10.10.2007

Tertulia Política número 94 (10 de Octubre de 2007)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

  • Contra el infinito concebido espacial o temporalmente.  Para hacer revivir el “no” implícito en “infinito” que niega la Realidad al negar el Fin, principio de ella.
  • Que desconcebir la infinitud implica luchar con el ideal de “todo” implícito en los números y su progreso.
  • La inanidad del Futuro mostrada por el esperimento de la moneda.  Desvinculación entre la costatación de los hechos y el Futuro.

 

  Tertu094-10-10-2007#Tertu094-10-10-2007.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Seguimos pues con esta guerra contra la mentira.  Contra la mentira sin la cual no sólo no hay Poder para administrar muerte a la gente, sino que no hay tampoco Realidad, ni Dios y los adláteres que sirven para sostener la Realidad que esté sostenida por Físicas, o por Teologías, o cualquier otra cosa, o cualquier especie de Filosofía.


En este trance estamos tratando de “desconcebir” el infinito.  Creo que es un trance importante; ya en los últimos días hemos empezado a entrar con alguna andanada en el asunto.  Hay que seguir desconcibiendo sin fin, sin esperanza de terminar de conseguirlo nunca, el infinito.  Y hay que hacerlo porque, como siempre, lo que está hecho, lo que se nos da hecho, es lo contrario, es decir, un infinito “concebido”, la idea de “infinito”.  Esta es una trampa que cunde por todas partes, lo mismo en la Ciencia, que en las Religiones, que en la vida cotidiana, que en cualquier forma de Istitución o de trampantojo de las que nos tocan.  Está concebida, hay una idea de “infinito”: ¿quién no tiene una idea?, ¿quién no se ha hecho una idea, es decir, ha dejado que se la hagan, que después de todo viene a ser lo mismo?  Y en eso es en lo que estábamos luchando, y a eso procedemos.


Aunque esto sea ya insistir, lo primero para librarnos de esa idea de “infinito” es sentir bien, razonar bien, que eso de “la infinitud” no tiene que ver nada ni con el tamaño ni con la cuantía.  Porque vuestras nociones, nuestras nociones, las que se nos imponen, de “infinitud”, en cualquiera de esos terrenos, evidentemente ligan la noción, o la someten, a eso: a “tamaño”, “cuantía”.  “Espacio”, “tiempo”, que al fin y al cabo son formas de, sustratos de, “dimensión”, es decir, sustratos de “medida” o de “cómputo”.  Y entonces, a cualquiera que intenta aparecérsele esto de “lo sin fin”, pues tiende a pensarlo así: espacialmente, temporalmente, da igual, de las dos maneras alternativamente. 


Y entonces, “más allá, y más allá, y más allá del más allá”: concepción del infinito por el espacio.  Más allá de, por ejemplo, “el Universo”, más allá de los límites del Universo: “puesto que al Universo, de una manera o de otra, se le da ya por concebido, pasemos más allá; renovemos si es preciso para ello la noción de “espacio”, pero que podamos seguir intentando alcanzar a la bestia por esa vía de “más allá y más allá”.    La vía temporal y alternativa es lo mismo: “y antes y mucho antes de eso, y antes mucho de empezar, hoy después cuando esto pase y pase lo de más allá, y después del “Big Crunch”, o antes del “Big Bang”, (por citar algunas de las tonterías de más éxito entre nosotros)”.  Por vía temporal (el haz) del Universo y antes de.......La paradoja que ya hemos usado aquí del comienzo, no del Universo, sino del comienzo del Tiempo mismo.  Otra vez por tanto la misma historia, y otra vez el mismo error.


Es preciso pues desengañarse, pero a fondo.  Cuesta; estamos muy engañados.  Desengañarse de que “infinito” no tiene nada que ver ni con “tamaño”, ni con “cuantía”, ni con “tiempo”, ni con “espacio”.  No tienen nada que ver.  Todas esas cosas (“medida”, “cómputo”, “espacio”, “tiempo”), están hechas para la Realidad.  Y evidentemente lo que sí se nos aparece claro si no queremos engañarnos con lo de “infinitud”, es que no podemos quedarnos “dentro de” la Realidad.  Ya se sabe que todas estas necesidades de la Realidad, (la medida, el cómputo, el espacio, el tiempo), son necesariamente concepciones, conceptualizaciones, ideaciones, de eso, de lo sin fin: nociones de “infinito”.  Nociones de “infinito”, contra las que aquí estamos.  Nada pues que ver con eso si no es para el engaño, esa noción de “infinitud” o del “infinito”, o “lo sin fin”, o cualquier cosa. 


Ya sabéis que pasa con términos como “infinito” lo mismo que pasa con otros como “anarquía” o “acracia”: la negación está incorporada a la palabra, y “palabra” quiere decir “idea”, y por tanto la negación está metida dentro de la idea, y es por tanto lógico que entonces ya lo infinito se pueda concebir, pueda ser objeto de Fe el que se conciba, que haya una idea de “infinito” que parecía imposible. 


La sola cosa que el pueblo que no existe dice es “no”, y eso no está en activo.   Salvo que venga después San Pedro con la rebaja, es decir, la mala intención habitual, y vuelva a su vez a hablar de “el no”, metiéndolo dentro, como al infinito, como a “la Anarquía”, mientras está diciendo “no”, está diciendo “no” a la Realidad.  Y en este caso está diciendo “no” al Fin con la palabra “infinito”.  Está diciendo “no” al Fin, porque sabe que ahí, en el Fin, está el principio.  En el Fin está el principio de la Realidad, y por tanto del Poder, y por tanto la raíz de las mentiras sobre las cuales la Realidad se sostiene.  Por tanto, no se niega una finitud espacial, no se niega una finitud temporal; porque si el “no” se dedica a eso, se deja meter enseguida dentro, y entonces se viene a una infinitud espacial, a una infinitud temporal.  Se está diciendo “no”, un “no” lógico, a las ideas mismas de “tiempo”, de “espacio”, a las ideas costitutivas de la Realidad.  “Sin fin”, “no al Fin”, no quiere decir llegar a ningún sitio, a ninguna otra Realidad una vez que se ha destruido esta: es simplemente una acción, sin fin a su vez, acción interminable: la de decir “no” y seguir diciendo “no”.  O seguir, como os decía al principio, intentando “desconcebir” ; desconcebir lo que se nos da concebido, mal concebido, engañosamente concebido, pero así es la Realidad.


Eso es el “no” cuando está diciendo “no”.  Lo mismo que la rebeldía de abajo, la rebeldía del pueblo que no existe, no puede consistir más que en, no puede pasar de, ser un “no” que está vivo, no puede pasar de decir “no”.  Porque si se deja decir “no” a cosas tan reales como una forma de Poder o la otra, a la Monarquía Francesa, al Imperio Japonés, a la Democracia Norteamericana, evidentemente ese “no” se está ya metiendo dentro, y acaba por venir a dar una forma de gobierno que es el No-Imperio que sustituye al Imperio, que sustituye a la Monarquía, que sustituye a la Democracia de un sitio o del otro.  Está ya encerrándose.  Y resulta que no sólo puede haber una Istitución, real, con nombre de “Anarquía”, con nombre de “Acracia”, o con cualesquiera otros apellidos o siglas que se les puedan añadir, sino que uno, que es el principio como sabéis de la reacción y de la conformidad, uno, como persona, pues también puede presumir de esa gala, y declararse anárquico, o ácrata, o simplemente “rebelde”, o lo que sea, cosa que no puede ser.


