21.09.2011
Agustín García Calvo
Ateneo de Madrid
Tertu300-21-9-2011#Tertu300-21-9-2011.mp3
- Una cuestión muy elemental, para penetrar en lo de la contradicción de la realidad y ver cómo eso implica una contradicción en uno: ¿cuánto va desde el último momento en el que el columpio está moviéndose, hasta el primero momento en que está parado?
TRANSCRIPCIÓN:
Se trata, si me estáis siguiendo en esto, de entender qué quiere decir sentir. Aquí tratamos de eliminar cualquiera oposición entre eso, que suele oponerse en el lenguaje corriente, y hasta el culto, entre entendimiento y sentimiento. Entender y sentir quiere decir ir contra las ideas establecidas: entendimiento, es decir, una especie de lógica desatada, destruye ideas; sentimiento, es decir, el propio sufrimiento y demás formas de sentir que la realidad nos impone, destruye ideas; ideas, que son lo mismo que la Fe, y en ese sentido es como insisto una y otra vez en que aquí entender quiere decir sentir, y si no se siente lo que se entiende, pues no se entiende; no se entiende, se vuelve uno a hacer ideas de ello, que es lo contrario de entender. Para eso ya está la Realidad, ya está el Poder, que nos suministra todos los días todas las ideas que nos hacen falta para ir tirando, para contentarnos, para que no protestemos demasiado, de manera que aquí no venimos a eso, sino, si es posible, a lo contrario, a ir en contra de eso.
Pues se trata de ahondar en este entendimiento, o sentimiento, de la contradicción que es la realidad; de la realidad, que es contradicción. Y esto quiere decir contradicción de la realidad llamada esterior, física (o metafísica, da lo mismo), y la realidad de uno; de la realidad de uno también, aunque esta realidad de uno, de la persona, del átomo social, del individuo, eso también se lo quiera tomar como algo real en el sentido de físico. Contradicción en el mundo, en la realidad esterna/contradicción en uno mismo, y entender al mismo tiempo (y esto es lo que importa) cómo está ligado lo uno con lo otro, cómo el descubrimiento y el sentimiento de la contradicción costitutiva de la realidad en la que estamos metidos, tiene que ver, y hasta se confunde con, el descubrimiento y el sentimiento de la contradicción de uno, de uno cualquiera de nosotros, de uno que haya venido a creer que él es el que es, o a creérselo más o menos, y que en todo caso disponga de su Documento de Identidad para darle gusto al Poder y tranquilizarlo respecto a que efectivamente uno es uno; porque ya se sabe que si uno es uno no tiene nada que hacer, no hay peligro, no va a haber alborotos, no va a haber trastornos, y por tanto la identidad de uno se convierte en un interés capital para el Poder, para el Capital mismo, ¿no? Bueno, pues vamos a ver cómo nos arreglamos para ir descubriendo con la claridad posible esto de cómo la realidad contradictoria, si se descubre como contradictoria, como lo que es, implica al mismo tiempo el descubrimiento de la contradicción, real también, de uno mismo en cuanto un ser real. Cómo lo uno va con lo otro.
Para penetrar en lo de la contradicción en la realidad, y ver cómo eso implica una contradicción en uno, se me ocurre acudir a unas cuestiones muy elementales, que se le plantean al Poder, y por tanto a la Ciencia, pero al mismo tiempo se le plantean a uno, a uno mismo, a sus creencias, de tal forma que pueda decir, negar, algo útil en contra de esas creencias, lo que nos quede de sentido común, que no pertenece a la persona, que es común, por tanto no personal, y de lo que siempre nos queda algo, y que es lo que aquí en la tertulia tratamos de dejarlo que hable, a través de y a pesar de, las personas y de lo personal, de las voces de cada uno de los que por aquí andamos.
Se me ocurre acudir a cuestiones de ese tipo elemental. Vamos a ver si planteo esto. Estaba pensando en un péndulo, pero bueno, un péndulo es ya una cosa demasiado científica y relojera............vamos a decir un columpio de esos que tenéis en los parques, un columpio colgado de cuerdas, de los que se mecen para atrás y para delante, como un ejemplo cualquiera de móvil. Entonces nos ponemos delante del columpio, hay un chico que le da un empujón, el columpio se pone a mecerse, se sigue meciendo, y ya alguien, por ejemplo un maestro perverso, les pregunta a los niños circustantes, les plantea el siguiente problema: “¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está moviendo, hasta el primer momento en que está parado?”. Aparentemente está tirao, como veis, nada más sencillo, y ahí tenéis cómo el problema se presenta. Por si falla algo en la esactitud, que conviene, lo repito: ¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está meciendo, hasta el primer momento en que está parado? Como veis no hay manera de salvarse, de eximirse, de este problema, porque efectivamente nosotros creemos que el columpio, cuando está moviéndose, se mueve, y cuando está parado, está parado, y esto se nos ha impuesto como una condición casi para la existencia, de manera que no podríais decir que es un problema inventado, porque es un problema que se impone por sí solo, y del que no hay manera de escurrirse. Antes de seguir por tanto prefiero un poco de colaboración por vuestra parte, y que me digáis qué es lo primero que os ha venido a las mientes, lo primero que sentís, acerca de este problema. Dejad hablar a lo que sea: a vuestras ideas, si no hay más remedio, a vuestro sentido común, si es posible, pero dejad hablar lo que sea. ¿Qué os parece de este problema?
-Yo creo que es el mismo momento, pero dicho de dos maneras diferentes.
A-¿Tu crees que a cualquier paisano lo puedes convencer de que moverse y estar quieto son dos maneras de decir lo mismo? Un poco duro, ¿no? Si a uno le dices eso, te dirá, y con razón, “bueno, este me viene con filosofías, pero vamos, yo lo que sé es que una cosa es moverse y otra cosa es estar quieto”. ¡Más, por favor, más!
-Si es tiempo, es un istante, y si es “cuanto va”, es el niño, y si no, es una intención.
A-Los istantes, amigo mío, ya los he citado yo en el planteamiento: se pide cuánto va desde el último istante en que se está moviendo, hasta el primer istante en que está quieto. Así que ¿dónde metes ése otro istante?
-En la intención de parar.
A-Entonces es que lo das por cumplido, y dices que la intención es ya la parada.
-Y luego al principio se me ha ocurrido “un istante”, que va un istante.
A-Eso es otra posibilidad, meter otro istante entre los istantes, pero yo creo que generalmente si les haces eso a la gente no se van a quedar muy tranquilos. ¡Más, por favor!
-Pero la pregunta no es inocente, ¿no?, la pregunta ya está presentando las cosas de una determinada manera, que como el movimiento tiene límites ya está formado por momentos, y la quietud tiene otro límite, y está hecha de momentos.
A-Bueno, se ha presentado tal como se nos impone, por medio de los significados de las palabras, porque en la realidad simplemente hay una noción de moverse, y una noción de parar, de estar quieto, y eso es lo que autoriza y obliga a presentar el problema; no nos podemos librar de él, no hace falta ninguna intención aparte.
-Habría que decir entonces que no hay nada, que son perfectamente contiguos.
A-Ésa es una respuesta. Frente a ella, le voy a pedir a Caramés que nos diga cómo la Ciencia generalmente se las ha con este problema, a qué da lugar este problema en el lenguaje científico elemental. Si te parece.............
-No sé hasta qué punto hay alguna forma más elemental, pero lo lógico, desde el punto de vista científico, es plantear el problema idealizando el péndulo, suponiendo que es una bola, a la cual se le da el movimiento, y que va a tener una resistencia, porque si no idealmente el movimiento sería eterno, y el péndulo se estaría moviendo siempre; pero tiene una resistencia, y eso produce una ecuación, y de acuerdo con los mecanismos del lenguaje matemático, habría un istante T de tiempo en que se produciría el que el módulo pararía. ¿Qué quiere decir eso, ya haciendo intervenir los objetos matemáticos?: que los números reales son un continuo numérico, de manera que en ellos podemos establecer el número 7, pero jamás podremos decir cuál es el número más próximo al número 7; es decir, que si hemos decidido que en el istante T (siete horas), se ha parado el módulo, nadie podría decir cuál es el tiempo T anterior a ese número 7, si no sería un proceso de paso al límite, de interminabilidad. Esto es la manera en que se desarrolló matemáticamente la noción de número, y se establecen, ‘idealizando’, como dicen los matemáticos, la ecuación del péndulo y la determinación desde el punto de vista de un cálculo que el péndulo, de acuerdo con esos parámetros de resistencia del aire y otros factores, hace que deje de moverse eternamente para pararse al cabo de 7 horas, digámoslo así. Esto sería el planteamiento matemático.
-Me parece, Luis, que no es esa la cuestión: no es que el péndulo deje de moverse porque se para de moverse, sino el movimiento oscilatorio, que cuando va por abajo va a mucha velocidad y poca energía potencial, que esa energía potencial se trasforma en cinética cuando llega arriba, se para, y vuelve a caer otra vez. No es que hayan pasado 7 horas, es que..............
-No, no, eso es plantear la ecuación del movimiento del péndulo, que es otra cosa. No, lo que se plantea aquí es cuando el péndulo se paró; lo que plantea Agustín, supongo, ¿no?
A-Se pregunta por el intervalo: cuánto desde lo último en que se dice “se está moviendo”, hasta lo primero en que se dice “está parado”.
-Podías si quieres, Javier, tomar el semiperíodo, y suponer que el movimiento de izquierda a derecha se opone al movimiento de derecha a izquierda, y hay un momento en que se para. También lo podrías tomar así, y sería calculable también por ese esquema que te estoy planteando: se determinaría cual es el semiperiodo del péndulo, y ese semiperiodo te mediría el momento en que presupones que se ha parado. También es otra manera de...........
A-Como si atraparas al péndulo a medio “pendulazo”.
-Frente a la otra comprobación más realista, que sería cuando el péndulo, precisamente por la fricción, por las resistencias, ha dejado de moverse y ha quedado parado y se puede decir “ya está quieto”. Yo lo tomé así.
A-Sí, yo creo que está bastante claro. Evidentemente, los recursos.............
-Las dos preguntas tienen la misma respuesta: es un problema, desde el punto de vista matemático, del cálculo del valor de T, que implicaría un T ya matematizado, un tiempo ya matematizao, en donde es un número real, y donde un número real T=7 jamás tiene un número más próximo.
-Pero se puede plantear una cuestión bastante parecida en un plano vertical donde hay un objeto que sigue una circunferencia, es decir, que va subiendo, y luego va bajando, y va dando vueltas. Ese punto......................
A-¿Qué punto?
-El punto más alto donde hasta entonces estaba subiendo, y a partir del cual empieza a bajar.
A-Bueno, sí, si quieres sería una forma más astracta de decirlo, pero es el mismo problema, ¿eh?, no nos engañemos; es el mismo problema que he planteado con cosas como columpios, para que se vea bien que el problema en sí pertenece a la realidad, es decir, que el hablar ya de planos y de círculos y de todo eso es ya introducir entes matemáticos, como si eso fuera a ser una salida. No olvidéis que el problema está planteado, y además inevitablemente planteado, con columpios y con cosas de la realidad y así.
-Eso quiero decir, que es el mismo problema, pero que la continuidad ahí se ve más clara.
