25.08.2014

Tertulia Política número 66 (28 de Marzo de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • EL FUTURO
  • LA CULPA, LA CAUSA (entes ideales)
  • LA LOCURA DEL MUNDO, LA LOCURA DE LA REALIDAD

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Antes de reanudar la guerra que nos traíamos, enhebrar la hebra, estas hablas o intentos de habla que son guerra contra la Realidad, antes, para empezar hoy, tal vez conviene volver a plantearse una cuestión de fundamento; de fundamento de lo que andamos haciendo, que más o menos puede formularse con el "¿Para qué -¿por qué?- estamos dedicándonos a descubrir paso a paso, pacientemente, por  cualquier sitio en que se pueda, descubrir la falsedad de la Realidad, la falsedad de la existencia?".


Esto es una cosa que en cierto modo nos deja fuera a nosotros mismos, y nos da la ocasión de preguntarnos ¿para qué hacer esto, si nosotros no estamos -o ya no estamos- ahí? Desde luego, en la verdad que descubre la falsedad de la Realidad, ahí no estamos. Cabe preguntar ¿para qué?, ¿qué sentido tiene para nosotros este descubrimiento y esta guerra interminable que nos traemos día tras día -debemos traernos- en esta tertulia política?


Hay una manera de responder primero, que es que eso de interesarse por algo donde "nosotros no estamos", no es una disculpa tan clara, porque a cada paso os están llenando la cabeza -y más que la cabeza- con cuestiones acerca del Fin del Mundo, con cuestiones acerca de las amenazas de un Desastre Ecológico para dentro de doscientos años. En fin, cualesquiera cosas de ésas que están llenos los Medios de Formación de Masas, y de las que no podéis estar indemnes, y por tanto se refieren a cosas donde tampoco nosotros ya vamos a estar, y sin embargo, pues sirven para captar la atención y para -lo que aquí nos importa- confirmar la Realidad, confirmar la Fe de los creyentes en la Realidad, sin la cual, la Realidad misma no se sostiene.


Por tanto conviene tal vez aclarar -salvo que respecto a esto se os pueda ocurrir alguno- que, frente a todos esos intentos filosóficos, científicos, vulgarizantes, que consisten en buscar la razón de ser de la existencia, la razón de ser de la Realidad (una fórmula que ya encierra dentro de sí un choque: la guerra, razón de ser; que ya sabemos que entre eso de ser -de ser el que se es, de ser lo que es- y razón, hay una relación ambigua, sobre la cual, tal vez, haya ocasión de... de volver hoy. Pero aquí desde luego no se trata de ninguno de esos intentos de buscar la razón de ser de la existencia).


Aquí se trata de matar la Fe (en la medida en que se pueda: matar la Fe), y la única alegría que puede darnos ánimos en esta guerra es la alegría de descubrir la falsedad de todo eso que os predican: descubrir que no hay Futuro. 'Descubrir que no hay Futuro' es la única alegría limpia de la que podemos disponer. Desde luego, a nosotros como entes reales que somos, y por tanto pertenecientes a la Realidad, pues eso nos deja fuera, sin duda. No puede menos de dejarnos fuera, pero claro, uno no sólo es, no es totalmente real, no existe del todo, esos son cuentos. Esos son justamente los cuentos contra los que nuestras andanadas se... se lanzan, y por tanto tiene sentido decir algo tan inesperado como 'alegría' en ese tanto: 'Alegría' de que no hay Futuro. Porque ya sabéis que el Futuro es el fundamento de la Fe, y por tanto de la Realidad misma, sin la cual, ni el Dinero ni ninguna forma de Realidad se puede sostener.


Bueno, esto era una vuelta por un momento sobre el planteamiento de los fundamentos, por si algunos de vosotros, tanto de los viejos como de los recientes, se le puede plantear esta cuestión del sentido de lo que aquí se hace. Y también sobre eso, dentro de un poco, pues podéis decirme las dudas que se os ocurren o las objeciones que os vienen.


Por ahora, sigo enlazando con lo que veníamos tratando en la última sesión, a propósito de los análisis psicosociológicos que os presenté con un caso típico, oído por la radio, sometido a un experimento relativamente desastroso en sus resultados, porque la mayor parte -y esto es normal, esto es la mayoría del Alma de cada uno, lo mismo que la mayoría de las poblaciones-, eso siempre está atenido a la Fe, siempre tiende a buscar la razón de ser, y por tanto a discutir todos esos casos de comportamiento de padres, de hijos y de más,  d e n t r o  d e  la Realidad que está establecida. Frente a ello, me lanzaba aquí a proponeros que lo que se olvida en esos análisis es justamente la presencia del Capital (que quiere decir el Ideal).


La presencia del Capital que impone, antes que ninguna otra cosa, la necesidad de moverlo a Él mismo, comprando y vendiendo, sea lo que sea. De tal forma que lo mismo los gastos de educación de los hijos, que los regalitos que se les dan para compensarlos de su falta de afecto, o del poco tiempo que les dedica, todos esos son secundarios respecto a la necesidad de comprar y vender, que es por supuesto la primaria.


Me paro ahora a deciros y preguntaros ¿cómo es esto de echar la culpa al Capital?, que es algo que -al menos por mi boca y la de algunos cuantos de vosotros- estamos haciendo todos los días: echando las culpas al Capital. Es decir, a un ente abstracto: el Dinero, en su aparición suma: el Dinero, Realidad de las Realidades; que no podemos separar de otras apariciones del mismo ente como es el Estado, como es Dios, pero que aquí preferimos centrar el momento en la cuestión Dinero: el Capital.