“No”, cuando de verdad está actuando, está fuera.  Cuando se le incorpora, como en el “in-“ de “infinito” o en el “an-“ de “anarquía”, ya no está haciendo nada, ya está por el contrario contribuyendo, volviendo a contribuir, a la costitución y al cambio de la costitución, que es la manera de seguir lo mismo; se cambia para seguir igual.  Tenéis unas cuantas banquetas y sillas por aquí, de manera que adelante, no os quedéis por ahí.  Siento mucho que se coja la costumbre de llegar tan tarde, porque ahora esto nos obligará a repetir mucho.


De manera que digo que para no caer en un infinito espacial, temporal, de magnitudes, de tamaño o de cuantía, es preciso que “no” sea lógico, en el sentido de que como sabéis, “logos” es el nombre antiguo de esto que llamamos también “lengua”, o “razón común”, que no es de nadie, que habla de la Realidad, y que para hablar de ella naturalmente tiene que estar “fuera”, porque es imposible que estando dentro de la Realidad se pueda hablar de la Realidad ni decirle “no”.


No voy a parar más que un paréntesis para el que enseguida sale diciendo: “¿Y entonces qué estamos haciendo aquí?”  Hay que decirle: “claro, ya se sabe que es que aquí estamos viendo a ver si, no de la persona de cada uno, o de uno u otro, surge alguna idea genial y descubridora, sino a ver si por las grietas de uno o de otro o de aquí o de allá, se le ocurre a uno algo de verdadera negación, de verdadero descubrimiento del engaño.  De manera que es por eso por lo que estamos aquí, porque no podemos estar seguros de que sea inútil de raíz, precisamente porque no estamos bien hechos del todo, la Realidad no está bien hecha del todo.  Ningún Régimen está seguro del todo, ninguna Ciencia puede estar segura del todo.  Eso es por lo que estamos aquí negando esa costitución ideal a que “todo” alude”.


Bueno, pues es en ese sentido como os estoy intentando ayudar y ayudarme a mí mismo a desconcebir  la infinitud por vía de separarla de cualesquiera nociones reales que ya la incorporan, como “tamaño”, “cuantía”, “espacio”, “tiempo”, y haciéndola volver a ese “no” que estoy diciendo, “no” a la Realidad.  Por eso es por lo que decimos que como la Realidad no es todo lo que hay, las cosas no son todas, porque “todo” es incompatible con la Realidad, está, estamos, como cosas que somos, hundiéndonos, perdiéndonos, AHÍ:


¿Dónde?: donde se dice “no” a la Realidad.  “Sin fin” de verdad quiere decir eso: lo infinito si el “no” resucita, lo desconocido si el “des-“ resucita y efectivamente se convierte en un no saber, en un “no conocer”, que es la verdad que se nos da: lo desconocido, el desconocer, el no saber.  Que se nos da, pero que se nos da simplemente porque  nos damos cuenta de que la Realidad no es todo lo que hay, de que las cosas no son todas, y de que uno nunca está hecho del todo.  Es así como se nos da; no de ninguna manera positiva, sino por ese descubrimiento.  Esto parece bastante sencillo.


Antes de dejaros correr la voz quiero recordaros que esto se enlaza con lo que los días pasados estábamos tratando acerca de la necesaria intervención de los que hemos llamado “ideales” en el Poder, en la Realidad, en la Ciencia.  Ideales que aparte de “todo”, “nada”, son en primer lugar “Fin”, que era el principio (Fin, el Futuro), y “números”, ideales en cuanto que se diferencian de las cosas en que no pueden ser “más o menos” o “aproximadamente”. Su esencia desde que nacen es la exactitud, la intransigencia con cualesquiera dudas, oscilaciones y todo eso.  Hay además ideales de orden menor en los que no voy a parar ahora, pero tenedlos bien presentes.  Y desde luego, cuando se trata del problema este de desconcebir la infinitud, quiere decirse que se está luchando con un “todo”, porque quienes la conciben por supuesto es que la han metido dentro de un todo, porque se han creído que las cosas son todas, y que la Realidad es todo lo que hay.  Contra ese “todo”, esa desaparición del “todo” es contra lo que estamos. 


Pero antes de volver a eso y de volver al asunto de cómo los números progresan necesariamente siempre en su idealidad para seguir dando cuenta de, concibiendo, la infinitud en cualquier cosa que se presente, antes de eso, y para pasaros enseguida la palabra, que tendréis mucho que decir seguro, muchas ocurrencias, os propongo este esperimento que ataca ese ideal que hemos dicho que es el primero en la costitución de la Realidad: el Futuro, el Fin.  Porque es que el Cálculo de Probabilidades elemental os muestra, (os hace sentir, más bien), la inanidad del Futuro.  La inanidad del Futuro.


Como siempre, tenemos una moneda perfectamente equilibrada, la cual arrojamos al aire perfectamente sereno, en un gesto absolutamente imparcial e idéntico a sí mismo cada vez, si es que estas condiciones se pueden cumplir.  Y vamos echándola al aire, y como estamos a ello, vamos tomando nota del resultado de cada tirada: “cara, cruz, cara, cara, cara, cruz, cruz......”.  Vamos tomando nota en un papel, en un registro, y miles, millones de tiradas, para que estemos tranquilos.  Para que estemos tranquilos: para que, no voy a decir que nos aproximemos, como Laplace, a la infinitud, pero para que estemos tranquilos en el sentido de que los errores se volverán menos cuantas más veces tiremos, cosa que efectivamente está más o menos garantizada por la ley de los grandes números y todo eso.  Miles y millones de veces que.... De manera que tenemos un registro enorme de las sucesiones, y por tanto de la frecuencia de las diferentes sucesiones.  Es decir, un cálculo sobre las frecuencias quiere decir: “en estos millones de veces, ¿cuántas veces han salido diecisiete caras seguidas?, ¿cuántas veces han salido mil cruces seguidas?”. “Muchas”, “pocas”, de manera que....  


Muy bien, esto es “saber”; saber mucho respecto a cómo están las cosas.  Vamos a tirar la moneda la vez siguiente, y todo lo que sabemos no influye absolutamente para nada en cuanto a las probabilidades de cómo la futura moneda vaya a caer: eternamente cincuenta por ciento; eternamente cincuenta por ciento, sin que quepa la menor desviación, de manera que estamos lo mismo que cuando tiramos la moneda la primera vez, exactamente igual. ¿De qué habrá servido toda nuestra indagación, todos nuestros cálculos acerca de las frecuencias de la cara y la cruz y de las frecuencias de las diferentes sucesiones de cara y cruz?  No habrá servido absolutamente de nada:  la próxima moneda tendrá cincuenta de cara y cincuenta de cruz, igual que la primera.


