27.08.2014

Tertulia Política número 237 (7 de Julio de 2010)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

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  • Consulta sobre dos cuestiones muy repetidas en la tertulia: que la tertulia está contra la muerte, y que la función esencial del Poder es la Administración de Muerte.

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

Bueno, pues entre poquitos, como nos toca hoy estar, voy a seguir intentando lo que ya el otro día intentaba, que es que me acompañéis un poco más, no digo ‘apasionadamente’, sino al mismo tiempo claramente, en entendernos en qué es lo que nos traemos aquí en esta tertulia política.  Y entonces voy a proceder preguntándoos algo que parece que os tiene que haber llegao a todos, que usamos a cada paso, que es la muerte.  Os recuerdo un par de cosas de las que decimos, repetimos, una y otra vez, y que querría que no se repitieran tan maquinalmente, y es lo que quiero con vosotros conseguir y que me ayudéis en ello.  Una de las cosas que solemos decir es que esta tertulia política está contra la muerte.  Éstas son cosas que se dicen, que alguno puede quedarse con ellas así un poco como de rutina, y querría este rato ver cómo se entienden con más precisión, más a fondo, por qué es verdad que esta tertulia política está contra la muerte.  Otra de las cosas que decimos es que la función esencial del Poder....

(Pequeña interrupción)

Os estaba diciendo que otra de las cosas que solemos decir, repetir, y que no querría que se repitiera tan maquinalmente, es ésta: que la función esencial del Poder es la Administración de Muerte.  Bueno, pues antes de seguir hablando yo, os pido esto: a aquellos que me acompañáis, especialmente de los habituales, más o menos asiduos, que me digáis en qué consiste eso de que esta tertulia está contra la muerte. ¿Qué quiere decir eso?

-Que está contra la planificación excesiva, la planificación del Futuro.

A-‘La planificación’.  ¿Es eso?  ¡Más!

-.......................

A-¡Más, por favor, venga!

-Que está contra el Futuro.

A-Contra el Futuro

-Contra el Orden.

A-Contra el Orden.  ¿Cómo es que eso es la muerte?

-.................

A-¡Vamos!

-La muerte como un acto momentáneo, como un acto que se produce en el tiempo fijo.

A-¿Es contra eso, o no estáis conformes?

-Contra la muerte de lo ya establecido, de lo ya predicho, de lo ya ordenado.

-Contra lo que es seguro que nos va a pasar.

A-¿Qué estabas diciendo, Ana?

-Que es contra que la vida sea de uno, contra que lo que pasa se reduzca a utilización de uno para hacer su camino a la muerte, que es lo que a uno le hace.

A-Ya.  ¿Y qué más?  Son unas cuantas cosas que más o menos tocan al asunto.

-Contra lo que se sabe.

A-Contra lo que se sabe, porque la muerte se sabe.  ¿O no?

-...............

A-¿Qué más?

-Contra la Realidad, que no permite que se desarrolle la vida.

A-‘Que no permite que se desarrolle la vida’, en el supuesto de que supiéramos qué era eso otro de ‘la vida’.

-Contra lo que está finito, que está ya encerrado en un significado.  Lo que tiene un fin.

A-Un fin, porque ‘fin’, es definición, sí.  ¡Más!

-Que muertos nos quiere el Poder.  Y nosotros mismos también nos queremos así.

A-Quiere que estemos muertos, sí.  Es evidente que así somos manejables, sí.  Lo otro es peligroso, estar vivos.  ¡Más!

-¿No era aquello de que uno se costituye precisamente cuando recibe la noticia de que le dicen que se va a morir, y es esa muerte-siempre-futura la que le costituye a uno, y por lo tanto luchar contra la muerte es luchar contra la costitución de uno?

A-Si, evidentemente muchas veces lo hemos dicho: es la primera noticia, la madre de las informaciones, ‘te vas a morir mañana’.   Hay bastante compañía, gracias, pero para que haya menos confusiones entre todo lo que se ha dicho, alguien que ayude más.

-Contra todo origen y contra todo fin.

A-Bueno, ya se ha dicho que el origen parece que depende del fin.

-Como dice el de la copla, ¿no?: “eran prácticamente iguales:/ uno tenía sus principios/ y otro sus finalidades”.  A uno se le ha ocurrido eso.

A-Bueno, supongo que todos os acordáis de que nos hemos acostumbrado a dividir el término de una manera bastante rigurosa y feroz, el término ‘muerte’.  ¿O no?

-................

A-Es un término de la lengua corriente, no tenemos contra él en principio el inconveniente de cualquier término culto, filosófico.  Es un término corriente, pero no hemos podido usarlo así, hemos tenido que hacer una división tajante, radical.  ¿Cómo era?

-Era que no se crea que es lo mismo estarse muriendo que tenerse que morir.

A-Si, dicho en términos vulgares, como se debe: no es lo mismo estarse muriendo que tenerse que morir.   Esto era bastante elemental, sí.  ¿Qué más, tocante a esto?

-...........

A-Uno diría, viniendo al testimonio de la sensación o sentimiento más inmediato, que......  uno se dejaría (como las cosas, como las flores, como los astros) se dejaría bastante tranquilamente irse muriendo, irse desmoronando como nos estamos desmoronando ahora mismo a cada momento, que nadie puede negar esto: estamos AHORA, y AHORA, y AHORA, desmoronándonos.  Continuamente, por emplear el término científico, filosófico, que es inconveniente, pero AHORA, AHORA, AHORA, estamos desmoronándonos.  Se dejaría bastante tranquilamente desmoronar así, porque ve como las cosas se dejan desmoronar y no parece que les pase nada de particular.  Se dejaría tranquilamente irse muriendo, si no fuera que......

-..............

A-Si no fuera que............

-......................