Eso de echar la culpa al Capital y a estos entes abstractos, en realidad lo que hace -como estáis sintiendo, sin que yo tenga necesidad de decirlo- es liberar de culpa a todo quisque, es decir, hacer una burla de la noción de 'culpa'. Echar la culpa a estos entes abstractos es 'volverse contra' y 'burlarse de' la culpa que lo rige todo. La Realidad necesita eso, necesita eso que -tanto en Política, como en Economía, como en las relaciones familiares, como en cualquier otra cosa- la culpa tenga una cara, tenga un nombre, esté en un sitio, es decir, que haya un lugar del que mana el mal -el mal por ejemplo que uno sufre, o el mal que las poblaciones del Mundo sufren, o el mal que los niños desamparados de África sufren, o cualquiera de esas cosas ¿no?-: una cara, un nombre, un representante de el Dios de la vieja Religión, Dios: culpable.


De manera que cuando rechazamos estas maneras de analizar los hechos, por ejemplo psicológicos o sociológicos, y nos decidimos a decir "Todo eso está -todas esas discusiones están- dentro de la Realidad y la están sosteniendo; ésas no pueden ir de verdad a ningún descubrimiento: la culpa es del Capital", lo que estamos haciendo efectivamente de una manera indirecta es desmontar la idea, desmontar la Fe, que está en eso de 'la culpa', tan necesaria para el Poder en general, como necesaria para la costitución del Alma de cada uno: la culpa.


'La culpa', como sabéis, 'es la causa'. En realidad, este término aparentemente ya extramoral -aparentemente más puro, más purificado, que es el que la Ciencia de la Realidad ha adoptado desde antiguo: 'la causa'- no es más que un desarrollo de la culpa. Como en todo lo demás, ya sabéis, que para entender las cosas que pasan entre nosotros, entre ese tipo de cosas que somos los hombres, conviene dar la vuelta a lo que os cuentan, y si os hacen creer que primero hay una Natura Prima y unas causas físicas, y una derivación de eso son las causas sociales, y por tanto las culpas de la Natura Segunda, hay que darle la vuelta: lo primero es lo primero. La culpa es lo primero, y la causa se desarrolla como una purificación que pretende (pero no consigue) ser extramoral, ser inocente, en ese sentido.


De manera que cuando se dice que "se hace burla de la culpa", se está diciendo también "se hace burla de la causa en general".


Estos entes pertenecen a aquéllos que estos días están llamándoos, ante todo, nuestra atención, y sobre los cuales van nuestros tiros, que son los 'entes ideales'. Los entes ideales como 'todo', o 'nada', 'uno' -con el cual tiene que ver directamente la cuestión de 'la causa' y por tanto de 'la culpa'-, estos que -repito una vez más- no son cosas de por sí, no existen de por sí, pero rigen las cosas, rigen la existencia de las cosas. Es como si la lengua, la razón, pervertida en forma de idiomas (porque de otra manera no puede hacerlo), entrando así en la Realidad, tuviera que costituir las cosas, darles a cada una un nombre, hacerle a cada una ser la que es, distinguirlo las unas de las otras, enunciar las relaciones que entre las unas y las otras se dan, pero que esto no pudiera hacerlo sino desarrollando desde lo alto estos entes -como todo, como uno, como causa, los números-, sin los cuales efectivamente parece ser que ese régimen, esa regimentación, de las cosas propiamente dichas, tampoco pudieran llevarse a cabo.


Esto para algunos puede ser todavía -porque lo he repasado un poco rápido- lugar de dudas, ahora me lo diréis enseguida, en cuanto os pase la voz.


Pero cuando estamos rechazando la culpa y la causa, estamos otra vez dirigiendo la guerra contra estos costitutores de las cosas, que no son cosas ellos mismos, pero que son necesarios para costituirlas, regirlas, sostener la Realidad, intentar dejarla seguir siendo lo que es, o -mejor dicho- seguir fingiendo que es lo que es (y ya sabéis que es mentira, que las cosas no son lo que son, y, como una consecuencia, uno no es el que es nunca). Pero lo tiene que creer, tiene que creer que sí, y así es como tiene que creer al mismo tiempo que en el uno, y en que las cosas son lo que son, creer también en las relaciones causales que la rigen.


En todo caso, la Ciencia en su progreso, la Ciencia misma, en verdad no ha encontrado manera de liberarse -de una manera o de otra- de entender así la relación entre las cosas como en algún sentido causal. 'Causal': (sin eso, parece que no hay tampoco Realidad que valga).  


Es el momento de aclarar, antes de pasaros la voz todavía, esto de los entes ideales, y por tanto también la causa, también la culpa, y lo demás: no son inventos humanos. Ya recordáis los que lleváis conmigo tiempo, aquí se ataca costantemente al hombre, en el sentido de que  n o s  d a m o s  d e m a s i a d a  i m p o r t a n c i a.


Nos damos demasiada importancia como hombres en general (hablando de el Hombre y de la Humanidad); un 'demasiada importancia' que viene a ser una falsificación sin más, y que por lo tanto tiene un resultado desastroso para este mantenimiento de la mentira contra la que aquí estamos.


No: los entes ideales -los entes ideales 'todo', 'nada', 'uno', 'números', por tanto en su aplicación a la Realidad, cosas como 'causas', 'cambio', 'movimiento', etc.- no son inventos humanos, son costitutivos de la existencia, sin más; de la existencia de las cosas, sin más; de la Realidad, sin más; dentro de la cual, tan sólo están pues naturalmente nuestras fantasías, nuestras necesidades de hombres, nuestros problemas psicológicos-sociológicos, nuestras teorías físicas y filosóficas: todo esto que forma parte de nuestro batiburrillo particular como hombres. Pero eso no es más que una de las apariciones (la que más de cerca nos toca, y que por tanto nos ciega por ello mismo), una de las apariciones de esto que digo de lo costitutivo de estos entes ideales, para la Realidad y para la existencia, sin más. Es algo que no puede tocar tan solo a las Leyes humanas (al Derecho, los juicios, las inculpaciones, a las discusiones de fronteras entre Estados humanos, guerras y demás), sino que toca a la Realidad en general (ya sabéis que, a diferencia de los Físicos y Filósofos, aquí se evita hablar de Naturaleza, de generarle nombre a lo que está fuera, a lo que hay pero que no existe, a lo que está fuera de la Realidad), a las Ciencias que se ocupan de la Realidad con la Física... con la Física ante todo.


