28.02.2007
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
-
El Estado: ente ideal que cumple las funciones mortíferas de:
-
dar existencia (a las cosas, a las personas). Existencia quiere decir Futuro, y Futuro quiere decir muerte.
-
disimular las contradicciones: hacer creer.
-
-
El Estado Civil: la pareja, el matrimonio, el Amor.
-
La libertad no es ningún don positivo. La libertad es pura negación.
-
Liberto/Peculio.
-
'Dos en uno': la mentira del 'dos en uno' está fundada en esa Fe de que uno es uno.
-
Gracias a que se puede no creer, gracias a que la Fe puede fallar, siempre las posibilidades de amor están abiertas.
(Es la oposición entre el 'hay' y el 'es el que es').
Tertu062-28-02-2007#Tertu062-28-02-2007.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
Reanudamos esta guerra contra la Realidad, que implica la guerra contra la Realidad de uno, y esto de uno o uno mismo va a aparecer hoy -supongo- de nuevas maneras y también de las habituales en la tertulia.
(Ahí atrás no se oye nada. Por favor, si queréis sentaros, es preferible que os sentéis aquí en el suelo, detrás de ahí no se oye nada. Los que estéis un poco flexibles sentaros en el suelo, como se hace muchas veces, y no pasa nada, o si no, estar de pie como yo, tampoco... tampoco pasa nada grave).
Reanudando con lo de la última sesión, los que estabais aquí conmigo, ya sabéis que habíamos estado viendo cómo el Estado cumplía las funciones que hemos asignado en general a los entes ideales, es decir, esos que no existen pero que, en cambio, están regulando la existencia de las cosas, de las personas, pretendiéndola perfecta, final, exacta. Cosa que sabemos que nunca puede ser. Nunca una cosa puede ser la que es de veras, ni uno puede ser el que es de veras o del todo, y además gracias a esa imperfección es, entre otras cosas, por lo que estamos aquí hablando. Si estuviéramos hechos del todo no habría nada que decir ni nada que hacer.
Pero para eso están los ideales 'todo', 'nada', 'uno' y 'Estado', por ejemplo. El Estado cumplía, cumple, esas funciones mortíferas: por un lado, dar existencia -dar existencia- a aquellos, a las cosas que, caen bajo su ámbito -ideal- y disimular las contradicciones, tratar de anular constantemente las contradicciones que en eso de la existencia se implica; hacer creer por tanto, porque sin Fe ni el Estado ni el Capital se sostienen, la Fe les es necesaria, y por eso precisamente aquí aprovechamos esa flaqueza del Poder que necesita Fe, y el Capital, el Dinero, que necesita Fe, el Estado que necesita Fe, para lanzar el ataque, porque las palabras no pueden intentar hacer como las bombas, pero en cambio pueden contra la Fe. Pueden ayudarnos a descreer, y cada vez que venimos aquí, a lo que venimos es a descreer un poco más; un poco, porque la Fe es muy resistente y uno no se desnuda tan deprisa de esa Fe. Pero a eso estamos.
No sé si dudáis eso de que el Estado nos da la existencia. Si alguno, ante una fórmula como ésa, tiene alguna duda, pues debe decirlo ahora. Ahora mismo. "Nos da la existencia el Estado". Es verdad que es el Estado el que nos da la existencia. ¿Sí o no? Dudas o cualquier otra cosa que os surja ante semejante proclamación.
- El Estado, como mucho, regula la existencia, no la da.
AGC - No nos da, tú crees. Tú crees que uno la tiene de por sí, que luego se la regulan. ¿Y qué más piensan los demás? Vamos, especialmente los que estáis conmigo todos los días. Sí.
- ¿El Estado nos da la existencia?, y ¿nosotros no le damos la existencia al Estado?
AGC - Por supuesto.
- ¿Qué es primero?, ¿el Estado o la persona?
AGC - Bueno, no era ésa la cuestión, sino "si, de verdad, te parece que se puede decir que el Estado nos da la existencia".
- Es una blasfemia, casi.
AGC - ¿Eh?
- Una blasfemia.
- Eso casi es una blasfemia.
AGC - Casi es una blasfemia ¿contra el Estado o contra la existencia?
- Contra la razón.
AGC - ¡Ah!, contra la razón. ¡Uf!, no has dicho tú nada casi.
- Creo que confunde existencia con vida
AGC - No has dicho tú nada casi. Contra la razón no hay Dios que blasfeme. La razón no es ningún Dios, sólo contra los Dioses se puede blasfemar. Contra la razón no hay Dios que blasfeme. No tengas ningún miedo. ¿Qué pasa?, ¿es verdad?, quiero decir ¿se admite?
- Agustín, yo Creo que lo que pasa es que él confunde existencia con vida.
AGC - No lo sé.
- Entonces habría que advertirle que aquí se está distinguiendo la existencia de una cosa, de la vida.
AGC - No. No, no: pero tal vez no confunde. Tal vez piensa que uno existe de por sí.
- Él ha dicho que nos da vida. Vd. ha dicho que nos da el Estao... nos da la vida.
- La existencia
AGC -¿Qué dices?
- La existencia, perdón, la existencia. Para mí es un sinónimo vida de existencia.
