25.08.2014

Tertulia Política número 87 (22 de Agosto de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • La conversión de “diferencia” en “distancia”, debida a la necesidad que la Realidad tiene de conocerse a sí misma.
  • La teoría física se reduce a informática.
  • La Realidad, situación de confusión entre lo físico y lo informático.
  • Dilema: las cosas son como son/las cosas son una fantasmagoría.
  • La propia visión del mundo como parte de la Persona.
  • Contraposición de la Realidad como pluralidad con “sin fin” y con “todo”.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Vamos entonces si os parece a ver si hay algo demasiado lioso, innecesariamente lioso, en las cuestiones que os he presentado respecto a la relación y confusión entre Física y Lógica, es decir, entre por un lado hechos lógicos u ontológicos, como pueden ser la propia identidad de la cosa consigo misma, la cual identidad implica, una vez que se ha decidido que las cosas sean múltiples, que () pluralidad, implica que unas tienen que ser diferentes de las otras, y  por lo tanto esa condición lógica de la diferencia.  Y cómo estas condiciones, por no llamarlas “hechos”, de orden lógico (o si queréis “ontológico”, porque aquí la distinción de las disciplinas filosóficas no nos ayuda para nada, más bien nos estorba), cómo eso se convierte en hechos físicos, a saber: “distancia”; “distancia”, que implica por tanto medida de la distancia, diferentes formas de cuantificación.  Y en cuanto a lo otro, a la forma dinámica, también “ampliación”, “aumento”, “espansión”, no ya sólo de las cosas, sino de los universos, sino del espacio mismo.


Cómo lo uno se convierte en lo otro es lo que nos estaba estos días importando, apasionando, por lo menos en mi caso, porque es muy importante para esta guerra que nos traemos.  Y por tanto, conviene que me ayudéis a discutirlo con la claridad posible.  En la actitud que os he ofrecido por mi parte, desde luego esa conversión de “diferencia” en “distancia”, esa implicación de las condiciones ontológicas o lógicas en forma de “separación”, “tamaño”, “cuantías”, naturalmente sólo se debe a la necesidad misma de la Realidad de saberse, de defenderse, sólo a eso.  Es decir, que si por ejemplo la diferencia se convierte en “distancia”, en “distancia espacial”, eso no puede nacer de otro sitio más que de la necesidad que la Realidad tiene de conocerse a sí misma, de hacerse una idea de sí misma, que es, como sabéis, la manera de defenderse.   Bien entendido que esto que se dice así en general de la Realidad, que no es ningún conjunto, se dice de cada cosa.


 Este es el problema; esa relación, esa conversión, es la que aquí estamos tratando, por recordároslo de una manera........Que me perdonen los físicos, porque lo tengo que hacer de una manera bastante burda.  Pero por recordarlo de una manera bastante burda, por ejemplo en los problemas característicos de la Cuántica, que se refieren (me habéis acompañado ya en alguno de estos intentos de aprovechamiento profano de los misterios y controversias de los físicos), que se refieren a aquello de que entre dos (a los que no voy a llamar ni “fotones”, ni siquiera “electrones”, ni nada: “dos”), entre dos que son parte de un estado enredado, de un estado en “entanglement” o en enredo.  Ya recordáis que esta situación del estado enredado es justamente la que está directamente implicada, no ya sólo con los hechos de la Física, de la Teoría Cuántica, sino con la aplicación teórica: es gracias a los estados de “entanglement” como las cosas pueden comunicarse entre sí a una velocidad que a veces amenaza con ser mayor que la de la luz, hasta el punto de que se pueda decir que la información del hecho llega de un sitio a otro sitio antes de que haya sucedido en el primero.  Esa es justamente la paradoja, intragable, pero que no puede menos de presentárseles a los físicos.


Entre estos dos, sean lo que sean, que forman parte de esto que se suele llamar “state”, “estado” de enredo, “entanglement”,  es donde se puede palpar la cuestión de la relación entre ontología y información, física, ontología física, y la información.  Ahí es donde se ve, como en tantos otros sitios, que efectivamente, por su propio avance, la teoría física misma acaba por reducirse, o verse impulsada a reducirse, a “informática”, es decir,  a una pura cuestión lógica o de información. 


Bueno, ya sabéis que la relación se establece ().para la comunicación por un lado por una vía normal y clásica, como dicen, con velocidades no superiores a la de la luz o la electricidad.  Y una vez establecido eso, parece que la cuestión de que los dos sean dos, y que por tanto quepa decirse que hay separación, y que por tanto si hay separación pueda haber “comunicación” del uno con el otro, es una cuestión que aparece inmediatamente reduciéndose a la de “velocidad de la información”, que puede ser, como os estaba diciendo, “superlumínica”, superior a la velocidad de la luz, en contra de lo que la visión cuasi-geométrica de la relatividad había establecido como un límite necesario para todo ello.


Relación entre el hecho, los hechos, lo que son los hechos, si son uno, si son dos, diferentes, una cuestión ontológica, y su conversión en una cuestión física, referente por ejemplo a velocidades como la velocidad límite de la luz o superiores, es una muestra yo creo, aun dentro de nuestra profanidad en estos misterios, bastante ilustrativa para que sigamos entendiendo lo que os estoy diciendo.  Y digo que esas paradojas de por ejemplo llegar a que dos sean uno, o que la comunicación tenga que ser a una velocidad tal que la noticia del hecho llegue desde A a B antes de que se haya producido en A, todo eso es consecuencia de la necesidad de “visión”, de “ideación”, de la Realidad.  Por supuesto que si una Física dependiera de la necesidad de creer que está “hablando de” la Realidad, no se le presentarían esos problemas. 


Bueno, pues esto os lo digo como una pequeña muestra, un grano de sal, pero que si me acompañáis en ello tenéis que generalizar: lo que os estoy proponiendo es que es la necesidad de “ver”, “idear”, “conocer” las cosas, ellas, a sí mismas, lo que arrastra consigo que las diferencias entre unas y otras para tratar de mantener la identidad de cada una se conviertan en “distancias”, en “espansiones”, y en cualquier Física del tipo que he dicho.  Todo esto parece que se refiere a cosas, pero no olvidéis que nosotros somos unas de ellas, de manera que esto que he preferido presentaros hablándoos de las cosas corrientes y palpables, y también de los entes de los físicos, desde luego podéis trasladarlo a lo que a cada uno os corresponde: la conversión de la identidad, la diferencia, (o sea, hechos de información, hechos de saber), en algo pretendidamente “espacial”, “físico”, la identidad de cada uno asegurada por los medios que sean, la diferencia entre unos y otros por rasgos de la cara o por rasgos de su comportamiento social o de la escala en que se encuentre y cosas por el estilo, todo eso son manifestaciones de lo mismo: nosotros no somos más que un caso de cosas, y cuando no lo entendemos así y volvemos a colocarnos de alguna manera como en el centro, y por tanto “fuera”, no hacemos más que perdernos la ocasión de entender algo de este misterio que os estoy presentando.


