07.11.2007
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
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La disputa tradicional entre sentidos y razón como medio de conocimiento de las cosas. Necesidad de acabar con ella para dejarse invadir por las cosas y librarse de uno, enemigo número uno del pueblo.
Tertu098-07-11-2007#Tertu098-07-11-2007.mp3
TRANSCRIPCIÓN:
Vamos a volver entonces sobre la vieja disputa sentido/razón, sobre la cual os volví a pedir que como era una cosa tradicional, la disputa tradicional a lo largo de toda la Historia de nuestro Mundo, volvierais a intentar sacar de los libros alguna chispa que aquí nos pudiera servir para aclararnos y ver lo que hay que valga la pena en esa disputa, o si es toda ella filfa, como suele suceder con tantas otras disputas filosóficas tradicionales que se han ido manteniendo. De manera que enseguida os preguntaré sobre eso.
Desde luego, me adelanto a advertiros que después de lo que en estos años hemos venido aquí destruyendo, yo creo que con bastante honradez y bastante constancia, respecto a las ideas recibidas respecto a esto, teníais muchos de vosotros que haber reconocido enseguida que los términos mismos del planteamiento era algo que estaba ya mandado retirar a partir de los descubrimientos que se nos habían ofrecido. Notad que la cuestión es importante, porque a primera vista parece reducirse a una cuestión humana y sicológica (la división entre nuestros sentidos, la sensación, y nuestro pensamiento, facultad superior, razonamiento), pero en realidad ahí se juega una oposición más profunda, más general, que como ya os hice notar el otro día a propósito del artículo de Olaf Dreyen, puede encontrar una traducción objetiva, en el sentido de referirse a la contradicción entre Geometría y Materia, por ejemplo, o de otra cosa por el estilo.
Y todavía más en general se juega aquí la distinción que aquí hemos venido tratando de desmontar, destruir, la distinción entre una Epistemología y una Ontología, por decirlo con los términos cultos tradicionales; es decir, una separación entre el saber de las cosas, el conocimiento, y las cosas mismas en lo que son o puedan o deban ser. Desde luego, los que me habéis acompañado en esta lucha habréis encontrado que bastante se ha hecho en cuanto a lo del desmontamiento y denuncia de esa separación, de esa disociación, pero eso se está jugando también aquí. Cuando nos metemos en esta lucha, ¿estamos tratando de saber lo que son, cómo son, dónde están y por donde andan, cómo se mueven las cosas, o estamos tratando de saber de lo que pasa con el conocimiento de todas esas apariciones de las cosas, estamos tratando de saber del saber?. Esa es la separación que hace tiempo sin duda nos ha parecido inútil, y que por eso tratábamos de reducir, como si las dos cuestiones fueran después de todo la misma.
Bueno, pues antes de por mi parte aportar algo más de este ataque os voy a dejar la palabra, por si por vuestras lecturas o por otras formas de ocurrencia se os ha ocurrido algo sobre esto que os he recordado, sobre esta disputa, que seguramente sí. ¿Qué pasa por ahí con la disputa? Tómese en el plano de sentidos/razón, tómese en el de geometría/materia, tómese en el de ontología/epistemología, en cualquier manera en que la oposición quiera plantearse o desmontarse.
- Yo cuando salió la semana pasada el nombre de Berkeley, no lo tengo muy fresco, pero me parece que él criticaba la idea de “materia”, y a la vez también la de “causa eficiente” como una especie de idea.....que con la idea de “Dios” no hacía falta tener una idea de “materia” que estorbaba, sino que Dios producía el mundo. Tampoco había digamos que causa y efecto entre las cosas más que la propia ideación de “Dios”, y la idea de “materia” y la de “causa/efecto” sobraban. Entonces el mundo era como una especie de manifestación de la bondad de Dios, o de la Voluntad Divina, pero no había nada, era como una especie de puro teatro o algo parecido.
AGC- Si, en la medida que yo puedo juzgar, no te es demasiado infiel la memoria. Yo también tengo muy lejos, más lejos que tú, los diálogos de Ilas y Filonús sobre todo, de Berkeley, con los cuales éste en tiempos nos deleitaba y nos engañaba seguramente a algunos de los muchachos de por aquel entonces, veo que a tí también. Sí, no es del todo inexacto, porque efectivamente, cuando se dice que se requiere una actitud empírica, no está ahí simplemente como un regalo que Dios nos ha dado y del que podemos sentir y disfrutar. Conviene suprimir los entes ideales, astractos, a los que has aludido, como la causa, la causa eficiente o cualquier otro, o reunirlos todos bajo uno solo, que es la idea misma de “Dios”. De manera que algo de razón hay en eso: efectivamente, esta pugna incluye que o te dedicas a creer en “todo”, “nada”, “causa”, “siempre”, etc., o te dedicas a no creer en nada de eso y a tomar simplemente las cosas como vienen. Bueno, ¿qué más ocurrencias en ese sentido o parecido podemos reunir aquí hoy?
