25.08.2014

Tertulia Política número 91 (19 de Septiembre de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • INFORMACIÓN Y COSAS.
  • LA MUERTE DE UNO.

 

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TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Vamos a pasar, si os parece, una vez más, de lo que podemos llamar la mirada hacia afuera -hacia el cielo, hacia los universos, hacia la Realidad- a la mirada hacia adentro, hacia... hacia uno mismo, sin que perdamos en el trance, por favor, lo que estos días tal vez hayamos adquirido en cuanto a averiguación sobre cómo es que 'información' y 'cosas' vienen a ser lo mismo. Cosa a la que nos llevaba también, o nos ayudaba mucho, algunas de las teorías o descubrimientos de los físicos respecto a entropía por un lado, a Informática o lenguajes por el otro.


Hemos caído -decíamos- en esta red que es una red de cosas y de nombres, es decir de información, de conocimientos. De manera que intentemos en lo posible no caer en el error de separar como está mandado; de separar como está mandado 'la cosa' de 'la información' (eso lo tenemos que mantener -yo creo- relativamente claro) al pasar de nuevo la mirada hacia dentro, por así decirlo. 


Tenemos que mirar hacia dentro y tratar de plantearnos mejor, averiguar más a fondo, la cuestión de la muerte, de la muerte de uno. Esto es bastante lógico para vosotros, sin duda, puesto que recordáis que hablando desde la política más inmediata, con esta rebelión contra el Poder, que parece que es el sentido que esta tertulia tiene, descubrimos que aquello con lo que nos tiene atrapados, dominados el Poder, el Estado o Capital, Dios mismo, es justamente el cuidado o miedo de uno mismo. 'Cuidado o miedo' (cura metusque, que son los términos que empleaba el buen Lucrecia).


Es la muerte -que nunca está aquí, la muerte futura- la que a uno lo costituye (como hemos visto muchas veces), no le da nacimiento, que es cosa que uno no tiene, pero sí costitución. Lo costituye a uno justamente como noticia, y a partir de ahí se funda ya un Futuro que es la primera aparición o imposición del Tiempo real -falso pero real-, y por tanto se impone la costitución misma de la Realidad y la obediencia de uno a esa Realidad, al Poder, la creencia en la realidad de uno, que está fundada en la Fe en su muerte futura. Es de esa manera el fundamento de la sumisión, de la obediencia a la Realidad en general y a lo que el Poder manda que se cree... que es el que manda que se crea.


De manera que es lógico, como digo, yo creo que tengamos en esta guerra que volver una vez más sobre esto de la muerte de uno, es decir, tratar de -más que directamente averiguar, descubrir la verdad, lo cual sería una pretensión vana- desembarazarnos en lo posible de las creencias dominantes acerca del asunto, que es el camino que nos toca: limpiarse de, desembarazarse de, librarse de -lo más posible- las ideas reinantes sobre esto: de la muerte, como sobre tantas otras cosas. Es en esto en lo que confío en que enseguida estaréis también vosotros ayudando, tenéis los motivos, los mismos motivos, los mismos conocimientos que yo, las mismas ilusiones, las mismas desilusiones, de manera que no hay entre nosotros gran diferencia a ese respecto.


Tenemos, en la cuestión de la muerte (la muerte de uno) que separar con cuidado primero -como ya el otro día lo presentábamos- aquello que no puede tener que ver con la muerte, pero que engañosamente puede parecer que sí. Hemos descubierto que las cosas nunca mueren puesto que (según los versos de Lucrecio que os volví a recitar el otro día) no saben más que convertirse unas en otras, cambiar, trasformarse. No sabe Natura -decía él- hacer cosa alguna si no es ayudándose de la muerte de otra, y por tanto para las cosas lo de la muerte no tiene propiamente sentido: las cosas no mueren nunca precisamente porque están costantemente cambiándose unas en otras. Y no podemos escurrirnos de la evidencia de que nosotros, hombres por ejemplo, y cada uno de nosotros, somos un caso de cosas. De manera que en la medida en que sea así, no hay problema con la muerte, no hay ni motivo ni sentido para la idea.


No sólo las cosas están costantemente entrándose, entrando en la Realidad costantemente (por momentos), haciendo con ello de paso, inevitablemente, que las que ya había tengan que cambiar de ser o significado, que tengan a su vez que cambiarse -la renovación del repertorio, la renovación costante del repertorio de cosas implica esto, la alteración de cada una, lo mismo que en el vocabulario la entrada de palabras de significado nuevas no puede hacer si no es implicando que el significado de las palabras que había antes sufra un cambio, una trasformación-, no sólo eso es así, sino que también las cosas están entre sí, unas con otras, en una perpetua y variada comunicación (esto es lo que tiene que ver con aquello de la identidad entre 'información' y 'cosas').


Veo en un artículo de vulgarización, que el propio Schrödinger generalizaba lo que después suele aplicarse de ordinario a fotones; generalizaba diciendo "Cuando dos han entrado en alguna forma de contacto entre sí, después ya no pueden nunca librarse del todo; cuando se separan no pueden librarse nunca de ese contacto, y de alguna manera quedan en una perpetua disposición de comunicación mutua". Eso es lo que se manifiesta de la manera más patente en la facilidad de comunicación por números innumerables de la que gozamos a través de telefonía de móviles y todo lo demás. Es lo que justamente se refleja en eso.


Las cosas no pueden menos de estar entre sí en comunicación unas con otras. De manera que, aparte de ser costantemente más, y de estar cambiando costantemente, no pueden menos de estar -independientemente de la distancia, de la separación-, en alguna manera de correspondencia de estados, enredadas entre sí (por emplear el término que suele emplearse para los fotones) enredadas entre sí de alguna manera. Y por tanto eso (como alguno con intuiciones poéticas diría) "ligadas en un amor, en un amor perpetuo" (si es que a esa especie de dependencia comunicativa se le puede llamar de esa manera).


Bueno, no me entretengo más en esto. Si las cosas son así, y les pasa esto que les pasa, y yo creo que no podemos escaparnos de reconocerlo, y por otra parte yo y ustedes y cada uno de nosotros y los hombres en general no son más que un caso de cosas, está claro que por ahí la muerte no tiene nada que hacer. Está claro que por ahí la muerte no tiene nada que hacer. De manera que aunque lo que el Poder nos impone -en virtud del miedo a lo que pueda pasar, al Futuro- es un cuidado del cuerpo, que inevitablemente estropea todo lo que al cuerpo le quedara de sabiduría, tratando de sustituirla por un saber de lo Alto (desde la Medicina o de... o desde cualquier...), aunque ellos lo impongan así, aquí descubrimos que eso es una trampa y una mentira.


El cuidado del cuerpo es un falso cuidado del cuerpo, una pretensión de que se sabe lo que es, cuando cualquiera sensible descubre rápidamente que no sabe qué es eso, ni dónde empieza ni dónde termina, ni siquiera dónde empieza el suyo y dónde empieza el de otro, ni nada por el estilo. Según lo que de las cosas en general acabo de recordaros: cuidado de eso, precisamente en atención a la muerte futura, es una trampa fenomenal, aplastante, pero una trampa y una mentira que, como veis, se deja denunciar con bastante facilidad si uno... si uno quiere, si uno quiere oír y enterarse. El resultado es -como siempre- lo que favorece al Alto, al Poder. El resultado es que si a este cuerpo nuestro le quedaba de verdad algo de eso -de ser sencillamente cosa como las cosas- con esa atención hacia la muerte que no está aquí y hacia el Futuro, pues se estropea. Se estropea eso que podría llamarse una sabiduría por lo bajo.