La Realidad es una especie de situación, tal como la estoy presentando, en que lo físico y lo informático están confundidos; como recordáis, están realizándose constantemente más y más cosas, entrando en la Realidad,  () en su defensa, al mismo tiempo tratando de ser cada una cada una, ser la que es y no otra, por tanto establecer diferencias, necesariamente cada vez más complicadas y cambiantes entre unas y otras cosas, y esto es “la red”, digamos, empleando una palabra de moda, “la red” física e informática, en la que nosotros también hemos caído: hemos caído en esta red, simplemente. Hemos caído en esta red, es decir, que nuestras pretensiones de ser cada uno el que es, de ser diferente de los otros, nuestros cómputos de ser tantos o cuantos, o de negarse a ser tantos o cuantos, lo mismo que antes he tratado de presentar para las cosas en general. Bien entendido esto: hemos caído también en esa red. Si a otras cosas, como a los entes de la Física, los atacamos acudiendo justamente a los enredos de sus propias teorías, está claro que al tipo de cosas que somos hay que atacarlas también con una especie de actividad que tendría que ser un psicoanálisis, en el sentido de “disolución” del Alma, de la Persona, pero que estuviera, ahora lo vemos, estuviera fundado en esa especie de intercambio entre “físico” e “informático”, entre “real”, entre “ser lo que es”, y el saberse, el tener nombre, el decirlo......


Ahí tendríamos también que descubrir donde están las contradicciones y denunciar las contradicciones de eso de “el yo” y ese tipo de cosas que nosotros somos.  Se presenta como una especie de operación bastante análoga a la que con las cosas se puede hacer en una Física: descubrir el papel de la Informática, que en este caso de las Almas suele llamarse “conciencia”, como contrapuesto, o pretendidamente contrapuesto, a la propia entidad, al Ser, y descubrir cómo la separación entre lo uno y lo otro es vana: que la conciencia, la información, el saber de si mismo, de cada uno de los otros como diferentes de si mismo, y el serlo o dejar de serlo, es lo mismo, y que la aparición, aparentemente palpable, de las personas, de las almas (“palpable”, aunque sea para la imaginación, da igual), no se debe más que a esa necesidad que tenemos, y que las cosas tienen, de sostener su entidad, defenderla, y por tanto de esa manera reducir las diferencias a “separación espacial”, a “distancias”, y todo lo demás que aquí hemos estado sacando.


Bueno, voy en seguida a intentar comprobar con los no muchos que hoy estamos, lo cual () la cosa, hasta qué punto me estáis acompañando en esto o no; porque sin ser muy mal pensado, de vez en cuando pueden entrarme algunos reconcomios de pensar que no acierto a herir lo bastante claro, lo bastante a fondo, cuando os presento estas cosas.  Pero quiero hacerlo por un camino que tiene bastante que ver con esto, pero que aparentemente es más trivial: el viejo gran dilema (que aquí también ha aparecido, pero ya en años lejanos, pero que ha vuelto a aparecer recientemente, y que hoy tenemos que volver a tratar), que se presenta de una manera casi infantil, pero que de esa manera casi infantil se presenta a buena cantidad de adultos, y que consiste en preguntarse si será verdad que la Realidad, el mundo, las cosas, son lo que son tal como pretenden ser, o si no será más bien que no son más que mis imaginaciones, ideaciones, como una especie de sueño o de película que yo estoy viendo.  Porque como estamos hechos por nuestro Futuro, y nuestro Futuro es la Muerte, así nos han hecho en la Realidad, indudablemente somos así, entonces se nos plantea el problema de “si yo personalmente muero, ¿qué es lo que queda de mí?”  Entonces, parece que no hay ninguna sospecha de nada, y por tanto, el gran dilema: “¿es así, que las cosas serán como pretenden ser, como se presentan, como se llaman, como yo mismo las llamo, como yo mismo hablo de ellas, porque están ahí, y desarrollo una Ciencia, o una multitud de Ciencias, que tratan de ellas porque están ahí, y no podemos dudar de ellas? ¿O por el contrario no será mas que una fantasmagoría todo?”


“¿Quién puede demostrar que esto segundo no es?”, se dice el que tiende a tomar la actitud del solipsista.  Nadie puede demostrárselo; parece que todo marcha igual de bien si resulta que todo lo que uno está viendo alrededor, todo lo que le cuentan, todas las historias, todo lo demás, toda la fantasmagoría que a él le viene, y que no tiene ninguna otra Realidad más que esa.  Bueno, supongo que lo sabéis, porque a todos se os ha presentado más de una vez, cuál es el famoso gran dilema. Supongo que lo habéis recogido bien en este recordatorio, y entonces la cuestión, la pregunta, es esta: a ver si con las cosas que estos últimos tiempos hemos descubierto, encontráis algo que sirva para desmontar ese dilema, para descubrirlo como infundado, como estúpido, como queráis decir; para desmontarlo, porque en la ideación normal de las cosas está así.  Y naturalmente, si os saco esto para esperimento es porque, no creo que haya que insistir mucho, está relacionado con las cuestiones que nos estamos trayendo. ¿Hemos llegado a desengañarnos bien de cosas, hemos llegado a encontrar algo que nos salve de semejante dilema, es decir, que nos ayude a reconocerlo como infundado, caprichoso?


- Antes de la necesidad de la distancia para establecer la identidad de las cosas, ¿no parece más necesario construir el límite entre ellas, el límite de cada una de ellas? 


AGC- Las cosas tienen que ser diferentes unas de otras: condiciones lógicas, porque cada una tiene que ser la que es () tienen que ser diferentes unas de otras.  Eso ya es límite, imperfecto.....


- Con lo cual se pasaría de lo continuo a lo discreto, que podía ser bien por definición, bien por medidas, o.....


AGC-  No, simplemente que como esa cosa no se mantiene como puramente lógica, se la traduce a “física”, y eso se convierte en “volumen” de la cosa, “distancia” de unas cosas a otras, “velocidad” mutua.....


- ¿Pero la definición no haría lo mismo que suponer distancias, o.....?


AGC- ¿Por qué?  A la definición no le hace falta ninguna distancia, eso es un hecho de definición.


- ¿Pero separa las cosas, las...?