A-Bueno, yo creo que un poco aprovechando lo que Caramés ha dicho, y esta breve discusión, puede decirse esto: que efectivamente la Ciencia, con la Matemática a su servicio, no puede menos de encontrarse con este problema, y naturalmente intentar resolverlo, y resolverlo por medio del tipo de la ecuación del péndulo que Caramés ha dicho, o por otros procedimientos. En definitiva como veréis lo que se introduce para resolver, para dar cuenta, para hacer científico y resoluble el problema, es que no se puede responder con números cuando dices cuánto; cuando dices “¿cuánto va desde ahí hasta ahí?” no se puede responder con números naturales, pero eso solo quiere decir que la Matemática al servicio de la Ciencia tendrá que desarrollar los números, y dar por ejemplo números reales, tal como ha presentado el salto Caramés también, que del problema físico se pasa al problema matemático de los números reales, con su condición a su vez contradictoria. De manera que te responderá con progresiones de números reales hasta un límite, con la noción de límite, o te responderá con una ecuación de ese tipo, todo lo cual no son números, pero son números, son simplemente números progresados, y desde luego a la Ciencia parece que la satisfacen como respuesta, les parece que se ha dado cuenta de, les parece que con esa respuesta se ha dado cuenta del problema. Pero antes de que pase yo a deciros otra cosa prefiero más voces que digan qué les parece respecto a estas formas de planteamiento del problema que se nos imponen.
-Yo le preguntaría a Caramés si lo que ha esplicado antes de los números reales querría decir algo así como que eso del último momento es imposible de atrapar.
-Se impone que hay un último momento, pero ese último momento, sea el número real raíz de dos, no tiene un momento anterior.
-()
A-No, no: se le atrapa en el número real, pero sometiendo al número real a esta condición mirífica de que no tiene anterior; de que no tiene anterior atrapable.
-O sea, que si se coge un número real, sería como el punto, ¿no?, y el 7 sería como el punto que separa el movimiento de la quietud.
-El 7 se va a entender como el límite de cualquier aproximación; no el 7 que sirve para contar siete ovejas, sino el 7 como un límite, y ese límite 7, que era el 7 de contar 7 ovejas, pasa a ser un proceso de paso al límite, y como proceso de paso al límite no hay ningún número anterior al 7. No lo hay.
-Entonces no tiene relación con el principio. ¿Cuál es su relación con el principio del movimiento?
A-Pues ya ves, la relación es que es el límite del movimiento, y el límite, claro, no es un número, pero es un ente matemático, de los números desarrollados, y desde luego..............desde luego, a ver qué le parece de eso al sentido común, que es lo que estoy preguntando a los que estáis aquí, que digáis qué es lo que os parece acerca de eso.
-¿Esto tiene que ver con la continuidad o la discontinuidad de la realidad?
A-Sí, sí, tiene que ver todo, lo que pasa es que eso ya son términos cultos, que he preferido no meterlos de primeras, pero es el problema de la continuidad, del sin fin por tanto, tal como estos días lo hemos venido tratando, por supuesto.
-Entonces a mí me parece que los números, la Matemática, trata de esplicar la realidad de una manera discontinua, o sea, a base de números, y aproximándose al límite, que lo hacen muy pequeño muy pequeño, y que simulan la continuidad, pero en este caso vemos que la solución que aportan no es solución, y entonces yo creo que es más solución la solución de la lengua: “pues muy poquito tiempo”, o “el mismo tiempo”, como decía Virginia.
A-No, no, o lo uno o lo otro, porque si pasas de muy poquito tiempo a ningún tiempo ya estás dando el mismo salto que el columpio. Tienes que decir que el muy poquito está en lo de la continuidad, y efectivamente la Matemática, como toda Ciencia, no puede habérselas directamente con el continuo, tiene que reducirlo a alguna forma de discontinuo, a alguna forma numérica.
-Y por eso se inventan las funciones, me parece a mí; se inventan las funciones, que tratan de adaptar esa discontinuidad, hacerlo lo más analógico posible.
A-Sí, y las progresiones hacia un límite, la identificación, al mismo tiempo que no identificación de el último con el límite, inalcanzable; el último de la serie se identifica con el límite de la serie, de manera que lo inalcanzable se reduce a algo que efectivamente se alcanza, con la parada. ¿Qué más?
-Pero según lo que ha esplicado Caramés, entonces si determinamos el momento en el que se para el 7 ése, no podríamos determinar el momento anterior en que está todavía moviéndose.
A-Lo de “determinar”, no lo entiendo bien.
-Vamos, fijar el momento.
A-Fijar, ¿cómo?
-Con el límite: si el péndulo se para en el límite del periodo ése que lleva, por ejemplo 7, no se podría determinar el punto anterior por eso de los números reales; no habría número anterior, no habría momento anterior en el que se estaba moviendo, ¿no?
A-Salvo que la solución del istrumento matemático es que efectivamente se haga valer legítimamente el límite como equivalente en algún sentido de “el último”. Notad que () he planteado el problema, están actuando estos implementos, como el “todavía”, ya desde el último en que todavía se está moviendo hasta el primero en que ya está parado. Bueno, no podemos aquí desde luego detenernos a espresar mucho más los recursos de la Matemática al servicio de la Ciencia, porque al mismo tiempo estoy preguntándole a lo que os quede de sentido común que qué os parece de este asunto.
-Como recurso del lenguaje, cuando decimos “un istante” estamos tomando lo que en Matemáticas sería un infinitésimo, pero cuando decimos “ayer se movía, y hoy no”, o “hace una hora se movía, y ahora no”, o “hace medio minuto se movía, y ahora no”, es porque también el lenguaje recurre a lo cuantitativo.
A-Claro, y por eso el problema se plantea con “cuánto va”, que es lo más cuantitativo que puede haber. Lo que pasa es que cuanto, o quiere quedarse así, indefinido y vago, o quiere volverse numérico, y también en la lengua corriente, y entonces, o lo uno, o lo otro, el problema es “o es cuanto sin números, o es cuanto reducido a números”. Pero al mismo tiempo estoy pidiendo eso, y tiene que haber supongo reacciones de sentido común, o de lo que sea. Sí.
-¿En la distancia entre un protón y un neutrón? ¿O en las partículas cuánticas, que pueden estar en dos sitios a la vez? ¿Cosas de ese tipo? Eso ya nos vuelve locos.
A-Si, pero es más duro, porque eso son ya entes de la Física preparados justamente para las nociones, y yo prefiero que os atengáis a los planteamientos elementales tal como Caramés los ha presentado aquí. A ver.
-Si entre el último momento de movimiento y el primero de quietud hubiera algo, sería otro momento, y tendríamos que preguntar en ese momento al columpio qué le pasa, si se mueve o se está quieto; y si se mueve, ya no sería el último momento el anterior.
A-Ya no es el último, ni el otro es el primero.
-Claro, y entonces no puede ser que haya algo.
A-No puede haber otro istante, porque entonces simplemente sería cambiar de sitio el problema, cambiar de sitio al columpio ése ideal, pero no adelantaríamos nada, el problema seguiría igual de vivo, utilizando simplemente estas nociones de “el último que todavía”, “el primero que ya no”.
-Pero si no hay nada, resulta que se nos confunden, ¿no?, que están continuos movimiento y quietud; pretendemos que sean dos cosas distintas, y al mismo tiempo que sean continuas, ¿no?, porque si no hay nada, es que son continuas, y eso sí es una contradicción, parece.
A-Gracias. Antes de entrar en ello, la simple respuesta del sentido común cuando le preguntan “¿cuánto?” en esa situación, es decir............eso: “no hay nada”. No hay nada. Ahora tenéis que ver que si tomamos esto como una respuesta del sentido común, ¿qué implicaciones hay? ¿Qué es lo que nos cargamos al decir esto? ¿Qué nos cargamos al decir “es que no hay nada”? El sentido común no se satisface con ninguno de los recursos matemáticos, y si te empeñas en plantear el problema, a ese “¿cuánto?” responde con “¡no hay nada!”, “¡es que no hay nada!”. ¿Y qué es lo que implica esto de que no hay nada entre el último momento en que todavía y el primero en que ya no? ¿Qué cosas se os ocurre que están implicadas en esto? ¿Qué es lo que nos cargamos respecto a las ideas recibidas?
-Pues parece que la primera, la más importante, sería la del Tiempo, porque al fin y al cabo es lo que se cuenta, ¿no?
A-Sí, la pregunta “¿cuánto va?” la ha entendido cualquiera cuando la he hecho como si hubiera sido “¿cuánto tiempo va?”. Da lo mismo. Y efectivamente, eso es lo primero y lo evidente: nos cargamos el Tiempo.
-Y el nacimiento y la muerte.
A-No, como consecuencia: nos cargamos el Tiempo. Ahora, los que me habéis acompañado durante muchos años, respecto al uso de la palabra tiempo y sus significados supongo que saben muchas cosas que nos eviten decirnos qué tiempo nos cargamos, qué es esactamente lo que el sentido común se carga con esa respuesta de decir “no hay nada”, “no hay Tiempo ninguno”.
-¿Nos cargamos el Tiempo real?
A-El Tiempo real.............esplícalo con precisión.
-El de la realidad, nos cargamos la realidad.
A-Claro, la realidad, puesto que según lo que aquí usamos respecto a “realidad”, hemos dicho que la realidad está fundada sobre este Tiempo real, es decir, el de los calendarios, el de los relojes, y desde luego el de cualquier Industria técnica y Ciencia a su servicio, y cualquiera asociación y cualquier reglamento industrial o gubernativo, y todo lo demás que queráis, y cualesquiera cumpleaños y cualesquiera fechas de nacimiento en el Registro, y cualesquiera cosas por el estilo. Tiempo real es ése, que queda al parecer negado, suprimido, que quiere decir, no suprimido de la realidad, sino suprimido con la realidad, con la realidad misma. ¿Qué os parece por tanto respecto a esta manera de responder del sentido común?
-Pues que nos cargamos el movimiento también, ¿no?
A-Estamos en la realidad, y el movimiento desde luego, la idea de movimiento, naturalmente es indispensable, pertenece a esto de la realidad, pero lo más primario es esto a lo que se llama Tiempo, de relojes, calendarios, cumpleaños, gobernación, Ciencia, etc. Esto es lo primario. ¿Qué tiempo?: el que está contado, el que empieza por tener un futuro, que es la idealización humana de la muerte, y que tiene por consecuencia un pasado, con fechas, y trata de eliminar........
-Pero aquí siempre estamos derivando hacia la idea de que el Tiempo y el movimiento es lo mismo, y otras veces lo hemos atacado.
A-No, no, que sea lo mismo no he dicho, he dicho que lo más primario es Tiempo, y efectivamente movimiento es una condición de la realidad, indispensable, pero que lo más primario, sobre lo que la realidad misma está fundada, es justamente esto del Tiempo.
-Ya, pero con toda la conversación de ahora lo estamos identificando continuamente con el espacio y con el movimiento.
A-No creo.
-Es que parece que todo lo que estamos diciendo valdría para una cosa y para la otra.
A-No, el espacio es el espacio en el que el columpio se mueve o está parado.
-Pero se puede plantear igual por el espacio, el último lugar en el espacio en que está quieto, y el primer lugar en el espacio en el que se mueve. Estamos identificándolo, y ahí, cuando ridiculizamos la idea del Big Bang y el origen del Tiempo, esa idea no sería tan ridícula si se pudiera entender que hay un primer movimiento, y que por tanto se crea el Tiempo, cosa que es ridícula.