- Yo quería preguntarte sobre esto que has dicho del saber del saber, si ese saber se hace mediante la palabra, entre el hablar, y teniendo en cuenta que Realidad es aquello de lo que se habla, ese saber del saber, el que se realifica más en el sentido de que las cosas sabidas. Pero cuando son cosas desconocidas , el hablar de aquello que no se puede decir al hablar de aquello, porque no se sabe, pero el intentar entrar con “logos” en eso, ¿desrealifica a ese no saber, o.....?
AGC- Sí, te has ido desgraciadamente armando un poco de lío. En todo caso, al partir de lo del lenguaje parece que querías desmontar la disensión yéndote por otro lado. Eso de razón y de sentidos, tú has vuelto a lo que aquí hemos tantas veces reconocido de que es, no directamente el lenguaje, pero sí el lenguaje por medio de los vocabularios de un idioma cualquiera lo que costituye las cosas, y (en el) costituirlas es donde efectivamente parece vano distinguir entre el serlo la cosa o el saberlo nosotros. Supongo que algo de por ahí te venía. Pero sigamos desembrollándolo todo lo más posible. Tiene que haber sin duda grandes dudas o temores o confusiones respecto a esto, que debían encontrar aquí su manifestación enseguida.
- Como el otro día se había esplicao algo de los niños, o sea, que llegamos con ese aparato que si no se pone en funcionamiento, si no produce, queda aniquilao, con respecto a los sentidos, me surge que si no están también, valga la palabra, en funcionamiento en el momento en que también está la razón que razona, donde uno ya se va desenvolviendo, pues eso, desde pequeño, según va adquiriendo el lenguaje, pues que hay una relación muy íntima en el sentido de que es como si fuera simultáneo, que lo uno lleva a lo otro, es decir, que la producción, digamos la vista, porque si alguien no hablara, ¿qué sabría él si oía o veía?, o ¿cómo sabría uno qué era lo que veía o qué era lo que oía, si más bien sería por medio de la razón como nos pondríamos un poco de acuerdo acerca de lo que viéramos?
AGC- También está en este caso sumamente deslabazao y liao, y no sé si los contertulios ganan mucho en cuanto a la aclaración del planteamiento. Sacáis cosas que después de..... si hubiérais sentido y aceptado la herida que muchos de los descubrimientos que aquí se han hecho tenían que haber producido, no deberíais emplear ya, ya no podríais hablar de esas maneras, ni siquiera consentir eso de “la razón y los sentidos”, y decir “¿razón/sentidos?”: “¿quién conoce a qué?”, preguntas elementales de las que se hacen en la lengua corriente: “¿quién conoce a qué?”, cuando se plantea la cosa, “¿quién conoce a qué?”. Los sentidos por supuesto son cosas, y a la razón cuando se la toma como objeto de una disputa como ésta por supuesto se la hace cosa también, y entonces parece que la disputa nos invita a quedarnos dentro de casa, como entre bobos anda el juego, ¿no?, y no era de eso de lo que se trataba. Bueno, más ocurrencias, venga.
- Vamos a ver si yo me aclaro un poco también. Yo los veo complementarios el sentido y la razón. Los veo complementarios en la manera en que los sentidos me van a permitir razonar y la razón se va a alimentar de esos sentidos para estar en el mundo de las cosas, y que las cosas puedan entrar en mí. Pero la razón, el logos, el lenguaje, ese está ahí, que es lo que venía a decir Galín o lo que yo le entendía, que ya de niño, que si no se utiliza esa función, esa facultad, y esa función es la que hace con el engranaje de los sentidos que permiten captar los distintos objetos, permiten seguir adelante .
AGC- Lo decía (): la razón o la lengua, en cuanto a lo que le sucede a un niño, como se ve en la experiencia de los niños salvajes, es decir, de una manera realista; estáis hablando de una manera realista prácticamente todos los que habéis hablao, y no puede ser, no podemos hablar de una manera realista en una tertulia que se lanza contra la Realidad. Eso parece una especie de pecado tan elemental que ni siquiera se le puede llamar pecado. Lo mismo que en cualquier otro campo de la lucha, o en cualquier caracterización de la lucha, hemos denunciado más de una vez que la pretensión de revolucionarios, rebeldes, etc., protestones, de ser realistas es lo que les pierde, porque inmediatamente lo que en aquella rebelión, en aquel “no”, podía estar vivo, queda incluido otra vez dentro, queda domesticado; lo mismo que se dice para la lucha activa se dice para la lucha del descubrimiento: no podemos tomar los términos que se nos dan, incluso términos tan sospechosos, como cultos que son, como estos que os he presentado, “los sentidos”, “la razón”, “epistemología”, “ontología”, no se pueden tomar así por las buenas; si uno los toma es para de la manera más honrada y rápida reventarlos, descubrir la falsedad que encierran. Eso es a lo que estamos aquí, ¿no?
