25.08.2014

Tertulia Política número 73 (16 de Mayo de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • Comparativa entre las leyes que han desarrollado los hombres (jurídicas o físicas) con las leyes de la Gramática (mecanismos de la lengua)
  • Mecanismos de la lengua
  • Separación entre lo maquinal y lo natural
  • La escritura no es la lengua
  • Ir con los tiempos

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Nos habíamos dedicado últimamente a tratar de entender con precisión cómo es que los entes ideales, que no existen de por sí, intervienen en la Realidad y, entre otras cosas, son la causa última de las mentiras y de los desastres consiguientes que se manifiestan también en la vida pública y privada, en la política y demás. Y como una de las consecuencias de este análisis -de esta busca de la interferencia o invasión de los ideales entre las cosas y las personas- veníamos a dar también en pensar así: que las leyes que los hombres han desarrollado (lo mismo las leyes jurídicas propiamente -que son las primeras- que las leyes físicas -que vienen después para justificar y sostener las primeras-) tratan... tratan siempre de llegar a una precisión, necesariamente tienen que costar de decisiones de 'sí' o 'no' -que pertenecen al reino de lo ideal, al reino del ser, decisiones de 'sí' o 'no'-, y en ese sentido -decíamos- son así porque los hombres que las hacen no han palpado la condición más sutil, mucho más flexible, de las leyes que están en su lengua misma; de las leyes de la lengua, de las reglas y mecanismos de la lengua corriente, la lengua hablada manifestándose (porque no tiene otra manera de manifestarse en la Realidad) en cualquiera de los idiomas, como este mismo que aquí estamos dejando correr; que era incomparable esa flexibilidad, esa sutileza de estos mecanismos de la lengua con cualesquiera desarrollos-imitaciones, desarrollos-ampliaciones, que pudieran venir a dar en ordenaciones, en leyes, siempre mucho más rígidas por la necesidad de la decisión del 'sí' o 'no' de que estábamos hablando.


Era en ese sentido como os hacía costar que todas las otras máquinas, es decir, todas las otras fuera de esta máquina primera que es la lengua (creo que no hace falta insistir en que nunca se puede considerar la lengua como una especie de fenómeno natural de los que estudia la Física o cualquiera de las Ciencias, todas las cuales confunden -como ya más de una vez hemos hecho notar- Realidad -a lo que aquí definimos y atacamos- con Natura, con lo natural. Y supongo que a nadie se le ocurre recaer en esto. La lengua no puede ser así, es por tanto una máquina). Y como os estaba recordando, insistíamos en que las otras máquinas tienen que ser todas duras, en un sentido que tratábamos de precisar. Supongo que relacionáis lo que antes he dicho de "la necesaria rigidez", "la intervención de decisiones de 'sí' o 'no'", con esto que estoy diciendo ahora -medio metafóricamente- con lo de la 'dureza'.


Tienen que ser duras y voy a insistir un poco en ello. Las otras máquinas -'las máquinas' así llamadas de ordinario- que se han ido inventando a partir de la lengua, tienen que ser duras no sólo -por emplear la dichosa distinción que los tiempos nos han impuesto- no sólo en el hardware, porque ahí evidentemente está claro que un reloj tiene que ser 'duro' (y a este propósito os recordáis conmigo aquella afortunada intervención de Dalí en algunos de los cuadros de sus primeros tiempos donde presentaba relojes 'blandos', mostrando... mostrando de esa manera, desde algún modo, la irrealidad) y bueno, y máquinas más simples: una palanca, unas tijeras. Una palanca, unas tijeras, que son como prototipos de máquinas, pues tienen que ser necesariamente duras.


No sólo así el hardware sino también en el software, es decir, que cualesquiera apariciones de programas, en el sentido más amplio, que estén detrás de esas máquinas, que reglamenten su costrucción primero y su utilización después, tienen que tener la misma condición de dureza. 'La misma condición de dureza' quiere decir que en definitiva tienen que pretender a decisiones por 'sí' o 'no' en cada uno de los términos y intentar cada vez más imperiosamente (esto es ley de los tiempos) intentar que esa rigidez... esa rigidez se acerque lo más posible a una exactitud o precisión haciendo que incluso los propios números, que deben regir todo esto, se agiliten y se hagan más capaces de atender a apariciones en la Realidad para las cuales los números naturales o primeros no serían suficientemente precisos.


Todos estos intentos se dan dentro de esta necesidad de 'dureza', de esta necesidad de intervención del elemento ideal del 'sí' o 'no', también en los programas o como se quiera decir.


Cuando uno compara esto con la máquina de la lengua se da cuenta de hasta qué punto se puede decir de ella, lo que yo el otro día decía, que es una máquina 'blanda' en cuanto incomparablemente capaz de compaginar una precisión (sin la cual no sería una máquina) con una adaptación inmediata, istantánea, continua, a cualesquiera imposiciones que aquello 'de lo que se hable' o que las condiciones 'en que se está hablando' de ello puedan... puedan imponerle.


Espero que esto es claro. Cuando uno compara, va descubriendo los mecanismos gramaticales de una lengua, enseguida, si vuelve la vista sobre las leyes jurídicas o las leyes físicas, las encuentra enormemente torpes y simples en comparación. Cuando uno considera cómo en las leyes jurídicas el destino al que están condenadas es a tratar de hacerse cada vez más precisas por el camino de la casuística -como ya en las reglas de los confesores de la Iglesia del viejo Régimen-: desarrollar cada vez más casos de cada pecado, de cada delito, de cada infracción, para tratar y llegar a cazar algo (que nosotros pensamos que no puede cazarse nunca, pero que en cambio las leyes, la ley natural está obligada a intentar cazarlo), y el camino es cazarlo así, multiplicando en cada pecado, en cada delito, todos los más posibles... todas las más posibles variedades, circunstancias, ocasiones, que puedan darse ¿no? Y, bueno, esto es torpe en comparación.


Y creo que [puedo ver] sin más, extender lo mismo a la leyes físicas: también ahí nos quedamos admirados de la continua necesidad de -bueno- desarrollar, de una manera desde luego mucho más sutil, mucho más inteligente, una casuística en la medida en que su lenguaje, que es esencialmente matemático, tiene que venir a intentar también cazar eso, y cazarlo con la más precisión posible; y para cazarlo, precisar cada vez más y desarrollar, entre otros istrumentos, pues el Cálculo de Probabilidades o cualquiera otra forma de agilitar, de agilitar esos entes ideales que eran los números para que se acerquen a conseguir esa meta ideal que es cazar la verdad de aquello. (Cosa imposible -sentimos nosotros- puesto que dentro de la Realidad no hay verdad ninguna posible, son incompatibles).