Esto implica una diferencia radical, aunque sea de una manera muy elemental, entre lo que es la costatación de hechos y lo que es eso que se llama “Futuro”.  Evidentemente, el intento por ejemplo de la Ciencia es que la predicción del Futuro pueda controlarse más y más cada vez.  Pero nosotros no vamos a meternos por ahora con ese progreso; vamos a quedarnos con esta situación elemental que os he presentado, porque yo creo que es bastante elocuente, y por ahí de nada nos sirve todo lo que sabemos respecto a las frecuencias y a las probabilidades de series de una tirada o de la otra.  Esto es una confirmación elemental de una de las voces que aquí repetimos, porque parece clara y no le hemos encontrado ningún defecto hasta ahora: la que dice que “lo que no ha pasado, no ha pasado, y se acabó”.  Esto es un arma de primer orden contra la Realidad, porque evidentemente la Realidad está costruida a partir del Futuro, sobre el Futuro, sobre esa Fe, y sin ella, ni Tiempo, ni Espacio tampoco, ni ninguna de las formas de costitución de la Realidad.  Por tanto, descubrir como niños pequeñitos no maleados esta perogrullada: “lo que no ha pasado, no ha pasado”.  Es muy elemental, y desde luego, una consideración como la de esa serie de jugadas puede animarnos a ello.


Bueno, pues antes de seguirme por aquí, pues ya estoy esperando, estamos esperando, ocurrencias, pegas y cualesquiera otra cosa que os haya venido sobre esto.  Adelante.


- Es una proposición del sicólogo Jesús Ibáñez: la Política es siempre la limitación del deseo.  En cambio, el Anarquismo es la infinitización del deseo.


AGC- ¿Y a ti qué te parece, después de lo que has oído?  Yo tengo mucha veneración para la memoria de Jesús Ibáñez, pero que eso no nos estorbe: ¿qué te parece, después de lo que has oído?  No voy a ser yo el qué responda. Tú, tú, deseo que seas tú mismo.  Es demasiado sencillo.


- La contraposición entre la Realidad y el deseo.


AGC- No, no, no, no.  Aquí estamos hablando contra el infinito concebido.


- Es un tratamiento diferente, se sale de estos parámetros.


AGC- Claro, hay trampas y se cae en trampas, si.  Se cae en trampas ya desde el momento en que.....No es un reproche importante, porque ya en los tiempos en que dirías eso, más o menos todo el mundo, los varios (represionadores) lo hacían.  Se habla tranquilamente de “deseo”, es decir, sin miedo a que se confunda con “voluntad”; porque si uno se asomara a esa posible confusión, descubriría que no hacía falta que el Poder limitara el deseo, porque uno mismo solo ya se las arregla; uno ya sustituye esa cosa indefinida que es el deseo por una cosa bien definida, que es la voluntad de uno, y lo hace por que es, no sólo realista, sino “real”.  No es sólo “realista”, sino “real”, y por tanto tiene que hacerlo, y el Poder es por tanto el Poder de uno también, no sólo el de un Estado.  Luego en la segunda parte se cae en lo de la ideación de “infinito”: volver a la negación y decir “no”, es decir, “no” a lo que se nos da, no a lo que está establecido.  Pero bueno, bien has hecho en recordar fórmulas de estas, que han sido y que a muchos les habrán llegado más o menos parecidas y peor formuladas muchas veces tal vez.  A ver .


- Yo lo único que quería decir es que cada vez que sale esto de la moneda y de las probabilidades, yo pienso porqué no nos vamos a un momento antes, a hablar de las probabilidades que hay, lo que decía Hume, de que la moneda caiga.  Aunque tengamos el cien por cien de probabilidades de que la moneda caiga, tampoco hay nada que garantice que esa moneda caiga.


AGC- Lo que no ha pasado, no ha pasado.  No, eso no se le ocurrió decirlo tan sencillo a Hume, pero aquí sí lo decimos.


- Pero entonces no hace falta hablar ni de probabilidades.


AGC- No, no, sí hace falta, porque es un esperimento que aquí nos importa para descubrir, en un terreno tan aparentemente impropio como es el de las probabilidades elementales, descubrir lo que estamos diciendo.  Hace falta.


- Más elemental que que caiga una moneda al suelo....


AGC- No, no, lo elemental de la escuela es el Cálculo de Probabilidades y el tirar monedas al aire, confiando en que caigan.  Hablar de las probabilidades de que en absoluto caiga, eso ya es Filosofía.  Lo elemental, escolar y corriente es empezar por...


-No es Filosofía, es muy sencillo.


AGC- Si, si, es muy sencillo, pero no es lo elemental, escolar y corriente.  De manera que no hay porqué retardar el problema a otro, que desde luego aquí tratamos en general de hablar contra la Realidad, sino aprovechar este esperimento.   Aprovecharlo contra el Futuro, que es el fundamento de la Realidad.  Si.


- Quería retomar lo que dices de que el lenguaje está fuera de la Realidad.


AGC- El lenguaje, he dicho, “logos”, “razón común”, que es “lo que habla de”.


- Si, eso dices, que está fuera de la Realidad.  Pero a mí me parece que para que haga todo eso que tú también has contado, me parece que lo hace gracias a que  no está del todo fuera de la Realidad.  Porque si estuviera del todo fuera de la Realidad sería imposible, no haría nada, ni eso ni nada.


AGC- Bueno, esto es una cosa que ya hemos tratado, perdona, una vez ya salió.  Cuando decimos que la Realidad, las cosas, nosotros, estamos continuamente hundiéndonos en lo que no se sabe, en la verdad, no hay que entender eso sólo como límite exterior.  Porque lo que no se sabe se está costantemente colando por las rendijas entre las cosas y entre nosotros, y gracias a eso, como recordaba antes, gracias a eso podemos decir que estamos aquí.  Porque aparte de las tonterías que a uno se le puedan ocurrir personalmente, siempre, como está mal hecho, se le puede por las rendijas escurrir algo de logos, de razón común; de manera que sí, sí señora, el logos está metido dentro al mismo tiempo que está fuera.


-¿Pero no crees que la condición básica del lenguaje es la posibilidad que tiene de contradecirse?.


AGC- Eso, si, pero ahora ya...  Si, si, decir “no”, si.


-¿Puedo terminar de hablar?  Justamente por esa contradicción, y porque está situado en un “no lugar” que es como una bisagra o algo raro, en un sitio que no tiene topología alguna, puede sucederle eso: que puede deshacerse a sí mismo.  Y si estuviera totalmente fuera no le cabría esa posibilidad.


AGC- ¡Ay madre!  Bueno, no, no te defiendas más.  Yo creo que la mayor parte de la gente ha entendido esto bastante bien.  Seguimos por ahí, en general.


-El esperimento este de las probabilidades es a nivel clásico.  Pero hay que volver siempre a lo cuántico.  Cuando te vas a las partículas cuánticas, existe un efecto que es el efecto (ceno).  El efecto ceno significa que una moneda tiene un cincuenta por ciento de salir hacia arriba o hacia abajo.  Pero si tú sigues observando la moneda, el acto de observación congela las probabilidades, y sale siempre cara, siempre cara.  Simplemente el hecho de ir a ver cara.  Ver cara, obtener cara, y seguir observando cara, congela las probabilidades.  Ya el Futuro ese que estábamos diciendo de incertidumbre se rompe.  Y luego existe al revés, el “efecto anciceno”: cuando uno no observa el esto, se recupera.  Si tú dejas de observarlo, el sistema vuelve a tener la misma chance de tener cincuenta y cincuenta por ciento.  Pero si tú observas, eres capaz de observación, a nivel cuántico congela y rompe eso.  Es así de dramático.