- Todo esto me recuerda al conflicto este entre el devenir este que ocurre con lo desconocido sobre la Realidad, que parece que tiene alguna influencia en ella, que de pronto se manifiesta, y no se sabe cómo se manifiesta eso, y la perfección de ese fenómeno con el paralelismo entre sentido y razón que pretende percibir las cosas. Las cosas ya conocidas están percibidas, quiero decir que no hay nada que percibir de ellas, prácticamente están costituídas por la Realidad. Tan sólo sus trasformaciones o sus anomalías serían algo digno de ser percibido, y no obstante nos parece que eso se percibe, porque de hecho esta tertulia recibe eso como una sorpresa, o.......
AGC- Entre las cosas y junto con las cosas se perciben los cambios de las cosas, los cambios de colores, de temperatura, los movimientos se percibe, y además eso es objeto de los diversos estudios científicos, no tiene nada de particular. Lo importante es que....
- Si, pero el que sea objeto de estudios científicos significa que tratan de meterlo dentro de la Realidad, de adaptar la Realidad a ello para costituir más consistentemente el sistema de lo real, y pretender que lo tienen todo, cosa que es imposible.
AGC- Más consistentemente, sí. Evidentemente, la defensa, lo de tratar de comprenderlo, concebirlo y tirar palante sin más problemas, eso se da desde el principio, en las capas más bajas. Las soluciones científicas o filosóficas, son eso, una confirmación: tratan de hacer esa condena a la Fe en la Realidad todavía mucho más inevitable.
- Me estaba recordando antes esto de sentidos y razón, que no estuve la semana pasada y no sé si lo tocaríais, pero me recordaba a esto que contaban los místicos de la suspensión de los sentidos y de la razón, como si fueran un mismo bloque, una misma cosa, y cómo frente al parecer que eso fuera como una especie de como desarrollo o algo, hablaban con eso como una especie de percibir con más libertad todo, como una especie de liberación.
AGC- “¿Percibir”? has dicho?
- No sé si “percibir”, como una especie de liberación. No sé si a la hora de percibir, pero que la suspensión de sentidos y razón, unidos como un bloque, y la relación con liberarse o libertad.
- Es más, Carlos, llegaban a llamarle “el conocimiento”.
AGC- Tú dices no sólo el quedarse con la mente en blanco, como dicen muchos de los gurúes de la meditación, sino quedarse con los sentidos en blanco también.
- No sé si con los sentidos en blanco. Yo no sé si eso es los sentidos en blanco, o de qué sentidos están hablando. Es que es suspensión, y generalmente como fruto de eso se hablaba como una riqueza enorme; es decir, las trascripciones de poesías o cosas haciendo referencia a aquella vivencia, siempre eran muy ricas, nunca han sido pobres.
AGC- Sí, suele, suele. Yo he oído cosas así también. ¿Y a quién le pasaba eso?
- A Santa Teresa, a Buda...
AGC- ¿A quién le pasaba eso?
- Recuerdo sobre todo que estaba leyendo cosas de heterodoxos, de la Edad media y por ahí.
- No, no, no digo nombres propios: ¿A quién le pasaba eso?
- La persona se quitaba de en medio, y le pasaba eso. La persona es la que se quita de en medio, la que ()
AGC- Por tanto: ¿a quién le pasa?
- A “ello”.
AGC- Bueno. Esta forma de intento de solución al estilo místico la hemos discutido muchas veces también, no creo que merezca la pena detenerse demasiado en ella. Si queréis sí, volvemos.
- Es que estaba pensando que cuando se percibe, si , la verdad es que parece imposible no percibir y no tener una información de lo que se percibe. Pero la cuestión es que quién percibe, o quién suspende los sentidos.
AGC- Epistemología/ontología, dicho en lenguaje vulgar no es separación de quién es el que percibe y qué es lo que percibe. No es separación. Evidentemente es que estamos tratando de superar esa separación: ¿quién es el que percibe?/ ¿qué es lo que percibe?
Bueno, volvemos un poco; vamos a ver, de cosas que ya hemos descubierto aquí; esto se refiere a cosas, porque no hay ninguna palabra en el lenguaje popular, no culto, más abstracta que “cosa”; esto se refiere a cosas, y es a cosas a lo que se refiere la cuestión esa del saber o del conocer. Entonces.......Si tomamos por un lado eso a lo que en la disputa se llama “la razón”, que bien se podría decir “la razón pura” para evitar confusiones, y por otro lado eso a lo que aluden “sentidos”, “sensación”, que se podía decir “bruta sensación”, os encontráis con esto fácilmente, ¿no?. Razón, ya se sabe, sólo puede conocer entes tan puros como ella; es decir, la razón puede dedicarse a, no voy a decir “conocer”, pero sí “inventar”, “jugar con” (que después de todo hay que confundir con el “conocer”: “inventar”, “jugar con”).... “conocer” entes tan puros como ella, entes del tipo de “todo”, “nada”, “movimiento rectilíneo uniforme”.....bueno, todos los que más de una vez hemos recordado aquí. Si esta razón pura toma una forma de matemática, pero también pura, no aplicada, sigue ateniéndose a lo mismo: los objetos de que trata, que son los objetos con los que juega, y los que inventa al tratar con ellos, son siempre del mismo orden, en una geometría, en una aritmética: entes ideales. La razón, por decir así, no puede jugar más que con lo que no existe; es de lo que puede saber, lo que puede inventar, con lo que puede jugar. Por ahí a las cosas no se las conoce. Por ahí, por ese camino, a las cosas no se las conoce, porque las cosas no tienen esa condición.