AGC- Si, si, lógicamente, ontológicamente; eso no es la Realidad, pero la Realidad tiene que sostenerse.


- No, es que lo que trato de entender es el dilema profundo entre Lógica y Física.


AGC- Ahora vamos a ver, porque no tiene mucho que ver, vamos a ver el dilema trillado y habitual que os he recordado, porque a todo el mundo se os ha planteado de una manera o de otra.   A ver.


- La diferencia sería que el que piensa que las cosas son una imaginación mía, ese piensa que las cosas están dentro de mí, las cosas pasan o están dentro de mí.  Y el que piensa que las cosas tienen una especie de Realidad, que no sabría yo decir en qué se plantea el otro caso, piensa simplemente que están fuera.


AGC- Si, el que sin duda ispirado por su muerte, (que se le ha dado como una negación, cerrada y absoluta), el que adopta la actitud de que todo eso de las cosas es una fantasmagoría, presentes, pasadas, futuras, sueños, ilusiones, teorías, es una fantasmagoría, piensa que de alguna manera le pertenecen a él, pertenecen a él, son de su pertenencia, como si él fuera el que está fabricando la película, poniéndola en el telón......Si, si, le pertenecen a él, son de su pertenencia, están incluidas en su propio ser.  Si.


- Respecto a lo de ese mismo dilema que es la relación entre el Sujeto o “yo” y las cosas: el no contemplarse al Sujeto como “dentro” o una cosa entre las cosas, falsea el problema.  Porque si el Sujeto es una cosa entre las cosas, si las cosas tienen algo de fantasmagórico, uno mismo lo tiene, y su propia especulación.


AGC- Es lo elemental, había que empezar por decir eso: el dilema se desmonta porque el dilema se olvida de eso que aquí se nos ha hecho, confío, claro de día en día, que es que uno no es más que una cosa, que eso de “los hombres”, y su sique, y su fantasía, y su ideación, no son más que un caso de las cosas.  De manera que nos pasa a nosotros algo ni más ni menos subjetivo, pero que tiene que pasarle a su modo a un calamar, a un cristal de roca, a un astro.....Nos pasa más o menos lo mismo, a cada uno a su manera, y a nosotros a la nuestra.  Por volver a insistir en esto que ha recogido bien, supongo que muchos de vosotros también, de la evidencia de que eso de “lo subjetivo”, y “el hombre”, y todo eso, no es más que un caso de cosas.  Quien se atormenta con ese dilema se ha olvidado de que él no es más que una cosa.  Pero bueno, como con esto no basta, esto hay que desarrollarlo, está bien....¿Qué más a partir de ahí? ¿Cómo seguimos debatiéndonos con ese dilema?  No vamos () tan fácil.


- Y las cosas son sin fin, entran sin fin en la Realidad, las cosas son sin fin, como los átomos son sin fin.


AGC- ¿Y por tanto?  (silencio) ¿Por tanto? No sé cómo lo enlazas con el dilema.


- Lo siento, me he bloqueado.


- Bueno, no sé muy bien siquiera si estamos hablando de esto, pero se me ocurre una equiparación entre esta comunicación que parece ser istantánea de la que habla la Física, que parece que dos partículas, la información que cabe entre las dos se produce istantáneamente a velocidades tan superiores a la de la luz que ni siquiera se puede hablar realmente de “velocidad”, sino de “acción a distancia istantánea”.....


AGC- A ver, a ver.  Eso es en una actitud teórica que no es la común, ¿eh? Sigue, adelante.


- Se me ocurre que se podía equiparar en el sentido de que, bueno, si hay una acción istantánea, una comunicación istantánea, las diferencias dejan de tener sentido, el tiempo incluso en que esas diferencias se produzcan deja de tener sentido, y se podría incluso equiparar a lo que se ha hablado en otras ocasiones de esa comunicación entre el “yo” y el “tú” que habla y al que le hablan, en el que también, como la lengua en ese tramo de tiempo, por decirlo de alguna manera, no puede ser más que igual a sí misma para que esos dos interlocutores se entiendan, también se podría hablar ahí de una especie de acción a distancia, de comunicación a distancia entre esos dos, en donde las diferencias también se anulan, y el tiempo de alguna manera también se anula.


AGC- Muy bien.  Con tal de que nos carguemos a la Realidad íntegramente.  Porque eso no puede ser real para nada.  Está bien, puede ser útil, pero () conciencia de que a la Realidad le hace falta verse, y hasta verse espacialmente, y convertir sus diferencias en eso, sus entidades lógicas en “tamaños”, más o menos importantes......Todo eso es para la Realidad necesario; si no, no hay Realidad, si no, no hay cosas.  Lo otro es una especie de destrucción de las cosas.  Pero todavía tal vez el dilema de por sí que estamos usando tiene que dar algo más.


- Parece que lo que seguiría a eso es que uno no se puede morir, porque si depende de las demás cosas......  Digamos que si falto yo falta de alguna manera lo demás, y estoy como apresado en esa red y es imposible moverse....


AGC- Ehhhhh.....”moverse”......


- O morirse, o lo que sea.


AGC- “Morirse” es otra cosa, no es lo mismo.


- Pero si una cosa se muere parece que las demás cosas cambian de por sí, o tendrían que cambiar.


AGC- Si, hay una salvación de la muerte con tal de que uno renuncie a sí mismo; eso yo creo que a todos se os ha aparecido.  El otro día dijimos que en la Realidad están costantemente entrando cosas y más cosas, y que nunca las que han entrado desaparecen del todo, nunca lo que ha pasado deja de haber pasado, no puede ser, y en ese sentido es claro que no hay muerte: la muerte que nosotros tenemos prometida a nuestro Ser, esclusivamente.  Hemos dicho aquí más de una vez cómo a un niño, al año y medio o dos años, se le costituye declarándole: “te vas a morir mañana”.  Y la Muerte es costitutiva; y desde luego, si uno deja de tener Futuro, pues claro, no muere.  Ahora, para dejar de tener Futuro tiene que dejar de ser el que es, tiene que perder la pretensión de ser el que es, lo uno va con lo otro.  Liberación de la Muerte es liberación del Ser; liberación del Futuro es liberación del Ser.  ¿Qué más?


- Pero esa liberación....Podemos ir quitándonos Fe, pero también tristemente sabemos que estamos hechos por esa necesidad de Ser, y entonces....


AGC- “Personalmente hechos”.  Estamos personalmente hechos así.   Ahora, ¿lo podemos deshacer, o es imposible?  Desde luego, si pensáramos que eso, aparte de ser así, es una condena fatal, no habría tertulia política, por supuesto.  Evidentemente, aquí se parte de que no es lo mismo el reconocimiento de la Realidad tal como lo estamos haciendo, que el reconocimiento de una condena decididamente futura, una condena fatal, de cumplimiento fatal. 


