25.08.2014

Tertulia Política número 85 (8 de Agosto de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • Liberar a los muertos (la liberación de la cadena de las causas).
  • Semejanza entre la Realidad y la memoria viva.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Vamos a aprovechar que somos tan poquitos, hoy, para que me ayudéis los que estáis a   asegurarme un poco de que están debidamente entendidas algunas de las últimas cosas que hemos ido sacando aquí, en esta guerra contra la Realidad en la que consiste esta tertulia política, contra la Realidad, contra el Poder, contra la Muerte, o sea, contra el Futuro.  A ver si me ayudáis a asegurarme de que por ejemplo se ha seguido bien y se puede discutir, aquello que se nos había ocurrido respecto a lo de liberar a los muertos, dar libertad a los muertos.  Empiezo por tanto preguntándoos a algunos (que nadie se sienta muy obligado, pero se agradecerá que unos cuantos respondáis) cómo se da libertad a los muertos.


- Me recuerda a las palabras esas del Evangelio: “no uséis el nombre de Dios en vano”.  No sé porqué, de repente es lo que se me ha venido, a lo mejor no pretendiendo saber quién era, sino....


AGC- Es que no cojo el enlace con la cuestión de cómo se da libertad a los muertos.


- Pues  no pretendo señalarle como algo cerrado, aunque parece ser que cuando llega el fin se está cerrado y definido, sino ese recuerdo que venga de aquello, o de aquella, sea un recuerdo vivo en el momento en el que llega, sin pretender decir que es fulano o mengano era así, como: “yo digo esto de fulano”


AGC- Si, desde luego, los muertos se pueden presentar como ejemplo de lo que está más sometido a una especie de definición definitiva; esto es algo que se puede estender a lo pasado en general, a lo que ha pasado.  Son esas cadenas justamente, ese sometimiento a la definición, ese “no hay más que hacer, ahí se acabó, está hecho para siempre”, es a eso por lo que estoy preguntando.  Rosa está diciendo algo de eso a su manera.  ¿Quién más me quiere tranquilizar?: porque no sólo hemos hablado aquí de ello, sino que también os pasé el último díálogo de La Razón, donde se trataba de eso, y luego se prolongaba con otras cosas.  La verdad es que sería de esperar que esto se siguiera bien: ¿cómo se da libertad a los muertos, en contra de esa condición, que parece que es de la que gozan, o la que padecen, en la Realidad?.  ¿Qué más? ¿Cómo se da libertad a los muertos? ¿Te acuerdas de algo, o no?


- Pues olvidándolos un poco. Por lo menos olvidándonos de que eso que les sucedió, eso que supuestamente ocurrió, fue verdad.


AGC- ¿Olvidándolos se les da libertad?¿Tú como un muerto te sentirías satisfecha con esa manera de liberarte por medio de olvidarte?  Ahí juegan los dos sentidos contrarios de la memoria, que supongo que a muchos de vosotros os costan también.  Alguien podría responderle que al revés.


- Es lo que tú has sacado en la balada del Ramo de romances y Baladas, de la balada del marinero ese que se vuelve en las olas toda la noche y dice a la mujer        que deje ya de llorar y que le olvide.  Es muy tremendo ese......
AGC- No, no es eso, porque esa balada inglesa que recogí nos presenta a este muerto, o fantasma del muerto, que se le aparece a la amada, y que le pide que deje de una vez el llorar, no para liberarlo de nada, sino para que pueda entrar al Puerto de la Gloria, al Reino del Señor.  De forma que no tiene mucho que ver, ahí parece que los llantos de ella le tienen entretenido, no le dejan cumplir con lo que en la balada misma se dice “adonde es ley que entre”.  Queda muy lejos.  Vamos a ver si procuráis acordaros, por medio del artículo de La Razón o otra cosa, de cómo se da libertad a los muertos.


- Que digo que en una de las sesiones esas, cuando uno está muy recién muerto, en las sesiones espiritistas no se puede trabajar con ello, porque por lo visto hay que dejarlos libres, que se larguen, y que ya el que vuelva es porque no estaba bien en la infinitud de aquello.


AGC- Para librarnos de estas anécdotas, que nos van a distraer mucho, te pido y os pido, que tratéis de recordar lo que hemos estado diciendo, y hasta está escrito, de esa manera.  Vamos, no es tan difícil.


- Negando su pasado.  Es que esto es muy complicado de.... Se dice pronto, pero es un arma de dos filos.  Porque es que además me parece que así ocurre, que se acaba perdiendo la impronta esa de cómo uno se creía que era, y entonces, como que acaba por dejar simplemente que aquello que estaba fijo, como “madre”, o como “padre”, y tal, pues poco a poco parece que fluye por asuntos que en ese momento se te vienen al caso, porque una circunstancia o algo te ha traído, esa situación te ha recordado alguna otra de ese momento...


AGC- Por libre asociación.  Pero muy complicado y al mismo tiempo algo vago es eso. Yo creo que habíamos acertado a decirlo más o menos con cierta claridad, es bastante sencillo, además.


- Pero más que darles libertad, es que cuando mueres, dejas de ser uno, y entonces, lo que queda por ahí, es eso de lo que no eran dueños.


AGC-  Por lo que has oído, no parece que la muerte les conceda eso de “dejar de ser uno”.  Por el contrario, la muerte muchas veces se presenta como un certificado, como una lápida, de “ser el que se es”.  Precisamente ahí, en la visión real a la que estamos sometidos, se cuenta con que con la muerte ya no va a pasar nada, no hay cuidado de que se rebele, de que demuestre que no era el que creías, sino que era otro cualquiera.  En fin, esas travesuras, que se supone que a uno cuando vivo, todavía le pueden ocurrir, parece que con la muerte no.  Eso ya, lápida: “ De tal fecha a tal fecha”: asunto cerrado.


- Yo creo que es que desde siempre debe haber la sospecha de que los muertos de alguna manera en el momento lo que hacen en cierto modo es, no de modo voluntario, pero si incoscientemente, un acto de libertad, porque sinó, ¿porqué los humanos de todas las culturas se han empeñado en escribir sobre piedra? Algo tan tremendo como es escribir sobre piedra, remontándose al origen de la escritura.


AGC- Eso por el contrario, en vez de ser liberación, la escritura es la muerte de las palabras vivas.  Tiene que ver, pero al revés. Bueno, vamos a no distraernos, por favor; tratad, si habéis estado oyendo un poco, leyendo un poco, de ayudar, que no me quede yo.....


- Agustín, yo no estuve el Miércoles pasado, ni he leído ese documento, pero creo recordar que rompiste la relación causa/efecto en el Futuro, también la rompiste en el Pasado, y eso les libera de culpa a los muertos, me parece que era la vía.  No quiere decir que yo lo haya entendido...


