25.08.2014

Tertulia Política número 52 (20 de Diciembre de 2006)

Agustín García Calvo

Ateneo de Madrid


 

 

  Tertu052-20-12-2006#Tertu052-20-12-2006.mp3

 

 

TRANSCRIPCIÓN:

 

 

Os recuerdo -al menos a los que estabais conmigo estos últimos días- la línea general por la que van tirando estos últimos ataques de esta guerra contra el Poder, por tanto, contra la Realidad, que es lo que nos traemos en esta tertulia política. Iba ello por el camino de que a propósito del asombro, casi increíble, del éxito de las grandes Empresas entre la inmensa mayoría de las que se hunden o fracasan o perviven miserablemente: el punto del éxito al que parece llegarse en determinado momento, a partir del cual, en vez de tener que andar trabajando para hacer las cosas, para inventar nuevos trucos y todo eso, en vez de todo eso trabajoso parece como si la Empresa, el Negocio, empezara a marchar por sí solo, y por tanto expandirse hasta límites globales y de todas las maneras que conocéis, porque os lo cuentan los medios de todos los días. Era a partir de cómo puede ser eso y de la incapacidad -al menos de mi parte- de entenderlo, de entender en qué consiste eso, en qué consiste el alcanzar ese punto, ese trance a partir del cual la Empresa deja de ser trabajosa, miserable, y se vuelve algo que marcha por sí solo, como se me ocurría acudir incluso a un término como 'la mano de Dios' -'la mano de Dios'. Hay, como si dijéramos, un momento en que la mano de Dios interviene en el curso de la Empresa, se hace cargo de la Empresa, y entonces ya los ejecutivos no tienen nada que hacer ni que inventar de nuevo, sino simplemente seguir, y todo alcanza ese éxito extraordinario, ocasionalmente mundial, que todos sabéis ¿no?


La mano de Dios venía así a entrar en una serie de entes a los que aquí hemos solido llamar 'ideales' que pueden despertar a cualquiera que lo oye de primeras la sospecha de que estamos acudiendo, para vérnoslas con esto de la Realidad, a entes en cierto modo religiosos, sobrenaturales, y naturalmente esto no es así, pero hay que ver claramente cómo es que no es así. Cómo es que no es así, y para entender esta manera en que estos entes ideales, sin implicar ninguna forma de religiosidad ni de sobrenaturalidad, entran en el asunto, es preciso volver un momento, una vez más, sobre las maneras en que entendemos esto de la Realidad o existencia, que es a lo que se han referido directamente los descubrimientos que nos ha parecido hacer sobre las falsedades primarias, elementales, sobre las que está fundada esa existencia o Realidad.


Ya hace unas cuantas sesiones que atacábamos una equivocación que es muy... muy simple, que es que no sólo la gente sino incluso los sabios, científicos, filosofantes, lo que sea, tienen al parecer una noción de Realidad que excluye por ejemplo los sueños, las imaginaciones, los espejismos en el desierto, los fantasmas y cualesquiera cosa por el estilo, como si estos no fueran reales; esto es desde luego una cosa muy simple y que hay que corregir ¿no? Por supuesto cualesquiera fantasmas que anden por ahí, cualesquiera imaginaciones más o menos imbéciles o más o menos poéticas que la gente pueda hacer circular, cualesquiera espejismos que aparezcan en los desiertos, todos son igualmente reales, son cosas. Son cosas, cosas de un orden especial, como cualesquiera cosas que están siempre clasificadas y éstas pertenecen a las realidades de ese tipo ensoñativo o como se le quiera llamar ¿no? Pero el caso es que no está ahí el límite entre la existencia o Realidad y lo que no lo es: no está ahí. Y quitar de ahí ese límite y llegar así a alguna otra manera de entender de qué se trata, es desde luego primario.


Estos días la cuestión que nos ocupaba del éxito increíble de las grandes Empresas y que nos llevaba a hablar de la mano de Dios, nos ha puesto también por delante la manera en que también en la Ciencia se malentiende todo esto de lo que es real y lo que no es real. Sobre eso vamos a volver un poco.


Hoy mismo acabo de leer -como siempre porque Caramés me lo ha hecho llegar amablemente, sacando una copia de la red- un artículo de un señor, Appleby, (A-p-p-l-e-b-y) que es un físico, un físico que plantea la cuestión ante todo de la situación en que los entes que la Mecánica Cuántica -nuestra más avanzada y extendida manera de entender o pretender entender las cosas, el mundo- ha sacado a la luz, entes como la función de onda. La función de onda que nace naturalmente de la examinación y teoría de los electrones, de la lluvia de electrones, y, sobre todo y más en general, la probabilidad misma. Yo creo que a todos os suena que este tipo de teoría, sacado o acompañando a la Mecánica Cuántica, es fundamentalmente probabilística, es decir que no es que utilice el Cálculo de probabilidades de vez en cuando, sino que su fundamento mismo es probabilístico y que los entes que maneja para ello son entes probabilísticos y no de... y no de otro tipo. Eso es justamente lo que a este señor Appleby le mueve para hacer algunas de sus críticas más lúcidas. Porque entonces nos encontramos ante esto ¿cuál es la situación de la probabilidad misma y de los entes probabilísticos?