A-Ya te hemos oído. ¿Qué os parece eso de que daría lo mismo decirlo como “¿cuál es el último sitio en que se está moviendo, y el primero en que ya no se mueve?”. ¿Qué os parece eso de que da lo mismo?
-Es que se está hablando de Tiempo, porque al decir último se está refiriendo al Tiempo. Al decir el último sitio, es el último temporalmente.
A-Sí.
-No, en una línea no es el último temporalmente: es el último donde el columpio se para, y el primero donde ya no se mueve. ¿Pero no estamos contra esa idea del tiempo de que es una línea?
A-No, eso es una ilusión, esa identificación. Si quieres reducirlo a un planteamiento espacial estás simplemente tratando de a tu manera idearlo, comprenderlo, pero no, en verdad se estaba preguntando por el Tiempo con la pregunta “¿cuánto?”; la pregunta “¿cuánto va?”, que es pregunta vulgar, y que es como la he presentado, y nadie la confundiría con “¿en qué sitio?”, “¿en dónde?”. Nadie la confundiría, porque además ya sabéis que para no caer en este error tenemos la ayuda de la declaración, que tantas veces hemos usado, de Zenón de Elea, que dice “un móvil no se mueve ni en el sitio donde está, ni en el sitio donde no está”. Todos lo recordáis bien este razonamiento impepinable, del que nadie puede librarse, no se le pueden buscar fallos ni sofisterías: una cosa que se mueve, como ese columpio, un móvil, no se mueve ni en el sitio donde está ni en el sitio donde no está. Esto es lo que revela que efectivamente la noción de “sitios por los que en el espacio” es secundaria respecto a la primaria, que es la del Tiempo; sirve también para revelar eso. En el razonamiento de Zenón de Elea, como veis, se os desmonta cualquesquiera ideas que podáis tener respecto a eso de los móviles y del movimiento. Pero aquí estábamos tratando de ver lo que nos importa más, que es la cuantificación, y por eso la pregunta era “¿cuánto va?”, que es la cuantificación, porque justamente es ahí donde está la cuestión de la continuidad, de lo sin fin, que es esta misma cuestión, en relación con la realidad, y por tanto con el Tiempo real. Efectivamente, declarar lo que yo he dicho que parecía de sentido común, declarar ante el problema “no hay nada, no va nada, no hay Tiempo”, implica todas estas cosas, cargarse la realidad en general. Mientras tanto yo os pregunto a cada uno de vosotros, y no hace falta que use el dedo, pero os pregunto: “¿tú por cuál tiras, por la respuesta que la Física, con la Matemática a su servicio, tiene dada, o por una de sus respuestas, o tiras por la respuesta de “no hay nada”? No me hagáis que os señale con el dedo, decidme alguno que quiera declararse en ese sentido de la pregunta.
-Yo lo que no termino de ver es que se pueda decir que hay un momento en que el péndulo o el columpio está quieto, está parado. Eso es partir ya de una ideación.
A-¿Y si es un momento en que todavía se está moviendo? Da lo mismo, ¿no?
-Bueno, pero cuando el péndulo está quieto le puede dar cualquier corriente de aire o cualquier cosa.
A-Tu objeción es sensata, pero vale para los dos lados: efectivamente es de sentido común también que hablar de un momento en que se mueve, lo mismo que hablar de un momento en que ya está quieto, no corresponden a las nociones que uno tiene respecto a moverse y estar quieto, pero este “momento”, el término que en la pregunta he empleado (que cuánto va desde el último momento en que todavía se mueve al primer momento en que ya está quieto), ese término “momento”, lo he usado porque al plantear los problemas reales de la Industria, el Comercio, la Física y demás, es el que se emplea. Pero ¿qué es “momento”?: “momento” es un término del Tiempo real, el que hemos dicho que el sentido común se carga en cuanto dice “no va nada, no hay nada”. Entonces naturalmente, al cargarse el Tiempo real tal como lo hemos descrito, se carga los momentos; se carga los momentos, y por tanto cualquier derecho a decir “el último momento”, o “el primer momento”. ¿Está claro?
-Sí, sí.
A-Bueno, sigo haciendo la pregunta de que cada uno diga por donde tira, qué prefiere, con qué se queda.........porque con algo tienes que quedarte, con la esplicación que la Física con la Matemática a su servicio te da...............¿Te parece una respuesta al problema, una de ellas, o te quedas con la respuesta brutal del sentido común “no va nada, no hay ningún Tiempo”?
-Pero precisamente al que no se carga es al Tiempo real, porque el tiempo algebraico de cero, y luego hay un uno, según lo movemos.
A-Cuando el sentido común dice que no hay nada, no está pensando ni en cero ni en ningún número.
-Verdaderamente cuando no hay nada, nada sale de la nada, ya no se volvería a volver el columpio nunca más.
A-No, no, es que cuando el vulgo dice que no hay nada, no está pensando ni en la Nada, ni en Dios que lo fundó. Decir que no hay nada es una manera de decir NO al problema, el NO al cuanto. No está pensando ahí ni en ceros, ni en el origen de los números para la fundación de la Aritmética, ni en la Nada de los filósofos, ni en ninguna otra cosa. Simplemente niega, porque el sentido común, el pueblo, lo único que sabe hacer es negar. ¿Qué más?
-Pero cuando estamos hablando todo el tiempo de quietud, o de vacío, con todo esto parece que estamos haciendo una ideación, ¿no?, y que es igual a cero. Y cuando se habla se demuestra que no es así: se dice “estate quieto”, y para nada estás diciendo “quédate parado del todo en el punto cero”. Y en “está vacío” tampoco estás diciendo que no haya nada, o sea...
A-Pero no sé por qué dices eso, porque eres tu la que ha hablado por primera vez de vacío y de quietud: yo desde luego ni una sola vez he dicho ni vacío ni quietud, no he tenido que acudir a eso, me he mantenido en un lenguaje mucho más vulgar. Eres tú la que conviertes esto en nociones digamos filosóficas, o semifilosóficas, y por tanto te tiendes a armar un lío. Aquí la cuestión se ha presentado de una manera de sintaxis vulgar, y sin acudir a ninguna noción de quietud ni de vacío, sino “sobre la marcha”, por así decirlo. No hay por qué plantearse cuestiones filosóficas respecto a eso, que está mucho más abajo; mucho más abajo que la Filosofía. Sí.
-Se me ocurría con todo esto “no hay nada, ni sé quién soy, ni sé cuando me voy a morir”.
A-Bueno, bueno, bueno, has abandonao el columpio, que hace un rato que estamos todavía con el columpio. No va nada de lo uno a lo otro.
-No hay nada en el sentido éste de que no hay nada tan preciso que me puedan decir cuánto esactamente. En ese sentido es en el que no hay nada.
A-Sí, desde luego lo que se dice de un columpio se puede aplicar al curso de la vida de uno, que es lo que ella hace, pero vamos, tampoco hace falta ponerse melodramático. Es decir, yo creo que con el columpio basta para tragedia. Yo creo que basta, y que además es un poco escesivo ir más allá. Sigo preguntando esto: ¿por dónde tiras de las dos? ¿Con cuál te conformas?
-Yo, como he estado dormida, a lo mejor acierto.
A-Pues has hecho muy mal.
-¿Esto no tiene algo que ver con aquello del ímpetum y el momentum del Principio de Incertidumbre? Tiene que ver, ¿verdad?
A-Sí, pero bueno.
-No, pero esplícalo, porque.............
A-No voy a volver por ahí. Aquí lo que se está preguntando es que, dada la esplicación que la Ciencia te ofrece, con la Matemática a su servicio, para el problema......... ¿Te acuerdas del problema, o te habías dormido ya? Pues el problema es: ¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está moviendo hasta el primero en que ya está parado? Y ahora estoy preguntando, de cualquiera de los dos................
-“Algo”, ni todo ni nada: algo.
A-“Algo” justamente está muy bien, pero no es respuesta. A ver.
-Yo pienso que hay algo, porque relaciono el Tiempo con el movimiento, y como hay una intención de tener que volverse a mover otra vez, porque el péndulo tiene que volver a bajar, para mí tiene que haber algo. Solamente si fuera una bola que estuviera rodando, por ejemplo, y se parara, ahí ya sí diría que ahí no hay nada.
A-Está bien que se te hayan ocurrido esas cosas, pero no hace falta que recurras a eso, porque es más elemental. Al decir que hay algo (que ella también lo ha hecho así, por los motivos que sean), está uno poniéndose aparentemente en contradicción de eso que hemos dicho que declara el sentido común cuando le preguntan eso, y que dice “no hay nada, no va nada, no hay ningún tiempo ahí”. Parece que (), pero no es verdad, porque ya hemos visto que lo que se está negando con eso es el Tiempo real, y la realidad misma. Pero como sabemooooooooooooooos (los que me acompañáis estáis esto hartos de saberlo) el descubrimiento de que la realidad no es todo lo que hay, resulta que de ninguna manera esta declaración de “no hay tiempo ninguno” se contrapone a “algo”, porque lo que se está negando es el Tiempo real de los calendarios y de los relojes, y nada más. Nada más; no se está negando nada más que eso. Y ahora lo que se está preguntando es lo que en su corazón a cada uno le llama más, es decir, “me conformo con las esplicaciones que la Ciencia me proporciona, con la Matemática a su servicio; me conformo con aceptar la noción de límite, con aceptar el progreso de los números hasta hacerse números reales, y todo lo demás”, o declarar que no es verdad, no hay Tiempo ninguno, no va nada. Sigo preguntando por tanto.
-No sé si esto podría relacionarse también con la cuestión del ritmo en el sentido del intervalo o del corte. O sea, que se podía decir que lo que hubiese entre uno y otro sería el corte.
A-Sí. Efectivamente, la de la sucesión rítmica es una ocasión: decimos que un ritmo métrico, como el que se usa en la música habitual, MIDE........compases, es decir, intervalos, y entonces naturalmente la cuestión de lo que corta los compases entre sí, queda siempre abierta.
-Pero aunque no fuese algo aritmético, quiero decir, una alternancia sencilla, por ejemplo de sonido y ausencia de sonido.
A-Sí, sí, podría darse, y en algunos de los razonamientos prefilosóficos que nos han llegado también está ahí, lo del montón de granitos de mostaza, el momento en que la caída por puñados suena, y el momento en que deja de sonar. Ésa sería la traslación al caso del movimiento. Sigo preguntando (que ya veo que no queréis contestar), a cada uno por con cuál se queda, qué es lo que prefiere de lo uno y de lo otro. ¡Más declaraciones!
-La complicación está en que si yo lo que quiero es medrar en una empresa, no me dedicaré a declarar en el momento de la contabilidad que no hay Tiempo, que eso es una falsedad, y entonces ahí pensaría que no es el lugar apropiado para decir esas cosas si quiero medrar y prosperar en la realidad. Ahora bien, cuando uno se apega a la verdad, pues no puede tragarse eso. Entonces es la guerra de uno consigo mismo, ¿no?
A-Bueno, para que no haya equivocaciones, “verdad” quiere decir simplemente el desmentimiento, el descubrimiento de las mentiras en que la realidad tiene que costituírse. El desmentimiento, caiga quien caiga. Desde luego, el que tiene que medrar haciendo cuentas en el banco, y este otro que habla de desmentir caiga quien caiga, no se llevan bien entre sí; se llevan tan mal, que podría decirse......................