AGC- De acuerdo. No exactamente en la última, pero en la anterior.  Si, si, por ahí era, si.  Más.  No se trata en esta tertulia política de que nadie se aprenda ninguna lección de memoria, o nada de memoria: se trata simplemente de que algo de lo que se haya dicho sirva para desvirtuar las ideas habituales con las que se carga inevitablemente.  En este caso nada menos que las ideas de “Muertos”, de “Pasado”, de “Historia”, y eso es lo que yo tenía cierta confianza en que se había oído y sentido.


- Nos lo estás diciendo un poco: librarles del Pasado, y librarles del Futuro en el que parece que no están, olvidar los dos sentidos del tiempo.


AGC- No, más bien en el sentido que él decía, que se acordaba por lo menos en parte de cómo iba la cosa.


- Hombre, sería aplicar eso mismo de la causa/efecto.  Eliminar la causa/efecto que lleva a la muerte, pero no para los muertos, sino aplicarlo para nosotros.  Sería la libertad para nosotros, entendida en ese sentido.  Yo a los muertos no se me ocurre cómo liberarlos.


AGC- Vamos a ver: si recordáis, estábamos tratando de liberar al pasado, a lo  existente, a lo real, liberarlo de causas.  Por tanto, dentro de lo pasado, a los muertos, las cadenas de las que se trata de librarlos son justamente las cadenas de las causas.  Aquí hemos estado atacando esta necesidad de las causas, en la Ciencia, en la Física misma, y por supuesto desde luego en los ambientes jurídicos, con la culpa, y en todo lo demás.  Esas son las cadenas, y de esas es de las que se trataba de liberar a los muertos y al pasado en general.  ¿Cómo puede ser tan sencillo de hacer, eso?


- A mí es que el otro día, cuando dijimos, “¿cuántos años hace que murió Chicho?”, a mí me parece una tremenda herida tener que contar el cumpleaños de los muertos, es decir, como el Futuro de los muertos dentro de nuestra temporalidad, cuando se supone que la gracia de un muerto es que se ha escapado de eso.


AGC- “Fúnebre”.  Pero fúnebre es también celebrar el cumpleaños de los vivos.  Y además es que lo uno tiene que ver con lo otro.


- Pues también quizás podría ser olvidarse, no del muerto, sino quizá de la vida, de la vida no sólo del muerto, sino de la de uno mismo, olvidarse así como de que existieron, ese verbo “olvidarse”, que ni han muerto, porque nunca existieron.


AGC- Bueno, no parece que el olvido, en el sentido de borrar cualquier especie de memoria, sea ningún camino de liberación.  ¿Cómo haríamos?


- Es que me acuerdo mucho de una frase del manual de () que decía “recuerda la muerte”.  Y ese “recuerda la muerte” siempre me pareció como que es el lado contrario del Poder mismo: “acuérdate de que te vas a morir” .


AGC- Esa es la orden, esa es la orden.  “Memento mori” era uno de los estribillos que reinaban en los Monasterios.  Es decir, te piden que te acuerdes de tu Futuro, del Futuro.  Es justamente en cierto modo lo contrario; eso, en vez de tener que ver con la liberación, es la sumisión, es la voz de la sumisión, porque el Poder no consiste en otra cosa que en la Administración de Muerte, y no hay ninguna muerte real más que la futura, que nunca está aquí.  Administrar esa, y la recomendación esa del “memento mori” es un ejemplo, de manera que por lo menos nos estamos cargando algo de lo contrario, lo que os estoy diciendo, algo podemos adelantar por ahí. (Silencio).  A lo mejor es que se os escurre porque es demasiado sencillo.  No por eso me voy a venir a complicarlo, más bien voy a intentar repetir con mucha sencillez.


- Borrando su nombre, olvidando el nombre.


- Enterrándolos sin lápida.


AGC- La lápida desde luego es una consagración, pero no basta con eso, hay que hacer algo más eficaz.  Vamos a ver: principio del método que aquí nos traemos: las cosas, en verdad, son, en general, al revés de como os las cuentan; esto es una cosa que cualquier niño que se quisiera mantener en su rebeldía, tendría que haber aprendido ya.  Todo lo que os cuentan desde arriba es necesariamente mentira: no puede, ni por la televisión, ni por la voz de ningún potente, no puede salir ni una imagen, ni una voz, que sea verdad.  Tiene que ser mentira y contar las cosas del revés, y por tanto ya hace tiempo que descubríamos que el fin es el principio.  El fin es el principio, que es una cosa que en lo referente a este tipo de cosas que somos los humanos, que no somos más que un tipo de cosas, consiste en que la costitución de uno se da con el anuncio de su muerte futura: cuando al niño se le atrapa, al año y medio o los dos años, apenas se ha rendido a la lengua de sus mayores, al idioma que le ha tocado, se le comunica esa noticia, y es el principio de la costitución.  Nada de “nacer” ni tonterías de esas: “costituírse”.  “Costituírse”, y la costitución empieza así: el principio de la costitución es el fin, el establecimiento del Futuro, la condena a muerte.


 Sabiendo que es así, el problema que os he vuelto a presentar hay que tratarlo del revés, puesto que se os da del revés.  De manera que lo primero es efectivamente lo que el otro día volví a decir con este apotema tan excesivamente simple: lo que no ha pasado, no ha pasado.  Es de ahí evidentemente de donde hay que partir: lo que no ha pasado no ha pasado.  ¿Por dónde se va a empezar más que por la negación del Futuro, el descubrimiento de la mentira, reinante por doquiera,  de “los hechos futuros”?.  Ese absurdo, esa contradicción: lo que no ha pasado se da por pasado.  Esta es la forma de la esclavitud, la nuestra, la de  nosotros vivos, la de las cosas: dar por pasado lo que no ha pasado.  Por tanto, la primera voz de liberación es esa: lo que no ha pasado, no ha pasado, sin más.


Guardaos, (es un pequeño paréntesis) de sacar el recíproco respecto a lo que ha pasado; guardaos de momento de sacar conclusiones respecto a que lo que ha pasado ha pasado, o  a que lo que ha pasado no ha pasado.  Estamos por el principio, que es el Fin, el Futuro.  Esa es la forma elemental de la lucha: lo que no ha pasado, no ha pasado.  Puesto que lo sacamos a cada paso, cada día, en la vida política, en la Ciencia, en las relaciones personales, en todas partes, que costantemente se nos somete, y esclaviza, por el procedimiento de dar el Futuro por hecho, de hacernos contar con hechos futuros.  En los Presupuestos Estatales, en la Profilaxis Médica, en las promesas matrimoniales, en los hijos que se van a tener, en todo, universalmente, por todas partes, la forma de esclavizarnos es justamente hacernos contar con lo que va a venir, contarlo como si fueran hechos.