Pero bueno, pues esos casos que os doy o algunos otros -el desarrollo de la Informática, la digitalización y demás, que después de todo son por la misma vía del 'sí' o 'no'- se trata de... efectivamente de desarrollos, imitaciones y desarrollos de lo que la lengua hace, pero con la pretensión de llegar cada vez más a más precisión y necesariamente manteniéndose duros, siendo duros, pues como... como digo que tiene que ser toda máquina.


En comparación... en comparación los mecanismos de la lengua corriente puede decirse que son 'blandos' en el sentido que antes ya he dicho: que tratan de y consiguen, en cierta medida, casar la precisión necesaria para que se trate de una máquina -la que aquí se llama 'Lógica'- con la flexibilidad y la modificación para la aplicación inmediata a cualesquiera trances, a cualesquiera sucesos o a las bocas y entendederas de los más diversos hablantes.


Ahora os voy a preguntar enseguida hasta qué punto toda esta contraposición que estoy haciendo queda lo bastante clara, pero tengo que recordaros -claro- que todo esto que digo es algo que uno puede hacer en la medida en que descubre esos mecanismos de su lengua o los de la lengua en general, porque -como sabéis muy bien- de ordinario uno no sabe nada de esos mecanismos, uno es no cosciente, no voluntario, con respecto a esos mecanismos: habla, y gracias al hablar, funciona así de bien, gracias a que no lo sabe ni reflexiona en ello, ni puede ponerse a pensar en ello, ni nada por el estilo. Así tiene que ser para la buena marcha del negocio, y los negocios para el sostenimiento de la "vida", y por tanto para que la lengua sirva para ese sostenimiento y para esa marcha de los negocios, nada más, que es la situación habitual.


Así pasan desapercibidos (os lo voy a contar muy rápidamente, en sumario, porque alguna otra vez, o en otra ocasión, lo seguiremos desarrollando) pasan desapercibidos prácticamente, aunque sumidos en niveles diferentes de 'subcosciencia' -el término que hemos empleado para esta situación- los cinco tipos de mecanismos que una lengua cualquiera tiene que tener. Los cinco tipos de mecanismos que son los que... los que os recuerdo ahora mismo.


Uno de los tipos de mecanismo son los de 'la demarcación y modalidad de la frase', siendo 'una frase' cada uno de los tramos que está sujeto a esas condiciones de demarcación, que son sobre todo prosódicas -primeramente prosódicas aunque luego sean de otras maneras-, y por tanto ahí lo que admira es la gramaticalización. Es decir, desarrollo al servicio de la máquina de una cosa que parecía tan alejada de ello como 'la entonación', como las entonaciones que no se regulan ahí por el procedimiento que el Arte musical lo hace, sino de otra manera independiente y más primitiva. Son aquéllas por las cuales está regulado que "¡guapa!", "guapa", "¿guapa?" sean tres frases distintas. Y, como veis en este caso, no he podido acudir a ningún otro procedimiento de distinción más que al de tres entonaciones diferentes, que no son musicales sino gramaticales.


El segundo tipo de mecanismo es uno que con alguno de vosotros estuve recordando especialmente, hace como un mes, en el Conde Duque, a propósito de La Persona contra lo común. El segundo tipo de mecanismo es aquél que pone en relación lo que se dice con el campo en que se dice y con los puntos y regiones que puedan en ese campo distinguirse. 'Punto', por tener un punto 'yo', un punto 'tú', un punto 'aquí', un punto 'allá', un punto... (también tomando el tiempo como un espacio): un punto 'ahora', un punto 'hoy', un punto 'mañana', y todo lo demás. Toda lengua tiene que tener índices de este tipo que sirven para este mecanismo: situar con respecto a quien habla, a aquél al que habla, a el campo en que se está hablando, aquello que se está diciendo, o también establecer un enlace con el propio acto de decirlo, por ejemplo cuando se desarrollan cosas como los tiempos verbales de estas lenguas nuestras, o situaciones por el estilo.


No insisto en esto porque algunos ya recordáis bien el desarrollo a partir de la aparición de índices como 'yo', como 'aquí', como 'esto' y sobre todo 'AHORA', al cual aquí todos los días conmemoramos como siendo el punto de aparición del misterio del que nunca podemos apartarnos, consistente en que AHORA tiene esa virtud única de que antes de que se diga, ya no es AHORA, desmintiendo de esa manera la Realidad, que -claro- tratará después de convertirlo en 'un momento' y, según el desarrollo de las máquinas duras que he dicho, tratará de hacer que ese 'momento' cada vez sea más preciso, mínimo, exacto, más perfectamente contable, pero 'un momento'.


El tercer tipo de mecanismo es el 'mecanismo sintáctico' propiamente dicho. Es decir, aquél por el cual cada vez que se va a pronunciar una frase se toman del aparato unas cuantas palabras impronunciables, ideales,  unos cuantos índices impronunciables, ideales, y se les junta en un istante -al que podéis llamar 'istancia de organización'- en el momento de ir a pronunciar la frase (digo ya "momento" porque después de todo la realización del habla es ya Realidad), en el 'momento' y desde luego en una 'subcosciencia', por parte del hablante se organiza; se organiza todo, las piezas entran en relaciones diversas de complemento, de determinación, etc., unas con otras, señalándolo por índices, por preposiciones, y es en ese momento cuando se pasa a producir la frase, que -claro- al producirla, ya se produce en fila -eso es ley de la Realidad-, aquello que era un istante se convierte en una duración, un rato de hablar, lo que la frase dure.