Es decir, que es como si dijéramos -volviendo a utilizar la fórmula del ho theós arithmetidsei que hemos heredado de estos últimos siglos de la Edad Moderna-, como si dijéramos "Efectivamente, Dios hace Matemáticas; Dios hace Matemáticas (en la Realidad) y se equivoca, y falla", y las dos cosas son igualmente importantes.


"Hace Matemáticas y falla", efectivamente la aparición de que la Realidad misma (volvamos a eludir 'Natura' y todo lo que se nos salga fuera), que la Realidad misma está regida por Leyes, funciona de una manera en la que se puede dar cuenta mediante números (en primer lugar los números propiamente dichos, los de la serie de los naturales, y después cualesquiera otras complicaciones que con números se hagan), es evidente, nadie puede negar el sentido de las leyes que Newton descubrió rigiendo la gravitación (no la universal ésa que nos saca fuera de la Realidad), pero la gravitación en el sentido de relación entre los cuerpos, y que todos conocéis desde la Escuela, formulada de una manera matemática simple, por poner un ejemplo entre miles. Esto es evidente. Y, por otra parte, se equivoca y falla. Se equivoca al minuto y falla. Porque aquí Dios está tratando de reducir la Realidad, los existentes, a entes y relaciones ideales puras -como las del tipo todo, nada, uno, números exactos-, al mismo tiempo que le conserva la condición de real, y eso no puede ser. Si eso pudiera ser la Realidad sería verdadera, pero aquí todos los días estamos sintiendo y volviendo a clamar ¡es que no hay el menor casamiento posible entre Realidad y verdad! La Realidad es costitutivamente falsa.


Y es falsa también en el sentido de que es borrosa, vaga, aproximativa, pero es así. Es interesante que, en el Progreso mismo de las Ciencias de la Realidad, esto más o menos se vislumbre y se palpe de vez en cuando, esto que estoy diciendo, esto de descubrir los fallos de la Matemática aplicada a la Realidad, los sitios en que Dios se ha equivocado un poco, ha desbarrado ligeramente, y al mismo tiempo tratar de... tratar de remediarlos.


Por ejemplo, ahora, entre las entradas en la red que Caramés me proporciona, recuerdo que estaba estos días pasados leyendo una de un señor Mohrhoff (M-o-h-r-h-o-f-f) donde trataba de las probabilidades. Las probabilidades son -ya sabéis- el recurso último, el más avanzado -sigue siéndolo de una manera o de otra-, en que la Matemática de Dios se las ha habido para tratar con los hechos reales. Y frente a la actitud de los que piensan que eso de las probabilidades se refiere al cómputo y medida nuestra -de los hombres, del observador-, él adopta la actitud contraria (en la que no es él solo el que adopta), que es considerar que las probabilidades son 'objetivas', es decir, que pertenecen a la Realidad. (No tengo aquí ocasión ni tampoco muchas ganas de explicar cómo, cómo se entiende 'objetividad', pero la proclamación de que las probabilidades están en las cosas -son objetivas, no las ponemos nosotros-, ésa está claramente formulada).


Efectivamente, esto (dejando ya a este señor Mohrhoff), esto viene a ser lo que os estaba diciendo, la Realidad es fuzzy (como él dice), es decir, es borrosa -borrosa, vaga, aproximativa, es fuzzy-. Eso es condición suya, es condición de la existencia que  n u n c a  lo que es sea lo que es exactamente. Y si nunca una cosa es lo que es, está claro que nunca se pueden exactamente contar cinco cosas, porque para que se puedan contar exactamente cinco, cada una de ellas tiene que ser exactamente la que es. Y eso es justamente lo que no se da, lo que no se da en Realidad.


Eso es lo que os venía diciendo usando esta metáfora de Dios, que espero que a nadie le engañe y que resulte pertinente. Viene... viene a ser lo que antes os decía de que la operación de razón común sobre la Realidad es contradictoria. Lo que he llamado 'Dios' es a esta 'razón' actuando de una manera positiva, creadora, falsificadora, tratando de justificar las Realidades. Desde luego, si lengua, razón, o lo que sea, tiene algún sentido, es el de que -como os he recordado que en los restos del libro de Heráclito se dice- al mismo tiempo, está dentro -porque es 'logos', 'ser', 'razón', la que está costituyendo y rigiendo los procesos de la Realidad- y al mismo tiempo está fuera    -porque es evidente que para hablar de una cosa hay que estar fuera de la cosa, y si no, eso es un sinsentido; tiene que estar... estar fuera; 'lo que habla de la Realidad no puede estar dentro de la Realidad'-, ésta es una condición contradictoria fundamental. 


Lo que aquí estaba llamando 'Dios', con esa metáfora, es esa actuación que consiste en el intento de imposición de los ideales: la justificación; el intento de hacer como si las cosas -nosotros incluidos- fueran de verdad; no sólo que buenamente existieran, sino que además son las que son, son de verdad. Éste es Dios haciendo Matemática sobre la Realidad. Y ésta es la evidencia que os presento, y que eso está acompañado al mismo tiempo de los fallos, que no podían menos de darse una vez que se intenta esta contradicción, que es que 'al mismo tiempo que las cosas nunca están bien hechas del todo' -ni nosotros mismos, cada uno, está bien hecho del todo nunca (gracias a eso, entre paréntesis, estamos aquí los que estamos)-, 'al mismo tiempo... al mismo tiempo, por otro lado, se los pueda contar' y los pueda decir 'setenta', 'cinco', 'cuarenta millones'. Esta... esta pretensión es justamente la que aquí está denunciada aquí por todas partes.  


Esto, como veis, (utilicéis o no el nombre de Dios en ese sentido, habléis de existencia pero sin confundirla -existencia, Realidad- con lo que hay pero no existe: la verdad), esto no puede menos de sonar (supongo que a muchos os está sonando, especialmente a los menos acostumbrados a la tertulia), sonar a desquiciamiento, a locura.