A lo largo del siglo que ha pasado hace poco se han venido (y del que llevamos), se han venido desarrollando actitudes claramente contrarias la una con la otra. Utilizando los términos de Appleby (bueno, cambiándolos un poco) diremos que una actitud es la que considera las probabilidades como algo epistémico, es decir, propio del saber, de la Ciencia y del Cálculo, y otra que pretende que las probabilidades son algo físico. Porque claro, el problema -ya se comprende- es que si uno piensa que las probabilidades sólo pertenecen al Cálculo y que un ente como la función de onda es simplemente un ente del Cálculo, siendo así que al mismo tiempo estos entes y funciones son  f u n d a c i o n a l e s  para la teoría, entonces no se ve cómo de ahí se puede llegar a pretender -como sin duda por lo bajo se sigue pretendiendo- que esta teoría se refiera a lo que vulgarmente se llama la Realidad, a las cosas, no hay un paso. Y por otro lado, el pretender que las probabilidades son algo físico, algo que las cosas tienen en sí, lo mismo que pueden tener -o que podían tener en tiempos- su masa, su peso, hasta su color, y que esas probabilidades son costitutivas de las cosas, evidentemente tropieza con inconvenientes muy serios o parte del sentido común más elemental.
 

Es, sin embargo, esto segundo lo que ha venido dominando -no sólo en la investigación sino en la enseñanza de la Física Cuántica- en las escuelas: la objetividad -que aquí he dicho ya fisicidad- de las probabilidades. No... no son algo que pertenezca a los tejemanejes del Cálculo sino que es costituyente de las cosas, es como un rasgo costitutivo de la Realidad misma. Esta es la actitud que domina, la que supongo que en general se enseña a los estudiantes de Física en las escuelas del mundo y en contra del sentido común. Pero desde luego, claro, de esa manera evidentemente ya esto parece que por un lado se acercaría más a que esta teoría se refiriera a las cosas -en contra de lo que podía dudarse después de lo que se ha ido viendo-, se refiriera a las cosas puesto que diríamos que las cosas mismas son probabilísticas y el Cálculo en todo caso y la teoría no hace más que descubrir esta condición probabilística de las cosas.


Ahora os preguntaré enseguida hasta qué punto lo que os quede de sentido común se rebela o no se rebela contra esta concepción que es la dominante, pero lo que quiero sobre todo es que el problema quede planteado claramente, aunque sea naturalmente con esta versión profana y simplificadora con la que estoy tratando de presentároslo ¿no?


Únicamente, antes de pasar a preguntaros por esto, os recuerdo algo que ya en otra ocasión ha tenido que salir. Desde luego esto de las probabilidades, míresele como se le mire, es algo que está de alguna manera dentro de las posibilidades, dentro de lo que es posible, es como una especie de refinamiento, desarrollo, de la mera noción de posibilidad, o aquello que Aristóteles se inventó de 'los seres en potencia' como opuestos a los realizados. Esto era esta evidencia que aquí, después de los descubrimientos de este último año, se nos ha hecho evidente que hechos, cosas, Realidad, existencia, sólo puede referirse a lo que ha pasado, y que lo que no ha pasado simplemente no ha pasado, y por tanto, no entra, no forma... no forma parte de esa condición de la Realidad, existencia, y todo eso. De manera que las posibilidades están en principio excluidas de las cosas propiamente dichas, están excluidas de la Realidad.


Hay algunos juegos, muchos los propios físicos los usan, el propio Appleby en su artículo lo usa, en que se intenta jugar con las probabilidades de esta manera: "Alicia se compra un billete de lotería. Naturalmente Alicia piensa que es sumamente improbable -hasta por ejemplo diez elevado a menos siete de improbable- que le toque... que le toque a su número el premio de la lotería. Entonces resulta que le toca. Le toca a ese número el premio. Alicia de momento no se entera, y entonces, cuando al día siguiente lo ve en los periódicos se lleva naturalmente la gran sorpresa, y entonces he aquí el problema ¿Va a cambiar Alicia su creencia y actitud de que era diez elevado a menos siete de improbable que le tocara, que era sumamente improbable, por el hecho de que le haya tocado? Es que se puede decir -como se dice, de hecho- que las probabilidades han aumentado del diez elevado a menos siete a casi uno. Casi uno: se dice 'casi' no porque esto pueda afectar al hecho mismo de que la lotería toque o no, sino porque siempre cabe que hayan impreso mal en el periódico el número, y que entonces la noticia que Alicia ha recibido, pues sea falsa".


Esto hay que dejarlo... hay que dejarlo de lado. Bueno, pues esto es el error que me vuelve recordar... me vuelve hacer recordaros lo de 'en lo que ha pasado ni hay posibilidad ni menos todavía probabilidades de más o menos'. Lo que ha pasado ya no es posible. Esta cosa tan elemental -que en alguna otra ocasión hemos usado- es lo que había que recordar aquí: lo que ha pasado ya no es posible. Cosa que supongo que no hace falta que razone entre... entre vosotros (ya cuando saqué el libro Contra el Tiempo este punto lo desarrollé lo bastante, si queréis volver sobre él), pero debe quedar para vuestro sentido común así de claro: lo que ha pasado ya no es posible, lo cual quiere decir que eso de las posibilidades queda excluido de la Realidad o existencia. Queda excluido de la Realidad o existencia. Cuando las posibilidades se realizan, naturalmente se realizan, se vuelven cosas, pero inmediatamente han dejado de ser posibilidades. Una consecuencia es que el propio Cálculo de probabilidades, que evidentemente ha venido a este extremo con la Mecánica Cuántica de proponer la fisicidad -objetividad o fisicidad- de las probabilidades, costituye una trampa, un artilugio tremendamente hábil, pero también fácilmente desmontable para el sentido común.


Hay una equivocación en el caso -por volver un momento al caso de la lotería de Alicia-: si a Alicia le ha tocado contra la inmensa cantidad de probabilidades de que no, pero le ha tocado en el número de hecho, decir que ahí las probabilidades son uno -como suele decirse- en lugar de cero con cero, cero, cero, cero, cero, cero, cero, cero (no sé cuántos) es un error, porque el 'casi' al que antes aludía, ya no se refiere al hecho de que le toque a ese número o no le toque, sino que se refiere a otra cosa, se refiere a las probabilidades de equivocación en la imprenta, por ejemplo, acerca de eso; o las probabilidades de que Alicia esté mareada cuando ve el número, o esté alucinando, o cosas por el estilo. Se refiere enteramente a otra cosa ¿no? De manera que en cualquier sitio que nos coloquemos se cumple que en lo que ha pasado en la Realidad, en la existencia, no hay posibilidades: lo que ha pasado no es posible por el simple hecho de que es real, de que ha pasado.