El cuarto mecanismo -el cuarto tipo de mecanismos sintácticos- es el de 'la cuantificación', con el que aquí hemos tratado bastante. Es decir, aquél por el cual las preguntas de '¿cuántos?' y '¿cuánto?' pueden dirigirse y señalar indicaciones, por un lado, con respecto a las cosas -a las cosas mismas- al emplear un plural, también al desarrollarse frente a los cuantificadores vagos -como es el plural de nuestras lenguas-, cuantificadores exactos, que no son otra cosa que los números naturales de la serie, que consisten en eso. (Es cierto que al comparar las lenguas entre ellas, se nos dice que hay lenguas, de las que llamaban primitivas, que no han desarrollado la serie de los números, o que la han desarrollado muy poquito, mientras que, en compensación, tienen un sistema de números con dual y hasta trial junto al plural y el singular. Pero estas diferencias -notables, desde luego- no empezan para que diga aquí que ambas formas del mecanismo por cuantificación imprecisa o vaga y por cuantificación numérica están dadas también en la máquina de que estamos hablando, en la máquina de la lengua y en este tipo de la cuantificación, este tipo de mecanismo). Otras veces la cuantificación no se aplica a las cosas sino a los propios mecanismos de la lengua. (Esto es un poco complicado, algún otro día os lo contaré. Pero puede el cuantificador volverse sobre la manera en que el mecanismo se ha aplicado en una situación más o menos intensamente, más o menos duraderamente, o de una manera, o de otra manera, pero cuantificable. Un poco complicado).


Estos cuatro grandes tipos de mecanismo que os presento en la lengua. El quinto, el que queda, ya está aparte, porque es 'la significación'. El quinto -como sabéis- es eso del 'vocabulario semántico' que por un lado es tan superficial que está casi a la altura de la conciencia; de todos los demás un hablante no tiene ni idea acerca de lo que os estoy diciendo, así de bien le funciona. Pero las palabras de significado, los significados, eso está muy cerca ya de conciencia, es una subcosciencia muy superficial, hasta el punto de que la gente (y desde luego a veces algunos de los más imbéciles de sus dirigentes y maestros) se equivoca y la equivocan pensando que están hablando de la lengua cuando están hablando de esto, del vocabulario semántico de un idioma cualquiera. Porque, por otra parte, la lengua de por sí no tiene vocabulario semántico; ella va a fabricar la Realidad, las cosas, para después contradecirse. Pero por eso mismo ella, de principio, está exenta de... está exenta de cosas, por tanto de palabras con significado. Las palabras con significado sólo pertenecen a las apariciones reales de la lengua, es decir, a las lenguas de Babel, a los idiomas. Son esos los que necesariamente tienen un diccionario con palabras de significado que tratan -como ya hemos mostrado más de una vez- siempre en vano de encontrar una  d e f i n i c i ó n, que no encontrarán jamás, porque, a diferencia de lo que pasa con los índices e implementos de los otros mecanismos, el vocabulario de palabras de significado es  a b i e r t o, están siempre entrando y saliendo, y en consecuencia, cada uno de sus items, cada uno de los vocablos con significado, nunca puede estar cerrado, nunca puede ser preciso, que de lo que se dice de la apertura del conjunto tiene que decirse de la apertura de los elementos componentes.


Bueno, estas son las cinco áreas, cinco tipos. Lo que os sacaba simplemente por si contribuye la propia citación, antes de entrar a un descubrimiento preciso, la propia cita, a un cierto deslumbramiento, a un cierto descubrimiento o ilustración de lo que os estaba diciendo. Es decir, respecto a la incomparable riqueza, flexibilidad -compatible de alguna manera con la lógica- o precisión, que es lo que a la lengua le caracteriza.


Todo esto, como recordáis, estaba viniendo a cuento de la lucha contra esa falsificación que consiste en introducir a nivel cosciente, desde arriba, leyes, mecanismos jurídicos, físicos, los que sean, que tratan de ser los que rigen la Realidad. Rigen en primer lugar la Sociedad, esto son las leyes jurídicas, y rigen en segundo lugar a Natura, a la Realidad misma, cuando se desarrollan como leyes físicas.


Bueno, esto es la manera en que esto está entrando en la guerra, pero como no quiero dejarme estar tan seguro de que me habéis estado acompañando en este rato, voy a intentar ahora que veamos hasta qué punto, y las objeciones o curiosidades que os han surgido respecto a cualquier cosa de éstas. De manera que, ya, desde ahora.


- ¿No podía haber otras máquinas blandas, como...?


AGC - ¿"Otras más"?


- Otras máquinas blandas, como las del cuerpo. No sé. Se me ocurre: el cuerpo o las manos, o cosas así. ¿Pueden...?


AGC - Pero...


- Otras máquinas blandas. O sea, adaptables y precisas.


AGC - Bueno, como estamos en esa cuestión de lo natural, ahí se plantea con lo que dices de la manera más clara: ¿creemos en la división que ellos tienen establecida de que hay cosas naturales y que luego hay máquinas? Entonces, por supuesto teníamos que decir los brazos, las manos, las máquinas, pues que son naturales, y lo mismo habría que decir de los supuestos istintos o apetencias que se nos atribuyen en común con los otros animales, y no digamos respecto a las leyes físicas, a la gravedad o cualquier otra cosa. No podríamos decir que eso es 'máquina', porque estamos creyendo... estamos creyendo que la lengua, de la que hablamos, no es natural, y precisamente no siendo puede estar en esa actitud contradictoria de costituir las cosas, hacer Realidad, y de volverse sobre sí misma, con su lógica, y descubrir la falsedad de lo que está haciendo, de lo que ha hecho, la propia lengua. De manera que, bueno, yo me he atenido a una noción de 'máquina' que subraya esta separación de lo que llamaba 'natural'.


Desde luego, se puede decir por otro lado, exagerando sólo un poco, que "en los hombres no hay nada natural". De manera que entonces adoptaríamos lo que insinúas y diríamos que también -vamos-, también los movimientos de las manos, de los dedos, todo eso es entre nosotros maquinal, pero de ninguna manera natural, ¿cómo va a ser natural?, no hay nada humano que sea natural. Y como alguien te diría, por ejemplo algunos psicoanalistas sometidos, que entonces, que si también la digestión o la secreción de bilis sobre los intestinos son maquinales y no naturales. Pues entonces tendríamos que volver a exagerar por segunda vez y decir "es que la verdad es que en la Realidad no hay nada natural", todo eso de lo natural es un cuento, Natura está fuera y por tanto no está, es un puro cuento de los que sostienen la Realidad.


De manera que, bueno, así, en la exposición que he hecho he preferido mantener la distinción entre máquinas y mecanismos que se consideran no regidos por leyes semejantes: las de la Gramática, de las de las otras máquinas posteriores. Esto es optativo. ¿Qué más? Sí.


