25.08.2014

Tertulia Política número 82 (18 de Julio de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • De la despiedad con uno mismo.
  • La confusión entre “Mundo” y “Realidad”.
  • Los Universos como cosas.
  • Falsedad de la concepción espacial de “Realidad” y de “Universo”.
  • Libertad, causa y azar.
  • La libertad como indeterminación.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Tocante a la primera parte de la última sesión, donde me dediqué a hacer proclamaciones despiadadas respecto a mis propias producciones de mis primeros cuarenta, veinte años, no vamos a volver ahora.  Alguno de vosotros me ha escrito versos a ese respecto, simpáticos e inteligentes, pero quiero hacer constar que pienso que no era un simple exabrupto personal lo que me movía a eso, eso lo veo ahora claro, sino que la cuestión de la “despiedad”, del mirar sin piedad los “yoes”, por así decir, de uno, más o menos remotos, es desde luego una práctica que no puede menos de tener que ver con esta guerra que aquí nos traemos contra la Realidad.  Evidentemente es más fácil “separarse de” y “ser despiadado con” el yo que era un muchacho de hace cuarenta o sesenta años que con otros más cercanos, pero parece que debe ser una vía: uno puede aprender así a hacerse más despiadado también para los yoes más recientes, y en último término venir a dar en esa broma tan seria referente al arrepentimiento que se me ocurría hace años: que el camino de la virtud sería un progreso en la aceleración del arrepentimiento.  Evidentemente, si uno se arrepintiera de cosas más lejanas, esto a uno pues no le tocaría muy de cerca, uno podría seguir tan campante siendo el que es; pero si el arrepentimiento se va acercando hasta el momento mismo de la acción, ya comprendéis adonde se llega a dar: evidentemente, es que si el arrepentimiento es tan inmediato al pecado, el pecado ya no se comete.  Ese salto del arrepentimiento de lo pasado hasta intervenir en la acción del momento, es justamente lo que creo que puede encontrarse en esa práctica de la despiedad para con uno mismo. 


Uno, no hay que decirlo, tiende a ser siempre demasiado piadoso con sus producciones, con sus acciones de otrora, porque de alguna manera le soportan para creer en sí mismo, y en que lo que ahora mismo está haciendo, pues puede que tenga su razón de ser.  Por eso es tan importante abandonar la piedad familiar con que uno mira a sus pasados, a sus yoes, y rompiendo con ella.  De todas maneras, de esto primero, que respondía a ese exabrupto un poco atípico con que os saludé en la última sesión, no voy a hablar ahora, pero si alguno de vosotros sigue teniendo algún interés en este punto, pues luego dentro de un rato os dejaré, para que sobre esto digáis lo que se os ocurra.


Por ahora, desde la cuestión del “uno”, del “yo”, vamos otra vez a dirigirnos al cielo.  Ya en la segunda parte de la última sesión estuve presentándoos la cuestión; lo de dirigirse hacia fuera, dirigirse hacia el cielo, me permitía presentaroslo incluso cuando se trataba del cielo visto en la lente, o en el espejo, del más potente de los telescopios, en el que los puntitos de luz se distinguen algunos de ellos como siendo Galaxias, es decir, Universos como este nuestro de la Vía Láctea.  También si ayuda para algo también el cielo visto desde esa manera, si no basta sin más dejarse vencer en una noche serena por la evidencia de la infinitud, del sinfín, que con sólo eso de echarse para afuera, no puede menos de presentársenos. 


Pero la cuestión, ya el otro día lo veíamos, venía a propósito de una confusión en la que ahora quiero este rato insistir.  La confusión entre “Mundo”, o “Universo”, o “Universos”, que se parte de ahí, con la Realidad, como si fueran intercambiables lo uno con lo otro.  “La Realidad”, con el término culto que aquí hemos utilizado, pero que quiere decir simplemente “las cosas”.  Por eso tal vez os acordáis de que en la última sesión tuve bastante empeño en que encontráramos las paradojas que se presentan cuando el cielo, la infinitud, siguen presentándosenos, concibiéndose, como algo “espacial”, como una especie de espacio.  Porque entonces venía todo aquello que os presenté refiriéndome a la Física actual, y también a la Física  de Epicuro cantada por Lucrecio.  Evidentemente, dada la infinitud de átomos, la infinita disponibilidad de espacio y de tiempo, no cabe duda de que los átomos pueden haber fabricado otros Universos, y entonces “otros Universos” puede que implique también una cantidad sin fin a su vez de Universos, de otros Universos, llegando al estremo, (esta es la cuestión que os planteé, y de la que algunos de vosotros hablaron),  de si entonces tendría en esa infinitud de otros Universos que producirse o presentarse alguno que fuera igual que este, una repetición de nuestro Universo. Estas no son, dentro de esta visión, dentro de esta teoría, no son exageraciones desmandadas, porque están implicadas, como veis, en la lógica del asunto.  Esa visión no se libra de ellas, y aquí no se hace más que ponerlas al descubierto: pueden haber fabricado, fabricar, estar fabricando, otros Universos, por tanto una cantidad infinita de otros Universos, y por tanto entre ellos alguno que sea una repetición de nuestro Universo.