Esto es lo que os quería recordar, y ahora me paro por tanto un poco para que me soltéis lo que os parezca respecto a lo que se haya entendido mal en cuanto a estos recuerdos y lo que vuestro sentido común siente acerca de la condición física de las probabilidades sobre todo. De manera que vamos a ello.


- Quería preguntar una cosa -vamos a ver-, que aquello se puede dar pero que no es posible...


- Alza un poquito la voz.


AGC - Sí. Sí.


- Bueno, la pregunta es ¿se puede dar lo imposible?, ¿puede ser real lo imposible?


AGC - No. Para ti está claro que lo posible, no. No es real; puede realizarse y deja de ser posible. Se puede realizar y dejar de ser posible. De manera que partiendo de aquí respecto a imposible, ¿qué es lo que te parece a ti mismo?


- Que sí, que puede ser real.


AGC - ¿Que lo imposible puede ser real? ¿Qué quiere decir imposible? ¿Qué quiere decir imposible?


- Debe querer decir, por ejemplo, contradictorio.


AGC - Eso es lo único claro que parece que podría querer decir. Es decir, que sea al mismo tiempo que sí y que no. Es lo único claro que parece que podría querer decir imposible. Porque desde luego cualquier otra forma de imposibilidad sería un mero ejercicio de Poder, una falsificación, que era esa, que al mismo tiempo lo sea y no lo sea, sea sí y sea no. ¿Y a las cosas les puede pasar eso?, ¿que sean al mismo tiempo sí y no?


- A mí me parece que pueden ser contradictorias.


AGC - Sí, no sólo "pueden" sino que muchas veces recogemos indicios de que lo son, de que la costitución de las cosas, como se ve a veces de manera muy melodramática en el caso de las cosas llamadas personas, nosotros, la condición contradictoria parece ser así, que ahí interviene lo del ideal -sobre lo que tenemos que volver-, pero la cosa está deseando ser lo que es, librarse de esa contradicción que la alejaría... que la alejaría de... la hundiría en la imposibilidad y la alejaría por tanto de estar en la Realidad. Pretensión de ser lo que es -como ya en sesiones antes hemos visto- es una de las apariciones de esto a lo que me estoy refiriendo como ideales, que no son cosas pero que están interviniendo en las cosas costantemente.


- Pero -como ya hemos dicho algunas veces aquí- las posibilidades son sin fin siempre ¿no?


AGC - ¿"La posibilidad"?


- Las posibilidades son sin fin.


AGC - ¡Ah!, sí.


- Entonces, ¿cómo puede haber algo imposible si no es algo que está hecho ya, que  está realizao?


AGC - Sí. Se puede decir así. Desde luego las posibilidades son sin fin, y en eso se distinguen... en eso se distinguen de las cosas, pero se distinguen con cuidao. ¿Te acuerdas más o menos cómo las posibilidades que son sin fin se distinguen de las cosas que no son sin fin? ¿Quién se acuerda...?, ¿quién se acuerda más o menos de esto?


- Las cosas, que son cuantas haya o vaya habiendo.


AGC - Cuantas haya o vaya habiendo, ¿y eso no quiere decir lo mismo que sin fin?


- No.


AGC - No. Y eso no quiere decir lo mismo que sin fin, porque, por el contrario, la pretensión del Poder, la pretensión del Señor, la pretensión de lo que padecemos, es que las cosas sean... la pretensión de arriba es hacernos creer que las cosas son...


- Todas.


AGC - Que las cosas son...


- Todas.


AGC - Todas. La pretensión es hacernos creer que las cosas son todas. Y justamente el arranque, la herida primera de nuestro descubrimiento es lo de que la Realidad no es todo lo que hay. Lo cual, dicho en el lenguaje vulgar, quiere decir que las cosas no son todas. Pero no son sin fin, no son de la verdad sin fin, no son de verdad sin fin porque evidentemente están costantemente entrando nuevas cosas por esa dialéctica de defensa frente a la caída en la verdad, que es propia de las cosas y de nosotros entre ellas. La creación de nuevas, la realización de nuevas cosas, la muerte de posibilidades que se realizan como nuevas cosas. Esto se está haciendo costantemente. Ya recordáis que la distinción se corresponde con ésta, habíamos propuesto que el adverbio 'continuamente' se refiriera justamente a los de sin fin de verdad, y que en cambio para esta actividad de defensa y de creación de nuevas cosas se dijera 'costantemente', forzando un poco los usos del castellano pero con buen motivo.


De manera que dado este proceso costante, evidentemente no puede decirse que las cosas sean 'todas', pero eso no quiere decir que sean de verdad sin fin. Sean de verdad sin fin quiere decir que, entre otras cosas, no tienen momentos sucesivos en que una vaya creándose o  la otra. Sin fin es la continuidad misma, es lo inconcebible, es la verdad, es lo que no se sabe, es decir, lo que queda fuera de la Realidad y en lo que nos estamos hundiendo, perdiendo, deshaciéndonos continuamente, salvo que nos defendemos, salvo que nos inventamos resistencias por el procedimiento de pretender seguir siendo lo que somos. No sé si en lo que tú sacaste me he quedao con algo para atrás, porque tú querías sobre todo...


- Bueno, yo lo que he dicho es que si las posibilidades son sin fin, no puede haber imposible; y lo único que puede haber imposible es lo que ya está hecho, que es real.