Hay algo efectivamente desquiciao y de loco en esto que estoy diciendo. Dentro de un rato, en cuanto me habléis un poco -os habléis un poco- vamos a ver dónde está... dónde está esa locura. Por ahora, no hago más que enunciarlo así, y antes de pasar a eso, os dejo las voces para que, respecto a todo lo que he soltao anteriormente, podáis decir qué es lo que no se entiende, lo que está dudoso, lo que despierta la rotura de contradicciones, y demás. De manera que a ello. Venga, entrando en esta guerra. [] Venga.


- Sí, bueno. Ahora es que ando un poco perdido.


AGC - ¿Hay un?


- Ando un poco perdido. Además sucede cada vez que vengo aquí, salgo como más perdido de lo que... de lo que he entrao. Entonces, parece -por lo que se viene diciendo hasta ahora, si entiendo bien- que por un lado estaría el ser que se es, lo que nos está costituyendo ahora, en este momento...


AGC - No: de eso no he dicho nada. De manera que no lo digas, y sigue: "que nos está costituyendo".


- Lo que nos está costituyendo.


 AGC – El ser el que se es, que nos está costituyendo. ¿Y?

 


-  Y por el otro lado, parecería que justamente contra eso, estaría el ser que no se es.


AGC - "El ser que no se es" no tiene sentido. De eso, brevemente, el otro día hablábamos del miedo. El miedo a no ser uno el que es -perder el puesto, perder el amor, o lo que sea-, que es interpretar de que 'no ser' (lo que es lo que se es) 'es la nada', que el no ser no tiene ser. De manera que busca otra formulación. Y por otro lado, di ahora (en lugar de de decir "el ser de lo que no es").


- Entonces, si yo-que-no-soy-nadie estoy hablando a través de éste que está aquí...


AGC - "Nadie" es un ideal. Es evidente que no: tú eres real, existes, no eres de verdad, pero tú no puedes no ser nadie. Ya querría yo, ya querría uno no ser nadie.


- Si lo que no se sabe está hablando, o podría estar hablando, tras de mí como a través de cualquiera...


AGC - Sí.


- ... me está haciendo, entonces yo no soy lo que soy.


AGC - Bueno, perdón. No te desvíes. Es útil ¿eh? Le ha salido aquí "Si lo que no se  sabe puede -a través de mí o como sea- estar hablando" (una locución afortunada). 'Lo que no se sabe es la verdad', también 'verdad es lo que no se sabe'. Y entonces efectivamente cabe, cabe esa condicional "Si lo que no se sabe, a través de mí, de cualquiera, puede estar hablando". ¿Entonces?


- Entonces, ¿no soy lo que soy? O sea, no sé lo que sé.


AGC - No del todo. Por desgracia sabes mucho; por desgracia eres bastante el que eres, pero lo importante está ahí: 'no del todo'.


- Sí, eso es verdad.


AGC - Eso es. 'No del todo'. Y es por ese 'no del todo' por donde se da la posibilidad que te ha salido enunciando. Más líos que se hayan formao.


- Con respecto a eso del Capital, que decías que era un tanto echar la culpa... (no, eso no lo he entendido muy bien), algo demasiado abstracto, un poco... poco concreto.


AGC - Sí. Decía que era hacer burla de la culpa, porque la culpa normalmente consiste en echarle culpa a Fulano, a Mengano, aquí o allí.


- Entonces, ¿podría decirse que... (más concretamente), que el Capital no sería sino lo que nos está costituyendo?


AGC - 'Rigiendo'. Rigiendo, como he dicho: los ideales, los entes ideales, que no existen pero que rigen la existencia. Es un caso singular, el del Dinero, es la cosa de las cosas. Eso se revelaba en la vieja Teología claramente, cuando se trataba de decir cosas acerca de la existencia de Dios, y de la Realidad. Y en el Capital se resucita eso de maneras muy claras a veces. Sí.


- Bueno, luego me gustaría hacer una distinción entre lo que habla, que habla como palabras, como Realidad []; lo que está hablando ahora con palabras, que también puede hablar con algo que no son palabras -como a través pues de estas manos, de este cuerpo en general- estaría hablando como otra cosa, no como Realidad.


AGC - Es el problema al que hemos dao vueltas en varias ocasiones. (Tengo que reducirme mucho respecto a esto porque a muchos ya les suena). La lengua -acabo de decir la lengua de verdad- no existe, está fuera de la Realidad; en la Realidad solamente se dan idiomas -idiomas-, es decir, apariciones ya pervertidas y dominadas, que es la lengua, idiomas, que incluye los idiomas llamados naturales y los formales o científicos: idiomas; idiomas diversos, y en ellos efectivamente se da la conversión. De hecho, en esos idiomas se habla mayoritariamente, casi siempre, para dar razón del ser de las cosas, como he dicho. Es decir, para defenderse de la evidencia de la falsedad, pero sólo mayoritariamente. Uno mismo, una persona misma, que emplea uno de estos idiomas, mayoritariamente, desde luego, lo hace para eso: lo mismo para labrar el sustento, que para sacar una oposición, que para sostener una teoría en un congreso. Normalmente lo hace para eso, pero como uno no está bien hecho del todo, a veces le sale algo que él no esperaba, con lo que él no contaba. 'Con lo que él no contaba' que es lo que con lo que más o menos contamos en esta tertulia política, en esta guerra.


Bueno, no te canso más, pero sigue sacando, porque veo que haces una cosa que muy pocos saben hacer, que es formular los líos y las dudas con claridad. Se te agradece. Espero que lo sigas haciendo, ahora voy a coger alguna voz más.


- Vamos a ver: Vd. dijo... formuló la pregunta siguiente, que es la de... vamos a ver... Bueno, vino a decir ¿por qué somos culpables?, cuando decimos que el Capital nos hace culpables, ¿por qué es eso?


AGC - Yo no he dicho eso. Soy yo el que he hecho culpable al Capital.