Bueno, pues está en la lógica de la teoría, de la visión que aquí se nos presenta, pero por supuesto es una insensatez, y no puede retenerse para nada. Lo que hice en el esperimento del otro día, cuando os preguntaba respecto a este último estremo “¿”puede haber” o “tiene que haber”, en la infinidad de Universos, un Universo que sea igual que este?  Esa es la pregunta que desmonta, pone al descubierto, la insensatez, la falta de sentido común, la falsificación, de la teoría misma de la que se parte.   Porque, como ya alguno de vosotros vio y dijo, ahí es la lógica de verdad la que se mete en la visión Física o espacial, y simplemente no puede haber otro Universo que sea igual que este, porque no puede tampoco haber dos cosas que sean iguales de verdad.  El ataque a la teoría no dice más que esto.


 Vistas así las cosas, eso quiere decir que las Galaxias, los Universos, son cosas, ¿porqué no?: son cosas como las otras cosas, y entonces es la lógica misma la que directamente ataca ahí, y dice “si son cosas tendrán que sufrir lo mismo que les pasa a las cosas en general, y a las cosas en general les pasa esto: que no puede haber dos cosas iguales la una que la otra”.  No puede haber dos cosas iguales la una que la otra, en la medida en que justamente se presentan como dos separadas, y se pretende que sean dos, pero que al mismo tiempo sean iguales, y eso no puede ser: el sentido común, la lógica, dice que entonces es que son la misma; y que son la misma destruye naturalmente la pretensión del “dos” y del “iguales”, y esto es una especie de ley o contraley que se desprende sin más, como los que me habéis acompañado estos últimos años habéis sentido bien, del descubrimiento de cómo es eso de la Realidad, de cómo son las cosas.  Y entre las cosas, los Universos no tienen porqué aportar nada nuevo, nada que no esté sometido a la misma lógica de las otras cosas.  En esta lógica no puede haber dos cosas iguales; por tanto, las imaginaciones respecto a Universos como este, y cosas por el estilo, se caen por su raíz misma, no tienen sentido.   Volvemos a referirnos pues a las cosas. Sobre esto en seguida también dejaré que vuelvan a correr las voces, pero quería recordarlo antes con una cierta claridad.


La confusión que estoy atacando consiste en que cuando se habla del mundo, o de “un mundo”, del “Universo” o de “un Universo”, estamos, como con los ojos o con el telescopio, de alguna manera viéndolo, es decir, que lo estamos concibiendo o reduciendo a algo “espacial”: hay un espacio.  Y esto es mentira, esto no puede ser.  Esto no puede ser, porque en cuanto se supone que las cosas, los átomos, las partículas subatómicas, los Universos, están en un espacio, ese espacio nos mete en una paradoja sin salida, porque si ese espacio es un espacio (previamente) real, en el que cosas, átomos, Universos, flotan, entonces naturalmente está dentro de la concepción de la Realidad, y por tanto no puede servir para sostener ni cosas, ni átomos, ni Universos.  Así de simple.


La mayor parte de los problemas, (muchos de ellos muy interesantes, y que aquí he tratado de traer entre vosotros como profano), con que la Física, especialmente la cuántica, o la cuántica frente a la relativística, se ha encontrado todo este último siglo pasado, están relacionados con esta equivocación, con esta confusión, con la imaginación espacial.  Los problemas de localidad, no-localidad, o doble localidad de algún tipo de ente como los fotones, que a la cuántica se le presentan, evidentemente están fundados en que esas cosas se siguen imaginando, ideando, como el resto de las cosas, como estando y moviéndose en un espacio.  Incluso también la manera de ver la teoría de Einstein con la Relatividad General implica el sometimiento  también a esto mismo, no hay ninguna liberación respecto al espacio.  Y por tanto, lo que estamos intentando en este ataque, que es parte de esta guerra que nos traemos contra el Poder y la Realidad, es desmontar la hipótesis, o la convención, o más  bien la Fe primaria, en un espacio en el que están las cosas o los Universos, porque es ahí evidentemente donde está la raíz de la cosa.


Lo que aquí llamamos, con el nombre culto, “la Realidad”, o con nombre vulgar “las cosas”, sin ninguna determinación, evidentemente eso no está en ningún lugar; la Física ahí se convierte en lógica, o la lógica en Física, como  prefiráis mirarlo, y desmonta la noción de “espacio”.  El espacio, y por supuesto el tiempo mismo concebido como un espacio, como ese tiempo real, el tiempo mismo convertido en “momentos”, en “eras”, en “segundos”, en “siglos”, eso son cosas, son a su vez cosas.  De manera que no puede ser que las cosas en general estén en ellos o se muevan por ellos, no tiene sentido ninguno.  A lo que aquí aludimos con “las cosas en general”, con “la Realidad”, evidentemente es algo que no puede encontrarse a su vez en un espacio real, moviéndose por un espacio real, porque ese espacio son a su vez cosas, y entonces ya estamos otra vez dentro de casa, y ya no encontramos ninguna manera de romper con la falsedad de la Realidad, con la falsedad fundamental de la Realidad que aquí nos traemos.


Este es un punto, y no voy a prolongarme más en él, porque quiero dejaros hablar en seguida, y quiero antes presentaros también otro punto de confusión, o de equivocación, tradicional, que quería que hoy quedara también planteado, igual que lo otro.  El otro punto de confusión se refiere a la libertad, es decir, a la oposición entre “determinación y causa”, frente a, por un lado “azar”, y por otro, como estos últimos físicos dicen, “free will”, “la libre voluntad”, “el libre albedrío”, como decían los curas.