Y creo que os estoy diciendo cosas que cualquiera de vosotros se ha dejado pensar en algún momento aunque después las haya tachado para decir "Bueno, me tengo que volver a creer lo que me mandan". Como suele... como suele suceder, en eso y en todo... y en todo lo demás ¿no?


En la medida, pués, que nos dejáramos ser cosas como las cosas, por ese lado la muerte no tiene nada que hacer. Lo único que hay de verdad es un cambio perpetuo, costante. Y no es por ahí el problema. Por otro lado, yo (como nos ha salido decir más de una vez y muchas veces ya), yo no muero nunca. Es decir que... que aquello... que aquello que soy yo de verdad -por así decir- y que es propiedad de nadie, puesto que depende exclusivamente del acto de hablar, del acto de hablar o de pensar, y es respecto a él donde digo yo, donde cualquiera dice yo, y yo en ese sentido no soy nadie, evidentemente no soy nadie real puesto que dependo del acto mismo de hablar de la Realidad, soy cualquiera en ese acto de decirlo, soy cualquiera en el acto de decir yo. Y bueno, no siendo real, yo no muero nunca, y por tanto por ahí no hay tampoco problema de muerte, ni cuidado ni miedo, porque lo que habla de la Realidad está fuera de la Realidad, y si muerte es algo que pertenece a la Realidad (como pertenece, incluso como fundamento de la Realidad) yo estoy fuera, yo no tengo nada que ver con eso; en la medida en que soy el que hablo de él, que pienso en las cosas, en la Realidad, he quedado fuera. Y no hay por tanto para mí de verdad cuestión de muerte ni preocupación, ni Futuro, ni miedo.


De manera que, sin detenernos mucho más, por esos dos... por esos dos lados, como veis, es por donde no podemos decentemente buscar la cuestión de la muerte, más bien tenemos que preguntarnos ¿qué es lo que queda, por así decir, en medio de lo uno y lo otro, y a lo que ese... a lo que ese problema se refiere?


Fijaos bien que es ese algo que, sí, puede decirse que esté en medio de lo uno y lo otro, pero que desde luego excluye ya, desde ahora, la referencia ni a lo uno ni a lo otro: ni a mí que no soy nadie, ni a eso que se llama cuerpo o cosa.


Bueno, esto, si me ayudáis con vuestra manera de sentir acerca de ello, es desde luego la característica, lo peculiar, lo singular de uno; es decir, aquello a lo que trata de referirse, y trata de captar el nombre propio que los padres le han dado, el documento nacional de identidad que le ha dado el Estado, o cualquier otra manera de registro, en la que se supone eso: mi arnaz, mi natura, mi manera de ser, es única, singular, irrepetible. La pretensión de los nombres propios y de los documentos de identidad lo revela con toda claridad.


Para conseguir esta peculiaridad, esta singularidad de uno, evidentemente se pueden utilizar, pues rasgos de lo que tiene de cosa, rasgos de la cara, huellas dactilares, pero eso es lo de menos, también sin eso se puede hacer, y eso no es más que una especie de istrumento para conseguir la característica, la singularidad, la peculiaridad   d e   u n o, el que uno sea propiamente uno y nada más que uno. Eso es... eso es otra cosa.


Se puede decir (podría decir uno) "Bueno, uno tiene que ser el que es; sí. Y tiene que ser él y propiamente él; bueno. Además tiene que para ello contar con un hilo -con un hilo- de memoria de sí mismo que lo mantenga en contra de las amenazas (no ya de la muerte sino de los cambios), que en contra de los cambios inevitables lo mantenga a uno idéntico consigo mismo, de tal forma que desde niño hasta viejecito pueda seguir siendo el mismo que responde a su documento de identidad. Eso es lo que está mandado y así es como son las cosas de la Realidad".


No sé si tengo que recordaros mucho más en qué consiste en ser uno... en ser uno singularmente el que es: irrepetible y no otro ¿no? Ahora me lo diréis si está tal vez demasiado claro y a lo mejor por eso hay que insistir, repetir muchas veces. Pero desde luego yo creo que empezáis conmigo a sospechar que es a eso a lo que se refiere la muerte y el miedo y el cuidado de la muerte, a ninguna de las otras dos cosas sino justamente... justamente a esto.


Y podría decir alguien "Bueno, pero hemos quedado en que nosotros somos cosas entre las cosas; es verdad. Y entonces puede ser que esto que nos pasa a nosotros con el Tiempo, el Futuro, la amenaza de la muerte, el hilo de una memoria que mantiene su identidad, sea sencillamente nuestra manera de... nuestra manera de ser cosas". Es posible, pero desde luego, en todo caso, como es la que más inmediatamente nos toca, nos inutiliza para cualquier guerra con la mentira y con el Poder, tendremos que dedicarnos a ella de una manera especial.    


Esta manera de ser nuestra consistente en tener una muerte futura, con todo lo que eso lleva consigo, cada uno, podría pensar uno "Bueno, todas las cosas tratan de seguir siendo cada una la que es" (eso es lo que hemos dicho aquí mismo y repetido el otro día en especial: es ley: la cosa... cada cosa no puede menos de tratar de seguir siendo la que es: se defiende -se defiende-, defiende esta necesidad del ideal de 'ser' que a la Realidad se le impone y se le mete por todas partes. Y las cosas padecen esta idealidad, esta necesidad de ser y la manifiestan de mil maneras tratando de ser cada una lo que es), "y entonces, ¿no será que a mí, Fulano de Tal, me pasa eso mismo que les pasa a las cosas?".


Bueno, pues como veis, es muy dudoso que esto pueda decirse así, de una manera tan simple. Había que presentarlo, pero es sumamente dudoso. Porque las cosas -el trigo, los peces, las moscas, las estrellas, también los entes de la Física: los átomos, los electrones, todas esas cosas- cumplen la ley de ser, de seguir siendo, cada una la que es, precisamente por el procedimiento de moverse, de cambiar -no tienen otro-, de hacerse otra. Eso es lo que hemos recordao a propósito de los versos de Lucrecio: es su manera paradójica -se puede decir- de subsistir: el cambiar, el cambiar.


Y tienen que cambiar, pues no sólo determinadas plantas de trigo, determinados peces, determinadas estrellas, sino que los propios géneros a los que pertenecen esas especies también tienen que cambiar. De manera que si una especie tiene que convertirse en otra por las leyes de la evolución, pues se convierte. Y lo mismo que... lo mismo que cada pez... que cada pez subsiste gracias a su movimiento y a su cambio y al estarse  d e s h a c i e n d o   costantemente (que eso... que eso es lo que es cambiar), de la misma manera la especie besugo -digamos- se mantiene gracias a que los besugos pueden hacerse un poco menos besugos y pasar poquito a poco a ser otra cosa distinta, que ahí tendrá su nombre otro día, y de esa manera también ese género subsiste.


Eso es la manera de obedecer la ley que tienen las cosas, pero yo, Fulano de Tal, nosotros como entes singulares, no, porque el nombre propio, el ser precisamente Fulano de Tal, el ser uno singular, irrepetible, implica de alguna manera que uno tiene que ser fijo, eterno, se opone... se opone al cambio. ¿Cuál puede ser la evolución de D. Juanito Pérez?, ¿cuál puede ser la evolución semejante a la de los besugos? No tiene sentido. D. Juanito Pérez y cualquier otra cosa que tenga un nombre propio, si consiste en un ser verdaderamente singular, idéntico a sí mismo, tiene que ser inmutable. Inmutable, como pretende serlo su propia denominación: inmutable, fijo, ajeno al cambio.