Pues  no hay otra  manera de librar a los muertos que empezar por ahí: si tú, uno de vosotros cualquiera, es capaz de esta ingenuidad de niño, de decir: “¿Qué me están contando? Lo que no ha pasado no ha pasado, simplemente, sin más”.  Entonces, por ese camino, evidentemente se puede ir hacia atrás todo lo que haga falta, pero si no.....no hay nada que hacer.  Si uno sigue creyendo que está obligado, por sus relaciones personales y familiares, por su costitución estatal y personal, que está obligado a contar con el Futuro y con los hechos futuros, y que a consecuencia de eso tiene que creer en el Futuro, si uno mantiene esa Fe, literalmente no hay nada que hacer, y esta tertulia política, esta rebelión contra el Poder, no tiene sentido, se vuelve una mentira, porque el principio de la esclavitud está ahí: en la Prevención, la Profilaxis, el Presupuesto, el contar con lo que no ha pasado como dándolo por pasado.


Y a ninguno de vosotros se os oculta que de tal forma estamos costituídos desde el anuncio de la muerte futura de cada uno, de tal manera estamos costituídos por este engaño, por esta mentira, que desde luego no hay que decir que quien se lance a dejar renacer su voz de niño (“si lo que no ha pasado, no ha pasado”), hay que decir que está cometiendo una gran imprudencia, y peor que imprudencia: está arriesgando su propia costitución.  Porque esa costitución está justamente establecida desde la muerte, desde el Futuro, y por tanto está bastante claro, y por otra parte os parecerá natural, más natural que terrible, que cualquier actitud contra el Poder, contra la Realidad, tiene que arrastrar consigo esta imprudencia, este desatino, de que uno no se crea obligado a creer en Futuro ninguno; que a lo mejor agachando la cabeza tiene que seguir cumpliendo horarios, hasta tomando píldora, hasta tomando esta medicina o la otra, pero que no por eso se lo cree, no por eso se cree que sea verdad.


Y naturalmente, quien está costituído por el Futuro, por la Muerte, y al mismo tiempo es capaz de decir “es mentira; lo que no ha pasado, no ha pasado”, está metiéndose en una lucha que, como sabemos, al ser contra la Realidad, es también contra la Realidad de uno, es una lucha contra sí mismo.  En ese sentido digo que no sólo es imprudente, como lo es, desesperado, si queréis, sino “contradictorio”, contradictorio con la propia práctica de uno.


Mera y rastrera política: no hay más que dos actitudes: o por el hecho de que uno está en la práctica sometido a atenciones y cuidados por su porvenir, accede a creer en eso, o seguir más o menos malamente sometido a esas atenciones, pero negándose a creer, reconociendo vivamente la mentira.   Es de política rastrera.  Quien se crea que puede hacer una política de rebelión, de la más estrema izquierda, que siga contando con el Futuro como cuentan ellos, los de arriba, se equivoca de medio a medio: no puede haber una rebelión que cuente con el Futuro, con ningún resto de Futuro.  Esa política, por más de izquierdas que sea, será siempre realista, y “realista” quiere decir “sumisa”.


- Es curioso, porque el hecho de la liberación de los muertos, desde el punto de vista de esos que hablaban tanto de los cielos y esas cosas, era la convocatoria de una nueva noción de causa/efecto, es decir, de juicio, liberarlos para condenarlos de nuevo al juicio otra vez, es decir, a la concatenación de causa/efecto.  De tal manera que ni por ese lado de la mística religiosa se podían escapar.


AGC- Si, está algo lioso, pero algo tiene que ver, menos mal.


  De ahí hay que partir, como veis el descubrimiento elemental es este: la Realidad es mentira, y esa mentira se revela “ahora”. “Ahora” revela la mentira de la Realidad, porque “ahora” está aquí ahora, y eso sin embargo no hay quien lo conciba, no hay quien lo coja, eso es verdad, y por tanto se sale de la Realidad: “ahora mismo”, “ahora”, que deja de ser “ahora” cada vez que lo digo, eso es verdad, y por tanto sale fuera de la Realidad, y demuestra de una manera viva, inmediata, la mentira de la Realidad, que está fundada en “Futuro”.  Y esa raya divisoria entre lo que no ha pasado y lo que ha pasado, es de lo que estamos tratando aquí, “ahora”, esa raya tan móvil que no puede concebirse la velocidad, ni la de la luz ni ninguna, porque supera la noción misma de “velocidad”, esa raya es la divisoria entre lo que no ha pasado, y como no ha pasado, no ha pasado, y lo que ha pasado.  De manera que a eso se refería lo de los muertos.


A su vez, como ya desde pequeño se me había ocurrido, no cabe una revolución de los vivos hacia el Futuro, que no cuente con una revolución de los muertos.  Ese era el sentido de “dar libertad a los muertos”, porque aquí desde luego partimos de la evidencia de que, “ahora”, lo que no ha pasado no ha pasado, y nos cargamos por lo tanto toda la costrucción de la Realidad, y de la propia, que está fundada en el Futuro.  Pero evidentemente, tenemos que echar la mirada para atrás, porque para atrás, en lo que ha pasado, que es simplemente la Realidad, como no hay hechos futuros, quiere decirse que los hechos, de los que la Ciencia trata, de los que tratan las istituciones, son simplemente pasados, claro; “pasados” es lo mismo que “reales”.  


Desde ese trance de “negación de futuro” (lo que no ha pasado, no ha pasado) mirar para atrás, y entonces, como os decía, es fácil, desde ahí, dar libertad a los muertos, liberar al Pasado de la cadena de causas, liberar a los muertos de sus cadenas, y eso ya se está refiriendo a la Realidad (física, política, sicológica   ).  Liberar de la cadena de causas: si de verdad la Fe que nos imponen se ha roto, ahora, (lo que no ha pasado, no ha pasado), eso evidentemente se puede trasladar a los muertos.  Se puede trasladar a los muertos, porque tenemos que pensar que, no “ahora”, que es imposible, pero a cada momento, a cada uno de sus “ahoras” (que ya han dejado de serlo, ya no son “ahora”, pero no podemos menos de pensarlos como “sus ahoras”, sus momentos sucesivos), a cada uno de sus “ahoras” tenía que plantearseles la cosa exactamente igual que a nosotros ahora mismo, no tenemos derecho a otra cosa.