Estas son las cuestiones que también se nos ofrecen siempre confusamente, y que quería aquí someter a la más despiadada claridad, si es posible.  Desde luego, muchas de las ispiraciones que estos últimos tiempos me han venido, vienen de los físicos, que no han podido menos de encontrarse, (en la propia investigación física, especialmente en la lucha entre la cuántica y la relativística), encontrarse de frente con estos problemas, con el problema de determinación o causa, (que en rigor quiere decir cualquier tipo de cosa que se produzca está integramente determinada por su historia anterior, es decir, por todo el conjunto de cosas que antes le hayan pasado, y que son causa de ella), frente a la actitud contraria, que dice que eso no puede ser así, que no hay una determinación íntegra de cualquier cosa que vaya a pasar a partir de las cosas que han pasado, con lo cual evidentemente en rigor la noción de causa, que por otra parte era fundamental y necesaria para la Ciencia, queda desbancada de su trono, deja de regir.


Bueno, pues esto también es lo que quiero que me ayudéis a sacar de las confusiones con que suele presentarse.  He dejado a algunas de nuestras contertulias, a Mercedes y a Teresa, el principio y el final de un artículo, de una entrada en la red, que Caramés me pasó recientemente, aunque es de Abril del año pasado, y que se destaca por la gran claridad con que se presenta, incluso en partes para profanos como yo, para curiosos profanos como yo, y que está además, cosa que no es frecuente, escrita, supongo que por uno de ellos, que debe ser el más joven, por Conway, que ha utilizado la actitud del otro, de Kochen, ya planteada muchos años atrás, y que escribe muy bien en inglés, no siempre pasa eso en las entradas en la red: escribe muy bien y muy sueltamente, y hasta pedagógicamente.  Muy largo el artículo, os he traído las cuatro primeras páginas y las cuatro últimas con las conclusiones, por si alguno tiene la curiosidad de por lo menos hacerse una idea de cómo suena, en un caso excepcionalmente claro, hay que decir, todo esto de las especulaciones físicas que aquí suelo traer.


Estos Kochen y Conway son decididamente antideterministas, están contra la determinación, piensan que el planteamiento mismo de la Física cuántica lleva a tener que aceptar la indeterminación, la no determinación de los procesos, y se debaten con la posibilidad o imposibilidad de que eso sea compatible con un mantenimiento de la noción de “causa”, al menos en el sentido en que en la relatividad, en especial en la relatividad general, se sigue usando y funcionando.  Ellos declaran que si se concede, aunque sea un poco, de indeterminación, de libertad, de “free will”, al físico esperimentador que tiene que elegir entre un cierto abanico de experimentos, y que se decide por uno o por otro, si a ese se le concede algo de “free will”, de libertad, entonces a las partículas físicas hay que concedérsela también. De manera que se da ese traspaso del que ya otras veces hemos hablado, y cómo efectivamente la propia investigación lleva a traspasar lo que los filósofos dirían “subjetividad” a “lo objetivo”, y en especial el libre albedrío, la libertad.


Libertad, para nosotros (ahora ya me salgo de la referencia a Kochen y Conway), no puede ser nada más que algo negativo, lo hemos dicho mil veces desde el punto de vista más visible y político: contra todas las ideaciones de “libertad”, “libertad” quiere decir “no”.  En ese caso “no causalidad”, “no determinación”, negación a que efectivamente  cualquier cosa que se produzca o que vaya a producirse esté determinada por las que se hayan producido antes; una negación a eso y no a otra cosa tendría que ser “libertad”.  Quien convierte desde luego ese libre albedrío, esa libertad, en algo positivo, está cometiendo un error, y está literalmente volviendo a encadenar a la libertad misma.


Esto dicho así, desde el punto de vista político, se traspasa sin más a la cuestiones físicas que os estoy presentando.  Un problema grave es la distinción entre “libre albedrío”, “libertad”, y “azar”, “puro azar”.  Porque evidentemente, parece que también “azar” querría decir una negación de la ordenación causal.  Creo que esto es bastante claro para cualquiera.  Y entonces, la tentación de hacer equivalente el azar con la libertad se presenta de una manera irresistible en cuanto oponiéndose a la determinación o a la causalidad.


Por supuesto, lo que os propongo, y ya os he propuesto, es que no haya tal distinción: si se pensara en un azar de veras, un azar absolutamente no condicionado por nada, eso querría decir lo mismo que “libertad”, que verdadera indeterminación, las dos cosas vendrían a ser lo mismo.  Pero bueno, ya sabéis lo que pasa: pasa, entre los físicos, entre los filósofos, y también en casa de uno todos los días, que eso se vuelve a convertir en una especie de propiedad de alguien, la libertad se convierte en una propiedad de alguien.  Aquí, a pesar de mi aprecio por la claridad de Conway y de Kochen,  hay que abandonarlos, porque ellos también aquí se () bastante clara. Si eso de la libertad, es decir, la indeterminación, se atribuye a un individuo, a una cosa individual cualquiera (da lo mismo que sea un hombre, o un caballo, o un átomo), entonces evidentemente eso ya no es la pura y verdadera indeterminación: desde ese momento ya no se confunde con el azar enteramente incondicionado o no mandado, viene a convertirse en una cualidad o propiedad de cosas, de las cosas individuales, y eso evidentemente.... 