A-Si fuera eso de estarse muriendo AHORA, y reconocerlo, uno se dejaría destruir, deshacer, desmoronar, continuamente, tal vez sin grandes ni miedos, ni inconvenientes, ni ojeciones.....  Si no fuera que........

-.........

A-¿Cómo se dice eso?  Si no fuera que...............

-Que el único que se sabe que va a morir es el hombre, que es una manera de impedir que seamos una cosa como otra cualquiera.  Que seamos una cosa como otra cualquiera lo impide la noticia de que te vas a morir.  Solamente nosotros, el Humanismo éste, que nosotros () contra todo Humanismo, sabe que se va a morir.

A-Parece que eso es propio de hombres, sí.  Desde luego parece que es propio de este tipo de cosas que somos nosotros hombres, eso de saber que me voy a morir.  No es lo de estarse muriendo, que es evidente, sino algo que no es evidente, sino que se sabe, que es una información.  Es una información, es la información de Futuro, y eso sí parece que es propio de este tipo de cosas que somos, propio de eso que llaman el Hombre, que es por lo que esta tertulia política está contra el Hombre.

-¿Y propiamente no sería un creer que se sabe, o sea, una Fe?

A-Bueno, ¿qué otro saber hay que no sea un creer que se sabe?  Todo lo que se llama saber implica Fe.  Es una distinción que aunque sea de pasada tenemos que volver a romper, entre Ciencia y Fe, entre Saber y Fe.  Funciona, como Saber, que al mismo tiempo es una Fe.  Precisando más todavía, y para no tener que acudir a la noción de ‘el Hombre’, volvamos otra vez a la formulación: ‘se dejaría uno tranquilamente ir muriendo, si no fuera que.....’.

-Que no le dejan.

A-A saber......

-Que hay Dios, que hay Ser.

-Si no fuera que hay muerte.

A-¡Más propiamente!  ¡Más íntimamente!

-Si no fuera que hay miedo.

A-Sí, pero ¿por qué?  Porque para irse muriendo continuamente no tiene por qué haber miedo, pero para eso, sí.

-A lo desconocido.

A-No, no, hemos dicho ‘lo sabido’, no sé qué contradicción hay ahí.  Desconocido es desde luego esto de estarnos muriendo, porque esto lo decimos, lo sentimos, pero desde luego no podemos saberlo nunca, porque AHORA nos saca fuera de la Realidad, y en cambio la muerte futura se sabe, es una información.

-Porque hay Uno.

A-‘Porque hay uno’, está bien dicho, porque uno....

-..........

A-Porque uno.......

-Se tiene que morir.

-Porque uno sabe que se muere.

A-Porque uno es uno, de manera que se dejaría tranquilamente ir muriendo a cada paso, sin sentir, sin protestar, como las cosas, si no fuera que uno es uno.  Dicho de otra manera, si no fuera que uno tiene......

-Tiene una muerte futura.

-Tiene un Nombre, también.

A-Tiene un Nombre Propio, que parece que es también una propiedad nuestra específica, porque las cosas (los astros, los perritos), pueden tener un Nombre Propio, pero sólo porque nosotros se lo damos, de una manera falsa, ¿no?, de manera que porque uno es uno, si no fuera que uno es uno, si no fuera que uno tiene su Nombre Propio.  Os querría volver a hacer sentir cómo el terror de la muerte consiste en el Nombre Propio, en que es la de uno.  Y el Nombre Propio, el que uno sea verdaderamente uno, es tan inconcebible, tan imposible, que eso hace que el que al mismo tiempo esté determinado por el fin, por la muerte, resulte igualmente imposible de concebir, terrorífico, para uno.  Antes de seguir, si esto no se entiende, pues cualquiera de vosotros que siga dándole vueltas, insistiendo sea como sea.

-Cuando has dicho lo de el Saber, que hay un saber que implica respeto, en cuanto que es un saber de lo que aún no ha sucedido y uno teme que va a suceder, o que uno imagina que va a suceder, un saber premonitorio de algo, de Dinero, como la muerte misma, y otro saber que te viene como empujado desde atrás, que desde luego yo lo veo en las plantas mismo, en los animales, y que no está en función de ningún Nombre Propio ni de ninguna Fe.  Es como una carrerilla, como si cogen carrerilla.

A-¿Qué saben?

-Saben.

A-¿Qué saben?

-Saben dejarse morir.

A-¿Qué saben?

-Saben vivir.

A-No, no: ¿qué saben?  No se puede responder con ningún verbo, sino con el ¿qué saben?

-Que no se preguntan por qué y para qué.

A-¡No, no, no!: ¿’qué saben’, estoy preguntándote yo a ti?

-Vivir.

A-No, no, no: saber hacer las cosas no es Saber, es un Saber de que algo es así.

-Saben hacer. 

A-‘Saber hacer’, no es.  Para que eliminemos esta confusión que ha introducido Isabel, si decimos ‘saber’ en ese sentido, ‘saber hacer’ quiere decir ‘saber deshacerse’, ‘saber irse muriendo’, ‘saberse ir arreglando como se puede para esta contienda costante entre la obligación de ser el que uno es, y el descubrir que no puede serlo nunca’........., eso es ‘saber hacer’, ‘saber morir’.  Ahora estamos hablando de un Saber positivo; no de ‘saber hacer’, sino de saber, ¿qué?: saber la muerte.  ¿Como nosotros podemos atribuirle semejante cosa a las plantas, saber qué es la vida como nosotros creemos?

-¿Y aquellos que parecen saber adónde ir a morir, como los elefantes?

A-Hemos hablao ya de los presentimientos de animales.......

-Pero saber, en el sentido nuestro, no lo saben.

-Es que se les van los pies.