Tenía que planteárseles la cosa igual que a nosotros ahora mismo.  De manera que a cada uno, en cada uno de esos “ahoras”, el Poder les estaba diciendo lo mismo que a vosotros: lo que tenéis que hacer.  Lo que tenéis que hacer para cumplir con la Ley, es decir, caminar hacia vuestra muerte, como está mandado.  Eso se lo estaban diciendo en cada uno de sus “ahoras”, y entonces es así como resulta que se produce el encadenamiento de las causas y los efectos.  En ese momento, en cada uno de esos “ahoras”, había un suceso “X”, al cuál el Poder le prometía que iba a venir como consecuencia el momento “Z”, y si el momento “Z”, en otro “ahora”, le llegó, entonces ya satisfecho todo el mundo: la causa anterior y el efecto posterior.  Pero todo esto es mentira también para los muertos: las causas están establecidas “a posteriori”.  Sólo después, echando las cuentas el Poder, el suceso “Z” ha sido una consecuencia del suceso “X”.  Pero en el momento en que no se había dado el suceso “Z”, no había ninguna relación causal.  Cada muerto en cada momento podía haberse revelado contra esa cadena lo mismo que nosotros podemos en principio, aunque sea a costa de nuestra seguridad personal, librarnos ahora mismo. 


Sólo de esa manera, a posteriori, se van estableciendo las causas.  Está claro que como esto es así desde el principio, la necesidad que desde el Poder, Dios, el Estado, el Capital, padecen, de contar con el Futuro, la que estamos padeciendo, ahora, vosotros, y yo, ya que esto es así, eso es lo que le obliga a trasladar la cosa al Pasado, convertir a los muertos en personajes fijos, “históricos”, por así decir, convertirlos en algo que en el momento en que vivían no eran, hacerles ser lo que en verdad no eran.  Y sólo se les hace ser “a posteriori”, desde la lápida.


Utilizando los verbos mismos de un idioma como el nuestro se puede decir: si a este muerto, que no estaba muerto, después de sucederle X le sucedió Z, hay que decir :”no tenía porqué haberle sucedido”.  Así de gramaticalmente se dice lo de la libertad de los muertos: “no tenía porqué haberle sucedido”.  El que le sucediera, y que después venga la Ciencia y las cuentas a establecer una cadena de causas, ya es algo impuesto desde la muerte,  no tenía porqué haber sido así.  Y esto que digo cuando hablo de los muertos, lo estoy hablando del Pasado, lo estoy hablando de todos esos cuentos de la evolución de la materia, de la creación de Mundos, y todo eso.  Toda la Ciencia, en la medida en que se mantiene al servicio del Poder, necesita naturalmente hacer creer en las cadenas causales, si no no encuentra la manera ni de explicar ni de nada.  Es preciso por tanto liberar a los muertos y decirles: “es mentira, no tenía por qué haber sido así, podía haber sido de cualquier otra manera, no tenía porqué haber sido así.  Sólo a posteriori me lo cuentan Vds de esa manera, para que me crea que también ahora lo que venga después tiene que ser así”.  Truco más elemental para someternos al Futuro no se puede ni decir.  Para eso está la Historia.


De ahí viene, con respecto a lo que alguno de vosotros sacaba del olvido, la distinción entre una memoria viva, indefinida, y la memoria histórica, que tiene sus fechas, que hace sus cuentas, y que es la única con la que el Poder puede hacer sus manejos.  Esa distinción.  Y vuelvo un momento a nuestro descubrimiento de la Realidad (la Realidad, la existencia, las cosas): las cosas no son todas, la Realidad no es todo lo que hay.  Las cosas no son todas nunca: están costantemente entrando cosas y cosas, porque eso es la pugna misma de la Realidad para subsistir, para defenderse del descubrimiento de su mentira: entran más y más cosas.  Como alguna vez os he dicho ya, igual que en el vocabulario semántico de un idioma cualquiera están costantemente entrando palabras nuevas, con la consecuencia inevitable de que el significado de las que había se altera, porque no puede ser de otra manera. 


Así las cosas: las cosas no son todas. Y como no son todas, cada una no es cada una.  Otra vez recordando todo esto: las cosas no son lo que son, yo no soy el que soy. Justamente al contrario: “yo no soy el que soy”, “las cosas no son lo que son”.  Y entonces, como esto es así, pues está claro que ese tipo de cosas a las que he venido llamando “los muertos”, pues lo mismo: no pueden menos de estarles pasando cosas, porque como entran más y más, los que estaban ya antes no pueden seguir igual; lo mismo que he dicho de la alteración del significado de las palabras que había al entrar nuevas palabras.  Según van entrando y cayendo en la red desde la Realidad gentes como nosotros, más y más vivos, eso mismo evidentemente altera a los que habían entrado antes, altera a los que hemos llamado muertos.  Y si efectivamente uno quiere esta libertad de no ser el que es, de “no soy el que soy”, “a mí no hay quien me defina, no hay Dios que me mande ser quien soy, no hay nadie que me prevea, que pueda echar cuentas de mi Futuro, y todos los que echan cuentas de mi Futuro son literalmente unos asesinos, unos ejecutores de la Muerte, todos los que cuidan de mi Futuro”......  Si queremos esta libertad mínima para cada uno, evidentemente a los muertos tenemos que comunicársela, sin más duda.  Porque tampoco ninguno de ellos en ningún momento tenía que ser lo que se le hizo ser, no tenía por qué pasar de X a Z, no tenía por qué, simplemente se ha impuesto a posteriori.


  De esta manera, la Realidad, en general, nunca contada del todo, sufriendo costantemente nuevas entradas, nuevas creaciones para defenderse, y alterándose por tanto cuantas cosas había ya antes, viene a parecerse un poco a la memoria que más de una vez hemos contrapuesto a la memoria eidética, ideativa, que es la de la Historia.  Porque evidentemente, nosotros, de los muertos, del pasado, nos acordamos de dos maneras, no sólo distintas, sino enemigas la una de la otra claramente.  Por un lado nos acordamos con los recordatorios de la Iglesia, de los periódicos y la celebración de los aniversarios y demás, las fechas de nacimiento y de muerte en la lápida y todo eso, de esa manera.  A eso, de una manera claramente traidora se le llama “acordarse de”, a ese registro.  A ese registro, es decir, a esa renovación de la condena a que los muertos estén muertos, a que hayan sido lo que se nos dice que han sido; renovación de esa condena.