De manera que no nos avenimos bien con esa suposición de que lo que nos pasa a nosotros con la muerte futura sea un caso de lo que les pasa a las cosas. No es así.


Pues eso es lo que... (Voy a callarme ya dentro de muy poquito, de manera que id  preparando la artillería, porque hay mucho -supongo- que sacar acerca de todo esto) eso es lo que hay en medio: 'Fulano', la singularidad, el nombre propio, el ser uno el que es. Ése parece que es él el que tiene que ver con la muerte; por lo menos los otros no, por lo menos el cuerpo no tiene nada que ver, porque no se sabe lo que es, ni muere nunca, no cambia; y yo no muero nunca (yo de verdad, que soy el que no soy nadie). De manera que parece que es este ente singular [y sin ningún intermedio] el que tiene que ver con la muerte. Pero por otra parte, él pretende ser como Dios mismo: siempre, inmutable, fijo, eterno. Eterno.


Entonces tendríamos que decir una vez que llegamos a este descubrimiento "Es a ése entonces al que le reservaremos la inmortalidad" (lo que se ha venido llamando de diferentes maneras 'inmortalidad') "la inmortalidad del nombre, la inmortalidad del Alma, puesto que parece que padece esa necesidad de no cambiar, de ser justamente -para ser singular- ser siempre el mismo, le tendríamos que reservar la inmortalidad -la inmortalidad del nombre, la inmortalidad del Alma- y con eso ¿quedaría también libre de muerte o por el contrario quedaría condenado?"


Aquí me callo. De manera que una vez planteadas las cosas hasta aquí, y intentarlo más adelante, adelante con cualesquiera ocurrencias que os hayan ido viniendo.


- Yo creo que no estoy de acuerdo en el concepto de que las cosas -al revés- cuanto más fundamentales permanecen.


 AGC  - ¿Que las cosas...?


- Las cosas permanecen. El ser, el ser de un electrón o de un fotón es el mismo eternamente, lo que cambia es las interacciones que generan... que se generan entre millones y millones de electrones. Esas interacciones son las que se rompen y se vuelven a reordenar. Ese reordenamiento es lo que está en flujo, pero no está en flujo la esencia del ser electrón y la esencia de ser fotón. Lo que decía antes, la palabra clave de toda esta historia es el entrelazamiento o el [enternement] -como dicen los ingleses-. Las partículas cuánticas están entrelazadas pero a un nivel no ya que necesiten comunicarse con un teléfono barato, están entrelazadas estructural, por así decirlo, orgánicamente ¿OK? Pero a nivel básico, un electrón... el electrón que surgió en el Big Bang, hace supuestamente quince mil millones de años               -supuestamente; nos vamos muy lejos-, supuestamente es el mismo, o sea, su esencia como tal map ha permanecido inalterable, no tiene tiempo; un electrón no tiene tiempo, lo que tienen el tiempo son las estructuras que genera el electrón visualizables o realizables, pero no el electrón. El electrón permanece exactamente eternamente, exactamente, esencialmente consigo mismo sin que pase el tiempo por él. Un fotón no tiene tiempo, por ejemplo.


AGC- Gracias por lo claro de tu declaración, que no creo que ningún físico se atreviera a hacerlo con tanta claridad.


- Yo conozco físicos de altura que te vendrían a decir lo mismo.


 AGC – (No creo que se atreviera). Respecto a la cuestión del entrelazamiento o enredo, ya he recordao la forma arcaica en que Schrödinger lo presentaba, como habiendo descubierto que valía en general: las cosas están -en cuanto han tomado contacto una con otra- están ya para siempre determinadas por ese contacto. Y entonces, esto es lo que -bueno- le quita importancia a lo que has dicho respecto... respecto a eso, porque parte de ese montaje de la Realidad que hemos dicho: no son las cosas separadas sino por supuesto las interacciones entre las cosas, el movimiento y el cambio entre las cosas, todo eso forma parte de la Realidad. No hace falta que se trate de electrones ni nada, sino de las cosas en general. Y por tanto la alteración de lo uno es la alteración de lo otro. Y con eso tenía que ver lo que el otro día tratábamos de dejar claro de que la información de la cosa y la cosa misma no son separables -no son separables-. De manera que mira a ver si respecto a la información de que el electrón puede cargar en el trance de la medida, esto no te sugiere algo respecto a que la alteración de información implica también una alteración... una alteración [de cosas].


Cuando el electrón se ha empeñao alguna vez, entre los físicos, en ser como tú has dicho, se les han planteado problemas curiosos, porque entonces...


- Yo no he dicho nada. He dicho que supuestamente si tuviéramos la máquina del tiempo (entre comillas), y fuéramos...


AGC- No, no. Bueno, eso...


- ... y fuéramos a hace diez mil años, el fotón sigue siendo el mismo.


AGC- Esa fábula... esa fábula la dejamos de lao. Vamos, es la parte...


- No, no: no es una fábula: los fotones vienen del universo, vienen... y están viajando...


AGC- ... es la parte de tu exposición que dejamos de lao. El problema... lo que se os planteaba era justamente eso, y es muy útil: si es que entonces no hay más que un electrón. Esto lo he encontrado en algunos de los trabajos que Caramés me ha hecho llegar, y era lógico -por lo que estoy diciendo- porque en cuanto haya electrones, les pasa como a los átomos de Epicuro y Lucrecio, que pretenden ser fundamento de la Realidad, pero precisamente por su propia pluralidad y las interacciones empiezan a parecerse demasiado a las cosas. Empiezan a parecer a las cosas demasiado para ser verdaderos fundadores de la Realidad ¿no? De manera que era lógico que para sostener esa condición de  e s e n c i a, inalterabilidad, se llegara a la conclusión "Entonces, no hay más que uno". Una cosa que para algunos puede resultar absurdo, pero de todas formas es sumamente... sumamente sugerente.


Y cuando acudes a lo de esas cosas, al [cuento] del Big Bang y eso, y pretendes atestiguar la permanencia, la perseverancia en sí mismo del electrón acudiendo al tiempo eterno, al tiempo real y falso pero eterno, estás justamente viniendo a lo último que os estaba planteando "¿Es que a ése, que pretende ser singular y por tanto irrepetible, es al que le tenemos que conceder eso que estamos llamando siempre 'inmortalidad'?", y que coincidiría justamente con lo que has sacao hasta para el electrón. Y gracias por el atrevimiento y la claridad, y recogemos más cosas.


- Aquí.


AGC- Sí.


- Voy a hacer una puntualización...


AGC- ¿Una?


- Creo que él tiene razón, y de hecho hay un Teorema en Mecánica Cuántica, el Teorema de...


AGC- Perdón, que no te he oído bien.


- Sí. Que voy a hacer una puntualización [...], y es que él tiene razón, que hay un teorema en Mecánica Cuántica, se llama Teoría de Spin Estadística, y esto se demostró en los años ochenta y se formuló -Vd. me dirá [] que se formuló- que dice que es imposible que haya elementos materiales con la misma configuración cuántica si están en interacción. O sea, y eso es un tema que está ya demostrado y es algo fundamental para que existan átomos, para que exista luz, para que exista configuración electrónica, y para lo que sea. O sea, si hay dos elementos materiales que están en comunicación, no pueden ser iguales. Eso es un teorema fundamental en la Mecánica Cuántica.


AGC- Muy bien. Y además que nos viene muy bien...


- Irrepetibles. Irrepetibles. Si éste está en un estado no puede haber otro en el universo igual a él. Es imposible.