- Ya, bueno. Vd. ha hecho culpable al Capital, y yo reflexiono que... que yo particularmente, a mí particularmente el Capital me afecta en que yo, pues puedo perder mis valores éticos, mis valores morales, mi galantería, mi bizarría. Y después Vd. ha dicho que... que Dios falló con las Matemáticas. 


AGC - Eso ya, estás dando un salto muy grande. Desde luego efectivamente puedes tener razón en lo que has dicho. Aparte de hacerte perder las cosas que has dicho, las posesiones, hacerte perder tu puesto, hacerte perder tu familia, aparte de eso, te puede hacer culpable y te hace. De manera que efectivamente es razonable la inculpación moral que rige en la Sociedad ésta, humana, es un resultado... es un resultado de eso. Nos levantamos contra eso y decimos "No hay culpa".


- Pero habrá que buscar una solución ¿no?


AGC - Sí, ésta: hacer lo que estamos haciendo, dé de sí lo que dé. Ésa es la solución porque aquí NO HAY FUTURO. Como has oído decir, la única alegría limpia que se nos da es el descubrir que 'no hay Futuro', que era mentira. De manera que no nos caben soluciones futuras. Sí.


- Respecto a lo de echar la culpa también... (voy a empezar por el caso concreto, que es mi abuela ¿no?): a mi abuela se le murió su hija y ella entonces decidió enfadarse con Dios porque había matado a su hija. Entonces, yo veo que ahí, al echarle la culpa al Capital, o a Dios, o al que sea, hay el problema de pensar que... que es uno como nosotros, o... Quiero decir, a mi abuela no le ha servido de nada echarle la culpa a Dios -bueno, dejó de ir a misa o lo que fuera ¿no?- pero se piensa que -no sé-, que Dios es como su vecino o... Digamos que no sirve de nada ese tipo de formulación porque no le lleva a ninguna parte.


- ¿Y qué más da?, si no hay Futuro.


AGC - Pero es normal... es normal. Es normal dada la situación [] de tu abuela. Es normal que ella estuviera haciendo resonar bajo la palabra 'Dios' una especie de persona, es normal. Porque ya la Iglesia misma se había cuidado de introducir esa falsificación. No se le iba a pedir a tu abuela que de repente estuviera aquí en la tertulia descubriendo la mentira de todo eso, ¿no? Es normal, ella [se ha sentido] que la culpa es una cosa personal, se lo han enseñao. Y entonces, como Dios es una persona, pues también.


- Pero no sé si sería...


AGC - Aquí, por supuesto, no nos levantamos contra la falsificación, contra los ideales, porque se nos mueran los parientes, ni porque lo pasemos mal, sino porque es mentira, y con eso basta. Pero el caso es muy representativo. La metáfora 'Dios', que yo he empleado aquí, desde luego se sale de todo eso. Es, después de lo de la lengua, si hacía falta, como si fuera la operación positiva o creadora de razón, de lengua. No admite ya la confusión con persona, lo cree igual.


- Pero ¿no sería más claro decir, por ejemplo que la culpa es de la culpa? Que ahí sí que no hay problema...


AGC - Sí. Sí, 'la culpa es de la culpa' lo hemos usado también aquí. Es verdad, pero a mí me interesa ahora sobre todo lo que estamos haciendo estos días: la imposición y regencia de los entes ideales    -todo, nada, uno y números- sobre las cosas. Bah!, tal vez no he hecho bien en aprovecharme, pero... pero... [] quien fue el primero que dijo lo de ho theós arithmetidsei ¿no?


- Gauss.


AGC - ¿Eh?


- Gauss.


AGC - Gauss ¿parece que fue el primero? Bueno, sea... sea quien fuera, a lo mejor lo hago mal en aprovecharme de... aprovecharme de la formulación ésa, pero creo que no... no engaña a nadie ¿no? 'Dios' quiere decir eso: la regencia; por la regencia y la falsificación y la imposición de ideales puros sobre una Realidad que nunca puede de verdad regirse por esos ideales.


- Aquí hay una voz.


AGC - Sí, enseguida. No sé si te quedaba algo.


- No, sobre todo es eso. Entre la gente joven, por lo menos de los que se dicen de izquierdas  -en vez de como mi abuela ¿no?, que le echa la culpa a Dios-, que le echan la culpa al Capital, pero como... como también como si fuera una persona, o como si ellos no formaran parte de ese Capital.


AGC - Como que no está de moda, entre la gente de tu edad, echarle la culpa al Capital, lo que hacen es engañarse mucho más y echarle la culpa a tal Consorcio Bancario, al Presidente de los Estados Unidos -en el mejor de los casos-, o en el peor de los casos, a cualquier mequetrefe de los que tengan en el Ministerio de Finanzas en este momento ¿no? y a cualquiera de los que llaman corruptos. No, no: se distrae mucho, por eso es importante no... no pararse: es el Capital en abstracto. Sí.


- Tiene que ver con esto, pero a mí es que me parece que... que yo no... no me atrevería a quitarle a eso que llaman 'el hombre' el carácter de ideal, pero de ideal supremo, de ideal tan ideal como el de Dios mismo, porque con la evolución de las Tecnocracias Desarrolladas, está claro que el hombre se... se... es Dios, es representante de Dios, y además diríamos que ha [improyectao] de tal manera, ha sido costituido de tal manera por la cuestión del Tiempo y la cuestión del Dinero, que yo no pienso que es que sea ningún invento, sino que (de ningún hombre), sino que realmente equivale al ideal Dinero y al ideal...


AGC - Sí, me...


- (Déjame que termine)...


AGC - No, no. No, no. No debes seguir.


- ... al ideal Dinero y al ideal Tiempo, es eso que nosotros llamamos 'hombre'.


AGC - No debes...


- Y entonces, incluso cuando dices "No echarle la culpa al... no se le puede echar la culpa al hombre, como si él fuera el representante... como el Dinero", pero sí (mejor dicho): "echarle la culpa al Capital, como si fuera ésa la persona". Pero es que la persona es el Capital.