Por otro lado, la alusión a los sentidos es en verdad una alusión al entrechoque, entremagullamiento, embarullamiento mutuo; no puede ser ninguna otra cosa, porque después de todo, los que como nosotros o los animales, conocen, son al mismo tiempo cosas, cosas conocidas, y no hay manera de salirse de este (engaño), no se puede concebir de otra manera ninguna: conocimiento en el trato directo entre las cosas, a lo que “sentidos” y demás aluden, es eso, es barullo, entrechoque, entremagullamiento de unas con otras, no puede ser otra cosa; y lo que se llama “conocimiento” es lo que una le pueda herir a la otra, la magulladura que le pueda hacer, si es que se la hace, de cerca o de lejos, y todo eso. Así están las cosas, o estamos, como estamos nosotros como cosas también entre ellas. Y eso desde luego no es tampoco manera de conocer nada, eso está claro.
De manera que lo primero que hay que hacer es que en el uso separado y por tanto purificado de los términos que en la disputa tradicional se da, “pura razón”, “bruto sentimiento”, lo que se consigue es que ninguna de las dos cosas pueda servir para conocer cosas: ni para saber lo que son, ni para saber dónde están, ni nada. Eso es lo que tiene que quedar claro, supongo. Me paro un momento, por si eso se ofrece a dudas.
- ¿Cómo es eso de que la razón sólo puede tratar con entes tan puros como ella? O sea, lo primero que no entiendo bien es que la razón sea un ente puro del tipo de “todo”, porque suele entenderse más bien como una especie de () que trata de las cosas, no como una cosa más o como un ente más ella misma. Y luego, aunque fuera una cosa pura, ¿por qué un ente puro no puede tratar más que con entes puros? Quiero decir que es como decir que un cuchillo sólo puede cortar cuchillos, ¿o no?, ¿o no es lo mismo?
AGC- ¿Qué os parece esto que objeta Virginia, que es bastante razonable? ¿Qué os parece a los demás?
- A mi me parece que la razón puede en un momento dado descubrir la contradicción, que no sé si es pura o es impura, pero en cualquier caso la cuestiona totalmente en algunas fracturas en las que ella misma se da cuenta de que por ahí no tiene.....es como un vértigo, como un límite que no es capaz de.....
AGC- Bueno, desde luego cuando yo he citado aquí, “razón” lo he dicho como imitando, como entre comillas, respecto a los usos y nociones tradicionales de filosofantes y demás, para los cuales “razón” se opone netamente a lo otro, y por tanto es una razón pura. La pureza puede...en una de las maneras en que puede razonarse es como Kant en la “crítica de la razón pura” precisamente. De manera que es esa contraposición la que la vuelve pura. Dice Virginia: ¿qué inconveniente hay en que un istrumento, aunque sea puro, pueda tratar con, conocer, objetos que no sean puros, como no lo son las cosas? Pues también debíais acompañar más rápidamente en esto, porque es que la razón, si quiere entender la forma de un pedrusco, tiene que entenderla por medio de reducirla a composición en triángulos y por todos los demás procedimientos, porque a la razón “pedrusco” no le dice nada, pero “triángulo”, sí. “Triángulo” sí, y las combinaciones consiguientes, y entonces, cualquier operación de las que suelen llamarse “racionales”, “puras”, consiste en eso. Por eso no decía “conocer”, sino “tratar con”, “jugar con”. Efectivamente, puede lanzarse sobre pedruscos.
- ¿Y a los sentidos, “pedrusco” les dice algo?
AGC- Tampoco. ¿Cómo les va a decir algo a los sentidos, si está pegándole porrazos costantemente?, ¿cómo nada va a poder decir nada, si uno está metido entre ellos y sufriendo heridas y rasguños de acá pallá?
- Pero la razón reconoce, en la forma del pedrusco, no sé si era una curva derivable o inderivable permanentemente como que la costituía en su geometría, y al final reconoce la imposibilidad de acceder a ella matemáticamente.