AGC - ¡Ah!, bueno. Pues entonces, si no te has dao cuenta todavía que la existencia es muerte, entonces no podemos seguir dando un paso. Efectivamente, el Estado nos da la existencia precisamente por eso, porque existencia quiere decir Futuro, y Futuro quiere decir muerte. Ese es el procedimiento por el que el Estado nos da la existencia. Ese es el procedimiento por el que en uno de los sentidos, en efecto, ese ideal de por sí inexistente que es el Estado, sin embargo, administra la existencia, es decir, el Futuro, a los que caen bajo su ámbito, y a las cosas que caen bajo su ámbito. En ese... en ese sentido preciso, porque la existencia -lejos de ser nada de vida ni nada de eso que no se sabe lo que es- es la constitución, y la costitución de uno (como sabemos desde hace ya muchos días, como hemos descubierto), la costitución de uno se produce en el momento en el que al año y medio o dos añitos de vida, cuando uno no era uno todavía, se le anuncia "Te vas a morir mañana", y entonces sí, entonces ya desde ese momento uno es uno, costituido. Eso es existencia.
Bueno, sigamos pués adelante. Habíamos hablado del Estado en el sentido más bien de España, Estados Unidos, las porciones guerreando a lo largo de toda la Historia por Su delimitación, que es la definición, y por tanto guerreando al mismo tiempo para conseguir c o n t a r a todos los súbditos, una cosa que nunca puede conseguir pero que costantemente, cada día, cada hora, con todos sus ordenadores, están intentando contarnos, tenernos contados a todos.
Aquí respiramos porque sabemos, hemos descubierto que no hay todos, que todos es mentira. Todos es mentira como todo, pero es esa mentira, ese ideal justamente lo que costituye, realiza y mata, administra muerte.
Ese era el sentido que habíamos hablado de los Estados, pero me parece que nos va a tocar también hablar de otro significado con que la palabra se emplea: hablar del Estado Civil, que ya el otro día apuntábamos. Es decir, volver a la cuestión de la pareja, el matrimonio, el Amor, que es la que justamente nos había traído a estos andurriales. Pero antes hay que... tengo que intentar con vosotros que penetre a fondo un desengaño con respecto a la idea o ilusión de 'libertad'.
Es preciso descubrir y reconocer, pero muy a fondo, que la libertad no es ningún don positivo de nadie, de ninguna cosa, de ninguna persona, de uno. Que no es eso. Que nadie puede tener libertad. Nadie puede ser libre. Se entiende, mientras sea el que es, claro. Mientras sea el que es. Nadie puede tener libertad -la libertad no es un don- y a cada paso sin embargo, no sólo a lo largo de la Historia que nos cuentan, sino por la calle y en las relaciones familiares y sociales, nos encontramos con esa perversión de creer que sí. La libertad no puede ser un don positivo, la libertad no puede ser más que una p u r a n e g a c i ó n. Una pura negación. Libertad es liberarse de algo, contra algo. La libertad es una pura negación, es decir, una negación de la Realidad -que está costituida en esclavitud, como cualquiera que se deje pensar un poco piensa y siente-, y también la Realidad de uno mismo, por supuesto, que está igualmente costituida por esa sumisión, por esa falsa Fe en el Futuro y todo lo demás.
Si alguien cree o le choca todavía que libertad no es ningún don, que nadie ni ninguna cosa puede ser libre, mientras sea el que es, la que es, hará bien en decirlo también ahora, porque desde luego si entramos en esas cuestiones manteniendo ilusiones respecto a un vocablo tan glorioso como libertad, pues no damos un paso. Confesad tranquilamente la creencia que os queda todavía de que la libertad es de uno, de una; que uno puede ser libre. Conviene aquí hacer esta especie de confesión contraria de la confesión de la Fe. La confesión que expone la Fe a esta tertulia, a esta discusión, es conveniente que salga, que no se quede dentro. Si uno sigue creyendo eso, no podemos dar un paso.
- No, no: yo... yo hace tiempo... yo hace tiempo que estoy convencido de que es un constructo social ¿eh? Pero es un constructo social desde el punto de vista incluso moral. No es tanto la actitud la libertad como reclamación de derechos civiles, que eso, aunque sea una suposición, creo que tenemos que tenerlo, porque es un mal menor. Es decir, entrar en una suposición de que carecemos de ella para -no sé- entregarnos en manos de alguien, y prescindir de algo, es algo muy peligroso aunque en realidad no exista. Pero desde el punto de vista moral, desde luego es un constructo, y no vamos a referirnos a [examen] de conciencia, porque es que nos está dando toques desde hace muchísimo tiempo. Que esto...
AGC - Sí, está bien. Está bien su declaración de su desengaño, pero yo creo que se arma Vd. un poco de lío ¿eh? Yo creo que los que le han oído me acompañarán. Cuando hace Vd. esa salvaguarda de "algo que aunque sea mentira conviene para evitar otro mal", está Vd. -yo creo- cayendo en...
- ¡Hombre!, habría que buscar una alternativa a ese convencimiento de la carencia de libertad.
AGC - Ya.
- Desde luego, si la alternativa es entregarnos en manos de alguien de una manera ciega...
AGC - Pues no, no. Es que eso no viene a cuento. No tiene por qué haber tal alternativa, porque aquí estamos hablando al mismo tiempo contra el Estado y contra uno, y en contra el Capital y contra uno, por tanto, no hay ningún peligro, en ese sentido. Eso... eso no cabe... no cabe la menor duda.
No... no es carencia de libertad, es que es incompatible eso de ser uno el que es, con lo de ser libre; es que es incompatible. En ese sentido no puede [tener] tal propiedad. Porque ese ideal de ser uno el que es -contra el que he estao hablando hace un rato- es un ideal irrealizable, pero que lo rige todo, implica justamente la cárcel, la definición, la costitución de uno. O sea, todo lo contrario de libertad. La libertad es por el contrario esto que aquí estamos intentando no decir sino hacer: decir NO a eso; NO a la Fe que en eso está implícito. Desde luego, este NO no va a ser la libertad de nadie ni de ninguno, va a ser libertad en el sentido negativo, en el sentido de rotura, abandono de la Fe: rotura, abandono de la Fe: de la Fe en uno mismo, de la Fe en la Realidad, de la Fe en los Gobiernos, de la Fe en el Capital: de la Fe.