Pero no nos desviemos.  Yo quería que os detuvieseis un poco más en estos trillados dilemas que se le presentan a la gente, que encontráis en la Literatura, en los novelistas, en los filósofos, en todas partes. Esas dos opciones, porque aunque Gustavo ha acertado a decir lo esencial de una manera muy rápida, pues sin embargo hay que cavar ahí; hay que cavar ahí, porque hay que acordarse de que uno no es más que una cosa, pertenece a un tipo de cosas.  Entonces, tened en cuenta que todas sus imaginaciones, todas las películas que se monta, toda su historia, todos sus proyectos, todas sus recordaciones, todo eso es real y forma parte de él.  De forma que eso es justamente lo que le da razón de pensar y de decir: “bueno, si yo no estoy, no hay nadie”.  Porque es que evidentemente, ¿quién puede negar que todas las maneras de ver el mundo que él tiene, todas las ordenaciones del mundo, todas las formas de ver y sentir los colores, y las pasiones, y todas las formas de entender la Historia de los mundos, y todas las teorías que él mismo puede hacerse, de Física, o de lo que sea, son de él, forman parte de su Alma?  Una cosa es una cosa, y una cosa es muy complicada.  Yo creo que un calamar, o un grano de mostaza son ya de por sí harto complicados, pero también uno; cuando uno se pone a recordar que uno no es más que una cosa, tiene que acordarse de que en esa cosa está implicado todo eso. Y al mismo tiempo, según lo presentado, no le da derecho a decir: “y esto que yo veo es todo”.  Pero por supuesto hay que empezar reconociendo que él tiene su visión del mundo, que el tiene su propia visión del mundo, su propia (“voltanschau”), que esa (“voltanschau”) forma parte de su Persona, es parte de su Persona, su teoría y todo lo demás.  Así que a ver qué diablos os parece de eso, porque sin duda hay que detenerse en ello.


- Una característica de esa teoría que ve el mundo como imaginación del yo, supongo que será que piensas que tú eres la única conciencia, que no hay más conciencia que la tuya, cosa que desde luego, desde un punto de vista científico no hay manera de demostrar o no demostrar, si los que le rodean a uno son monigotes, o....Claro, el único comentario que me sugiere esa manera de pensar es que parece que tiene demasiado claro qué es eso de tener conciencia.  Parece que el que piensa eso tiene muy claro, demasiado claro probablemente,  que él tiene una conciencia, y a lo mejor ahí si hurgamos un poco, eso de tener una conciencia yo por lo menos no lo tengo tan claro qué es, como para andar negando......


AGC- Por supuesto.  Cuando, no digo ya los filosofantes, sino los novelistas más o menos finos, les da por sacar un asunto como este en boca de alguno de sus personajes, no sólo hablan de “conciencia”, sino que si te descuidas hablan de (alemanes, ingleses), hablan de “gehirn“, “brain”, “cerebro”, es decir, que interpretan ese brazo del dilema pensando que toda la fantasmagoría es un producto del cerebro como sustituto del Alma, y que efectivamente con un nombre más justo habría que llamar “conciencia”.  La destrucción del dilema es simplemente no sólo reconocer que uno con su conciencia y toda su visión del mundo, no es más que un caso de cosas, sino que consecuentemente a todas las demás cosas hay que atribuirles conciencia como aquí hemos hecho, cada una a su modo y en su lenguaje; porque si no, la destrucción, el desmontaje del dilema no se consigue.  ¿Cómo vas a ser tú la única conciencia? ¿Es que eres la única cosa? ¿Cómo vas a decir que eres la única cosa si el planteamiento no lo autoriza?  ¿Crees en las cosas, o has dejado de creer en las cosas?. (“Acosar”), porque estamos llevándolo al punto de convergencia de Física e Informática.  ¿Eres la única conciencia? Entonces eres el único ser,  porque lo uno viene a ser lo mismo () por ahí.  Si.


- No sé si tiene algo que ver, para mí si que lo tiene: yo leí esta semana un verso que decía: “habla tú, yo no puedo”.  Y en ese “habla tú, yo no puedo”, desde luego yo sentía muy claramente que en cierta medida uno puede perderse en esa fantasmagoría.  Pero hay algo que no puede perderse en esa fantasmagoría, y es el “no puedo”, el “no puedo hablar”.  Ese “habla tú, yo no puedo” seguía diciendo, porque lo que escucho es como argumentos como piedras.  Desde luego yo eso sí lo he sentido, y es el único sitio donde puedo pensar que no sea una fantasmagoría, pero justamente en la medida en que puedo negar mi lenguaje.


AGC- Ya, ya.  Me ha sorprendido un poco que en lugar de detenerte en el juego entre el “yo, no” y “tú, si”, te hayas detenido en el “no puedo”.  Y te has detenido con poca fortuna, porque evidentemente todo el mundo sabe que entre los sueños, una de las cosas que figura fácilmente es la impotencia.  Figura tan fácilmente que incluso todo el mundo tiene la experiencia de que en los sueños de dormir propiamente dichos, una de las cosas más evidentes es el intento de ir a dar el paso y no poder.


- Claro, pero es que esto tiene un peligro grandísimo, y es que le podemos dar la vuelta a todo como nos dé la gana.


AGC- ¿Por qué?  No entiendo por qué.


- Porque de hecho lo hacemos todo el tiempo.


AGC- Pero es que ahora no sé qué tiene que ver con lo que me estabas diciendo.


- Sí tiene que ver, porque siempre nos podemos salir con el lenguaje, pero siempre estamos hablando también con él.


AGC- No entiendo.  Aquí lo que estamos haciendo es hablar, ¿eh?, es lo que hacemos.  Aquí lo que se hace es hablar, y también fuera de aquí.  Fuera de aquí la mayor parte de las veces, porque la mayoría es la mayoría, se hace para mantener el Orden y guardarse uno.  Aquí se intenta que no.


- ¿Pero no se siente a veces que uno no puede hablar?


AGC- Si, y que uno no puede andar, también.  Y que uno no puede andar, y que uno no puede respirar.


- Si, pero sin tematizarlo como “impotencia”.  Porque se puede tematizar como “impotencia”, y convertirlo en tema de la Filosofía, claro que sí. Pero no necesariamente, creo yo.


