que esta coincidencia de los mundos se produzca innumerables veces.

Bueno pues, si con este razonamiento no os basta para desengañaros del término ‘mundo’, para desengañaros de ‘mundo’, es que algo no anda claro todavía; porque efectivamente a mí me basta, me ha bastado [en este sentido:] para no volver a creer en que sea lícito, que no sea engañoso, emplear tal término como ‘mundo’: ni singular, ni plural. Notad que la Física, la Astronomía, sigue creyendo en un mundo o una multiplicidad de mundos, y habla de ellos, y en la vulgarización os informa acerca de los múltiples mundos, si os descuidáis. De manera que con esto me callo por ahora y el poco rato que nos quede os dejo ya que por un lado en las cosas en que me he metido en lo de la Física me corrijáis o sencillamente.... y por lo demás que me digáis las cosas que no se han entendido o con las que se rebela uno...

-Sí, bueno, yo quería... dos cuestiones: una dificultad que tengo para entender alguna de las cosas que ha dicho y también quería plantear una objeción. Lo primero la objeción, porque es lo más rápido: hace un momento has hablado de esto que ya habías comentao otras veces de tirar todas las letras del Quijote al aire y que es cuestión de tiempo que... o bueno, nada impide (esa formulación, así dicho, me parece que está muy bien) nada impide que en un tiempo infinito vuelvan a caer las letras de tal modo que reproduzcan el Quijote. Sin embargo, luego has dicho no sólo que nada impide, sino que de hecho va ya a suceder en algún momento.

-Si no hay nada que lo impida, tiene que suceder. Sólo [...]

-Pero tampoco hay nada que impida que no suceda jamás.

-El razonamiento, ya comprenderéis que es un razonamiento medio en broma porque acaba en desengañarme del uso de la palabra ‘mundo’. De manera que hay que tomárselo así. Pero en ese nivel en que se usa, no cabe duda: si no hay nada que lo impida, así tiene que ser.

-Es que me parece que eso no es legítimo: una cosa es que no haya nada que lo impida, y otra cosa es que...

-Si nada impide que, a fuerza de tiempo y tiempos incontables, se produzcan dos mundos que sean iguales, es que se han producido o se producirán o se producen así -¿qué más da?

-Pero, Agustín: no puede ser. No puede ser que algo que... el hecho de que algo no lo impida no hace que se tenga que dar necesariamente.

-Sí, en este nivel solamente un impedimento lógico podría impedirlo. No vayas a meter aquí... a lo mejor estás pensando algo como existencia o realidad.

-No no no.

-Aquí estamos sometiendo la palabra ‘mundo’ a un uso numérico y lógico: no hay..., no se trata de ninguna realización o algo por el estilo -no pienses en eso-; simplemente de necesidad lógica que se desprende de la negación de impedimentos lógicos: si nada lo impide es así. Más, por favor!

-Bueno, otra cosa quería plantear: es la esplicación que has dao sobre este asunto que a mí me tenía bastante loco de... que dicen en la Física Cuántica que la medición altera el.... o sea el observador, ellos dicen el observador, no dicen la medición...

-No no: he dicho la medición, luego he dicho que se han equivocado metiendo al observador.

-Sí, sí: lo sé, lo sé, que se han equivocado, efectivamente. Bueno, en primer lugar, la verdad es que me ha aclarado mucho el asunto, porque venía dándole vueltas desde hace tiempo y no había manera de entenderlo; pero me aparece una dificultad, y es que: en el caso del significado, yo entiendo que lo que acaba sucediendo es esto de que se da por hecho que la cosa está con independencia de su palabra. Entonces...

-¿que está?

-La cosa está con independencia de la palabra que la nombra: así es como piensan los científicos –entiendo yo-, es decir...

-Ya, pero no aquí: aquí no se piensa así.

-Bien; pero la cuestión es que, cuando tenemos una palabra y su significado, cualquiera, o bueno vulgarmente, quien usa una palabra y entiende su significado viene a creer automáticamente...  por decirlo así, ese significado ya no lo puede deshacer: si tú dices “tres lobos”, una vez que conoce cuál es el significado de “tres lobos”, ya no puede deshacerse de esa palabra y mirar a los tres lobos y no ver tres lobos.

-Bueno; poderse, puede: el hablante, como ente real que es, es frívolo y fluctuante. Al momento siguiente le puede parecer que no son más que dos y medio porque uno de ellos es un lobezno, por ejemplo, o se ha dao cuenta de que de los tres, dos son lobas y uno es lobo: cualquier tontería. Pero lo que importa es el momento de la imposición, el momento de la decisión es el que he comparado con la mecánica cuántica. Es un milagro, el del significado en las lenguas humanas corrientes, es un milagro que hay que estar repitiendo contínuamente, porque la Realidad está en peligro, y los lobos pueden dejar de ser lobos en cualquier descuido; de manera que por eso hay que volver a contarlos y a denominarlos a los lobos y a todo lo demás, y a eso es a lo que os dedican la mayor parte de las horas de vuestra vida, si no os habíais dado cuenta: a confirmar, a confirmar, como ellos dicen, la realidad de aquello. El milagro está ahí, pero exige repetición, una y otra vez, [inmediata].

-Yo no entiendo una cosa, Agustín: esto que has dicho de que sin cuantificadores y sin significado no habría realidad, relacionarlo con eso que has dicho al principio de que todo está interrelacionado y que somos un caso de cosa y nuestro lenguaje un caso de cosa, claro, me hace dudar, porque entonces, para el resto de las cosas no tenemos tan claro que tengan cuantificadores y significados o que tengan una idea como la nuestra, en su lenguaje que no entendemos, es como si la realidad nosotros se la impusiéramos a todo.