No sé si a alguno os queda algo de duda respecto a esto. Pues estoy viendo por aquí unas cuantas nuevas un poco perplejas, y así que me gustaría que fueran capaces de sacar a la luz algo de todo esto ¿no? Incluso para decir que no estáis seguras de haber entendido, aunque están muy claras las palabras, pero... ¿Qué más, en general?
Para entender los engaños de la libertad conviene -aunque no es de lo que más me gusta hacer- echar un vistazo a cómo las cosas han ido pasando, según se nos cuenta en la Historia y según la vemos alrededor ¿no?
Todos habéis visto que en las monedas francesas se mantiene la figura de Marie-Anne con un gorro frigio en la cabeza. El gorro frigio se había convertido, desde la Revolución, en el símbolo de eso, de la libertad. Sabéis de cuál hablo ¿no? El gorro con el que también, en formas de mito mucho más lejanas, suele pintarse a Paris -el raptor de Hélena de Troya, y por tanto el iniciador de la guerra- que era probablemente frigio. El gorro frigio de la Revolución Francesa no tiene que ver con Paris sino con el uso que para ese gorro a veces se hizo en la Roma antigua, entre los romanos, para señalar la condición de liberto. Liberto es -como supongo que todos sabéis- alguien que ha sido siervo, que ha sido esclavo, y que de alguna manera ha ganado su pretendida libertad, es decir, su liberación de esa condición de siervo o esclavo en la que se encontraba. Eso era un liberto.
Lo que más me importa es que recordéis que un liberto podía haberse hecho a sí mismo liberto. A veces por supuesto era el amo, cuyos favores se había ganado el esclavo, quien declaraba sin más que renunciaba a la posesión y que liberto quedaba liberto. Pero estaba también esta curiosa istitución de peculio. Peculio es el dinero que el esclavo puede ir reuniendo -porque le está permitido estas formas de esclavitud a que me refiero, con pequeños negocios, con propinas de recaos, con cosas de ésas-, el dinero que va reuniendo y con el cual puede llegar a desvenderse -a desvenderse-, si me permitís esta manera de decirlo, que se me ocurre ahora de desvenderse. Es decir, de invertir o volver del revés el acto por el cual había quedado reducido a esclavitud, por el cual se le había vendido y se había vendido: desvenderse. Y entonces, efectivamente, mediante esa cantidad de dinero reunida pasaba a la condición de liberto, podía ponerse, si quiere, el gorro frigio de la Revolución Francesa, ganaba la condición de liberto. Ésa es la libertad del liberto y su relación con la esclavitud y con el amo, en la que me parecía que os podía interesar deteneros un momento. Si hay alguna -como no me voy a detener mucho más en ello-, si hay alguna curiosidad respecto a estas istituciones, decídmelo ahora, interrumpamos un poco más.
- Agustín, ¿se podría hablar de la libertad de no ser o de no existir?
AGC - Sí. Luego pasamos, si quieres. Bueno, no hace falta que pasemos porque eso está... está un poco ya dicho. La existencia era lo contrario de libertad (de manera que antes lo dijimos), por tanto, está claro que la negación a que me refiero, que es una negación de la Fe, implica una negación de eso, de la existencia, en el sentido preciso de que existencia, existir, implican ser el que es, ser la cosa la cosa que es, ser uno el que es, por un lado, aunque eso se compagine con el hecho de que haya de ello, pero desde luego el ser -el ser el que uno es- es la cárcel, es la definición. Y por en tanto por ese lado, libertad quiere en efecto sin más decir, libertad de la existencia; implica perder la Fe en que uno es el que es. Porque si esa Fe se mantiene es como creer en Dios, lo mismo. Es lo mismo que es para el que se inventó el verbo existir, que era el de la Fe de que uno es el que es.
- Una curiosidad, sí, al hilo de eso. Una notita siguiendo tu erudición. ¿Sabes?, que el gorro frigio de la Revolución Francesa parece que lo cogen de determinados señores en determinados cantones suizos, en la época de la Revolución. En sus cárceles, a los presos (que tiene su gracia porque tienen un liberto y...), el uniforme de los presos -digamos- era con el gorro frigio.
AGC - Un poco contradictorio. Si se les hubiera puesto al sacarlos...
- Fíjate. No. Y entonces... No, no: en el momento... en los momentos primeros de la Revolución se liberan presos de esos cantones suizos que salen, se unen a la Revolución...
AGC - ¿Salen con su gorro?
- Con sus gorros.
AGC - Con su gorro.
- Y entran en París con...
AGC - No lo sabía. Muchas gracias. No sabía esa... esa parte de... esa parte de la cosa. Sin duda, a los suizos la idea les había venido de donde he dicho, del gorro de los libertos antiguos. Bueno, ¿y qué más?, o ¿alguna curiosidad más, antes de seguir adelante? Sí.
- Esa ficción que empezó (Bueno, ficción o realidad), que empezó con los romanos, con el concepto de liberto, ¿no fue la Iglesia Católica, a través de Agustín de Hipona y algunos otros, los que afianzaron ese concepto posteriormente, allá por el siglo IV y esto? Es decir, que aparte de la realidad que existía por el hecho de conceder libertad a una persona, sin embargo, para desviarlo a mi libertad moral ¿no fue el Cristianismo el que realmente consagró de una manera importante ese concepto de libertad y el que ahora tenemos?