AGC- No sé si te he entendido del todo bien como profano, pero más o menos creo que sí.  Desde luego, ahí, el papel de la observación es el que aquí de una manera mucho más profana llamamos “el papel de la Fe”.  Porque la observación parece que ahí, si actúa de la manera que, si tiene los efectos que has dicho, es porque efectivamente de alguna manera está haciendo defensa (no digo el observador, sino la observación misma), haciendo defensa de su concepción de lo observado, el mantenimiento.  Estos días, porque Caramés me lo trajo, pero era un artículo, un viejo artículo de Majorana, que publicó por los años treinta, es decir, cuando la Mecánica Cuántica estaba estableciéndose en firme.  Y entonces la saludaba....El trabajo trata, los que estabais conmigo hace un par de años lo recordaréis, trataba justamente de la cuestión de las probabilidades, y incluso en aquel entonces saqué un papel sobre la cuestión y todo eso que os repartí.  Pero al mismo tiempo, se encuentra encantado con la Mecánica Cuántica, ve en ella (creo que me puedo atrever a decirlo), como una liberación de la cadena de la causalidad que en la Mecánica      de Newton y clásica estaba rigiendo.  Y la saluda así, un poco, o bastante, en contradicción con su propia dedicación al estudio de las probabilidades.  Pero tanto mejor cuanto más dentro de la propia persona de Majorana se daba esta contradicción, y jugaba, ¿no?    Volvemos después un poco sobre eso, porque es eso, lo de la intervención de los ideales, de los números, sean como sean, y la trasformación de los números en la costitución de la Realidad.


-Yo quizás no haya entendido muy bien lo que querías decir con el esperimento de la moneda.  Pero tengo la sensación de que la conclusión que se ha estraido en esta sala tiene mucho que ver con que la moneda que hemos elegido es perfecta en el sentido de que es equiprobable sacar cara o cruz.  Entonces, yo lo que quiero plantear es si las conclusiones de ese esperimento serían las mismas si en vez de emplear una moneda como esa empleásemos una moneda mágica, o una moneda especial, en la cual la probabilidad de sacar cara sea de una entre un millón.  Entonces, yo saco esta moneda de mi bolsillo y planteo lo siguiente: ¿quién me apuesta un millón de euros a si sale cara la siguiente vez que voy a tirar? ¿Estaríamos diciendo igualmente que no tenemos ningún tipo de información sobre el Futuro inmediato?


AGC- Es que no corresponde.  Si la moneda se ha comprobado que sale una vez cada un millón, tendría que decir: ¿quién me garantiza que la primera vez que vuelva a tirarla un millón de veces sale una cara?; o ¿quién me garantiza que ni por esas  va a salir una cara?: el mismo desconocimiento.  Ahí hemos vuelto a caer en el mismo desconocimiento.  No vale de mucho.  En general no hace falta con tanta desproporción.  Basta con que la moneda (o el dado, como suele ser) esté un poco falsificado, desnivelado, y entonces el cálculo de las probabilidades se vuelve más complicado, evidentemente. Porque también ahí la puedes hacer:  justamente por el registro de los resultados vas a descubrir la probabilidad de que la moneda esté cargada sobre la cara mejor que sobre la cruz, y cosas por el estilo.  Pero no adelantamos mucho.


-Yo creo que aunque la cargues no tienes certidumbre de lo que va a pasar a la siguiente.


-Entonces, hacemos una apuesta: yo tiro la moneda, y si sale cara te llevas un millón de euros, y si no, me los das tú a mí.  ¿Tú aceptarías?


AGC- No, es que no corresponde.  La apuesta tiene que ser al millón de veces, no a una vez.


-Pero se está planteando a una tirada.


AGC- No, a una tirada no, por supuesto.  Lo importante es la desvinculación entre el cálculo y el estudio del cálculo () de los hechos, y la predicción o previsión de lo que va a venir.  Esto es el punto importante.  Sobre lo cuál, más.


-Pero la vida es una lucha continua de salir de la probabilidad.  La vida en sí misma ha sido el manejo de prever de cargar el dado para que en un momento dado sea certidumbre, tu comportamiento no esté sometido a las reglas del azar.  Tienes que salir de ese camino azaroso, porque por ejemplo, si estás buscando comida y tienes el cincuenta por ciento de comer o no comer, no vas a sobrevivir.  Entonces, la vida ha cargado el dado y ha tenido que ir haciendo trampas.  En el momento que has metido condiciones y has conseguido salir...  Incluso las bacterias, que yo estoy trabajando en el laboratorio con bacterias, las bacterias tienen sistemas simplemente para no caminar tontamente al azar: “me puedo ir para acá y a la siguiente para allá, pero si me voy para acá, he perdido el alimento”.  Entonces, de alguna manera se ha sesgado.  Entonces, tenemos sistemas robustos que hacen que la vida vaya buscando alimento y no pueda decir “el cincuenta por ciento me voy sin alimento”.  “No, no, quiero comer”.  Y para comer se han seleccionado las estructuras para que la probabilidad no te afecte en ese sentido; no a nivel fundamental. A nivel fundamental la frustración que tú dices está claro.  O sea, la moneda no hay manera.  Tiras un millón de veces, y tiras a la siguiente y vete a averiguar qué va a pasar.


AGC- El empleo de términos como “la vida” y todo eso, la verdad es que aquí hacen muy poco....


-La vida en términos biológicos, que es en lo que nosotros trabajamos.


AGC- Bueno, vamos a decir que efectivamente esto de “la sobrevivencia”.......Probablemente se puede ampliar a las cosas inorgánicas también, ¿eh?  No quiero meterme, puede generalizarse.  Esto de la sobrevivencia obedece a esta ley que hemos reconocido, que es la ley de cumplir este imposible que es “ser el que es”, que es un ideal, que nunca puede darse en realidad, en ninguno de los dos niveles.  Esta contradicción y esta lucha, esta pretensión, desarrolla efectivamente en cosas, en animales, entre nosotros, desarrolla tácticas como las que describes, que tienen que ver con eso.  Implican esas tácticas (esa es la paradoja), el cambio; el motivo era alcanzar el ideal inalcanzable de ser el que se es, mantenerse. La necesidad de desarrollar esas tácticas para sobreseer (“sobreseer”, “seguir siendo”), resulta que hace cambiar a la cosa, al animal, a cualquiera de nosotros, y cumple entonces la ley esa que reconocemos por doquiera: cambiar para seguir igual, cambiar para seguir siendo.  Esta paradoja, la ley que reconocemos en Política, lo que los Gobiernos tienen que hacer para asegurarse de que se sigue igual: cambiar, no hay otra manera; si no se cambia está perdido.  El animal, o el Gobierno, y todo lo demás.  A ver.


-Yo quería plantear algo completamente distinto, y es que estamos dando por supuesto que el azar existe, y a lo mejor el azar es simplemente desconocimiento.  Quiero decir que si supiéramos suficiente Física, si tuviéramos suficientes datos sobre la moneda, la temperatura del aire, las corrientes existentes, la posición de tirada y la velocidad inicial, probablemente supiéramos que la moneda va a caer de cara. Poniendo un ejemplo parecido, hace unos cuantos siglos al hombre le parecía imposible poder decidir acerca del tiempo que va a hacer mañana, pero actualmente hay computadoras que pueden calcular y hacer predicciones bastante precisas acerca del tiempo.