AGC- Si, yo he puesto la primera tentativa intransigente por parte de la razón o matemática, que es no acudir a curvas, hacerlo si puede sin acudir a curvas. La segunda fase es que, como el otro día se nos decía, la materia le enseñe a la geometría cómo curvarse; entonces ya empieza esta otra fase de la tarea, que (). No olvidéis la frase deWheeler, que los físicos la toman de otras maneras, pero que aquí nos puede ser útil tal ocurrencia: “la Geometría le enseña a la Materia cómo moverse, y la Materia le enseña a la Geometría cómo curvarse”. “Materia”, “sentidos”; “Geometría”, “razón”; cosas de las que estamos aquí maldiciendo y de las que estamos tratando de deshacernos. Pero que hay que hacerlo con claridad, porque embrolladamente no se hace nada. Así que adelante, más.
- Además, la Geometría está fundamentada en formas digamos “estáticas”, pero también se podría hablar de sentidos no simultáneos, como el sentido del ritmo o el sentido de las veces, del cual a lo mejor se derivaría el sentido del tiempo, y que una Aritmética o una razón numérica se vendría como a aplicar sobre esa forma de sentir que no es embarullada sino que es discreta y sucesiva.
AGC- No veo bien cómo. Desde luego, la razón en su desarrollo, las matemáticas, pueden dar lugar, no exactamente a eso que dices, pero para que de alguna manera la Geometría abarque el movimiento y el tiempo, pues tiene cosas como los campos vectoriales, los cálculos vectoriales, dónde ya de alguna manera se ha tratado de meter también dentro de la cosa, ¿no? Pero por mucho que se mire, no sé como eso puede llegar a......Si llegara a hacerse el artilugio matemático tan blando como aquello a lo que pretendía aproximarse infinitamente, como a las cosas, pues habría perdido su sentido la razón y demostrado con ello esto que estamos diciendo.
- ¿Tenemos manera de conocer algo?
AGC- Bueno, estamos explorando esas posibilidades, y empezando por aquellas que de ordinario se admiten como tales. No queremos aquí desde luego ponernos de repente nihilistas, porque ya sabemos que ese es otro truco para recaer en la pura razón y rehuir de tratar con las cosas.
Me voy a ayudar, os voy a ayudar, de otro de los beneméritos estudios que Caramés me ha hecho llegar, y que yo creo que pueden en este trance ayudarnos bastante, es el de un señor Bitbol, Michel Bitbol. Esta vez en francés, y además esto es más bien un alivio, dentro de la literatura física que uno se lee. Está escrita en un francés precioso, exacto, como el que en tiempos a los niños frances les enseñaban a escribir en las escuelas, que no es que sea precisamente la lengua natural, pero que por lo menos da gusto verla emplear así de bien de vez en cuando.
Este propone algunas cosas que yo creo que se pueden aprovechar. Su tesis principal es que la Mecánica Cuántica no es una Física que emplea el cálculo de probabilidades, sino que esa Mecánica Cuántica, aunque se la siga llamando una mecánica, es más bien una generalización del propio cálculo de probabilidades. Que la generalización para nosotros es una cosa que es muy útil, porque nos acerca a podernos independizar de las nociones científicas, de partículas y strings y cosas, y referirnos a “cosas”, que son las generales y que es lo que aquí nos traemos. Una generalización. De manera que como veis aquí en esta manera de actuar, la diferencia entre el objeto y el istrumento parece que está atacada, se la salta de la manera más clara. En principio, las probabilidades funcionaban como (ya hemos dicho algunas veces lo que se dice), como “remedio de nuestra ignorancia”, suponiendo que nunca podemos llegar a dar una razón exacta y definitiva de las cosas, pero que por otro lado no nos contentamos tampoco con una vaga aproximación; desarrollamos el cálculo de probabilidades para conseguir que la aproximación misma tenga todo el posible carácter de rigor y de matemático que se requiere, ¿no?. Cuando la Mecánica, en vista de los problemas a los que ya el otro día volvía a aludir, los problemas de la medida, es decir, la puesta en juicio de la separación entre lo medido y el que lo mueve......La necesidad de incluir en una noción de “observable” tanto lo que se mide, el objeto, como el que o lo que lo mueve, el istrumento u observador, es lo que le viene a tratar de dar este vuelco. Es que el objeto no es otra cosa que el método, que el cálculo mismo de probabilidades, generalizado. No sé si me he arreglado para que por lo menos lo entendáis lo poquito que yo lo entiendo, pero supongo que sí, y que nos sirva para seguir con ello adelante.