A-.........que parece que van en contra de esto.  El otro día os recordaba para salir de esta confusión el ejemplo más ridículo de la especie de araña que ha desarrollado un veneno tal que puede picar a su presa y no matarla, sino dejarla amortecida para cuando más tarde tenga hambre.  Como solemos, apareciendo el antropomorfismo, ahí podemos decir que la araña sabe, pero eso es tan ridículo, yo creo, que nos volvemos sin más atrás, y con cualquier otra cosa como las premoniciones de los elefantes y eso, creo que pasa lo mismo, ¿no?: atribuirles eso como un saber, no como algo que se ha insertado en sus mecanismos y que lo mismo que los lleva a beber adonde estén los ríos, les lleva a esconderse para morir, hacer eso es, una vez más, caer en la traición de hacer de las cosas, de los animales, hombres.

-Es un rasgo esencialmente animal, y los humanos a mi siempre me ha estrañao que no tengamos ese rasgo, porque si no......

A-Vamos a no distraernos más.

-Estoy hablando, ¿me escuchas?

A-No.  Vamos a no distraernos más, y a volver sobre la cuestión.

-¡Joder, es que ya está bien!  ¡Qué falta de educación!  ¿Pero a ti no te estraña que los humanos, con lo normal que es eso de morirse, no se dejen caer muertos por la calle, y que tengan que ir a esconderse a la Seguridad Social, a un Hospital, a un techo?  ¡Es que es realmente impresionante, es escandaloso!

A-Bien, dejando las anécdotas, vamos otra vez al asunto.  A ver si me seguís ayudando en la cuestión sin mayores distracciones.  De manera que parece que se puede decir que es la necesidad específica del Nombre Propio, de ser uno como Dios, con el Nombre Propio como Dios, lo que al mismo tiempo condiciona el saber de la muerte-siempre-futura, y el que hace que frente a la tranquilidad con que nos podíamos dejar ir muriendo, en cambio sigamos sintiendo una especie de escalofrío, terror, o como se quiera llamar, ante la muerte, que evidentemente es la otra.  Es la que nunca está aquí, pero es la que al mismo tiempo nos costituye, a uno como uno, y lo dota de su Nombre Propio, y esto es también una peste específicamente humana, y en ese sentido la tertulia está contra el Hombre, pero eso quiere decir también contra Uno, contra Uno mismo.  De esto creo que no nos queda ninguna ilusión desde el principio: una política contra el Estado, contra el Poder, contra Dios, contra lo que sea, es al mismo tiempo una política contra uno, o si no, es una falsedad, o si no, es una falsificación.  Creo que los que me acompañáis estáis ya en esto desde el principio, de manera que no podemos estar contra la muerte sin estar contra Uno, en efecto, en este sentido que nos ha tocado.

-Pero contra Uno como caso de uno, no como caso de cosa.

A-Como caso de Uno, como Nombre Propio, como caso único y singular sin comparación con ningún otro del mundo, como Dios.  Y ahora supongo que ya podéis hablarme de lo otro que también solemos decir y que tampoco querría que se siguiera diciendo maquinalmente, de que la función esencial del Poder en cualquier sentido es la Administración de Muerte.  Si alguno queréis pasar a esto lo más posible, pues gracias otra vez.  ¿Es así?  ¿Es verdad que la Administración del Estado, de la Banca, de la Iglesia, que cualquier administración es Administración de Muerte, consiste en eso, no tiene ninguna otra función esencial más que ésa?  ¿Es así?  ¿Por lo bajo, como feligreses, o como miembros de cualquier asociación, os queda respecto a esto alguna duda, o qué es lo que pasa?  ¿Es así?  ¿Se puede decir sin repetir maquinalmente que la función es administrar muerte?

-Pues si es administrar Tiempo, administrar Futuro, pues efectivamente.

A-¿Y cómo se ve eso?  ¿Cómo se ve que es así, que consiste en eso?

-Pues porque todo es gestionar planificaciones de vida, ¿no?  El miedo a la ruina, entre ellos, como un tipo de miedo a la muerte.  Yo creo que es Tiempo, el Dinero.

A-Dinero.  Dinero.  ¿Es que hay otro Dinero que el que se dedica a ésta función?  El Dinero, tomada la palabra en serio, el Dinero Dinero, ¿se dedica a otra cosa más que a esto?  ¿Hay algún Dinero aparte del Crédito, el Préstamo, la Previsión del Mañana, y demás?  ¿Queda todavía por debajo algo que sea el Dinero, y que no consista justamente en esto?

-()

A-Pero digo que si queda algo aparte de esto.  Es evidente que es la cosa de las cosas (sobre esto no voy a detenerme, el otro día nos salía), pero siendo la cosa de las cosas, siempre puede quedar en duda, como respecto a Dios mismo, si hay que decirle ‘existe’, si al Principio de existencia se le puede decir que existe.  Os dejaba el otro día que hicierais lo que quisierais con respecto a esto, que no importaba por donde tirarais, porque hay los dos sentidos, pero en todo caso, no sé, tratar de convenceros de que es así, de que no hay más Dinero que ése, o sacad aquí alguna ojeción, alguna duda.

-La fama del Nombre Propio, es el Dinero más fino y refinado.  La fama del Nombre Propio, la firma.  El Autor, ése es el Dinero.

A-Que como todos los demás dineros.....

-Es falso.

A-Esto es sobre lo que estamos hablando.  Como todos los demás dineros, ¿qué le pasa?

-Los plazos.

A-Sí, pero ¿qué le pasa a la fama del Nombre tuyo, a la firma, que efectivamente es una especie de Dinero como otra cualquiera?  ¿Qué le pasa, como a cualquier especie de Dinero, que es lo que estamos y os estoy preguntando aquí?

-Que tiene relación siempre con la inmortalidad, con el afán de inmortalidad.

A-Es decir, con....

-Es Administración de Muerte, pero justamente uno tiene la ilusión de que es inmortalidad, y ésa es la falsedad.