AGC - ¿El concepto de libertad en el sentido de ser liberto?
- No: el concepto de libertad de tener... De libre albedrío. En el concepto de ser...
AGC - ¡Ah!, bueno, bueno: es otra cosa. Es otra cosa. Desde luego alguno de los Padres de la Iglesia utilizaron la istitución de la adquisición de libertad por parte del esclavo, del liberto, como una especie de paralelo con lo que sucedía cuando se producía -por ejemplo con el bautismo- la liberación... la liberación de los errores, o cualquiera otra de las maravillas que los Sacramentos podían producir. A veces lo compararon explícitamente. Desde luego, lo que estamos aquí refiriendo es algo que ha venido, más o menos, debatiéndose a lo largo de toda la Historia, antes de los cristianos, con los cristianos, con los Padres de la Iglesia, pero que sigue viviendo actualmente, y es contra lo que tenemos que dirigirnos de una manera más directa. Así que, si alguien tiene algo que decir contra un tipo o a favor de un tipo de libertad, como el representado por el liberto de la antigua Roma, pues haría bien en decirlo ahora.
- Agustín, yo el problema que veo, es que si uno pierde la Fe en ser el que es, o deja de ser el que es (bueno, no sé si en aras de encontrar la libertad, o buscando la libertad, pues no se puede encontrar siendo el que se es), entonces tampoco vamos a encontrar la libertad, porque es imposible. Entraríamos en un mundo de alguna manera el de los animales, y no creo que de los animales podamos decir. Creo que ya se ha tratao el tema.
AGC - Tú y yo... tú y yo, desde luego, no, en cuanto seas tú el que eres y yo sea el que soy, eso no cabe. Y eso no cabe duda: la gracia de la cosa es que ni tú estás bien hecho del todo ni yo tampoco. Ni tú eres del todo el que te han dicho que eres, y seguramente te lo crees, por lo menos a ratos, ni yo tampoco soy del todo el que soy, y seguramente me lo creo, por lo menos a ratos. Ésta es la gracia.
- Es que te lo tienes que creer para poder, por lo menos, mantener la dialéctica con la libertad.
AGC - Sí, sí. Nunca, nunca te lo crees del todo, pero -vamos- la obligación de la Fe es la primera. Estamos hablando... estamos hablando justamente contra la Fe. ¿Qué más? ¿Qué más, por favor?
- Agustín.
AGC - Sí.
- Yo lo que creo es que la libertad está siempre ligada al Dinero, siempre al peculio, porque sin peculio no hay libertad posible. En teoría la diferencia entre un país democrático y un país dictatorial sería que nosotros podemos viajar, nos podemos mover, podemos escribir, podemos comunicar, podemos... Pero para todo esto hace falta el peculio, pero un gran peculio, incluso para poder participar en la cuestión política, en las actividades políticas, hace falta mucho peculio. Entonces, claro, cuando una cosa crece en la medida que te inclina y te doblega al Dios único y verdadero, que para mí sigue siendo el Dinero, pues evidentemente es una esclavitud. A un nivel más sofisticado, y es que no hay más libertad y menos libertad. No hay... ¿es mejor cuanto más libertad haya, y es un mal menor, por ejemplo, Estados Unidos frente a la Rusia Soviética? Esto es una tontería. Es una tontería, no hay mal menor ni mal mayor. El mal hay que erradicarlo, y la libertad no puede existir, como no puede existir la persona, bueno, la persona sí puede existir, pero como no puede existir [].
AGC - Muy bien. A esto que ha recordao Jaime, lo primero que está recordando es sumamente útil, porque justamente era la manera en que a mí se me ocurría que la istitución del peculio y de la compra de la libertad podía aplicarse a nuestro caso. Él lo ha dicho muy claramente, y lo ha dicho citando lo que oís por todas partes, es decir, más o menos declarado, pero el Dinero es lo que da la libertad. El Dinero es lo que hace a uno libre. Un pobre ¿qué va a hacer?, ¿qué puede hacer?, ¿qué posibilidades tiene de hacer nada, si está condenado? En cambio, si ha reunido un gran peculio, como él dice, entonces, cada vez, pues tienes más posibilidades, vas aumentando de posibilidades. No hace falta que vayas al Supermercao, te lo puedes mandar traer a casa, en moto. No hace falta que vayas a unas vacaciones de cutre de nada, que puedes ir a un Safari a África, que puedes comprarte una astronave, darte un paseo hasta la luna. Todo eso son posibilidades que se van aumentando a medida que el peculio aumenta. Ésa es la...
- Que la follen a la pobre.
AGC - Ésa es la cuestión. A eso es a lo que venía y muy oportunamente esa...
- Pero Agustín...
- Pero yo lo...
AGC - Tened en cuenta que es muy importante lo de la pretensión de sostener la Fe -en el Capital, en el Estado, en Dios- por medio de eso, por medio de pretender que el Dinero libera de coacciones, libera de privaciones, libera de estrecheces, y te abre posibilidades.
- Pues yo, precisamente, iba a decir lo contrario de aquí, del compañero, que también se puede ver bajo ese punto de vista: resulta que comprando con el Dinero la libertad -esos pobres, o esos esclavos-, bien, compran la libertad, pero entonces ¿son más lo que son ellos mismos?, con lo cual, si son más lo que son, son menos libres, por otro lao.
AGC - Sí.
- Los pobres no pueden comprar la libertad.
AGC - ¡Por favor!
- Y si son menos lo que son...
AGC - ¡Por favor!
- Y si son menos lo que son, son ¿más o menos libres?
AGC - Bueno, eso ya no es tan claro. Nos detenemos un momento en ello.