Bueno, pues este señor Bitbol, en este escrito, saca a ese propósito una cosa bastante útil, yo creo, que es una diferencia que también era escolar, y hasta escolástica, tradicional, en las escuelas, entre “cualidades primarias” y “cualidades secundarias”. Porque aquí cuando nos dedicamos a hablar de “cosas”, parece que en general, o por lo menos de momento, nos olvidábamos de que aparte de las cosas cosas, hay también cosas que son cualidades, o que son sucesos, o dicho a lo gramatical, que aparte de nombres sustantivos hay también adjetivos y verbos, ¿no?, los cuales evidentemente son también cosas (tienen su significado en un idioma cualquiera, por tanto son cosas), y entonces por lo visto en las escuelas había tratado de imponerse una distinción entre cualidades primarias y cualidades secundarias. Y lo que parece que creían es que cualidades primarias eran las que tenían los entes, los cuerpos, de por sí, sin más y directamente. Eran sobre todo cualidades () solía atribuírsela a los entes de la Astronomía, de la Mecánica misma, es decir, de las Ciencias que eran ya (desde el principio) más claramente matemáticas. Estos entes parece que se les dotaba de unas cualidades primarias, frente a las cualidades secundarias, que eran aquellas que solamente aparecían por el contacto o juego entre el cuerpo o ente que fuera y la experimentación o los sentidos que nos informaran acerca de ellos. Por ejemplo el color es una cosa secundaria, porque evidentemente no se nos da directamente, sino que es una operación que convierte la sensación bruta, por medio de una interpretación, en algo. En las cualidades secundarias había siempre una interpretación. Bueno.
Entonces estas cualidades secundarias eran propias de las Ciencias llamadas entonces “inferiores”: la Medicina, la Biología que diríamos nosotros, la Química o Alquimia.......Ciencias inferiores, en las cuales no podía tratarse de cualidades primarias. Entonces este Bitbol, siguiendo otros estudios muy agudamente, ve cómo las probabilidades donde se desarrollan es en estas segundas. Las probabilidades se desarrollan en el campo de las Ciencias inferiores, como es bastante natural, puesto que no se podría aspirar a un conocimiento que fuera otra cosa que una aproximación, que una aproximación más o menos avanzada, y es normal que en el intento de precisar la predicción del curso de una enfermedad o la llegada de una epidemia se desarrollaran efectivamente cálculos de este tipo, que anuncian el del () de probabilidades. Mientras que este cálculo, durante los grandes desarrollos de la Física, la Mecánica, en Newton, en todos los demás, en Astronomía, quedaban ajenas, las probabilidades, quedaban ajenas a esas otras Ciencias superiores, que se mantenían fieles a una pretensión de exactitud, de causalidad, fija y bien determinada. Estáis reconociendo supongo aquí la pretensión de la razón, pura, frente a la aproximación en el otro caso.
Bueno, pues según lo que sugiere Bitbol, en la crisis de esa separación en nuestros tiempos, resultaría que si esta forma de la Física, la Mecánica Cuántica, ha venido a adoptar el cálculo de probabilidades, y a ser incluso (según él) un cálculo de probabilidades generalizado, es porque se ha renunciado a la noción de las Ciencias exactas, a la de las Ciencias puras, a las que esta Física debería haber pertenecido; se ha renunciado a ella, y eso es lo que da sentido a la adopción del cálculo de probabilidades, que era nativo de los estudios de Medicina y cosas por el estilo.
No sé si hemos hecho acompañar a este señor en este razonamiento, que por supuesto he prolongado un poco, y aplicándolo a la lucha que aquí nos traemos, pero que creo que era más o menos así. Y ya veis lo mucho que esto tiene que ver con la cuestión. Está claro que según aquí hemos descubierto, a las cosas no puede conocerlas la razón; la razón lo más que puede hacer es tratarlas como unos objetos que debe trasformar en otros entes exactos; a las cosas no pueden conocerlas cosas, algo que sea puramente cosas, como eso de los sentidos, las manos, los ojos, que son cosas, no son sino objetos de conocimiento; y sin embargo, ahí está: las cosas están ahí, son, con lenguaje culto, “la Realidad”. Las cosas están ahí, estamos ahí, puesto que nosotros somos parte de ellas; de manera que eso es con lo que tenemos que habérnoslas. ¿Qué se os ocurre, tanto respecto al estudio de Bitbol como con respecto a esto que vuelvo a plantear?
- A mí se me ocurre la división esta que costantemente estamos en ella: el yo que habla fuera de la Realidad y el yo que está ahí como yo que estoy aquí como persona, como fantasma. O sea, se me ocurre esa división y que no hay manera de engarzarla de alguna manera, no sé. Por fuera de la Realidad y dentro de la Realidad.
AGC- Yo como persona soy una cosa, desde luego; eso ya se sabe.
- A mí lo que se me ocurre es un intento de fundamentar una hiperrealidad prácticamente teológica superponible a la realidad de Dios como hecho al margen del resto de la naturaleza, y a partir de ahí tratar de preservar de la eventualidad del desmorone el principio de la Realidad. Porque hay una Realidad incuestionable, rígida, dura, etc., que es la Realidad cósmica o algo de eso.