- Agustín, y en todo este desarrollo, el tema del silencio, el tema del no hablar, el tema de una vida en silencio, el no utilizar ese mecanismo, no utilizar esa herramienta para estar definiendo continuamente y creando esa Realidad ¿qué interés puede tener? (Y no sé si me salgo del tema). El tema del silencio, de no hablar. Evidentemente aunque yo no hable o no me exprese con palabras, percibo que mi cerebro está continuamente... O sea, que hay un ruido ahí continuo que está hablando, que está hablando por debajo.


AGC - No, no. No: un "ruido", no; un "ruido", no. Hay un pensamiento que es lo mismo que el habla, no es un "ruido". No es un ruido natural. Sí, es imposible dejar de pensar, eso todo el mundo lo sabe. Pensar, soñar y todo eso; y eso es lo mismo que hablar. Es muy vano establecer ahí distinciones. Es muy vano establecer distinciones ahí: es lo mismo. Y en cuanto al guardar silencio de boca, pues ¿qué vamos a decir?, en general uno se queda callado en una situación determinada, y cuando uno se queda callado en una situación determinada suele resultar que ese silencio es elocuente. Todo eso lo sabe cualquiera. En una reunión o fabricando una pieza teatral, el silencio no deja de ser una forma de expresión o de enunciación ¿no?, y es lo normal. Y pensar en una especie de silencio -"una vida de silencio", como tú dices- parece que no tiene mucho sentido. Porque además está eso de que siempre se está hablando.


Pero bueno, no era eso lo que aquí discutíamos, sino, estamos utilizando en la medida que se descubre la maravilla de la lengua para -en este caso- políticamente contraponerse a las leyes de cualquier tipo -¿eh?- y a las otras máquinas. No olvidéis en qué terreno estamos luchando para que no nos distraigamos demasiao.


- Entiendo que incluso dentro de la misma lengua, del mismo lenguaje, se distinguen como dos partes, que a una se le podría llamar dura de verdad y otra bastante blanda, en el sentido de -bueno-, pues de una cierta sensibilidad. Y esa misma, el aparato de la lengua, a mí me parece una estructura rígida -vamos-, de pocos elementos inamovibles. En cambio, eso otro que damos como falso o como Realidad o como vocabulario semántico es lo que me parece un vertido blando, costantemente blando que, aunque participe de una cierta precisión, siempre es una precisión de más o menos, es siempre aproximativa.


AGC - ¡Qué confusión, por favor! Ya sabemos, eso ya no es mecanismo de la lengua, eso es lo que llamamos Realidad, de la cual sabemos desde hace mucho tiempo que es mentira que sea un todo, que no está cerrada, y por tanto  n u n c a  pueden -ni en su conjunto ni cada una- las cosas ser lo que son. 'Ser el que es' es el intento de meter el ideal contra el que estamos... contra lo que estamos hablando. Y respecto a la máquina de la lengua he dejado para el final, como un quinto mecanismo, algo que es precisamente el mecanismo de 'adaptación a' y 'creación de' las cosas, de las realidades ¿no? De manera que, bueno, ya creo que ahora estamos mejor situados para poder seguir. ¿Qué más hay por ahí? Sí. Sí.


- Hay algunas cosas de la lengua que no sé muy bien dónde caen en esos mecanismos, como la negación, por ejemplo.


AGC - Sí. Eso debía haberlo apuntao. Está desde luego en el primero (mecanismo a), en el que está ahí como si hubiera junto a los índices de modalidad -mecanismos de modalidad de la frase-, hubiera un par de implementos que son, por un lado, 'no' (que puede ser de por sí una frase, pero que igual puede aplicarse y con diferente modalidad a []) y el otro '¿qué?' (el interrogativo de las preguntas '¿qué?'). Y esos son, como si dijéramos, ya dentro de ese tipo de mecanismo, las raíces de lo que suele llamarse 'Lógica', es de la actividad lógica. Cierto que la negación puede aparecer como una modificadora de otras modalidades, por ejemplo "no vengas" -frente a "ven"-, o "no quiero"  -frente a "quiero"-, pero a partir de ahí, tanto el 'no' como el '¿qué?' están de alguna manera abriendo, abriendo vacíos (dicho también un poco metafóricamente 'abren vacíos'), y son esos vacíos los que son como los motores de cualquier forma de lógica. Desde luego, los incluyo en el tipo primero que he citado, pero bastante aparte, sí. ¿Qué más?


- Distingues dos mecanismos ¿no?, uno el de establecer una relación entre el campo 'en el que se habla' y el campo 'de lo que se habla'; pero después otro diferente, el de la significación.


AGC - ¿"El de la..."?


- Significación.


AGC - No, no: ése es el último que he citao como último mecanismo. No tiene nada que ver. El segundo, al que te refieres ahora, es el de los mecanismos que establecen una relación, sitúan aquello que se está diciendo, que pertenece al mundo 'de que' se habla (Realidad es aquello de lo que se habla); lo sitúan, establecen relación con el campo -que no es de este mundo, no es de ese mundo- el campo en que se está diciendo con respecto a los puntos como 'yo', 'tú', a las regiones como 'aquí', a los puntos temporales como 'ahora', o como 'momentos', como 'hoy' y 'mañana'. Esos son, en vez de lo otro. Luego eso es aparte de el mecanismo ése sumamente superficial de la significación que he citado como quinto, y que...


- Pero la significación ¿no hace algo...? (Es que yo con eso me hago un lío), ¿no hace algo parecido?


AGC - La significación es fabricación de cosas. Por aquí todo el rato llevamos, sesión tras sesión, procurando no distinguir entre 'idea', 'cosa' y 'significado'. Cuando decimos 'palabras con significado' quiere decirse 'palabras que tienen una idea que es una cosa'. Y, por tanto, cuando se establecen distinciones ahí, se está haciendo poco favor al razonamiento y a la guerra. Son eso, precisamente lo de la significación, eso es la creación: sostenimiento, intento siempre vano de definición de las cosas -de las cosas, de la Realidad-, consiste en eso. No pertenece a la lengua     -como he anotado- que carece de eso, pero pertenece a cada uno de los idiomas en que la lengua se manifiesta en la Realidad, que tiene que tener su diccionario, diccionario propio, y que -como os recordaba- está tan -aunque subcosciente- está tan cerca de la conciencia de los hablantes que, a poco que se les ayude con una mala educación, estarán dispuestos a confundir la lengua con lo único que perciben algo de la lengua, que es el vocabulario; el vocabulario que más que de la lengua es ya de la Realidad ¿no? Sí.