AGC- No: es lo que estaba criticando ahora mismo. No te has dao cuenta que dicho que cuando empiezan...


- Sí. No, no, pero es que está demostrado...


AGC- ... Cuando empiezan a pasarle esas cosas...


- No, no, no, no. Es que... Bueno, sí. No lo sabe.


AGC- ¿Qué?: di, di.


- No: está demos-... Yo se lo demuestro y...


AGC- No, no, no. Que no. Si no digo... No te quiero discutir ahora el Teorema...


- No tengo ningún problema.


AGC- No te quiero discutir el Teorema.


- Yo he defendido hace... una idea muy simple que lo que viene a decir es que el universo es comunicativo.


- De hecho el electrón es una partícula [] de tamaño...


AGC- No te quiero discutir el Teorema, quiero que te des cuenta de que al decir eso y al sacar ese Teorema, lo que estás haciendo es cayendo bajo la crítica que ahora hacía a la Física, de que cuando los átomos o las partículas empiezan a parecerse demasiado a las cosas. Porque efectivamente entre las cosas rige justamente eso: si hay interacción entre ellas es gracias a que ninguna es idéntica a otra -ninguna es idéntica a otra-. De manera que no hace falta...


- Eso es una trampa: Vd. está diciendo que dos electrones es lo mismo que un electrón y otro electrón por separado. Le estoy diciendo que es imposible. Por Mecánica Cuántica...


AGC- Te estoy diciendo que no hace falta el Teorema porque...


- ... y que las propiedades de un electrón por separado...


AGC- ... aquí lo decimos para las cosas sin más.


- Mire: esto se estudia en todas las Facultades...


AGC- Pero, oye, por favor, pero no seas testarudo. Pero si yo no estoy discutiendo el Teorema.


- ... Es básico: Heisenberg, Dirac, Pauli, Weinberg, Feynman...


AGC- Pero si nadie te discute el Teorema. Lo que te estoy diciendo es que no hace falta. Que no hace falta. Escucha: que no hace falta.


- ... Que en su argumento, yo creo que hay algo que no he entendido en todo esto, que...


AGC- La [] ya... Los que estáis conmigo en la tertulia ya sabéis que es raro -en las exploraciones que hemos hecho con entradas en la red sobre todo de investigadores, de físicos- es raro encontrar la palabra 'cosa' y con buenas razones. Aquí es justamente nuestro descubrimiento: la palabra 'cosa' por encima de todas ellas, y de tal manera que cuando las partículas de la Física antigua o moderna empiezan a tener condiciones como ésas, empiezan a parecerse a cosas, y lo que estoy diciendo no requiere Teorema porque se dice de las cosas. Dos cosas para que puedan tener (y tienen siempre) una forma de interacción entre sí, no puede ser exactamente la misma una que otra. Eso es 'cosas'. De manera que lo de los...


- Sí. Pero por su definición tampoco puede existir 'una cosa'.


 AGC  - ¿Qué?


- Por su definición tampoco puede existir 'una cosa'...


AGC- No, no, no: las cosas no tienen más forma de existir (con el verbo que has sacado que es el que se []) que el de cambiar -el de cambiar-. Cuando estamos tratando...


- Pero un electrón no cambia. Sigo... no tiene cambio. No cambia. Si cambiara se colapsaría. Ahora mismo estaríamos [], no existiríamos como objetos


AGC- ¿El qué? "Si cambiara" ¿el qué?


- Como objetos tridimensionales.


AGC- "Si cambiara" ¿el qué?


- Si cambiara el electrón.


AGC- ¡Ah!, el electrón. Bueno.


- Se colapsaría la entidad ésta que conocemos, es decir el objeto como tal. Colapsaríamos en un... El Universo no se podr-... No se podría mantener el universo, según la... es decir lo que conocemos del principio [] de Pauli...


AGC- Yo creo que tenéis que ser un poco... un poco -no sé- transigentes, y pensar que todo el dialecto de la Física no es más que uno de los idiomas en los que se trata de la Realidad, como el de las Filosofías, como cualquier otro. De manera que no os cerréis... no os cerréis, aceptadlos aquí...


- Sí. Pero está inmiscuido en unos principios fundamentales que no hay Dios que escape de ellos, momentáneamente, dentro de lo que es la estructura real [...]


- Nos hemos topao con la verdad.


- Es inevitable: la luz tiene que fluir y viene como fotón y genera un... -¿cómo se llama?- él el que está metiendo energía en todo el planeta para funciones. Eso no hay manera de soslayarlo.


AGC- ¿Qué hacemos para evitar...?


- Nada. Dejarlo.


AGC- Porque es que llega un momento en que ya habláis como antaño hablaban los teólogos ¿eh?, exactamente lo mismo. Demostrando... demostrando que aquí tantas veces hemos dicho que después de todo la Ciencia es la forma de Fe que nos... -con mucho- la más dominante de las que nos tocan ¿no? Entonces, yo creo que no os costará trabajo...


- La nueva Religión.


- No: tampoco es [].


AGC- A ver. Perdón, voy a seguir. (A lo mejor muchos de vosotros no tenéis tanto interés, pero yo creo que es interesante). No os cuesta mucho trabajo reconocer que la Física, la Ciencia en general, habla en un lenguaje determinado del cual es parte muy importante el formalismo matemático, pero no deja de ser un lenguaje, y no os costará mucho trabajo reconocer que ése es un dialecto, es una de las maneras de hablar de la Realidad, y que el dialecto de los teólogos que hablaban también de Dios -Realidad de las Realidades- es otro dialecto, y que el dialecto de los políticos es otro, y el de los filósofos es otro ¿no? Y naturalmente no puede uno aferrarse a un dialecto determinado como si fuera la lengua verdadera. Eso no puede ser. Eso lleva... eso lleva simplemente a la sumisión. A la sumisión que de hecho se da, es decir, al hecho de que la Física no le haga ya daño a nadie porque precisamente electrones, fotones y todo, se han convertido en entes de la propia Realidad en el intento de dar cuenta de ella.


- Te puedes agredir con la imaginación, pero por mucho que utilices la imaginación...


AGC- No: yo he hablao de lenguaje nada más.


- ... por mucho que puedas explorar, buscar universos múltiples donde no exista este tipo de Realidad, o la cualidad sea completamente distinta, [pero] en el universo que existe la mente -la conciencia nuestra- eso forma parte de un lenguaje que no podemos escapar: la existencia de esas entidades. Estoy convencido... El resto... Y yo he intentado huir durante toda mi vida de esas entidades porque las considero que están sin vida, pero están. Y si no te gustan, no, no: haz que te gusten. Yo manejo DNA en el laboratorio, y no me gusta que exista el DNA, pero existe.


AGC- Estás o estáis convencidos. Lo único que os pido es que si no estáis muy cerraos, sigáis viniendo.


- Si estuviera cerrao, ¿usted se cree que yo estaría aquí? No creo.


AGC- Sigáis viniendo, porque yo hoy ya no puedo hacer más para deshacer vuestra Fe. Pero a lo mejor, poco a poco, con más tiempo sí.


- Porque yo no tengo Fe.


- Lo que no puede hacer es utilizar un argumento que asume unos  postulaos ontológicos y epistemológicos...


AGC- Bueno. Hay una Fe, por favor. Es una... Hay una Fe a pesar de todo.


- ... y es un debate de tres siglos, o sea, que ha movido el pensamiento del ser humano en Occidente...


AGC- Pero si eso no es nada, hombre.


- ... Y usted utiliza los argumentos pero no quiere asumir las consecuencias derivadas de los principios de esos argumentos.