- Entonces, a lo mejor, la libertad no...
AGC - Desde luego, en lo que estáis de... en lo que estáis de acuerdo -supongo- en general es...
- Las cápsulas...
- Esto es un caso de libertad de expresión.
AGC - ... es en la mentira de eso.
- O las cláusulas.
- Eres un caso de libertad de expresión.
AGC - Dejad... dejad que este caso de libertad que nos hable un rato.
- Las cláusulas o las cápsulas...
- No molestes. Porque me parece absurdo. Que te aprovechas de una amistad para venir aquí a molestarme, pues me parece absurdo.
- Yo no me aprovecho.
- Sí, porque... O sea, tú vienes aquí a dirigirme, y estamos aquí...
AGC -No: déjalo, déjalo.
- Ya está. Venga, callar.
- No le des carrete tampoco.
AGC - Él tiene su libertad. Un momento. Esto...
- Bueno, ¿qué pasa?, ¿es tertulia?
AGC - Ahora, ya nos dejas en paz, ¡venga!
AGC - Esto no era tan claro, decía, no era tan claro porque todos reconocemos la mentira de eso de que el Dinero pueda comprar la libertad en ningún sentido. La libertad que ni siquiera puede ser posesión. Creo que eso es sentimiento común. Pero esto que sugieres, no, porque se puede decir que tanto esclaviza la pobreza como la riqueza. Está claro que la riqueza no libera, pero la pobreza tampoco.
- Pero, e vero.
AGC - La pobreza tampoco y a veces se ha -a veces, como sabéis, incluso dentro de la Iglesia-, se ha intentado con el voto de pobreza en las Comunidades, en una especie de exclusión del Dinero, que quedara fuera, que dentro, por lo menos, no funcionara. Bueno, y en principio no se pueden negar los beneficios, en algún sentido, que eso pueda acarrear, pero que eso sea una adquisición de libertad... Y uno no puede menos de envidiar a los vagabundos, a los que perviven, a los que se las arreglan, no se sabe cómo, para pervivir en los centros metropolitanos. Los encontráis a cada paso. ¿Cómo no los va a envidiar?, si uno siente que... uno se dice que uno no es capaz de hacer eso -que uno no es capaz de hacer eso-. Entonces, parece como si estuviera envidiando una cierta libertad ¿no? Estoy diciendo que, sin duda, tampoco eso ¿no?, ellos siguen siendo cada uno el que es. A veces, algún vagabundo o algún monje puede tener una personalidad y [incluso] bien conocida y bien declarada, igual. Adelante.
- Para terminar el razonamiento éste, efectivamente donde me lleva, a esta contradicción que estás acabando de decir, que es como la contradicción...
- No, pero no se puede determinar.
- ... que es como la contradicción del miércoles anterior, cuando hablábamos de libertad de expresión y de derecho de las...
AGC - Respeto a todas las creencias.
- Al final, siempre llegamos a esta última contradicción: ¿nos da o no nos da la libertad?
AGC - Por supuesto. Por supuesto, la libertad como negación, implica en primer lugar negación de la Fe. Por tanto esa tontería del hacer compatible la libertad de expresión con el respeto de las creencias y Religiones, el otro día se nos presentó como uno de los ejemplos eximios de la mentira del Estado, precisamente, y del Estado Democrático en particular, del Estado pretendidamente laico.
Vamos a volver, como desde el principio tenía un poco prometido, a lo del Estado Civil de las personas, que nos puede tal vez ilustrar respecto... respecto a esto ¿no?
Es decir, el caso de 'dos en uno', decirlo de la manera más general -matrimonios, parejas-, pero con esta pretensión siempre: 'dos en uno'; dos haciendo uno -dos haciendo uno-. Me he encontrao hoy, en la novela de [Clair Boylen], una irlandesa, que se llama la novela Beloved stranger, es decir, Querido extraño, me he encontrado con una cita del famoso Doctor Johnson -que es, entre los ingleses, es lo que más se cita como autoridad de sabiduría práctica y de supuesto sentido común-, que justamente dice de otra manera esto, la sentencia es "Un hombre que no se casa, no es más que medio hombre". Ahí tenéis la Aritmética [] puesta de otra manera ¿no? Desde luego, ni a él ni a los que piensan simplemente 'dos en uno', se les ocurre dudar de que uno es uno. Si dudaran de que uno es uno, entonces, toda la Aritmética se iba a venir abajo. Estamos partiendo de esta Fe falsa de que uno es uno.
Esto de la pareja, de la pretensión de 'dos en uno', no implica directamente la cuestión de las mujeres, la cuestión de la primera diferencia sexual, porque todo el mundo sabe que la istitución puede producirse también entre gente del mismo sexo, sin diferencias al parecer sumamente notables, ni en la istitución ni en su desarrollo. Es cierto que cuando se trata de que una de las mitades sea mujer, no se puede uno olvidar tampoco de que, como sabemos, la Historia entera, toda la Realidad, está fundada en el sometimiento de un sexo al otro. Es decir que no es una cuestión de libertad sino más profunda, es una cuestión de existencia. Aparecen en Historia, aparecen en Realidad visible, como sometidas, como objeto del sometimiento. Y esta desigualdad, que está desde el principio, no se la puede olvidar tampoco cuando se trate el asunto. Pero que esto no sea óbice para recordar que la istitución del 'dos en uno' puede darse también con gente del mismo sexo, y por tanto, no implica directamente la división de los sexos como clases sociales primeras que costituye el comienzo de toda nuestra triste Historia.