AGC - Que es imposible en el sentido de contradictorio pero que... bueno, sólo así puede decirse que es imposible, porque dicho de otra manera, llamarlo imposible a lo que ya es real parece que implicaría llamarlo también posible, pero vendríamos a caer en el mundo de los filosofantes, de Aristóteles y demás, con los seres en potencia. No es ni siquiera propio decir de las cosas -que ya forman parte de la Realidad, que ya existen- que sean imposibles, porque eso parece que las acercaría a tomar imposible como una negación de posible, y por tanto introducir posible también en las posibilidades de las cosas, lo cual está excluido. Más, más ocurrencias o líos o lo que sea. Un poco más, antes de que sigamos. Sí.


- No sé si [] –perdón-, pero el distingo que has hecho tan claro entre lo propio del saber y lo físico, no lo he entendido.


AGC - ¡Ah!, las probabilidades, o más o menos dicho claramente: se piensa que son cosas epistémicas, es decir, del saber...


- El saber, ¿son las ideas también y son unidades?


AGC - "Saber" son los Cálculos -en este caso de la Mecánica Cuántica, ante todo, los Cálculos de probabilidades- y, por tanto también secundariamente, las teorías, todo eso es del saber, todo eso es puramente epistémico, y la actitud dominante -como os decía hasta en las escuelas- es que no; no es meramente saber calcular, es que las cosas son así. Las cosas son probabilísticas, tienen las probabilidades en su seno. Ese era el problema intrigante.


- Sí, pero decíamos también que las ideas se costituyen, costruyen, fundamentan la Realidad y son Realidad [decimos], que quede tan claramente distinguido lo que es cuestión del saber y lo que es físico, otras veces no lo veía tan distinguido.


AGC - Sí, haces bien. Haces bien en no verlo, porque justamente eso está oscuro y esa es la oscuridad que pretendía aprovechar, si nos daba tiempo hoy. Es que lo mismo que la gente cree que los espejismos no son reales, ellos piensan que lo epistémico ya no es físico, porque tienen... tienen -aunque sea en otro plano mucho más elevado- el mismo error, piensan que efectivamente los hechos del saber, del Cálculo, lo demás, no son tan cosas como las otras cosas, tan hechos como los otros hechos, y gracias a esta concepción que tienen, pues se pasan el siglo -como va, o los que hagan falta- debatiendo sobre la situación de las probabilidades respecto a ser cosas del saber o ser cosas de las cosas. Esa es... esa es la cuestión. Sí, esa oscuridad es la que tendremos que seguir aprovechando. ¿Qué más entre tanto? Sí.


- En el lenguaje corriente sin embargo sí se... parece que se le atribuye probabilidad o posibilidades a las cosas ¿no? Cuando se dice "¿qué posibilidades tiene esa tortuga de volar?" Parece que en el de la lengua corriente le está atribuyendo posibilidades a las cosas ¿no?


AGC - Sí, sí. Con tal de que la tortuga no esté volando.


- Hombre, si está volando, ya diría "¿qué posibilidad tiene esa tortuga de caer?"


AGC - No, no: ya, ya no podría haber posibilidades de volar, ninguna. De manera que siempre que hablas de posibilidades, pues estás atribuyendo... atribuyendo falsamente a la Realidad condiciones que no le pertenecen. Esa es la cuestión. Es lo que tenemos tristemente ejemplificado cada día en Medicina, en Política, en cualquier sitio. Cual es, por ejemplo, esta lucha que nos traemos, que a algunos nos cuesta cara, como una guerra tremenda contra la Medicina oficial, es decir, la del Poder, que se dedica cada vez con más ahínco a la profilaxis, es decir, al Cálculo de probabilidades de lo futuro, de lo que puede pasar, frente a alguna Medicina que estuviera acudiendo a curarte las heridas que de momento se te producen y calmándolas. Pues está en eso esta guerra, efectivamente esa es la falsificación, nos quieren cambiar unas posibilidades, probabilidades, y incluso cómputo de probabilidades, que por ser posibilidades no nos pertenecen, de verdad no están aquí, no son de las cosas. Nos lo quieren cambiar por la atención o sensibilidad que nos quede respecto a lo que está pasando, a las cosas mismas, que no tienen nada de probabilístico, nada de posibilidades. Éste es el... ese es el ejemplo de la Medicina, tomad el de la Política si queréis, y encontraréis exactamente el mismo cambiazo. La posibilidad de un Madrid bien hecho el día de mañana sirve para hacernos la puñeta de presente, todos los días. Esa es... esa es la cosa, de manera que de la misma manera juega ahí... juega ahí eso. En efecto, es la intervención del futuro, y el futuro es el gran ejemplo, el ente primero de estos entes ideales que hoy estamos tratando de entender mejor cómo funcionan, y naturalmente a través de estos ejemplos se entiende... se entiende bastante bien. Las posibilidades si se realizan, por ello mismo, dejan de ser posibilidades. "Te voy a meter un trompazo" -por poner el caso más normal de una amenaza- es una amenaza que juega y que funciona, y que hace ver al adversario, se le hace ver a sí mismo recibiendo el trompazo. Está claro que si le da el trompazo ya no... no puede decir nada, se acabaron las posibilidades. Se acabaron las posibilidades, pero lo que nos importa es el momento de falsificación anterior, el momento en que se dicen esas cosas y se las hace que funcionen y que se crea que son cosas como las que están ahí ¿no?


- Agustín.


AGC - Sí.


- Cuando se dice que las... que las probabilidades pasan a ser algo físico o que es como... como si fuese una propiedad de las cosas, como si fuese una nota de...


AGC- Sí, sí. Cualquier estudiante de Física te dirá que les enseñan eso. Una nota pero esencial ¿eh?, es su costitución.