- Que -volviendo a lo de las máquinas duras- parece como si las máquinas duras -¿no?- entre las que hemos incluido el Derecho por ejemplo, o incluso las Ciencias -¿no?- en lo que tienen de legisladoras, viendo lo que el Mundo éste que tenemos alrededor, parece que hay como una vorágine de cambio, de que las generaciones de nuevas computadoras o de nuevos chismes y las teorías científicas o las nuevas leyes se vayan sucediendo unas a otras, como intentando contrarrestar con ese cambio vertiginoso su naturaleza dura ¿no?, que de alguna manera les impide adaptarse...


AGC - Sí.


- ... y a la vez, por contra, parece como que la len-... el proceso de cambio de las lenguas se ve frenado de alguna manera; como que se tiende por... digamos que esa parte, que sería la del vocabulario, se renueva costantemente, y la parte de los otros mecanismos parece que se tiende, con los Medios de Comunicación, a impedirla que se cambie, que los fonemas varíen, o que los índices...


AGC - No. No hace falta. Para esto no hace falta los Medios. Respecto a lo primero... respecto a lo primero efectivamente el progreso -"vertiginoso", como has dicho- cada vez más rápido y en todo  caso en cuanto a las leyes jurídicas, lo que he llamado la 'casuística', [] el testimonio de la burocracia, donde tienen por fuerza que aumentar cada vez más los casos -el menudeo de los casos, más precisos para cada situación financiera, sentimental, que se le pueda presentar a un juez-, y lo mismo en el desarrollo de formas de cuantificación, de medida, etc., que las Ciencias desarrollen, pero siempre bajo la condición de dureza, es decir, de mantener la condición de precisión. No pueden funcionar de otra manera.


Y además, no olvides que esto, que después de todo es -tal como decimos ahora- es el software, está siempre en relación con un hardware, tanto en el mecanismo de la Justicia como en el de la Ciencia con sus aplicaciones de la práctica ¿eh? Esto tampoco hay que olvidarlo. No se presentan así de una manera pura, una ley en cualquiera de los sentidos, sino en relación con un intento de imposición sobre la práctica.


Lo otro es una cosa muy distinta: las lenguas efectivamente cambian, y eso lo sabemos, pues porque sabemos Historia, porque si no, no. Según estamos hablando ahora, naturalmente somos enteramente ajenos a ese cambio, el español no cambia, tiene que mantenerse, y no, los mecanismos de los cuatro primeros tipos, a diferencia del vocabulario, tienen que mantenerse firmes. Es preciso, para que un idioma marche, que en este rato, en esta hora que estamos en el Ateneo, el español no cambie para nada la Gramática. Puede hasta en esta hora, puede haber cambiado el vocabulario de muchos de vosotros. Muchos de vosotros puede haber cogido una palabra, se le puede haber ocurrido otra, haber cambiao las acepciones a consecuencia de lo que aquí se ha estao diciendo, pero eso es el vocabulario. La máquina tiene que estar tangible, inmóvil todo este tiempo. Luego, en otro tiempo, que no es el tiempo 'en el que se habla', en otro tiempo, que es el tiempo de la Historia, las lenguas cambian, y ese cambio es también interesante recordarlo y maravillarse de él, maravillarse también de lo sutil, lo inteligente por debajo de la conciencia. Porque en ese cambio desde luego no puede mandar Autoridad ninguna ni nada, no puede haber ni Medios ni nada. Es una cosa que es como si los hablantes de un idioma determinado estuvieran en una especie de Senado o Concilio -todo él subcosciente, sin tener que ver nada con las personas- un Senado o Concilio en el cual se toman decisiones respecto a las conveniencias de cambiar la máquina, de cambiar el mecanismo. Se toman -por razones muy diversas- se toman esas decisiones y todo esto se hace de la manera que digo con el 'se' impersonal. Todo esto 'se' hace -sabemos que 'se' hace así en ese Concilio o Senado. Y si uno se mete a estudiar Historia de las lenguas, de un idioma, tiene ahí también otra ocasión de maravilla- cuando después se entera, vuelve a enterarse    -porque demasiao se ha enterao desde que tuvo uso de razón- vuelve a enterarse de los manejos de los Académicos, los entendidos en lengua y en cosas por el estilo -los que fijan, brillan y dan esplendor, o lo que sea, a los idiomas-, cuando se da cuenta de qué idea es la que tienen de lo que se puede hacer con una lengua, y que pueden ellos dar reglas gramaticales, como si la lengua no las tuviera. Y las reglas, claro, las reglas que dan ellos y que pueden trasmitir a las Escuelas son naturalmente reglas idióticas por fuerza, no puede ser de otra manera, reglas torpes, reglas siempre infalibles, incomparables con las verdaderas reglas que funcionan subcoscientemente en la lengua.


Bueno, tal vez no esté mal que hayas dado lugar a este par de desarrollos. ¿Qué más hay por ahí?


- Yo tengo una pregunta.


AGC - Sí.


- Que –digo- que donde se ve bastante claramente la imposibilidad de la fabricación de máquinas que de alguna manera reproduzcan la blandura del hablar corriente es en estos mecanismos que ahora han puesto, cuando en sitios como Auto Res o cosas así, que son máquinas que le tienes que decir el trayecto tú, de viva voz, de dónde vas de un sitio a otro, y si le dices "Medina del Campo", te dice "Madrigal de las Altas Torres". O sea, te repite otra cosa que no tiene nada que ver, sólo por... vamos, que tendrías que hablarle muy despacito y de una manera muy minuciosa para que capten algo. Sin embargo, la aspiración es que haya una máquina que reciba todas las sensaciones del hablar corriente. Y en los congresos estos que están haciendo de Inteligencia Artificial toda la aspiración es eso, que se pueda uno hablar y que ese hablar sea recibido inmediatamente como una escritura o incluso como una reproducción perfecta del habla. Y eso es un fracaso total.