AGC- No creo yo que el hecho de quedarse mundo, o de no poder andar, sean cosas tan ajenas a la fantasmagoría.  Uno puede fantasear respecto a impotencias de sí mismo tranquilamente.  Vamos, creo que es en todo caso demasiado superficial.  Estamos tratando ahora de ver cómo eso de recordar que uno es una cosa implica reconocer que las cosas son enormemente complejas, y que esta cosa que uno es está entre otras cosas formada por esas fantasmagorías suyas, por esa visión del mundo suya, y que esa visión del mundo suya, que es de su conciencia, o por hacerles caso a estos, de su cerebro, de su “ gehirn“, de sus “brains”, no es nada más que la suya, su visión, y que cada cosa debe tener la suya, que cada cosa a su manera debe tener la suya .


- Esa visión suya yo pienso que es un poco también la visión que los demás tienen de lo que él ve, porque no creo que esa fantasmagoría venga sólo del interior: está también en el esterior, viene de ancestros, hay una serie de componentes, no solamente uno, porque hay que partir de la base de que todos estamos () algo, por lo cual....


AGC- Desde luego.  De ordinario así es como lo entendemos, y yo he recordado simplemente que a veces viene esa tentación de plantearlo de una manera rigurosa: “¿y si fuera verdad, como mi muerte indica, que todo eso que yo creo que he aprendido de los ancestros, y todas las historias que tenga, no son más que una fantasmagoría que yo me traigo, y que conmigo va a desaparecer del todo?”. Pero desde luego, lo que estoy diciendo ahora es, por el contrario, la manera en que de ordinario se entienden las cosas.


- Y la parte fatalista del asunto, de que.....


AGC- No,no, y la sensación de dilema, que, con más o menos fortuna, a todo el mundo se le presenta.  Si.


- No tiene directamente que ver mucho con la reflexión, pero hace poco cayó en mis manos un libro de una poeta, una tal (Simbosca), en la que un hombre trata de comunicarse con una piedra, y es increíble cómo a veces la gente tiene esos momentos de lucidez absolutamente increíbles en la poesía.


AGC- En contra de la imbecilidad reinante, que hace que nuestro cerebro, incluso hasta para los físicos, sea el asiento de la subjetividad, a partir del cual, únicamente, se puede entender el mundo, en contra de eso, la esperiencia está llena de momentos, en poesía o fuera, en que uno dice: “¡pero si es mentira, si eso me está hablando, si le puedo hablar!”.  Simplemente por una torpeza, ese reconocimiento de que las cosas están hablando, si.  ¿Qué más?


- Claro, yo creo que habría que volverse un poco () que se decía de la conciencia, y había que plantearse una especie de Fe que esto de hablar es propio de las cosas humanas solamente.  Porque claro, en el invento de la conciencia está al mismo tiempo la presuposición de que hablamos, y que además, en esta subcosciencia, o como le quieran llamar, está el lenguaje, por lo menos el que nosotros hemos aprendido de la tribu.  Alguien puede pensar que él se inventa el hablar de su tribu.  Entonces, una cosa como somos nosotros, que apenas concebimos que las piedras hablen, porque se presupone que a un perro a lo mejor se le concede la posibilidad de que hable, o al menos ponerse a hacer ruidos, pero a una piedra parece que se le niega esta posibilidad.  Entonces, una cosa como nosotros, que consideramos que somos los únicos que hablamos algún lenguaje, esta situación es bastante difícil de desmontar. Yo creo que el problema().


AGC- Es fundamental.  Lo que traía hoy concretamente, eso va hacia ahí, hacia ese desengaño. Pero hay que atacar como siempre: dentro y por fuera.  Si.  Nosotros    simplemente hemos caído en esta red, cada uno estamos condenados a tener una visión del mundo, como cada caracol está obligado a tener una técnica de fabricación de su concha.  Estamos condenados a tener una visión del mundo.  Bueno, ¿y qué pasa?.  No tiene nada que ver con la Realidad.  Y luego, al mismo tiempo, volver otra vez a echar la mirada hacia fuera, y decir: “pero bueno, ¿qué es lo que estamos diciendo entonces de las cosas?, ¿qué es lo que pasa con las cosas?”.  Pero en fin, en todo caso esa destrucción por doble vía de algo sumamente difícil de destruir. Pero que es a lo que estamos aquí, ¿no?  Porque sin eso, si seguimos creyendo en la Conciencia, en el Alma, en el Cerebro, en la Persona, ya estamos al servicio de los Amos, no cabe duda, no podemos hacernos ninguna ilusión de descubrimiento ni de rebeldía.  Si.


- Yo pienso, o se me ocurre, y no sólo a mí, sino es que para mí es una evidencia, que todos practicamos, que siempre hay una costrucción de la Realidad, de las cosas, porque nos acercamos a ellas, y entramos en contacto con ellas.  Ahora, yendo a la parte que tú decías, enfocando esto por parte de una crítica digamos de Filosofía Política, la Sociedad de la Información necesita evidentemente construir una Realidad para controlarla, y entonces necesita definir las cosas y dotarlas de identidad, en el sentido de que cuantas más cosas construya, cuanta más Realidad meta, más especializada es, con lo cual más identidades tiene, y entonces más rica es esa Realidad que te presenta.  En el sentido contrario no existiría ningún tipo de control, sino que existiría por ejemplo hablar una piedra, que para la Realidad es absurdo, no tiene sentido. 


AGC- Bueno, está bien, gracias.  Desde luego, estás, como si dijéramos.....,  hombre, sacando los síntomas de enfermedades como la erupción de un sarampión que se ve por la piel.  Sabemos qué es lo que pasa con las formas más desarrolladas de Orden Social, y todo lo que eso trae, pero aquí lo que estamos descubriendo es que eso está mucho más hondo, que está en la costitución misma de la Realidad.  No podemos distraernos demasiado, ni pensar que uno está costruyendo realidades, eso no.  La Realidad está costituída así, por información, y hemos caído en una red que es ni física ni informática, sino las dos cosas juntas.  Y si no entramos hasta el fondo, después las críticas de orden Social y Político y demás son superficialidades.


- Decimos que las cosas de la Realidad, cada cosa tiene su conciencia, y también hemos dicho alguna vez que de lo que es propio y único en verdad no puede hablarse ni saberse, porque no hay comparación ninguna.  Entonces está claro que a uno a veces no le interesa ni le roza esa realidad propia de cada cosa.


AGC- ¿A lo común?


- Si, a lo que pueda haber que no es propio, o sea, que no le toca para nada eso de cada conciencia o de cada Alma para seguirlo. 


AGC- No, por el contrario: en esta lucha política, donde empleamos el término “común” a pesar de todo, (“razón común” y “sentido común”), contra lo que estamos justamente es contra esa afirmación de la conciencia, y que cada uno sabe quién es, y adonde va, y todo eso.  Hay ahí una guerra, y una guerra declarada, entre lo uno y lo otro.  Pero todavía démosle más vueltas a...