Y luego, contra esta falsa memoria, contra esta memoria ideativa, nos queda una memoria vaga, indefinida, sin orden ni concierto aparente, como es de verdad la manera en que cuando nos acordamos en vivo de los muertos, suceden las cosas.  En esa memoria lo que hay es un barullo, un barullo sin fin, y las asociaciones que pueden hacernos saltar de un recuerdo a otro son tan inasibles, tan irregulares, que efectivamente no se prestan a ningún encadenamiento. Cuando nos acordamos en vivo nos acordamos así, sin sumisión a ningún orden cronológico, sin sumisión a ninguna cadena de causa y efecto; podemos saltar, acordándonos de muertos diversos, no sólo de las fechas más remotas, de la niñez de alguno de ellos, hasta las de los últimos días de su muerte, tranquilamente, como si estuvieran en el mismo sitio, sino que podemos saltar también de un muerto al otro, porque no hay tampoco motivo para que en esa memoria se mantengan las personas tan distintas unas de otras.  Nos dan una especie de ejemplo también los ensueños a veces, donde con frecuencia se infringe la personalidad de las figuras que aparecen, y resulta que una figura soñada se convierte en otra, o se medio convierte, y no se sabe exactamente con cuál es con la que se está soñando.


Naturalmente, nuestra memoria, humana, personal, nuestros ensueños, es una cosa pequeñita.  La saco sólo para daros una idea.  Esto hay que generalizarlo respecto a la Realidad, costituída desde el Futuro, a la cadena de causas consiguiente, y a cómo toda esa costrucción es evidentemente infundada, mentirosa, y solamente necesitada desde delante, necesitada desde el Fin.


Bueno, esto que he vuelto a sacar, esto o hiere o no hiere; pero desde luego, si no hiere no hace nada, no hay nada que hacer.  Efectivamente, el tratar de revivir la ingenuidad de, por ejemplo, “lo que no ha pasado, no ha pasado”, es, para la persona de uno, eminentemente peligroso.  Ahí se está jugando su porvenir.  Si uno no quiere jugarse su porvenir, debe acudir por el contrario, no a esta tertulia, sino a las Compañías de Seguros y a los Istitutos de Estadística.  Porque evidentemente, quien tome esta otra actitud, pues corre peligro.  Peligra evidentemente, no su vida, que no se sabe lo que es: peligra su costitución, su existencia, su Futuro, su Muerte.  De manera que para animar a alguien que se meta en esta zarabanda política, hay que decirle: “si, efectivamente, si te pones a tomar esta actitud de que lo que no ha pasado, no ha pasado, y vas para atrás y destruyes la cadena de las causas, te la estás jugando.  Pero lo que te estás jugando es simplemente tu Futuro, tu Existencia, tu Muerte, que es siempre futura”.  Después de todo, como decía aquel poeta, “la vida ya está perdida”, si algo se puede decir de ella.  Por otro lado, tampoco hay que ponerse tan grave cuando uno considera lo imprudente que es y el riesgo que corre la costitución de uno cuando se adopta esta actitud.


Bueno, ahora me paro un poco más.  Vamos a ver si con esto recojo de vuestra parte por lo menos respuestas que muestren que esto está haciendo algo.


- Un intento bastante honrado de liberación de los muertos con la negación de la Historia lo tenemos en Benjamín, cuando mira hacia atrás y ve ese vertedero informal de muertos sin orden ni concierto, porque lo mismo está mezclado Napoleón con Hitler, y la verdad es que lo describe tan bien, en una época en que hay una creencia en la Historia, en plena guerra, en plena turbamulta.....


AGC- Bueno, saludemos al paso a Walter Benjamín y no nos distraigamos demasiado con ello.  Ya sabéis:  efectivamente, aunque muy en pequeño, se parece eso al barullo de nuestra memoria viva.  Hay que ir mucho más allá en cuanto a la anulación de las figuras históricas.


- Pero hay otra cosa que a mí me preocupa mucho en los muertos personales, en los muertos de la vida personal.  Y en eso me enseñó mucho y me conmovió mucho la Balada del Muerto bien llorado, porque parece que habiéndose muerto ya hace mucho lo desentierran, y ella sigue lavándolo con agua de azahares todos los días al muerto.  Y no considera que está totalmente muerto hasta que se descuartiza.


AGC- Bueno, muy bien, pero todo esto es muy venial.  Vamos a dejarlo, porque aquí estamos dedicándonos al juego de, desde el descubrimiento de la herida......


- Es muy importante la cuestión de la forma, y de la apariencia, porque tú hablas de la memoria eidética, y la memoria eidética está en el hecho mismo de ver al otro.


AGC- Sólo desde el descubrimiento de que uno se la juega, de que lo que no ha pasado no ha pasado y de que no hay Futuro y que es mentira, sólo desde ahí se puede proceder hacia atrás para liberar a los muertos.


- Si, pero ¿porqué al muerto sólo se le da por muerto cuando se descuartiza, cuando pierde la forma?  Es que es muy interesante, esto.


AGC- Si, si, muy interesante, incluso muy conmovedor, lo que pasa es que no sé a qué viene.  No es eso.


- Pues viene a eso. Tú es que quieres quitarte a los muertos como si fueran fantasmas.  Los muertos tienen su cara y su nombre.  Y después tienes toda la obra de Rosalía, que está en eso.


AGC- Menos Literatura, por favor.  Eso sólo sirve para distraerse.  Mira a ver si has empezado a matar algo de tu Fe en el Futuro, y si no, no hables.


- No sé si lo que voy a decir tiene que ver, pero a mí me parece que con los muertos se tiende a hacer Historia, por un lado, pero por otro lado hay algo que se revela, que es eso que hemos hablado otras veces del estrañamiento ante la muerte, ante los muertos, aunque queramos recordar quienes eran y todo eso, hay algo como que uno no sabe qué es eso de la muerte, y entonces parece que cobra algo de vida por ahí, que se libera ello sólo.


AGC- Es que ese estrañamiento es lo que aquí hemos dicho que es la actitud para la Realidad en general.  Frente a la mostruosidad de tomarnos como natural todo esto que se nos impone, llegar a tomarnos como natural hasta la M-30, la M-40 y la M-50, con los bólidos, llegamos a tomarnos como natural eso.  Frente a esta naturalidad que se nos impone, la extrañeza.  Efectivamente, tienes razón, porque la extrañeza respecto al hecho de la muerte que se da por hecha, por impuesta, puede servir de mucho para generalizarse al resto.  No sólo es que aisladamente la muerte de los muertos sea una cosa estraña, intolerable, sino que esta muerte futura de los vivos que se vende como vida, es igualmente estraña, intolerable, a partir de ahí.  Y esa es la raíz de cualquier rebelión.


- Pues ya en verdad nos has desvelado de qué se trataba.  Entonces yo tengo un caso que me está pasando con una carta que ando escribiendo de un viaje que salió mal, pero curiosamente  yo con lo que me quedo es con un momento antes de lo otro, como que yo en el recuerdo me quedo ahí, que no se sabía donde podíamos ir, o qué podía pasar.


AGC- Pero la carta se vuelve respecto a la decisión de emprender el viaje, o ¿cómo?