AGC- Cuando...


- Si habla de un electrón, hable de un electrón como habla la Ciencia; y la Ciencia para hablar de los electrones necesita asumir esos postulados, y si no, se cae el discurso...


AGC- Cuando lo que he hecho al sacar...


- ... Eso es básico. Eso, un filósofo lo debía saber -vamos-. Es que no...


AGC- Cuando lo que he hecho al sacar eso es decir que es 'más', es decirte que es 'más', que es que eso se refiere a las cosas. Que se refiere a las cosas: más.


- Pero es que es por una cuestión de rigor...


AGC- Bueno. Por favor. Si no queréis...


- ... Si habla de electrones, hable de electrones...


AGC- Si no queréis demos-...


- ... Si sabe un poquito de Física, sabrá que no existe la simultaneidad en el mundo. Es imposible que haya dos partículas en contacto y que una sepa de la otra a la vez. Está demostrado por la...


AGC- Perdonad. Habéis venido aquí un poco tarde. Nos hemos pasao años ya -dos o tres años- tratando de leer investigaciones de físicos...


- Yo llevo cinco o seis años estudiando y llevo [] investigando también.


AGC- ... Especialmente de físicos en ciernes, no de físicos de manual, para darnos cuenta de las contradicciones...


- Yo no quiero criticar a nadie, yo simplemente quiero decir lo que []. Si hablamos de entidades es como si me habla del DNA. Yo, a mí no me gustan...  es decir, tengo que trabajar con el DNA, y está ahí. Yo no puedo obviar y dejarlo de lado. Desgraciadamente está ahí. Entonces, si usted tiene ahora mismo o tuviera un gen que le afecta al andar, pues a lo mejor estaba cojo, y a eso puede uno decir "me olvido de él", pero está ahí, y condiciona el comportamiento.


AGC- No sé si alguien tenéis que decirle algo en especial. En todo caso, como se ve que efectivamente habéis dao un ejemplo de eso, de lo que es creencia o Fe, si no estáis cerraos, por favor, seguid viniendo. Simplemente eso. Seguid viniendo y oyendo. Seguid viniendo y oyendo. Vamos a seguir entonces con otras voces. Sí.


- Yo iba a preguntar por las personas.


AGC- A ver.


- Pues que a mí me da la impresión de que una persona, para ser la que es, sí que tiene que cambiar y que moverse y que hacer cosas, y que le pasen cosas, y tener acontecimientos en su vida, tener una historia personal, vamos. O sea, que eso, me parece que lo comparten las personas como el resto de las cosas. Y que esa necesidad de mantenerse fija... fijas en un ser inamovible, no la veo yo.


AGC- Y ¿cómo es que a las cosas, a las otras cosas, no les pasa eso de que tengan que tener un -por decir así- un nombre propio, un documento de identidad, que cada una tenga que ser perpetuamente, a través de todos los cambios, la que se llame del mismo modo?


- ¿Cada una individualmente?  No, no le pasa. Pero...


AGC- Pues ése es justamente el centro al que quería venir. ¿Qué es lo peculiar...? ¿Qué es lo peculiar de esta forma de resistencia, o de defensa o de obediencia nuestra, de este tipo de cosas que somos nosotros? A pesar de todo, efectivamente no sólo es que -como tú dices- la identidad personal, el Fulano de Tal singular, irrepetible, tenga que recurrir a cambiar -como las cosas- sino que -como he dicho antes- los rasgos de la cara, las huellas dactilares, cualquier cosa, se utilizan justamente como medios de mantener esa identidad. Esto no creo que pueda decirse de las cosas, pero de uno sí, de uno como ente singular sí. Tiene esta pretensión: puede usar todo, puede usar los rasgos llamados naturales, puede usar también las trasformaciones, el cambio, pero a condición de ser siempre él. Él y no ningún otro.


- ¿Puedo [] de que esa fidelidad al ser es una protección contra la locura? Lo dejo ahí.


AGC- No: es una defensa en general, sí. Contra la locura, contra cualesquiera otras amenazas, es una defensa. Lo que estamos tratando de ver es cómo esta forma de defensa...


- Agustín, perdona, es que quisiera contestarle: yo creo que -vamos, yo no...- Quiero decir que nos has dao una serie de definiciones, de teoremas... Pero, bueno -perdona-, que las definiciones son definiciones y los teoremas son teoremas, y se pueden falsar en cualquier momento. Tú sabes; si eres un científico lo sabes...


AGC- Sí. No, perdóname. Deja. No.


- ... Ahora, el tema de los...


- Los postulados [], las demostraciones y los teoremas, no.


- ... las teorías se pueden falsar en cualquier momento. De hecho se falsan costantemente...


- Los postulados. Sí, sí, claro. Pero no los teoremas y las demostraciones.


- Perdóname. Si tú sacas el tema de... o sea, la palabra 'locura', es que yo ya me pierdo. O sea, ¿qué es la locura?


AGC- Bueno. Deja eso. Con los teoremas no...


- Lo he planteao; lo he planteao. He dicho...


- ¿Qué tiene que ver locura ahora...? Es que no, no.


AGC- No. Pero bueno, emplea el vocabulario...


- ... es decir que la locura con los electrones y los fotones...


AGC- Deja los electrones y los fotones. Hemos quedao en que van a seguir viniendo.


- [] el fotón y el electrón es algo que estudias en... casi en el Bachillerato, al principio...


AGC- Bueno. Por favor, déjalo ya.


- Y lo otro está...


- Es que no... aquí no venimos a dar lecciones de Teoremas...


AGC- Que es que hay mucho que hablar de otras cosas. Deja eso: ya les he pedido que sigan viniendo. No podemos...


- [...]


AGC- ... No podemos entretenernos más con eso.


- Pero yo también puedo dar mi opinión ¿no?


- ... Plantear lo de la locura, como plantear cualquier...


AGC- Estamos ya en otra cosa, por favor. Estamos ya en otra cosa y lo que ha dicho de la locura, pues venía bien. Efectivamente...


- Yo no tengo ningún resquemor, perdona...


- Pues entonces, si él te dice eso, tú puedes coger y decir...


- ... Estoy contestando, simplemente.


AGC- Vamos a no distraernos más con esta puñetería. Por favor. Porque no deja de ser una puñetería.


- Un poco de seguir el hilo, por favor. Que porque hayan venido sumos sacerdotes del Templo, novicios de la Fe nueva, que es la Ciencia, tampoco tenemos que asustarnos mucho.


AGC- La defensa en la necesidad de seguir siendo -he dicho- es para cualquier cosa. Cualquier cosa tiene que obedecer a esta ley: trata de seguir siendo, y las especies de cosas también. Lo que nos estábamos preguntando es ¿qué hay de peculiar en este tipo de cosas? que sin embargo tienen esto que se llama 'muerte' -muerte futura- y, a consecuencia de ello, esta forma de característica singular, irrepetible, a la que finalmente intentaba preguntarme -preguntarnos- si habría que dejarle lo de la inmortalidad ligada inmediatamente al nombre propio -la inmortalidad del nombre-. Era sobre esto sobre lo que estábamos recogiendo voces.


- Bien. El nombre propio siempre tiene... porque estoy pensando ahora en los nombres propios de lugar, que parece que no tienen nada que ver con la muerte ¿no?, y sin embargo en los de persona parece que va ligado concretamente, y... no sé, no se me ocurre cómo entenderlo.


AGC- ¿Qué os parece de eso? Porque efectivamente a los sitios se les pone nombre propio también, y se pretende que es singular.


- Y si te cambias de nombre ¿te has muerto?