- La necesidad esa de comunicarse es muy engañosa, porque ya está suponiendo que para que dos se puedan comunicar es que son distintos: si yo me comunico con una piedra es porque se supone que la información que yo le voy a dar, o que ella me va a dar a mí, yo no la sé, ella no la sabe, yo estoy hablando y la otra escucha, y viceversa; es decir, estoy reconociendo ya en la idea de “comunicar”, que no somos lo mismo, que no somos comunes, que somos dos, estoy estableciendo una diferencia. Entonces, parece que en realidad, la idea de comunicar va por donde ella decía, es decir, si realmente esa fantasía desapareciera, yo ya no querría ser otra cosa que la piedra, en realidad ya no tendría ninguna necesidad de comunicarme, ni nada que comunicar, puesto que no habría información que cambiar.


AGC- No veo por qué.  Eso no se desprende de lo que dices.  Desde luego, lo que he estado recordando es que la comunicación, en el sentido de la trasmisión de información, es idéntica con la propia entidad de las cosas; la diferencia, que es un hecho ontológico, implica también la trasmisión de información de unos a otros, y esa es la cuestión.  Pero que en cuanto a “relación con”, “comunicación con”, en el sentido más general, sea de nosotros unos con otros, sea con las piedras, sea con los astros, cambie algo, cuando uno reconoce todo lo que estamos diciendo, no lo veo: ¿por qué?, ¿qué cambia ahí?.


- Vamos a ver: la idea de “comunicar” implica “hacer común” algo que no lo era...


AGC- No, no. Ahí hemos empleado la palabra “común” de una manera un poco más general, no.  “Comunicar”, dicho en el sentido más corriente, no tiene por qué implicar nada de “común”; es “establecer relación”.


- “Establecer relación”, es decir, momentáneamente () de lo que tú digas, o () , y por lo tanto eliminar una barrera, o una distancia, o lo que tú quieras, para que la información pueda pasar de un lado a otro.  Pero si hay información que pase de un lado a otro, es que hay un lado, hay otro, y entonces parece que no podemos salir de la trampa de ninguna manera.  Es decir, si yo me comunico con la piedra, es porque todavía creo que la piedra está ahí, y yo estoy aquí, y tenemos información que cambiarnos, porque somos distintos y podemos cambiarnos comunicación.  Está la posición “yo”, la posición “piedra”, y la información puede variar de una a otra; pero parece que ahí ya está implicado todo lo que tendríamos interés en negar, ¿no?, que es la idea de que existan cosas discretas, distintas, que se cambien información.


AGC- ¡Ah, no, no, no!  Esa idea ni siquiera ha salido aquí, ni siquiera se ha puesto sobre el tapete, por el contrario: he vuelto a recordar que somos una cosa entre las cosas, que hemos caído en una red que al mismo tiempo es de informaciones y de cosas.  He vuelto a recordar la condición esa de la multiplicidad de las cosas, eso no se ha puesto en duda para nada.   Por el contrario, el enfrentarse con el dilema famoso este, implica justamente, aunque no haya aparecido de una manera tan esplícita, implica volver a sacar con más atención la cuestión de la pluralidad entre las cosas, la pluralidad de la Realidad, tal como aquí nos ha salido.


Y bueno, voy a pasar a eso, porque si no se nos va a hacer un poco demasiado tarde.  Vamos a ver: a nosotros desde luego, si queremos hacer algo que no sea hacer lo que ya está hecho, no tiene por qué importarnos nada el reconocer que hayamos caído como cosas entre las cosas en esta red que es al mismo tiempo informática y () .  Vamos a ver la dinámica: decimos que están costantemente entrando en la Realidad más y más cosas; esto es lo que introduce en nuestra manera bastante especial de entender lo de la pluralidad: están costantemente entrando más y más cosas.  Y como el otro día recordábamos, desde luego esta entrada constante de más y más cosas no puede hacerse sino arrastrando consigo modificación en cada una de las que ya había.  Esto creo que no hace falta ni razonarlo. El otro día la volvimos a traer a comparación con el vocabulario de un  idioma cualquiera, donde costantemente están entrando nuevas palabras, y desde luego la entrada de nuevas palabras en el vocabulario, se ve, en cuanto se echa una ojeada, que implica la alteración del significado de las palabras que ya había, y no puede ser por menos.  Al mismo tiempo, esto excluye que las cosas sean un conjunto, sean un conjunto cerrado; están costantemente entrando más y más, y así no hay conjunto que se mantenga.


Vamos a ver cómo esto se contrapone bien tanto a “sin fin”, como a “todo”.  La contraposición con “todo” es clara, la hemos hecho muchas veces: la Realidad no es todo lo que hay; o dicho con lenguaje más vulgar, “las cosas no son todas”.  Y así se entiende bien que si están costantemente entrando más y más cosas, no hay manera de que pueda decirse “todo” con alguna verdad en ningún momento ni en ningún sitio; no hay “todo” que valga.  Es como esa comparación que ya se ha usado en otros tiempos entre nosotros: en una asamblea libre de estudiantes de unos cuantos miles, donde están entrando y saliendo costantemente unos y otros, cualquier pretensión de que allí se pueda hacer un cómputo, o votar, que haya “todos” y decir cuantos son, se viene al suelo, por el hecho mismo de que está costantemente entrando y saliendo gente, y no se sabe quienes son de ellos y quienes no son de ellos.  Y al mismo tiempo, esto implica que tampoco se sabe hasta que punto cada uno es de ellos; la propia identidad de uno, su costitución, queda ahí también comprometida.


En cuanto a lo “sin fin”: las cosas, nosotros entre ellas, estamos, “ahora”, hundiéndonos, continuamente, en lo que no sabemos, en lo desconocido, en la verdad, que es lo desconocido; la sola verdad: lo desconocido.  La sola verdad, que es lo desconocido, y que es desde luego, por ello mismo, “sin fin”.   Y desde luego, el que costantemente se estén realizando más y más cosas a partir de lo desconocido, a lo desconocido le importa un bledo, o sea, lo sin fin no queda tocado para nada.  No queda tocado para nada por más que costantemente estén realizándose, es decir, entrando en Realidad, cosas que no eran cosas; a costa del misterio, a costa de lo desconocido realizándose más y más cosas.