AGC - Ahora ya te estás armando un doble lío.


- No, no: quiero decir que lo mismo que...


AGC - Tal vez es mejor que cortes.


- No. Quiero... vamos, es que está más claro que el agua.


AGC - Creo que te vas a liar más cada vez. Yo te lo advierto.


- Pero es que si no, nos desquiciamos muchísimo. Agustín, nos desquiciamos mucho. Porque si uno ha estado llegando a ese desnudamiento de pensar que el hombre, aunque sea un caso de cosas, los hombres y las mujeres son casos de cosas, pero lo que está claro es que el Hombre (así, con mayúscula) es un ideal que además de ser caso de cosa, cree en el Tiempo. Es decir, está costituido por la Fe del Tiempo...


AGC - Bueno. Sí, ya lo has dicho...


- ... y es Dinero puro...


AGC - Ya lo has dicho. Hay una equivocación...


- ... Por lo tanto, yo no puedo desproveerme de su carácter ideal.


AGC - Si me permites: hay una equivocación importante. No has cogido...


- No, pero es que si lo cojo...


AGC - ... No has cogido bien. Aquí...


- ... me deshago todo lo que venimos hablando desde hace mucho tiempo...


AGC - Aquí no se trataba de eso.


- ... Es decir, me anulo muchas tertulias.


AGC - No se trataba de eso en esta sesión de hoy. No: te has... No: te has ido por otro lao.


- Está un poco desquiciao la cosa.  


AGC - Se trataba de lo siguiente...


- Tú lo has reconocido, que lo estás desquiciando.


AGC - ... que voy a repetir: Se trataba de que al presentar los entes ideales (entre ellos los números y, en último término, el cálculo de probabilidades, las maneras en que Dios hace Matemáticas), dije "No hay que creer que estos sean -que estos sean- inventos de los hombres, porque los hombres se dan mucha importancia y no es para tanto. Es algo mucho más general y costitutivo". Y citaba a Mohrhoff diciendo que no es que las probabilidades sean una cosa del observador -representante del hombre-, sino que...


- Sí. ¿Qué es antes, la gallina que el huevo o el huevo que la gallina?


AGC - ... sino que pertenecen...


- El ideal está costituido por el Dinero, claro está.


AGC - ... sino que pertenecen a las cosas mismas...


- Claro.


AGC - ... Con lo cual decimos que llevabas razón diciendo que...


- Pero a las cosas. Pero yo me refiero al hombre que es un caso de cosa suprema...


AGC - ... la Realidad misma, la existencia es fuzzy.


- ... es el ens realissimus.


AGC - Has traído el asunto del hombre ideal, que efectivamente ha salido muchas veces, pero que hoy no venía tan a cuento. Efectivamente, el hombre puede llegar a ser una especie de ideal sustituto y heredero del de Dios, ya se sabe. Cualquier cosa...


- Sí. Mira, que no es que el hombre invente el Dinero, es que el Dinero ha inventado al hombre. Es así.


AGC - Bueno. Bien. Alguna cosa más.


- Y es por eso que es ideal el hombre...


AGC - Sí. Bueno, en todo caso...


- ... porque es el Dinero el que le ha inventao.


AGC - Pero ¿ya te has enterao de lo que se trataba con lo de las...?


- No, pero no estoy de acuerdo con esta inversión que quieres hacer.


AGC - No, no: si es que es otra cosa. Es que estábamos hablando de esto que te he dicho, lo otro olvídalo por ahora. ¿Qué más?, ¿qué más había por ahí?


- Jaime.


- Bueno. Hay un ideal que es el que más se utiliza, que es la propia Naturaleza. La Naturaleza en principio tiene un principio y tiene un fin. No es un sitio. Y encima se rige, en su desarrollo y en su evolución, por los efectos y las causas. Todo en la Naturaleza o se va cambiando, hasta que desaparezca, y con los efectos y las causas que ocasionan. Después, la Naturaleza ya en sí misma no puede ser entendida como un todo, porque inmediatamente te sale la Naturaleza humana, la Naturaleza divina, o sea, que es una Naturaleza fragmentada. Y yo veo que en todos los principios, si cojo el de la Naturaleza como el más definitivo, el que emplea al hombre y a todos los demás animales, incluso a los Dioses, me parece que están marcados por la propia Fe del individuo, o sea que la Naturaleza no es neutral, sino que la Naturaleza tiene una ideología del dominante en la Sociedad sin más.


AGC - Bueno. Jaime has...


- A mí me parece así.


AGC - ... has hablao como -después de todo-, como los científicos y los filósofos, es decir, creyendo que se puede tranquilamente hablar de la Naturaleza. No se puede, ni siquiera para decir lo que has dicho. Ni siquiera para decir lo que has dicho porque es un engaño. Efectivamente ése es el engaño, si os fijáis en los físicos mismos, y también los filósofos, lo que hacen es hablar mucho del Universo, Mundo, y de vez en cuando de Natura, a la que tratan de atribuir o ver si consiguen atribuirle las Leyes y los números, los emplean, pero es mucho más raro que hablen de Realidad, de la existencia, desentendiéndose de Naturaleza y lo demás. Aquí, ya sabes Jaime, que el término 'Naturaleza' no es precisamente uno de los ideales que estoy diciendo, es la  f a l s i f i c a c i ó n, es decir, el intento de realificación -al darle nombre- de eso que no se sabe: la verdad, lo sin fin, lo que no se sabe que es en lo que nos estamos AHORA hundiendo -AHORA-. Nos estamos hundiendo AHORA continuamente hundiendo AHORA y sin fin. La Realidad, con nosotros dentro, continuamente perdiéndose, hundiéndose ¡AHORA! en lo sin fin. De manera que cuando se habla de Naturaleza y de Natura y cosas de ésas, ya sé de lo que está haciendo, se quiere coger eso sin fin que hay por ahí, y convertirlo en un ente real, no hace falta que sea un ideal regente, pero funciona como una cosa que viene a perturbar el ataque que aquí hacemos contra la Realidad, porque parece que al mismo tiempo quiere abarcar lo que está fuera de la Realidad, y eso es inabarcable. De lo sin fin no se puede decir nada, no existe. Para entender y atacar la existencia es preciso reconocer eso: que es incompatible con verdad: que se está continuamente perdiendo en la verdad.