AGC- “Bastante”.  Has hecho muy bien en decir “bastante”.


-No son totalmente precisas....


AGC- No, no, un momento.  Es que es importante, ¿eh?  Es importante que tengas que decir......


-Por supuesto, no son totalmente precisas porque no tenemos el conocimiento completo.  Si tuviésemos el conocimiento completo, podríamos hacer predicciones.


AGC- ¿No estabas el otro día, cuando lo de Laplace?  Es que era justamente eso.  Laplace, entre otros que citábamos, decía justamente que es preciso conocer los valores numéricos, sea como sea, los resultados de esas probabilidades, que serán tanto más precisos cuantos más acontecimientos se produzcan. Y si el número de los acontecimientos llegara a ser infinito, habríamos alcanzado la certidumbre.  O sea, justamente lo que estabas diciendo ahora, exactamente eso.   La certidumbre es el ideal.  Por supuesto, en lo que has dicho para arrancar, no hay problema; sin duda hay mucha ignorancia; sin duda si en vez de atender sólo a la estadística de las tiradas anteriores, cojo la moneda y me pongo a medir.......”Todo”, no.  “Todo”, no, pero si me pongo a medir mucho, mucho y mucho más, pues claro, evidentemente ahora estoy haciendo otro juego, estoy entrando ya en otro juego.  Lo importante es que, como se ve en la Meteorología, todos los esfuerzos......Y en formas más serias de la Ciencia, más serias y más teóricas, se puede decir lo mismo, ¿eh?: todos los esfuerzos no son más que esfuerzos por alcanzar lo inalcanzable, que es ese ideal del ser: son aproximaciones; la Realidad es aproximativa.


-Yo creo que a lo que te refieres es a ignorancia epistemiológica, es decir, que no lo conoces todo.  Pero podrías conocerlo y supuestamente alcanzar lo que va a hacer la moneda. Pero es que a nivel de lo que son las probabilidades cuánticas, a nivel de cómo se comporta la naturaleza a ese nivel, es ontológica, es irreducible.  Tú no puedes, por mucho que quieras, saber si el electrón va a estar arriba o abajo, es imposible; porque es así, la Naturaleza se comporta así.


-La Teoría cuántica, que yo sepa, todavía no está probada, pero yo más que ir....


-Pero yo no estoy hablando de Teoría Cuántica, estoy hablando de cómo se manifiestan los entes cuánticos.  No de la teoría que se está utilizando, ojo, sino cómo se manifiesta.  Y cuando tú vas a observarlos, cómo se manifiestan, no la teoría que tú utilizas (el monocomplejo, o () lo que quieras), sino cómo se comprende.  O te vas a un nivel óntico más abajo para esto, pero parece que no hay....


-Pero a mí, más que el hecho de que el azar pueda existir o no existir, a mí lo que me interesa  es que estamos todo el rato dando por supuesto que el azar existe, y si yo digo que el azar es desconocimiento.....


AGC- Vamos a ver, perdona que te interrumpa otra vez, pero es que no puedo por menos, porque es que has caído un poco como si vinieras de otro mundo en esta tertulia: “existe” es un término que aquí empleamos solamente para hablar de la Realidad, es el verbo que corresponde a “Realidad”.  Es un verbo esencialmente tramposo que se inventó para Dios en las Escuelas Medievales, y que aquí lo aplicamos como el verbo que corresponde a “ser real” y a la Realidad, no de ninguna otra manera.  Como se le aplicaba a Dios cuando tenía que ser un “ens realissimum” al mismo tiempo, ¿no? en la Teología.  De manera que por supuesto, eso de decir que “el azar existe” es igual que decir que el azar es una cosa, y la verdad es que no es así.  “Azar”, como tú has querido sugerir, se puede reducir a algo negativo: nuestra ignorancia, el no saber.  Lo cuál queda fuera de la Realidad, porque las cosas, nosotros, estamos continuamente hundiéndonos en la verdad, que es lo que no se sabe.  De manera que desde luego, lo que no se sabe, el no saber, eso no existe, queda radicalmente fuera de la existencia.  “Verdad”, “sin fin”, “no saber”, todo eso está fuera, es en lo que estamos hundiéndonos, cayendo, y lo que nos penetra de vez en cuando también.  Y si luego, en vez de reducirlo a “no saber”, tienes una noción de “azar”, como se tiene a veces, igual que la que aquí he sacado a la picota hoy, que es la de “infinito”, si tienes una noción de “azar”, entonces ya sí, entonces lo has metido, lo has hecho existir, lo has metido entre las cosas. Pero si te mantienes en un reconocimiento que quiere decir simplemente que no sabemos, no tenemos datos......


Y luego, lo del ejemplo de la Meteorología y tu necesidad de decir “bastante” es importante, porque ahí se ve en efecto cómo todos estos esfuerzos en pos de un ideal inalcanzable no pueden permitir más que aproximaciones más o menos finas, y efectivamente es hasta sorprendente en el campo de la Meteorología que después de tanto progreso,  no sólo las predicciones a siete días, sino para el día siguiente, fallen con tanta frecuencia como fallan, ¿no?  Nos da una impresión de hasta qué punto la aproximación es una aproximación, en ese caso como en muchos otros, cargada de empeño, cargada de gastos por parte de los sustentadores de la Realidad, y a pesar de todo, aproximación lenta, insegura, como todas las demás.  Bueno, más, venga.


- Es que no he terminado.  Es que lo que quería apuntar es que a veces partimos de unos supuestos que no están tan claros.  Por ejemplo, te he oído hablar bastante de la Realidad, y entonces, ¿qué es para ti la Realidad?


AGC- Perdona, es que, claro, tienes que tener, no voy a decir “la humildad”, pero la pretensión de pensar que estás cayendo aquí como de nuevas, ¿no?  La mayor parte de los que están aquí están acostumbrados a una forma de lenguaje.  El dar por supuesto cosas, nada. El ejemplo que pusiste del azar supongo que ha quedao bien destripao.  No vuelvas atrás y digas que se da por supuesto nada, porque aquí no se da por supuesto nada, ni siquiera en el esperimento de las probabilidades.  “Realidad”, como “existir”, es el nombre que aquí usamos para decir eso de “las cosas”.  Las cosas, que están hechas evidentemente por idea de la cosa, es decir, que al mismo tiempo andan por ahí, y al mismo tiempo se llaman así o asá, es decir, tienen esa pretensión de ser quienes son.  Y es de esa Realidad de la que nuestro descubrimiento es (oponiendo al verbo “existir” el popular “hay”), el descubrimiento de que la Realidad no es todo lo que hay, destruyendo en realidad “todo”; esto es lo importante.  Cosas están entrando costantemente a formar parte de, a hacerse cosas entrando en la Realidad, recibiendo su idea, y eso hace que la Realidad sea, no en el otro sentido “infinita”, pero costantemente cambiante, innumerable por tanto a su manera.  “La Realidad no es todo lo que hay” se dice en lenguaje vulgar “las cosas no son todas”, y como el término “Realidad” es sospechoso, porque igual que “existir” es un verbo culto, venido de las Escuelas Medievales, aunque muy divulgado, preferimos las fórmulas que se dicen en lengua corriente: “las cosas no son todas”.  Lo mismo que lo otro que antes decíamos: “lo que no ha pasado,  no ha pasado, y se acabó”.  Bueno, adelante.