-Que se contradicen.
-Que están en guerra.
-Que se destruyen.
A-No, destruirse................., se podría decir que no son el mismo, hasta tal punto son contradictorios. Bueno, pues ésa es la pregunta que quería descubrir, porque ya recordáis que esto venía a entender/sentir cómo la contradicción de la realidad del mundo implica la contradicción de uno. Esto es lo que trataba de demostraros que el uno va con lo otro, que desde el problema físico del columpio inevitablemente saltamos al problema de uno, porque en efecto uno mismo, siendo el mismo, no puede responder las dos cosas, eso es imposible. Uno mismo, siendo el mismo no puede responder las dos cosas, tiene que haber simplemente uno al que, como él ha dicho, le hace falta futuro, tiene que medrar, y entonces tiene que creer y tiene que aceptar las esplicaciones que el Orden le proporciona, y hay otro que no, hay algo (mejor que “otro”), hay algo en él que no, hay algo que por lo menos de vez en cuando, alguna vez, dice “desmentir, caiga quien caiga, aunque el que caiga sea yo mismo”. Sí.
-Creo que rechazamos la idea de que ese Tiempo que no es nada va a tener que estar en la realidad, y ahí es donde nos la jugamos. Esta contradicción no la admitimos, creemos que la realidad es lo mismo.
A-Vuelves a razonar como si uno fuera uno, y lo que hemos descubierto es que efectivamente en uno hay por supuesto alguien que está sometido a la realidad, y que por tanto tiene que conformarse con las esplicaciones que el Orden le proporciona, porque no tiene otra manera ni de medrar ni de subsistir, y luego hay otro, o algo, que no se lo traga, que dice “pues diga Dios lo que diga, yo eso no me lo creo, me están engañando”, y que por tanto está diciendo “desmentir caiga quien caiga, aunque caiga yo”. A ver.
-A mí me sale decir que no hay nada real en ese istante entre los dos estados contiguos en que el movimiento que pasa a quietud, pero también me sale decir que parece que hay algo.
A-Eso es lo que hemos dicho cuando hemos dicho que es una negación, no de ningún todo, porque la realidad no es todo, sino una negación del Tiempo real, del tiempo de los minutos y de los siglos; nada más. Esa declaración es una negación del Tiempo real, y cuando digo que no hay nada quiero decir que no hay nada de eso, no hay nada de Tiempo real, nada del tiempo que cuentan los relojes, nada del tiempo que cuentan los calendarios. Nada más, no se está diciendo nada más allá de todo eso. A ver.
-Pues a mí me parece que dos estados contradictorios podrían ser la alegría y la tristeza, por ejemplo: si pienso en cómo pasar de la alegría a la tristeza, pues me parece que es mucho menos cuantificable que este punto, ¿no?
A-¡Ah, porque lo otro te parecía muy cuantificable!
-No, eso no me parece, pero digo que todavía me parece imposible.................
A-Es que si lo otro no es cuantificable, entonces ya no tienes que ocuparte de los demás procesos de la realidad.
-Quiero decir que todavía sería mucho más difícil.
A-No hay manera, a pesar de que igualmente hasta en esos procesos se trata de señalar un límite del momento en que estuviste triste al momento en que te has puesto alegre. Hasta en esos casos. Si para el columpio no puede ser, para ti todavía menos. Lo que importa es esa elección entre lo uno y lo otro. Vamos a ver, esto es intentar hacer sentir cómo lo que parece una cuestión física, de la realidad, un problema físico de la realidad, inevitablemente repercute como problema casi diría psicológico, como problema de uno mismo, como problema de uno, y que lo uno está inseparablemente ligado con lo otro. Eso es lo que aquí nos importaba más, porque ya sabéis que esta tertulia es un intento de negación del Orden, y el Orden desde luego está fundado en esto del Tiempo real, en la fe que ello trae consigo y que ello necesita, y por tanto todo esto son procedimientos que el sentido del común trata de buscarse para descubrir la mentira de lo que nos hacen creer, y eso es política, ésa es la política primera. ¿Se os ocurre algo más respecto a eso?
-Parece como que nos están animando a reconocer que hay lógica, que si la gente se decide por darse cuenta de que las cosas son lógicas, les preguntas y las cosas de la realidad están hechas con diferencias lógicas, entonces no puede aceptar la realidad que le propone la Ciencia, porque está olvidándose de la Ciencia que se habla, ¿no?
A-Sí, pero eso supongo que a tí misma te pasa en parte, y no sé si llegas a cometer atrocidades como celebrar tu cumpleaños o ponerte la televisión para el programa de las ocho. No llegarás a eso, Ana, pero desde luego para subsistir, o como ha dicho él, medrar, tienes que aceptar que esos son problemas resolubles, y que además doctores tiene la Iglesia que te dirán como resolverlos. No te queda más remedio. Uno está así, de esta manera, partido por lo menos en dos. Por lo menos, ¿eh?, porque para el análisis que estamos aquí intentando ya con partirse uno en dos, para empezar, ya basta. Sí.
-Pero también se corre, con un problema así, planteado de esta manera, el riesgo de que se vuelva eso un problema ético, porque creo que es fácil que uno interprete la pregunta como “¿qué crees que es más honrado, tirar por un camino, o por el otro? Entonces eso sería también malentender la pregunta, porque..........
A-No, no, la pregunta última que he hecho, no; la pregunta está efectivamente hecha moralmente, y por tanto hay razón, toda la razón, para la crítica que presentas. Justamente si la planteas así, a cada uno como “¿qué prefieres?”, o “¿qué te parece más honrado?”, de una manera moral, pues eso no debe dar lugar a confusión; es simplemente para esplorar cómo estás partido, para ver si a través de tus respuestas, o de tus dudas, se descubre que estás partido, que por un lado sí, y que por otro, no.
-Pero lo que quiero decir es que uno puede entender eso como que puede privilegiar una de esas partes, y ahí vendría el error, porque estaría confundiendo precisamente esas dos partes en las que uno está partido.
A-No, alguien que oye la pregunta así, tal como la he hecho (“¿tú qué prefieres?”, casi como si dijera “¿a ti qué te gusta más de las dos?”) puede efectivamente venir a parar a eso que él está diciendo, completamente justificado. Efectivamente, de lo que se trataba aquí era de descubrir.........lo dividido, y cómo de dividido, está ante esa cuestión uno; encontrarse y sentirse dividido, que es lo que se llama psicoanálisis. Ahora, no olvidéis que por encima de todas las morales está una política; o por debajo de todas las morales, está una política: es la política del pueblo-que-no-existe, y aquí desde luego, en esta tertulia política, os guste a muchos de vosotros o a pocos, a mucho de mí o a poco de mí, a la Mayoría o no a la Mayoría, aquí a lo que venimos, tomando partido en último término, es a intentar que el pueblo hable por nuestras voces. Que estamos en contra de Dios, esto está claro, y esto ya no tiene que ver con la moral de la Sociedad corriente, sino con la política, con esta política de pueblo-que-no-existe. Si no, ¿qué coños estamos haciendo aquí? Venimos desde luego en ese sentido tomando partido por el sentido común, por lo que nos queda de pueblo-que-no-existe, y en contra de Dios, el Poder, el Estado, el Capital, el Dinero, y todo lo que va con el Nombre de Dios, eso sí. Pero claro, esto no es cuestión moral en cuanto al comportamiento real de cada uno, esto se preguntaba para que se sintiera más esto de la rotura de uno. Adelante.
-Yo lo que veo es que esta estrapolación de que la mentira de lo que nos hacen creer y demás, o lo que nos cuentan, y deducir un poco, como has hecho, que no hay nada, ¿no?, en ese ejemplo del péndulo, me parece casi una exageración.
A-Me parece que lo has oído justamente al revés. Yo he presentao el problema del columpio, ¿qué hace ahí?, eso lo primero, donde te las tendrás que apañar como puedas, y de ahí podrá ya venirse a descubrir que uno está partido en dos, y todo eso.
-Pero yo creo que el sentido común, y como tu dices, los de abajo, el ejemplo del péndulo lo ven, porque cualquiera puede tirar una piedra, y sabe que va despacio, despacio, despacio, despacio, y se para. ¿Y qué había entre pararse y cuando estaba moviéndose? Está asumido. Y eso en el péndulo, en el columpio, no veo por qué decir ahí rotundamente...........
A-Y ahora te pregunto yo: ¿tú te quedas con los que se esplican ese problema por vía matemática, o te quedas con los que dicen “no es verdad”? Porque si te lo planteas así, pues normalmente estarás en el camino de entender que de este problema, aparentemente físico, se deduce simplista el problema personal, que es el político también; porque aquí estamos justamente con nuestras personas, que tienen que ser creyentes, que las han educado, que por tanto saben incluso el cálculo que esplica el movimiento, pero confiando en que nos queda algo que no se lo traga, y por aquí es por donde se llega a entrar desde el planteamiento físico al psicoanalítico. Hemos empezado (que es lo que se trataba de hacer por ahora) en hacer sentir, cada uno, cómo está dividido, cómo hay en uno, uno que tiene que creer, para subsistir, para pretender seguir siendo el que es (que es mentira, pero tiene que cumplir con su Documento de Identidad, porque si no, a ver dónde están los trabajos y los futuros) y hay otro, o algo, que no acaba de estar conforme con eso, que es una fuente de descontento, y que está dispuesto a desmentir cualquier cosa que le cuenten, si ve que es mentira, caiga quien caiga. Y esos dos, o por lo menos dos, están en uno; están en uno, y así es como la realidad, que es toda ella contradictoria, en la realidad de cada uno muestra la misma contradicción. Sí.
-Pero si decimos que esos dos están en uno, ¿al que niega, o desmiente, no lo estamos como asimilando? Lo estamos haciendo real, cuando a lo mejor era una cosa que venía de fuera de la realidad, o de debajo, o algo así.
A-Claro, si lo tomamos simplemente como tomando su respuesta, quedándonos con ella, pues sí, efectivamente, estamos haciendo como si él se hubiera declarado íntegramente servidor del Estado y cliente del Capital. Habríamos hecho mal, pero tomamos su respuesta justamente pensando que por debajo otro le queda que dice eso porque, ¡coño!, no tiene más remedio que decirlo, y que obedece porque, ¡coño!, no tiene más que obedecer, pero que por debajo algo le queda; porque si no efectivamente pensaríamos que las personas son íntegramente como Dios, lo que son, y por tanto servidores de Dios, clientes del Capital, sin cuestionamiento ninguno, súbditos del Estado que le haya tocado a uno. Pero si estamos aquí, en esta tertulia política, es porque no creemos que sea así, no creemos que haya una toda realidad, ni una realidad de uno del todo, estamos en la contradicción.
-Es que el otro día estábamos hablando, y nos salía cuestionar hasta qué punto este tipo de contradicción es una contradicción interna a la realidad, o no es una contradicción de la realidad, de las creencias de la realidad, con algo que viene de fuera de la realidad.
A-Bueno, es que ¿qué quiere decir “interna a la realidad”, una vez que uno ha descubierto que la realidad no es más que contradicción? No es más que contradicción entre el descubrimiento de la continuidad que sigue latiendo por debajo, y que se le mete dentro, y la imposición de entes matemáticos, y de ideas y todo eso. ¿Qué es lo que es “interno a la realidad”, si lo interno a la realidad es la propia contradicción, está ahí justamente? Me temo que es muy tarde, ¿no?