Por ejemplo, Kochen y Conway siguen pensando así en el“free will”, siguen pensándolo como algo que se le puede atribuir por un lado al esperimentador, y por otro lado, en justo reflejo y respuesta, a las partículas físicas, o a los entes físicos sobre los que trata.  Entonces, eso da lugar a muchas confusiones también; por ejemplo, uno de los conflictos tradicionales ya de la cuántica es que llegando a plantearse los problemas de la localización de entes como los fotones, esto hace que aquello que se dice deje de poderse aplicar a cosas en el sentido que aquí lo empleo abarcando todo en general; y entonces, para que pueda volver a aplicarse a cosas, tiene que producirse un colapso, o reducción, o algo por el estilo.  Y entonces, ese colapso, o reducción, por el cual la verdad de la cuántica puede venirse a aplicar de alguna manera a los procesos de la Mecánica clásica, es algo que se atribuye como una decisión al propio esperimentador o físico, o por reflejo de él se les atribuye como una decisión por la reducción a las partículas, y todo esto evidentemente, aunque sea de lejos y por tercera o cuarta voz, comprendéis que resulta poco satisfactorio.


Digo pues que la libertad no es de uno.  La libertad es indeterminación.  En esto es en lo que también, como el otro día os saqué, se confundía Lucrecio cuando cantaba en el libro segundo, después de haber lúcidamente expuesto cómo las cosas se crean por entrechoque de átomos, y los entrechoques implican que el átomo se desvíe un mínimo, (el principio de indeterminación Epicúreo-Lucreciano), se desvíen un mínimo, porque si no, no hay choques.  Después de eso pasa a explicar las cosas a partir de ahí, y piensa que esa libertad, es decir, indeterminación de los átomos, la hemos heredado nosotros las cosas, se nos ha trasmitido, se trasmite a la Realidad, y que por eso somos libres de movernos adonde queremos; nosotros, y los caballos y todos: los semovientes por lo menos, los entes semovientes: somos libres de movernos adonde queremos.


Esto no puede ser.  Ya os decía el otro día cuando os lo saqué, que es como si se olvidara que la desviación de los átomos, antes de explicar la libertad de movimiento de las cosas, ha explicado las cosas mismas, ha servido para establecer la realidad de las cosas.   Y esta misma confusión que achaco a Lucrecio, me la encuentro en las reflexiones de los físicos por todas partes; una confusión entre una indeterminación que puede ser creativa de la propia estructura, del propio ente físico de que se trate,( sea a través de procesos de colapso o no), y una indeterminación que se pueda trasmitir, como en la visión esta de Cohen-Conway, del esperimentador a los entes subatómicos, a las partículas, y viceversa.  Muy mal camino. 


 En lugar de partir de que nosotros somos libres, y que por tanto no podemos menos ( a través de la libertad de nuestros experimentos, que implica una cierta indeterminación de la teoría) no podemos menos de trasmitirle esta libertad a los entes subatómicos, a los entes mismos de la Física, en lugar de hacer lo que para nosotros sería normal: nosotros no somos más que cosas entre las cosas, y lo que tenemos que partir es de la “no-causalidad”, de la indeterminación, de las cosas en general.  Y entonces, a partir de ahí, de la indeterminación de las cosas, y del hecho de que nosotros no somos más que un caso de cosas, es como evidentemente nos puede tocar la misma indeterminación pomposamente llamada “libertad”, que les puede tocar a las demás cosas subatómicas, atómicas, y mecánicas en el sentido corriente.  Eso parece lo único decente; el proceso contrario, el que parte de la libertad del esperimentador o observador, es un proceso patriótico, corrompido, que parte de una concepción especial del Sujeto como Hombre, con la cual nos hemos metido aquí ya muchas veces.


Frente a todo esto, recuerdo que nuestros descubrimientos vienen a dar en esto: que la Realidad no es nada físico, ni tampoco metafísico, ni nada: es el sitio donde Logica y Física se confunden, se anulan mutuamente.   Podemos decirle “conjunto no-cerrado”, “nuncAGC-cerrado”, es decir caracterizado por la perpetua eventualidad: están siempre entrando más y más cosas (“siempre” quiere decir “costantemente”), por momentos sucesivos entrando cosas y más cosas, y esto ya de por sí excluye cualquier causa, cualquier determinación rígida; si lo pensáis un momento, la excluye, e implica una cierta indeterminación también para cada cosa desde el primer momento.


Y termino refiriéndome a Kochen y Conway, que, muy sensatos, han llegado a descubrir claramente (aunque no lo dicen así) que “no hay futuro”, como aquí hemos descubierto como fundamento de esta guerra: las cosas que han pasado han pasado, y se acabó. Las que no han pasado, no han pasado; y cualquiera que produce confusiones o interferencias en ese límite está traicionando a la verdad y al descubrimiento de la mentira de la Realidad.  De manera que evidentemente no cabe que los hechos anteriores de la Historia estén “regidos por” y “explicados por” una cadena de causas determinada, porque sencillamente tampoco los que van a venir están determinados por nada.  Porque lo que no ha pasado simplemente no ha pasado; y que simplemente no ha pasado implica que no es nada: que no ha pasado, que no es nada.  Y por tanto, implica ya todo lo demás que podéis entender respecto a eso.   Separan, aunque sea apoyándose todavía en la relatividad, con una velocidad suprema para la trasmisión de información, al modo de Einstein, pero separándose en cuanto referir la cosa, por emplear los términos de la relativística, al “cono”, al cono de luz que más o menos () el pasado, y dejando el otro cono fuera de la consideración.


Bueno, ya os he planteado una serie, espero que congruente, no demasiado deslavazada, de cuestiones, de manera que ahora ya voy a dejar que corran las voces, que me digáis qué es lo que no se entiende, o simplemente qué otras ocurrencias os provoca.  Adelante.


- En el lenguaje común, cuando decimos “libertad” e “indeterminación”, y lo asemejamos, creo que hay una confusión muy grande: queremos decir “indeterminación previa”; pero cuando decimos “libertad” queremos decir que hay la posibilidad de que se haga lo que nos de la gana, o sea, que haya una definición forzada.  Y sin esa definición a la vista, esa indeterminación no aparece como.....