Bueno, todo el mundo sabe cómo son las consecuencias de la Fe que los participantes puedan tener en su propia istitución, en ser 'dos en uno', y las consecuencias que en el desarrollo de las vidas se producen. Consecuencias más o menos estrepitosas. En nuestros días están muy a la vista las de eso que llaman tan estúpidamente violencia de género, porque no se atreven a decir sexo y les da vergüenza por alguna razón, y entonces dicen 'género' -que era el género masculino y femenino de la Gramática escolar que se les enseñaba a los niños, y [desde luego] era otra cosa-, una de las imbecilidades que cunden y que reinan -en la que no quiero entretenerme mucho en indignarme- de las más visibles, de las más espectaculares: violencia, el desarrollo de la violencia.
Es sabido de todos que esa Fe en el Amor como regente ideal de la pareja, de la istitución, la Fe en el 'dos en uno', siempre ha podido llevar a extremos de esos, como matar por ejemplo, extremos de odio. Extremos de odio tan intensos como apenas se pueden encontrar en otro sitio, como matar. Pero aparte de esas manifestaciones extremas, pues ya se sabe, están las otras más cotidianas, que evidentemente no podemos menos de ligar, primero, con la presencia de esa Fe en el Amor como regente de la pareja, y por tanto, de que tiene sentido 'dos en uno'-que tiene sentido 'dos en uno-.
- ¡Ah!, confianza.
AGC - Y por otra parte, por supuesto...,
- []. Ya está bien ¿no?
AGC - ... por otra parte, tiene que...
- Oye, que ya está bien.
AGC - ... tiene que jugar...
- Tiene que ver con confianza.
- Que ya está bien.
- Fe tiene que ver con confianza.
- Que ya está bien.
- Esto es una tertulia.
- Venga, lárgate.
- No. Vete...
- Vete tú a tu casa.
- Vete.
AGC - Déjalo. Basta con que se calle. Déjalo, Oscar.
- A mí no me toques.
AGC - Déjalo, ya se va a callar.
- Es que me estás calentando la cabeza, tío. No me dejas oír. Toda la puta tarde aquí, macho, calentándome la oreja...
- Bueno, callaros ya.
- Estás muerto.
AGC - Todas las manifestaciones, que os recuerdo brevemente con ejemplos, evidentemente tienen que ligarse con, por un lado, la Fe en que tiene sentido lo de 'dos en uno', y por otro lado con el hecho de que esto es mentira, precisamente porque es costitutivo, como hemos dicho, de la existencia. Mentira de raíz porque ni siquiera uno es uno. ¿Qué pasa cuando en lugar de sostener una Fe en sí mismo, en que uno es uno, la Fe toma esta manera de la pareja, del 'dos en uno'? Parece que se complica, pero todo el mundo sabe que, por el contrario, se refuerza. Se refuerza, se hace por lo menos provisionalmente más inatacable. Ese uno que se forma con dos, paradójicamente pretende ser un uno más sólido que aquél que se fabricaba con uno solo, hasta el punto de darle razón al Doctor Johnson de que "El que no se ha casado no es más que medio hombre".
- Oye, Agustín, es que yo creo que esto que dices del Doctor Johnson, que me recuerda otra cosa -igual piensas que es una broma, pero yo creo que tiene sentido, y que nos desvía, pero no-: que lo dice la Filosofía Tao, dice que una vaca y un toro son tres. Una vaca y un toro, y un toro y una vaca. Y entonces, en lugar que "un hombre no casado es medio hombre", se puede decir que un hombre casado no fuera en lugar de 'dos en uno', que son tres: son un hombre y una mujer, y un hombre y una mujer.
AGC - Sí. Casi, utilizando la inversión, podían ser cuatro. Esto es el...
- []
AGC - Esto es el... es en realidad una -no sé si tú dices que aparece en el Tao Te-king, pero -vamos- lo tenemos en la historia de la Fe cristiana, de la manera más ilustre es cuando la Trinidad. Con el caso del misterio de la Santísima Trinidad, donde efectivamente se ve cómo la suposición de dos, por ejemplo padre-hijo, lo mismo marido-mujer, implica la relación entre el uno y el otro como un tercero. Era éste el origen del Espíritu Santo en la historia de la Trinidad.
Bueno, todo el mundo tiene noticia y puede que haya sufrido en sus carnes, como yo y como cualquiera, las consecuencias de la costitución de 'dos en uno'. Esto pienso que todo el mundo sabe que no se puede separar de esto que estoy diciendo de la Fe, y del hecho de que esa Fe es real, o sea, mentirosa; es costitutiva y mentirosa como la Realidad entera. Pero por si acaso alguno piensa que estamos hablando de cosas más metafísicas, me paro un rato para que cada uno aporte hasta sus sufrimientos, hasta sus desengaños, con motivo de esto, porque raro será el que no se haya dejado coger alguna vez en este lío del 'dos en uno', y puede que a alguno, el propio sufrimiento, le haya hecho encontrar alguna forma de desengaño, hasta desesperación, que pueda sernos útil aquí. De manera que me paro nuevamente un rato y voy recogiendo palabras. Sí.
- No es un caso personal, es una pregunta más bien teórica: yo no veo eso de que sea independiente la istitución de la pareja de la división en sexo. Que los casos de parejas del mismo sexo me parecen como un poco secundarios o derivados, y, bueno, o incluso se puede plantear más abstractamente. Eso de 'dos en uno' ¿se puede hacer siendo los dos iguales? ¿Qué relación...?, o sea, la relación ¿cómo se establece?
AGC - Desde luego, no es lo que se da de hecho, siempre son desiguales, porque una pareja es padre-hijo...
- Pero ¿esa vale también como pareja?