-No.
-Sí.
-Más o menos.
A-Bueno, mi intención era seguir insistiendo en esto del psicoanálisis que de aquí se deriva, pero eso me temo que es demasiado rico, y vamos a tenerlo que dejar para dentro de 7 días, si es que el Señor no se opone demasiado; pero ya veis que por lo menos mi intento de ahora es seguir con esto del análisis de uno que con esto se nos ha planteado y se ha empezado: análisis de uno, descubrimiento de que uno es por lo menos dos.
Pues se trata de ahondar en este entendimiento, o sentimiento, de la contradicción que es la realidad; de la realidad, que es contradicción. Y esto quiere decir contradicción de la realidad llamada esterior, física (o metafísica, da lo mismo), y la realidad de uno; de la realidad de uno también, aunque esta realidad de uno, de la persona, del átomo social, del individuo, eso también se lo quiera tomar como algo real en el sentido de físico. Contradicción en el mundo, en la realidad esterna/contradicción en uno mismo, y entender al mismo tiempo (y esto es lo que importa) cómo está ligado lo uno con lo otro, cómo el descubrimiento y el sentimiento de la contradicción costitutiva de la realidad en la que estamos metidos, tiene que ver, y hasta se confunde con, el descubrimiento y el sentimiento de la contradicción de uno, de uno cualquiera de nosotros, de uno que haya venido a creer que él es el que es, o a creérselo más o menos, y que en todo caso disponga de su Documento de Identidad para darle gusto al Poder y tranquilizarlo respecto a que efectivamente uno es uno; porque ya se sabe que si uno es uno no tiene nada que hacer, no hay peligro, no va a haber alborotos, no va a haber trastornos, y por tanto la identidad de uno se convierte en un interés capital para el Poder, para el Capital mismo, ¿no? Bueno, pues vamos a ver cómo nos arreglamos para ir descubriendo con la claridad posible esto de cómo la realidad contradictoria, si se descubre como contradictoria, como lo que es, implica al mismo tiempo el descubrimiento de la contradicción, real también, de uno mismo en cuanto un ser real. Cómo lo uno va con lo otro.
Para penetrar en lo de la contradicción en la realidad, y ver cómo eso implica una contradicción en uno, se me ocurre acudir a unas cuestiones muy elementales, que se le plantean al Poder, y por tanto a la Ciencia, pero al mismo tiempo se le plantean a uno, a uno mismo, a sus creencias, de tal forma que pueda decir, negar, algo útil en contra de esas creencias, lo que nos quede de sentido común, que no pertenece a la persona, que es común, por tanto no personal, y de lo que siempre nos queda algo, y que es lo que aquí en la tertulia tratamos de dejarlo que hable, a través de y a pesar de, las personas y de lo personal, de las voces de cada uno de los que por aquí andamos.
Se me ocurre acudir a cuestiones de ese tipo elemental. Vamos a ver si planteo esto. Estaba pensando en un péndulo, pero bueno, un péndulo es ya una cosa demasiado científica y relojera............vamos a decir un columpio de esos que tenéis en los parques, un columpio colgado de cuerdas, de los que se mecen para atrás y para delante, como un ejemplo cualquiera de móvil. Entonces nos ponemos delante del columpio, hay un chico que le da un empujón, el columpio se pone a mecerse, se sigue meciendo, y ya alguien, por ejemplo un maestro perverso, les pregunta a los niños circustantes, les plantea el siguiente problema: “¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está moviendo, hasta el primer momento en que está parado?”. Aparentemente está tirao, como veis, nada más sencillo, y ahí tenéis cómo el problema se presenta. Por si falla algo en la esactitud, que conviene, lo repito: ¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está meciendo, hasta el primer momento en que está parado? Como veis no hay manera de salvarse, de eximirse, de este problema, porque efectivamente nosotros creemos que el columpio, cuando está moviéndose, se mueve, y cuando está parado, está parado, y esto se nos ha impuesto como una condición casi para la existencia, de manera que no podríais decir que es un problema inventado, porque es un problema que se impone por sí solo, y del que no hay manera de escurrirse. Antes de seguir por tanto prefiero un poco de colaboración por vuestra parte, y que me digáis qué es lo primero que os ha venido a las mientes, lo primero que sentís, acerca de este problema. Dejad hablar a lo que sea: a vuestras ideas, si no hay más remedio, a vuestro sentido común, si es posible, pero dejad hablar lo que sea. ¿Qué os parece de este problema?
-Yo creo que es el mismo momento, pero dicho de dos maneras diferentes.
A-¿Tu crees que a cualquier paisano lo puedes convencer de que moverse y estar quieto son dos maneras de decir lo mismo? Un poco duro, ¿no? Si a uno le dices eso, te dirá, y con razón, “bueno, este me viene con filosofías, pero vamos, yo lo que sé es que una cosa es moverse y otra cosa es estar quieto”. ¡Más, por favor, más!
-Si es tiempo, es un istante, y si es “cuanto va”, es el niño, y si no, es una intención.
A-Los istantes, amigo mío, ya los he citado yo en el planteamiento: se pide cuánto va desde el último istante en que se está moviendo, hasta el primer istante en que está quieto. Así que ¿dónde metes ése otro istante?
-En la intención de parar.
A-Entonces es que lo das por cumplido, y dices que la intención es ya la parada.
-Y luego al principio se me ha ocurrido “un istante”, que va un istante.
A-Eso es otra posibilidad, meter otro istante entre los istantes, pero yo creo que generalmente si les haces eso a la gente no se van a quedar muy tranquilos. ¡Más, por favor!
-Pero la pregunta no es inocente, ¿no?, la pregunta ya está presentando las cosas de una determinada manera, que como el movimiento tiene límites ya está formado por momentos, y la quietud tiene otro límite, y está hecha de momentos.
A-Bueno, se ha presentado tal como se nos impone, por medio de los significados de las palabras, porque en la realidad simplemente hay una noción de moverse, y una noción de parar, de estar quieto, y eso es lo que autoriza y obliga a presentar el problema; no nos podemos librar de él, no hace falta ninguna intención aparte.
-Habría que decir entonces que no hay nada, que son perfectamente contiguos.
A-Ésa es una respuesta. Frente a ella, le voy a pedir a Caramés que nos diga cómo la Ciencia generalmente se las ha con este problema, a qué da lugar este problema en el lenguaje científico elemental. Si te parece.............
-No sé hasta qué punto hay alguna forma más elemental, pero lo lógico, desde el punto de vista científico, es plantear el problema idealizando el péndulo, suponiendo que es una bola, a la cual se le da el movimiento, y que va a tener una resistencia, porque si no idealmente el movimiento sería eterno, y el péndulo se estaría moviendo siempre; pero tiene una resistencia, y eso produce una ecuación, y de acuerdo con los mecanismos del lenguaje matemático, habría un istante T de tiempo en que se produciría el que el módulo pararía. ¿Qué quiere decir eso, ya haciendo intervenir los objetos matemáticos?: que los números reales son un continuo numérico, de manera que en ellos podemos establecer el número 7, pero jamás podremos decir cuál es el número más próximo al número 7; es decir, que si hemos decidido que en el istante T (siete horas), se ha parado el módulo, nadie podría decir cuál es el tiempo T anterior a ese número 7, si no sería un proceso de paso al límite, de interminabilidad. Esto es la manera en que se desarrolló matemáticamente la noción de número, y se establecen, ‘idealizando’, como dicen los matemáticos, la ecuación del péndulo y la determinación desde el punto de vista de un cálculo que el péndulo, de acuerdo con esos parámetros de resistencia del aire y otros factores, hace que deje de moverse eternamente para pararse al cabo de 7 horas, digámoslo así. Esto sería el planteamiento matemático.
-Me parece, Luis, que no es esa la cuestión: no es que el péndulo deje de moverse porque se para de moverse, sino el movimiento oscilatorio, que cuando va por abajo va a mucha velocidad y poca energía potencial, que esa energía potencial se trasforma en cinética cuando llega arriba, se para, y vuelve a caer otra vez. No es que hayan pasado 7 horas, es que..............
-No, no, eso es plantear la ecuación del movimiento del péndulo, que es otra cosa. No, lo que se plantea aquí es cuando el péndulo se paró; lo que plantea Agustín, supongo, ¿no?
A-Se pregunta por el intervalo: cuánto desde lo último en que se dice “se está moviendo”, hasta lo primero en que se dice “está parado”.
-Podías si quieres, Javier, tomar el semiperíodo, y suponer que el movimiento de izquierda a derecha se opone al movimiento de derecha a izquierda, y hay un momento en que se para. También lo podrías tomar así, y sería calculable también por ese esquema que te estoy planteando: se determinaría cual es el semiperiodo del péndulo, y ese semiperiodo te mediría el momento en que presupones que se ha parado. También es otra manera de...........
A-Como si atraparas al péndulo a medio “pendulazo”.
-Frente a la otra comprobación más realista, que sería cuando el péndulo, precisamente por la fricción, por las resistencias, ha dejado de moverse y ha quedado parado y se puede decir “ya está quieto”. Yo lo tomé así.
A-Sí, yo creo que está bastante claro. Evidentemente, los recursos.............
-Las dos preguntas tienen la misma respuesta: es un problema, desde el punto de vista matemático, del cálculo del valor de T, que implicaría un T ya matematizado, un tiempo ya matematizao, en donde es un número real, y donde un número real T=7 jamás tiene un número más próximo.
-Pero se puede plantear una cuestión bastante parecida en un plano vertical donde hay un objeto que sigue una circunferencia, es decir, que va subiendo, y luego va bajando, y va dando vueltas. Ese punto......................
A-¿Qué punto?
-El punto más alto donde hasta entonces estaba subiendo, y a partir del cual empieza a bajar.
A-Bueno, sí, si quieres sería una forma más astracta de decirlo, pero es el mismo problema, ¿eh?, no nos engañemos; es el mismo problema que he planteado con cosas como columpios, para que se vea bien que el problema en sí pertenece a la realidad, es decir, que el hablar ya de planos y de círculos y de todo eso es ya introducir entes matemáticos, como si eso fuera a ser una salida. No olvidéis que el problema está planteado, y además inevitablemente planteado, con columpios y con cosas de la realidad y así.
-Eso quiero decir, que es el mismo problema, pero que la continuidad ahí se ve más clara.
A-Bueno, yo creo que un poco aprovechando lo que Caramés ha dicho, y esta breve discusión, puede decirse esto: que efectivamente la Ciencia, con la Matemática a su servicio, no puede menos de encontrarse con este problema, y naturalmente intentar resolverlo, y resolverlo por medio del tipo de la ecuación del péndulo que Caramés ha dicho, o por otros procedimientos. En definitiva como veréis lo que se introduce para resolver, para dar cuenta, para hacer científico y resoluble el problema, es que no se puede responder con números cuando dices cuánto; cuando dices “¿cuánto va desde ahí hasta ahí?” no se puede responder con números naturales, pero eso solo quiere decir que la Matemática al servicio de la Ciencia tendrá que desarrollar los números, y dar por ejemplo números reales, tal como ha presentado el salto Caramés también, que del problema físico se pasa al problema matemático de los números reales, con su condición a su vez contradictoria. De manera que te responderá con progresiones de números reales hasta un límite, con la noción de límite, o te responderá con una ecuación de ese tipo, todo lo cual no son números, pero son números, son simplemente números progresados, y desde luego a la Ciencia parece que la satisfacen como respuesta, les parece que se ha dado cuenta de, les parece que con esa respuesta se ha dado cuenta del problema. Pero antes de que pase yo a deciros otra cosa prefiero más voces que digan qué les parece respecto a estas formas de planteamiento del problema que se nos imponen.