- Pero probabilidad ¿de qué?, ¿de todas las acciones posibles? Es decir, lo que... no acabo de entender. O sea, probabilidades ¿de qué?


AGC - Eso es lo que se da en los... en los entes de la Cuántica de la manera más clara, costituyen en un... costituyen un Cálculo de probabilidades, es decir, el resultado de un cálculo respecto a cuántas hay de que esa cosa sea, se produzca, o cuántas hay de que no se produzca. Claro, lo cual lógicamente lleva a eso de llamar ‘probabilidad uno’ al hecho de que ya se ha producido (ese error que antes he estado... que antes he estao denunciando). Sí. ¿Qué más por ahí?

- Esto de la probabilidad podría... yo es que lo estoy viendo igual que el peso, igual que la forma, igual que el color, de las cosas. Lo único que es una cualidad pues añadida con esto de la Mecánica Cuántica, pero ¿no es del mismo orden?


AGC - No, no, no, no: lo importante, lo importante es que se le da fisicidad. Es decir, que no es como el color, por ejemplo, algo que pueda depender de nuestra percepción y cambiar de unos a otros y eso, sino que es fundamental de la cosa, la costituye de alguna manera. Sí.


- Que ¿dónde podríamos colocar los fenómenos paranormales que ocurren continuamente, y de hecho a mí me están ocurriendo?


AGC - Pues en el mismo sitio que he dicho antes de los espejismos del desierto y de los ensueños: reales, todos reales. Todos reales desde el momento que tú misma los has sacao aquí. Si no fueran reales, ni los podrías haber sacao aquí, ni acordarte de ellos. Son tan reales como las cosas duras. Y esto es lo que he empezado corrigiendo hoy: el límite entre lo que es real y lo que no, no está ahí: no está ahí, está en otro sitio que es el que estamos buscando. ¿Qué más por ahí?


- Agustín: yo sostengo la idea de que primero en la vibración del electrón dentro del átomo, [me imagino en el...] sobre el protón, es el estudio que se hace; luego se ve que esto no está exactamente en tal orden, tal orden o tal otro, sino que están distribuidos por todos los orbitales [], pero luego, aparte de estos siete números cuánticos, luego ellos consiguen demostrar una cosa, que es un problema de probabilidades, pero la probabilidad tiene fisicidad, porque ellos han sido capaces incluso de hacer unas fotografías de los electrones moviéndose, en lo que se ve aquellos puntos más cercanos a los orbitales más principales, más cercanos al protón, que están más oscuros porque ha pasado costantemente el electrón en sus giros, y entonces se ve como un grado desde oscuridad, que va desde el infinito, que se ve muy claro y apenas [] tal, pero ciertamente lo que no consiguen en ningún caso es sacar la fotografía istantánea del electrón, ahí no llegan.


AGC - Eso, ni mucho menos. No: pero ni mucho menos. No, ni siquiera lo que has dicho pienso que puedan hacerse directamente, eso tiene que pasar por un trance... por un trance, que por lo que sea voy a recordarte: la función de onda de por sí, no sólo es que no implique localización del electrón, sino que implica la no localización. Es decir, eso no puede [influir]. Y entonces, si alguien quiere que ese aparato -la función de onda- diga, a pesar de todo, algo acerca de las cosas, tiene que pasar por un trance, que lo suelen llamar 'colapso'. Y que así tiene que pasar por un colapso, que es lo que se produce en cuanto se hace una medida -una medida sobre la Realidad-. Entonces, claro, puede pasar como cuando a Alicia le tocaba el número. Entonces resulta que un electrón en pleno trance puede estar en un segmento determinado de la Realidad, pero sólo pasando por ese trance. Y ese trance del colapso es otra cosa que lleva también cerca de un siglo dando... dando lugar a disputas entre los que lo admiten y los que no. Pero desde luego, parece ser la condición para aquellos que quieren, que después de haberse encontrado -pues como es lógico- muy entusiasmados de los logros, de los logros del Cálculo y de la teoría, quieren que al mismo tiempo eso sirva para decir algo acerca de las cosas, que no se pierda por ahí del todo. Entonces hay que pasar por ese... por ese trance que es así de duro.


- Agustín.


AGC - Sí.


- Que cuando hablamos de Física Cuántica y que las cosas ahora tienen probabilidades en vez de masa y tal, eso no es así: la Física Cuántica tiene su ámbito de aplicación en dimensiones mínimas próximas a los diámetros atómicos, pero el resto de la Física sigue tan tranquilo en otras teorías...


AGC - Sigue tan tranquilo...


- ... y aunque la Física Cuántica tenga capacidad de hacer muchas cosas, que luego se... pues de electrónica juntando los campos y tal, tienen un fundamento en las teorías Cuánticas, de la Físi-... de la Mecánica Cuántica, pero eso no es como para decir que las cosas ya no tienen masa o que son probabilidades.


AGC - Sí. No, no es así. No es así. Efectivamente, es así de hecho: hay mucha... mucha Física que anda por caminos tradicionales, pero no debe: no debe; está ya prohibido, porque para que la Mecánica Cuántica tenga sentido tiene que ser de aplicación total. De manera que si hay partes a las que todavía se habla de masa y de [] y seguir manejando en los términos clásicos, es porque estamos atrasados, nada más. Pero la justificación misma de la Mecánica Cuántica es que sirva... que sirva para cualquier otra... para cualquier cosa, no sólo para las pequeñas.


- Sí, pero así como la función de onda habla de probabilidades, en otras escalas de cosas que se miden y se... [] tal, se hablaría de aproximación, de que es parecido pero distinto ¿no? Claro, es aproximao pero no es exacto...