Esto te explica -os explica en general- cómo es que se introduce 'el infinito' en la Filosofía y en la Ciencia, es lo mismo. Y que esto de convertir lo que no se sabe, lo sin fin, en Naturaleza, viene a incluir enseguida -mandando al manejo de los números-, convertir lo sin fin en algo de lo que se puede hablar, con lo que se puede tratar -desde antiguo, pero sobre todo desde que se inventaron conjuntos infinitos-, con lo que se puede tratar, y que por tanto puede servir para dar razón de ser de las cosas. Bueno. Más. Sí.


- Sí. Agustín, yo desde hace años pienso, y me lo perdonarás que te lo diga, pero en las consecuencias de todo lo que dices, en esta sala delante de mucha gente. Si los convences, podrían pensar "No. La Realidad es falsa, no hay Futuro, lo único que tenemos aquí es poder decir que NO a todo y convencernos de ello". Y yo pienso "Menos mal que no le creo del todo y que todavía creo en que hay alguna verdad en esta Realidad", porque me quitaría la vida. ¿Y lo has pensado?


 AGC – Claro. ¡Qué le vamos a hacer, hija mía! Tú lo que quieres es salvarte. Seguramente has perdido la guía...


- ¿Lo has pensado?


AGC - ... la guía que de pequeña te enseñaron para salvarte, has perdido esa Fe, pero sigues queriéndote salvar...


- Pero sería lógico.


AGC - ... Y te horroriza pensar que te quiten la Realidad, y que descubras que tú no eres la que eres...


- Claro, claro.


AGC - ... y que eres mentira, ¡qué horror!


- Aunque sea falsa, yo quiero creer que hay algo de verdad, porque si no, me quitaría la vida.


 AGC – Bueno. No has dicho, por desgracia, nada muy personal tuyo, les pasa a casi todos. El ansia de querer salvarse, mantener, seguir dando...
  
- ¿Y no te inquieta?


AGC - ¿Eh?


- ¿No te inquieta la influencia que tienes sobre la gente?


AGC - Pues la gente que hay sobre mí. Primero, ¿no?  ¿O no?, ¿o yo no soy de las gentes? ¿O yo no soy de las gentes?


- Te escucha mucha gente. Yo pienso que son muchos.


AGC - ¿Cómo voy a intentar yo temer que les pase a ellos una cosa que me pasa a mí y que no me importa? En absoluto ¿no?


- Pues, vaya, que poco...


AGC - Es absurdo.


- ... que poco cariño nos tienes.


AGC - Bueno. Pienso en la salvación y recuerdo en la salvación del Alma...


- Vamos a ver: creo que en la vida hay que ser un poco pragmático. Vamos a morir todos, yo no conozco a nadie que viviera dos veces -no sé si Vds. lo conocen, yo no-, y entonces yo creo que si Dios era un mal matemático, entonces ¿por qué nosotros no intentamos hacer buenas Matemáticas, aplicar la libertad individual...?


AGC - No, no: ésa no. Libertad con Matemáticas, no.


- ... que haya un buen capital humano para...


AGC - ¡Qué ejemplo te has ido a buscar!: libertad con Matemáticas.


- ... para que así no se mueran los niños de hambre cada tres segundos...


AGC – No, hombre: déjame que opine.


- ... y para que no haya violaciones, ni haya maltrato, ni haya...


AGC - ¿Libertad con Matemática?, pero ¡¿qué cabe?! Si las Matemáticas están para sostener todo el Mundo tal como es, ¿cómo vas a pedir a las Matemáticas que te liberen... que te liberen de todos esos horrores de la culpa? Ya bastante hacemos aquí con negar la verdad de la culpa, y descubrir... descubrir que la única manera...


 Utilicé 'Matemáticas' por lo que dijo Vd. de Dios.


AGC - Este 'Dios' que yo he usao metafóricamente...


- Ya, ya. Pero yo también lo utilicé metafóricamente.


AGC - ... bueno, no tiene nada que ver con la libertad y eso que te preocupa. Para intentar... intentar esta guerra que es la de que no nos importe -personalmente, demasiado, siempre, con un entorpecimiento total- lo de perder el Alma (perder la vía de salvación del Alma, dejar de ser uno el que es), la alegría que da lo de que 'no hay Futuro', es la mejor manera que tengo de hablar de esta guerra contra la muerte que nos traemos, porque la muerte es futura, y todas las salvaciones del Alma personal han estado y están encaminadas a lo mismo: a mantener la misma mentira: te condenan a muerte, pero luego pretenden que te importe mucho el ser quien eres. ¡Venga, hombre! vaya Vd... vaya Vd. a otra parte con ese cuento, cuando sabemos que efectivamente esa mentira, de que eres el que eres, la han impuesto gracias a eso del Futuro: la muerte que te espera. Bueno, ¿más cosas había por ahí? Sí.


- Volviendo otra vez sobre lo de la culpa, estaba pensando antes... bueno, ¿cómo es que...? o (algo que me pregunto muchas veces ¿no?), ¿cómo es que no revienta la gente?, ¿no?, años y años conviviendo con los ideales que nos marcamos ¿no? ¿Cómo no reventamos o cómo no revientan...?


AGC - Eso es lo que a mí me asombra y me revienta a mi vez. Eso, es justamente a lo que iba a pasar y a lo que había aludido cuando corté hablándoos de la evidencia de la locura que nos presenta la Realidad en cuanto de verdad tratamos de mirarlo. De locura, de desquiciamiento y demás. De eso es... de eso es, y por tanto ese sentimiento de asombro de "¿cómo es que se puede aguantar tanto?", de lo que efectivamente había que tratar ahora. Me temo que ¿muy tarde para ahora?