Pero lo gracioso es que tampoco a la Realidad le importa eso mucho, porque dada la forma de pluralidad que os estoy proponiendo, el hecho de que entren más y más cosas y vayan alterándose las unas al lado con las otras, no importa para nada al principio de pluralidad que es la Realidad, que no es un conjunto ni tiene por qué contarse.  Esto es lo que quería volver a plantear hoy.  Sólo nos parece que tiene que importarle si empezamos a verlo “espacialmente”; decimos: “hombre, es que se hincha tanto y tanto, que ¿cómo eso no va a importarle?”. Entonces ya estamos otra vez en las imaginerías de espansión del Universo y cosas por el estilo, “dispersión de las Galaxias”, y “Big Bang”, y todas las puñetas que sabéis.  Sólo cuando se intenta verlo, que de por sí, no sólo no aparece tamaño ni necesidad de espansión, en la Realidad, sino que no aparecen tampoco números, porque evidentemente con esa entrada constante, tampoco puede decirse que las cosas sean un número de cosas determinado.  Bueno, esto es lo que quería remacharos hoy, porque esta forma de la pluralidad real tiene que contraponerse sin confusión con lo de “verdad sin fin” y con lo de “todo”, o si no, está uno cayendo costantemente en líos innecesarios.  Por eso, si hay respecto a eso algo, debéis decírmelo ahora.


- Yo estaba pensando que esto se parece bastante a lo de que vas en un autobús, o en un tren, y en ese caso lo de morirse sería que te tocara bajarte en la parada o algo así.


AGC- La muerte de verdad, la muerte real, que es de mentira, es futura, y eso sólo corresponde a la identidad personal.  Nada puede morir más que lo que tiene prometido un Futuro; por tanto, ya ves que la diferencia está más a fondo todavía.  Hombre, no voy a decir lo que decían los viejos atomistas (y también los no tan viejos): que las cosas, al deshacerse, no desaparecen nunca, sino que vienen a dar a los elementos sin fin de la masa.  Esta era una aproximación dependiente de la imaginería física, pero aquí lo podemos decir mejor, ¿no?: las cosas nunca desaparecen una vez que la información, que es física, las ha creado: se modifican, se deshacen, se desperdigan, se desmenuzan....Les pueden pasar toda la cantidad de cosas que a las cosas les pasan, nada más.  La desaparición de uno, la nada , la muerte como “nada”, sólo le pertenece a uno en cuanto uno está costituído precisamente por su condena a muerte, y sólo es de uno.  Pero como todo esto es tal vez demasiado simple, haréis bien en sacar más cuestiones o dudas en torno a ello.


- Yo estoy un poquito liado, porque has espresado en varios días la idea que he entendido yo, aunque a lo mejor lo he entendido mal, la idea de “Alma”, la costrucción de la idea del Alma.  Entonces, explicando el alma como una idea, ¿cómo se puede esa idea relacionarla con algo físico, llevarla al plano de lo físico?


AGC- Es físico, el Alma es una cosa física.  ¿Cómo no va a ser una cosa física, si hablamos de ello?  “El alma”, es “el yo”, es “la conciencia”.....todo eso son cosas físicas.  Y además es una cosa tan física que ella se arregló, cuando la inventaron, para inventar “el Cuerpo” a su vez como algo físico, que el pobre no sabía acordado de que se llamara tal cosa hasta que se inventó “el Alma”. “Fisico” quiere decir que la cosa tiene su nombre, que ha entrado a formar parte de la Realidad.  Ya hemos, en relación con ello, aclarado hasta qué punto eso viene a relacionarse con lo de “la conciencia”.  Con la conciencia, pero que no tiene por qué ser conciencia de uno ni todo lo demás.


- Parece que por un lado las cosas sí que puedan hablar, en el sentido de por ejemplo cuando una flor abre los pétalos parece que está diciendo algo.  Pero ya también se podría pensar que de alguna manera no pueden hablar para empezar de su propio hablar.  Luego por otro lado parece ser que el que una flor abra sus pétalos no incrementa ni el número de significados ni afecta a los otros significados que en la Realidad estén entrando, y que por ese lado se podría ver que si las cosas hablan, desde luego la forma que nosotros tenemos de hablar aquí por ejemplo, es un caso de hablar muy “sui géneris” y muy peculiar, en el sentido de que, sí, en nuestro hablar sí que se afecta al resto de los significados en cada acto de habla, sí que se incrementa el número de ellos, mientras que en el hablar de las cosas, incluso en el de la piedra al decir “estoy aquí”, que parece que podría decir hasta eso, o en el de la flor, no parece que afecte de esa manera.


AGC- Bueno, ya....Evidentemente, cualesquiera formas de lenguaje que haya por ahí es “sui géneris”; efectivamente “sui géneris”, es decir, la que corresponde al tipo de cosa de que se trate.  Tú te has pasado, has pretendido saber mucho del lenguaje de las amapolas y de las rocas, a lo cual no tienes derecho; a lo cual no tienes derecho ninguno, esto es lo esencial.  Nosotros, lo mismo que estamos condenados, en general, a hablar un idioma, Español Oficial Contemporáneo, y nos cuesta un gran esfuerzo romper con esa idiomaticidad, lo mismo que estamos condenados (y esto más seriamente) a tener la forma de hablar que tenemos, nuestro idioma, humano, esto nos hace sordos, torpes, inhábiles, para entender y traducir el lenguaje de las amapolas y de las rocas; es lo más que podemos reconocer, decir que muy vagamente, a veces, sospechamos qué pueden querer decir; pero cómo es, cómo funciona, lo que implica de abstracción, lo que implica de influjo sobre otras formas de la Realidad, ni idea.  No tenemos ni idea, estamos cerrados por nuestra idiomaticidad; como en el resto de las torpezas y de las ignorancias, lo que nos impide no es ninguna falta de inteligencia, sino una sobra de idioma; una sobra de idioma, una carga de información.


- Insisto: estamos utilizando el hablar de varias maneras: el hablar de las flores, que dice Felipe, pues naturalmente que sí, abren los pétalos, y las abejas se enteran de que huelen, y vienen; el electrón, que no sabemos si es el mismo que está a miles de kilómetros en los experimentos últimos es una comunicación.  El hablar también sería que no hay forma de hablar si no hay una tribu que conoce el idioma concreto de la tribu.  Es decir, que si algo es algo es por que está metido en una malla de relaciones, y esas relaciones o son de hablar, utilizando la astracción que utilizamos nosotros, o son de un terremoto, que lo que se mueve aquí se mueve allá.......O sea, que a lo mejor de lo que estamos hablando es de un hablar que es relaciones de algún modo entre unas cosas y otras.