AGC - No, eso está bien dicho. Puede tener interés. No tiene que ver nada con que las máquinas sean... intenten ser blandas en ese caso. Esas máquinas intentan ser duras, pero de una manera que es perfectamente comparable con lo que he dicho ahora de la idiocia de los académicos y demás señores: tienen una idea de lo que son fonemas, de lo que son entonaciones, de lo que son acentos, de lo que son relaciones sintácticas, y, entonces naturalmente, dentro de esas pobres ideas tratan de cazar -en una elocución que oigan por un teléfono- tratan de cazar no las sensaciones (que esas las caza muy bien un teléfono) no las sensaciones sino las abstracciones, los entes abstractos que allí manejan; tienen que... tenía que saber esa máquina receptora lo que es un 'fonema', lo que es un 'límite de palabra', lo que es una 'entonación' o frase de ésta o la otra modalidad, y naturalmente pues no lo sabe, en lugar de saberlo tiene ideas muy torpes acerca del asunto. Lo digo por no decir de la máquina igual que de sus costructores, da lo mismo: tiene unas ideas igualmente torpes que impiden que naturalmente pueda de verdad oír -'oír'-, ni en el caso contrario 'producir' también -vamos- más que muy torpemente.


- Como mejor lo logran es con lenguaje de jerga. Por ejemplo en los congresos éstos que están especializaos en eso, son capaces de reproducir todo un discurso de jerga, pero de un hablar corriente no lo reproducen.


AGC - Bueno. Bien. Dejemos ya ese asunto. ¿Qué más había por ahí?, por favor.


- Bueno, Agustín, antes has dicho que el tiempo 'del que se habla' no es el mismo que el tiempo de la Historia, y no lo acabo de ver.


AGC - Sí, sí. El tiempo de la Historia es el tiempo 'del que se habla'.


- ¡Ah!, entonces, es que -vamos-, si no recuerdo mal, lo que has dicho es que "el tiempo 'del que se habla' no es el tiempo de la Historia".


AGC – No son todos los tiempos 'de que se habla'. No son todos los tiempos 'de que se habla', porque el tiempo 'de que se habla', por un lado tiene 'momentos' y puede ser el tiempo que dura a cronómetro una medida en Física, o, por otra parte, tiene 'eras' y 'siglos', y entonces es más propiamente el tiempo de la Historia; pero en un caso y otro son tiempos reales.


- Es que lo que creo haber entendido es que era... que era diferente. Creo que has dicho "el tiempo 'de que se habla' no es el tiempo de la Historia". Creo que es lo que has dicho. No sé si lo he entendido mal.


AGC - No, no: "el tiempo 'en que se habla'" habré dicho. El tiempo 'en que se habla' ése no es el de la Historia. "El tiempo 'en que se habla'", donde está lo de AHORA y 'yo' y todo eso, sí. ¿Qué más?


- No, que estaba reflexionando que si hablamos de máquinas también hablamos pues de su funcionamiento ¿no?, y qué diferencia el idioma, la lengua, de otras máquinas, quizás sería la recepción, porque el 'sí' o 'no' es muy fácil la lectura, pero en el idioma... Pues yo estudié un modelo en la escuela que era el modelo de escuchar por cuatro canales o cuatro orejas ¿no? (Es que no me acuerdo cómo era este... muy famoso -yo qué sé- filósofo o...). Bueno, y era eso de escuchar por distintas maneras también lo mismo que se ha dicho, o lo mejor, una persona lo... y la interpretación eso es la riqueza        -digamos- del idioma o de la lengua en comparación con una máquina 'sí-no'.


AGC - Bueno. Sobre todo lo que ahora se ha puesto de relieve con el intento de la recepción y reproducción de mensajes hablados, se me ha olvidado decirlo -más de una vez me lo habréis oído-: lo que define a la lengua no es la comunicación ni la expresión ni nada de eso, sino la abstracción -la abstracción-. Eso es lo que estás pensando, y a lo que te refieres es la capacidad para sacar de un barullo, de algo caótico, entes precisos -como por ejemplo son los fonemas, o los límites de palabra, o las entonaciones de frase, dentro del normal barullo o ruido, como se dice en Informática-, la capacidad para extraer entes abstractos que son los únicos que cuentan: sacar del ruido todo eso. Esto la lengua lo hace de esa manera maravillosa que lo estáis haciendo conmigo a cada momento, ahora: extrae las abstracciones que le son necesarias para sus mecanismos, y esto no es lo que... eso no quiere decir que los mecanismos, los entes de la lengua no sean en cierto modo duros, son abstractos, son duros, son de 'sí' o 'no', igual que los de las leyes y de las máquinas. Lo que es blando es esa flexibilidad para extraer del caos, del barullo, tales entes abstractos, reconocerlos y volverlos a producir. En esto es en lo que es incomparable la lengua con las otras máquinas. Y eso se veía bien en el caso que sacaba Isabel de los intentos de recepción y producción de mensajes hablados. Sí.


- Se me ocurre, a lo mejor podría ser otro ejemplo de máquina blanda, la forma en que antes tenía la gente de juntarse para vivir, aprovechando un río, o el sol, o el viento, en contraposición a cómo se hacen ahora las ciudades, los pueblos, que es que todo se dibuja primero dónde va a vivir cada uno y se reparten de una forma como dura ¿no?, como contraposición.


AGC - Tú estás pensando en que hay una situación en que la gente simplemente encuentra el río y...


- Sí, antes, de cómo se juntaban a vivir, donde no había ninguna ley -digamos- dura ¿no?, sería a lo mejor una forma blanda.  

 


AGC - Sí. Bueno. Eso tiene que ver algo con lo que sacábamos antes respecto a si creemos en cosas naturales, que estuvimos criticando. Dijimos que, aunque mantengamos -como he mantenido hoy- por conveniencia la separación entre lo maquinal de lo natural, una negación más a fondo dice que "entre los hombres desde luego no hay nada natural", y más a fondo, que "en la Realidad no hay nada natural", porque todo es simplemente real pero no natural.


Yo, la verdad, es que con la visión histórica que tenemos, a la cual se afilia también la visión de la Prehistoria, la visión prehistórica, no puedo creer -'creer en'-, es decir, pensar de una manera firme y congruente una situación como la que dices. Cada vez que me presenten una situación como ésa, que se puede llamar paradisíaca, yo estaré viendo ya allí un inicio de legislación, un inicio de Religión, un inicio de muerte. No me creeré -no me creeré- esa ausencia mientras estén presentándome eso como... como real. No, no puede ser, lo uno no puede ir con lo otro. Aquí, por supuesto, desde luego toda nuestra guerra parte de que "la Realidad no es todo lo que hay". Eso por supuesto. Y por tanto estamos contando con que algo nos queda que se sale de la Realidad lo bastante para poderlo decir, para poder decir "no es todo lo que hay", o, "es mentira". Pero si colocamos... si colocamos eso mismo, esa misma posibilidad siempre abierta, lo colocamos a su vez dentro de una imagen histórica o prehistórica, que da igual, pues ya estamos perdidos, ya estamos falsificando y contribuyendo a la falsificación habitual, que incluye Naturaleza dentro de la Realidad, y también naturaleza humana y también por tanto istintos más o menos modificados, etc. No, no puedo 'creer en', no puedo creer en esa situación.