-Yo le preguntaría a Caramés si lo que ha esplicado antes de los números reales querría decir algo así como que eso del último momento es imposible de atrapar.
-Se impone que hay un último momento, pero ese último momento, sea el número real raíz de dos, no tiene un momento anterior.
-()
A-No, no: se le atrapa en el número real, pero sometiendo al número real a esta condición mirífica de que no tiene anterior; de que no tiene anterior atrapable.
-O sea, que si se coge un número real, sería como el punto, ¿no?, y el 7 sería como el punto que separa el movimiento de la quietud.
-El 7 se va a entender como el límite de cualquier aproximación; no el 7 que sirve para contar siete ovejas, sino el 7 como un límite, y ese límite 7, que era el 7 de contar 7 ovejas, pasa a ser un proceso de paso al límite, y como proceso de paso al límite no hay ningún número anterior al 7. No lo hay.
-Entonces no tiene relación con el principio. ¿Cuál es su relación con el principio del movimiento?
A-Pues ya ves, la relación es que es el límite del movimiento, y el límite, claro, no es un número, pero es un ente matemático, de los números desarrollados, y desde luego..............desde luego, a ver qué le parece de eso al sentido común, que es lo que estoy preguntando a los que estáis aquí, que digáis qué es lo que os parece acerca de eso.
-¿Esto tiene que ver con la continuidad o la discontinuidad de la realidad?
A-Sí, sí, tiene que ver todo, lo que pasa es que eso ya son términos cultos, que he preferido no meterlos de primeras, pero es el problema de la continuidad, del sin fin por tanto, tal como estos días lo hemos venido tratando, por supuesto.
-Entonces a mí me parece que los números, la Matemática, trata de esplicar la realidad de una manera discontinua, o sea, a base de números, y aproximándose al límite, que lo hacen muy pequeño muy pequeño, y que simulan la continuidad, pero en este caso vemos que la solución que aportan no es solución, y entonces yo creo que es más solución la solución de la lengua: “pues muy poquito tiempo”, o “el mismo tiempo”, como decía Virginia.
A-No, no, o lo uno o lo otro, porque si pasas de muy poquito tiempo a ningún tiempo ya estás dando el mismo salto que el columpio. Tienes que decir que el muy poquito está en lo de la continuidad, y efectivamente la Matemática, como toda Ciencia, no puede habérselas directamente con el continuo, tiene que reducirlo a alguna forma de discontinuo, a alguna forma numérica.
-Y por eso se inventan las funciones, me parece a mí; se inventan las funciones, que tratan de adaptar esa discontinuidad, hacerlo lo más analógico posible.
A-Sí, y las progresiones hacia un límite, la identificación, al mismo tiempo que no identificación de el último con el límite, inalcanzable; el último de la serie se identifica con el límite de la serie, de manera que lo inalcanzable se reduce a algo que efectivamente se alcanza, con la parada. ¿Qué más?
-Pero según lo que ha esplicado Caramés, entonces si determinamos el momento en el que se para el 7 ése, no podríamos determinar el momento anterior en que está todavía moviéndose.
A-Lo de “determinar”, no lo entiendo bien.
-Vamos, fijar el momento.
A-Fijar, ¿cómo?
-Con el límite: si el péndulo se para en el límite del periodo ése que lleva, por ejemplo 7, no se podría determinar el punto anterior por eso de los números reales; no habría número anterior, no habría momento anterior en el que se estaba moviendo, ¿no?
A-Salvo que la solución del istrumento matemático es que efectivamente se haga valer legítimamente el límite como equivalente en algún sentido de “el último”. Notad que () he planteado el problema, están actuando estos implementos, como el “todavía”, ya desde el último en que todavía se está moviendo hasta el primero en que ya está parado. Bueno, no podemos aquí desde luego detenernos a espresar mucho más los recursos de la Matemática al servicio de la Ciencia, porque al mismo tiempo estoy preguntándole a lo que os quede de sentido común que qué os parece de este asunto.
-Como recurso del lenguaje, cuando decimos “un istante” estamos tomando lo que en Matemáticas sería un infinitésimo, pero cuando decimos “ayer se movía, y hoy no”, o “hace una hora se movía, y ahora no”, o “hace medio minuto se movía, y ahora no”, es porque también el lenguaje recurre a lo cuantitativo.
A-Claro, y por eso el problema se plantea con “cuánto va”, que es lo más cuantitativo que puede haber. Lo que pasa es que cuanto, o quiere quedarse así, indefinido y vago, o quiere volverse numérico, y también en la lengua corriente, y entonces, o lo uno, o lo otro, el problema es “o es cuanto sin números, o es cuanto reducido a números”. Pero al mismo tiempo estoy pidiendo eso, y tiene que haber supongo reacciones de sentido común, o de lo que sea. Sí.
-¿En la distancia entre un protón y un neutrón? ¿O en las partículas cuánticas, que pueden estar en dos sitios a la vez? ¿Cosas de ese tipo? Eso ya nos vuelve locos.
A-Si, pero es más duro, porque eso son ya entes de la Física preparados justamente para las nociones, y yo prefiero que os atengáis a los planteamientos elementales tal como Caramés los ha presentado aquí. A ver.
-Si entre el último momento de movimiento y el primero de quietud hubiera algo, sería otro momento, y tendríamos que preguntar en ese momento al columpio qué le pasa, si se mueve o se está quieto; y si se mueve, ya no sería el último momento el anterior.
A-Ya no es el último, ni el otro es el primero.
-Claro, y entonces no puede ser que haya algo.
A-No puede haber otro istante, porque entonces simplemente sería cambiar de sitio el problema, cambiar de sitio al columpio ése ideal, pero no adelantaríamos nada, el problema seguiría igual de vivo, utilizando simplemente estas nociones de “el último que todavía”, “el primero que ya no”.
-Pero si no hay nada, resulta que se nos confunden, ¿no?, que están continuos movimiento y quietud; pretendemos que sean dos cosas distintas, y al mismo tiempo que sean continuas, ¿no?, porque si no hay nada, es que son continuas, y eso sí es una contradicción, parece.
A-Gracias. Antes de entrar en ello, la simple respuesta del sentido común cuando le preguntan “¿cuánto?” en esa situación, es decir............eso: “no hay nada”. No hay nada. Ahora tenéis que ver que si tomamos esto como una respuesta del sentido común, ¿qué implicaciones hay? ¿Qué es lo que nos cargamos al decir esto? ¿Qué nos cargamos al decir “es que no hay nada”? El sentido común no se satisface con ninguno de los recursos matemáticos, y si te empeñas en plantear el problema, a ese “¿cuánto?” responde con “¡no hay nada!”, “¡es que no hay nada!”. ¿Y qué es lo que implica esto de que no hay nada entre el último momento en que todavía y el primero en que ya no? ¿Qué cosas se os ocurre que están implicadas en esto? ¿Qué es lo que nos cargamos respecto a las ideas recibidas?
-Pues parece que la primera, la más importante, sería la del Tiempo, porque al fin y al cabo es lo que se cuenta, ¿no?
A-Sí, la pregunta “¿cuánto va?” la ha entendido cualquiera cuando la he hecho como si hubiera sido “¿cuánto tiempo va?”. Da lo mismo. Y efectivamente, eso es lo primero y lo evidente: nos cargamos el Tiempo.
-Y el nacimiento y la muerte.
A-No, como consecuencia: nos cargamos el Tiempo. Ahora, los que me habéis acompañado durante muchos años, respecto al uso de la palabra tiempo y sus significados supongo que saben muchas cosas que nos eviten decirnos qué tiempo nos cargamos, qué es esactamente lo que el sentido común se carga con esa respuesta de decir “no hay nada”, “no hay Tiempo ninguno”.
-¿Nos cargamos el Tiempo real?
A-El Tiempo real.............esplícalo con precisión.
-El de la realidad, nos cargamos la realidad.
A-Claro, la realidad, puesto que según lo que aquí usamos respecto a “realidad”, hemos dicho que la realidad está fundada sobre este Tiempo real, es decir, el de los calendarios, el de los relojes, y desde luego el de cualquier Industria técnica y Ciencia a su servicio, y cualquiera asociación y cualquier reglamento industrial o gubernativo, y todo lo demás que queráis, y cualesquiera cumpleaños y cualesquiera fechas de nacimiento en el Registro, y cualesquiera cosas por el estilo. Tiempo real es ése, que queda al parecer negado, suprimido, que quiere decir, no suprimido de la realidad, sino suprimido con la realidad, con la realidad misma. ¿Qué os parece por tanto respecto a esta manera de responder del sentido común?
-Pues que nos cargamos el movimiento también, ¿no?
A-Estamos en la realidad, y el movimiento desde luego, la idea de movimiento, naturalmente es indispensable, pertenece a esto de la realidad, pero lo más primario es esto a lo que se llama Tiempo, de relojes, calendarios, cumpleaños, gobernación, Ciencia, etc. Esto es lo primario. ¿Qué tiempo?: el que está contado, el que empieza por tener un futuro, que es la idealización humana de la muerte, y que tiene por consecuencia un pasado, con fechas, y trata de eliminar........
-Pero aquí siempre estamos derivando hacia la idea de que el Tiempo y el movimiento es lo mismo, y otras veces lo hemos atacado.
A-No, no, que sea lo mismo no he dicho, he dicho que lo más primario es Tiempo, y efectivamente movimiento es una condición de la realidad, indispensable, pero que lo más primario, sobre lo que la realidad misma está fundada, es justamente esto del Tiempo.
-Ya, pero con toda la conversación de ahora lo estamos identificando continuamente con el espacio y con el movimiento.
A-No creo.
-Es que parece que todo lo que estamos diciendo valdría para una cosa y para la otra.
A-No, el espacio es el espacio en el que el columpio se mueve o está parado.
-Pero se puede plantear igual por el espacio, el último lugar en el espacio en que está quieto, y el primer lugar en el espacio en el que se mueve. Estamos identificándolo, y ahí, cuando ridiculizamos la idea del Big Bang y el origen del Tiempo, esa idea no sería tan ridícula si se pudiera entender que hay un primer movimiento, y que por tanto se crea el Tiempo, cosa que es ridícula.
A-Ya te hemos oído. ¿Qué os parece eso de que daría lo mismo decirlo como “¿cuál es el último sitio en que se está moviendo, y el primero en que ya no se mueve?”. ¿Qué os parece eso de que da lo mismo?
-Es que se está hablando de Tiempo, porque al decir último se está refiriendo al Tiempo. Al decir el último sitio, es el último temporalmente.
A-Sí.
-No, en una línea no es el último temporalmente: es el último donde el columpio se para, y el primero donde ya no se mueve. ¿Pero no estamos contra esa idea del tiempo de que es una línea?