AGC- ...no merecía la pena que insistieras.  Está claro. Evidentemente.  ¿Cómo vamos a usar otra palabra más que la palabra “hablar” para referirnos a las amapolas y a las rocas, si somos así de torpes, y de humanos, que a ninguno de nuestros antecesores, filósofos ni poetas, les ha dado por desarrollar en nuestro vocabulario, palabras adecuadas para referirse a la actividad de las amapolas y de las rocas?  Tenemos que decir “hablar”, y apañándonos a continuación para decir: “hablar en otro sentido enteramente distinto del nuestro, del que no sabemos nada”. ¡Qué le vamos a hacer, así somos de torpes!.  ¿Qué más?


- Cuando decimos que la entrada de una nueva cosa en la Realidad, altera todos los elementos que previamente estaban, o las relaciones entre esos elementos, lo que estamos presentando, ¿no es una relación de causa/efecto, o la relación de causa/efecto?  El otro día decíamos que de un hecho no puede deducirse que vaya a pasar otro, ni vamos a poder saber seguro que del hecho A se derive el hecho B, ni siquiera de los del pasado, que del hecho....


AGC- Perdona, no sólo es que no podamos: es que simplemente “no ha pasado”.


- ¿No ha pasado el qué?


AGC- Lo que no ha pasado.


- Lo que no ha pasado.  Pero que incluso si hubiera pasado, si se produjo el hecho A primero, y el hecho B después, decimos que eso no demuestra que el hecho B sea consecuencia de que se produjera el hecho A.


AGC- Eso lo decíamos para efectos de ayudar a resucitar a los muertos.  Porque evidentemente, no podíamos menos de atribuirles a los hechos pasados, y a nuestros muertos mismos, atribuirles situaciones en que les pasara lo mismo que a nosotros ahora, que es inconcebible, y que cada vez que les pasara eso de “ahora”, les estaba pasando lo mismo que a nosotros: que lo que no había pasado, no había pasado.  Y que sólo a posteriori, cuando el hecho B se presenta como consecuencia del hecho A, decimos: “tenía que pasarle, pero era mentira”.


- Pero el hecho B es una de esas repercusiones de que el hecho A llegara a formar parte de repente de la Realidad, solo que era impredecible.


AGC- Claro.  Pero que ya está, no “predicho”, sino “dicho”.  Es que ahora, cuando nos referimos a él, ya no es que esté predicho, está “dicho”.  En el momento A estaba predicho, y por tanto, era tan falso como cualquier profecía, pero nosotros lo examinamos a posteriori.


- ¿Pero no hay un falseamiento en eso de decir (un falseamiento, y también bastante presunción) en eso de decir después: “¡ah, ha sido por esto!”? ¿Si no se sabe ahora, cómo se puede saber.....?


AGC- Sí, si se dijera: “ha sido por esto”, habría presunción.  Si se dijera: “no ha sido por esto”, no es porque se quiera decir que ha sido por otra cosa,  sino es porque se dice que no ha sido por eso; es una negación de la causalidad así de simple.  De modo que tal vez con esto vamos a cerrar y volvemos: en una situación como la de la Realidad, con ese tipo de pluralidad, que hemos distinguido de “sin fin” y de “todo”, donde costantemente están entrando más y más cosas, y eso está alterando a cada una de las que había, ahí desde luego no se puede establecer ninguna relación causal de las que la Ciencia busca, porque no hay donde agarrarse, por así decirlo.  La Realidad ideada de esta manera se nos vuelve como blanda, insegura; necesariamente blanda, insegura, y por tanto impropia, por su propia falta de costitución, para que se establezcan en ella relaciones de tipo causal.  Por eso decíamos que, en pequeño, en el tipo de cosas que somos nosotros, se puede comparar para ayudarnos con nuestra recordación, cuando no está en Archivos ni es Histórica: es un maremagnum, un embrollo, costantemente están volviendo y dejando de volver cosas, unas están influyendo sobre las otras, desde luego sin que pueda establecerse ningún orden ni concierto entre ellas, y sólo cuando tenemos que establecer en esa recordación un orden, entonces le aplicamos ya, a posteriori, la Historia, las Fechas, el Archivo, la cronología...No sé si esto te va aclarando, o no.


- No del todo.


AGC- No del todo.


- No tengo estos días a mano el libro de “Contra el Tiempo”, y desde el otro día estoy tratando de ver cómo se resuelve el que si se renuncia a las relaciones de causa/efecto se pueda mantener todavía el “antes” y el “después”.


AGC- Ya. Sí, es un poco complicado para entrar en ello aquí.  Yo creo que allí lo espliqué bastante bien.  El otro día ya recordé cómo eso de la causa consiste efectivamente en una especie de “rigorización” de la mera relación cronológica de “antes” y “después”.  Pero es muy difícil deducir si lo de la mera antelación es antes independiente de la causalidad, o ya está la causalidad implicando la mera antelación.  En todo caso (el dilema es muy viejo).


- Parece que recuerda a lo de la información que ha recibido, que ya la tiene antes de que se haya producido el...


AGC- Bueno, recuerda muy vagamente, eso es otra cuestión.  Sobre eso habrá que volver desde otro lado.


- Sobre la cuestión primera de la tertulia del esperimento de los fotones enredados, y sobre lo de la multiplicidad, yo creo que habría que plantear que la multiplicidad necesita inmediatamente ser pensada por medio de la diferencia, y la diferencia va a establecer relaciones de distancia.  Lo interesante, en los fotones, cuando se hace el enredo, es que la distancia no es propiamente la distancia entre dos puntos, sino lo fundamental es la distancia “en ángulo”; lo fundamental es que las partículas van a estar organizadas como si dijéramos “en dimensiones”: arriba, abajo, izquierda y derecha.  O sea, que eso de la distancia, que evidentemente es la distancia de un punto a otro, aparece antes como una separación que se reinterpreta angularmente.


AGC- “Separación” es lo esencial.


- Yo creo que el choque, entre formas de “distancia”, si se quiere, eso es también revelador por la imposición de la Realidad.  Y cuando las nuevas cosas entran en la Realidad, automáticamente se está organizando según diversas formas de pensar la distancia, y eso es una cosa......


AGC- Desde luego, lo más elemental efectivamente es la necesidad de separación.  Después, que eso se imagine de una manera más realista como “distancia”, eso ya es un poco secundario.  Desde luego, el trance esencial es el de la separación, en principio lógica: ¿son uno?, ¿son dos?, ¿son el mismo?, ¿son distintos?  Inmediatamente física, pero como “separación” antes que “distancia”, si.


Bueno, pues nada, si el Señor no se enfada demasiado con nosotros, y nos deja dentro de siete días, seguiremos dándole vueltas a todos estos asuntos, y los que se os ocurran.