- Y no digamos si nos remontamos a la visión genesíaca, enseguida aparece Jehová con el compás y todas las mediciones. Incluso los ríos los hace así, un poco torcidos, para disimular. Porque lo suyo es que hubiera sido como los arquitectos de hoy día. -Digo yo-.


AGC - ¿Qué más había por ahí? ¿No?


-Sí, entonces, el problema de la Academia de la Lengua es también claro ¿no?, lo de "limpia, fija y da esplendor". Esa intención de fijar la lengua, que parece que es de todos los Estados, de la mayoría de los Estados, de... puede entenderse como una intención de volver la lengua de un sistema blando convertirla en una especie de máquina dura.


AGC - Pues sí. Puedes decir aproximativamente eso. Lo que importaba era recordar que aparte de lo que el Estado y los Medios hagan, los idiomas tienen por fuerza que contar con un concilio subcosciente que decide cuándo y dónde hay que cambiar los mecanismos de la Gramática, donde no pueda mandar nadie. Lo otro, esto que recuerdas ahora, es una imitación. Y, desde luego, ya se sabe a lo que viene: está destinada a conseguir que la lengua fijada a través del tiempo (vamos, a 'través del tiempo' quiere decir a través de nada, a través de un par de siglos) pueda cumplir sus funciones de ser la lengua de un Estado -'de un Estado' que es una costrucción típica de las que he llamado 'máquinas duras', que por eso tiene que intentar cada vez con más precisión constar de tantos millones y cientos de miles y unidades de habitantes-, y por tanto la lengua es, en el caso de esos nacionalismos, el primero y más poderoso de los medios a los que trata de acudir para mantener la unidad y la Fe en la unidad de ese Estado. [Claro], porque de por sí no es más que una imitación.


Es oportuno ahí recordar que el paso a la escritura es, respecto a lo que estamos diciendo, decisivo. La escritura no es la lengua. La escritura no es la lengua, la escritura es ya un artilugio inventado. Apenas tengo que recordaros, todo el mundo lo sabe, que eso se nota lo primero en que la lengua (hasta los idiomas, ¡los pobres!), la lengua es gratuita, es la única -la única- máquina gratuita que se le da a cualquiera, la sola. Y la escritura no; la escritura se vende y se compra, tiene su precio y se aprende por vía... por vía cosciente, por Escuelas, se cultiva, se desarrolla, se premia, tiene éxito, es decir, es ya enteramente venal, y por tanto real, como todo lo que es venal. La escritura no es la lengua, es ya un artilugio inventado por tanto por los señores y los sacerdotes para reducir a estable, tratable, comprensible, las operaciones de la lengua, siempre demasiado múltiples y desbordadas.


Una buena escritura empieza por ser fiel a los entes abstractos de la lengua. Por ejemplo una escritura que decide ser vocabular -[] una escritura de palabras del tipo del chino- en principio tiende a ser fiel, se escribirá con un signo lo que en la lengua es una palabra, ideal. Si tira por el camino de ser una escritura fonémica o alfabética -como la nuestra- en principio tiende a ser fiel, es decir, eleva a conciencia en este caso otro ente abstracto, que es el fonema que está en la lengua, y, en principio, debe corresponder una letra a un fonema, un fonema a una letra.


Bueno, esto por tanto sería simplemente elevación a conciencia, y se podría decir hasta aquí que la escritura es la primera operación de descubrimiento, en el sentido que lo estoy diciendo con vosotros: la primera operación gramatical que te descubre. Porque si no ¿cómo un niño podría llegar a tener conciencia de lo que es un fonema si no se le hubiera enseñado a distinguirlos letra por letra?


Bueno, por desgracia esto no es que sea paradisíaco, pero desde luego es simplemente el origen, del que tenemos en las escrituras algunos testimonios y nada más.


La escritura se convierte en el fundamento de la Cultura, es la Cultura misma, y una de las consecuencias es que el desarrollo de la Escuela, de las Istituciones, Academias u otras que traten de saber de la lengua, acarrea que aquella virtud descubridora se pierda y que ni el signo de palabra coincida con la palabra, ni el signo de fonema coincida con el fonema. Nuestras Ortografías actuales son un buen testimonio de este desastre, la nuestra es ya bastante desastrosa, como todo el mundo sabe, pero la francesa y la inglesa son más desastrosas todavía, de una manera que cualquiera percibe, es decir, llegando al colmo de la infidelidad, de la insipiencia, por falta de sensibilidad para ello. 


Os animo a que no distingáis, de esto que he dicho de la escritura, todos sus desarrollos -'todos sus desarrollos' que quieren decir la... por ejemplo la escritura por alfabeto morse, un poco más allá la Informática establecida por señas de 'sí' o 'no', o por corriente... por corriente alterna, la digitalización, el uso de imágenes en cualquiera de los sentidos como si fuera una cosa distinta-, os invito a que todo esto lo comprendáis dentro de escritura, son desarrollos de la escritura. Y lo esencial es que todo ello se contrapone a la lengua primera y verdadera, sobre la cual estamos tratando de descubrir lo que sea, que nos puede ilustrar en esta... en esta guerra.


Matan, la Cultura mata, y sus desarrollos mecánicos, informáticos, etc. matan, tratan de matar lo que hay de vivo en la lengua, ésta es la guerra. La lengua a su vez -la corriente- en la medida que sigue viva, aunque sea en forma de un idioma pero que venga de abajo, lengua de verdad popular, lengua no aprendida coscientemente, a su vez puede lanzarse a denunciar las mentiras de la escritura y de las otras máquinas y formas de información desarrolladas. Ésta es la guerra. Ésta es la guerra y ésta es en la que estamos.


Y a propósito de esta guerra me apetecía ahora entrar..., pero no sé si... ¿Eh?


- Diez minutos.


AGC - ¿"Y diez"?


- Menos diez.