- No, a tanto no da marcha atrás.  Pero sí con respecto a otro momento muy anterior, aunque da igual el tiempo que haya trascurrido, y justamente en un momento en que todo aquello además como que ya no sé muy bien ni cómo hilarlo, ni qué fue.  Y vuelve mi recuerdo a ese otro momento en el que se estaba bien, en un banco, a la sombra de los árboles, y nada más ahí, como que me quedo una y otra vez en ese momento.


AGC- Y por tanto tratas de desembarazarte de los recuerdos precisos y historicos.


- Si, si, si,


AGC- Algo de eso se da, la pugna entre los dos tipos de memoria es constante.  Por eso es por lo que, cuando surgía aquí lo del olvido, decía “se trata de hacer desaparecer esa memoria falsa que consiste en las fechas, en la Historia, en la sumisión al Futuro”.  Pero sobre todo, eso: lo mismo que digo de mí “yo no tengo porqué creerme que me tiene que pasar mañana esto, a mí no me manda nadie”, a los muertos no tenía por qué haberles pasado lo que les pasó.  Eso quiere decir dar libertad de alguna manera.  Si nosotros no somos capaces de darnos un poco, esa poca, desde luego no se la podemos trasmitir a los muertos: “no tenía porqué haberles pasado lo que les pasó”.


- Si, y quería decir también con respecto a como decía Isabel, los muertos personales, que me está pasando, y más a la luz de lo que has dicho, pues efectivamente: un muerto, y otro, y nosequé, pues hay un olvido de fechas, hay un barullo, verdaderamente. Y me ha ocurrido que un día me encontré soñando un sueño que me había contado mi madre, como que el lío era tal (era un sueño muy placentero, muy bonito), y yo no se si a base de pensar en ello y de que me viniera al recuerdo, me sucedió el soñar con aquello como si fuera mi sueño.


AGC- Como si hubieras heredado el sueño de tu madre, por decirlo con términos jurídicos.  Si, algunas de esas cosas se dan, y todo eso sucede: ya digo que los ensueños, en su fluidez, desorden, son, aunque muy en pequeño, reveladores de lo que estamos diciendo: la Realidad no es todo lo que hay, es por tanto un barullo sin fin, están entrando costantemente nuevas cosas, y por tanto las que estaban antes no pueden menos de sentirse tocadas por las que entran ahora, y a eso se parece nuestro entrecruce, libres asociaciones, en la memoria no ideativa, y en los ensueños en parte.


- A mi, lo que me surge preguntarme es porqué nos creeremos tan fácilmente la Realidad, cuando así lo hablamos, es tan fácil descubrir su mentira.


AGC- Uno se las juega, al descreer se las juega.   A uno lo han costituído en la Fe, que es primero la Fe en la Muerte, en el Futuro.  Y a partir de ahí toda la trama.  Tan sencillo como parece que es descubrir la mentira, pero se entiende, es comprensible, que uno no sea capaz de dejarse herir de esa simplicidad, de esa evidencia.  Nunca acaba uno de perder del todo la Fe, de seguir teniendo un miedo, una esperanza condicionados por hechos futuros, ese absurdo, creyendo en hechos futuros, lo que el Comercio le vende.  Se comprende, se comprende que sea duro, improbable.  ¿Qué más?


- Yo recuerdo una vez haber soñado un sueño muy curioso que se me quedó grabado, y soñé que mi padre había muerto, y sobre esto mismo de los muertos personales, de cómo nos resistimos a dejarlos ir. Era el sueño tan estraño que a la vez que mi padre estaba muerto, estaba mi padre al lado consolándome, vivo.  Y yo le decía: “si tú no eres mi padre, mi padre está muerto”.  O sea, que como desconecté al vivo, y dije “mi padre es el que está muerto, tú no eres mi padre”


AGC- Se había dividido entre el más real, que era el que se había muerto, y el otro que no acababa de resignarse y se había dividido en dos. Si, todas esas libertades se toman.  Y no sólo en los ensueños: la memoria simplemente, en cuanto se la deja suelta, en cuanto no se empeña en someterse a reglas y ordenaciones cronológicas.  Todas esas libertades se toma, y es por tanto ilustrativa: enseña cómo es la Realidad, cómo es que frente a lo que no ha pasado, que simplemente no ha pasado, lo que ha pasado, si, ha pasado, pero es un barullo, no es ninguna totalidad, es algo con contínuas entradas y salidas.


- Esto que decía él me recordaba una obra tuya, que no me acuerdo cómo se llama, que ha muerto la madre, y está el hijo ahí llorándola, y al final la madre le cambia el papel.


AGC- Si, el “Velatorio”.  En media hora se cambia la madre por el hijo que la estaba llorando.  En ese caso la madre, la muerta, le exige al hijo, que es el cura del pueblo, que le demuestre su amor.  Y efectivamente, así es como de ordinario en la Realidad se trata de demostrar el Amor: “¡demuestre su amor, cambiándose por ella!”.  El muchacho acaba cambiándose, y la gente por lo demás no se da mucha cuenta alrededor, los que estaban llorando a la madre siguen llorando al hijo, y no notan que la diferencia sea muy grande.  Si.


- Entonces sobrarían todos los libros de Historia, por supuesto, porque claro, este mundo en que estamos está basado en la causa y en el efecto.  Sobrarían todos los libros de Historia, porque es verdad que cuando a uno le vienen los recuerdos, pues son un barullo, todos entran en la misma olla.


AGC- Claro.  Pero no sé a quién le sobrarían, porque al Poder desde luego, ¡le hace una falta!.......Le hace una falta de primera necesidad.  Sin esos libros de Historia no se iba a sostener ni un Estado, ni una Banca, ni un Capital, ni nada.  Necesitan la creencia.  Sin Historia (no sólo Historia, sino también Historia Física, ¿eh?), sin una creencia en explicaciones causales respecto a la materia, a los átomos, a la Realidad.


- Contra eso estamos, contra la continua causa/efecto, aquí estamos contra eso.


AGC- Es que nos han costituído así, desde la Muerte. Estamos costituídos así, desde la Muerte siemprefutura.


- Yo tengo el problema que conlleva el repetirse, el que recaiga la Historia en el tema ese tan peliagudo de la Justicia para los muertos.


AGC- Bueno, yo no he dicho “justicia”, yo he dicho “revolución”.  Efectivamente, no puede haber ninguna revolución de verdad frente al estado de las cosas que no incluya una revolución de los muertos, eso es una noción que tenía yo desde mi adolescencia: ahora ya no se lleva, pero en aquel entonces se hablaba de “revoluciones”.  Una revolución que no incluya también a los muertos, no puede valer para nada.