AGC - Sí.
- ¿Al mismo nivel que la de matrimonio?
AGC - Padre-hijo. Pero desde luego son desiguales. Y puede que tengas razón en que en cuanto a las istituciones a m o r o s a s, desde luego lo primero es que la istitución del 'dos en uno' se establezca entre hombre y mujer, y que las parejas homosexuales sean una especie de imitación o [] posterior, es verdad. Pero, parece que lo de la desigualdad, de una manera o de otra, es una condición precisa para que se establezca justamente la pareja. Justamente cuando dos se hacen uno, la diferencia que los separaba desaparece. Se supone que por el hecho de sumarse se han hecho iguales, pero eso prueba que no lo eran. Pero eso prueba que no lo eran y efectivamente imaginar siquiera dos iguales, exactamente iguales, como con las imaginaciones de la clonación, es una tontería que no... no tiene por qué preocuparnos mucho. Evidentemente hay una desigualdad en el Estatuto -en el Estatuto- del uno y del otro que es lo que permite hacer creer que cuando se da 'dos en uno' esa desigualdad se ha superado, sea la sexual u otra. ¿Qué más?
- Yo sí que pienso que quizá, con todo respeto, me parece que es incluida en cierto misticismo, en cierta espiritualización de ese concepto de relación de pareja, cuando me parece que está todo reducido a neurotransmisores, a oxitocina, a...
AGC - No, no.
- Y después... y después...
AGC - Permíteme...
- No termino, no termino: un momento.
AGC - Permíteme... Permite que le interrumpa...
- Y después se une a todo eso...
AGC - Permite que... permíteme que le interrumpa...
- ... el complejo social que nos engarza en...
AGC - No... no se enfade. No se enfade. Le interrumpo: es que aquí no creemos en la Ciencia. Es decir, pensamos que justamente la Teología que nos domina hoy es la Teología de los Doctores de la Iglesia Científica.
- No: yo... yo no soy un adorador del...
AGC - No podemos...
- No soy un adorador del cienticismo ¿eh?
AGC - No, no. Pero, bueno, quería...
- Aparentemente puede parecer.
AGC - Es todo eso, todas las imaginerías, los neurotransmisores, y todo lo demás, son por supuesto desarrollos a partir de la falsedad más fundamental de la existencia que aquí estamos describiendo. Nos estamos...
- Hay que espiritualizar el concepto...
AGC - ... (esto lo digo para Vd. y para estas niñas que no estaban): el descubrimiento principal es que, la verdad es que (la verdad, lo que no se conoce), que nos estamos hundiendo, perdiendo, continuamente, y toda la Realidad se está hundiendo, perdiendo, continuamente en lo que no se sabe, y costantemente, en contra, la Realidad está tratando de establecerse, desarrollar nuevas defensas, nuevas ideas -en nuestro caso, nuevas teorías científicas, teologías, lo que sea- para seguir manteniendo la falsedad. Esa dialéctica es la fundamental. La verdad es que AHORA estamos perdiéndonos, porque AHORA es una cosa que cuando se dice AHORA, ya no es AHORA. Y una cosa que en cuanto se dice AHORA ya no es AHORA, es una cosa que ni nadie puede entender, ni puede concebirse y, por tanto, queda fuera de la Realidad. Y en contra de eso es como se establece la Realidad de las cosas y de las personas, y por tanto las sucesivas formas de defensa, incluidas la Teología, la Ciencia, la Religión. Más. Más cuestiones. Sí.
- Disculpa, yo no soy de aquí, pero yo no... soy de Ecuador, pero a mí me interfiere el humo, y me tocaría retirarme, porque yo tengo alergia al humo. Disculpe.
AGC - Eso lo hacemos de ordinario. Solamente -has tenido mala suerte- le concedemos una excepción a Mercedes, porque está...
- No, hombre. No: me la tomo.
AGC - ... está tan dedicada y ocupada de las cosas... Por desgracia te ha tocao detrás de ella, y no sé, si te molesta mucho te puedes cambiar.
- Es un segundo, es un minuto. Bueno, tan es así, que ya...
AGC - Generalmente, como verás, nadie fuma ¿eh? En general, nadie fuma.
- Pues, como hablabas antes de la violencia sexual, es curioso porque todos estos -no sé- catedráticos, profesores, la gentuza periodística, los otros de la radio, a nadie se le escucha hacer la más mínima condena de la pareja y el matrimonio. Es decir, a las chicas o a los chicos, así, de tempranas edades, que le digan "Ni de coña se te ocurra ni ser de ninguna, ni ser de ninguno". Es decir, esa propiedad es (¿hay alguien que habla por ahí?).
AGC - Pero es que a lo mejor quieren decir algo ¿no?
- Esa propiedad.
AGC - ¿Qué pasa?, que es que no se oía ¿o qué?
- Si nos callamos, oiremos.
- Bueno. Esa propiedad que tiene que mantenerse a pesar de estar diciendo todos los días en primera página "Ya uno mató a otra, y luego él también se colgó". En vez de atacar directísimamente tanto a la procreación, que no se ve la necesidad ninguna de que tenga que haber hijos, y también a la unión de la pareja. Pues no hay ni Cristo, y mira que hay titulados en este país.