AGC - Bueno. Lo dejaremos iniciado. Me gustaría entrar, a propósito de ahí, si es que lo tenéis lo bastante claro, en lo que... en lo que tal vez en este momento me indigna más cuando miro al Mundo. ¿Qué es lo que en este momento me indigna más cuando miro al Mundo?, pues es aquello que me parece que de una manera primera y poderosa inutiliza más esta rebelión de la lengua y este descubrimiento de la mentira de la Realidad. En cualquiera de nuestras manifestaciones. Es el 'ir con los tiempos', por decirlo así, 'el ir con los tiempos'. Que -cosa que como veréis- tiene que ver con esto. En cualquiera de los terrenos, porque en todos domina, la idea de 'ir con los tiempos': Artes, Ciencias, Política, cualquier cosa. Por ejemplo, si alguien en Arquitectura considera qué es la inmensa mayoría de lo que se produce en las metrópolis y sus alrededores del Mundo avanzado, puede que, si le queda algo de vivo que... -o de niño- que lo sigue sintiendo terrible, aplastante, insoportable, feo -feo, sobre todo-, no faltará inmediatamente quien le diga que es el tipo de Arquitectura que corresponde a nuestra época y que se lo explique. Que le explique además cómo es el tipo de Arquitectura que corresponde.


El truco... el truco es muy... es muy sencillo. Empiezan hacia atrás fabricando la Historia, que es -como tantas veces hemos dicho- el soporte de la fabricación primera, que es la del Futuro: la conversión del miedo y la esperanza en el Tiempo real, la creación de hechos futuros (esa imbecilidad o absurditud ilustre: 'hechos futuros'). Para sostenerlo se nos fabrica una Historia, se nos convierte cualquier forma de recuerdo, sensación, o lo que sea de lo que haya pasado, en Historia: se sabe: Historia dividida, cronometrada más o menos; entonces viene cualquier historiador -en el ejemplo que estoy empleando, cualquier historiador de las Artes- y te descubre cómo es que el tipo de Arquitectura en Atenas del siglo IV antes de Cristo era el que correspondía a la situación de la Democracia ateniense de aquel entonces y a la situación en que se encontraban los arquitectos, los escultores, Fidias, y todos los demás. Explica cómo en el Principado de Florencia, por ejemplo en el siglo XIII y XIV, pues la Arquitectura que se hacía, y de la que nos han quedado algunas muestras, es la que correspondía, era el estilo; era el estilo de la época. Era el estilo de la época, aparte de los cuentos respecto al estilo personal del arquitecto, del pintor, del escultor, estaba el estilo de la época.


Una vez que te han convencido de esto en la Escuela, pues ya es fácil, basta  con que te hagan creer que esto que nos está pasando ahora es también una época. Ya, si te hacen creer que esto que nos está pasando es una época, pues ya estamos metidos en la Historia, y ya efectivamente la Arquitectura que podamos padecer ni es horrorosa ni nada porque es la que corresponde a esta época que nos ha tocado vivir más o menos por casualidad. Nos ha tocado vivir ésta y ésa es la Arquitectura que te corresponde. Ése es el truco y el procedimiento que -como reconoceréis conmigo enseguida- es...


- Pero eso de meternos en el nicho premonitorio no es más que compasión, para que no nos dé pena de morirnos. Es una compasión del Régimen del Bienestar...


AGC - ... es un procedimiento de un éxito...


- ... con el ciudadano individual []...


AGC - ... de un éxito tremebundo. De un éxito tremebundo.


- ... El que muere en palacio se lo pasa peor.


AGC - De un éxito tremebundo, en el sentido de que, como antes decía o me asomaba, es el primer procedimiento para inutilizar cualquier forma de protesta que pudiera surgir. ¿Qué puede un arquitecto, un pintor, un escultor, que crea en los tiempos -porque se lo han enseñado-...?, ¿qué va a poder hacer ya que no sea 'ir con los tiempos'?, si todos los días tiene congresos, llamadas a congresos y llamadas a exposiciones, todas las cuales -exposiciones y congresos- evidentemente van con los tiempos porque el negocio lo requiere, entonces él ¿qué va a llevar a esos congresos y a esas exposiciones más que producciones que vayan con los tiempos?


Claro, mi actitud desde aquí es decir que cualquier cosa que se haga 'yendo con los tiempos' ya es como si estuviera hecha desde el siglo pasao, ya no es nada, ya no hace nada. Pero eso es lo contrario de la idea que reina, es lo que está mandado.


¿Cómo un poeta que nace por ejemplo en Madrid o en Londres, en nuestra época, y al que le han enseñao Historia de la Poesía, y le han enseñado cómo en cada siglo... en cada siglo los poetas correspondientes, pues naturalmente aún dentro de sus diferencias personales, se obedecían al estilo de la época y tenían que hacer el tipo de versos que a la época correspondía, que en tal época había que hacer endecasílabos, en otra época había que hacer octavas de arte mayor, y cosas por el estilo?... Cuando le dicen que lo que es propio de la Poesía en nuestros tiempos es todo el ideario de Poesía -que cualquiera de vosotros seguramente conoce más que yo, porque tal vez se ha defendido menos contra ello-, cualquier ideario de Poesía donde le explican todo lo referente a las funciones de la Poesía, le dicen que el verso es libre, que no hay que pararse en eso, es decir, que hay que hacer prosa en trocitos y todo eso. Y entonces -porque el verso es tipográfico y que uno allí no tiene por qué andar siguiendo ninguna otra vieja regla que correspondía a otros tiempos, porque ahora estamos en el nuestro-, y entonces, pues ¿qué va a hacer este muchacho que ha nacido en semejante Mundo y al que en la Escuela le han enseñao todo esto, y después por los periódicos y los Medios se lo han enseñao más todavía?, pues hará Poesía de acuerdo con los tiempos, es decir, no hará nada. No hará nada, hará Poesía de acuerdo con los tiempos, 'yendo con los tiempos'.


Y esto que os digo, pues lo podemos seguir recorriendo con referencia a la investigación científica, a las Ciencias, y demás. Pero, bueno, como hay tela cortada, y como por otra parte todo esto exige plantear el problema de "qué es lo que queda que pueda sentir lo que es feo, independientemente de las épocas" -un problema que algunos os plantearéis-, será mejor que lo dejemos para -si nos deja vivir el Señor, si no se enfada mucho-, para dentro de siete días ¿no?