-Has hecho bien: ha sido un descuido mío. Me refiero a la realidad humana que está justamente hecha a nuestra medida y con nuestros procedimientos. No, no a la realidad general; sí: a la realidad humana. Sin significados y cuantificadores al estilo de los nuestros, no hay tal realidad humana.

-En cuanto a la Poesía, la Poesía en cuanto un caso de lenguaje, y también la Ciencia en cuanto otro caso de lenguaje distinto, parecería, parece que habría cierta diferencia, porque la Poesía, cuando acierta –digámoslo así– acierta en contra o contra la Realidad, y nos descubre su mentira, y es un caso de lenguaje; pero la Ciencia, que también es un caso de lenguaje, ¿podríamos decir que tiene un equivalente de este acertar que a veces se da en la poesía y acierta en contra de la Realidad, y en contra del Poder?

-Claro, las dos cosas: por un lado la Poesía, como es natural, muchas veces se equivoca en el intento de la manera más desastrosa; es decir: en lugar de descubrir la mentira de las cosas, la confirma y la machaca.
Por su lado, la Ciencia, efectivamente, -¡un suspiro!- como no somos perfectos, la Ciencia se equivoca y no acaba de estar segura de sí misma, como se muestra en los ejemplos. De manera que hasta en estos ensayos que Caramés me trae y los mil y medio que nos hemos leído, se ve que los problemas siguen vivos, y por tanto que se puede dar un cierto descubrimiento con el lenguaje de la Ciencia y a pesar de él.

-Sí: la costumbre de contar lobos, cuando coincide con lo del cómputo y significado, que parece que es condición sine qua non para la costrucción de la Realidad, en el caso de los borregos es todo lo contrario, porque contando borreguitos se duerme uno y se deshace. Y eso es así: yo de chica me pasaba eso. [[dicen no sé qué]]No, no: simpatía no, es la verdad...

–Y el corte ése ¿dónde lo metes... singular...perfecto... de dormir

-No, no es que sea un procedimiento muy eficaz, a decir verdad. Tiene prestigio, no es muy eficaz pero no.... Yo no [...] y [...] en pensar que, efectivamente, contar el infinito, como no puede ser, el durmiente llega un momento en que empieza a darse cuenta de que no puede ser, se cansa... Es una tontería. Se te perdona pero es una tontería.

–¿Cómo se compadece eso de que lo que habla es la lengua y que por otro lado las cosas hablan? ¿Es que la lengua habla a través de las cosas o es todavía más, que las cosas son...?

–Nosotros somos cosas, y el que habla en el ejemplo que yo he dado es una cosa, de manera que la que habla es la lengua, y luego nosotros o las otras cosas hablamos, en el otro sentido: tratamos de usar, en la lucha por la existencia, este recurso de la lengua. Sin embargo tal vez se me ha olvidado recordaros... lo que sabes y sabéis en general, que la lengua habla contradictoriamente: que la lengua está costituyendo la realidad, en ese sentido está en la Realidad y está hablando, y por otro lado la está desdiciendo, la está deshaciendo, con la misma continuidad. Ésa es la manera en que en los fragmentos de Heráclito hemos encontrado la posición contradictoria de la razón, de la lengua. ¿Qué más?

–Sobre la cuestión del acto de medir, evidentemente el aparato que ha desarrollao la Física (un aparato que pretende ser lo más matemático que pueda) tiene que establecer una primera distinción, antes del definir lo que sería acto de medida (que, efectivamente, se desarrolla y se presenta en la manera en que se va a esplicar la cosa) entre algo que se llama el estado de las cosas y los observables. Este término de ‘observable’ sugiere que de alguna manera, la imposición que hace el acto de medida está más bien dedicado a imponerse con su cierto significado y con su medida sobre elementos como pueden ser posición, momento, situación de ángulo, spin que llaman ellos, y en cambio el acto de medida no actúa demasiado sobre las propias partículas, las cuales hay que deducirlas por otros caminos. Y claro, la analogía entonces con el acto de la numeración y del significado parte por ese paso intermedio de necesitar, como si dijéramos, ‘estado’ como algo sobre lo que montar todo el aparato, digamos.

–Sí. Gracias, Caramés. Yo por lo que malamente he leído, primero me parece que el observable ya se establece en virtud de el trato de observación que se le pueda aplicar: porque observables son los puntos sitios o así que se prestan a, que se prestan a. De manera que parece que ahí en el establecimiento hay un viaje de ida y vuelta. Luego efectivamente se me pasó lo del estado: state, estado, es de un system, de un sistema. Y, efectivamente, se acepta que un sistema puede cambiar de estado, y el milagro al que me he referido se puede referir mucho más así. Pero no es difícil encontrar eso mismo en la aplicación a las cosas corrientes. Lo que pasa es que hay algo que ahí la Mecánica Cuántica ha tenido que determinar, que es el aislamiento del sistema, es decir: un sistema no puede tener que ver con otro sistema, porque, si no, efectivamente, ahí se arma un lío que no deja marchar. Y esto es contra la Realidad tal como es, porque en la Realidad no puede haber sistemas intocables, sistemas que no... que se puedan separar unos de otros.
De todas formas, como veis, por todas las preguntas anteriores se ve que tendríamos que seguir, para irnos enterando un poco mejor de las consecuencias de la Física y demás, mucho rato, de manera que como estamos algo cansados –yo creo– vamos a dejarlo y ya veremos, ya veremos lo que el Señor decide respecto a nosotros,  [...] el próximo día, si volvemos a caer por aquí o no.