- Con la moneda se ve muy claro que si hemos contado las caras y las cruces, es lo mismo que cuando en la televisión se dice: “pues tantos fumaban y tantos murieron de cáncer”.   Pero luego, cómo a partir de ahí el vecino puede decir: “si tú fumas, tú vas a tener un cáncer”.  Es el mismo salto que no se puede dar, es lo mismo.


AGC- Mucho peor todavía.  La creencia esa en la predicción del Futuro, la desobediencia a esta alegría de “lo que no ha pasado, no ha pasado” (que es la alegría más elemental), la desobediencia a esto por miedo, por precaución, por necesidad de mantenimiento, da lugar a los horrores que has dicho y a otros muchos.  Uno de ellos es ese bien claro: de la estadística, de la pura estadística hecha vaya usté a saber con qué finura o con qué falta de finura, se puede deducir “fumar mata”.  Dicho así como está en las cajetillas: “fumar mata”, como si no hubiera otra cosa que decir.  Eso son decisiones de un orden Teológico, y con respecto a cerrar el Porvenir y a aumentar la creencia en el Porvenir; Administración de Muerte, que es la función del Poder.  Y la Administración de Muerte pasa por esos trucos y los usa a cada paso.  Pero sí, si, están fundados en lo que de la manera más elemental, más descarnada, he tratado de presentar como el caso de las monedas.


 - Bueno, sobre “lo que no ha pasado, no ha pasado”.  Bueno, yo no sé de Física ni de cosas de estas, ni de termoenergía, tan científica, pero a mí me suena que a mayores conocimientos, el azar queda como que se quisiera agarrarlo, como que se le hace prisionero.  O sea, que a mayores conocimientos se está especulando con lo que no se sabe como si ya lo tuviéramos.  Entonces a mí me desconcierta mucho, no solamente por el lenguaje científico, que sí que entiendo algo, pero más que nada es por ver que ahí es querer agarrar a lo que no se sabe e introducirlo.  De alguna manera esto te lo traspasan al ciudadano de a pie, que soy yo en este caso, que no soy ninguna científica, y entonces me comen el coco pero de una manera tremenda.  No sé, digo yo.


AGC- Sí, así funciona.  Para más precisión hay que volver a recordar el ejemplo ilustre del pobre Laplace del otro día.  Porque cuando él espresa la necesidad de conocer los cálculos numéricos y luego dice que cuantos más acontecimientos se produzcan, aumentando el número de los acontecimientos, más va uno a aproximarse a la certidumbre, a la verdad, a lo que él dice “certidumbre” (“si los acontecimientos llegaran a ser infinitos, la Ciencia habría alcanzado la certidumbre”), hay que entenderlo así: la acumulación de saberes, datos, y todo eso, en la frase de Laplace queda inmediatamente ligada con la propia proliferación de los acontecimientos, no separada en otro orden.  No es meramente la acumulación de pretendidos saberes y datos acerca de lo pasado la que se utiliza, sino que esa acumulación de saberes está fundada en la proliferación de los acontecimientos mismos, que cada vez pasan, cada vez suceden más, evidentemente; cada vez suceden más y más, sin ningún límite, y entonces el registro les va persiguiendo, va acumulando más y más datos, y por tanto de esa manera la Ciencia se acerca a la certidumbre en la medida en que los acontecimientos se aproximan a ser “todos”, es decir, cuando la Muerte ha vencido definitivamente.   Los acontecimientos llegan a ser “todos”, cosa que aquí negamos de raíz: no hay “todos”.


- Pero yo no entiendo muy bien la proposición de este hombre, porque “acontecimientos que se multiplican” sólo se puede entender como sucesos que son pasados por los Medios.   Lo mediático es lo que ocurre, en ese sentido se han multiplicado. Pero al mismo tiempo estamos viendo que hay cosas evidentemente que son absolutamente negadas por los Medios.  Hay ciertos conocimientos de ciertas zonas del Mundo, solo para especialistas, como Yugoslavia y otros rincones de Europa Oriental y cosa así, de los que no se habla.  Entonces, ¿qué se entiende por “acontecimientos”?  Acontecimientos es lo que ha habido siempre: seísmos, catástrofes.....


AGC- No, es verdad lo que has dicho de que “acontecimientos” sin noticia o información del acontecimiento no hay.  Lo otro es distraerse con una forma muy tremenda, pero después de todo muy superficial, de imposición, que es la de los Medios    al servicio del Poder y todo eso, porque esto se puede decir más en general: efectivamente, sin información de la cosa no hay cosa; la cosa y su información son inseparables.  En la frase de Laplace parece que se dice separando, pero justamente separando para juntarlo.  Él evidentemente piensa que el cálculo de probabilidades se acerca a la certidumbre cuantos más son los datos, el registro de datos, pero ese registro de datos lo relaciona inmediatamente con el número de acontecimientos que se tienen en cuenta.  Los Medios evidentemente hacen chapuzas, como es natural; chapuzas tremebundas, pero chapuzas; limitan por razones muy particulares, aquí sí y allí no, los datos, es decir, los acontecimientos a recoger.  Pero lo importante es eso, si, hay que recordar: cosa sin idea de la cosa no se da.  Y por tanto también en las teorías físicas, entre ellas la desarrollada sobre la Mecánica Cuántica, la relación entre el hecho, o hasta la partícula, y la información u observación recogida, pues produce conflictos, de los que por lo menos aquí nos hemos aprovechado de vez en cuando algunas veces.


- Pero pasar cosas, ya se hablaba de que la mariposa que salía de China podría provocar un terremoto en Yucatán.  Eso ya es más antiguo que......


AGC- Si, pero eso lo dices, ¿por qué?, ahora.  ¿Porqué sacas eso ahora?


- Porque me da la gana.


AGC- Ah, bueno.


- Hay que tener en cuenta que la Ciencia es un parapeto contra el Miedo.  Es decir, tener todas las estructuras conceptuales que tiene es una manera de evitar el Miedo ante la Realidad de que estamos aquí hablando, que es indefinible, y tampoco tan manejable y tan entera como parece.   Y entonces, la Ciencia.....Yo llevo veinte años haciendo Ciencia, y nos damos cuenta de que nos parapetamos detrás de unos conceptos, detrás de unas idealizaciones, que nos permiten sobrevivir para no sentir el miedo que te genera eso todos los días si te pones en plan serio.


 - ¿Y tú crees que con la Ciencia se aminora el Miedo?


- Ni lo aminora ni lo aminorará nunca.


- Ah, es que yo no veo que la Ciencia aminore el Miedo.


AGC- Es que está para eso. Gracias.  Es una...


 - Cuando nacemos tenemos tabla rasa, y a la gente le tienes que dar un......es decir, no podemos estar todos sintiendo este fenómeno de Realidad confusa que no sabemos lo que es...


- Pero eso antes era la Religión, ¿no?  Es lo mismo.


AGC- En ese aspecto sí se parecen.  Era lo mismo, era un parapeto también.  Por supuesto, la doctrina....


- La Ciencia no es tan influyente como....


- A mí no me parece, pero tú dices que es para aminorar el Miedo.


- Es para aminorar el miedo de los científicos que estamos trabajando en el tema. Te das cuenta cuando estás metido muy dentro de ello, de que es al revés: que te produce tal vértigo que de alguna manera tienes que parapetarte para no sentir ese miedo tan profundo.