A-No, eso es una ilusión, esa identificación. Si quieres reducirlo a un planteamiento espacial estás simplemente tratando de a tu manera idearlo, comprenderlo, pero no, en verdad se estaba preguntando por el Tiempo con la pregunta “¿cuánto?”; la pregunta “¿cuánto va?”, que es pregunta vulgar, y que es como la he presentado, y nadie la confundiría con “¿en qué sitio?”, “¿en dónde?”. Nadie la confundiría, porque además ya sabéis que para no caer en este error tenemos la ayuda de la declaración, que tantas veces hemos usado, de Zenón de Elea, que dice “un móvil no se mueve ni en el sitio donde está, ni en el sitio donde no está”. Todos lo recordáis bien este razonamiento impepinable, del que nadie puede librarse, no se le pueden buscar fallos ni sofisterías: una cosa que se mueve, como ese columpio, un móvil, no se mueve ni en el sitio donde está ni en el sitio donde no está. Esto es lo que revela que efectivamente la noción de “sitios por los que en el espacio” es secundaria respecto a la primaria, que es la del Tiempo; sirve también para revelar eso. En el razonamiento de Zenón de Elea, como veis, se os desmonta cualquesquiera ideas que podáis tener respecto a eso de los móviles y del movimiento. Pero aquí estábamos tratando de ver lo que nos importa más, que es la cuantificación, y por eso la pregunta era “¿cuánto va?”, que es la cuantificación, porque justamente es ahí donde está la cuestión de la continuidad, de lo sin fin, que es esta misma cuestión, en relación con la realidad, y por tanto con el Tiempo real. Efectivamente, declarar lo que yo he dicho que parecía de sentido común, declarar ante el problema “no hay nada, no va nada, no hay Tiempo”, implica todas estas cosas, cargarse la realidad en general. Mientras tanto yo os pregunto a cada uno de vosotros, y no hace falta que use el dedo, pero os pregunto: “¿tú por cuál tiras, por la respuesta que la Física, con la Matemática a su servicio, tiene dada, o por una de sus respuestas, o tiras por la respuesta de “no hay nada”? No me hagáis que os señale con el dedo, decidme alguno que quiera declararse en ese sentido de la pregunta.
-Yo lo que no termino de ver es que se pueda decir que hay un momento en que el péndulo o el columpio está quieto, está parado. Eso es partir ya de una ideación.
A-¿Y si es un momento en que todavía se está moviendo? Da lo mismo, ¿no?
-Bueno, pero cuando el péndulo está quieto le puede dar cualquier corriente de aire o cualquier cosa.
A-Tu objeción es sensata, pero vale para los dos lados: efectivamente es de sentido común también que hablar de un momento en que se mueve, lo mismo que hablar de un momento en que ya está quieto, no corresponden a las nociones que uno tiene respecto a moverse y estar quieto, pero este “momento”, el término que en la pregunta he empleado (que cuánto va desde el último momento en que todavía se mueve al primer momento en que ya está quieto), ese término “momento”, lo he usado porque al plantear los problemas reales de la Industria, el Comercio, la Física y demás, es el que se emplea. Pero ¿qué es “momento”?: “momento” es un término del Tiempo real, el que hemos dicho que el sentido común se carga en cuanto dice “no va nada, no hay nada”. Entonces naturalmente, al cargarse el Tiempo real tal como lo hemos descrito, se carga los momentos; se carga los momentos, y por tanto cualquier derecho a decir “el último momento”, o “el primer momento”. ¿Está claro?
-Sí, sí.
A-Bueno, sigo haciendo la pregunta de que cada uno diga por donde tira, qué prefiere, con qué se queda.........porque con algo tienes que quedarte, con la esplicación que la Física con la Matemática a su servicio te da...............¿Te parece una respuesta al problema, una de ellas, o te quedas con la respuesta brutal del sentido común “no va nada, no hay ningún Tiempo”?
-Pero precisamente al que no se carga es al Tiempo real, porque el tiempo algebraico de cero, y luego hay un uno, según lo movemos.
A-Cuando el sentido común dice que no hay nada, no está pensando ni en cero ni en ningún número.
-Verdaderamente cuando no hay nada, nada sale de la nada, ya no se volvería a volver el columpio nunca más.
A-No, no, es que cuando el vulgo dice que no hay nada, no está pensando ni en la Nada, ni en Dios que lo fundó. Decir que no hay nada es una manera de decir NO al problema, el NO al cuanto. No está pensando ahí ni en ceros, ni en el origen de los números para la fundación de la Aritmética, ni en la Nada de los filósofos, ni en ninguna otra cosa. Simplemente niega, porque el sentido común, el pueblo, lo único que sabe hacer es negar. ¿Qué más?
-Pero cuando estamos hablando todo el tiempo de quietud, o de vacío, con todo esto parece que estamos haciendo una ideación, ¿no?, y que es igual a cero. Y cuando se habla se demuestra que no es así: se dice “estate quieto”, y para nada estás diciendo “quédate parado del todo en el punto cero”. Y en “está vacío” tampoco estás diciendo que no haya nada, o sea...
A-Pero no sé por qué dices eso, porque eres tu la que ha hablado por primera vez de vacío y de quietud: yo desde luego ni una sola vez he dicho ni vacío ni quietud, no he tenido que acudir a eso, me he mantenido en un lenguaje mucho más vulgar. Eres tú la que conviertes esto en nociones digamos filosóficas, o semifilosóficas, y por tanto te tiendes a armar un lío. Aquí la cuestión se ha presentado de una manera de sintaxis vulgar, y sin acudir a ninguna noción de quietud ni de vacío, sino “sobre la marcha”, por así decirlo. No hay por qué plantearse cuestiones filosóficas respecto a eso, que está mucho más abajo; mucho más abajo que la Filosofía. Sí.
-Se me ocurría con todo esto “no hay nada, ni sé quién soy, ni sé cuando me voy a morir”.
A-Bueno, bueno, bueno, has abandonao el columpio, que hace un rato que estamos todavía con el columpio. No va nada de lo uno a lo otro.
-No hay nada en el sentido éste de que no hay nada tan preciso que me puedan decir cuánto esactamente. En ese sentido es en el que no hay nada.
A-Sí, desde luego lo que se dice de un columpio se puede aplicar al curso de la vida de uno, que es lo que ella hace, pero vamos, tampoco hace falta ponerse melodramático. Es decir, yo creo que con el columpio basta para tragedia. Yo creo que basta, y que además es un poco escesivo ir más allá. Sigo preguntando esto: ¿por dónde tiras de las dos? ¿Con cuál te conformas?
-Yo, como he estado dormida, a lo mejor acierto.
A-Pues has hecho muy mal.
-¿Esto no tiene algo que ver con aquello del ímpetum y el momentum del Principio de Incertidumbre? Tiene que ver, ¿verdad?
A-Sí, pero bueno.
-No, pero esplícalo, porque.............
A-No voy a volver por ahí. Aquí lo que se está preguntando es que, dada la esplicación que la Ciencia te ofrece, con la Matemática a su servicio, para el problema......... ¿Te acuerdas del problema, o te habías dormido ya? Pues el problema es: ¿cuánto va desde el último momento en que el columpio se está moviendo hasta el primero en que ya está parado? Y ahora estoy preguntando, de cualquiera de los dos................
-“Algo”, ni todo ni nada: algo.
A-“Algo” justamente está muy bien, pero no es respuesta. A ver.
-Yo pienso que hay algo, porque relaciono el Tiempo con el movimiento, y como hay una intención de tener que volverse a mover otra vez, porque el péndulo tiene que volver a bajar, para mí tiene que haber algo. Solamente si fuera una bola que estuviera rodando, por ejemplo, y se parara, ahí ya sí diría que ahí no hay nada.
A-Está bien que se te hayan ocurrido esas cosas, pero no hace falta que recurras a eso, porque es más elemental. Al decir que hay algo (que ella también lo ha hecho así, por los motivos que sean), está uno poniéndose aparentemente en contradicción de eso que hemos dicho que declara el sentido común cuando le preguntan eso, y que dice “no hay nada, no va nada, no hay ningún tiempo ahí”. Parece que (), pero no es verdad, porque ya hemos visto que lo que se está negando con eso es el Tiempo real, y la realidad misma. Pero como sabemooooooooooooooos (los que me acompañáis estáis esto hartos de saberlo) el descubrimiento de que la realidad no es todo lo que hay, resulta que de ninguna manera esta declaración de “no hay tiempo ninguno” se contrapone a “algo”, porque lo que se está negando es el Tiempo real de los calendarios y de los relojes, y nada más. Nada más; no se está negando nada más que eso. Y ahora lo que se está preguntando es lo que en su corazón a cada uno le llama más, es decir, “me conformo con las esplicaciones que la Ciencia me proporciona, con la Matemática a su servicio; me conformo con aceptar la noción de límite, con aceptar el progreso de los números hasta hacerse números reales, y todo lo demás”, o declarar que no es verdad, no hay Tiempo ninguno, no va nada. Sigo preguntando por tanto.
-No sé si esto podría relacionarse también con la cuestión del ritmo en el sentido del intervalo o del corte. O sea, que se podía decir que lo que hubiese entre uno y otro sería el corte.
A-Sí. Efectivamente, la de la sucesión rítmica es una ocasión: decimos que un ritmo métrico, como el que se usa en la música habitual, MIDE........compases, es decir, intervalos, y entonces naturalmente la cuestión de lo que corta los compases entre sí, queda siempre abierta.
-Pero aunque no fuese algo aritmético, quiero decir, una alternancia sencilla, por ejemplo de sonido y ausencia de sonido.
A-Sí, sí, podría darse, y en algunos de los razonamientos prefilosóficos que nos han llegado también está ahí, lo del montón de granitos de mostaza, el momento en que la caída por puñados suena, y el momento en que deja de sonar. Ésa sería la traslación al caso del movimiento. Sigo preguntando (que ya veo que no queréis contestar), a cada uno por con cuál se queda, qué es lo que prefiere de lo uno y de lo otro. ¡Más declaraciones!
-La complicación está en que si yo lo que quiero es medrar en una empresa, no me dedicaré a declarar en el momento de la contabilidad que no hay Tiempo, que eso es una falsedad, y entonces ahí pensaría que no es el lugar apropiado para decir esas cosas si quiero medrar y prosperar en la realidad. Ahora bien, cuando uno se apega a la verdad, pues no puede tragarse eso. Entonces es la guerra de uno consigo mismo, ¿no?
A-Bueno, para que no haya equivocaciones, “verdad” quiere decir simplemente el desmentimiento, el descubrimiento de las mentiras en que la realidad tiene que costituírse. El desmentimiento, caiga quien caiga. Desde luego, el que tiene que medrar haciendo cuentas en el banco, y este otro que habla de desmentir caiga quien caiga, no se llevan bien entre sí; se llevan tan mal, que podría decirse......................
-Que se contradicen.
-Que están en guerra.
-Que se destruyen.