- Pero ella te está diciendo lo de “justicia para los muertos”.


AGC- Lo de “justicia” lo he quitado de en medio, porque “justicia” es un término del Poder, y más vale no emplearlo.  Porque “justicia” tiene su uso, y la gente sumisa lo usa también.


- Pero el trauma que causa. Por ejemplo, el más reciente: cuando hablo con amigos argentinos, todavía tienen el.....Bueno, hace poco se ha muerto uno, un hombre de derechas que hizo una masacre, un bombardeo que hubo en el 55.  Bueno, pues estaban ahí alabándose y alegrándose de que se había hecho justicia cuando el hombre había muerto.  Y digo que estas cosas van a lo mismo.


AGC- No, no, no.  Estas cosas están en plena Realidad, todo eso es realista, son las cuentas, como la historia de la Vendetta, como el viejo Buñuel que me enseñaste el otro día, de un pueblo mejicano donde efectivamente se mantiene esas cosas de la familia que se van matando uno a otro.  Pero todo eso no trasciende, todo eso son cosas de la Realidad.  La gente, aunque sea la gente corriente, plebeya, pueblerina, cae costantemente en las mismas estupideces y falsedades que los Alcaldes y los Ministros.


- Lo que quiere decir es cómo se cree que esa Vendetta es justamente la liberación que estamos nosotros intentando liberar a los muertos, cómo se confunden.


AGC- ¡Chorradas, el honor, esas cosas!  Son cosas que la gente por desgracia aprende del Poder, se lo enseñan en la escuela.  Pero vamos, es muy superficial, no nos llegamos a eso.  La noción de justicia, la noción de culpa, la noción de venganza, son puramente reales, realistas, no tienen que ver nada con la cuestión que aquí nos estamos trayendo.


- Yo en este sentido me planteo una cuestión: si uno vive la vida conforme al Futuro, ¿cómo te puedes liberar de ese hilo conductor que te plantean desde arriba?  Si ya te plantean tu Futuro, liberarte de eso es complicado, y cuando empiezas a descubrir la Realidad y de alguna forma la aceptas, pero quieres liberarte de ella, pues dices: “bueno, pues la única forma de liberarme es la Revolución”  Pero si la Revolución es una forma de liberación, es una forma de Realidad también; sé que la Revolución me va a liberar, puesto que tiene unas consecuencias X.  Es decir, voy a derribar el Poder, pero eso tampoco es la solución.


AGC- El término “Revolución” yo lo he sacado para conmemorar mi propia adolescencia, porque ahora en general no se habla mucho de eso.  Como tenía algo que ver......Aquí ya empleamos otros términos.  No es que sea muy complicado romper ese hilo: es que es, como decimos, “duro”, porque a uno le va la existencia, uno se la está jugando.  Y por tanto, respecto a tu cuestión, nunca se acabará de romper con eso, no podemos pensar que nadie haya llegado a desprenderse de esa Fe, eso es incompatible con el hecho de mantener una existencia, y tener que acordarse de a qué hora tiene que despertarse mañana, y todo eso.  Nunca uno podrá quedarse limpio del todo.  Ahora, esta tertulia política tiene este sentido: siempre se puede creer menos, siempre se puede prestar menos Fe, valga para lo que valga.  Nunca a esa Fe en el Futuro se la puede destruir, ni en uno ni en una colectividad, del todo, no tiene sentido; pero se puede destruir un poco, un mucho, más.  Se puede destruir más y mas, con las consecuencias que ello traiga, y a eso es a lo que estamos.


- Una pregunta dentro de la lógica de lo que se va diciendo: cuando hay un desaparecido, o los desaparecidos estos mismos de las Dictaduras, o sencillamente porque ha desaparecido alguien al que se le da por muerto, pero uno no se queda por muerto hasta que aparece.  Prefiere, tiene más peso, el muerto que el desaparecido, cuando el desaparecido podría estar en ese punto de la libertad de los muertos, de la liberación.  ¿porqué es eso?.


AGC- Lo del peso no lo entiendo, pero lo de la seguridad, si: efectivamente, uno aspira a saber, y eso no es memoria.  Se queda más tranquilo porque está más ordenado.


- ¿Pero porqué pasan esas cosas?


AGC- Por afan de obediencia.  Eso es Regimental:  Uno tiende a consentir que le ordenen las cosas bien, que le ordenen bien sus cajones.  Y si uno no puede meter a esa persona en el cajón de los muertos, se queda intranquilo.  Es puramente Regimental.


- ¿Eso lo dices porque al muerto lo quieren enterrar?


AGC- No, no, porque hay que ordenar las cosas, porque hay que ordenar a los muertos.  Y si no aparece, ¿cómo lo vas a ordenar?


- Hay una expresión, algo así como “callar a los muertos”, que dejen de hablar y de decir cosas y de molestar en ese sentido, en latín.  ¿Tiene que ver también con eso, en el sentido de ordenar las cosas?


AGC- Esto era lo de la otra balada esa anónima inglesa, el muerto se aparece a la otra para pedirle que deje de llorar por él, aunque fuera con otra intención.  Efectivamente, en la ilusión de que los muertos no se mueren tan de repente, sino que van pasando por estadios intermedios, se funda, no ya esta balada, sino el espiritismo y tantas otras creencias, que piensan que aunque la muerte aparezca como una condena de una vez para siempre, sin embargo a lo mejor puede ser así, poco a poco, sucesiva, y esta sospecha de que pueda ser así alimenta muchas creencias.


-  Es que yo no había terminado. Lo de que el Fin es el principio, cuando tú dices que uno no nace, que lo que sale por entre las piernas de la madre no es nada, no es nadie, uno empieza, nace a la vida social, o se hace uno, y ya cuando entra al lenguaje y todas esas cosas. Si muere antes de ese momento, si desaparece, si se cae por un barranco, ¿a ese no le ha pasado nada?


AGC- Se va al Limbo de los niños, que está junto con.....


- El limbo es donde estamos los demás, al parecer.


AGC- No, no. En la Doctrina de la Iglesia, de alguna manera tenían que arreglárselas para que la condena a la Eternidad  de Gloria, o de Tormento, encontrara escapatoria.  Una de ellas era para los padres (anteriores a Cristo), otra era para los niños, (esa condena que has dicho), que evidentemente no podían ni condenarse a la Gloria Eterna, ni condenarse a la Pena Eterna, y hallaron el Limbo.


- Pues vamos a reivindicar el Limbo, vamos a llamarle así nosotros también, para no dejarlo así....


AGC- Si, pero nosotros no somos de esos.  No sólo nos han bautizado, sino que también nos han hecho creer muchas cosas más.