 - Te arropa un poquillo, la Ciencia.


AGC- Bueno, bien, evidentemente.  Gracias por la declaración.  Efectivamente, es la función; la cumplen otras muchas cosas, pero entre nosotros, en nuestro mundo, la Ciencia de una manera muy notable, incomparable con lo que siguen haciendo los restos de Religión y por ahí entre mayorías y todo eso.  Parapeto contra el Miedo, pero aquí lo que sabemos es que “Miedo” quiere decir justamente “Futuro”, y por tanto es costitutivo de la Realidad. La función del Poder es la Administración del Futuro, es decir, la Administración de Muerte.  La costitución de uno mismo personalmente se da con la información acerca de que tiene un Futuro, es decir, de que se va a morir, que viene a ser lo mismo: que tiene un Futuro.  Y toda la Educación está dedicada justamente a ratificar la futuridad de esa criatura. Eso quiere decir “Miedo”. Quiere decir por supuesto “esperanza”, “optimismo”, puñetas de estas, pero de una manera más profunda, “Miedo”.  Lo otro no son más que alteraciones del Miedo, ese optimismo, esa esperanza.  “Miedo” es “Futuro”.  Y Administración de Muerte es lo que el Poder hace en cualquiera de sus niveles, y esta tertulia o lo que sea, política, no tiene otra función más que decir “no” a esa Administración de Muerte.


- El problema es que si decimos “no”, hay muchos que dicen “sí”, y te enfrentas duramente a los que dicen “sí”.


AGC- Si, en realidad, las mayorías inmensas no tienen ni que molestarse en decir “sí”, porque lo están diciendo con cada aceptación y con cada acto.  No tienen ni que molestarse.  Pero en lo que se confía es en que aún entre las mayorías cada uno nunca está bien hecho del todo.  Nunca está muerto, vamos, quiero decir; que si estamos aquí es porque a pesar de todo lo que han hecho para dotarnos de Futuro y por tanto de Muerte, pues todavía no lo han conseguido del todo; no porque estemos biológicamente vivos, sino porque estamos, seguimos estando mal hechos, seguimos estando incostituídos, ¿no?


 - En esto que dice el compañero de que hay muchos que dicen “si”, la Ciencia tiene mucha culpa, porque hace divulgación de sus aciertos, pero no hace divulgación de su ignorancia.  Es decir, esto que ha dicho él, ¿por qué no se divulga?


AGC- Eso es cierto, si.


- ¿Pero cómo que no se divulga, si la gente sabe más de Biología y de Medicina que un profesional?


AGC- ¡No, no, no, no! ¡no ha dicho eso!  Estamos en eso, ya lo hemos dicho muchas veces: la Ciencia está al servicio del Poder en principio.  Y por tanto, de una manera más notable en cuanto a las aplicaciones prácticas, y sobre todo en cuanto a la divulgación.


- No hay científico que esté fuera del Poder.  Si estás fuera del Poder no puedes investigar.


- Pero ni tú.  Tu discurso forma parte también de ese Poder.


- Ya lo sé, pero es que....


- Esa especie de contradiscurso de la Ciencia ya alimenta a la propia Ciencia.


AGC- ¿Cuál?


- El del Miedo.  El  de condenarla.


AGC- ¿Porqué?  Él no la ha condenao.  Él ha reconocido, como ha dicho, la condición de “parapeto” contra el Miedo.


- La propia Ciencia reconoce ya eso.


AGC- No, la Ciencia no, ¡la Ciencia qué va a reconocer!  La Ciencia en principio no.  La Ciencia en principo es positiva.  Lo que pasa es que como lo que se divulga es justamente lo más mentiroso......Hay una cierta posibilidad de clasificar.  De todo lo que las Ciencias hacen, se puede distinguir, y por uno y otro ejemplo, que lo que es objeto de divulgación es siempre lo más falso, lo más apto para engañar.  Esto creo que una vez os traje el ejemplo de un artículo de un astrónomo que estaba dedicándose en un sitio de Norteamérica a un tipo de investigaciones que evidentemente me parecían muy honradas, y que no podían menos de compararse con el gran proyecto, que ya no me acuerdo cómo demonios se llamaba, que movió millones y millones de dólares para una expedición de un observatorio puesto allí donde Cristo dio las tres voces o un poco más allá, donde se iba a alcanzar mucho más saber, y que estaba fundado en una teoría muy contraria a la este modesto astrónomo, una teoría evidentemente mucho más engañosa respecto a la dispersión de Galaxias y todo lo demás.  Pero que no importa, pero que era apta para que , partiendo de eso, se pudiera organizar una expedición tremebunda, donde el coste fuera de millones y millones y millones, y a la gente se le pudiera estar contando cositas acerca de lo que esa expedición descubría a lo largo de unos meses, de un año.  Y cada vez que uno cala, se da cuenta de esa selección: que lo que se divulga es lo más mentiroso.  Se puede decir sin mucho miedo.    Nosotros llevamos aquí años, varios años ya, dedicándonos a tratar de encontrar, sobre todo a través de las entradas en la Red que Caramés me ha venido proporcionando estos años, encontrar justamente los puntos en que el conflicto está vivo, donde la sospecha por lo menos de que se está en terreno movedizo e inseguro aparece viva en la propia investigación.  Eso es lo que no se divulga.  Y eso es lo que de la Ciencia hemos aquí estado tratando de aprovechar una y otra vez, yo creo que con bastante rendimiento.  Yo por lo menos he sacado....De encontrarme en vivo con esos choques, esos conflictos que en la propia investigación se producen, me he desengañado a mi vez de muchas cosas, o sea, que he sacao algo.  ¿Qué más?


- En este sentido último que estáis hablando, por lo menos en la parte de conocimiento que a mí me toca, los científicos o los teóricos que se ponen al servicio del Dinero, simplemente se ponen al servicio del Dinero. Es decir, que la Ciencia, por lo menos en lo que yo conozco, el conocimiento nunca ha avanzado con el Dinero.  Es decir, las ideas que han sido propuestas por gente nunca han estado al servicio del Dinero, siempre han sido gente que han estado en su casa, no en la indigencia, pero no han disfrutado digamos de unos sueldos, de los Medios de Comunicación, de una publicidad de sus tal, sino que han estado ahí, en su historia, y eso lo ha recogido la gente.  Es que tú has dicho algo que yo en lo que conozco,  no.


- No, pero es que una cosa () hablando de tu actividad, y lo que tú hagas.


- No, yo te hablo del pensamiento, de la evolución del pensamiento, de la teoría.


- La Ciencia empezó con diletantes.