AGC - Sí eso es lo corriente en esos casos y en otros muchos. A la Fe no se le ataca, por el contrario, las discusiones de los Medios están para distraer, para alborotar un poco el cotarro, y que nunca el problema verdadero se presente. Que nunca el problema verdadero se presente. Todo el mundo -ya hemos dicho otras veces- basta al nivel más vulgar, con un poco de imaginación, todo el mundo sabe que si encerramos a dos -un hombre o una mujer, o también da lo mismo-, encerramos a dos en un recinto completamente cerrado y les decimos "De aquí no podéis salir. Aquí toda la vida. Y aquí tenéis que estar el uno con el otro", eso ya basta, sin más investigación de causas para explicar el asesinato, la antropofagia o cualquier otra cosa que se pueda presentar ¿no? Tan evidente es el papel de lo que dices, con razón, que nunca se denuncia la istutición abstracta en sí misma. ¿Qué más? ¿Qué más?
- A mí me ha ocurrido un caso que no sé si sería... un caso en el que no sé si funcionaría esto del 'dos en uno' del que tú hablas como casi que acaba con las diferencias y que unifica –digamos- un poco orgánicamente, que es el del Amor místico. No sé si en el sentido éste, que por ejemplo Santa Teresa o San Juan de la Cruz con ese... -digamos- esa tendencia mística al Amor espiritual, ahí se podría hablar de eso, o no sería tan reductor. Y de eso, bueno, se podía pasar a otro tipo de amores parecidos ¿no?
AGC - No se atrevían los místicos de ordinario a decirlo tan claro, a decir que el alma y Dios son iguales. Decirlo así de claro, claro de aritmético, no es frecuente, pero desde luego se aproximaban a decirlo. El trance implicaba de alguna manera también una superación de la -por otra parte- infinita diferencia entre la... entre la criatura -entre el alma- y el Señor ¿no? Fray Luís mismo, cuando en la Oda a Salinas describe los efectos de la música, pues presenta también esta igualación, también el alma como está compuesta de número, igual que el cielo, gracias a la música viene a descubrir esa comunión. Viene a descubrir esa comunión entre los números de la música, entre el Señor que mueve el cielo y las estrellas, y el alma que asciende hasta esa igualdad. -Vamos- de ordinario una declaración así, de 'el alma y Dios son lo mismo', no se encuentra. Pero bueno. Pero estas aproximaciones bastan para lo que has dicho. Desde luego, hay que recordar lo primero cuando queráis volver a pensar en los crímenes -que hoy ya no tendremos mucho tiempo y demás- del Amor, que la superación de la desigualdad es por supuesto falsa, y que naturalmente los contendientes la descubren como falsa después de haberla pretendido como verdadera. Es decir, que el Sacramento mismo del Matrimonio se supone que, por alguna maravilla de la propia istitución, esa desigualdad que he presentado como primaria entre el sexo sometido y el sexo dominante, queda anulada, con el hecho de que el hombre te haya tomado por mujer, y tú te hayas hecho mujer de hombre, ya eres igual que él; tenéis una participación de derechos exactamente iguales.
Y saliendo ya de la Iglesia, la historia política ha venido a decirnos todos los días en qué consiste esa igualación. Esa igualación en derechos y en facultades, es decir, esa aproximación de las mujeres a los hombres, al sexo dominante. La igualación es mentira, la disidencia subsiste, y no sólo cuando se hace de un hombre a mujer, sino cuando se hace de dos desiguales -hijo y padre; hija y madre, y cualquier otra cosa por el estilo-, por más que el Amor pretenda la igualación, la equiparación, esto es mentira, y naturalmente los resultados se manifiestan en la pena, la tristeza, el aburrimiento y hasta el crimen, de una manera bastante -diríamos- lógica o natural. ¿O no? ¿Qué más hay que decir? Bueno. Sí.
- Me está viniendo a la cabeza una formulación que hay, que no sé si es en el Antiguo Testamento, en el Nuevo, o en el próximo, que es la de "Esclava te doy". "Esclava te doy" ¿no?, que era cuando se casaba. Y entonces me estoy recordando de los libertos y en el Estatuto que ganaban los esclavos cuando se hacían libertos y el Estatuto que gana la mujer por la emancipación. Que ambos casos -en el de los libertos, por lo menos-, yo creo que se debió a que el Estado Romano necesitaba que eso fuera así para mantenerse, para sostenerse, como tal...
AGC -Bueno, sí. El Estado Romano y el Estado en general.
- ... porque no es una istitución de la República, es una istitución del Imperio.
AGC - Desde luego el cristianismo acaba con la...
- []
- ¡Qué pesao es!
AGC - ... acaba con la fórmula "Esclava te doy" ¿eh?, por el contrario, "No te doy esclava, te doy compañera", eso lo dice, y es una de las fórmulas sacramentales que trata de establecer esa desigualdad. Lo importante es que la equivocación, la mentira, está fundada -la mentira del 'dos en uno'-, está fundada en esa Fe de que uno es uno, y uno -por fortuna-, uno no es uno. Puede haber, puede haber amor con tal de que no se crea en el amor, si se cree, si se hace una istitución, entonces, negaos. Gracias a que se puede no creer, gracias a que la Fe puede fallar, siempre las posibilidades de amor están abiertas. Pero a eso no se le llama Amor, ni sexo, no se le llama nada. Ni Amor, ni sexo, ni nada, no se le llama nada. Es la oposición entre el 'hay' y el 'es el que es'. Lo que hay, las posibilidades siempre abiertas, y la rígida definición de el que es es el que es, lo que es es lo que es, la Realidad es la Realidad, etc.
De eso, y al mismo tiempo de los horrores o delicias que cada uno de vosotros haya encontrado en la relación de pareja o semejante, vamos a tener que seguir hablando, pero no hoy, porque a pesar de todo, el calor es muy grande, estoy casi como sudando, y por tanto voy a cortar en este momento, y confiar en que el Señor nos deje hablar de tan interesantes cosas, dentro de siete días, si no se enfada demasiao.