A-Bien, has entrado por buen camino, sigue metiéndote contigo misma.

-No, no, ahora sigue tú solito, que yo tengo mucho calor.

A-¡Sigue, no ceses, no ceses!  No ceses, porque ahí podías estarte metiendo contigo misma de una manera muy útil.  En efecto, poner en juego la inmortalidad es oportuno.

-La idea de muerte potencia más a uno, al nombre: cuanto más muerte, más nombre, más uno.  ¿Y podría ser al revés?  Si no tuviéramos ésa idea de muerte, seríamos menos uno, y habría algo ahí debajo que no se sabe, pero se sabe.  Hay algo debajo de eso, que no se sabe, y que no le afecta la idea de muerte futura, que es lo que dicen los místicos.

A-¿Podéis imaginar alguna forma de inmortalidad que no sea la muerte?  Esto es lo que os pregunto para ().  Porque si podéis imaginarla, como Isabel intentaba, estamos perdidos, entonces ya no es verdad que la función del Dinero sea administrar muerte, que por tanto sea Futuro.  Evidentemente, creer en la inmortalidad es una consecuencia tan inmediata del creer en la muerte, que se puede decir tranquilamente que es lo mismo.  Siempre ha sido lo mismo: en el viejo Régimen, la promesa del Dinero y de Dios era, no para este mundo, donde uno pasa miseria y es pobre, sino para el siguiente, en que uno ya es rico de toda la riqueza, como Dios, y naturalmente dispone del Tiempo entero, del Tiempo todo, de la inmortalidad.  Y eso que se daba en los tiempos de la Iglesia, es lo que se sigue dando: el más astroso financiero, en cuanto maneja el Futuro, que es lo único que puede manejar, está creyendo en la inmortalidad: “no nos vamos a morir nunca, y por eso podemos echar cuentas”.  Ése es el cuento de la Banca, igual que el de la Fama, igual que el de la Firma.  Lo uno va con lo otro, y me gustaría no separarlo mucho.

-Desde luego los Bancos lo saben eso muy claramente, porque si no, no darían una Hipoteca a cincuenta años a señores que tienen más de cincuenta ya.

A-Sí, claro, les da lo mismo, sí.

-Porque efectivamente les da a ellos la ilusión de decir “¿si el Banco lo cree, cómo no lo voy a creer yo?”.  Eso reconforta mucho.

A-Sí, eso reconforta mucho, y reconforta mucho el ver tu nombre en un libro que se vende en sucesivas ediciones, y reconforta mucho ver tu firma en un cuadro que se vende en una esposición, y que se promete que se va a guardar.....  Los japoneses guardan para inmortalidad los cuadros que han conseguido en Museos europeos, porque saben que es una inversión, como lo sabe cualquier banquero.  Es una inversión para siempre: que la Cultura actual, en que un Picasso vale setecientos mil millones, va a seguir siendo la Cultura actual, es necesario creerlo para que los japoneses o cualquiera haga eso.  Los japoneses llegan a guardar los vinos de cosechas directas como si fueran a durar para siempre, como si hubiera ahí una promesa de inmortalidad.  Estamos así continuamente sometidos a la Fe en la inmortalidad, pero que no es más que la Fe en la muerte; no es más que eso, y eso es lo que las Finanzas, la Cultura al servicio del Poder, cualquier otro Órgano de Poder, maneja, y lo maneja de las maneras que sabéis.  ¡Más prolongaciones o aclaraciones acerca de que la función es administrar muerte!

-Me recordaba lo que estabas hablando que el año pasado hice un curso de estos de Gestión Cultural, y entonces hay un tipo de Patrocinio que está de moda ahora, que es además el que a los alumnos animan a gestionar, ¿no?, y entonces se busca a las personas adineradas y se les ofrece que les dejen a su muerte la herencia a cambio de por ejemplo “Festival de Teatro Buero Vallejo”.

A-Sí, de una manera más o menos declarada siempre.  Ahí tenéis a nuestros vecinos los de la Cienciología, los tenéis tres casas más abajo.  Pues ya me diréis de qué es de lo que vive y tiene el éxito que tiene la Cienciología que tenéis ahí, ¿no?  Recordáis que la Fe en el Régimen actual era tan grande que los fundadores ponían la marca ‘r círculo’, la Marca Registrada, a casi cualquier frase que se les ocurría, y así ha ido progresando la Cienciología y ganando adeptos por todas partes.  Es la misma promesa de permanencia, de manera que yo creo que lo de que la única función que esta tertulia tiene de verdad es la de ir contra el Poder, porque este Poder es no otra cosa que Administración de Muerte, debe ir apareciendo bastante claro, o lo que me digáis.

-Ese Picasso administra mejor la inmortalidad, porque se supone que nunca morirá; todos lo heredarán y morirán los otros, pero el Picasso permanecerá, o sea que gestiona mejor todavía la idea de muerte.

A-¿Quién?

-El nombre de Picasso.  El hecho de firmarlo....

A-¡No, no!, pero ya sabéis que la firma, la aparición del Uno, en el que hemos centrado esta peste, se da en cualquier forma de final, para cualquier forma de Dinero.  No hay tampoco ni talón bancario ni ningún otro documento dinerario que no esté avalado por la firma de una u otra manera, de manera que no sólo las obras de arte: cualquier otra forma de Dinero está asegurando la relación inmediata entre uno y la muerte. Asegurándola y aprovechándose de ella, y funcionando justamente a partir de ahí, salvo lo que a los demás se os ocurra.

-A lo que aquí llamamos Administración de Muerte, se le llama, y además se utiliza como propaganda, ‘Progreso’, ¿no?

A-¡Ssssssss sí!  El Progreso funciona, claro, es la utilización de la Fe en el Futuro de una manera específica, pero vamos, lo inmediato es que está siendo cada día Administración, Gerencia, es que no hay otras funciones de las Oficinas que llenan nuestras vidas, que son casi todas nuestras vidas, no hay otra función más que la Administración, la Gerencia, inmediata, cada día.