- Menos diez.


AGC - Por lo menos, para dejarlo iniciado. Vamos con ello. Efectivamente es un asombro para mí (pero supongo que para cualquiera) el costatar por los propios ojos, por la propia experiencia, y también por los Medios de Formación de Masas: la locura. La locura, ¿cómo es posible que haya tanta gente, tantos millones, que se dejan conducir, entusiasmar, por cosas que, cualquiera que se pare un momento, reconoce como vacías, como vanas, en las Artes, en todo lo demás? ¿Cómo es posible que haya... que tenga tanto éxito el lanzarse a viajes por el Mundo? -¡con el trabajo que eso supone!-, con la admisión de una burocracia cada vez más enloquecida, todas esas cosas, y sin embargo está ahí. Y esto que os doy con dos ejemplos, podía darlo con mil. Es... la Realidad es así.


Estos dos días estuve junto con Isabel viendo unas películas de ¿Julio Medem?


- Sí, producidas por él, pero...


AGC - ¿Se llama Julio?


- Producidas por él, pero no son de él. Son producidas.


AGC - No, no. Ispiradas además.


- No: ispiradas, no. Están seleccionadas por él -los temas-, pero no están dirigidas por él.


AGC - Sí, sí. Sobre locura. Sobre formas de locura de [Ana María]. Unos documentales. Una de ellas, sobre una mujer mongólica, con síndrome de Down, que vivió hasta bastante vieja, que fue artista, creativa...


- La de ¿Qué tienes debajo del sombrero?


AGC - Me interesa menos. Me interesa más la otra que se llama Uno por ciento, esquizofrenia, y que por lo tanto toca de una manera muy directa a lo que estamos diciendo ahora y que tenemos que dejar empezao para el día que viene. Esquizofrenia, paranoia, delirios, cualesquiera otra de las denominaciones que suela emplear la Psiquiatría de nuestros días. En la película se ha centrao en la esquizofrenia, aún reconociendo que los límites de eso con otras formas de desquiciamiento nunca pueden ser tan claros, pero bueno.


Pues ésas son las que se presentaban ahí, y alternaban -con bastante arte en cuanto a la estructura de la película-, alternaban testimonios de esquizofrénicos -¿cuántos?, tal vez diez o doce- con testimonios de psiquiatras, psicólogos, terapeutas, un par de psicoanalistas -me parece, también, un poco representados-, que daban sus pareceres respecto a eso: las causas, las culpas y todo lo demás. Es decir, lo de siempre. Bastante bien, inteligentemente presentado,  "con posible culpa de Natura": 'es que nacieron ya con una cosita en los fluidos del cerebro que no marchaban bien', es decir, ésa se ha usado siempre, y aunque parece un producto de la Psiquiatría que estaba muy desautorizada, revive bajo nuevas formas científicas. Otros: la familia, el trato familiar, la desatención... ¿Eh?


- Las drogas.


AGC - Otro: las drogas, el uso de las drogas. Explicaciones psicológicas más complicadas respecto a cómo se pueden producir los rechazos y las sumisiones, y eso puede llegar a engendrar una pérdida de la conciencia de uno mismo. Varios de los esquizofrénicos hablaban de eso también, que una de las cosas que les aterraba era cómo reconocer que habían dejado de ser el que eran; había un par de testimonios claros, es decir, que habían llegao a pensar que no eran el que eran, puesto que el Mundo se les había retorci-... desviao de todas maneras.


A lo largo de la película, apenas si una vez, por boca -me parece- de un psiquiatra experimentado, surgió... surgió lo que aquí inevitablemente tiene que surgir, ya casi os lo he dicho, ¿cuál es nuestro aprovechamiento de todo esto? Eso es en lo que tenemos que entrar, y desde luego para entrar despacio, es preciso dejar un poco de lado la compasión de los casos particulares (uno puede seguir privadamente dedicándose pues a atender, posiblemente a aguantar a locos -yo mismo tengo una práctica abundante en ese tipo de actividades, pero vamos, desde luego no confundo la mano derecha con la izquierda-, eso es una cosa que uno hace por eso, por mera compasión personal), pero lo otro es usar las esquizofrenias, paranoias, delirios, las locuras en general, como un índice que nos ayude a revelar lo que de ordinario no reconocemos como tal: la locura del Mundo; la paranoia, la esquizofrenia, de la Realidad. Ésa es la verdadera utilidad. Y a eso es justamente a lo que os invito. No hace tal vez mucha falta que veáis las peliculitas, pero bueno, si queréis, son -como tantas otras cosas- reveladoras.


Eso es lo que falta también cuando los propios entendidos plantean los problemas. Hay alguna... alguna alusión a que una de las causas posibles es que el Mundo está muy enloquecido (una de ellas). Pero es más que eso, es efectivamente una utilización despiadada de las locuras como reveladoras de lo que nos importa aquí. Es la condición torpemente desquiciada, esquizofrénica, paranoica, loca, del Mundo en su comportamiento normal, del que os he recordado algunos cuantos ejemplos, y del que vosotros podéis aportar muchos más el día que viene, si el Señor no se enfada con nosotros demasiado por tanto, y podemos seguir con esto. De manera que os espero para ello.


- Señor, señor: ¿podía añadir esto?, que llevo como cinco minutos tratando...


AGC - ¡Ah!, perdón, perdón.


- Simplemente esto: "Un experimento prueba que el cerebro puede regenerarse. El cerebro puede generar nuevas neuronas en los adultos, según el experimento de Steven Goldman de la Facultad de Medicina de Cornell de Nueva York. A partir de aquí, cabe pensar en la posibilidad de reparar daños cerebrales causados por accidentes o enfermedades degenerativas como la esquizofrenia".


AGC - Sí. Algo de eso aparecía en la película de ayer. Bueno, ya ha oído Vd., si ha estao todo el rato, cómo hablamos aquí...


- Acabo de llegar. No sé si...


AGC - ... cómo hablamos aquí de la esquizofrenia.