AGC- No sé si te sigo bien. Desde luego aquí el principio de Realidad no lo (empleamos); reconocemos las cosas, nos reconocemos nacidos entre las cosas, siendo cosas. Y además no olvidéis que hace tres sesiones o dos, cuando esto se planteó, era a propósito de un intento de matarme a mí mismo, de acabar con el mostruo que es uno mismo, objeto de creencia. ¿Os acordáis, no?: uno mismo. Os acordáis por lo menos los que estabais aquí en aquel entonces. Frente a esta Fe en uno mismo, y por supuesto, en que uno es el que sabe, uno es el que siente, uno es el que vive, uno es el tal, uno es el cual, el remedio que se nos aparecía era la renuncia a esa condición especial, singular, de la persona inconfundible con ninguna otra, para dejarse reducir a cosa, un caso de cosas entre las cosas. Y entonces aquel día decíamos así “dejarse invadir por la riqueza de las cosas”. Cosas malas o buenas, ¿no? No lo olvidéis, venía “contra”, como un intento de librarse del uno mismo, puesto que aquí en política hemos reconocido que el enemigo público número uno es uno. Bueno, puede ser el automóvil también, pero vamos, porque el automóvil no se distingue de uno mismo, da igual; el enemigo público del pueblo, de lo que puede hacerse, es uno. Y por eso le estamos dando estas vueltas, para tratar de librarnos de él. Y está claro que frente a él esto implica el atender a eso de las cosas y la invasión de las cosas sobre uno, que es lo que ha venido a plantear desde el otro día la cuestión de sentidos y razón.
- Bueno, yo espero que no cree líos, pero sobre esto de la generalización y lo que has contado del cálculo de probabilidades y la mecánica cuántica, yo creo que el primer momento que se generaliza en matemáticas para facilitar después el uso de las probabilidades en cuántica es: se generaliza esa cosa que se llama función, la noción de “función”. Es decir, frente a elevar al cuadrado, multiplicar por tres, se toman como dicen ellos () función una cosa muy genérica, muy general, que permite evidentemente que es algo que de cuenta incluso de situaciones de contexto, que dicen ellos. Es decir, que “función” es cualquier cosa ya en matemáticas, y sobre la cual se ejerce medida. O sea, se define lo que se llama “un conjunto de funciones”, se le aplica una medida, que va a ser después una medida, pero en realidad una probabilidad. Entonces la noción de función, que es muy general en matemáticas ya, yo creo que es lo que ha permitido entrar en todo este desarrollo de las probabilidades.
AGC- Es posible.
- Y......Voy a seguir, no sé si esto desvía......
AGC- Sí, sí.
- De alguna manera, esto de tomar “función” de esta manera, parece que toma los llamados “ideales” de una forma completamente distinta. Es decir, es como que “función” se supone que es una especie de actividad; por lo menos eso pretenden. Su definición se hace, no directamente, sino mediante un conjunto de pares ordenados, situaciones que se hacen propiamente intratables desde el punto de vista lógico. Entonces, no sé si ayudará esto.
AGC- De todas formas, usos muy viejos de las funciones, se dan ya....¿son cartesianos, no? O sea, por tanto en el caso del uso cartesiano, dependientes de la Geometría.
- Sí. Pero en realidad es antes. Normalmente se sitúa en Oresme, cuando ya sitúa dos ejes para seguir digamos el movimiento de un barco y cosas así, ¿no? O sea, situar puntos más o menos imprecisos, pero intentar controlarlos por alguna trayectoria.
AGC- Si, ése caso pertenecería a los que salen en Bitbol respecto a la Medicina (), en Ciencias impuras.
- Sí, sí, no, no, yo lo que pienso es que se tome la noción de “función” como un objeto ideal matemático evidentemente es una generalización entrando en algo que como dicen es patológico. Dejando aparte las funciones que son las fáciles, porque son los polinomios, incluso los cocientes de polinomios, y otras que son muy regulares, las funciones que van a dar lugar al cálculo de probabilidades en la cuántica son funciones muy intratables digamos, o sea, que están cargadas de cosas que no son propiamente una regla definitoria simple, por ejemplo elevar al cuadrado.
AGC- ¿Se podría decir que cuando se adopta por otro lado, en la Física, en las Ciencias de la Realidad, se adopta el cálculo diferencial o infinitesimal, este arrastra consigo que en el cálculo de funciones se puedan producir las situaciones a las que aludes, que habrían arrastrado a la necesidad de adoptar el cálculo de probabilidades?
- Sí. Sí, se puede decir un poco, porque se plantea inmediatamente que una función puede fallar en un punto o en una zona determinada que no tenga derivada, sobre todo en los fenómenos que intentan aproximar el sonido y......Por ejemplo, los fenómenos vibratorios: lo típico es los estudios de Fourié, que dieron lugar a los grandes líos que hubo, porque había que definir conjuntos de valores de la función en que la función fallaba, y esos conjuntos llegaban a ser infinitos. O sea, aparecían infinitos valores de la equis en que la función no iba bien. Entonces ya había que tomar conjuntos infinitos, pero nacidos de una regla para trabajar. Eso da lugar por una parte al nacimiento de la ley de conjuntos, y por otra parte al surgimiento de funciones que se llamaban “patológicas”, raras.