AGC- Creo que me he armado un poco de lío; la determinación es simplemente previa, no hay otra determinación: la causa implica un orden temporal.


- Pero que no sólo es una determinación previa, sino posibilidad de que sea determinada después.  Fundamentalmente la posibilidad de que quepa determinación a posteriori.


AGC- No lo entiendo.


- El que está en la cárcel quiere libertad.  Lo que quiere es ir adonde se le ocurra, hacer cosas. Limitar las infinitas posibilidades, y elegir una.  El que siga habiendo indefinición no es que sea libertad.  Libertad es cuando hay posibilidad de elegir, es decir, que implica una voluntad o un plan previo. Lo mismo que los esperimentadores de un laboratorio, que pueden elegir.  Creo que están asociadas, la indeterminación previa con la posibilidad de que se pueda definir después, de que desaparezca esta indeterminación.


AGC- Lo siento, Javier, pero me parece que te estás metiendo en algo en que tal vez los físicos se meten, pero que aquí...  Te estás metiendo en la consideración democrática, que crees que la libertad del señor que va al Supermercado es que puede elegir entre cualquiera de los productos expuestos.  Perdona si me pongo un poco extremoso, pero es que si no se exagera no se entiende bien.  Lo que dices va por ese camino.


- Cuando se tiene libertad, parece como que si se estuviera pidiendo eso, o sea, como si la indeterminación permitiese definir después, el restringir esa indeterminación.


AGC- Vamos a ver. La indeterminación es tal vez una condición necesaria para que se produzca cualquier cosa que se produzca.  Esa indeterminación es necesaria; y al mismo tiempo, eso es lo que quiere decir “libertad”.  Si luego lo refieres a lo que va a venir después, como lo que va a venir después no existe, no puedes ponerle por delante a la libertad de elección algunos productos que estén ya creados por delante.  Lo que no ha pasado, no ha pasado.


- Pero cuando decimos “libertad”, decimos “libertad de elección”.


AGC- Claro, es que tú parece que tú lo quieres equiparar a “libertad de elección”.  Que conste que también estos mismos Kochen y Conway también parten de ahí, de que el esperimentador puede elegir entre un abanico de tipos de esperimento, de manera que por eso lo he sometido también a crítica.  No, no, simplemente la confusión está ahí: la libertad es negativa, es puramente negativa.  En ese sentido es creadora....


- A lo mejor lo que está diciendo él es lo que tú decías antes que pasa de lo subjetivo a lo objetivo, y él está hablando de la libertad como cosa subjetiva. 


AGC- No, no puede ser; se aplicaría lo mismo al observador que a los átomos.  Si se trata de una libertad para elegir entre un abanico de posibilidades, ya estamos perdidos, estamos haciendo que el Futuro esté hecho antes de hacerse.


- Entonces ya está implicado el observador, el esperimentador.  Cuando mencionamos “libertad”, parece que “indeterminación” es algo más neutro, más....


AGC- Es que en primer lugar pertenecen a dos regiones del lenguaje: “indeterminación” es un término filosófico-científico, “libertad” no.


- Eso es, eso es! Cuando decimos “libertad” ya estamos metiendo otras cosas.


AGC- Si, y hay equivocaciones entre los filósofos con la indeterminación, y equivocaciones entre nosotros, vulgo, con la libertad.  Y yo he tratado de poner en relación las unas con las otras.  También entre nosotros vulgo la libertad se toma así.  Incluso el término que estos físicos eligen como “free will” se parece al de los curas, al “libre albedrío”, porque dejan lo de “libre” para el adjetivo, y luego oponen “voluntad”, “albedrío”, como efectivamente algo que ya está predeterminando esto de la elección.  No, no: “libertad” es simplemente “no determinación”: lo que no se ha hecho, lo que no ha pasado, simplemente no ha pasado.  En consecuencia, volviendo la vista atrás, tampoco podemos con verdad ligar por una cadena de causas todas las cosas que han pasado, porque sabemos que si eso se hace así, es justamente para hacernos creer en un Futuro, hacernos creer que nuestra indeterminación actual puede venir a dar en un Futuro determinado que en cierto modo ya está previsto.  Más dudas útiles.


- Decías que nosotros somos libres en cuanto que somos cosas, y que cualquier cosa es libre porque la Realidad no está cerrada, y por tanto la determinación no puede ser perfecta. Pero también decimos que la Realidad no es todo lo que hay. Entonces, ¿qué relación hay entre eso de “libertad” y aquello que pueda haber y que no es real?


AGC- Si, pero que las cosas no sean todas, que la Realidad sea un conjunto nunca cerrado,  sea una perpetua eventualidad, que implica un destrozo del tiempo real con Pasados, Presentes y Futuros, nos abandona al verdadero tiempo.  Eso está evidentemente relacionado con lo que ya hemos hecho notar de que la verdad, lo desconocido, lo sin fin, no sólo es que sea como una mala concepción espacial, el sitio donde cae la Realidad y se hunde, sino que está metiéndose costantemente en la Realidad, y es así como no podemos vivir más que en esta guerra, por la cual evidentemente las cosas nunca pueden estar hechas del todo, nunca pueden ser del todo lo que son, porque están invadidas por la verdad, que es lo sin fin, que es la continuidad, lo inconcebible.


- Y entonces se podría decir que son libres en cuanto que no son cosas, más que...