-Me preocupa el poder de la palabra y de la idea de Progreso, porque desarma cualquier conversación posible con la generalidad de los súbditos.

A-Sí, con la mayoría, porque la Mayoría son creyentes.  La Mayoría son creyentes, pero para tus posibles tratos con los creyentes hay que tener en cuenta siempre que mientras reconocemos eso de que la Mayoría se lo cree (si no, no habría Administración), que la idiotez de la Mayoría es una condición necesaria sin la cual ni el Dinero funciona, ni el Estado puede sostenerse, ni nada, al mismo tiempo debes recordar que aunque sean creyentes nunca lo pueden ser del todo: uno puede ser sumamente idiota, sumamente crédulo, sumamente fiel, estar dispuesto hasta a morir por la idea en los casos más estremos de creencia, pero al mismo tiempo con fallos siempre.  Nada hay, contra lo que el propio creyente pueda creer, de perfecto o de cerrado en su Fe, de manera que si le dejas hablar un rato probablemente las dudas aparecerán solas sin esforzarse demasiado, y es ahí de lo que puede uno vivir en esas disputas.  ¿Qué más?

-Igual es insistir en lo mismo, pero el trato que da la Administración, y que luego se cuela cada vez más abajo, que es un trato personal estrictamente, pues eso es una cosa que se siente como fúnebre, casi como una anticipación del último trámite con el que pueden tratar con un nombre, que supongo que será todo lo que tenga que ver con el entierro.  El trato es personal costantemente, y entonces eso llega a calar entre la gente, y lo de la Familia es de la misma clase, porque la función de la Familia........

A-Sí, sí, lo de ‘personalizado’, lo hemos comentado más de una vez, es uno de los eslogans favoritos del Régimen actual.  Es verdad que siempre se han reconocido Personas Jurídicas (la Empresa también es una Persona, también el Estado es una Persona...), pero desde luego esta necesidad de acudir al Uno, que es Uno, como Dios, es una costante, ¿no?  Aclarando: aunque hemos vuelto a hablar de la Mayoría, porque es justamente el peso con la que aquí cargamos en esta tertulia política (no sólo lo vamos a encontrar nada más que salgamos a la calle, y conversemos con creyentes, sino que cada uno de nosotros lo está encontrando ahora dentro de sí mismo, donde la Mayoría es necesariamente creyente, temerosa del Futuro, idiota, pero sólo la Mayoría: por debajo le queda algo), al mismo tiempo que hablamos de la Mayoría tenemos que recordar que el Estado, el Capital, quien sea, tienen mucho interés en que las Mayorías estén compuestas de Unos; si no, el más avanzado de los Regímenes, la Democracia, no podría funcionar.  Está fundada en la Fe, en la suma de los votos, es decir, que la idiotez mayoritaria se va a conseguir uno por uno; ésta es la Fe que reina, de manera que lo que domine mayoritariamente sea la Fe en que uno sabe qué vota, qué compra, adónde va, quién es, etc., etc.

-Cuando decimos ‘Administrar Muerte’, yo quería decir que además de gestionar se quiere decir ‘dar la muerte’, como cuando decimos que el médico te administra una medicina.

A-Sí.

-Que no es que la muerte esté ya ahí y que simplemente se la gestione, sino que ‘administración’ yo siempre lo he entendido en los dos sentidos.

A-Sí, es verdad, es que tiene las dos acepciones en este castellano culto corriente; tiene las dos.  A mí no se me había ocurrido en este momento, yo estaba pensando en ‘Administración’ como Gerencia, pero es verdad: hasta en el significado, en español culto, nos encontramos con que se emplea, por influencias más o menos surrepticias, en el sentido de administrar un veneno, administrar la muerte, como si fuera equivalente de realizarla.  Realizarla, llevarla a su realización.  Esta acepción está claro que no es muy conveniente para el Poder, que busca que se siga creyendo en su gerencia, pero está ahí, se ha colado hasta en el vocabulario culto del español.  Merecería la pena ver por qué vías y desde cuando, pero es de todas formas interesante.  No olvidéis que en definitiva el término es un latinajo, y viene del nombre del esclavo camarero, ‘miníster’, que es el que sirve la copa, y a través de eso en las historias palaciegas de la Edad Media vinieron a aparecer los Ministros y el administrado, y ese origen etimológico pues está siempre de una manera o de otra latente: el servicio, la administración de la copa, la administración del veneno, la administración de la muerte...........

-Y hasta la administración de los Santos Óleos, que se decía.  Pero yo quería decir que la relación entre el Nombre Propio y la muerte se ve muy bien en los Hospitales.  Recuerdo aquella anécdota de Rafael Sánchez Ferlosio cuando fuimos a verle cuando le acababan de operar de vesícula y estaba negro porque los días que estaba peor y él se encontraba como más cercano a la gravedad, le hablaban de tú las enfermeras, y le decían “¡Rafaelito, ¿qué tal vas?!”, y él les contestaba: “¿Cuándo ha comido usté conmigo en la misma mesa?”  Y yo le preguntaba que por qué se ponía tan antipático, y él me decía “es que me suena mal.  En cuanto me ven peor me dan Nombre Propio”.

A-¡No, no, no, no!, ese añadido no lo hagas.  Has traído la anécdota, que no tenía mucho que ver, como suele, y la quieres relacionar a las () . No es verdad, la anécdota está arreglada para ajustarla a la conveniencia del momento, pero es por tanto una falsificación.  Era una repulsa, no contra el Nombre Propio, sino contra el nombre familiar, lo que le molestaba en las enfermeras; era que le hablaran de tú, y que le trataran con su nombre de pila.  Eso es lo que le molestaba, porque si le hubieran dicho “Sr. Sánchez”, si le hubieran hablao de Usted..... De manera que no tenía que no tenía mucho que ver directamente, has tratado de arreglarlo, pero bueno. 