AGC- Perdona, perdona: no.  Perdona, eres un iluso.  No sé por qué nos cuentas eso, que no es así.  A todas luces no es así.  Evidentemente, la Ciencia está, o ha estado, desde que hay Ciencia (que no hace tanto tiempo, ¿eh?, que no hace más que veintiséis siglos), pero desde que hay Ciencia ha estado efectivamente al servicio de las formas de Poder más avanzadas.  Y tú piensas optimistamente que las grandes ideas, geniales, que después han servido para el Progreso, salían de gente que estaba recluida en su laboratorio o en su choza.  No es así.  Han salido de toda clase de gente, de una manera indistinta en cuanto uno lo recorre.  Galileo no estaba ni mucho menos metido en su estudio; Galileo estaba trajinando con cantidad de personajes de las varias Repúblicas Italianas, y poco más o menos al mismo tiempo luchando con unas cosas y con otras.  De manera que las ideas que han hecho progresar a la Ciencia han surgido de una diversidad de tipos.  No tienen mucho que ver, porque aquí lo importante no es los tipos que se han dedicado a la Ciencia, sino la Ciencia misma, de la cuál podemos decir que como istitución está al servicio del Poder, y que como real que es, falla; falla, tiene sus fallos costantes, que en la investigación misma a veces de descubren.  Y en la investigación y en la divulgación hay toda clase de gente, y evidentemente se puede decir que estos que traemos aquí de la Red, y a los que sorprendemos en el momento de descubrir grandes problemas y fallos otra vez, se puede decir que son los más honrados, que a lo mejor no tienen muchas probabilidades de que les den una Cátedra en Norteamérica o un Premio Nóbel, que en cambio los que se dediquen a la divulgación desde luego son de los más fachas y de los más entregados al Poder.  Esto no tiene importancia, es una generalización que no corresponde.  Aquí los tipos no nos importan, nos importa la Ciencia misma y las contradicciones en que la investigación misma puede caer.   Los tipos......De una persona no sale nunca nada bueno. Si de una persona sale algo bueno es porque se le escapa por las grietas, porque está mal hecho, por eso.


- Pero tienes que reconocer que hace como unos veinte años los movimientos de la Sociología Crítica llegaron a formular que la Sociología era un caso de lenguaje como otro cualquiera que implicaba al observador en lo observado.  Eso hubo tres o cuatro buenos sociólogos que apuntaron por ahí, y que fueron muy interesantes.  Bueno, pues todo eso se hizo incluso estensible al campo de la Ciencia, y ahora, desde el aumento este de la (Paratología), de la tecnología aplicada al diagnóstico y a la previsión del Futuro, toda esa fisura que había, que era interesante, se ha cerrado totalmente, y ahora mismo la Ciencia ha vuelto a encerrarse otra vez en el saber positivo, en la estocástica, en la prospección del Futuro, en el diagnóstico de la Medicina esa llamada “genética”, que veinte años antes sabes lo que te va a pasar después..... Es decir, ha habido un recrudecimiento total de la idiotez  particular.              


 AGC- Perdona, yo creo que has hecho una Historia Contemporánea de la Ciencia un poco demasiado () .  No, en general ni en Sociología ni en ninguna otra rama de la Ciencia se ha llegado a un momento en que se diga “esto que yo estoy haciendo ahora en este libro, esto que yo estoy haciendo ahora en este laboratorio, es nada más que un caso de lenguaje”.  Eso es una cosa que en la tertulia puede haberse llegado a decir, pero en ninguna Ciencia, ni hace treinta años ni ahora.  En cuanto a la intervención del observador, o más bien de la observación, en la investigación, en la experimentación, y en la teoría científica, desde luego la Física se ha adelantado mucho más, y efectivamente en la formas de la Física es donde más se revela eso.  Pero vamos, declaración por parte de ninguna rama de ninguna Ciencia, lo mismo que por parte de ninguna Filosofía, lo mismo que por parte de ningún Poeta ni ningún Literato, oír decir “esto que yo estoy haciendo no es más que un caso de lenguaje”, no.  Hasta ahora, nunca.  Ahora lo decimos, tranquilos de que nunca se ha dicho.   ¿Qué más?


 - Bueno, te voy a dar los libros; y subrayados.


 AGC- No me los darás nunca.  ¿Qué más?


- Referente a lo que está diciendo ella.  En los años setenta, cuando desde aquí desde la Complutense Jesús Ibáñez junto con otros señores, otros sociólogos, que aquí no se conocía la Sociología en este país, y hoy día tampoco se conoce, pero bueno, iban a París a defender la Sociología Crítica, que era uno de los movimientos que entonces sucedía, yo creo que apuntaban un poco en su discurso lo que estaba diciendo ella.  Y después nadie ha recogido, ningún Medio de Comunicación, ni ningún Banco, y les ha dicho: “¡qué bien que habéis hablando, os voy a dar tanto!”, sino todo lo contrario.  Es decir, ha habido gente que en los medios universitarios ha tenido su fama, pero nada más.


 AGC- Yo conozco a algunos, ¿eh?  Conozco a algunos discípulos de esos que efectivamente han sacado provecho, pero no voy a meterme en el asunto.  Eso no importa para nada.   De esas iluminaciones, parciales, y buenas intenciones por parte de estos señores, ya hemos hecho conmemoración, y yo creo que basta para no distraernos demasiado.  Vamos a seguir tratando del asunto mismo.


- Yo a ese nivel veo, perdona que te diga, que todo ese personal quiere vivir de la ignorancia del resto.  Se enmarcan en un discurso, lo proponen, se dan bombo, y te quedas ahí a vivir de ello.


- La deriva de eso fue el fracaso.  No te hablo de los de ahora, te estoy hablando de gente de hace veinte años.              


AGC- Pero no tiene interés hacer esa historia () no está falsificado.  El reconocimiento de que lo que uno esté haciendo, en investigación, en poesía, en cualquier cosa, no es más que un caso de lenguaje, implica efectivamente cargarse la propia realidad de la Ciencia, la Poesía o lo que se esté haciendo, las cuales tienen que ser reales, por que si no, no se venden.  De manera que esa declaración implica quedarse fuera, y quedarse fuera también de uno mismo, porque evidentemente quien dice “no es más que un caso de lengua”, no está diciendo “no es más que un caso de mi lengua”.  No; está queriendo decir otra cosa.  Bueno, ¿qué más quedaba por ahí?  Porque sino nos vamos, porque hace un calor tremebundo aquí, en esta sala que nos han metido.


- A ver si he entendido finalmente lo que se quería decir con el esperimento de los dados.  Lo que se quería decir aquí es que no es posible un conocimiento total de las cosas, siempre va a ser aproximado.


AGC- Es más, es peor todavía: que las cosas no son todas.  Con eso ya está dicho, no hace falta que hables del conocimiento.


- Pero eso está de algún modo implícito en el famoso lema de Laplace, porque Laplace pone una condición para el conocimiento absoluto el infinito número de réplicas, y entonces eso es imposible.


AGC- Ah, ese era el caso por el que lo sacaba aquí: se ha concebido el infinito como si fuera real.  Si los acontecimientos llegaran a ser infinitos.  He estado todo el rato primero de esta tarde desanimándoos de relacionar “infinito” con “cuantía”, con “espacio” y con “tiempo”, haciéndoos sentir que eso es querer meter dentro de la Realidad, hacer “todo”, lo que de ninguna manera puede ser “todo” ni encerrarse en la Realidad.  El caso de Laplace era interesante por el modo de formularlo, pero venía a implicar eso: “sometimiento”, “creencia”, de que efectivamente hay un total de las cosas, dado lo cuál se puede llegar a un conocimiento total de la Ciencia y por parte de cada uno.


Bueno, con este calorazo ya no nos da tiempo a volver sobre lo que os anunciaba, que era volver a insistir en el progreso de los números como condición de ese intento de dar cuenta de la balumba de la Realidad.  Pero bueno, eso, si nos acordamos, si el Señor nos deja hasta entonces vivos y no tontos del todo, pues dentro de siete días seguiremos.