AGC - Vamos a ver: voy a aprovechar respecto a eso otra cosa, que me ha venido al recuerdo, del artículo del señor Appleby comentando... comentando la actitud de Einstein bien conocida respecto a esto. Sobre todo la frase que no sólo escribió una vez sino un par de veces por lo menos de "Dios no juega a los dados". "Dios no juega a los dados", es decir, una declaración bien clara de que no admitía como una especie de Regente de la Realidad toda, eso de el azar y el juego con el azar, que es después de todo el Cálculo de probabilidades. Sin embargo, él, en sus cálculos -como todos, como todos los físicos- por supuesto, manejaba el Cálculo de probabilidades, jugaba con probabilidades. Entonces, bastante razonablemente, dice Appleby, que es que en sus tiempos, efectivamente la Física en general seguía utilizando pues las nociones habituales de onda, de corpúsculo, de masa y eso sin haberse todavía impuesto la Mecánica Cuántica, pero que justamente ya la actitud esa de Einstein de manejar las probabilidades como un instrumento entre otros -entre otros tipos de cálculo-, otros instrumentos que estaban usando, ya no es posible por esa pretensión de que la Mecánica Cuántica está como destinada a ser la teoría... -vamos- la explicación o la verdad misma de la Realidad ¿no?, ya no cabe... ya no cabe eso.


Efectivamente, lo de que (esto ya es al margen), lo de que "Dios no juega a los dados" implica una cosa que aquí no implicamos, que es que la Realidad sea todo, porque si no, no tendría sentido. Es decir, parece que Einstein quería mantener frente al uso del Cálculo de probabilidades, como instrumento, quería mantener para la explicación total, la visión total, una perfección, un determinismo, una condición matemática exacta, se la reservaba para Dios, lo cual implica 'todo', implica que la... que la Realidad sea todo. Esa es... es lo que aquí, después de todo lo que llevamos visto, no admitimos: la Realidad no es un todo, y por tanto lo de Dios como Regente de un todo, no tiene sentido ninguno. Lo importante era ese paso del uso como instrumento a la trasformación en costituyente de las cosas mismas -costituyente de las cosas mismas-. ¿Qué más por ahí?


- A mí [] una cosa más elemental como es el ver mismo, el ver con los ojos, me pregunto si el hecho de ver cosas, que tienen nombre, que están sabidas, que son cosas que no se ven por primera vez, sino que se ven ya de hecho a lo largo de la vida, implica una reducción de posibilidades que salen fuera de la demarcación de los significados, y yo me pregunto si los ciegos de nacimiento, los que no han visto nunca, se les manda pintar una mesa o una flor, que si lo hacen igual que los que tienen vista y tienen acortadas las posibilidades, también las tiene el otro, pero ahí ¿habría alguna diferencia?, me pregunto.


- Sí, evidentemente de la misma manera no pueden aprenderlo. Pero -vamos- no cabe duda que se les puede enseñar y se les habrá enseñado a todos los ciegos eso, como todo lo demás, porque esto de el reconocimiento visual es después de todo una manera. Lo esencial para la cosa es que sea cosa, es decir, la ideación; porque no hay cosas   -ya recordáis- sin idea de la cosa -que es el significado de la palabra que tenga en un idioma- y la consiguiente cuantificación, es decir, que puedan contarse cosas que son la misma y no son la misma. Estas cosas son lo esencial y, esto desde luego, para los ciegos vale exactamente lo mismo que para los demás, que después la técnica de representación gráfica, por ejemplo, se les pueda enseñar de otra manera, fundándose en eso, pues... Yo, la verdad es que no sé mucho, habría que consultar a quienes han investigado con ciegos de nacimiento -de nacimiento- y hasta qué punto... hasta qué punto la... la ideación puede dar lugar, también ahí, a una representación gráfica. Desde luego, sabemos de ciegos y de ciegos y sordos y mudos que adquieren, por así decirlo, la Realidad igual que los demás.


- Sí, pero cuando llevan a los ciegos a ver el Museo del Prado..., porque yo he visto reatas de ciegos que llevan a ver los cuadros...


AGC - Pero eso es la industria del Turismo. Esa es una de las maravillas de la industria del Turismo. Yo he visto parar... parar autobuses de ciegos delante de Nôtre Dame, en París. Autobuses de ciegos que vienen de todas las partes del mundo, sí.


- No, pero eso todavía... hay cierto olor o algo, pero los cuadros...


AGC - Pues estaban demostrando -esto aunque... aunque sea este ingente negociazo, al mismo tiempo es revelador-, demuestran que, claro, que no se trata de ver, se trata de tener idea, y si alguien admite que estar algo más cerca y pisar sobre las mismas losas ayuda a tener más idea, bien: justificao; entonces los llevamos para que tengan más idea, los llevamos allí y les decimos "Están Vds. delante de Nôtre Dame, están Vds. delante de tal cuadro, y...", una vez que se enteran, pues nada han adquirido...


- Si yo a esos ciegos... le dices que pinte... -a un ciego de nacimiento- dices "Pinta las Meninas" ¿lo va a pintar igual que el que va a eso viendo?


AGC - No, no. Así, desde luego, no. Por ese procedimiento, no. Pero...


- Es que ya sería el colmo, a lo mejor resulta que las pinta.


AGC - No.


- Pues habría que verlo.


AGC - No hacen falta milagros ¿eh? No hacen falta milagros porque pueden bastar técnicas.


- No puedo dejar de mostrar mi asombro maravillado ante lo que has dicho, Isabel, que "es una limitación el ver frente al no ver, que es una maravilla".


- Tendría que ser una limitación.


- Eso lo has dicho.


- Sí, sí: lo digo, lo entiendo. Es así, porque cuando uno quiere ver algo de verdad, cierra los ojos.


- Pues lo que nunca se me habría ocurrido; que estoy asombrado, que me maravilla.


- Cuando de niños jugamos a ver, cerramos los ojos.