AGC- En cuanto que cada cosa no es la que es, y por tanto un conjunto de cosas, o un número de cosas no es de verdad el que es, y el conjunto de la Realidad de las cosas no es un total, y cada cosa nunca es la que es; “no ser uno nunca del todo el que es”, eso es libertad.  No ser uno nunca del todo el que es, estar sometido a la perpetua eventualidad.  Más ocurrencias.


- Yo no sé mucho de...


AGC- Aquí sabemos a cuál menos.


- El azar está relacionado con la libertad.  ¿Pero el azar existe?.


AGC- “Existir” es un verbo que se inventó para Dios, y que sólo debes emplear cuando te refieras a cosas de las que existen, lo que aquí hemos llamado “cosas”.  Tú quieres decir que si el azar es una cosa. ¿Quieres decir eso, o quieres decir otra cosa?


- Según mi experiencia creo que el azar en sí mismo no existe, el azar ...


AGC- Deja el verbo existir, que es un verbo para Dios.  ¿Quieres decir que el azar es una cosa, o quieres decir otra cosa?


- Es que creo en la trascendencia.  No quiero polémica; me encanta todo esto, pero es como que la libertad es una palabra muy grande como para que....


AGC- Bueno, “existir”, que es un verbo que se inventó para Dios, aquí lo hemos empleado justamente como el verbo que se aplica para la Realidad: “existir” quiere decir “ser real”, “ser una cosa”, “pertenecer a este conjunto nunca cerrado de las cosas”, y en ese sentido, un azar completamente no condicionado, sin limite ni condición precisa ninguna, un puro azar, eso es como lo sin fin, como la continuidad, como lo desconocido; eso no pertenece a la Realidad, no es una cosa, , no está en plaza, no pertenece a la Realidad.  Por tanto está “contra”.  Por tanto está “contra”, por tanto las cosas se deshacen en su indeterminación, que he propuesto que sea lo mismo que “azar”.  Si.


- Entendida la libertad como un residuo, en el sentido de que descartamos por así decir lo que es nuestra herencia genética, nuestra educación, nuestro pasado, el lugar donde nacimos, el tiempo donde vivimos, todo lo que de alguna manera nos puede determinar o predeterminar esté ahí, y de alguna manera sea configurable en una especie de lista cerrada, y que la libertad sea como lo que queda; pero que eso que queda sea algo que uno de alguna manera puede hacerse una idea sobre ello, y de alguna manera computar, sea en la Física antigua, con lo de la desviación mínima, o en la Física cuántica, con sus cálculos de probabilidades, entonces la libertad no deja de ser una especie de causa de la indeterminación, lo cual es un absurdo.  Y solamente en el sentido en el que fuera algo inconcebible, incluso infinito, que se colara dentro de todas esas determinaciones genéticas, educacionales, etc., y fuera más allá y se convirtiera en algo totalmente inconcebible, podría hablarse de una libertad verdadera.


AGC- Si, efectivamente con lo primero que has dicho has venido a dar con algo que también a estos, a Conway y a Kochen, se les ocurre: dice “se puede suponer que los entes subatómicos en general, dada su indeterminación, están produciendo costantemente una cantidad de acciones y de decisiones que no dan a nada, que son inefectuales, una cantidad así (aquí se acuerda de la ley de los grandes números), y que en general se cancelan unas a otras”.  Se cancelan unas a otras casi todas, y quedan algunas que son efectivamente las que a ellos les interesan como relacionadas con esto del “free will”, de la libertad de los átomos.  Esto está muy relacionado con el intento de justificar que su teoría del “free will” es compatible con la Mecánica cuántica.  Ahí ha sonado algo de eso que dices, y por supuesto esto es razonable, es razonable lo que dices: mi Futuro, el Futuro de uno cualquiera, evidentemente de verdad, según estoy diciendo aquí o combatiendo, no está determinado nunca del todo por todo el conjunto de causas de las que se me quiera hacer el resultado histórico y actual; no está predeterminado.  Pero no cabe duda que está muy predeterminado, que evidentemente el hecho mismo de que yo me crea ahora que soy libre de hacer mañana una Oposición o casarme con Fulano, eso mismo está entendiéndose como fruto de mi libertad, y lo que está haciendo es predeterminar mi Futuro.  Nunca del todo a su vez.  Habría que repetir otra vez al juego, una vez y otra vez, y el juego no se terminaría nunca. De manera que todo eso se cura con un desengaño, pero que nunca es lo bastante radical, respecto a la libertad, a la pura negatividad de la libertad.   Contra la Fe en la libertad de uno, () las cosas están, estamos, indeterminados, nunca determinados de verdad, “lo que no ha pasado no ha pasado”; pero justamente parece que no podemos por menos, es ley de la Realidad y de las cosas, de atribuir, atribuirse cada uno, esa indeterminación, como cualidad propia, y por tanto contribuir así a la costitución de las cosas en la Realidad.  No sé si lo veis lo bastante claro.  Si


- No sé por qué rabo atar esta mosca, pero me parece que tiene que ver con lo que estamos hablando ahora; es referido a la primera parte: ¿qué responsabilidad tiene uno de sus yoes anteriores?  ¿Hay que disculparlos, atacarlos, olvidarlos, mantenerlos...?  Quiero decir, que como la libertad, lo indeterminado, como la identidad a lo largo del tiempo, lo que se explica por lo anterior.  Creo que tiene que ver.