AGC- Se pretende que es singular. Se pretende que si es Atenas, es que es Atenas. Y si al planeta recién descubierto lo han llamado Castor o Polus, pues es ése. Y no puedes cambiarlo. ¿Qué os parece? Efectivamente, ahí parece que...


- A mí lo que me parece es que no entiendo bien eso de 'singular' cuando hemos dicho que en la Realidad, que es aproximativa, que no es de 'sí o no', pueda haber algo que sea singular, tan estrictamente singular como para ser singular. Entonces, eso es lo que no me encaja bien en que pudiera quedar excluido completamente de lo que le pueda pasar a las demás cosas; porque a lo mejor, el pretender esa singularidad como un salto, no es más que el no reconocer -lo que aquí muy bien tú has explicado- que nos reconozcamos como un caso más de cosa. Y, posiblemente a partir de ahí, esos miedos teológicos o científicos desaparecen.


AGC- Muy bien. Sí. Lo que pasa es que yo naturalmente he pensao que no era tan fácil. En efecto, es razonable, y he dicho "si uno... si uno se atiene a ser cosa, le pasa lo que a las cosas: no tiene muerte, no puede tener muerte, porque no puede hacer más que cambiar". A las cosas no les pasa eso de aparecer 'sí' y desaparecer 'no'; las cosas no pueden hacer más que cambiar, entrar en contacto unas con otras, y con ese contacto mismo también incidir en su propia trasformación de cada una. De manera que por ahí no hay muerte. Y yo desde luego no muero nunca: lo que habla de la Realidad no muere nunca, eso está -queda- enteramente fuera de la Realidad y de la muerte. No puede ser que lo que hable de las cosas cualesquiera sea una cosa mientras está hablando de ella. Lo que habla de las cosas no muere.


Entonces diríamos -claro, según tú- "Pues se acabó. Desapareció la muerte. Desapareció el fantasma de la muerte". Por desgracia, naturalmente he pensao que no es tan fácil. Y que por eso hay que acosarlo a ese centro al que creo que se refiere, que no es naturalmente a la trasformación del cuerpo de uno, o envejecimiento, o nacimiento, ni a mí que no soy nadie, sino a eso justamente. ¿Nos hemos librao de la muerte?: cuando nos hayamos librao del documento de identidad; lo uno va con lo otro. Lo uno va con lo otro. Pero sobre esto puede haber ocurrencias, y sobre todo si es que en efecto lo de la inmortalidad de uno -único y singular- tiene algún sentido y le concedemos lo de la inmortalidad del nombre y de la fama. Pero cualesquiera cosas en torno a la muerte de uno, por favor, que todo el mundo está harto de haberle dao vueltas. Cualesquiera cosas referentes a la muerte de uno.


- No entiendo por qué tienes tan claro que las cosas no mueren, que se trasforman. Si esto es una mesa y la hago astillas, algo seguirá estando, pero la mesa desapareció, lo que nos pasa a nosotros también. O sea, puede que el carbono, el potasio, el fósforo, todo siga, pero no está unidito tal como nos hace no sólo reconocernos a nosotros mismos, sino vernos como Fulano de Tal desde otro sitio, somos cosas también, pero ¿por qué las cosas no mueren cuando desaparecen como tales?


AGC- Pero ¿por qué?


- ¿Por qué las cosas no mueren?


AGC- Porque evidentemente si se trasforman de la manera que hemos dicho, y en comunicación de unas con otras, la muerte como desaparición 'sí o no', no tiene sentido. Porque..., vamos a ver, te voy a recordar un poco, porque creo que aquel día lo planteé de una manera más emotiva y yo creo que estaba bien para empezar, es decir: analizando el miedo. Analizando el miedo, que nos engañan hasta eso, hasta respecto al miedo. El miedo efectivamente no es un miedo al desmenuzamiento, al envejecimiento, a la trasformación de uno, es un miedo de 'sí o no'. El miedo superficial, el que el Estado o el Poder utilizan para mandaros a cuidaros del cuerpo y cosas por el estilo, ese miedo superficial no es el miedo de verdad. Miedo de la muerte es ése que de vez en cuando le entra a uno y no lo puede aguantar un istante: cuando de verdad por casualidad se le mete de verdad el problema de su muerte, que es desaparición de 'sí o no'. Y por tanto no tiene que ver con lo de la trasformación, la disolución en elementos químicos, ni nada de eso. Tiene que ver con...


- Claro, claro, pero que a las cosas les pasa lo mismo, también mueren. A las cosas también les pasa lo mismo, que mueren también.


AGC- No, nunca. Se trasforman en otras. Se hacen otras.


- Si estamos llamando...


AGC- Se hacen otras.


- ... Si estamos llamando casa a ese conjunto de ladrillos y de piezas...


AGC- ¡Ah!, la desestructuración, ya.


- ... y se deshace, como tal casa ya ha desaparecido. Entonces ¿qué nos consuela pensar que las cosas... si fuésemos cosas no moriríamos porque las cosas no mueren?: las cosas mueren también.


AGC- No, no: la desestructuración no basta. Vuelvo a repetir: miedo íntimo de uno. No es a que a uno...


- No es el mismo miedo, pero...


AGC- ... no es a que a uno se le descoloquen los elementos. No, no: es a desaparecer. Y una casa... una casa por más que haga, nunca puede hacer más que deshacerse.


- ¡Cómo que no!: se deshace, luego desaparece como tal.


AGC- Desaparece su estructura, el nombre por tanto que nosotros le damos ya no será casa, serán ruinas, será cimiento, será cemento.


- Lo mismo que nos pasa a nosotros: desaparecemos como tales.


AGC- Bueno, entonces es que no he lograo evocar ese miedo... ese miedo absolutamente intratable que es el que revela de verdad a qué se refiere lo de la muerte


- Sí, sí, sí. Lo has evocado... que nos ha conmovido. A mí me ha conmovido, pero... pero que lo que no veo es que haya consuelo ninguno por pensar que las cosas no mueren, porque mueren también.


AGC- Si uno... si uno fuera capaz de reducirse a su... a eso que llaman 'su cuerpo', es que el miedo no tendría sentido ninguno. 'Miedo' quiere decir 'Futuro', lo que no está aquí: sin Futuro no hay miedo.


- Pero es que la restricción en las partes deja de hacer el conjunto que formaba, y de eso es de lo que estamos hablando, de esa desestructuración.


AGC- Sin Futuro... En la desestructuración no basta... La desestructuración no basta; también es trasformación la desestructuración...


- Nosotros, como una cosa que somos...


AGC- Perdón, perdón. Perdón: que tenemos una...


- ¿Qué definimos entonces como muerte? Porque es quizás lo que -por lo menos a mí me tiene confuso-, ¿qué define Vd. como muerte?


AGC- Pero... pero si lo estoy haciendo ahora. No 'definir', no me andes pidiendo definir como los curas. Estoy diciendo que la de verdad es la que no se puede soportar, y que implica desaparición de 'sí o no'. Si no te basta...


- Porque hay una memoria de lo personal. Y entonces la idea de muerte viene precisamente de eso, de que el miedo a perder esa memoria de lo que le costituye a uno, que eso puede que lo tengan también cualquier otra cosa -una planta, un animal-, cualquier otra cosa más de la Realidad. Entonces ahí lo que a nosotros nos hace temer... temer -a lo mejor ¿no?- la idea de muerte.


AGC- Yo sospecho también que efectivamente ese miedo de desaparición, de muerte de 'sí o no', y muerte-siempre-futura que nunca está aquí (y que estamos hablando de la Realidad), ése tiene que ver con la pretensión de la inmortalidad de uno como ente singular. Eso es lo que yo también sospecho y lo que trato de ver con claridad.