A-No, destruirse................., se podría decir que no son el mismo, hasta tal punto son contradictorios. Bueno, pues ésa es la pregunta que quería descubrir, porque ya recordáis que esto venía a entender/sentir cómo la contradicción de la realidad del mundo implica la contradicción de uno. Esto es lo que trataba de demostraros que el uno va con lo otro, que desde el problema físico del columpio inevitablemente saltamos al problema de uno, porque en efecto uno mismo, siendo el mismo, no puede responder las dos cosas, eso es imposible. Uno mismo, siendo el mismo no puede responder las dos cosas, tiene que haber simplemente uno al que, como él ha dicho, le hace falta futuro, tiene que medrar, y entonces tiene que creer y tiene que aceptar las esplicaciones que el Orden le proporciona, y hay otro que no, hay algo (mejor que “otro”), hay algo en él que no, hay algo que por lo menos de vez en cuando, alguna vez, dice “desmentir, caiga quien caiga, aunque el que caiga sea yo mismo”. Sí.
-Creo que rechazamos la idea de que ese Tiempo que no es nada va a tener que estar en la realidad, y ahí es donde nos la jugamos. Esta contradicción no la admitimos, creemos que la realidad es lo mismo.
A-Vuelves a razonar como si uno fuera uno, y lo que hemos descubierto es que efectivamente en uno hay por supuesto alguien que está sometido a la realidad, y que por tanto tiene que conformarse con las esplicaciones que el Orden le proporciona, porque no tiene otra manera ni de medrar ni de subsistir, y luego hay otro, o algo, que no se lo traga, que dice “pues diga Dios lo que diga, yo eso no me lo creo, me están engañando”, y que por tanto está diciendo “desmentir caiga quien caiga, aunque caiga yo”. A ver.
-A mí me sale decir que no hay nada real en ese istante entre los dos estados contiguos en que el movimiento que pasa a quietud, pero también me sale decir que parece que hay algo.
A-Eso es lo que hemos dicho cuando hemos dicho que es una negación, no de ningún todo, porque la realidad no es todo, sino una negación del Tiempo real, del tiempo de los minutos y de los siglos; nada más. Esa declaración es una negación del Tiempo real, y cuando digo que no hay nada quiero decir que no hay nada de eso, no hay nada de Tiempo real, nada del tiempo que cuentan los relojes, nada del tiempo que cuentan los calendarios. Nada más, no se está diciendo nada más allá de todo eso. A ver.
-Pues a mí me parece que dos estados contradictorios podrían ser la alegría y la tristeza, por ejemplo: si pienso en cómo pasar de la alegría a la tristeza, pues me parece que es mucho menos cuantificable que este punto, ¿no?
A-¡Ah, porque lo otro te parecía muy cuantificable!
-No, eso no me parece, pero digo que todavía me parece imposible.................
A-Es que si lo otro no es cuantificable, entonces ya no tienes que ocuparte de los demás procesos de la realidad.
-Quiero decir que todavía sería mucho más difícil.
A-No hay manera, a pesar de que igualmente hasta en esos procesos se trata de señalar un límite del momento en que estuviste triste al momento en que te has puesto alegre. Hasta en esos casos. Si para el columpio no puede ser, para ti todavía menos. Lo que importa es esa elección entre lo uno y lo otro. Vamos a ver, esto es intentar hacer sentir cómo lo que parece una cuestión física, de la realidad, un problema físico de la realidad, inevitablemente repercute como problema casi diría psicológico, como problema de uno mismo, como problema de uno, y que lo uno está inseparablemente ligado con lo otro. Eso es lo que aquí nos importaba más, porque ya sabéis que esta tertulia es un intento de negación del Orden, y el Orden desde luego está fundado en esto del Tiempo real, en la fe que ello trae consigo y que ello necesita, y por tanto todo esto son procedimientos que el sentido del común trata de buscarse para descubrir la mentira de lo que nos hacen creer, y eso es política, ésa es la política primera. ¿Se os ocurre algo más respecto a eso?
-Parece como que nos están animando a reconocer que hay lógica, que si la gente se decide por darse cuenta de que las cosas son lógicas, les preguntas y las cosas de la realidad están hechas con diferencias lógicas, entonces no puede aceptar la realidad que le propone la Ciencia, porque está olvidándose de la Ciencia que se habla, ¿no?
A-Sí, pero eso supongo que a tí misma te pasa en parte, y no sé si llegas a cometer atrocidades como celebrar tu cumpleaños o ponerte la televisión para el programa de las ocho. No llegarás a eso, Ana, pero desde luego para subsistir, o como ha dicho él, medrar, tienes que aceptar que esos son problemas resolubles, y que además doctores tiene la Iglesia que te dirán como resolverlos. No te queda más remedio. Uno está así, de esta manera, partido por lo menos en dos. Por lo menos, ¿eh?, porque para el análisis que estamos aquí intentando ya con partirse uno en dos, para empezar, ya basta. Sí.
-Pero también se corre, con un problema así, planteado de esta manera, el riesgo de que se vuelva eso un problema ético, porque creo que es fácil que uno interprete la pregunta como “¿qué crees que es más honrado, tirar por un camino, o por el otro? Entonces eso sería también malentender la pregunta, porque..........
A-No, no, la pregunta última que he hecho, no; la pregunta está efectivamente hecha moralmente, y por tanto hay razón, toda la razón, para la crítica que presentas. Justamente si la planteas así, a cada uno como “¿qué prefieres?”, o “¿qué te parece más honrado?”, de una manera moral, pues eso no debe dar lugar a confusión; es simplemente para esplorar cómo estás partido, para ver si a través de tus respuestas, o de tus dudas, se descubre que estás partido, que por un lado sí, y que por otro, no.
-Pero lo que quiero decir es que uno puede entender eso como que puede privilegiar una de esas partes, y ahí vendría el error, porque estaría confundiendo precisamente esas dos partes en las que uno está partido.
A-No, alguien que oye la pregunta así, tal como la he hecho (“¿tú qué prefieres?”, casi como si dijera “¿a ti qué te gusta más de las dos?”) puede efectivamente venir a parar a eso que él está diciendo, completamente justificado. Efectivamente, de lo que se trataba aquí era de descubrir.........lo dividido, y cómo de dividido, está ante esa cuestión uno; encontrarse y sentirse dividido, que es lo que se llama psicoanálisis. Ahora, no olvidéis que por encima de todas las morales está una política; o por debajo de todas las morales, está una política: es la política del pueblo-que-no-existe, y aquí desde luego, en esta tertulia política, os guste a muchos de vosotros o a pocos, a mucho de mí o a poco de mí, a la Mayoría o no a la Mayoría, aquí a lo que venimos, tomando partido en último término, es a intentar que el pueblo hable por nuestras voces. Que estamos en contra de Dios, esto está claro, y esto ya no tiene que ver con la moral de la Sociedad corriente, sino con la política, con esta política de pueblo-que-no-existe. Si no, ¿qué coños estamos haciendo aquí? Venimos desde luego en ese sentido tomando partido por el sentido común, por lo que nos queda de pueblo-que-no-existe, y en contra de Dios, el Poder, el Estado, el Capital, el Dinero, y todo lo que va con el Nombre de Dios, eso sí. Pero claro, esto no es cuestión moral en cuanto al comportamiento real de cada uno, esto se preguntaba para que se sintiera más esto de la rotura de uno. Adelante.
-Yo lo que veo es que esta estrapolación de que la mentira de lo que nos hacen creer y demás, o lo que nos cuentan, y deducir un poco, como has hecho, que no hay nada, ¿no?, en ese ejemplo del péndulo, me parece casi una exageración.
A-Me parece que lo has oído justamente al revés. Yo he presentao el problema del columpio, ¿qué hace ahí?, eso lo primero, donde te las tendrás que apañar como puedas, y de ahí podrá ya venirse a descubrir que uno está partido en dos, y todo eso.
-Pero yo creo que el sentido común, y como tu dices, los de abajo, el ejemplo del péndulo lo ven, porque cualquiera puede tirar una piedra, y sabe que va despacio, despacio, despacio, despacio, y se para. ¿Y qué había entre pararse y cuando estaba moviéndose? Está asumido. Y eso en el péndulo, en el columpio, no veo por qué decir ahí rotundamente...........
A-Y ahora te pregunto yo: ¿tú te quedas con los que se esplican ese problema por vía matemática, o te quedas con los que dicen “no es verdad”? Porque si te lo planteas así, pues normalmente estarás en el camino de entender que de este problema, aparentemente físico, se deduce simplista el problema personal, que es el político también; porque aquí estamos justamente con nuestras personas, que tienen que ser creyentes, que las han educado, que por tanto saben incluso el cálculo que esplica el movimiento, pero confiando en que nos queda algo que no se lo traga, y por aquí es por donde se llega a entrar desde el planteamiento físico al psicoanalítico. Hemos empezado (que es lo que se trataba de hacer por ahora) en hacer sentir, cada uno, cómo está dividido, cómo hay en uno, uno que tiene que creer, para subsistir, para pretender seguir siendo el que es (que es mentira, pero tiene que cumplir con su Documento de Identidad, porque si no, a ver dónde están los trabajos y los futuros) y hay otro, o algo, que no acaba de estar conforme con eso, que es una fuente de descontento, y que está dispuesto a desmentir cualquier cosa que le cuenten, si ve que es mentira, caiga quien caiga. Y esos dos, o por lo menos dos, están en uno; están en uno, y así es como la realidad, que es toda ella contradictoria, en la realidad de cada uno muestra la misma contradicción. Sí.
-Pero si decimos que esos dos están en uno, ¿al que niega, o desmiente, no lo estamos como asimilando? Lo estamos haciendo real, cuando a lo mejor era una cosa que venía de fuera de la realidad, o de debajo, o algo así.
A-Claro, si lo tomamos simplemente como tomando su respuesta, quedándonos con ella, pues sí, efectivamente, estamos haciendo como si él se hubiera declarado íntegramente servidor del Estado y cliente del Capital. Habríamos hecho mal, pero tomamos su respuesta justamente pensando que por debajo otro le queda que dice eso porque, ¡coño!, no tiene más remedio que decirlo, y que obedece porque, ¡coño!, no tiene más que obedecer, pero que por debajo algo le queda; porque si no efectivamente pensaríamos que las personas son íntegramente como Dios, lo que son, y por tanto servidores de Dios, clientes del Capital, sin cuestionamiento ninguno, súbditos del Estado que le haya tocado a uno. Pero si estamos aquí, en esta tertulia política, es porque no creemos que sea así, no creemos que haya una toda realidad, ni una realidad de uno del todo, estamos en la contradicción.
-Es que el otro día estábamos hablando, y nos salía cuestionar hasta qué punto este tipo de contradicción es una contradicción interna a la realidad, o no es una contradicción de la realidad, de las creencias de la realidad, con algo que viene de fuera de la realidad.
A-Bueno, es que ¿qué quiere decir “interna a la realidad”, una vez que uno ha descubierto que la realidad no es más que contradicción? No es más que contradicción entre el descubrimiento de la continuidad que sigue latiendo por debajo, y que se le mete dentro, y la imposición de entes matemáticos, y de ideas y todo eso. ¿Qué es lo que es “interno a la realidad”, si lo interno a la realidad es la propia contradicción, está ahí justamente? Me temo que es muy tarde, ¿no?
-No.
-Sí.
-Más o menos.
A-Bueno, mi intención era seguir insistiendo en esto del psicoanálisis que de aquí se deriva, pero eso me temo que es demasiado rico, y vamos a tenerlo que dejar para dentro de 7 días, si es que el Señor no se opone demasiado; pero ya veis que por lo menos mi intento de ahora es seguir con esto del análisis de uno que con esto se nos ha planteado y se ha empezado: análisis de uno, descubrimiento de que uno es por lo menos dos.