-Pero la cosa tiene que ver en que en los Hospitales a las personas cuando están graves se les llama enseguida por su Nombre Propio.

A-No hace falta que estén graves: en los Hospitales, muchas enfermeras han desarrollado la costumbre de emplear, cariñosamente, el nombre de pila y el ‘tú’, y simplemente es así.  En cualesquiera Hospitales y Centros; y a los viejos especialmente, no hace falta que se estén muriendo, sino que en la Residencia, lo mismo: nombre de pila y ‘tú’.  De manera que no es que lo otro no sea un Nombre Propio igual, el ‘Sr. Sánchez’

-¿Pero tu no ves esa relación entre la enfermedad y el Nombre Propio?

A-¡No te empeñes en justificar la anécdota, venga!  Hay que tener cuidao, porque el deseo de hacer un chiste o meter una anécdota acarrea consigo que se la falsifique.  Respecto a esto me detengo un momento.  Esto que he dicho de falsificar una anécdota, un hecho histórico, como el que Isabel ha recordado, claro, parece que de primeras se entiende como si uno creyera que se puede decir la verdad de los hechos históricos, de los pasados, como si yo creyera por ejemplo que yo puedo decir de verdad cómo fue la anécdota de Ferlosio.  Pues no es así.  Ya lo hemos comentado más de una vez, pero aunque sea entre paréntesis tengo que volverlo a recordar: no hay verdad en la Realidad; es una ilusión de que participan no sólo la Religión y la Ciencia, sino también el trato común, ésta de creer que se puede decir la verdad de los hechos pasados.  No es verdad, porque la verdad ya sabéis que se refiere a regiones sublimes donde la verdad viene de alguna manera dada por la propia definición, donde vive la Matemática pura, donde viven los entes ideales, y eso en la Realidad no se da, la Realidad está siempre mezclada, deteriorada, confundida, de manera que es inesacto.  De manera que cuando se dice esto que yo he dicho ahora hay que entenderlo en el sentido de que uno ve maneras de contar los hechos menos malintencionadas.  No hace falta decir ‘mal’: menos intencionadas.  Formas menos intencionadas, y que no es que uno pueda aspirar a una narración de veras totalmente imparcial, pero desde luego uno, claro, dentro de la guerra en la que andamos, aprecia las formas de narración, de referencia, en las que por parte del cuentista, del fabulista, del narrador, no reconoce una intención.  Una novela misma, un cuento, en la medida en que a uno le deja leer y le arrebata más o menos, no es porque piense que el narrador esté diciendo la verdad, sino porque uno no ve que tenga intención, no ve que el narrador esté allí presente con su intención, y ésa es la única diferencia que se puede  hacer sentir. 

-Sobre esto que estás sacando ahora, yo creo que hay que plantear, y yo creo que lo has sacado alguna vez, aunque no me acuerde bien cómo, cómo esta idea de Pasado es también un ejercicio de administrar la muerte, cómo las cuestiones de la memoria viva que traías respecto a AHORA se interpretan en la organización del Tiempo en el Pasado a base precisamente de Nombres Propios y de nombres de lugar, y por supuesto de ideas más o menos fijas.  Ésas glorias del pasado, que son otra forma de inmortalidad, son una manera de administrar muerte, yo creo que volver la cosa cerca del Futuro, volverla como el Futuro, eso de alguna manera organiza el Pasado para administrar muerte.

A-Eso se hace así.  De maneras más o menos científicas, pero se hace así en las películas históricas, que tienen enorme éxito.  ¿Por qué tanto empeño en presentar a Cleopatra, o a Napoleón, jugando sus aventuras, y sacarlo por la televisión todos los días?  Pues por lo que dice Caramés: no hay peligro, porque en el Pasado, en la Historia, no viven más que los muertos, como Napoleón o Cleopatra, y por tanto no hay cuidado de que a los espectadores de la tele o del cine, como se dice, ‘se les haga vivir’ la época, el pasado, de Napoleón o Cleopatra.  No hay peligro ninguno, porque efectivamente lo que se está haciendo con eso es equiparándolos a los espectadores con los muertos que aparecen en la película o en la televisión.  Se les equipara.  ¿Por qué van a (), en Cleopatra o en Napoleón?  ¿Por qué están muertos?  ¡Eso qué más da!  ()  Claro, da lo mismo, porque también entonces nosotros, los espectadores, estamos tan muertos como ellos, no pasa nada, estamos ya en el Pasado, y si eso se cumple, la Administración de Muerte se ha cumplido.  Frente a éste estado que más de una vez hemos dicho y ahora no sé si va a dar mucho tiempo para recordarlo bien, como es debido, respecto a los descubrimientos elementales del Tiempo, contra el Tiempo real: en lo pasado no pasa nada, en el Futuro no pasa nada.  Está claro: en el Pasado no pasa nada, puesto que ha pasado, y en el Futuro no pasa nada, porque va a pasar, de manera que sea porque va a pasar, sea porque ha pasado, desde luego no pasa nada.  Ésta es la casi totalidad de nuestras vidas. La Administración de Muerte y la Fe en el Tiempo trae consigo eso: nuestras vidas están dedicadas a futuros y a pasados, donde no pasa nada, donde no hay más que muertos, muerte.  Bueno, hay que recordar en esto como en lo demás (si no, no estaríamos aquí), que no es todo, que eso no es todo, que falla, que tiene rotura; rotura del Tiempo, que es a lo que llamamos AHORA, que nos saca inmediatamente de la Realidad.  Es una rotura propiamente.  No es que sea una parte de el Tiempo real: es una rotura del Tiempo real, y eso es justamente lo que hace que tenga sentido esta rebelión, entre otras cosas.  Y entonces, cuando un recuerdo le pasa a uno que se hace arrebatador, naturalmente en el Pasado no pasaba nada, pero si un recuerdo me arrebata, ése está pasando ahora, y eso es justamente lo que trata de impedir la Historia, la relegación a los Archivos, a los recuerdos desechados: que no haya ningún recuerdo que le arrebate a uno ahora, porque entonces eso es tan peligroso como el que le arrebate a uno ahora cualquier cosa, cualquier forma de pasión.  Eso es una rotura, y naturalmente un recuerdo puede ser así, puede ser mucho más vivo que cualquiera de las cosas que se hacen pasar como presentes, y que naturalmente no lo son. 