- Y a mí me sugiere también que a lo mejor... la curiosidad es que acabar con esa memoria personal igual a lo que conduce es a todo lo contrario: desaparece el temor, el miedo, posiblemente.


AGC- Bueno, alguien te puede recordar los casos de amnesia, que nos iban a distraer mucho y que seguramente no iban a resolver la cosa. Una cosa es cierta: a las otras cosas, tal vez, no les podemos atribuir una memoria en el mismo sentido, pero es simplemente por el hecho de que no les podemos atribuir un Futuro. Ésta es la maldición propia.


- Pero si están formadas por electrones también, y tienen la misma... son entidades igual  ¿Por qué no van a tener eso?


AGC- No Futuro. No pueden. No hay. No hay.


- ¿Nosotros nos consideramos ya una cosa aparte, que somos los que tenemos esa memoria única y exclusivamente? ¿Por qué no?


AGC- Sí, sí. Yo creo que esta característica del hilo de la memoria que pretende mantener la eternidad de uno, está ligada... está ligada con eso, está ligada con la Fe en un Futuro: la Fe en un Futuro.


- Una cuestión en cuanto a entidad: ¿realmente podemos nosotros salvar la identidad del ser? O sea, si todos los seres del universo necesitan comunicarse con nosotros, y para comunicarse con nosotros nos identifican, según la regla del tercio excluso, nos estarían identificando de manera lógico de una manera única. Siempre podemos salvar el argumento diciendo "No, pero es que la Realidad es costantemente cambiante", o sea no puedes fijar un momento, no puedes fijar un istante en el que digas "Bueno, justo en este istante cuento los infinitos" (que se puede contar, aunque por allí digan que no, pero se pueden contar, elementos del universo y se puede razonar finitos, y quien diga que no va contra []....)


AGC- Bueno. No: no te distraigas porque estabas...


- ... quien diga que no, va en contra de los []...


AGC- ... Estabas con otra cosa. No te distraigas. Habías empezao con otra cosa.


- Digamos que la Realidad es cambiante continuamente, aunque tú digas AHORA, no: ha cambiado. Ahora: ha cambiado. ¿Vale? Entonces yo me planteo: a lo mejor el miedo a la muerte es miedo a la necesidad de sentirnos identificados, pero si tenemos necesidad de sentirnos identificados, eso ya es una condición propia del ser, y entonces nos está identificando.


AGC- No sé cómo empleas ese término filosófico del 'ser', pero no... nos va a distraer.


- Como lo he empleado al principio del argumento.


AGC- ¿Eh?


- Lo puedo repetir el argumento, si quiere. Pero es el mismo 'ser' sobre el que actuaban infinitos seres de la Realidad. O -bueno- las cosas, como prefiera Vd., es la misma entidad. Si le valía al principio del argumento, le podrá valer al final, a no ser que haya cambiado porque la Realidad ha cambiado mientras yo hablaba.


AGC- O sea, tú quieres decir (a ver si me... si te he cogido con claridad) que también el trato con las cosas...


- Que llego a una paradoja con todo esto.


AGC- ... el trato con las cosas en general demuestra que esa relación o comunicación es al ente singular.


- O no, si no asumimos... o sea, si decimos que la Realidad ha cambiado antes de que yo pueda formular el argumento... Entonces, a lo mejor formulo que el miedo a la muerte sea necesidad de sentirnos identificados...


AGC- Bueno, pues eso es lo que estamos tratando de ver aquí.


- ... Pero si es necesidad, ya nos está identificando como seres singulares, con una propiedad singular, lo cual llega [] una paradoja lógica.


AGC- Es lo que estamos tratando de ver. Pero tú, parece que decías que las cosas son de alguna manera... que también conocen; que las cosas en general conocen esa identidad de uno.


- Hombre, para comunicarse...


AGC- Es decir, que tú... que piensas que, por ejemplo, si un tiburón se come a un tío, es que sabe que se ha comido a Marcelo Pérez.


- No, no: si pienso que se comunica...


AGC- Sabe que se come a Marcelo Pérez.


- No, no: si pienso que se comunica...


AGC- No, no: Sí o no.


- No.


AGC- Bueno, pues entonces no. Pues si no...


- Si pienso que se comunica...


AGC- Si no: no. Si no, seguimos con lo mío. Este tipo de cosas que somos está [] por lo del Futuro.


- Estaba pensando yo que la sensación... bueno, esto de que 'yo nunca muero', o lo que el cuerpo, en cuanto que no se sabe, las cosas pues tampoco mueren; entonces un poco  me parece un poco casi como que este yo real, parece como que es normal que no quiera morir tampoco, porque todo se trasforma y él es al que le toca...


AGC- ¿Quién?


- A Fula-... a mí, a Ricardo Tal. O sea, me parece como que si todo se trasforma y nada se acaba, y a ti te toca la negra de que te tienes que acabar, entonces, supongo que como, pues que se rebela contra eso. A lo mejor pensando en la inmortalidad o...


AGC- ¿Sí? Pero ¿y qué tienes que decir contra eso? Porque es lo que estamos buscando aquí.


- No, si yo estoy... No, decirlo.


AGC- Es lo que... es lo que estamos justamente buscando ¿no? Es decir: la táctica en la que os he metido es una táctica de  a r r i n c o n a r   a la muerte [ante todo]. Es decir, antes de darla bonitamente como desaparecida, se trata de arrinconarla, es decir referida a un tipo... a un tipo de cosas que somos nosotros y que nos caracterizamos tal vez por eso de ser cada uno singular...


- Yo creo que... Es que yo tengo la sospecha de que estamos mezclando niveles aquí. O sea, la singularidad es una singularidad de ser autocosciente que yo me llamo Tal. Es que hay distintos niveles. Yo creo que aquí no se puede... es decir hay que... hay que clarificar que el miedo ése a la muerte, es un miedo más de que vas a entrar en la nada y no vas a ser, o sea vas a transitar a la nada. Entonces ¿es el tránsito a la nada?, sí: al no ser.


AGC- ¿Qué hemos ganao con esa fórmula?


- Bueno, un momento. Es decir, pero luego hay otro nivel que es una muerte diferente; es decir, a nivel de muerte biológica está ahí; podemos decir 'muerte biológica', que es lo que decía él, una desestructuración...


AGC- De acuerdo. No... No...


- Lo que pasa que la muerte es el tránsito a la nada, es la angustia y el precipicio.


AGC- Mira: empleando términos filosóficos como 'la nada' y 'el tránsito' no adelantamos nada. Es una cuestión de sí o no, de desaparición...


- ¿Quién imagina...?, ¿quién se imagina, de aquí, muerto?, ¿quién se imagina?, ¿podemos imaginarlo...?


AGC- 'La nada'... 'la nada' es un invento. 'La nada' es un invento de filósofos. Venga.


- ¿Que tú no estés aquí?


- Pues ése es el miedo tan terrible que estamos hablando. Si te lo imaginaras te metías para dentro, caías dentro.


- Yo me lo imagino. Todos los días de mi vida me lo imagino: todos los días, desde que tengo cinco años.


AGC- Bueno, ya. Ya. Venga más, más cosas. Sí, sí.


- Agustín, entonces el reto que tú nos planteas, el callejón éste sin salida en el que nos estás metiendo, ¿podría ser algo así como la posibilidad de la pérdida de uno mismo, el abandono de uno mismo?


AGC- No lo veo por qué.