AGC- Bueno, ya veis que es muy ilustrativo respecto a esta pugna en el teatro del conocimiento, del llamado “conocimiento de la Realidad”, esta pugna entre la razón pura, entre la geometría y lo demás, y estas otras tácticas que parece que se inspiran en la propia inexactitud, blandura, condición vaga y fofa que tienen que atribuírseles a las cosas, ¿no? ¿Y qué más se os ocurre con respecto a eso?
- Es que creo que dentro del lenguaje mismo se dan estas dos naturalezas.
AGC- ¡Ay el lenguaje!
- Al hablar se dan estas cosas de que las cosas entre sí no pueden conocerse las palabras. ¿Pues cómo va a saber una pelota lo que es un espárrago? ¿O una rosa lo que es una espina? Pues no. Pero sin embargo, ahí pasa algo que sí hay como una especie de movimiento que es muy fijo, que será lo del aparato de la lengua, no te digo que no, pero es lo que sería como un movimiento que pretende no conocer, pero sí una curiosidad, un enlace, las relaciones.
AGC- En la pelota. En la pelota misma.
- Las relaciones entre la espina, la rosa, yo, tú.....
AGC- No, no, “entre” no, dilo (): la curiosidad “en”.
- “Entre las cosas”. Parece como que les viene dada de afuera, de ese aparato de la lengua. No sé cómo decírtelo.
AGC- Sí, algo hay en eso, y tal vez con eso vamos a tener que cortar por hoy. “Cosas”, ¿eh?. Recordad que nos hemos adherido a este nombre, primero para cargarnos la Filosofía y la Ciencia con sus denominaciones específicas, sutiles, y pretendidamente más exactas, y por otro lado para cargarme a mí mismo en cuanto pretenda no ser una cosa. Recordad que nos está sirviendo para eso. Y efectivamente, las cosas (costituídas necesariamente como recordáis los que estáis conmigo por una idea que quiere decir el significado de la palabra en cualquier idioma que sea, da lo mismo uno que otro, y por otro lado una cuantificación, sea vaga o sea pretendidamente exacta), las cosas no se puede decir que dicen ni conocen, sería absurdo, y es tan absurdo de las rosas, de las pelotas, como es absurdo de nosotros mismos, de mí mismo, en cuanto cosas; en cuanto cosas, somos cosas, brutas cosas. Las cosas no pueden hablar, no pueden decir, mas que en un sentido preciso, que es el de mentir, como sabemos. Las cosas tienen que mentir, tenemos que mentir, y su forma de hablar es esta, y en el mentir, como sabéis de una manera muy útil para nosotros, Ontología y Epistemología se confunden, porque mentir quiere decir mentirse, fabricarse, sostenerse, defenderse, mentirosamente, al mismo tiempo que decirlo y tratar de sostener su idea con el idioma propio de cada cosa. Cualesquiera otro idioma de cosas que no sean el idioma que nosotros entendemos, el de los humanos, ¿no?
De manera que eso es lo que hacen: mienten. Y mienten precisamente en la medida en que por un lado pretenden ser verdaderas, racionales, y por otro lado pretenden ser “sensibles”, “sensitivas”. Y estas mentiras que se les pueden atribuir a las arañas o a los cangrejos, desde luego es muy útil atribuírselas a uno mismo, porque es donde creo que se ven más claras. La mentira consiste en la doble pretensión, por un lado la pretensión ideal de ser el que se es, ser uno el que es, por tanto ser uno el que sabe, ser uno el justo, ser uno el que ordena.....como Dios, vamos, como Dios. Y al mismo tiempo, pretender que uno es eso: sensible, sensitivo, algo palpable como las cosas, lo cual para ser verdad esigiría que estuviéramos verdaderamente embadurnados y entrecosidos y entremetidos los unos con los otros, cosa que no nos está permitido, porque las cosas tienen que distinguirse unas de otras. Pero esa doble pretensión es lo que produce esta acción de las cosas, de nosotros, mentir; mentir, “necesaria”, defenderse. De esta acción se ven derivar fácilmente todas las demás acciones que se consideran como acciones de las cosas, ya las seguiremos viendo si hace falta otro día. Hoy lo vamos a dejar aquí, se ha hecho lo bastante tarde, pero ya sabéis, agradecería mucho que antes de salir de este berenjenal (berenjenal relativamente ordenado), pues aportárais o berenjenas o lo que fuera que hubieran nacido de vuestros desengaños y vuestros choques, ¿no?, de manera que a ver si el Señor nos deja seguir con estos pecados sin encolerizarse demasiado, dentro de siete días seguiremos con ello.