-Pero por ejemplo si me pongo a planear unas vacaciones, también lo estoy haciendo ahora, y eso es lo grave.

A-Sí, lo estás haciendo ahora.

-Claro, porque entonces no puede pasar otra cosa.

A-Incluso también (aunque esto es una perversión que yo casi no puedo tragarme, pero tengo que admitirla), puede pasarte que te arrebate la planificación, es decir, que las vacaciones futuras ya, que se vayan al carajo, se harán o no se harán, pero tú por lo pronto te lo has pasao rematadamente mientras las planificabas, ahora.  Yo eso casi no me lo puedo tragar.

-Pero me refiero al caso habitual, en que es pura planificación, y sin arrebatamiento, que cuando se hace también se hace ahora, y eso es lo grave, porque no permite que haya ningún arrebato.

A-Normalmente es así porque está efectivamente refiriéndose al Futuro, donde no pasa nada, y por tanto la planificación misma queda inutilizada, como cualquier otra forma de Administración, pero somos tan raros y perversos que puede hasta pasar eso: que se rompa, que se rompa también por ahí, ¿no?  En realidad, cuando pasa algo parecido a eso, que uno está imaginando en principio algo que le va a pasar, pero que se vuelve apasionante, aquello ya se está convirtiendo en lo mismo que un recuerdo, ya no hay la menor diferencia entre aquello de que se partía, que era lo que iba a pasar, y uno lo imaginaba, o aquello de que había pasado y ahora lo revive uno.  Justamente el hecho de que sea AHORA, que sea en el corte, anula ésa famosa y tremenda diferencia entre Pasado y Futuro.

-Pero la gracia es ésa:  ¿Por qué previamente AHORA, que no es momento alguno, es donde únicamente puede suceder el arrebato?  En el arrebato mira por donde se ve tan maravilloso y arrebatador eso del Futuro, que es una planificación, unas vacaciones a Tombuctú, por ejemplo, que si las haces reales desde luego puede ser un coñazo, y sin embargo el arrebato en el momento de imaginarlo se produce aquí y ahora cuando no hay ni Tombuctú ni nada.

A-Bueno, normalmente la planificación de unas Vacaciones son un coñazo antes de las Vacaciones, de manera que el coñazo de las Vacaciones cuando se realizan no hace más que confirmar el coñazo que ya estaba en la planificación de las Vacaciones, lo mismo que también en los hechos pasados el recuerdo histórico puede ser un coñazo.  Pero tú lo que has hecho es una pregunta, contéstate tú sola: ¿Por qué?  Tú lo has preguntao. 

-Es que eso es lo que nos debía de escandalizar y llamarnos la atención, por qué algo que cuando es absolutamente irreal, en el sentido de que no hay Realidad ni porque no fue Pasado, ni porque no ha sido todavía, sencillamente por el mero hecho de darle vuelta a un asunto tan fantasma, a un verdadero fantasma, resulta que adquiere de repente una vida desconocida.

A-Sí, no te prolongues.  ¿Por qué?  Tu has preguntao.  ¿Por qué?

-Yo te he preguntao a ti, Maestro.

A-No, no, pregúntate a ti.  ¿Por qué?  ¿Por qué pasa eso?  ¿No tiene nada que ver con lo que hemos hablado esta noche?

-Sí tiene que ver.

A-Pues pregúntate y respóndete.  No hables: preguntate, y piensa por qué.

-Pues porque eso es lo del algo, y lo otro son cosas definidas, y eso es el algo, es el destello, es la puntada, es el alfiler, y eso es del orden fantasmal, y eso es lo único que parece ser que....

A-Nadie te ha entendido.  Nadie te ha entendido la respuesta.  La pregunta la entendíamos todos; la respuesta, nadie.

-Hay una idea de antes de Isabel en la que personalmente estoy de acuerdo: lo de que cuando te mueres te llaman ‘Pepito’, y en esa línea recuerdo que hace tiempo hablaste de que ‘Don Pepe’ era más que ‘Pepe’, y ‘Pepe’, más que ‘Pepito’.   El ‘Don Pepe’, o el ‘Ilustrísimo’, potencia más el uno, y tiene una idea de muerte mayor.

A-¡No, no, no!, depende, depende: el nombre de pila frente al apellido, el diminutivo......  Depende, depende de las situaciones.  En unas situaciones pueden ser más mortíferos unos, y en otras, otros.

-No, pero nos iguala; en el ‘Pepito’ estamos todos casi.

A-No, no, no nos iguala.  ‘Pepito’, entre los que les llaman ‘Pepito’, es tan Nombre Propio como ‘Pepe’, y como ‘el Dr. Gutierrez’.  No nos distraigamos de la cuestión del Nombre Propio con distinciones, porque espero que haya quedao lo bastante claro.

-Pero a pesar de todo esto, lo que nos sucede en la Realidad nos sucede a nuestro pesar, es decir, uno no quiere creer o tener Fe en algo voluntariamente y porque él....

A-Porque lo haya elegido.