- ¿La pérdida de la identidad?


AGC- No: eso es lo que no veo. Porque...


- ¿Esa posibilidad?


AGC- No, no: es que sería...


- Que ya es una especie como ya de muerte ¿no?


AGC- ... Sería directamente contradictorio, porque justamente en lo que uno consiste es en su perseverancia, singularidad y, de alguna manera, eternidad.


- Bueno, pues romper con eso.


AGC- No puede... ¿quién abandona eso?, ¿cómo se puede abandonar?


- Tú lo has planteao en alguna de las tertulias.


AGC- No, no: eso no. Con respecto a esto en concreto, no.


- Yo la he abandonao. Lo he superao.


AGC- Sí, perdón: que vamos por orden. Perdona, perdona. Perdona.


- Desde muy antiguo se tiene la idea de que la muerte siempre es el Futuro.


AGC- ¿"De que la muerte"?


- La muerte siempre es el Futuro. Y el Futuro siempre es la muerte. Las dos cosas van ligadas. Entonces, si es algo que va a ocurrir en el momento que tú ya no seas ¿por qué vas a temer a esa situación?


- Yo ya no soy. Si es que es un problema: yo ya no soy.


- No, no.


- Yo ya no soy...


- Pero no me contestes. Déjame acabar de...


- Es que es una contradicción entre serlo y no serlo: ya no eres.


AGC- Ya. Eso era... Pero ése, Jaime, ése era efectivamente el argumento que empleaban hasta los propios materialistas, hasta Lucrecio y eso nihil ad me "como... como no está aquí, cuando esté, ya nada me toca -nihil ad me- no tiene nada que ver conmigo". Pero evidentemente cuando yo aquí saco esto es porque no creo que eso sea ninguna cura, ninguna solución definitiva. El Futuro es la muerte. El Futuro es la muerte...


- Que no. Que no se puede hablar de él.


AGC- El Futuro es la muerte y...


- Eso es un error de lenguaje.


- Un momento, que somos muchos y pedimos la palabra y vamos poco a poco. Por favor: éstas son las normas que hay aquí. No hace falta gente []...


AGC- Bueno, bueno, bueno. Galín: no riñas mucho.


- No, pero los demás []


- Vamos a ver: yo es que me estaba acordando ahora, según hablabas, esto de que el miedo a la muerte, el miedo a la muerte, de la identidad de la persona como... como tal, y me estoy acordando de estos que se llenan de dinamita y se explosionan para ser quienes son precisamente; o los que mueren por la Patria encantaos de la vida; o sea, sí -vamos- encantaos de la vida de morirse por la Patria.


AGC- No está mal recordarlo, pero cuando hay que recordar esos casos extremos -los suicidas por Dios, por Alá, o por la Patria y cosas por el estilo, y muertos por la Patria en los frentes de batalla- hay que recordar al mismo tiempo que eso no es más que una exageración espectacular de lo que el Estado y el Poder hacen todos los días y con el resto de la gente. Porque si no, vuelve uno a caer en lo que el Poder quiere cuando nos saca esos tipos de realidades espectaculares por los Medios para que no sintamos lo otro: la  A d m i n i s t r a c i ó n   d e   M u e r t e   es la función del Poder, de cualesquiera de sus maneras. Y cuando... cuando se dedica a hacer... a hacer una guerra imbécil, es de una manera; cuando se dedica a vender más televisores para que la gente esté cada vez más metida en las realidades que les vende, es otra manera. Todo eso es administrar muerte, y la palabra 'Administración' es aquí precisa. De manera que está bien recordar... está bien recordar los ejercicios de muerte espectaculares, pero recordando que no son más que eso: espectaculares.


- Pero esas muertes se hacen para que precisamente la persona indivi-...


AGC- Ah, no: sí en nombre de una idea, por supuesto.


- ... la persona individual se salve.


AGC- No, no. No, no: pero si en lugar de Dios, Alá o el Islam, o el Poder, en lo que crees es en la Patria, o en lo que crees es simplemente en que con eso le vas a salvar el alma a otro, o lo que sea, es igual: una Fe. Una Fe. Siempre es una Fe. Es una Fe contra la Fe, porque la primera Fe es la Fe en que tienes un Futuro: una muerte. Y luego hay esas formas de Fe que actúan en contra. Sí. 


- Estuve recordando un viejo asombro que pensaba que me iba a poder ayudar a entender esto y sigue siendo asombro y no ha ayudado. Si la muerte en el Futuro nos aterra, nos... puede paralizarnos, puede destrozarnos ¿por qué es tan asimétrico el no estar antes de haber nacido? O sea, si miramos hacia atrás, y recordamos cuando no estábamos, tampoco éramos, tampoco estábamos, tal y tal... y eso no nos da ningún... ningún vértigo, ni nada de nada.


AGC- Que no puedes hacer eso.


- Me parece que es una asimetría que no la comprendo.


AGC- No puedes hacer eso, Javier. Es que estás... estás creyendo -al plantear eso- estás creyendo en el Tiempo -en el Tiempo que está organizado desde el Futuro-, en el Tiempo real, que es falso. Y entonces... entonces el 'estar' o 'no estar' lo aplicas... lo aplicas o al Futuro o a lo antepasado, y no es así...


- No, pero []


AGC- El Futuro...


- Pero desde la lengua se puede decir eso.


AGC- El fin es el principio. El fin es el principio. De manera que no tiene... no tiene planteamiento. Como hemos recordao para las criaturas humanas: la costitución es la noticia de "Te vas a morir mañana". Nacimiento... lo que nace, eso no es ese ser singular todavía, que se bautiza y que tiene nombre propio.


- Bueno, antes de tener el carné de identidad. Lo que fuese...


AGC- Antes... antes. Y antes de nacer...


- ... Pero que hacia atrás no da vértigo ninguno, y sin embargo hacia adelante lo da.


AGC- Que "hacia adelante no hay ninguno" ¿por qué? Antes de que te costituyan...


- La muerte. Porque estamos hablando de por qué la muerte nos...


AGC- Pero, antes de que te costituyan como Fulano de Tal, hay lo que hay: aquello que ha nacido, antes de nacer. Pero eso no tiene...


- Luego entonces admitimos lo mismo hacia el otro lao, y tan tranquilos.


AGC- Pero eso no tiene que ver nada con Fulano de Tal. Naces del Futuro. El Futuro es el principio... El fin... el fin es el principio.


- No: hay aquí: está Felipe.


- Desde el momento en que parece que lo del bautismo es una cosa que se nos impone desde fuera, que, bueno, la gente suele decir eso de "Yo no me llamo, a mí me llaman", parece ser que esa pretensión, esa aspiración a bautizarnos a todos, a todos de manera unívoca, también les afecta a las cosas. Desde el momento en que se clasifican en una especie de taxonomía cada vez más... más complejas intentando llegar a las individualidades mismas, con procesos como el de cuantificación en la Física, de alguna manera, a las cosas también se les está, o por lo menos se pretende o se aspira, bautizarlas unívocamente a cada una la que es. Con lo cual, las cosas de alguna manera no tienen esa fijación del no tener un nombre propio, y estarían de alguna manera equiparadas con los otros que sí supuestamente lo tenemos.


AGC- Yo creo que es distinto. No podemos... no podemos confundir el caso de la taxonomía (por ejemplo el estilo de Linneo, o el caso de la clasificación de elementos químicos o cualesquiera otras clasificaciones), no podemos confundirlo con una guía telefónica. Efectivamente hay una pretensión de que todo esté cada vez más denominado: nuestras ciudades están llenas de letreros que tenemos que leer, no