- Para verlo más intensamente, ¿verdad?


- Sí. Cuando de niños queremos ver, cerramos los ojos.


AGC - Sí. Y no olvidamos que todas esas otras cosas que vemos y que preferimos a las que vemos con los ojos, son tan reales como las que vemos con los ojos. No volvamos a caer en el error de poner el límite a la Realidad donde no está -donde no está-. Sí.


- Eso de que las probabilidades son la misma propiedad de las cosas, a mí me parecía que sigue entendiendo que hay una Física, que por un lado para [hablar] de esas cosas...


AGC - ¿"Para"?


- Son cosas. Para la que esas cosas son eso, que sigue contando con que hay una Física para la que esas cosas son... (No sé cómo considerarlo).


AGC - Bueno, ellos desde luego, en primer lugar tratan con electrones ¿eh?, no se puede decir que en la Mecánica Cuántica trate así, a lo bruto, con cosas, porque tampoco ¿eh? Son efectivamente entes, que probablemente son especialmente tratables para esa teoría, eso... con eso hay que contar. Pero, por lo menos, una parte de los físicos piensan que eso es camino para llegar al entendimiento de las cosas en general ¿no? ¿Qué más? ¿No? Sí.


- A mí todo esto de las probabilidades me está recordando a lo que pasa con las encuestas en general, las encuestas de opinión, o las que se hacen para la televisión, porque se toma un grupo muy pequeño de gente, que no son todos, pero se supone que si la encuesta está bien hecha, ese pequeño grupo de gente refleja a toda la Sociedad.


AGC - Ya.


- Entonces ahí parece que se está tratando otra vez con probabilidades ¿no?: ¿cuál es la probabilidad de que ese pequeño grupo de gente represente al conjunto de la Sociedad? De tal manera, que al final, la Realidad acaba siendo el resultado de la encuesta, que todo el mundo le hace más caso a la encuesta que... No, realmente... lo que las empresas toman como Realidad es lo que les ofrecen las encuestas.


AGC - Bueno, hay en realidad dos cosas: por un lado, puede efectivamente haber un cálculo teórico respecto a hasta qué punto la ley que reina en la Democracia de que 'la mayoría son todos' tiene probabilidades de funcionar. Por otro lado, está simplemente que el propio número de encuestados se toma como objeto de cálculo de probabilidades, es decir, cuando se calcula si harían falta tantos, dentro de una población de tantos, haría falta 85 dentro de una población de diez mil para que la encuesta pudiera marchar; es otra... otra forma de cálculo que interviene también ahí, sí. De forma que el número de los encuestados se convierte, después de todo, en una especie de número probabilístico cuando se le trata así, antes de hacer la encuesta, cuando se hace un cálculo antes de hacer la encuesta para calcular cuál es el... cuál es el número de encuestados dentro de la población que puede bastar. ¿Qué más?


- Yo creo que el acierto, Agustín, el acierto de la Democracia es precisamente en que el concepto de error y acierto desaparecen, porque lo que importa es la mayoría de esa encuesta que [decía antes] el compañero -que cita David-, pues eso es lo definitivo, lo demás no tiene importancia, ¿qué es error? o ¿qué es acierto?


AGC - No sé si te sigo bien.


- Para un demócrata, ¿qué es un error y qué es un acierto?


AGC - A ver, a ver: sigue, sigue, que no sé si te sigo bien. Jaime: sigue.


- Sí, yo sé que por ahí hay algo, pero no he lograo a decirte. No es que todos ganan siempre, sino que los hechos están... la Realidad se pone por encima de los hechos y no son juzgables, simplemente se  les recogen a un baremo de mayoría, de menoría, y eso es lo que hay, y se ha acabao. "Estamos a favor de la pena de muerte, o estamos en contra". La mayoría dice que sí, la minoría dice que no, pues el acierto sería aplicar la pena de muerte, es igual.


AGC - Lo que estás diciendo acerca de la noción que estás empleando de 'acierto', a la que hemos manejado estos días como... como noción de 'éxito', resulta que el 'acierto' querría decir simplemente éxito o éxito suficiente, no quería decir ninguna otra cosa que se refiriera a verdad o falsedad. De manera que en ese momento, si el acierto quiere decir éxito, resulta que las minorías, los disconformes, son simplemente fracasados que no... que no han llegado a encontrar la voz o el punto para acertar, es decir, para tener éxito. Es una noción de éxito pragmática, no puede ponerse muy en relación con la noción de... la noción de verdad y de falsedad, sobre la que tenemos que volver. Más vale reducirla a eso, a 'acierto', que es mayoritario; 'error', que es la desviación de los que no aciertan a encuadrarse en las mayorías. Pero ¿qué más sobre eso?


Bueno, nos dé tiempo para mucho más o no, pero desde luego, ya recordáis que a lo que con todo esto en mi deseo se venía era a entender mejor cómo en la Realidad intervienen y rigen los entes ideales -'todo', 'fin', también ahora lo que hemos encontrado como 'la mano de Dios' en el éxito de los negocios- de tal forma que no se dé lugar, como os pasará si a cualquiera cuando salgáis por ahí, le habláis de la mano de Dios, no se dé lugar a que os digan "Hombre, aquí con creencias... con creencias que son de índole religiosa y tal", esto es lo que conviene... conviene prevenir. La dificultad para...


- A esas empresas que toca la mano de Dios, porque parece que las lleva la mano de Dios, a mí me parece que les pasa algo también un poco como si fuera la... en la Física moderna de la desintegración nuclear, es decir, que llega a un punto en la pirámide –vamos, que esas otras empresas que fracasan y que hay que luchar mucho para llegar- al llegar a un punto de la pirámide -de la pirámide del Régimen- y entonces ahí se produce -o se puede pensar que se produce- como si fuera una fisión, de tal manera que ya se crea esa energía para que sigan ellas funcionando de una manera que no se tengan que preocupar de nada. Por poner el símil un poco...