AGC- Si, vamos a dejar lo de la responsabilidad, que es un término que evidentemente aquí no nos toca. Pero vamos, por lo demás que has dicho se entiende bien lo que preguntas, y tiene que ver con eso que hoy os he empezado a recordar a propósito de la rotura con los yoes anteriores, la falta de piedad, por lo menos en cuanto, como aquí se trataba, contra la producción de poesía tal como aquí presenté mi caso.  Uno tiende efectivamente a defender una integridad entre sus yoes pasados, entre sus acciones pasadas, y lo que ahora está pasando. Viene a enlazar con eso, pues, todos los problemas de la culpa; que no olvidéis que los problemas de la culpa en el aspecto jurídico no son más que una manifestación de los problemas de la causa que he presentado en el terreno físico. Los problemas de la culpa, los problemas del arrepentimiento.  Desde luego, claro, es un amor engañoso, el amor propio es siempre un amor engañoso; el amor propio está fundado en una defensa, en una falsificación, que es justamente la de la costitución de uno mismo como alguien que ya está hecho.


 A quien está preso de ese amor por sí mismo, y por tanto quiere tener una historia, se le puede, en el sentido más inmediato, acordarle que él mismo se siente mucho más culpable de las cosas que hizo ayer que de las que hizo hace veinte años, y que seguramente tiene por tanto menos amor a su yo de ayer que a su yo de hace veinte años.  Decir, si, que la Justicia Humana por supuesto puede castigar crímenes a cuarenta y a ochenta años de distancia si le da por ahí, pero que eso no impide que no se note una diferencia.    Pero de una manera más directa hay que decirle, (contra ese amor, que es un amor falso, un amor equivocado), hay que decirle que quien está determinado por causas, y piensa que por tanto tiene un destino futuro, ese está simplemente muerto ya, porque lo que ha pasado ha pasado, y lo que no ha pasado no ha pasado; y si uno cree en sí mismo, cree en ese amor, tiene ese amor de sí mismo, está preso de ese amor como de cualquier otro amor, como de otro amor por otros: lo que está haciendo es inevitablemente creer en el Futuro, (“Destino”, “Gloria Eterna”, “Éxito”, “Logro de una vida”), y hay que decirle, “no te molestes, ya estás muerto.  Si estás hecho, estás hecho, y ya está, no te molestes, sin más”.    Aquí entendemos que si tiene algún sentido esta tertulia, esta guerra contra la Realidad, es justamente no creyendo tal cosa, no creyendo que las cosas estén hechas, ni hechas del todo, ni por tanto condenadas a ningún destino, abiertas siempre a la eventualidad.  Si.


- Me ilumina mucho lo que acabas de decir de que la necesidad que tenemos de establecer relaciones de causa/efecto nos permiten la ilusión de que podemos prever, o de que nos obligan a prever, y que ese es su porqué.


AGC- Nos obliga; si, está hecho para eso.  En las teorías físicas también.


- Quería preguntar la diferencia, o lo que puedan tener que ver los términos “determinación” y “definición”, porque hay veces que parece que están cercanos.


AGC- Si, haces muy bien en sacarlo, porque además ese es el punto de elección para que lleguéis a entender bien esto que he dicho de la no distinción entre Lógica y Física, porque esos términos son términos que pueden entenderse espacialmente: “definición” es “finish”, “límite”, “frontera”, y puede entenderse así, y “determinación” también: “término” es lo mismo, es el mojón y todo eso.  Y sin embargo, saltan, han saltado ya, también en el uso corriente, al entendimiento no espacial, al entendimiento lógico: “definición” como el intento de definición de una cosa por sus rasgos costituyentes en una lengua cualquiera, incluso la lengua corriente.  Lo que sí importa es notar que, como hemos visto más. lo de “fin” que está en “definición”, está inmediatamente ligado, (aunque desde luego quiere decir de por sí “límite”, “límite al que el proceso tiende”), está ligado con la idea de “fin al que las cosas tienden”, de “causa final”, y por lo tanto con la creación del Futuro. 


En el uso que ya has hecho de los términos, puedes emplearlos, (porque lo importante es la negación), indiferentemente: “indeterminación”, “incertidumbre”, (como suele decirse del principio de incertidumbre entre los fisicos), “indefinición” (es decir, fallo en la definición lógica de la cosa que sea), y ahí están efectivamente encontrándose, solapándose, los problemas espaciales, (por ejemplo los de la localidad o no localidad de los corpúsculos), con los problemas lógicos, el intento de definición, la nunca lograda definición de las cosas.


- Si he entendido bien, el proceso de formación de las cosas está regido por la indeterminación, es decir, la perpetua eventualidad.  Entonces....       


AGC- Bueno, en primer lugar, perdona, eso estrictamente se refiere a la teoría de Epicuro/Lucrecio; nos dicen que las cosas se hacen por entrechoque de átomos, y para que haya entrechoque de átomos tiene que haber desviación, y la desviación es efectivamente “incerto tempore, incertisque locis”, “en tiempo incierto, en momento incierto, en lugares inciertos”.


- Entonces las cosas en diferentes momentos alcanzan diferentes estados, ¿no?  Entonces, esos estados, que podíamos tomar como plenos en ese momento, si pudiéramos aislarlo sería la causa que nos anticiparía lo que puede suceder después, o sea, el siguiente paso que va a pasar.