- Agustín, a mí se me ocurren muchas cosas, y al mismo tiempo las pierdo, debe ser que estoy entrando en esa segunda fase.  Se me ocurre que no podemos cambiar nada.  Nosotros hablamos aquí en contra de la Realidad, tenemos esta tertulia, y a lo mucho que podemos llegar, lo acabas de decir hace un momento, es a dejar de creer.


AGC- “Algo”, “más o menos”.


- Pero en el momento en el que intentemos cambiar algo, primero porque es imposible, si hablamos de causas y efectos, y de que no hay .......


AGC- Eso que has dicho es un cambio, eso de creer algo menos es un cambio.  No se puede despreciar eso.


- Pero no puede pasar de aquí, del mundo de las ideas.


AGC- Dentro de la Realidad nunca se puede decir “nada”, lo mismo que nunca se puede decir “todo”, porque no hay ni “todo” ni “nada”, dentro de la Realidad.  Hay “algo”, lo que se nos da.  Evidentemente yo siento en mí, en los demás, que se puede creer menos, que el pensamiento, el dolor, los choques, pueden desbaratar creencias, pueden desbaratarlas hasta cierto punto.  Y desde luego eso es lo que se  nos da, es un cambio, en contra de lo ordenado.  ¿Qué más?


- La Realidad, por mucho que se empeñe en pasarnos a la Historia, recoge a unos cuantos: a los que canoniza, a los que hace Hombres Ilustres, pero ya la misma vida se encarga de que pasemos al anonimato la mayoría.  Y los que quedan ahí registrados, pues luego queda nada más que un nombre hueco.  Te dicen: “Napoleón”.  Pues vale, te aprendes que en tal fecha murió, y en tal fecha nosequé, pero sólo quedan fechas y nombres.


AGC- Es una diferencia después de todo cuantitativa lo que se dice en uno de los fragmentos que quedan de Heráclito: “A mayores suertes, mayores muertes”. Aunque sea absurdo de decir, sin embargo conviene decirlo: efectivamente, “mayores muertes” quiere decir que esos muertos que quedan debidamente conmemorados en estatuas, en cantos épicos y en cosas por el estilo son las mayores muertes, hay una diferencia en cierto modo cuantitativa.  Pero a nosotros nos importan cualesquiera muertos.  Es decir, en la Iliada vemos generalmente caer con el Nombre Propio a unas docenas, a un centenar, de Muertos Ilustres.  Y luego alrededor de ellos están cayendo algunos que ni siquiera tienen nombre en la Iliada.  A nosotros nos importan igual: cuando estamos hablando de liberar a los muertos de las cadenas de la causa, yo creo que no estamos refiriéndonos a los muertos humanos, que después de todo es la cosa de la Familia, doméstica, no muy importante, sino al Pasado mismo, como una rebelión contra el Futuro, una rebelión contra la orden de los hechos futuros.  Una rebelión contra el hecho de que lo que no ha pasado ha pasado ya implica evidentemente desbancar también las cadenas de causas en lo pasado, lo uno va con lo otro.


- Pero hay una gradación también en eso del estar muerto, porque no es lo mismo la llamita con Soldado Desconocido que el Túmulo de Napoleón.  Para que haya esa llamita es necesario que haya el contrapeso del nombre, si no no habría tal llamita.  Es decir, que ahí lo común y el nombre propio se retroalimentan de una manera......


AGC- En el rito este, que es una tontería meramente humana, tuvieron que buscar un soldadito, de todas maneras, para meterlo debajo de la llamita, ¿eh?  De manera que es un soldadito que no es tan destacado como Napoleón, pero amiga, es el representante de los Ejercitos, el encargado de la llamita, tiene también su qué. 


Como digo: no ya sólo cualesquiera muertos humanos, sino el resto de las cosas, una liberación respecto de las cadenas causales que el Poder necesita para sostener la Fe en el Futuro, es decir, la Muerte, para seguir administrando Muerte, que es la función del Poder.  ¿Qué más?


- A mi se me ocurre un tema personal.  Cuando murió mi padre, a los cinco años, se nos comunicó que se iba a tirar a la fosa común los huesos.  Todos mis hermanos estaban de acuerdo, y yo dije: “no. ¿Cuánto vale un nicho de esos, que caben dos personas?”.  Mi madre se iba a morir tarde o temprano, y dije. “yo lo pago”.  Un nicho es para dos, no sé si lo sabéis.  Entonces dije: “coño, mi padre y mi madre se han querido toda la vida, pues cuando muera mi madre, que ahí estén los huesos de los dos”.
Mis hermanos decían: “pues que los tiren a la fosa común, si es una manera de sacarte dinero, los Cementerios son una manera de sacarte dinero”.  Entonces ¿será por dinero?  Toma.  Y ahí están. Y una hermana mía me dijo: “si a los noventa años los van a tirar a la fosa”.  Y yo dije: “bueno, de aquí a noventa años, si nuestros tataranietos hacen algo”.


AGC- Es un conflicto curioso, a mí también se me ha presentado parecido.  Porque evidentemente, uno no puede propiamente creer que los muertos estén ahí, los muertos no están ni en el cuerpo, ni en el alma,  ni en ningún sitio; están vagando.  Pero aceptar la orden de echar al osario al cabo de un cierto tiempo parece efectivamente que es una doble sumisión, aunque lo contrario exija comprar un nicho o un medio nicho.  Pero la misma se da entre vivos, la misma sumisión, que consiste en tomarse como una cosa natural la M-40.  ¿Qué más?


- Pues que a mí me parece más fácil dejar de creer en mi muerte que dejar de creer en la M-40, por ejemplo.


AGC- Lo uno va con lo otro.  Lo uno va con lo otro por lo que he dicho, porque efectivamente es esa pérdida de Fe en el Futuro la que trae consigo también que se pierda Fe en cualesquiera de las cosas que te montan, como esa o cualesquiera otra por el estilo, siempre con vistas al Futuro.  Por ejemplo en este caso, al Futuro que se da por hecho de que mañana va a seguir habiendo Automóviles como hoy, solo que más.  Esto no ha sucedido, pero amigo, se da por hecho, y si no , ni Industria ni Capital que marche; ni tampoco Ayuntamiento de Madrid que marche de acuerdo con la Industria y el Capital.


Bueno, había que volver sobre lo de la espansión, que tiene ligeramente que ver con esto, y se me ocurría también venir a parar en el tratamiento del vacío.  Pero claro, se hace muy tarde, tenemos que cortar y no sé, volveremos a hacer algún esperimento, si el Señor  nos deja vivos, o medio vivos.  Hasta dentro de siete días.  Podemos hacer un esperimento para ver hasta qué punto esto va sintiéndose, hiriendo, o no. De manera que si es así.......