AGC - Sí, para hacer... para representar un poco físicamente la mano de Dios.


- Eso.


AGC - Bueno, se puede admitir, pero vamos a... vamos a seguir con ella sin necesidad tampoco de eso. Desde luego está a la mano saber un poco más laicamente lo que quiere decir la mano de Dios, quiere decir que evidentemente el punto -el punto desde el que se pasa al éxito- consiste en que la empresa y sus ejecutivos, claro, como parte de la Empresa, ha acertado a colocarse en el sentido que marcha la voluntad de Dios. Nosotros sabemos que 'Dios' quiere decir el Dinero, para no andarnos con rodeos: Dios quiere decir el Dinero.


De manera que si alguien os acusa o nos dice que introducimos entes sobrenaturales [al hablar] de la mano de Dios, podéis decirle "Dios es el Dinero", y quiere decirse que ese paso casi istantáneo al éxito desmesurado consiste en que la Empresa y sus ejecutivos han acertado a colocarse en la dirección y sentido que el Dinero o el Capital quiere. Os volverán a decir "¡Ah!, el Dinero, el Capital, otra vez nos estás metiendo aquí entes". No habremos ganado mucho, no habremos ganado mucho cuando intentemos explicar de esta manera más laica en qué consiste eso de colocarse en la mano de Dios. Porque lo importante es que es reconocer el error de los que así pueden considerar estas cosas, que es el que he empezado hoy tratar de desvelar: la falsa manera de entender lo que es Realidad y separar de la Realidad los duendes, los fantasmas, los espejismos, los fenómenos paranormales y todo lo demás ¿no? Sólo gracias a eso pueden [], es decir, que hacen eso porque no sienten, porque han dejado de sentir (digo "han dejado de sentir" porque pienso que un niño, en el momento de estar enteramente limpio, tiene que sentirlo), han dejado de sentir la condición mágica, sobrenatural, religiosa, de la Realidad misma -de la Realidad misma-, han llegado a tomarse a la Realidad como algo natural, como si la Realidad fuera la verdad. Y solamente... solamente de esa manera pueden naturalmente ser incapaces de reconocer la intervención de cosas como el Capital o la mano de Dios en la marcha... en la marcha de los negocios, porque nos han acostumbrado a eso, a tener una noción de la Realidad muy estrecha, muy... muy limitada, y sobre todo haber perdido la capacidad de asombrarse de lo asombroso que es esto que nos está pasando: de lo asombroso, irracional, sobrenatural, incomún, extraordinario, que nos está pasando: lo es, simplemente lo es, no tenemos ningún motivo más que nuestro miedo y nuestra obediencia para no darnos cuenta, pero basta con perder un poco de ese miedo y de esa obediencia para darse cuenta de que la Realidad es así. Y desde el momento en que uno renuncie a creer que la Realidad es natural, y que es que es la verdad, que las cosas son así, pues entonces ya no hay inconveniente para hacer entrar tranquilamente, entre todos los demás, a los entes aparentemente sobrenaturales, como el Dinero, que pueden regir las cosas siendo ellos no-cosas, siendo ellos irrealizables pero rigiendo las cosas, no existiendo pero haciendo existir y rigiendo la forma de existencia de las cosas todas.


Con esta advertencia, con la cual hoy creo que vamos a tener que cerrar, pero sobre la que tendremos que volver, lo de 'humano', lo de contra lo humano, que hemos estao hablando estos días. Es decir, esta noción estrecha que decimos que tenemos de la Realidad, la tenemos nosotros, es decir, queremos hacer... tomar como la Realidad verdadera, lo que es simplemente la visión humana, es decir, la que corresponde a este tipo de bichos que somos nosotros, a este tipo de cosas que somos nosotros. Ésta es la que se quiere hacer pasar como la verdadera, y claro, así no hay manera. Como recordáis, comentando del revés la frase de Protágoras, mientras el hombre sea medida de todas las cosas, no va a entender nada, porque el hombre no es más que una cosa entre las cosas, y si su medida, su visión, se quiere imponer como si fuera la de la Realidad misma, pues está perdido, no hay nada que hacer ni que descubrir.


De manera que es justamente también contra eso, ya recordáis que esto nos arrastra todos los días, cada vez que sale, la dificultad de entender cómo es que los caracoles, las estrellas y hasta los electrones, hacen lo mismo que nosotros, solo que a su manera. Así es. Pero tienen que... que están movidos por otros entes sobrenaturales como 'el ser', la necesidad o creencia de ser el que se es, la cual evidentemente para nosotros vale simplemente a nuestra manera, pero a otras maneras vale para los caracoles y las estrellas y, hasta si es caso, los electrones, para cada uno de ellos. Ésta es la gran dificultad que nos traemos. En otras palabras, la necesidad de ser que está invadiendo las cosas todas, el descubrimiento de que es mentira, que es lo que se llama razón o logos, está... está por ahí junto y en contra al mismo tiempo, pero la manera en que a nosotros nos sucede sufrir la necesidad de ser y, naturalmente, mantener la posibilidad de descubrir que es mentira, algo de razón -algo de razón común- es simplemente la manera en que a nosotros nos pasa. Es la manera en que a nosotros nos pasa, pero nosotros no somos más que una cosa entre las cosas.


Bueno, pues vamos a cortar aquí entonces, aunque sobre estas últimas cosas evidentemente, si andáis por ahí conmigo alguno de vosotros estos días, y el Señor no nos castiga demasiao terriblemente, lo seguiremos haciendo  dentro de siete días, sí, que no es... no es ni fiesta ni nada ¿no? (20 y 7, 27), dentro de siete días, eso es.