AGC- ¿Por qué?  No veo por qué.  En todo caso, en la visión que aquí os propongo, se trata de que costantemente están haciéndose, teniéndose que hacer, más y más cosas, y que el hecho de que entren más y más cosas a formar parte de la Realidad implica que la entidad de las otras, su costitución, a su vez está también cambiante costantemente, lo uno va con lo otro;  es un problema aparentemente espacial, pero en verdad lógico también.  Y es eso lo que se puede decir “indeterminación”, en el sentido de que las cosas no son lo que son, que cada cosa no es la que es, simplemente en este sentido.  Y este proceso es en el que estamos ahora mismo, es eventual.  Desde luego, incluso los más lúcidos de los físicos, no digamos filósofos, se equivocan también en esto, siguen concibiendo el Futuro, no llegan a darse cuenta hasta qué punto “ahora”, inconcebible, es mucho más que un límite físico ni lógico, es simplemente la separación entre lo que ha pasado y lo que no ha pasado; esto, que es tan elemental, evidentemente resulta muy difícil.  Pero más.  Si.


- Termino ya.  Si nosotros anticipamos lo que puede suceder después, ¿estamos creando Realidad?


AGC-  No: estamos creando efectivamente “Futuro”. Cuando se está creando Futuro, en efecto estamos creando Realidad; es muy presuntuoso decir que lo hacemos nosotros así como personitas, pero vamos, se puede decir: se está creando Realidad, eso forma parte de ese proceso de costantemente más y más cosas.  Y efectivamente, la falsedad de creer en el Futuro, de creer en que las cosas están hechas, las hace: ¿quien no sabe que la Fe mueve montañas? Y la Fe quiere decir eso, la creencia en un Futuro; así se progresa, así marchan las cosas, así nos van las vidas, ese es el reino de la muerte, el reino del tiempo, no hay por qué decirlo.


- Es que se me ocurre, respecto a lo que se acaba de decir de que a partir de la congelación de un estadio de Realidad se pueda prever el siguiente, plantearme la cuestión de la causa respecto a los estadios de lengua: si a partir de un estadio de la lengua en una consideración sincrónica se puede prever cual va a ser la evolución , observando cuales son los desequilibrios  por ejemplo de un sistema fonémico, o algo así.  Y cómo juega la causa ahí, o si cabe hablar de causa en eso.


AGC- Si, eso es muy gracioso.  Yo también, entre mis pecados de adolescencia caí en eso una y otra vez cuando estaba haciendo la tesis doctoral, porque pensé que cabía exactamente lo que has dicho; que cabía,  dado el descubrimiento de las irregularidades en el sistema fonémico por ejemplo de una lengua, prever como se iban a corregir.  Claro,  me he dado cuenta de que en primer lugar, aun dentro de una lengua, los motivos de decisión que pueden darse después son tantos que el cálculo sería muy difícil, pero que además los idiomas no son la lengua, tienen una voluntad de perfección cada uno, pero evidentemente están siempre metidos entre un conjunto de idiomas que cada uno tiene esa voluntad.  De manera que ese cálculo se puede hacer como los físicos, como los cálculos físicos, pueden acertar en una cierta proporción de casos....


- Es que cuando te lo cuentan parece muy lógico, parece que no podía haber pasado otra cosa que lo que ha pasado.


AGC- Si, para eso está la Historia.  La Historia de lo pasado está para eso, está para sugerirte que así tendrá que pasar también: “así ha sido, siempre ha habido pobres y ricos, por tanto mañana también”.  Es una cosa que se da de la manera más extremosa por todas partes.


- Es que yo creo como que hubiese dos mecanismos que están muy enlazados, y volviendo un poco también a lo de definición y determinación, como un mecanismo costitutivo de Realidad, que cada cosa sea la que es. ¿Pero eso ya aboca a que tengan que someterse inmediatamente a una causa y efecto, o podría ...?     O sea, son mecanismos que están como muy juntos, muy asociados, pero por lo que estamos comentando ahora también como independientes.


AGC- Someterse, sólo se someten ya en la ideación, en la ideación de una teoría o de una () cualquiera.  De por sí simplemente están determinados relativamente, y aun mayoritariamente; cada cosa está determinada por las otras cosas, nunca del todo, y es lo único que les pasa.  Lo de interpretar eso como causas es ya cosa de nuestra creencia, es aparte.


- Quería preguntarle algo que me llamó mucho la atención al principio de su exposición, y que yo lo relaciono con el principio de identidad. No sé si se puede llamar “la lógica” al principio de identidad.  Es una lógica imposible, por cierto, y que tiene que ver, a mi entender, con lo que usted comentaba sobre la Historia y la causalidad.  Me parece que principio de identidad, causalidad e Historia están en un mismo rango.  Lo que quería preguntar es si la indeterminación de la que usted habla es justamente el elemento que imposibilita la realización de ese principio de identidad, y que da subproductos, que uno puede llamar “identificaciones”, “subrelaciones”.......


AGC- Si, si, podemos decir eso saliéndonos de la jerga filosófica, que siempre es mucho mejor.  Efectivamente, la identidad, el principio de identidad, es una condición ideal, es irrealizable de por sí.  Hoy ya no ha dado tiempo, aunque pensaba, a volver sobre la ingerencia de los ideales, irrealizables, en toda la costitución de la Realidad y del Futuro; volveremos, si nos dejan vivos, otro día.  Pero por lo pronto efectivamente el principio de identidad es, no ya contrario a la indeterminación: es contrario a la Realidad.  El principio de identidad rige necesariamente a la Realidad como un ideal irrealizable: las cosas nunca son las que son, una cosa nunca es la que es; eso siempre es mentira, y esa mentira es una condición de la Realidad; y la identidad es un ideal que sin embargo tiene que intervenir para mantener esta falsificación que es la Realidad.


Bueno, pues nada, si el Señor no se enfada demasiado y nos deja vivos, dentro de siete días seguimos dándole vueltas a estas cosas