-No lo elige, nos pasa, lo de tener Fe, lo de creer en la muerte, tener Futuro, y el ser administrados, e incluso administrar nosotros mismos muerte, y nos pasa lo otro, lo de salir de la Realidad, pero eso nos pasa, no hacemos nada, nada, nada, no podemos nosotros......

A-¡Muy bien!  Has dejao muy mal parado el Libre Albedrío, la Voluntad Personal, y todo, y lo has hecho muy bien, de manera que apenas hay nada que añadir.  Desde luego nos pasa lo uno porque desde pequeñitos nos han informado de que te vas a morir, y a continuación nos han hecho creer en la autoridad de los Padres, en la necesidad de la Escuela, en la necesidad del Trabajo, en el hacerse un Porvenir, y en todo lo que viene....

-Pero lo mismo que la araña que tú has comentado que adormece a las capturas: nosotros también tenemos ese comportamiento porque nos lo enseñan.

A-La verdad es que la noción de ‘Información’ es tan precisa que no creo que se deba estender a los casos donde no cabe información ninguna.  A una araña, al nacer, no la informan de nada.

-Pero lo ve, lo hace como su padre, su madre, y la de al lado.

A-No, en casos como los que he dicho, ni los padres ni nadie la enseña.  Mantengamos el término ‘Información’ en su valor preciso, y con ése cargamos nosotros, y efectivamente, como ha dicho Teresa: lo otro, el que fallemos, el que tengamos roturas, el que de vez en cuando, a pesar de todo lo que nos han impuesto, pues nos salgamos por los cerros de Úbeda cuando menos lo pensamos, nos dejemos arrebatar, eso desde luego también nos pasa sin ninguna libre voluntad, y sin que uno lo elija, ni nada.  Nos pasa justamente porque la Realidad está mal hecha, y la de uno está mal hecha, y siempre hay roturas, y las roturas de vez en cuando se manifiestan, y no hay más, porque no hay ningún otro origen.  De manera que ahí es donde queda efectivamente la Persona, la Voluntad, y el Libre Albedrío.

-La rotura de la Realidad yo la siento muy vivamente con el hecho de que las cosas pasen AHORA, y AHORA, y AHORA, y que de eso nunca se pueda hablar.  Entonces, habiendo leído un poco sobre la Gramática que tú has escrito, o algún otro, me pregunto cuánto de esta rotura es simple y llanamente la imposibilidad de que la Realidad sea todo lo que hay, pues no hay sólo aquello de lo que se habla, sino también el campo en el que se habla, como puede ser AHORA, y todo el resto.

A-Es más, el campo en el que se habla ya es una cosa relativamente organizada, pero AHORA, como tú lo has recordado muy bien, se presenta simplemente como una rotura, y es una muestra sin más de que la Realidad no es todo lo que hay, de que el Tiempo real no es eso de Pasado y Futuro que nos contaban, porque falla, hay también rotura de ésa.  Bueno, desde aquí justamente tocaba pasar a cómo es que no podemos admitir por parte de la Ciencia ni de ninguna Religión o Filosofía ninguna esplicación del mundo, de la Realidad, que se dé dentro de la Realidad, y en principio en todas se dan.  De por sí la Ciencia, como la Religión, está al servicio del Poder por vocación.  En principio.  Es decir, que se trata siempre, por más que el científico, el filósofo, se lo quiera ocultar, de salvar, salvarnos de alguna manera, de la desesperación.  Desde el principio se está viendo que aquello va en el sentido de que se va a poder meter dentro del mundo, dentro de la Realidad, lo que podía ser más estraño contra ello, lo que podía salirse más del asunto, y teníamos que ver desde ahí el otro lado: allí hemos encontrado que sin embargo la Ciencia, por la ‘porquitud’ de la misma inacabable curiosidad científica, de el ‘¿por qué?’ insaciable, descubre, como aquí hemos visto aprovechando intervenciones de físicos, descubre tantas contradicciones como aquellas de la localidad y el nombre, es decir, que no puede al mismo tiempo ser lo uno y lo otro; o la falsedad de la separación entre observador y observado, que desmonta naturalmente al observador como ente real, que sería un hombre o una mujer, y que lo condena a seguir siendo dentro de lo mismo, y otros más de los problemas que tendremos que volver a sacar.  Lo que quería recordaros sobre todo es que está el otro lado: las cosas a su vez se están (y si nosotros somos cosas, ‘nos estamos’), las cosas se están defendiendo contra la Ciencia, se están continuamente defendiendo contra el Saber, y justamente en esa defensa contra el Saber, en esa resistencia a dejarse saber, a dejarse llegar a una conclusión, llegar a ningún conocimiento dentro de la Realidad, es donde se producen esos descubrimientos que aquí tratamos de aprovechar.  Eso es lo que os quería recordar, porque se ha hecho algo tarde y tenemos que cortar, pero tenemos que volver a partir de ahí sobre eso, y recordando que es un caso, un testimonio, del fallo, de las roturas, y al mismo tiempo me permite recordaros eso de que la renuncia al Hombre no puede hacerse cambiándolo por ninguna forma de ente ideal, sino por lo único otro que hay, que son cosas, y es por eso también en ese sentido como hay que decir que las cosas se defienden contra la Ciencia, se defienden contra la Información, y si nosotros aquí en esta tertulia política estamos haciendo algo que sea en ése mismo sentido, en contra de la Información, lo estamos haciendo como cosas.  Lo estamos haciendo como cosas, no como personas con nuestros Nombres Propios respectivos, eso hacía falta recordarlo.

-Recuerdo lo que dice () de que el quinto Jinete del Apocalipsis era la Información, y eso lo decía hace cuarenta años.  Y se había tragao a los otros cuatro, la Información.

A-Entonces sobre esto, si os parece y si el Señor nos deja, si tiene algún fallo a su vez y nos deja, pues dentro de siete días por aquí nos seguimos viendo.